“No hagamos del amor una pasión triste”

“No hagamos del amor una pasión triste”

A Alexandra Kohan le gusta pensar en conjunto y cuestionar lo establecido, pero para llegar a nuevas preguntas. Psicoanalista y docente universitaria, en el 2019 publicó, con gran repercusión,  su libro Psicoanálisis: por una erótica contra natura. Entrevistada por ANCCOM pide que, por favor, “no hagamos del amor una pasión triste”, habla de los escraches, de que “cuidado no es vigilancia” y, respecto al contexto de aislamiento social actual, se permite la incertidumbre: “Me parece un momento para soportar no saber”. Por otro lado ella, que se desempeña como docente en la carrera de Psicología de la UBA, considera que este cuatrimestre se debería haber dado por perdido.

¿Por qué decidió dedicarse al psicoanálisis?

No recuerdo un momento en el que lo haya decidido ni tampoco creo que haya sido una decisión tomada tan conscientemente. Nunca lo había pensado. Diría que fue una especie de acontecimiento. El psicoanálisis es un encuentro con algo inédito, sorpresivo. Y sigue apareciendo cada vez que leo, cada vez que me encuentro con un paciente, cada vez que voy a sesión. Me analizo desde siempre y no encuentro otro espacio que se le parezca. Supongo que haber advertido los efectos del psicoanálisis como analizante, el modo en que el psicoanálisis cambió mi vida, la manera en que despertó en mí un constante interés por ciertas maneras de leer, hizo que quisiera seguir habitándolo. Me posibilitó vivir una vida un poco más consecuente con lo que quiero, soportar la fragilidad que implica que no haya garantías; le debo no haber quedado melancolizada en las tragedias de mi vida y, por sobre todo, le debo la posibilidad de seguir queriendo el amor luego de todos los amores que se terminaron.

Es una manera de leer, de pensar, de precisar interrogantes y de las consecuencias que eso tiene. Porque lo que el psicoanálisis hace es que el decir tenga consecuencias. Así que supongo que por todo esto no es que me dediqué al psicoanálisis sino que le dedico mi vida al psicoanálisis, en el sentido de una dedicatoria.

 ¿Se considera una mujer feminista?

El feminismo es, para mí, una práctica. Y como tal, un ejercicio que está en las antípodas del ser. No se es feminista. Es cierto que hay últimamente una euforia identitaria y todo el mundo dice lo que es como si eso bastara. Está lleno de mujeres que se aferran a esa certeza de ser feministas pero después, en las prácticas, arrasan con lo que eso incluye. Todos tenemos contradicciones, ese no es el problema. Quiero decir: yo prefiero no estar tan segura de que soy feminista y, en cambio, revisar las prácticas, pensar qué hago cuando ocupo posiciones de poder, qué cuestiones se activan ahí, de qué modo pienso ciertas escenas. No me interesa adormecerme en una supuesta identidad que para lo único que sirve es para no revisar nada más. Me interesan las reivindicaciones del feminismo pero no me desvela llamarme feminista. No necesito definirme porque, además, sé que definirse a sí mismo detiene la proliferación de sentidos que pueden tener mucha más potencia que la fijación a uno en particular.

¿Cree que el psicoanálisis le permitió tener una mirada diferente respecto del movimiento feminista?

Mi mirada está hecha de lecturas pero, sobre todo, de interlocuciones con otros que están pensando. Me gusta mucho pensar con otros y es ahí donde encuentro una comunidad que me importa. Pensar, como dice Virginia Cano (n. de. r.: activista y filósofa), se parece bastante al amor porque hace tambalear el Yo y porque nos dejamos conmover por la irrupción de un otro. En ese sentido, diría que no hay ninguna pretensión ni intención de tener una “mirada diferente”. Uno plantea sus ideas y los acuerdos o diferencias vienen como efecto, nunca como intención. Me cuesta pensar al feminismo como un movimiento singular. Citando a (n.de.r: la periodista) Florencia Angilletta, voy a decir: “El feminismo no existe. Referirse a los feminismos en plural no es un simple cliché lingüístico. Ayuda a mostrarlo como un mosaico de múltiples consensos pero también de tensiones, ambigüedades, o deseos a veces contradictorios y luchas por el poder”.

Es muy crítica respecto a las frases hechas o consignas como “Si es amor, no duele”. ¿Cuál es su postura respecto al amor desde una perspectiva feminista?

Soy crítica, en el sentido en que me interesa leer en los pliegues en donde se alojan las contradicciones, los sentidos coagulados, los gérmenes que van a producir los estereotipos. Reconozco que me cuesta decir “desde una perspectiva feminista”. Una cosa es que podamos cuestionar ciertos dispositivos afectivos, ciertos paradigmas del amor que fueron atravesando las distintas épocas y otra es que estipulemos qué amor es feminista y qué amor no lo es. Que creamos que deconstruir el amor implicaría no sufrir. No hay manera de no sufrir en el amor. Luego, podemos revisar todo lo que queramos. Pero lo que me preocupa es la suposición de que el camino hacia la emancipación sería protocolizar las relaciones o hacer una pedagogía de las relaciones sexo-afectivas. El asunto no es el contenido de algunos discursos sino su enunciación prescriptiva. Revisemos, analicemos, visibilicemos, pero no seamos pedagogos del amor porque eso es lo contrario a la liberación. No confundamos cuidado con vigilancia.

El amor no puede adjetivarse, porque en cuanto se lo adjetiva se lo clasifica, se lo encierra en un estereotipo y sería lo mismo, en ese sentido, decir “amor romántico” o “amor libre” o “amor feminista” o “amor sano” o “amor enfermo” o “amor tóxico”. Adjetivar el amor es lo contrario a revisar aquello que puede no gustarnos. Porque adjetivar es detener la inquietud, detener las preguntas y a mí me importa mucho formular preguntas. Hoy en día aparecen una cantidad de respuestas y posiciones asertivas pero faltan las preguntas.

Entonces, ¿qué es el amor?

El amor, tal y como yo lo concibo, es un acontecimiento y lo que el psicoanálisis me enseñó es que no hay saber sobre el amor. El amor agujerea el saber. Como dice Martín Kohan, no está ahí para ser resuelto. Hoy en día se pretende que se está “deconstruyendo” el amor pero lo que se está haciendo, bajo esa lógica, es pretender domesticarlo, civilizarlo; es aplastarlo bajo supuestos de que existiría un amor que no implique dolor. Se están escribiendo manuales del buen amor en nombre de la supuesta deconstrucción, manuales con instrucciones de uso de las relaciones sexo-afectivas. Se pretende eliminar el malestar que suscita el deseo. Si seguimos esos manuales, el amor no nos va a doler más, es cierto, porque vamos a estar entre anestesiados y muertos. Se pretende hacer de las relaciones un contrato lleno de cláusulas creyendo que así se evitaría el dolor o la pasión que implica. No hagamos del amor una pasión triste, por favor.

¿Y cómo cree que sería una forma más efectiva de luchar contra la violencia de género?

Me llama muchísimo la atención que me plantees la cuestión de la violencia de género a continuación que me proponés pensar sobre el amor. Encuentro ahí un síntoma muy actual, un estado de cosas: ya no se puede hablar de amor sin tener la violencia en el horizonte. Parece que ya no se pueden concebir las relaciones amorosas sin tener el cuco de la violencia acechando. Es una pena porque se empastan, se superponen las cosas y amor y violencia pasan a ser casi sinónimos cuando lo que estamos tratando, justamente, es de discriminarlos. Como si la soluciones al grave problema de la violencia pasara por pedagogías, instrucciones y prescripciones. Como si fuese indispensable mitigar el amor para anular la violencia.

¿Qué pasa con el feminismo, las redes sociales y los escraches?

Yo estoy absolutamente en contra de los escraches y lo digo así, explícita y claramente. Me parecen nefastos por las consecuencias que generan. Los escraches producen muchísimo padecimiento en ambas partes: en el escrachado porque es literalmente segregado, silenciado, anulado como sujeto; pasa a ser un objeto de la crueldad de la masa y no tiene ninguna posibilidad de tomar la palabra. Es tratado como resto, como basura y estigmatizado en niveles altísimos de los que, la mayor parte de las veces, no se puede volver. La persona que escracha tampoco la pasa bien: nunca es sin consecuencias ese gesto. Muchas veces, una vez que “baja” ese estado de masividad, queda en una soledad enorme y de algún modo ella también queda coagulada en el lugar de víctima y haciendo de ese lugar casi un destino. No sólo no contribuye a luchar contra los abusadores sino que termina banalizando el abuso. Ya no se distingue abuso de acoso o de violación y, además, se domestica todo: se le dice “violín” al violador, por ejemplo. Y como dice Florencia Angilletta: “Si todo es violencia, nada es violencia”. Por todo esto, de ningún modo pondría la práctica a cuenta del feminismo. Cierto sector del feminismo quedó tomado por un estado general de cosas. Y hace poco pensé lo siguiente: lo otro del escrache no es el silencio, para nada. Si de lo que se trata es de no callarse, hablar no tiene por qué hacerse públicamente bajo la forma del escrache. Hay muchísimas mujeres que no quieren hablar de esa manera. No hay por qué obligarlas. Hay que seguir generando y pensando espacios en donde ese decir pueda alojarse, pero la alternativa al escrache no es el silencio, eso es una falacia.

Esta pandemia y la consecuente cuarentena que estamos llevando a cabo en el país (y en el mundo) es un evento sin precedentes. ¿Cree que va a generar cambios permanentes tanto a nivel individual como social?

Voy a contestar lo que contestó una vez (N.d.r.: el psicoanalista francés) Jean Allouch, cuando le preguntaron sobre las formas “venideras” del síntoma: no siendo ni profeta, ni visionaria, ni socia de pronosticar, heme aquí, sin poder responderte. No sé y me parece un momento para soportar no saber. Y todo lo que se anticipe tiene más que ver con un anhelo personal que con la posibilidad de leer en medio de esta situación.  Como dice la psicoanalista Carina Gonzalez Monier, el psicoanálisis sabe hacer con lo nuevo y con lo sorpresivo. Esta pandemia es una situación absolutamente nueva y por eso mismo no sabemos qué puede advenir como síntoma. Lo que sí sabemos es que estamos disponibles y dispuestos a atajar aquellos efectos que puedan suscitarse. En definitiva, tampoco se trata de patologizar esta situación.

En las últimas semanas vimos en la calle un crecimiento de la vigilancia civil, personas gritando desde los balcones o con megáfonos a sus vecinos. ¿A qué se deben estos comportamientos? 

Supongo que a una euforia vigilante que está siempre al acecho. Quizás sea un modo de tranquilizarse a sí mismos y a su conciencia de buenos ciudadanos. Qué se yo. A sentir que tienen el poder de determinar moralmente quién está de qué lado. Otra vez podría decir: no confundamos cuidado con vigilancia. Lo que más me llama la atención es que se vigilan los cuerpos de los demás y se pretende que la amenaza siempre es el otro. Los que denuncian no se perciben nunca como posibles portadores de un daño. Los escraches en este momento muestran lo que decía en la pregunta acerca de los escraches: no son del feminismo. Hoy hay un Estado presente que está ocupándose de los que incumplen, no hacen falta voluntarios para vigilar y castigar.

¿Cómo está desarrollando su rol como docente? ¿Está pudiendo realizar cursadas online?

La Facultad de Psicología decidió llevar adelante algo que se llama “Plan de contingencia”. Más allá de mis desacuerdos con ciertas resoluciones de la UBA y de lo que cada facultad está decidiendo, voy a empezar a dictar clases por Zoom que es algo que decidimos en la cátedra en la cual trabajo. Voy a poner lo mejor de mí pero lo que sucede en el aula con los cuerpos presentes es irremplazable y lo voy a extrañar mucho. Mi posición es que habría que haber perdido el cuatrimestre porque es un momento para parar y no para intentar “recuperar” nada. La UBA nos dejó bastante solos a los docentes y no se puede improvisar en medio de la pandemia. Por otra parte, un sector de los estudiantes reclama y presiona en un tono un tanto hostil hacia los docentes. No sé, creo que no se advierte del todo lo que estamos pasando ni se termina de percibir que los docentes también somos trabajadores. De todas maneras, dar clases siempre me entusiasma y voy a tratar de que mi entusiasmo se note “en cámara”.

ANCCOM a un paso de ser declarada de interés comunicacional y cultural 

ANCCOM a un paso de ser declarada de interés comunicacional y cultural 

“Nos parece muy importante visibilizar y reconocer el doble mecanismo que permite, por un lado, que los estudiantes salgan con una formación más sólida en sus prácticas periodísticas, pero también que, a través de esta agencia, puedan influir socialmente y que eso permita, de alguna manera, incentivar a otras iniciativas para seguir generando esta repercusión. Éste es el doble mecanismo de participación entre la casa de estudios, los estudiantes y la sociedad”, manifestó Andrea Conde, diputada de Unidad Ciudadana, el lunes en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Los asesores de la comisión de comunicación social aprobaron el proyecto para que ANCCOM sea declarada de interés comunicacional y cultural. Ahora el expediente N° 388 de 2019 que constata el reconocimiento pasará a tratarse en Diputados.

“ANCCOM es pionera en cuanto a prácticas pre profesionales dentro de la carrera de Ciencias de la Comunicación, ya lleva 5 años de funcionamiento y forma parte de la identidad de nuestra carrera. La verdad es que es un objeto de mucho orgullo para quienes día a día construimos esta carrera poder contar con esta agencia que ingresa en los debates y logra poner temas de agenda desde un lugar de producción de noticias dentro de la universidad pública”, agradeció Silvia Hernández, coordinadora técnica de la Licenciatura de Ciencias de la Comunicación de la UBA. A su lado estuvieron Sebastián Comellini, coordinador técnico de ANCCOM y Diego Rosemberg, coordinador docente de redactores de ANCCOM. Hernández aprovechó el momento para explicar el origen y el sentido que posee la Agencia, como también para resaltar sus particularidades y logros más interesantes. 

Silvia Hernández, Diego Rosemberg y Sebastián Comellini de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA durante la presentación del proyecto.

ANCCOM fue creada en el año 2014 en el marco de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Se enmarca en un espacio de prácticas pre profesionales con coordinación docente para estudiantes de la carrera y ya lleva nueve cohortes semestrales de practicantes estudiantiles que han pasado por un espacio de taller, tanto en roles de redacción, fotografía y redes sociales. Está pensada como un espacio formativo y responde a una demanda histórica de la comunidad de la carrera de Ciencias de la Comunicación: aumentar las instancias de práctica al interior de la formación en la Licenciatura. Así más de 200 estudiantes han transitado por la agencia. Actualmente están haciendo su experiencia 40 practicantes más, con la coordinación y colaboración de 15 docentes. 

De esta manera, Hernández finalizó resaltando dos distintivos que posee la reconocida agencia de noticias. Por un lado, si bien ANCCOM tiene lugar en un marco universitario, los temas que aborda no son propios de la universidad, sino que trata de construir nuevas agendas y poner nuevos temas en la escena informativa actual. Por otro lado, “no pretende competir con medios comerciales en la producción de contenidos, sino que busca proyectarse e instalar agendas nuevas, plurales y diversas en términos informativos. Las coberturas que lleva adelante tienen que ver con una agenda de género, derechos humanos y de actualidad en un sentido amplio. Trae temas que muchas veces no se ven reflejados en la construcción de actualidad de los medios que conocemos”, concluyó Hernández.

 

Agronomía defiende su pulmón verde

Agronomía defiende su pulmón verde

Personas mostrando carteles a favor del pulmón verde de Agronomía.El 31 de octubre, en el recinto de la Legislatura de Ciudad, comenzó la audiencia
pública para la sanción del Nuevo Código Urbanístico, el cual habilita la construcción de un
estadio para 20 mil personas y la apertura de la calle Zamudio, en el predio de Agronomía, de la Universidad de Buenos Aires. El tratamiento del tema continuará durante tres jornadas más, hasta el 7 de noviembre.

“No es grito la participación, es el ejercicio de la ciudadanía. Todos los barrios tienen grupos organizados de vecinos que hicieron propuestas para este Código. Ignorar el sistema de participación local de los vecinos, se traduce hoy en un proyecto de ley que tiene una legitimidad muy cuestionada, en términos políticos y sociales. Hoy en día la propuesta tiene solo el apoyo del PRO”, dijo Paloma Garay Santaló, oradora en la audiencia, licenciada en Geografía, planificadora y gestora de inmuebles.

Los artículos del Código estipulan la apertura de la calle Zamudio, entre la Avenida
Beiró y Tinogasta, que comprende un tramo de 400 metros, de territorio federal y la
construcción de un estadio, dentro del Club Comunicaciones, que está ubicado dentro del
predio de Agronomía. El artículo especifica: “Se reservarán hasta 6 hectáreas para la
construcción de un estadio cubierto de hasta 20 mil personas, en un sector de la Fracción ‘F’ de la Manzana 54A, Sección 71, Circunscripción 15”.

La Facultad de Agronomía y la de Ciencias Veterinarias de la UBA, junto con los
vecinos del barrio, se unieron para luchar por la conservación del tercer pulmón verde de la
ciudad. “Nosotros no estamos peleando porque están haciendo un estadio, ya que no hay
nadie que lo esté construyendo hoy. Nos dicen que ese no es un plan. Pero lo están
habilitando en el Código y una vez que empiecen a construir, con esas nuevas concesiones,
no habrá marcha atrás. Por eso, lo que estamos pidiendo, es que lo quiten del Código”, dijo
Beto Caletti, integrante del Colectivo Barrio Rawson.

La decana de la Facultad de Agronomía de la UBA, Marcela Gally, presentó, junto al
equipo directivo, una nota de rechazo a la apertura de la calle Zamudio, en la Legislatura
porteña. La nota especifica que la calle atraviesa un tramo de 400 metros que se encuentra en tierra federal, por lo tanto, no pertenecen a la Ciudad, sino a la Casa de Estudios que ella representa: “Los artículos afectarían el normal funcionamiento de la Facultad, en una clara vulneración a la Constitución Nacional”, dice la carta de FAUBA.

La Facultad expresa que los proyectos perjudicarían a seis cátedras de investigación y
a las actividades docentes. Además, remarca el escrito: “La apertura de la calle sería un serio obstáculo para el acceso de los estudiantes a siete aulas y se vería afectado el Jardín Maternal e Infantil que funciona en el entorno”. Es por esto, que piden la derogación de los artículos que afectarían el normal funcionamiento de la institución.

Paloma Garay Santaló como oradora durante la audiencia.

Paloma Garay Santaló, oradora en la audiencia, licenciada en Geografía, planificadora y gestora de inmuebles.

La apertura de la calle generaría polución sonora y produciría tránsito vehicular en
una zona de protección histórica y de gran biodiversidad, con más de cien especies de
pájaros. Además, implicaría la construcción de un túnel por debajo de las vías del tren, que
partiría el pulmón verde en dos. “Es una cuestión de densidad, si vos tenés casas muy bajas y metés 20 mil personas que vienen a un estadio, tenés una cantidad de gente para la que no hay servicios, para la que no dan las calles, para la que no dan los estacionamientos”, expresó Caletti, vecino de la zona. “Hay una cuestión muy concreta de contaminación a nivel sonido, ya tenemos un estadio a 10 cuadras de acá (el Malvinas Argentinas) y escuchamos lo que allí sucede, cada vez que hay un concierto. Esto afecta a la zona, a todos los hospitales que hay alrededor y concretamente a la Facultad y su funcionamiento”, continuó Caletti.

El Club Comunicaciones entró en quiebra en 2010, el Gobierno de la Ciudad se hizo
cargo de la deuda, pero se guardó el derecho de construir un estadio dentro de sus
instalaciones.

Beto Caletti explicó: “El gobierno levanta la quiebra, pero no lo hace gratuitamente,
sino a cambio de poder construir el estadio. Pero el club ya tiene su estadio deportivo, su
cancha y un microestadio de básquet. Entonces no es una cuestión del Club, lo hace la
Ciudad, concesionándolo”.

Los vecinos juntaron más de 32 mil firmas, hicieron un video de protesta, mandaron
un pedido de acceso a la información pública, se contactaron con los legisladores y se
asesoraron con abogados. Estas son, entre otras, las acciones que realizaron los vecinos desde el Colectivo Barrio Rawson, luego de hacer asambleas y de no obtener respuesta por parte del gobierno porteño. Caletti expresó: “Decidimos que la única forma que había de que nos escucharan era con presión popular, para que tuviera un peso político y les afectara, porque fuera de eso no les interesó el tema, para quitarlo del Código”.

“Los padres del jardín de infantes estamos involucrados por las modificaciones que se
pretenden incluir, porque usamos el espacio verde, por la fauna del lugar y por la
contaminación sonora. Estamos juntando firmas, difundiendo el tema vía redes sociales,
visualizando la problemática”, dijo Maia, mamá de un niño de 4 años del Jardín estatal “Los
Árboles”, ubicado en el predio de Agronomía. “A nosotros nos parece fundamental el orden
de las cosas, las prioridades, hay lugares que todavía no tienen cloacas, ni instalación de gas, pensamos que la prioridad es la urbanización de las villas y barrios carenciados”, expresó Maia.

“La apertura de la calle Zamudio nos perjudica a los estudiantes y a los vecinos,
porque afecta negativamente a nuestras actividades estudiantiles, como también a los talleresy las ferias”, señala Estefanía Ferrazza, becaria del Centro de Estudiantes de Ciencias Veterinarias. “Además, la apertura de la calle implicaría el acceso irrestricto a la Facultad y ya estuvimos teniendo problemas de inseguridad y acoso, por lo tanto, esto no colaboraría con la situación”, continúa Ferrazza. Por esta razón, el Centro de Estudiantes y los directivos de la Facultad buscan evitar la sanción del Código mediante petitorios y firmas para presentar ante el Gobierno de la Ciudad.

Auditorio para el Nuevo código urbanístico junto con los oradores y escuchas.

La Facultad de Agronomía expresa que los proyectos perjudicarían a seis cátedras de investigación y a las actividades docentes.

Desde la Legislatura porteña remarcan que no está en sus planes la construcción del
estadio, y que la apertura de la calle Zamudio es una opción, pero que no están tratándolo por el momento. “Nos contestaron lo que sabemos, que lo de Zamudio está en estudio, pero que no tienen planes por ahora, porque es complejo hacer un túnel por debajo de las vías del tren, y que lo del estadio no está en la intención del Gobierno de la Ciudad. Por eso nosotros decimos: ‘Entonces quítenlo del Código’”, dice Caletti.

A la espera del dictamen, que en principio se extenderá a la próxima semana, el
colectivo de vecinos y las autoridades educativas, sostienen su postura de defensa del espacio verde, con flora y fauna, sin concesiones y con el respeto al funcionamiento de un barrio con actividades múltiples.

Siete días de paro universitario

Siete días de paro universitario

Las federaciones Conadu, Conadu Histórica y Fedun que nuclean a los docentes e investigadores universitarios cerrarán esta semana una medida de fuerza inédita en la última década y en el marco del dilatado conflicto docente: siete días de paro que incluyeron clases y acciones públicas para visibilizar el reclamo por un aumento salarial del 35 por ciento. El epílogo de la protesta se dibujará el martes con una nueva Marcha Federal Universitaria desde Congreso hasta Plaza de Mayo con la participación de docentes, no docentes y estudiantes.

Con protestas y reclamos en diferentes puntos del país, la medida de fuerza tuvo un capítulo especial en la Ciudad de Buenos Aires. Luego de 6 reuniones paritarias, las dos gremiales docentes de la UBA,  la Federación de Docentes Universitarios (FEDUBA) y la Asociación Gremial Docente (AGD-UBA) ratificaron el rechazo a la oferta del gobierno nacional de un 18 por ciento que se terminaría de pagar en 2018.

Según Federico Montero, secretario general de FEDUBA, el reclamo de los profesores universitarios excede la recomposición salarial. “En términos más generales es una discusión sobre el presupuesto universitario que ha disminuido en relación al porcentaje del PBI”, puntualizó.

Además, el titular de FEDUBA advirtió que los docentes buscan poner en la mesa de discusión “la cuestión del sistema de producción científica que atraviesa una crisis que no se ha resuelto”. Tanto FEDUBA como AGD coinciden en exigirle al gobierno nacional que cumpla con su compromiso de llevar a cabo un plan para regularizar la situación de los docentes contratados y de los ad honorem, según estaba estipulado en el acuerdo de 2016.

“Es muy sencillo, los índices que se vienen publicando marcan que la inflación va a rondar un 25% y nos ofrecen un 18%, siete puntos menos.  Eso sin contar lo que perdimos el año pasado de nuestra capacidad de ahorro y de salario con una inflación del 45% y aumentos del 34%” declaró Santiago Gándara, secretario general de AGD, consultado por esta agencia.  

La medida de fuerza se tradujo en clases públicas en las estaciones de subte, frente al Ministerio de Educación, en la puerta del Rectorado y en el Polo Científico Tecnológico, además de en cada una de las Facultades. A la vez, se realizó una bicicleteada en el Obelisco, organizada por AGD, en alusión a la actitud del gobierno nacional de posponer la resolución del conflicto a lo largo de las reuniones. “Nosotros venimos con más de 20 días de paro en el año, la novedad es que todas las federaciones coincidimos del 8 al 13, esto fortalece la medida.  Incluso en las Facultades donde la adhesión suele ser más débil se notó”, explicó Gándara.

El martes próximo todas las gremiales docentes convocan junto a las federaciones estudiantiles a marchar del Congreso Nacional al Palacio Pizzurno a las 17:00, en rechazo al ajuste en la educación que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri. “Participan todas y cada una de las federaciones docentes, estudiantiles y todos los colectivos”, subrayó Montero. Para Gándara “la idea es replicar la movilización del 12 de mayo del año pasado para golpear al gobierno y mostrar la legitimidad de nuestros reclamos. Lo que está claro es que sin respuesta o la misma respuesta en todas las reuniones el conflicto se va a mantener”.

 

Actualizado 11/05/2017