Desalojaron a un militante de derechos humanos

Desalojaron a un militante de derechos humanos

La Policía de la Ciudad desalojó a Alfredo Cuéllar y su familia Cuéllar. Llevaba décadas viviendo en una casa de la calle Raulet, en Parque Patricios. Pero los negocios inmobiliarios fueron más fuertes.

El pasado lunes 27 de octubre, la Policía de la Ciudad desalojó a la familia Cuéllar y a sus vecinos en Raulet 62/64/66, en Parque Patricios. Aunque la orden judicial estaba fechada para el martes 28, el operativo se adelantó, sorprendiendo a las familias y a las organizaciones sociales que preparaban una vigilia para resistir el desalojo.

Alfredo Cuéllar, padre de Florencia “La China” Cuéllar –fallecida en 2012 en una cárcel federal– se ha convertido desde entonces en un referente en la lucha por los derechos de las mujeres en las cárceles.

Desde hace más de 40 años, la familia Cuéllar habita una de las casas de la calle Raulet. Allí también viven otras familias, vecinas de toda la vida, que fueron desalojadas por orden judicial. El operativo estuvo a cargo de la Policía de la Ciudad y se desarrolló en medio de denuncias por violencia y represión.

El procedimiento, que incluyó un despliegue de “más de 70 efectivos, bastonazos y escudazos”, según relató a ANCCOM Alfredo Cuéllar, culminó con un detenido y la violación de los derechos de niños y niñas, sus nietos, que vivían en el inmueble. “El día 27, a las cuatro de la tarde, yo tenía cien policías en la cuadra. A las seis ya habían vallado todo y bajaron como setenta efectivos de un colectivo, con una brutalidad tremenda, y nos metieron adentro de mi casa a los empujones”, narró.

Alfredo Cuéllar, en su casa, momentos antes de concretarse el desalojo.

 

El inmueble se encuentra dentro del Distrito Tecnológico, una zona impulsada por el Gobierno de la Ciudad desde 2008, que ofrece beneficios impositivos a empresas del sector para promover la radicación de oficinas y startups. Sin embargo, su expansión ha generado un proceso de gentrificación debido al aumento del valor del suelo y la presión inmobiliaria sobre los inquilinos y ocupantes históricos.

Cuéllar contó que alquiló la vivienda en 1984, cuando aún vivía la propietaria original. Tras su fallecimiento, aparecieron distintos intermediarios vinculados con “el infame Francisco Ríos Seoane” (fallecido expresidente del club Deportivo Español) quienes, según denunció, intentaron apropiarse del inmueble. “Empezaron a trabajar de manera impune, bajo la sombra y con amenazas. Yo era un pibe, tendría 20 años, y no entendía nada, pero sabía que ese lugar no les correspondía”, recordó. 

Cuéllar sostuvo que el proceso judicial estuvo plagado de irregularidades. Según su testimonio, la actual propietaria, Úrsula Busset, “es la hija de una abogada que antes se presentó como representante de supuestos dueños del inmueble y luego se convirtió en titular del mismo”. Y denunció que “me terminó sacando de manera irregular porque hay un poder económico muy fuerte detrás. Busset es abogada de Karina Milei y asesora de Diana Mondino”.

La orden de desalojo fue emitida por el Juzgado en lo Civil 35 a cargo de Ramiro Güiraldes, quien aceptó el título de propiedad de Busset, adquirido hace siete años, por sobre los derechos de las familias que llevan cuatro décadas viviendo allí.

Otra de las vecinas desalojadas, Roxana Salem, explicó: “A nosotros nos sacaron siendo propietarios, por una deuda hipotecaria que dejó mi papá, que era impagable, pese a que vivían tres discapacitados nos remataron igual”,

Las familias aseguraron que nunca fueron notificadas adecuadamente del proceso judicial ni se les ofrecieron alternativas de vivienda dignas. Ante la inminencia del operativo, durante el día anterior se organizó una vigilia vecinal para resistir el desalojo y exigir que las autoridades garanticen un lugar donde reubicarlos.

 

La vigilia y el operativo

Durante el día previo al desalojo, las familias que habitaban Raulet 62, 64 y 66 montaron una vigilia frente a las casas. Vecinos, organizaciones barriales y referentes de derechos humanos acompañaron la espera, sin saber con certeza a qué hora llegaría la policía, pero decididos a permanecer en el lugar.

Finalmente, la irrupción se adelantó a la hora pautada y llegó sobre la tarde del mismo lunes 27, cuando efectivos de la Policía Federal rodearon la cuadra para ejecutar el desalojo en un importante despliegue que valló la cuadra y bloqueó los accesos. Las fuerzas avanzaron para desalojar a las familias, entre gritos y empujones, y se llevaron a una persona detenida. Otras mostraron ante las pocas cámaras que había en el lugar los golpes y heridas recibidas.

“No fue un desalojo normal”, explicó Cuéllar. “Vinieron directamente a limpiar el territorio a fuerza de choque, de pelea y de brutalidad. Hubo mujeres muy golpeadas, un compañero detenido, mis nietos fueron violentados. Y ningún organismo de derechos humanos se acercó para defender a nuestros niños”.

La tensión se extendió durante varias horas. Los efectivos retiraron a los ocupantes y colocaron candados en las puertas. Desde entonces, las familias desahuciadas permanecieron a la espera de una respuesta oficial que garantizara una reubicación. 

“No tenemos garantías de nada, todo lo que te dan es una burla. Me quisieron ofrecer 120 mil pesos para alquilar. Hoy mis nietos no pueden ir al colegio porque no sabemos dónde vamos a estar viviendo”, contó Cuéllar.

En paralelo, el desalojo detonó una ola de protestas en redes y entre organizaciones sociales, que lo interpretaron como una muestra de violencia institucional y de un modelo urbano que privilegia los intereses inmobiliarios por sobre los derechos de los vecinos.

El Distrito Tecnológico fue creado por Ley en 2008, con el objetivo de radicar compañías del sector de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en una zona que abarca 200 hectáreas del barrio de Parque Patricios, y parte de Nueva Pompeya y Boedo. 

Según datos oficiales del Gobierno de la Ciudad, desde su sanción por ley, el Distrito atrajo a más de 400 empresas y generó casi 24 mil empleos directos, con alrededor de 300 mil metros cuadrados de oficinas ya construidas o reconvertidas.

Sin embargo, estudios urbanos registraron que esta reconversión trajo consigo profundos efectos de gentrificación. Entre 2009 y 2011, por ejemplo, la superficie solicitada para uso no residencial en Parque Patricios aumentó casi seis veces, mientras que la destinada a la vivienda residencial cayó hasta más de un 15% en ese mismo período.

“Para nosotros esto es una cuestión de clase”, reflexionó Cuéllar. “Ellos consideran que son una clase superior, y que nosotros no tenemos que estar en este lugar ni habitar una casa, porque creen que el lugar nuestro es la villa”. 

De ese modo, el desalojo en Raulet no es visto solo como una operación judicial aislada, sino como parte de una transformación urbana más amplia que desplaza a familias de sectores populares que hace muchos años habitan esas viviendas en nombre de un nuevo modelo urbano e inmobiliario.

Una vida de lucha

Alfredo Cuéllar, es un militante de derechos humanos especializado en la defensa de personas privadas de la libertad y víctimas de violencia institucional. “El destino me puso en un lugar en el que nunca quise estar”, contó. “A partir de lo que le pasó a mi hija me convertí en algo que nunca me imaginé, y hoy me veo con la sorpresa de que mi nombre está en los libros de la policía porque logré desarticular la cúpula del poder penitenciario. Y eso no es gratis”.

Su visibilidad pública creció luego de la muerte de su hija, el 23 de diciembre de 2012 en la Unidad IV del Penal de Mujeres de Ezeiza. La causa fue caratulada como suicidio por las autoridades penitenciarias, aunque Cuéllar y distintas organizaciones sostienen que la joven presentaba signos de golpes y que no tenía intención de quitarse la vida. Desde entonces, el caso se transformó en un símbolo de las muertes bajo custodia del Estado.

“La China” había ingresado al sistema penitenciario siendo muy joven y fue trasladada a pabellones de mayores donde, según denuncias, enfrentó hostigamiento sistemático y condiciones violentas. Su historia se transformó en un símbolo de las vulneraciones del sistema penitenciario y visibilizó las condiciones de violencia y desamparo que atraviesan muchas mujeres privadas de su libertad.

Luego de la muerte de su hija, Alfredo Cuéllar, fue víctima de múltiples amenazas y episodios de persecución por su empeño de denunciar los abusos dentro del sistema penitenciario. Desde entonces, su nombre se volvió incómodo para algunos sectores del Poder Judicial y policial.

“Por nuestra militancia empezó a salir a la luz lo que pasaba en las cárceles, y eso molestó”, recordó. “Allí violaban a las mujeres, las maltrataban, las golpeaban y las asesinaban”. Él se encargó de exponer todo eso, de ponerle nombre y cara a cada una de esas historias, y eso lo convirtió en enemigo para el sistema.

El 19 de mayo de 2019, Cuéllar fue secuestrado en las inmediaciones de Parque Patricios, en un episodio que marcó un punto de inflexión en su vida. 

“Cuando volví a la realidad estaba tirado en un descampado en Camino de Cintura, cerca de las 4 de la mañana. Esa fue la forma en que intentaron callarme”, contó. “Pero al hacerme más visible se les hizo difícil seguir amenazándome. Me hicieron daño, pero no me quebraron”.

Para él, el reciente desalojo no fue un hecho aislado, sino la continuación de una persecución que lleva más de una década.

“No tuvieron piedad. Encontraron esta oportunidad para ejecutarme, me dejaron en la lona”, reflexionó. “Pero no me van a matar, voy a seguir adelante con más fuerza porque ahora entendí cómo se maneja la justicia. El miedo lo transformé en lucha”.

Esa transformación, asegura, es la que hoy lo mantiene de pie. Después de años de dolor, pérdida y resistencia, Cuéllar afirmó que su compromiso con la militancia es también una forma de supervivencia.

“Hoy más que nunca me siento más fuerte –dijo–, porque alguien tiene que enfrentarlos. Yo sé que con la militancia puedo doblar el brazo de la justicia. Ahora entendí cómo se manejan. Voy a luchar con más fuerza porque jamás voy a permitir que el derecho que le violaron a mis nietos quede impune”.

“Una sentencia vergonzante”

“Una sentencia vergonzante”

En un fallo dividido, el Tribunal Oral Federal N°1 de Rosario absolvió a los 17 imputados en la causa Villazo-Acindar, que investigaba la complicidad civil en los delitos de lesa humanidad cometidos a partir de 1975 en la fábrica metalúrgica de Villa Constitución.

Los nubarrones grises y la lluvia incesante del martes a la mañana en los alrededores de los Tribunales de Rosario fueron el prólogo de lo que ocurriría posteriormente puertas adentro. En un fallo polémico, la Justicia Federal decidió absolver a los 17 acusados de la causa Acindar, que investigaba delitos de lesa humanidad cometidos contra 57 víctimas a partir de marzo de 1975 con la complicidad de las autoridades de la principal empresa metalúrgica del país, en la localidad de Villa Constitución, Santa Fe.

A medio siglo de aquellos crímenes, muchos de los responsables de lo que fue un operativo coordinado entre fuerzas armadas, fuerzas de seguridad nacional y provincial junto a autoridades de la fábrica -conocido como “Serpiente Roja”- ya no están. Entre ellos, José Martínez de Hoz, quien fuera presidente del directorio de la compañía y a posteriori asumiera como ministro de Economía de la dictadura; o el general Alcides López Aufranc, quien dirigió la compañía entre 1976 y 1992.

Sin embargo, aún siguen con vida algunos de los autores civiles de secuestros, torturas, privaciones ilegítimas de la libertad, asesinatos y desapariciones de una gran parte de los trabajadores que conformaban la Lista Marrón de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) y habían ganado la seccional local del sindicato a fines de 1974. 

Parecía que el juicio podría dejarlos tras las rejas. Pero no fue lo que dictaminaron los jueces Germán Sutter Schneider, Ricardo Moisés Vázquez y Otmar Paulucci, quienes en un fallo por mayoría determinaron absolver al exjefe de personal de Acindar, Roberto Pellegrini; y al exliquidador de sueldos de la compañía, Ricardo Torralvo. La misma suerte corrieron los expolicías federales Roberto Álvarez, Carlos Brest, Ricardo Burguburu, Juan Carlos Faccendini, Roberto Giai, Aldo Gradilone, Carmen Grossoli De Hellaid, Jorge Lozano Windus, Emilio Marciniszyn, Juan de Jesús Martínez, Horacio Nardi, Roberto Squiro, Daniel Valdés y Juan Carlos Romero; y el exintegrante de la Guardia Rural “Los Pumas” de la Policía de Santa Fe, Amadeo Chamorro, quienes fueron investigados por dichos crímenes.

Si bien Pellegrini y Torralvo no eran autoridades de Acindar, su rol como ideólogos del operativo que aniquiló a una parte importante de su planta para los abogados de la querella quedó demostrado. A lo largo de poco más de dos años, desfilaron más de 100 testigos, entre sobrevivientes, compañeros y familiares, que relataron el horror de aquellas jornadas que sirvieron de globo de ensayo para lo que vendría a partir del 24 de marzo de 1976.

En un trabajo mancomunado entre el fiscal federal Adolfo Villatte y las querellas de la Asociación Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), la Liga Argentina por los Derechos Humanos (LADH) y la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación se pudo reconstruir hechos ocurridos hace medio siglo.

Los hechos

La investigación halló que la empresa confeccionó listas de trabajadores con fotos y dirección de sus hogares para detener, cedió vehículos y espacios para secuestrar y torturar. Incluso habría abonado sobresueldos a integrantes de las fuerzas de seguridad registrados como “viáticos”.

Estos argumentos no inclinaron la balanza del TOF N°1 de Rosario, que no sólo absolvió a todos los imputados, sino que también negó que el ex “albergue de solteros” de la planta sea considerado como centro clandestino de detención y rechazó declarar la nulidad de los decretos 1368/74 y 2717/75, que habilitaron el estado de sitio en aquellos días.

Únicamente el presidente del tribunal, Germán Sutter Schneider, votó en disidencia y propuso una pena de 8 años de prisión a Pellegrini y seis a Torralvo. Los otros dos magistrados optaron por absolver a todos y “dejar limpio” el nombre de Acindar.

Algo que no sorprende si se tiene en cuenta que uno de ellos es Otmar Paulucci, el responsable de otorgarle hace 8 años la prisión domiciliaria al represor Luis Abelardo Patti -tres veces condenado a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad-, quien hoy vive cómodamente en un country de Escobar gracias al entonces juez federal de Rosario.

La sentencia

Horas después de que se conociera la sentencia, las diferentes organizaciones involucradas en la querella dieron a conocer su malestar por la resolución del tribunal, entre ellas la APDH.

“Se trata de un fallo vergonzante, no a la altura del debate que dimos ni de las pruebas producidas. La claridad con que se acreditaron los hechos y con que todas las acusaciones analizamos que se trató, sin dudas, de delitos de lesa humanidad, aunque ocurrieran antes del 24 de marzo de 1976, es incuestionable. Hubo una persecución organizada del aparato estatal clandestino contra personas falsamente tildadas de ‘subversivas’”, reclamó la abogada querellante Julia Giordano, en diálogo con ANCCOM.

“Aun con Alfredo Martínez de Hoz ya fallecido, el Poder Judicial sigue mostrando que protege al poder económico y a los verdaderos responsables del último genocidio argentino”, remarcó.

En el mismo sentido, el abogado querellante Federico Pagliero consideró que se trató de un fallo “clasista” contra el movimiento obrero. “Puede leerse como parte del disciplinamiento actual: reformas laborales, prohibición de la protesta social y un mensaje político explícito. Es, además, un fallo que protege al poder real”, aseguró.

“La decisión contradice toda la construcción jurídica y judicial de la causa: durante quince años, juzgados de instrucción, la Cámara de Apelaciones de Rosario y la Cámara de Casación Penal fueron delimitando el objeto procesal y acreditando que estábamos ante crímenes de lesa humanidad. Incluso el fallo de FESET I fundamentó que en Villa Constitución el terrorismo de Estado comenzó antes del 24 de marzo de 1973”, argumentó.

“También va en contra de la prueba objetiva reunida en más de cuarenta años. Existe documentación de la CONADEP, que en 1984 se constituyó en Villa Constitución, recorrió el centro clandestino de detención —ya destruido— y tomó declaraciones de familiares. En esa naciente democracia ya se nombraba a Roberto Pellegrini, entonces jefe de personal, quien también fue denunciado desde el exterior por el ayudante de Albano Harguindeguy, ministro del Interior de la dictadura. Es decir: los hoy imputados fueron señalados hace más de cuarenta años”, insistió Pagliero.

Para los abogados de la APDH los testimonios recolectados a lo largo del debate demostraron la sistematicidad del operativo represivo ordenado por la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón en connivencia con las fuerzas de seguridad y las autoridades de Acindar.

 “Las detenciones del 20 de marzo fueron calcadas, las fuerzas represivas operaron con información proporcionada por la fábrica y numerosos obreros declararon los aprietes de jefes de personal, quienes aportaron datos para las detenciones”, remarcó el letrado.

“Por supuesto, desde esta querella, y entendemos que desde todas las acusaciones, vamos a apelar. Es un veredicto contradictorio, por mayoría y no unívoco; ya en esa disidencia están parte de los fundamentos de nuestra apelación. Pero, por encima de eso, los fundamentos centrales radican en la convicción que surge de las pruebas del debate, que no dejan lugar a dudas sobre los hechos ocurridos y quiénes son los responsables”, sostuvo Giordano.

En el mismo sentido fue su colega Pagliero: “Tenemos la convicción de revertir este fallo aberrante, que golpea a toda una comunidad, a los familiares y a los hijos, quienes ya establecieron la verdad en este juicio con sus testimonios y reivindicaron la memoria de Villa Constitución y de sus obreros. Faltó la justicia, y es lo que reclamaremos en casación”, concluyó.

“Para esta Justicia no hubo culpables”

Entre tantas personas que se encontraban expectantes con respecto al desenlace de la causa Acindar -también conocida como “El Villazo”- había varios sobrevivientes y testigos de los horrores que sucedieron en Villa Constitución a partir del 20 de marzo de 1975.

Uno de ellos es Oscar “Pacho” Juárez, quien fue integrante de aquella Lista Marrón que se impuso en las elecciones locales de la UOM y hoy se fue con la tristeza que inundó a todos los que rodearon los Tribunales rosarinos en busca de justicia.

“Fue una sentencia vergonzosa. En Villa Constitución, por aquellos años, hubo un genocidio, hubo 41 compañeros asesinados, más de 200 encarcelados, miles de despidos y todo eso para desarticular una lista sindical, combativa y heroica. Pero para este Justicia no hubo culpables, no saben dónde están”, sostuvo, en declaraciones al medio La Retaguardia, que cubrió la totalidad del juicio.

“La impunidad es lo que pesa. Acá no están ni Lorenzo Miguel, ni María Estela Martínez de Perón, ninguno de los que actuaron y los que resolvieron hacer un operativo represivo hacia todos los trabajadores del cordón industrial, pero que tuvo su cabeza en Villa Constitución”, reclamó el ex obrero metalúrgico.

“No esperábamos que fueran absueltos. Hay pruebas concluyentes, dentro de Acindar existió un centro de detención y tortura. Los jefes de personal estaban al tanto de esa situación”, lamentó.

Por su parte, otro sobreviviente de aquella época es Pedro Pujals, quien en declaraciones al mismo medio apuntó contra el presidente Javier Milei por el fallo de la Justicia.

“Este tribunal es parte de lo que es hoy el aparato jurídico que está intentando montar Milei. Porque él tiene interés grande en pasar a la ofensiva con una ley de legislación obrera muy jodida y todo intento de recuperar memoria histórica a él le vendría mal”, analizó.

“Los jueces reconocen la gravedad de los hechos que pasaron, están registrados y no lo pueden ocultar. Lo importante de todo esto es que después de 50 años un hecho histórico como el Villazo permanece y hemos triunfado en el sentido de colocar nuevamente en la escena política lo que pasó y lo que fue la resistencia de Villa Constitución. La lucha va a continuar”, sentenció.

Las hermanas Villalba llevan una semana en huelga de hambre

Las hermanas Villalba llevan una semana en huelga de hambre

Presas en Paraguay, las tres acusadas de pertenecer a una organización terrorista reclaman por las condiciones de reclusión. A la vez, los organismos de derechos humanos denuncian que deberían ser liberadas. Se esperan resoluciones de organismos internacionales a favor de ellas.

Este lunes 3 se cumplen los primeros siete días de la huelga de hambre que llevan adelante las presas Carmen Villalba, Laura Villalba y Francisca Andino en Paraguay. Ellas, junto a sus familiares, acumulan más de 20 años de persecución política por parte del Estado paraguayo. Desde hace más de un año, cuando fueron trasladadas al penal Martín Mendoza de Emboscada, de máxima seguridad, a unos 39 km al norte de la ciudad de Asunción, en Paraguay, las tres mujeres han permanecido confinadas en lo que el Estado paraguayo ha denominado «el nuevo modelo carcelario»: celdas individuales de 2 x 2 metros, en confinamiento absoluto, en condiciones que, según denuncian los organismos de derechos humanos, violan todas las normas internacionales para el tratamiento de personas privadas de su libertad. Ante esto, las reclusas han iniciado una huelga de hambre a través de la cual reclaman un trato digno y el derecho a leer. Allí, en medio del silencio de un sistema diseñado para romper su espíritu, ellas transforman la lectura y el estudio en una forma de rebeldía, y el hambre en un grito de protesta.

Tras su más reciente visita a Carmen Villalba el pasado viernes 31 de octubre, el abogado defensor de las tres reclusas, Salvador Sánchez, comunicó el estado de salud de las detenidas, así como los motivos y la evolución de la huelga que comenzaron el 28 de octubre. Según explicó, las reclusas decidieron adoptar esta medida ante las condiciones de confinamiento a las que se ven sometidas desde hace más de un año. «Evidentemente, lo que se busca es enloquecerlas a través de la tortura», calificó el abogado, y condenó el incumplimiento del Estado paraguayo a las recomendaciones realizadas por el Comité de Desaparición Forzada. Sánchez señaló que las tres detenidas se encuentran «lúcidas» pero debilitadas, alimentándose únicamente con agua y azúcar para contrarrestar los mareos y náuseas propios del ayuno. Informó, a su vez, que Carmen Villalba fue revisada por un médico forense del Poder Judicial de la Cordillera, quien emitió recomendaciones al Estado para garantizar un seguimiento sanitario adecuado durante la protesta. El abogado advirtió que las secuelas más graves podrían presentarse en las próximas semanas, por lo que llamó a la solidaridad internacional a mantenerse atenta al estado de salud de las reclusas y a ejercer presión sobre las autoridades paraguayas. 

Pese a lo extremo de las circunstancias, Sánchez destacó que las tres mujeres «están bien, fortalecidas por el espíritu de la solidaridad internacional», y que mantienen su decisión de continuar la huelga sin una fecha prevista de finalización. Añadió que la defensa continuará las gestiones judiciales y administrativas necesarias «para garantizarles el derecho a la vida, a la integridad física y a la salud» dentro del penal.

La misma historia

El Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) surgió a comienzos de los años 2000 como una organización insurgente campesina que se presentaba como heredera de las luchas sociales en contra de la dictadura de Alfredo Stroessner, el régimen más largo y represivo del Cono Sur. Sin embargo, desde su aparición, el gobierno paraguayo utilizó su existencia como excusa para militarizar el territorio, perseguir a dirigentes campesinos y criminalizar toda forma de organización popular. Esa política de persecución se ha mantenido hasta hoy, bajo lo que muchos organismos humanitarios describen como una continuidad institucional del stronismo. En nombre de la «lucha contra el terrorismo», se han desplegado violentos operativos militares, detenciones injustificadas y juicios plagados de irregularidades. En este contexto se inscribe la historia de las Villalba, una familia campesina que, tras años de desplazamientos y hostigamiento por parte del Estado, se ha convertido en símbolo de la represión contemporánea en Paraguay.

El 2 de septiembre de 2020, dos niñas de 11 años de edad, Lilian Mariana Villalba y María Carmen Villalba, ambas argentinas, fueron asesinadas durante un operativo militar al norte del país. El gobierno paraguayo calificó el hecho como un «éxito» militar contra el EPP, mientras las organizaciones de derechos humanos denunciaban infanticidio y ejecución extrajudicial. Las niñas no estaban armadas, no eran militantes ni combatientes. Habían cruzado la frontera para conocer a sus padres. Meses después, la hija de Carmen Villalba, Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, apodada cariñosamente «Lichita», desapareció en circunstancias aún no esclarecidas. Organismos de derechos humanos siguen investigando su desaparición. La tragedia familiar continuó con la detención de Laura Villalba, hermana de Carmen, en diciembre de ese mismo año. Laura, enfermera y madre de cuatro hijos, nunca formó parte del EPP. Fue arrestada mientras buscaba a su sobrina Lichita. El Estado la acusó de «terrorismo» y la condenó a 31 años de prisión en un proceso plagado de irregularidades. Desde entonces, la causa Villalba se ha transformado en un emblema de la criminalización del disenso y la lucha contra el autoritarismo en un país que no ha logrado romper con su pasado dictatorial.

Tras las rejas 

«Nos han robado hasta la primavera, pero no pueden con nuestra canción», cantaba Francisca Andino tras el muro enrejado que la separa de sus visitantes. Así lo recuerda la periodista y militante argentina Claudia Korol, una de las pocas personas que ha podido ingresar al penal de Emboscada, donde se encuentran detenidas Carmen Villalba, Laura Villalba y Francisca Andino. Sus visitas, autorizadas tras superar innumerables obstáculos burocráticos, le permitieron conocer de primera mano las condiciones extremas en las que viven las tres mujeres, la fuerza con la que enfrentan su encierro, así como escuchar y comprender sus demandas. 

Aislamiento total

Las tres reclusas han sido sometidas a un régimen de aislamiento absoluto desde hace más de un año. Permanecen encerradas 24 horas al día en celdas individuales de 2×2 metros, con cámaras que vigilan cada uno de sus movimientos, sin contacto entre ellas ni con otras personas. La única visita regular que pueden recibir es la de su abogado cada quince días. «La familia no puede acercarse, ya que todos se encuentran perseguidos o refugiados fuera del país», explica Korol. Las Naciones Unidas califican la situación de las reclusas como «tortura». «Estaban con un uniforme rojo, que es el color de las personas caracterizadas como de máxima peligrosidad. Para trasladarlas desde su celda hasta el lugar donde se hacen las visitas, les cubren el rostro con una capucha y llevan las manos esposadas atrás de la espalda». Korol explica que el uso de las capuchas reutilizadas puede representar un riesgo debido a brotes de tuberculosis registrados en esa prisión.

«Yo vi que las tres adelgazaron bastante desde la visita anterior. Francisca Andino, que tiene 65 años, tiene problemas de asma y tendría que estar más cuidada y más atendida en algún momento porque ya le costaba caminar. La tuvieron que llevar en algunas ocasiones en silla de ruedas», comenta Korol a propósito de las condiciones de salud con las cuales las reclusas iniciaron su huelga de hambre.

Organismos internacionales de derechos humanos como el Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y el Comité contra la Tortura de la ONU, así como la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos ya han advertido que este tipo de encierro constituye una forma de tortura psicológica y puede generar secuelas irreversibles en la salud mental y física de las personas detenidas.

Derecho a estudiar

La abogada argentina Laura Taffetani, representante internacional de las tres presas políticas, explicó que la segunda demanda, el derecho a estudiar y acceder libremente a materiales de lectura, es de crucial importancia para las reclusas, ya que el estudio constituye una parte fundamental de su vida, de su lucha, y es una expresión de dignidad y fortaleza. «Son las primeras mujeres en toda la historia del Paraguay que estudiaron dentro de la cárcel y se recibieron», remarca Taffetani haciendo alusión a los títulos profesionales en psicología que tanto Laura como Francisca recibieron hace poco más de dos semanas, tras haber cursado sus estudios universitarios desde la prisión. «Además, son excelentes alumnas», añade Taffetani. Laura también es enfermera recibida, y Carmen se encontraba cursando el segundo año de Derecho, en el momento en que fue trasladada a la prisión Martín Mendoza. 

Tanto Carmen como Francisca sueñan con cursar estudios de Doctorado en Psicología; sueño que se ha visto truncado por su confinamiento. A pesar de contar con la autorización de la universidad, las autoridades no les permiten continuar con sus estudios. Desde que se encuentran recluidas bajo este nuevo régimen, no se les permite leer nada más que la Biblia, y sus materiales de estudio y de lectura les han sido decomisados. «Tienen un listado de 10 libros de literatura, que tienen que ser aprobados a ver si los pueden leer o no. Mientras tanto, ellas están sin hacer nada, encerradas 24 horas, sin leer, sin hacer ningún tipo de actividad», explica Taffetani.

Francisca además es monja y está presa, acusada de haber participado del secuestro de Cecilia, hija del expresidente paraguayo Raúl Cubas. Debido al régimen al que está sometida, no se le permite cumplir con los rituales que su ordenamiento le exige. Con motivo del sexto día de huelga, el sacerdote Rodolfo Viano, cura de la organización Opción por los Pobres, y perteneciente a la orden franciscana, a la cual también pertenece Francisca, envió un saludo de apoyo a las reclusas.

En el contexto de un gobierno represivo y autoritario, estas reclusas han utilizado sus estudios y su devoción por el desarrollo personal como una herramienta de lucha y una expresión de dignidad. «Son mujeres muy dignas, dan mucha fuerza a nuestros pueblos. Y eso es lo que castigan», sostiene Taffetani. 

Derecho a estudiar

«El reclamo es el derecho a participar en la investigación internacional que se está llevando adelante en torno a la desaparición de Lichita y no se lo permiten», sostiene Taffetani. Además, insiste en que el confinamiento de las tres es injustificado y obedece puramente a razones de persecución política.

«Laura Villalba nunca debió estar presa porque a ella terminaron acusándola de incumplimiento de deberes familiares. Es decir, le mataron a su hija y a su sobrina, pero según las autoridades, la culpa la tiene ella porque llevó a las chicas ahí a conocer a sus padres. Y la acusaron de terrorismo cuando Laura nunca perteneció a la organización. Ella es lo que se conoce como un familiar no beligerante», aclara Taffetani. 

«Carmen sí participó en la organización del Ejército paraguayo del pueblo, y cumplió una condena por eso. Pero al cumplirse su condena, le inventaron una causa nueva y le sumaron 17 años más, por lo que ella tampoco debería estar ahí. Y Francisca también pertenecía al EPP, pero ella en realidad ya tendría las condiciones para estar en libertad condicional y se la han negado», explica Taffetani en relación a las irregulares condenas que enfrentan actualmente las otras reclusas.

Los motivos de la reclusión

Laura Taffetani afirma que las condiciones de confinamiento que sufren actualmente las reclusas podrían ser una represalia ante la intervención de los organismos internacionales de derechos humanos. «Hay una represalia y un ensañamiento, porque lo real es que ellas ya vienen con una resolución de Naciones Unidas, del Comité de Derechos del Niño, que declaró responsable al gobierno del Paraguay del asesinato de las dos niñas. Y todo esto vino justamente en forma casi paralela a que se publicara la resolución. Entonces, empezaron todas estas medidas en su contra. Prontamente va a salir del Comité de Derechos Humanos, en relación con el caso de Laura Villalba, y también saldrá del Comité de Desaparición Forzada. Entonces, todo esto también tiene que ver con el porqué de que ellas estén en estas condiciones actualmente», sostiene la abogada de derechos humanos.

Taffetani concluye con una invitación para entender el caso de estas reclusas desde una perspectiva más amplia, teniendo en cuenta el contexto geopolítico actual de Latinoamérica. La abogada advierte sobre una peligrosa tendencia que se viene esparciendo entre los gobiernos de derecha de varios países de la región. «Hay que entender que todas estas cosas tienen que ver con cosas que están pasando internacionalmente. Esta cuestión de agrupar al narcotráfico con las organizaciones que protestan contra un gobierno, dentro de lo que ellos llaman “terrorismo”. Y entonces, a todas las personas que pertenecieron a organizaciones que decidieron tomar el camino de la lucha armada se las clasifican de la misma manera que clasifican a los narcotraficantes. A todos los ponen en el mismo lugar como “terroristas”. Según esta lógica, es lo mismo Al-Qaeda que una organización en Latinoamérica que decida luchar por la soberanía de su país con armas ante un gobierno dictatorial. Y esto es muy peligroso». Taffetani afirma que esta tendencia se viene utilizando en países como El Salvador, Perú, Paraguay y ahora en Argentina, con ejemplos como el de Facundo Jones Huala, un hombre mapuche acusado de terrorismo por reivindicar la lucha del pueblo mapuche desde su poesía. 

Asimismo, Claudia Korol comenta acerca de la influencia del gobierno de Javier Milei en el caso de la familia Villalba: «La familia Villalba, hasta que subió Milei y Patricia Bullrich, vivía en Argentina y tenía refugio concedido por ACNUR. El gobierno de Milei le levantó el refugio y por eso se tuvieron que ir de Argentina». El levantamiento del asilo político por parte de ACNUR y el Estado argentino generó el desplazamiento forzado de toda la familia Villalba fuera del país, incluyendo a la madre de las hermanas Villalba de 80 años, y 12 niños y niñas que dependían de su cuidado.

Las querellas exigen imputar con más cargos a los acusados

Las querellas exigen imputar con más cargos a los acusados

Ya en la etapa de definiciones del juicio oral que investiga los crímenes de lesa humanidad cometidos en la Mansión Seré y el circuito RIBA, los abogados de las víctimas pidieron que se consideren los delitos cometidos contra las infancias y los adultos que presenciaron los secuestros.

La jornada 34° del juicio Mansión Seré IV y RIBA II estuvo dedicada a la exposición de las querellas, quienes formalizaron su apoyo y ampliaron la solicitud de cargos presentada previamente por el Ministerio Público Fiscal. El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de San Martín N° 5, presidido por la jueza María Claudia Morgese Martín, junto a la jueza Silvina Mayorga y el juez Walter Benditti; escuchó los argumentos que buscan incorporar decenas de nuevos casos vinculados a crímenes sexuales y afectaciones directas a las infancias.

Durante la audiencia anterior, el fiscal general Félix Crous y la fiscal auxiliar Nuria Piñol solicitaron formalmente la ampliación de la acusación. La petición se basó en la recopilación de información surgida a lo largo de las 32 audiencias anteriores, argumentando que si bien los hechos no eran “estrictamente novedosos, sí lo son para el debate” ya que no habían sido tipificados de manera autónoma en la elevación a juicio. La fiscalía, amparándose en el Artículo 381 del Código Procesal Penal de la Nación, buscó incorporar múltiples cargos a los represores Ernesto Rafael Lynch, Juan Carlos Herrera y Julio César Leston; centrando la acusación alrededor de delitos sexuales y crímenes conexos contra menores de edad y familiares de víctimas.

Las infancias también fueron víctimas

La primera querella en tomar la palabra durante la última audiencia fue la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, representada por los abogados Rodrigo Cano y Camila Gerini. Cano comenzó adhiriendo en su totalidad a los postulados planteados por el Ministerio Público Fiscal y luego presentó la ampliación de la acusación por parte de la Subsecretaría, poniendo el foco en la necesidad de reconocer como víctimas a todas las personas que estuvieron presentes en los violentos operativos de secuestro, incluidos niños, niñas, adolescentes y adultos mayores. Desde el organismo propusieron “reconocer a todas las víctimas, incluyendo a todos aquellos que estuvieron presentes en los operativos, debiendo permanecer allí no por decisión propia sino por decisión de quienes, con el uso de la fuerza, violencia y amenazas en manos del Estado, así lo decidieron”.

Cano enfatizó: “No estamos ante hechos comunes. Lo que se está juzgando son hechos que formaron parte del delito más grave de todos, un genocidio”. Y recordó el compromiso estatal de no mirar para otro lado ante los testimonios producidos en el debate, que demuestran que las víctimas no se limitan a las 130 ya consideradas. La querella argumentó que la irrupción violenta en los domicilios y las amenazas por parte de las fuerzas armadas, formaban parte de un esquema sistemático donde, quienes se encontraban allí, se convertían en un “blanco a neutralizar”.

Para sostener la imputación de la responsabilidad, la Subsecretaría recurrió a la figura de la autoría mediata en el marco de un aparato organizado de poder. Esta figura legal permite responsabilizar a quienes ejercen dominio sobre el resultado del delito a través de una organización jerárquica, donde los ejecutores materiales (los grupos de tareas) son intercambiables. En ese marco, detallaron 28 casos en donde se solicita la ampliación de la imputación por privación ilegal de la libertad agravada y tormentos agravados, en su mayoría a niños, niñas y adolescentes.

Al ser detalladas las atribuciones a cada uno de los represores, Juan José Zyska movía la cabeza negativamente con cara de incredulidad, mientras que Ernesto Rafael Lynch miraba de a ratos hacia el costado, desentendiéndose del tema.

 

Torturas intrauterinas

Posteriormente, la querella de la Asociación Civil Moreno por la Memoria manifestó su adhesión a los pedidos de la fiscalía y de la Subsecretaría. Sin embargo, su intervención se enfocó en un caso particular de profundo impacto jurídico: la imputación por torturas a Mario Valerio Agustín Bellene, quien fue víctima en edad gestacional.

Bellene es el hijo de María Margarita Miguens, quien estaba embarazada de cinco meses cuando fue secuestrada y torturada. La querella sostuvo que la información surgida en el debate demuestra que los crímenes no solo afectaron a los detenidos, sino que tuvieron la intención directa de dañar a su descendencia. Desde Moreno por la Memoria recordaron el testimonio de Miguens: “Comencé a sentirme mal, me descompuse y ahí me apuntaron al estómago y me dijeron que lo primero que iban a hacer era matarme al bastardo y luego me iban a matar a mí”.

Daira Gajdysz, abogada de la querella, planteó un interrogante que se ha trabajado durante años para visibilizar a las infancias como víctimas de Estado: “¿A partir de qué momento se puede comenzar a torturar a un niño?”. Argumentó que, basándose en la legislación argentina y los estándares internacionales, la vida humana existe desde la concepción. Toda violencia ejercida contra una mujer embarazada, como los tormentos y la omisión de asistencia médica, implica también una violencia ejercida contra el nasciturus (el ser humano concebido pero aún no nacido), afectando bienes jurídicos autónomos: la vida, la integridad física y la identidad del niño concebido. Por todo ello, Moreno por la Memoria solicitó la ampliación de la imputación contra Lynch en calidad de coautor por los hechos de aplicación de tormentos a Bellene en edad gestacional.

Una vez finalizadas ambas exposiciones, la audiencia 34° finalizó luego de que los abogados que representan a Lynch, Zyska, Leston y Herrera, confirmaron que responderán a las ampliaciones de la acusación en la próxima jornada que tendrá lugar el 11 de noviembre.

El Premio Nobel del Amor

El Premio Nobel del Amor

Abuelas de Plaza de Mayo celebró su 48º aniversario en el Centro Cultural Art Media repleto. Entregaron los premios Abridores de Caminos a quienes estuvieron a su lado en la lucha por la identidad. Y ellas también recibieron un galardón.

Este martes por la tarde, a metros de Corrientes y Dorrego, cientos de personas llenaron el Complejo C Art Media para honrar y celebrar la lucha por la Identidad, la Memoria, la Verdad y la Justicia que las Abuelas de Plaza de Mayo lleva a cabo desde hace 48 años. Además, se hizo entrega de los primeros galardones “Abridores de Caminos” a aquellas personas que “con su compromiso han logrado abrir espacios de creatividad, solidaridad y esperanza para la sociedad; y trayectorias en pos de la ampliación de los derechos humanos”.

Entre los premiados se encuentran el músico León Gieco; el dibujante Miguel Rep; el director Luis Puenzo; el médico genetista Víctor Penchazadeh; el colectivo artístico Teatro por la Identidad; el nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; y como no podía ser de otra forma, a las compañeras de las Abuelas, las Madres de Plaza de Mayo. De hecho, la ceremonia comenzó pasadas las 19:30, cuando un mar de aplausos y una ovación de pie inundó cada rincón del complejo mostrando un indicio de quienes habían llegado a primera fila: Estela de Carlotto, presidenta de la asociación; Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo — Línea Fundadora; Carmen Lareu y Clara Weinsten.

Luego de un homenaje a aquellas personas que fallecieron este año y que ayudaron a la lucha de Abuelas y Madres, entre las que se incluyó al Papa Francisco, se realizó un repaso por todo el trabajo que la organización realizó desde el aniversario anterior. Sobre una base de música que rezaba “Sin cadenas sobre los pies” de Los Pericos reversionada por La T y La M, se recordó la restitución de los nietos 138, 139 y 140; lo que fue posible gracias al trabajo en conjunto de Abuelas, la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad, y el Banco Nacional de Datos Genéticos. Estos dos últimos fueron salvados de su cierre, sentenciado por la Ley Bases promulgada por el gobierno de Javier Milei, gracias a la acción de algunos legisladoares, entre ellos Wado de Pedro, quien estaba presente en primera fila.

El acto continuó con un show por parte de Los Amados, que con su música animaron los cuerpos de los asistentes, los cuales rápidamente se levantaron de sus sillas y empezaron a hacer palmas, bailar y abrazar a quienes tenían a su lado para celebrar la trayectoria de esas mujeres que posibilitaron muchos de esos abrazos y encuentros. Ese poder de la música también conmovió a los asistentes con Hilda Lizarazu, quien interpretó el célebre tema de Charly García, Los Dinosaurios, hacia un público que cantaba desde la convicción en contra de la represión.

Llegado el momento de la entrega de los galardones, comenzó recibiendo unos colegas del médico genetista Víctor Penchazadeh – que no pudo estar presente-, conocido por haber posibilitado el desarrollo del índice de la abuelidad, que permite establecer un vínculo entre un nieto y sus abuelos, cálculo clave para la tarea de la organización. Agradeciendo el premio, Juan Angel Canella dijo: “En esta epidemia de individualismo, las abuelas son la vacuna que necesitamos”.

Otro de los premiados fue Teatro por la Identidad, que como el nombre indica, desde el año 2000 viene realizando obras con el mismo objetivo de las Abuelas: “Hasta que aparezca el último nieto o nieta estaremos arriba de los escenarios”. Luego, Cristina Fridman, directora del colectivo, finalizó agradeciendo: “Nuestros nombres, siempre decimos, podemos decirlos porque sabemos quiénes somos”. Siguiendo con la entrega se encontraba Miguel Rep, quien les regaló a las Abuelas una remera intervenida con la leyenda “Nobel del Amor”. El dibujante propuso estimular ese premio para ellas.

Tras una actuación de Victoria Birchner e Hilda Lizarazu quienes tocaron cuatro temas junto a Lito Vitale que emocionaron a la audiencia, la entrega de Abridores de caminos continuó hacia Luis Puenzo, director de La Historia Oficial, primera película argentina en ganar un Óscar y que logró la difusión de los crímenes cometidos en dictadura. El director recordó el trabajo que realizó Carlotto, para que en la película aparezcan las imágenes de los bebés apropiados. Para ese entonces, Estela ya había subido al escenario a hacer la última tanta de entrega de premios junto a los conductores del acto y nietos restituidos, Manuela Goncalves Granada y Leonardo Fossati.

“Aprendimos a resistir y a no perder la fuerza de la esperanza”, dijo el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, al recibir el premio en alusión a la tarea de Abuelas. En este mismo sentido, y antes de interpretar “Cinco siglos igual”, León Gieco confesó: “El honor más grande que recibí en mi vida fue que tanto Madres como Abuelas me hayan sumado en el camino de su lucha”. Finalmente, interpretó Como la cigarra, que el público cantaba solemnemente mientras un agradecimiento implícito se compartía en silencio: “A la hora del naufragio y de la oscuridad, alguien te rescatará”.

La materialización de ese rescate se dio con la imagen que cerró la jornada: la nieta 139, restituida en enero de este año, le entregó el galardón a Estela de Carlotto, que se encontraba rodeada de nietos y nietas restituidas. La presidenta de Abuelas, luego de ser premiada, aseguró: “Todos los que estamos acá somos un grupo de trabajo para el Nunca Más. Faltan muchos todavía encontrar, aprendemos, tenemos novedades, pero todavía falta”.

Estela de Carlotto terminó pasando la posta a las próximas generaciones que la rodeaban, y con un auditorio que se llenaba de vida al grito colectivo que respondía a la consigna de “30.000 compañeros detenidos-desaparecidos”:

— “Presentes, ahora y siempre” –estalló el público.

Abuelas de Plaza de Mayo reconoce a quienes hicieron lo imposible

Abuelas de Plaza de Mayo reconoce a quienes hicieron lo imposible

El organismo de derechos humanos estregará este martes los premios «Abridores de caminos» a aquellas personas e instituciones que hayan ampliado el horizonte de lo posible. Víctor Penchazadeh, Adolfo Pérez Esquivel, León Gieco y Miguel Rep, entre los galardonados.

El martes 28 de octubre, en el marco del 48 aniversario de la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo se entregará la primera edición de los premios “Abridores y abridoras de caminos”, que se conocieran, a través de los medios de la institución, el viernes último. El galardón se otorga a personas o colectivos que han ampliado el horizonte en diversas disciplinas tales como: la ciencia, el arte, la música, el cine, el teatro. Estos reconocimientos serán recibidos por el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; el músico León Gieco; el director y guionista Luis Puenzo; el dibujante y caricaturista Miguel Rep; la organización de derechos humanos Madres de Plaza de Mayo; el médico genetista impulsor del índice de abuelidad, Victor Penchazadeh, y el colectivo artístico Teatro por la Identidad.

Claudia Poblete -nieta restituida número 64- habló con ANCCOM para explicar la fundamentación del galardón: “Estos reconocimientos se dieron a las personas más cercanas a la lucha de abuelas, quienes han estado aportando su granito de arena desde diferentes áreas. Son quienes han puesto sus saberes, talento y esfuerzo en la lucha de las Abuelas”, describió.

El caso de Claudia Poblete fue paradigmático en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, ya que su caso permitió cortar con las leyes de impunidad en 2005 cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación tomó su expediente para resolver que las leyes de Punto Final y Obediencia Debida eran inválidas e inconstitucionales.

Víctor Penchazadhe, es uno de los creadores del “índice de abuelidad”, que establece la posibilidad de parentesco entre un nieto y sus abuelos, y que fue determinante para la recuperación de los hijos de desaparecidos durante la última dictadura militar. Su trabajo ha sido fundamental para restituir a las y los nietos de las Abuelas: “Los nietos recuperados son la memoria viva del terror de Estado, y enarbolan las virtudes de la verdad y la justicia. Cada nieto es un clavo más en el ataúd de la dictadura cívico-militar-eclesiástica”, reflexionó el genetista en diálogo con esta agencia.

El reconocimiento, dice, lo conmueve: 140 jóvenes han recuperado su identidad, un logro atribuible tanto a la ciencia como a la tenacidad y perseverancia de las Abuelas. Sin embargo, subraya que también fue «el resultado de muchos científicos que colaboraron para alcanzar este resultado; fue una labor colectiva», subraya.

Cristina Fridman, miembro de la Comisión Directiva del Teatro por la Identidad habla sobre la función que ha tenido el arte en la lucha por la memoria y la identidad: “El teatro es memoria, es presente y futuro a la vez. Te conmueve, te hace pensar, reír, es un hecho en vivo. Para mí, es fundamental para las reconstrucciones sobre la identidad y la historia”, señaló la teatrista.“En este contexto tan duro, tan difícil, donde ha sido y es atacada la cultura y los derechos humanos, nosotros tomamos siempre el ejemplo de Abuelas de Plaza de Mayo, de seguir trabajando y luchando por lo que creemos es lo más justo, porque aparezcan los nietos y nietas que faltan”, reflexionó Fridman y describió que relación de Teatro por la Identidad con las Abuelas desde un primer momento fue muy cercana: “Siempre estuvieron presentes en los escenarios dando sus testimonios, y cuando ya no podían venir ellas, venían los nietos”.

León Gieco, otro de los artistas que el martes recibirá el premio “Abridores y abridoras de caminos”, comentó: “Es un altísimo honor para mí que ellas consideren que con mi trabajo aporté solidaridad, creatividad y esperanza a cada una de sus luchas. Me gratifica y me imprime una responsabilidad mayor. Porque el camino que ellas iniciaron hace 48 años, luchando pacíficamente desde el dolor, la resiliencia y fundamentalmente desde el respeto por una sociedad con memoria y más justa, hoy sigue siendo el camino correcto para mi, y me alienta a comprometerme más cada día”.

El autor de canciones como “Solo le pido a Dios” supo retratar la lucha por la memoria, la verdad y la justicia en sus letras, porque como bien diría el cantante “todo está clavado en la memoria, espina de la vida y la historia”. Sobre su rol en la lucha de Abuelas reflexionó: “Hace muchos años asumí el compromiso de priorizar, resaltar y acompañar desde mis canciones todo lo que representan esos conceptos Memoria, Verdad y Justicia y el peso que tienen dentro de la sociedad. Y en estos momentos, me alegra ver y escuchar que algo de eso que fuimos sembrando, está prendiendo en las nuevas voces”.

Taty Almeida, presidenta de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora también habló sobre el reconocimiento que recibirá el próximo martes: “Estamos muy orgullosas y agradecidas por este reconocimiento que nos van a hacer nuestras queridas Abuelas. Realmente es como una caricia para el alma, porque venimos luchando desde hace años por la Memoria, por la Verdad, por la Justicia. Y ahora más que nunca tenemos que seguir haciéndolo ante este gobierno deplorable que tenemos, que quiere borrar todo lo que sea memoria, quiere borrar todo lo que hemos conseguido con mucho esfuerzo en materia de  derechos humanos, pero por eso no hay que bajar los brazos, hay que seguir resistiendo. Porque no nos han vencido”.

Adolfo Pérez Esquivel, quien en 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de la Democracia y los Derechos Humanos, también reflexionó sobre el reconocimiento que le entregarán las Abuelas el martes. Rodeado de sus cuadros, lienzos y acuarelas el artista y activista manifestó: “Es un placer, agradezco el reconocimiento, lo valoro por el sentido que tiene el caminar juntos desde los momentos más trágicos de nuestro país, cuando ocurrían las desapariciones. Les agradezco de corazón y tienen mi cariño y compromiso para seguir juntos hasta que aparezcan todos los niños secuestrados y desaparecidos”.

Rep, dibujante, caricaturista, historietista y humorista gráfico argentino ha colaborado con Abuelas desde los 2000 y fue nombrado en 2018 Embajador Regional de Buena Voluntad de UNICEF América Latina y el Caribe por su permanente compromiso con los derechos de los niños. Por todo ello las Abuelas decidieron reconocer su labor en esta primera edición de “Abridores de caminos”: “Todo lo que venga de Abuelas es bueno”, y señaló que es fundamental acompañarlas: “Estar al pie del cañón, en mi caso, con mis dibujos”. 

Por su parte, Luis Puenzo, el aclamado director de la primera película argentina en recibir un Oscar, La Historia Oficial, en 1986, declaró que se siente sumamente conmovido por este reconocimiento. Además, señaló que para él ser padre fue la principal motivación para sumergirse en la lucha por los derechos de los niños: “El cine es memoria”, sentenció.

Este es el primer año que se realizan estos reconocimientos, no obstante, Claudia Poblete aseguró que esta es una primera tanda y que la idea es seguir premiando y reconociendo a diversas personas y colectivos que contribuyen en la lucha que encabezan Las Abuelas de Plaza de Mayo.