El boxeo como práctica social

El boxeo como práctica social

Ulises Blanco, de 26 años, es el fundador y presidente del Bajo Flores Boxing Club, asociación fundada en el año 2020 con el fin de fomentar el deporte en un barrio tan estigmatizado como Rivadavia 1. Se practican actividades como boxeo recreativo y competitivo, talleres culturales y eventos deportivos del mismo. Además, incentivan a los más chicos del barrio a enfocarse en una actividad inclusiva como lo es este deporte de combate.

Blanco comenta que el club surgió como una necesidad suya para agilizar tiempos, para poder entrenar y poder manejar sus propios horarios sin la necesidad de trabajar de algo que a la larga afecte su salud como deportista. “Hice cursos de personal training, de director técnico de boxeo y me lancé. Empecé a dar clases de boxeo, pero ahora en mi lugar, en mi barrio” aclara y agrega:. “Era un proyecto que tenía en mente hace mucho tiempo y que soñaba con lograr”.

El club cuenta con alrededor de 30 a 40 socios activos y se financia a través de una cuota mensual, además de contar con sponsors como lo es el bar “Cacho de Familia”, la empresa de agua “Esteban Cocha” y el Polideportivo Bajo Flores. Pero la realidad es que son pymes, y si bien están más que agradecidos con lo que aportan, desde Bajo Flores Boxing Club desean en un futuro recibir ayuda de parte del Gobierno nacional o de la municipalidad.

Si bien el gimnasio fue inaugurado en época de pandemia, el fundador sostiene que no son focos de contagio, sino que el deporte es de gran ayuda a la salud física y mental. Y asegura que cumplen con todos los protocolos del covid-19. Tratamos de entrenar con la mayoría de los alumnos al aire libre y pese a que las herramientas como las bolsas de boxeo se encuentra en la parte cerrada, siempre son desinfectadas antes y después de usarlas. Así como también, el lugar todo el tiempo esta ventilado”, aclara Blanco.

Estilo de vida

El Bajo Flores Boxing Club es un gimnasio para todas las edades. La actividad principal es el boxeo competitivo y recreativo, aunque también se enseña preparación física que incluye fuerza, aeróbica y funcional.

“Muchos de los chicos encuentran en el boxeo su lugar, no solamente donde vienen a tirar piñas o aprender a boxear. En el Bajo Flores Boxing Club atendemos las necesidades de cada alumno en particular. A cada uno se le pregunta como están, como les va en el estudio, si trabajan. Así como también si tienen algún problema personal o en el hogar se los escucha, se los motiva y si es posible se los ayuda”, comenta Blanco, quien asegura que vive del boxeo y para el boxeo las 24 horas del día. “Para mí el boxeo es un estilo de vida, es mi vida, esté donde esté tengo presente el boxeo, mi carrera deportiva o mi carrera como entrenador”, finaliza.

 

Bárbara Barboza, profesora de boxeo del club, explica la importancia del deporte en la vida de cada alumno. Hace hincapié en que esta disciplina les brinda mucha seguridad hacia ellos mismos, pierden miedos y baja autoestima, reducen su peso y fortalecen su cuerpo y todos los músculos al ser un deporte muy completo tanto físico como mental. A su vez, elevan su rendimiento físico. Todos los días hacemos algo diferente para trabajar distintas partes del cuerpo y del sistema nervioso”, explica. Además, comenta que el gimnasio aporta mucho apoyo a la sociedad.Saca a los chicos de la calle, tanto a niños como a grandes, ya que el barrio está siempre rodeado de drogas y delincuencia”, y asegura que hecho de que el gimnasio esté dentro del barrio es como “que crezca una flor de loto en medio de un pantano”.

Tanto para niños y jóvenes, el boxeo es visto como una salida o una oportunidad, haciéndoles saber que hay otro estilo de vida, que se puede salir siempre con trabajo, que nunca es tarde para aprender, que es un deporte hermoso que los puede llevar a conocer mucha gente, así como provincias y países inimaginables gracias a competencias y torneos. Pero antes que eso, que gracias a ellos mismos se esfuerzan y no abandonan en el camino.

A su vez, Graciela Ordoñez de 58 años, alumna de club, afirma: Yo he probado muchos gimnasios y en la mayoría solo sos una cuota. Acá no, acá están para enseñarte. Se habla de salud, de alimentación, de trabajo, de futuro. Se corrige, aconseja y cuida a los alumnos”. Además, incentiva y recomienda empezar boxeo.

Logros y proyectos

Actualmente el club se encuentra en mudanza hacia el Polideportivo Bajo Flores, un espacio que cuenta con lugares cerrados y al aire libre, apto para hacer torneos y competencias. “Conseguimos este lugar en donde los alumnos puedan entrenar de una manera más libre, cómoda y con más seguridad, comenta Ulises. Aparte, cuenta que uno de sus sueños es poder sacar algún campeón mundial del club, aunque sostiene que ya con saber que quizás cambiaron una vida es suficiente. Sacar buena gente es nuestro proyecto más grande. Estando en un club ese chico ve la vida de otra manera, le hace querer un futuro bueno. Cuando un chico entra al club sale uno de la calle”, concluye.

Educación a distancia

Educación a distancia

“¿Qué tan lejos le queda la escuela a cada alumno de Argentina?”, se pregunta la Fundación Bunge y Born a partir del interrogante sobre cómo mejorar el acceso a las escuelas en las zonas rurales.

Esa entidad, en alianza con la Fundación Perez Companc, lleva adelante, desde hace años, distintas iniciativas para potenciar la educación rural argentina a través del Programa Sembrador, el cual busca fortalecer a las escuelas de zonas rurales de todo el país. Una de las propuestas de este programa fue la de elaborar el Mapa de accesibilidad a las escuelas argentinas, cuyo principal objetivo es poder dar cuenta de la distribución geoespacial de la oferta educativa en el país para analizar en detalle las características del acceso al sistema educativo.

Es una herramienta que abre el juego a pensar nuevas soluciones a viejos problemas. Esto quiere decir, mostrar las oportunidades de acceso a los establecimientos educativos de niños, niñas y adolescentes en su lugar de residencia. A partir del relevamiento de todas las unidades educativas y su ubicación en los más de 52.000 radios censales en los que se encuentra dividido el territorio argentino, se observó en detalle el tiempo que deben recorrer a pie los estudiantes para concurrir al establecimiento más cercano.

En este sentido, uno de los principales resultados que arrojó el estudio fue que, a nivel país, mientras un alumno que vive en el ámbito urbano debe caminar, en promedio, 10 minutos para acceder a una escuela primaria, y 12 minutos a un establecimiento secundario; en el ámbito rural, en promedio, un alumno debe caminar 87 minutos para llegar a una escuela primaria y 138 a una secundaria. Hablamos de una diferencia de más de una hora para acceder al nivel primario y de más de dos horas para el nivel secundario en el ámbito rural.

De allí se desprende, según los investigadores, la necesidad de conocer en profundidad la oferta educativa existente y analizar las causas relacionadas con el abandono escolar, especialmente en el nivel secundario en zonas rurales.

Clara Gonzales Chaves, psicopedagoga y analista de la Fundación Bunge y Born, precisó que “el mapa es parte de un proyecto más grande en contextos rurales”. Manifestó que el abandono escolar en el contexto rural se produce, especialmente, luego del primer año del secundario: “El 19.8% en la ruralidad versus el 2.3% en la urbanidad”. A partir de estos datos, según explicó Gonzales Chaves, una de las hipótesis del proyecto es que “los alumnos abandonan la escolaridad por la distancia que tienen hasta las escuelas”. Explica que la forma de traslado que tomaron para medir las distancias fue la caminata porque es la realidad más igualitaria y representativa de todos los alumnos.

La investigadora asegura que “la inversión de tiempo y de dinero es mucho más grande en contextos rurales que urbanos”. Agrega que hay una distancia del doble o triple en el acceso al nivel secundario con respecto al primario. Por otro lado, señala que en la primera instancia del proyecto fue la de “mapear el acceso a los establecimientos educativos pero, en una segunda instancia, necesitamos empezar a profundizar en las necesidades de cada zona específica donde, muchas veces, el abandono no tiene que ver con la distancia sino con incentivos educativos, condiciones económicas, transportes y el valor que se le da al aprendizaje en cada lugar”.

María Ofelia Ferreyra, directora y docente de una escuela primaria en Villaguay, municipio de la provincia de Entre Ríos, se pregunta por el incentivo y el lugar que les dan los propios docentes a sus alumnos para que ellos puedan y quieran acceder a la escuela: “¿Qué estamos haciendo nosotros, como docentes, para que los alumnos lleguen a la escuela?”, manifestó. La docente rural cree que las condiciones de accesibilidad no son favorables y propicias para impulsar a los chicos a no abandonar su escolaridad, pero también hace énfasis en la falta de compromiso de algunos docentes en la educación de sus alumnos: la ausencia a clase sin previo aviso y el maltrato escolar son dos de las razones que, según Ferreyra, no ayudan a que los alumnos puedan continuar con sus estudios.

Ella contó la experiencia en la escuela rural a través del relato detallado del recorrido que debe hacer todos los días uno de sus alumnos para poder acceder al colegio secundario más cercano: “Leonardo tiene 11 años, vive a 20 kilómetros de la estancia Rancho Grande, donde queda el colegio. Se levanta a las 3 o 4 de la mañana, toma su caballo y cabalga tres kilómetros por camino de tierra (cuando no está embarrado por la lluvia y se puede transitar) hasta la parada de la Traffic que está justo en frente de su ex escuela primaria, amarra su caballo y espera la Traffic”.

La camioneta debe recorrer, luego de la parada de Leonardo, otras estancias en busca de otros niños y niñas que viven a 20 kilómetros de distancia de Leonardo. En total, entre todas las paradas, él viaja 80 km para llegar a su colegio secundario, al que ingresa a las 8 de la mañana. Es decir, este alumno tiene su primera clase del día, si es que su profesor no faltó, con varias horas de viaje encima.

“¿Cuál es la motivación de ellos para ir a la escuela?”, cuestiona Ferreyra al describir la odisea que significa para sus alumnos acceder al establecimiento de nivel medio. Con la pandemia esta situación se agravó aún más ya que el transporte público tiene capacidad reducida, por lo que la posibilidad de trasladarse se ve aún más limitada, los alumnos deben turnarse para asistir a clase.

La labor de un docente rural va mucho más allá de lo educativo, las escuelas funcionan como una red de contención para las familias, cuentan con un servicio interdisciplinario que da respuesta a las demandas de salud, económicas, sociales y psicológicas de los alumnos. Los docentes tienen el compromiso de especializarse en áreas y temáticas que exceden lo netamente pedagógico.

Carlos Aguilera, por otra parte, es docente de una escuela rural itinerante en el paraje El Ocultar, ubicado en Rivadavia Banda Sur, una localidad de la provincia de Salta. A la escuela asisten, además, alumnos de otros cuatro parajes lindantes: Pozo Verde, Pozo del Tigre, El Divisadero y  San José. En cada paraje no habitan más de diez familias que están a 12 km de distancia, aproximadamente, del paraje donde se encuentra la escuela, la que cubre la formación y educación de un extenso territorio de salteños.

Este establecimiento de nivel medio convive en el mismo edificio que una escuela primaria y eso le da su carácter, entre otras características, de “itinerante”. La diversidad del alumnado no sólo se debe a los lugares de donde provienen sino, también, a la heterogeneidad cultural y étnica, como la comunidad wichí que tiene una fuerte presencia en esta región del país. “La idea del colegio itinerante es que el chico tenga el menor desarraigo posible”, explica Aguilera. Esta novedad beneficia y ayuda a mejorar el acceso de los chicos y chicas a las escuelas. La mayoría concurren en moto y algunos pocos a caballo, entre los parajes no hay transporte público que los traslade, pero, cuenta Aguilera, las limitaciones en el acceso son mucho menores que hace varios años atrás cuando él era alumno de la escuela rural.

La otra voz que intenta reflejar los datos marcados en el mapa que trazó Bunge y Born es la de Estela Ledesma, docente de tres escuelas urbanas de nivel medio de la provincia de Santiago del Estero. Ledesma estima que una de las causas de deserción en su localidad es que muchos alumnos comienzan su edad laboral de forma prematura ante la necesidad de ser un sustento económico más en su marco familiar. El Bachillerato N°1 Perito Moreno, ubicado en la ciudad capital de la provincia, es un ejemplo de esta realidad donde muchos de los chicos y chicas que asisten son de zonas vulnerables y no tienen la posibilidad de sostener su educación secundaria.

Cada una de estas escuelas tejen su propio color en el entramado educativo de la Argentina, pero si buscamos un denominador común podríamos definirlo como el desafío de acceder a una educación que contemple la particularidad de cada comunidad y de cada región.

Los docentes coinciden que la pandemia dejo vislumbrar posibles soluciones a los problemas de accesibilidad, con un buen equipamiento y formación digital la educación a distancia es una opción más que efectiva para los alumnos que por distancia o ingresos no pueden asistir a la escuela. Si el mapa sirve como disparador para encontrar nuevas soluciones, que éstas contemplen la diversidad de experiencias que hoy coexisten en nuestra sociedad.

La jaula de la poesía se ha vuelto pájaro

La jaula de la poesía se ha vuelto pájaro

En el último año y medio, un fenómeno lleno de prosa y lírica se hizo presente en el mundo literario. Editoriales -en su mayoría independientes- se volcaron al género poético, llenando las vidrieras de las librerías -virtuales o físicas- con publicaciones en verso. Los números no son concretos por lo reciente de esta explosión, sin embargo aquellos que forman parte de este mundillo tienen una certeza: hay un boom de poesía. 

Las razones de esta proliferación parecen ser diversas, pero Vanina Colagiovanni, escritora y además directora de la editorial de poesía Gog y Magog, destaca lo activo de los mecanismos de difusión como punto crucial de partida: “La poesía tiene algo particular, y es que, por la brevedad y porque un poema es una unidad de sentido que puede salir del libro, es decir, que puede funcionar solo, genera su propio circuito de difusión.”

En un mundo donde, de pronto, primó la virtualidad, este mecanismo de fácil difusión pisa fuerte en redes sociales, donde la falta de presencialidad ha generado otras instancias. Si bien el mundo de la poesía es pequeño, resulta muy activo desde antes de la pandemia, y lo que ha cambiado con ella son sus modos de llegada. El lugar que ocupaban los ciclos de lectura presenciales, ha sido ocupado por las redes de las editoriales como escenario para que autoras y autores se encuentren y compartan sus escritos. Donde estaban las presentaciones de libros y confluían el evento, el contacto, el disfrute, ahora aparecen los vivos en las diversas plataformas digitales, tanto de los escritores como de las editoriales. Incluso la Fundación Filba se encargó de armar un espacio virtual de festival, que incluye entrevistas con invitadas excepcionales como Sharon Olds y Vivian Gornick, lecturas y talleres y pueden disfrutarse en su canal de Youtube (Filba Literatura) . 

Los ciclos de lectura presenciales, la poesía enunciada con voz y con cuerpo, se trasladaron a lo virtual, creando un espacio totalmente distinto. Cada vez más, pueden escucharse podcast con lecturas de poemas: como es el espacio creado por “Chubasco En Primavera” revista online sobre poesía y arte que ha volcado en Spotify una dosis de poesía diaria recorriendo obras de diversos autores y enunciadas por distintas voces. O pueden escucharse también los diez capítulos creados por el “Proyecto Mostras: Maestras de la Poesía Argentina” que busca dar cuenta de las trayectorias de grandes poetas argentinas que dejaron huella. 

Hay un acuerdo unánime en el mundo de la poesía, se extraña el cuerpo, el espacio compartido, el momento del té o el mate, que también formaba parte de la presencialidad, y se espera vuelva lo más pronto posible. En la actualidad, el medio digital aunque incluye, satura, y aquello que en un momento resultó nuevo, ahora ya es rutina. 

Persianas bajas, libros abiertos: 

Cuando las persianas de muchos comercios estaban bajas, las librerías de barrio, como el resto, se adaptaron a los cambios inevitables. Es que en medio de la pandemia, aquellas empresas de estructuras pequeñas pudieron amoldarse más fácilmente y buscaron la forma para que sus ventas no cayeran, generando lazos con los lectores de cercanía, alimentando mecanismos de venta distintos, ofreciendo productos de manera creativa, creando packs de libros combinados con otros productos como vinos, por ejemplo. Las editoriales también se sumaron a la creatividad para sus ventas, colaborando entre ellas, armando combos de libros de dos editoriales distintas con catálogos afines. Los libreros tomaron sus bicicletas y se encargaron de crear un delivery de libros puerta a puerta, que fue algo muy propio del principio de la pandemia y su novedoso sistema de take away

La idea de recibir un libro en casa, poder leerlo, compartirlo e incluso tener una charla por redes o distintas plataformas entusiasmó. Atrás quedaron, parece, los días que la poesía no vendía. En el último año y medio se agudizó la publicación de varias editoriales en los géneros poéticos, autobiográficos y de autoras mujeres. 

Así como los comercios se pusieron al día con las necesidades del contexto, fue momento para las editoriales de poner manos a la obra. El primer cambio, muy marcado, fue implementar las ventas online. La mayoría de las editoriales no tenían esta función en sus webs, como si quizás las librerías de mayor estructura. El carrito de compras fue el protagonista de gran parte de la pandemia, sobre todo en sus comienzos y no fue la excepción a la hora de comprar libros. Incluso se abrieron muchos proyectos de librerías virtuales y clubes del libro que alimentaban la demanda de los libros en físico. 

Aquí también entra en juego un nuevo grupo de actores muy reciente: los “Book Grabbers», que se popularizaron en redes, aquellas personas que poseen carisma,  leen, comentan y luego recomiendan libros, con una comunidad que sigue sus consejos y compra las lecturas sugeridas. Desplazando así el lugar del crítico más académico, democratizando las recomendaciones y también aportando al circuito de consumo de los libros. 

Otro cambio importante, resalta Colagiovanni, fue darle importancia al Ebook, dado que mucha gente se acostumbró a leer en archivos digitales, coincidente con una caída de la romantización del libro que abrió el juego para leer a más autores, donde varios títulos se volvieron disponibles en diversas plataformas para su compra.

Lugar de encuentro 

Una mochila con rueditas cargada de libros, de poesía mayormente, que solía recorrer la ciudad se vio obligada a encerrarse y perder su utilidad por un tiempo. Es que cuando la pandemia arrasó con las rutinas habituales, obligando a cada uno a reinventarse y adaptarse, la primera sensación para aquellos que llevaban a cabo talleres de lectura y escritura fue que desaparecerían, llevándose el trabajo de muchos. Sin embargo, sucedió lo opuesto. Con el mayor tiempo dentro de casa afloraron nuevas necesidades creativas que dieron muchísimo trabajo para los escritores que dictaban talleres. El tiempo que se ahorraba al quedarse en casa se vio como una oportunidad de retomar viejos hábitos o crear nuevos. Muchos talleres y clínicas individuales se poblaron de personas que habían dejado de lado la escritura, que querían corregir textos de años anteriores y que ahora pudiendo mantener su trabajo y organizándose le daban un espacio a algo que antes les era imposible. 

La pandemia impulsó la intención de preservar los espacios que produjeran disfrute y mantuvieran activa la motivación. El contacto con el otro, cara a cara, se dificultó cada vez más, por eso los espacios virtuales de encuentro fueron de suma importancia. La lectura y la escritura corrían con ventaja de ser de las pocas cosas que podían mantenerse como actividades sin grandes cambios ya que, por su esencia, no necesitan de la fisicalidad y a veces, tampoco de compañía. Florencia Fragasso, escritora que tiene a cargo la coordinación de grupos de lectura y escritura, cuenta cómo cambió su modo de trabajo a partir del contexto, destacando su sorpresa ante la participación de gente que está a miles de kilómetros. “Estás ahí sentada y hay una persona que está en un lugar con 10 grados bajo cero cuando vos estás con 30 grados, o que está en otro horario -cuenta-. Escuchás acentos de gente que habla distinto, con sonidos tan distintos, esto es una pavada o una obviedad, pero cuando estás en un taller donde se trabajan las palabras, trabajando desde la literatura, con el lenguaje como protagonista, el trabajo se enriquece muchísimo. Ni hablar cuando se trabaja poesía.”

Adicionalmente, fueron estelares las participaciones de las personas tímidas y reservadas, que en su momento no se animaban a acercarse a un taller presencial y si lo hacían, el silencio era su refugio. Estar detrás de una pantalla permite una distancia, un “no estar en el lugar”, que lleva a una mayor soltura y confianza al leer lo que escriben. 

“La poesía tiene un componente sonoro importante, la puesta en voz -describe Fragasso- la lectura en voz alta, pero una cosa es poner en voz un poema y otra cosa es ponerlo en cuerpo, en un espacio donde hay otra gente.” 

Si bien la escritora se encarga de trabajar junto con varios grupos, con recorridos bastante plásticos según los intereses de los participantes y sus propuestas, se detiene particularmente en uno de ellos creado en 2019, que tiene como piedra angular la poesía, que se ha vuelto un espacio protegido, que entre todos los integrantes con mucha voluntad decidieron conservar. “Fue un año difícil para cada uno de los individuos de ese grupo por causas muy diferentes, entonces se volvió un lugar al que queríamos ir, queríamos todos que llegase ese día”, señala. 

En su discurso, la poeta termina caracterizando a la poesía como un territorio, un lugar donde los integrantes querían estar, compartiendo lo que cada uno había escrito, escuchándose, e incluso recomendando lecturas. La poesía se constituye por un componente emocional muy fuerte, la ausencia de emoción le quita la magia. Sin caer en cuestiones terapéuticas, cuando un lenguaje poético se comparte, y se da este fluir de emociones, se construye un lugar donde funcionan y circulan voces, con gente que viene de lugares distintos, que escribe de maneras diversas, que tienen lecturas diferentes.

“Me parece que la poesía tiene esa posibilidad de volverse territorio, de volverse un lugar a ser habitado-comparte la escritora- y me parece que con ese grupo pasó eso, en un año en que las vidas por fuera del taller eran bastante arduas, fue un sostén, un sostén poético.”

Los delitos sexuales de la dictadura también son de lesa humanidad

Por primera vez, el Poder Judicial argentino condenó a dos genocidas por abusos sexuales y violación que cometieron contra prisioneras de la Escuela de Mecánica de la Armada (EX ESMA) durante la última dictadura cívico militar. Después de diez meses de juicio oral, Silvia Labayrú, Mabel Lucrecia Luisa Zanta y María Rosa Paredes obtuvieron justicia. “Tanto mi mamá como yo estamos satisfechas, conmovidas, con una mezcla de sensaciones, pero no de olvido. Porque la justica repara y acaricia, pero no borra, y me parece que está bien que así sea. Una no se olvida, más después de tantos años y el sufrimiento pasado”, comenta Georgina Andina, hija de Mabel Zanta, sobre sus sensaciones y las de su madre luego del veredicto. Andina tenía 12 años y su hermano Marcelo 19, en los primeros días de septiembre de 1977, cuando fue secuestrada por el genocida Alfredo Astiz.

El Tribunal Oral Federal número 5 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sentenció al ex miembro de la Armada Jorge “Tigre” Acosta a 24 años de prisión y a Alberto “Gato” González a 20 años por los delitos sucedidos hacia las tres mujeres entre 1977 y finales de 1978. Estos delitos fueron catalogados por el veredicto como de lesa humanidad e imprescriptibles, avanzando en materia de derechos humanos y perspectiva de género. Desde Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) advierten que el pedido de la Fiscalía había sido de 25 años de prisión. 

Las tres sobrevivientes de los horrores de la última dictadura cívico militar, y denunciantes en esta causa, lograron un juzgamiento histórico en la Argentina donde se reconoce que en la ESMA se abusó y violó a las mujeres que tenían cautivas. El testimonio de Mabel Zanta es particular porque es la primera vez que su caso es tratado dentro del marco de los crímenes de lesa humanidad.  

“Mi madre durante mucho tiempo, casi te diría que desde el año 78 hasta aún hoy, cada 6 de septiembre -que es el aniversario del momento que la secuestran- se caía. En general, el mismo día y si no uno o dos días antes, se tropezaba en la calle o alguna cosa le pasaba. Durante muchos años la acompañó el miedo y muchas pesadillas. Hay que pensar que el miedo de mi vieja estuvo en el marco del miedo de muches, que también tuvo que ver con la falta de justicia durante tantos años. Esto es algo que me acaba de contar mi mamá con relación a cómo lo sobrellevó”, explica Georgina.

Acosta fue el jefe del grupo de tareas 3.3.2, la unidad operativa que funcionó en la ESMA, y se lo acusa de delitos de violación agravada, abuso deshonesto, privación ilegal de la libertad e imposición de tormentos. Mientras que Gonzáles, oficial de Inteligencia e exintegrante del grupo, se lo declaró “coautor penalmente responsable del delito de violación agravada por haber sido cometida con el concurso de dos o más personas, reiterada en -al menos- diez oportunidades”. 

Es la primera vez que ambos genocidas son enjuiciados por delitos de este tipo. Sin embargo, las nuevas penas serán unificadas con las condenas de prisión perpetua e inhabilitación absoluta por sentencias anteriores que recibieron en juicios orales y públicos. Desde La Imposible, la radio de H.I.J.O.S que funciona en el Espacio Memoria (ex Esma), afirman que se registraron otros casos de violencia sexual, pero todavía permanecen en la etapa judicial instructora. 

Es la primera vez que se juzga un delito sexual como delito de lesa humanidad. Significa poder juzgar a genocidas, asesinos y ladrones también como abusadores y violadores, es una gran conquista que se vincula con los derechos humanos y la perspectiva de género. Hoy sabemos que estos crímenes se daban en el marco del disciplinamiento social y no tenían que ver solamente con la militancia política, sino que este disciplnamiento llegaba hasta el cuerpo”, comenta Georgina quien cree fuertemente que con este fallo queda al descubierto la relación entre la violencia de derechos humanos y el sometimiento de género en nuestro sistema machista y patriarcal, llevando a más juicios de este tipo.

Pasaron diez meses desde que el juicio comenzó y terminó este viernes de manera privada. Los jueces Adrián Grunberg, Daniel Obligado y Adriana Pallioti dictaminaron culpables a los dos genocidas de casi todos los delitos que el Ministerio Público Fiscal los acusó. Este fue representado por Marcela Obetko y Leonardo Filippini en el debate donde no hubo querellas.

Georgina expresa que se sienten muy agradecidas con el Ministerio Público Fiscal y que fueron diez meses que llevaron expectativas y ganas de, que, con esta sanción, finalmente se pudiera juzgar el delito sexual por delito de lesa. “Me parece que en este país y en todo el mundo, las víctimas y los familiares de las víctimas nos hemos acostumbrado a que la justicia tarde. Estamos hablando de fallos que llegan más de 40 años después del delito. Mi mamá tiene 81 años y recién ahora puede sentir que sus violadores y los jefes de sus violadores son juzgados y condenados”, agrega.

Los fundamentos este fallo histórico se darán a conocer a través de su lectura en una audiencia fijada para el próximo día 12 de octubre a las 17 horas.

“No dejo de tener esperanza que mi hermana haya podido tener a su bebé”

“No dejo de tener esperanza que mi hermana haya podido tener a su bebé”

En una nueva audiencia virtual por el juicio por los crímenes cometidos en los Pozos de Banfield y Quilmes y la Brigada de Lanús, declararon Haydeé Lampugnani y su hijo Gervasio Antonio Díaz, quienes estuvieron detenidos en la Brigada de Investigaciones de Lanús y Hugo Pujol, ex detenido y hermano de Graciela Gladis Pujol, militante de la Organización Comunista Poder Obrero (OCPO), secuestrada con cuatro meses de embarazo.

Lampgunani fue la primera en declarar. Un nueve de octubre de 1976, mientras caminaba por las calles de La Plata junto a Graciela Jurado- quien hoy sigue desaparecida- fue secuestrada. El primer sitio al que la llevaron fue al Pozo de Aran, donde estuvo cautiva durante ocho días. Una vez allí, “lo primero que hacen es hacerme ver como torturan a un compañero; me ataron de pies y manos atrás, con capucha aparte de la venda, y me llevaron a la celda. Al otro día me llevan a torturar y me aplican picana en distintas partes del cuerpo”, contó. Cuando pudo salir, fue para trasladarla a otro centro clandestino de detención, Vesubio, donde se encontró con muchos compañeros y compañeras, entre ellas Nilda Eloy. Allí también padeció múltiples torturas: “Recuerdo 22 días sin comer, y lo digo porque además de un campo de tortura, era un campo de exterminio”, expresó.

Aproximadamente, el 30 de octubre la trasladan a la Brigada de Investigaciones de Lanús junto con seis compañeros: “María Rosa Calderón, Horacio Matoso, Mario Salerno, Nilda Eloy, Graciela Jurado y yo”, contó Lampugnani mientras miraba un papel de costado donde tenía anotado cada uno de los nombres y apellidos con quienes compartió cautiverio. Pasados unos días, la trasladan nuevamente junto a Salerno. Pero esta vez el destino no sería otro campo de cercanía, sino en la provincia de Córdoba, a la Brigada Aerotransportada donde pudo reconocer al ex suboficial del Ejército Luis Manzanelli, que esbozó decirle unas palabras que quedarían grabadas en la memoria de la ex detenida: “Ustedes, si sobreviven, de nosotros no se van a olvidar”. Desde ese momento fue a parar al centro clandestino La Perla. Ahí estuvo dos días, y el tercero significó “la tortura feroz”, recordó. Además, mencionó que un día sacaron a todos afuera y fue allí que le avisaron que la iban a legalizar. “El traslado a La Perla prueba la coordinación y sistematización que han hecho en todo este diseño represivo. Pasé de ser una secuestrada a manos de la Policía (Bonaerense), a manos del Tercer Cuerpo de Ejército”, afirmó la sobreviviente.

 

“Recuerdo 22 días sin comer, además de un campo de tortura, era un campo de exterminio”, dijo Lampgunani.

Lampugnani no figuró en lista de detenidos legales sino hasta el 12 de abril de 1977, cuando apareció el Decreto del Poder Ejecutivo en el diario La Nación. Entonces, sus padres viajan a verla, pero no lo lograron: “Días después me llaman a la parte legal de la penitenciaría donde me muestran una foto de mis hijos en Catamarca y una carta de mi madre, que me leen, pero no me dejan tocar. La sobreviviente no supo nada de sus hijos desde el momento de su secuestro hasta ese día.  

Luego de meses de tortura y horror, finalmente el 28 de noviembre fue trasladada en un Hércules a Buenos Aires, donde quedó detenida en la cárcel de Devoto. “Somos una familia diezmada por la represión, a mis hijos los vi recién el 8 febrero de 1978”, lamentó sobre el final de su declaración.

En nombre del padre

Gervasio Díaz, el hijo de Haydeé y Guillermo Díaz, fue el segundo en dar testimonio. “El objetivo es dejar absolutamente claro y que quede constancia de lo que implicó y las responsabilidades del Estado argentino de lo que fue el secuestro y la desaparición, tanto de mi madre como de mi padre. Hablo del Estado en democracia, en la dictadura genocida y el Estado de después” y continúo: “Quiero dejar en claro quiénes, cómo y cuándo fueron las personas que nos ayudaron a sobrellevar todo esto a partir del secuestro de mi padre en el año 75”, declaró con firmeza.

Con 49 años, Díaz aseguró que no se presentó ante el tribunal «a exigir justicia sino a decir que los genocidas no pudieron matar la memoria, la conciencia y la lucha de nuestros padres». El hijo de Haydeé afirmó que su familia es un claro ejemplo de que la dictadura no empezó el 24 de marzo de 1976, ya que desde el 8 de febrero de 1975 ellos intentaban iniciar una nueva etapa en Tucumán porque sus padres habían tenido intentos de secuestros que los obligaron a dejar la ciudad de La Plata, donde vivían. “Mi papá se fue a fines del 74 y nosotros cuatro o cinco días antes de la desaparición, llegamos a Tucumán previo a un descanso de verano en Catamarca. Mi papá fue secuestrado con dos compañeros (Pedro Medina y José Loto) en Tucumán. Los tres, al día de la fecha, figuran como detenidos desaparecidos, son los primeros casos de desaparición forzada y permanente. Ahí empezó el calvario de lo que fue el tormento de la desaparición, la tortura y el genocidio que llevaron adelante estos genocidas que siguen, después de tantos años, gozando de algunos privilegios”, reflexionó. Al no poder encontrarse con el padre, la familia volvió a La Plata.

“Vengo a agradecer a esta generación que nos dejó un camino a seguir, a rendirles un homenaje», dijo Gervasio Díaz.

Como relató su madre, Gervasio Díaz también recordó ese 5 de octubre de 1976 “Estábamos temporalmente viviendo en otro lugar, mi mamá decide mudarse con unas amigas y el 5 de octubre sale a tener un encuentro con mi abuela. No supimos nada hasta que años después fue legalizada y la pudimos ver cuando fuimos a Devoto”, señaló Gervasio quien estuvo casi tres años sin ver a su madre.

“Después de tantos años, lamento decirles que no participo de este juicio para pedir justicia. Los momentos de justicia fueron los momentos de movilización, de justicia popular, de escraches públicos, encontrarlos y gritarles a la cara que son unos asesinos. Esos son los únicos momentos de justicia que nos han acompañado” manifestó Gervasio.

El testimonio de Gervasio Díaz estuvo lleno de emoción, pero ante todo de memoria y verdad. Verdad que agradeció fervientemente a su madre que nunca le ocultó quién era su padre y qué había pasado con él. “Vengo a agradecer a esta generación que nos dejó un camino a seguir, a rendirles un homenaje. La mejor herencia que puedo dejarles a mis dos hijos es la memoria y la lucha de mis padres. Ojalá (los acusados) sientan la angustia que ellos sintieron, que yo sentí al ver situaciones de maltrato y derechos vulnerados», finalizó. El pasado martes definitivamente rindió homenaje a su familia y a esa generación marcada a sangre y fuego.

“Yo tenía 20 años cuando fui detenido, en febrero de 1976, y estando en la cárcel me entero de la desaparición de mi hermana”, contó Hugo Pujol, ex detenido y hermano de Graciela Gladis Pujol, militante detenida y desaparecida de OCPO, quien además transitaba por ese entonces un embarazo de cuatro meses. Graciela fue secuestrada junto a su esposo, Horacio Olmedo.

“No dejo de tener esperanza que mi hermana haya podido tener a su bebé y que ese chico, que hoy debe tener 44 años, un día aparezca. Tenemos fe de que ese chico, hoy adulto y casado, se pueda contactar”, expresó Olmedo quien, a pesar de los años, sueña con el regreso a casa de su sobrino.

“Los familiares que quedamos tenemos la esperanza de que se sepa la verdad. Verdad y Justicia. Es la única manera de tener el corazón un poco más tranquilo. Es muy importante que se haga justicia por la democracia y la Constitución”, reclamó ante el tribunal.

Con la declaración de Hugo, fueron tres los testimonios que se escucharon en la sala de zoom del Tribunal N° 1 de La Plata. Los testigos, cada uno con sus recuerdos y vivencias fueron parte de un paso más en este largo camino por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Petróleo en la Costa Atlántica

Petróleo en la Costa Atlántica

“No sería la primera vez que se hacen exploraciones sísmicas en Argentina, ya se han realizado y como ellos (Equinor, compañía de origen noruego) bien dijeron, esto se hace en muchos países del mundo, pero eso no es una justificación válida”, afirma Belén Silva, que es ingeniera química y escribe sobre ciencia, medio ambiente y cambio climático. “Las cosas que se hacen hace mucho tiempo y en muchos lugares son las que están generando la situación climática que tenemos hoy. Quieren descubrir nuevos pozos de petróleo cuando los que ya están descubiertos ni siquiera se terminaron de usar. Esta empresa tiene más de seis proyectos en Argentina, offshore y onshore en Vaca Muerta. La Agencia Internacional de Energía dijo que con los pozos que hay en explotación ya nos alcanza. Hoy esa plata tiene que ir a proyectos de energías renovables o, al menos, limpias”, señala.

La Agencia, creada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aseveró en un reporte de mayo de este año que para alcanzar emisiones cero netas para 2050 no debe haber inversiones en nuevos proyectos de suministro de combustibles fósiles. Las emisiones de gases de efecto invernadero provienen en más de un 70% de su uso para la producción de energía, sostienen Daniela Keesler y Gabriel Blanco en el informe “Lo ambiental debe ser política de Estado” de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). El equipo de investigación del Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (Facultad de Ingeniería, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires) plantea la necesidad de descarbonizar todos los sectores de la vida económica y productiva, pero también repensar el modelo de desarrollo para mitigar el cambio climático.

Con intereses en Vaca Muerta y en la plataforma continental nacional, Equinor lleva adelante actividades de exploración de hidrocarburos y extracción no convencional en Argentina desde 2017. En mayo de 2019, tras el llamado a Concurso Público de la entonces Secretaría de Energía de la Nación, se adjudicaron permisos de exploración para la búsqueda de hidrocarburos en 18 áreas del ámbito Costa Afuera. Uno de los espacios menos explorados del territorio nacional hacía brillar los ojos de los funcionarios del Ministerio, luego convertido en Secretaría, que avizoraban una lluvia de inversiones, funcionarios que casualmente habían ocupado cargos gerenciales en empresas petroleras.

Equinor, compañía de capitales noruegos con presencia en 30 países, obtuvo permisos para cinco bloques como operador y para dos más en los que se asoció con otras empresas. Entre ellas, YPF, con la que en 2019 firmó un acuerdo para adquirir el 50% de la titularidad del bloque CAN 100, que habilita un período exploratorio de cuatro años en un área de 15 mil kilómetros cuadrados. Posteriormente, YPF y Equinor se asociaron con Shell para su exploración. En total, fueron ocho los bloques de exploración que adquirió la compañía noruega repartidos en la Cuenca Argentina Norte (CAN) y en las Cuencas Austral (AUS) y Malvinas Oeste (MLO).

Dando lugar a la instancia participativa que forma parte del procedimiento para identificar, predecir, evaluar y mitigar los potenciales impactos que un proyecto puede causar al ambiente, en junio de este año el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación convocó a una audiencia pública. Con el objetivo de que la ciudadanía ejerza su derecho de conocer y expresarse respecto a la documentación que presentó Equinor sobre su proyecto “Campaña de adquisición sísmica offshore Argentina; Cuenca Argentina Norte (áreas CAN 108, CAN 100 y CAN 114)”, la audiencia se extendió a lo largo de tres jornadas. Allí expusieron 350 personas, algunas en representación propia, otras como parte de una organización, y en representación de personas jurídicas. Además, se sumaron 23 personas que dieron su opinión de forma escrita.

De los 373 participantes, sólo 12 se expresaron a favor: representantes del rubro petrolero como YPF y Equinor que plantearon las consabidas ideas de “generación de oportunidades de desarrollo y crecimiento” y “bienestar económico”. “Los que defienden esto son los que tienen intereses y a quienes se les llenan los bolsillos. Es momento que el Estado demuestre que va a defender a la gente que está del otro lado pidiendo que cuide nuestro país. Los mismos interesados dijeron que esto va a traer la soberanía que necesitamos, que es para todos los habitantes. La verdad es que no, porque tenemos más de 50 pozos en explotación en el sur onshore y no somos un país que brilla por su riqueza. Este modelo de extracción de recursos naturales de empresas extranjeras evidentemente no funciona”, manifiesta Silva.

La ingeniera química subraya el descontento que compartió con el resto de los disertantes: la instancia pública se convocó con el proyecto de Equinor bastante avanzado, y el Estudio de Impacto Ambiental (EsIA) se presentó a tan sólo tres semanas de la audiencia, un tiempo insuficiente para verificar datos, revisar la bibliografía y poder dar argumentos sólidos. El procedimiento evidencia conflictos de interés y pone en cuestionamiento la objetividad del estudio, ya que es la misma compañía la que contrata a otra empresa para que elabore el EsIA sobre la adquisición sísmica.

“Las exploraciones son la primera etapa en lo que va a ser la explotación del pozo en sí. El objetivo principal es verificar la posición exacta de los combustibles fósiles para que una vez que tengan la localización puedan hacer las perforaciones. Un barco con diez cables de ocho mil metros -ocho kilómetros, son larguísimos- que tienen sensores, van a captar las ondas cuando el mismo barco vaya lanzando tiros de aire comprimido hacia el suelo marino. De esa manera, van detectando distintas señales de onda y en función de las que reciban, van a poder determinar la posición donde se encuentran los combustibles para después hacer los pozos”, detalla Silva.

Equinor estima que la prospección sísmica puede durar de tres a cinco meses y funcionaría de manera ininterrumpida. “La frecuencia de las emisiones sonoras que se van a generar es el triple de lo máximo que podemos detectar en nuestro oído. Están diciendo que eso no va a afectar a los animales y que para prevenirlo van a ir aumentando las emisiones acústicas progresivamente. Pero están en su hábitat y por más que se alejen un poco los van a dañar en su sistema auditivo. Los peces se van a alejar obviamente y esto va a afectar la actividad de la gente que se dedica a la pesca en las costas de Mar del Plata. Estas exploraciones se hicieron en Chubut y allá los pescadores estuvieron sin actividad casi un año. Imaginate un barco bombardeando el suelo marino tres meses durante 24 horas, siete días a la semana”, grafica Silva.

Como puntualiza Equinor sobre el relevamiento previsto de sus licencias, se haría costa afuera a 300 kilómetros al sudeste y 400 kilómetros al sur de la ciudad de Mar del Plata. Darío Socrate, gerente del Consejo de Empresas Pesqueras Argentinas (CEPA), comenta que lo que generan no está identificado porque se han hecho exploraciones pero no se hizo ningún estudio del estado previo al inicio de las actividades. “Existen referencias concretas de que ha generado inconvenientes en otros lugares del mundo. Lo que pretendemos como sector no es oponernos a la actividad petrolera, sino que se analice cuál es el impacto que se va a generar sobre la pesca”.

La preocupación se centra en el impacto sobre los peces ya que son la materia prima de la cual depende su actividad, que involucra millones de dólares de exportación anuales, 23 mil empleos y alrededor de 200 empresas. “Nosotros cuestionamos la falta de estudio y de participación del sector en la discusión de este proyecto antes de su inicio. En el bloque de al lado al que está en estudio, en la misma Cuenca Argentina Norte, se trabajó el año pasado haciendo sísmica sin haber hecho la audiencia pública. Nadie se tomó el trabajo de ver cuál fue el impacto que hubo efectivamente sobre las poblaciones de peces que existen en esa zona. En 2009, Pan American Energy hizo tareas similares dentro del Golfo San Jorge y los pescadores artesanales de merluza sufrieron la desaparición de su materia prima por largos meses. Como resultado, la provincia de Santa Cruz prohibió las exploraciones sísmicas dentro del golfo”, remarca Socrate.

“Como sector no hemos sido considerados ni tenidos en cuenta en esta discusión y le hemos pedido al Estado en montones de oportunidades participar, contar con información, y las respuestas han sido prácticamente nulas. Pretendemos que haya información más concreta sobre la zona en donde se va a desarrollar la actividad y sobre este tipo de mar. Porque el impacto que provoca en peces depende de un montón de variables: el tiempo de exposición, la profundidad, la salinidad del mar, la temperatura del agua, la época del año, qué tipo de especies hay y en qué etapa evolutiva. Abajo del mar las comunicaciones son básicamente por sonido. Por lo cual, la aparición de un sonido extremo fuerte en lugares donde no existía, por lo menos genera perturbaciones y en algún caso espantamiento. No hay estudios para los datos de nuestro mar. Lo que presentó la empresa se ha hecho con una recopilación bibliográfica, no con información del terreno”, se queja el representante de CEPA.

Socrate explica que, en teoría, cuando se va a realizar una actividad que puede generar un impacto en el ambiente, se tiene que hacer un estudio previo para ver las condiciones dadas antes de empezar, un estudio durante para ver cómo está impactando, otro posterior y, en caso de resultados negativos, análisis periódicos ulteriores. “Nada de eso está previsto. Estamos muy preocupados y vemos que por parte del Estado hay una doble vara. Cuando se hace un análisis de impacto ambiental que produce la pesca, que existe y estamos dispuestos a dar la discusión, el enfoque es ecosistémico. Pero con las exploraciones, que no se sabe qué impacto tienen, no hay un mismo interés ambiental. Hoy está en tratamiento en el Congreso de la Nación un proyecto de ley para la creación de un área marina protegida que se llama Agujero Azul. Los propios redactores dijeron en una reunión informativa que el proyecto fue modificado reduciéndolo precisamente para contemplar la exploración petrolera. No se puede pescar en el área marina protegida, bajo ningún concepto, pero sí se puede achicar para desarrollar estas exploraciones. Creemos que no se está aplicando el mismo criterio”, dice el gerente de CEPA.

Silva explica que las consecuencias directas recaen sobre los animales y también sobre los microorganismos, problemática que estuvo ausente en el EsIA. “Hablan sobre los animales que habría en la zona, todo es hipotético pero no fueron a ver exactamente cuáles hay en ese lugar. Todo lo hicieron a nivel teórico, no práctico. Les faltó analizar los microorganismos que hay en el océano marino porque son los responsables de almacenar gran parte del dióxido de carbono que emitimos por los combustibles fósiles. Los océanos almacenan el 30% del dióxido de carbono generado a partir de fuentes fósiles”, señala Silva y explica que, de esta manera, se está afectando directamente la capacidad del suelo de almacenar CO2, lo que derivaría en un aumento de las emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera.

Si las exploraciones sísmicas se realizan, el paso siguiente para la compañía consiste en analizar los datos recolectados y preparar, en función de estos, el equipo que van a instalar para las perforaciones. “Se trata de plataformas offshore que capturan el petróleo desde el fondo marino, perforan el suelo y con presión bombean el petróleo para conducirlo a la superficie. Después, con cañerías o barcos, lo transportan hacia la costa. Un estudio de la Universidad del Centro afirma que en este tipo de operaciones el riesgo de derrame es de un 100%. Si existe este riesgo, que seguro va a afectar a la flora y la fauna, es algo que no podemos aceptar. Cuando ya conocemos fuentes de energías limpias, cuando ya sabemos que los combustibles fósiles no van más, es un riesgo innecesario. El Estado tiene que empezar a representar los intereses de los que vivimos acá”, dice Silva.

La noticia reciente sobre una fuga de gas en un oleoducto del golfo de México que provocó una combustión en el medio del mar, dejó indicios de los efectos que este tipo de operaciones puede producir. El daño ambiental, producto de negligencias o de accidentes contemplados, con frecuencia es negado por las compañías responsables y los gobiernos avalan y apañan sus acciones. “El problema es que hoy este tipo de delitos ambientales que afectan a la naturaleza, no son penalizables. En la mayoría de los derrames o accidentes de este tipo no se ha nombrado a los culpables, que en muchas ocasiones no han tenido ni que pagar porque siempre salen impunes. No hay una ley internacional que avale a los derechos del planeta por sobre los intereses de estas empresas. Lo que pasó en México pasa todo el tiempo, incluso hay accidentes en los que mueren personas que están trabajando en esas plataformas porque es una actividad muy riesgosa. Así como también hay derrames de petróleo que han dejado islas turísticas completamente devastadas, que han acabado con toda la flora y la fauna de la zona costera, pasó en la Isla Mauricio el año pasado”, cuenta Belén Silva.

Para cumplir con la meta de ser un mundo de cero emisiones de carbono en 2050, Silva explica que es necesario plantear un modelo de transición energética, lo que implica invertir en nuevas formas de producir energías. “En teoría se está haciendo, pero con mucha lentitud. Eso no significa que no emitamos nada, pero lo que emitamos lo vamos a tener que compensar si queremos evitar que esto sea una catástrofe, que ya lo está siendo, pero que sea muchísimo peor de lo que nos esperamos”. Una prueba más de la inconsistencia de los documentos presentados por Equinor es que no mencionaron acciones para mitigar las emisiones que van a generar sus combustibles fósiles.

Silva refiere que se siguen destinando presupuestos a la investigación de tecnologías para la explotación de petróleo y a evaluaciones de impacto, en lugar de estudiar las fuentes de energías renovables. “En Argentina lo que tenemos es energía eólica, solar, hidráulica renovable, biomasa, biogas y también se está investigando la tecnología del hidrógeno. Lo importante es diversificar la matriz y no depender de un único combustible como hoy del petróleo”.

El modelo extractivista de nuestro país no conduce a la riqueza. Por el contrario, genera un pasivo ambiental que tiene consecuencias desastrosas también en el aspecto económico. “Los daños a mediano y largo plazo son muchísimo más caros que la retribución que estos proyectos puedan dar en el momento. El cambio climático está afectando a todo el mundo. En Argentina estamos luchando para que no dejen pasivos ambientales como derrames de petróleo en el medio del mar, aguas contaminadas con cianuro por las mineras y glaciares derretidos, campos con soja transgénica que dentro de cinco años ya no van a servir para cultivar porque van a estar destruidos. Como las tierras que quieren usar para hacer las mega granjas factorías de China”, concluye Silva.

Después de un mes donde la participación ciudadana y los reclamos de la sociedad se multiplicaron en defensa de la biodiversidad y de un planeta que pueda ser habitable para el presente mismo, se espera una toma de decisión por parte del Ministerio de Ambiente, que podría solicitar mayor información a Equinor, otorgar la autorización para la ejecución del proyecto o finalmente rechazarlo.