«Me gusta el teatro que inspira a los espectadores a tomar decisiones»

«Me gusta el teatro que inspira a los espectadores a tomar decisiones»

El actor y director Mauricio Dayub habla sobre las dos obras que presenta en estos días en Buenos Aires: «El equilibrista» y «El amateur».

Mauricio Dayub es dueño de una mirada sencilla y penetrante, de una profunda calma en la prosa de sus palabras y en el ritmo de su discurso. A los veinte años abandonó su Paraná natal para perseguir su sueño “Vine a ofrecer mi corazón y no le importó a nadie”, dice sobre esos primeros años en la Capital Federal. Dayub dejó la carrera universitaria que sus padres le habían encomendado para dedicarse de lleno a lo que desde muy chico le permitía recorrer diversos mundos en el garaje de su casa. Hoy es un actor y escritor consagrado que puede confirmar lo que le decía su abuelo: “El mundo es de los que se animan a perder el equilibrio”.

Actualmente protagoniza dos obras emblemáticas de su carrera, El Equilibrista -que se presenta todos los miércoles a las 20 en el teatro El Nacional Sancor Seguros – y El Amateur, en cartel en el Chacarerean Teatre, ubicado en Nicaragua 5565, todos los jueves, también a las 20.

¿Cómo describirías a El Equilibrista?

El Equilibrista es la historia que todos podríamos contar si pudiéramos volver a ser niños. Es la historia de mi familia y un secreto que se me reveló durante un viaje, pero rápidamente se convierte en la historia de cada uno. Es una historia más sugerida que explícita, donde los personajes de mi familia pueden reflejar los de cualquier espectador. En ese sentido creo que se logró algo que se busca desde la literatura que es el tomar una parte para reflejar el todo.

Llama la atención la cantidad y la diversidad de recursos que utilizás para contar las historias de cada personaje. ¿Por qué es esto?

Eso está relacionado al tipo de teatro más artesanal que es el que a mí me gusta. Una forma de rendir homenaje a figuras admiradas por mí como Buster Keaton y Chaplin. Es un espectáculo que busca inspirar y hacer imaginar al espectador más allá de lo que ve.

¿Cómo fue el proceso de hacer una obra así? ¿Hubo una depuración de qué historias incluir?

Sí, descarté. En principio comenzamos a armar el espectáculo sin saber cómo iba a terminar siendo. Yo sabía lo que quería: yo quería no solo contar mi historia, sino también prestar atención a la forma. Sentía que el teatro se había ido adulterando, que las personas iban a un teatro pero no veían teatro, muchas profesiones se subieron arriba del escenario, el teatro se había ido abriendo en distintas cosas, y yo quería aportar mi granito de arena a lo que a mí me gusta: el teatro que te hace imaginar más allá de lo que ves. En el escenario se presenta una diversidad de elementos que ayudan a contar la historia y la enriquecen. Como la cola de perro, tuvimos que hacer varios modelos para poder llegar al que encajaba justo en el tiempo del desarrollo de la historia. Tengo un depósito lleno de ese tipo de cosas.

 

Presentás historias muy personales. ¿Qué te devuelve el público?

En principio que era muy necesario hacerlo. Después de casi 20 años en el escenario con un éxito como Toc Toc, con miles de funciones, todos me aconsejaban hacer una comedia para continuar con el éxito, que era lo que al público más le llegaba. Sin embargo, después de cada función de El Equilibrista recibo muchos agradecimientos de los espectadores que me esperan a la salida por la conexión  que tuvieron con la obra y las historias; y por cómo los movilizó.

¿Eso también es parte de tu visión del teatro?

Sí, me gusta el teatro que inspira a los espectadores a tomar decisiones en sus propias vidas. En un mundo donde a menudo seguimos una manada para encajar, el teatro puede fortalecer nuestras convicciones personales y ayudarnos a mantener nuestra identidad.

¿Tenías confianza en que iba a ser bien recibida?

Siempre trato de trabajar pensando que lo que hago va a gustar, pero el éxito es lo que menos ocurre.

Una vez dijiste que cuando eras chico y salías a la vereda no había nada que te permitiera vislumbrar a dónde ibas a llegar, pero sí tenías muy claro que lo tuyo era la actuación…

Sí, me pasaba eso, yo era chico y tenía esa vocación muy clara, yo jugaba en el garage y con lo que encontraba ahí jugaba a ser actor, inventaba cosas y pensaba cómo voy a hacer para vivir de esto, cómo voy a desarrollar esto. Tendría 10 o 12 años, yo habría la puerta y no tenía acceso al teatro. Me acuerdo que llegaba el diario y miraba las carteleras donde estaban los nombres de las obras y títulos de las películas y yo me armaba las historias, eso era lo más cercano que estaba del mundo del espectáculo.

En El Amateur también hay un mensaje de seguir tus propios deseos. ¿Cómo surge esa historia?

La escribí para darle sentido a un momento de mi vida; había dejado a mi familia, a mis amigos, a la ciudad donde nací. Vine a ofrecer mi corazón y no le importaba a nadie, era muy difícil ser percibido por el otro, en un momento me di cuenta que estaba haciendo un esfuerzo descomunal sin saber lo que me esperaba y de tanto volver cansado de tantas puertas que se cierran me acordé de ese tipo que cuando yo era chico batió el record de permanencia en bicicleta, que estuvo 5 días y 5 noches dando vueltas en una plaza para lograr su sueño. Y me pareció que era una analogía de lo que a mí me estaba pasando, del esfuerzo que estaba haciendo tratando de convencer al otro de que yo podía ser actor.

La obra fue estrenada en los noventa, ¿por qué, después de tanto tiempo, decidiste reestrenarla ahora?

Porque habla de superación y unidad en un momento donde las divisiones parecen dominar. Es una historia que muestra cómo el esfuerzo personal puede inspirar a otros y cambiar percepciones. Inspira a lo que la realidad de hoy no, es un espectáculo de la antigrieta, es el logro de uno que te hace vislumbrar la posibilidad del logro de todos.

Parece difícil en estos tiempos perseguir tus propios sueños..
La realidad te lleva para otros lados, que sigas una manada a la cual tenés que pertenecer porque si no te sentís que quedás afuera, en vez de fortalecer tu personalidad tratar de parecerte a los que les va bien para ver si a vos te eligen y te va bien, eso te hace perder identidad, disminuir tus valores, te desdibujas, en ese sentido el ver teatro puede fortalecer esas convicciones personales.
¿Considerás que el teatro tiene la potencia suficiente para influir de esa manera? 
Mirá, en la Argentina el teatro tiene casi la misma afición que el fútbol, somos una de las principales cuatro potencias teatrales del mundo, somos un país fuertemente teatral, la gente tiene adherida su salida al teatro, se relaciona mucho el espectáculo con las vacaciones y durante el año. Tenemos una cultura que se mantiene y eso es difícil de lograr. Por eso hay que cuidarlo y mejorarlo, que el espectador no se decepcione, tenemos que trabajar siendo conscientes de que somos parte de un movimiento muy importante y que si el espectador sale desilusionado estamos afectando a otras salas y a otros productores.
“Todos padecemos la lógica del alto rendimiento en esta sociedad consumista”

“Todos padecemos la lógica del alto rendimiento en esta sociedad consumista”

En el marco de los Juegos Olímpicos vuelve a escena “Consagrada”, creada y dirigida por Florencia Micha e interpretada por la actriz y exgimnasta del seleccionado nacional, Gabriela Parigi. La obra teatral pone en cuestión la sociedad en que vivimos.

 

La multipremiada obra de teatro, Consagrada, el fracaso del éxito realizará una Temporada Olímpica durante el mes de agosto en Timbre 4 en sintonía con los Juegos de París 2024. Para promocionarla se realizó una función especial con una posterior charla debate de la que participaron personalidades del deporte como la exnadadora olímpica Delfina Pignatiello, la exfutbolista Mónica Santino y Fernando Signorini, quien fuera preparador físico de Diego Maradona.

Creada por la directora Florencia Micha y, por la actriz y exgimnasta del seleccionado nacional de gimnasia, Gabriela Parigi, la pieza es un unipersonal que pone en evidencia y cuestiona los retos, sacrificios y exigencias del deporte de alto rendimiento. En diálogo con ANCCOM Parigi –que protagoniza la escena- explica: “La obra surgió a partir de una serie de temáticas que hacía rato quería tratar, como la lógica de la competencia en todo lo que hacemos, la lógica del podio, del sacrificio, de la meritocracia, del capitalismo, del extractivismo en los cuerpos, en las subjetividades, como era muy amplio empezamos con ejercicios e improvisaciones, hasta que en un momento se hizo evidente que había que partir de mi historia personal como deportista de alto rendimiento y hablar desde ahí”.

Durante los 60 minutos que dura la obra, la sala se convierte en un gimnasio en el que Parigi realiza un desgaste físico importante el que combina gimnasia, acrobacia, danza y circo durante momentos de drama y otros que rozan el humor hilarante. La actriz, con más de 15 años dedicados al alto rendimiento, reconoce que  “si bien es una obra biodramática documental en la que hay momentos que se toca el llanto, está muy despegada de mí, está ficcionalizada para universalizar el mensaje y, desde mi historia singular, abrirlo porque, en algún punto, todos padecemos la lógica del alto rendimiento en esta sociedad consumista, capitalista, individualista y alienada”.

Parigi resalta que fue un proceso muy fuerte y movilizante el de reconstruir su camino: “Hace mucho que siento que me mudé del ecosistema deportivo, entonces lo tenía bastante alejado de la memoria física y, en algún punto, fue bueno volver a ponerlo sobre la mesa, volver a mirarlo, a relatarlo, a nombrarlo y reírme de eso, tomar distancia y poder caricaturizarlo, ridiculizarlo, sensibilizarlo y entenderlo”, detalla la artista, que utiliza elementos de su pasado para la utilería y para escenificar la obra que han sido resignificados: “Uso el bastón de mi abuela para entrar y el cajón que está en escena es el taburete con el que yo entrené toda mi vida”, detalla.

Por último, la protagonista relató cómo se prepara para esta temporada que comenzará en agosto: “Me gusta mucho hacer esta obra, le estamos poniendo mucha pila, es un momento muy complejo para el país y en el teatro lo estamos viviendo muchísimo, se nota que la gente no tiene plata para salir, para comprarse una entrada, entonces estamos como todos muy atentos para defender y cuidar los lugares porque es importantísimo que los países tengan sus espacios de cultura para expresarse”.

«No todos los atletas de alto rendimiento tienen las mismas posibilidades que en el fútbol», dijo Pignatiello.

El debate

Luego del espectáculo comenzó una charla debate de la que participaron Pignatiello, exnadadora olímpica y medallista de los Juegos Panamericanos 2019; Santino, exfutbolista y fundadora de La Nuestra Fútbol Feminista Villa 31; el preparador físico Signorini y la propia Parigi. Con la mediación de Jorge Dubatti los invitados dieron su punto de vista sobre el deporte de alto rendimiento y también se animaron a hablar del contexto actual. Pignatiello se refirió al inicio de los Juegos Olímpicos: “A mí me gusta recordar siempre, sobre todo por el país donde vivimos y a las expectativas que se tienen en cuanto al deporte, que no todos los atletas de alto rendimiento en este país, sobre todo en el deporte amateur, tienen las mismas posibilidades que en el fútbol o que en otros deportes donde se da mucha más importancia”. En esta misma línea la autora y actriz de la obra hizo una reflexión en torno a la enseñanza deportiva: “Tenemos que pensar desde nuestro lugar de poder como docentes, como dirigentes ¿qué valores estamos impulsando? Si son valores humanistas o valores productivistas, extractivistas, de alienación, de individualismo, que terminan atentando contra la sociedad”.
Por otro lado, Santino, puso el foco en el aspecto político: “El deporte argentino está pasando un momento muy difícil, como tantos otros rubros en actividad, hace poco presenciamos una despedida de un presidente de la comitiva dándole la espalda a los deportistas”, detalló. Además, la exfutbolista alertó sobre las intenciones del gobierno con el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CeNARD) para cederlo a negocios inmobiliarios y se manifestó en contra de la privatización de los clubes: ”El próximo paso es defender nuestros clubes contra cualquier intento de sociedad anónima deportiva, porque eso es lo que viene”, afirmó.

En esta misma línea continúo Signorini, quien aprovechó para cuestionar la designación de Daniel Scioli como secretario de Deportes de la Nación. Además, el profe, como se lo conoce, definió al éxito como “todo aquello que se consigue dando el máximo de uno mismo. Muchas veces se consiguen cosas a través de la especulación o a través de recursos que nada tienen que ver con lo positivo y agradable de la vida y eso no está bien”, luego cerró: “El deporte tiene que servir para hacernos mejores personas, mejores seres humanos con el de al lado, si no sirve para eso no sirve para nada”.

“El deporte tiene que servir para hacernos mejores personas, mejores seres humanos con el de al lado, si no sirve para eso no sirve para nada”, dijo Signorini.

Por último, antes de finalizar la charla y tras la pregunta de un espectador, Parigi se refirió a sus sentimientos con la obra: “Consagrada tiene todo un recorrido, por algo es parida después de 18 años de dedicarme a esto, después de haber sido entrenadora, después de ser docente, después de ser madre, hay como una condensación de camino que hace que esté más metida que nunca, pero al mismo tiempo desapegada en el sentido de que no siento que es algo catártico, sino que está trabajada por una directora y por todo el equipo para que trascienda de mi historia personal y logre transmitir al público la idea”.

En cuanto a la charla, explicó: “La intención de hoy era terminar con una energía de poder transformadora, no solamente que se evidencie el lado de lo oculto del deporte, que la obra critica y deja manifiesto, sino que además quedara repicando una energía de ganas de hacer diferente, que diera power, que despierte preguntas y permita ver que cuando estamos en un rol de poder se puede hacer de otra forma, no replicar esa lógica alienada, eso era importante en el final, digamos terminar transformada”.

En el marco de los Juegos Olímpicos de París 2024 que comenzaron el viernes 26 de julio, la obra realizará una serie de presentaciones durante los primeros cuatro jueves de agosto a las 21 en la sala del barrio de Boedo (México 3554). Las entradas están a la venta por medio de Alternativa Teatral o por la web de Timbre4.

 

“¿Qué valores estamos impulsando? ¿Son valores humanistas o valores productivistas, extractivistas, de alienación, de individualismo, que terminan atentando contra la sociedad?”, se preguntó Parigi.

“Hacer teatro es un acto de resistencia”

“Hacer teatro es un acto de resistencia”

En tiempos donde parece que todo es odio y negacionismo, la obra de teatro «Memoria de un poeta» invita a mantener el recuerdo vivo de los 30 mil desaparecidos.

Por arte de la magia escénica, el Teatro del Pueblo, en el barrio porteño de Almagro, se transforma en una biblioteca popular de Avellaneda. Allí, un grupo de compañeros toman el lugar como un acto de rebeldía y se reúnen para hacer memoria. Rita es la bibliotecaria, Tito el empleado de mantenimiento y Eduardo un poeta que intenta reconstruir, retratar y recordar a Elvira, una vieja amiga bibliotecaria, desaparecida por el terrorismo de Estado en el verano de 1978.

Con dramaturgia y dirección de Paula Marrón, Memoria de un poeta ayuda a pensar cómo recordamos con el paso del tiempo, cuáles imágenes están nítidas, cuáles se vuelven más difusas. Nos interroga acerca de quiénes somos, de aquello que olvidamos, de aquello que no, y propone recordar algo tan doloroso como la dictadura cívico militar, pero lo hace a través de lo lúdico y eso es lo que, a su vez, conecta a cada espectador con su propia memoria emotiva y trae a la mente personas o momentos importantes de sus vidas.

Memoria de un poeta es una obra pequeña e íntima con grandes actuaciones. Emiliano Díaz, José Manuel Espeche y Rosina Fraschina ponen el cuerpo a los personajes que tratan de reconstruir lo que dejó la ausencia de Elvira en ese poeta avellanedense.

En diálogo con ANCCOM, Paula Marrón expresa: “El proceso creativo fue muy lindo porque son actores sensibles y desde el primer ensayo buscaron la verdad y entendieron que el corazón de esta obra son los vínculos. Apostamos a eso. La obra también nos habla del amor en sus múltiples formas”.

Asimismo, Marrón considera que “en el contexto político y social que estamos viviendo hacer memoria es vital. La historia nos demuestra que nunca hay que dejar de hacer memoria, incluso cuando creemos que como sociedad estamos de acuerdo en algunas cosas; después los hechos nos demuestran lo contrario. Es muy triste todo lo que estamos viviendo y hacer teatro es un acto de resistencia. Como dramaturga tuve la necesidad de escribir sobre esto. Fue hasta casi inconsciente porque no sabía que iba a escribir sobre este tema”.

“La obra no sólo pone el foco en la memoria, sino en cómo los recuerdos se nos vuelven más difusos y algunos olvidamos por completo. Por ejemplo, hoy, a mis 41 años, pienso cómo recordaré este presente si llego a vivir hasta los 70.O cuando intento recordar mi infancia, por qué algunas imágenes están tan claras y otras ni siquiera puedo traerlas. Esta obra nos habla un poco de eso”, concluye Marrón.

Memoria de un poetase puede ver todos los domingos a las 18 en el Teatro del Pueblo (Lavalle 3636) yestará en cartel hasta el 11 de agosto.

El acoso escolar en escena

El acoso escolar en escena

Con ocho actores sobre tablas y una propuesta inmersiva, la obra teatral “Bang Bang, estás muerto” ofrece una reflexión sobre la salud mental, tanto para jóvenes como para adultos.

Dirigida por Salomón Ortiz, Bang Bang, estás muerto cuenta la historia de José, un adolescente que mató a sangre fría a sus padres y a cinco compañeros del colegio. A través de un diálogo con las voces de sus víctimas, el protagonista repasa las situaciones que lo impulsaron a tomar esa decisión.

El drama es una adaptación de la obra del dramaturgo William Mastrosimone, inspirada en los tiroteos ocurridos en 1998 en tres escuelas secundarias de Oregón, Kentucky y Arkansas, en los Estados Unidos. Además de intentar descifrar los motivos detrás de ese accionar, el guion examina de qué otras formas se manifiesta la violencia en el ambiente escolar.

El actor Felipe Martínez se luce en el papel de José, un joven atormentado por las voces de sus compañeros que de ahora en adelante acompañarán su vida y la harán un infierno. La forma en cómo gesticula y el uso que hace de su voz terminan de hacer creíble su interpretación y logran que el público empatice con su personaje. “Es el desafío más grande de mi carrera y lo tomo con mucha responsabilidad”, afirma en diálogo con ANCCOM.

Completan el elenco Camila Geringer, Luna Montes, Martin Mazza, Andi Rolón, Laura Mondino, Nicolas Gatti y Ariel Paipa. Todos ellos se complementan entre sí y con sus actuaciones no sólo enriquecen la narrativa, sino que mantienen latente la tensión durante toda la obra. La puesta de escena minimalista y la iluminación tenue cierran el círculo, y logran transmitir de manera perfecta la angustia y desesperación que carcome al protagonista en la celda de la cárcel.

El objetivo de la obra no es encontrar culpables o inocentes, sino poner sobre la mesa problemáticas como la presión por obtener logros académicos, el acoso escolar y la salud mental. En última instancia, es el público quien, luego de ver todas las pruebas, como si fuese parte de un jurado dentro de un juicio, decide quién es la víctima y quién el victimario. “Se muestran las decisiones que toma José y después cada uno juzga si es culpable o no”, cuenta Martínez y concluye: “El teatro está para hacer vivir a la gente una experiencia y que se vayan con un pensamiento distinto sobre la temática”.

 

Bang Bang, estás muerto puede verse los sábados a las 19 en el Teatro Multiescena CPM, Av. Corrientes 1764, CABA. Las entradas pueden adquirirse en la boletería y en Plateanet.

La mirada del hijo

La mirada del hijo

La multipremiada obra «El hombre e acero» cumple cien funciones. Una conmovedora historia de un padre que intenta comunicarse con su hijo autista.

Escrita y dirigida por Juan Francisco Dasso, El hombre de acero logró mantenerse tres años en cartel y completar cerca de cien funciones, al mismo tiempo que fue ganadora del XII Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia en el año 2019. La obra es protagonizada por Marcos Montes, quien también ha recibido numerosos reconocimientos por la maravillosa labor que lleva adelante. Entre ellos se encuentran el premio Trinidad Guevara 2022, y las nominaciones a los premios ACE y María Guerrero del mismo año. El actor encarna el papel de un padre que se encuentra absolutamente desesperado por no poder lograr que su hijo Neo, un adolescente con autismo, lo mire siquiera a los ojos. La cita es los viernes a las 20 en Espacio Callejón, Humahuaca 3759, CABA.

Dasso decide crear un monólogo y ofrece un espectáculo que plantea un circuito de comunicación que tiene como destinatario a un interlocutor bloqueado, que es nada más y nada menos que Dionel, único amigo de Neo y también autista. El joven tiene incluso su propia butaca entre el público, a pesar de no encontrarse físicamente allí.

En conversación con el director, indagamos un poco más acerca de las motivaciones que lo impulsaron a escribir esta encantadora obra, y consultamos con él acerca de la elección de la temática y de dónde surgió la idea de un interlocutor bloqueado.

“Lo cierto es que ya llevaba un tiempo trabajando con cierto procedimiento a la hora de escribir y bueno, de repente apareció una voz muy racional, la del protagonista, que le hablaba a alguien, y cuando me pregunto a quién y por qué no le contestaba este interlocutor, empecé a pensar en que era alguien que no tenía la capacidad de hacerlo y que estaba en una situación neuronal y social diferente”, comenta el joven autor.

Durante 2016, Dasso se volcó de lleno a la creación del monólogo. En el transcurso de ese año, trabajó en un centro educativo terapéutico, en donde “al tener todo el tiempo contacto con este mundo, no dejaba de ver que era sumamente interesante para abordar, sobre todo cuando observaba o imaginaba los vínculos de niños y adolescentes con sus familias”, motivo que lo inspiró a escribir.

El personaje principal es un hombre que destila poder, y lo manifiesta a través de su vestuario, su gran dominio del léxico, la templanza con la que se expresa y el control que ejerce sobre el espacio en el que se desarrolla la obra. Además, se presenta a sí mismo como una persona extremadamente racional, y es a partir de los parámetros de su propia racionalidad que trata de construir algún tipo de relación con Neo, motivo por el cual sus intentos se ven frustrados una y otra vez. Parece ser que su principal error es no poder aceptar el grado de relación que la condición de su hijo le permite tener. Luego de haber perdido prácticamente toda esperanza, el impostergable despertar sexual del adolescente puede ser la última chance que tendrá este padre para tratar de tender un puente entre los dos.

El papel resultó perfecto para Montes, quien además de ejercer su profesión como actor, es corrector internacional de textos en lengua española por la Fundación Litterae y La Fundéu. También es máster en Lexicografía Hispánica por la Real Academia Española y la Universidad de León.

En comunicación con el intérprete, cuenta que en el momento en que le llegó la propuesta, se encontraba realizando Happyland en el teatro San Martín, y su autor, Gonzalo De María, le comentó que se había premiado una obra con el premio Germán Rozenmacher, escrita por un tal Juan Francisco Dasso.

“Al parecer, Juan Francisco le había consultado acerca de qué actor podría llevar adelante esa idea, que por cierto es un monólogo con una riqueza a nivel textual excepcional, y con mucha búsqueda dentro del lenguaje y de las palabras. Fue entonces que Gonzalo le sugirió que se contactara conmigo”

Si bien no se conocían entre sí, cuando Dasso contactó a Montes, este quedó maravillado. “Me pareció realmente un gran texto, con una muy buena situación, y escrito con mucho conocimiento. Me impactó que alguien tan joven pudiera escribir de una manera tan contundente sobre temas tan delicados. Afortunadamente descubrí en Juan Francisco un teatrista con mucho empuje, conocimiento y mucha cultura, no solamente teatral, sino total, y realmente el encuentro con él me resultó muy estimulante”, expresa con satisfacción el actor.

Otro gran acierto de la obra es la elección del título, que más allá de hacer alusión a un frustrado festejo de cumpleaños en el que el papá de Neo se disfraza del célebre personaje de los cómics de Marvel, Iron Man, hace también referencia a una especie de coraza que este hombre ha forjado en torno a su personalidad para poder protegerse y sobrellevar la frustración producto de los fallidos intentos de conectar con su hijo.

“Me pareció sumamente interesante, en términos dramáticos, que un hombre con educación y con tantos recursos no pudiera conseguir algo tan elemental como la mirada de su propio hijo”, agrega Dasso.

La trama de esta conmovedora historia nos conduce hasta un momento sumamente conflictivo. Un día, y de forma muy repentina, Neo decide encerrarse en una bañera por un periodo prolongado de tiempo, y nada ni nadie puede convencerlo para que salga de allí. Su padre decide involucrarse nuevamente para tratar de ayudar a su hijo, iniciativa que es saboteada por la propia negativa del adolescente, quien se pone a gritar y retorcerse con ferocidad, provocando que el pobre hombre huya despavorido. Finalmente, es él quien decide citar a Dionel y encargarle la titánica tarea de lograr que Neo salga de ese baño. Sin embargo, la responsabilidad que se le otorga no le es asignada porque sí. Resulta ser que el joven es el único capaz de generar algún tipo de estímulo comprobable en su amigo, debido a que este se encuentra profundamente enamorado de él. Tanto es así, que ambos han protagonizado un incidente en el centro educativo al que asisten, hecho al cual se alude constantemente en la conversación que entabla el papá de Neo con el adolescente.

Lo que más cautiva de esta escena es la actuación de Montes y la tensión que su performance le otorga al ambiente. Podemos ver a un personaje que simula estar en un estado de calma absoluta, al mismo tiempo que parece estar a punto de perder esa templanza tan característica de su persona e implosionar, mientras sostiene en su rostro una sonrisa que transmite frialdad, al igual que desesperación.

Al principio de la conversación, el protagonista le ofrece a Dionel un tazón de froot loops con leche, y lo incita a que los coma antes de que pierdan la crocancia y se vuelvan una masa uniforme, esponjosa y sin ningún tipo de solidez. Podemos establecer aquí un paralelismo entre los cereales y la paciencia con la que intenta manejarse el personaje, que con el correr de los minutos va perdiendo su consistencia y deja entrever el sufrimiento que atraviesa este compungido padre. Vemos hacia el final de la obra a un hombre completamente derrotado, luego de haber puesto cuerpo y alma para tratar no solamente de establecer un vínculo con su hijo, sino de ayudarlo.

Ya sin más tiempo que perder, y habiéndolo dado todo, este desesperado padre prácticamente le implora al chico que se meta en el baño y hagan lo que tengan que hacer con tal de que Neo esté bien. Paradójicamente, es en este momento que el personaje consigue que Dionel lo mire directamente a los ojos.