«Junto al patriarcado hay que derribar todo un sistema de vida»

«Junto al patriarcado hay que derribar todo un sistema de vida»

«Estoy deconstruyendo y reconstruyendome todo el tiempo», dice Laura Azcurra.

A finales del 2018, Laura Azcurra acompañó a Thelma Fardin con la denuncia por abuso que realizó contra el actor Juan Darthés y a partir de ahí subió a la escena pública ya no solo por el trabajo actoral sino también por el activismo feminista. Integrante del colectivo Actrices Argentinas, madre de un hijo que le despertó un montón de preguntas, este año la encuentra de nuevo en la marea verde afirmando: “Nosotras estamos luchando acá porque junto al patriarcado hay que derribar todo un sistema de vida.”

Desde la conferencia que dieron junto a Thelma Fardin, ¿cómo evaluás el camino que recorrieron?

Fue un montón de aprendizaje, muchísimo, porque muchas de nosotras no teníamos experiencia en militar una causa tan contundente. Fue tocar un tema tabú que estaba estigmatizado, un tema del que todas habíamos tenido una experiencia cercana pero no se hablaba abiertamente y lo poco que se compartía era muy sottovoce.

¿Porque es el tiempo de hablar?

Ahora ya no nos bancamos cosas que sucedían en otros tiempos. Es lo que me parece interesante de un momento como este, donde podemos hacer una videollamada a cualquier lado, está todo globalizado, más entramado. Ahora las noticias llegan, como todo lo que pasó el año pasado en América Latina, la marea verde. Bienvenido sea el momento de despertar conciencia como este. Tenemos que conectar con la autenticidad y con quienes somos en la profundidad.

¿Cómo repercutió este cambio de época en tus situaciones más cotidianas?

Cuando nació Marco, hace ya doce años, los velos se fueron cayendo. Fui encontrándome con una persona de otro género que iba creciendo, que quizás había cosas que eran ´de varón´ que a él no le interesaban, no le gustaban. Y ahí me pasó que tuve que hacer el ejercicio de rever eso, de cómo también las mujeres en nuestro rol educamos, cuáles son los valores con los que lo hacemos. Y eso fue un trabajo de todos los días. Porque para mí, mi hijo es quien me pone en espejo las 24 horas del día, es mi maestro. Que no te permiten que se te pase una y te ponen esa cuestión que una trae de Ay, pero tiene que ser así, y te dicen: ¿Por qué tiene que ser así? Y no lo sé. Y así estoy deconstruyendo y reconstruyendome todo el tiempo.

¿Son las enseñanzas que traen las nuevas generaciones?

Sí, puede ser. Hay otra realidad, hay otro tiempo, otro proceso de concentración de información. A veces siento que le llevo algo antiguo para proponerle y que él me lo está renovando. Es una revisión mía de la educación, de mi identidad, de mi singularidad, porque todos somos distintos. Y eso es en el día a día.

Replicamos o reflexionamos, de eso se trata.

Seguro, eran cuestiones que no las analizábamos; eran porque sí: ´Porque mi abuela´, ´porque mi mamá´, ´porque mi tía´. Era determinar algo cuando sin que pasara por el filtro de nuestras sensaciones, de nuestra contemporaneidad, de nuestra profesión y de nuestra propio experiencia. Por eso hablo de que este es un momento incómodo, porque no hay certezas y el modelo, el programa con el que muchos han crecido, está cambiando. Gente de cuarenta, de cincuenta, sesenta y setenta años, tenían una única foto. Tenías que ser heterosexual, casarte por la Iglesia, ´como Dios manda´, tener hijos, biológicos exclusivamente, porque si adoptabas decían: Ay pobre, adoptaron”. Y, además, condicionandonos a que después de que toda esa forma suceda, íbamos a ser felices.

Recién ahí, encima...

Sí, recién ahí. Cuánta gente, cuántas personas en este mundo han ido detrás de querer encasillarse y entrar en esa única forma. Cuántas personas sufrieron porque le gustaba alguien de su mismo género, cuántos sufrieron por dedicarse a lo que realmente les apasionaba y no a lo impuesto, cuánta gente no tuvo hijos, cuánta gente tuvo hijos porque había que tenerlos pero no los deseaba. Cuánto se hizo para que el vecino no se entere, ´no qué va a pensar mi mamá´, ´no, yo no le pude hacer esto a mi papá´. Y en eso vamos rifando nuestra propia vida, que es una sola y es nuestra existencia. Entonces, alabado sea este momento en el que vamos detrás de la autenticidad y de la singularidad de cada uno. Porque eso también es otra cosa, la singularidad no es amiga del sistema capitalista, y por ende el sistema está emparentado con el patriarcado. Por eso, si nos ponemos a pensar en una visión un poco más amplia, también decimos Che, nosotras estamos luchando acá, pero con el patriarcado hay que derribar todo un sistema económico, que ya no va.

«Está la desesperación de no saber cuál tiene que ser el nuevo sistema», señala Azcurra.

Pero que sigue generando ganancias…

Es que sigue existiendo porque está la desesperación de no saber cuál tiene que ser el nuevo sistema, cómo se puede reorganizar todo el caos que ha generado, no solamente en lo económico… en lo social, en lo político, en el ecosistema. Ya es hora de empezar a hablar seriamente de esos temas. Ya no es “I´m a dreamer” (yo soy un sonador). Hay que hablar ya de eso. Decimos que los políticos no hacen, ¿pero vos sabes qué es lo que consumis? ¿Sabes que compras plástico para tenerlo cinco minutos en la mano y que quede en el planeta doscientos años? ¿Cuán conscientes somos verdaderamente de lo que adquirimos, no solamente en materia intelectual, sino en cuestión material?. Es un momento de replantearnos todo esto y la verdad que cansa, agota.

¿No te asusta eso también?

Me asusta, pero me asustaría más que sigamos en estado pasivo, viendo cómo las cosas suceden, cómo las injusticias acontecen, cómo matan a niños y nadie se hace cargo, cómo las niñas tiene que estar obligadas a parir cuando no deberían, por eso el aborto tiene que salir. Hay mucha gente que no es consciente. En la medida en que una pueda hablar y entenderlo, que una pueda empatizar con la situación del otro, ahí podemos realmente generar un cambio.

El censo de la calle

El censo de la calle

Más de 400 voluntarios participaron del Censo Popular de Personas en Situación de calle.

Más de 40 organizaciones sociales, políticas y barriales organizaron y realizaron, entre el 25 y el 28 de abril, el Segundo Censo Popular de personas en situación de calle de la Ciudad de Buenos Aires La logística necesaria para cubrir los 48 barrios porteños implicó la capacitación y coordinación de más de 400 voluntarios y voluntarias. Para fines de mayo, se esperan los resultados.

ANCCOM acompañó parte de la jornada, la noche del 25, en el barrio de Villa Crespo. La base operativa se instaló en el local de La Dignidad, sobre Beláustegui y Avenida San Martín, un espacio pequeño en el que una decena de jóvenes trabajó de manera ardua. Una olla humeante, en uno de los cuatro rincones del lugar, y una desbordante cantidad de salchichas sobre la mesa esperaban el arroz para el armado de las viandas. El horario pactado para salir a censar se dispuso para después de las 20:30.

La brigada de rastreadores se dividió en dos. Por un lado, los que iban en bicicletas, con la cena y un mapa en el que marcaban los puntos a censar. Por el otro, los que relevaban datos de a pie, salían en grupos de a dos o tres, caminaban en línea recta y prestaban especial atención en las ochavas y en los autos abandonados. Ellos también llevaban cenas.

Todos tenían una pechera violeta con letras en blanco que identificaba claramente que no formaban del Gobierno. Este detalle era un antes y un después en el momento de abordar a las personas. Durante la capacitación, se había hecho especial hincapié en la amabilidad, el cuidado y el respeto a la hora de dirigirse a las personas a censar.

Las personas en situación de calle solo aceptaban participar cuando confirmaban que los censistas no trabajaban para el gobierno.

¿Qué ves cuándo me ves?

En la confección de las planillas, había preguntas incómodas de hacer, pero extremadamente eficaces a la hora de relevar datos. Por ejemplo: por qué esa persona estaba viviendo en la calle, hasta qué creía necesitar para vivir mejor. A los menores, no se los censaba si no había un adulto o adulta responsable presente, pero había que marcar el lugar en el mapa y describir la “ranchada” en la planilla observacional. Otra cuestión que se acordó desde las organizaciones que organizaron el censo fue que, si estaban durmiendo, no se los despertaba, pero se les dejaba la cena igual.

Vivir en la calle podría ser interpretado como habitar en un ambiente inmenso: dormir en una esquina, caminar una cuadra para ir al baño, durante el día la sala de estar está en el deambular y hacia el mediodía hay que dirigirse hacia donde se consiga algo de comer.

Claudio estaba durmiendo sobre unas mantas en una ochava, al lado de su carro para cartonear que le hacía de reparo. Cuando el grupo de censistas pasó, se despertó sobresaltado. El equipo se presentó y Claudio los invitó a sentarse a su alrededor. Le dieron la vianda y lo primero que hizo fue observar con detalle los ingredientes. Luego comenzó a charlar, contó que tenía 60 años, había llegado a 3° grado de la primaria y hacía muchos años que vivía en la calle. Pero además contó que trabajó en Techint y en YPF, pero se fue “porque esas empresas daban pérdida”. También se dedicó a “vender almas”, pero ya no lo hace.

Algunas organizaciones denunciaron que el gobierno realizó operativos para sacar personas de la calle cuando se enteró de la realización del censo.

Alejandro tiene 49 años y dijo que era hijo de guerrilleros Tupamaros, se había exiliado a Suecia y había estudiado Economía Política. Según comentó, le faltan siete materias para recibirse. Con una oratoria exquisita, fue el que más tiempo les llevó a los encuestadores. Muy enfáticamente decía que no había que leer más a Foucault, que Marx nos había salvado la vida a todos y que se consideraba un marxiano. Era difícil interrumpirlo: tiraba título, tras título de libros que era necesario leer.

De repente, observó la juventud de uno de los censistas y comenzó a desplegar sus dotes de hombre experimentado en seducir mujeres, para que el “nene” aprendiera: “Yo te voy a enseñar a levantarte a una mina”, le dijo. Se reconocía como un gran conocedor de las artes amatorias. Sus primeras experiencias, comentó, fueron con las suecas. Pactaron un encuentro para otro momento, el censista debía traerle una radio y también a unos amigos, para intercambiar “unas charlas sobre educación sexual integral”.

El Cholo vive junto a Alejandro. Comentó que tiene como oficio el ser pintor de brocha gorda. Además, dijo que es aficionado a la poesía. Es peruano, pero “no tiene papeles. Sus hijos se volvieron a su país después de que se separó y perdió el trabajo. Y ahora, si se paga una pieza, no puede mandarles dinero a sus hijos. Cholo considera que para vivir mejor necesita estar con sus hijos, volver a Perú.

Gloria vivía en Chaco, la habían traído a Buenos Aires a los 7 años para trabajar en limpieza y cuidado de personas. Se escapó porque la trataban muy mal. Tiene hermanos, pero se hablan poco. No se acuerda cuántos años tiene, pero sabe que desde hace 20 que está junto a Julio Cesar, “un peruano chiquilín, que no respeta nada, la mete en problemas cada dos por tres y la hace pelear con todo el mundo”.

Para fines de mayo se esperan los resultados del censo.

ANCCOM acompañó la jornada del 25 a la noche y el 26 por la mañana, en la cual la tormenta no daba tregua y costaba encontrar a las personas en situación de calle. Además, comentaron los organizadores, que el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a sabiendas de este censo, salió a retirar gente que vive en la vía pública.

La lluvia demoró la tarea de los censistas durante un gran rato. Pero los vecinos del barrio tenían la información de dónde estaban las personas que duermen en la calle, los conocen bien. Hay una red invisible de solidaridad, que les provee de lo necesario para la supervivencia, como a Manuel, que hace changas en la verdulería de ‘El Español’, o a Jorge, que hace algunos pequeños trabajos de herrería, sobre Juan B. Justo. Los vecinos también llaman a la ambulancia, cuando saben que las personas sin vivienda tienen heridas crónicas y necesitan curaciones. En el barrio, las acciones solidarias se extienden a tareas no muy agradables, como por ejemplo la que realiza la señora del kiosco de diarios, que se encarga de baldear el cajero automático, porque allí duerme una parejita que hace sus necesidades en el mismo lugar donde duermen. Habría algunos lazos sociales no destruidos, todavía, esos son resultados que no aparecerán en el censo, pero que pudieron relevarse en el diálogo con los vecinos que conviven con aquellos que hoy duermen en las calles de Buenos Aires.

Marche un paro para el Gobierno

Marche un paro para el Gobierno

Paro, Microcentro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 30 de abril de 2019. Fotos: Leonardo Rendo / ANCCOM

En la esquina de 9 de Julio y Corrientes, un patrullero estacionado con el baúl abierto. Agrupados a su alrededor, tres agentes de la Policía de la Ciudad charlan tranquilos, echando una mirada fugaz de vez en cuando a su alrededor. Uno de ellos se encarga de cebar el mate que pasa de mano en mano. La escena no representó la típica actitud policial durante el día de paro y marcha contra la política económica del gobierno de Cambiemos convocado por el Frente Sindical para el Modelo Nacional, y al que se plegaron las dos CTA, movimientos sociales y partidos de izquierda. La pasividad policial fue efímera. Al cierre de esta nota, los detenidos eran 39.

Justo enfrente de la escena de los policías tomando mate, debajo del Obelisco, concentraban desde temprano las numerosas columnas de la CTA Autónoma, ATE y otros gremios afines. El golpe acompasado de los bombos repercutía sobre las avenidas, escurriéndose fácilmente por cada calle. Había tránsito y personas caminando, pero en menor cantidad de lo que puede esperarse un día laboral. Desde Once a Congreso y de allí hasta la 9 de Julio los negocios estaban abiertos, pero los transeúntes (imposible saber si estarían trabajando o no) se paseaban con la languidez de un sábado a la mañana.

“Hoy, nuevamente, venimos a marchar en contra de este gobierno y en contra de este plan económico. Porque este plan económico nos está matando a nuestros pibes y a nuestros jubilados” denunció  Alejandra Brillante, secretaria de Previsión Social de CTA-Provincia de Buenos Aires, y una de las dirigentes que encabezaba la cabeza de la columna que avanzaba por Diagonal Norte hacia Plaza de Mayo. “La provincia de Buenos Aires, una de las más ricas, hoy está endeudada por las políticas de María Eugenia Vidal. También quiso intervenir nuestra caja en el Instituto de Previsión Social, que históricamente da superávit. Ahora la está tirando a la baja para tener la excusa de intervenirla para seguirnos robando”, opinó sobre la situación en la provincia. “Nuestro pueblo debe entender que tenemos que ir hacia un gran frente común para derrotar a este gobierno y este modelo económico que viene de la mano del Fondo Monetario Internacional”.

“¿Por qué paramos hoy? En defensa de nuestros derechos. El gobierno nos ha desoído. Ha violado la Constitución en materia de derechos laborales”, se escuchaba por los altoparlantes.

Las columnas avanzaban con cierto apuro: ya eran pasadas las 11.30 y resultaba necesario mantener un estricto orden en la manifestación de cara al acto previsto para las 13. Se podían ver a hombres y mujeres de chaleco (el color dependía de a qué gremio o central pertenecieran) con la inscripción “Organización” en la espalda. Llegado el caso, gritaban “¡avancen!” o “¡hasta acá!” con la pericia propia de la experiencia en la manifestación callejera. Todo debía salir perfecto y no era para menos. El día anterior, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich había ofrecido una conferencia de prensa denunciando la quema de cinco colectivos en varias localidades del conurbano bonaerense. Dijo entonces: “Lo que ya estamos viendo, y que ya lo advertí, son actitudes mafiosas. Esta destrucción de capital por aquellos que llaman al paro por el trabajo, lo que hacen es destruir trabajo. Esto es contra lo que nosotros peleamos”. Si la ciudad parecía sumida en el sopor de un fin de semana otoñal, el centro se acalambraba de tensiones por el temor a una posible represión. Los oficiales de infantería parados en fila e inmutables sobre la vereda, armas largas en mano, eran un mensaje de advertencia muy claro.

Sin embargo, no todas las columnas eran voluminosas y ni se desplegaban con grandilocuencia. También podían verse pequeños contingentes, con una o dos banderas, yendo por las calles laterales. Por Bartolomé Mitre, los representantes de la delegación Lomas de Zamora de Sadop se arrimaban silenciosamente hasta la plaza. Su secretario general, Raúl Barboza, comentaba: “Este es un llamado a la unidad para poder salir de esta situación calamitosa que estamos viviendo. Hoy es un día donde todos los trabajadores tenemos que estar juntos”. Y con respecto a las perspectivas que caben esperarse del futuro cercano, dijo: “Lamentablemente, es un gobierno que no ha solucionado los problemas que ya teníamos. Queremos que termine, como todo argentino, pero también queremos políticas más claras. Queremos un gobierno con justicia social y que se acuerde de los trabajadores”.

Ya por Avenida de Mayo el movimiento era frenético. Entraban las columnas de camioneros, impactantes por su número, que avanzaban ensordecedoras con cantos, trompetas y redoblantes. Ocuparían el lugar central frente al palco que se erigía sobre la Plaza de Mayo, ya que el orador principal sería su secretario adjunto, Pablo Moyano.

Hugo Yasky llamó a la unidad de los sectores populares para derrotar a Cambiemos en las elecciones presidenciales.

Refugiados del sol bajo las columnas del Cabildo se encontraban los militantes del Frente Darío Santillán. Casi al lado, se alzaba la bandera de Udocba. Al frente, en la esquina del Palacio de Gobierno de la Ciudad, se mezclaban las banderas de la CTA con las del Sat-Said y con una infinidad de banderas de todos los colores: pequeñas, tipo estandarte, enormes trapos pintados con aerosol (“No al ajuste – PJ La Plata”) y otras más elaboradas que tapaban cualquier intento de asomarse para ver a los oradores.

Hacia las 12.30 se empezó a escuchar por los altoparlantes repartidos por toda la avenida la voz de la presentadora. Lanzaba frases esporádicas: “¿Por qué paramos hoy? En defensa de nuestros derechos constitucionales. El gobierno nos ha desoído. Ha violado la Constitución en materia de derechos laborales”. Y las columnas respondieron, porque rápidamente se fueron apiñando contra el vallado de contención puesto a unos metros del escenario donde se desarrollaría el acto central.

Horas después el gobierno intentaría minimizar el alcance del paro, alegando que, por ejemplo, la actividad de los bancos no se vio afectada. Sin embargo, por Diagonal Norte se podía ver una verdadera marea humana avanzando, con rapidez algunos y otros a los saltos, perteneciente a La Bancaria. Entre bombos y banderas se encontraba Pablo, delegado de la comisión interna del Banco Credicoop. “Son casi cuatro años de un gobierno neoliberal que nos está matando a todos de a poco –declaró-. La idea es mostrarle a este gobierno la disconformidad del pueblo. Y aunque no quiera verla, también es importante que sea la gente la que vea la movilización en las calles”. Como empleado bancario, también está al tanto de lo que implica el modelo económico tomado por el gobierno: “Los bancos no la están pasando mal. Están teniendo ganancias. Pero no por otorgar créditos a las pymes para adquirir capital de trabajo o créditos hipotecarios para que la gente se compre su casa. La plata de los bancos viene de las Leliq, que pagan un 70 por ciento de tasa de interés. Hoy en día las ganancias son por la timba y no por cobrar intereses genuinos y de financiamiento productivo. Pero esto es una burbuja. Tenemos que abrir los ojos y ver que esto en cualquier momento va a reventar. Y ahí vamos a reventar todos juntos”, enfatizó.

La marcha coincidió con la conmemoración del 42º aniversario de las Madres de Plaza de Mayo.

La voz del escenario volvió a aparecer, esta vez pidiendo no caer “en las provocaciones de Patricia Bullrich y los infiltrados”, que estarían buscando mostrar a los manifestantes como un grupo de violentos. Recordó entonces que, tres días antes, se había cumplido el aniversario número 40 del primer paro que hizo la CGT frente a la última dictadura cívico-militar, en 1979. “Tenemos una historia de paz. Pedimos paz, pan y trabajo”, dijo la voz latosa.

Al frente casi no quedaba espacio para moverse. Pero desde varios metros se podía ver a un hombre que pedía permiso y caminaba a contracorriente, con una caja bajo el brazo. “Este es un fondo de lucha para los compañeros y compañeras de la empresa “PedidosYa”. Es un conflicto testigo de este momento. Uber, PedidosYa, Glovo, las apps que se presentan como el futuro del trabajo, ya dieron cuenta que son la precarización absoluta en las condiciones laborales. No les pagan obra social, no tienen un seguro por accidentes. Y se trata de gente que está laburando todo el día en la calle, expuesta al rigor que eso implica. Por lo que ellos luchan es por el reconocimiento de la relación de dependencia. Acá, en el caso de PedidosYa, que era una de las pocas empresas que blanqueaba la relación de dependencia, se está comenzando a despedir gente para contratar monotributistas. Entonces, esta es una lucha contra el avance de la precarización”. Quien dice esto es Matías, docente del nivel medio, militante de Ademys y de la agrupación Democracia Socialista, que de esta forma iba de persona en persona pidiendo una colaboración para el fondo de lucha. Respecto a su situación particular como docente, comenta: “Yo trabajo en una escuela de la Villa 31 y ahí el ajuste se siente muy fuerte. Los chicos te dicen que no tienen para comprar hojas, lápices, lapiceras…para ir a la escuela. Ellos vienen con hambre y sólo esperan la hora del comedor. Tienen problemas con la policía, que los acosa en los barrios. Las mujeres tienen problemas con sus parejas, que las violentan. Hay como un clima de tensión, de saturación. Y así es realmente difícil trabajar. Toda la mierda sale a flote en este tipo de situaciones. Pero, al mismo tiempo, por suerte también sale la solidaridad. En las crisis se ven los dos extremos. Lo peor de la gente y lo mejor de la gente”. Y en disonancia con uno de los supuestos que parecen sostener quienes convocaron a la marcha y piden por la unidad de la oposición, Matías concluye: “El futuro ya está complicado de por sí, gane quien gane en las elecciones. El nivel de deuda que ha dejado este gobierno no es sólo una entrega hoy, es una miseria planificada a futuro. Creo que si uno quiere que la cosa cambie, el próximo gobierno tiene que desconocer el pacto con el FMI. Tiene que investigar la deuda externa, porque está llena de ilegitimidades. Y estamos siempre pagando la renegociación de la renegociación”.

Hubo grandes críticas a los dirigentes de la CGT que no adhirieron a la medida de fuerza.

Un poco pasadas las 13, dio comienzo al acto. La voz exclamaba que se enunciarán las estrofas del Himno Nacional. El ruido de los bombos bajaba lentamente. Muchos se apoyaban la mano en el pecho. Ya sobre el final, el aire se saturaba con los gritos del “oh, juremos con gloria morir” y muchos dedos en “V” se elevaban con euforia.

Fueron seis los oradores. El primero (presentado como “líder del Frente Sindical”) fue Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria. Su discurso fue en gran medida una respuesta a distintas acusaciones que hicieron medios de comunicación y funcionarios al respecto de la convocatoria. “Algunos hablaron de amenazas, de cortes, de mafias… amenazas son las que hacen ellos con las conciliaciones obligatorias (en referencia a las dictadas por la Secretaría de Trabajo este lunes a los gremios aeronáuticos, cerámicos y de actores, a las que hicieron caso omiso); amenazas son cuando pretenden amedrentar con descuentos al salario por parar; amenazas son cuando meten miedo en la sociedad diciendo que va a haber disturbios; cuando dicen que si no ganan las elecciones, el país va a estallar”. Como la mayor parte de los discursos, llamó a continuar con más movilizaciones y el armado de un plan de lucha. “Si quieren más paro, van a tener más paro. Y si quieren más gente en la calle, la multiplicaremos por miles”, exclamó enérgico. De todas formas, también dedicó unas palabras a los dirigentes de la CGT, a quienes reclamó que recapaciten en su posición. Finalmente, concluyó con una declaración puramente electoral: “No tengamos miedo de que el futuro es el problema. El futuro es hoy y ahora. Es necesario un gobierno nacional y popular en octubre y la unidad es la piedra basal del mejoramiento en la vida de los trabajadores”.

Luego habló Mariano Sánchez, en representación de los movimientos sociales. Las columnas de la CTEP, Barrios de Pie, la CCC y el Frente Darío Santillán se encontraban sobre la Diagonal Sur. Su discurso fue un llamado a la unidad, “un gran frente con todos. Tenemos que derrotar a Macri en las urnas o en la calle. Si no lo derrotamos en la calle, habrá que derrotarlo en las urnas”, fue una de sus frases más contundentes.

“Si quieren más paro, van a tener más paro. Y si quieren más gente en la calle, la multiplicaremos por miles”, exclamó Sergio Palazzo, de La Bancaria.

A su turno, Ricardo Peidró, de la CTA autónoma, destacó la diversidad de corrientes que ese día ocuparon la plaza. “Trabajadores precarios, desocupados, formales, jubilados: la verdadera unidad es esta”. Recordó también que el 30 de abril se conmemora el 42° aniversario de la primera ronda de las Madres de Plaza de Mayo (motivo por el cual adelantaron el acto para que no entorpeciera la celebración que harían las Madres en esa misma plaza): “Queremos ser coherentes con los miles que siempre lucharon a lo largo de la historia”. Su cierre fue una declaración alineada a uno de los puntos en común más importantes que tuvieron todos los oradores: “¿Se creen que nos vamos a quedar cruzados de brazos hasta las elecciones? Los pibes se cagan de hambre hoy…Hoy es la lucha”.

Pablo Micheli (CTA) fue más duro con la dirigencia de la CGT. “Estos del binomio no sé si son boludos, están equivocados o son traidores. Hay muchos que intentan romper, como estos dirigentes que llaman a un paro el 1° de mayo cuando tendrían que estar acá”, remató Micheli. También se refirió al advenimiento de las elecciones cuando anunció que “son tiempos de lucha. Queremos que vuelva el peronismo, que vuelva un gobierno nacional y popular. Para eso hay que ganar la calle con más paros y más marchas, porque la victoria está en la unidad. Hay que acompañar el camino a la elección con el movimiento obrero, las organizaciones sociales y el pueblo en la calle”, concluyó.

“Recuerden esta fecha, hoy empieza una nueva historia para la clase trabajadora”, comenzó Hugo Yasky (CTA de los trabajadores y diputado nacional por el FPV-PJ) quien, luego de describir un panorama de crisis en el país, llamó a la unidad y la esperanza: “Este país sólo se puede hacer con la unidad del pueblo”.

Omar Plaini, del gremio de los Canillitas, tuvo la responsabilidad de leer un documento realizado en el Plenario de regionales de la CGT en SMATA. Se trató de un escrito basado en cinco puntos que podrían resumirse de la siguiente forma: 1) Rechazo de todo intento de reforma laboral, paritarias libres y aumento del salario mínimo, vital y móvil; 2) Cambio en la política económica, con protección a la industria nacional, el mercado interno y un repudio total al Fondo Monetario Internacional; 3) Retrotraer las tarifas de los servicios al 1° de diciembre de 2017 (de acuerdo a la ley votada en el Congreso y que luego fue vetada por Presidencia); 4) Derogación de la reforma previsional y aumento de emergencia a los jubilados y pensionados; 5) Defensa de la producción y mano de obra nacional.

La columna más numerosa fue la de Camioneros.

Por último, Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros. Luego de que la presentadora lo nombrara, se escucharon estruendos de fuegos artificiales y las columnas del gremio se agitaron en algarabía. El comienzo fue un rosario de agradecimientos: a las 70 regionales de la CGT que decidieron unirse al paro, a la confluencia del Frente sindical con las CTA y los movimientos sociales y, en especial, a la agrupación interna de la UTA liderada por Miguel Bustinduy que provocó que no prestaran servicio casi un centenar de líneas de colectivos (en un gesto que muestra la fractura al interior del gremio transportista). Destacó entonces “los huevos” de los dirigentes que se encontraban aquella tarde en la Plaza de Mayo. Respecto a las conciliaciones obligatorias dictadas por la cartera del secretario de Producción Dante Sica, fue elocuente: “Que se metan las multas en el culo, a nosotros no nos aprieta nadie”. Como cierre del acto mismo, enfatizó: “Ellos ratifican el modelo económico, nosotros ratificamos que vamos a seguir peleando”.

Aunque muchos no estaban enterados, sobre la 9 de Julio la infantería había reprimido a  manifestantes que atacaron las sedes del Banco Francés y el Banco Galicia. Terminaron detenidas 39 personas por estos hechos y, según explicó la Policía de la Ciudad, también por haber amedrentado a choferes de colectivos de las líneas que no habían parado.

Por eso, al terminar el acto, la presentadora volvió a llamar a la calma. Insistió en “volver en paz, con las banderas en alto, a nuestros hogares”. En ese intante comenzó a sonar Jijiji, la clásica canción de los Redondos que aparece siempre al finalizar las marchas, mientras las columnas se alejaban tranquilamente por las avenidas entre los puestos de bebidas y comestibles que ya empezaban a levantar sus tiendas.

Una biografía de novela

Una biografía de novela

«Elegí a Migré por lo mismo que luego me perturbó al escribir, porque es un producto que está enchastrado con el barro de lo menor», dice Liliana Viola.

Si bien el argumento legal para quitar de circulación el libro Migré. El maestro de las telenovelas que revolucionó la educación sentimental de un país –tal cual su título completo– fue una infracción a los derechos de autor, denunciada por el guionista, amigo y heredero de Alberto Migré, Víctor Agú, la realidad es que por debajo subyace una censura homofóbica. El propio Agú publicó recientemente en Facebook una carta a su amigo muerto que lo confirma: “No querías que hablen de tu vida privada. Sin embargo lo hicieron. ¿Qué parte no entendieron esos amarillistas? ¡Cómo atrasa hablar de la sexualidad del otro!”, se quejó.

Escritora, editora del suplemento “Soy” de Página/12, autora de El libro de los testamentos (El Ateneo, 1997) y Los discursos del poder (Norma, 2001), Liliana Viola dedicó cuatro años a investigar la figura y la obra de Migré, el creador de culebrones legendarios como Rolando Rivas, taxista; Piel naranja y Una voz en el teléfono. El libro de Viola, editado por Sudamericana, salió a la venta en diciembre de 2017, pero desde finales de febrero pasado está siendo retirado del mercado por un acuerdo –que incluye una cláusula de confidencialidad– entre la editorial, Viola y Agú. Sin incumplir en ningún momento con ella, Viola reflexionó junto a ANCCOM sobre el proceso de elaboración de su libro, sobre la “saga novelera” que lo terminó rodeando y sobre Migré, el autor que transformó la televisión argentina.

Ante la propuesta inicial del grupo editorial Penguin Random House de escribir una biografía de María Elena Walsh, tu respuesta fue hacer la de Migré, ¿por qué?

Más allá de que María Elena Walsh es una escritora que se dirigió también a adultos, me parece que el perfil  que cala en la sociedad son sus canciones para niños. Entonces pensé en la infancia y  en mis ganas de escribir sobre alguien que la enloqueció, educó, ilustró, informó o desinformó. La abuela y la mucama son dos personajes que aparecen mucho en el libro, porque son consumidores de telenovelas. Pero no lo hacen solas, la mucama lo hace con la niña o el niño que está cuidando, la abuela lo mismo. Esa conexión entre el servicio doméstico y la abuela que tienen  gustos despreciados por la clase media y la clase ilustrada. A su vez, las novelas de Migré estaban prohibidas para los niños, de la televisión era lo que los padres no permitían que se viera por estar cargada de escenas sexuales o de aquello que no se habla tanto en los 70 como en los 80. Elegí a Migré por lo mismo que luego me perturbó al escribir, porque es un producto que está enchastrado con el barro de lo menor.

Cuando hablás de la relación entre un biógrafo, su personaje y mencionás al dinero, aparece un vínculo con otra obra tuya, El libro de los testamentos

Lo hice en 1995 cuando viví por dos años en Inglaterra por una beca de estudio. Allí tuve acceso a bibliotecas públicas y también a otras muy específicas, sobre todo en Oxford, donde fui encontrando biografías o facsímiles de muchísimos testamentos y de casualidad di con el de Charles Dickens. A partir de ese empecé a buscar otros, me encontré con muchos de puño y letra de escritores, escritoras y personalidades famosas que no guardaban una impronta legal sino que funcionaban como un arte de la despedida. No es casualidad que se llamen “la última voluntad”, es algo que uno escribe no necesariamente cuando se está por morir sino cuando decide algo para el futuro, luego de fallecer. Todo esto último que ocurrió [con Migré] es muy significativo, no deja de pertenecer al discurso de la telenovela. Que aparezca la figura de un sucesor, la prohibición, la idea de una sexualidad que hay que ocultar o un delito, citar más de lo que se debe. El protagonista sería el libro y el villano el que logra sacarlo de la venta. Asociado a la herencia aparece en el libro el personaje del novio de Migré, el actor Daniel Lemes. Cuando lo entrevisté no quería que su nombre figurara. Ahora, de repente, mientras se está hablando de que si Migré tenía o no que estar en el clóset y el libro es retirado de circulación, aparece Lemes que sale de su propio clóset. Esto también es una saga novelera.

¿Tuviste acceso al testamento de Migré?

Sí, es muy interesante. Habla de su personalidad o de cómo vivía, porque no solamente dice que le deja al heredero sus libretos sino que va indicando dónde los tiene que encontrar en una casa muy grande donde él vivía solo: “Hay algunos detrás del escobero, otros en una caja de zapatos”. Se conservan muchísimos, es invaluable, pero los tenía tirados por cualquier lado, su testamento tuvo eso de simpático.

El libro fue retirado de las librerías en febrero de este año.

¿Cuáles fueron los escollos durante la producción del libro?

Me enfrenté con mi timidez y por otro lado con el secreto. Ocurrió algo muy especial con los entrevistados, tenían una especie de mística, parecían estar dirigidos por Migré. Fueron 60 entrevistas, todos prácticamente refirieron a lo mismo y cuando llegábamos al terreno de la vida íntima o de algún defecto de Migré, siempre trastabillaban, se generaba un largo silencio y una pista equívoca: “Tuvo un gran amor pero no te puedo decir el nombre”, “Te puedo decir el nombre pero no el apellido”, y así. Todos me contaron, por ejemplo, qué les había regalado, por  eso tuve un trabajo de pensar cómo hacer para mostrar la generosidad de este hombre, así es que imaginé para el primer capítulo una situación donde lo veo a Migré en el café La Paz, unos días antes de morir, contando mucho dinero y dándoselo a un amigo. Imaginate qué loca la relación que se produce entre quien escribe una biografía y su biografiado, que me han discutido de esta historia que es fantasiosa, que no fue en ese bar sino en otro, que no fueron 2.000 dólares sino 15 y que no era un amigo sino un conocido. Lo que ellos veían como un error, para mí era la confirmación de que estaba en buen camino en la construcción de su figura.

¿Qué lugar ocupó el público en la construcción de la figura de Migré?

A lo largo de esos cuatro años me di cuenta de que una biografía de Migré no iba a estar completa si no se le daba un lugar importante  y sostenido a lo que los y las televidentes tenían para decir, fuera o no real. Mucha gente recuerda su propia telenovela con escenas que jamás ocurrieron. Me pareció importante, al mismo nivel que los datos duros asociados a la vida de Migré, así que decidí entrevistar espectadores, recoger anécdotas e incluirlas como si fueran notas al pie, en ese sitio de autoridad que suele tener la nota al pie en los textos académicos.

¿Migré buscó el éxito de manera deliberada?

Sus logros los buscó a conciencia, por lo menos lo hacía como una necesidad. Migré era más un espectador que un escritor, una vez que él escribía y sus actores actuaban, se sentaba a mirar como si fuera otra señora más de ese público. Por eso nunca pudo escribir novelas con 200 capítulos por adelantado porque no sabía realmente cómo iba a seguir la novela. Para mí podía desdoblarse, se le presentaba esa combustión que es la pasión que mantuvo hasta el final de ser un espectador y tener el poder de que pase en las tramas lo que él quería que pase.

¿Fue un precursor?

Mientras Migré escribía el libreto de Rolando Rivas, taxista, a principios de los 70, durante el gobierno de Lanusse, el ERP secuestró al director general de la Fiat, Oberdan Sallustro y la televisión lo mostraba como un hombre trabajador, italiano, con mujer y tres hijos que hablaban en cámara. Fue una situación inédita que duró uno o dos meses, hasta que se da el desenlace que muere cuando la Policía va a liberarlo, no se sabe si las fuerzas de seguridad o el ERP lo mataron, aunque luego el ERP se atribuyó el asesinato. Migré estuvo viendo que su público estaba preso de una historia apasionante y real, por lo que convirtió al hermano de Rolando, Quique Rivas, que hasta ese momento había tenido apariciones insignificantes, en estudiante universitario y guerrillero. Episodios más tarde es perseguido y asesinado a las tres de la mañana, adelantándose a las prácticas que aplicarían cuatro años más tarde las Fuerzas Armadas. Migré no tuvo una intención política pero lo suyo hoy puede y debe ser leído como una hazaña.

Se cuenta que con Rolando Rivas, taxista se paraba el país, que a Claudio García Satur, el galán de la tira, los taxistas lo consideraban un colega y hasta le preguntaban cuántos viajes había hecho…

Uno de los elementos característicos de las novelas de Migré es que se intenta que el público pierda noción del límite entre realidad y ficción. Es el autor que aparece en el primer capítulo o que se mete en la novela cuando un actor falta, totalmente fuera de cuadro. Sin embargo, veíamos que entraba Migré sin sorpresa, porque era un autor que  estaba sobrevolando siempre sus personajes. En Piel Naranja no es loco que de repente se siente en un sillón junto a Marilina Ross y le pida que cante “Quereme”…

«Cuando llegábamos al terreno de la vida íntima, los entrevistados siempre trastabillaban. Se generaba un largo silencio y una pista equívoca: ´Tuvo un gran amor pero no te puedo decir el nombre´”.

¿Y cómo es la mujer en las telenovelas de Migré?

Protagonista de problemas éticos, morales, y subsumida en el amor romántico. El problema es que quiere enamorarse pero se encuentra con una sociedad patriarcal y machista. El radioteatro –que Migré creció escuchando y luego escribió– y la telenovela ponen en tono de ficción problemas de la identidad femenina, legales y familiares: los niños robados, el aborto, la lucha por la tenencia y la identidad de los niños, la necesidad de casarse dentro de la misma familia, las diferencias de edades, todos estos elementos nos están hablando del derecho de familia.

Migré no se quedó en el cliché a la hora de mostrar al varón homosexual…

A medida que pasaron los años, fue agregando conflictos, perfeccionándolos y modernizándolos, abriendo la visión. En los años 70, en el unitario Fin de semana macabro aparece Lucho, un joven homosexual reprimido que unos amigos obligan a tener relaciones con una prostituta a la que después asesina. Representa a un homosexual que es víctima del patriarcado, que lo obligan a demostrar que es un macho, y por otro lado es el “conflictuado” cuya violencia lo hace capaz de asesinar. En Leandro Leiva, un soñador de 1995, aparece personificado por Daniel Lemes otro gay, Pastor Feijó. Es la persona que da alegría, solidaridad, lazos y creatividad a toda una comunidad. La imagen ha cambiado mucho desde aquel homosexual que es capaz de matar por oprimido hasta éste que busca soluciones donde aparentemente no las hay,  a pesar de que sigue oprimido y escondido en el Tigre.

Desde las reivindicaciones de género actuales, ¿cómo se ven hoy las telenovelas?

Desde el feminismo podemos ver que hay un apaleamiento, por ser un género consumido por mujeres, lo hemos mirado con desprecio. Los actores, en las entrevistas del libro, cuentan cómo hacían una telenovela de Migré para obtener fama e inmediatamente se volcaban al teatro serio para limpiarse el lastre, para no ser considerados mediocres. Es paradójico, porque es un género de un éxito rotundo, eminentemente dedicado y pensado para  la mujer o mentalidades afines a lo femenino, que nosotras mismas hemos mirado con culpa.

Ediciones alternativas: estrategias y experiencias

Ediciones alternativas: estrategias y experiencias

La dimensión económica de la publicación y la problemática de la distribución fueron los temas recurrentes.

Durante el viernes 5 y sábado 6 de abril se llevó a cabo el Primer Encuentro Latinoamericano de Proyectos Editoriales no Convencionales, donde el ámbito académico se abrió por un rato para dar lugar a la experiencia práctica. El evento fue organizado por el Colectivo Anomia, una revista digital y también un espacio que nuclea personas relacionadas con los procesos editoriales. Las jornadas se realizaron en el auditorio de Lectura Mundi en la Universidad de San Martín (UNSAM) y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y, según los datos del colectivo organizador, hubo 80 anotados formalmente para el primer día y 130 para el segundo, además del público espontáneo que se sumó a las charlas en curso y a los puestos de venta de quienes exponían.

En las diez mesas del encuentro se trataron temáticas como la circulación no convencional de los documentos, las licencias y derechos de autor, los espacios editoriales para la inclusión, iniciativas con niños y jóvenes autores, entre muchas otras. Expusieron representantes de diferentes propuestas cuyos puntos en común eran algunas veces difusos, como explicó a ANCCOM Natalia Andrea Mera, del Colectivo Anomia y especialista en literatura infantil y juvenil: “Estos proyectos son inclasificables, la definición está dada por la naturaleza de su origen: el deseo. Son personas que están haciendo algo que les gusta y se comprometen con ello”. Igualmente, fue evidente que los proyectos compartían la intención de trabajar contenidos o soportes que se encuentran excluidos de la industria editorial masiva. Pablo Amadeo, participante de Pixel Editora y director de arte en la serie de fanzines Popova de esta editorial, dijo: “Cuando hicimos Popova fue porque empezamos a ver algo esencial que es la vacancia, pensamos un proyecto editorial allí donde no había”. Este argumento se repitió en muchas otras ponencias como la de la revista Efecto Kuleshov donde Javier Rodríguez, director, planteó: “Queríamos hacer una revista cultural de la que no encontramos mucho, apuntábamos a un público parecido al nuestro y tampoco queríamos ir detrás de la agenda sino que era una revista homenaje a todo lo que nos gustaba o lo que nos estaba gustando”.

El objetivo del encuentro fue visibilizar la variedad de proyectos que existen al margen de las grandes cadenas.

Uno de los exponentes estrella del encuentro fue Hernán Casciari, fundador y director de la revista Orsai, quien participó de la mesa sobre producción editorial vinculada con la gestión cultural, en la que también estuvieron Rocambole y Efecto Kuleshov. “Decidí contarles de qué manera, en el año 2010, le pedí a un grupo de gente que leía mis cuentos gratis en internet un millón de dólares”, dijo Casciari al comenzar su presentación y leyó las publicaciones que había realizado en su blog y que fueron el puntapié inicial de Orsai. El modelo de revista cultural que plantea el escritor y periodista es novedoso, además de por la calidad de su contenido y las 210 páginas que conforman su edición impresa, porque permitió a los realizadoras independizarse de los circuitos de producción masiva a través del emprendimiento personal y del apoyo económico del público lector. En entrevista con ANCCOM Casciari compartió: “Orsai es principalmente un hobbie, es algo que hacemos entre cuatro amigos. Después invitamos escritores e ilustradores a componer la revista”. Su originalidad también radica en que el grupo puede llevarla a cabo eligiendo autónomamente los temas, más allá de aquello que parezca dictar el mercado. Sobre la forma de elegir y pensar el material, Casciari sostuvo: “Lo que hacemos es juntarnos, charlar y cuando se nos ocurren ideas para pedirles a autores, se las pedimos; jamás pensamos en el público sino en nuestras propias inquietudes. Es algo que hacemos con mucho placer”.

La dimensión económica de la publicación y distribución editorial marginal fue una problemática que se evidenció en muchas de las ponencias. Lograr la circulación de materiales a precios accesibles a todo el mundo y la falta de medios para la financiación en muchos casos puso un freno a la sustentabilidad de los proyectos, como es el caso de la Kuleshov que en este momento no se está produciendo. Según Elizabeth Graviotto, también conocida como la Ladrona de Libros, quien dirige una librería en su propia casa, “hay una crisis económica muy grande y hay menos posibilidades de alquilar locales, por eso hay más showrooms. Los diarios lo titulan como la nueva moda pero es que todo está cada vez más caro”. Sin embargo, estos proyectos intentan hacerle frente a las complicaciones a través de distintas estrategias, muchas veces transformándose para continuar. Los representantes del Grupo Rorscharch de lectura y estudio de historietas sostuvieron que lo más importante para ellos es no traicionar lo que quieren publicar para ganar dinero y agregaron: “No sé si somos un proyecto, a veces es una cosa, a veces es otra: somos según lo que nos convenga”.

Según el Colectivo Anomia el objetivo del encuentro fue nuclear y visibilizar la variedad de proyectos editoriales que existen en la actualidad al margen de las grandes cadenas y también dar el espacio para la discusión de temáticas relacionadas. En otras palabras lo que se buscó fue “ver qué sucedía con toda esa diversidad encontrándose ahí”, como dijo Natalia Mera. Aunque pequeño, este primer encuentro le permitió al público conocer más a fondo las historias y problemáticas que afrontan los grupos que buscan salirse de la norma en un mundo donde la concentración de la producción editorial es cada vez mayor.