Dic 14, 2021 | Destacado 5, Entrevistas
A los 22 años, la tucumana Nina Sosnitsky, militante de Jóvenes por el Clima, viajó a Glasgow para participar de la COP 26, organizada por Naciones Unidas. Aquí cuenta cómo fue su experiencia.
Frente a la actual discusión sobre los proyectos de carácter medioambiental como la Ley de Humedales, la Ley de Envases y la Ley de Acceso a la Tierra, y a la reciente aprobación de la construcción de torres en Costa Salguero y Costanera Sur; ANCCOM habló con Nina Sosnitsky. militante de Jóvenes por el Clima que, con tan solo 22 años, representó a la Argentina en la vigésimo sexta Conferencia de Partes (COP26) de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Glasgow, donde se materializó la reglamentación del Acuerdo de París.
Nacida en Tucumán, siempre sintió sensibilidad por lo social y una conexión con la naturaleza. Influenciada por la movilización iniciada por Greta Thunberg, “Fridays For Future”, que se expandía por todo el mundo y por el documental Before the Flood de Leonardo Di Caprio, comenzó en 2019 a manifestarse en defensa del ambiente junto a una amiga y otros jóvenes de la provincia.
Cuando viajó a la Capital Federal para estudiar Comunicación Social, se unió a Jóvenes por el Clima Argentina pero no tardó en cuestionar que la organización existiera solo en la Provincia de Buenos Aires. Así, empezó un proceso de federalización del movimiento, que actualmente integra más de quince ciudades y provincias.
Por causa de la pandemia, regresó a su ciudad natal para estudiar cine en la Universidad Nacional de Tucumán y fundar Jóvenes por el Clima Tucumán. Allí realiza marchas, movilizaciones y festivales con el objetivo de hacer presión en las calles y articular el diálogo con dirigentes políticos. A pesar de que las medidas sanitarias dificultaron la militancia en territorios, aprovechó las redes sociales para comunicar sobre estas problemáticas.
“En Tucumán estamos yendo a Colonia Chazal, que está conformada hace 115 años y hace aproximadamente 20 años hicieron el country más grande de la provincia sobre la comunidad. Actualmente, sus habitantes no tienen acceso al agua potable porque se agotan las bombas para que la gente country tome agua. Es una situación horrible, quedó la Colonia dividida en dos y la construcción en el medio. Nuestra perspectiva es entender que el cambio tiene que ser desde las bases y con las bases, quienes son los sectores más vulnerables y que más sufren las consecuencias del cambio climático y de este sistema que tiene una falla tras otra”, comenta Sosnitsky.
¿Cómo fue la experiencia de participar de la Conferencia de Partes sobre el Cambio Climático?
Todavía sigo aterrizando. Siento que fue muy contrastante, porque por un lado se llegaron a acuerdos y resoluciones, pero fueron básicos comparando la escala o el nivel de la crisis que estamos atravesando como humanidad. Por un lado, conocer a jóvenes de todas partes del mundo que hacen lo mismo que yo en Tucumán fue muy emotivo. Compartimos espacios en las calles con gente de todos los continentes. En un momento estábamos cantando en la calle de Escocia “El pueblo unido jamás será vencido” con compañeros de Latinoamérica; eso nos ha dado muchas herramientas de empoderamiento para poder seguir avanzando. Es una lucha que te interpela mucho emocionalmente, cuanto más te vas metiendo más te vas dando cuenta de las fallas de este sistema. No es fácil, pero tenemos compañía, apoyo y construimos red entre nosotres para seguir avanzando.Es una sensación de esperanza, pero a la vez de desesperanza. Argentina firmó un par de acuerdos para reducir el metano hasta el 2030, que es uno de los gases de efecto invernadero más contaminantes, y para eliminar la deforestación en la próxima década. Pero si no hay un respaldo regulatorio que materialice eso queda solo en un videíto de un discurso o en un papel con una firma. Es importante de ahora en más que las pocas cosas que se decidieron a nivel internacional, se puedan materializar.
¿Hay algo que particularmente destaques del evento?
Algo que se me viene a la mente es haberme encontrado con compañeres sur global. Porque nuestra lógica también hace entender que el norte es el responsable en términos humanos y ecológicos de la desidia que hay en el sur. Entonces haberme encontrado con compañeres de sur global fue muy bueno porque pudimos intercambiar realidades diferentes. Hablar con compañeres de África era muy movilizante. Todos somos del sur global pero acá la mayoría somos pibis de clase media o clase media baja que somos conscientes de nuestro privilegio y accionamos desde ese lugar como un puente con los sectores más vulnerados. Pero la gente de Nigeria contaba que hay una sequía tal que hay animales muertos en la calle. Y uno piensa: ¿y la gente? La gente en África se está muriendo de hambre y de sed. Sumado a que no pueden ser activistas libremente porque hay represión por parte de los gobiernos. La experiencia nos ayudó a entender que dentro del sur también hay diferencias y fue interesante conocerlas un poquito más al menos.
¿Por qué crees que este movimiento medioambiental es tan fuerte con los jóvenes?
Los jóvenes de hoy somos parte de una nueva generación que viene a cuestionar un montón de cosas. Estamos viendo cómo los platos se están rompiendo y no queremos ver cómo eso pasa en nuestras caras. Queremos arreglarlos ahora porque el futuro es nuestro, pero también el presente. Porque los sectores más vulnerables están siendo afectados ahora. En Tucumán ahora hay un montón de sequía, pero en el verano va a haber seguidilla de inundaciones. ¿Qué pasa con la gente de las villas en las inundaciones? Aumenta la temperatura global, aumentan las catástrofes ambientales y el impacto es mayor en esos sectores. Nuestro rol como juventud es resignificar el ecologismo. Antes el ecologismo estaba vinculado con algo careta o con una preocupación superficial, como la extinción de especies. Pero en realidad no solo se trata de eso, sino de Derechos Humanos. Se trata de justicia social. Nuestro rol es resignificar el ecologismo trayendo de la mano esta nueva perspectiva que equipara la justicia climática con la justicia social.
Antes el ecologismo estaba vinculado con algo careta o con una preocupación superficial, como la extinción de especies. Pero en realidad no solo se trata de eso, sino de Derechos Humanos.
Nina Sosnitsky
¿Cómo percibis la diferencia entre CABA y las provincias en materia medioambiental?
Tenemos que entender que la crisis climática nos afecta a todes pero no a todes por igual. Los sectores periurbanos, los sectores rurales, los pueblos originarios, les pibis de las villas quienes más van a sufrir las consecuencias a lo ancho y largo del país. Pero también es verdad que hay un porteñocentrismo que hay que romper. Al estar el Congreso de la Nación en Capital Federal mis compañeres de Buenos Aires tienen un privilegio, que saben utilizar de una manera muy positiva porque son escuchados. Se toman un subte y llegan al Congreso, a sentarse a hablar con un político. A la vez, creo que el cambio no solo se tiene que dar solo en términos de políticas públicas porque pasa muchas veces de leyes se cajonean o no tienen un respaldo para materializarlas concretamente. Entonces, el cambio tiene que ser un trabajo de hormiguita, local, federal y articulado, en conjunto. Sin dudas, en el mal llamado “interior” hay en términos ambientales mucha más desidia y muchos más casos que en Buenos Aires, sin menospreciar lo que pasa en cada provincia. Cualquier problema es un problema y hay que tratarlo como tal. Pero en términos del sistema extractivista, tenemos hidrocarburos en la Patagonia, megaminería en Catamarca, San Juan, Chubut, Neuquén. Hay problemas que se dan a lo largo y ancho del país. Por eso, la gente que vive en Buenos Aires tiene que salir de la perspectiva de su provincia y replantearse qué es lo que sucede en toda la Argentina.
¿Qué temas debemos afrontar en Argentina en el futuro?
Al ser Argentina un país donde predomina la industria agroganadera, hay que cambiar un montón de paradigmas. Uno es pensar una transición hacia un sistema agroecológico incluyendo a trabajadores de la tierra que producen sin agrotóxicos, sin el agronegocio. Siendo argentina el país que más glifosato aplica per cápita, si nos hacemos estudios en la sangre todos tenemos una porción de glifosato en nuestro cuerpo. De a poco se va hablando más de la Ley de Acceso a la Tierra. Pensar en una transición energética y una Ley de Delito Ambiental. Hay que hablar de los cinco mil basurales a cielo abierto que tenemos en nuestro país, por eso la Ley de Envases es muy importante. El tema de la megaminería y los hidrocarburos, los pueblos originarios. Por donde lo veas hay algo para hacer y esperemos que se pueda materializar políticas de protección, que regularicen y controlen el accionar de cada uno, protegiendo los Derechos Humanos.
Nov 30, 2021 | Comunidad, Destacado 3
La falta de interés en la conservación del medio ambiente dejó caer el estado parlamentario del proyecto de Ley que proponía su resguardo. Hace un año que el proyecto permanecía inmóvil en la Comisión de Ganadería. El año pasado fueron destruidas 300 mil héctáreas en el Delta del Paraná.
Hoy, martes 30 de noviembre, se termina el año legislativo, y con él la esperanza de que el proyecto de ley que busca establecer presupuestos mínimos “para la conservación, uso racional y sostenible de los humedales en todo el territorio de la Nación” sea discutido en el recinto. Después de meses de quedar trabado y no ser tratado en la Cámara Baja, finalmente pierde su estado parlamentario.
Los humedales representan el 21,5% del territorio nacional, y funcionan como reservorios de agua que sirven para mitigar los efectos de las lluvias abundantes, evitando así, inundaciones. Además, estos ecosistemas son el hogar de múltiples especies de seres vivos, y representan un factor esencial en la lucha contra el calentamiento global porque pueden almacenar niveles más altos de carbono que otros ambientes.
Aunque el arrasamiento de ecosistemas enteros para la explotación ganadera, agrícola e inmobiliaria es un asunto de larga data, recién a partir de los incendios intencionales que el año pasado destruyeron 300.000 hectáreas del Delta del Paraná, entró en la agenda legislativa la necesidad de protegerlos. Diez iniciativas se presentaron en la Cámara de Diputados, que luego de un largo trabajo la Comisión de Recursos Naturales logró unificar en un solo texto.
Para que este proyecto pudiese ser tratado en el recinto, debía pasar por las comisiones de Intereses Marítimos, Presupuesto y Ganadería, pero se quedó trabado en esta última desde principios de este año. Cuando un proyecto de ley pierde estado parlamentario, debe ser presentado luego de dos períodos de sesiones y pasar nuevamente ante las comisiones.
En el año 2013 primero, y luego en 2016, un proyecto de ley para la protección de estos ecosistemas había logrado media sanción en la cámara de Senadores, pero no tuvo apoyo en Diputados. Los efectos del lobby empresarial y la falta de compromiso con el medioambiente por parte de los legisladores tiene como resultado que otra vez se pierda la posibilidad de discutir una ley para el cuidado del entorno natural y el bienestar de la población. Según Ramsar (Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional), por año se destruye un 1,5% de los humedales, y nuestro país aún no cuenta con un marco legal para protegerlos.
Oct 29, 2021 | Destacado 5, Trabajo
Por Delfina Villa
Fotografía: Guido Ieraci
Este jueves 28 de octubre, trabajadores nucleados en la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (FACCyR) realizaron una movilización para acompañar la presentación del proyecto de la Ley de Envases con Inclusión Social en la Cámara de Diputados. La marcha partió a las 10 de la mañana desde el Obelisco y concluyó en el Congreso de la Nación junto a un acto de cierre donde participaron dirigentes como Jacquelina Flores -cartonera, miembro del MTE y la CTEP-, María Castillo -directora de la Economía Popular en el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación-, Sergio Sánchez -presidente de la FACCyR-, Juan Grabois -abogado y militante del MTE- y el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié.
El proyecto de ley está basado en el principio de “responsabilidad extendida al productor” (REP), la cual plantea la obligación de los productores sobre el destino posconsumo de los envases que se introducen en el mercado nacional. Para ello, se propone la implementación de una tasa ambiental destinada a las empresas que los colocan en el mercado, beneficiando a aquellos productores que elijan utilizar materiales más fáciles de reciclar. Lo recaudado será destinado a la implementación de un Sistema de Reciclado con Inclusión Social que permitirá llevar adelante la recuperación de los envases para destinarlos nuevamente a la industria, generar nuevos puestos de trabajo y mejorar las condiciones laborales para los trabajadores cartoneros.
Desde el Ejecutivo habían anunciado que la ley se trataría en 2020. Pero aún no ocurrió.
Desde el Poder Ejecutivo se había determinado que la ley sería tratada en el mes de agosto del año 2020. Pero aún no pudo ser discutida dentro de la Cámara de Diputados. ‘’Nos pasa que en muchos municipios nos dicen ‘no hay plata’, ‘más adelante’ y la necesidad de nuestro sector ya viene atrasada hace tiempo’’, comentó Jonathan Castillo, presidente de la cooperativa Recicladores Unidos de Avellaneda y referente de la FACCyR. ‘’Nosotros necesitamos que nos entiendan, porque el reconocimiento de nuestros compañeros y la tarea viene atrasada hace años y siguen diciendo ‘vamos a esperar’. La misma burocracia de siempre. Tenemos que empezar a cortar con eso porque las necesidades de nuestros compañeros se tendrían que haber tratado antes. Yo estoy esperanzado que está ley que se presenta hoy se trate lo antes posible’’, agregó.
La ley no solo es fundamental para el sector cartonero, sino también para la política ambiental del país. En Argentina el 35% de los residuos que se generan por día terminan en basurales a cielo abierto u otros sitios de disposición irregular, lo cual genera la liberación de los gases de efecto invernadero que contribuyen al cambio climático. La implementación de la REP permitiría aumentar de manera significativa la cantidad de envases reciclados y la recuperación de los residuos. ‘’Se debería haber pensado antes en nuestra casa común, en el medio ambiente. Nosotros, lo que proyectamos, más allá del reconocimiento económico de todos nuestros compañeros, es el cuidado de nuestra casa común’, señaló Castillo.
El reconocimiento del trabajo realizado por los trabajadores cartoneros sigue siendo una deuda pendiente. ‘’El sector cartonero estuvo siempre en la marginalidad, en la desigualdad y siempre es la lucha constante’’, expresó Brenda, coordinadora del turno mañana del predio Saavedra del MTE Rama Cartonera. La discusión de la ley significaría un avance en este reconocimiento, brindaría respuestas a sus reclamos y daría cuenta de todo su trabajo y crecimiento. ‘’Queremos el reconocimiento de que el laburo es tan digno como un recolector de basura o un barrendero’’, sostuvo Castillo.
La pandemia de covid-19 que se desató en el mes de marzo del año 2020 afectó duramente al trabajo que realizan los trabajadores cartoneros. ‘’ El ‘quedate en casa’ no es posible para un compañero porque nuestra fuente de trabajo está en la calle. Si el cartonero no sale a la calle no le alcanza, está muy por debajo de la canasta básica y se complica para saber si vas a comer o no vas a comer’, dijo Brenda.
Las malas condiciones laborales de los 150.000 cartoneros y cartoneras ya estaban presentes previamente al desarrollo de la pandemia. Muchos de ellos realizan su trabajo en basurales sin baño, sin agua y sin techo para cubrirse del sol o la lluvia. La imposición del aislamiento fue imposible de cumplir para el sector, por las tareas que realizan, lo que agudizó aún más la problemática. ‘’Tenemos dos realidades muy diferentes: un compañero independiente no ha podido comprar barbijos y lo único que podía hacer era ver si podía comer. Los compañeros que están organizados en una cooperativa tuvieron los insumos, pudieron quedarse en casa a hacer la cuarentena. El compañero independiente no podía quedarse en su casa, aún teniendo covid. Ni el Estado pudo garantizar muchas cuestiones necesarias’, manifestó Castillo.
Sep 25, 2021 | Comunidad, Novedades

Cuando el día atardeció y el sol se puso en el Congreso, alrededor de las 19, cientos de antorchas encendidas lo despidieron aferradas por manos pintadas de negro, simulando ser petróleo y en rechazo a los hidrocarburos. Eran miles las personas, la mayoría jóvenes, que a espaldas del Congreso de la Nación reclamaban que no se les diera la espalda.
“Hoy salimos a la calle, porque no hay Planeta B”, cantaban las voces enérgicas y resonantes que llegaron a la Plaza del Congreso alrededor de las 18.30. Los cantos fueron súbitamente interrumpidos por el ritmo de los bombos de murga de Talleres Batuka, que recibían a todas las columnas que ya concluían su recorrido iniciado en Plaza de Mayo.
Una hora antes, mujeres cubiertas con un atuendo de un color violeta llamativo, emulando aquella vestimenta de las mujeres de los países islámicos, caminaron en total silencio en contraste con su alrededor para terminar ubicadas en primera línea de la marcha. Extendieron sus brazos hacia los costados y guiaron las banderas que se aproximaban. Llamaron la atención de los concurrentes, y cientos de fotos las tuvieron como protagonistas. Formaban parte de Extinction Rebellion Argentina (extinción o rebelión), un movimiento social a nivel mundial que se caracteriza por realizar actos de resistencia no violenta.
La marcha por la Crisis Climática de alcance mundial, se replicó a lo largo de toda la Argentina. En la Ciudad de Buenos Aires la movilización partió desde la Plaza de Mayo hasta el Congreso. Reunió más de 10 mil personas, encolumnadas con organizaciones o no encolumnadas, pero cada cual con su reclamo latente. La heterogeneidad de partidos y colores políticos colmaron la plaza unidas por la preocupación por el futuro.

“Hoy las organizaciones sociales, los cooperativistas, los ambientalistas, todos estamos peleando lo mismo y lo estamos haciendo en el mismo lugar donde hace unos meses propusimos una Ley de Envases con Inclusión Social”, dijo Leonor Larraburu, referente de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores, desde un escenario montado sobre un camión, frente mismo al Congreso y de cara a las columnas y banderas que se concentraban en la plaza.
La juventud que se reunió en las calles reclama un cambio de paradigma y sus carteles ilustraban el reclamo. “Nuestras políticas ambientales son un chiste pero nadie se está riendo”, decía uno. “El pueblo / consciente /defiende el medio ambiente”, resaltaban los diversos manifiestos sostenidos por manos igual de diversas, niños acompañdos de sus madres, jóvenes con máscaras de animales, trabajadores organizados, entre otros.
Los mensajes fueron contundentes y tan numerosos como la cantidad de asistentes. Sin embargo no solo los jóvenes estuvieron presentes, gente de otras generaciones también hizo suyo el reclamo.
“Yo estoy acá por el planeta, porque creo que hay que defenderlo y no hay que esperar más. La voz y la fuerza tiene que venir de abajo hacia arriba, declaró con convicción Susana Fernández, de 68 años. Susana forma parte de un proyecto llamado “Zurciendo el planeta”, donde mujeres latinoamericanas cosen y bordan para compartir mensajes sobre la emergencia climática y las muchas maneras de vivir de un modo sustentable.
El futuro preocupa, y con él el mundo que se le deja a las generaciones venideras. “Es el momento de salir a la calle y pelear por aquello que nos están quitando, la posibilidad de un futuro, así como estamos no va a quedar nada. Nos quedan menos de 10 años para cambiar el rumbo, no queda mucho más tiempo”, exclamó Joaquín Gonzalez, de 18 años, miembro del MST.
La convocatoria estaba impulsada desde las redes, con itinerarios e invitaciones a participar, incluso si no se tuviese compañía Jóvenes por el Clima convocaba a unírseles. Las razones para marchar eran, y son, varias. Las más concretas, la crisis climática que acecha y ya está en todos lados; la necesidad de tomas de decisiones de manera urgente para no superar los 1,5°C de calentamiento; presionar por una ley de humedales que se encuentra “cajoneado” desde noviembre de 2020 y exigir por una transición hacía energías sustentables.
A las 15, tres horas antes de que las columnas desembocaran frente al Congreso ya habían comenzado a concentrar los asistentes en Plaza de Mayo, con pecheras distintivas de cada organización o alguna remera que los distinguiese. Las banderas fueron desplegadas una hora después y a eso de las 16.45 las columnas ya estaban expectantes para iniciar su recorrido. Con la gente llegando, también lo hicieron los vendedores que esta vez tuvieron un menú diferente al del resto de las marchas: mucha de la oferta era vegana. Las olas de gente se fueron sumando desde todos los extremos de Plaza de Mayo, hasta confluir en una sola en la calle Avenida de Mayo mientras de frente el sol iba cayendo.

“Nuestro desarrollo tiene que ser armónico con la naturaleza. Pedimos una democracia directa, no se puede hacer nada sin consultar a los pueblos”, declaró contundente, desde el escenario, Mariano Sánchez Toranzo, ambientalista que lleva adelante diversas acciones en pos de la defensa y el cuidado del medio ambiente, y fue despedido con un vitoreo.
Al cierre, desde la Red Nacional por los Humedales reclamaron “decir basta. Basta de ser funcionales a los antiguos paradigmas de progreso, estamos todos en el mismo río y se está secando. Basta del Estado Ecocida. Basta de pelearnos entre nosotros por cual es la bandera más grande o más chica. Y a los muchos que se suman por primera vez hoy, bienvenidos, vengan siempre, los necesitamos.”
Ago 23, 2021 | Comunidad, Novedades

Verónica Garri junto a su familia.
El próximo martes 24 de agosto a las 19.30, el Concejo Deliberante de Exaltación de la Cruz votará la modificación de la Ordenanza 101/12 que regula la aplicación y uso de agrotóxicos.El colectivo ecologista local, integrado por vecinos y vecinas de la zona, que lucha contra el avance del agronegocio y el uso irrestricto de los agrotóxicos, ha organizado movilizaciones y diferentes apariciones públicas para dar visibilidad a su reclamo y lograr que los ediles voten a favor de la incorporación de los 1.000 metros de exclusión terrestre, a modo de protección, frente a la ordenanza municipal actual que sólo establece una prohibición de pulverizar a tan solo 150 metros de las viviendas .
En el año 2019, dos vecinas de Exaltación de la Cruz, una localidad ubicada a 75 kilómetros de la Capital Federal, realizaron un censo en los barrios de San José y Esperanza, yendo casa por casa. En esas visitas encontraron que había 50 casos de cáncer y que en 94 de esos hogares las personas presentaban otras enfermedades relacionadas a las fumigaciones con glifosato: problemas en la piel, dificultades respiratorias, diabetes, etc. Si bien estos datos no son oficiales, porque son las vecinas y vecinos quienes documentan y denuncian, existen estudios científicos que comprueban la correlación entre el uso de glifosato y las afecciones a la salud que sufren las comunidades que viven en zonas expuestas directamente a las pulverizaciones.
Verónica Garri, vecina del partido bonaerense de Exaltación de la Cruz e integrante del colectivo ecologista, cuenta cómo se están organizando desde la comunidad para lograr ésta modificación en la ordenanza que permitirá mayor protección para la comunidad ante las pulverizaciones. “En el Municipio si está prohibido la pulverización aérea desde marzo del 2019 pero lo que se pide ahora es que las pulverizaciones terrestres con pesticidas altamente peligrosos se deben terminar, entonces lo que exigimos es que los y las representantes del Poder Legislativo den señal clara de que en este municipio se prioriza y se cuida la vida y de que ya no se puede esperar más”.

Verónica es la mamá de Corina, una niña que padece alopecia producto de la intoxicación por las fumigaciones. Cuando Corina tenía apenas 10 meses se le empezó a caer el pelo, y luego de estudios y análisis médicos Veronica y su compañero concluyeron en que ambos tienen un alto porcentaje de glifosato en sangre: 2,5 microgramos él y 1,5 ella, mientras que un cuerpo puede contemplar sólo 0,03. Ahí fue cuando descubrieron que Corina posee una enfermedad autoinmune, de origen genético, que hace que su propio organismo rechace el pelo en todas las partes de su cuerpo. Para sumar al reclamo colectivo, Verónica hizo diferentes remeras con el lema “¡Basta de agrotóxicos!” y “Un futuro mejor” con el fin de dar mayor visibilidad a la problemática en la que viven.
En las últimas dos décadas, el 80% del territorio cultivable de Exaltación de la Cruz fue ocupado por la soja transgénica. Según los datos de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE), entre 2003 y 2012 el consumo de agrotóxicos aumentó 850%. En nuestro país, se pulveriza en promedio 7,6 litros de herbicida por habitante. Argentina se convirtió en el país que más glifosato utiliza por persona por año en todo el mundo. Además, es el tercer productor de transgénicos a nivel global.
Gabriela Sandes, otra de las vecinas del partido y mamá de Ana, una adolescente que a sus 14 años recién cumplidos falleció por cáncer de ovario producto de la intoxicación por glifosato, relata con lágrimas en los ojos cómo en su momento no era consciente del daño que podían llegar a ocasionar las fumigaciones cercanas a su casa. Cuenta que junto a Ana, iban a ver pasar las avionetas porque “lo veíamos como algo lindo”. Ella también es una de las vecinas que lucha hace años por visibilizar y cambiar la realidad en la que viven. En relación a la votación del próximo martes indica: “Las pulverizaciones terrestres con plaguicidas altamente peligrosos deben terminarse. De mínima pedimos que las alejen y quedé así asentado en nuestra ordenanza local.”
En Argentina, las fumigaciones siguen amenazando el ambiente y la salud de las comunidades, tanto directa como indirectamente. Los agrotóxicos afectan a 20 millones de personas por la exposición a las fumigaciones, y a toda la población a través de los alimentos y el agua. Pese a que en la actualidad hay varios proyectos en curso, aún no existe ninguna ley nacional que regule el uso de agrotóxicos: cada provincia debe tener su propia ley y cada municipio su propia regulación local.
Mientras en la comunidad de Exaltación de la Cruz siguen alzando la voz, muchas otras localidades de nuestro país siguen luchando de la misma manera ante el avance de esta tragedia ambiental y social. A su vez, la problemática queda relegada, en un contexto de cambio climático, en la agenda política actual.