Jun 15, 2018 | Géneros

Desde temprano diferentes banderas entraron en escena, las caras con glitter, las banderas y los pañuelos verdes. Las avenidas fueron afluentes desde donde llegaron multitudes hacia la Plaza Congreso. El frío, el sueño, la impaciencia, la expectativa se apropiaron de una mayoría de mujeres que ya empezaban a cantar a cantar.
El recinto comenzó su debate a las 11. Del lado verde ya estaban las carpas de Ni una Menos, la carpa que daría talleres toda la tarde sobre Rivadavia y, sobre Callao y Perón, un escenario listo para empezar lo que se convertiría en una fiesta
Se acercaba la hora del almuerzo y los discursos y las especulaciones sobre la votación se miraban por TV, cual partido de fútbol, en todas las pizzerías del centro porteño. “Este es nuestro mundial”, le dice una chica a otra, mate en mano, mientras van caminando por Rodríguez Peña a los codazos entre las personas. Para entonces ya había hablado Victoria Donda. Su postura, a favor, recordó que “la clandestinidad mata” haciendo referencia a las condiciones en las que miles de mujeres mueren al practicarse un aborto: “Me pesan los embriones que no van a nacer pero más me pesan las mujeres que no pueden acceder a la salud pública” dijo, eufórica. Mientras desde el escenario se escuchaban gritos de apoyo y aplausos.

La marea verde arrasó los alrededores del Congreso.
Gente descompuesta por la falta de aire, gente apretada, gente organizando a mucha gente. Un grupo de ancianas caminan con dificultad y cantan lo más fuerte que pueden “aborto legal en el hospital”. La marea verde se mueve a lo largo de unas cinco cuadras pero se identifican dos focos claros: Rivadavia y Callao, frente al Congreso Nacional y Callao y Perón Frente al escenario.
Veintidós horas de debate y espera y no hay incidentes ni disturbios, solo un poco más de control policial patrullando las calles y el cansancio en las cuerpas que hacía aflorar comentarios: “¿Cuánto queda?”. El momento de escuchar la votación se vivió con un silencio que no había desde hacía mucha horas. Después, la explosión.

Veintidós horas de debate y espera sin incidentes ni disturbios.
Les adolecentes
Una chica sumerge un pincel en un tubo verde brillante, limpia el exceso de pintura y mira fijo a su compañera que la espera parada en frente suyo, con los ojos cerrados. Sobre la mejilla derecha termina de darle forma a un puño en alto, dibujado dentro del símbolo de la mujer. Son dos de las decenas de pibas y pibes que se estampan sobre las paredes blandas de la carpa N°1 montada sobre la calle Rivadavia, esperando para entrar a la primera actividad del día: “Las pibas ya decidieron. El movimiento estudiantil y el derecho al aborto”.
Pasadas las dos de la tarde, las últimas en entrar a la carpa son dos quinceañeras envueltas en un pañuelo verde gigante que alcanza para cubrirlas por completo; afuera queda una multitud de adolescentes que hacen piecito y asoman por los huecos de la tela para no perderse la charla. Después de dos días de tomas en más de once colegios secundarios de Capital Federal y Gran Buenos Aires, los estudiantes decidieron movilizarse hasta la plaza del Congreso en apoyo a la sanción de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. “Hay algunos profesores que se diferencian y nos acompañan en ese proceso de aprendizaje, pero llegamos sólo a la información básica”, cuenta una de ellas y agrega: “En el Artículo 8 del Proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto se establece que las personas gestantes de entre 13 y 16 años tienen la madurez suficiente para decidir si quieren o no practicarse un aborto. El macrismo nos quiere sacar esa posibilidad y establecer que las personas gestantes entre 13 y 16 años tengan que tener la autorización de un padre para poder acceder al aborto. Esas personas, por lo general, han sido abusadas y en el 80 por ciento de los casos el abuso es intrafamiliar. ¿A quién le vamos a pedir que nos autorice, a nuestro abusador?”
Lola tiene quince años y es alumna del Paideia. “En nuestro colegio tampoco se cumple con la ESI. Algunas alumnas mandamos una carta a las autoridades demandando más espacios de educación sexual, pero nunca tuvimos respuesta”. Sobre la importancia de la aprobación de la ley, sostiene: “Esto no es una cuestión moral. No estamos discutiendo sobre la posibilidad de abortar o no. El aborto ya sucede, hay personas que se están muriendo por eso y no estamos haciendo nada para pararlo, a menos que se legalice. Es una cuestión de salud pública y de poder decidir sobre nuestros cuerpos”.

Desde temprano las banderas y los pañuelos verdes llenaron las calles del Congreso.
Jun 5, 2018 | Géneros, Novedades, Te puede interesar

Pañuelos verdes a la derecha, a la izquierda, por doquier. Desde Plaza de Mayo hacia el Congreso el verde avanza a paso lento, entre brillos violetas, pancartas, caras pintadas y bombos, las mujeres cantan, bailan y vitorean: “¡Abajo el patriarcado que va a caer, arriba el feminismo que va a vencer!”.
Jóvenes, viejas, altas, rubias, trans, lesbianas, afrodescendientes, madres e hijas, cientos de miles unidas para pedir por sus derechos y marchar por las que no están. Una mamá le saca una foto a su hija de 11 años con el pañuelo por la legalización del aborto y dialoga con ANCCOM: “Es importante que ellas aprendan a decidir, y que cuando se dice no, es no, que sobre el cuerpo de una decide una, que nadie le puede decir qué tiene que hacer”.

Cientos de miles de mujeres marcharon para pedir por sus derechos y por las que no están.
Entre la multitud, una mujer con anteojos de marco grueso, risueña y de la mano de una de sus dos hijos, relata: “Vinimos porque como familia es algo que militamos desde la primera marcha del #NiUnaMenos, vinimos juntos y me parece que es un lindo valor para transmitirles a mi hijos, el respeto hacia el cuerpo, hacia la voluntad, hacia el derecho de las mujeres”.
Hay narices rojas y capuchas húmedas. Sofía, emocionada, también llegó con su hija: “Vine por ella y porque es un momento histórico en que se está debatiendo la ley de la legalización del aborto. A ella (por su hija) le explico qué es el aborto y qué es Ni Una Menos. Falta mucho para que algo cambie profundamente, pero el día de mañana puede ser la revolución de las hijas”.

“¡Abajo el patriarcado que va a caer, arriba el feminismo que va a vencer!” se escuchó con fuerza en la plaza.
Al invierno se lo combate bailando y con abrazos. Los aplausos calientan las manos y los gritos de “vivas nos queremos” la garganta. Una nena sonriente con un globo y unas garrapiñadas camina y, al lado, su mamá comenta: “Marchar es algo que le debo a ella. Luchar no sólo por mis derechos sino por los que le quedan a ella, a sus compañeras y amigas”. Y entre risas agrega: “Hoy le dije que veníamos por los derechos de las mujeres y me preguntó ´por qué no de los hombres´. Ahora se puede hablar más con los hijos pero hay muchas resistencias dentro del sistema escolar, hay un ida y vuelta con lo que se habla en casa y con lo que después pasa en el jardín, donde no todas las docentes tienen perspectiva de género”.
De a poco la noche envuelve la Plaza del Congreso y desde el escenario principal se exige la correcta aplicación de la ley de Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas. Iris, acompañada de sus tres hijas, cuenta: “No se cumple con la ESI en el colegio, estamos luchando por eso, ellas también reclaman que se implemente. Hubo una propuesta que presentaron ellas mismas el año pasado pero fue frenada por la directora”. Iris opina que “todo está muy reducido a lo genital”. “Así –sostiene– se pierde lo integral de la ESI, lo relacionado con la identidad, con lo vincular, con la diversidad no sólo sexual sino también cultural. Es necesario que las escuelas brinden un espacio para canalizar estas problemáticas”.

Entre los reclamos de la marcha se pidió la correcta aplicación de la ley de Educación Sexual Integral (ESI) en las escuelas.
Vanesa, acompañada de sus hijos Fidel y Victoria, de 2 y 6 años respectivamente, dice que su nena “va al Colegio Mariano Acosta y la ESI es un tema súper presente”. “En la primaria trabajan todo lo relativo a la educación sexual y a la cuestión de género, incluso con los más chiquitos”, subraya.
El cielo está negro y el barro salpica los pies. La periodista Liliana Dawnes lee el documento de cierre junto con la referente trans Paula Arraigada: “En 2015 la fuerza de nuestros pasos y nuestra voz corrió la tierra de su eje. Pusimos en marcha una revolución. En Argentina fuimos un millón de personas las que soltamos un solo grito: ¡basta de matarnos, ni una menos, vivas nos queremos!”.

«En Argentina fuimos un millón de personas las que soltamos un solo grito: ¡basta de matarnos, ni una menos, vivas nos queremos!” se escuchó en el discurso final.
May 29, 2018 | Culturas, Novedades

Cuatro mujeres en el centro. Escritoras encargadas de presentar las obras de sus amigas, también escritoras. “Las poesías son nuestras, y entre nosotras queremos leerlas para encontrar las pistas a esa corriente de preguntas que se nos tiran encima, así como entre nosotras elaboramos la praxis de la sororidad aun cuando nos cuesta, porque la resistencia es ancestral y espesa, pero la militancia es real”, expresó Florencia Monfort al momento de presentar Ese animal tierno y voraz, el libro de poemas de Ivana Romero. Mercedes Halfon, a su vez, introdujo El cuerpo en la batalla, de Fernanda Nicolini; no se presentó como poeta ni como crítica, sino como amiga y testigo de la autora. “Puedo decir muchas cosas de su vida, de su escritura, y de la relación entre su vida y la escritura ya que este libro, si hay algo que trasunta, es vitalidad- empezó Mercedes-. Una potencia notable para nombrar los ciclos naturales, nacimientos, muertes, de modo en que ambas cuestiones se manifiestan muchas veces violentas, otras suaves y paulatinas”.
Los dos poemarios se presentaron el sábado a la noche en Mandrágora Libros y Cultura, un espacio que potencia la circulación y visibilización de editoriales independientes como Caleta Olivia, la responsable de estos dos libros. “Fer siempre escribió poesía –dijo Mercedes, y evocó los comienzos de una amistad que se cultivó en la escritura-. Cuando la conocí en el año 2004 ya era una conocedora y habitué de tertulias poéticas, fue ella quien me introdujo en estos estilos contemporáneos”. El departamento al que Fernanda se había mudado sola hace una década, fue el refugio donde ambas pasaron tardes y noches leyendo y escribiendo, hasta que en 2012 llegaron a publicar, en autoría compartida, la novela Te pido un taxi.

Fernanda Nicolini.
Nicolini ya había editado Rubia, su primera plaqueta de poesía, y luego el libro Ruta 2. En esos primeros escritos saldó cuestiones vinculadas a sus orígenes marplatenses, su educación sentimental, sus múltiples mudanzas. Mercedes describe a los poemas de Fernanda como “rítmicos, afilados. Los versos se precipitan con gran velocidad hasta que en algún punto inesperado del recorrido se clavan, como quien pone punta para hacer un trayecto largo pero luego se detiene en un lugar con una vista súbita, singular, que hace necesario que esa imagen se instale y quede flotando por un rato”. Los años fueron pasando, y los poemas de Nicolini se fueron acumulando en cuadernos, carpetas en la computadora, y contratapas de libros que leía y la inspiraban. Se fueron acumulando mientras escribía la biografía de la familia de Héctor Oesterheld; mientras entrevistaba gente que le contaba sus historias; y mientras ella vivía su propia historia mudándose y buscando un hijo. “Los personajes de los poemas de Fer resisten -dice Halfon- .Los cuerpos son fuertes. Su cuerpo también es fuerte. Son cuerpos que luchan y no se amedrentan fácilmente. Algunos de esos cuerpos ya no están, pero sus voces siguen sonando en algún lugar. Es ella quien los escucha, registra su sonido, su ritmo acelerado y los escribe en el revés, en la nervadura…un libro escrito en la parte de atrás de otro libro.”
Marcela (perteneciente a la primer parte del libro, “Nombre de guerra”)
Cómo se construye una vida no es una pregunta
es un estado de vigilia
una ansiedad convertida en círculos
aunque ella no piensa en círculos sino en dibujos sin hacer
en números que se unen por líneas que
en este caso
desconocen la ley de la secuencia
el dos no sigue al uno y no hay modo de que lo haga
están los espacios vacíos, la incógnita, el tono de una voz perdida
nadie la grabó y, ¿sabés qué?
las voces no quedan en la memoria como el olor de una tarde de diciembre, el zumbido del tiro que te parte la columna, el grito que congela tu nombre de guerra en un barrio que huele a mierda
¿reconocés su voz? ¿podés escucharla?
ellos también quemaron fotos y guardaron imágenes en calles de tierra para compartir con nadie
y no la oyen
cómo se construye una vida no es una pregunta
es un estado en el que las dimensiones se comprimen
y el tiempo no es más que un modo de ordenar la distorsión.
La poesía en Fernanda nació en su adolescencia, como un modo de escurrir la melancolía, y luego continuó por su amor a la escritura. Mientras trabajaba en la vida de los Oesterheld, que es de un estilo periodístico, la poesía le sirvió como un diario íntimo de escape donde hacer catarsis y volcar todo lo que quisiera sin estar atada a ninguna regla. Ella cree que periodismo y poesía comparten la escritura, que es una sola, pero mientras uno es un espacio atado a un millón de reglas, la otra es lugar de libertad total. “Yo creo que muchas veces uno hace poesía con los restos que le quedan de otras cosas, con esos remanentes; pero no es el descarte, sino como cosas que te quedan flotando en la cabeza, imágenes, frases… y creo que cada uno tiene su modo de escribir –dice Nicolini-. Yo de pronto empiezo a macerar una idea en la cabeza y empiezo a escribir el poema mentalmente y por ahí está ahí semanas. Hasta que un día me siento porque tengo tiempo; son como paréntesis en la vida, en los que te sentás y los escribís”.

Ivana Romero.
Lo que unió a Fernanda con Ivana Romero fue un vínculo feminista. En 2015, cuando el diario Tiempo Argentino fue arrasado, Ivana quedó en la calle de un día para otro. “A una de las primeras personas a las que llamé fue a Fernanda y me dijo ‘bueno sí, armamos algo’-cuenta Romero-. Que me abrieran la puerta fue un modo de decir que se podría volver a empezar a pesar de la crisis, contra la crisis y que eso me generaba una responsabilidad aun mayor, que era reinventar mi discurso, afinarlo y obviamente reseñar un libro no es lo mismo que escribir poesía pero sí hay una mirada cada vez más clara en ese sentido feminista”. Los poemas de Este animal tierno y voraz surgieron de esa época, una época distinta no sólo política sino personalmente para Ivana. “El libro que está acá es un estilo esencialmente amoroso y me parece que la poesía es esencialmente amorosa”, opina ella.
Florencia Monfort tomó la palabra para hablar de su amiga y su obra: “Sus poemas son una ventana a cierto dolor, a cierta nostalgia provocada por un amor que ya fue, que aun cuando está siendo se puede ver que ya no será; o un encuentro que no sucede, y de golpe, se produce una aceleración del pulso”. “Sí la poesía es el nervio de la literatura- continúa Monfort- el animal del que habla Romero, que a primera vista podría decirse que es el amor, es la poesía misma”.
Romero pretende en su libro ir a contrapelo de lo que son las grandes estrellas de rock como Bruce Springsteen, Norah Jones y Amy Winehouse. Habla de un doble movimiento, del heroísmo de las grandes figuras y también del heroísmo de las pequeñas figuras, donde no importa cuán grandes sean sino de lo que tienen para decir. “Ella construye los poemas con paciencia -expresa Monfort- como se observa el agua cuando corre cataratas. Y es una catarata con ritmo, con una música a la que rinde culto a los dueños y dueñas de esas canciones, las estrellas perfectas. Como si todos ellos, incluida la autora, formaran un atlas de poesía-canciones con la que se puede bajar el telón del mundo para ver una versión de la realidad, de la poesía, y también la de las mujeres. ¿Cómo amamos las mujeres? Un animal tierno y voraz habita en nuestros modos de amar, la pregunta es cómo liberarlo”. Romero cree que la poesía no tiene que pedir permiso; “La poesía es puro deseo”, plantea, y así lo exterioriza en uno de sus poemas de amor hacia una mujer.
Celina (fragmento)
Usa pestañas postizas y flores de plástico en el pelo
tiene los dedos largos, temblorosos, levemente temblorosos
una espalda tan ancha que podría recostarme en ella
podría descansar en ese continente oscuro
como quien se hunde en el sueño reparador tras un naufragio.
Hace unas noches la vi en las escaleras mecánicas de la estación de subte
ella subía y detrás un hombre le daba charla
el hombre era viejo y quizás triste
Celina lo miraba con ojos cansados que seguían en pie
sostenidos por esas pestañas tupidas y falsas y bellas.
Quizás un cliente de Sainsbury hizo lo que yo no hice
esperarla y dejar que ella me elija mientras sube las escaleras.
“El discurso poético es un discurso que va a contrapelo. No es un discurso útil, no es un discurso que te va a hacer ganar un montón de plata, no es el discurso del periodismo ni la legislación. Es otro discurso, enteramente habitado por el deseo, y está construido en ese presente donde ocurre algo que te conmueve, y ese deseo no tiene por qué ir siempre hacia el mismo lugar”, expresa Ivana.

La Librería Mandrágora y un público atento al escuchar a las autoras y presentadoras.
Florencia e Ivana. Son dos mujeres, periodistas de profesión, y poetas de vocación. “Yo soy periodista, escribo reseñas y a la vez escribo poesía. No hay una zona donde haya un corte”, dice Ivana.
Por un lado, la escritura periodística las mantiene con un pie en la tierra; y por otro, la poesía las lleva a captar lo fugaz, lo sutil. “Cuando estás leyendo una narración que te cautiva mucho y tiene algún pasaje que te conecta con algo que no es de este mundo, estás leyendo poesía -opina Romero-. La poesía no es nada más que versitos. La poesía tiene que ver cuando estás orando, cuando estás pensando en algo que tiene que ver con este mundo y no; a diferencia de la narrativa que en general siempre tiene un anclaje con algo de este mundo, necesitas describir personajes, crear escenarios, atmósferas, etc…La poesía es muy mínia y muchas veces no sabe bien dónde va. Es mucho más errática. Nuestra vida es errática de manera que lo único que hay que hacer es linkear eso que ya está unido de hecho”. En la misma línea, Nicolini piensa que “hay cosas que podés expresarlas con la poesía y puede ir desde la maternidad hasta unas vacaciones con amigos, lo que sea. Simplemente es como cambiar el punto de vista y el modo de decodificar eso que te pasa. Darle una potencia al lenguaje que no tiene en otros contextos o en otros formatos”.
La poesía puede encontrarse en cualquier lugar, sólo es cuestión de dejarse conmover por los detalles.

May 16, 2018 | Géneros, Novedades, Te puede interesar

Ángeles, Melisa, Carolina, Natalia, Florencia y otra Florencia se encontraron en la marcha del 8 de marzo del año 2014. Todas tenían en común la causa y los carteles que llevaban. Natalia portaba en su cuerpo afiches de la campaña “Vivas” de México y Caro, junto a Ángeles y Florencia, pegaban grabados por doquier.
El objetivo del proyecto #vivasnosqueremos es crear gráficas con mensajes claros y entendibles contra la violencia hacia las mujeres, los femicidios y por el derecho a la autodefensa para intervenir en las calles de México. Natalia Revale, artista visual y militante fue quien se cruzó con este movimiento y volvió a la Argentina con intensión de continuar esta campaña.
En el año 2012, en el espacio de una escuela popular distintas mujeres que luego se conformaron el colectivo MuGRe (Mujeres Grabando Resistencias), retomaron la tradición del grabado mexicano como forma de expresión de las luchas sociales y populares para difundir una campaña gráfica que le diera voz a diversas luchas de género.
Con estos antecedente estas seis mujeres se identificaron en la calle del Congreso por esa unión estética en común y junto con el Taller de Desobediencia y felicidad decidieron convocar a más argentinas para producir estampas. Algunas de ellas son parte de la Federación de Organizaciones de Base (FOB), del Frente Popular Darío Santillán y colectivos artísticos como Matanza Nómade o Desobediencia y Felicidad.

La tradición del grabado mexicano es una forma de expresión de las luchas sociales y populares.
“Para que sea clara en la calle hablamos con las compañeras de Mugre y decidimos sostener similitudes —cuenta Carolina—. Genera un gran impacto visual, al ser blanco y negro y al pegar los afiches juntos”.
Las chicas además de producir imágenes para campañas graficas en distintos eventos relacionados con la agenda pública feminista, también llevan dicha agenda a distintos barrios para interpelar a sus habitantes.
“En una escuela de adultos para sordos de CABA, hicimos una actividad con los afiches en el marco de un proyecto que hace la escuela a lo largo del año. Fue el momento en el que mayor participación tuvieron las mujeres, donde se sintieron más tranquilas para hablar y participar, eso me lo dijeron los docentes de la escuela y estuvo bueno. Se sintieron respaldadas para hablar, trabajar desde la imagen y no exactamente desde la palabra anima más a algunas mujeres a decir” dijo Carolina.
A través de esta campaña también se invita a colaborar y producir imágenes en forma colectiva. “Lo que nos interesa es preservar el espíritu comunitario de hacer en conjunto”, explica Natalia.

En el taller gráfico del colectivo Vivas nos queremos se realizan xilografías sobre temática de género.
Mujeres tallando e imprimiendo que pasan de la acción del taller a la salida a la calle, ese es el lema y es por ello que las organizadoras no solo brindan talleres de grabado a mujeres sino que también fomentan la circulación de imágenes en formato digital para que sean plasmadas en muros de distintos lugares del país.
Durante el Encuentro Nacional de Mujeres de 2017 se presentó el libro Vivas nos queremos que recoge los grabados producidos desde México hasta las replicaciones en nuestro país desde el año 2015.
Las editoriales autogestivas Muchas nueces y Chirimbote –dirigidas al público infantil— y la editorial Colectivo recopilaron las principales imágenes de la campaña y le dieron forma para que refleje el trabajo feminista realizado desde una perspectiva visual. El libro –que se puede conseguir a través de Facebook, en las editoriales y librerías- no solo recupera las piezas gráficas sino que también refleja las marchas del movimiento de mujeres que participan en lo que es la actividad pública de la campaña.
“Al participar dos editoriales que promueven literatura infantil, llevamos también este libro y los talleres a las escuelas para trabajar este tema con la niñez”, dijo Nadia Fink integrante de Editorial Chirimbote.
Natalia y Nadia trabajaron desde las editoriales para la edición del libro y Carolina realizó y dinamiza actividades en escuelas vinculándolo con la Ley de Educación Sexual Integral.

Los afiches blanco y negro en la calle generan un gran impacto visual.
Las imágenes viajeras, colectivas y públicas, van del taller a la pared, de la pared al libro impreso y del taller a la red. Y las redes se tejen, se cruzan y se enredan como en la escuela media 18 de Ramos Mejía en la cual, mientras trabajaban con imágenes del femicidio de Laura Iglesias, Diana Sacayán y Berta Cáceres una alumna de 3º año manifestó que su madre, por ser trabajadora social, conocía a Laura. Otros comentaron que a Diana también la habían visto por Laferrere.
La boca abierta en blanco y negro que lleva como tapa el libro fue elegida a partir de una actividad escolar en la cual las alumnas, al ver la imagen y trabajarla, les sugirió que aquello significaba un grito y a partir de ello sostenían que lo importante era decir y contar lo que les pasa. “También remite al expresarnos, al no callar más y es una bella cita a la gran artista Graciela Sacco”, explica Carolina.
Con el dinero recaudado por la venta de los libros pudieron hacer las impresiones de los 500 juegos de 16 afiches cada uno que conformaron la campaña para el último 8M.
Las imágenes se fueron distribuyendo por todo el país. “La idea es que se autofinancie y se difundan, para que tenga visibilidad tanta creación de imágenes y de acción y de invitar a motivar”, sostiene Natalia.

La campaña invita a producir imágenes en forma colectiva.
Como dice el libro Vivas nos queremos:
“Para que la impotencia se convierta en gesto al empuñar la gubia
Para que la bronca se convierta en el surco en la madera
Y para que el miedo se transmute en estampa amuleto para fortalecer a las que vengan caminando después.
¡Vivas nos queremos, tejiendo redes sonoras por Latinoamerica!”

Vivas nos queremos.
Mar 9, 2018 | Comunidad, Géneros, Novedades, slider
“Nuestra fuerza callejera hace que cuando una de nosotras habla muchas otras se sienten acompañadas para romper el silencio: este año, en primera persona y colectivamente, desnaturalizamos las violencias sexuales. Ya no nos callamos más. Sin embargo la violencia femicida y travesticida sigue descontando vidas”, dijo Liliana Daunes, conductora del multitudinario acto realizado en el Congreso por el Día Internacional de la Mujer que finalizó con un documento leído en medio de un conjunto de figuras sindicales, políticas, laborales y sociales. Cientos de miles de mujeres reclamaron la igualdad de géneros, la despenalización del aborto y el fin de todo tipo de violencia machista.

Año a año siguen aumentando los casos de violencia de género pese a la lucha de las organizaciones feministas.
Según datos del INDEC, se cuadruplicaron los casos de violencia de género en los últimos cuatro años: de 22.500 casos pasaron a 86.000 en el 2017. El 60% de las víctimas son mujeres entre 29 y 39 años y en el 82% de los casos su ex o actual pareja son los victimarios.
No es una falacia que en la antigüedad se cazaba en forma masiva a las mujeres por ser consideradas una “conspiración del demonio” para acabar con la cristiandad. También se las quemaba en la hoguera y eso era contemplado como un espectáculo público con una amplia adhesión social ¿Cuánto de eso pervive en la actualidad? Cuerpo, ante todo piel, toples, corpiños, purpurina, maquillajes, tatuajes, grafitis, pelucas y pelos con rastas, rapados, despeinados, alborotados, enrulados y embrujados, casi una reivindicación a aquellas brujas de la Edad Media.

La despenalización del aborto fue una de las principales consignas de la movilización.
“Mi cuerpo es mío”, y lo lucen. “No es no”, afirman. “Manolo hoy te haces la cena tu solo” decretan. Mientras tanto una beba desde los brazos de su portadora se alarga para alcanzar la lente de una cámara fotográfica que no duda ni esquiva obturar esa imagen.
Zapatillas, comparsas, revoleos, banderas, trompetas, redoblantes, humo, bombos y platillos listos para orquestar una marea feminista verde que abraza la causa de la despenalización del aborto. “Aborto legal en el hospital” –aclaman-. La campaña del aborto legal, seguro y gratuito fue la reina de ésta jornada del 8M.
Los objetivos del año anterior fueron: decir basta al acoso callejero, mostrar la desigualdad entre hombres y mujeres basada en principios económicos, culturales y simbólicos, denunciar los altos niveles de femicidios que aun hoy perduran. Sin embargo, por aquel entonces, no se contaba con el apoyo de 71 diputados del Congreso de la Nación para intentar legalizar la interrupción voluntaria del embarazo.

La marcha comenzó en Plaza de Mayo y culminó en el Congreso de la Nación.
Verde, fue la luz que dio el gobierno para habilitar el debate de proyecto que fue presentado el martes pasado, luego de ser desestimado por el parlamento durante siete oportunidades. La legalización del aborto hoy está en el centro de la escena argentina, mientras Liliana Daunes –ante la atenta mirada de la madre de Plaza de Mayo Nora Cortiñas- advertía: “Nos declaramos alerta y movilizadas frente al uso oportunista del sistema político de nuestro histórico reclamo de autonomía.”
La movilización también tuvo una fuerte presencia de columnas militantes y sindicales que no dudaron en denunciar las políticas de ajuste del gobierno, los despidos, la represión y la criminalización de la protesta. Santiago Maldonado y Rafael Nahuel también estuvieron presentes en las reivindicaciones.

Desde la columna de los sindicatos también se reclamó por los despidos en el Estado.
La cantidad de organizaciones parecía infinita. Entre las banderas que sobresalían se leía: INTI, Hospital Posadas, Casa de la Moneda, Trenes Argentinos, Ammar, CTA, Ctera, Conadu, Barrios de Pie, numerosos grupos de izquierda, Tupac Amaru, Partido Piquetero, Sindicato de Mujeres Meretrices, Sindicato de Justicia de la C.A.B.A, CTEP, AMADTH, Ferrocarril Sarmiento, LATAM.
El discurso transcurría en un tiempo en suspensión, quizá porque el viento hacía flotar papeles con múltiples consignas que clamaban por más derechos y menos desigualdad. Flotaban en el viento y caían a un asfalto que ya no era gris, sino blanco. El suelo de la enorme Avenida de Mayo, a la altura de Callao, parecía una gran resma de papel, lista para que se le imprima otra historia, porque el movimiento feminista “emerge como un contrapoder en todo el mundo contra el avance represivo racista y conservador”. Mientras tanto, el Congreso contempla desde atrás expectante ¿serán capaces sus transitorios moradores de leer y dar respuesta a este nuevo cambio cultural que se presenta?
Se necesitan nuevas leyes que impulsen al cambio cultural que ya está en marcha. La patria integrada por mujeres os lo demanda.