La gestión menstrual llegó al Congreso

La gestión menstrual llegó al Congreso

Un plenario en el que participaron activistas, referentes de organizaciones sociales, diputadas y funcionarias debatió en el Parlamento para incluir la menstruación en las políticas públicas.

El 27 de mayo, un día antes del Día Internacional de la Salud Menstrual, se realizó en el Congreso de la Nación el “Plenario: Gestión Menstrual a la Agenda Parlamentaria”, evento llevado adelante por Consciente Colectivo, organización socioambiental, en conjunto con la diputada nacional Jimena López. Tomó la palabra una gran variedad de referentes en el tema con el objetivo de generar un espacio donde se aborde de manera integral la gestión menstrual, desde sus diferentes perspectivas: ambiental, económica, política, de género, de salud, entre otras. 

 Luego de unas palabras de bienvenida por parte de la diputada y la referente de Consciente Colectivo Ariana Krochik, Elizabeth Gómez Alcorta, ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, dijo al abrir el Plenario: “Somos 12 millones de mujeres, niñas, adolescentes, personas trans, no binarias que menstruamos en nuestro país. Ahora sabemos que somos más de 48 millones de argentinos, es decir que un cuarto de la población del país menstrua todos los meses, entonces ¿cuál ha sido la razón que todavía cueste hablar de un tema que nos atraviesa a un cuarto de la población? y ¿cómo es posible que todavía no hayamos podido avanzar en materia de políticas públicas?”. Como parte de las ministras, diputadas y funcionarias que asistieron al Plenario, tomaron la palabra Mónica Macha, Silvina Ginocchio, Malena Galmarini y Micaela Ferraro.

 Con más de cien representantes de organizaciones, funcionaras y activistas en el Plenario, la sala estaba completa. Mariela Belski, directora Amnistía Internacional, en conjunto con Candela Yatche, fundadora de Bellamente, y Karim Gambirassi Kalibah, cofundador y vicepresidente de Trans Angentinxs, expusieron en el bloque de género y mostraron la importancia de hablar sobre las diferentes corporalidades que menstrúan y su representación tanto en los medios como en las políticas públicas argentinas.

Desde la perspectiva ambiental, tanto Ariana Krochik, como la ministra de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires, Daniela Vilar, hablaron de la importancia en la relación entre ambiente y gestión menstrual. La ministra mencionó del impacto “absolutamente negativo en el ambiente” de la cadena de producción, utilización y gestión de productos de gestión menstrual no reutilizables. “Para que dimensionen la magnitud -continuó-, las primeras toallitas y tampones no reutilizables surgieron alrededor de 1920, pasaron cien años, miles de millones de personas menstruantes en el planeta y esas primeras toallitas siguen en proceso de degradación en algún rincón de la Tierra, generando un impacto nocivo en el ambiente y un aporte en esta crisis climática que estamos viviendo”. 

Por su parte, Krochik dijo que “vamos a seguir militando por una Ley de Gestión Menstrual justa y sostenible. Para que la soberanía sobre nuestros cuerpos no sea un privilegio y que Gestión Menstrual al Congreso sea una consigna ambientalista y feminista.”

 “Yo me senté a discutir con el ministro de Hacienda, que es un señor alto, serio, muy bien vestido y le dije ¡Ustedes recaudan de nuestra sangre!”, dijo la economista Mercedes D’Alessandro, mientras en la sala se escuchaban las risas de las asistentes, “Que haya mujeres hoy, en espacios de toma de decisión en el Poder Ejecutivo nacional, provincial, municipales, legislativos, eso es algo que tenemos que seguir fortaleciendo. Porque nos cambia la vida. Porque no da lo mismo que tengamos una reunión así, pero no tengamos compañeras que se van a poner al hombro todos los debates con un montón de varones también, que a veces no quieren escuchar estas cosas”.

 Sandra Magirena, ginecóloga y activista por los derechos de los niños, niñas y adolescentes, dijo en su intervención: “Tengo una sensación casi orgásmica. Porque el poder ver toda esta comunidad de mujeres jóvenes, de militantes, de poder asistir y haber asistido a la lucha que venimos haciendo hace tantos años, es increíble. Voy a hablar desde el lugar de la medicina y aprovecho este momento para pedir disculpas públicamente por todos los malos tratos que todo el sistema hegemónico ejerce sobre los cuerpos y las cuerpas”, cerró acompañada por el aplauso de todo el Plenario.

También participaron las representantes del colectivo Warmi Masi Textil, conformado por diez mujeres del Barrio Ricciardelli (ex villa 1-11-14), que contaron su experiencia en la producción y venta de productos de gestión menstrual reutilizables y artesanales. En un momento de post pandemia, donde el trabajo escaseaba y “la única manera de tener plata era haciendo el proyecto”. 

 Al final, hubo un espacio de intervenciones abiertas al público y Jimena López, diputada nacional del Frente de Todos tomó por último la palabra. “No vamos a aflojar. Es un hecho político que más del 50% de la población esté atravesado por una realidad. Es un hecho político y tiene que ser una política del Estado”, dijo la diputada para cerrar el Plenario. Un plenario que esperó ser la puerta de entrada para llevar a la agenda parlamentaria la gestión menstrual como política pública, así como ser un espacio de intercambio entre las organizaciones sociales y funcionarias.

 

«Una ley de vanguardia en el mundo»

«Una ley de vanguardia en el mundo»

Organizaciones LGBTI+ de todo el país marcharon este domingo y realizaron un banderazo en las cercanías del Congreso de la Nación para celebrar el décimo aniversario de la aprobación de la Ley de Identidad de Género.

Organizada por el Frente Orgullo y Lucha, en la movilización participaron decenas de agrupaciones que luchan por la igualdad de género en diferentes provincias del país. Les activistas remarcaron que la sanción de la Ley de Identidad Género fue clave para la aprobación de otras iniciativas como el documento de identidad no binario y el cupo laboral travesti trans, conocido como la Ley “Diana Sacayan-Lohana Berkins”, de 2021.

Las organizaciones LGBTI+ destacaron que más 10.000 personas trans fueron reconocidas con el otorgamiento del DNI y, asimismo, que la normativa también benefició a las identidades feminizadas y masculinizadas.

La música, las banderas, los carteles y hasta alguna performance artística ambientaron la jornada. Muches de les activistas se abrazaban en la profundidad de la tarde. Además de reencontrarse, rememoraban aquellos días de lucha previos a la ley, teniendo claro que la gran mayoría siguen sufriendo la marginalidad social y son víctimas de violencia institucional.

Les más jóvenes se hicieron notar en la plaza, con sus carteles y efusivos cánticos relacionados con la lucha del colectivo LGBTI+. En medio de los festejos, Noemí, una militante trans, estaba conmovida. Ella, que durante muchos años trabajó en la prostitución y padeció los edictos policiales, en diálogo con ANCCOM, afirmó: “Esta ley me cambió la vida. Gracias a ella pude empezar mis estudios y sentir que comenzó mi vida en comunidad”, confesó emocionada.

El acto central incluyó la lectura colectiva de un documento en el que les militantes LGBTI+ subrayaron los cambios que se produjeron desde la promulgación de la norma. “Es una ley de vanguardia en el mundo que permite el reconocimiento de la identidad de género autopercibida en el Documento Nacional de Identidad a través de un trámite administrativo, donde lo único determinante para acceder al derecho es la expresión de la voluntad de cada persona, sin intervenciones judiciales ni médicas”, puntualizaron.

A la vez, sostuvieron que la normativa garantiza el derecho a la salud integral y el acceso gratuito a tratamientos hormonales y/o tecnologías médicas para construir la propia expresión de género. También recordaron los momentos dificiles, la represión de las fuerzas de seguridad, la discriminación de algunos sectores sociales y las enfermedades de las que son víctimas, al estar expuestas a un sistema de salud que les fue esquivo duranbte años.

“Muches fueron expulsadas de sus hogares a muy temprana edad, echades de las escuelas y a se les negó el acceso a la salud y al trabajo formal remunerado”, enfatizó con voz elevada Florencia Guimaraez en el fragmento que le tocó leer. El pasaje más emotivo fue cuando se evocó a las históricas y reconocidas militantes del colectivo travesti trans Diana Sacayan, Lohana Berkins y Mia Pia Baudraco. “¡Presentes, ahora y siempre! ¡Ahora y siempre! ¡Ahora y siempre!”.

Además, se reclamó por Tehuel de la Torre, el joven trans que desapareció en 2021 después de asistir a una entrevista de trabajo en la localidad bonaerense de Alejandro Korn. “¡Justicia por Tehuel de la Torre! ¿Qué pasó con Tehuel? ¡Exigimos una respuesta urgente del Poder Judicial!”, pidieron.

Seguidamente, solicitaron “protección, asistencia y medidas de prevención de los travesticidios y la erradicación del travesticidio social” y “una profunda reforma judicial transfeminista, con una justicia sin prejuicios racistas, de género, ni de clase, para investigar y castigar los crímenes motivados por el odio a la libre expresión de las orientaciones sexuales e identidades de género no heterocisnormadas”. Y, por último, que en el Parlamento se debata una normativa de “reparación histórica de la violencia institucional por motivos de identidad de género”, exclamó Marcela Tobaldi, fundadora de la organización travesti trans “La Rosa Naranja”.

“Por nuestro derecho a una vida libre de violencias, al acceso al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda”, concluyó el documento y empezaron todes a cantar: “Lo dijo Lohana y Sacayán / al calabozo no volvemos nunca más».

Tras el acto, les participantes se dirigieron enfrente de las escalinatas del Congreso, sobre la avenida Entre Ríos, y allí realizaron un banderazo donde sobresalían los colores rosa y celeste, y una fotografía colectiva con un cartel que decía “Reparación”.

La lucha más inmediata es la reparación histórica -expresó Marcela Tiboldi entrevistada por ANCCOM-. Hay muchas personas travesti trans, mayores de 50, porque esa gente no puede trabajar, no puede hacer un recorrido, son personas desgastadas por la lucha, por el sistema y por el encarcelamiento”.

Las acreedoras salieron a la calle

Las acreedoras salieron a la calle

Tras dos años de pandemia, el colectivo de mujeres volvió a salir a la calle para exigir igualdad y el cese de la violencia de género. Acorde al contexto político, esta vez se sumaron las consignas contra la deuda externa. «La deuda es con nosotras. Que la paguen los que la fugaron».

Con carteles, banderas, canciones, bailes y la emoción a flor de piel, se reclamó por los 55 femicidios que hubo en lo que va del 2022 y por todas las que ya no están, por la separación de la Iglesia del Estado, porque se terminen de una vez los crímenes de odio, por la aparición con vida de Tehuel, por la absolución de Higui, por frenar las exigencias estéticas, por un Estado presente, por la igualdad de derechos; por que ser mujer no nos cueste la vida.

En familia, con amigas, solas y también agrupadas bajo los nombres de Ni una Menos, Actrices Argentinas, Transfeminismo antirracista, La Poderosa, Las Rojas, Fuba, Doulas, Futbol feminista, Las mariposas, La Cámpora, Migrantes, Frente Popular Darío Santillán, Nuevo Mas, Pan y Rosas, SiTraRePa, La Chilinga, RadFem, entre otros; la cuestión era marchar y poner el cuerpo.

“Si no estamos acá, nunca nadie se va a dar cuenta de lo que nos toca vivir. ¿Cuánto tiempo llevamos aguantando? ¡Hay que moverse! Estamos acostumbradas a bancar la violencia machista hace años, si no nos movemos no va a cambiar nada”, sostuvo Jordana Silva, quien se puso la remera de River y se juntó en la Plaza del Congreso con sus compañeras que militan el fútbol feminista. Específicamente reclaman para que el equipo femenino pueda jugar en el Monumental. Al lado de ellas, también se reunieron las chicas de San Lorenzo y Boca; podrán defender colores distintos adentro de la cancha, pero afuera las une la lucha por la igualdad de derechos.

A las 18, frente a una plaza llena y mientras puertas adentro del recinto se debatía el futuro de la deuda contraída con el FMI, comenzó la lectura del documento colectivo cuya propuesta principal fue que el endeudamiento lo paguen quienes fugaron capitales. A ello se sumó el pedido por la sanción de las leyes de humedales, de Acceso a la Tierra y de Soberanía Alimentaria, una modificación a la legislación que regula los alquileres, que se garantice la aplicación de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo e Interrupción Legal del Embarazo en todo el país y que se haga efectiva la Educación Sexual Integral. Algunas de las firmantes del documento fueron Nora Cortiñas y Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora; el Colectivo Ni una Menos; la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito; la Asamblea Feminista de la Villa 31 y 31 bis, CABA; la Unión de Trabajadorxs de la Tierra; y el Centro de Estudios Sociales y Legales (CELS); entre otros.

Para Ailén Tomke, integrante del conjunto Las Rojas, quien se acercó a marchar desde la Zona Oeste del conurbano bonerense, el reclamo más urgente es por el presupuesto para combatir todas las violencias hacia las mujeres y diversidades: “Que no haya refugios, que no haya educación sexual integral en todos los espacios educativos, hace que miles de mujeres estén hoy acá en las calles”. Sobre ella, el pasacalle firmado por La Poderosa sostenía: “Somos parte del PBI invisibilizado”. 

En tanto, Agustina Cabaleiro, también reconocida en Instagram como @onlinemami_, con sus 27 años, es referente del Colectivo de Gordes Activistas. La organización proclama que “sin gordes no hay feminismo”. Y agrega: “El reclamo es por la despatologización de los cuerpos; ser gordas no es estar enfermas”. En cuanto a la movilización general, considera que el llamado más urgente es bajar la tasa de femicidios.

Por su parte, Isabella Del Vechio y Valentina Ruiz, ambas de 15 años, se acercaron a marchar por primera vez. “Estamos acá para reclamar por la abolición de la industria pornográfica”, dice Isabella. “Me metí en el Radfem (feministas radicales) y entendí que todo lo que había aprendido en mi vida estaba mal”, agrega Valentina. Las dos concuerdan en la importancia de asistir a la convocatoria.

Como todos los años, las protagonistas refuerzan su lucha con la exposición de carteles que visibilizan el miedo, la incomodidad y la injusticia que enfrentan día a día. “No es no”, “el Estado es responsable”, “Se va a caer”, “Nos venden, violan, matan y nosotras somos las nazis”, “Me cuidan mis amigas”, “Nadie me preguntó cómo se veía mi agresor”, “Hoy lucho para existir mañana”, “Protesto porque cuando me pasó sentí culpa”, son algunas de las leyendas. El cartel lo sostiene una, pero representa a miles; cuando la vivencia particular se repite en centenares de historias la cuestión abandona el plano individual para convertirse en colectivo.

Razones para marchar hay tantas -o más- como la cantidad de personas que pusieron el cuerpo en la calle. Sin embargo, todas ellas tienen algo en común: defender los derechos y la vida de las mujeres.

Como todos los años, desde aquel 2015, que marcó un antes y un después en la lucha feminista en Argentina, los 8M y en cada marcha convocada por los movimientos de mujeres y disidencias hay un eco que retumba en las paredes del Congreso: “Abajo el patriarcado, se va a caer; arriba el feminismo que va a vencer.”

 

Hartas

Hartas

Apenas fue pública la información sobre la patota que violó a una chica dentro de un auto, en Palermo, se convocó a una marcha en Munro, de donde pertenecen algunos de los seis detenidos.

Lejos de los deseos de justicia por mano propia y del ojo por ojo, vecinos de Munro se juntaron a pocas cuadras de la estación con varias consignas pero con una idea clara: Hay que erradicar la cultura de la violación. “Es increíble que hayan sido seis varones y ninguno haya dicho ‘esto no da’, ‘esto no está bien’. Se turnaron para violar a una piba y eso es una aberracion. Si bien los feminismos vamos a seguir en las calles luchando, es tiempo de que los varones, que realmente se quieren comprometer con esta lucha, hablen con sus pares”, dijo una joven antropóloga que acompañaba a una señora que sostenía un cartel con un texto: “Si le enseñás a tu hija a no ser violada, enseñale también a tu hijo a no violar”. 

 “Hay que erradicar la cultura de la violación”, repiten una y otra vez. “Más ESI”, se lee en las hojas impresas con letras verdes que sostienen en alto las jóvenes. Alrededor de las 18, detrás de una bandera enorme de ESI En Redes -la agrupación que convocaba- estaba encolumnado un grupo de docentes, alumnas y exalumnas del partido de Vicente López. También estaba la agrupación Las Rojas. De a poco, en silencio, casi sigilosos, llegaban los vecinos a la esquina de Mitre y Ugarte. “Cuando escuchamos que dos de los chicos que aparentemente cometieron el delito eran de acá nos dimos cuenta que teníamos que hacer algo», dijo Geraldina Pereyra, trabajadora social y miembro de Equipos de Orientación Escolar de Vicente López. 

 

El lunes pasado, en medio del feriado por carnavales, a las cuatro de la tarde fueron arrestados Ángel Pascual Ramos, de Laferrere; Tomás Fabián Domínguez, de San Miguel; Lautaro Dante Ciongo Pasotti, de San Martín; Ignacio Retondo, Vicente López; Steven Alexis Cuzzoni, de Villa Crespo; y Franco Jesús Lykan, de Vicente López, por ser sospechosos de retener a una mujer que no estaba en condiciones de dar su consentimiento y mucho menos de poder defenderse arriba de un Volkswagen Gol blanco. Cuando dos de ellos esperaban fuera del auto, haciendo de campana, esperando su turno, los otros cuatro estaban adentro violando a la joven. Según trascendió los descubrieron los vecinos del barrio porteño, que filmaron todo y decidieron retenerlos hasta que llegó la policía. 

 “No se trata de personas enfermas, sino de lo que llamamos hijos sanos del patriarcado. Responden a una cultura patriarcal, por eso apuntamos muchísimo a la ESI como herramienta fundamental. Todavía hay muchísimas escuelas que no la implementan, es importante el papel de la escuela, pero también de la familia y del barrio. No toda la responsabilidad está en el sistema educativo”, afirma Pereyra sobre la importancia de la ley sancionada en 2003, pero también dando cuenta del lugar que ocupaba la comunidad que albergó a los violadores. 

 A diferencia de otros casos en los que la víctima fue señalada como culpable por su propia comunidad, la marcha de repudio en este caso resultó un concreto y tangible abrazo a la joven violada, y una denuncia contra “la pandemia”, como señalaban algunas pancartas en referencia a la violación.

 “No es un caso aislado porque no vivimos solo en esta sociedad patriarcal sino que también en un orden político androcéntrico donde todo surge alrededor del varón. Tenemos a un montón de varones en este momento decidiendo el presente y el futuro del mundo y abajo de eso estamos las mujeres y disidencias tratando de pedir justicia”, explicaba con dolor Pereyra. 

 “Las causas que más tardan en resolverse son las relacionadas al abuso y las violencias hacia las mujeres. Hay una clara inclinación hacia la masculinidad hegemónica en las decisiones. Esto no sucede en los casos de jóvenes de situación de marginalidad y vulnerabilidad, que son condenados rápidamente por atentar contra la propiedad privada. -reclama la trabajadora social- Pedimos que la justicia se  acelere, que tenga perspectiva de género, y una mirada sobre las violencias a las que estamos sometidas las mujeres y disidencias a lo largo de la historia. Lo que está pasando nos está marcando una postura cultural de las personas que toman decisiones políticas en los lugares de poder, en este caso los juzgados, por esto mismo es sumamente importante revisar la justicia”.

 

Lo más llamativo de la tarde no fue la cantidad de personas que se acercó a pedir justicia, sino que lo más destacable a diferencia de otras marchas feministas era que estaban presentes casi la misma cantidad de hombres que de mujeres. Estos igualmente no sostenían carteles, ni cantaban. Estaban a los costados, dispersos. 

 “Vinimos principalmente por esta violacion que ocurrió en grupo. No solo  porque nos interpela como mujeres, sino también  porque es momento de que los varones se empiecen a preguntar e interpelar entre ellos”, dijo una de las manifestantes a ANCCOM y continuó explicando el motivo de su presencia:  “Todas las mujeres decimos que tenemos una amiga o que nosotras mismas fuimos abusadas o acosadas y ningún varón tiene un amigo que sea abusador o acosador. Entonces es momento de que los varones hablen con sus amigos, que empiecen a cortar con los micromachismos, los chistes de whatsapp, las fotos que le sacan a las pibas y comparten sin su consentimiento. Creo que es tiempo de que los varones se comprometan de una vez a cortar con la complicidad machista, con esa cofradía, que empiecen a romper esos pactos de silencio”.

 Cuando estaba anocheciendo, marcharon por Alem, rodearon la plaza, fueron hasta Carlos Villate y volvieron por Mitre. Iban cantándole a la policía, al Poder Judicial y a cada uno de los abusadores. Además, pegaban carteles por todo el centro de Munro con la cara de los sospechosos en donde se podía leer “abusadores”.  En los locales del Centro, fueron varias las empleadas que lloraban en las puertas de su trabajo viendo pasar la movilización. Una adolescente, mientras pasaban delante de ella, moqueada secándose las lágrimas. Al finalizar la movilización se reunieron en una esquina y hubo tres oradoras que agradecieron la presencia y remarcaron la importancia de estar en la calle luchando y pidiendo justicia. 

“Una ley pensada para y por las trans”

“Una ley pensada para y por las trans”

Hoy, en una sesión especial y antes de lo previsto, el Senado puede convertir en ley el texto que garantiza la «Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero”. Lleva el nombres de las recordadas activistas Diana Sacayán y Lohana Berkins. Paula Arraigada es heredera de esa militancia, asesora en la redacción del texto final y militante política. En medio del debate, explica los aspectos centrales de la norma pensada “por las que están vivas y luchan todos los días”.

¿Qué se siente haber logrado la sanción del proyecto en la Cámara de Diputados?

La media sanción es un primer paso para la sanción definitiva y son un montón de emociones. Quizás es la alegría, la felicidad, pero también el orgullo de todo el camino que se trazó a lo largo de este tiempo, la militancia y también el acompañamiento de muchos sectores y también de muchas diputadas que hicieron que esto llegara a este fin. Es cierto que hay que valorar el esfuerzo de las organizaciones y de los espacios, sobre todo porque es una ley que se trazó desde el seno del movimiento travesti/trans. 

¿Qué implica que el proyecto haya sido elaborado por el propio colectivo?

Como cualquier proyecto de ley que va direccionado hacia cierto colectivo, hacia cierto grupo de personas, creo que lo más importante es que ese grupo haya participado. Lo más importante es que sea consensuado, sea pensado o elaborado por las propias personas, porque sino a veces las cosas se pueden hacer con buena voluntad, pero  termina faltando algo. Con esto se manifiesta que las actoras sean las protagonistas, y me parece que abre esto nuevo de generar espacios de representatividad. Es una ley que fue militada y también confeccionada por el colectivo, con lo cual tiene esa representatividad. Hay muchas diferencias en los posicionamientos sobre algunos temas dentro del colectivo trans, pero acá hubo un acuerdo en el que éste era un tema principal para militar. Por suerte, en el último año, hubo consenso en apostar a un proyecto unificado. Aunque no hayamos saldado ese pacto con nuestra sangre, lo saldamos con nuestra historia, y con lo que nosotras debíamos como lealtad, que es justamente hacer que esas compañeras que hoy necesitan un trabajo formal para mejorar su calidad de vida lo pudieran tener. Por eso, es una ley pensada para y por las trans.  

El proyecto engloba a otros doce previos, ¿cuáles son los aspectos más importantes de este texto unificado? 

El proyecto toma lo mejor de cada presentación. Las virtudes en la esencia de cada uno fueron sostenidas para elaborar este proyecto único. Pero lo más importante, creo que es lo que nosotras queríamos, es que el proyecto intenta, y digo «intenta» porque la letra escrita a veces no se cumple, es priorizar la generación de empleo para quienes no han tenido la posibilidad. O sea, a un sector minoritario que no tuvo la posibilidad de conseguir trabajo y que por su identidad autopercibida luego fue privada de eso. Yo te puedo decir veinte veces «generar oportunidades» pero ¿qué es lo que se lee con «generar oportunidades»? Hay muchas compañeras, sobre todo, las de determinada edad, que por la decisión que tomó indirectamente el Estado, quedaron excluidas del sistema laboral porque no tuvieron acceso al sistema educativo, porque no tuvieron la complementación de la familia, o por otras razones resulta que esas compañeras quedaron fuera de ese enmarcado. Entonces el Estado hoy, nuestro gobierno que es el que rige el Estado, tiene que tratar de subsanar eso que el mismo Estado provocó.

Un Estado que profundiza la ampliación de derechos.

Esta ley viene a ser una forma de reparación, una de las formas posibles de reparación. Por eso, necesitamos que cuando se reglamente y cuando se empiece a cumplimentar, realmente entren las compañeras que necesitan el trabajo. El cupo tiene que ir a rescatar, a salvar, a esa compañera que no tuvo oportunidades. No está pensando para romper el techo de cristal, está pensado para poder despegar ese piso de brea, porque sino entramos en una disyuntiva donde pareciera que solamente es una adquisición para que todas las personas trans tengan trabajo. Es verdad que es para que tengan trabajo, pero empezando siempre por las que más lo necesitan, que son las que deben tener una solución urgente.

¿Qué promueve esta ley?

El trabajo en relación de dependencia genera otras cosas, y a veces lo que genera es esta potestad de poder decidir, por ejemplo, si me voy de vacaciones, que eso en la economía informal siempre tenés que estar pendiente de si juntaste plata o no. Acá ya sabes que tenes quince días para vacacionar, ya sabes que no tenes que ir a trabajar si vos te enfermás, que además si vos te enfermás podes tener una obra social que te cobije. Alguna vez las personas «cis» tuvieron la posibilidad de tener un trabajo registrado, aunque sea dos meses en su vida, por lo menos lo hicieron. Nosotras no tuvimos la oportunidad nunca. Entonces vamos a apelar a esas oportunidades para que esas compañeras empiecen a tener una mejor calidad de vida, porque todas las que hemos pasado por esa experiencia sabemos que nos cambia la vida, sabemos que poder tener la heladera llena nos posibilita, nos da la libertad de soñarnos, de pensarnos, de pensar no solamente en las vacaciones, sino de pensarnos también como presidentas, como diputadas, como formadoras, como maestras, y también nos da en la cabeza los sueños de llegar a viejas y poder estar sentadas como lo hacen algunas señoras y algunos señores mirando televisión aunque más o menos con una jubilación que mínimamente nos pueda acompañar. Lo que aspiramos siempre es a ser igual que el resto de las personas. 

Si bien el proyecto prevé incentivos para las empresas privadas, ¿por qué no está explícitamente el cupo para el ámbito privado?

Se pueden generar incentivos para que el sector privado pueda seguir el espíritu de la norma, pero desde el Estado, no se puede obligar a los ámbitos privados. Si el Estado toma la decisión política de incorporar a las personas trans directamente en los ejecutivos, provinciales, nacionales, municipales, no hace falta. No hace falta porque van a sobrar personas trans. ¿Y sabés qué pasa con eso? Eso también genera el incentivo en los privados, porque de hecho, hay empresas privadas que empiezan a contratar, porque primero la empresa privada se maneja por el marketing, se maneja por el «quedar bien», y nosotras hoy somos parte de esto: de  «quedar bien», porque contratar una trava es ser progresista, es ser inclusivo, es ser bandera de orgullo. Muchas empresas están contratando a compañeras, y la verdad es que contratan a las personas que tienen determinadas características. Por eso, tiene que estar el cupo, porque viene a saldar las que no entran en ninguna de esas características. Y, por eso, tiene que estar contenida dentro del Estado para que el Estado cuide y la acompañe en eso que el Estado no acompañó. Porque nosotras no venimos a pedir algo que no nos corresponde, nos corresponde porque nos lo quitaron de forma prepotente solamente por tener una definición de género diferente a la que esperaban. Entonces es hora de curar esas heridas, devolverle a las compañeras lo que les quitaron, y las compañeras responden con mucho orgullo haciendo su trabajo, haciéndolo con alegría, y demostrando que la capacidad no está puesta en la decisión identitaria que tenga cada uno, sino en las ganas, en los deseos, y también en el mismo porte que generan los espacios, este caso el Estado, para que esas personas se vayan formando.   

¿Qué expectativas hay para la discusión del proyecto en el Senado?

La mejor. Porque estamos nosotras discutiendo una ley, fuimos partícipes del proyecto, somos partícipes en los espacios de decisión, estamos peleando por ocupar las bancas. Más allá del éxito o el fracaso, está esa disputa que antes no estaba, entonces hay toda una eclosión que se debe también a que hay una sociedad que participa, una sociedad que acompaña, una sociedad que avala, y una sociedad que sabe que este país es un país que incluye a todo, no solo a nosotras sino a otros colectivos y a otras diversidades, a la diversidad cultural, a las compañeras afro, a las migrantes, todas que están buscando su lugar. Este país que es tan fuerte, es tan orgulloso, es tan buena cepa que seguramente todas van a estar contenidas, y nosotras más que nada tenemos que estar orgullosas del lugar, del tiempo que nos corresponde, de poder estar haciéndolo en un gobierno que tiene una base fuerte dentro del peronismo, y nosotras como peronistas también (…) Hay muchísimas compañeras que soñaban con tener un trabajo en relación de dependencia, que soñaban con tener una vida como tiene el resto y no lo pudieron vivir. 

Paula Arraigada trabaja como asesora parlamentaria, cuenta también con un largo recorrido político que casi la sienta en una banca como representante de la agrupación La Nelly Omar, un espacio dentro del peronismo con perspectiva de género y que presta especial atención a las identidades travesti trans, entre otros colectivos. 

Paula recupera del pasado la presencia de no pocas luchadoras, pero se preocupa por el presente,  “Esto -afierma- es un logro para las que no están, es una recompensa, es un homenaje que les debíamos a ellas”, pero subraya: “Hay que empezar a hablar de las que están vivas, porque se habla mucho de las que están muertas y de las que son famosas, pero no se habla de las que están vivas y luchan todos los días”.