2×1: Atropello a la libertad de prensa y a los derechos de las infancias

2×1: Atropello a la libertad de prensa y a los derechos de las infancias

Allanaron ilegalmente la casa de la periodista Manuela Calvo quien investiga un caso emblemático de abuso sexual a una menor en La Rioja.

El pasado domingo 5 de junio a las 10 de la mañana allanaron ilegalmente la casa de la periodista Manuela Calvo quien investiga sobre Arcoiris, un caso emblemático de abuso sexual a una menor en la provincia de La Rioja.

El caso Arcoiris trata sobre el abuso a una menor de 6 años por parte de su abuelo paterno, funcionario público del poder judicial riojano, y que su madre viene denunciando desde hace más de cuatro años, en reiteradas oportunidades. El caso ha tenido repercusión en varias ocasiones en los medios dado que los fallos jurídicos son siempre a favor de la familia del progenitor cuando las pruebas que incluyen cámaras Gesell, profesionales de la salud clínicos y psiquiátricos han concluido que sí existió y existen signos de violencia y abuso sexual contra la menor. Se ha intentado incluso criminalizar a la madre por oponerse a la custodia compartida ya que la menor manifiesta explícitamente no querer ir a la casa de su progenitor ni estar con su familia paterna.

La periodista Manuela Calvo, autora del documental Mala Víctima en el cual expone el contraste entre la violencia mediática en el tratamiento de este tipo de casos con el sentir y pensar de sobrevivientes de abuso, iba a estrenar su segundo documental llamado Mala Madre en el cual basaría su relato en el caso de Delfina, la madre de Arcoiris. Este segundo trabajo forma parte de una secuencia de documentales donde el eje estará puesto en la manipulación mediática y revictimización de las sobrevivientes de abusos por parte de los medios de comunicación.

En diálogo con ANCCOM Calvo expresó: “Tocaron timbre el domingo a la mañana. Mi marido me dice: ‘vestite, nos vinieron a allanar’. Yo no lo podía creer. El allanamiento a mi casa fue con una orden judicial por desacato a la autoridad. El motivo es que en febrero me censuraron un corto animado de ficción de tres minutos que cuestiona de manera estructural el actuar del sistema jurídico en los casos de abuso y violación infantil.” Este corto animado de ficción que iba a ser estrenado en febrero de este año, no fue exhibido por una intimación del progenitor de la menor, acusando de exponer en ese corto información de una persona sin su consentimiento. “Recibo la orden judicial y acato, hasta me pongo a disposición de la justicia para que mi labor periodística no entorpezca la investigación del caso”, relató la periodista, y agregó: “Vale aclarar que el corto animado de ficciónno habla de un caso real puntual sino de un personaje ficticio que cuenta lo que le sucede y cómo se siente siendo víctima de una situación de abuso y desamparo judicial. De todos modos, por no encontrar a tiempo una abogada que aceptara representarme, acato la orden y borro todos los posteos hechos en mis redes sociales como se me pide porque sino me multaban con cincuenta mil pesos por cada publicación.”

Paralelamente la periodista le hizo saber a sus colegas sobre este claro hecho de censura y comienza a manejarse en red con la Red de Comunicadoras de La Rioja y participación activa en la Asamblea Ni Una Menos: “Toda información falsa que circulaba sobre el caso, los ponía a mis colegas en aviso porque tengo entrevistas a fuentes confiables e información que no había sido hasta el momento revelada. Lamentablemente en el allanamiento se llevan todos los dispositivos sin dejar constancia de lo sustraído, como es debido. En mi computadora tenía material sensible, entrevistas a sobrevivientes que no deben ni pueden ser reveladas, información, datos, mi vida íntima, la de mi familia, veinte años de trabajo. Se llevaron todas mis herramientas de trabajo en el marco de un allanamiento indebido y con irregularidades graves. Esto es hostigamiento. También me acusan de administrar las páginas Ni Un Menos y Justicia por Arcoiris. Esto no es así. Pero hay claramente una cacería antifeminista y de derechos de la niñeces avalada por el Estado riojano, por eso es urgente la reforma judicial con perspectiva de género.”

En el día de ayer, 7 de junio, la periodista se presentó ante la Policía Técnica Federal para exigir la devolución inmediata de sus elementos de trabajo y salvaguardar la información de su computadora, ya que sus fuentes temen por su integridad. A partir de este atropello y atentado hacia la periodista sus familiares, amigos y colegas se solidarizan para con ella por la falta de garantía que ofrece el Estado hacia la periodista.

“Mi hijo menor tiene miedo de que me mate uno de los agresores de la causa por la cual investigo. Yo también siento miedo porque lo que me sugirieron que iba a pasarme es lo que me pasó”, confesó Calvo. En su voz se advierte que dice la palabra sugerencia por no decir amenaza. Y concluyó: “También me dijeron que podían pasarme cosas peores y hoy, en el día del periodista, tengo más que nunca presente a Cabezas.”

 

Gran música para los más chicos

Gran música para los más chicos

El domingo 18 de abril comienza el Primer Festival MoMuSi Federal, que se extenderá hasta el 13 de junio e irá todos los domingos a las 18. Serán nueve transmisiones vía streaming que se emitirán por Youtube y redes sociales con acceso libre y gratuito. Contará con la participación de veintinueve artistas, solistas y grupos musicales de todo el país.

En cada fecha se presentan tres artistas y habrá juegos, canciones y sorpresas para toda la familia. El domingo abrirán el festival Tres Tigres Teatro, de la provincia de Córdoba, Pichiculundios, del área Metropolitana de Buenos Aires y Las Magdalenas, de la sede May y Sierra. El Festival de MoMuSi fue seleccionado para obtener un subsidio por parte del Ministerio de Cultura de la Nación mediante el programa “Festivales Argentinos”.

El Movimiento de Música para Niños y Niñas (MoMuSi) es una asociación civil sin fines de lucro que funciona desde 1997 y actualmente cuentan con cuatrocientas bandas y doscientos artistas de todo el país. Matías García, miembro del movimiento, comenta: «Lo que nos proponemos es que la música para las infancias pueda ser apropiada en las escuelas, con fines didácticos, como también en comedores u hospitales infantiles». Previo a la pandemia, se organizaban encuentros en donde había capacitaciones y espacios de trabajo, se realizaban ciclos de encuentros musicales en lugares como el teatro de San Martín, el Centro Cultural Néstor Kirchner o el Centro Cultural 25 de mayo, en los cuales participaban bandas de todo el país.

MoMuSi federal

Hace dos años, se comenzó a construir un MoMuSi federal para poder unir a todas las agrupaciones en una sola entidad con distintas sedes del país. Así pudieron crear una organización civil más grande para ser escuchados y difundidos. Garcías asegura que el movimiento reconoce que la pluralidad territorial es muy grande, por ejemplo, la música que se produce en Formosa va a ser diferente que la de Mendoza, cada una con su idiosincrasia. Así lograron crear un espacio para que los niños y las niñas puedan tener disponible esta diversidad de voces.

La pandemia castigó fuerte a los sectores de la cultura, hay artistas que además de hacer música son docentes o trabajan en otro rubro, pero también hay muchos que trabajan únicamente de hacer música. “Fue un golpe duro”, sintetiza García. Incluso, el contenido de internet es “agresivo y sobrecargado” y la música para niños y niñas tiende, según dice, a estar basada sólo en tutoriales de Youtube. Por eso, el streaming es una opción válida para que el mundo laboral siga en funcionamiento: “El que hace música necesita hacer música y el que lo consume también necesita consumirla”, reflexionan desde el MoMuSi.

ANCCOM dialogó con dos bandas que se presentaran durante el festival: Manos a la murga y La chicharra. Ambas coinciden en que al streaming le faltan los cuerpos, “los niños y las niñas gritando, bailando o corriendo detrás de escena”. Por eso buscan aprovechar otras potencialidades. Por ejemplo, Manos a la murga planea mostrar distintos paisajes de la ciudad de Bariloche durante el espectáculo, como así también contar sobre el clima, la flora y la fauna de esa región. Así permite que los niñas y niñas conozcan un poco más sobre el país que habitan.

«Comer bien, no tener frío,

crecer sanos y jugar,

 son cosas que los más chicos

tenemos que disfrutar»

(Estrofa de la canción “Hay derecho a protestar” de Manos a la murga)

Manos a la Murga.

Cristina Kirianovicz, de Manos a la Murga, cuenta que trabajan sobre los derechos del niño y la identidad a partir de sus canciones y escenografías. “Los derechos de los pequeños son violentados todo el tiempo, dando lugar a situaciones de injusticia. Nosotros desde nuestro lugar, el arte, intentamos poner un granito de arena sin perder la magia, el juego, las risas, sumergiendo a los niños y niñas en un mundo de fantasía, con un mensaje bien claro: cantarles, decirles y gritarles sus derechos”, considera Kirianovicz. Además, tanto el maquillaje como la sonoridad están pensados para que los más pequeños no rechacen la estética murguera,y poder lograr una sonoridad suave pero plena de ritmo.

En La chicharra, una banda musical de Córdoba, consideran que a través de las redes están llegando a lugares donde no lo harían nunca y eso les da la posibilidad de difundir su trabajo. Incluso, García cuenta que el festival federal de MoMuSi habría sido más difícil de realizar en vivo por los costos de mover a todas las bandas del país a un solo lugar. Entonces, de esta forma pueden demostrar en un solo momento la variedad de artistas: “Pensar en el centro del país y en el interior se desvanece cuando mostramos que en otros lugares de la Argentina están pasando cosas, el interior no existe más. El interior es todo lo que pasa de la frontera del país para adentro”, reflexiona García.

Eduardo Allende, representante y compositor de la música de La Chicharra, comenta que sus canciones no están hechas sólo para niños y niñas, lo que buscan es un público amplio, hasta catorce años, pero también quieren llegar a los niños y niñas que los adultos tienen dentro. Entonces, en sus letras no hay diminutivos ni fábulas, pero sí hay géneros musicales variados como rock, folclore, jazz y canciones de cuna. “El folclore latinoamericano es lo que más se destaca”, considera Allende. A su vez, la temática de sus letras es diversa, hablan del amor, de las contradicciones de la vida, la nostalgia, la tristeza, entre otras. “No me interesa que las canciones sirvan para algo práctico. Las canciones tienen que ser disparadoras para muchas cosas, como puntos de partida de nuevas preguntas, también jugar, expresarse, bailar, pasarla bien, socializar, un arte permitido para los niños”, subraya el cantautor.

Tanto Allende como García hablan de que en este momento hay muchas miradas sobre lo que se está haciendo con los niños y las niñas. “Desde la ESI a todo lo demás, hay una puesta en valor de los niños y las niñas”, plantea Allende. La política del movimiento va en ese sentido, a que no hay que bastardear a las infancias, sino pensar la niñez como tal y en los derechos de los niños y niñas, luego todo eso genera movimientos artísticos: “Nosotros no consideramos a los niños y las niñas como pasivos sin nada que decir, al contrario, son sujetos activos, sujetos de derecho”.

Incluso, las bandas que forman parte del MoMuSi ponen en escena temas complejos, como el abuso infantil, la temática de género desde los juguetes, la pobreza, entre otros. “Todas esas temáticas son habladas desde una calidad poética muy grande, son miradas diferentes pensando en los niños y las niñas para que lo puedan entender y procesar”, comenta García. A su vez, es fundamental que las voces habladas provengan desde todo el territorio argentino, sin subestimar ni pensar que la música para niños y niñas es un tema menor. “Somos creadores de la cultura –puntualiza-, con una idea política clara, y es momento de mostrarla”.

Casi el 63 por ciento de la infancia argentina terminará el año en la pobreza

Casi el 63 por ciento de la infancia argentina terminará el año en la pobreza

El último informe presentado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) alerta que entre diciembre del 2019 y diciembre del 2020 habrá un notorio incremento en la cantidad de niños, niñas y adolescentes (NNYA) de la Argentina que se encontrarán por debajo de la línea de pobreza. Según el segundo estudio del año realizado por la organización, Argentina pasaría de 7 a 8,3 millones de chicos y chicas pobres, lo que representaría el 62,9% de ese grupo etario.

Los datos presentados por UNICEF, tanto en el primer estudio desarrollado en abril (“La pobreza y la desigualdad de niños, niñas y adolescentes en la Argentina”), como en el publicado durante los primeros días de agosto (“Segunda Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana de niñas, niños y adolescentes”), están basados en información oficial del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) y pronósticos del Producto Bruto Interno (PBI) del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La concurrencia a comedores o merenderos aumentó del 8% al 10%, a la vez que mejoró el acceso a ellos: en abril, el 8% de las personas que concurrieron a un comedor aseguraron tener problemas para llegar o retirar viandas, indicador que en julio se redujo al 1%. Al mismo tiempo, el porcentaje de hogares que dejó de comprar algún alimento por falta de recursos disminuyó levemente del 28 al 26%.

El segundo informe muestra que el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) alcanza ahora al 47% de los hogares con NNYA, frente al 22% que lo recibía en abril, lo que significa que son 2.8 millones los hogares donde al menos un miembro lo recibe, con un impacto total de 13 millones de personas.

Si bien la ayuda por parte del Estado está en alza, de acuerdo con las estimaciones abordadas por el segundo estudio, se incrementará un 33% la pobreza extrema infantil, es decir, todos aquellos chicos y chicas que siquiera tienen acceso a una canasta básica.

“La situación que atravesamos es compleja para todos. Pero aún más para los niños, niñas y adolescentes excluidos por la sociedad. Para ellos, que se encuentran por debajo de la línea de pobreza, el efecto de la pandemia es devastador en un sentido amplio. Porque por más que el Estado haya organizado diferentes formas de ayudar, como por ejemplo en la educación, con clases virtuales, difundiendo contenido educativo en la televisión, aun así los niños pobres o en extrema marginalidad no pueden acceder a eso porque no cuentan con las herramientas necesarias. No tienen posibilidades por la precariedad misma de sus vidas. Asimismo, a pesar de todas las medidas estatales muy bien implementadas, no podemos escaparle a la desnutrición y a la malnutrición en la infancia, lo cual juega un papel muy importante en el desarrollo de cada niño”, asegura Sonia Almada, psicóloga y directora de ARALMA, asociación civil dedicada a la erradicación de todo tipo de violencia hacia la infancia.

«En general, los chicos no solo sufren la falta de comida de  techo, también otras violencias, como la familiar», dice Almada.

“Que no se cumplan los derechos básicos de los niños y niñas es violencia. Ellos son las víctimas invisibilizadas en este contexto de pandemia. Por lo general, no solo sufren la falta de comida o de un techo, también padecen otros tipos violencias, como la familiar. Ese es un llamado que hoy casi no se puede contestar. Desde ARALMA estamos muy preocupados porque nuestra actividad se vio fuertemente reducida. Al estar cerradas las escuelas, estos chicos no tienen contención, ya no contamos con la intervención de maestras o gabinetes psicológicos para que nos informen y poder ayudarlos, tampoco podemos salir a hacer las recorridas para visitarlos. La mayoría de los chicos no tienen cómo denunciar, cómo contactarnos, es realmente muy complicado”, subraya la especialista y agrega: “El aumento de niños bajo la línea de pobreza y pobreza extrema, sin dudas implica el crecimiento de este tipo de violencia que hasta el momento no recibe respuesta eficaz por parte del Estado”.

El Estado, desde el comienzo de la pandemia, lanzó una serie de programas para ayudar a quienes más lo necesitan, como el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) y la tarjeta Alimentar, destinados a evitar la caída de millones de familias en la pobreza extrema. Esos programas durante el mes de julio alcanzaron al 36% de los hogares frente al 19% en abril.

“Lo ideal sería que ningún chico necesite de planes sociales para cubrir sus necesidades básicas. Igualmente, las medidas implementadas por el Estado son pertinentes y oportunas. Constituyen un ingreso para las familias, una ayuda. Creo que estos programas deberían aumentar, y mantenerse más allá de la pandemia”, comparte Natalia Cabral, politóloga asesora en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y docente en la Universidad Nacional de Moreno.

Desde abril, la concurrencia a comedores o merenderos aumentó del 8% al 10% de los chicos y chicas del país.

“Resulta necesario ampliar la ayuda a las instituciones comunitarias como comedores y merenderos, jardines comunitarios, espacios de primera infancia. Así como también impulsar y sostener proyectos socioproductivos, sociolaborales de contraprestación para que quienes reciben ese ingreso por parte del Estado sean reconocidos y se reconozcan como trabajadores, que tengan las herramientas para poder generar más ingresos a su economía”, dice Cabral y ejemplifica: “Potenciar Trabajo y Terminalidad Educativa, son un ejemplo de esto, son programas que apuntan a atender el contexto de emergencia pero también se piensa a largo plazo. Son esas políticas a las que debemos apuntar para dar una respuesta integral a la situación de tantos niños y niñas”.

Es inminente la necesidad de políticas integrales, por eso UNICEF presenta un plan de respuestas que se basa en tres pilares de acción: mejorar la respuesta de salud pública para reducir la transmisión y la mortalidad por coronavirus; trabajar en la contención de los “impactos secundarios” de la pandemia, como la pérdida de clases presenciales, la malnutrición o el aumento de la violencia; y promover medidas de protección e información para prevenir el contagio del virus. Todo un desafío para la Argentina que viene.