«No volveremos ni al closet ni a los calabozos»

«No volveremos ni al closet ni a los calabozos»

“Con 39 muertes de personas trans en lo que va del año, no podemos tener orgullo», señaló Emilce, de Las Rojas.

“Recordamos el 28 de Stonewall no como una fiesta de colores, sino como la necesidad de visibilidad de las violencias sistemáticas ejercidas a nuestra comunidad, disidente al sexo o género impuestos por el sistema patriarcal. Medio siglo de llantos y lágrimas”, rememoró la Comisión Organizadora en la plaza del Congreso de la IV a Marcha Plurinacional contra los Travesticidios y Transfemicidios en la plaza del Congreso. La manifestación coincidió con el 50º aniversario de aquella revuelta en Nueva York y el día en que se conoció el lamentable veredicto judicial que condena a un año de prisión en suspenso a Mariana Gómez por haber besado en público a Rocío Girat. 

En junio de 1969 el comisario Seymour Pine se propuso realizar una “cacería de gays” en la ciudad de Nueva York. Noche tras noche se protagonizaron redadas en el Stonewall: decomisaban alcohol, arrestaban a empleados y detenían principalmente a transexuales y travestis. El 28 de aquel mes, policías vestidos de civil ingresaron al bar, pero esta vez, los concurrentes decidieron defenderse y resistir, y se desató una terrible represión y la rememorada revuelta.

 Desde entonces, lesbianas, gays, trans, travestis y bisexuales, se movilizaron como comunidad. El 28 de junio de 1970, en conmemoración del primer aniversario de la revuelta de Stonewall, en Nueva York, se llevó a cabo la primera marcha del orgullo, que se replicó en el resto del mundo.

A medio siglo, las calles porteñas se llenaron de tambores, banderas y carteles que pedían por las tantas vidas de las chicas trans en Argentina y en Latinoamérica que han sido asesinadas por odio a ser ellas. No fue una marcha de orgullo sino de reclamo a que se las deje vivir. 

“Señor, señora, no sea indiferente. Se matan a travestis en la cara de la gente”, fue el principal cántico.

“Nosotras reivindicamos nuestra identidad travesti y trans a través de la lucha, la resistencia y la no opresión”, añadió Ivana Gutiérrez, candidata a concejala por la municipalidad de Morón, militante del movimiento Conurbanes por la diversidad y una de las coordinadoras de la Marcha. 

Respecto de la importancia de la convocatoria plurinacional Ivana comentó a ANCCOM: “Es un reclamo colectivo porque las luchas individuales hablan de egoísmo, y la lucha colectiva habla de la unidad de los pueblos. Si bien existe la Ley de Identidad de Género (aprobada en 2012), no podemos acceder a la salud, a la educación o al trabajo formal, porque todavía hay una demonización de las identidades travestis y trans”, afirmó y sentenció: “Llamarnos plurinacional es un hecho político”.

“Con 39 muertes de personas trans en lo que llevamos del año, no podemos tener orgullo. El movimiento LGTB tiene una alianza profunda con el Movimiento de Mujeres, porque tiene que ver con que somos parte de un sistema de explotados y oprimidos”, declaró Emilce, militante de Las Rojas.

Otro de los que habló fue Say Sacayán, hermano de Diana Sacayán, asesinada el 11 de octubre de 2015, cuyo caso fue el primero calificado por el Poder Juficial con la figura de travesticidio. “No somos indiferentes a la matanza de travas y trans. Esta marcha nace hace cuatro años con la exigencia de justicia a nuestra referenta Amancay Diana Sacayán. Porque en las calles teníamos que expresar las situaciones de vulnerabilidad en las que se encuentra la población travesti y trans”.

Ivana Gutiérrez, candidata a concejala de Morón, militante del movimiento Conurbanes por la diversidad.

 Sin embargo, el asesinato de Diana no fue el único que sentó precedente. “El caso de Marcela Chocobar al principio se llamó homicidio, después fue femicidio y finalmente se llegó a la figura de transfemicidio por crimen de odio”, sostiene Ivana Gutiérrez. “Para matarnos no les importa si somos abolicionistas, reglamentaristas, administrativas, prostitutas, empleadas públicas o almaceneras. Nos matan por nuestra identidad de género, por nuestra elección de vida.”

En este día lluvioso y de luto, también se hizo alusión al vaciamiento de políticas públicas que desde el 2015 eran destinadas a las personas en situación de prostitución, como el seguro de capacitación y empleo, el abandono de los consultorios inclusivos para los tratamientos hormonales y la falta de implementación de la Ley de Cupo Laboral Trans Diana Sacayán (2015). 

“No puede ser que el promedio de vida de una chica trans sea de 35 años y que aquellas que lo superen sean consideradas sobrevivientes”, dice Iván, que asiste desde la primera Marcha. “Se las mata por su identidad, porque se las lee mujeres pero no legítimas; el sistema las quiere hombres, las quiere correctas”.

Así también “Hay un genocidio social; muertes que pueden ser evitables como las de aquellas personas que puedan recibir tratamientos para la mejor calidad de vida cuando tienen VIH, porque somos un blanco perfecto para la transmisión de esta enfermedad. La prostitución a veces nos conlleva a esa situación, no es algo que deseemos”, agregó Ivana Gutiérrez. 

 En el marco del caso de Mariana Gómez, la joven lesbiana que fue agredida por un policía el 2 de octubre de 2017 mientras besaba a su esposa en la estación de Constitución y que ayer fue declarada culpable con una condena por la jueza Marta Yungano  por “resistencia a la autoridad y lesiones”. La candidata a concejala de la Municipalidad de Morón se refirió al caso: “Hoy la justicia nos demuestra que sigue siendo machista y heterosexista por condenar a una persona por besarse en la vía pública.” 

Mariana Gomez, junto a su pareja Rocío Girat, luego de la sentencia del Tribunal Oral Criminal N°26.

 En relación al fallo, Paloma e Iliana, dos participantes de la marcha, compartieron su perspectiva: “Es muy flashero ver que todavía existe gente tan transfóbica y lesbofóbica, con la mentalidad tan cerrada”.

 Mariana Gómez acompañada de su esposa, se pronunció en la Plaza del Congreso ante los presentes: “Sabemos que estamos en un estado que nos quiere adoctrinar; no lo vamos a permitir, estamos todes juntes. Ni al closet ni al calabozo volveremos».

La consigna de la marcha fue común: “Señor, señora, no sea indiferente. Se matan a travestis en la cara de la gente”. Pero la convocatoria tuvo también una contramarcha, que partió de la premisa abolicionista, que postula eliminar la prostitución como forma de trabajo.

 Flor de Conchita, un chico cisgénero que asistió al evento, les respondió. “Nuestro trabajo es autónomo, es nuestra decisión y se diferencia de las redes de trata. Nos dignifica como cualquier trabajo”.

Sin embargo, luego de tantos testimonios, los más impactantes continuaron siendo los de las protagonistas de la Marcha. “Es una revolución para derrocar al patriarcado que nos maltrata y nos mata. Nuestros corazones no deben dejar de latir porque ellos no se sienten cómodos. He vivido discriminación y violencia verbal, además de miradas y risas, mucho más hirientes que cualquier otro tipo de violencia. Todo por una cuestión de no pertenecer a lo que está establecido”, aclaró Vic Decker.

“El arte urbano está en la calle para borrar intermediarios”

“El arte urbano está en la calle para borrar intermediarios”

Además de los tours callejeros, la organización realiza talleres de stencil e inauguró una galería online.

A través de tours que se realizan por diversos barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Graffitimundo busca difundir y apoyar a artistas urbanos como Amor, Cabaio, Corona, Roma, Soni, entre otros. “El arte urbano está en la calle para borrar intermediarios y hablar directo a la gente. Pero no todo lo que está pintado en la calle es arte urbano”. La que habla es Cecilia Quiles, una de las organizadoras de Graffitimundo, que en su oficina cuenta los principales objetivos de este colectivo formado por amigos con antecedentes en arte, diseño, marketing, comunicación y periodismo. 

  Los cuadros en las paredes, los libros y los pines en alusión a distintos barrios porteños sitúan el ambiente al aire libre que se respira en las oficinas de Graffitimundo. Además de las recorridas callejeras, la organización realiza talleres de stencil en su galería Unión, ubicada en el barrio de Palermo. También inauguró una galería online, apoya una offline (la galería Hollywood in Cambodia, en Thames 1885, piso 1)º, actualiza un blog semanalmente y estrenó el documental Las paredes blancas no dicen nada. “Hoy se busca más una construcción de sentido muy diversa, y los artistas buscan llamar tu atención y que los mires –plantea Quiles-. Que uno solo conecte y que no haya nadie para explicarte”.

“No pintamos en Graffitimundo. Somos una organización y manejamos el espacio”, agrega. Marina Charles y Jo Sharff, dos mujeres nacidas en Inglaterra, arrancaron con el proyecto en 2008. “Ellas se contactaron con los artistas, que les contaron sus formas de intervenir el espacio público, sin un permiso ni sponsor de materiales.  Desde su visión europea decían: ‘No entiendo, sin permiso, sin un boceto entregado que pasa por ochenta mil oficinas, y dicen sí, se puede realizar‘”, sitúa Quiles, para explicar el inicio de Graffitimundo. ¿A qué se debe el nombre? “Somos re malas poniendo nombre. Nunca nos gustó y fue tarde, señala entre risas. En la actualidad, los grafiti están sumamente incorporados dentro del paisaje urbano y actúan con el rol de lo imprevisible. Quizás tampoco nos damos cuenta de si un dibujo aparece en la pared de un kiosco y si a la semana siguiente se ubica uno nuevo. Cecilia detalla sobre el comienzo de la relación entre la organización y los diferentes artistas y cómo, en la actualidad, los grafiteros tocan la puerta, mandan por debajo de ela sus dibujos y le proponen a los dueños pintar su pared. Así es como arranca el primer contacto entre artista-pared-dueño del lugar. 

«Las imágenes de los murales viajan por todo el mundo, pero lo que las enriquece es el contexto», dice Quiles.

¿Tuvieron problemas legales por pintar en algunos lugares?

No, nunca. A los artistas los conocemos y nunca los representamos sin su consentimiento y sin conocer cómo trabajan. Al ser una plataforma de promoción y difusión, cuidamos mucho que el artista se sienta representado en la forma de presentarlo. Siempre fuimos un poco el jamón del sándwich. El arte en la calle es público, pero antes hay que contactarse y contarlo.

¿Un graffitero es un artista?

En redes sociales uno tiende a observar el arte urbano y asume que se ajusta a su contexto. Lo que sucede acá es distinto: si bien las imágenes de los murales viajan, en sí mismas, por todo el mundo, a veces lo que enriquece es la historia del contexto. Un grafitero no se considera artista, el grafiti no es arte. El arte urbano, en cambio, sí está legitimado en galerías artísticas y en exposiciones.

¿Qué importancia le dan los extranjeros al arte urbano?

Lo que más les sorprende es el artista con un compromiso social. El artista que no solo debe pintar cosas hermosas y elevar la realidad, sino que tiene algo para contar. El arte urbano está en la calle para borrar intermediarios y hablar directo a la gente. No todo lo que está pintado en la calle es arte urbano. 

«A veces falta apreciar y repensar la propia cultura», opina Quiles.

¿Creés que no le damos importancia al arte de Buenos Aires?

Sí, le damos. Lo que pasa es que cuando uno se cruza en su día a día está en está en otra cosa. Lo que los artistas intentan hacer es romper eso, llamar tu atención y que los mires. Que uno solo conecte y que no haya nadie para explicarte. A veces falta el apreciar y repensar tu propia cultura. Eso intentamos hacer en los recorridos que son para argentinos, intentar generar cierta distancia y repensar cómo nos manejamos en el espacio público. 

Por lo general, los graffiteros son portadores de identidad y cada uno tiene su propio estilo. 

Y eso es necesario. Expresan lo que expresan y les sale a todos de una forma única. El graffiti de letras, el tag,  se define por ser una firma de una pandilla o el apodo de un grupo, que ocultan necesariamente su identidad. Juegan con los colores para esconder su firma pero a la vez buscan que sea legible para otros grafiteros de letras. Es un diálogo como que “ésta es mi pared y acá nos movemos nosotros”.

¿Estuvieron interesados en relacionarse con algún movimiento político a través de los grafitis?

No, no. Somos una organización que sigue a los artistas. Sí estuvimos en proyectos o licitaciones con las gestiones públicas, pero siempre producimos lo que hace un artista. Intentamos que se respeten sus formas de trabajo y contenido. Graffitimundo no es partidaria (sin apoyo del gobierno) y nunca tuvo una sola cara.

Hay dos circuitos turísticos, uno en inglés para los extranjeros, y otro en español que se realiza por Palermo.

¿Cuándo se realizan los tours y cuánto cuestan?

Tenemos diferentes circuitos aceitados. Las formas varían porque hay dos tipos de circuitos. Hay una parte en inglés, que es más extranjero y comercial, y otra parte en español. En la parte más turística hay una agenda de recorridos anuales que se pueden sumar. Después hay un tour mensual que es en castellano, con una colaboración de cien pesos y a pie. Hacemos desde Villa Crespo hasta Palermo o Colegiales hasta Palermo. Además, vamos rumbeando de acuerdo a si hay algún evento. Lo que nos sirve es una mayor concentración de historias para contar en menos cantidad de metros. No estamos en la parte comercial de Palermo, estamos en la parte más residencial de Villa Crespo. Y terminamos en Palermo Soho, en la galería que abrieron los artistas de stencil hace once años. 

¿Cuál es el lugar en el mundo por excelencia del arte urbano?

Y, a mí me gusta este. Es muy distinto al de Berlín, que estuve ahí. Si bien la escala es similar, acá está genial la efervescencia y el recambio. Que sea un espacio tan cercano, que se puedan saltear muchos pasos burocráticos. El pibe que pinta toca el timbre, manda una carta por abajo y dice “yo pinto y me encanta tu pared”. Así empieza.

Una activista de la educación sexual suelta en las redes

Una activista de la educación sexual suelta en las redes

Casi 70.000 seguidores leen y se informan sobre la sexualidad con @sol_despeinada.

 

Sol Ferreyra, más conocida como @sol_despeinada, es médica, docente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y también cumple con la tarea de generar contenidos a través de Instagram y Twitter, sobre temas que la Ley 26150 de Educación Sexual Integral (ESI) obliga a trabajar desde la educación y la salud pero el Estado, al no exigir su aplicación efectiva, anula con su vacío institucional.

Casi 70.000 seguidores la leen, se informan e interactúan con ella. Sus publicaciones son cada vez más masivas y sus “historias” logran atravesar las pantallas produciendo empatía y empoderamiento en quienes las miran y se entregan al intercambio de experiencias. “Creo que existe la militancia en las redes sociales. El hecho de tener una cuenta con tantos seguidores y no aprovecharla para hacer difusión de educación sexual o para crear un espacio en el que todas podamos hablar y todos nos podemos escuchar; me parece una pena, una pérdida de tiempo, de espacio y de poder también”, sostiene Ferreyra en diálogo con ANCCOM.

A diferencia de muchos perfiles en las redes, el de @sol_despeinada concentra información sobre educación sexual, cuestiones de salud pública, tweets de su cuenta o ajenos, reacciones a videos, en un tono ácido entre el humor y la denuncia. “Hay mucho poder en las redes sociales, tienen un rol protagónico en muchas luchas, en muchas organizaciones y en el manejo de la información.” Si bien este contenido genera interacción entre los participantes de su comunidad, con una gran mayoría de jóvenes, la clave de su perfil se encuentra en sus “historias destacadas” en las cuales habla sobre las situaciones de abuso, acoso o violación que atravesaron sus seguidores. De este modo, Ferreyra logra desnaturalizar las situaciones que el patriarcado muestra como comunes y reflexiona: “Todos los testimonios son dolorosos. Hay mujeres que me escriben para contármelo y por ahí no les interesa que lo publique, sino que encuentran un espacio en el que lo pueden expresar. Alguien lo va a leer y eso ya las calma o sana un poco, de alguna manera, el dolor.”  

“Información es poder” es la frase que @sol_despeinada repite todo el tiempo.

Con esta militancia de redes, se logran llenar los vacíos que el Estado deja en trece años desde la sanción de la Ley de ESI. Para Ferreyra está claro que hoy “faltan espacios y que las escuelas cedan esos lugares, también hace falta capacitación para docentes y personas que estén interesadas en dar este tipo de talleres”. Aun así, el cambio más importante tiene que darse a nivel familiar, ya que considera que es momento de que “muchos padres se animen a entender que sus hijos no son propiedad de ellos, sino que son seres autónomos que van a hacer sus propias elecciones y que necesitan tener información para una correcta y sana toma de decisiones.” Es por eso que la aplicación de la ESI “es esencial y necesaria en los colegios porque justamente es una etapa escolar,  una etapa de reconocimiento del cuerpo propio y del cuerpo ajeno, de experimentación, pero sobre todo una etapa de cuerpos nuevos”.

“Información es poder” es la frase que @sol_despeinada repite todo el tiempo. Entiende que socialmente tenemos objetivos -esos a los que ella llama zanahorias en su charla TEDxUBA– que nos llevan por diversos caminos y lo importante cuál es el que recorremos. Ella enumera cinco zanahorias: la primera es “el reconocimiento de la mujer como un agente político para debatir sobre salud de su propio cuerpo”, la segunda “sin dudas es la legalización del aborto en Argentina”,  y estas dos zanahorias se fusionan en uno de los principales puntos por los cuales la marea verde colmó las calles el 28M. “Nuestra tercer zanahoria es en relación a la salud mental de las mujeres en todas las situaciones de acoso, abuso o violación, es decir, cómo normalizamos esas situaciones”. La cuarta se une con la anterior y se fija en “la precarización laboral de las mujeres, ya que también nos enferma”, porque según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estar sano implica una concepción integral que abarca el estado físico, mental y social. Por último se encuentra la zanahoria que se funde con todas las anteriores y es “nuestro empoderamiento, la toma de decisiones”. Para Sol no hay dudas de que las mujeres tienen claros estos objetivos y los llevan como bandera en cada marcha, en los pañuelos colgados de sus mochilas o carteras, en cada acto de sororidad y sobre todo en la forma de mostrarse ante el patriarcado.

“La lucha continúa”, dice. De acá a diez años, Sol Ferreyra quisiera ver muchos cambios entre los destaca “que la educación sexual sea algo ya normalizado, fijo en las escuelas y establecido así como Lengua y Matemática. Me encantaría que también se vea en la instancia universitaria y terciaria, porque no por ser  adultos y haber tenido relaciones sexuales, eso implica que seamos expertos en educación sexual”.

 

Fue lindo mientras duró

Fue lindo mientras duró

Tras 24 años de vida, cierra el Shopping de Villa del Parque.

“Liquidación”, “Rebajas hasta un 80%”, “SALE 50%, 40% y 30% off”, “2×1” son sólo algunos de los grandes carteles que pueden divisarse en las vidrieras contiguas a la entrada de Del Parque Shopping Center, ubicado en Nazarre 3175, en el barrio de Villa Del Parque. El centro comercial, que siempre contó con una gran circulación de clientes, hoy tiene sus pasillos semivacíos y unos trece locales inhabitados. “Desde hace un año dicen que va a cerrar pero recién en el verano confirmaron la noticia, será el 30 de junio”, atestigua una empleada del local Linda Paz. “Al principio, las autoridades decían que el objetivo era remodelar el edificio, después aseguraron que la clausura se debía a los tarifazos y las pocas ventas, como era de esperarse”, afirma.

La decadencia del shopping aumentó después del cierre del cine hace dos meses, que alejó aún más la afluencia de público. De los tres pisos que integran el establecimiento, sólo en planta baja están todos los locales abiertos. En el primero, una sucursal de Havanna y otra de Yenny son los atractivos principales y en el segundo, donde solían estar las salas cinematográficas, el sector de juegos para niños y una escuela de dibujo, solamente queda el local de fast food Mostaza, en un desolado y poco alumbrado patio de comidas.

Dos escaleras tienen el paso obstruido por cintas plásticas de tonos rojizos, algo despintadas, con una inscripción que dice “Prohibido”.  Al lado del ascensor, un cartel a punto de despegarse anuncia “En reparación”. Los letreros se multiplican en los locales desocupados: “Señores clientes, les informamos que esta sucursal permanecerá cerrada”, acompañados por un número telefónico o dirección alternativa.

Las vidrieras vacantes están tapiadas con papel madera y, entre los huecos, se ve el interior desierto. El paisaje repetido está compuesto por hojas desparramadas en el piso, pedazos de cajas de cartón y algún mueble viejo olvidado. Las paredes se hallan desnudas, sin rastros de publicidades ni anuncios con ofertas.

La recesión, el tarifazo y las malas administraciones fueron letales para el shopping.

“Se culpa al gobierno de Macri pero el problema principal es la mala administración gerencial. Son cuatro dueños y jamás les vi la cara. Nunca se preocuparon por invertir, lo dejaron venirse abajo”, relata una vendedora de Adorhada que lleva 15 años trabajando en Del Parque Shopping Center. “La escalera mecánica estuvo meses sin funcionar por la rotura de un rulemán. También hay varias lamparitas quemadas que nadie reemplaza, así permitieron que todo se eche a perder”, sentencia.

Sobre el futuro del predio, no hay una información certera. “Los clientes dicen que lo va a comprar Coto, otros comentan que Falabella. El Ferrocarril San Martín parece que también está interesado en el terreno; pero son todos rumores”, detalla una vendedora de Akiabara y agrega: “Ante la duda sobre el porvenir, la mayoría de los locales se van y otros están aguantando hasta que se les termine el contrato. Al ser ésta una cadena, a mí me reubicarán en la sucursal de Morón aunque no me conviene porque soy de zona sur”.

Otros no tienen la misma suerte de ser mudados a otra sucursal. Se calcula que se quedarán sin trabajo unos 200 empleados. “El alquiler ronda los 50.000 pesos, a eso sumale la caída de las ventas y la suba de los costos y tarifas, así no hay forma de seguir adelante”, explica una trabajadora de un local del primer piso que prefirió no revelar su identidad. “Lo más triste es que no hubo un comunicado oficial, casi todos nos enteramos por el boca a boca y, a unos pocos, sus jefes se lo comentaron al pasar”, manifiesta.

“Escuché que el inmueble está en tratativas de ser comprado por los dueños del Caballito Shopping. Habrá que seguir esperando”, sostiene el empleado de un local de planta baja. Otra trabajadora, que tampoco quiere identificarse, argumenta: “Más allá de la situación difícil que atraviesa nuestro país, las autoridades jamás se interesaron ni siquiera en hacer campañas de publicidad en las redes sociales para atraer a los clientes”.

A pesar de las ilusiones de continuidad de algunos trabajadores, Marcelo Chame, gerente general del shopping, le había dicho a BAE Negocios cuando se difundió el cierre: “Los accionistas ya no pueden seguir cubriendo las pérdidas para que siga operando, no tienen más espalda”. Fundado el 5 de octubre de 1995 y con casi 24 años de antigüedad, Del Parque Shopping Center le dice adiós a un barrió que lo convirtió en un ícono de la zona.

 

 

 

 

Banderas en tu corazón

Banderas en tu corazón

Walter Bulacio iba a su primer recital, el 19 de abril de 1991, cuando fue detenido y luego asesinado por la Policía. 

 

Varias manos levantan la tela roja y el mural se descubre en la sala de profesores del Colegio N°1 Bernardino Rivadavia, el “Riva”, ubicado en Avenida San Juan 1545, en la Ciudad de Buenos Aires. La música del violín es superada por los aplausos de estudiantes, profesores, compañeros y los demás asistentes. Lo primero que se ven son los colores del arco iris, brillantes y reflejando la luz. En la parte superior, hacia la derecha, la cara inmortalizada de Walter Bulacio sonríe en blanco y negro. Todos lo recuerdan así, sonriendo. El mural es una obra de arte, una explosión de vida y color rodeando el rostro del muchacho. Pero es también memoria, no sólo de una adolescencia interrumpida, sino también de una época y de una lucha.

Walter Bulacio tenía 17 años cuando la Policía Federal lo llevó detenido ilegalmente en el contexto de una razzia. Ricotero como muchos en esos años, ese 19 de abril de 1991, el joven iba por primera vez a un recital de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Nunca pensó que en lugar de pasar la noche en el Estadio Obras, la pasaría primero en un colectivo -donde llevaban a los detenidos, que llegaron a ser más de 80- para luego ser trasladado a una comisaría del barrio de Núñez que, finalmente, se transformaría en la antesala de su muerte. Nunca pensó que esa sería su última noche consciente: la policía lo golpeó brutalmente, provocándole una agonía de cinco días. El único policía condenado -y recién en 2013- fue Miguel Ángel Espósito, comisario de la Seccional 35, pero no a prisión efectiva ni por asesinato. Como dice Teresa Franco, ex rectora del Rivadavia y profesora de Walter,  “se tardó mucho tiempo para que se haga justicia, y no es una justicia completa.”

El acto comienza a las 12:30. El motivo que reúne a estudiantes y profesores, tanto actuales como aquellos de 1991, es la inauguración del  mural en homenaje a  Bulacio. “No vamos a hacer hoy una biografía de Walter, sino un homenaje por la presencia, para saber que Walter está vivo en el recuerdo de cada uno de nosotros”, comienza Fabio Campagnale, el director del Rivadavia, en el buffet que lleva el nombre del homenajeado. Esta marca, así como un mural armado por los estudiantes, demuestran que Walter sigue presente en la memoria y entre las paredes del colegio en el que estudió hasta sus últimos días.

Docentes actuales y de la época de Walter participaron en el homenaje en el Bernardino Rivadavia.

El mural, titulado Walter Bulacio: el universo de la infancia y la adolescencia interrumpida, fue producido por el grupo de mosaiquismo Alikata; consiste en un retrato del joven y una construcción simbólica de la infancia y de la adolescencia realizada con juguetes y diversos objetos, como un walkman, cassettes y varios autitos. Esto se debe a que “es la etapa que vivió él”, explica Karina Zinik, directora del grupo artístico. La obra es descubierta en la sala de profesores debido a las condiciones climáticas; más adelante será colocada en el patio que también llevará el nombre del muchacho.

El proyecto comenzó casi por casualidad, pero se llevó a cabo gracias al muralismo comunitario, social y público que realiza Alikata  y a la fuerte presencia de la historia de Walter en la escuela. “Nos involucramos mucho con la historia, estamos todos muy conmovidos. Aparte, mientras lo estábamos haciendo pasó la masacre de Monte, que es otra aberración policial. Estas cosas siguen ocurriendo, entonces este mural  tomó una actualidad inesperada”, cuenta Zinik.

La memoria y el recuerdo es un punto recurrente durante el acto, que también cuenta con presentaciones del Taller de Música del Rivadavia -los chicos tocan canciones que hacen alusión a la vida de Walter-, y de una murga. Lorena Montauti, compañera de Bulacio en el secundario, sostiene que “este tipo de eventos te moviliza. La memoria se mantiene, y lo que transmiten las autoridades y los chicos es el dato fidedigno: pasó esto y seguimos buscando el 100% de la justicia.” Al Largui, como le decían, lo recuerda como un ángel que siempre ayudaba a quien lo necesitara. La descripción es útil, ya que muchos de los presentes aún no habían nacido en 1991, cuando Bulacio era asesinado por la policía. Pero según Teresa Franco, “la imagen de Walter le ganó al tiempo, le ganó a esa muerte, a ese asesinato”. Y ahora está también inmortalizada en la pared del “Riva”.

El homenaje se realizó en el buffet de la escuela, que lleva el nombre Walter Bulacio.

Walter se convirtió en un emblema de la defensa de los Derechos Humanos en una democracia que sigue viendo morir personas -sobre todo adolescentes- a manos de las instituciones. “Cada vez que se hacen estas cosas, que lo traemos a Walter de vuelta, no sólo es recordarlo a él, sino también a Miguel Bru, a Luciano Arruga, a todos los desaparecidos y asesinados en democracia por el gatillo fácil”, dice Alejandro Imperiali, del Espacio Memoria, a quien por tener un edad cercana a la que hoy tendría Bulacio, el caso lo afecta particularmente. “Por eso tenemos que sembrar memoria: para que juntos como sociedad podamos conocer las experiencias del pasado, transformar la realidad ahora y construir un futuro mejor”. Las palabras de Graciela Gutiérrez, supervisora escolar del colegio, expresan un pensamiento colectivo, y dejan entrever también un mensaje que se repite en todos aquellos que conocieron a Walter: “Gracias por no olvidarlo”.

Walter Bulacio sigue vivo en los aplausos de la gente, en las voces que entonan sus canciones favoritas, en los ojos que se humedecen al evocarlo. A partir de ahora está también en ese mural que lo muestra sonriente, como lo recuerdan. Porque Walter es una bandera en el corazón, como dice la canción «Juguetes perdidos», de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, dedicada a él, al cumplirse diez años de su asesinato.