La casa con parlantes cumple 35 años

La casa con parlantes cumple 35 años

Fundada por un grupo de estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, FM La Tribu celebra su aniversario en el barrio de Almagro. «Lo lindo de nuestra radio es la construcción colectiva», subrayan.

La radio comunitaria FM La Tribu surgió a fines de los años ochenta, en un contexto socioeconómico y político complicado debido a la hiperinflación, en un departamento de tres ambientes en el piso 13 de un edificio de Gascón y Sarmiento. La emisora fue fundada por un grupo de estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, en su mayoría militantes del Partido Comunista, con la excusa de realizar un taller de radio. Por entonces, las radios comunitarias aún no eran “legales”. Recién en 2009, cuando se aprobó la Ley N° 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, la comunicación comunitaria deja de ser clandestina y pasó a ser reconocida por la legislación.

Desde sus inicios, La Tribu se propuso contar otras historias y ser un proyecto comunicacional que dispute el sentido y construya un modo de decir distinto al conocido. En esta radio se abordan problemáticas territoriales, tanto del barrio como de la ciudad de Buenos Aires e incluso desde una perspectiva federal, reflejando lo que no muestran los medios hegemónicos. Este colectivo no considera a su audiencia como “oyentes” sino como “radioparticipantes”, ya que forman parte de la construcción discursiva de la emisora, es decir que la radio busca interpelar a las personas en tanto ciudadanía activa.

“Lo más lindo que tiene La Tribu es la construcción colectiva. No sólo para hacer un programa de radio se necesitan varias personas, sino para construir este colectivo que tiene talleres, un bar, capacitaciones, un montón de cuestiones que sobrepasan a la radio. Los vínculos que se crean en La Tribu son muy fuertes. Aprender, nunca dejar de preguntarnos cosas, de cuestionar, y la creatividad al hacer cosas que, por ahí en colectivo van más lentas, pero tienen una base mucho más sólida”, afirma en diálogo con ANCCOM Paula Lorenzo, participante de La Tribu.

Lorenzo es parte del programa Charco de Arena e ingresó en el colectivo en los años noventa, mientras estudiaba la Carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA, y sigue hasta hoy. “La Tribu es parte de mi vida. Significa mucho. Fue mi paso hacia la militancia política y social. Gracias a hacer radio comunitaria comencé a relacionarme con un montón de gente, organizaciones, luchas. Si hoy soy quien soy, mucho tiene que ver el colectivo. Lo que rescato es luchar por construir otros mundos posibles”, expresa.

La Tribu reexiste y resiste porque es un sonido y un colectivo que está vivo y que sigue luchando e insistiendo por el derecho a la comunicación. Atravesó gobiernos de todos los colores políticos, inestabilidades como en el 2001 y sucesivos ajustes. “La principal militancia que nunca dejé fue la lucha por el derecho a la comunicación, por una pluralidad de voces, por construir otros relatos, contar otras historias que no se cuentan en los medios hegemónicos e involucrarse en las luchas del pueblo”, agrega Lorenzo.

La Tribu festeja su cumpleaños colectivo este sábado 29 de junio a partir de las 15 con un festival en la calle en su casa de Lambaré 873 (Almagro).Habrá bandas y artistas en vivo: Asterisco el payaso, La Chilinga, Murga la Redoblona, Club Artístico Libertad, Shitstem, Villa Diamante & CH Respira y unx artista sorpresa.

“Invitaría a todas las personas que también creen en la comunicación comunitaria a que nos acompañen. En este momento de crisis y de tanta fragmentación, propiciar este festival en la calle, junto a artistas, organizaciones, va a ser un lindo momento para compartir. Hay que apoyar a los proyectos comunitarios porque nos dan otras miradas e informaciones para armar la propia y tener una actitud crítica. Tenemos que celebrar estos 35 años al aire con alegría, más allá de todo lo que nos está pasando”, concluye Lorenzo.

Migrantes, comunicación y derechos

Migrantes, comunicación y derechos

La investigadora Wanda Fraiman publicó el libro «Derecho a la comunicación y migraciones: circulación informativa en el caso de las comunidades bolivianas, paraguayas y peruanas de la Ciudad de Buenos Aires». ¿Qué pasa cuando las radios comunitarias son comerciales?

 

La investigadora Wanda Fraiman publicó Derecho a la comunicación y migraciones: La circulación informativa en el caso de las comunidades bolivianas, paraguayas y peruanas de la Ciudad de Buenos Aires (IEALC-Editorial El Colectivo), un libro orientado hacia la indagación del ejercicio del derecho a la comunicación por parte de estos colectivos residentes en la Capital Federal, a través del estudio de la circulación informativa que tuvo lugar en las radios de esas comunidades durante el año 2014. La obra, disponible en formato ebook, fue elaborada en base a la investigación realizada para su tesis de Magíster en Investigación en Ciencias Sociales.

“Parte de reconocerse como sujetos de la comunicación, implica tanto acceder a la información, como expresarse en y a través de los medios de comunicación”, dice Fraiman, quien además es docente e investigadora en Derecho a la Comunicación en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

 

¿Cómo surgió la idea de investigar sobre el derecho a la comunicación y las migraciones?

Mientras cursaba la Maestría reconsideré el proyecto de investigación original y cambié el enfoque; pasé de una tesis que trabajaba más sobre el discurso mediático vinculado a las migraciones, a lo que tuviera que ver con la circulación informativa, donde tienen mucha preponderancia las organizaciones y los medios pero también el Estado, que es el garante de los derechos. Años después, surgió la posibilidad, a través del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC), de publicar el libro, presenté la propuesta y fue aceptada, luego fue un trabajo extenso de convertir la tesis a una publicación. Espero que no solo sea de lectura del campo académico sino general, destinada a hacer un diagnóstico de la circulación informativa vinculada a la comunidad de migrantes y así poder aportar desde mi rol a que haya un mejor desarrollo de la sociedad, más equidad y justicia y plantear algunas cuestiones que habría que modificar o ajustar para que sean mejor ejercidos los derechos; siempre basándonos en la idea de la información como un insumo primordial para el ejercicio de todos los derechos humanos.

 

¿Cómo fue esa búsqueda para llegar a estas tres colectividades en particular?

A partir de las estadísticas que nos proveían las fuentes oficiales que fueron el censo y los datos que procesa la Dirección Nacional de Migraciones, encontré que estas eran las tres comunidades que tenían mayor preponderancia en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el lapso que hice la investigación que fue el año 2014. También me pareció importante hacer dialogar los medios de esas comunidades con las organizaciones que nuclean a estas comunidades de migrantes.

¿Cuánto tiempo tardó toda la investigación, y cuánto fue el proceso de escritura? ¿Fue en paralelo o la escritura fue después?

En el marco de la investigación académica se aconseja analizar los datos de manera retrospectiva, porque sincrónicamente pueden estarse modificando; si bien la investigación la hice en 2014, durante el año 2015 y 2016 estuve analizando los datos -que sería tanto lo trabajado con los medios de comunicación de las comunidades migrantes, como lo hablado con los y las líderes de las organizaciones- que había relevado para hacerlos dialogar con la bibliografía  y el marco teórico.

 

Dentro de todo el proceso de investigación, ¿hubo algún descubrimiento que le sorprendió, algo que no se esperaba encontrar?

Lo más llamativo fue encontrar la forma en que estas comunidades llamaban a estas radios “comunitarias”, puesto que no coincidía con la noción de “libro”. En el acuerdo internacional se denomina a las radios comunitarias a aquellas que son gestionadas por la comunidad;  entonces me di cuenta que esa manera de llamarle no solo era un problema de denominación, sino que también generaba un sentido que no era el esperado, ya que eran radios comerciales, con objetivos comerciales, con una organización comercial y una toma de decisiones comercial. En el marco académico, el sentido que genera el término al interior de las comunidades no se corresponde con el que se plantea en el acuerdo internacional;  la lógica de la radio comunitaria es trabajar para el desarrollo de las comunidades en las cuales se inserta y esto no era lo que sucedía.

¿Por qué tomó las radios como unidades de estudio?

Trabajé con medios radiofónicos porque me pareció que era interesante en el alcance y en la posibilidad de acceso que tenían muchos trabajadores y trabajadoras mientras llevaban a cabo sus tareas. En muchas de las zonas en donde trabajan las comunidades migrantes están puestas las radios -en los talleres, en los comercios, en las fábricas- y me pareció que eran de acceso cotidiano, algo que no sucede con la prensa escrita.

 

¿Qué problema representa para las comunidades migrantes no contar con medios de comunicación no comerciales?

La importancia de la información como un bien en sí mismo, pero además, como una condición para el ejercicio de otros derechos, nos hace dar cuenta que es necesario que circule entre y al interior de las comunidades la información necesaria para ejercer sus derechos. Si encontramos que no existen medios propios de las comunidades -medios comunitarios- ni medios comerciales que tengan como objetivo acercar esa información, finalmente el diagnóstico lo que nos arroja es que hay falta de información en el marco de las comunidades migrantes para que las personas ejerzan sus derechos. Es necesario que existan radios comunitarias tanto para el desarrollo de cada una de las comunidades a nivel colectivo, pero además, a nivel individual para que se pueda ejercer los derechos cotidianamente.

 

¿Hubo una mayor xenofobia en materia de regulación de derechos para la migración regional en comparación con el proceso experimentado por la migración transatlántica?

Sí, de hecho cuando se reformó la Constitución en el año 1994 no se quitó el artículo que recibía con beneplácito a las migraciones europeas, así que en términos normativos sigue existiendo ese enfoque. A nivel social, tanto lo que dice la literatura académica como los líderes migrantes en las entrevistas, es que es sobre todo en los momentos críticos, aquellos que ponen en jaque la tranquilidad social o la sociedad en general, que se vuelve a remitir a ese discurso xenófobo de echar culpas sobre algunos fenómenos vinculados al trabajo, la salud, la economía, etcétera.

 

¿Hace falta un mayor conocimiento sobre qué es una radio comunitaria para que los migrantes las reconozcan como tales y sepan el rol importante qué cumplen?¿La vulneración de derechos de residencia y laborales pueden relevar a un segundo plano el derecho al acceso a la información para los migrantes?

Por un lado es necesario que conozcan los trámites y los pasos para tener una radio comunitaria, pero es importante primero que las comunidades migrantes se reconozcan como sujetos de derecho a la comunicación, como sujetos que tienen mucho para decir y que tienen necesidades en torno a la comunicación. No es algo simple gestionarlos en términos de recursos y conocimientos, porque tienen su complejidad y es necesario conocer esas herramientas. También urge que el Estado los reconozca como sujetos de la comunicación. Parte de reconocerse como sujetos de la comunicación, implica tanto acceder a la información como expresarse en y a través de los medios de comunicación. En la urgencia que tienen las personas de resolver situaciones críticas, no podemos pedir una reflexividad sobre distintas dimensiones del problema que tienen, por ejemplo, el del acceso a la información. Por eso es importante que el Estado trabaje con los colectivos y con las organizaciones en el diagnóstico de cuál es la información que hace falta, cómo circula la información y también en cómo los medios hablan de los colectivos migrantes. El Estado escindido de las organizaciones no va a poder cumplir con la garantía de los derechos,

 

Una de las preguntas que se planteó al inicio de la investigación fue la de cómo se da la participación de los colectivos de migrantes en el espacio público. ¿Qué encontró como respuesta?

La definición que trabajo de ciudadanía comunicacional implica que para poder ejercer los derechos individuales y colectivos es necesario que se participe en las discusiones públicas. Con esto me refiero a las áreas de debate de los temas que hacen a nuestra vida cotidiana, cuestiones vinculadas al transporte, educación, economía y a todas las dimensiones de lo social. Cuanto menos puedan participar en los distintos temas en los debates públicos, más difícil va a ser que puedan hacer valer sus derechos individuales y colectivos.

 

¿Cuáles fueron las estrategias utilizadas para dar cuenta de la circulación informativa en y a través de los medios de comunicación de las comunidades?

Fue un trabajo arduo en términos de que la materialidad de lo radiofónico no es igual a cuando trabajamos con prensa escrita. En este caso era un desafío porque implicó tanto la escucha de los medios como visitas a los mismos, en los casos qué fue posible. También hablé con periodistas que no pertenecían a esos medios, pero que me hacían conocer como circulaba la información y cómo era el vínculo entre medios y organizaciones. Después implicó largas conversaciones con los líderes de las comunidades para conocer cuál era la relevancia de esos medios al interior de los colectivos y cuál era la relación en términos de circulación e información; fueron espacios que lejos de estar aislados los tenía que poner en vinculación, pero que eran absolutamente abstractos e inmateriales y eso fue todo un desafío ya que esas vinculaciones y puntos de relación los tenía que hacer yo, porque no estaban dados de por sí en una superficie discursiva.

Las desventuras de los medios comunitarios en la era Macri

Las desventuras de los medios comunitarios en la era Macri

Mientras que en 2015 el 38 por ciento de los medios comunitarios se presentó al FOMECA, en 2017 lo hizo solo el 16%.

En un contexto donde las la crisis económica golpea fuerte en la sociedad, los medios comunitarios intentan subsistir como pueden, casi sin apoyo del Estado. ANCCOM relevó el panorama de radios y televisoras sin fines de lucro e indagó en cómo subsistieron al macrismo y qué esperan de ahora en adelante.

Luis Lazzaro, docente de Derecho a la Comunicación y la Información en la Universidad nacional de Moreno, y miembro fundador de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, explica: “La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual había creado una reserva destinada a estos medios, también un fondo de promoción que generaba subsidios para su funcionamiento pero a partir del gobierno de (Mauricio) Macri, se generaron muchas dificultades en la implementación de estos subsidios que ayudaban a su subsistencia, acompañados por un contexto económico donde los tarifazos generaron mayores complicaciones para estos medios.”

Otro de los problemas es el pobre acceso que tienen estas organizaciones a la publicidad oficial, sea del Estado nacional o de los provinciales y municipales. Según el reciente informe de la Red Interuniversitaria de Comunicación Comunitaria, Alternativa y  Popular (RICCAP), en 2018 solo el 2,1% de los medios accedió a pauta oficial de la Nación. Este número disminuyo considerablemente del 9% que tenía pauta del Estado nacional en 2015. Otro aspecto importante es la centralización de esos recursos, ya que de los medios que reciben estas pautas, el 55,9% se localiza en la Ciudad y en la Provincia de Buenos Aires.

Más del 50% de la pauta oficial destinada a los medios comunitarios es recibida por emisoras porteñas y bonarenses. 

El acceso a fondos públicos de fomento es otro de los elementos que pueden sostener a los medios comunitarios. La principal línea es la de los FOMECA (Fondo de Fomento Concursable), que se pusieron en práctica en 2013. Desde ese año hasta el 2015, las presentaciones de estos medios fue creciendo de manera constante, pero a partir de  ahí comenzó a descender la cantidad que los solicitaba. Así, los que se presentaron para obtener FOMECA pasaron de ser un 38% del total de experiencias de comunicación comunitaria relevadas en ese 2015 a representar apenas un 16 % en 2017, siempre según el informe de la RICCAP.

Daniel Rosarolli es fundador de FM Aire Libre de Rosario, cuenta que recibe tanto pauta oficial como acceso al FOMECA, pero no la suma de ambos no alcanza para sostener la radio: “Nosotros accedemos a pautas provinciales y municipales, pero  no nos alcanza ni para pagar la luz”, dice y añade:  “Y también accedemos al FOMECA, después de un montón de requisitos que te pide ENACOM para que puedas participar del concurso. Y cuándo lo ganás no te lo dan en el momento, sino que hasta te hacen esperar años para cobrarlo, y encima con la inflación… no ajustan el importe al valor actual, te lo dejan al valor de cuando lo debiste cobrar”.

Las televisoras comunitarias tienen mayores dificultades en su subsistencia, ya que se necesita un equipamiento más caro y  mayor cantidad de trabajadores en ese sector. Según el informe de la RICCAP, el  10,6% de los medios comunitarios en Argentina está formado por emisoras de televisión. Un caso ilustrativo es Barricada TV, que fue fundado en 2009 y obtuvo la licencia en noviembre de 2015, y se emite por la TV digital abierta por el canal 32.1.  Natalia Vinelli, directora del canal, cuenta como hace la emisora para poder subsistir: “Nos mantenemos con fondos de fomentos concursables, que más allá de ser subejecutados permanentemente, nos ayudan a sostenernos, así como también recibimos pauta publicitaria de Nación y de la Ciudad, más la inserción comunitaria y el apoyo de las organizaciones”.

En este contexto los medios comunitarios tienen que aguzar el ingenio para poder subsistir, buscando los recursos que pueden tener al alcance de la mano. Julieta Urdinola, directora de la FM En Tránsito, de Castelar, explica cómo sostienen a la radio: “El proyecto dependía principalmente de las publicidades, y entonces la cooperativa empezó a hacer otros trabajos, como proyectos audiovisuales, para presentarlo en diferentes organizaciones; armamos una productora cultural que organizaba eventos, que nos ayudó a obtener un ingreso extra para por lo menos retribuirle algo a la gente que trabaja acá. Desarrollamos proyectos y actividades en el campo de la comunicación, cultura y economía”. FM En Tránsito se fundó en 1987, y siempre estuvo en lucha por mantenerse de pie. Obtuvo la licencia en abril de 2019.

Estos medios espera que su situación cambie con la llegada del nuevo gobierno, presidido por Alberto Fernández.  ¿Qué debería hacer el Estado en esta nueva etapa? Según todas las fuentes consultadas las medidas deberían incluir una tarifa social para los medios comunitarios, una ley de publicidad oficial que los apoye, la reserva del 33%  del espectro radioeléctrico para las organizaciones sin fines de lucro y, por sobre todas las cosas, que la comunicación sea vista como un derecho que apoye a quienes menos voz y alcance tienen.

Hacer radio como una patriada

Hacer radio como una patriada

Marcelo Figueras fue una de las figuras que llegó a la radio en el 2017.

Las paredes verde antiguo están cargadas con fotos en blanco y negro de distintos tamaños. Son muchas y están casi pegadas entre sí. Aparecen el Che Guevara, Fidel Castro, Carlos Mugica, Juan Perón, Héctor Cámpora, Néstor Kirchner, Simón Bolívar. Más grande, ocupando un lugar privilegiado, luce Evita sonriendo. De fondo suena el último disco del Indio Solari, El ruiseñor, el amor y la muerte. El Café de los Patriotas, ubicado en La Paternal, tiene la estética de cualquier bar porteño y además funciona como cooperativa de trabajo desde el 2012. En 2015 comenzó a funcionar allí FM La Patriada (102.1), una radio popular capaz de poner al aire a figuras como el Indio Solari o Andrés Calamaro.

¿Cómo nació la radio popular que atrajo a figuras con una propuesta alternativa que busca “disputarle el sentido común” a los medios masivos?

Nuestro orígen fue el conflicto y la lucha popular – el que contesta es Pablo Velázquez, que se presenta como un militante. “Termino de hablar con vos y me voy a hacer cargo del café, en el mismo lugar donde fui bachero, delivery, mozo. Acá no somos empresarios”, dice el coordinador general de FM La Patriada, un tipo que arrancó su militancia a los 13 años, con el estallido del 2001.

“La radio pertenece a Proyecto Comunidad, una organización social que se forma producto de las asambleas populares en 2001 y decantó en la construcción de una cooperativa de viviendas para las familias que estaban en La Lechería, una fábrica ubicada en La Paternal, a la vera de las vías del Ferrocarril San Martín”, cuenta Velázquez sobre esa primera época.

Ya en 2009, instalados en Villa Lugano, surge la necesidad de contar con un medio de comunicación que fuese propio y representara las voces de esas familias. “Ese año damos un salto a pensar la política como política pública. Por eso entendimos que era vital tener un medio de comunicación propio, porque lo que pesaba permanentemente sobre los habitantes de La Lechería era la estigmatización por ser pobres y, además, fue una forma de meternos en el debate nacional por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Así nació Radio Comunidad, que luego fue FM La Patriada”, cuenta Velázquez.

Pablo Velazquez.

Con la radio se creó también un proyecto formativo donde se buscó incluir en la comunicación a los propios jóvenes del barrio. “Empezamos una radio escuela con jóvenes de Lugano. Se acercaron pibes del barrio que hoy van a la casa del Indio (Solari) todas las semanas a grabar en su estudio. O pibes que arrancaron haciendo operación y que luego terminaron haciéndose cargo de un puesto de responsabilidad importante en una cooperativa económica, por ejemplo. Lo que hace la organización es generar oportunidades donde no las hay y formar en el trabajo y en la conciencia política e histórica. Ese es el formato, porque si no, no hay ni apropiación popular de la tecnología ni apropiación popular de la comunicación”, subraya Velázquez y agrega: “Hay que profesionalizar, hay que aprender para poder decir, discutir y pensar desde nuestro lugar de trabajadores. Hay mucho esfuerzo, mucha dedicación y mucho estudio de parte nuestra. Nos obligamos al estudio porque más allá de que hay compañeros que pasamos por la universidad, todos tenemos que saber todo. Creemos que es importante que los trabajadores tengan sus propias herramientas económicas para subsistir y desde ahí poder salir a declamar”.

En 2012, Proyecto Comunidad adquiere el Café de los Patriotas, lugar que toma un fuerte sesgo cultural como espacio de reunión y expresión artística. Fue en ese marco que en 2015, Radio Comunidad pasa a funcionar en el bar, cambiando su dial del 88.3 al 102.1, y transformándose en La Patriada.

“En Lugano estábamos bajo el nivel del mar y acá estamos buscando meternos en un lugar de fuerte disputa cultural, buscando también hablarle a otro público”, cuenta el coordinador general de la FM.

“Lo que nosotros estamos haciendo es La Patriada como un concepto: es un medio popular, de propiedad popular, que viene a cambiar un poco con su propio ejemplo, las relaciones capitalistas”, explica Velázquez.

FM La Patriada se ubica en Nicasio Oroño 2200, La Paternal.

“Nunca soñamos con esto”

Un gran punto de inflexión para la emisora se dio en el 2017, cuando se decide buscar la masividad. “Nosotros pensamos, desde Radio Comunidad, hacer comunicación popular y comunitaria, y desde La Patriada, que esa comunicación tenga llegada masiva”, comenta Velázquez.

En ese sentido, destaca el reconocimiento: “Para nosotros lo más importante es el ejemplo. Ejemplo militante, de sacrificarse, de andar cada uno de nosotros endeudado, sin llegar a fin de mes para que esto se mantenga. Y lo hacemos porque somos conscientes que hay una lucha en el medio. Es una lucha quirúrgica, que es la lucha por la disputa del sentido común dominante”.

Para el coordinador de La Patriada esa lucha tiene como una de sus aristas pensar un nuevo tipo de comunicación: “Nosotros no estamos en la lógica del periodismo comercial. Damos libertad para que se investigue y para que se haga lo que se tenga que hacer. No somos ni fanáticos ni obsecuentes de ninguna bandería política. La Patriada no es el órgano de difusión de una organización, es una radio donde hay periodismo, donde hay cultura, donde pasan cosas todo el tiempo y tiene una lógica distinta. Por eso termina pasando que el Indio se acercó a la radio. Nosotros ni soñamos que esto iba a pasar”.

Casi como un juego de palabras, Velázquez hace un guiño inconsciente al estribillo de “JiJiJi”, el mítico himno de Los Redonditos de Ricota, para hablar de la llegada del Indio Solari a la radio, quizás la más paradigmática de varias figuras conocidas que se integraron a la emisora.

“Los artistas acá tienen posibilidad de desarrollarse. Seguramente tienen ganas de hacer o decir cosas que de otra manera no las podrían hacer y acá tienen un espacio”, explica al respecto.

El orígen de la radio fue el conflicto y la lucha popular.

Marcelo Figueras fue una de las figuras que llegó a la radio en el 2017. Desde agosto de ese año conduce Big Bang, un programa diario que va de lunes a viernes de 22 a 00 hs. Fue además, quien le ofreció al ex líder de Los Redondos sumarse.

Figueras destaca a La Patriada como “una posibilidad para ejercer un periodismo distinto”, alternativo a los grandes medios masivos de comunicación. “Nosotros tenemos la sensación que nos estamos enfrentando con un poder que es muy monolítico, que tiene todo el dinero, todos los ‘fierros’, pero hay una rajadura inevitable porque no pueden engañar eternamente a la gente. Ahí es cuando comienzan a emerger medios alternativos donde todos laburamos sabiendo que no hay competencia entre nosotros, al contrario, nos alegramos porque sabemos que el adversario verdadero es otro. Sabemos que somos los ‘Davides’ de la historia y nos estamos enfrentando a un Goliat. Por eso hay que relacionarnos y apoyarnos cada vez más: potenciarnos y resonar lo que dice el otro para que trascienda la cadena de desinformación que estos medios tan grandes hacen”.

Figueras es además el biógrafo del Indio Solari, que al igual que él también vio en La Patriada un espacio de expresión. “Cuando apareció la posibilidad del programa, el Indio había empezado a tener páginas en Facebook con alias distintos que se las terminaban cerrando siempre. Entonces le dije que podía usar el programa para lo que quisiera, con el nombre que quisiera, como un medio de expresión, y se enganchó de inmediato. Tanto es así que muy rápidamente dijo que quería programar toda la música, cosa que nunca se me hubiese ocurrido. Mirá si le iba a decir que programara la música de un programa de radio diario de dos horas (risas)”, contó el escritor sobre el cantante.

Figueras consideró que este acercamiento se trató de “un gesto político clarísimo. Un gesto de poner los huevos en el lugar donde uno cacarea: ver dónde está la gente que está tratando de hacer algo parecido a lo que él trató de desarrollar a lo largo de toda su vida. Más allá de nuestras limitaciones técnicas, él sabe que nuestro espíritu está más cerca de eso. Se me hace que para él es como un volver a la fuente, a los principios en los cuales los medios que le daban bola eran todos medios alternativos”.

Pablo Ramos es otro de los nombres conocidos que integran la radio popular. El escritor y guionista forma parte de La Patriada desde el desembarco de la emisora en La Paternal, en 2015. “Al ver lo que era, me quede acá. Era una posibilidad. Confío en mi destino de radiador”, contó Ramos, que en la radio conduce El orígen de la tristeza y participa en Cosa de negros.

Al ser consultado sobre qué significaba estar en La Patriada, Ramos hizo una salvedad: “Nadie está en La Patriada, todos hacemos La Patriada. El que está en La Patriada, sobra. Todos hacemos. Cada uno sabe lo bueno que tiene el compañero, cómo te ayuda, los límites, cómo escuchar. Es hacer la patriada. Cada uno de nosotros somos La Patriada”.

Pablo Ramos.

En este ser La Patriada también se encuentra Andrés Calamaro, quien se sumó a la FM el año pasado por intermedio de Ramos y hoy produce contenido de lunes a lunes.“Calamaro se acercó primero a mí como escritor, para que colabore con una revista. Le dije lo que estaba haciendo, le conté de este proyecto, no le pedí nada, y se sumó, igual que el Indio”. “De repente, te hacen una nota y no pueden creer que no haya plata de por medio”.

“A veces creo que me voy y me termino quedando. Siempre termino abrazando”, dice Pablo Ramos. “¿Por qué me quedo? Me quedo en la radio por amor. Por amor me quedo”.

 

Medios comunitarios porteños: desfinanciados y apercibidos

Medios comunitarios porteños: desfinanciados y apercibidos

A medida  que avanzan los ajustes en el país, sus consecuencias afectan, cada vez más, a  los medios comunitarios de la Ciudad de Buenos Aires. Golpeados por un recorte de la pauta publicitaria en febrero, un grupo de ellos, además, recibió una serie de apercibimientos por parte de las autoridades, ante lo cual denunciaron una “persecución política”.

 En febrero del 2018 el subsecretario de Comunicación Social del Gobierno porteño,  Máximo Merchensky, firmó la resolución 813, la cual rebajó en un 19 por ciento la pauta publicitaria que corresponde a los medios vecinales,  de acuerdo con la ley 2587 sancionada hace más de diez años, y afectó la forma de calcular el monto que se debía otorgar a aquellos medios. Mientras que el valor antes correspondía a un porcentaje del valor de la página 7 del diario de mayor tirada de la ciudad- en este caso Clarín- la resolución cambió  la forma de cálculo.

“En un país que está proyectando una inflación mayor al 35%, nos estaban disminuyendo el precio de la pauta en un 20%, eso afecta en el sostenimiento de nuestros programas, de los periódicos barriales, las páginas web y hasta incluso el registro de medios cuenta con un canal de televisión, Barricada TV. Los 269 medios, cada uno en la proporción que le corresponde, vieron afectado el valor de la pauta que recibía mes a mes. De alguna manera, un corte como ese es una de las maneras de desfinanciamiento”, afirma Maximiliano Diomedi de FM La Tribu.

Como agravante a este recorte, en agosto de este año, el Registro de Medios Vecinales- creado por la Ley 2587- dependiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires,  apercibió a 39 producciones radiofónicas, la mayoría pertenecientes a radios comunitarias.

Un apercibimiento corresponde a una advertencia, informando que no se está cumpliendo la ley. Mientras que el apercibimiento es el primer paso, si se continúa incumpliendo los pasos siguientes serían la suspensión y la tercera instancia una expulsión del registro. Esto además afecta a la hora de inscribirse al registro -entre junio y agosto de cada año- ya que no se sabe si ese apercibimiento va a ser utilizado como justificación para no entrar al registro del 2019.

“Entonces lo que nos preocupa más que el apercibimiento en sí mismo, es un incremento del avance que estamos viendo, primero la rebaja, después los apercibimientos y después no queremos que nos digan que 15 medios quedan afuera”, expresa Fernando Tebele de FM La Retaguardia, una de las emisoras  apercibidas por uno de sus programas.

Entre las razones de esas medidas se encuentran la supuesta falta de contenido propio o vinculado a la Ciudad de Buenos Aires. Las radios afectadas denuncian la arbitrariedad con la que se realizaron estas medidas y la injusticia de la evaluación que determinó esa sanción.

“Cuando nosotros pedimos los expedientes, nos dimos cuenta que los que habían evaluado lo habían hecho de una manera injusta. De un programa de cuatro horas, habían escuchado una hora y de un programa que se transmite de lunes a viernes lo habían escuchado únicamente un día. No había criterio. Es injusto porque nosotros cumplimos de sobremanera”,  afirma Lucas Molinari de Radio Gráfica, otra de las emisoras intimadas por el gobierno porteño.

Las radios afectadas denuncian la arbitrariedad con la que se realizaron estas medidas y la injusticia de la evaluación que determinó esa sanción.

Por su parte, Diomede, de La Tribu, también afectada por el apercibimiento, expresa: “Un 90 % de la producción es propia y un gran porcentaje tiene que ver con cosas que ocurren en la Ciudad de Buenos Aires, entre otras cosas porque tenemos un vínculo con los barrios, las comunas, los centros culturales que es muy fuerte. Nosotros visibilizamos un montón de conflictos de la Ciudad, que los grandes medios no toman, eso es lo que hace importante también el rol nuestro y nuestro vínculo con el barrio.”

Por estas razones, los medios radiales afirman que se trata de un tema de persecución política, ya que la mayoría de los apercibidos eran radios comunitarias y eran los que estaban de alguna manera construyendo la protesta por la baja de la pauta publicitaria. Por su parte, la Justicia determinó este lunes 13 de agosto, a través de un fallo del juez Guillermo Scheibler, la suspensión de los efectos de la resolución  813.

Martín Bustamante, investigador y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, explica los argumentos de la cautelar impulsada por el juez Scheibler. “En primer lugar el gobierno no se ajustó al principio de jerarquía normativa, ya que una resolución no puede modificar una ley, que tiene un rango más elevado”. También afirma que “se afecta a la libertad de expresión y el principio de no regresividad en materia de derechos humanos, justamente porque la comunicación es un derecho humano. Por último, se lesionan los derechos culturales reconocidos en el Artículo 32 de la Constitución de la Ciudad y en la Ley 2176,  que afirma que hay que proteger a los medios vecinales y que su sustentabilidad está garantizada por la ley de medios vecinales”.

Después  de la denuncia de persecución política realizada ayer, según los integrantes de las emisoras comunitarias, el subsecretario Merchensky se comprometió a evaluar algunos casos puntuales y,  si esos estuvieron mal sancionados, prometió dejar sin efecto la medida, además de revisar el resto de las situaciones.