¿Qué es el ecofeminismo?

¿Qué es el ecofeminismo?

La activista hondureña Sofía Marcia participó junto a la socióloga Mina Lorena Trujillo de la charla “Eco-feminismos populares, territorio y resistencias en América Latina”.

Sofía Marcia, de la Red de Desarrollo Sostenible de Honduras y Mina Lorena Trujillo Navarro, del Programa de Posgrado en Sociología de la Universidad de Puebla, México, protagonizaron la charla “Eco-feminismos populares, territorio y resistencias en América Latina”, en el Primer Foro de Pensamiento Crítico, que contó con la coordinación de Gabriela Merlinsky, de la Universidad de Buenos Aires.

En una sala repleta del Centro Cultural de la Cooperación una mano se asomó desde las últimas sillas para disparar la primera pregunta “¿Qué es el eco-feminismo?” Las panelistas abrieron el juego asegurando que la certeza es que no hay un concepto acabado sino que está en plena construcción. En la práctica, el llamado “eco- feminismo” se hace carne en las luchas por la defensa de la vida y de los territorios por parte de comunidades de toda América Latina.

Estas luchas en defensa de la vida, aseguran, tienen hoy como actoras principales a las mujeres: “La forma en que se está llevando a cabo el llamado ´desarrollo´ a través de proyectos extractivos, hidroeléctricos, concesiones mineras, concesiones del territorio para proyectos turísticos o ciudades modelos, ha hecho que las mujeres asuman la defensa del territorio”, señaló Marcia. La activista asegura que hoy este proceso de defensa de los territorios ha recrudecido en un contexto sumamente violento, caracterizado por las caravanas de migrantes, tanto en Honduras como en otros países de la región. Así lo expresó en diálogo con ANCCOM: “Este éxodo no es un hecho aislado, tiene que ver con conflictos territoriales, con las mujeres que están viviendo día a día la violencia y ya no tienen más escapatoria. Es un acto político muy fuerte, porque ahora Honduras está bajo la mirada de todo el mundo”.

Por su parte, la socióloga Trujillo Navarro se refirió al contexto en el que estas luchas se llevan adelante en México: “En nuestro caso particular vemos una guerra declarada contra el narcotráfico, que comenzó el entonces presidente Felipe Calderón en el año 2006. Detrás de esa supuesta guerra contra el crimen organizado, vemos que hay una ofensiva neoliberal orientada a vaciar, reordenar y despojar a los territorios. Se está dando un proceso de políticas violentas, brutales y voraces, sobre las comunidades y los territorios, tanto rurales como urbanos”, denunció la socióloga mexicana.

Ecología feminista

La socióloga mexicana y autora del libro Luchas por lo común: antagonismo social contra el despojo capitalista de los bienes naturales en México, apuntó a la incorporación de conceptos tomados de la ecología política para tratar de producir desde el feminismo nuevos sentidos y experiencias de aprehensión del mundo.

El primero que citó es la desarticulación del paradigma antropocéntrico, que ha organizado la comprensión del mundo en términos de un dualismo sociedad-naturaleza. En el antropocentrismo lo humano es presentado como una condición exterior a lo natural, desde un principio de superioridad e independencia. “En la modernidad capitalista, este paradigma ha organizado nuestras relaciones como especie y también, como dice Donna Haraway, con otras especies compañeras -aseguró Trujillo Navarro-. La propuesta es tratar de descentrarnos y pensarnos como parte de una trama en donde la naturaleza humana no está por fuera sino que es parte de un tejido de la vida. La idea es ver cómo la singularidad de lo humano puede construir otras formas de relacionarse con lo no humano, no desde un principio de jerarquía sino desde un reconocimiento de las diferencias”.  

Otro concepto de la ecología política, tomado en este caso por la economía feminista, es la noción de interdependencia entendida como una condición básica para la reproducción de la vida humana y no humana. “Históricamente el feminismo ha tratado de visibilizar los trabajos de cuidado que son fundamentales para la reproducción de la vida, que han quedado a cargo de las mujeres y también de otras especies compañeras –sostuvo la socióloga mexicana-. Es un trabajo que ha sido totalmente invisibilizado, que por no reconocerse como productivo no recibe una remuneración. El capital depende de la interdependencia y de la cooperación, no podría acumular si no es a partir de estas relaciones de interdependencia de los trabajos ligados a la reproducción de la vida”. En este sentido, agregó que la propuesta desde la corriente de la economía feminista es romper con la negación de la interdependencia y apuntar a la construcción de nuevas formas de vincularnos entre especies. “Lo que queremos sacar a la luz es cómo las luchas de hoy en defensa de la vida, son luchas que están tratando de reapropiarse de su capacidad política para gestionar los términos de la interdependencia de otro modo, de recuperar su capacidad autónoma”, dijo Trujillo Navarro.

“Estas categorías nos ayudan a comprender las maneras en que este complejo capitalista, patriarcal, colonial y especista ha venido interviniendo el tejido de la vida y la importancia de las luchas en defensa de la vida para tratar de hacerle frente a estas intervenciones”, sumó.

La violencia

“Ser mujer y estar en defensa del territorio le ha costado la vida a muchas compañeras”, disparó la activista hondureña, al tiempo que recordó entre lágrimas y una ovación de la sala, a su compañera asesinada, Berta Cáceres. Asesinada en su casa de La Esperanza, en 2016, era una líder indígena Lenca, defensora de la vida y cofundadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH).

“El asesinato de Berta es la consecuencia de un sistema patriarcal. No solamente era una dirigente social, también era una mujer feminista que daba la batalla frente a monstruos multinacionales, y eso les molestaba muchísimo”, aseguró Marcia en diálogo con ANCCOM. El femicidio de la líder indígena produjo un gran impacto en toda la región y propició la unión de las activistas hondureñas con otras mujeres a lo largo de América Latina “Cuando la asesinaron no tenían ni idea del impacto que eso iba a tener, nos movilizó mucho porque podría haber sido cualquiera de las mujeres a lo largo de Latinoamérica que están al frente de la defensa de los territorios. La indignación y la rabia rompió fronteras, nos hizo armar puentes entre nosotras para solidarizarnos. Berta sigue viva, y se ha multiplicado, hay millones de Bertas, porque su legado sigue vivo, sigue presente y todavía con mucha más fuerza”, manifestó la activista hondureña.

Marcia también recordó a Margarita Murillo, Magdalena Morales, entre otras de sus compañeras asesinadas, y denunció: “Es una persecución sistemática. La criminalización por parte del Estado de las mujeres campesinas, indígenas o negras que acompañan el movimiento social es parte de las implicancias que su papel está teniendo en la actualidad”.

Según Trujillo Navarro, este patrón de violencia hacia las defensoras de los territorios se replica en México. “Las luchas por lo común, por el territorio, son luchas que están enfrentando profundas violencias. Si bien no hay una información desagregada sobre la violencia a la que se enfrentan las defensoras de la vida, conocemos los casos de femicidios de Bety Cariño, Teresa Bautista, Felicitas Martínez, Guadalupe Campanur, asesinadas en los últimos años”, señaló la socióloga. Al respecto, Trujillo Navarro hizo un paralelismo en la forma que está tomando la violencia hacia las mujeres defensoras de los territorios a nivel macro y las que se dan en el ámbito doméstico: “Es importante rastrear esto que el feminismo ha llamado el ´continuum de la violencia´, para tratar de sacar a la luz las violencias a las que las mujeres se enfrentan antes de llegar al femicidio. Esta violencia brutal que se da desde la ofensiva extractivista en términos macro se va replicando en los distintos espacios de la vida hasta llegar al ámbito doméstico, el ámbito privado. Estas violencias están interconectadas, están asociadas a los procesos de despojo”.

Ambivalencia en tiempos de crisis

El debate sobre las experiencias de eco-feminismos en América Latina dejó como conclusión principal lo que las especialistas caracterizaron como una paradoja: al tiempo que las mujeres potencian su fuerza en lo político sienten una violencia cada vez más atroz, tanto en ámbitos públicos como privados. “Hay una serie de lógicas que están tratando de hacer un cierre reaccionario a lo que se está abriendo como posibilidad”, reflexionó la especialista mexicana.

Esta ambivalencia, dicen, también se encuentra en los espacios privados en los que las defensoras de la vida se enfrentan a violencias machistas que persisten al interior de sus comunidades y de sus casas. En este sentido Marcia expresó: “La defensa de los territorios por parte de las mujeres no sólo está reivindicando a la tierra, a sus ríos, a su cultura, a una alimentación adecuada, sino que además las está llevando a romper con la violencia que se da en su vida cotidiana. Es ese proceso el que las está llevando a ser protagonistas de las transformaciones que se dan en sus vidas personales y comunitarias”. Acerca de esto, Trujillo Navarro planteó el interrogante sobre cómo visibilizar el conjunto de violencias machistas a los que se enfrentan las mujeres al interior de sus territorios sin debilitar las luchas comunitarias: “¿Cómo avanzamos en tratar de poner nuestro deseo en el centro y no quedar subsumidas? –se preguntó-. El desafío es ganar estos espacios por los que hemos ido peleando sin que eso signifique perder lo que hemos ganando comunitariamente”.

Por último, señalaron la necesidad de la politización de las tareas de cuidados como parte de esta ambivalencia que caracteriza hoy la lucha en defensa de los territorios. La paradoja se expresa en un momento en que las mujeres ganaron visibilidad y reconocimiento sobre el trabajo doméstico que garantiza la reproducción de la vida, pero al mismo tiempo se sigue dando por hecho que son ellas quienes deben seguir ocupando ese lugar. Acerca de esto, la socióloga mexicana expresó: “Hay una lógica que nos reinstala en una relación de desigualdad, una lógica sacrificial que se impone sobre las mujeres en medio de una lucha comunitaria, que al fin y al cabo nos deja subsumidas otra vez. Los cuidados no pueden ser solo una tarea de las mujeres, sino que tienen que ser una tarea del conjunto de la trama comunitaria”.

 

Una bruja italiana en Flores

Una bruja italiana en Flores

Silvia Federici es una de las voces más sagaces a la hora de pensar y teorizar sobre el feminismo a nivel internacional. Para la escritora italiana, no pueden pensarse las violencias hacia las mujeres sin hacer un análisis exhaustivo del sistema capitalista en el que se insertan y reproducen. De esto trata su último libro, El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo (Tinta Limón Ediciones). Con motivo de su presentación, Federici dio una charla pública y gratuita en el barrio porteño de Flores. En la esquina de Artigas y Morón se montó un escenario desde donde respondió preguntas de una marea verde que tomó las calles. “¿Qué significa estar creando un nuevo mundo?”, decía el cartel que recorría el escenario en el evento, organizado por Tinta Limón y la Fundación Rosa Luxemburgo, en el que la teórica feminista estuvo acompañada por Verónica Gago -Doctora en Ciencias Sociales- y la filósofa y activista mexicana Raquel Gutiérrez Aguilar.

El trabajo invisibilizado

“¿Cómo sería la historia del desarrollo del capitalismo si en lugar de contarla desde el punto de vista del proletariado asalariado se contase desde las cocinas y dormitorios en los que, día a día y generación tras generación, se produce la fuerza de trabajo?”. De esa pregunta parte Federici, con el objetivo de resignificar los conceptos en los que se han fundado los movimientos de izquierda marxistas desde una perspectiva de género.

“Nos hemos dado cuenta, a partir de un análisis de nuestra experiencia personal y colectiva, de las historias de nuestras madres y abuelas, que los problemas que nosotras enfrentábamos en nuestras vidas no estaban contemplados ni discutidos, no estaban reconocidos en la óptica de los partidos y los movimientos de la izquierda tradicional a partir de la obra de Marx y de todos los que siguieron sus ideas políticas”, expresó la escritora en las calles de Flores. De ahí, la principal crítica que realiza a la teoría de Marx: que no haya sido capaz de ver el trabajo doméstico como parte del trabajo capitalista. Este trabajo que apareció siempre como un servicio personal y del ámbito privado, la autora lo redefine como el ‘trabajo de reproducción de la vida’.

¿Por qué reproducción?  En términos marxistas la capacidad de trabajar no es algo natural sino algo que debe ser producido. Sin embargo, Marx agota el sentido de la reproducción a partir de la compra de mercancías como comida o ropa. Acerca de esto, Federici propone una revalorización de las actividades en las cuales las mujeres han sido tradicionalmente empleadas: “El trabajo doméstico produce la mercancía más importante que hay en esta sociedad que son los trabajadores y las trabajadoras, la fuerza de trabajo, la capacidad de trabajar”, explicó la activista en su charla pública.

La autora en la presentación de su nuevo libro «El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo».

“El trabajo doméstico es mucho más que la limpieza de la casa. Es servir a los que ganan el salario, física, emocional y sexualmente, tenerlos listos para el trabajo día tras día. Es la crianza y cuidado de nuestros hijos ―los futuros trabajadores― cuidándoles desde el día de su nacimiento y durante sus años escolares, asegurándonos de que ellos también actúen de la manera que se espera bajo el capitalismo. Esto significa que tras cada fábrica, tras cada escuela, oficina o mina se encuentra oculto el trabajo de millones de mujeres que han consumido su vida, su trabajo, produciendo la fuerza de trabajo que se emplea en esas fábricas, escuelas, oficinas o minas.”, sostiene la escritora italiana en el capítulo “El trabajo invisibilizado”.

La falta de salario como disciplina

“La cadena de montaje de la sociedad capitalista empieza en la cocina, en la cama, en el cuarto, en las relaciones familiares, en las relaciones sexuales”, disparó la escritora italiana frente a un público que oía quieto y en silencio. Así introdujo su análisis sobre un segundo concepto clave en su crítica feminista al marxismo: el salario. La autora advierte que la izquierda ha estado concentrada todo ese tiempo en la cadena de montaje de las mercancías y se ha olvidado de una segunda cadena paralela, presente en todo el desarrollo capitalista: la que produce trabajadores. El marxismo ha analizado sólo la primera, que tenía como protagonistas a los proletarios asalariados. Federici propone correr el centro gravitacional hacia las proletarias que trabajan en los hogares: “El primero es mayormente masculino, el segundo femenino; el primero asalariado, el segundo no asalariado. Con esta división de salario / no salario, toda una parte de la explotación capitalista empieza a desaparecer”, así lo expresa en el capítulo “Marxismo y feminismo: historia y conceptos”.

La clave en este sentido es la no remuneración del trabajo doméstico como factor de invisibilización y disciplinamiento. Federici encuentra que, en lo que respecta a las mujeres, la falta de remuneración a sus labores domésticas aumenta la efectividad de la explotación porque “su trabajo aparece como un servicio personal externo al capital”.

“El varón tiene el poder del salario y se convierte en el supervisor del trabajo no remunerado de la mujer. Y tiene también el poder de disciplinar. Esta organización del trabajo y del salario, que divide a la familia en dos partes, crea una situación donde la violencia está siempre latente”, dice en su libro. “El capitalismo no debe enfrentarse a las mujeres directamente, pero puede disciplinarnos a través de los hombres.”

“La inclusión es una mentira”

“Nuestra fuerza como mujeres empieza con la lucha social por el salario, no para ser incluidas dentro de las relaciones salariales sino para ser liberadas de ellas. En diálogo con ANCCOM Federici afirmó: “La inclusión de las mujeres en el mercado laboral es una mentira, ya estamos incluidas, no estamos por fuera del capitalismo, lo que pasa es que trabajamos sin recibir un salario”.

En este libro Federici lleva a cabo una reinterpretación de la teoría marxista desde una perspectiva feminista.

Si bien la lucha por generar cupos femeninos en esferas del mercado laboral, desde los años setenta a esta parte ha sido una bandera levantada por diferentes sectores del movimiento feminista, la escritora advierte que el discurso de la “inclusión laboral” genera una confusión respecto al rol en el que el capitalismo ya ha incluido a las mujeres.

La investigadora dispara en su libro la frase “lograr un segundo empleo nunca nos ha liberado del primero”. En este sentido dijo a ANCCOM: “Ya estamos incluidas, el tema es cómo. Muchas mujeres trabajan dos veces al día: en la casa y afuera de la casa. Cuando en los años setenta tuvo lugar el movimiento que buscaba la autonomía económica de las mujeres en contra de la dependencia hacia los hombres, la clase capitalista vio la gran oportunidad de usar la mistificación de la emancipación femenina para abrir la puerta de los trabajos más baratos”.

Contraatacando desde la cocina

En su juventud, la autora buscó en el feminismo y en el marxismo las respuestas frente a su rechazo a aceptar el ser ama de casa y ocuparse de las tareas domésticas como un destino obligatorio por el hecho de ser mujer. Su recorrido, tanto personal como colectivo, hizo que descubriera que el trabajo de la casa no es degradante o poco creativo en sí mismo, sino que su desvalorización reside en las condiciones en que se realiza.

Así lo expresó Federici a ANCCOM: “Yo recuerdo cuando era una joven de quince o dieciséis años. En ese momento mi sueño era no hacer nada que tuviera que ver con el trabajo del hogar, para mí era una suerte muy fea la de trabajar en la casa todo el día. Con el paso de los años y mi involucramiento en el movimiento feminista he repensado y redefinido esto. Hoy me doy cuenta de que el trabajo de reproducción es un trabajo extremadamente importante y potencialmente muy creativo. Reproducir la vida es cambiar el mundo, es crear el nuevo mundo. La crianza de los niños y de las niñas significa decidir colectivamente cuáles son los valores que vamos a reafirmar en este mundo. Significa repensar qué es la sexualidad, qué es la procreación, cómo pensar el parir, cómo pensar a todas las formas de actividades que cada día nos sustentan.”

Desde la esquina de Artigas y Morón la autora invitó a cuestionarse el lugar del trabajo domestico dentro del sistema capitalista.

En este sentido, la escritora hizo hincapié en que el rechazo a las tareas del hogar forma parte de las condiciones en las que las mujeres han sido obligadas a trabajar en la casa. “Yo creo que es importante ver que la degradación de estos trabajos no está en el trabajo en sí mismo, sino en cómo estos trabajos han sido definidos en esta sociedad capitalista en la que nos han coartado todos los recursos, nos han puesto a trabajar aisladas la una de la otra, cada una separada en su casa, sin recursos, sin tiempo para las afectividades, para las actividades reales”, dijo Federici a este medio.

Para concluir, planteó la necesidad de luchar por una “redefinición” del ‘trabajo de reproducción’: “Creo que parte de la lucha no es solamente pedir más recursos para nuestra reproducción, es también cambiar la forma en la que realizamos estos trabajos y repensar, redefinir, redescubrir, reinventar qué es el trabajo de reproducción”.

Sobre todo esto reflexiona en su último libro, El patriarcado del salario. Críticas feministas al marxismo, y establece una relación entre patriarcado y capitalismo a partir de la reinterpretación de la teoría marxista desde una perspectiva feminista. El libro bucea por el vínculo entre la lucha por la emancipación de las mujeres y la lucha de clases, la reproducción de la vida, las relaciones salariales y la glorificación de la familia.

Si bien no se define como marxista, la teórica italiana sostiene que, aún con todos los cambios que al día de hoy ha atravesado el capitalismo, el materialismo histórico de Marx continúa siendo importante para comprender los mecanismos en los que se funda la sociedad capitalista. Federici considera que el feminismo ha brindado herramientas para hacer una crítica a Marx, que se han condensado en los aportes teóricos del movimiento feminista de los años setenta, en especial de la campaña “Salario para el trabajo doméstico” de la que formó parte en ese entonces y que fue el inicio de una teoría marxista-feminista de la que hoy es una referente.

La autora de Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, además reedita en nuestro país Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas, un libro que reúne artículos de su autoría desde 1975 hasta nuestros días.

 

“La sociedad está cambiando y es necesario que las publicidades se aggiornen”

“La sociedad está cambiando y es necesario que las publicidades se aggiornen”

Sonia Santoro, licenciada en Comunicación especializada en género e impulsora del proyecto.

El Protocolo de Actuación Publicitaria no Sexista y Diversa, presentado hace dos semanas en la Universidad Abierta Interamericana (UAI), impulsado por la asociación civil Foro de Mujeres del MERCOSUR y la Dirección General de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires, tiene como finalidad promover la transformación del discurso publicitario desde la perspectiva de género. Su creadora, la licenciada en Ciencias de la Comunicación Sonia Santoro, sostuvo que “tenemos que transmitirle a las empresas que el mundo cambió”.

“Es un protocolo pedagógico, no implica sanciones. Plantea pautas de buenas prácticas y recomendaciones con el objetivo de generar concientización. La sociedad está cambiando y es necesario que las publicidades se aggiornen, porque se pueden hacer publicidades exitosas sin la necesidad de que discriminen, subordinen o generen violencia contra las mujeres. También es una propuesta política, porque implica tareas de sensibilización en los espacios de formación y en las agencias”, expresó Santoro.

El proyecto es el resultado de un diagnóstico sobre el sexismo en el mundo publicitario y contó con la colaboración de más de treinta especialistas en comunicación, publicidad y género. Para ello se realizó una investigación orientada a conocer las nociones que docentes, estudiantes y publicistas comparten sobre este tema en la publicidad y la responsabilidad de esos discursos en materia de violencia de género.

El diagnóstico es tajante: el 93% de los y las encuestadas consideran que los discursos publicitarios son sexistas y el 71% afirma que promueven el aumento de la violencia machista y, en consecuencia, expresan un tipo de violencia concreta contra las mujeres (87,6%).

En base a estos resultados, se realizaron mesas interdisciplinarias de trabajo con especialistas para buscar propuestas sobre qué debería cambiar para “garantizar publicidades libres de estereotipos”.

Todas las recomendaciones estipuladas para la industria publicitaria fueron pensadas como un elemento complementario de normativas vigentes en materia de violencia en el ámbito mediático y laboral, en particular la Ley de Protección Integral a las Mujeres N°26.485, la Ley de Identidad de Género N° 26.743 y la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual N°25.522.

El protocolo trabaja en cuatro ejes de incidencia: la formación en comunicación con perspectiva de género, la producción de contenidos no sexistas y diversos, la creación de espacios de trabajo más inclusivos en cuanto al género y el trabajo con las audiencias.

Presentación del Protocolo de Actuación Publicitariana no Sexista y Diversa. Universidad Abierta Interamericana.

Transformación del discurso publicitario

“La perspectiva de género ya no es algo ‘políticamente correcto’, ya superamos esa etapa. El mundo cambió, si las empresas no cambian se van a quedar atrás y van a dejar de vender, que es lo que más les preocupa”, disparó Santoro en referencia a intención del protocolo de eliminar la violencia de género como recurso creativo.

Así lo expresan las encuestas: el 93% de los y las especialistas consultadas creen que es necesario que las publicidades dejen de ser sexistas y el 76% considera que el diseño de la publicidad no sexista no interfiere en el éxito de la campaña.

Al respecto, el protocolo sugiere cambiar los estereotipos que históricamente han sido asociados a las mujeres, tales como las tareas del hogar y de cuidado, la cosificación y la subordinación respecto de los varones. Además, proponen un abordaje superador de las masculinidades, en búsqueda de una ruptura con la identidad hegemónica a la que detallan como “varones cis, heterosexuales y de clase media/media alta”.

El documento hace hincapié, además, en que la publicidad tiene la capacidad de promover la transformación social. En el contexto de un cambio de paradigma motorizado por el movimiento de mujeres, en especial desde el estallido del feminismo en Argentina en el año 2015, Santoro sostiene que los discursos publicitarios no se han adaptado al clima de época salvando algunas excepciones: “Hay algunos cambios, publicidades puntuales que están advirtiendo que los públicos están cambiando. Hay nuevas ideas y sentidos comunes, sin embargo estos conviven con publicidades que siguen apelando a las mismas ideas del pasado”. La comunicadora recuerda el caso de una polémica campaña publicitaria realizada por una cadena de supermercados. “Hay estereotipos que se mantienen. La publicidad de Carrefour pareciera ser de hace cien años, se siguen reforzando los mismos estereotipos. Entonces, si bien hay avances, no son homogéneos”, afirmó la especialista. La publicidad, lanzada para el Día del Niño, hablaba de los varones como “campeones” y de las nenas como “cocineras”.

El proyecto también apela a la incorporación de la diversidad, entendida como la inclusión de otras identidades de género y orientaciones sexuales. Un caso paradigmático, citado por especialistas que participaron del proyecto, fue el comercial de ZonaJobs “Juana”, protagonizado por Mariana Gersio Peña, una actriz trans que interpretó a una persona que logra conseguir un trabajo acorde a su personalidad a través del sitio de búsquedas laborales. Sobre ello, Santoro reflexionó: “Me pareció muy bueno porque no se puso a la actriz en ‘situación de persona trans’, si no que se habla de los problemas que tiene todo el mundo. Su personaje, como cualquier otra persona, tiene problemas para levantarse y llegar temprano a los trabajos. Se rompe con el prejuicio, el personaje se sale de eso y habla de un problema que tenemos todes”.

La necesidad de una participación diversa

El trabajo en las agencias de publicidad es otro de los espacios susceptibles de ser modificados, según el protocolo, entendiendo que para que cambien los discursos publicitarios es necesario que también se modifiquen las condiciones en las que se construyen.

Según la investigación, el techo de cristal, un eufemismo usado para nombrar las limitaciones que se les imponen a las mujeres para ascender laboralmente, es crítico en este campo. “Como en todos los ámbitos faltan mujeres en los espacios de decisión, por eso se plantea la necesidad de que haya una paridad y que también se de lugar a otras orientaciones sexuales e identidades de género, es un cambio fundamental”, subrayó Santoro a ANCCOM. Y continuó: “Si no cambiamos las estructuras hacia adentro de las agencias y de todos los sectores que rodean y que hacen que una publicidad salga al aire, si no hacemos que haya más mujeres en esos mundos que son muy masculinos y que estas puedan incidir realmente, es difícil que podamos producir contenidos distintos”.

A su vez, la impulsora del proyecto advierte que la maternidad es hoy una limitación, dada la lógica productiva del mundo publicitario. “Es necesario que las rutinas de trabajos se concilien con la vida familiar. Actualmente las tareas del hogar y de cuidado siguen recayendo generalmente en las mujeres. Entonces los horarios extensos, entrar a una hora y no saber cuándo salís, conforman una dinámica expulsiva para las mujeres”, señaló Santoro.

En este mismo sentido, Cinthia Novick, directora creativa de POPA Ideas, en diálogo con expresó: “Yo dejé de trabajar en las agencias top de Argentina cuando dije ‘me importa más tener un hijo que ganar un premio’ y dije: ‘Me tengo que dedicar a otra cosa’. Es una injusticia que las mujeres tengamos que renunciar a esto y los hombres no. La publicidad está hecha por hombres, para hombres y está premiada por hombres. Es muy difícil ser mujer y trabajar en un departamento creativo, bancarse la presión de trabajar sin horarios y con casi todos varones, muchos de ellos misóginos”.

Otro punto crítico al que se hace referencia en este eje es la brecha salarial, entendida como la diferencia existente entre lo que cobran las mujeres y lo que cobnan los hombres por realizar el mismo trabajo. “No es un techo de cristal en publicidad, no es transparente, lo ves, es evidente: el día que vas a pedir que te paguen lo mismo que al pibe que labura a la par tuya, te dicen que no. Y cuando preguntás por qué, no te contestan. Me ha pasado”, dice una de las publicistas consultadas en el sondeo realizado para el Protocolo.

El protocolo tiene como finalidad promover la transformación del discurso publicitario desde la perspectiva de género.

Formación con perspectiva de género: “Casi no hay”

“Una de las ideas de este proyecto es llegar a los y las estudiantes porque creemos que hay que encontrar la perspectiva de género para cambiar las cabezas de lo que se viene”, dijo Santoro en referencia al eje del protocolo que marca la necesidad de incluir un enfoque de género en las carreras de Comunicación y Publicidad desde los primeros años de formación.  

Como parte de la investigación llevada adelante, les especialistas relevaron nueve planes de estudio de licenciaturas y tecnicaturas, en Comunicación y Publicidad, de universidades e institutos privados y públicos, y observaron que en ningún caso existían materias específicas referidas al enfoque de género ni tampoco aparecía el tema en forma transversal en la currícula.

“Nos sorprendimos al encontrar que casi no hay formación en género. No hay ninguna materia que sistemáticamente aborde estas cuestiones. Llama la atención que al día de hoy todavía falte”, manifestó con preocupación Santoro.

En este sentido, también encuestaron a estudiantes de las carreras relevadas y los resultados reflejaron que el 80% conocía el enfoque de género en la comunicación pero sólo el 22% había accedido a esos saberes en su formación académica. El resto había estudiado sobre el tema por motus proprio.

Al respecto, el protocolo recuerda que la Ley de Educación Superior N° 24.521, en su artículo 43 plantea una regulación para aquellas carreras cuyo ejercicio pudiera comprometer el interés público. Paradójicamente, las carreras de Comunicación y Publicidad no están comprendidas en este artículo, por eso el protocolo manifiesta la necesidad de que sean incluidas en dicha legislación.

El trabajo con las audiencias

“Las audiencias hoy cambiaron, tienen un rol muy protagónico. Hay que escucharlas porque están pidiendo otras cosas, reclaman y tienen resultados bien concretos”, señaló Santoro.

Sobre esto, el protocolo impone observar a la comunidad y entender los nuevos discursos circulantes respecto de “lo que es ser mujer y varón hoy y a las identidades sexuales diversas”.

Este eje hace especial hincapié en el cambio de paradigma que representan las redes sociales en cuanto a la circulación de los discursos. “Hoy las audiencias tienen otro protagonismo por la posibilidad de participar en las redes sociales -dice Santoro-. En el Protocolo tomamos como ejemplo el caso del comercial de TyC Sports sobre Putin en el mundial. Fue bajado del aire a las pocas horas de la primera transmisión por las críticas que tuvo por ser un comercial homofóbico y machista. Esto da cuenta de la realidad: hay avances”.

Otro punto destacado por el protocolo en cuanto a las audiencias, es la importancia de promover la denuncia de publicidades discriminatorias en la Defensoría del Público y otros observatorios específicos. “Las expectativas de la ciudadanía cambiaron, lo que antes eran techos hoy son pisos. Entonces sentarse a conversar sobre el campo simbólico y generar incidencia sin la necesidad de sanciones es un mecanismo que hay fortalecer y profundizar, es un mecanismo que genera reflexión sobre las audiencias” expresó Romina Coluccio del área de Comunicación y Género de la Defensoría del Público.

El desguace del Estado llegó a la genética

El desguace del Estado llegó a la genética

Sandra Rozental, doctora desplazada de la jefatura del Departamento de Diagnóstico del Centro Nacional de Genética Médica (CNGM).

Tras 15 años en función y sin previo aviso, la doctora en Bioquímica Sandra Rozental fue separada de la jefatura del Departamento de Diagnóstico del Centro Nacional de Genética Médica (CNGM). Los trabajadores de la unidad denuncian que su remoción es una maniobra para desmantelar el funcionamiento del área, única en el país.

Rozental estuvo a cargo de Diagnóstico del CNGM hasta este 11 de septiembre, cuando las autoridades de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS) le informaron que sería removida del cargo. “La medida fue tomada sin ningún tipo de comunicación previa, no hubo conversaciones anteriores en las que hayamos intercambiado diferencias respecto a los objetivos o cambios que se quisieran hacer, ni de parte de la dirección del Centro de Genética ni de la dirección del Instituto Malbrán -cuenta Rozental a ANCCOM- No me dieron ningún tipo de explicación, no sé cuáles son los argumentos”.

Al respecto, los trabajadores de Diagnóstico del CNGM denuncian la arbitrariedad de la remoción y sostienen que se está llevando adelante una estrategia de desmantelamiento que conducirá inevitablemente a su cierre. “La doctora Rozental trabajó durante años para que la institución y nuestro Departamento en particular fuera un centro de referencia en medicina genética en todo el país –dice a ANCCOM David Bruque, residente del CNGM- Al desplazarla a ella se está afectando directamente a esta visión. Se nos está planteando trabajar en cuestiones básicas y precarias, ensayos que se hacían en los años ’80 y ’90. Es un gran retroceso. Apuntan a técnicas básicas y baratas, por eso sacan a una jefa como Sandra, que apunta a desarrollar tecnología de punta. Están ‘ahorrando dinero’”.

“Yo trabajo como jefa de este departamento desde hace 15 años –dice Rozental- Hemos construido un equipo de trabajo sólido, con mucho compromiso con la salud pública, del crecimiento de la genética en el país, de la formación de recursos humanos y de aumentar la masa crítica de especialistas en el área. Hemos articulado el crecimiento en infraestructura y de proyectos tratando que eso vuelva al sector público. Nuestro trabajo de crecimiento y de desarrollo estuvo absolutamente ligado al crecimiento de la genética en el país en el sistema público. Esa es la visión que nos une transversalmente a todos”.

Foto de un preparado visto desde el microscopio.

En el CNGM se realizan estudios específicos que no se hacen de rutina en ningún otro hospital de atención primaria.

Un Centro de referencia nacional

La génesis del Centro tuvo sus primeros antecedentes en 1967, a partir de la creación del Registro Nacional de Información Genética. Desde ese primer organismo surgió la necesidad de desarrollar una especialidad clínica y fomentar la detección temprana de enfermedades de ese tipo: con ese norte, en 1969 se creó por decreto el Centro Nacional de Genética Médica.

El CNMG funciona dentro del predio del Hospital Rivadavia y pertenece a la Administración Nacional de Laboratorios en Institutos de Salud “Dr. Carlos Malbrán” (ANLIS), un organismo público descentralizado, dependiente de la Secretaría de Gobierno en Salud, ex Ministerio de nombre homónimo, hoy anexado a Desarrollo Social. Su objetivo principal es fomentar políticas científicas orientadas a la genética como parte de un programa de salud pública.

“En el Centro se atienden familias que padecen o están en riesgo de padecer enfermedades genéticas, así como también niños que presentan defectos congénitos –explicaron los trabajadores del Departamento de Diagnóstico Genético a través de un comunicado-. Se realizan consultas clínicas, estudios prenatales y análisis de laboratorios altamente específicos para estas dolencias, que no se realizan de rutina en los hospitales de atención primaria. El Centro es, además, un espacio de formación para los profesionales del área, tanto clínicos como de laboratorio, mediante dos residencias de postgrado. El CNGM también realiza tareas de investigación y de vigilancia epidemiológica”.

El diagnóstico de enfermedades genéticas da la posibilidad de tomar medidas sobre el paciente y su familia. En los casos de enfermedades incurables se apunta a mejorar la calidad de vida. “Las enfermedades que nosotros tratamos muchas veces no tienen cura, pero si logramos diagnosticar correctamente, podemos brindarle al paciente un mejor asesoramiento y una mejor calidad de vida. También nos ocupamos de analizar a los padres para saber si lo que tiene esa nena o nene es heredado”, cuenta Evelyn Torchinsky, residente del CNGM. Aclara además que no existe otro centro en el país que realice de manera pública y gratuita este tipo de estudios: “Nos llegan muestras de muchas provincias que no tienen disponible esta tecnología. Por eso es tan importante para los pacientes que sigamos existiendo”.

Mujer haciendo un estudio con jeringas y preparados.

«Es el único lugar del país en el que te forman en citogenética, no hay otro», dice Evelyn Torchinsky, residente del CNGM.

“Los estudios que nosotros hacemos son muy caros, se necesitan muchos profesionales por paciente para la interpretación de los datos –explica Bruque-. La gente que tiene dinero puede acceder a estos análisis en lugares privados o bien en el exterior. Acá atendemos a personas que no tienen recursos. Si esto se cierra, quienes no tienen la posibilidad de tener una obra social se quedan sin posibilidad de realizarse este tipo de estudios. La brecha social se va a seguir separando”. En este sentido, Torchinsky suma: “Creemos en la salud pública porque creemos que todos tienen derecho a un mismo diagnóstico y a una calidad de vida mejor”.

El CNGM es, además, un espacio de especialización para profesionales de la salud, el único en medicina genética a nivel nacional. Médicos de todas las provincias realizan sus residencias en este sitio para luego continuar expandiendo la  actividad en sus lugares de origen. Tal es el caso de Evelyn, que nació en el Sur, hizo su carrera de grado en Córdoba y se mudó a Capital Federal exclusivamente para estudiar en el Centro. “Es el único lugar del país en el que te forman en citogenética, no hay otro –dice-. Hace un año y medio que estoy estudiando acá y todo lo que está pasando nos afecta directamente, ni siquiera sabemos si vamos a poder terminar nuestra residencia”. Bruque, por su parte, expresa: “Nosotros hacemos esto a pulmón. Por nuestro nivel de estudios recibimos constantemente ofertas laborales en el exterior, y sin embargo elegimos estar acá a pesar de que nuestro salario está al borde de la canasta básica. Los profesionales de la salud que trabajamos acá lo hacemos porque amamos a la salud pública”.

El CNGM realiza un importante trabajo de investigación, que pone a la Argentina en sintonía con los más altos estudios de genómica a nivel mundial. “Gracias a Sandra se llevaron a cabo un montón de investigaciones, se logró conseguir el presupuesto para financiar los proyectos, se compraron los equipos, se formaron personas a lo largo de todo el país. Ella fue la encargada de formar el programa ‘Red Nacional de Genética Médica’, que nuclea a laboratorios de todo el país”, cuenta Bruque.

Mujeres y un hombre reunidos mirando de frente a la cámara.

Los trabajadores del CNGM salieron a denunciar la desvinculación de Sandra Rozental y los problemas del Centro.

De la tecnología de punta a la debacle presupuestaria

Según los trabajadores del Departamento de Diagnóstico, a la desvinculación de la doctora Rozental se le suma la falta de presupuesto y de personal. “Con respecto a años anteriores no se ha aumentado el presupuesto destinado a esta área, y eso nos afecta directamente, ya que muchos de los reactivos que usamos para trabajar son importados, el aumento del precio del dólar nos perjudicó muchísimo”, cuenta Bruque. “Por otro lado está la problemática de la falta de personal: se están jubilando muchos profesionales y no están entrando otros a ocupar esos puestos. Se hace muy difícil trabajar así”.

Además, advierten que la serie de medidas que están siendo tomadas implican un retroceso significativo en el desarrollo de su actividad. “Hoy los informes dicen que nuestro trabajo es muy bueno. Dentro de un año van a decir otra cosa porque nos están llevando a que trabajemos de una manera en la que se trabajaba hace más de 20 años. Nosotros creemos que eso el día de mañana va a ser una excusa para que se atente contra nuestro trabajo y se deje de financiar la actividad”, afirma Bruque.

Y se lamenta: “Antes de que comenzara esta debacle presupuestaria y de personal, habíamos empezado a hacer proyectos de investigación con tecnología de punta, particularmente en nuestro Departamento de Diagnóstico”.

Frasco con una pipeta al lado.

«Los profesionales de la salud que trabajamos acá lo hacemos porque amamos a la salud pública”, dice David Bruque, residente del CNGM.

Salud pública vs. salud privada

La noticia de la remoción de Rozental fue el disparador para que los profesionales del Departamento de Diagnóstico salieran a denunciar su situación. Desde entonces se organizaron para visibilizar su rechazo frente a la medida y para visibilizar la serie de problemáticas que -cuentan- están sufriendo. Hasta el momento escribieron cartas en pedido de explicaciones a los directivos del CNGM y del ANLIS Malbrán, hicieron un petitorio de firmas por internet, y están juntando firmas en los distintos hospitales de Capital Federal. También cuentan que han recibido numerosos mensajes de profesionales de genética del resto del país y del exterior.

“Hay gente que tiene miedo de perder el trabajo por visibilizar la situación, pero nosotros sostenemos nuestra postura porque estamos preocupados al punto de que si no lo hacemos, es lo mismo que dejar de trabajar porque nos echan”, sostiene Bruque. “Creemos que la dirección del ANLIS no está de acuerdo con la política de federalización de la actividad con la que venimos trabajando. Este cambio arbitrario está relacionado con eso. Si las decisiones que se están tomando se sostienen, se va a llevar al Departamento a un grado de precarización tal que nuestro temor es que lo cierren”.

“Yo creo que esto responde a intereses personales, que se anteponen a los intereses colectivos –subraya Rozental-. Los profesionales del Estado tenemos que tomar decisiones y dirigir acciones orientadas al interés colectivo. Me cuesta ver hacia dónde quieren dirigir la actividad. No tenemos ninguna explicación al respecto, pero creo que hay un riesgo de que lo que venimos construyendo se pierda”.

“Yo como profesional estoy sumamente preocupado por la situación actual del sistema público de salud”, dice Bruque y agrega: “Creo que la estrategia que están llevando adelante es desfinanciarlo y fomentar instituciones privadas para que cumplan su rol. Está claro que es ahí hacia donde van”.

 

Un abrazo a la salud

Un abrazo a la salud

Un cartel blanco atraviesa la calle Echeverría: en letras negras y brillantes puede leerse “No a la vulneración del derecho a la salud, no al cierre del IREP”. Cinco pacientes del Instituto lo sostienen con fuerza, rodeados por una multitud de ambos blancos que corea al unísono “el IREP no se vende, se defiende”. En un sentido abrazo al hospital, cientos de médicos, trabajadores de la salud, pacientes, vecinos y legisladores de la oposición rechazaron el avance del Gobierno de la Ciudad en la reforma hospitalaria, a una semana de que se oficializara la puesta en marcha del proyecto Complejo Hospitalario Sur mediante el decreto N° 297/18.

De esta manera, los trabajadores de la salud reafirmaron su rechazo al proyecto, expresaron su preocupación por la falta de criterios sanitarios e insistieron en que el verdadero motor es un negocio inmobiliario. La iniciativa prevé el cierre de cinco hospitales monovalentes especializados para el establecimiento de un único complejo polivalente en el predio del Hospital Muñiz. Serían trasladados y transformados en institutos el Hospital de Oncología Marie Curie, el Hospital de Gastroenterología Dr. Carlos Bonorino Udaondo, el Hospital de Infecciosas Dr. Francisco Javier Muñiz, el Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer y el Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP).

Desde que la noticia del proyecto de reforma hospitalaria llegó a sus oídos, los trabajadores del IREP se autoconvocaron en asamblea e iniciaron una serie de acciones de visibilización del conflicto y pedido de respuestas al Gobierno.

La única información con la que contaban -explican- era una presentación  que había sido exhibida a los directivos de los hospitales involucrados. Al no haber un proyecto de ley formal presentado en la Legislatura porteña, iniciaron un pedido de informes, respaldados por la Ley 104 de Solicitud de Información Pública. Nos dijeron que no sabían qué es lo que pasaría con los pacientes ni cómo serían trasladados. No sabían cómo era el plan arquitectónico ni cuál sería el destino de los terrenos. Todo porque el proyecto estaba en la etapa de análisis de factibilidad”, denuncia Liliana Bidegain, psicopedagoga del Instituto, en la lectura de un documento redactado en conjunto por la Asamblea de Trabajadores del IREP. Y agrega: “De repente, la semana pasada, nos encontramos con el decretazo del Gobierno de la Ciudad en el cual comunican que se crea la Unidad de Proyectos Especiales UPE Complejo Hospitalario Sur, cuyo objetivo es coordinar y ejecutar las acciones referidas a la planificación, organización, financiación y puesta en marcha del proyecto”.

En paralelo, el Gobierno de la Ciudad presentó en la Legislatura el anteproyecto de Reforma de la Carrera Profesional de la Salud de CABA, ley que regula las condiciones laborales de los profesionales de la salud. Los trabajadores del IREP señalan que esto tendría implicancias en la puesta en acción del proyecto, ya que destrabaría el obstáculo de la convivencia de los cargos de conducción en un único complejo. “La reforma de la ley de profesionales plantea que los trabajadores pueden ser transferidos de sus lugares de trabajo y que los puestos de conducción pierden su estabilidad –señala a ANCCOM Ricardo Gómez, empleado administrativo del IREP-. Actualmente la ley establece que ningún trabajador puede ser trasladado con un cargo menor: con esta reforma se modifica este artículo para que pueda bajarse de categoría. Con eso sortearían el obstáculo de tener cinco jefes, cinco supervisores, etc. Nosotros creemos que está todo articulado para llevar adelante este proyecto de 5×1”.

También expresaron su rechazo legisladores y asesores de la oposición que forman parte de la Comisión de Salud en la Legislatura porteña, pertenecientes a los partidos Autodeterminación y Libertad, Frente de Izquierda, y Unidad Ciudadana. “El Complejo Hospitalario Sur se presenta por decreto aunque Larreta tiene 34 votos sobre 60 en la Legislatura. Podrían haber presentado el proyecto y aprobarlo con mayoría automática, pero no quisieron hacerlo porque no tienen ni siquiera la capacidad de discutir públicamente un proyecto tan reaccionario”, denuncia Gabriel Solano, legislador del Partido Obrero en el Frente de Izquierda, y amplía: “Como esta gente no da puntada sin hilo, acaban de aprobar un Código Urbanístico, porque donde hoy está un hospital mañana va a haber una torre”.

Una profunda tristeza pesa sobre los pacientes que son atendidos en el IREP, un sitio al que sienten como un segundo hogar, ya que pasan meses e incluso años rehabilitándose en este Instituto. “Aquí nos juntan de a pedazos, nos recuperamos y nos transformamos en personas nuevas, construimos una nueva identidad”, expresa Gustavo, uno de los pacientes del centro de salud, que llegó al IREP después de un accidente en moto. “Cuando uno atraviesa una situación así no se reconoce, en algunos casos se llega hasta el suicidio porque no somos quienes éramos. Por eso es tan valioso que exista esta atención, el IREP es un derecho, y con los derechos no se negocia”, dice conmovido este hombre de González Catán.

Familiares de pacientes internados en el IREP.

Una de las principales preocupaciones de la comunidad del IREP es la convivencia de las especialidades de cada hospital, en especial por la exposición de pacientes inmunodeprimidos a enfermedades infecto contagiosas. Romina Rivero es mamá de Juan Manuel García, internado en terapia intensiva en la sala de pediatría. Juan tiene tres años y padece de Encefalopatía Crónica no Evolutiva (ECNE), y en su corta vida pasó por más de 20 internaciones. “Juan está estable y con cuidados paliativos, no puede estar en contacto con enfermedades agudas o infectocontagiosas. Él acá tiene todos los cuidados: pediatría, kinesiología y enfermería disponibles las 24 horas. Eso no le puede faltar a mi hijo, él no se puede acercar al Muñiz ni con el pensamiento”, explica a ANCCOM Romina.

“Mi hija estuvo un año y medio internada en el Hospital Gutiérrez, un hospital de niños para enfermedades agudas. Ahí se agarró un virus que la llevó a terapia intensiva y estuvo entre la vida y la muerte”, cuenta a ANCCOM Melody Chiang sobre Brianna, su hija de dos años que padece un síndrome genético, y agrega: “Apenas logró salir de la terapia pudimos traerla acá. Brianna no sabía sentarse, pararse, ni gatear. Gracias a la rehabilitación que pudo hacer en el Instituto, hoy puede hacer todo eso, está aprendiendo a caminar y va a empezar a comer por sus propios medios”.

El abrazo finalizó con la Asamblea de Trabajadores del Instituto invitando a participar de la “Marcha federal por el derecho a la salud” convocada por organizaciones sanitarias, políticas, sociales y académicas para el próximo 4 de octubre a las 13, con un recorrido que irá desde el Ministerio de Salud hacia Plaza de Mayo. Las puertas fueron de a poco vaciándose de médicos y pacientes que volvieron a poblar los pasillos, salas y consultorios del hospital. En el frente quedó colgado el cartel: “No al cierre del IREP”.