May 6, 2019 | Comunidad, Novedades, slider
La música reggae y la folclórica suenan a la par en las primeras horas de la concentración que estaba programada para las 13. El primer ritmo sale de una improvisada tarima que reposa en la parte trasera de un pequeño camión estacionado sobre la calle Bolívar. El segundo, de un festival que se realiza al frente al Cabildo. En medio de la música están instaladas las carpas de las principales agrupaciones cannábicas que organizan la versión argentina de la concentración que se realizó por primera vez en 1973 en Nueva York.
Mamá Cultiva es una de las organizaciones sin ánimo de lucro que lleva la batuta de la legalización en el país. En su puesto se pueden conseguir remeras, pegatinas y el libro El camino del cannabis terapéutico. “Lo que hacemos nosotras es dar talleres, cursos y capacitar a profesionales. Nuestra tarea es empoderar, abrazar y acompañar a todas aquellas personas que se inician en el proceso del autocultivo y la autogestión de la salud”, comentó Valeria Salech, presidenta de la fundación que aglomera a más de 30 voluntarias y voluntarios.

Valeria Salech, Presidenta de Mamá Cultiva.
Sobre el objetivo de la movilización Salech afirmó que venían a denunciar al Estado Nacional porque les mintió en la cara cuando sancionó la Ley de Cannabis Medicinal (27.350) en 2017. “Hoy la reglamentación cercena y no respeta el espíritu de la ley. Por otro lado, tampoco tenemos autoridad de aplicación, que vendría a ser el Ministerio de Salud, hoy devenido en Secretaria, y sin presupuesto no hay forma de que se cumpla la norma”, afirma.
Por su parte, Mario Sánchez integra Plantemos Libres Argentina y lleva un chaleco verde fluorescente que lo identifica como organizador de la marcha. “En Argentina se están movilizando en cerca de 27 ciudades. Somos parte de la sociedad y a quien tenga la intención de representarla tiene que tener en cuenta al sector cannábico. Estamos en todos lados. Mucha gente querría estar en esta Plaza y no viene porque tiene un trabajo público”, asegura.
El festival de música folclórica ha finalizado. El reggae, en la tarima, también ha dejado de sonar. “El cannabis es un cultivo que genera un recurso que por un lado es medicinal, por otro es recreativo y también es industrial”, enuncia desde la tarima Facundo De Luca, representante de Cannabicultores del Sur y miembro del Frente de Organizaciones Cannábicas Argentinas (FOCA), que aglomera a casi 30 agrupaciones.

Sobre el tema de la prohibición, los referentes de las organizaciones difieren en cuanto a quiénes son los principales beneficiados. De Luca cree que los favorecidos son “los poderes hegemónicos” como “las industrias farmacéuticas y las industrias petroleras”. En cambio, Salech afirma sin titubear que quienes sacan más usufructo son “los narcotraficantes” y que en su organización cultiva “contra el narcotráfico”.
Las agrupaciones levantan las carpas mientras en la calle Bolivar toca el grupo Tambores en Movimiento. A las 16:30 la humareda verde que había tomado la Plaza de Mayo empieza a desfilar hacía el Congreso de la Nación. Un estruendo y una corrida amagan con empañar una jornada que ha transcurrido en total tranquilidad en medio de la música y la oferta gastronómica que va desde galletas hasta panes rellenos, pero que tiene como principal tentempié a los ‘brownies espaciales’.
La ley aprobada por el Congreso en 2017 dejó por fuera de la reglamentación a los pequeños cultivadores. @Barbaxnegra (en Instagram) es un autocultivador que tiene plantas hace un año. “Aprendí por medio de un amigo. Él, al igual que yo, estaba empezando y una persona con años de experiencia se acercó y le brindó los conocimientos necesarios para empezar un cultivo. Después, él me los transmitió a mí, me regaló mis primeras dos plantas y me motivó a aprender y a dedicarles tiempo, amor y energía”, comenta mientras la movilización camina por la intersección de Avenida de Mayo y 9 de Julio.

Como muchos, @Barbaxnegra marcha por primera vez. La afluencia de asistentes ha superado, por mucho, las concentraciones de años anteriores. “Marcho porque el narcotráfico mata a la gente y hunde al país; pienso que una persona nueva que cultive es una persona menos que compra al narcotráfico”. Salech es optimista por los avances de otros países y cree que el mundo va camino a la legalización: “Nosotros vamos a tener que avanzar también, sino es con este gobierno tendrá que ser con el siguiente”.
La marcha transita de manera lenta. A las 6 de la tarde el grueso del movimiento entra a la Plaza del Congreso. El pequeño camión que sirve de tarima ha llegado y sobre su pequeña superficie hablan los representantes de cada organización: Latinoamérica Reforma, Mamá Cultiva, Mamá Cultiva Fundadoras y Mamá se Planta. Las consignas fueron claras: no más presos por autocultivar, que se cumpla y se amplié la Ley de Cannabis Medicinal y que se ponga al cáñamo como actor protagónico de la salud, la recreación y la economía de la sociedad argentina.


May 1, 2019 | Novedades, Trabajo

Sillas vacías por los despidos en ANSA.
Sillas vacías, escritorios sin pertenencias, computadoras apagadas. Lo que solía ser una sala de redacción, hoy es un escenario desolador. Figurita repetida para los medios de comunicación argentinos. En la bolsa también cayó ahora la reconocida agencia internacional de noticias, ANSA (Agenzia Nazionale Stampa Associata), donde hoy solo acuden a sus puestos nueve de los 17 empleados que trabajaban hasta que comenzó el último recorte.
Despidos de 74 empleados en la planta gráfica de La Nación y 37 en Editorial Atlántida; el embargo de la cuenta sueldo de los trabajadores de C5N; los salarios impagos de Radio del Plata y los 65 desvinculados en Clarín, la situación más emblemática de los últimos días, con multitudinarias protestas en su puerta. Con mucha menos repercusión, en ANSA también se viven horas de desguace. El 11 de febrero, tras una comunicación telefónica desde Roma, el encargado del sector de Recursos Humanos de la agencia italiana comunicó que debían despedir a la mitad de los trabajadores de la oficina de Buenos Aires, la cual supo ser sede central de las oficinas de Latinoamérica. La decisión se tomó tras la reducción del 20 por ciento del aporte que percibía la agencia del Estado italiano. La propuesta que ofrecieron desde Italia tiró por la borda todos los tableros establecidos en cuanto a leyes laborales: a la decisión de a quién despedir y a quién no, la debían tomar los propios periodistas en el plazo de un mes.
“Nos avisaron que iban a echar a tres trabajadores con nombre y apellido: el telefonista y dos técnicos. Además, debíamos elegir entre nosotros seis redactores de los 12 que éramos en ese entonces. A los técnicos y al telefonista les dieron entre cuatro y cinco días para arreglar sus cosas e irse. Al resto, hasta el 12 de marzo. La decisión del recorte no la tomaron con un sentido periodístico sino, en cambio, con un criterio financiero”, arremete Fernando Lorenzo, periodista y secretario gremial de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA).

ANSA está desdde 1952 en nuestro país y era la agencia de noticias cabecera en latinoamérica.
Tras negociaciones con la empresa y audiencias en el Ministerio de Trabajo, los empleados han logrado que cada uno de los cuatro compañeros que optaron por finalizar su compromiso con la agencia, firmara en el SECLO (Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria) un retiro voluntario donde se acordó una cifra indemnizatoria superior a la establecida por la ley. Lorenzo, quien asistió a cada una de las reuniones, agregó: “Nosotros plantamos bandera pero no le pusimos palos en la rueda a nadie que decidiera irse; en cambio, tratamos de generar una mejor condición para negociar su salida”.
Desde su establecimiento en el país en 1952, la agencia ha vivido cada uno de los conflictos políticos y económicos que sacudieron a la sociedad argentina. Hoy, sumado a la crisis de la industria periodística y la específica de las agencias de noticias, se encuentra en medio de una crisis que ha dado lugar a la precarización. “Estamos preocupados, no solo por nosotros y nuestro gremio, sino a nivel general. Tratamos de dar resistencia, ver caminos para que no se cierre la fuente de trabajo pero el avance es arrollador. La empresa tiene sus razones, nosotros las nuestras, pero ahora, lamentablemente, estamos en inferioridad de fuerza”, comenta Alejandro Curotto, periodista de ANSA, especialista en política internacional.
La agencia de noticias italiana contaba con 81 oficinas distribuidas en 74 países. El objetivo primordial de la localización de ANSA alrededor del globo puede adjudicarse a una presencia política estratégica en dichos países detrás del sentido más superficial, el informativo. Actualmente, las únicas dos sedes que aún siguen ubicadas en el sur del continente americano son las pertenecientes a Buenos Aires y San Pablo, quedando únicamente corresponsables ubicados en México, Caracas, Cuba y Chile. Los trabajadores de la agencia, en su comunicación telefónica, tuvieron que escuchar otra posible decisión que estaba evaluando la empresa: concentrar la sede porteña en San Pablo, donde las condiciones laborales son mucho más flexibles, para bajar los costos.
Curotto, que tiene 60 años y ha dedicado 36 de su vida a la redacción de artículos para ANSA, explica: “Uno quiere y le tiene cariño a su trabajo porque es su obra, lo que hace, lo que estudió y aprendió. La decisión a tomar no abarca solamente irse o quedarse” .

Los trabajadores de ANSA debieron elegir entre ellos qué periodistas debían ser despedidos.
Ante el panorama desalentador, los trabajadores comenzaron a evaluar estrategias para poder generar un frente sólido sumando apoyos internacionales: “A fines de febrero, intentamos hablar con el canciller italiano, Enzo Moavero Milanesi, pero en ningún momento nos ofreció un espacio para contarle nuestra situación. Eso, para nosotros, fue una respuesta, sabemos que por esa vía no tenemos nada”.
En la última audiencia en el Ministerio de Trabajo a la que asistió el equipo de ANSA, con Fernando Lorenzo a la cabeza, los trabajadores recibieron otro golpe: la agencia solicitó que una persona más abandone su puesto. “Los que quedamos, estamos en el Titanic hundiéndonos. Nuestro servicio ya era precario anteriormente y ahora, por supuesto, empeoró. Los que quedamos nos reunimos y acordamos el trabajo que podemos llegar a brindar y garantizar sin que haya conflicto entre nosotros. Hay demanda corta y un problema estructural. No tenemos claro si esto terminó acá. Las personas que eligieron irse, lo hicieron mediante un consenso. Hoy no hay nadie con ganas de aceptar un retiro. De ninguna manera vamos a pelearnos entre nosotros para decidir quién se va, sino que vamos a defender nuestro puesto de trabajo”.
Para ANSA, la crisis del 2000 fue un quiebre y desde entonces la agencia se achicó continuamente hasta llegar al resultado de hoy. Lorenzo cuenta: “Nos quisieron sacar del convenio colectivo, la idea era realizar contratos individuales. Hubo una pelea muy fuerte, tomamos la sede y sufrimos dos despidos. A partir de ese momento, se negociaron mejores condiciones de trabajo. Estuvimos casi 10 años sin aumento de sueldo por la ausencia de paritarias. Gracias a la resistencia pudimos mantener nuestras condiciones de trabajo y crear un precedente. Hoy la situación les pesa por nuestro historial”.
A la espera de la nueva audiencia del 2 de mayo, Fernando Lorenzo, se animó a proyectar la situación de ANSA a futuro: “La propuesta es llegar con esta balsa, aunque sea destruida, hasta la orilla de octubre. Quizás haya una inyección al sistema productivo, al mercado interno. Aunque no sea laburar de periodista pero tener la posibilidad de insertarse desde otro lugar”.
Abr 10, 2019 | Culturas, Novedades

Benjamín Garay y Pavel Tavares dirigen «Ojos de mar».
Ojo de mar, uno de los documentales que compite en la categoría Vanguardia y Género en la 21ª edición del BAFICI, nació del interés compartido de dos estudiantes de Diseño de Imagen y Sonido en la Universidad de Buenos Aires (UBA) que descubren cómo las estaciones son capaces de intervenir en la vida de las personas que habitan entre las montañas del norte neuquino. ANCCOM dialogó con sus directores, Pavel Tavares y Benjamín Garay, quienes describieron el origen del proyecto, cómo fue el acercamiento a los personajes y qué expectativas les genera haber llegado al festival de cine independiente de Buenos Aires.
El sonido del viento o el de las cascadas se interna en los rostros y miradas. El film acerca animales y grandiosos paisajes que transportan al espectador a la Patagonia Argentina.
Fue un viaje en bicicleta por el lugar lo que despertó las ganas de documentar esa zona: “Visualicé que había muchos temas de nuestro interés, como las minorías, la cultura bien arraigada a la zona, la frontera misma”, comenta Garay.
A Tavares le llegó un mensaje de su compañero de estudios diciendo que tenían que hacer algo en ese sitio. Comenzó a investigar y encontró muchas cosas parecidas al lugar donde nació, en Brasil. “El sertão brasileño, San Sebastián, la crianza de chivos, el terreno, el clima un poco seco, eso me atrajo mucho”, recuerda.
En total viajaron siete veces. En 2015 fue el primer scouting y en el verano de 2016 realizaron el primer rodaje: “Ese material completo era como para hacer 10 tipos de documentales distintos. Uno observacional, uno de entrevistas. Estuvo bueno porque nos ayudó a darnos cuenta cuál era el camino que más nos interesaba y que podía representar la manera que nosotros queríamos mostrar el norte neuquino”, describe Benjamín.
La última etapa de rodaje fue en enero de 2017 y el año pasado lo terminaron, no sin dificultades, propias de un proyecto “brutalmente independiente”, como lo definen. El tiempo también fue determinante. Dado que era una tesis y debían terminarla en un año Consiguieron la manera de financiarse mientras los recursos no llegaban: el trueque, “Llegábamos a un pueblito, les ofrecíamos un servicio de video y en cambio nos daban un lugar para quedarnos”, cuenta el brasileño. Lo mismo iban haciendo en otros pueblos y de esa manera fueron conociendo a muchas personas. Durmieron en escuelas y hasta en el destacamento de bomberos.
Ambos tenían una cercanía muy grande con todos los personajes. Las familias con las que más se relacionaron terminaron siendo las protagonistas. “Un día recién llegados sentimos olor a torta frita que venía de un kiosco. Ahí, una señora, doña Rosa, nos abrió las puertas, nos invitó un té y nos contó un montón de historias. Ese noche nos quedamos a dormir en su casa”, recuerda Garay. Y detalla que la filmación fue completamente colaborativa. Preguntaban a las personas qué acción querían verse haciendo. Cada uno con sus tiempos y oficios destinados a la subsistencia, lejos de los apremios tecnológicos.
La idea de retratar a gente mayor tiene que ver con que los jóvenes se están yendo a las ciudades. “Rubén, uno de los personajes principales, dijo que no quería que su nieto sea criancero porque es una vida muy sufrida”, describe Garay y agrega: “El hombre ya modificó ese ambiente. Hay toda una plantación de pinos enormes que no es autóctona. Los pumas de la zona aumentaron en cantidad y arrasan comiéndose todo”.

Los directores definen al proyecto como «brutalmente independiente».
Los directores explican que lo que ellos fueron a filmar no funciona como una comunidad, sino que es una zona. Algunas de las personas que viven entre las montañas suelen ir al pueblo, otras no. Los familiares de vez en cuando los visitan. Uno de los crianceros que realiza trashumancia, actividad muy característica de la zona, es uno de los protagonistas. Lleva a pastar a los animales, desde las bajas a las altas cumbres, en busca de las mejores pasturas y después vuelve en el invierno. “Son vivencias muy solitarias”, explican.
En el documental se puede ver la celebración de la Fiesta de San Sebastián, el único evento multitudinario. “Es una celebración que comparten con Chile y toda esa zona. Hay una leyenda relacionada al pasaje de San Sebastián a los dos lados de la cordillera. Es un evento que percibimos, que mezcla mucho de la cultura criolla católica, pero también tiene mucho de pagano por la musicalidad, por el uso del lugar y de los espacios”, comenta Tavares.
Todos los viajes que hacían los directores mostraban el material a quienes habían sido filmados en las montañas y se mostraban agradecidos: una y otra vez dijeron a los autores que la película fue hecha para ellos: “Nuestro deseo es ir allá en caravana para proyectarla, luego de estrenarla en algunos festivales. Queremos volver, extrañamos mucho, la gente es increíble. Varias personas ya fallecieron, por eso el documental está dedicado a ellas. Verlas en grande es conmovedor, porque en ese momento eran nuestros abuelos, queremos lograr homenajearlos”, confiesan.
Con respecto a las expectativas del festival los directores sostienen que están ansiosos por el intercambio, quieren saber qué sienten los demás. “Mucha gente siguió nuestro camino, necesitamos de muchas personas para terminar este proyecto”, concluye Garay.