Oct 21, 2021 | Destacado 2, Novedades, Vidas políticas

-Yo no hablaba, todavía me cuesta. Todo lo que digo me sale del alma y de la bronca, del dolor- dice con énfasis Alicia, una de las integrantes de Fuerza de Mujeres.
Para muchas es la primera vez que están en una toma de tierras, que reclaman, que hablan con medios de comunicación o que cortan una calle. Desde el 30 de septiembre, cuando el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desalojó a más de cien familias que conformaban el asentamiento Fuerza de Mujeres, una toma en el barrio Carlos Mugica, de Retiro, casi todos los días participan en movilizaciones en el Obelisco, en el Ministerio de Desarrollo Social y en el Ministerio de la Mujer, Géneros y Diversidad. Este último domingo, festejaron el Día de la Madre en el predio del que fueron expulsadas con violencia ejercida por el Estado.
Al principio estaban desorganizadas, no sabían cómo reclamar, pero con la ayuda de distintas agrupaciones se fueron organizando, teniendo siempre en claro que son ellas las que deciden.
Miércoles 13, en el Obelisco: llegaron algunas con sus bebés en brazos, tiraron cartones en el piso, escribieron carteles, y llevaron sus remeras blancas con frases en las que se podía leer: “Basta de desalojos. ¡Vivienda digna Ya!” Después cortaron la calle, parándose una al lado de la otra, usando también los cochecitos de los bebés y haciendo ruido con maracas hechas de botellas con piedritas adentro.
“Vinieron a las siete de la mañana, que los chicos todavía dormían, ni siquiera se habían levantado para ir a la escuela. No esperaron ni siquiera a las nueve para que no estén ellos, lo hicieron con mis hijas ahí —dice Andrea casi sin respirar—. Es más cuando leyeron el papel, nosotras escuchábamos y en eso gritaron, ‘avancen chicos’ y empezaron las topadoras, no dieron tiempo de nada, pegaban patadas y quemaban todo. No dieron un minuto para nada, ni siquiera para despertar a los niños y explicarles lo que estaba pasando. Andrea, todavía se desespera cuando cuenta lo que sucedió con ella y con tantas otras que ese día vieron aplastada la posibilidad de un futuro mejor para sus hijos y ellas.

– ¡Mi bebe, la bebe!
El 30 de septiembre, el grito de Andrea logró clavar la topadora que ya había tirado la carpa y estaba a centímetros de las maderas que formaban la habitación de la casita. El policía descreído entró a retirar solo una de las cuatro camas que había adentro y ahí estaba, la más chiquita de tres hermanitas, durmiendo sin saber que alrededor todo estaba prendiéndose fuego.
-Podrían haber matado chicos o prendido fuego y nunca estuvo la Tutelar del menor -recuerda ahora Andrea, refiriéndose a las autoridades estatales de resguardar los derechos de la niñez y adolescencia
Las mujeres del barrio aseguran que era una orden de allanamiento y no de desalojo, y que las autoridades tutelares solo llegaron cuando ya estaba todo hecho cenizas. Todas coinciden con mucha rabia en lo mismo:
-Ojalá, fuera así con los narcotraficantes, estaría bueno así cuando la policía se va los dejan sin nada.
«Nosotras ya sufrimos violencia de género, venimos de ahí. Que un hombre te hable fuerte otra vez te da pánico. Me dieron ganas de salir corriendo, no sabía qué hacer, no sabía a dónde ir, salía y entraba», recuerda Andrea, que, a pesar de parecer mucho mayor por su actitud y su forma de hablar, en su voz y en su rostro jovial se denotan sus tan solo 27 años. Ese día, la amenazaron con sacarle a sus hijas por no querer ir al paradero y agrega indignada: «Me dio mucha bronca, porque mis hijas están sanas y bien cuidadas ¿porque me las van a sacar habiendo tanto chico solo en la calle sin su mama? ¿Por qué no van a recoger esos chicos?»
La policía hizo una muralla para que no pudieran pasar, ni siquiera para sacar sus cosas. «Mis hijos estaban felices, iban a tener una casita, una pieza aparte, los ponía contentos saber qué iba a ser de nosotros», relata Lucy, otra integrante de Fuerza de Mujeres, que contagia con su energía a las demás por su fuerte carácter. Otra de las mamás cuenta que el día del desalojo sus hijos se sintieron muy mal, la más grande fue la que más lo sufrió. Cuando fueron al otro día del desalojo a hacer una conferencia de prensa y ella vio su almohada, quiso rescatarla. Una vecina le pidió a un policía que le dejara pasar, ella entró y la trajo junto con una pantufla que encontró de su hermanita.
Desde ese día, el nene más chiquito de Alicia les tiene bronca a todos los policías en la calle y les pregunta cada vez que los ve:
– ¿Por qué hiciste ese desastre? ¿Por qué tiraste mi casita?
Su mamá, una mujer fuerte y joven, luchó hasta el mes de enero con un marido violento a quien no le alcanzó con meterse con ella, sino que también marcó a su hijo. Esa violencia fue el límite. Juntó fuerza para abandonar su hogar con sus mellizos de 5 años y un bebé y fue al medio de un basural con ratas, cucarachas y escombros. Fue una de las primeras en llegar la noche de la toma junto con otras cuatro mujeres y sus hijos. Se enteraron de que había una familia que estaba viviendo ahí, hacía más de un año y medio, en un contenedor en el predio y no los habían echado.

La primera noche fueron 50 mujeres con sus familias, los días siguientes se sumaron las demás. «Los primeros meses dejé de trabajar para estar ahí. El último mes tuve que volver al trabajo porque no aguantaba más. Armamos las carpas de nylon primero. Después íbamos en grupos de cinco mamás a buscar chapas y maderas usadas, porque no podíamos comprar algo nuevo, tratábamos de que todas llegaran a tener algo sobre la cabeza, pero a lo último ya estaba más habitable. Tuvimos mucha fuerza para estar ahí, había viento, frío, llovía y estábamos mojadas, los chicos se enfermaban, pasamos hambre”, cuenta Alicia.
Otras mamás recuerdan que cuando recién llegaron había otras familias que tenían fuego prendido. Ellas pudieron traer frazadas para sus hijos, y les prestaron carbón para prender una fogata. Hubo familias que recién la tercera noche pudieron poner paraguas. Cuentan que limpiaron el basural, pidieron prestadas bolsas a organizaciones, para no tener que quemar y generar humo del pastizal. “Había una parte, incluso, que el Gobierno tiraba escombros y los sacamos con la pala, porque no tenemos máquina, fue todo de a poco”, recuerdan orgullosas por todo lo que habían conseguido y tristes por todo lo que perdieron.
Fuerza de Mujeres surgió a partir de la toma, más allá de que algunas tenían pareja, eran las menos. Estar acompañada de otras mamás fue lo que les dio fuerzas, se entendieron y sabían qué era lo que le estaba pasando a la otra, porque todas habían estado en la toma.
«Fuimos de a poco entrando. Yo entré porque me avisaron, estaba una de mis conocidas que está en mí misma situación, sufriendo violencia de género. La mayoría le estábamos poniendo el pecho”, cuenta Lucy mientras se sube en el colectivo que la lleva a la marcha que se hace frente al Ministerio de Desarrollo Social para pedir una solución y sigue contando apurada por llegar:
-Pedimos mesa de diálogo durante los tres meses que estuvimos y nunca nos dieron nada.
Varias mamás tienen subsidio habitacional, pero nadie quiere alquilarles porque los “dueños” no aceptan chicos. «Nosotras dijimos desde el primer momento, no es que necesitamos plata, si todas somos trabajadoras. Yo trabajaba de vendedora ambulante, otras vendían comida, café, o salían a juntar cartón. Eso era un basural que estaba ahí, hace seis años. Nosotras limpiamos y ahora que nos desalojaron a todas quedó de vuelta un basural», cuenta Alicia. En las marchas se la puede reconocer fácilmente por su sonrisa al hablar con sus compañeras y llamarlas al grito de “¡asamblea, asamblea!” para consultar con sus compañeras como continuar y añade:
-No me sirve la plata sino me quieren alquilar con chicos.
Lucy, en la marcha del Obelisco, estaba pegadita a Alicia, atrás de la bandera.
“Siempre le dan prioridad a la gente que tiene plata y a los que no tenemos pareciera que somos invisibles a la hora de recibir créditos o planes para obtener una casa -dice Lucy-. Es como que no existimos, no contamos. Es verdad, no podemos alquilar en el barrio, menos en un hotel familiar o afuera un departamento, porque te piden un montón de requisitos hasta te preguntan de qué color es el pelo del perro y alquilar una pieza es imposible porque nos piden que dejemos tirados a nuestros hijos en la calle».
Recibir un subsidio habitacional no les resuelve el conflicto, aunque de las ochenta familias, el Estado solo les entregó un cheque de emergencia a diez. Las familias evitan a toda costa ir a un parador por lo poco habitables que son. El día del desalojo, cuando les ofrecieron esa “solución” contestaron que no, que iban a ver de conseguir alojamiento en la casa de alguna amiga o pariente por esa noche. Entonces, la trabajadora social anotó en el informe que tenían donde vivir y no necesitaban el subsidio habitacional, porque tenían un “alojamiento propio” y cuando volvieron a pedir ayuda del Estado se las negaron.
“En el barrio tuvimos un montón de apoyo. El Gobierno nacional, solamente fue a poner en alta a las que sufren violencia de género con el plan Acompañar. Nos dieron alguna mercadería, dijeron que nos iban a dar un bono, pero todavía nada. Desde el Gobierno de la Ciudad el viernes fuimos a hacer un corte enfrente al Ministerio de Desarrollo y tuvimos una reunión con el encargado, para ver si, aunque sea, nos habilitaban el habitacional, pero ni siquiera eso”, dice Andrea, quien trata de estar bien informada. Todavía está esperando una respuesta del Estado para resolver el conflicto habitacional y se pregunta:
– ¿De qué sirve una escuela en el barrio si mis hijas no tienen donde vivir?
En el predio actualmente hay un cartel que dice que se va a construir una escuela próximamente. Se planea trasladar la Escuela N*11 ubicada en una de las zonas más cotizadas de la Ciudad de Buenos Aires dejando a 175 alumnos sin vacante cerca de su casa. «Ni siquiera son capaces de hacer una escuela nueva. Acá en el barrio hay escuelas, también jardines. Lo que necesitamos es una casa. Es importante que los chicos tengan educación, pero para eso, primero necesitan tener un lugar donde vivir», dice una mamá y otra agrega: “Larreta estuvo haciendo campaña en el Barrio, pero nunca habló con nosotras si para él somos invisibles, no le importamos”.

Lo sucedido pone otra vez de manifiesto el problema habitacional que sufre la Ciudad de Buenos Aires. La imposibilidad de acceder a un alquiler o una vivienda propia y cómo esto se agrava cuando los inquilinos tienen menores recursos y aún más cuando son mujeres con niños. El Estado afirma que uno de los sectores más golpeados por la pandemia y la crisis económica son los jóvenes. Se refleja en la toma: la mayoría son mujeres que no superan los 30 años y sus hijos no pasan los 10.
Sep 17, 2021 | Comunidad, Novedades

La crisis económica en la que se encuentra sumergida la Argentina, sobre todo tras más de un año y medio de pandemia y un la recesión que arrastraba del gobierno macrista, deteriora constantemente el poder adquisitivo de los trabajadores. Las medidas sanitarias, sumadas a la profunda sensación de incertidumbre vivida durante gran parte de 2020, se tradujeron en un retroceso en los índices de consumo y por ende una preocupación constante entre la población respecto al mantenimiento de sus fuentes laborales.
Si bien la economía ha ido reactivándose muy lentamente en los últimos meses, y el Estado ha tomado medidas con el fin de palear la caída de los salarios respecto de la inflación, también es necesario mantener la sustentabilidad del sistema previsional.
Respecto a esto, el economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortíz (CESO), Nicolás Pertierra, dice que “la base de todo es mejorar la economía y crear empleo. Los trabajadores en actividad son los que financian las jubilaciones. Y para crear empleo tenés que sostener la actividad económica, o sea es un círculo virtuoso. Para poder incrementar todavía más las jubilaciones se tiene que volver a crear fuertemente empleo privado registrado, que fue lo más afectado de los últimos años.” Y agrega: “Se podrían pagar mejores jubilaciones aumentando la cantidad de trabajadores y el salario promedio de los mismos, de esa forma aumentarían los recursos de la seguridad social”.

Las jubilaciones siguen al nivel de 2019.
Entendiendo que el problema de fondo es muy complejo y son múltiples las circunstancias económicas que entran en juego, la duda surge al tratar de entender por qué no aumentan las jubilaciones. “La realidad es que han sido la variable constante de ajuste dado al gasto público que representan. El peso que tienen es tan importante, que han sido objeto de las políticas de ajuste sobre todo de 2017 a 2019. En ese periodo hubo una clara pérdida del poder adquisitivo de los jubilados, y todavía viene oscilando un poquito por debajo. En la medida en que los ingresos del sector privado y la recaudación se empiece a recuperar, las jubilaciones deberían subir. Pero falta una recuperación contundente”, detalla el economista.
Para el sistema integrado provisional argentino parece fundamental la evolución del salario mínimo vital y móvil. El mismo tuvo un incremento del 35% en los últimos cinco meses y a partir de este mes se percibirá el último aumento previsto para este año. De esta manera, el piso de las remuneraciones pasará a ser de $29.160 e impactará en octubre.
Por otra parte, el gobierno aprobó para los jubilados el pago junto a sus haberes de una serie de bonos (de $1500 en abril y mayo más un tercero de $5000 que se pagó en agosto de 2021,) con el fin de compensar la pérdida en la capacidad de consumo producida por la inflación. “El punto más bajo, en términos de poder adquisitivo de los jubilados, estuvo en mayo de este año. A partir de ahí empezó a recuperarse un poco, y eso sin considerar los distintos bonos que se fueron otorgando, los cuales van a compensar un poco más la base de la pirámide de las jubilaciones”, señala Pertierra.

El punto más bajo a nivel de poder adquisitivo de las jubilaciones estuvo en mayo de este año.
Haciendo una comparativa de los haberes percibidos en los últimos diez años, el especialista explica que “las jubilaciones actualmente están en niveles similares a los de fines de 2019 y son comparables con algunos niveles del 2010 y 2011. El periodo de fuerte crecimiento de las jubilaciones mínimas fue del 30% y va del 2011 al 2015. Por el contrario, del 2015 al 2017 hubo un relativo estancamiento y una contundente caída del 20% entre 2017 y 2019. En la primera parte del 2020 hubo un incremento en las jubilaciones, que se deterioró mucho con la aceleración de la inflación de fines del mismo año”.
Según informo a principios del mes de agosto la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), y de acuerdo a lo estipulado por la Ley de Movilidad 27.609, las jubilaciones aumentarán a partir de este mes un 12,39%. De esta manera que el haber jubilatorio mínimo será de $25.922 y beneficiará a más de 7 millones de jubilados y pensionados.

Sep 13, 2021 | Novedades, Vidas políticas
Las PASO dieron lugar a que politólogos y analistas dieran su opinión sobre resultados que sorprendieron o impactaron a más de uno. “Los resultados no fueron una sorpresa, pero si lo fue su dimensión. Suponíamos y veníamos midiendo tendencias en las encuestas e investigaciones que el resultado iba a ser así para la Cámara de Senadores, pero pensamos que para Diputados la cosecha iba a ser un poco mejor, sobre todo en Provincia de Buenos Aires”, sostiene Paola Zuban, politóloga e investigadora de opinión pública y partidos políticos.
El bunker de Frente de Todos de La Plata comenzó con unos festejos esperanzadores hasta las nueve de la noche cuando empezaron a publicar los resultados provisorios. Luego del discurso del ministro del Interior Wado de Pedro y con el 60% de las mesas escrutadas, esos festejos desaparecieron y comenzaron las preocupaciones. Los resultados no solo se dieron con una sorpresiva rapidez, sino que también la contundencia de los guarismos, que no tuvieron demasiado cambio hacia la medianoche, descolocó las previsiones de las encuestas. Sin duda, la jornada de ayer dio mucha tela para cortar, como así también generó incertidumbre sobre lo que pasaría tanto en noviembre como en las elecciones presidenciales del 2023.
Habiendo ganado en 17 provincias, Juntos por el Cambio se declaró como el ganador indiscutido de la noche, con números impensados en jurisdicciones donde el peronismo era siempre la primera opción, como en el caso de Santa Cruz o la Provincia de Buenos Aires. Según Zuban, los errores no fueron solamente de gestión, sino que también hubo errores políticos en el armado de la campaña: “Los candidatos del oficialismo fueron puestos a dedo por Alberto Fernández, fueron candidatos que además no fueron consensuados con el resto de los espacios políticos que componen la coalición, no hubo internas en el espacio oficialista y esto resintió mucho en la militancia y el peronismo, sobre todo en Provincia de Buenos Aires”. Al parecer, el poco mutuo consentimiento dentro del partido también fue un condimento que afectó en los resultados finales de ayer.
Para el sociólogo y analista político Ricardo Rouvier “el voto a la derecha o el voto a la izquierda es un voto programático. Este domingo no votaron a Macri ni al PRO, votaron enojados contra el Gobierno, entonces lo toman como una opción. ¿Quién me sirve para castigar al Gobierno? La alianza opositora, capaz que dentro de dos años a lo mejor lo abandonan”. , a estas declaraciones agrega: “Es un paso para la derrota en noviembre y en 2023, pero también puede no ocurrir, por supuesto, porque ese 15 y 18% fluctúa, pero no por un partido de derecha, sino que fluctúa por un castigo a la gestión. A la gestión de Macri ya se la castigó, ahora se castiga a la de Alberto Fernández”.

El show que se volvió realidad
Mas allá de los resultados principales, hubo un personaje que resaltó en las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires. Con sus videos de campaña casi cinematográficos, los 13 puntos obtenidos por el líder de Libertad Avanza, Javier Milei, sorprendieron. “Estas elecciones de medio término –comentó Zuban- son propicias para que emerjan estas fuerzas marginales en el sentido de que tienen una porción del electorado muy pequeña basado en el voto bronca y antisistema, pero que después cuando van a elecciones generales se diluyen”. Para Ricardo Rouvier “no hay avance de la derecha, hay castigo al Gobierno. No está avanzando un partido de la derecha en particular. La sociedad no se vuelve de derecha, la sociedad te castiga por la mala gestión.”
Al parecer, el partido de Libertad Avanza propone formulas económicas fáciles de entender para la gente, formulas que parecen sencillas de aplicar pero que cuando tienen que ponerse en practica son un poco inviables: “Tienen la irresponsabilidad de hablar desde un lugar en el cual nunca han gestionado, y si tienen la oportunidad de gestionar tendrán que explicar porque las fórmulas tan simples que ellos plantearon no son tan simples. Siempre es mucho más fácil ser oposición y antisistema, siempre es mucho más fácil vociferar desde la bronca. Además, es muy efectivo, claramente hay una porción del electorado que está muy enojada con la política tradicional y muy enojada con las recetas económicas tanto de un lado como del otro”, sostiene Zuban.
El mensaje para todas y todos
Según los analistas, el mensaje para oficialismo fue claro: la gestión de Alberto Fernández durante la pandemia no alcanzó para confiar por segunda vez en las elecciones legislativas y las campañas electorales tampoco ayudaron. Según la politóloga Zuban, las campañas electorales no tenían propuestas porque no se escuchó a la ciudadanía y sus demandas. “Las mejoras macroeconómicas en términos de reactivación económica e industria, no se traducen al bolsillo de la gente a fin de mes. Hoy la gente está más preocupada por el desempleo y la inflación”, recuerda. Pero, según el discurso del Presidente ayer al cierre de las elecciones, en el bunker de Frente de Todos, el voto fue un mensaje de demandas que fueron entendidas y se buscará corregir y hacer lo que no se haya hecho.
El mensaje también fue para la coalición de Juntos por el Cambio ya que todos los candidatos apoyados por el ex presidente Mauricio Macri perdieron en las elecciones internas. “Las dirigencias tradicionales ya no están dando respuesta y la gente está buscando alternativas en dirigentes nuevos. La oposición necesita una renovación, necesita lideres nuevos y un recambio generacional”, opina Zuban.
En definitiva, el pueblo se hizo escuchar y de una manera muy clara y contundente, el voto sigue siendo la herramienta más poderosa de los ciudadanos y ayer resonó como nunca.
Sep 13, 2021 | slider

Tras el cierre de unos comicios atípicos, en relación a los protocolos sanitarios y demoras en la votación, los minutos que siguieron hasta conocerse los primeros resultados parecieron eternos. Finalmente a las 21.30 se dieron a conocer los primeros números que desnudaron las caras largas entre los miembros del oficialismo.
Lo cierto es que al cierre de esta edición, con el 87.96% de las mesas escrutadas en la provincia de Buenos Aires, Juntos por el Cambio le gano por 4 puntos de diferencia a la candidata del Frente de Todos, Victoria Tolosa Paz. En la interna del frente victorioso, fue Diego Santilli quien resultó ganador de la contienda, superando por 10 puntos al candidato radical oriundo de Quilmes, Facundo Manes
Minutos antes de las 20.30 y previo a conocerse los resultados, tanto Manes como Santilli señalaron la importancia de trabajar juntos para obtener la victoria en las elecciones generales de noviembre y “derrotar al kirchenerismo en 2023”
“Lo importante es ir para adelante, para un futuro de progreso, donde la educación es lo importante”, enfatizo Santilli en el salón la Enremada de municipio de Gonet y continúo: “Lo importante es pujar, ir para adelante”.
A las 23 y con un contundente 38.22% de votos obtenidos, en el bunker de Juntos por el Cambio todo era fiesta. Al grito de “Ole, ole, ole, Colo, Colo”, los partidarios presentes le dieron su apoyo a Santilli quién se mostró muy emocionado y expresó: “Gracias a todos lo que nos acompañaron, gracias por escuchar y por elegirnos”, además agradeció a todos los candidatos y dirigentes de su espacio. En especial a Graciela Ocaña, Elisa Carrio, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Mauricio Macri.
Por su parte, en el Complejo Cultural C de Chacharita, la atención se la llevó el Presidente de la Nación Alberto Fernández, quien reconoció la derrota afirmando que “nada es más importante que escuchar al pueblo. Cuando el pueblo de expresa es un dato que tomamos muy en cuenta”. El mandatario estuvo acompañado por la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, el presidente de la cámara de diputados Sergio Masa y el gobernador de la provincia de Buenos Aires Axel Kicillof. Refiriéndose al esfuerzo y trabajo suyo y de dichos dirigentes en los últimos tiempos, Fernández manifestó que “evidentemente algo no habremos hecho bien para que la gente no nos acompañe como lo esperábamos. Hemos cometido errores”.
Tras los aplausos de los presentes el presidente prosiguió “esta enorme encuesta que son las elecciones primarias abiertas simultaneas y obligatorias, para nosotros son un dato que vamos a considerar y que a partir de mañana vamos a trabajar, para que en noviembre los argentinos y argentinas nos acompañen”. Además, destacó que la campaña recién empieza y que el frente tiene un compromiso con la Argentina.
Finalizado el discurso del mandatario y antes de retirarse del bunker, Victoria Tolosa Paz adhirió a los dichos del mandatario e hizo hincapié en la importancia de la participación. En la misma línea expresó que el porcentaje de gente que fue a votar fue menor al esperado y que desde su espacio trabajaran para que en las generales de noviembre participe más gente. Esto teniendo en cuenta que solo el 67% del padrón asistió a los comicios.
La oposición logró una gran victoria no solo en la provincia de Buenos Aires sino que también se hizo fuerte en distritos como Mendoza con más del 43% y en Santa Fé superando el 40%. Comparando esta elección con las generales del 2019, en algunas zonas de la provincia de Buenos Aires hasta duplico el puntaje.
Por otro lado, con un 5.17 % el Frente de Izquierda se quedó con el tercer lugar. Antes de conocer los resultados, el candidato Nicolás del Caño le expresó a ANCCOM que “la elección que estamos haciendo a nivel nacional es una elección buena para el Frente de Izquierda Unidad, somos la tercera fuerza en la provincia de Buenos Aires. Es el pueblo trabajador quien decidió darnos una muy buena elección”.
Finalmente ,el espacio Avanza Libertad encabezado por el economista José Luis Espert, obtuvo el 4.86% de los votos, mientras que Vamos con Vos de la mano del exministro Florencio Randazzo se quedó con un 3.71%, ubicándose así en el cuarto y quinto lugar respectivamente..

Jul 20, 2021 | Entrevistas
“Sólo es pensable la libertad si ampliamos sus márgenes colectivos, no los individuales – explica Alicia Stolkiner, titular de la Cátedra de Salud Pública y Salud Mental de la Facultad de Psicología de la UBA–. Pero se nos enseña desde muy chicos que mis derechos terminan donde empiezan los del otro. Eso es muy riesgoso porque da la impresión de que cuanto menos otro haya, mejor, y eso justifica una serie de segregaciones. Un ejemplo: mi casa termina donde empieza la de mi vecino, ahora, si estoy en Alemania en el inicio del nazismo y mi vecino es judío, quizás puedo hacer una denuncia que me facilite usar su terreno. Siguiendo al filósofo Emmanuel Lévinas, sobreviviente de los campos de concentración y pensador de la otredad, es posible pensar que mis derechos son los del otro y míos en cuanto yo soy el otro del otro”.
A partir del aislamiento preventivo, parte de la sociedad se ha manifestado contra las limitaciones a la libertad individual, ¿por qué?
Las respuestas de la sociedad estuvieron atravesadas por dos posiciones distintas que son, además, dos concepciones de la vida y dos conceptualizaciones del derecho. Hubo también, desde sectores de la oposición, un intento de capitalización política de los conflictos y malestares que generaba la pandemia y las medidas que se tomaban gubernamentalmente para disminuir su impacto. Pero esto no explica totalmente el accionar de las personas, su adhesión a ese discurso, hay una relación más compleja entre discursos sociales y subjetividades. Sucede que atravesamos una situación absolutamente inédita que produce una gran incertidumbre. Aún quienes lo niegan saben que se ha producido un desequilibrio catastrófico en un sistema que ya estaba en un altísimo nivel de inestabilidad, que era la forma de gestión de la vida humana en el planeta. Frente a eso hay distintas respuestas de adecuación o adaptativas, y algunas de ellas se resuelven por la vía de la negación, de dar por no existente el fenómeno o sus dimensiones, posibles riesgos o consecuencias. Estas posiciones también tuvieron manifestaciones políticas, como el presidente de Brasil diciendo que por qué darle semejante envergadura a una gripe común. Estamos hablando de cómo se articulan los macrodiscursos con las posiciones que después toman subjetivamente las personas. El segundo paso de la negación es la oposición a restricciones a la “libertad individual” dispuestas por el Estado para garantizar determinadas formas del funcionamiento social. Eso precede a la pandemia. Extrañamente, quienes aceptan medidas restrictivas cotidianamente se oponen a estas. Por ejemplo, la libertad de ir de acá a Rosario a 300 kilómetros por hora no depende del auto que se tenga, aunque el coche lo permita no se puede sin recibir una sanción, porque en la regulación de las normas del tránsito el Estado cumple una función del cuidado del derecho a la vida y, por ende, limita una acción individual que puede poner en riesgo a otros. En su libro Terror sagrado. La cultura del terror en la historia, Perry Anderson afirma que esa idea de libertad absoluta que no conoce ni vínculos ni límites inherentes como un deseo o una expansión infinita, está en el origen del terror.
Mucha gente tiene internalizada la lógica de cuidado individual. Más aún: creen que lo que lograron fue solo por su esfuerzo…
Hay personas para las que la renegación del fenómeno ha sido muy alta. Inventan razones para pensar que están fuera del riesgo. Son los que decían que era mayor la mortalidad por la gripe común. Ahora, cuando comparamos las cifras de 2020 con las de años anteriores, vemos un aumento determinado por el covid. Ahora están en debate los casos de los varados en el exterior que, por supuesto, son un grupo minoritario. Pero no hay que abordarlo por el lado de la culpabilidad, porque cualquiera puede tomar una mala decisión en estas circunstancias, inclusive por negación. Lo que resulta llamativo es que algunas personas apelen a que es una violación a la libertad individual que no puedan regresar, cuando firmaron una declaración jurada en la que aceptaban los riesgos al salir del país. Uno no le reclama a un seguro cuando firma un contrato que dice que no se van hacer cargo de determinados riesgos. En la década del 90, las prepagas de salud no cubrían el HIV. Decían que era una enfermedad de adquisición voluntaria. Había gente que firmaba contratos para atenderse ellos y su familia, sabiendo que no lo cubría. Obviamente si lo hacían es porque pensaban que no les sucedería. Jamás hubieran firmado un contrato que no cubriera el cáncer.
Pensaban que el HIV no les iba a tocar…
Claro, lo negaban. Cuando aparecía y era una catástrofe, le reclamaban al Estado. No a la empresa, porque esta les decía que habían firmado un contrato que no incluía su cobertura. No había una legislación que lo regule, llegó después. No cuestiono las razones por las cuales las personas hacen cosas que, inclusive a veces, son en contra de sí mismas. No todo el mundo opera cuidándose a sí mismo. En cambio, sí preocupa cuando aparecen discursos que exigen, en nombre de la libertad individual, que se arriesgue el derecho de vida de otra persona, por ejemplo, si entra la variable del Delta porque alguien regresó del exterior y no hizo la cuarentena invocando su libertad de circular.
¿Los discursos antivacunas son un síntoma social o se trata de casos aislados?
Preexisten a la pandemia. Ganaron impulso después de que la revista The Lancet publicara un artículo de investigación, del que luego tuvieron que retractarse porque era erróneo, que relacionaba la vacuna contra el sarampión con el autismo en Italia. Lo cierto es que la aparición del complejo médico-industrial- financiero ha hecho que la gente desconfíe de los medicamentos. Y para serte franca, yo también desconfío. Soy lo suficientemente grande para saber que alguna vez se vendió algún medicamento que se llamaba talidomida, que se distribuyó entre mujeres embarazadas e hizo nacer niños con deformidades. Soy de la generación que incrementó el cáncer de mama por consumir pastillas anticonceptivas de alto dosaje hormonal. Entonces, hay un punto de anclaje para la sensación de desconfianza, pero en esta situación las vacunas son una esperanza. Se trata además de su capacidad de circulación, un virus que tiene una mutación muy rápida y para peor. Si no se controla la circulación a nivel global, como alguna vez se hizo para erradicar la viruela, se van a seguir produciendo mutaciones. Es necesaria una acción mancomunada de las naciones, y no de los mercados. Se debe lograr un acuerdo como el que se consiguió cuando nació la OMS para erradicar la viruela y se vacunó al 80 por ciento de la población mundial. En este momento tenemos a toda África sin vacunar, salvo algunos países. Y volviendo a la cuestión de la individual, no queda otra opción más que vacunarse. Hay que aceptarlo, aunque a uno le produce cierto temor. ¿Nos va a mejorar? Sí. ¿Va a bajar la mortalidad? Sí. ¿Va a desaparecer la enfermedad? No, porque ninguna vacuna garantiza una efectividad del 100 por ciento. Esto no es la polio. No por ahora. La polio tampoco está erradicada en todo el mundo. Además, debo recordarles que Sabin renunció a la patente. La podía fabricar todo el mundo. Hoy, mientras se pone en riesgo a gran parte de la humanidad, hay gente que está peleando la ganancia. Y después, hay una cierta instrumentación política de los antivacunas también o articulación, en los Estados Unidos coinciden mucho con los partidarios de Trump.
¿Cómo va a ser la nueva normalidad?
Algunas prácticas ya no van a ser como eran. La psicología incorporó de manera masiva el uso de las tecnologías. Si bien todos añoramos volver al contacto cara a cara, cuerpo a cuerpo, esto me parece que se instaló. Pero es difícil saber cómo van a ser las nuevas normalidades, porque hay un desequilibrio del sistema global… Es como cuando se caen las laderas de una montaña y se va armando una avalancha: estamos en la avalancha. No sé qué va a pasar cuando termine. Estoy segura que ni la universidad ni la escuela van a volver a ser lo mismo, no deberían. Dicho sea de paso, esas instituciones ya estaban en crisis. Además, la pandemia señaló la inviabilidad de los grandes centros urbanos, porque uno de los problemas más serios que tenemos en este país es que la tercera parte de la población está agrupada en una sola unidad urbana, el Área Metropolitana de Buenos Aires.
¿Qué duelos implica la pandemia?
Los duelos son por uno mismo y por la pérdida de certeza respecto al futuro. En segundo lugar, por las pérdidas concretas, materiales, de proyectos y trabajos. También por las muertes, en un contexto de funcionamiento muy extraño, porque en la actualidad alguien puede salir de dar una clase, abrir WhatsApp, enterarse de que murió una persona que para una era significativa y entrar a hacer otra actividad…
Las muertes se convirtieron en una cifra para la televisión…
Perdimos el contacto corporal. Son curiosas las pandemias, van tocando lo relativo al vínculo con las personas. Cuando habíamos logrado terminar con la viruela, empezaron a aparecer las enfermedades emergentes, la primera fue el sida. Y fue y tocó justo ahí, en la sexualidad, con algo que la humanidad ya sabía porque la sífilis había sido igualmente grave, hasta que después aparecieron los antibióticos. Hubo una generación que, con los antibióticos y los anticonceptivos, rompió con la ecuación sexualidad y muerte. Pero en este caso, este tipo de alteración en el contacto corporal con los otros, la cercanía… Nos va a producir efectos que nos va a costar mucho cambiar. No soy partidaria de psicopatologizar, pero sí creo que los esfuerzos adaptativos a realidades totalmente nuevas producen conductas, sensaciones y sentimientos que pueden ser confundibles con psicopatologías, pero no las clásicas. Preguntaste por la nueva normalidad, es un oxímoron, o sea: o es nuevo o es normal. Esta crisis no sólo es una pandemia, sino que está derrumbando el mundo como fue organizado en la posguerra. Está en reconsideración toda la geopolítica, cómo será la hegemonía de las monedas cuando se preanuncia el final del patrón dólar, qué sucede con esos poderes económico-financieros corporativos que parecen estar por encima de los Estados… Todo eso cambia radicalmente la idea de cómo puede llegar a ser el futuro. Da la impresión de que estamos en un cambio de época, como fue el pasaje del feudalismo al capitalismo. No digo que estemos pasando del capitalismo a otra cosa, sino que hubo un cambio de época importante.
La crisis sanitaria puso en evidencia múltiples desigualdades estructurales, ¿podría haber una oportunidad para resetear nuestra forma de vida a una más justa?
Es una oportunidad. Es una situación de crisis cuyo final no es predecible, puede ser distópico u utópico. De lo que estoy absolutamente segura, es que, si no la aprovechamos para transformar nuestra forma de vida, nuestra forma de vida va a acabar con nosotros. El hombre de la modernidad se creyó el verso de que podía dominar la naturaleza. La naturaleza nos va a sobrevivir si nosotros no tenemos otro vínculo con ella.