Un virus que ataca la salud y también al bolsillo

Un virus que ataca la salud y también al bolsillo

«Veníamos más golpeados que el promedio de la economía mundial”, explica Alejandro Robba.

Y finalmente llegó. La cuarentena obligatoria comenzó el viernes 20, apenas pocas horas después de que así lo anunciara Alberto Fernández en conferencia de prensa. A nadie lo tomó desprevenido: era algo que ya se hablaba desde el inicio de la semana con la suspensión de clases, las licencias extraordinarias y el aislamiento social voluntario.

El gobierno actuó rápido, en carácter de prevención y contención. No sólo en el tema sanitario y lo que respecta específicamente al coronavirus, sino también sobre las consecuencias económicas que traen aparejadas tales medidas. Porque, así como la llegada de la pandemia no se hizo esperar, el impacto económico tampoco lo hará. 

El COVID-19 ya hundió las bolsas y contrajo las principales economías del mundo, al punto que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pidió un Plan Marshall para afrontar la crisis, ya que el crecimiento económico global de este año podría ser incluso menor al 1,5%- reduciéndose más de la mitad respecto del 2019. Y las medidas de aislamiento y de cierre de fronteras contribuye en gran medida a la caída de la producción, el consumo y el desarrollo.

En Argentina, donde apenas se estaban comenzando a ver los resultados de nuevas políticas económicas y de la reactivación del consumo, el panorama podría ser incluso peor. “Somos uno de los pocos países de Latinoamérica que veníamos en recesión en los últimos dos años, o sea que veníamos más golpeados que el promedio de la economía mundial”, explica Alejandro Robba, economista de la Universidad Nacional de Moreno. “Y cuando empezaste a intentar salir de la recesión o, por lo menos, no seguir cayendo, vuelve a estallar esta crisis que te impide la circulación: si no hay ventas, no hay producción y hay desempleo.” 

«Para comparar, hay que encontrar, como decía Merkel,situaciones como la crisis del ‘30 o una guerra», opina Robba.

Mucho se habló del impacto en la macroeconomía -algo muy importante. Pero la historia lejana y reciente muestra que, siempre, el mayor impacto lo sienten las personas. La recomendación de quedarse en las casas afectó directamente a todos los trabajadores, en particular a algunos sectores productivos, a los pequeños comercios y a aquellos que viven del día a día: monotributistas, autónomos y cuentapropistas.

“El aislamiento social tiene un impacto significativo sobre todas las actividades vinculadas con el esparcimiento como así también al comercio de bienes considerados no esenciales en la emergencia sanitaria”, sostiene Agustina Gallardo, economista de la Consultora Contexto. Según ella, “la disposición del aislamiento obligatorio -que prohíbe directamente la circulación- profundiza la situación y amplía el alcance a algunos otros rubros que podían funcionar hasta entonces”.

Sin embargo, por más que los economistas coinciden en que se deteriorará el flujo de las empresas y comercios -empeorado por las obligaciones de pagos que continúan en pie, como salarios, tarifas, impuestos, etc.-; también coinciden que es imposible acertar un pronóstico determinado debido a la situación “inédita y excepcional” que atraviesa el mundo y el país. “Esta situación de aislamiento nunca pasó, entonces es muy difícil saber qué va a ocurrir. Tenés que encontrar, como decía Angela Merkel, situaciones de crisis realmente fuertes como pudo haber sido la crisis del ‘30 o una guerra, en el sentido del aislamiento”, opina Robba.

“No podemos seguir pensando en la rentabilidad de empresas ante una pandemia», dice Putero.

Por esto mismo, el gobierno de Alberto Fernández no tardó en anunciar acciones económicas puntuales para sostener la microeconomía de los hogares. Dentro de la batería de medidas, se destacan la eximición del pago de contribuciones patronales para los sectores afectados; un bono único de 3100 pesos para beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y de 3000 pesos para jubilados que perciben el haber mínimo; la ampliación del Programa de Recuperación Productiva (REPRO) para proteger los puestos de trabajo; y el establecimiento de precios máximos durante 30 días (prorrogables) para insumos básicos. Otras medidas para garantizar la producción y el abastecimiento también fueron anunciadas.

Según Robba, “las medidas que tomó el gobierno van todas en el sentido correcto”. “Son medidas de una profundidad muy fuerte en términos de ingresos para la población y de gasto/inversión pública, cercano al 2% del Producto Bruto Interno (PBI). Hace mucho que no existe en la Argentina un paquete de medidas de ayuda y de colaboración, tanto para los ingresos de la gente -los bonos o algún tipo de ayuda para pagar sueldos-, como en términos de creación de la oferta, como por ejemplo la inversión en obra pública y los 350 mil millones de pesos destinados al financiamiento productivo”, explica el economista.

“Las medidas económicas demuestran que el gobierno tiene registro de la difícil situación que atraviesan los distintos sectores, e intenta hallar un complejo equilibrio entre frenar la actividad lo suficiente como para contener la circulación del virus, y evitar efectos demasiado graves sobre la economía”, sostiene Gallardo.

Lorena Putero, investigadora del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) y especialista en economía social, también considera acertadas las medidas: “No podemos seguir pensando en la rentabilidad de empresas ante una pandemia. Se habló también de que se debe fortalecer el rol del pequeño comercio. Ahí hay más por hacer, hay que insistir con salir de las grandes cadenas y proveedores e ir a cooperativas y emprendedores, que son los más golpeados por esta situación.También hay que estar atentos a que no se dé el desabastecimiento ni que haya concentración de la producción”, agrega.

Pero más allá de la importancia de las medidas anunciadas por el gobierno, muchos estuvieron descontentos con que ninguna de ellas abarcara a los monotributistas, autónomos y trabajadores informales, los sectores que pierden todos o gran parte de sus ingresos frente a la interrupción de sus tareas. Sin embargo, y aunque se hiciera esperar, la respuesta llegó el lunes para estos sectores: el ministro de Economía, Martín Guzmán, anunció la creación del Ingreso Familiar de Emergencia, una suma fija de diez mil pesos por única vez durante el mes de abril (pero con posibilidad de repetirse si las circunstancias así lo ameritan) para monotributistas de las categorías A y B y trabajadores  informales. Esta medida alcanza a 3.600.000 personas y viene a complementar la primera batería de anuncios económicos.

Otro punto que causó malestar respecto del aislamiento social fue en el impacto que tiene sobre quienes realizan tareas de cuidado no remunerado en el hogar. “Puso sobre la mesa la importancia de las tareas de cuidado que son realizadas en un 75% por las mujeres, según el INDEC. Justamente la fase inicial del aislamiento, en la que se suspendieron las clases pero aún no había licencia para todos los sectores trabajadores, hizo muy explícitas las dificultades que enfrentan los distintos diseños familiares para encarar estas tareas. Y de un modo similar pasó con el cuidado de adultos/as mayores, personas enfermas y con discapacidad”, explica Gallardo.

“Posiblemente esta pandemia deje un importante saldo negativo para la sociedad en muchos aspectos, pero en este plano creo que va a permitir visibilizar la importancia de las tareas de cuidado y allanará el camino para que estas sean reconocidas por la política pública”, agrega la economista, viendo un lado positivo de esta situación de incertidumbre.

No todo está dicho y todavía queda mucho por verse en este panorama inédito en todos los niveles. Se abren muchos caminos, no solo en lo que respecta políticas que tengan en cuenta sectores históricamente olvidados, sino incluso respecto del sistema global: como expresa Putero, “se abre un debate de qué modelo económico deseamos, si nos sirve estar centrados en el lucro y no poder satisfacer las necesidades de nuestra población.”

Un 24 de marzo diferente para las Abuelas de Plaza de Mayo

Un 24 de marzo diferente para las Abuelas de Plaza de Mayo

“Este año pondremos un pañuelo blanco en el balcón en memoria de los  30.000 desaparecidos», dice Carlotto.

Ninguna de estas Abuelas tiene el domicilio en sus viviendas. Hace 44 años, que todas ellas residen en el espacio público, cuando empezaron a preguntar: ¿Dónde están nuestros hijos y nietos? Jamás se quedaron “en casa” ante la negativa de las autoridades de la dictadura cívico-militar autodenominada “Proceso de Reorganización Nacional” de dar a conocer el paradero de sus seres queridos.  Nunca se agotó su lucha, que al día de hoy llevan 130 nietos restituidos. Tampoco su reclamo de Memoria , Verdad y Justicia, al que la sociedad se fue sumando cada 24 de Marzo, con mayor masividad a partir de 2006 cuando se dispuso el feriado conmemorativo nacional. Pero este año, por disposición del Gobierno nacional, tendrán que quedarse en sus casas (como todo el conjunto de la sociedad argentina) para cumplir con  el “aislamiento social, preventivo y obligatorio” dispuesto en el Decreto de Necesidad y Urgencia  297/2020 que busca combatir la epidemia del coronavirus.  Será la primera vez, desde el retorno de la democracia, que no se realizará la tradicional marcha por la Avenida de Mayo.

La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo,  Estela de Carlotto, y sus compañeras Sonia Torres, referente de la filial de Abuelas Córdoba y Delia Giovanola, atendieron desde sus casas a ANCCOM para explicar la modalidad de convocatoria para el próximo 24 de marzo: “Este año se promueve poner un pañuelo blanco en la puerta de la casa o el balcón en memoria de nuestros  30.000 desaparecidos, los vamos a homenajear desde nuestras casas.  Además, con la mesa de las 13 agrupaciones de derechos humanos  dialogamos para poder proyectar imágenes digitales de los rostros de nuestros desaparecidos. Vamos a estar en las radios y televisores y en los medios que quieran recordarlos”, afirmó Carlotto. En redes sociales se promueve el uso del #PañuelosConMemoria para acompañar los posteos de los usuarios. Las acciones concluirán a las 19:30 con la transmisión de la lectura por parte de los organismos de derechos humanos y será retransmitida por los canales de televisión que adhieran. ANCCOM reclutó las historias de estas tres Abuelas de Plaza de Mayo y cómo están viviendo los preparativos del 24 de marzo en sus casas.

«Vamos a estar en las radios y televisores y en los medios que quieran recordarlos”, afirmó Carlotto.

Delia Giovanola es una de las fundadoras  de Abuelas, dice “tener apenas 94 años”  y está pasando la cuarentena en su departamento.  Ultramoderna, se comunica vía Whatsapp con sus seres queridos, entre quienes está Martín, el nieto restituido número 118 por las Abuelas de Plaza de Mayo, en el año 2015: “Con mi nieto tenemos una relación de amigos más que de abuela-nieto. Nos contamos nuestras cosas y nos retamos mutuamente. Manejamos el mismo sentido del humor, todos los días me comunico con él (vive en Miami) por el teléfono, jamás dejamos de estar  unidos desde que Abuelas lo encontró”, contó con un tono jubiloso. Delia también recordó para ANCCOM como fue el encuentro con su nieto: “Yo me encontraba en Calafate, y el domingo de Pascua de 2015 asistí a misa. Allí el padre Luis me pidió el pañuelo para colocarlo en la eucaristía.  Al día siguiente él se comunicó conmigo para decirme que iba a encontrar a mi nieto. Ese mismo día, Martín se presentó en Abuelas porque tenía dudas sobre su identidad. Desde el primer momento Martín quiso hablar conmigo. Después de una hora de hablar por teléfono, le pregunte: ¿Podemos volver hablar más tarde? Y él me contestó que sí, porque yo era su abuela”, rememoró emocionada. “La abuelita charladora”, como se autodenomina Giovanola, también tiene cuentas de  Instagram y Facebook.

 

Hace 40 años Estela de Carlotto  pasa poco tiempo en su modesta casa del Barrio Tolosa, de la ciudad de La Plata,  la cual que pudo comprar con su marido Guido. Hoy vive sola  y pasa la cuarenta allí: “Me viene muy bien estar acá, en este descanso obligado. Estoy muy cansada, hace 42 años que no descanso”, afirmó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, quien  el próximo 22 de octubre cumplirá 90 años. “En esta cuarentena aprovecho a  hacer de ama de casa. Voy a extrañar estar con mis compañeras, las abuelas, en esa fecha. Ya quedamos poquitas pero estamos muy hermanadas  y seguimos haciendo lo que nos permite la salud. Hace 44 años que nos abrazamos por primera vez y ese abrazo sigue siendo igual de fraterno”.  Su lucha la llevó a jubilarse prontamente como maestra primaria para abocarse a encontrar al hijo de su hija Laura, quien se encontraba embarazada de tres meses cuando fue desaparecida el 11 de noviembre de 1977. Estela logró encontrar a su nieto el 5 de agosto año 2014: “Tenemos un  vínculo hermoso, cada día la relación es más hermosa y de ternura. Aunque ahora en cuarentena no nos podemos ver ni por imágenes, porque yo solo uso un teléfono antiguo, porque no me resigno a que las tecnologías me dominen. Hablé con mi bisnieta Lola, que me reclamó chocolates porque siempre le llevó y la malcrío. Yo tendría que estar este fin de semana con ellos en Olavarría, seguimos conociéndonos porque no es fácil el cambio de identidad, pero estamos logrando ese abrazo de abuela y nieto. Para mí, verlo es el regreso de Laura”, confesó Estela en exclusiva para ANCCOM.  Hoy, la presidenta de Abuelas realiza la cuarentena obligatoria en la misma casa donde preparó la cuna para su nieto Guido en 1978, cuando fue a buscarlo a la Casa Cuna y nunca se lo entregaron: “Me jubilé, dejé la escuela anticipadamente para esperar el mensaje. Una señora vino a ver a mi marido al negocio de pintura para decirle que había estado secuestrada con Laura, que estaba embarazada y que fuera a buscarlo a la Casa Cuna. Nos llevó 36 años localizarlo”,  concluyó Carlotto.

 

Hay abuelas que todavía siguen esperando a sus nietos.  Tal es el caso de Sonia Torres, de 90 años, la referente Abuelas de Plaza de Mayo en la ciudad de Córdoba, quien sigue en la búsqueda: “Me fortalece saber que mi hija  Silvina creía profundamente en un mundo mejor y luchaba por eso”. Silvina Parodi –hija de Torres-, quien fue secuestrada junto a su pareja Daniel Orozco por un grupo de tareas el 25 de marzo de 1976, estaba embarazada de seis meses. “Todas las Madres y Abuelas de Córdoba vamos a recorrer mentalmente las calles de la ciudad, haciendo  las paradas y haciendo los cánticos. Porque hace 44 años que hacemos lo mismo. Mi nieto cumpliría el 14 de junio 44 años”, reflexionó Sonia ante el particular contexto de pandemia. Luego explicó: “Para mí la lucha comenzó el 26 de marzo de 1976, cuando secuestraron a mi hija Silvina y a su marido Daniel”.  Para Sonia la ilusión no está perdida: “Espero poder verlo venir a mi casa o al local de Abuelas y poder ver su carita y recrear la carita de mi hija y de mi yerno. Eso me ayuda a vivir todos los días, porque tengo la convicción de que lo voy a encontrar”, sentenció Torres y agregó: “El 14 de junio cuando más o menos debió nacer mi nieto, llevé a la cárcel un moisés con ropita para bebé y algunas prendas  para Silvina y Daniel. Después de un tiempo me dijeron que ahí no estaban, me devolvieron la ropa de adulto pero nunca el moisés y lo de bebé. Así supe que había nacido”.

 

“Tantas veces me mataron y tantas veces me morí”, escribía María Elena Walsh. Hoy bajo una difícil y crítica situación de  salud pública por la pandemia del Coronavirus, las Abuelas de Plaza de Mayo y todos los organismos de derechos humanos han dispuesto a mantener la Memoria, la Verdad y Justicia por los desaparecidos del último golpe cívico militar en la Argentina sin ningún acto en la vía pública para que pronto en la Argentina estemos: “Cantando al sol como la cigarra”.

La vuelta de un Estado presente

La vuelta de un Estado presente

La pandemia del Covid-19  y su rápida propagación por el mundo está cambiando minuto a minuto la coyuntura global y las formas de vida. Los Estados vuelven a ser los grandes protagonistas de las decisiones mundiales. Las fuertes intervenciones gubernamentales, la responsabilidad ciudadana y la solidaridad son las claves para una nueva sociedad que reconfigura sus relaciones sociales. 

Todo está paralizado en la Argentina desde el lunes 16. No se dictan clases en ninguno de los niveles educativos, no hay cines, teatros, fútbol, boliches, bailes y se cancelaron todos los show. El aislamiento en las residencias es promovido por  el gobierno nacional, que ya anunció una serie de licencias para empleados del sector público y privado, y la cancelación del transporte público de media y larga distancia para evitar contagios del virus. En diciembre de 2019, que el área de salud se recuperara el rango ministerial parecía una medida más del nuevo gobierno. Hoy es un área robustecida que busca evitar la crisis que la pandemia podría provocar, llevando al colapso al sistema sanitario.  

“La salud no tiene precio”,  sentenció el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el 12 de marzo último para anunciar una serie de medidas ante la crisis sanitaria, marcando un cambio discursivo en torno a las políticas de libre mercado a las que tenía acostumbrado el gobierno galo. En la Argentina, hubo dos sectores que resistieron a la “Ley de Reforma del Estado” promovida por la ola privatista que desató el entonces presidente Carlos Saúl Menem en 1989: el sistema de salud y la educación. Hoy son las dos áreas clave para este contexto de emergencia sanitaria.

“En la etapa pandémica del coronavirus, el Estado nacional, con el presidente Alberto Fernández ha tomado muy acertadamente decisiones estrictas en relación al cierre de fronteras y aislamiento social, podrán parecer drásticas pero es para ganarle tiempo y fortalecer el sistema de salud”, explicó el director del Hospital Garrahan, Oscar Trotta en diálogo con ANCCOM. Y agregó: “La importante tarea de la salud pública en este contexto es difícil por el empobrecimiento de las políticas neoliberales del macrismo.  Que pasaran de ministerio a secretaria el área de salud en la gestión de Cambiemos produjo un profundo deterioro a la calidad de atención, y resurgieron enfermedades como el sarampión y la tuberculosis”, agregó el director del hospital Garrahan.

Según el Banco Mundial, en Argentina hay un promedio de cuatro médicos cada mil personas, igual que en Suiza, lo que supera a países como Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña, entre otros. La gran cantidad de trabajadores de la salud es una de las variables a medir  en los sistemas públicos hospitalarios. Según la consultoría educacional “Time for Argentina” las mejores casas de estudio para medicina en el país son públicas: la Universidad de Buenos Aires, la Universidad Nacional de Rosario, y la Universidad Nacional de la Plata como las más prestigiosas del país. Sus egresados realizan las residencias en los hospitales y atienden en las guardias. Son médicos que ingresan al sistema de salud por orden de mérito: “Casi la totalidad de nuestro médicos (residentes y de planta) en el sistema público son egresados de la universidad pública y en el Garraham el 70% de los médicos son egresados de la UBA”, aseguró Trotta. 

El Estado no sólo genera políticas públicas, sino que forma a sus profesionales con una mirada de servicio sobre la profesión. Camila Gallo, médica de 29 años, recibida en la Universidad de Buenos Aires, puso a disposición sus redes sociales para hacer consultas virtuales y evitar el colapso de las guardias: “Me ofrezco a la comunidad de forma personal pero también por las redes sociales, porque son una herramienta excepcional. Quiero cuidar a los míos por eso puedo orientarlos y discriminar si la consulta realmente requiere que acuda a la guardia y evitar que salgan de sus casa”, compartió Gallo.

La joven médica trabaja en la guardia del sanatorio Anchorena de la Ciudad  Autónoma de Buenos Aires y le cuenta ANCCOM  cómo se vive puertas adentro la crisis que generó el Coronavirus: “Vivimos el día a día, seguimos todos los protocolos. Los pacientes que presentan síntomas son interrogados bajo régimen de protocolo, se los ve de forma individual en una sala aislada tanto para el paciente como para el médico y se cuenta con todos los elementos pertinentes. Para mí es un desafío profesional y personal  estar a cargo de la guardia y sobre llevar una pandemia. Somos varios médicos y nos vamos turnando, el trabajo es en conjunto con enfermeros que son indispensables para discriminar a los pacientes que necesitan ser aislados rápidamente de aquellos que pueden esperar”, explica la especialista. 

Aislamiento social – COVID-19

Las recomendaciones médicas siguen siendo las mismas: el aislamiento responsable, lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, usar alcohol en gel, toser sobre el pliegue del codo y desinfectar las superficies y o elementos de uso frecuente. “Ante síntomas como fiebre, tos, dolor de garganta o dificultad para respirar consulte a su médico”, recomienda el doctor Trotta.

Los  reportes ante la situación son diarios  y se van tomando las políticas públicas día a día.  Al 17 de marzo el ministerio de Salud informó que en la Argentina la mayoría de los casos son importados y se detecta transmisión local en contactos estrechos, sin evidencia de transmisión comunitaria. Por lo que desde el Ministerio de Salud describen: “El país continúa en fase de contención. El total de casos confirmados en Argentina es de 79, de los cuales dos fallecieron”. El coronavirus no es solo una pandemia, es  también el resquebrajamiento de todas las relaciones sociales como las conocemos: las económicas, las afectivas, ya que el Estado ha pedido también la suspensión de besos y abrazos. Ahora el que abraza es el Estado.

El coronavirus en el fin del mundo

El coronavirus en el fin del mundo

Los móviles policiales recorren las calles pidiendo a los habitantes por megáfono que permanezcan en sus hogares.

En la capital fueguina alguna que otra persona camina sola por las calles, va hacia su casa o a comprar pan. También es posible ver algún auto circulando.  Al fondo, más allá de las luces de Ushuaia, entre las montañas violáceas, el faro Les Éclaireurs contempla la ciudad. Muchos negocios permanecen abiertos, pero desde el lunes 16 de marzo sus vitrinas y puertas tienen un cartel que en letras blancas y rojas que dice: “Atención”. Quien lea, se enterará que temporalmente sólo podrá comprar por delivery, que se han establecido horarios especiales para los grupos de riesgo, o que la capacidad habilitada de personas dentro del local ha sido reducida.

Los móviles de la Policía provincial, desde el martes 17, salieron a recorrer las calles pidiendo a los habitantes por megáfono que permanezcan en sus hogares y eviten las reuniones. Este mismo día las fuerzas federales y provinciales custodiaron a micros de turismo para trasladar a cruceristas que llegaban de la Antártida al aeropuerto de la capital fueguina, tras la orden de que dejaran la ciudad cuanto antes.

“Vivimos momentos muy duros. No solo nosotros, nuestro país, el mundo entero, ante una enfermedad que día a día va creciendo”, anunció el gobernador Melella, cuando llamó a los fueguinos a detener sus quehaceres cotidianos y a permanecer en sus casas. La provincia austral y Chaco se convirtieron así en las primeras del país en sancionar por decreto una medida semejante.

Además de la suspensión de todo tipo de actividades públicas y privadas, el decreto 0468/20 prohibió que niños, niñas, adolescentes y grupos de riesgo salgan de sus domicilios. Para eso, cada familia deberá designar un adulto responsable, quien sólo podrá salir por cuestiones laborales, para concurrir a centros sanitarios, comprar alimentos, asistir a personas pertenecientes a grupos vulnerables, o dirigirse a entidades financieras por causas de fuerza mayor o a puertos, aeropuertos y otros centros de transporte y asistencia esenciales.

“Sólo le vamos a ganar a este virus si nos detenemos, si nos quedamos en nuestros hogares”, sostuvo el mandatario.

Asimismo, el gobierno provincial pidió a los turistas que vuelvan a sus lugares de origen y solicitó que no vengan a quienes lo tenían planeado. “Es cierto que esto trae problemas económicos, pero también es cierto y mucho más doloroso que pone en riesgo la vida de muchos”, declaró el gobernador.

Cada familia debe designar un adulto responsable, quien sólo podrá salir por cuestiones indispensables.

Nicolás tiene 26 años y vive en Ushuaia. En diálogo con ANCCOM, asegura que la decisión no fue tan inesperada para la población, que seguía las noticias por medios masivos y redes sociales: “El domingo ya se hablaba por todos lados de lo que estaba ocurriendo”.

Hasta el momento, en la ciudad austral se confirmaron dos casos de coronavirus. Se trata de una madre y su hijo, ambos ushuaienses, quienes se contagiaron en un viaje a Francia. Cuando llegaron, se pusieron en cuarentena y evitaron contagiar a otros. “Fueron muy responsables y los dos están evolucionando, no tienen síntomas” asegura Ignacio Chávez, periodista del diario Ushaia24.

Desde la resolución del día 16, uno de los puntos más conflictivos habría sido la prohibición del ingreso de turistas, junto con el cierre de escuelas: “La ciudad es una de las más turísticas del país y es habitual encontrarse con miles de extranjeros en el centro”. En el instituto donde Nicolás trabaja como profesor de Educación Física, las clases quedaron totalmente suspendidas.

El gran problema fue que el pedido a los turistas desembocó en la congestión del transporte aéreo. Muchos vuelos habituales se destinaron a trasladar en primer lugar a turistas extranjeros, dejando varados en la provincia a argentinos que habían llegado de visita o por otros motivos temporales. Esta situación es particularmente crítica teniendo en cuenta que la provincia es una isla. Como tal, “el transporte terrestre es mínimo, depende en un 90% de los aviones”, explica Chávez.

La medida contempla sanciones para quien la quebrante. Sin embargo, desde el primer momento los fueguinos respetaron la cuarentena. Ignacio afirma: “Se entendió que lo que ayer era un beneficio económico hoy puede ser una catástrofe, considerando que la situación de los hospitales es la misma que en el resto del país”. Tan es así que los establecimientos sanitarios de Ushuaia y Río Grande tomaron medidas especiales para minimizar la concurrencia de personas.

Respecto a los comercios de alimentos y almacenes, el decreto permitió que permanezcan abiertos cumpliendo ciertas regulaciones. No obstante, “muchos decidieron directamente cerrar sus puertas hasta fin de mes”, señala Chávez.

Salvando las distancias, el panorama durante los últimos días en los hipermercados del fin del mundo se asemeja a lo acontecido en Buenos Aires, donde fueron notorias la circulación de changos llenos y las góndolas vacías. En Ushuaia, “arrasaron con los tres supermercados que hay, Carrefour, La Anónima y Diarco”, cuenta Chávez. Los productos más comprados habrían sido los de higiene y alimentos no perecederos.

El periodista explica que, si bien el abastecimiento está garantizado, muchas veces no se llega a reponer la mercadería. No obstante, los entrevistados concuerdan en que a grandes rasgos los fueguinos permanecen tranquilos. “Solo que la gente sigue yendo a los supermercados por temor a los cierres”, observa Chávez, mientras que para Nicolás la gente está asustada “porque circula mucha información que quizás no es real”.

“No tenemos que entrar en la desesperación”, sostuvo el gobernador. Por el momento, pareciera que los habitantes de la provincia adoptaron la postura de Nicolás: “Hay que mantener la calma y cumplir con las medidas de precaución para el bien de todos”.