Por Sofia Oppici
Fotografía: Camila Alonso Suarez

A partir de la identificación de una ruptura en el lineamiento de políticas científicas y principalmente de las de expansión presupuestaria, la agrupación Científicos y Universitarios Autoconvocados organizó el pasado 2 y 3 de julio una jornada denominada Encuentro Nacional Ciencia y Universidad, en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). El objetivo del cónclave consistió en realizar un diagnóstico de las problemáticas que atañen al sector y a la sociedad y formular una plataforma alternativa.

El encuentro contó con las adhesiones de diversas facultades y departamentos universitarios, cátedras, equipos de investigación y extensión universitaria, organizaciones e instituciones.

Daniel Jones, Investigador de CONICET y del Instituto Gino Germani se expresó sobre la modalidad del encuentro: “Es necesario generar una discusión colectiva con todos los actores de la comunidad sobre qué modelo de ciencia, de universidad y de país queremos. La idea es generar un trabajo en cuatro comisiones que estudien los vínculos entre la ciencia, la universidad y la sociedad, otra entre la ciencia, la universidad y el Estado, una tercera que relacione la historia y la actualidad de las políticas científicas y universitarias y una cuarta que analice las condiciones de trabajo en la ciencia y en la universidad. Y, a partir de pequeños disparadores de referentes en esos campos, pasar a una discusión horizontal y plural para generar los insumos y poder salir con una plataforma alternativa a la que propone el gobierno nacional.»

El profesor titular plenario de la UBA e investigador superior del CONICET, Alberto Kornblihtt, durante el panel de apertura del encuentro concluyó su discurso planteando una idea que atravesaría la jornada: “Todo indica que el camino de recuperación del poder político con legitimidad democrática, que sea capaz de revertir estas medidas reaccionarias y actuar en beneficio de las mayorías populares, será arduo. Requerirá, sin duda, de la más amplia unidad, incluso de sectores que no compartían la visión del Frente para la Victoria, pero que han tomado conciencia de los efectos nefastos y regresivos de esta política económica, que nos retrotrae a los años 90 y que se inscribe en un giro conservador de alcance regional.”

Foto: Camila Alonso Suarez /ANCCOM

“Es necesario generar una discusión colectiva con todos los actores de la comunidad sobre qué modelo de ciencia, de universidad y de país queremos.» Daniel Jones.

Neoliberalismo y periferia

Roberto Salvarezza, ex presidente del CONICET y actual director de Instituto de Investigaciones Físicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), habló acerca de las políticas científicas y su articulación con el gobierno actual: “El esquema que se está imponiendo, en cuanto a lo económico y al modelo de país y que se está viendo en el terreno de la ciencia, es un Estado más chico. Una de las primeras consecuencias que ha traído el cambio de Gobierno ha sido la devaluación, que ha producido un efecto enorme sobre el sistema de ciencia y técnica. El presupuesto que el CONICET tenía a fin de año para el 2016 era de 6.900 millones de pesos. Se consiguieron 800 millones más, es decir, tenía 7800 millones. Si eso se pasa a dólares, los 690 millones que había en noviembre de 2015 ahora son menos de 550”.

Este presupuesto otorgado para el sistema de ciencia y técnica, perjudicado por la devaluación y la inflación, afecta de manera transversal a todas aquellas personas que conforman el universo científico. Desde los insumos y equipamiento, que requiere cualquier actividad de laboratorio, que en su mayoría están dolarizados, hasta los sueldos y las becas que se ven reducidos. A partir de este escenario, Salvarezza vaticina una posible consecuencia vinculada a los investigadores y su compromiso con el país, al verse perjudicado por estas condiciones: “Podemos llegar a tener un tipo de escenario que ya hemos vivido, en el que la gente no quiere volver o es tentada por contratos mucho mejores. Podemos llegar a tener situaciones donde perdamos recursos humanos, que con tanto esfuerzo estuvimos formando”.

«El modelo neoliberal es incompatible con la ciencia en los países periféricos, es decir, si se cae el Estado, se cae el sistema científico y tecnológico” Roberto Salvarezza.

El proceso de refundación de instituciones llevado a cabo durante su gestión en la presidencia del CONICET implicó, según Salvarezza, un proceso de federalización, de articulación con otras instituciones, de transferencia del conocimiento y por último, de divulgación. “Todo esto tenía un solo objetivo: ayudar a que la ciencia y el conocimiento sean la base de la sociedad moderna. A eso es a lo que apuntábamos y se hacía desde el Estado, ahora el Estado se achica”. Y plantea: “Hay una discusión muy interesante que dice que el modelo neoliberal es incompatible con la ciencia. Pero no es así. El modelo neoliberal es incompatible con la ciencia en los países periféricos, es decir, si se cae el Estado, se cae el sistema científico y tecnológico”.

Si bien el balance general de los últimos años resulta positivo, Salvarezza reconoce que una estructura de la envergadura del CONICET requiere de la discusión sobre ciertos temas en conflicto: “Siempre hay tensiones en un sistema como CONICET que tiene 24 mil personas, es lógico que las haya y nadie lo oculta, pero el balance general daba que el sistema evolucionaba. Había tensiones, pero eran tensiones de crecimiento”.

Los becarios

Anccom habló con becarios del CONICET, quienes plantearon una serie de problemáticas vinculadas a las condiciones bajo las cuales desarrollan sus tareas en el sistema científico. La primera de ellas responde a las condiciones de precarización. Al no ser reconocidos como trabajadores, no cuentan con aporte jubilatorio, aguinaldo, o licencias por enfermedad. Al respecto, Silvina Fernández, becaria del CONICET, declaró: “Es una discusión interna decirnos a nosotros mismos ‘trabajadores’, hay compañeros que no se consideran como tales. Es un desafío, porque todos estos discursos nos han alienado de nuestra condición de trabajadores”.

La agrupación Científicos y Universitarios Autoconvocados organizó el pasado 2 y 3 de julio una jornada denominada Encuentro Nacional Ciencia y Universidad, en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV).

En referencia a esta cuestión, Salvarezza explicó: “Nosotros trabajamos sobre este tema, hicimos un nuevo convenio colectivo que el Directorio lo había aprobado y que fue mandado a Jefatura de Gabinete, para sentarse con los gremios, porque el estatuto está derogado desde el año 2000. En ese convenio colectivo separamos el espectro de los becarios en dos: los becarios que son postdoctorales, pasaban a ser contratados con todos los beneficios sociales de un contrato, y manteníamos la figura del estudiante para aquel becario que aspira al título máximo de doctor”. Y concluyó: “El tema implica un debate que no está cerrado, amerita seguir discutiéndolo.”

Una de las raíces de todo el conflicto, que señalan los becarios, se ubica dentro de las estructuras que conforman los institutos de investigación. Por ejemplo, cuenta Fernández, que el ingreso a la Carrera de Investigador puede demorar muchos años y en el transcurso, muchos becarios deciden declinar. “El sistema deja por fuera a un grupo de gente, esa es una forma encubierta de despidos”, dice Silvina.

Por su parte, Salvarezza destaca que hubo un crecimiento en cuanto al rol de la mujer en la ciencia, que se ve reflejado en el lugar que se ha ganado en el CONICET, en cuanto a la cantidad de puestos ocupados, aunque reconoce que aún en los cargos superiores, la diferencia sigue siendo a favor de los hombres: “La mujer ha avanzado muchísimo en el CONICET, es la institución del mundo con mayor proporción de mujeres. Lo que es verdad es que en los cargos directivos hay menos mujeres, pero es cierto que esto es un proceso que va avanzando y que necesita tiempo”.
Actualizada 05/07/2016