Jun 22, 2021 | Culturas, Novedades
Festivales, peñas, guitarreadas y encuentros culturales están suspendidos hasta nuevo aviso. Músicos y bailarines quedaron afectados en este contexto sanitario. ¿Cómo hacen para sobrevivir? La comunidad folclórica pide la palabra.
La segunda ola de coronavirus está provocando un desconcierto absoluto en el ambiente artístico. Todo indica que falta tiempo para que los trabajadores de la cultura puedan volver a estar cara a cara con el público, y así poder recuperar su fuente de ingresos.
“Solo vivía de las actuaciones y actividades asociadas a la música, con eso mantenía el alquiler de una casa y todo tipo de sustento diario para mis hijos”, dice Carlos Bustamante, cantautor santiagueño que reside hace pocos años en la provincia de Buenos Aires. Sus “oficinas” eran los colectivos que circulan en el Conurbano y sus herramientas de trabajo la voz y la guitarra.
En nuestro país hay un total 86.542 de trabajadores y trabajadoras culturales, según el Registro Federal del Ministerio de Cultura de la Nación. De los cuales 50.757 recibieron el apoyo extraordinario “Cultura Solidaria”, ayuda que implica el pago de dos cuotas de 15 mil pesos para ayudarlos a afrontar esta difícil situación.
Reinventarse y elegir otros rubros del mercado laboral parece ser la única solución posible para los hacedores del arte. Ejemplos sobran. Tal es el caso del locutor nacional Pablo Bauhoffer, quien conduce el espectáculo más importante de la música folclórica argentina: el Festival Nacional de Folklore de Cosquín, el cual – dicho sea de paso- tuvo que cancelarse por la pandemia. “Fue entonces que me puse a hacer comidas con la ayuda de mi mamá y con la ayuda de la suegra de mi hermano, horneamos pan para vender todas las semanas; también empanadas, locro, pollo relleno”, explica.
Además, cuenta que en una primera instancia pudo “resistir el embate” con sus ahorros y con su estudio de grabación, que ya lleva más de 15 años en la provincia de Córdoba. Añade que en el mes de diciembre pudo entrar a trabajar en la inmobiliaria donde alquila: “Estoy yendo tres días a la semana, tres horas, lo cual es una gran ayuda económica”, agrega.
En cuanto a la danza, el panorama es aún más desolador. “Es una actividad (profesional e informal) precarizada histórica y estructuralmente, esto se viene padeciendo desde hace mucho, no hay leyes que nos amparen en situaciones extremas, como esta pandemia”, se lamenta Sonia Lescano, coordinadora y comunicadora perteneciente a la región AMBA del Movimiento Federal de Danzas. En Argentina, la música, el cine y el teatro son disciplinas que están reglamentadas. En cambio, la comunidad dancística no cuenta con una ley nacional que la regule. Aunque “fue presentada nuevamente por la senadora Norma Durango, que ha ingresado el expediente”, afirma Lescano.
En tanto, Luciano Lugones vive en Merlo y es profesor y director del ballet folclórico “Flor de Ceibo”. Cuenta que en 2019 se quedó “sin trabajo estable” y se dedicó a “dar clases, armar certámenes y organizar peñas. Ahora, para solventar sus gastos cotidianos trata “de hacer changas, me dedico al armado de PC y a la herrería”. Por otra parte, Marcela Alzogaray directora de la agrupación folclórica “Mi alma en la danza”, también de Merlo, relata: “Al no poder realizar peñas no podemos juntar plata para abastecernos de los elementos esenciales como: los trajes, sombreros, ponchos, zapatos”. No solo eso, también comenta que sus alumnos “son chicos de bajos recursos, chicos de barrio, la danza los contiene, el folclore es su refugio”.
¿Lo virtual como una posible salida?
Para cuidar la salud, el protocolo sanitario vigente impide el contacto físico en las actividades culturales. Hoy solo predomina otro tipo de vínculo entre personas – o mejor dicho conexión- gracias a la virtualidad. “Sin dudas, le doy gracias a la vida de pertenecer a esta era donde existe la tecnología, las redes sociales, las plataformas, en donde achicamos las distancias con la gente”, dice Juanjo Abregú, violinista y cantante nacido en la provincia de Tucumán, a quien la pandemia lo “golpeo desde otro frente” como es la enfermería, profesión que viene “haciendo paralelamente desde hace 12 años”, en el Hospital Rivadavia.
Las herramientas digitales fueron grandes aliadas a la hora de fomentar la cultura. Pero eso no implica que sea una tarea sencilla. “Todo evento que tenemos en mente lo pensamos como para que sea virtual pero cuesta muchísimo”, asegura Noelia Ciocca, creadora de la cuenta de Instagram TyC Folk, que difunde noticias relacionadas al ambiente folclórico. Uno de sus objetivos en esta pandemia es “ayudar a algún artista que no la está pasando bien económicamente”. Para ella es “muy difícil vivir del arte completamente, mi compañero trabaja en el armado de muebles, y yo me dedico a la docencia y otros emprendimientos”.
Por su parte, el productor artístico Víctor Ríos afirma haberse reinventado: “Abrí un sello discográfico propio invirtiendo en bandas, en canciones básicamente, y trabajando con plataformas”. No obstante, desconfía del streaming como forma efectiva de generar ingresos, ya que “rinde para los artistas grandes y solo al principio, los menos conocidos solo cubren los gastos”. Cuenta que es representante de “Los 4 de Córdoba” y lo último que hizo, a nivel artístico- antes del cierre- fue “el homenaje al Chango Nieto para la Peña de Morfi en Telefé”.
El covid 19 está provocando un estado de emergencia cultural. Antes de la pandemia la comunidad folclórica argentina disfrutaba de grandes noticias como la aprobación de la Ley de Cupo Femenino en los escenarios y la enseñanza obligatoria del folklore en las escuelas. Eso ya forma parte del pasado. Hoy el sector artístico se dirige a un destino incierto. La mayoría se encuentra en la economía informal o son monotributistas. Valorar el trabajo de estos artistas es una deuda que tenemos como sociedad, ya que el folclore, tal como lo expresó alguna vez Augusto Raúl Cortázar, “es el alma máter de un pueblo”.
Jun 10, 2021 | Novedades, Trabajo
Juan Manuel Insfran, presidente de la Cámara Argentina de Cerveceros Artesanales (CCAA), cuenta que “aproximadamente el 95% del producto producido por las cervecerías artesanales del país es consumido en bares, restaurantes, cervecerías; es decir: necesitamos a los gastronómicos para nuestro sector”. Las medidas de restricción por la emergencia sanitaria a causa del covid-19 han perjudicado, entonces, al sector durante 2020 y ahora nuevamente, con el confinamiento total de los últimos fines de semana y con la reducción horaria de 10 a 19 durante los días de semana. “La pandemia afectó fuerte y negativamente a las cervecerías artesanales, porque una buena proporción tiene enfocado el negocio a bares y restaurantes”, señala Leonardo Ferrari, uno de los socios fundadores de la cerveza artesanal Antares. A la vez, Mariano Prieto, cofundador de la cervecería Sandoval en la Ciudad de Buenos Aires, explica que “lo que más complica de las medidas del gobierno es no trabajar con un turno de cena”. Las estadísticas de las cervecerías artesanales son preocupantes: “Un 60% tiene deudas con proveedores, más del 40% tiene deudas de más de un mes de alquiler, y un 70% debe más de un servicio” comenta el presidente de la CCAA y confiesa: «Estamos en un momento crítico, y no creemos que se vuelva a reactivar en los próximos meses”. Incluso, hay lugares de la Argentina, como Villa General Belgrano, que vive exclusivamente del turismo en fechas festivas, como la Fiesta de la Cerveza, conocida como October Fest. “El mes pasado, sólo un 10% de las empresas cocinó cerveza. Jamás en toda nuestra historia había pasado eso, están sufriendo mucho”, resume Insfran.

“En la provincia de Buenos Aires el consumo de cerveza artesanal durante la pandemia bajó un 80%”, dice Pepe.
Martín Pepe, presidente de la Cámara Bonaerense de Cerveceros Artesanales comenta que “en la provincia de Buenos Aires el consumo de cerveza artesanal durante la pandemia bajó un 80%”, y completa: “Un 35% de locales de cervecería artesanal tuvo que cerrar. Vemos que se cierran y quedan los locales armados, pero con las persianas bajas, porque no pueden pagar el alquiler”. Pepe confiesa que en su cervecería hoy factura un 20% de lo que vendía antes: “Hubo recortes de personal, gastos, impuestos”, y también admite que “hace más de un año estamos viviendo de ahorros o moratorias a pagar”. ¿Delivery y take away? El sector de cerveza artesanal tuvo que buscar alternativas para seguir subsistiendo, los gastronómicos se vieron obligados a pasar su negocio a delivery o take away. Sin embargo, “nadie pide una cerveza artesanal en el delivery, lo que se está haciendo es asociarse con cadenas de comidas para incluir la cerveza artesanal, porque el delivery de la comida sí funciona más”, confiesa Pepe. Prieto, quien en su cervecería distribuyen dos marcas de cerveza artesanal y una industrial, declara: “De cada cien pedidos, uno sólo pide cerveza por delivery, la mayoría quiere comidas, y sólo algunos incluyen la cerveza. La situación influye tanto en los bolsillos de las cervecerías como en los de los proveedores: a nosotros, antes, un barril nos duraba cuatro días como mucho, hoy nos dura entre uno y dos meses”. 
“Las comisiones que cobran las plataformas de delivery son increíbles, van desde un 25% al 30% más IVA», dice Sandoval.
Otra de las trabas que atraviesan las cervecerías para la distribución de comida a domicilio, son las aplicaciones de comidas. “Son un mal necesario”, resume el dueño de Sandoval y explica las razones: “Las comisiones que cobran son increíbles, van desde un 25% al 30% más IVA, de cada cien pedidos que entran tengo que darle 25% a la aplicación, pero hay que estar sí o sí porque si no las ventas bajan y se pierden clientes”. Con respecto a los productores de cerveza artesanal, el presidente de la CCAA explica que ellos están intentando vender directamente el producto al cliente de manera online. “Funciona, pero no sirve, muchas productoras están invirtiendo en botellas, pero tienen que sacar grandes volúmenes para lograr un bajo costo y ser competitivo; y las máquinas de embotellado y etiquetado valen fortunas en dólares”. La lucha por las góndolas Desde hace dos años, el sector cervecero artesanal intenta dar pelea en las góndolas de los supermercados y comercios de cercanía. Algunas batallas fueron ganadas, pero sólo con aquellas marcas que están posicionadas en el mercado. Un ejemplo es Antares, su dueño explica que hoy la ganancia de la cerveza está enfocada en ese negocio: “A nosotros la pandemia nos afectó negativamente, pero un poco menos que otros cerveceros artesanales, por la venta de latas y botellas en los comercios y supermercados. Intentamos hacer crecer eso, para tratar de compensar la caída de los bares y gastronomía”. Pepe cuenta la situación y dice que “las grandes marcas de cervezas industriales impiden que haya competencia en los comercios y supermercados, hay una competencia desleal”. En este sentido, La Ley de Góndolas era una posibilidad para entrar a competir en ese mercado. Sin embargo, Insfran cuenta que uno de los problemas es “que estamos unificados en la categoría con los aperitivos y cervezas, donde quienes ocupan los lugares son las empresas industriales, no hay lugar para el cervecero artesanal, pedimos que haya una separación en la nomenclatura”. 
“A fin del 2019, cuando nos anunciaron la Ley de Góndolas, muchos salieron a endeudarse en dólares para comprar maquinaria, pero tras la pandemia no creo que muchos resistan”, dice Insfrán.
Nuevamente aparece la cuestión del embotellado, enlatado y etiquetado para la cerveza artesanal: “Se requiere de una transformación de estructura, el sector antes funcionaba con barriles y hoy no se lo vende a nadie, por eso necesitamos de máquinas para ayudar a que la cerveza artesanal compita en las góndolas, se avanza en eso, pero a un ritmo lento, no con la velocidad que queremos”, reflexiona Insfran y además cuenta que el aumento del dólar en el 2018 afectó a la compra de maquinarias para embotellamiento: “A fin del 2019, cuando nos anunciaron la Ley de Góndolas, muchos salieron a endeudarse en dólares para comprar maquinaria, pero tras la pandemia no creo que muchos resistan”. En el comunicado oficial de la CCAA piden: “Necesitamos acciones concretas e inmediatas para que las 6.500 familias que dependen de nuestro sector puedan seguir produciendo. Mientras tanto, las grandes corporaciones siguen teniendo canales de venta en los supermercados y nuestro sector sigue paralizado, por lo cual la brecha sigue ensanchándose. Necesitamos que la implementación de la Ley de Góndolas equilibre esa disparidad”. 
“La ayuda que da el gobierno no alcanza”, coinciden tanto la Cámara nacional como la bonaerense.
Otra de las cuestiones es que la producción de cerveza artesanal surge mayoritariamente en grupos familiares: “El problema es que los que producen cerveza lo hacen en familia, y no tienen sueldos, tienen ganancias o no, las ayudas del gobierno no alcanzan”, explica Pepe y cuenta la situación de familias que vivían de este negocio donde hoy el ingreso es cero. “Conozco cervecerías que se transformaron en verdulerías por delivery”, subraya. “La ayuda que da el gobierno no alcanza”, coinciden tanto la Cámara nacional como la bonaerense. “En el primer ASPO del año pasado, se lanzaron los programas del ATP y fue una de las mejores ayudas que nos dio el Estado, nos gustaría volver a tenerlo, hoy tenemos el REPRO 2 pero no es suficiente”, explica Insfran. Desde el sector piden, entre otras cosas, “obtener créditos a tasas subsidiardas con menos requisitos, que no cierren las importaciones al tipo de tecnología que necesitamos, que la Ley de Góndolas se expanda a negocios de cercanía, que se regulen algunos impuestos”, en pos de “comenzar a trabajar en recuperar nuestras PYMES y así seguir trabajando para fortalecer la industria nacional”. La situación actual de emergencia sanitaria a causa del covid-19 está presente en los cerveceros artesanales. Desde la CCAA plantean que “hay muchas cosas que se pueden hacer para ayudar al sector, entendemos la situación y no pedimos una apertura total de los comercios porque sabemos que la gente tiene miedo”. Sin embargo, Prieto plantea que “quedó demostrado que la gastronomía no contagia, es cierto que los bares son puntos de encuentro y de sociabilización, pero no se está actuando de forma lógica con las medidas restrictivas. Eso no quita que la situación sanitaria esté al límite, pero la situación económica también lo está”. “El sector cervecero está muy enojado con el gobierno”, sintetiza Pepe y amplia: “Es muy triste lo que está pasando porque no vemos un horizonte, nos molesta la incertidumbre, no nos dicen medidas a largo plazo con una agenda clara. En los momentos de restricción es donde más nos endeudamos y cuando abrimos podemos saldar las deudas”. 
“El sector cervecero está muy enojado con el gobierno”, sintetiza Pepe
La cerveza artesanal no es un producto de necesidad, entonces “es lo primero que se deja de consumir, notamos que la gente ya no tiene dinero para comprar una cerveza artesanal”, subraya Insfran. Además, tanto Pepe como Ferrari coinciden que es un producto que se consume socialmente para esparcimiento, entonces “al cortar los encuentros sociales, la cerveza se corta”. Ferrari confiesa que “hubo un cambio social que afectó negativamente, el hecho de que haya caído la presencialidad en los trabajos repercute en las cervecerías, quienes muchas veían el aumento de clientes en los happy hour, después de la jornada laboral”.
Jun 9, 2021 | Culturas, Novedades
Las pandemias y epidemias han transformado a la humanidad entera. Las sociedades y las culturas progresaron y trascendieron, aprendieron una de la otra. Hábitos y costumbres se establecieron y evolucionaron. La cuestión de este tipo de enfermedades globales es un tema que poco se aborda en los libros tradicionales de historia. Juan Manuel Carballeda muestra algunas pistas, como la de seguir las rutas marítimas comerciales para casos como la peste negra.
Carballeda se recibió de Biólogo en 2010, hizo un doctorado en esa misma especialidad enfocado sobre virus en aves. Más tarde, realizó un postdoctorado para entender y combatir el dengue. Investiga y ejerce la docencia en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) y en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA). Es investigador asociado del CONICET.
En cuanto a sus trabajos, Carballeda explica cómo cambió su dinámica laboral: “Durante la pandemia reconvertimos todo el laboratorio y lo que estamos haciendo en la Universidad de Quilmes es buscar trazas o restos de coronavirus en aguas residuales. Cambiamos de investigación para ponernos con la pandemia”.
Algo poco habitual en el campo científico es su gusto por la divulgación. Carballeda es la excepción que confirma la regla, creciendo cada vez más en el área de la comunicación con la producción de podcast para El Gato y la Caja + Posta. “Siempre me gustó la radio. Empecé con columnas en emisoras chiquitas, ahora tengo varias columnas y un programa de radio los sábados”, agrega Carballeda.
Primeros pasos y avances en la literatura
“Un día, mi amigo Juancho, que es parte de El gato y la Caja, me dijo: ´Vos tenés que escribir un libro`. Y yo le contesté que no. ¿Por qué iba a escribir un libro? Y me retrucó: ´Vos contás muy bien anécdotas. Hagamos un libro de anécdotas de la ciencia´. Ese fue el primero que salió, en 2019, llamado Breve atlas anecdótico de la ciencia. En el 2020 vino la pandemia y empezamos con el podcast. Todos los días una pieza contando lo que pasaba, y así surgió la idea de escribir un libro sobre distintas epidemias y pandemias en la historia de la humanidad. Siempre dije que los patógenos eran los grandes protagonistas de nuestra historia”, cuenta el autor que acaba de lanzar Fiebre.

«Hoy tenemos la capacidad tecnológica para analizar en tiempo real qué variantes están circulando en el mundo»
“El equipo con que hicimos el podcast funcionó espectacular y dijimos: ´Sigamos usando esta capacidad de trabajo para tener un libro´. La idea de Fiebre era tenerlo listo para diciembre. Surgió a finales de julio del 2020 y está íntegramente escrito durante el aislamiento. El Epílogo es sobre el coronavirus. Pensamos qué cosas volvemos a discutir y qué cosas aprendimos en cada una de las epidemias. Fuimos buscando las más famosas, o las que más impacto tuvieron, o las que conocíamos por alguna razón”, explica el autor.
Carballeda o @muycarba para sus casi 13 mil seguidores en Twitter, nos citó en el Parque Carlos Mugica, ubicado en el barrio de Saavedra, con distanciamiento, tapaboca y protocolo. La mañana recién empezaba y nos encontramos bajo un sol de otoño impresionante. En uno de los bancos de esa inmensa plaza recorrimos el lugar de las enfermedades globales que cambiaron la humanidad.
“El cólera fue muy protagonista en la historia argentina. Una de las primeras enfermedades que entendimos se transmitía por agua cuando se empezaba a aceptar que no eran una cosa mágica la circulación de enfermedades. La gripe española, tal vez la pandemia más grande de la historia entre finales del siglo XVII y principios del siglo XIX, tuvo sus ciclos porque es bien estacional. La poliomielitis es interesante. Yo conocía la historia por mi viejo, porque es de la época en donde todavía no había vacunas”, recuerda.
Prohibido matar gatos
“Con la polio recién se comenzó a implementar la vacuna, y me contaba el miedo que le tenían los chicos, una enfermedad que los afectó particularmente. Cuando se globalizó el comercio en el mundo moderno, entre el 1200 y 1300, ahí también empezaron los brotes de peste negra y no se sabía cómo se transmitía. Había toda una persecución con los gatos, porque eran considerados medio diabólicos por la caza de brujas. Fue muy mala idea matar gatos porque justamente la peste negra es una enfermedad que la transmiten parásitos que están en las ratas. Entonces, si vos matas gatos proliferan las ratas, sus parásitos y, por ende, la bacteria que transmiten”, sonríe Carballeda.
“Los mosquitos -agrega- son el animal que más humanos mata porque transmite la malaria. Y es interesante porque fue la primera enfermedad transmitida por esos insectos que se descubrió. Antes de eso, era impensable. Después de eso se empezó a entender que la fiebre amarilla y que otras enfermedades podían ser transmitidas por mosquitos”.
“La historia con la que más aprendimos y nos divertimos fue justamente con el epílogo del coronavirus porque era lo que estábamos viviendo. Volvimos a discutir muchas cosas. Por ejemplo, con la polio se habló mucho de las patentes de las vacunas, cuando apareció la vacuna de Salk. Ahora es un tema que se está hablando otra vez”.
Comunicación, ciencia y tecnología
En su capítulo sobre la gripe española @muycarba cuenta que en realidad comenzó en Estados Unidos y que tuvo tantos nombres como países por las que migró: “Lo que está pasando ahora lo vamos a terminar de entender dentro de diez años. Nos comunicamos mucho, quizás demasiado. Tal vez tenemos demasiada información, eso no pasó nunca. Por ejemplo, con la gripe española se mantenían las escuelas abiertas porque eran los chicos lo que les podían transmitir información a los padres que hablaban en otro idioma. En ese momento no había radio”, explica.
“La comunicación es absolutamente distinta. Tenemos una capacidad tecnológica increíble que nos permitió avanzar muy rápido. Por ejemplo, la peste negra se conoce desde 1200 pero el patógeno se aisló en 1890. Con el coronavirus se registran casos el 30 de diciembre de 2019, y 5 días después el patógeno ya estaba aislado. Pasamos de tardar 400 años a menos de una semana. La comunicación va por ese lado. Antes había diarios o comunicación oral, y ahora tenemos redes que nos permiten acceso a noticias de todo el mundo en tiempo real. Eso muchas veces complica las cosas porque también nos llega información y desinformación”, retoma el biólogo.
“El impacto se vio en distintos momentos. Con la gripe española no se conocía ni siquiera el virus de la gripe. Se pensaba que el patógeno era una bacteria, ahí la tecnología estaba en un lugar equivocado. Se hizo una vacuna contra algo que no protegía, pero si se entendió bien el papel del distanciamiento, de hacer cuarentenas y eso tuvo un impacto impresionante. También con la polio se pudieron hacer vacunas. Hoy en día, tenemos la capacidad tecnológica para analizar en tiempo real qué variantes están circulando en todo el mundo y qué diferencias hay entre unas y otras, y eso también es soñado”, agrega.

«La única cosa que hicimos los humanos que nos permitió erradicar enfermedades fueron las vacunas».
“Cuando la ciencia y la tecnología empiezan a tener impacto, ahí se comienzan a tratar las enfermedades, y llegamos a hoy que, en menos de un año tenemos varias vacunas disponibles para una enfermedad que no conocíamos. Es la mejor cosa que hicimos los humanos, el mejor invento. El mejor adelanto tecnológico fueron las vacunas, y ahora lo estamos viendo. O sea, poco a poco vamos viendo como tienen impacto en países que vacunaron masivamente y ya están volviendo a algún tipo de normalidad con toda la complejidad que hay en el medio”, explica Carballeda.
Y, continúa: “Respecto a la ciencia nunca se pensó, salvo algunos ejemplos muy particulares, pero nunca la estrategia fue combatir una pandemia en curso con vacunas porque nunca se pensó que podíamos tener capacidad tecnológica para hacer vacunas también. Y realmente mucho antes de lo que yo esperaba, tenemos vacunas eficaces para combatir la enfermedad. La única cosa que hicimos los humanos que nos permitió erradicar enfermedades fueron las vacunas. Si ya no existe la viruela en el mundo, fue por la vacunación”.
Estadísticas de las pandemias
Los capítulos del libro empiezan con una ficha técnica. El autor dice que “en muchos casos es muy difícil estimar cómo es el patógeno, qué tipo de patógeno es, dónde causó, sí causó epidemias o pandemias”.
“Por ejemplo, en la malaria hay estimaciones que hablan de que mató a la mitad de las personas que vivieron en la tierra. La malaria nos sigue desde siempre. Hay malaria de aves, no es el mismo patógeno, pero es parecido y se cree que los dinosaurios tenían malaria. Con la gripe española, se habla entre 50 y 200 millones de muertos. La polio no fue tan impactante en muertos, pero sí en cantidad de parálisis. Ahora, si ves cómo va creciendo la población humana crece, crece, crece y en un momento cae y vuelve a crecer, en esa caída se ve el impacto de la peste negra”, añade Carballeda.
“En cada capítulo contamos cuántos fallecidos hubo y durante cuánto tiempo circuló y qué impacto causó, si sólo fueron epidemias o también pandemias. La polio afecta a los niños y sobre todo en verano. Ahí nacen los autocines, porque era peligroso que se juntaran los chicos. La viruela, única enfermedad erradicada por las vacunas que mató 300 millones de personas sólo en el siglo XX, es la primera enfermedad para la que creamos una vacuna”, explica. En el libro, colaboraron una revisora histórica y un revisor biólogo dedicados a chequear los datos.
La respuesta del cuerpo
“De algún modo, la fiebre es el síntoma más común de casi cualquier enfermedad. Fue un proceso largo poder elegir el título. Es una palabra fuerte, común a casi todas las enfermedades. Luego le agregamos la bajada: Breve colección de epidemias. También, siempre jugamos con el breve porque las historias son cortas. El primer libro se llamó Breve atlas anecdótico de la ciencia y el podcast se llamaba Breve podcast de la pandemia, también nos sirve para mantener la marca de algún modo”, cuenta el autor.
“Mostramos todo lo bueno y todo lo malo como en todos los casos. Todo eso es gracias a lo que se va estudiando y cómo se compartió el conocimiento durante este año, eso también lo repasamos en el libro”, dice Carballeda y cuenta una anécdota que su abuelo le relató.
Esa historia tiene que ver con la palabra fiebre: “En el prólogo relato una historia que no tiene nada que ver con el libro. Mi abuelo vendía libros y fue perseguido políticamente toda su vida. Cuando estaba libre, los vendía casa por casa, era una práctica muy habitual en los años 60 y 70. Una vez golpeó la puerta de una quinta muy grande y le abrió Armando Bo, estaba la Coca Sarli ahí cerca. Un tiempo después filmaron Fiebre que no tiene nada que ver obviamente con esto. Aprovechamos todas las oportunidades para contar historias, y hasta en el prólogo contamos una”.
Curiosidades
- Según el autor en el libro “hay un capítulo menos serio en donde hablamos del episodio de 1996 cuando transmitieron un capítulo de Pokémon con mucho cambio de color, con mucho cambio de contraste que causo una “epidemia” de episodios epilépticos, en Japón. Y lo mejor de todo es que después lo repitieron en el noticiero y la repetición volvió a causar epilepsia. Fue como un contagio. Después hablamos de la fiebre del baile en mil quinientos. Una mujer empezó a bailar sin parar y varias personas la acompañaron y no paraban de bailar, son episodios que dicen de histeria colectiva. Y después terminamos con coronavirus”.
- Cada pandemia tiene detrás una historia; por lo que Carballeda y el equipo que lo rodea partieron de anécdotas que conocían o habían leído en algún lado, y así comenzaban la investigación. “Durante la epidemia de peste negra se suspendieron todas las reuniones científicas en el mil seiscientos y pico en la época de Galileo, Kepler todos genios, pero no se podían reunir porque estaban en el medio de una pandemia, y así nacieron las revistas científicas, tenemos que escribir esto, publicarlo y repartirlo”, cuenta Carballeda.
- Y la cosa llega al arte: “Sí vamos a hablar de peste negra, tenemos tal historia y tal historia. Un cuadro de Rembrandt, su amante murió de peste negra y los últimos cuadros son mucho más tristes”, relata.
Epílogo
El libro se puede adquirir en elgatoylacaja.com/tienda y lo distribuye Abre Cultura, o descargar gratis desde el sitio de El gato y la Caja.
Antes de despedirnos, Carballeda muestra su preocupación por la injusticia en el mundo, “por un lado, tenemos eso maravilloso de poder hacer en un año la vacuna o más; y, por otro, lo terrible que somos para repartirlas y lo injusto que es ese reparto”.
“Es la primera vez que estamos ante una situación así, es que es la primera vez que durante una pandemia podemos ver qué tipo de virus están circulando a la vez y eso también causa mucha confusión y mucha alarma. El lavado de manos es la práctica que más vidas salvó en la historia de la humanidad. Si aprendimos el cuidado, hay conductas que capaz no volvamos a repetir como compartir un mate. Creo que algunas cosas las vamos tomando y otras las volvimos a discutir y, tal vez, en una futura epidemia”, concluye.
Jun 9, 2021 | Comunidad, Novedades
A comienzos de junio, el CONICET volvió a ser elegido como la mejor institución gubernamental de ciencia de América Latina, y la número 13 en el mundo respecto a sus indicadores de Investigación e Impacto Social dentro del universo de 1587, con financiamiento público. Esto surge del ranking SCImago, que evalúa más de 7533 instituciones y universidades de todo el mundo, en donde el CONICET se posiciona en el puesto 195.
No se trata de un dato menor ya que el organismo sufrió profundos recortes presupuestarios entre 2015 y 2019, bajo el gobierno macrista que recortó su financiamiento y puso límite a la incorporación de científicos. El organismo reúne a más de 10 mil investigadores, más de 10 becarios de doctorado y postdoctorado, con 16 Centros Científicos Tecnológicos (CCT), 11 Centros de Investigaciones y Transferencia (CTI) y un Centro de Investigación multidisciplinario, además de los 300 Institutos y Centros exclusivos del CONICET, de doble y triple dependencia con universidades nacionales y otras instituciones.
Barbijos para todos
Hechos de tela antiviral, tratada con bactericidas y fungicidas que elimina el virus en cinco minutos, Los barbijos del CONICET se convirtieron en una especie de hit, tanto en rosa como en su nueva versión en color gris, con tamaños para adultos y niños.Los productos de cuidado fueron desarrollados junto a ATOM PROTECT, testeados por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y por el Instituto de Virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Pero también existen otros proyectos impulsados por el máximo organismo que nuclea a científicos argentinos y que no han tenido tanta difusión. En marzo del año pasado, la red de laboratorios que pertenecen a un instituto del CONICET que trabaja con diferentes moléculas de ARN participó de una convocatoria lanzada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MinCyT), para obtener subsidios destinados a iniciativas vinculadas a la lucha contra el coronavirus. Con ese incentivo, se avanzó en un método de detección del covid-19 e inactivación del virus, de manera de que no corran riesgos quienes deben manipular las muestras. “Investigando en qué consistían los métodos usados a nivel mundial y qué equipamiento se necesitaba para diagnosticar la presencia de este virus en individuos potencialmente infectados, nos pareció que podíamos aportar nuevos elementos tratando de facilitar los protocolos”, explica la doctora en Ciencias Biológicas, Anabella Srebrow, participante del proyecto.
Inactivar una muestra de laboratorio facilita su manipulación sin necesidad de un equipo de protección excesivo, permitiendo al operador trabajar en distintos contextos que cuenten con menos infraestructura. “Nosotros queríamos participar del diagnóstico pero al no contar con el equipo de protección apropiado, no pudimos. Para bajar el nivel de bioseguridad necesaria, priorizamos la inactivación de las muestra”, cuenta el doctor en Ciencias Biológicas, Ezequiel Petrillo. El método consiste en utilizar una solución de inactivación que rompe las partículas virales pero deja el ARN protegido de la degradación.
Este avance fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). El CONICET ya firmó convenios para que pueda comercializarse en el país.
Soluciones inteligentes para un país en crisis
Por otro lado, el mismo equipo, creó un kit “casero” de detección del coronavirus que tiene como objetivo reemplazar el kit comercial, bajar los costos y aprovechar los recursos disponibles en el país. La prueba consiste en juntar una muestra de saliva que no requiere la acción de un operador. “No se necesita personal capacitado ni protección específica, a diferencia del hisopado y, además, es más rápido”, afirma Srebrow.

Después de inactivar la solución, se analiza la presencia de ARN viral con métodos de detección por PCR con reactivos y equipamiento menos sofisticado, disponibles en Argentina. La efectividad de estos procedimientos alternativos fue testeada por el Instituto Nacional de Microbiología Doctor Malbrán, donde se utilizaron en paralelo a las reacciones que suelen usar y se compararon los resultados.
Otro de los productos que lleva el sello de los científicos nacionales es el ya conocido suero equino hiperinmune anti-SARS-CoV-2, utilizado para el tratamiento de pacientes adultos con enfermedad grave o moderada de COVID-19. Su aplicación logró disminuir las internaciones en terapia intensiva un 24%, redujo las muertes un 45% y el uso de respirador un 36%, según explica el CONICET en su sitio.
El spray nasal con carragenina es otro de los métodos probados , tanto para prevención de la enfermedad como para su tratamiento. La carragenina es un componente químico hallado en algas que genera una barrera para que el virus no logre entrar al epitelio nasofaríngeo. “El spray se usa para tratar casos de resfríos, especialmente en los niños. Hay varios trabajos que demuestran que la carragenina es antiviral. Frente a eso nos pusimos a trabajar en un proyecto para probar si tiene efectos sobre el covid”, dice el doctor Osvaldo Uchitel del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias UBA-CONICET.
El medicamento es de venta pública, está aprobado por la ANMAT y se produce en 18 países. Se utilizó en un estudio doble ciego que demostró que “una dosis mucho menor de la que se aplica en la fosa nasal era muy efectiva”, agrega el neurocientífico. El mismo se realizó en personal de salud en contacto con pacientes enfermos de Covid y constó de la aplicación del spray o placebo en cada fosa nasal, cada 6 horas durante 21 días, demostrando una efectividad del 80%.
“Esto no fue nada sencillo porque como es un producto que no tiene patente, el laboratorio que lo produce no tiene mucho interés en invertir para promoverlo. La inversión es grande y la ganancia pequeña”, explica Uchitel. Además, en La Rioja, se está aplicando carragenina a todos los pacientes con la enfermedad para probar su eficacia en la prevención de casos graves. Los 60 pacientes tratados hasta el momento, no entraron en una situación respiratoria complicada..
Por último, el investigador resalta las dificultades que tiene el sistema médico argentino para desarrollar este tipo de estudios. “Yo me pregunto, si el país produce vacunas, va a tener que probarlas y el sistema de salud no está preparado para eso. Producir medicamentos es un tema y hay mucho apoyo pero probar después que sean efectivos es muy complejo y un desafío muy grande por delante”.
Jun 2, 2021 | DDHH, Novedades
En la provincia de Buenos Aires alrededor de 45 mil personas están siendo ignoradas en los planes de vacunación contra el coronavirus. Se trata de las personas alojadas en cárceles y comisarías. En el 2020 murieron 28 detenidos por covid-19 y hasta marzo solo se realizaron 345 testeos en esos ámbitos. En todo el territorio argentino se llevaron a cabo más de 12 millones de testeos sobre una población de 45 millones. Si se usara la misma vara para personas detenidas como se hizo con el resto de la sociedad, se deberían haber realizado más de 12 mil hisopados en las unidades penitenciarias.
Frente a esta marcada diferencia, la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) realizó un reclamo para que se tenga en cuenta en el Plan Nacional de Vacunación a la población que habita los centros de encierro. El pedido se sustenta en el respeto al principio de igualdad ante la ley.
En el último registro de la CPM se denunció que hay 44.584 personas detenidas alojadas en 20.804 plazas penitenciarias en las cárceles bonaerenses, la situación es alarmante ante la segunda ola del coronavirus en el país. La sobrepoblación llega al 114%, atentando contra toda recomendación sanitaria y humana. Los que forman parte de este grupo son olvidados tanto para el acceso a una vacuna como para otros derechos básicos.
La pandemia expuso una realidad que viene de larga data: la deficiencia del sistema de salud carcelario. La Dirección de Salud Penitenciaria, que depende del Ministerio de Justicia, históricamente no brindó las condiciones mínimas y necesarias para que las personas privadas de libertad transcurran sus días en un ambiente adaptado que cumpla los requisitos sanitarios.
La CPM recorrió 27 unidades penitenciarias en toda la provincia, y sus representantes observaron que la falta de vacunación de la población de riesgo se suma a otras problemáticas que pueden agravar el momento delicado que se vive por la segunda ola. El escenario se repite en las distintas unidades repartidas en Buenos Aires, la sobrepoblación, el hacinamiento, el acceso nulo a la salud básica en la mayoría de los casos, la falta de testeos y elementos de limpieza e higiene hacen de las instalaciones de encierro un caldo de cultivo para la proliferación de enfermedades, no solo covid-19, sino también de otras infecciones fácilmente tratables tras los muros. “Los presos en la provincia de Buenos Aires se mueren de tuberculosis. Cuando se detecta se los lleva a una celda de aislamiento en condiciones pésimas que empeoran la salud de las personas –detalla a ANCCOM, Laura Maccarrone, socióloga especialista en sistema penal y derechos humanos-. Hay ciertas enfermedades que en la cárcel tienen una mayor prevalencia o frecuencia y producen más muertes que en el afuera”.
Del otro lado de los barrotes se ha hecho efectiva la vacunación al personal de las fuerzas que brinda servicios en las cárceles y comisarias, pero esto no soluciona un problema que es estructural, en realidad no hace más que visibilizar la discriminación que cae sobre las personas en contexto de encierro.
¿Distanciamiento social?
La recomendación primera para evitar el contagio de covid-19 es el distanciamiento social, imposible de llevar a cabo en las cárceles y comisarías de la provincia donde las instituciones duplican su capacidad máxima de alojados, sin una estructura que lo soporte. Y una plaza penitenciaria no se reduce solo a una cama o habitación, incluye todos los aspectos necesarios para que la vida de una persona en un espacio sea digna: servicios sanitarios, médicos, profesores, agua potable, iluminación natural, etc. En las comisarías la situación es peor, la CPM denuncia que hay aproximadamente cuatro personas en espacios donde debería habitar una, 4.678 personas se hacinan en 1.200 calabozos en comisarías, muchas de ellas, clausuradas.

Maccarrone y Nicolás Maggio toman los datos relevados entre mayo y junio del 2020 por la Asociación Civil de Familiares de Detenidos (ACiFaD). En el informe titulado ”La Post Salud Carcelaria” denuncian el incumplimiento de los derechos en materia de habitabilidad y la ausencia del sector de Salud, una falta de accionar que viene repitiéndose hace años. Con la pandemia ha habido un intento de refuerzo al principio, pero los testeos han sido pocos y las medidas sanitarias fracasaron en rigurosidad y frecuencia. Los números son alarmantes, se registró que por m2 conviven dos personas y hasta, a veces más, comparten el mismo colchón. En estas condiciones todos los detenidos en las unidades penales bonaerenses pasan a formar el famoso “grupo de riesgo”, por lo tanto deberían tener su lugar en el plan de vacunación. El hacinamiento extremo que padecen se combina con malas condiciones materiales: humedad en las paredes, inodoros que no desagotan -si con suerte los hay-, falta de vidrios en las ventanas, conexiones eléctricas precarias, goteras e inundaciones en las celdas y, por supuesto, la falta de barbijos y elementos de higiene personal. “Las cárceles las mantienen las familias. Los elementos de higiene, la comida y la medicación los llevan las familias. Cuando se inhabilitaron las visitas, el sistema entró en crisis porque se puso en evidencia todo lo que está transferido a las familias”, subraya Maccarrone. Es un escenario que se asume como norma.
El Comité Nacional de Prevención contra la Tortura (CNPT) aprobó por Resolución N° 16/2021 el documento “Estándares mínimos de capacidad de alojamiento y condiciones de detención en establecimientos penitenciarios”. En él se establecen criterios mínimos respecto de las condiciones de detención en los establecimientos penitenciarios en materia de habitabilidad, lo que incluye dimensiones físicas de los espacios de alojamiento y de espacios comunes, salubridad e higiene, iluminación y ventilación, entre otras. Esto se enmarca en una de las diversas acciones que el CNPT desarrolla para revertir la situación de hacinamiento. No se estarían cumpliendo.
Desatención médica
La cifra oficial de testeos totales que aporta el Ministerio de Salud, es decir desde el comienzo de la pandemia, registra 12 millones de testeos en un país que se acerca a los 45 millones de habitantes. Se podría traducir en un 26, 67% de personas testeadas. Hasta marzo de 2020 en las unidades penitenciarias de la provincia de Buenos Aires solo se testeó un 0,79%, muy por debajo de la centésima parte del total de detenidos. Maccarrone asegura que teniendo registros del accionar de la Salud carcelaria ante otras enfermedades, no se puede esperar que con el brote de covid-19 se haya hecho algo muy distinto y más cuidadoso de lo que se hacía antes. “El Ministerio de Justicia nunca produjo datos” denuncia la socióloga.
Las personas detenidas difícilmente llegan a ser asistidas por los operadores de la salud de las cárceles. Existen problemas en la provisión de medicamentos, no reciben atención especializada y no les realizan revisiones clínicas. Los sectores destinados a atender la salud de las personas detenidas están alejados de los pabellones y no son accesibles para ellas. “Nueve de cada diez descripciones de los espacios de ´sanidad´ carcelarios (espacios de internación y atención de pacientes) los definen como lugares donde no hay nada, malísimos, pésimos, fríos, sucios, sin agua caliente, sin cama/colchón, húmedos”, sintetiza el informe La Post Salud Carcelaria.
En las notas enviadas a los ministerios de Justicia y Salud, la CPM exige que se aprovisione de manera regular y periódica de elementos necesarios para prevenir los contagios: barbijos, jabón, lavandina y alcohol en gel. La Dirección de Salud Penitenciaria depende del Ministerio de Justicia pero la CPM insiste en que quede bajo responsabilidad de la cartera de Salud.
En la provincia de Buenos Aires la población en las instituciones de encierro ni siquiera ha sido tomada como grupo prioritario, mientras que sólo cinco provincias presentaron datos de vacunación a personas privadas de libertad: Mendoza, Corrientes, Catamarca, Neuquén y Formosa, esta última vacunó a más de mil personas detenidas. El resto deberá esperar a que los ministerios respondan y tomen las medidas necesarias. “En todo este tiempo aún no hemos tenido respuesta por parte del gobierno a nuestro reclamo”, le señaló a ANCCOM el abogado Roberto Cipriano García, quien actúa como secretario de la Comisión Provincial por la Memoria.