Las plataformas digitales son parte de nuestra vida cotidiana, nunca en la historia de la humanidad estuvimos tan conectados y con tanta información a disposición. Aunque nos brindan un sinfín de posibilidades, ya no se pueden ignorar los peligros que sostienen esta red a la que recurrimos diariamente. En medio de una vorágine de información y a un click de distancia de cualquier parte del mundo ¿Qué sociedad estamos construyendo?
Varios debates han acompañado estos cambios, algunos arriesgan que es necesario eliminar todas las redes sociales y otros miran con fascinación el mundo de posibilidades que tenemos a disposición. Las ciencias sociales tienen por delante el desafío de descifrar lo que ocurre mientras los cambios suceden de manera vertiginosa. Especialistas de la sociología, la comunicación social y el psicoanálisis comparten algunas de sus reflexiones que, lejos de responder sobre el futuro, proponen repensar lo que ocurre hoy.
“Somos entrenados para un mundo donde la diferencia entre lo real y lo virtual es poco clara”, dice Ferrer.
“Estamos siendo entrenados para habitar un mundo donde la diferencia entre lo real y lo virtual es poco clara”, expresa Christian Ferrer sociólogo y docente de la Facultad de Ciencias Sociales. Estos cambios desdibujan la percepción del tiempo y el espacio, todo se vuelve más inmediato y, aunque estemos quietos, la experiencia espacial puede indicar que estamos en todos lados. Desarrollamos el sentido de la vista y el oído por sobre todos los otros y hay un acostumbramiento perceptual para volvernos emisores y receptores constantes. “El contenido es de poca importancia, lo relevante es que se habiten las redes sociales y se construya el sistema de control permanente que registre gustos y tendencias”, señala.
Que el uso de las plataformas no es exactamente gratis, sino que funciona a partir de un modelo de negocios que se basa en nuestros datos no es novedoso. Todo es registrable y todos constituimos un perfil en internet. Pablo Rodríguez, docente de Comunicación Social e investigador CONICET, expresa que la vigilancia es más grande que nunca, pero que hubo un cambio en su carácter porque ya no ocurre desde el Estado a la población, sino que es todos con todos y forma parte de la vida social. La asimetría radica en la cantidad de datos que tiene, por ejemplo, Google: “Claramente ellos tienen más poder sobre nosotros que nosotros sobre ellos”. El autor del libro Las palabras en las cosas señala que existe un nuevo procesamiento de datos que representa una mayor complejidad y son los algoritmos probabilísticos. Estos bucean en el Big Data buscando relaciones que no fueron solicitadas de antemano “No obedecen una orden, el algoritmo está buscando cosas sin que sepamos qué pueden encontrar, ni qué decisiones puede tomar en función de eso”, explica Rodríguez.
El caudal de información que se deposita en las plataformas digitales, para Ferrer, implica una confesión constante que realiza una función parecida al confesionario de la Iglesia “una tendencia a exponerse todo el tiempo que complace al narcisismo dominante o a la vanidad a la cual ahora se la llama autoestima”. Los usuarios saben que están siendo constantemente vigilados, pero el beneficio de potenciar el narcisismo personal es más poderoso que el miedo. Entre las confesiones, el autor destaca que existe una fuerte moralización de los discursos. Esta función que antes estaba en manos de generaciones pasadas, ahora opera entre los jóvenes: “Aparecieron un montón de buenos que en manada persiguen a quienes consideran malos. Es la tradicional metáfora del rebaño eclesiástico. No importa que unos se definan como buenos de izquierda y otros como buenos de derecha, importa que hay un solo bando persiguiendo a la oveja negra”, destaca.
«El algoritmo busca cosas sin que sepamos qué puede encontrar, ni qué decisiones toma en función de eso”, dice Rodríguez
Diana Litvinoff es psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y explica que la subjetividad y la identidad siempre es construida en relación a los otros, pero que en las redes sociales este proceso se evidencia en likes, comentarios y repercusiones: “Genera mucha angustia subir una foto y que nadie diga nada, afecta el autoestima, y hay personas que pueden poner más distancia con respecto a eso y hay otros que quedan muy pendientes de ese tipo de aprobación”.
La autora de El sujeto escondido en la realidad virtual destaca que la intimidad es cultural, por lo que el contexto de lo íntimo y privado cambia de acuerdo a la época. En las redes sociales existen nuevas redefiniciones: “De alguna manera el hecho de que estés con la computadora en tu casa, que haya distancia y no ser consciente de cuánta gente está al tanto de lo que decís provoca la confesión”, explica. La intimidad se vuelca de manera más fácil y si es bajo el anonimato más aún, pero también hay que tener en cuenta que lo que se publica en redes suele ser muy superficial: “La intimidad se reserva siempre, no es que desaparece sino que se la esconde y hay que encontrarla en otras partes”, agrega Litvinoff.
El tiempo frente a las pantallas es cada vez mayor y preocupa en cierta medida el uso desmedido, la psicoanalista sostiene que el potencial adictivo de la tecnología y los videojuegos se encuentra más en la persona que en la plataforma: “La adicción a los videojuegos puede tener que ver con la completitud que da a la imagen o que la persona pueda recibir el reconocimiento que afuera no encuentra. Me cuesta pensar que sea algo nuevo en ese sentido”.
Para Ferrer uno de los elementos que resultan tan atractivos es que funcionan como fugas compensatorias. En un mundo donde la vida cotidiana puede volverse extenuante y generar infelicidad, las retóricas de las plataformas digitales sirven de ayuda. Este fenómeno no es nuevo: “Mi mamá y mi tía miraban telenovelas y lloraban juntas. Yo siendo niño pequeño me preguntaba por qué, hasta que entendí que todas las pasiones que había en esa telenovela no las tenían ellas con sus propios maridos. Lo mismo pasa con las redes sociales porque las personas que están ahí no tienen una vida muy interesante, están quietas emitiendo o consumiendo, pero se genera la ilusión de que son alguien que importa”, describe Ferrer.
“Hay que entender que existen derechos en las redes sociales”, recuerda Rodríguez.
Para el sociólogo lo único que sobrevive al tiempo es la emoción, la mayoría de lo que ocurre en los medios de comunicación no va a tener ninguna importancia en veinte años porque se sostiene en la vanidad: “Tener tiempos y espacios para los afectos es muy importante y para eso no necesitas cinco mil contactos en Facebook”. Pero tampoco se trata de huir al bosque “aunque no estaría mal de vez en cuando, pero eso es algo que solo pueden hacer los ricos”. Sino que se trata de no permanecer conectados todo el tiempo, especialmente porque muchas veces ya se sabe lo que se va a encontrar en las redes sociales: “¿Qué sentido tiene leer un libro que me va a confirmar lo que ya pienso? No se produce ni un mínimo cambio de opinión. Solo se aprende de lo desconocido, cuando se suspende la certeza y sin juicios previos”, declara.
Rodríguez destaca que es necesario un debate profundo y una resignificación del rol del Estado para problematizar el uso de los datos, algoritmos y plataformas de manera democrática, “hay que entender que existen derechos en las redes sociales”. Volver a pensar en las plataformas bajo una mirada de política pública sin que solo exista la lógica del mercado puede ser un buen inicio. Por eso el autor destaca que debería existir un pensamiento institucional que cree alternativas regionales y que fomente el diseño de las plataformas que se usan acá: “Todos hablamos de soberanía económica y alimentaria, ¿en qué momento vamos a plantear algo sobre soberanía tecnológica?”.
La albañilería es uno de los rubros más “pesados” dentro de la construcción, además de ser uno de los oficios más precarizados. El aislamiento impuesto por el gobierno a raíz del coronavirus, dejó al descubierto realidades difíciles a afrontar para los trabajadores de la construcción, con más de cinco meses de restricción para desempeñar su labor.
Lunes 23 de marzo, son las seis de la mañana y el reloj biológico le indica a Julio Melián, de 63 años. que arranca el día; se levanta, se lava los dientes y la cara, luego pone la pava para cargar el termo pensando en los mates. Se sienta y espera a su hijo, Lucio de 25 años. Ambos trabajan en una obra de construcción refaccionando un departamento en Vicente López. Pero la realidad le había jugado una mala pasada: la cuarentena había empezado e ir a trabajar ya no era opción ese día.
Julio es cabeza de familia, vive en la localidad de Libertad, Merlo. Toda su vida adulta vivió de su oficio, la albañilería. Su familia está compuesta por él, su esposa, sus dos hijas y su hijo y compañero de tareas. Comenta acerca de su trabajo antes de la pandemia: “Dentro del rubro de la construcción me desempeño como oficial, también soy contratista, pero dado que en los últimos años conseguir obras era algo difícil, solo trabajaba de oficial albañil para otras personas, y siempre es de manera informal. Mi único oficio o profesión es el de la albañilería.”
El inicio del aislamiento perjudicó no solo sus trabajos actuales y futuros sino que además la informalidad le impidió tener el ingreso semanal que percibía “La cuarentena afectó varios de mis proyectos de trabajo. Tenía la remodelación de un baño y un departamento, eso quedó suspendido. Debido a la pandemia no se podía viajar ni realizar este tipo de actividades, al comienzo fue incertidumbre.”, dice.
Por su parte, Lucio cuenta su experiencia en la albañilería y como vivió el inicio del aislamiento: “Antes del aislamiento me desempeñaba como peón de albañil y hacia algunas actividades de oficial, podría decirse que soy medio oficial pero cobraba como ayudante. A partir de la cuarentena se vieron afectados varios de los proyectos, porque después de terminar la última obra de refacciones que tenía empezada, había planes de empezar con otra. Incluso de la última obra que estuve trabajando y tuvimos que abandonar no pude cobrar la semana que tenía porque esto se cortó un jueves y los viernes, que son los días en los que cobro, no pude hacerlo.”
“Yo con las changuitas me fui arreglando, en el barrio por suerte me salían bastantes», dice Carlos.
Adaptarse en aislamiento
Walter, jefe de hogar casado con Betty y a cargo de sus dos hijos menores, Máximo y Noah, es albañil y plomero, por lo que también fue afectado por el periodo de distanciamiento social. “Todos los trabajos que tenía se vieron afectados desde que comenzó la cuarentena y sin trabajar no cobro un peso”. Y explica: «Me arreglé con lo poco que tenía ahorrado y me puse a vender pan casero»
En cuanto a la ayuda brindada por el Estado, dice Walter: “Ninguno pudo cobrar el IFE. Mi esposa trabaja de preceptora en una escuela pública, lo que ayuda pero no es lo mismo.” En el caso de los Melián, la ayuda estatal llegó para uno de sus integrantes . “Con mis ahorros pretendía cambiar el auto, pero con esto del Covid eso se esfumó. El gasto en casa no fue tanto. Por suerte, mi mujer que es empleada doméstica tiene ingresos, y mi hija, que vive con nosotros, cobró el IFE.”.
El uso de ahorros para suplir la falta de ingresos en los trabajadores de la construcción fue moneda corriente en el desarrollo de la cuarentena. Otro de los casos es el de José Mondragón, padre de familia, que vive con su mujer e hijo en la localidad de Coronel Pringles, un pueblo en el interior de la provincia de Buenos Aires. “Mi actividad es la pintura, es dentro del proceso de las obras de construcción el proceso de terminación. Trabajo por mi cuenta, tengo empleados. Tengo esa sola ocupación y es mi único ingreso. Se vio interrumpido durante estos meses por la cuarentena”, cuenta “Estos meses fueron difíciles, porque era nuestro único ingreso, entonces usamos ahorros o algunos trabajos realizados que fuimos cobrando y de otros sin terminar, como acá en el pueblo la gente es solidaria…” y agrega: “Por suerte ya pudimos ir cumpliendo con los trabajos pendientes y los fuimos terminando, pero porque la situación es otra. Acá en Pringles hubo un solo caso que duró diez días y hasta el momento seguimos con ese solo.”.
Incertidumbre y cuarentena
Carlos González, de 29 años, vive en Mariano Acosta junto a su mujer. Son una pareja joven y sin hijos, pero de igual manera la pandemia los perjudicó. Él es oficial en el rubro de la albañilería y una semana antes de empezado el aislamiento había terminado una obra en la que prestaba servicio como trabajador formal, “Esa era mi única fuente de trabajo. Siempre era una fija, todos los años empezábamos una obra nueva, esperaba a que salgan esos laburos. Había otras empresas con las que ya teníamos que empezar a laburar y con todo esto, no pudimos, se paró todo y no dejaron comenzar la obra.”
Al no contar con un ingreso fijo, tanto a Carlos y a muchos otros que brindan su relato les toco rebuscársela. “Yo con las changuitas me fui arreglando –cuenta-, en el barrio por suerte me salían bastantes. Trabajos de los vecinos y de gente que ya me conocía. Iba tirando con eso. Como era gente conocida me mandaban mensaje o me llamaban a casa.”. Otra experiencia similar es la de Walter: “También hice changuitas a unas cuadras de casa de uno, dos o tres días, más de eso no. Llevo barbijo, alcohol en gel en la mochila. Siempre nos tratábamos de lejos, ellos me hablaban desde el primer piso y yo estaba en el patio, en planta baja”, y agrega: “Solo por cosas urgentes, rotura caños o cosas de ese estilo, nada de hacer una carpeta.»
Por su parte, Carlos se vio en la misma situación, y los trabajos a vecinos fueron un salvavidas para muchas familias. “Al no saber cuándo se iba a resolver esto, me tuve que adaptar. Avanzada la cuarentena hice algunos trabajos para vecinos, al de al lado le pinté la reja y al de a la vuelta le hice una base con pilotines”, comenta.
Tiempo libre
Durante el aislamiento, muchos aprovecharon para hacer lo que el agotamiento semanal de la vida laboral diaria no les dejaba. Al respecto. Julio Melián cuenta: “Con el tiempo en cuarentena aproveché para hacer cosas en casa. Mis hijos me dicen que soy bastante inquieto. Pinté casi toda mi casa con ‘puchitos´ de pintura que tenía. También estuve arreglando cosas en casa con materiales que tenía acá. Podé arboles también, me mantuve ocupado.” Asimismo, Walter hizo lo mismo en su casa. “En lo personal, en este tiempo libre aproveche para arreglar mi casa, use lo poco que tenía para comprar material y terminar de hacer algunas cosas que tenía pendiente hace tiempo.”.
El futuro
Lucio da su perspectiva de cara a una posible flexibilización. “Yo creo que la construcción se podría llevar a cabo pero como estoy haciendo ahora, trabajando en una casa deshabitada y trabajando con personas de confianza o que ya conocés”, y agrega: “Junto con un amigo desde el jueves 23 de julio empezamos a hacer unas refacciones en una casa en Merlo, pero ahí no vive nadie así que las medidas de prevención las tomamos entre nosotros. Mientras vamos en el auto usamos barbijo, si compramos una gaseosa o algo lo lavamos bien y tuvimos que suspender el mate, algo que antes era muy común en la obra. El retorno a la vida normal, dentro de lo que es el trabajo en la construcción es toda una incertidumbre”.
La posición de Walter es diferente: “El contacto y el riesgo siempre está, trabajes de lo que trabajes. No creo que la regulación ayude en algo, el riesgo es mínimo en el rubro si se cuida la distancia.”
Desde su propia experiencia, Carlos brinda su posición ante el retorno de la actividad : “Es complicado porque tengo el ejemplo de un hermano de mi señora que sigue laburando en la empresa de construcción y todo, pero la semana pasada a uno de los muchachos le agarró coronavirus y los tuvieron que aislar a todos, al hermano de mi señora le agarro, hace poco el test le dio negativo, se recuperó.” Carlos concluye: “Es complicado, uno quiere laburar, pero por más que te cuides y todo lo que quieras, no es tan seguro.”
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=zrW14wvCrko&w=560&h=315] Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) habían marcado claramente un camino difícil de revertir; la aplastante diferencia que sacó el Frente de Todos a Juntos por el Cambio obligó a la coalición oficialista a modificar su estrategia de cara a las elecciones generales. Sin embargo, nada logró frenar la victoria del binomio Alberto Fernández-Cristina Fernández como presidente y vice electos y aunque desde la oposición se esperaba una diferencia mayor, los ocho puntos que los separan -que pueden transformarse en diez en el recuento definitivo, según los analistas- bastó para ganar y evitar el balotaje. La polarización diluyó las terceras vías y concentró casi el 90% de los votos entre los dos principales candidatos. ¿Cómo se explica el repunte de Mauricio Macri en las elecciones generales y cuál será la Argentina después del 10 de diciembre?
Los resultados de las PASO fueron un duro cimbronazo para el Gobierno. Se esperaba que el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, sacara ventaja a Juntos por el Cambio, pero no con la diferencia abrumadora de 15 puntos. Ante ese escenario y luego de las duras críticas al oficialismo por sus comentarios después de enterarse de los resultados, el macrismo giró 180 grados y cambió su estrategia política. Treinta ciudades en treinta días gritando “sí se puede” fue la apuesta oficialista para recuperar votos y aspirar a un balotaje. “Antes despreciaban la calle como campaña política”, afirma Ana Castellani, socióloga e investigadora del CONICET. Su lógica era del marketing de la proximidad: los timbreos, que cosecharon su éxito en 2015, y las redes sociales; sin embargo, la calle como dimisión política fue utilizada por primera vez en Cambiemos. “En la caravana de las treinta ciudades hubo algo de recuperar la épica política de la muchedumbre; de encontrarnos y reconocernos como parte de un todo”, detalla Castellani. Esta nueva forma de lo político recuerda lo que sucede en marchas de otros espacios, donde impera la sensación de formar parte un colectivo que comparte las mismas ideas y valores. “Macri nunca fue a la calle y no se siente cómodo. Su partido es más de salón, no del vínculo expresivo con la gente”, caracteriza Germán Lodola, politólogo del CONICET. Explica que su nueva estrategia tuvo réditos en dos sentidos: por un lado, le sumó votos y por el otro lo ayudó a adueñarse de ellos para transformarse en un líder dentro del espacio de la nueva oposición de cara al futuro.
“Macri difícilmente se va a parar frente a Larreta y Cornejo y les va a decir qué hacer. El voto de las elecciones le sirvió para disputar internamente la conducción de ese espacio”, aventura Lodola. Y pronostica que puede implosionar y fragmentarse, y que el Gobierno de Alberto Fernández va a incidir para que eso pase. En este sentido, Ana Castellani asegura que el repunte de Macri en las elecciones no responde a la creencia de que podían darla vuelta, sino para demostrar que valía la pena dar la pelea; que sigue existiendo Juntos por el Cambio y Macri como líder, con la posibilidad de amalgamar las identidades ciudadanas que se expresaron a favor de su gobierno.
Lodola cree que a pesar de que Cambiemos pudo hacer una mejor elección que en las PASO, no hay que perder de vista que perdió en primera vuelta, una novedad si se lo mira desde la óptica de la ventaja que el oficialismo siempre tiene según la ciencia política. “La dinámica política del presidencialismo obliga a intentar reelegirse. Son muy pocos que no lo hacen y menos los que van y pierden. Macri hizo una mala elección para ser oficialista”, afirma y establece una comparación entre estas elecciones y las de 1989, en la que Carlos Menem le sacó once puntos a Eduardo Angeloz, candidato de la Unión Cívica Radical: “Esto nos dice que la base del voto de Cambiemos sigue siendo el voto no peronista de siempre”, teoriza. Y agrega: “Esta vez se polarizó en un escenario bipartidario donde se ve que el peronismo más o menos tiene lo que siempre tuvo, cerca de 50% y lo otro tiene lo que siempre tuvo lo otro: cerca del 40%; por lo que se podría decir que las cosas son bastante estables en términos del electorado”, analiza.
El Frente de Todos no pudo agrandar el porcentaje o recuperar algunos distritos que parecía haber ganado en las PASO y eso es lo que preocupa a Ana Castellani: “Desde agosto hasta acá no hubo una mejoría en términos socioeconómicos, lo cual nos deja en una cuestión de disputa por los sentidos de la crisis, las conductas y las formas, algo mucho más sutil que juega decisivamente cuando hay una porción tan grande del electorado que se reivindica independiente y que no se deja conducir partidariamente”.
Germán Lodola sostiene que el triunfo del Frente de Todos responde a la unión del peronismo que fue capaz de coordinar cosas que parecían diferentes al interior del mismo grupo, impulsado además por la mala gestión del Gobierno que hizo converger a los diferentes sectores. “Todo esto lo termina de cerrar la decisión de Cristina, el factor Fernández, de elegir un candidato capaz de tener una línea de diálogo con los sectores de poder y que pueda nuclear facciones diferentes del peronismo. No sólo se lo da a un propio, sino a un crítico”, analiza.
En este sentido, la alianza para salir de la crisis tiene que ser amplia y sólida, que incluya varios actores políticos en todas las áreas, articulado detrás de un acuerdo estratégico para el desarrollo. “Si no se tiene eso, difícilmente se pueda hacer lo que mínimamente necesitamos para salir de este infierno del Dante”, sentencia Castellani. Mantener la unión del peronismo es central, así como ampliarla a sectores que no acompañaron la elección, pero que pueden acompañar al Gobierno. “Creo que Alberto tiene que mostrar un frente legislativo amplio que incorpore actores nuevos y no tratar de llegar de forma ad hoc en cada una de las elecciones”, detalla Lodola.
El escenario es muy complejo y grave en términos financieros, económicos y sociales: hay fuerte presión inflacionaria, riesgo de hiperinflación, las reservas del Banco Central están muy bajas, las provincias muy endeudadas y la posibilidad de acceder a dólares de financiamiento son pocas. “El panorama es muy delicado y hay que trabajar muy coordinadamente”, advierte Castellani. Los servicios básicos están muy deteriorados y hay un desempleo de dos dígitos que aumenta según la franja etaria: “En las mujeres menores de 30 años del conurbano el desempleo trepa al 30%”, dice Lodola. El panorama no es alentador para el nuevo presidente, y dependerá de su muñeca a la hora de moverse equilibrada y coordinadamente. “La situación es difícil, pero todos los actores lo saben. Eso puede permitirle a Alberto acercar posiciones”, concluye. Aún está por verse si Argentina logrará, como la cigarra, resucitar una vez más.
A medida que los minutos se acercaban a las 21, la ansiedad iba creciendo: a diferencia de lo que había sucedido durante las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), los primeros datos oficiales sobre el escrutinio provisorio se esperaban con puntualidad. Entre las dos fuerzas principales, se manejaban expectativas distintas: de un lado, una diferencia significativa de, al menos, 10 puntos; del otro, la posibilidad de alcanzar la tan anhelada segunda vuelta, aunque los boca de urna y las primeras tendencias no fueran prometedores. La aparición del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, acabó con las dudas y las especulaciones. Haciendo referencia a la velocidad de escrutinio y con un 65% de las mesas escrutadas hasta el momento, anunció a la fórmula Fernández-Fernández como ganadora de las elecciones del 27 de octubre.
Lejos quedaba la posibilidad de una eventual reelección de Mauricio Macri que, junto con su compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto, logró un 40,5% de los votos (números oficiales resultantes del escrutinio del 96% de las mesas): si bien mejoró notoriamente su performance de las PASO, al presidente no le fue suficiente para forzar un ballotage. Porque, con el 48% de los votos, Alberto Fernández se convertía en el próximo presidente de los argentinos.
Las elecciones generales transcurrieron de manera pacífica y normal en todo el país, a excepción de algunos incidentes puntuales y la puesta en duda del sistema por parte del Jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien lo calificó de “arcaico” y abrió la posibilidad de tener que esperar el escrutinio definitivo antes de hablar de un futuro presidente.
Los resultados volvieron a poner en escena un panorama de hiperpolarización: entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio acumularon cerca del 90% de los votos a nivel nacional. El frente Consenso Federal, con Roberto Lavagna encabezando la lista, se constituyó como una pobre tercera fuerza, con apenas el 6,2% de los votos. Más lejos quedaron los otros 3 candidatos que dirimieron la presidencia: Nicolás del Caño, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT-Unidad), logró el 2,2%; por su parte, Juan José Gómez Centurión (NOS) y José Luis Espert (Unite), sólo alcanzaron el 1,7% y el 1,5%, respectivamente.
La participación ciudadana en las elecciones fue muy alta: más del 80% del padrón electoral ejerció su deber cívico, un porcentaje superior al observado durante las elecciones primarias que forman parte de la explicación de la mejora macrista en los índices. Buena parte de esos nuevos votantes apoyaron al oficialismo, que también succionó sufragios de Lavagna, Gómez Centurión y Espert.
No bostante, los resultados finales no supusieron una sorpresa, más allá de la importante reducción de la brecha entre Fernández y Macri respecto de las PASO. Luego de una ardua campaña electoral -consistente, principalmente de la gira y las marchas del “Sí se puede”- y una mayor concurrencia del electorado, el presidente de la Nación logró un aproximado de 8 puntos más en comparación con el resultado del 11 de agosto.
Córdoba, Santa Fe, San Luis, Mendoza, Entre Ríos y la Ciudad de Buenos Aires fueron los únicos distritos que quedaron pintados de amarillo en la mapa electoral con el triunfo de Juntos por el Cambio. En el resto del país, el Frente de Todos venció al binomio oficialista: Santiago del Estero fue la provincia en la que se registró la mayor diferencia -casi de 56 puntos-; Formosa, Santa Cruz y la provincia de Buenos Aires también mostraron resultados contundentes en favor de la fórmula Fernández-Fernández.
El camino hacia la transición comenzó el mismo domingo con discursos que tendieron al diálogo y a la inclusión de todos los argentinos, independientemente de sus elecciones electorales. Además, Mauricio Macri invitó a Alberto Fernández a desayunar el lunes 28, a las 8:30, en la Casa Rosada, con el propósito de iniciar un proceso de transición ordenada. El paso final será el 10 de diciembre con el traspaso de mando frente a una sociedad que le dijo “basta” a la gestión actual.
Festejo y responsabilidad
En el Centro Cultural C, en Chacarita, búnker del Frente de Todos, desde las 14, los militantes más entusiastas ya comenzaban a llegar a la intersección entre Corrientes y Dorrego, donde se emplazaba un escenario pequeño. Hacia las 17, las arterias del barrio se llenaron de banderas blancas y celestes y bombos con la cara de Cristina y Néstor. Algunos vecinos se asomaron por los balcones, alzando dos dedos y sonriéndole a la multitud que empezaba a emerger.
Uno de las primeras figuras en llegar fue Eduardo Jozami, activista por los derechos humanos, quien explicó cómo vivía la jornada electoral: «Con ganas de festejar lo que creo que es la posibilidad de que el movimiento popular argentino tenga una nueva oportunidad. Con toda la experiencia que tuvimos: repitiendo las cosas que hicimos bien y analizando estos cuatro años y las cosas a mejorar.»
A minutos de las 18 y del cierre de comicios hizo su llegada Ginés González García, quien algunos sopesan como posible ministro de Salud. Rodeado de personas, el ex embajador de Argentina en Chile comentó: «Es un día de festejo y responsabilidad, nos preparamos para lo que viene, que va a ser muy distinto. Lo que estamos buscando es la unidad de la Nación para poder gobernar y cambiar la historia. Tenemos historia, nos pasó en 2001, 2002 y la gente lo vio. Siempre que podamos cambiar la historia vamos a estar presentes.»
También, desde temprano, hicieron su aparición la economista política e investigadora del CONICET, Delfina Rossi; y José Luis Gioja, gobernador de San Juan.
Por su parte, en el sitio habitual de reunión de la militancia macrista, Costa Salguero, los ánimos intentaban estar calmos, si bien la tensión ya se sentía en el ambiente. En los primeros momentos de la tarde, el espacio se encontraba prácticamente vacío de simpatizantes macristas, y no se había dejado ver nadie más que el personaje que se convirtió en emblema de Juntos por el Cambio: el “Mago sin Dientes”.
A las 18:15 hicieron su primera aparición Marcos Peña, Federico Salvai y Eduardo Macchiavelli. Las primeras declaraciones del jefe de gabinete fueron para agradecer la participación masiva en los comicios y la labor de los fiscales en un sistema electoral que calificó de “arcaico”: “Lo que se viene que es muy importante, es defender cada uno de los votos.” Ante la insistencia de los periodistas por saber los números de las mesas testigo, Peña pidió prudencia y paciencia.
Llegando casi a las 21, el panorama había cambiado drásticamente: la esperanza parecía ocupar el espacio que dejaron vacíos los tradicionales globos. El sitio destinado a la militancia se encontraba cubierto y, al grito de “sí se puede”, las banderas argentinas -que primaban entre el público-, se sacudían y agitaban al ritmo de la música de tendencia. El apoyo a Horacio Rodríguez Larreta -reelcto jefe de Gobierno- también se hizo presente con “las remeras de Larreta”, y los jóvenes dominaron la escena juntos a muchos niños que corren entre la gente.
Si bien los primeros datos oficiales sobre el escrutinio provisorio ya daban cuenta de un resultado irreversible, Mauricio Macri recién se hizo presente en el escenario pasadas las 22:20, acompañado de su compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto. En una actitud bastante diferente a la que exhibió luego de las PASO, el presidente felicitó a los argentinos que participaron de la elección y al presidente electo Alberto Fernández: “Acabo de hablar con él y lo invité a desayunar mañana para iniciar una transición por el bienestar de los argentinos.” Macri también agradeció a los fiscales y a las figuras de su gobierno: Gabriela Michetti, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Pichetto.
“Quiero decirles, queridos argentinos, que transformar nuestro país depende de nosotros. Gracias al trabajo que hemos realizado estamos sobre una base y tenemos que cuidarlo entre todos”, aseguró Macri frente a su militancia. Y pensando en el escenario político futuro, agregó: “Todos estamos comprometidos en cuidar la democracia y la república. Si hay un sueño que tengo es que podamos consolidar un proyecto común, ejerciendo una oposición sana, constructiva, responsable que pueda reafirmar las conquistas logradas.”
Con Abel Pintos musicalizando el momento, Juliana Awada, Diego Santilli, Michetti y Rodríguez Larreta subieron al escenario. “No me importa para dónde vas / yo voy, sin mirar atrás / si te tengo por delante.” La pantalla mostraba un “gracias” y Macri saludó también con un gesto de agradecimiento. Mientras tanto, la gente se abrazaba y lloraba.
Las otras fuerzas
La jornada electoral había terminado temprano en los bunkers de las otras fuerzas. Roberto Lavagna, que obtuvo poco más del 6 por ciento, reconocía que no cumplieron con sus expectativas y que disminuyeron sus votos, respecto a las PASO, producto de la fuerte polarización. Algo similar declaraba Nicolás del Caño, votado por el 2 por ciento de los electores, en la sede del Frente de Izquierda-Unidad, que lamentaba sobre todo que Myriam Bregman no llegara a la Cámara de Diputados.“Nuestra campaña tiene más vigencia hoy -aseguró-, por la crisis que se atraviesa en relación a la fuga de capitales, a la pérdida de reservas del Banco Central y el aumento de los precios, que resulta en una pulverización de los salarios y jubilaciones”.
En el Frente NOS, ubicado en Fraga 1209, Villa Ortúzar. Juan José Gómez Centurión, candidato a la presidencia, se hizo presente a las 19:20 y saludó mano por mano a todos los que lo acompañaron, militantes que habían llegado desde el cierre de los comicios. Luego confirmó que «las expectativas de estas elecciones siguen siendo las iniciales: consolidarnos como el espacio más claro de la derecha Argentina». Además afirmó que disfrutó la jornada de votación a pesar de verse empañada por lo que calificó de «mañas» de la vieja política.
En una sala reducida y visiblemente vacía del hotel Vitrum, del barrio de Palermo, el candidato José Luis Espert también dio un breve cierre a su campaña. Con un número de periodistas que superaba al de los militantes y funcionarios del partido político -el “ejército espertano” estaba representado por pocos jóvenes que no llegaban a 15 e incluso algunas candidatas a diputadas nacionales ofrecieron una presencia intermitente-, los únicos momentos en los cuales la sala se llenó fueron durante las declaraciones de Luis Rosales, candidato a vicepresidente, y Espert.
El candidato a presidente por Unite agradeció e hizo hincapié en los obstáculos que atravesaron durante la campaña: “Esta empresa que hemos comenzado hace unos meses se dio a pesar de esfuerzos internos o extraños pero estamos acá y hemos competido. Hoy afortunadamente pudimos ofrecer nuestra candidatura a miles de personas que nos han votado. Esto es un camino que recién comienza. Argentina tiene un gran futuro y ese futuro es liberal y ya comenzó.” También le pidió a Mauricio Macri que se dedique a gobernar durante el tiempo que le queda a su mandato, culpándolo del “desasosiego de la población”. Y le dio un mensaje a Alberto Fernández: “Nosotros seremos severos defensores en el cuidado de las cosas que hacer por el bien de la gente y su trabajo”.
El recuerdo a Néstor Kirchner
En Corrientes y Dorrego -y sus proximidades inundadas de personas- , la gente también se abrazaba y lloraba, pero a diferencia de lo que ocurría en Costa Salguero, lo hacia de felicidad. Desde las 21 que había estallado la alegría de saber, oficialmente, que Alberto Fernández sería el próximo presidente de todos los argentinos.
A las 22:40, con «Rezo por vos» como canción de fondo, aparecieron en el búnker Alberto Fernández, Cristina Fernández y Axel Kicillof, los candidatos victoriosos. Luego de hablar el futuro gobernador de la provincia de Buenos Aires, tomó el micrófono Cristina Fernández, quien, a partir del 10 de diciembre será vicepresidenta de la Nación. Comenzó su discurso dirigiéndose al pueblo argentino: «Déjenme agradecer a los cientos de miles de ciudadanos y ciudadanas anónimos que han resistido y que tienen pensamientos y sentimientos que los han ayudado a mantenerse en pie.» A su vez habló sobre la ardua tarea que tendrán como gobernantes luego de cuatro años de «tierra arrasada», como expresó Kicillof. Y culminó, haciendo un llamado a la sociedad entre la aclamación de la militancia peronista: «Quiero pedirles a todos los hombres y mujeres que, por favor, nunca más rompan la unidad que se requiere para enfrentar estos proyectos neoliberales que tanto dolor han causado.» También le hizo un pedido al presidente Macri: que gobierne a los argentinos hasta el 10 de diciembre y que tome las medidas necesarias para que no aumente el daño social y económico.
El futuro presidente, Alberto Fernández, también inició su discurso con agradecimientos a los votantes, por el compromiso demostrado en “construir una argentina solidaria». Entre los ya clásicos cantos de “Alberto presidente” -esa noche más reales que nunca-, también hizo un agradecimiento específico y especial, teniendo en cuenta la fecha: «La primera salida que tuve como candidato fue ir a visitarlo a Néstor: Gracias, Néstor, donde estés. No sería justo no reconocerle a él lo que hizo por nosotros. De aquí en adelante solo nos queda cumplir con lo prometido.» Luego, Fernández dio un mensaje esperanzador al pueblo argentino: «Vamos a ser la Argentina que nos merecemos porque no es verdad que estamos condenados a esta Argentina. Vamos a hacerlo porque nos lo merecemos y no lo van a hacer Cristina y Alberto, lo vamos a hacer todos y todas. ¡A disfrutar el gobierno en mano de las gente!» El público, dentro y fuera del búnker parecía no poder gritar más fuerte.
El presidente recién electo finalizó saliendo a las calles y mirando a los ojos a los militantes y simpatizantes que colmaban la avenida Corrientes y sus alrededores: «Este no es el frente de nosotros, es el de todos.»
Cuatro años atrás, un enorme grupo de gente se reunió a abrazarse y llorar por el fin de un ciclo político, de una idea de país. En la noche del 27 de octubre, esa gente volvió a reunirse, volvió a abrazarse y volvió a llorar. Pero porque volvían. Renovados, con esperanza y con fuerza para afrontar los desafíos que pone por delante una Argentina en crisis. “Vamos a volver”, cantaban. Y volvieron.
A partir del 10 de diciembre, futuro se escribirá con F. Pero de qué tratará el mismo, solo el tiempo y la política lo dirán.