Siete días de paro universitario

Siete días de paro universitario

Las federaciones Conadu, Conadu Histórica y Fedun que nuclean a los docentes e investigadores universitarios cerrarán esta semana una medida de fuerza inédita en la última década y en el marco del dilatado conflicto docente: siete días de paro que incluyeron clases y acciones públicas para visibilizar el reclamo por un aumento salarial del 35 por ciento. El epílogo de la protesta se dibujará el martes con una nueva Marcha Federal Universitaria desde Congreso hasta Plaza de Mayo con la participación de docentes, no docentes y estudiantes.

Con protestas y reclamos en diferentes puntos del país, la medida de fuerza tuvo un capítulo especial en la Ciudad de Buenos Aires. Luego de 6 reuniones paritarias, las dos gremiales docentes de la UBA,  la Federación de Docentes Universitarios (FEDUBA) y la Asociación Gremial Docente (AGD-UBA) ratificaron el rechazo a la oferta del gobierno nacional de un 18 por ciento que se terminaría de pagar en 2018.

Según Federico Montero, secretario general de FEDUBA, el reclamo de los profesores universitarios excede la recomposición salarial. “En términos más generales es una discusión sobre el presupuesto universitario que ha disminuido en relación al porcentaje del PBI”, puntualizó.

Además, el titular de FEDUBA advirtió que los docentes buscan poner en la mesa de discusión “la cuestión del sistema de producción científica que atraviesa una crisis que no se ha resuelto”. Tanto FEDUBA como AGD coinciden en exigirle al gobierno nacional que cumpla con su compromiso de llevar a cabo un plan para regularizar la situación de los docentes contratados y de los ad honorem, según estaba estipulado en el acuerdo de 2016.

“Es muy sencillo, los índices que se vienen publicando marcan que la inflación va a rondar un 25% y nos ofrecen un 18%, siete puntos menos.  Eso sin contar lo que perdimos el año pasado de nuestra capacidad de ahorro y de salario con una inflación del 45% y aumentos del 34%” declaró Santiago Gándara, secretario general de AGD, consultado por esta agencia.  

La medida de fuerza se tradujo en clases públicas en las estaciones de subte, frente al Ministerio de Educación, en la puerta del Rectorado y en el Polo Científico Tecnológico, además de en cada una de las Facultades. A la vez, se realizó una bicicleteada en el Obelisco, organizada por AGD, en alusión a la actitud del gobierno nacional de posponer la resolución del conflicto a lo largo de las reuniones. “Nosotros venimos con más de 20 días de paro en el año, la novedad es que todas las federaciones coincidimos del 8 al 13, esto fortalece la medida.  Incluso en las Facultades donde la adhesión suele ser más débil se notó”, explicó Gándara.

El martes próximo todas las gremiales docentes convocan junto a las federaciones estudiantiles a marchar del Congreso Nacional al Palacio Pizzurno a las 17:00, en rechazo al ajuste en la educación que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri. “Participan todas y cada una de las federaciones docentes, estudiantiles y todos los colectivos”, subrayó Montero. Para Gándara “la idea es replicar la movilización del 12 de mayo del año pasado para golpear al gobierno y mostrar la legitimidad de nuestros reclamos. Lo que está claro es que sin respuesta o la misma respuesta en todas las reuniones el conflicto se va a mantener”.

 

Actualizado 11/05/2017

La Maga olímpica

La Maga olímpica

Muy popular en los países del norte de Europa, el handball es deporte olímpico masculino desde Berlín 1936, pero en su rama femenina recién desde Munich 1972. En Río 2016 será la primera vez en la historia que la Argentina presente un equipo de mujeres en esta disciplina cuya última medalla dorada fue obtenida por las noruegas, en Londres 2012. Una de las jugadoras más destacadas de la Selección es Victoria “La Maga” Crivelli (25), quien, a días del debut contra Suecia, relata su historia, sus expectativas, la increíble clasificación para Río y su paso por la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA.

¿Cuándo comenzaste con el handball?

Empecé jugando en Ferro a los siete años. Me invitó a jugar gente de la colonia del club y no dejé más. En la Selección arranqué en 2005, siendo cadeta. Tenía 14 años. Viajamos a un Panamericano en Brasil. Le ganamos la final a las locales a estadio lleno. A esa edad, después de ir perdiendo 7 a 1 y darlo vuelta, fue un partido increíble. No me olvido nunca más.

¿Por qué nunca jugaste en equipos del exterior?

Salieron oportunidades de ir a Brasil, España e Italia pero no me animé a dar el paso. Creo que es importante darlo. Todavía estoy a tiempo. Pero Ferro siempre me “tiró” mucho. Pusimos  objetivos nuevos a ganar con el club. Y como estas cosas ya se dieron, quizás ahora sí estoy pensando en dar el paso a Europa. Está abierta la posibilidad de charlar con algún club a fin de año. Los sueldos que se pagan afuera son bajos. Sirven para crecer en el deporte más que nada. Lo haría para vivir la experiencia. Tengo 25 años y no sé si voy a dedicarme 10 más a esto. Creo que es un buen momento, más allá de lo económico, para la experiencia de vivir en otro país.

Ahora estudiás publicidad pero antes estudiaste Ciencias de la Comunicación en la UBA, ¿cómo fue la experiencia?

Hice el CBC y diez materias más. Cursé en la sede de Ramos Mejía al principio y después en Santiago del Estero. Pero se me hizo muy difícil en la UBA ir paralelo a la carrera deportiva y entonces me alejé, pero ojalá vuelva, mi idea es retomar la carrera. Me acuerdo de un profesor de Taller (de Expresión) I que me marcó mucho lo bien que explicaba. Teníamos redacciones para todas las clases, eran tremendas las correcciones que nos hacía. Te cambiaba la forma de escribir. También me acuerdo de un profesor de Sociología del CBC. Los profesores de la UBA están muy formados. Mi problema no fue con los ellos sino con el sistema. Me complicaba. Pero algún día pienso en volver.

¿Qué opinás de la difusión del handball en Argentina?

Se está dando una vuelta interesante a partir de los logros que se van dando, en especial de los varones y de nosotras que nos vamos acercando. El marketing de la Selección Nacional está funcionando mucho mejor, tiene actividad en las redes sociales, eso es clave. Desde la Confederación Argentina de Handball, la Federación Metropolitana de Balonmano y el Comité Olímpico Argentino nos piden que tengamos actividad, eso acerca sponsors. Considero que acompaña el crecimiento deportivo de la Selección.

¿El Estado apoya al Seleccionado?

Recibimos dos tipos de becas: las de Secretaria de Deportes de la Nación y las del Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD). Estas últimas son las que vienen del impuesto a los celulares. Con eso estamos mejor. Desde 2010  que se viene mejorando. El apoyo del ENARD es importante. Porque nos dan obra social, nos ayudan con las becas y con la preparación. Por ejemplo, nos pagan los viajes de partidos que jugamos en el exterior. En Argentina la competencia no es muy buena y necesitamos ese roce con otros equipos. Hace un tiempo que vamos a Hungría una vez al año durante 15 días, para competir. Ese viaje costoso lo banca el ENARD. La Confederación sola no podría hacerse cargo. Las becas del ENARD y de la Secretaría de Deportes se dividen por categorías. Nosotras en este momento somos de la categoría “Medalla Panamericana”. Luego de los Juegos pasamos a ser “Participación Olímpica”. Según cada categoría se modifica el monto que se recibe. Nosotras recibimos de Secretaria 8.000 pesos cada una  y del ENARD lo mismo.

¿Qué les exigen para acceder a las becas?

El cuerpo técnico se encarga de completar las planificaciones y los formularios. Nosotras entrenamos durante todo el año de lunes a jueves por la tarde y algunas veces doble turno. Pero hay otros deportes que lo hacen con otro ritmo, a veces más cercano al momento de la competición. Hay premios extras por alcanzar logros. En los Panamericanos de Toronto, por ser medalla de plata, tuvimos un premio económico de 20.000 pesos para cada una. En los deportes individuales el premio es más grande. Desde principio de año se viene hablando con el secretario de Deportes (Carlos McAllister) para que las becas aumenten. Se propuso que los deportistas estemos disponibles para hacer clínicas en colegios o clubes con chicos. Me parece muy buena idea.

¿El apoyo estatal se refleja en el desempeño?

Sí. Argentina está un paso atrás de Brasil. Estamos a la par de Cuba. Somos los tres mejores de América.  Las chicas de Uruguay, por ejemplo, no lo tienen. Entrenan, trabajan, estudian. No están ni cerca de la estructura que hay acá y nosotras ni cerca de la de Brasil. El apoyo es clave. México y Chile se han metido en mundiales solamente por el apoyo económico que tienen y Uruguay no.

¿Cómo fue la clasificación  a los Juegos de Río?

Fue un momento increíble. El año anterior lo habíamos vivido con mucha presión nosotras. De América solo clasifica un país a los Juegos. Y siempre es Brasil,  potencia mundial. En esta ocasión al estar ellos ya clasificados por ser organizadores, era nuestra única oportunidad de participar, por lo menos hasta el momento. Nosotras perdimos el partido definitivo con Cuba. Era el que teníamos que ganar. Y ahí se nos vino el mundo abajo. Estábamos en el vestuario, todas llorando, diciéndonos que “no jugábamos más al handball”. Pero el deporte tiene cosas increíbles. A los dos días Uruguay le ganó a Cuba, resultado que no imaginábamos y que nos favorecía. Ahí se nos abrió otra posibilidad para la clasificación. Nos tuvimos que sacar esas lágrimas de encima para ganar a Chile y no tropezar por segunda vez. Ganamos. Más tarde jugamos con México y ahí esa tristeza de Cuba, pasó a la felicidad total de la clasificación. Se te cruzan mil cosas por la cabeza: el club, la familia, todo lo que en la adolescencia dejaste de lado por jugar. En el instante de la clasificación es un “todo valió la pena”. Todo el distanciamiento de los meses previos que teníamos con nuestra familia, pensando solamente en el partido con Cuba. También eso nos jugó en contra. La presión que nos generamos durante el partido con Cuba nos hizo entrar muy nerviosas, y así nos fue. Pero por suerte se terminó dando a nuestro favor.

"Es mi vida. Porque todo lo que me viví me pasó con el handball", afirmaba Victoria Crivelli.

«Es mi vida. Porque todo lo que me viví me pasó con el handball», afirmaba Victoria Crivelli.

¿Cómo fue la noticia de que ibas a los Juegos?

Por lo general el plantel es el mismo. Las convocadas están dentro de 25 chicas que jugamos siempre. Lo complicado era ahora cuando se cerraba la lista de Rio, que es muy corta, somos 14 más 1 (se suma al plantel solo en caso de lesión de una jugadora que no le permita continuar el torneo). El martes 12 de julio nos dieron la lista definitiva. Por el rol que una ocupa en el equipo se va dando cuenta si vas a estar o no en la lista. Pero ese día es muy duro, de sensaciones encontradas. Alegría de viajar, pero la tristeza de que mi compañera, que hizo exactamente lo mismo que yo, se queda fuera. Y más si esa compañera es una amiga, es más difícil.

¿Qué objetivo se fijaron para la competencia?

Lo que más me gustaría es jugar bien todos los partidos. A diferencia de Toronto, en esta ocasión no tenemos presión. Todos los equipos que están, en los papeles, son superiores a nosotras. Así que deberíamos ir sin presión y jugar relajadas. Mi desafío personal es encontrar nuestro mejor juego. Después, esto es deporte, y todo puede pasar. Hay equipos que si los tenés “gol a gol”, y no están acostumbrados a tan corta diferencia, podés dar un batacazo. Nosotras le apuntamos a Corea que es nuestro último partido. Pero Corea es medalla Olímpica. Suecia, es el tercero de Europa y está en nuestra zona. Pasar de ronda sería la gloria. Es diploma olímpico ya.

¿Hiciste alguna promesa por si logran el objetivo?

Todavía no se habló en el grupo. Pero se va hablar. Siempre lo hacemos. En Toronto, tras la clasificación, nos prometimos tirarnos al lago, helado, y lo hicimos. Nos vinieron a filmar de algunos canales. Personalmente no pensé en nada. Desde que dieron la lista empezamos a pensar en Río. Antes era toda la tensión de no tener certeza de ir o no. Pienso que va a ser todo tan grande lo que va  a pasar que no me lo puedo imaginar. Cuando llegue a la Villa Olímpica y me cruce con (Roger) Federer y diga “bueno, mirá dónde estoy”, ahí pensaré alguna promesa.

¿Cómo imaginás la experiencia en la Villa olímpica?

La idea es vivir los Juegos y disfrutarlos.  A quien más deseo cruzarme es a Manu Ginóbili. Es el mejor deportista argentino. Ya ir con Luis Scola viéndolo llevar la bandera nacional, será “recontra groso”. Pero bueno, Federer, (Usain) Bolt, son gigantes…

Los Juegos son en Río de Janeiro, en medio de la crisis política que vive Brasil, ¿estás al tanto de la situación?

Sí, me interesa. No me gusta lo que está pasando en América en general con el tema político. Pero no nos afecta eso. No hablamos del tema. Yo sí pero porque a mí me interesa. Nos llegan mensajes o avisos con el tema de los atentados, que Río es objetivo terrorista, y esas cosas. Eso nos llega y una piensa en la familia que va ir a vernos. Pero no creo que sea tan grave. Los deportistas estamos súper cuidados. Ya me pasó en Medellín. Es una ciudad hermosa pero con mucha polarización social y nosotras íbamos rodeadas de hombres armados. Pero eso no te saca del juego. Una hace lo suyo, te abstraés.

¿Qué opinás de la polémica que desató que la antorcha olímpica fuera llevada por la actriz-DJ argentina Calu Rivero?

Te lo digo como deportista y como estudiante de publicidad. Lo de Calu Rivero fue una movida de prensa. Fue llamativo, porque no representa en nada al deportista olímpico, que en base es amateur. Por eso chocó. No me hace gracia que la lleve, pero entiendo porque lo hizo. Entiendo, y no como vidrio, que los Juegos están bancados por sponsors y Calu es auspiciada por  una marca de ropa deportiva. Sé que tuvo que ver con eso. Es más, después (Sebastián) Crismanich llevó la antorcha representando al país.

¿Qué disfrutaste más, ¿haber ganado el premio Jorge Newbery 2015 como deportista destacada de la Ciudad de Buenos Aires o ser parte del plantel olímpico?

Los Juegos, sin duda. El premio tiene de bueno que me lo dieron por los logros que obtuvimos con Ferro. Ganamos todo lo que jugamos. Y con la Selección logramos la clasificación. Es un premio “re” de equipo. Me lo dan a mí pero son por logros de conjunto. Te cambio todos los premios del mundo por  jugar en Río.

¿Te imaginás en los Juegos de Tokio 2020?

No sé. Falta bastante. Hace mucho que hago esto y ya tengo ganas de otras cosas. Desde chica siempre tuve la suerte de viajar a torneos de categorías más grandes. Ya viví todo y es difícil encontrar una motivación. Si decido irme a jugar fuera es una forma de motivarme de nuevo. Después de Río sigo y más adelante, no sé.

¿Qué es el handball para vos?

Es mi vida. Porque todo lo que me viví me pasó con el handball. Lo que logré tener, viajar, amigos, hasta mi novio. Lo que más me deja es la gente que conocí. Siendo deportista de alto rendimiento, se compite mucho con amigas, sin duda la gente y amigos son lo mejor que me dio el handball. Afectó lo bueno y lo malo de mi vida.

Actualizada 02/08/2016

El conflicto latente

El conflicto latente

Arranca la mañana en el aula magna de la Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires. Sin clase magistral, ni médicos, ni especialistas del campo. El aula, coronada por un domo gris, está repleta de chicos y chicas de escuelas medias de los barrios del sur porteño. Asisten al acto de otorgamiento de las Becas de Ayuda Económica Nicolás Avellaneda que la Universidad entrega desde hace cinco años como parte de sus actividades de extensión. Luego de las palabras de cierre de las autoridades, se abre el espacio a las preguntas de los asistentes y desde un asiento de las primeras filas una mano sale disparada al aire. Una de las jóvenes becarias presenta una consulta acuciante: “¿Es verdad que la UBA cierra a mitad de año?”.

El fantasma de una crisis profunda en la mayor universidad pública del país volvió a convertirse en tema de agenda este año cuando, a mediados de mayo, el presidente Mauricio Macri se reunió con un grupo de rectores del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para negociar la adjudicación de una partida presupuestaria de 500 millones destinada a mitigar los crecientes gastos de funcionamiento registrados en las instituciones educativas por los tarifazos en los servicios públicos y una inflación creciente que estimaciones de diversas consultoras privadas sitúan para este año en torno al 40%.

La Universidad de Buenos Aires había expuesto su situación particular en la resolución 4.664 del 27 de abril cuando el Consejo Superior declaró la emergencia presupuestaria de la Universidad y consideró como provisionales —e insuficientes— los recursos del Tesoro Nacional otorgados a la UBA para desarrollar normalmente las funciones de docencia, investigación y extensión.  

ANCCOM dialogó con los decanos de las Facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Sociales y Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires para comprender el modo en que se compone el presupuesto universitario nacional, los montos que corresponden a la UBA, cómo se distribuyen entre las diferentes unidades académicas, y el impacto que la crisis presupuestaria puede tener no sólo para el conjunto de sus unidades académicas, sino también para todo el sistema universitario nacional. El Rectorado de la Universidad de Buenos Aires fue consultado para la realización de este artículo pero no dieron respuesta. 

El presupuesto destinado a la Universidad de Buenos Aires para 2016 fue de unos 8.689 millones de pesos, casi el 17% del total del presupuesto universitario nacional estimado en la Ley de Presupuesto, algo que tal vez no resulte sorprendente, ya que con más de 30.000 cargos docentes es la universidad más grande del país. Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, explica que esta posición de poder otorga a la UBA un lugar incómodo en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), organismo que nuclea a los rectores de las universidades nacionales y se encarga de negociar con la Secretaría de Políticas Universitarias (SPU) el presupuesto que el Estado destinará a las instituciones de educación superior. “Es que se trata de 51 universidades nacionales, y la UBA se lleva el 17% del presupuesto”, subraya.

Los números de la UBA fueron uno de los factores determinantes al momento de negociar una partida adicional -500 millones de pesos- para paliar el aumento de los gastos de funcionamiento, especialmente a partir del impacto del tarifazo.

Glenn Postolski, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, recuerda que cuando se resolvió otorgar dicho monto, el rector Alberto Barbieri declaró que la UBA se llevaría 150 de esos 500 millones, mientras que el CIN consideraba que esa suma no debía ser superior a los 70 millones, lo que a juicio del Consejo correspondería a la UBA proporcionalmente. “Algunos creen, de hecho, que fue gracias a la presión de la UBA que se consiguió ese dinero”, explica Postolski.

 Juan Carlos Reboreda, Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales UBA

Juan Carlos Reboreda, Decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, declaró que las facultades controlan sólo el 15% del total del dinero para gastos de funcionamiento.

Esos fondos se complementarán con la llegada de la partida destinada a solventar los gastos operativos de los cuatro hospitales universitarios de la UBA (el Hospital de Clínicas José de San Martín, el Instituto de Investigaciones Médicas A. Lanari, el Instituto de Oncología A. Roffo y el Hospital Odontológico), cuya adjudicación era un reclamo permanente, y que recién se materializó como un gesto hacia esta universidad cuando el saliente gobierno kirchnerista dispuso su inclusión en el proyecto de Ley de Presupuesto. Este monto permitiría a la Universidad devolver a su función el dinero destinado a cubrir el gasto de los hospitales, hasta ahora financiados con fondos de la partida destinada a educación y cultura.

La UBA estima que 711 de los 1.000 millones destinados a la función salud para las 51 universidades nacionales (suma cuya ejecución quedó supeditada a la voluntad política del jefe de Gabinete de Ministros), le corresponden. Sin embargo, la casa de estudios fue notificada mediante una nota presentada por el ministro de Educación, Esteban Bullrich, que recibiría 500 millones de esa partida. Fue horas antes de que  multitud marchara desde el Congreso de la Nación hasta la Casa Rosada en reclamo de mayor presupuesto para las universidades, mejoras salariales para los docentes y el establecimiento de un boleto universitario.

Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras, afirmó:»Hay una intención de ir arreglando, una especie de compra de voluntades, un sistema para ir descomprimiendo ciertos conflictos emergentes».

Morgade y Postolski coinciden en señalar que el gobierno mantiene con el conjunto de las universidades nacionales una estrategia de concesiones que tienen el propósito de desactivar las tensiones inmediatas. “Creo que hay una intención de ir arreglando, de ir haciendo acuerdos parciales, de darle a algunas universidades algo de lo que piden; una especie de compra de voluntades, un sistema para ir descomprimiendo ciertos conflictos emergentes”, afirma Morgade. Postolski lee la situación en términos similares, y asegura que bajo este gobierno “no hay una política universitaria clara. Y enfatiza: “Hay una ideología, un proyecto de país que está yendo hacia otro lado”.

Para el decano de Sociales, algunos funcionarios del área “cuentan con un grado de astucia al momento de la negociación, saben a qué actores cooptar para bajar los niveles de conflictividad”.

“Cuando hay algún movimiento capaz de interpelarlos políticamente -subraya- buscan alguna clase de acuerdo: ni bien la universidad presentó una potencial tensión política, la descomprimieron” con una oferta de dinero para paliar las deficiencias presupuestarias que el incremento de los gastos supuso para el mantenimiento de las diversas facultades de la UBA.

La complejidad del panorama se incrementa si se considera que cada una de las Facultades que integran la Universidad de Buenos Aires tienen reclamos y necesidades propias. Juan Carlos Reboreda, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, explica que las facultades controlan sólo el 15% del total del dinero para gastos de funcionamiento. Un porcentaje similar maneja el Hospital de Clínicas, y el restante 70% es controlado por el Rectorado de la Universidad, con el cual las facultades tienen que negociar a la hora de solicitar arreglos estructurales y reformas edilicias. En la Universidad de la Plata, esa distribución es exactamente la inversa. “Es materia de discusión”, explica Reboreda, “el grado de centralización o descentralización que debe tener la Universidad de Buenos Aires en lo que hace a su parte administrativa; es una discusión pendiente. Pero lo que hubo en los últimos 15 o 20 años es una centralización cada vez mayor que hace a las facultades fuertemente dependientes del Rectorado”.

Para el desarrollo de sus funciones de extensión e investigación, las Facultades cuentan con aportes provenientes del Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), y becas que el Rectorado otorga y son ganadas por concurso. Pero, además, las facultades pueden celebrar distintos convenios con instituciones estatales. Esta estrategia de financiamiento autónomo de las facultades ha sufrido un golpe importante luego de la sanción del decreto 336/2016, que determinó, a partir del 1 de abril de este año, la suspensión de todos los convenios celebrados entre organismos dependientes de la Administración Pública Nacional centralizada y descentralizada, y universidades nacionales, provinciales o privadas.

Estos convenios resultaban esenciales “en el marco de un proyecto político que consideraba a las universidades nacionales actores privilegiados a la hora de hacerse cargo de tareas y proyectos que el Estado tercerizaba”, explica Morgade. Los ingresos provenientes de estos convenios representan para la Facultad de Filosofía y Letras, por ejemplo, la posibilidad de financiar la Editorial Universitaria de esa facultad —encargada de imprimir y distribuir una serie de títulos vinculados con las carreras que allí se dictan—, y de continuar con las tareas de investigación y articulación territorial del Centro para la Investigación y el Desarrollo de la Acción Comunitaria (CIDAC) presente en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. De estos convenios, cuenta Morgade, la Facultad mantiene dos: uno con el Ministerio de Educación, y uno con el Ministerio de Trabajo. La perspectiva a largo plazo resulta incierta.

 Glenn Postolski

Glenn Postolski. decano de la Facultad de Ciencias Sociales, contó que se suspendieron convenios con el Ministerios del Desarrollo Social y de Trabajo y con la AFSCA y la AFTIC.

Algo similar sucedió en la Facultad de Ciencias Sociales. Postolski cuenta que los convenios suspendidos se habían establecido con diferentes áreas de los Ministerios de Desarrollo Social, de Trabajo, y con la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC) —disueltas por el decreto de necesidad y urgencia 267 presentado a fines de diciembre del año pasado. En total, la celebración de estos convenios aportó unos 12 millones de pesos en recursos propios con los que esta Facultad ya no cuenta. Una parte importante de esos fondos iba directamente a la financiación y ejecución de los convenios, pero un resto quedaba en sus manos para decidir cómo gestionarlos. “Nosotros estamos tratando de que todo lo que haya sido firmado, nos lo paguen”, explica Postolski. “Intentamos abrir el juego: estamos convencidos de que esta Facultad puede producir conocimiento y generar una serie de tareas para el Estado; no vamos a renunciar a eso, aunque tal vez sea algo que a este gobierno no le interese”, agrega.

Tratar de especificar o conocer qué es lo que sí interesa al gobierno en materia de políticas universitarias no resulta tarea sencilla. Postolski aporta algunos elementos para comprender esta dinámica. Por un lado, diagnostica “un alto grado de imprevisibilidad y hasta de improvisación” en materia de generación (o hasta de comprensión) de políticas universitarias. Acaso prueba de ello fuera la propuesta y el casi inmediato arrepentimiento del productor televisivo Juan Cruz Ávila como secretario de Políticas Universitarias. Para Postolski, “los encargados de la política universitaria pueden tener una visión de hacia dónde quisieran ir, pero esta visión no se condice con la realidad que presentan los actores y su dinámica en el escenario actual”. Pero hay aún otro elemento de importancia, quizá el que permita comprender mejor qué es lo que sucederá en el futuro: “La UBA tiene, desde la época de Guillermo Jaim Etcheverry como rector, una política de negociar con el gobierno por fuera del Consejo Interuniversitario Nacional. Esta estrategia de negociar por encima del CIN, a la UBA le resultó mejor este año que en los dos anteriores. Con el gobierno anterior, existía una estrategia política destinada al sector universitario en donde la UBA no ocupaba un lugar central. Pero desde el 10 de diciembre pasado, es muy probable que la estrategia del nuevo gobierno esté destinada a desactivar una serie de conflictos negociando con algunas pocas universidades”, concluye el decano de la Facultad de Ciencias Sociales. Es aquí donde podría jugar un papel preponderante la extracción política del actual rector de la Universidad, Alberto Barbieri, afín al radicalismo, partido que es aliado e impulsor del actual gobierno macrista en el marco de la alianza Cambiemos.  

Para Reboreda, el debate sobre la cuestión presupuestaria agita varios fantasmas. Es que en nombre de la eficacia o eficiencia de la universidad o sus gastos comienzan las discusiones a propósito del número de ingresantes, o incluso del arancelamiento. Anticipando posibles cuestionamientos, Reboreda realizó una breve comparación entre el gasto por alumno que tienen otras dos grandes universidades: la Universidad de São Paulo, y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). La primera, con un presupuesto de 1.323 millones de dólares y cerca de 90 mil estudiantes, registra un presupuesto por alumno estimado en 15 mil dólares; para la UNAM, con 325 mil estudiantes y un presupuesto de 2.300 millones, el valor estimado para cada estudiante es de 7.000 dólares. En la Universidad de Buenos Aires, ese valor es de 2.150 dólares, cuando se contemplan su presupuesto de 600 millones de dólares y su matrícula de 280 mil estudiantes.

 

Actualizada 13/07/2016

El sistema científico autoconvocado

El sistema científico autoconvocado

A partir de la identificación de una ruptura en el lineamiento de políticas científicas y principalmente de las de expansión presupuestaria, la agrupación Científicos y Universitarios Autoconvocados organizó el pasado 2 y 3 de julio una jornada denominada Encuentro Nacional Ciencia y Universidad, en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). El objetivo del cónclave consistió en realizar un diagnóstico de las problemáticas que atañen al sector y a la sociedad y formular una plataforma alternativa.

El encuentro contó con las adhesiones de diversas facultades y departamentos universitarios, cátedras, equipos de investigación y extensión universitaria, organizaciones e instituciones.

Daniel Jones, Investigador de CONICET y del Instituto Gino Germani se expresó sobre la modalidad del encuentro: “Es necesario generar una discusión colectiva con todos los actores de la comunidad sobre qué modelo de ciencia, de universidad y de país queremos. La idea es generar un trabajo en cuatro comisiones que estudien los vínculos entre la ciencia, la universidad y la sociedad, otra entre la ciencia, la universidad y el Estado, una tercera que relacione la historia y la actualidad de las políticas científicas y universitarias y una cuarta que analice las condiciones de trabajo en la ciencia y en la universidad. Y, a partir de pequeños disparadores de referentes en esos campos, pasar a una discusión horizontal y plural para generar los insumos y poder salir con una plataforma alternativa a la que propone el gobierno nacional.»

El profesor titular plenario de la UBA e investigador superior del CONICET, Alberto Kornblihtt, durante el panel de apertura del encuentro concluyó su discurso planteando una idea que atravesaría la jornada: “Todo indica que el camino de recuperación del poder político con legitimidad democrática, que sea capaz de revertir estas medidas reaccionarias y actuar en beneficio de las mayorías populares, será arduo. Requerirá, sin duda, de la más amplia unidad, incluso de sectores que no compartían la visión del Frente para la Victoria, pero que han tomado conciencia de los efectos nefastos y regresivos de esta política económica, que nos retrotrae a los años 90 y que se inscribe en un giro conservador de alcance regional.”

Foto: Camila Alonso Suarez /ANCCOM

“Es necesario generar una discusión colectiva con todos los actores de la comunidad sobre qué modelo de ciencia, de universidad y de país queremos.» Daniel Jones.

Neoliberalismo y periferia

Roberto Salvarezza, ex presidente del CONICET y actual director de Instituto de Investigaciones Físicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), habló acerca de las políticas científicas y su articulación con el gobierno actual: “El esquema que se está imponiendo, en cuanto a lo económico y al modelo de país y que se está viendo en el terreno de la ciencia, es un Estado más chico. Una de las primeras consecuencias que ha traído el cambio de Gobierno ha sido la devaluación, que ha producido un efecto enorme sobre el sistema de ciencia y técnica. El presupuesto que el CONICET tenía a fin de año para el 2016 era de 6.900 millones de pesos. Se consiguieron 800 millones más, es decir, tenía 7800 millones. Si eso se pasa a dólares, los 690 millones que había en noviembre de 2015 ahora son menos de 550”.

Este presupuesto otorgado para el sistema de ciencia y técnica, perjudicado por la devaluación y la inflación, afecta de manera transversal a todas aquellas personas que conforman el universo científico. Desde los insumos y equipamiento, que requiere cualquier actividad de laboratorio, que en su mayoría están dolarizados, hasta los sueldos y las becas que se ven reducidos. A partir de este escenario, Salvarezza vaticina una posible consecuencia vinculada a los investigadores y su compromiso con el país, al verse perjudicado por estas condiciones: “Podemos llegar a tener un tipo de escenario que ya hemos vivido, en el que la gente no quiere volver o es tentada por contratos mucho mejores. Podemos llegar a tener situaciones donde perdamos recursos humanos, que con tanto esfuerzo estuvimos formando”.

«El modelo neoliberal es incompatible con la ciencia en los países periféricos, es decir, si se cae el Estado, se cae el sistema científico y tecnológico” Roberto Salvarezza.

El proceso de refundación de instituciones llevado a cabo durante su gestión en la presidencia del CONICET implicó, según Salvarezza, un proceso de federalización, de articulación con otras instituciones, de transferencia del conocimiento y por último, de divulgación. “Todo esto tenía un solo objetivo: ayudar a que la ciencia y el conocimiento sean la base de la sociedad moderna. A eso es a lo que apuntábamos y se hacía desde el Estado, ahora el Estado se achica”. Y plantea: “Hay una discusión muy interesante que dice que el modelo neoliberal es incompatible con la ciencia. Pero no es así. El modelo neoliberal es incompatible con la ciencia en los países periféricos, es decir, si se cae el Estado, se cae el sistema científico y tecnológico”.

Si bien el balance general de los últimos años resulta positivo, Salvarezza reconoce que una estructura de la envergadura del CONICET requiere de la discusión sobre ciertos temas en conflicto: “Siempre hay tensiones en un sistema como CONICET que tiene 24 mil personas, es lógico que las haya y nadie lo oculta, pero el balance general daba que el sistema evolucionaba. Había tensiones, pero eran tensiones de crecimiento”.

Los becarios

Anccom habló con becarios del CONICET, quienes plantearon una serie de problemáticas vinculadas a las condiciones bajo las cuales desarrollan sus tareas en el sistema científico. La primera de ellas responde a las condiciones de precarización. Al no ser reconocidos como trabajadores, no cuentan con aporte jubilatorio, aguinaldo, o licencias por enfermedad. Al respecto, Silvina Fernández, becaria del CONICET, declaró: “Es una discusión interna decirnos a nosotros mismos ‘trabajadores’, hay compañeros que no se consideran como tales. Es un desafío, porque todos estos discursos nos han alienado de nuestra condición de trabajadores”.

La agrupación Científicos y Universitarios Autoconvocados organizó el pasado 2 y 3 de julio una jornada denominada Encuentro Nacional Ciencia y Universidad, en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).

En referencia a esta cuestión, Salvarezza explicó: “Nosotros trabajamos sobre este tema, hicimos un nuevo convenio colectivo que el Directorio lo había aprobado y que fue mandado a Jefatura de Gabinete, para sentarse con los gremios, porque el estatuto está derogado desde el año 2000. En ese convenio colectivo separamos el espectro de los becarios en dos: los becarios que son postdoctorales, pasaban a ser contratados con todos los beneficios sociales de un contrato, y manteníamos la figura del estudiante para aquel becario que aspira al título máximo de doctor”. Y concluyó: “El tema implica un debate que no está cerrado, amerita seguir discutiéndolo.”

Una de las raíces de todo el conflicto, que señalan los becarios, se ubica dentro de las estructuras que conforman los institutos de investigación. Por ejemplo, cuenta Fernández, que el ingreso a la Carrera de Investigador puede demorar muchos años y en el transcurso, muchos becarios deciden declinar. “El sistema deja por fuera a un grupo de gente, esa es una forma encubierta de despidos”, dice Silvina.

Por su parte, Salvarezza destaca que hubo un crecimiento en cuanto al rol de la mujer en la ciencia, que se ve reflejado en el lugar que se ha ganado en el CONICET, en cuanto a la cantidad de puestos ocupados, aunque reconoce que aún en los cargos superiores, la diferencia sigue siendo a favor de los hombres: “La mujer ha avanzado muchísimo en el CONICET, es la institución del mundo con mayor proporción de mujeres. Lo que es verdad es que en los cargos directivos hay menos mujeres, pero es cierto que esto es un proceso que va avanzando y que necesita tiempo”.
Actualizada 05/07/2016

Matemática para todos

Matemática para todos

La mirada de Wenceslao Costa Díaz es chispeante y curiosa. Tiene barba, es casado y padre de dos hijos, pero cuando muestra sus dientes blancos su sonrisa se confunde con la de sus alumnos de sexto grado. No hace tanto estaba sentado en un pupitre de su colegio primario tratando de entender matemática, disgustado con la forma en que le enseñaban, soñando un espacio en donde alguien le ayudara a comprender de qué se trataban los números y de no sentir que lo estaban dejando afuera. En 2011 -con apenas 24 años- creó, junto a un grupo de colegas, el colectivo docente Matepública, cuyo objetivo principal es mejorar la relación de los alumnos de escuela primaria con las matemáticas, haciendo foco en el aspecto didáctico.

«Somos un grupo de docentes que invitamos a jugar con los números a pequeños matemáticos y matemáticas. Sumamos nuestras ganas de enseñar para elevar al infinito y más allá la calidad de la Escuela Pública», afirman en el encabezado del blog del colectivo. Llevan a cabo su militancia por medio de varias acciones: desde talleres extracurriculares que funcionan como refuerzo de la materia hasta encuentros de desafíos matemáticos al aire libre, dos o tres veces por año, en la que confluyen niños y docentes de distintos distritos porteños. En cada una de las actividades lo que prima es la adhesión a una pedagogía que implica enseñar partiendo del conocimiento que aportan los propios chicos.

El colectivo docente Matepública tiene como objetivo principal mejorar la relación de los alumnos de escuela primaria con las matemáticas, haciendo foco en el aspecto didáctico.

«No queremos que la enseñanza sea una bajada de línea. Las tablas ya no se enseñan de memoria. Por ejemplo, proponemos que los chicos aprendan a dividir con restas sucesivas para que entiendan el proceso y descubran por ellos mismos su funcionamiento», explica Wenceslao sentado en un café a dos cuadras de la Escuela N° 17  “Blas Parera”, de Palermo, en la que da clase desde hace cinco años. Junto con su compañera Marta García, aprovechan la hora del almuerzo para dar clases a los chicos y amigarlos con los números. «Si veo que a un estudiante no le está yendo muy bien, lo convoco al taller de una hora al mediodía. La idea es recomponer esa pelea que se tiene con la matemática. Llega un punto en que si te va mal, hasta los mismos compañeros te ponen en un lugar de ‘no saber’. En el taller recuperan la confianza y vuelven a participar en clase», agrega el docente.

Quienes forman parte de Matepública no cobran horas extra, y muchas veces ponen de su bolsillo para conseguir los materiales que se necesitan tanto en los talleres como en los festivales que realizan al aire libre. En esos casos recaudan algo de dinero a través del buffet, que lo atienden los propios padres, agradecidos con el trabajo que el colectivo docente hace con sus hijos. Los familiares también son invitados a asistir a los talleres y festivales para aprender mejores formas de explicar la materia en casa.

«La matemática te enseña a percibir la belleza del mundo. Yo no era muy bueno, y trato de que Teo me supere», cuenta Gerardo Mirkin, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Está orgulloso de que su hijo haya pasado a la siguiente ronda de las Olimpíadas Matemáticas Ñandú (OMÑA), con tres problemas resueltos sobre tres.

Otro de los objetivos de Matepública es preparar a los alumnos para que formen parte del certamen y mejoren su desempeño año a año. En 2015, once estudiantes que van a los talleres extracurriculares pudieron llegar a la instancia final, con sede en Mar del Plata. «Para muchos ir a la costa es el incentivo. Además de llegar a la final, muchos ven el mar por primera vez. De todas maneras, siempre hablamos con la familia para pedirles que no les pongan presión a los chicos, la idea no es que ganen sino que se superen a ellos mismos», aclara Wenceslao.

Quienes forman parte de Matepública no cobran horas extra, y muchas veces ponen de su bolsillo para conseguir los materiales que se necesitan.

En cada instancia, los docentes les recuerdan a los chicos que lleven puesto su guardapolvo. «Sueño con que cada vez haya más guardapolvos blancos en las rondas», comenta Wenceslao, quien además de enseñar matemáticas trata de transmitirle a sus estudiantes la importancia del acceso gratuito e irrestricto a la educación.

El último festival de Matepública se realizó el pasado sábado 25 de junio en Plaza Mafalda -Concepción Arenal y Conde-, en Colegiales. «Elegimos esta plaza porque es de las pocas que no está enrejada», explica Wenceslao desde el micrófono. Al encuentro asistieron más de cincuenta niños en edad escolar junto con sus familiares y amigos. A medida que van llegando, los organizadores los dividen en grupos y les dan un formulario para que anoten los puntos que sacan en cada desafío que implica sumar, restar, dividir y multiplicar mientras se salta a la soga, se juega al tiro al blanco, al bowling y a los dados. No hay ganadores. Luego del cierre se reparten regalos iguales para todos los participantes.

Por ahora son tres las escuelas en las que se han podido instalar los talleres extracurriculares –la 13, la 17 y la 30 del Distrito 9-, que a su vez dependen de la buena voluntad de los directores que permiten que se realice la actividad, ya que no forma parte del diseño curricular de las escuelas. Algunos directivos son reticentes a dar lugar a las clases que los docentes proponen dar en forma ad-honorem, e incluso se niegan a repartir los volantes del festival en los cuadernos de comunicaciones. Santiago Foucault, docente de Matemática de la Escuela Nº 15 del tercer distrito, confirmó a ANCCOM durante el festival que los talleres comenzarán a darse en su escuela en el próximo semestre.

El último festival de Matepública se realizó el pasado sábado 25 de junio en Plaza Mafalda -Concepción Arenal y Conde-, en Colegiales.

«¿Podés saltar la soga con esos tacos?», le pregunta bromeando Nicolás, uno de los maestros -de guardapolvo blanco-, a una de las participantes del juego. El docente da clase en la Escuela N° 13 Teodoro Roosevelt, que queda justo frente a la plaza. Le resulta difícil implementar la idea de los talleres extracurriculares como los que se dan en la 17 porque en su colegio hay jornada simple. «Es complicado sostener el proyecto porque también depende de la buena voluntad de los profesores, que no siempre pueden quedarse más horas», agrega el docente, quien sostiene que una de las mayores dificultades que enfrentan los maestros es la cantidad de alumnos por clase: veinticinco o treinta.

Los organizadores del encuentro en Plaza Mafalda son entre quince o veinte docentes que se acercan convocados por el colectivo. Entre todos se encargan de la infraestructura: la construcción y despliegue de los juegos –la mayoría están hechos a mano-,  la música, los carteles, los regalos, el micrófono. Mientras los chicos van corriendo de desafío en desafío, algunos familiares conversan sentados en los bancos, otros tiran una manta sobre el césped y toman mate.

A medida que van llegando, los organizadores los dividen en grupos y les dan un formulario para que anoten los puntos que sacan en cada desafío.

Matepública es una iniciativa que responde a -y a la vez denuncia- la ausencia del gobierno porteño en materia educativa. Sobre una tela que cuelga en los alrededores de la plaza dice, en letras grandes, mayúsculas, y pintadas con témperas de colores: “Escuela pública de pie”.  Se exhiben, también, varios carteles que revelan algunas de las políticas educativas llevadas adelante por el macrismo durante los últimos nueve años: “El porcentaje del presupuesto destinado a Educación pasó del 27,4 por ciento al  22,1 por ciento”, “se presupuestó la construcción de una sola escuela para el presente año”, “reducción de cursos y postítulos de formación docente”, “salarios docentes que implican pagos en negro y en cuotas, que no contemplan el porcentaje inflacionario real y que continúan achatando la escala salarial”, “las inversiones destinadas a infraestructura y mantenimiento pasaron de un 9,71% en el año 2008 a un 3,63 por ciento en el año 2016”.

A modo de cierre, Wenceslao les pide a los familiares que se reúnan con los niños para pensar qué tipo de escuela pública les gustaría tener. Quince minutos después, cada chico tomará el micrófono para compartir sus deseos: “Que aunque no tengan plata, los chicos puedan saber”, “que todas las escuelas sean públicas”, “que todos tengan los mismos derechos”, “que vayan todos los chicos”, “una escuela pública justa y linda”, “que la comida sea rica” –pidieron más de una vez-, “mejores computadoras”, “más respeto y amor”, “que haya pileta”, “buenos maestros”, “almohadones”, “que haya clases”, “que siga siendo gratis”, “que haya doctores”, “que esté limpia e iluminada”. Y entre todos los pedidos, estuvo también el reconocimiento para algunos de los maestros que llevan adelante el colectivo Matepública: “Que haya profesores buenos como la seño Paula”, “que haya más maestros como Wences y Carla”.

Los organizadores del encuentro en Plaza Mafalda son entre quince o veinte docentes que se acercan convocados por el colectivo.

Actualizada 28/06/2016