Un encuentro entre arte y ciencia para cuestionar la megaminería

Un encuentro entre arte y ciencia para cuestionar la megaminería

Se exhibe en el espacio cheLA Convertirse en Piedra, instalaciones artísticas de los canadienses Marilou Lemmens y Richard Ibghy que alertan sobre cómo las explotaciones mineras en el noroeste argentino destruyen naturaleza y medio ambiente. Investigadores de la UNSAM y el Conicet destacan la importancia de las políticas de visualización de la temática.

Convertirse en Piedra es el nombre de la exposición que surge de la investigación llevada a cabo en el otoño del 2023 por los artistas canadienses Richard Ibghy y Marilou Lemmens en las provincias argentinas de La Rioja y Jujuy. Co-curada por Sylvie Fortin y Solana Molina Viamonte, la muestra que por estos días puede verse en el espacio cheLA está conformada por dos instalaciones y un epílogo que invitan a sus espectadores a sumergirse en una crítica hacia el arrase de la biodiversidad y el cambio climático causado por la creciente rentabilidad del capital natural que se traduce, en este caso, en la megaminería.

Una de las dos instalaciones de esta exhibición tiene como nombre Una asamblea animada. Integrada por tres pantallas que mezclan imágenes de paisajes reales y caricaturas animadas al estilo de un videojuego, cada una de ellas cuenta dos historias diferentes: la de una garita y una vicuña; la de un político y el arroyo; y la de un CEO y los dueños de un híbrido. Moviéndose entre el humor, la parodia y la realidad, los personajes dialogan e interpelan directamente al público invitando a una reflexión acerca de los estragos que genera la explotación indiscriminada de recursos en las comunidades locales y en la flora y fauna del lugar, al mismo tiempo que se mofan de quienes la defienden. “Cada entidad se presenta con una voz única y juntas crean una polifonía disonante. La pieza apunta a representar la complejidad de un paisaje contemporáneo que todavía está emergiendo, donde lo chico y lo grande están constantemente en tensión”, explicó la canadiense Lemmens al respecto durante uno de los paneles sobre la muestra organizados en conjunto por la productora artística Móvil y la Universidad de San Martín (UNSAM).

La segunda instalación, llamada Relatos desde lo subterráneo, muestra una amplia serie de gráficos creados con materiales sencillos tales como hilo, varillas y acetatos de colores. Cada uno de ellos posee un nombre escrito a mano, que corresponde con el nombre real del gráfico que funcionó como fuente. Presentada sobre una base blanca de rectángulos ensamblados que, visto desde arriba, asemeja a un gráfico de barras, este montaje invita al espectador a moverse por el espacio e interactuar con las obras en un recorrido propio, casi lúdico, como una danza. “Las esculturas materializan las imágenes técnicas utilizadas para hacer visibles, entendibles e inmediatas las interacciones entre las actividades extractivas, la economía, la sociedad y el medio ambiente”, se explayó Lemmens sobre la obra. Y agregó: “Estas formas sirven a un pensamiento, pero también son un pensamiento en formas”.

Y es que la muestra, además, incentiva a reflexionar sobre dos campos que a primera vista parecen opuestos: el arte y la ciencia. Para explorar el nexo entre ambos se llevó a cabo Por lo que vale: Arte y política visual de la sustentabilidad, un evento interdisciplinario que contó con la presencia de especialistas del arte y la investigación en Ciencias Sociales. Molina Viamonte refirió a la importancia de generar estos espacios de debate: “Al haber tantos representantes de ciencias sociales, en esa arena se generan y se piensan cosas que individualmente cada una de las disciplinas no aborda, pero que en el cruce sí surgen”.

Molina Viamonte es, además, directora de Móvil, organización sin fines de lucro dedicada a la producción y exhibición de obras contemporáneas. “El año pasado se cumplieron 10 años de Móvil y yo tenía la intención de trabajar en un ida y vuelta con proyectos internacionales –contó a ANCCOM–. En ese contexto, nos conocimos con los artistas y con Sylvie Fortin. Ellos propusieron que hagamos un proyecto juntos ya que les había gustado mucho el espíritu y la dinámica del lugar”. Previamente, Ibghy, Lemmens y Fortin habían estado tres meses en La Rioja y Jujuy y “venían con la investigación en territorio únicamente. Luego, comenzaron a trabajar con el material y empezó un diálogo curatorial”, continuó Molina Viamonte.

El evento fue co-organizado tanto por los artistas y las curadoras, como por el investigador ecuatoriano William Sacher y el Área de Relaciones Internacionales de la Escuela de Política y Gobierno de la UNSAM y las temáticas fueron pensadas en conjunto. Tal como su nombre lo indica, la política visual fue uno de los temas centrales tratados el jueves pasado en el panel conformado por Marcelo Saguier, Julieta Godfrid y Guillermo Peinado, entre otros; ellos, junto con Sol Mora y a Ana Sendon, participan del Proyecto de Investigación Plurianual (PIP) financiado por CONICET titulado “La política visual de la sustentabilidad”, cuyo objetivo es comprender la visualidad como dimensión política del ambiente partiendo de las imágenes como dispositivos intervinientes en la producción de imaginarios sobre las transiciones a la sustentabilidad.

Saguier, quien también ejerce como docente universitario, definió a la política visual como “un ámbito específico que se encuentra dentro de las Relaciones Internacionales que se interesa por entender los fenómenos políticos globales, los procesos o los conflictos, como fenómenos visuales. No existe hoy nada de la política que no tenga una vinculación con lo visual”. De acá surge una pregunta: ¿cómo operan las artes visuales en áreas cómo la sustentabilidad, el capital natural y la transición energética?

“Cuando pensamos en política visual nos referimos al rol político que tienen las imágenes. En particular nos interesa la visualidad que refiere a la cuestión ambiental y a la noción de sustentabilidad”, comentó al respecto Julieta Godfrid. Dedicada a la investigación sobre temas de la gobernanza minera en América Latina y las iniciativas de sustentabilidad vinculadas a la minería, entre otros, su trabajo tiene un especial interés sobre la política visual y la noción de “imaginarios de sustentabilidad”. “Entendemos que los imaginarios de sustentabilidad son construcciones sociales en las que intervienen tanto la ciencia, las artes, como otras esferas como pueden ser las empresas, las comunidades y las fundaciones”, explicó la investigadora en diálogo con ANCCOM.

Asimismo, opinó respecto a la importancia de trabajos como el de Ibghy y Lemmens para generar un debate sobre éstas problemáticas: “Nos ofrece preguntas más que certezas sobre qué es lo vemos o qué es lo que deberíamos entender sobre la transición energética. Y es interesante porque genera curiosidad sobre aquello que muestra, las imágenes nos dan ganas de conocer más, son movilizadoras de inquietudes”. 

**

Convertirse en Piedra estará abierta al público todos los sábados de 16 a 20 hasta el 24 de mayo de 2025 en Iguazú 451, Parque Patricios, en el espacio de cheLA.

Debates eran los de antes

Debates eran los de antes

La icónica discusión entre Agustín Tosco, líder combativo de Luz y Fuerza, y José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, que tuvo lugar el viejo Canal 11 en 1973, vuelve recreado en forma pieza teatral y se proyecta en las tensiones actuales de la política argentina.

Es 13 de febrero de 1973, falta menos de un mes para las elecciones donde el pueblo argentino va a poder votar al peronismo tras casi 18 años de proscripción. Bajo la mira de los militares de la autodenominada “Revolución Argentina”, el país va a elegir principalmente entre el Frente Justicialista de Liberación (Frejuli), con la fórmula Héctor Cámpora- Vicente Solano Lima, la UCR de Ricardo Balbín o a Francisco Manrique, de la centroderechista Alianza Popular Federalista. En un país convulsionado socio, política y económicamente, en el viejo Canal 11 (por entonces estatal), está por arrancar la grabación del exitoso programa Las dos campanas, donde dos figuras contrapuestas del sindicalismo se van a enfrentar en un debate televisivo que marcó la historia argentina. Se trata de José Ignacio Rucci, secretario general de la CGT, y Agustín Tosco, referente de Luz y Fuerza.

A este momento nos lleva El debate, un “documento teatral” que intenta recrear ese encuentro televisivo. Rucci fue un obrero metalúrgico que desde 1970 conducía la CGT. Era un hombre de Perón: fue un sindicalista y peronista ortodoxo que, pese a la resistencia inicial de la CGT, apoyó el retorno de Perón al país. En cambio, Tosco era dirigente de Luz y Fuerza de Córdoba, había sido uno de los líderes del Cordobazo, y pertenecía a lo que se podría denominar el “sindicalismo combativo”, y por eso era perseguido por la dictadura de Lanusse.

Cincuenta y dos años después, la obra desentraña dos miradas contradictorias respecto del movimiento obrero y del modelo de país a perseguir que hoy mismo están vigentes. Dirigidos por Manuel González Gil, Pepe Monje y Gabriel Rovito son los encargados de darle vida a estos dirigentes sindicales y de traerlos al presente. En escena también están Joselo Bella y Enrique Dumont, interpretando a los camarógrafos y obrando de narradores de la historia argentina y de quiénes eran Rucci y Tosco, y Miguel Core y Sebastián Dartayete, quienes encarnan a los conductores de Las dos campanas.

En diálogo con ANCCOM, Gabriel Rovito afirma: “Las miradas de estos dos personajes siguen totalmente vigentes: aún hoy continúa habiendo posturas ideológicas que miran de arriba para abajo y de abajo para arriba. Sin embargo, hoy no hay ni la solidez ni la entereza ni la dignidad para luchar por esas posturas, sino que, en la mayoría de los casos, solo se busca acomodarse en un puesto político. Se logró que la política parezca un problema cuando en realidad la política es una herramienta”. Asimismo, agrega que el debate entre Rucci y Tosco fue una discusión de dos personas que piensan diferente pero que en el fondo buscaban lo mismo: la unidad de todos los trabajadores.

En relación al debate político actual, Rovito enfatizó en que “se está marcando una agenda para que discutamos estupideces y estemos enojados, cuando en realidad esta gente que está en el Gobierno no vino a gobernar, sino a robar y ni siquiera para ellos, sino que para afuera”. Según Rovito, en el debate entre Rucci y Tosco parecía ver que “había un rumbo”, no como hoy, donde no existe “entereza” en la discusión política.

El debate –sostiene su director, González Gil– es un ‘documento teatral’ que invita al espectador a repensar las heridas del pasado y a confrontarlas con la realidad del hoy, logrando que la obra se convierta en un llamado a la memoria y a la conciencia crítica”. Y además de recrear un momento icónico de nuestra historia, nos lleva a repensar no sólo las distintas posturas dentro del peronismo sino también la importancia de debatir públicamente ideas con altura y profesionalismo.

En relación a qué es el peronismo, Rovito va fuerte al medio: “Es justicia social, soberanía política e independencia económica, si no tiene eso no hay peronismo”. Además, reflexiona en que hoy hay actores políticos que no defienden eso y tal vez solo están en el peronismo porque quieren ganar unas elecciones. “Lo que deberíamos estar hablando dentro del peronismo es qué hombres queremos ser para que sepamos también qué políticos queremos tener y qué país podemos tener”. Rovito concluye en que “Tosco respondió todo, y lo hizo hasta con su vida. Todo lo que dijo lo hizo, no era un discurso meramente ideológico”.

El debate se puede ver de miércoles a domingos en el teatro Multitabaris (Avenida Corrientes 831). Las entradas están a la venta en Plateanet.

Un documental sobre la violación de los derechos humanos en Malvinas

Un documental sobre la violación de los derechos humanos en Malvinas

Se estrena «Las voces del silencio», de Gabriela Naso, que aborda la lucha de los exconscriptos para que los estaqueamientos y otros abusos que padecieron durante la guerra sean considerados delitos de lesa humanidad.

«El documental es mi aporte a la construcción de la memoria colectiva, a que podamos pensar Malvinas desde una perspectiva de derechos humanos, que ayude a contrastar el discurso de la ‘gesta heroica’”. Con una mirada crítica, Gabriela Naso, licenciada en periodismo por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y magíster por la Universidad Nacional de Tres de Febrero, dirige Las voces del silencio, un documental producido por Pulpofilms que se estrena el 1 de abril en el Cine Gaumont (Rivadavia 1635) y el 3 de abril en el Teatro Argentino (Avenida 51, entre 9 y 10, La Plata). La película reconstruye la lucha de un grupo de excombatientes de Malvinas que, tras denunciar los abusos, maltratos y amenazas sufridos a manos de sus superiores durante la guerra, enfrentan las trabas del sistema judicial argentino que impiden el juzgamiento de los responsables. Además, aborda las dificultades que aún hoy atraviesan los exsoldados para romper con el discurso de la “gesta heroica” y demostrar que los hechos denunciados constituyen crímenes de lesa humanidad, los cuales no prescriben.

“Hoy vemos cómo el Gobierno nacional resignifica el relato de Malvinas con otros fines. Un ejemplo claro: el 2 de abril se estrena un documental sobre Pedro Edgardo Giachino. Fue el primer caído en combate, pero también un represor de la ESMA. Sin embargo, lo presentan solo como un héroe, sin mencionar su rol en el terrorismo de Estado. Lo mismo ocurre con Astiz y otros militares. Están usando la figura de estos represores para, de alguna forma, lavar la cara de los perpetradores», advierte Naso.

A casi 43 años de los hechos y 18 del inicio del proceso judicial, el documental rescata las experiencias de David Zambrino, Ernesto Alonso, Gerardo Roschge, Hugo Robert, Miguel Anderfuhrn y Silvio Katz, no solo relatando sus vivencias de abuso y sufrimiento, sino también poniendo en evidencia cómo la versión oficial de la guerra sigue siendo un relato difícil de cuestionar, incluso después de más de 40 años.

¿Qué se oculta detrás del discurso hegemónico de la gesta militar? ¿A qué obedece su aceptación por parte de la sociedad? ¿Por qué sigue vigente? Son algunas de las preguntas que le surgieron a la directora al investigar los maltratos y la violencia padecida por los soldados conscriptos a manos de oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas argentinas durante el conflicto bélico de 1982.

Naso explica que la construcción del relato épico de la guerra comenzó mucho antes de su final. “Investigué mucho los documentos y los archivos desclasificados de las Fuerzas Armadas, ya antes del final del conflicto estaban organizando cómo contar la historia, qué hacer con los caídos, con los excombatientes, con los familiares”, señala. Parte de ese plan fue la imposición del silencio: al regresar, muchos soldados fueron trasladados a Campo de Mayo, sin contacto con sus familias. “Se les daban cartillas con recomendaciones y entre ellas figuraba que solo podían hablar de Malvinas en términos de actos heroicos. Ahí empieza a construirse este relato épico de la guerra”, agrega la directora.

El silencio no solo vino impuesto por las Fuerzas Armadas, sino también por la propia naturalización de la violencia dentro del servicio militar. “Uno puede preguntarse, ¿por qué esta causa no avanzó? ¿Por qué cuesta que avance? Y por un lado, está esa imposición del silencio, pero también hubo una gran naturalización de la violencia en el servicio militar obligatorio”, señala. El estaqueo, el mercil en agua helada, la picana con teléfono de campaña: prácticas que eran vistas como disciplina, pero que fueron torturas. “Tienen que ver con la formación de las Fuerzas Armadas, son las mismas que se usaron en los centros clandestinos de detención en el continente. Hay una continuidad entre esas prácticas que se repiten en las islas, porque son las mismas fuerzas, adaptadas a la materialidad del lugar. Entonces, también hay una dificultad para reconocer como tortura lo que es tortura”.

En el proceso de realización del documental, Naso ya había establecido una relación de confianza con varios de los excombatientes. «Ya los conocía previamente, conocía sus historias. Con esa primera capa superficial del relato de la guerra ya superada, pude ir más allá y profundizar en sus historias”, recuerda la directora.

 “Son las mismas Fuerzas Armadas que actuaban en los centros clandestinos de detención en el continente, hay una continuidad entre esas prácticas y lo que repiten en las islas”, dice Naso.

El documental también busca diversificar las voces del relato, incorporando figuras clave como el actual juez federal Alejo Ramos Padilla, quien, en su rol como abogado del CECIM La Plata, representó a los soldados conscriptos torturados durante la guerra. Asimismo, incluye al juez federal Federico Calvete, quien en 2019 citó a 24 militares a prestar declaración indagatoria por torturas a conscriptos durante la Guerra de Malvinas, y cuya participación en la investigación también fue documentada.

Sin embargo, Naso no pudo conseguir la participación de defensores oficiales ni de autoridades de las Fuerzas Armadas, a quienes también intentó entrevistar para reflejar todas las perspectivas posibles. «Quería darles espacio también para que ellos puedan contar su perspectiva de los hechos, y no accedieron», concluye la directora.

“Traer luz sobre estos crímenes implica comprender la doble faz del Estado terrorista, una legal y otra clandestina, analizar la sistematicidad del ataque, correr el discurso de la ‘gesta heroica’ y deconstruir el estereotipo patriarcal del héroe. En otras palabras, se trata de recuperar la historia desde el presente para enriquecer la memoria colectiva y así apuntalar nuestra identidad y proyecciones futuras. La memoria es la vida y, como construcción social y política, está ligada a la edificación de la sociedad que queremos”, reflexiona Naso.

«Una vez más, cabe recordar la validez de aquella sentencia que dice que los pueblos que no tienen memoria están condenados a recaer una y otra vez en las peores desgracias. Quise rescatar esta historia como un aporte a la construcción de la memoria colectiva y como una modesta reparación para las víctimas”, concluye la directora de Las Voces del Silencio.

Crímenes de guerra

El 28 de marzo, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, con el voto unánime de los jueces Alejandro Slokar, Carlos Mahiques y Diego Barroetaveña, hizo lugar a un recurso extraordinario en la causa por torturas a soldados conscriptos en Malvinas. El fallo reconoce estos abusos como crímenes de lesa humanidad.

La decisión revoca un fallo previo y establece que los estaqueamientos, enterramientos y golpizas sufridas por los soldados pueden encuadrarse como crímenes de guerra o de lesa humanidad, lo que implica su imprescriptibilidad. Desde el CECIM La Plata exigieron a la Corte Suprema que confirme esta resolución y garantice justicia para las víctimas. La causa, iniciada en 2007, ya cuenta con más de 200 testimonios y más de 100 militares imputados, pero aún enfrenta trabas judiciales. En 2023, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) aceptó tratar la denuncia internacional contra el Estado argentino por su falta de acción en estos casos. Ahora, la Corte Suprema deberá resolver 11 recursos extraordinarios y definir si confirma el carácter imprescriptible de estos delitos, una decisión clave en la búsqueda de verdad y justicia

10 años de teatro: Una escena cada vez más independiente

10 años de teatro: Una escena cada vez más independiente

Las salas y sus producciones florecen en los circuitos no comerciales a pesar de la crisis y los ataques a la cultura. A lo largo de una década, ANCCOM narró las tablas como un espacio de resistencia.

Hace una década, ANCCOM nació con un objetivo claro: dar voz a realidades y expresiones que los grandes medios dejaban fuera de agenda. Desde entonces, ha sostenido un fuerte compromiso con las artes escénicas, reflejado en una cobertura diversa que abarca desde el teatro independiente hasta festivales internacionales. Una crónica sobre un encuentro de artistas autogestionado, comunitario y cooperativo que celebraba la creación teatral en todas sus formas fue la primera nota sobre teatro y la que marcó el rumbo de las que vendrían después.

A lo largo de estos diez años, ANCCOM entrevistó a referentes del ámbito teatral no sólo por el estreno de sus obras, sino también como voces claves para analizar el estado del arte en relación con el contexto político, económico y social. Desde su rol de productor teatral, Carlos Rottemberg abordó la tensión entre la gestión estatal y el circuito comercial y analizó el impacto de las crisis económicas en la sostenibilidad de las producciones. El dramaturgo y director Mauricio Kartun conceptualizó el teatro como una herramienta de resistencia y expresión política. Y figuras como Rita Cortese, Mirta Busnelli y Pepe Monje reflexionaron sobre los cambios que atravesó la escena en el último tiempo y los desafíos que enfrenta el sector.

Para descentralizar la cartelera porteña y dar visibilidad a lo que ocurre más allá de la calle Corrientes, la agenda de ANCCOM se enfocó en iniciativas que llevaran el teatro a distintos municipios de la provincia de Buenos Aires. Propuestas como la reciente Vicente López en Escena, donde las actuaciones ocurren en espacios inesperados o el Festival de Teatro Independiente Pirologías, que desafía prejuicios y modas importadas son ejemplos de cómo a lo largo de esta década, el teatro del conurbano no solo ha crecido, sino que ha ampliado su alcance, y se ha consolidado como un espacio con identidad propia.

Desde su primera publicación, el 24 de marzo de 2015, ANCCOM asumió un compromiso indeclinable con los derechos humanos, un eje ha atravesado su cobertura de política y sociedad, y también de la cultura. Así, sus cronistas han reseñado numerosas obras que abordan la historia reciente del país. Desde el ciclo Teatro por la Identidad, brazo artístico de Abuelas de Plaza de Mayo, que lucha contra el olvido desde la dramaturgia, hasta Memoria de un poeta, una obra que mantiene vivo el recuerdo de los 30 mil desaparecidos contando la historia de una bibliotecaria de barrio víctima del terrorismo de Estado.

Nuestra agenda también se ha nutrido de propuestas que utilizan el teatro como una herramienta de expresión y un espejo de los conflictos sociales. Obras que exponen el acoso escolar, la explotación infantil, la trata de personas, la violencia de género, el aborto y la desigualdad, convirtiendo el escenario en un espacio de denuncia. “Las artes escénicas se volvieron a convertir en un refugio de resistencia, de encuentro y de construcción de comunidad”, asegura el agente de prensa y licenciado en Comunicación Daniel Franco.

En la última década, asimismo, el teatro independiente ha experimentado un crecimiento notable. Espacios como Timbre 4, El Camarín de las Musas, Caras y Caretas, Teatro Beckett y el Centro Cultural San Martín han sido fundamentales al incorporar en sus carteleras obras que no ingresan en el circuito comercial. Además de ser plataformas para la exhibición, estas salas se convirtieron en ambientes de experimentación y formación para una nueva camada de artistas, quienes se convirtieron rápidamente en protagonistas destacados de las coberturas de ANCCOM. Durante el recorrido por estas usinas culturales, hemos descubierto relatos que fusionaban arte e historia, como Padre Carlos, el Rey Pescador, que narraba la vida de Carlos Mugica, “el mártir de los pobres”, o Consagrada, la obra sobre la historia de la exgimnasta olímpica Gabriela Parigi.

La sostenibilidad de estos espacios en un contexto de crisis económica sigue siendo un desafío. Sebastián Blutrach, productor teatral y dueño del Teatro Picadero, señala que, aunque el teatro no desaparece, sí enfrenta un proceso progresivo de vaciamiento. “No cierran los teatros de golpe porque eso genera una reacción inmediata, pero el paulatino vaciamiento de los fondos culturales los deja debilitados hasta que se justifica su cierre”, advierte. A pesar de las dificultades, el sector sigue buscando nuevas estrategias para atraer espectadores y sostener sus propuestas. En el caso del Picadero, una de las apuestas ha sido la construcción de una comunidad propia a quienes se le ofrecen beneficios y descuentos. “Mi objetivo es que ninguna función tenga menos de 150 espectadores”, afirma Blutrach.

El contexto actual plantea interrogantes sobre el rol del teatro en la sociedad y los desafíos que enfrentará en los próximos años. En un escenario marcado por recortes presupuestarios, el reto principal será sostener la producción y asegurar que el teatro siga siendo un espacio de encuentro, debate y creación. Según Blutrach, la mayor preocupación radica en los cambios en los hábitos del público, especialmente entre los más jóvenes: “Uno de los desafíos más grandes es que el público pueda desconectarse del celular durante una función”, asegura. En la misma línea, Franco subraya la importancia de fomentar nuevas audiencias. “Es fundamental desarrollar políticas de formación de espectadores y subsidiar el consumo cultural”, sostiene y agrega, optimista: “El teatro no va a desaparecer ya que no existe inteligencia artificial que lo pueda reemplazar”.

Si bien no podemos asegurar cómo será el futuro de las artes escénicas, sí podemos ratificar que el compromiso de ANCCOMpara los próximos diez años seguirá siendo el mismo: difundir y dar visibilidad a aquellas propuestas culturales valiosas que la escena teatral argentina tenga para ofrecer.

10 años de música argentina: la irrupción de la canción urbana

10 años de música argentina: la irrupción de la canción urbana

De las plazas al mercado, el trap ganó al público joven pero también seduce a los viejos rocanrroleros. Wos, Naty Peluso y Ca7riel, entre otros emergentes, conviven con los póceres de rock, el jazz, el tango y el folclore.

Los últimos diez años de la música argentina estuvieron atravesados por el auge de los ritmos urbanos, que se integraron en un ecosistema de géneros ya consolidados y transformaron la escena sin perder sus bases históricas. El camino de los músicos de aquellos géneros tomó dos direcciones: mientras algunos se mantuvieron fieles a los sonidos característicos, otros emprendieron un proceso de búsqueda, establecieron puentes con el pasado y fusionaron distintos estilos que dieron lugar a un nuevo sonido. En este contexto, artistas y un periodista especializado analizaron los cambios y el impacto de la tradición en la música actual.

Mariano del Mazo, periodista y escritor, examinó la última década y afirmó que el cambio más grande en música popular fue el advenimiento de las nuevas músicas urbanas, que incluye géneros como el pop, el hip-hop, el trap, el reggaeton y la electrónica. “Fue muy pronunciado lo que ocurrió con el trap, en términos de expansión y conquistas de mercados. En otros géneros se mantuvo una tendencia: cierto conservadurismo del rock, cierta producción muy interesante y proteica del tango, pero sin ningún tipo de alcance masivo, el folklore sin grandes novedades y la repetición de formatos ya hechos anteriormente en el pop”,  observó.

La música, como todos los aspectos de la vida, fue atravesada por la pandemia, el aislamiento y el aumento del uso de los medios digitales. Del Mazo reconoció estos factores como los impulsores del trap, un movimiento que se gestó en el 2010 y creció al calor de la presencialidad, con batallas de freestyle y encuentros en Parque Rivadavia. La posibilidad de hacer canciones con una computadora, compartirlas en plataformas de streaming musical y difundirlas en redes sociales, sin la intervención de un sello discográfico, abrió la puerta para que una nueva generación de artistas se diera a conocer.

“A principios de este siglo, Chico Buarque dijo que la canción era un fenómeno del siglo XX, y que el siglo XXI sería el siglo del hip-hop y del rap, o del plagio. Después de artistas como Gardel, Jobim, Lennon-McCartney, no habría manera de superar lo que ocurrió en ese tiempo. No sé si acertó, porque ya van 25 años del siglo XXI y la canción sigue presente”, dijo del Mazo y agrega; “Se impuso a través de géneros nuevos, derivados del hip-hop, del reggaeton, de otros ritmos y con un sonido que hoy está naturalizado. Actualmente hay algo que tiene que ver con el silbido, con la repetición, que es aparentemente invencible. Un montón de chicos y chicas son capaces de memorizar largas parrafadas que no tienen ninguna melodía, algo que en el siglo XX hubiera sido bastante complicado. Hoy la atención del oyente es mucho más fragmentada y a su vez más afilada, lo que hace que todo sea más vertiginoso y que lo que ayer fue cantado enseguida caiga en el olvido. Es complicado pensar en un clásico, o un futuro clásico.”

Sin embargo, en esta década la música urbana no permaneció estática, ya que algunos cantantes se alejaron de las fórmulas propias del género, y se encomendaron a una exploración, tanto en sus discos como en sus recitales, en la que incorporaron elementos del rock, jazz e incluso aparecieron guiños hacia el tango y el folklore. Del Mazo afirmó: “La necesidad del toque en vivo hace que se metan instrumentos analógicos. Uno va a ver los conciertos y hay instrumentos en formato rock: guitarras eléctricas, sesiones de vientos. Hay cierta torsión hacia el formato canción que viene de artistas que empezaron haciendo otra música. Aquello que es puro sonido y ritmo con poca melodía va teniendo una tendencia hacia lo cancionístico. Así mismo pasó con Wos, Nathy Peluso, Trueno y Dillom.”

En estos años, los nuevos artistas y géneros convivieron con músicos emblemáticos de otras décadas, tanto en el público, compuesto por distintas generaciones, como en los intérpretes. El periodista remarcó: “Algo que afortunadamente está ocurriendo con la nueva música es que respeta el pasado inmediato. La mayoría de los chicos que hacen música hoy tienen un gran respeto y admiración, también conocimiento de las obras de los Redonditos, de Divididos, de Spinetta. El sonido de esta época ya no es el rock, es otro sonido que está fraguando. Quizás para el oyente veterano estos nuevos artistas cuestan, porque son otras voces, otro estilo y estética, como costó en las décadas del sesenta y setenta a los viejos tangueros asumir el rock. Hoy los jóvenes tienen otra consideración estética de lo que es alguien que canta o toca bien, no pasa por la entonación.”

Fernando Samalea, histórico baterista y bandoneonista que ha tocado con artistas como Charly García y Gustavo Cerati, dialogó con ANCCOM sobre la continuidad de la música actual con el pasado y expresó: “Hay algo mágico donde siempre queda una década en el medio que molesta. Por ejemplo, en los años ochenta se rescataba mucho de los años sesenta, pero los setentas se veían como algo arcaico y obsoleto. En los noventa hubo una nueva revisión de la música disco, del funk, y tanto el rap como el hip-hop tuvieron que ver con eso. Tal vez, sin ánimo de ponerme en pragmático porque nadie tiene la verdad absoluta, estos tiempos dejan muy en claro que convivimos con varias décadas para revisitar. Los videos más actuales de bandas en boga, llámese Bándalos Chinos o Ca7riel y Paco Amoroso, le hacen guiños muy característicos a otros tiempos”.

El músico, que se encuentra en plena escritura de un nuevo libro de memorias, agregó: “Es como si hubiese un mediomundo en el mar atrayendo todo lo que pasó, y a su vez, generando la punta de lanza hacia lugares insospechados, porque en definitiva los jóvenes son quienes deben enseñarnos el camino e ir hacia delante en la música.”

Además, el músico destacó la importancia de la tecnología en el rock, y sus influencias sobre otros géneros: “Una afirmación que me gusta mucho es que el rock comenzó cuando a alguien se le ocurrió enchufar una guitarra española a un parlante. Denota que la tecnología tuvo mucho que ver. Yo vengo de los años ochenta y la música tenía mucho que ver con los años sesenta, el tipo de melodía y el tipo de ritmos. La gran diferencia fue la tecnología de los sequencers, las baterías electrónicas, ese sonido particular con los procesadores de entonces”

Samalea añadió: “También en los años noventa afloró la movida de los loops y las repeticiones, que le dieron las marchas características al rap y al hip-hop. Los ingenieros que hacen los sonidos de los teclados, los sequencers o baterías electrónicas, de alguna forma son héroes anónimos que tienen mucho que ver en la personalidad de cada época.”

Daniel “Pipi” Piazzolla, baterista de Pipi Piazzolla Trío y Escalandrum, y nieto de Astor Piazzolla, meditó en torno al impacto de los últimos 10 años en el jazz. El músico expresó: “El jazz ocupa un lugar muy importante dentro de la música argentina porque es un género que le permite a los nuevos compositores expresarse y hacer nueva música sin estar regidos por lo que dicen los grandes sellos, por lo que es un buen ámbito para poder experimentar a pleno todas las ideas que se te van ocurriendo. Al jazz nunca le interesó ser famoso ni sonar en las radios. El jazz argentino fue evolucionando y creo que la globalización ayudó bastante en esto de mezclar estilos, de escuchar música de otros mundos y experimentar con nuestra propia música.”

A lo largo de su historia, y debido a su versatilidad y carácter lúdico, el jazz argentino se fusionó con distintos estilos como el tango, el folklore, el rock, el funk y el hip-hop. Piazzolla remarcó: “No es una novedad que artistas de otros géneros incorporen al jazz en su música, ya pasó con músicos de otras generaciones como Luis Alberto Spinetta, con La Máquina de Hacer Pájaros. En el jazz se experimenta tanto que hay cosas que después quedan para otros estilos como ideas”. De esta forma, su integración a la música urbana se manifestó como parte de un curso natural.

Con entusiasmo respecto al pasado, presente y devenir musical, Samalea concluyó: “El mundo de la música parecería ser un río que no cesa y cada generación va trayendo nuevos artistas que cautivan y congregan a miles de chicos y chicas. Me parece maravilloso como el encanto de la juventud denota siempre atracción por las expresiones artísticas. Quizás estamos en una era que es del vale todo, desde lo robótico a lo funky, a lo barroco, incluso épico, de algunas melodías. Siempre está el ritmo, ya sea en lo urbano, lo hipnótico, lo minimalista o en otras composiciones más elaboradas que insta a la danza. Pareciera que la humanidad conecta siempre con ese instinto primitivo del 2/4 y el latido del corazón.”

Teatro público, gratuito y en lugares inesperados

Teatro público, gratuito y en lugares inesperados

Hasta el 30 de marzo y con entrada gratuita, se celebra una nueva edición del festival de teatro que tiene lugar en espacios alternativos del partido de Vicente López. Estrenos exclusivos y experiencias inmersivas son algunos de los atractivos de la propuesta.

El festival de teatro Vicente López en Escena celebra su décima edición con una programación cargada de propuestas innovadoras y un espíritu de reflexión sobre la tradición, la familia y el legado de los oficios. Creado por la Secretaría de Cultura del municipio y bajo la dirección artística de Silvia Gómez Giusto, el evento ofrece una serie de actividades que van más allá de las funciones tradicionales. «La idea inicial fue probar con obras que ya estaban en el circuito teatral y adaptarlas a espacios alternativos, buscando romper con la centralización en la ciudad de Buenos Aires y generar un nuevo circuito cultural en la región», señala Gómez Giusto, quien estuvo al frente de la propuesta desde sus inicios, en diálogo con ANCCOM. Este ciclo, que comenzó como una prueba para salir de las salas y conectar con nuevos públicos, hoy se ha consolidado como un festival de gran dimensión que ofrece una nueva manera de experimentar las artes escénicas.

Los ejes curatoriales de esta edición se centran en la tradición, el legado familiar, la pérdida de oficios y proponen a los espectadores conectar con sus historias personales y sus raíces culturales. “El arte es la forma más espiritual de atravesar estos temas”, asegura la directora artística. Una de las obras invitadas para reflexionar sobre estas cuestiones es El Punto de Costura, una conferencia performática dirigida por Cynthia Edul, que trabaja a partir del regreso a los oficiosde una familia de inmigrantes sirios. La obra, que se presentará el sábado 29 en el Centro Cultural Munro, explora el universo de los textiles, los orígenes de la industria y su historia en Argentina. “El objetivo es rescatar esas profesiones y mostrar cómo a través del lenguaje del teatro, muchos artistas pueden revisitar distintos oficios y tradiciones”, menciona Gómez Giusto.

Tras recibir más de doscientos proyectos en una convocatoria abierta para artistas de todo el país, sólo seis obras fueron elegidas para formar parte de la programación. Con un abanico amplio de posibilidades, se priorizaron aquellas piezas teatrales que realmente trabajaran sobre espacios fuera de lo convencional y que además estuvieran alineadas con los ejes temáticos de esta edición. Entre las propuestas resalta La memoria futura. Las voces de las Abuelas, una experiencia inmersiva dirigida por Luciana Mastromauro que invita a conocer a partir de sus propias voceslas historias de mujeres cuyos nietos fueron apropiados durante la última dictadura militar. La cita será el próximo 22 y 23 de marzo en la icónica casona Quinta Trabucco ubicada en el barrio de Florida.

El domingo 23 será una jornada llena de propuestas que desafían las fronteras entre el escenario y el público en espacios inesperados. Entre ellas, se destaca el estreno de La velocidad de la sangre, una obra que se presentará en las escalinatas de la calle Dr. José Penna 999, y que explora la relación entre un padre y un hijo a través de un relato cargado de emociones y reflexiones. También, en la Sociedad Alemana de Gimnasia, ubicada en Juan Bautista Alberdi 1865, Olivos, se podrá visionar la obra Un tiro cada uno, dirigida por Consuelo Iturraspe y Laura Sbdar. Escrita y dirigida de modo colectivo, la pieza teatral relata la historia de un femicidio e indaga sobre la problemática de la violencia de género. “Hacerlo en estos lugares implica una estructura de producción muy grande, pero al mismo tiempo te da la riqueza de hacer una experiencia que es única y difícil de repetir”, asegura Gómez Giusto.

Al ser un evento que ocurre solamente una vez al año, desde la Secretaría de Cultura se permiten tomar riesgos y apostar por nuevos desafíos. “Hay una conciencia muy clara de que tenemos que traer material profesional y de gran calidad a nuestros vecinos y también a quienes se acercan de otros municipios”, agrega Gómez Giusto. Por ese motivo, una de las grandes novedades de esta edición es la incorporación de Nueva Escena, una sección que reúne dos obras de jóvenes creadores que exploran nuevas formas de expresión y representan el presente y futuro de las artes escénicas. “Para dar a conocer estas nuevas voces y miradas de concebir el teatro nos parecía que merecían tener un lugar apartado dentro de la programación”, sostiene Gómez Giusto.

El sábado 22 de marzo se podrá ver en la Escuela Municipal Paula Albarracín de Sarmiento la comedia de teatro físico Laura se extravía. En el delirio especulativo del sentido, dirigida por Malena Medici. La obra se centra en el monólogo de la protagonista, quien busca comprender su vida y las emociones que la atraviesan. El viernes 28, en el Centro Cultural Munro, será el turno de Breve enciclopedia de la amistad, una creación de Grupo BESA que narra la historia de dos adolescentes que, al decidir irse de vacaciones y pasar el verano juntos sin sus padres se adentran en un ritmo frenético de juego y fantasía.

A lo largo de diez años, el festival se ha convertido no sólo en un referente cultural sino también en un punto de encuentro para quienes disfrutan del arte en todas sus formas. Con entradas gratuitas en todas las funciones y en locaciones que resultan accesibles tanto para los vecinos como para quienes se acercan de zonas aledañas, el evento se logra instalar como uno que promueve el acceso a la cultura sin barreras económicas ni geográficas. “Mucha gente vio teatro por primera vez con este festival”, asegura Natalia Caporale, directora general de cultura de Vicente López. Además, menciona que es una decisión del municipio seguir sosteniéndoloy destaca cómo, con el apoyo de la intendenta Soledad Martínez, el evento sigue creciendo cada vez más. “Me parece importante desde la gestión pública apostar por creadores, artistas y proyectos que quieren crecer”, sostiene Caporale.

En una época signada por las pantallas y los múltiples estímulos que proporcionan los dispositivos tecnológicos, Vicente López en Escena ofrece una alternativa para conectar con el arte desde la presencialidad y el encuentro con otras personas, priorizando así la experiencia colectiva. “El arte siempre nos abre una puerta y nos rescata”, concluye Gómez Giusto, reafirmando la misión del festival de generar experiencias culturales enriquecedoras.

 

La programación completa del festival Vicente López en Escena se puede ver completa aquí.