Ollas a presión

Ollas a presión

Con el cielo cada vez más cubierto y el pronóstico amenazante de lluvias, cientos de manifestantes se concentran en plena Avenida Mitre. El histórico Puente Pueyrredón es el epicentro de una jornada de protesta que se completa también con cortes en otros accesos a la Ciudad de Buenos Aires, en el centro porteño, e incluye ollas populares en distintos puntos del país. La convocatoria de más de 40 organizaciones sociales reúne a más de 150 mil personas, según los organizadores, y tiene como bandera central el reclamo por la implementación de la Ley de Emergencia Social -sancionada en diciembre del año pasado y reglamentada por Mauricio Macri el pasado viernes 10 de marzo- y medidas urgentes para contener las demandas sociales de los sectores más golpeados por el estancamiento de la economía.

Las respuestas del gobierno ponen el viento en contra: cuatro meses de estancamiento de las medidas prometidas y una fila de efectivos de la Gendarmería preparados para desalojar a los manifestantes. Horas después llegaría la convocatoria al diálogo. El Ministerio de Desarrollo Social se comprometió a abrir una mesa formal de discusión la semana próxima.

El histórico Puente Pueyrredón fue el epicentro de una jornada de protesta que se completó también con cortes en otros accesos a la Ciudad de Buenos Aires.

“Es como que volvimos a remover toda la mierda del 2001, no se llamarán igual pero es lo mismo”, denuncia Roxana, trabajadora de la Municipalidad de Avellaneda, que asegura ver más comedores y merenderos que nunca en su barrio. “La convocatoria es de cada uno, venimos porque vemos que todo está muy mal”, agrega. Y recuerda que si bien ella todavía tiene trabajo, muchos de sus compañeros fueron despedidos entre el año pasado y lo que va del 2017.

La urgencia en la implementación de Ley de Emergencia Social se basa en las medidas que prevé necesarias para enfrentar la situación que atraviesan los trabajadores de la economía informal y desocupados. Entre ellas, la creación de 400.000 puestos de trabajo y el establecimiento de una canasta básica alimentaria de 6300 pesos para todos los programas de trabajo.

Cientos de manifestantes se concentran en plena Avenida Mitre.

Después de veinte minutos de espera al pie del Puente Pueyrredón, los efectivos armados forman y caminan rumbo a tres de sus vehículos, dejando paso a la multitudinaria columna de trabajadores. Más de cuarenta organizaciones sociales, entre ellas la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie, el Frente Popular Darío Santillán, y la Corriente Clasista y Combativa (CCC) son protagonistas de la jornada de protesta y pueden avanzar pese a la tentativa de desalojo, previamente anunciada por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.  

Cristian Cervera, del Frente Popular Darío Santillán, afirma que la reglamentación llega demasiado tarde, y que la idea es evitar que la implementación siga el mismo camino.  Lleva a su hija atada en el pecho entre dos telas que hacen de cuna artesanal, y mientras la cubre del humo de un cigarrillo, agrega: “Hay un diálogo abierto que el gobierno habilita porque tiene que buscar formas de dispersar las movilizaciones, pero después reacciona así, poniendo policía”.

La convocatoria de más de 40 organizaciones sociales reunió a más de 150 mil personas, según los organizadores, y tuvo como bandera central el reclamo por la implementación de la Ley de Emergencia Social.

A la denuncia se suma Caly Flores, integrante de la CTEP. “La reglamentación fue un manotazo de ahogados que el gobierno tuvo que hacer para frenar el avance del pueblo”. Al respecto de la urgencia por las medidas que contempla la norma, Flores afirma que desde diciembre no aumentan los salarios de los trabajadores de la economía popular, que ganan alrededor de cuatro mil pesos por mes, suma que no alcanza para cubrir los gastos básicos de una familia. “Nos dicen que estamos gordos, pero estamos mal alimentados, con una dieta sin proteínas a base de fideos y arroz”, concluye.

En medio del Puente y ya llegado el mediodía, un grupo de mujeres cortan papas y abren latas de arvejas, mientras otras preparan el fuego para la olla popular. La tormenta resiste y los trabajadores mantienen en alto las banderas de los distintos movimientos sociales. Pablo, empleado en una cooperativa, también se autoconvoca al corte de calles para visibilizar su situación económica: “Desde el 2010 que cobro 4.000 pesos por mes”, denuncia y reclama salario digno y obra social para los trabajadores de cooperativas.

“Es como que volvimos a remover toda la mierda del 2001, no se llamarán igual pero es lo mismo”, denunció una trabajadora.

Además de la implementación de la Ley, las distintas organizaciones llaman al paro nacional. En representación de muchas de ellas, la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) acompaña la jornada del miércoles en los cortes de calles y llama a un paro general para el 30 de marzo. José “Pepe” Peralta, secretario general de la CTA Autónoma Capital, opina que la Ley de Emergencia salió muy tironeada y todavía está la duda de que realmente se ponga en vigencia. Además, apunta contra la CGT por no haber definido la fecha del paro general la semana pasada: “Esto no es una cuestión de dirigentes, se trata de las necesidades que tiene el pueblo”.

El corte de calles concluye a media tarde en la Ciudad de Buenos Aires, cuando finalmente la tormenta estalla sobre el cemento y las organizaciones se ven obligadas a desconcentrar. Pasada la tarde,  la jornada concluye  con un “ruidazo”, en distintos puntos del país, en protesta por el aumento en las tarifas de los servicios de luz, agua y gas. Y, como respuesta, se escucha una nueva promesa de diálogo.

La tormenta resiste y los trabajadores mantienen en alto las banderas de los distintos movimientos sociales.

 

Actualizado 16/03/2017

La CGT perdió la agenda

La CGT perdió la agenda

La multitudinaria movilización convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT) terminó con incidentes luego de que la dirigencia sindical prometiera un paro nacional, sin determinar la fecha y condicionándola según las “rectificaciones” que el gobierno pudiera llegar a hacer. Desde el comienzo del acto hubo chiflidos e insultos para los oradores de parte de los trabajadores que demostraban su descontento por la demora en la convocatoria a la primera huelga general, tras 15 meses de gobierno de Cambiemos.

Desde el mediodía hubo concentraciones de agrupaciones sindicales de todo tipo, ya sea las que nuclea la CGT, inclusive la de su rama más combativa alineados en la llamada Corriente Federal de Trabajadores, como los que pertenecen a las dos CTA (Central de Trabajadores de la Argentina) que esta vez marcharon juntas. También hubo presencia de sindicatos clasistas, de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), de agrupaciones partidarias de izquierda y kirchneristas, así como también numerosas personas autoconvocadas. Los organizadores estimaron una concurrencia que superó las 300 mil manifestantes. La unión de los trabajadores se hacía visible con el objetivo de que se llamara finalmente a un paro general.

El acto de la CGT tuvo lugar en la intersección de las calles Moreno y Diagonal Sur, en frente del Ministerio de Producción, donde se armó un escenario para que los dirigentes sindicales le hablaran directo a sus bases.  La jornada comenzó cuando el orador oficial pidió un minuto de silencio para recordar, entre otros a José Ignacio Rucci, como uno de los defensores de los trabajadores. La respuesta Inmediata, sin embargo, fue el cántico “vamos a volver” seguido de un masivo grito: “Paro general”.

Manifestantes se concentran en la movilización convocada por las centrales sindicales en Diagonal Sur y Avenida Belgrano.

Desde el comienzo del acto hubo chiflidos e insultos para los oradores de parte de los trabajadores que demostraban su descontento por la demora en la convocatoria a la primera huelga general.

En medio de ese clima, Carlos Acuña, uno de los tres secretarios generales que encabezan la CGT, tomó la palabra y empezó a cuestionar al Gobierno: “Basta del manoseo que tenemos”, dijo. Luego felicitó a los trabajadores por la amplia participación en la manifestación y por el apoyo a los docentes en la marcha del día de ayer. Acuña continuó denunciando la cantidad de despidos y suspensiones sufridas, el aumento de las tarifas, y recordó el veto presidencial a la Ley Antidespidos, así como la inflación creciente. Desde el público aparecían los primeros silbidos y los gritos que replicaban: “Ya lo sabemos, llamá al paro general.”

Rápidamente, el micrófono pasó a manos de Juan Carlos Schimid, otro de los secretarios generales de la CGT, a quienes algunos manifestantes recibieron con el grito de “Vende Patria”. Mientras tanto, se hacía sentir con fuerza de nuevo el grito “paro general”. En ese clima, Schmid destacaba el daño que produjo en la industria local la apertura de las importaciones. “Vamos a ir a un paro nacional, a una medida de fuerza, para que el silencio ensordecedor le haga ver al gobierno nacional, ese retrato social que la mayoría de los argentinos no ve”.

Ante estos dichos, el público se aliviaba esperando que cuando Héctor Daer, el restante titular de la CGT, tomara la palabra dijera efectivamente la fecha del tan ansiado paro. Pero después de quejarse sobre el techo a la paritaria, que el gobierno quería imponer, y de jactarse de defender a los trabajadores Daer sostuvo: “Vinimos a decirles a este gobierno que si no hay rectificaciones, el Consejo Directivo de la CGT ya tomó la decisión de hacer un paro de 24 horas.” Esto generó la respuesta de un público enfebrecido que al instante replicó : “Ponele fecha, la puta que te parió”. Daer concluyó su intervención reivindicando la coherencia de su espacio por haber sido pacientes, mientras los manifestantes, enojados, silbaban y gritaban: “Cagones”; “traidores”; “Perón te queda grande.”

El acto de la CGT tuvo lugar en la intersección de las calles Moreno y Diagonal Sur, en frente del Ministerio de Producción, donde se armó un escenario para que los dirigentes sindicales le hablaran directo a sus bases.

Después de que Daer concluyera el acto, un grupo de trabajadores de diversos espacios, lograron pasar las vallas y alcanzaron la zona del escenario donde estaban los dirigentes sindicales, y comenzaron a increparlos. De repente irrumpieron integrantes del Sindicato de Camioneros, que agredieron a los que se encontraban allí, y sacaron a Pablo Moyano del lugar.

La indefinición de la cúpula cegetista sobre la convocatoria al paro provocó el descontento de muchos de los asistentes, ya que se sintieron ignorados luego de manifestarse a favor de una medida de fuerza tras pasar 15 meses del gobierno macrista, sufriendo una continua pérdida de derechos, la caída de nivel adquisitivo, los tarifazos, los despidos, la inflación, entre otros ataques a la clase trabajadora.

María José Graiño, perteneciente a la Unión de Docentes Argentinos  (UDA), vino especialmente de San Nicolás para participar de las convocatorias de ayer y de hoy y expresó su malestar: “Realmente estoy indignada. Vinimos hasta acá y veo que está todo arreglado. Nos entregaron, me siento muy triste y apenada. Cómo puede ser que yo venga acá para escuchar que van a llamar a parar 24 horas cuando les estamos pidiendo un paro inmediato, es una vergüenza.” En la misma línea se expresó Gonzalo Fernández, militante  de la agrupación Kolina: “Veníamos con la idea de que teníamos una fecha a partir de hoy del paro general, pero la conducción todavía es funcional a la derecha. Puro amague, se están cagando en las bases”.

Otro trabajador, que no quiso dar su nombre por motivos laborales, ya que pertenece al Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA),  comandada por Rodolfo Daer, hermano de Héctor Daer, daba también su opinión:  “No sé qué está esperando la CGT. Queremos que pongan una fecha concreta porque no da más el trabajador, el pueblo está presente acá.”

 Pero no todos se mostraron disconformes con los discursos del tridente de la CGT, Raúl Ortega de 65 años, referente del Sindicato de Empleados de Comercio de Mendoza -presidida por Armando Cavalieri-, se mostró optimista: “Yo creo que si no hay una mesa de arreglo de acá a 15 días, va a haber paro”.

Por su parte, Liliana (no quiso dar su apellido) trabajadora de Unión del Personal Civil de La Nación  (UPCN) remarcó la necesidad de que el gobierno se abra al diálogo: “Este gobierno está avasallando derechos, y propiciando que miles de trabajadores y ciudadanos estén quedando en la calle y sin trabajo, así que yo espero que bajen sus pretensiones oligárquicas y que se propongan hablar con nosotros, que somos los que realmente tenemos el poder.”

Actualizado 07/03/2017

Mujeres panfletarias

Mujeres panfletarias

El arte y la política están completamente imbricadas. Para Diego Rodríguez y Germán Ivancic, organizadores del ciclo Teatro Panfletario, desde la última dictadura militar los sectores del poder comenzaron una campaña sistemática de devaluación de la política entendiéndola como la degradación de la civilización humana. El teatro, dicen, no fue ajeno a esa degradación y por tal motivo en la actualidad se utiliza la palabra “panfletario” como adjetivo descalificativo para referirse a una obra con marcada posición política. “La idea es, desde este lugar de la ciudad, generar una contraofensiva incluso hacia nuestros propios colegas, comenzar a provocar en nosotros mismos una reflexión sobre cuáles son los adjetivos calificativos que utilizamos en relación al arte y la política, y ponerlos en juego aquí”, aseguró Rodríguez y agregó: “Uno de los efectos más ricos que tuvo la primera convocatoria es que varios de los que se acercaron, incluso algunos de los que participaron, no tenían ni idea de lo que quería decir ‘panfletario’. Entonces, que nosotros les hayamos propuesto enterarse de esa idea, es la misión de este ciclo: generar una instancia donde empecemos a nombrar aquellas cosas”.

Por su parte, Ivancic aportó una mirada sobre la coyuntura y su expresión en el modo de producir artístico: “Actualmente aparecen discursos como ‘vamos por un país normal’, ‘seamos normales’, etc. Se presenta la idea de norma que de por sí es compleja. Más aún si no se analiza cómo se juega la política en eso. Porque todo eso es político, todo el tiempo hay relaciones de poder que se van ejerciendo en distintos lugares que van dando forma a esa norma. Lo que se construye entonces como normalidad, desde los espacios de poder, es dejar gente afuera, se normaliza, se recorta. En el arte pasa lo mismo, ¿de qué manera estás produciendo? También hay una normalidad, en términos de las expectativas, de vivir del arte, entre otras cosas, todo ello va construyendo normalidades que quedan sin discutirse”, comentó.

Este año, Barbados Artes Escénicas -otro de los colectivos que integran la propuesta en Machado teatro- decidió profundizar su ciclo de teatro en las problemáticas de género y el rol de la mujer en la sociedad. “En realidad, la temática nos abordó a nosotros. Desbordó el mundo, afortunadamente, y nosotros entendimos que había que acompañar esto de alguna manera. La nuestra es dándoles lugar para que hagan”, declaró el fundador de Machado, Diego Rodríguez. “Cuando surgieron las marchas por el ‘Ni una menos’, también aparecieron discursos como ‘nadie menos’, esos discursos invisibilizan la problemática en sí. En la generalidad, se borra la especificidad. Fueron las mujeres las que le hicieron el primer paro a (el presidente Mauricio) Macri. Existe una potencia que, desde este lugar, nos parece interesante seguir construyendo”, remató Germán Ivancic.

Para la convocatoria se presentaron más de veinte proyectos, de los cuales seis fueron seleccionados. Los criterios aplicados para la elección de las propuestas radicaron en la claridad de la consigna panfletaria que se exigía en la presentación, como así también en el soporte procedimental para la creación de la obra y, finalmente, procuraron garantizar temáticas diversas relacionadas con las problemáticas de género. Por otra parte, la propuesta de Machado incluyó la elaboración de las obras en residencia, es decir, se le brindó a cada equipo artístico 30 horas de ensayo sin cargo junto a todo lo que se requiriese en términos de gestión y acompañamiento. Sin embargo, “este acompañamiento no implica que nosotros ocupemos el rol de curadores estéticos de la obra. En ese punto, decidimos no intervenir y brindar total autonomía, cada grupo construye independientemente su proyecto”, afirmó Ivancic. Finalmente, el cronograma de trabajo incluye tres encuentros junto a todos los equipos para poder debatir e intercambiar el estado y la elaboración de cada obra con el fin de realizar un proceso de producción colectivo que supere el trabajo aislado.

Los equipos seleccionados están integrados por Ana Laura López, directora de la obra “Todo útero es político”, Ana Borré, directora de la obra “No me chistés”, Manuela Piqué / Las Berthas en la obra “Reaccioná de una vez y fabricate una chumbita Loca, pistola recargable y a presión para acosadores ocultos”, Cora Fairstein y Marina Kamien en la obra “Tu sexo débil”, Leticia Morínigo Martínez en “¡A las calles! ¡Habitar la resistencia!” y Luciana Tomie Da Costa Ide, integrante del colectivo Passarinho de Brasil, con la obra “Mujeres contra el golpe”.

«Lo que se construye entonces como normalidad, desde los espacios de poder, es dejar gente afuera, se normaliza, se recorta. En el arte pasa lo mismo»

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“¡A las calles! ¡Habitar la resistencia!”

Leticia Morínigo Martínez baila desde los seis años, estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires, da clases en la escuela media. Pero el grueso de su formación se lo dio su convicción y la decisión de arriesgarse, de animarse y nunca resignar sus pasiones. Nacida en el seno de una familia trabajadora, se crió en el barrio de Villa Crespo. Decidió participar del concurso para el ciclo “Mujeres panfletarias”, en primer lugar, porque brindaba la posibilidad de reafirmarse y reapropiarse sobre el adjetivo con carga peyorativa que acarrea el término “panfletario”. En segundo lugar, porque habilitaba la oportunidad de crear una obra que pudiese sostenerse sobre una problemática social.

La propuesta que elaboró junto a Sofía López Fleming fue una de las seleccionadas de este ciclo: “¡A las calle! ¡Habitar la resistencia!” que pone en el escenario una performance que integra música, baile y silencios, con los cuales pretenden problematizar la política represiva y el disciplinamiento de los cuerpos en nuestro país. Sustentada teóricamente en la idea de “comunidad invisible”, pone en juego la calle, el cuerpo y el encuentro y organización de los sujetos sociales. “Habitar es pensar en qué hacemos con este presente, ¿cómo hacemos para transformarlo? Habitar es estar, prestar atención, porque las cosas están ahí pasando. Queremos aprender a detectar nuestras fortalezas en el cuerpo para poder hacer frente a todos los controles. La pregunta es ¿qué hacemos con nuestros cuerpos violentados? Frente a ese interrogante nosotras entendemos que la transformación es colectiva”, aseguró.

“Todo útero es político”

Ana Laura López es licenciada en Ciencias de la Comunicación, oriunda de Temperley, reside en el barrio de Boedo. Conoció el teatro en 2004 y asegura que con él encontró respuestas en su vida. A la par de formarse como actriz, trabajó como asistente para varios directores y en 2012 decidió emprender su camino como directora de teatro. “Todo útero es político”, su obra seleccionada para este ciclo, representa su quinto montaje personal. Se considera como una “mujer de armas tomar” y todo lo que produce responde al para qué hacerlo. Por esta razón decidió presentarse a la convocatoria. Le interesó particularmente la posibilidad de investigar alguna temática desde el teatro vinculada a reivindicaciones políticas de y desde la mujer.

En esta pieza teatral –en la cual aparece en escena junto a Salvador Haidar-, se entrecruzan debates abordados por el feminismo. Entre ellos, el mandato de la maternidad, la incesante exigencia sobre los cuerpos a corresponderse en un grupo, una categoría, a tener que especificar qué soy, cuando la sociedad patriarcal y binaria no encuentra categorías dónde identificar a ciertos sujetos. “Cuando uno se anima a cuestionar algo tan fundamental como la maternidad, va encontrando como en el útero se anuda la dominación masculina sobre la mujer, el patriarcado y la reproducción del sistema capitalista. Ese útero es de todos menos de la mujer”, explicó.

“Tu sexo débil”

Marina Kamien hace teatro desde niña, estudió en el conservatorio de Arte Dramático, aunque se formó en muchos espacios y realizó numerosos cursos y talleres donde fue perfeccionadose. Es actriz, pero también hace música y trabaja coordinando actividades y espacios culturales. En esta obra es dirigida por Cora Fairstein, con quien se ha encontrado en escena, en obras anteriores. Decidieron participar del concurso porque es un momento interesante para poder hablar y reflexionar sobre mujeres, desde las mujeres.

Asegura que la suya es una propuesta teatral sencilla: la historia se recrea a través de la utilización de imágenes y música, y reflexiona sobre la idea de la mujer como sexo débil a través de la noción de fuerza. Pone en tensión la idea de debilidad desmitificándola y haciendo hincapié en que la mujer no es más débil por naturaleza sino que desde chica la sociedad la desarrolla en tareas y roles que no tienen que ver con la fuerza física. “Nos gustaría que el espectador se quede pensando en todos los malabares que puede realizar una mujer en relación a su vida, a su cuerpo, a sus hijos. Que pueda identificar todo lo que una mujer realiza cotidianamente y poner en tensión la idea de “debilidad” que han construido sobre nosotras”, expresó. 

“No me chistés”

Ana Borré desde niña comenzó a trabajar con el físico, inicialmente con danza, luego cursó en el IUNA (Instituto Universitario Nacional de Arte) –actualmente UNA- la carrera de Artes del Movimiento y actualmente dirige la obra “No me chistés”, seleccionada para este ciclo. Decidió participar del concurso abierto por Barbados en Machado Teatro, porque le interesó la innovación a la que invitaba la propuesta. Por otra parte, le pareció importante construir todo un ciclo de teatro panfletario con temáticas de género, porque considera que una obra que aborde dichas problemáticas realizada aisladamente no genera el mismo impacto, ni tiene la misma visibilidad, que enmarcada en todo un ciclo.

La obra, aborda casos de femicidio, busca generar un gran impacto visual, con texturas y colores, fotos e imágenes. Está integrada por cuatro solos, cada uno realizado con elementos distintos, sin texto, con una gran apuesta al movimiento. Sustentada teóricamente en el libro Teoría King Kong de Virginie Despentes, cuestiona la idea de que la mujer tiene reprimida la violencia. “Me da vértigo pensar qué puede leerse de todo lo que vamos a realizar. Me gustaría que sirva para reflexionar sobre cómo nos están matando”, concluyó.

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Los organizadores de este ciclo explicaron cuáles fueron los objetivos de haber creado “Mujeres panfletarias”: «El objetivo de fondo es cambiar el mundo. No obstante, como sabemos que el mundo no es fácil de cambiar, me conformo con encontrar en cada proyecto una instancia superadora de la propuesta inicial. En las asociaciones se pone en juego un valor que supera la mera propuesta originaria e individual. Queremos pensar en la idea de que el mundo es mejor cuando nos asociamos y ver de qué manera se lo puede materializar cada vez más”, aseveró Diego Rodríguez y concluyó Germán Ivancic: “Estas experiencias van generando poder, permiten transformar nuestro entorno, nuestras vidas, nuestras relaciones y miradas. Así como cada obra tiene una consigna y es panfletaria, el nombre del ciclo está convocando a algo y está dialogando con un sector, también con el teatro mismo y con la sociedad. Eso para nosotros es un valor. Nos permite hablar de lo que queremos hablar y profundizar la discusión”.

Germán Ivancic y Diego Rodríguez, creadores de Barbados Artes escénicas, organizan el ciclo de Teatro Panfletario, en el teatro Machado.

Germán Ivancic y Diego Rodríguez, creadores de Barbados Artes escénicas, organizan el ciclo de Teatro Panfletario, en el teatro Machado.

 

Estreno 24/03 a las 20:00. Machado 617, CABA

Funciones: Sábados 1 , 8, 22 y 29 de Abril a las 23 hrs.

Valor de las entradas anticipadas con descuento: $180

Para más información sobre este espacio: Machado teatro. Aquí se miente.

Sobre este ciclo, ver

 

Actualizado 02/03/17

En defensa de los inquilinos

En defensa de los inquilinos

Distintas organizaciones sociales de todo el país impulsan una nueva norma sobre alquileres, ante los abusos sistemáticos cometidos por inmobiliarias y propietarios. Este año pasará a la Cámara  de Diputados para su tratamiento y eventual aprobación. La iniciativa, que lleva la firma de la senadora del Frente para la Victoria Silvina García Larraburu, propone modificaciones en el Código Civil y Comercial que beneficiarían a los inquilinos.

El proyecto extiende el plazo mínimo de los contratos de alquiler de dos a tres años, se elimina el plazo de seis meses para que el inquilino pueda rescindir el contrato sin causa, se contempla la devolución del depósito en garantía y las expensas extraordinarias las abonará el dueño del inmueble. Además, el proyecto establece que los aumentos sean anuales y que de ninguna manera superen al nivel inflacionario. Otra novedad es que las partes puedan renovar o no el contrato sesenta días antes del vencimiento y se dispone la regulación de las comisiones inmobiliarias por jurisdicción. En caso de no haber regulación específica en la zona, no debe superar nunca el mes de alquiler, como lo establece la Ley 2.340 que corresponde a Ciudad de Buenos Aires.

La problemática de los alquileres se agrava año a año, por las condiciones cada vez más extorsivas y leoninas a las que son sometidos los inquilinos. Luego de un amparo propiciado por Inquilinos Agrupados y la Asociación civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), la  Cámara en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, confirmó un fallo de primera instancia que resolvió la ilegalidad de cobrar más de un mes de comisión, una anomalía muy frecuente en las operaciones inmobiliarias. Además, la sentencia obliga al Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires a realizar un control integral sobre sus matriculados para evitar estos abusos.

El proyecto de ley y las acciones de las asociaciones civiles constituyen una respuesta esperada hace tiempo por parte de los inquilinos. Como parte de ese proceso, en febrero de 2016 se había creado un área de la Defensoría del Pueblo para proteger los derechos de los inquilinos, se trata de la Defensoría del Inquilino, a cargo del ex legislador Fernando Muñoz, que brinda asesoramiento legal, acceso al sistema de mediaciones y presenta políticas y propuestas acordes al sector.

El proyecto de ley y las acciones de las asociaciones civiles constituyen una respuesta esperada hace tiempo por parte de los inquilinos.

El proyecto de ley y las acciones de las asociaciones civiles constituyen una respuesta esperada hace tiempo por parte de los inquilinos.

Respecto de los abusos, Lis Rodríguez, vecina de La Boca, dice  a ANCCOM: “Cuando alquilé un PH con mi novio, además de exigirnos  la garantía propietaria de una amiga, tuvimos que poner los recibos de sueldo de mi padre y mi novio como garantía. Además los arreglos los pagábamos nosotros y la dueña nos reconocía una parte, una vez abonados, ella nos descontaba una parte del alquiler, todo en forma arbitraria. En el momento de rescindir el contrato nos retuvo el anticipo”. Otra experiencia es la de Gabriela Szconadek, vecina de Parque Patricios, que cuenta: “Alquilábamos  con la garantía propietaria de mi tío, una casa que necesitaba muchos arreglos y el dueño no se hace cargo, por lo cual decidimos buscar otra propiedad, pero al morir mi tío, quedamos presos de una casa en mal estado y con un valor muy alto de mercado, ya que no conseguimos  un seguro de caución (que exige ingresos de 20000 pesos como mínimo) para poder mudarnos a un lugar mejor”. En comunicación con ANCCOM, Tomás Beceyro, secretario general y letrado de la Unión Argentina de Inquilinos, manifestó al respecto que “los seguros de caución son relativamente nuevos para las locaciones y de a poco son más aceptados por los propietarios, los bancos brindan garantías similares y  los propietarios los incorporan paulatinamente, como ocurrió con las garantías propietarias de otras jurisdicciones”. Beceyro, en relación al proyecto, consideró que todo lo que ayude a equiparar la relación entre propietarios e inquilinos es muy importante, ya que últimamente parece un contrato de adhesión, en el que el inquilino no es escuchado. “Hay que tener en consideración que se trata de una modificación muy importante y que el derecho a la vivienda está consagrado en la Constitución Nacional. En el hipotético caso que ocurra el veto desde el Poder Ejecutivo se estaría perjudicando a millones de inquilinos y a la vez fulminando una garantía constitucional”, agregó. Por otra parte, el proyecto también prevé deducir los alquileres del impuesto a las ganancias. Por supuesto, distintas inmobiliarias anticiparon su rechazo a lo cambios propuestos.

Actualizado 08/02/2017

La resistencia

La resistencia

El sentido común los da por extinguidos. En pleno auge de la era digital, no se concibe como rentable una disquería o un videoclub. “¿Quién va a pagar por lo que se puede conseguir gratis?”, clama el prejuicio. Sin embargo, allí están. Encontraron su trinchera y sobrevivieron al huracán tecnológico.

Para Marcos Rago, dueño del videoclub Black Jack, con la aparición de nuevas plataformas digitales como Netflix, los hábitos de consumo se modificaron: “Cuando abrimos, los entretenimientos eran la televisión de aire y un poco de cable, que recién empezaba. Alquilar una película era uno de los entretenimientos caseros más populares. Con el advenimiento de Internet, pasamos de ser el 80% a ser una opción más… y no la primera”, relata.

Carlos Revich, propietario de la disquería Piccolo y Saxo, prefiere ir un poco más allá: “La gente no sólo cambió la forma de consumir películas y de escuchar música, sino prácticamente de vivir”.

Así planteado, el panorama no parece muy alentador. Sin embargo, los dos encontraron la forma de interpelar a un público que les permite continuar con su negocio.

 En el caso de la disquería, “hay una vuelta a la gente joven, de entre 20 y 30 años, que, a partir del vinilo, se acerca y busca acá las obras completas”, cuenta Revich. Lo paradójico -dice- es que sus clientes “son justamente las personas que no vivieron el vinilo como experiencia”.

 Al videoclub, en tanto, “vienen más que nada estudiantes de cine, o personas de más de 50 años que no son muy amigas de la tecnología. Después está el público medio que quizá se compró un televisor de alta definición o una Play Station, y como tengo películas en Blue Ray lo valoran mucho”. De vez en cuando, a Rago le pasa que “entra un extranjero y se alucina porque en su país ya no existe más esto”.

En los dos locales se aprecia un carácter común: el culto al arte. Mientras algunos eligen ofrecer lo tradicional como complemento de cd’s o dvd’s truchos, ni en Black Jack ni en Piccolo y Saxo se da una combinación semejante: los productos son presentados como reliquias artísticas que jamás podrían compartir vidriera con “el delito bien visto”, como lo define Rago.

 La llegada del streaming con Spotify como punta de lanza afectó directamente a las disquerías, colocando en problemas a históricas empresas multinacionales. “Pero con el paso del tiempo, la gente empezó a entender que la música es otra cosa; es el disfrutar el concepto del disco”, advierte Revich.

 “No es lo mismo escuchar un tema salteado como por ejemplo El lado oscuro de la luna de Pink Floyd, que hacerlo en el marco de una obra completa. Es como ir y ver un acto de una obra de teatro y después saltar a otro de otra obra, o ver secuencias salteadas de películas. El disco es un obra y como tal hay que escucharla en su totalidad: desde el arte de gráfica hasta la idea conceptual de la música”, afirma.

Mientras mira una repisa repleta de VHS, Rago cuenta con orgullo que tiene “películas que nunca se editaron en DVD”. Pero no todas están a la venta: “Algunas las tengo acá por nostalgia, para recordar un poquito el formato”, dice. Cuando un curioso coleccionista requiere alguna de esta preciada selección, sólo le ofrece alquilarla.

 A la hora de hablar del futuro, ninguno se imagina cerrando su local y dedicándose a otra cosa: la pasión está latente en cada abrir de la persiana.

 “Voy a hacer todo lo posible y lo imposible para que siga adelante, porque el videoclub tiene un rol importante en la sociedad. Por más que muchas personas piensen que no existe más, cada vez que entra alguien que no conoce el lugar, se sorprende. Y eso para mí tiene un valor mucho más importante que el último estreno”, concluye Rago.

30/01/2017