«Llegó la hora de la mujer»

«Llegó la hora de la mujer»

Se presentó «Toda la vida luchando por el tiempo», el cuarto cuadernillo de consulta y formación de las Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal de Trabajadores. La reducción de la jornada laboral en el centro del debate.

Las Mujeres Sindicalistas de la Corriente Federal de Trabajadores presentaron el cuarto cuadernillo Toda la vida luchando por el tiempo, un material que apunta a ser de formación y consulta para las y los trabajadores y traza en la historia de las luchas obreras para la conquista de derechos.

Principalmente, el hincapié está puesto en la jornada laboral de las mujeres y explica que, desde donde les toque trabajar, se genera el efecto de la doble presencia y la doble ausencia al tener que cumplir con los horarios laborales y las tareas de cuidado. También pone en eje el debate sobre la reducción de la jornada laboral que, en otras partes del mundo y en algunas empresas nacionales, ya se lleva a adelante y que puede dar resultados positivos no solo en la productividad, sino también en la calidad de vida de las y los trabajadores. 

Hicieron uso de la palabra cinco referentas de Mujeres Sindicalistas: Vanesa Siley, Claudia Lazzaro, Soledad Alonso, Claudia Ormachea y María Rosa Martínez. De igual manera, participó de la mesa Hugo Yasky y por último el Ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires, Walter Correa. 

Abrió las exposiciones Vanesa Siley, diputada nacional del Frente de Todos y secretaria general de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Judiciales de la República Argentina (SITRAJU): “Me da orgullo ser una mujer sindicalista”, y agregó, en torno a los cuadernillos, que “detrás de cada producción colectiva, de cada una de nuestras banderas, hay mucha militancia y trabajo colectivo. Como todas las buenas cosas”. Además, desarrolló: “El sindicalismo muchas veces es criticado, vapuleado o maltratado por los centros de poder, no deja ver o entrever todo lo que saben o todo lo que pueden aportar para la mejora de la condición de vida en su conjunto. Los trabajadores y trabajadoras no sólo desarrollan poniendo su esfuerzo mental y físico, sino también pueden hacer la mejora a esa tarea, a esa labor y de esta manera hacer mejor el ámbito pleno donde la desarrollan”.

Siley destacó por qué esta producción habla del tiempo: “Vamos a hablar de la reducción de la jornada laboral. Es una de las metas. Acá los compañeros y compañeras hemos presentado proyectos a tales fines, pero no se trata de modificar un artículo en una ley. La reducción de la jornada laboral, no viene de ahora, no es una bandera nueva. Es una lucha histórica de la clase trabajadora argentina

La encargada del Área de Género y Derechos humanos en el Sindicato de Curtidores y Directora de Políticas de Equidad, Formación Laboral y Cuidados, del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires, Claudia Lazzaro, continuó la exposición: “A muchos les estuvimos aclarando la cabeza con cómo son los cuidados, cuáles son las brechas, dónde estamos participando las mujeres. Este cuadernillo es el más peronista de los cuatro. No solo por la letra, sino por la concepción. Si bien el eje son las personas, es recuperar la humanidad. Queda claro que las personas humanas importamos y somos las que hacemos la riqueza de muchos”. Y añadió que “en función de ello, hay que valorar el contenido, pero pone en manifiesto que cuando uno empieza a verse no lo hace como un sujeto individual, sino como sujeto colectivo. Entonces, cuando hablamos de la reducción de la jornada laboral vemos que nos puede impactar a nosotras como mujeres trabajadoras, pero también entendemos que puede impactar a nuestra patria en concepto de volver a tener la rueda productiva activa”. 

María Rosa Martínez, diputada nacional por la Provincia de Buenos Aires, recitó una frase de Eva Perón: “Cuando pensé en el tiempo pensé en aquella frase Eva que decía ‘ha llegado la hora de la mujer que piensa, juzga, rechaza o acepta, y ha muerto la hora de la mujer que asiste, atada e impotente, a la caprichosa elaboración de la política de los destinos de su país’. Es la hora”. Y continuó: “Todavía las mujeres estamos en desventaja. Hablar de reducción de jornada laboral también tiene que ver con eso: con la posibilidad de que, al haber una jornada reducida, tenemos más tiempo para aquellas cosas de las cuales nos ocupamos en el medio de la vorágine”. 

Respecto de la reducción de la jornada laboral explicó que “es importante que haya una reforma laboral progresiva, para los trabajadores y trabajadoras en el sentido de avance de derechos. Es importante que se debatan estas cosas”. Martínez concluyó: “Muchas veces a nosotras se nos dice que hay que esperar. En la discusión de IVE el argumento mayor era que no era el momento. Tampoco fue el momento para el voto de las mujeres, para ser candidatas. Evita lo dijo hace 70 años. Ha llegado la hora”.

Acto seguido, Soledad Alonso, legisladora provincial de Buenos Aires, quien se desempeñó como Secretaria de Prensa del Sindicato de Trabajadores del Anses (SECASFPI), en línea con Martínez, señaló: “Las mujeres tenemos otro tipo de obligaciones que tienen los hombres. Las mujeres venimos luchando toda la vida y que hoy sean las mujeres sindicalistas las que están planteando la reducción de la jornada laboral, que sea nuestra bandera y que no nos la quiera sacar la derecha y venir con el tema de la flexibilización laboral”. A continuación, reflexionó: “Si no logramos vencer el sistema patriarcal, sino logramos vencer esta situación cultural que nos hace a que seamos las mujeres las que seguimos manteniendo las tareas de cuidado, por más que trabajemos 6 horas, todo lo demás va a estar sobre nuestra espalda”.

Luego, fue el turno de Hugo Yasky, diputado nacional: “Hay un fuerte retroceso producto de un capitalismo que ha entrado en crisis a nivel global producto de sectores de poder que han construido un discurso que trata de posicionar nuevamente el pensamiento patriarcal, machista, de derecha, conservador, discriminatorio y racista. En este contexto, el protagonismo de las mujeres de nuestro país es realmente una lluvia en medio de la sequía. Tenemos que lograr que siga creciendo el protagonismo”, declaró.

La autora de este proyecto de Ley de Reducción de la Jornada Laboral y diputada nacional por el bloque del Frente de Todos, Claudia Omarchea, también opinó sobre el intento de magnicidio a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner: “Ellos atentaron contra la democracia en nuestro país y no solo eso, sino con la forma que queremos vivir y elegimos como proyecto de país. Es algo que no podemos dejar pasar. Cristina encarna esta posibilidad. No está sola. Somos capaces de defender el sistema que elegimos para vivir y que somos capaces como mujeres de convocarnos, de poner el cuerpo y de la defensa porque no la vamos a dejar sola”.  

En cuanto al proyecto de ley, Omarchea explicó que “como el de teletrabajo y el de cuidados, buscan ampliar derechos para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras, para que se pueda cumplir con lo que hace tantos años las mujeres venimos luchando. Hemos crecido muchísimo. Hemos ocupado espacios importantes. Pero queremos la mesa donde se toman decisiones en los sindicatos y en lo político. Recién ahí es donde nosotras podemos incluir la perspectiva de género, nuestra mirada, nuestra solidaridad, la forma horizontal de hacer política. Esa es una de las características de las mujeres que tenemos que resaltar, tenemos que recuperar y tenemos que reforzar”. 

El Ministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires cerró el panel: “Está bueno que empecemos a discutir y debatir sobre la jornada de trabajo. Los argentinos y argentinas tenemos la jornada semanal más extensa. Por eso, cuando hablamos de la jornada, me parece bárbaro que sigamos peleando por el criterio de raciocinio, con respecto de cómo repartimos el tiempo de nuestras vidas, con nuestros hijos e hijas, nuestros compañeros y compañeras, y es una pelea que hay que darla. Este es uno”. 

“Estoy a favor de reducir la jornada de trabajo. Es un ejercicio que ya venimos haciendo. No es una novedad. Lo venimos haciendo nosotros que tenemos un concepto básico y elemental que es ser solidario. Tuve la suerte de ser testigo de la marea verde. Sentirme parte de esa marea verde. Pero tengo que ser sinceros con ustedes y conmigo mismo, esa marea verde no está, pero sí hay otra ola que pega a cada segundo, a cada minuto, y a cada instante. Son las olas de las mujeres que pelean para romper esa rosca permanentemente que son las compañeras sindicalistas que la pelean día a día”. 

Finalmente, Claudia Lázaro manifestó que “las mujeres sindicalistas vinimos a marcar la huella del movimiento obrero y en el movimiento obrero. Pero también la huella de nuestro país. Este es un momento histórico, este cuadernillo de formación sindical con el que se va a discutir en las universidades y escuelas, un material que es producto de los obreros y obreras”. Yesica Álvarez del Sindicato Único de Fleteros de la República Argentina (SIUNFLETRA) celebró el encuentro con un centenar de mujeres sindicalistas en el encuentro y remarcó la importancia del cuadernillo: “Es muy enriquecedor porque habla sobre los derechos de las mujeres y de la igualdad que tenemos hoy en día. Es fantástico que estemos hablando de ello en todos los ámbitos”, señaló a ANCCOM. Por último, Nahir Llanos del Equipo de Salud Laboral CGT Lanusense indicó que “como han nombrado a Eva ha llegado la hora de la mujer, no solo ha llegado la hora de la mujer, sino también del hombre de extracción sindical y llega a lugares de poder. A veces para discutir política, que se utiliza a favor de la mujer, es necesario que esté el hombre de por medio. Porque los trabajadores somos mujeres y hombres, necesitamos que los compañeros nos acompañen y los impulsen. Es una pata fundamental para impulsar cualquier ley que sea a favor de los trabajadores y trabajadoras”.

Una obra social en terapia intensiva

Una obra social en terapia intensiva

Prestaciones suspendidas, copagos encubiertos, un solo sanatorio para miles de familias, turnos a tres o cuatro meses, desmanejos financieros: la dramática realidad que viven los 280 mil afiliados de ObsBA, todos ellos empleados de la Ciudad.

La obra social de los empleados públicos de la Ciudad de Buenos Aires se encuentra al borde de la quiebra. Las víctimas son sus 280 mil afiliados, cifra que incluye trabajadores activos y pasivos, la mayor parte, casi 120 mil, docentes y auxiliares.

Fundada hace 22 años, por la Ley N 472 de la Legislatura de CABA —como continuación del Instituto Municipal de Obra Social (IMOS)—, está establecido que sus principales acciones y decisiones pasan por un directorio cuyos miembros son designados por el Jefe de Gobierno porteño.

El directorio se compone de cinco representantes propuestos por el Ejecutivo de la Ciudad (vicepresidente y cuatro directores); cinco por el Sindicato Único de Trabajadores y Empleados de la ciudad (SUTECBA), presidente y cuatro directores; y dos representantes profesionales (un docente y un médico municipal). ObsBA tiene un sanatorio central propio, el Julio Méndez, ubicado en el barrio de Caballito.

Agrupaciones como la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), la Asociación de Docentes de Enseñanza Media y Superior (ADEMyS), el Colectivo de Trabajadores y Afiliadxs en Defensa de ObsBA, y la Asociación de Profesionales del Sanatorio Julio Mendez (ASIPRO), denuncian desde hace años el vaciamiento de la obra social y el ajuste en sus prestaciones.

La integrante del Colectivo de Trabajadores y Afiliados, Ana Belinco, señala que el 90 por ciento de las prestaciones fueron suspendidas. “Hay compañeros que necesitan tratamientos oncológicos, de diálisis, algunos de ellos con discapacidad”, se queja. Además, afirma que los prestadores “cobran copagos a los afiliados, quienes ya aportan el 6 por ciento de su salario a ObsBA, a diferencia de la mayoría que retienen el 3 por ciento”.

ObsBA cubre a jubilados, de manera que los trabajadores activos sostienen a los pasivos. “Cuando un trabajador se jubila puede optar por la cobertura de PAMI u ObsBA, pero si elige PAMI, igual debe aportar a ObsBA”, explica Belinco.

El Colectivo de Trabajadores y Afiliadxs se movilizó el 6 y el 11 de octubre frente al Méndez para exigir un aumento salarial para sus empleados, la restitución de las prestaciones, y la apertura de los libros contables para que los afiliados puedan controlar la situación económica y financiera de la obra social.

El secretario adjunto de ADEMyS, Jorge Adaro, apunta al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta como principal responsable de la crisis financiera en la obra social, pero también a SUTECBA: “Desde el sindicato han llevado adelante la administración con un alto grado de connivencia con el Ejecutivo”, sostiene.

Según Adaro, la comisión revisora de cuentas jamás informó a los afiliados sobre la situación deficitaria: “Supongamos que efectivamente detecta problemas financieros, entonces no debería prestar su conformidad al aprobar los balances”, plantea. Por eso, desde las organizaciones en lucha, reclaman la creación de un dispositivo que permita la fiscalización de los afiliados.

El pasado 31 de octubre, Juan Carlos Cela renunció al cargo de presidente del directorio de ObsBA. En julio de este año Cela firmó la Disposición N° 269 en donde advertía sobre la “difícil situación económico-financiera”, dispuso el cierre de las residencias turísticas de la obra social, y suspendió todo movimiento de fondos y erogaciones con destino a tales residencias, excepto aquellos gastos que impliquen sostener un “mantenimiento mínimo e indispensable”.

Tras su renuncia, fue reemplazado por el legislador del Frente de Todos Alejandro Amor, cercano al secretario de SUTECBA, Amadeo Genta. Previo a esto, el 13 de octubre, SUTECBA emitió un comunicado en el que anunció la restitución de 13 instituciones y de los centros turísticos, a excepción de la residencia de Mina Clavero, que permanece cerrada “por refacciones para mejorar el servicio”.

Sin embargo, Belinco destaca que muchas de las instituciones que se mencionan en el comunicado, en realidad cobran copagos y/o siguen suspendidas. “El Sanatorio Méndez es el único centro de salud con el que pueden contar los afiliados, por lo que se satura, y ofrece turnos a tres o cuatro meses”, agrega. Consultados al respecto por ANCCOM, desde SUTECBA no brindaron ninguna respuesta.

Tejiendo pasado, presente y futuro

Tejiendo pasado, presente y futuro

La fábrica de acolchados, sábanas y cubrecamas Alcoyana se convirtió en una cooperativa de trabajo autogestionada por los antiguos empleados. Presidida por una mujer, ahora enfrenta el desafío del traspaso generacional.

La Cooperativa de Trabajadores Alcoyana se encuentra en el barrio de Carapachay, partido de Vicente López. En una zona donde años atrás funcionaron muchas fábricas. Una de las pocas que continuaba abierta era esta planta de sábanas y acolchados que se había hecho famosa por auspiciar uno de los juegos de “Atrévase a Soñar”, un programa de entretenimientos de la década del 80 que conducía Berugo Carámbula. Pero el 5 de mayo del 2010, la firma fue declarada en quiebra por un interventor judicial.  A partir de ese momento, todo fue incertidumbre para sus trabajadores que no dudaron en luchar por conservar sus puestos de trabajo y comenzaron una toma que duró unos pocos días.

La actual presidenta de la cooperativa es Claudia Luna, quien abrió a ANCCOM las puertas de la planta para conocer un poco más el trabajo cotidiano. 

El local de exhibición es amplio e iluminado, rodeado de muestras de los productos de la marca. A ambos lados del salón hay unos muebles con repisas cubiertos de  distintos modelos de sábanas, acolchados y cubrecamas. 

A través de un pasillo largo, Claudia hace de guía hacia el interior de la planta para comenzar el recorrido y explica que allí se lleva adelante un proceso que quita las “pelusitas” de la tela de friza para que quede más suave. Al tener máquinas grandes trabajando, a medida que vamos ingresando a los distintos sectores el ruido aumenta.

El segundo sector es Tejeduría, allí se comienza a tejer la tela que luego será estampada o teñida. En este momento se están tejiendo paños para sábanas en un piso largo con distintos telares automáticos. Cinco trabajadores controlan los equipos. Al fondo, otras máquinas tejen las telas para repasadores y manteles. Todas ellas pertenecían a la planta original y ahora están a nombre de la Cooperativa Alcoyana. Se ve una gran cantidad de equipos que no están en funcionamiento, algunos están en reparación y otros por falta de materia prima. Claudia cuenta que trabajan con otra cooperativa que les provee algodón. Mientras que el poliéster lo importa otra empresa porque no hay proveedores nacionales. Con esas dos materias primas se genera la cadena de producción. 

La cooperativa actualmente está trabajando con unas 86 personas que son las que quedaron activas después de la pandemia. La mayoría de los trabajadores está desde la toma de la fábrica. En un momento llegaron a contar con 163 personas. Pero actualmente la preocupación pasa por que casi todos los socios son personas mayores, cerca de su retiro, y no cuentan con mano de obra joven que aprenda los oficios para que pueda continuar funcionando la planta. 

Cuando la cooperativa comenzó a funcionar en el año 2010, los trabajadores vendieron chatarra, máquinas que no estaban funcionando para poder levantar la fábrica. Finalizaron procesos que habían sido abandonados por los dueños anteriores y con ese dinero pudieron instalarse. A partir de allí se encargaron de salir a recuperar a los clientes que había perdido la empresa en el momento de la quiebra. También buscaron nuevos. 

 Los trabajadores que se hicieron cargo de la administración comenzaron con poco conocimiento en la gestión, pero con ayuda de compañeros de otras cooperativas y fábricas recuperadas pudieron encaminarse. Claudia cuenta que actualmente pertenecen a una red de cooperativas llamada RECOOP donde fábricas recuperadas de distintas ramas se compran y venden productos entre sí. Y generan contacto entre ellas.

Camino al sector de Teñido y estampado, donde funcionan máquinas que trabajan con vapor, está Darío Agüero, que es el secretario de la cooperativa. Tiene 29 años, es uno de los más jóvenes y se sumó a la cooperativa en 2012. Claudia comenta que es una persona muy trabajadora y, desde que llegó, se interesó en el área administrativa. Ambos están de acuerdo en que el potencial de la cooperativa es grande, pero falta acuerdo entre sus trabajadores, más que nada por la edad de la mayoría que ya ven como un camino posible el retiro. Creen que es necesario el recambio en el equipo pero las condiciones salariales son difíciles de sostener actualmente y por eso muchos de los más jóvenes decidieron buscar otras propuestas de trabajo.

Pasando por el sector de Costurería, que le da la terminación a las sábanas y acolchados, llegamos a la oficina de la Administración. Allí se encuentra Walter Sorato, el tesorero, desde atrás de una computadora y una pila de carpetas cuenta que fue parte de la toma de la fábrica en 2010. Recuerda que la organización fue muy rápida: una vez que consiguieron asesorarse con el abogado Luis Caro y pudieron hacer los trámites para conformarse como Cooperativa. Hoy el espacio físico donde se encuentra la fábrica está judicializado, debido a que en el 2017 la empresa privada Galopenim S.A. compró la quiebra, es decir todo el predio que pertenecía al dueño anterior, prometiendo hacer la donación de la planta para que la cooperativa siga funcionando. Por el momento se encuentran a la espera de esa resolución, manteniendo la esperanza de no tener que mudarse a otro lugar.

Durante la pandemia, recibieron ayuda del Estado y luego hicieron una nueva solicitud al Ministerio de Desarrollo Social que no prosperó. Por ahora, los trabajadores logran mantenerse con la propia producción pero desean poder aumentarla para seguir creciendo.

 

PRESIDENTA

Claudia es hasta ahora la única mujer con cargo de gestión. Dice que las compañeras no se animan a postularse, porque creen que es un desafío ocuparlos cuando en su mayoría los socios de la cooperativa son varones y hay que saber darse lugar para tomar decisiones. De todas formas, durante su mandato hasta ahora han prosperado y logrado mantenerse a flote, pese a diferentes dificultades, sobre todo económicas.

Ganancias sobre ruedas

Ganancias sobre ruedas

Según Alberto Rodríguez, secretario general de la Asociación de Taxistas de Capital (ATC) UBER gana unos $158 millones de dólares al año que se van del país. La cifra no es precisa, pero faltan fuentes transparentes que garanticen la rigurosidad del cálculo.

 

“Anualmente UBER ganaría 158 millones de dólares en la Argentina. Como no realizan inversión de ningún tipo, porque no gastan en autos (a lo sumo, no sé, arreglaran sus computadoras), ese dinero se fuga del país”, afirma Alberto Rodríguez, secretario general de la Asociación de Taxistas de Capital (ATC).

La cifra, que Rodríguez reconoce como estimativa, surge  de los reportes de ganancias que hacen las empresas que cotizan en bolsa. A esta información se suman las constantes filtraciones sobre presiones, amenazas y estrategias agresivas hacia los gobiernos de los países en donde operan y una rentabilidad que no deja de ser ni clara ni transparente.

El 12 de abril de 2016, UBER se instaló en Argentina sin cumplir requerimientos legales, sin pagar impuestos y sin CUIT habilitante. ¿Cómo lo logró? Sobre todo por medio de presiones al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y gestiones ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para evitar el pago de impuestos. Estas maniobras se conocieron por la filtración de documentos, correos electrónicos y mensajes de texto del período  2013- 1017, obtenidos por The Guardian y luego publicados y compartidos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ)

En febrero del 2018, una resolución de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Penal, Contravencional y de Faltas, hizo lugar al pedido de clausura del fiscal de Cámara, Claudio Lapadú. Esto llevó al bloqueo de UBER por organizar actividades lucrativas no autorizadas en el espacio público; los pasajeros ya no pudieron pagar sus viajes con tarjeta e inhabilitó a su CEO local, Xavier Otero, por dos años. Sólo cuatro meses después, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de Buenos Aires revocó la resolución alegando que ”está  permitido que cualquier conductor transite con su vehículo particular o el que le ha sido encomendado por las calles y avenidas libradas al uso automotor con o sin pasajeros”. Nuevamente en 2020, el mismo Tribunal rechazó la apelación del fiscal Claudio Lapadú, quien reclamaba la inconstitucionalidad del fallo anterior. Se determinó así que Uber no cometía ninguna contravención, con lo que su actividad quedó legalizada.

“En nuestro país Uber se considera a sí misma como una plataforma, no como una empresa de transportes. En abril de 2019, la AFIP determina que Uber tiene una deuda con el fisco, en materia de tributos y cargas sociales, por $358.700.000 de los períodos 2016-2107”, explica Juan Manuel Ottaviano, abogado laboralista especialista en derecho de trabajo y seguridad social y asesor de la Asociación de Personal de Plataformas (APP), primer sindicato de trabajadores de plataformas en América Latina. Para Ottaviano, la AFIP partió de “una presunción de deuda que estimó según un análisis de la ruta del dinero que cobran los choferes y que es recaudada por UBER de manera continua y periódica en concepto de comisión, pero a la vez, de cobro de servicio de movilidad de transporte; y también de otra presunción de que los choferes están trabajando para una empresa de plataforma y en relación de dependencia”.

Para el abogado “el asunto pendiente es la clasificación de la actividad económica de UBER o su debate, por lo menos administrativo, para que la AFIP pueda encuadrar adecuadamente el servicio que UBER presta”. Al no estar dirimida la cuestión de la clasificación económica, tampoco lo está el encuadre del trabajo de los choferes, si son empleados en relación de dependencia o contratistas que hacen uso de la aplicación.

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Uberización o independencia

Alberto Rodríguez asegura que UBER elude cargas sociales de los trabajadores mediante el uso de lo que considera “un eufemismo”: “Decir que sus empleados son socios es de una irracionalidad absoluta. No asumen que son una empresa de transporte al fijar recorridos, viajes y el valor de los mismos”. Rodríguez aclara que acompañarán el juicio de la AFIP pero se lamenta porque de mometo “no conseguimos absolutamente nada. No hay decisión política. Una política que suponga soberanía nacional e independencia económica”.

“Los cálculos que se hacen sobre facturación de choferes de UBER, por cobro de viajes, y de ahí derivar cuál es la ganancia anual o mensual y la presunción de que UBER fuga el dinero a casa matriz, son todas estimaciones”, asegura Ottaviano, en diálogo con ANCCOM. “No es una empresa que se caracteriza por mostrar balances positivos, desde que existe a la fecha. Tal como está diseñado el modelo de negocios a nivel global o local, presenta grandes pérdidas”. La razón para continuar invirtiendo es que se espera “un crecimiento exponencial en los mercados con expectativas, de cara a los inversores de riesgo, de que estas compañías se van a convertir en monopolios más temprano que tarde. Van a hegemonizar mercados y dar ganancias extraordinarias”

Sofía Scasserra, economista y especialista en economía digital, advierte que, si bien las ganancias de UBER se publican, saber si son verosímiles los números estimados por la Asociación de Taxistas de Capital, “requiere una investigación compleja que no se puede resolver a priori”. Para obtenerlos, habría que entrar en la página de UBER y ver sus últimos  reportes de ganancias. “Hay que mirar el estado de resultados, el estado financiero y fijarse si están los números desagregados por país, cosa que dudo”.

 Al hacer el procedimiento que sugiere Scasserra, se constata que las cifras son por regiones, no por países. Para sacar conclusiones más precisas, sostiene Scasserra, también habría que saber “quiénes son sus competidores, cuánto dinero ganan, cuánto se gana en el sector, cuál es la tasa de rentabilidad del sector. Es un trabajo que lleva mucho tiempo”. 

Al no haber más transparencia en los números dados a conocer por la empresa, es muy difícil constatar la cantidad de dólares que se van al exterior y, sobre todo, entender cómo este modelo de negocios sigue vigente a pesar de las pérdidas económicas anunciadas por UBER.

Amasando el futuro

Amasando el futuro

Ubicada en el barrio de Villa Martelli, la fábrica de tostadas Maxim fue recuperada por sus trabajadores en 2010. Desde entonces continúan produciendo pan tostado. ¿Cómo se organizan para mantener la cooperativa en funcionamiento?

El aroma a pan recién horneado y tostado se hace presente en Villa Martelli, donde se encuentra Maxim, fábrica recuperada por las y los trabajadores, que produce panificados y comercializa sus productos bajo la marca Unitostas.

La cooperativa autaogestionada se formó en el 2010 cuando 15 trabajadoras y trabajadores se unieron para continuar con el trabajo que venían realizando en la fábrica. A fines de ese año tomaron la planta. Meses antes del quiebre fue un proceso de suspensiones de un día, después una semana o quince días, en donde los salarios no eran pagados, las condiciones laborales no se cumplían y quien denunció la quiebra fue la obra social a la cual no le estaban realizando aportes.  “Nos pagaban cien pesos por día. Después de una jornada para la otra cerrábamos porque no había insumos”, cuenta Catalina “Caty” Geréz, quien está desde 2007 y acompañó el proceso de recuperación de la fábrica. 

Los vecinos de Villa Martelli, al ver que estaban sacando la maquinaria de la fábrica, alertaron a Pedro Amado, quien avisó a sus compañeros y juntos se encaminaron para buscar sus pertenencias y decidieron no salir más del lugar. “Entramos en 2011, habremos estado de cuatro a seis meses, pasamos hambre. De las 15 compañeras que éramos, quedamos seis. Nos quedábamos a dormir, nos turnábamos para ir a nuestras casas”, cuenta Amado, presidente de la cooperativa y encargado de los sectores de panadería y administración. 

La cooperativa se formó en 2010, pero obtener la matrícula les demoró dos años. Recién en 2012 se convirtió formalmente en la Cooperativa de trabajo Maxim.

Arrancaron el emprendimiento desde cero. “Tuvimos ayuda desde el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) en primer lugar, a través de ellos conocimos al Ministerio de Desarrollo Social, del que obtuvimos el subsidio de “Manos a la obra” para insumos y arreglos de maquinaria, porque de las líneas de tostadoras solo había cuatro o cinco que funcionaban”, cuenta Pedro mientras recorre la fábrica. 

Si bien trataron de recuperar el nombre original de las tostadas no pudieron por lo que tuvieron que idear una nueva marca y todas las habilitaciones que eso conlleva. El nombre fue elegido por todos los y las compañeros: las tostadas se llaman Unitostas ya que refiere a la unidad entre compañeros y compañeras. “Nos reunimos entre todas y elegimos ese nombre, porque quiere decir que somos unidos. Somos unidos, nos acompañamos y luchamos juntos”, describe Caty.

Por parte del Estado fueron beneficiados por varios subsidios, arreglos de maquinarias y adquirieron nuevas máquinas como la Flow pack, envasadora adquirida hace tres meses. Son parte del Programa Potenciar Trabajo, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. 

Para comenzar, recibieron ayuda del Movimiento de Fábricas Recuperadas, que les donó insumos para que puedan trabajar; también usaban facturas de otra cooperativa para poder vender. “Fue todo un tema conseguir los clientes, teníamos los remitos, las direcciones, pero no teníamos los teléfonos. Buscábamos en la guía qué colectivo tomar para poder ir al lugar y vender el producto, además de explicarle todo lo que estábamos pasando. No están más los dueños, pero seguimos siendo todos los mismos, los que trabajamos y hacemos el producto”, explicaba Caty.

El proceso productivo se realiza de manera manual y artesanal, desde el pan hasta el envasado. En un día normal, se producen alrededor de 100 kilos. El sector panadería, a cargo de Pedro, está ubicado al fondo del galpón, tienen una gran variedad de máquinas que a través de una ley de expropiación pudieron quedar en manos de los trabajadores.  La masa de pan recorre distintas máquinas. Primero, una la amasa durante media hora, después otra la corta en bollos y en una tercera leudan y reposan durante 40  minutos. 

Luego, los bollos se cargan grandes placas con moldes redondos y cuadrados, que después debe leudar nuevamente durante 15 minutos, entra en carros a grandes hornos donde se cocinan por poco menos de una hora. El tiempo lo señala una alarma, que indica cuando llegó el momento del desmolde. Tras dos días días de descanso en un cuarto, se procede al cortado en finas lonjas que son colocadas de manera manual en grandes placas que llegan a 200°C. Hoy algunas placas no se encuentran en funcionamiento. 

Al final llega el momento de selección y empaquetado, a cargo de Caty y Daniela Valles. Caty explica que el proceso de selección consta en dos pilas, aquellas que se deben volver a pasar por la tostadora porque están blancas y tienen que estar bien doradas y aquellas que están muy tostadas o rotas son descartadas. Luego son colocadas en la nueva envasadora y otra vez se realiza un proceso de selección, esta vez, a cargo de Daniela, una nueva socia que ingreso hace cuatro meses. 

El ruido de la cortadora, el abrir y cerrar de las máquinas de tostado, las risas y las charlas de Caty, Daniela, María y Pedro hacen eco en la fábrica recuperada por sus propios trabajadores. Sus cofias, ambos blancos, las paredes de las oficinas ubicadas en el segundo piso decoradas con publicidades de la empresa anterior cuentan la historia de todos los y las trabajadoras que pasaron por allí y que lucharon para poder seguir.  

El fuerte de ventas de Unitostas son las fiambrerías, es allí donde tienen más salida, venden a distribuidoras y alquilan el depósito a cooperativas para que guarden sus productos. Actualmente cuentan con poca producción, el problema se basa en la poca venta, lo que impide que amplíen producción y planta en la fábrica. La producción del día en Maxim se basó en la realización de productos para una nueva empresa, un trabajo a façón.  “Es temporada baja. Teníamos clientes que antes pedían 20 cajas y ahora piden 10. Bajó un montón el trabajo”, cuenta el presidente de la cooperativa. 

En el mes de julio estuvieron parados sin luz. “Eso nos mató, nos atrasamos con los pedidos y generamos deuda que todavía no llegamos a cubrir”, cuenta Pedro que espera conseguir un subsidio para poder financiarla. “Aunque no haya producción venimos igual, por si hay alguna venta.  Pedro y yo venimos todos los días. Hay que darle para adelante. Estamos en la lucha”, concluye Caty a lo que Pedro añade: “Queríamos y queremos trabajar acá, por eso luchamos para poder recuperar la fábrica”.

 

Aguas quietas

Aguas quietas

Las crisis del transporte público fluvial de pasajeros se ha vuelto cíclica en el Delta de Buenos Aires. Los frecuentes paros de los trabajadores dejan en evidencia la mala administración del Estado y la falta de inversión de las empresas.

Desde hace dos años los trabajadores del transporte fluvial de pasajeros del Delta de Buenos Aires realizan paros casi todos los meses. Tanto los vecinos de las islas como quienes dependen del turismo se ven afectados. Las medidas de fuerza se debe a los reclamos salariales y es respaldada por el Sindicato Marítimo de Obreros Unidos (SOMU). El último fue de una semana, del 9 al 15 de septiembre

 “El reclamo puntual es la falta de pago de salarios. Se hizo costumbre que demoren con los pagos. Hace un año y medio hicimos una presentación al Ministerio explicando que, si no estaba la plata el quinto día del mes, parábamos a pesar de las consecuencias. Sabemos que si hay paro la gente no puede ir a trabajar, los chicos no van a la escuela y es un problema para todos”, explica Hernán De Corte, secretario de interior del SOMU en diálogo con ANCCOM.

El transporte fluvial no está incorporado a los subsidios al transporte público que otorga el Gobierno nacional. En su lugar, las empresas marítimas (Interisleña y Líneas Delta) reciben compensaciones del gobierno provincial que nunca se abonan en tiempo y forma. Sin esas compensaciones, la empresa asegura que no puede afrontar el pago de salarios y así se desencadenan los paros.

“Mirando los números, las empresas tienen cierta razón pero deberían tener un respaldo económico propio para pagar los haberes. Hay un claro abandono del Estado a las empresas y, por lo tanto, a los trabajadores. Ambos son responsables”, señala De Corte.

La principal fuente de ingresos del sistema de transporte fluvial son los contratos privados con el Ministerio de Educación para llevar a niños y niñas a las escuelas de islas. Es evidente que estos recursos no alcanzan para solventar todo el sistema. La falta de presupuesto es la principal causa de esta situación.

En mal estado

“El transporte fluvial se encuentra en plena crisis”, plantea Ruben Sejenovich, habitante isleño. “Embarcaciones viejas, contaminación, explosión demográfica, falta de inversión de las empresas y abandono del Estado, son las razones por las que el sistema ya no funciona”.

La sensación del vecino isleño es ratificada por un informe de diagnóstico de los servicios de transporte público fluvial en Delta realizado por la UNSAM en noviembre de 2021: la antigüedad promedio de la flota es de casi 70 años. La mayoría de las lanchas de madera, típicas de la zona, son de 1930 a 1960. Se explica que la propulsión es a través de motores diésel, también antiguos, que provocan un alto nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, como así también, ruido y olor. No hay previsiones para las necesidades de accesibilidad de los usuarios con discapacidades. Por todos estos motivos, “se recomienda una renovación de la flota”.

El estudio diagnóstica que: “Se trata de un servicio de mala calidad gestionado en forma artesanal; sin incorporación de tecnología; con escasa optimización de recursos; y fundamentalmente, no satisface la demanda de los usuarios”.

Crisis isleña

“La comunidad isleña está cansada de esta situación porque cada principio de mes tiene que ingeniárselas para poder ir a trabajar, llevar a los chicos a la escuela, asistir a turnos médicos. El transporte fluvial es el único medio de transporte que tenemos. Somos rehenes de esta crisis”, dice Luis Cancelo, integrante de la organización “Unidad isleña”, en diálogo con ANCCOM. Cancelo también fue director del plan de manejo integral del Delta, un espacio participativo con modalidad asamblearia, entre la comunidad isleña y el municipio, que lleva adelante proyectos con perspectivas socio ambientales que influyen directamente en el territorio.

La participación de los isleños resulta fundamental: según el mencionado informe de UNSAM el 66% de los usuarios del servicio son residentes de la isla y de ellos el 70% utiliza los servicios de la empresa Interisleña.

Para Cancelo, “la administración del Estado debe buscar los mecanismos para liquidar las compensaciones antes del día 5. Así las empresas pagarían los sueldos y los trabajadores no harían paro. Es tan simple e inexplicable como eso”.

La comunidad isleña pide reevaluar todo el sistema de transporte fluvial debido a su mal funcionamiento. Proponen generar un ámbito de debate en donde participen todos los actores vinculados al Delta y a la política, desde los gobiernos provincial y municipal, el Ministerio de Transporte Fluvial hasta la Dirección Provincial de Islas, las empresas y el sindicato, incluyendo la perspectiva isleña. “El subsidio debería ser al pasajero, no a las empresas, y tener como contraprestación la renovación del parque náutico”, plantea Cancelo.

De Corte cuenta que desde el sindicato han pedido una mesa de diálogo en reiteradas ocasiones para resolver el problema del pago de salarios, pero “no hay ninguna solución en camino”. Ante este oscuro panorama, es muy probable que se continúen realizando paros en los próximos meses, cuando se suma el aumento del turismo.