Astrología para paliar la crisis

Astrología para paliar la crisis

En lo cotidiano se percibe un creciente interés de mujeres jóvenes por la astrología. Una encuesta de la consultora Sentimientos Públicos fundamenta este vínculo a partir de cierta dificultad para la construcción de miradas a futuro. ¿Es contradictorio este dato en tiempos de olas verdes?

Quienes se mueven en ciertos círculos de mujeres jóvenes, por debajo de los 40 años, perciben un creciente interés por la astrología. En ese sector parecería multiplicarse como sentido común la validez de arquetipos astrológicos creados a partir de las constelaciones vinculadas a la mitología griega y que tienen más de 2000 años. Pese a que no tienen ningún fundamento científico, mujeres de variados niveles educativos vuelven con naturalidad a esta forma de pensamiento mágico para encontrar explicaciones para el amor, los vínculos pero incluso para explicar fenómenos sociales o históricos. 

¿Es realmente una tendencia? Una reciente encuesta brinda una perspectiva amplia a este fenómeno en crecimiento.

 Datos

 Según el estudio “La astrología: Una religiosidad de la nueva Argentina”, realizado por la consultora Sentimientos Públicos, con un total de 3.500 casos a nivel nacional, hay una relación entre consumir astrología, el contexto de inflación y la dificultad para construir miradas a futuro. De acuerdo a la segmentación, a un 38% de los encuestados le parece que la astrología se trata de una fantasía, algo que no tienen en cuenta, pero no le molesta mientras que un 37% no le presta atención pero le gustaría saber más. A estos dos resultados a favor, le sigue un porcentaje que orienta sus opciones amorosas (9%) y decisiones de vida (7%) a partir de información proveniente de la astrología. Sólo a un 9%  le molesta su influencia en la gente. Si se discrimina por género un 15% de hombres se ha hecho la carta astral, contra un 25% en mujeres.

Otro dato que podría llamar la atención es que entre la gente que votó a Myriam Bregman un 18,3% asegura que las astrología “orienta mis opciones amorosas” o “Me hace entender mejor mis emociones”.

Entre las conclusiones a las que llega la consultora, aparece que “la astrología es una religiosidad en expansión” y “permite el análisis de los contextos emocionales y de los vínculos afectivos en una época de precariedad”, además de que la asumen como “consumible en términos individuales pero con una muy positiva tasa de conversión a lo gregario”, es decir, con tendencia a reafirmar un carácter de comunidad alrededor de sus seguidores, algo que les da un espacio de pertenencia donde compartir sus deseos, miedos o dudas.

Estas comunidades suelen ser mayoritariamente de jóvenes mujeres, dos cualidades que coinciden con un tiempo de demandas sociales de los feminismos hacia reivindicar las autonomías y la equidad. También suman que “representa a una nueva Argentina de clase media baja, empobrecida y sumida en la incertidumbre y la falta de referencias éticas”.

Hernán Vanoli, sociólogo y director de Sentimientos Públicos, asegura que detectaron que “a menor nivel socioeconómico había una mayor proclividad a considerar seria o vitalmente la astrología” y que “esto nos habla de que las élites mantienen otra relación con la espiritualidad”, aunque aclara que en el estudio no se desarrolló la relación de las clases más altas con otras corrientes como el tarot o los registros akáshicos. “Esto no significa que siempre la astrología se use para sobrellevar crisis económicas o políticas. Puede hacerlo, pero es una clave de lectura relacional para entender la historia y los padecimientos personales que está menos presente en las élites”, explica Vanoli.

Desde la consultora creen que existe una relación entre esa mayoría y el género determinada “por las características histórico-sociales que se asignaron a las identidades de género” y que a largo plazo creen que “se irá normalizando porque los jóvenes en general son más proclives” a este tipo de consumos. Si bien no se puede prever el futuro mediante una encuesta, Vanoli sostiene la necesidad de investigaciones subsiguientes y diferenciar bien las variables que intervienen.

 

Una mirada feminista

Danila Suarez Tomé, filósofa feminista, investigadora y docente universitaria, cree que la astrología, el tarot, los registros akáshicos o el reiki no son simplemente parte del  “pensamiento mágico” y prefiere llamarlas “prácticas culturales esotéricas” o “pseudocientíficas”. En este sentido, la licenciada sostiene que apelan a modos de pensamientos por correspondencia, entablando conexiones simbólicas dentro de la realidad: “Se habla de una naturaleza viva en la que hay un flujo de energía, en donde se supone que el conocimiento de estos pensamientos requiere una iniciación o un conocimiento especializado, un médium o alguien que haga de intermediario”.

Para Tomé estas prácticas esotéricas funcionan “mercantilizadas” y son ofrecidas de maneras agradables, fácilmente memificables y como recursos para lidiar en el corto plazo con angustias e incertidumbres. También las ve como “una nueva forma de esencializar las identidades” por funcionar mediante arquetipos y pensamientos deterministas: es el caso de quienes ven que, al coincidir en fecha o mes de cumpleaños con otra persona, deducen rasgos de personalidad como que “quienes nacen de Piscis son extremadamente sensibles” o “si sos de Leo tenés que ser muy seguro de vos mismo”. De alguna manera las contradicciones naturales de las personas se aplanan y se encajan en arquetipos preestablecidos habilitando también la posibilidad de emitir opinión sobre la personalidad del otro.

Sobre la apropiación que hacen de la astrología algunos feminismos, Suarez Tomé afirma que una razón sobre esta atracción pasa por “el objetivo de captar un mercado”, es decir de sólo tomar al movimiento feminista como un público potencial más: que el feminismo sienta un gusto hacia este tipo de prácticas no quita los aportes que históricamente se han dado desde el movimiento. En este sentido, más allá de esta atracción, Suárez Tomé ve que el feminismo ha tomado a la producción científica “en favor de la liberación sexual y la disrupción de jerarquías de género”. Es decir, que aunque existan ciertas manifestaciones en el mainstream que muestran “preferencias hacia los consumos esotéricos, el feminismo no tiene una tendencia natural” hacia estos y ha hecho aportes sustanciales para una mirada de género sobre las ciencias.

Suárez Tomé también asocia que “lo femenino genera alejamiento” en la producción de conocimiento, dados los ejes sexistas en la ciencia moderna: “Las mujeres hemos sido expulsadas del sujeto epistémico. Es difícil pensar en una ciencia feminista o un movimiento feminista apropiándose de la ciencia. Es una herramienta difícil de agarrar y es una institución social muy permeada por la desigualdad de género”.

En las marchas feministas suele repetirse el canto: “Somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar”. Suarez Tomé, sobre esto, prefiere “recuperar a las brujas” no en sentido literal de la persecución por hacer magia, sino “como las primeras científicas, que generaban medicamentos y tenían prácticas protocientíficas”. “Esa idea de que se necesita el saber de las mujeres para llevar adelante la práctica científica-biomédica es una idea que apoyo. En muchos casos se han tenido que organizar por fuera, para generar conocimiento sobre sus cuerpos: es el caso de las feministas de los 70, que tomaron prácticas médicas como activistas y empezaron a producir conocimiento en torno a las diferentes partes del cuerpo de las mujeres que no habían sido exploradas como el placer femenino, la menstruación, el aborto”, explica Tomé.

El ojo de la ciencia

Alberto Rojo, físico y profesor titular del Departamento de Física de la Universidad de Oakland, en Rochester, Michigan, hace unos años  mantuvo un debate sobre el consumo de esta pseudociencia que tuvo una importante repercusión. Allí explica las razones por las que el comportamiento de los astros en el cielo no influye en la personalidad de los humanos y que se trafican muchos conceptos científicos para darle validez injustificada a la astrología.

Para el físico existe una conexión entre consumir “terapias alternativas” como la astrología, el tarot, registros akashicos o el reiki en momentos de crisis políticas y económicas: “La crisis política en el mundo para mí está vinculada a una disminución de la sofisticación cultural de la población. Este fenómeno a su vez está conectado con la transición hacia nuevas tecnologías. El internet y las redes son maravillosas, pero la transición es un proceso que desorienta por lo novedoso”. Desde su punto de vista, “la proliferación desmedida de datos, ni siquiera de información, abre la puerta a un todo vale, a cuestionar la ciencia, las vacunas, los métodos de validación. Y en paralelo, el mundo se hace cada vez más complejo, conocemos más de neurociencias, de cosmología, pero seguimos pensando con arquetipos anteriores a ese conocimiento. La realidad es mucho más sutil”. Al ser consultado sobre la actualidad del tema, sostiene que la gente acude a creer en estas teorizaciones para soportar angustias y afirma: “La validez de estas disciplinas está en que representan una verdad interna, íntima. Si te sirve y estás convencido de que funciona, es válido, del mismo modo que el placebo funciona” y suma que “el problema está cuando uno piensa que la astrología es parte de lo verificable, porque postula un modelo de funcionamiento en el que los secretos del universo pueden leerse o descifrarse”.

Para el físico e investigador este modelo está “en contradicción con el conocimiento monumental adquirido”, detrás del cual están los avances tecnológicos como los celulares, internet, la medicina moderna, entre otros, “curiosamente, todas herramientas tecnológicas usadas profusamente por los detractores de la verdad científica”, concluye.

Es cierto que la ciencia nunca tuvo un desarrollo lineal y distintas formas de astrología acompañaron el estudio de los cielos en distintas culturas. Sin embargo, al menos desde la Revolución Científica, la astronomía dejó atrás a sus primas lejanas. Por otro lado, la liberación de las ataduras, cierta desconfianza de una ciencia que históricamente no aceptó a las mujeres y un contexto preocupante, surge el interés por formas alternativas de pensamiento que den un horizonte y cierto alivio en el encuentro con pares. El precio, sin embargo, puede ser alto y habilitar un comercio que ofrece respuestas fáciles que tienen patas cortas.

Un llamado de atención por la violencia obstétrica

Un llamado de atención por la violencia obstétrica

Una muestra fotográfica, danzas, tambores, y el reclamo de políticas públicas que hagan efectiva la Ley de Parto Respetado fueron algunas actividades frente al Congreso de la Nación en el marco de la semana contra la violencia obstétrica.

En el marco de la Semana Mundial del Parto respetado, este viernes se realizó una movilización en la Plaza de los Dos Congresos con el objetivo de manifestarse en contra de la violencia ginecobstétrica. Entre una muestra fotográfica, danzas y el ritmo de los tambores, un numeroso grupo de mujeres reclamó por un Estado presente y por políticas públicas para que la Ley de Parto Respetado se implemente correctamente. 

 

A pesar del frío, mujeres con pañuelos y vestimentas de color rojo se reunieron frente al Congreso de la Nación en la Segunda Movilización Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica. ‘’El hecho de que como sociedad no nos importe cómo nacemos habla de la sociedad en la que vivimos’’ comentó Luján Arcidiácono, coordinadora de la Campaña Nacional ‘’Mi parto, mi decisión’’, en diálogo con ANCCOM. ‘’La Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica es esta iniciativa donde articulamos personas y agrupaciones que ya veníamos trabajando en este tema pero que concentramos todas las luchas de manera de potenciar y visibilizar aún más todo lo que tenemos que trabajar todavía, que es que la gran mayoría de los nacimientos tienen alguna manifestación de violencia ginecobstétrica, pero también otros procesos sexuales y reproductivos’’. 

Según la Declaración de la OMS, la tasa de cesáreas por país no debería ser mayor al 15%. En la Argentina asciende al 35%.

En el país, la Ley de Parto Seguro existe desde el 2004. Sin embargo, según los datos del Observatorio de Violencia Obstétrica Argentina, este tipo de situaciones sigue sucediendo en la mayoría de los partos y en las consultas ginecológicas. La Campaña no sólo llamó a convocar para que se respete dicha ley sino que hizo oír todos sus pedidos: entre ellos, proyectos como el de Casa de Partos, en reconocimiento a las puericultores como agentes sanitarios, La capacitación obligatoria al personal de salud en violencia ginecobstétrica y un nuevo ejercicio profesional de las licenciadas y licenciados en obstetricia.

Los últimos informes de La Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (CONSAVIG), que cuenta con los datos del año 2022, indican que la cantidad de denuncias reportadas por este tipo de violencia varía año a año. Durante el 2023, las denuncias reportadas fueron treinta y tres. Más de la mitad apuntan al trato deshumanizado y a la falta de información en las prácticas realizadas.A la vez, gran parte de las denuncias son a instituciones privadas. 

Cabe destacar que, según la Declaración de la OMS, la tasa de cesáreas por país no debería ser mayor al 15% ya que es una práctica que sólo está justificada cuando es eficaz para prevenir la morbimortalidad materna y perinatal. Sin embargo, según el último informe del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la tasa de cesáreas en Argentina es del 35%, y es una cifra que aumenta 1% cada año, por lo que estima que se les realiza cesáreas a mujeres que no las necesitan clínicamente.

 

‘’Históricamente hay un tema en relación a esta lucha que es que nos toca de cerca cuando atravesamos la experiencia de la gestación de un parto, y después la vida continúa y maternamos en una realidad muy difícil’’, profundizó Arcidiácono, reconociendo que no es una de las peleas que tenga mayor repercusión dentro del movimiento feminista. ‘’Si estamos lejos de la experiencia de la maternidad -agrega- no se termina de comprender, cuando en realidad estamos hablando de cómo nacen los seres humanos en este mundo y debería importarnos a todos’’. 

Entre las asistentes se encontraba Nora Cortiñas, cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, acompañando el reclamo y recordando a las embarazadas que fueron detenidas y torturadas durante la última dictadura militar.  

El encuentro finalizó con la lectura del documento elaborado por las distintas organizaciones y espacios que acompañan el reclamo. Afirmando que la lucha siempre es con entusiasmo, la ‘’marea roja’’ finalizó con la manifestación. 

Las futbolistas toman la palabra

Las futbolistas toman la palabra

El plantel de fútbol femenino de Racing escribió una carta pública repudiando el lesbicidio de Barracas y llamando a la sociedad a cambiar sus conductas homofóbicas. El poco frecuente caso de deportistas de elite que se involucran en problemáticas sociopolíticas.

El plantel femenino de fútbol de Racing Club de Avellaneda difundió una “Carta por la Paz, en rechazo a la violencia homofóbica que tiene a las mujeres como víctimas mortales del odio y la discriminación”. El mensaje fue motivado por el ataque lesbofóbico que se cobró la vida de Andrea Amarante, Pamela Cobas y Roxana Figueroa, mientras que aún permanece internada Sofía Castro Riglos.

La agresión se produjo el lunes durante la madrugada en una pensión de Barracas. Justo Fernando Barrientos arrojó un explosivo casero a la habitación en la cual dormían las cuatro mujeres, luego de hostigarlas varios meses con insultos sobre su condición sexual como “engendros” o “tortas”. Mientras la justicia avanza lenta distintas agrupaciones piden justicia frente a este crimen de género. A contrapelo de lo que muchas veces pasa en el deporte que prefiere evitar “la política” o manifestarse por causas sociales, las jugadoras de Racing Club decidieron hablar.

 

El motivo

“Somos personas. Somos mujeres. Somos trabajadoras. Somos futbolistas. Queremos vivir en paz, en libertad y en pleno ejercicio de los derechos que nos corresponden como seres humanos. Por eso decidimos escribir esta carta: porque no podemos naturalizar como sociedad un crimen fundado en los discursos de odio y en los comportamientos homofóbicos que todavía siguen dando vueltas por nuestros barrios, por nuestras canchas, por nuestras casas”: así comienza el comunicado de las jugadoras de Racing.

ANCCOM dialogó con la defensora de la academia Sindy Noelia Ramírez: “Lo que nos llevó a tomar la decisión como plantel de hacer una carta al respecto fue la angustia, la impotencia de, otra vez, enterarnos de una noticia así y ver que no estaba en todos lados, que muchos medios no la visibilizan. También que es importante reflexionar sobre lo que sigue pasando y que recrudece mucho más cuando se les da lugar a los discursos de odio, a las conductas machistas, cuando no existe el repudio, cuando se festejan actitudes homofóbicas”.

La deportista, quien también es parte de la selección femenina de Uruguay, asegura que su mirada personal es de “profunda tristeza” y que cree que estos casos no son una casualidad. Sindy asegura que como sociedad debemos visibilizar lo que sigue pasando con las diversidades “que muchas veces estamos condenadas a vivir escondidas para no sufrir odio y violencia”.

Ramírez refleja la idea del resto de las futbolistas de Racing: “Es fundamental que nos replanteemos lo que decimos, lo que le festejamos a los demás, la forma de relacionarnos, la educación que damos en casa, los medios que consumimos, los chistes que decimos. Tenemos que dejar vivir en libertad, respetarnos y no permitir que esto suceda nunca más. No podemos como sociedad mirar para el costado. A Pamela, Roxana y Andrea las mataron por ser lesbianas”.

Involucrarse

No es extraño, no sorprende a nadie, pero ningún deportista varón se pronunció al respecto, al menos por el momento. Tampoco se los suele consultar abiertamente en los medios de temáticas alejadas de lo relacionado estrictamente con sus disciplinas. No sea cosa que una pregunta pueda descolocar o “incomodar” a nuestras estrellas…

 Ante la consulta de ANCCOM, la ex jugadora de Nacional de Montevideo y San Lorenzo de Almagro, con quien obtuvo dos campeonatos de primera división, reconoce que sin dudas los y las deportistas tienen que participar mucho más, y subraya, como un llamado de atención: “Especialmente aquellos que tienen mayor cantidad de visibilidad y seguidores, ellos pueden llegar a muchísima gente que de otra forma no se va a enterar de lo que está pasando. Es muy importante el compromiso de los que pueden alcanzar a las personas, incluso personas de todo el mundo”.

 

 

 

La marea verde de ayer a hoy

La marea verde de ayer a hoy

La fotógrafa Mónica Hasenberg convocó a mujeres de diferentes artes para presentar una muestra que acompañe imágenes que tomó durante la concentración por el 8M de 1984 frente al Congreso.

El 8 de marzo de 1984 grupos de mujeres se reunieron frente al Congreso en el Día Internacional de la Mujer, el primero luego de la última dictadura cívico-militar. La fotógrafa Mónica Hasenberg subía entonces las escalinatas en la plaza para buscar las mejores tomas. Hoy, sus registros se resignifican junto con las obras que forman parte de la muestra “Mujeres Artistas”, exhibida en La Casona Cultural Humahuaca.

“Convoqué artistas mayores de 60 años para recrear esa marcha. Cada una podía hacerlo como quisiera, ponerse a sí misma dentro con la ropa que usaba, o pintar familiares desaparecidos -cuenta Hasenberg en conversación con ANCCOM-. Queremos reivindicar a las que lucharon por nuestros derechos y estimular la militancia, la participación que nos hermana con otros en las conquistas colectivas”.

Las luchas populares son el centro del trabajo de Hasenberg desde que se vio conmovida por la historia de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y empezó, durante la dictadura, a formar parte de las rondas de los jueves. Hija de un fotógrafo y una madre concertista que había dejado la profesión al casarse, aprendió el oficio de niña. Así, el feminismo la atravesó, no por formación orgánica, sino como rebeldía a las injusticias patriarcales de su propia familia.

Sus fotos cuelgan de grandes banners en las paredes de la Casona. Algunas de las activistas retratadas volvían al país tras años de exilio y sostenían carteles con consignas marcadas por el contexto: «Machismo es fascismo», «Violación es tortura». También, se distinguían reclamos del momento como la «igualdad de los hijos ante la ley» y la patria potestad compartida, sancionados en 1985, así como el reclamo por la despenalización del aborto. Otras pancartas dan cuenta de reclamos que continúan sin respuesta: «Igual salario por igual trabajo».

Una de las fotos muestra a Susana “la Tana” Rinaldi, actriz y cantante, rodeada de mujeres que cargan sobre sus cabezas los carteles. “Fue la que más me atrapó, es imponente, se nota la fuerza que tenía esa marcha, como de avance”, cuenta la artista plástica y docente Adriana Tavares sobre la imagen que inspiró su obra “Manifestación”. Se trata de una pintura hecha con acrílicos donde destacan los colores y la expresión en las caras pintadas: todas con la boca abierta. 

En mis cuadros de marchas, la gente siempre está gritando”, agrega Tavares. Las pinta desde que transformó su perspectiva, antes prefería los paisajes y retratos. Cuando al mismo tiempo que criaba a sus hijos, logró estudiar, conoció el cuadro La libertad guiando al pueblo sobre la Revolución Francesa. “Me empecé a cuestionar las cosas, tenía la misma edad que los chicos que desaparecieron La Noche de los Lápices, mi padre era comunista, sentía que se los debía”, cuenta.

Otras pinturas expuestas son de Paula Pasini y Marcela Seoane, mientras que las artistas Ana Rosa Givanetti, Mónica Vidal y Silvia Carrasco optaron por técnicas mixtas. El collage está presente en muchas de ellas y es la técnica principal en los cuadros de Patricia Pellegrini y Verónica del Giudice. Por su parte, Vicky Biagiola realizó Mujeres de fuego a partir de acrílicos cortados con láser.

Con la coordinación de Ariel Muñoz y entrada gratuita, la muestra puede visitarse de martes a sábados por la tarde en Humahuaca 3508, en el barrio de Abasto.

“El placer es revolucionario” se lee en el cartel que aferra una mujer fotografiada por Hasenberg hace 40 años. ”Queriamos rescatar esa frase para pensar el cuerpo desde el disfrute de la sexualidad, pero también de la feminidad”, sostiene la escultora y arteterapista Estela Garber, sobre la idea detrás de su obra Chaleco antibalas Feminista. Se trata de una pieza de arte textil que realizó junto con la joyera Diana Torcoletti. Acerca del nombre, comentan que “ser feministas en este momento requiere portar metafóricamente un chaleco protector ante múltiples agresiones, como ironía del que usan políticos como Milei en los actos públicos”.

Su significado se refuerza a la luz de las amenazas del gobierno, algunas concretadas, de retroceder en materia de derechos. A la eliminación de programas y ministerios destinados a reducir la desigualdad, se le suma el proyecto de Ley Bases. La inclusión de la eliminación de la moratoria jubilatoria afectaría a mujeres que trabajaron toda su vida como amas de casa, o en trabajos precarios sin aportes. Por su parte, los cambios en licencia por maternidad permitirían a los empleadores hacer trabajar a una embarazada hasta diez días antes del parto.

El chaleco negro cuelga del techo en La Casona y sintetiza en las intervenciones  los avances de las luchas, como el acceso a los anticonceptivos y profilácticos, o la posibilidad de acceder a la educación y el mercado laboral. Al mismo tiempo, estas se articulan con experiencias personales:  “Diana tiene la costumbre de salir cerca del Parque Rivadavia los domingos a buscar muñequitos vintage que hacen a sus recuerdos, yo busqué distintos retazos en la casa de mi mamá y los agregamos también”, cuenta Garber.

En una esquina, destaca por su tridimensionalidad la obra de María Dogliotti. Sobre una base forrada con las fotos de Hasenberg, se erige un vestido rojo junto con unas hojas violetas y verdes, colores que distinguen al movimiento en los últimos años, especialmente a partir de su expansión con la lucha por la despenalización y legalización del aborto. Su título remarca uno de los sentidos más importantes de la muestra: La lucha sigue.

«Los discursos de odio del Estado se llevan nuestras vidas»

«Los discursos de odio del Estado se llevan nuestras vidas»

Vecinos, organizaciones sociales y partidos de izquierda reclamaron justicia por el triple lesbicidio ocurrido en Barracas.

La Avenida Montes de Oca se desplegaba luminosa con las marquesinas encendidas de las  filiales de multinacionales este lunes a las 18 horas. En la plaza Colombia, un grupo de mujeres hacía gimnasia aeróbica con música romántica, imperturbables por lo que sucedía unos metros más allá. Pero en el corazón de la plaza nacía un grito desgarrado: “Ahora, ahora/ resulta indispensable/ justicia para todes/ el Estado es responsable”.

«No es libertad, es odio. Fue triple lesbicidio», así convocaba la Asamblea de Barracas a la acción. Pamela Cobbas, Mercedes Roxana Figueroa, Sofía Castro Riglos y Andrea Amarente eran cuatro personas que conformaban dos parejas de lesbianas. Dormían juntas en un hotel transitorio de Barracas, haciéndole frente a las crueldades del invierno neoliberal, cuando su vecino, Justo Fernando Barrientos, les arrojó una bomba molotov y condenó a la muerte a tres de ellas cerca de la medianoche del domingo 5 de mayo.

Este lunes, el Monumento al Izamiento de la Bandera levantaba otros estandartes, colgados por Lesbianes Autoconvocades, organizaciones de izquierda y la Asamblea vecinal de Barracas. Esta última organización, que había discutido la Ley de Bases y el Protocolo Antipiquetes, declaraba con un megafón: “Estamos acá también para romper el cerco de los medios que también son cómplices de la llegada al gobierno de Milei”. El área de feminismo del Movimiento Al Socialismo (MAS) recalcó: “Hay que seguir construyendo lazos colectivos frente al odio”.

Las doscientas personas que rodeaban el monumento tenían los ojos vidriosos. Desde el fondo, alguien gritaba los nombres de las compañeras y los gritos de “presente” recorrían al grupo. La que sostenía el altavoz lo retomaba: “Ahora y siempre. Nunca más”. Jesi de Lesbianes Autoconvocades tomó la palabra: “Les prendieron fuego por lesbianas pobres haciendo comunidad; por no ser funcionales al cis-tema -dijo subrayando la primer parte de la palabra para enmarcar la denuncia en el atropello cotidiano a todo lo que desafía la norma identitaria-. Las  prendieron fuego con una bomba mientras dormían. Fue un crimen agravado por condiciones precarias de vida, la ausencia de políticas públicas de vivienda y discursos de odio del Estado. Esos discursos no son gratuitos: se llevan nuestras vidas”.

El aire se espesó. Cuando alguien llegaba, se hacía un abrazo de grupo, sin palabras. Un grupo de travestis saludó con alegría a Victoria Freire, legisladora de la Ciudad de Buenos Aires y militante del Frente Patria Grande. La funcionaria amplió la responsabilidad estatal: “Hay un gobierno nacional que desconoce que exista la violencia de género y promueve los discursos de odio a todo nivel. Es una trama que se expresa también en hechos de violencia como este que, efectivamente, no han salido a condenar. Marca una habilitación. La responsabilidad por parte del Gobierno también es estar poniendo en cuestión a la ESI y los derechos adquiridos y además fomentando la violencia como una forma de relacionarnos”.

En el improvisado escenario, una guitarrista tocó “una canción para la Pepa Gaitán” mientras la Asamblea barrial descolgaba las consignas del monumento. Las personas reunidas empiezan a dirigirse hacia una de las puertas de la plaza. “Vamos a cortar la calle y vamos a ir al hotel donde las prendieron fuego hace una semana. Por seguridad, compas, vayamos rápido”, lanzó nerviosa una morena con megáfono.

“¿Escuchaste a Adorni?”, preguntó alzando la ceja una lesbiana y pasándole un mate a su compañera. “Ay… qué pedazo de… – el sentido común rellenó el vacío-. Me genera violencia”, respondió ágil. Cuando al vocero presidencial se le preguntó por el caso en una conferencia de prensa no dijo la palabra “lesbianas” y lo catalogó como cualquier otro crimen violento.

Saliendo a la calle, un grupo de guardapolvos blancos y pecheras del gremio docente Ademys rodeaba el carro del bebé de una de ellas. Entre ellos, estaba Ailen Beraldo, la secretaria de Acción Social del sindicato: “Es muy importante visibilizar y repudiar lo que pasó porque no puede volver a ocurrir. Tenemos que dar gracias de que una de ellas pudo sobrevivir -haciendo referencia a Sofía, quien tiene el 75% del cuerpo quemado y todavía está hospitalizada-, pero realmente es horrible. Deberíamos ser más, repudiando esto. Lo vemos también en los casos de violencia de género, lo vemos con las mamás de nuestros alumnos que van a la escuela y te cuentan. El derecho a la educación sexual integral tiene más importancia que nunca porque se pone en cuestión algo tan importante como respetar a quienes piensan diferente o tienen otra orientación sexual, que es algo que vemos a diario con nuestros estudiantes”.

“En la plaza no parecíamos tanta gente. Ahora que marchamos somos un par de cuadras”, le susurró esperanzada a su pareja una treintañera. Casi trescientas personas llenaban una mano de la avenida por una cuadra y media. Bajo las banderas de ATE, Agustina Panissa caminaba con paso lento pero constante. “Estos asesinatos son una prueba más de la crueldad de este Estado con los discursos de odio de esta gestión que se plasman lamentablemente en el cuerpo. En este caso, en el de tres compañeras”, apuntó. “¡Esto/ no es/ libertad! ¡Esto/ es/ odio!”, gruñían al ritmo de sus pasos. Una de ellas, de canas y pelo corto, marcaba cada palabra con la mandíbula.

Cuando la cuadra y media de manifestantes llegó a Olavarría 1621, se amuchó. El olor a un sahumo originario copó la calle: palo santo para purificar, romero para cortar las malas intenciones y la violencia, azúcar para el porvenir de Sofía. Sin fondos y sin familia, tiene que poder conseguir un lugar donde sanar cuando salga del hospital. “Esto no se cubre en los medios porque es un barrio popular… sabés cómo estaría si hubiese pasado en un departamento de Palermo -critica Feli de la Asamblea feminista de la Villa 31-.  A muchas personas de la comunidad les pasa que se quedan sin familia por defender su identidad”.

Cuando la cuadra y media de manifestantes llegó a Olavarría 1621, se amuchó. El olor a un sahumo originario copó la calle: palo santo para purificar, romero para cortar las malas intenciones y la violencia, azúcar para el porvenir de Sofía. Sin fondos y sin familia, tiene que poder conseguir un lugar donde sanar cuando salga del hospital. “Esto no se cubre en los medios porque es un barrio popular… sabés cómo estaría si hubiese pasado en un departamento de Palermo -critica Feli de la Asamblea feminista de la Villa 31-.  A muchas personas de la comunidad les pasa que se quedan sin familia por defender su identidad”. Atrás, una mujer de treinta y seis años agitaba una bandera del orgullo. Esos mismos colores protegían su cuello en una bufanda de crochet que le había tejido su mamá.

“Cuando mi hija nos dijo que era lesbiana, su papá le dijo que ‘no quería marimachos en su casa’. Casi lo mato. Me ocupé de que pueda confiar en mí y ser su espacio seguro”, contaba Feli con ojos lagrimeantes y llenos de lucha. “Señor, señora/ no sea indiferente/ se mata a las lesbianas/ en la cara de la gente”, espetaba la muchedumbre frente al edificio viejo, de estilo clásico y lleno de humedad. “Están matando a las lesbianas -afirmó una de las organizadoras de la Asamblea y desde el público una travesti agregó ‘¡y a las trans!’. La oradora continuó: “Vamos a cantar con todo lo que eso significa. Esto no va a pasar nunca más”. 

Distintas corrientes de personas se acercaban con velas y encendedores a continuar el apañe en la puerta del hotel transitorio. Una persona no binaria trataba de conceptualizar para controlar el dolor: “Nos quieren deshumanizar para después matarnos sin culpa. Somos su chivo expiatorio”.

En la esquina, una lesbiana y una bisexual, amigas de toda la vida, lloraban desconsoladamente y se abrazaban. Al costado, un grupo de mujeres de cincuenta años debatía: “Mirá cómo estaban, hacinadas. Cuatro en una habitación. Hoy estuvo mejor la acción, que se cortó la calle porque visibiliza”. Con la mirada perdida, una de ellas concluía: “Es una caza de brujas”. Lo que queda es la resistencia, la resistencia amorosa y compañera. Y una lucha eternamente retomada, nunca olvidada. Tras una ronda de mate para combatir el frío que hiela, un grupo de amigas comienza el canto: “¿Dónde está Tehuel?/ Desaparecido/ El Estado es responsable/ Que aparezca vivo”.

“La cisnorma mata. Negarlo es complicado” rezaba una de las banderas que se colgaron de las ventanas del hotel. Los postigos de las ventanas estaban entornados, pero la luz blanca se escapaba hacia la calle. ¿Qué pensarían los vecinos de las asesinadas que tantas veces se cruzaron y que ya habían denunciado las amenazas del asesino? ¿Qué tan erizados tendrían los pelos tras escuchar el clamor doloroso de una comunidad duelando?

Nadie miraba hacia arriba. El dolor era terrestre. El peligro caminaba entre los presentes. Con furia, unas veinteañeras hacían pegatinas en los edificios cercanos. “Memoria marika x todxs nuestrxs muertxs ¡Ni olvido ni perdón!”, “ni casas sin gente ni gente sin casas” y una ilustración de rojo incendiario de dos coyas besándose comenzaban a pintar el barrio porteño.

Mientras tanto, en los bancos de Plaza Colombia, un runner de sesenta años se acercaba relajado a un banco para estirar. Un papel que grita en rojo lo detiene: “Que el miedo lo tengan ellos: Ningunx lgbtiq más asesinadx”. Bajo una foto de flores continuaba: “Venganza por las víctimas de la precarización económica/ por cada palabra de estigmatización y daño que alientan el fascismo y a su violencia”. En negritas e itálicas cerraba “En memoria de Pamela, Roxana y Andrea, lesbianas asesinadas en el conventillo y víctimas de la violencia mediática, política y sistemática – Barracas, Mayo 2024”.

Una docena de años con derechos

Una docena de años con derechos

El 9 de mayo de 2012 se sancionó la Ley de Identidad de Género. Desde entonces, 16 mil personas rectificaron sus actas de nacimiento. Un documental presentado por ATTTA y Fundación Huésped ejercita la memoria.

El pasado jueves 9 de mayo se cumplieron doce años de la sanción de la

Ley N° 26753 de Identidad de Género. Con motivo del aniversario, la Asociación de Travestis, Transgéneros y Transexuales de Argentina (ATTTA) presentó en el Salón Auditorio del Anexo de la Cámara de Diputados el documental “Nada menos que la igualdad”, un proyecto audiovisual realizado junto a Fundación Huésped. 

Mientras tanto, a metros de allí, en la Plaza del Congreso se llevaba a cabo una movilización para exigir justicia por el triple lesbicidio en Barracas. El día anterior había sido el segundo paro general de la CGT durante el gobierno del presidente Javier Milei. 

Desde su promulgación hasta el año 2023, más de 16 mil personas rectificaron su identidad de acuerdo a un informe realizado por la Dirección Nacional de Población dependiente del Ministerio del Interior; la provincia de Buenos Aires se encuentra en el podio de las rectificaciones con el 36%,  seguido de la CABA con el 12%. El Censo 2022 mostró que son más de 170 mil las personas travestis, trans y no binaries, representando el 0,4% de la población.

“La ley nos costó y nos sigue costando muchas vidas de mujeres trans para acceder a derechos económicos, sociales y culturales”, expresó la actual presidenta de ATTTA, Marcela Romero, antes de ingresar a la proyección del documental. 

“Cada vez que hablo de la Ley de Identidad de Género es ‘democracia’. La ley cubre un 40%, falta un 60%. La democracia no se construye con cupos, se construye con derechos y los derechos están, pero se trata de que se cumplan”, continuó Romero antes de dar comienzo al evento.

Todas y todes estaban esperando para ingresar. “DNI en mano, por favor” pedía el guardia de seguridad, pero esta vez no era para llevar a nadie detenide. Antes de la derogación de los edictos policiales, iba presa la persona que vistiera ropa contraria al sexo asignado en su DNI.

“¿Para qué es esta fila?”, preguntó una señora cuya figura reflejaba el desgaste del vivir en la calle. Otro hombre, otra figura distinta, minutos más tarde, consultó lo mismo.

Adelante de todo se encontraba Patricia Xiomara Emanuele, psicóloga social residente de Rosario. Fue una de las primeras mujeres trans que tramitó su  DNI en la ciudad santafesina gracias a la normativa N° 26753. Ni bien pensó en los doce años de la sanción de la ley dijo: “identidad, identidad  para garantizar derechos, porque sin identidad las personas no existimos”.

Emanuele usó tres palabras para definir la ley: “Expectativa de vida”. 

Al costado de la fila, casi al borde de la vereda, junto a otro grupo de mujeres, se encontraba Silvana Sosa: el lunes 2 de julio de 2012 había recibido su DNI rectificado, de la mano de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el entonces Salón de las Mujeres de la Casa Rosada. El actual gobierno de Milei desmanteló ese salón y pasó a llamarlo “Salón de los Próceres”. 

“Pude lograr hacer mi transición gracias a lo que garantiza el Artículo 11° de la 26753, que es tener acceso a una salud integral; poder ser una mujer transexual con todos los fines y derechos como los necesita cualquier persona. -manifestó Sosa-. Fue un camino largo y es la democracia que queríamos, pero para completar la democracia necesitamos ir por leyes de máxima, entre ellas la Ley Integral Trans”.

Silvana Sosa usó dos palabras para definir la norma: “Derechos humanos”. 

Más atrás aguardaba el ingreso Pamela Poletti. Había venido de Chivilcoy exclusivamente para ver el documental. En una frase (o en dos palabras), celebró lo que significó la ley: “¡Al fin! ¡Al fin podemos ser nosotras!”. 

 “El Estado tiene como deuda el reconocimiento de nosotras, las viejas, por todo lo que pasamos en la dictadura”, apuntó luego Poletti.

Auditorio lleno y Marcela Romero, con micrófono en mano, dio inicio al evento: “Primero pedir un aplauso por Claudia Pía Baudracco. Una compañera que dejó todo por la Ley de Identidad de Genero, que nos dejó un monton de enseñanzas para seguir enfrentando al aparato político, a la discriminación y al machismo”, pronunció mientras sus palabras se superponían con los aplausos.

 

-¡Claudia Pía!- exclamó une tras la apertura de Romero.

-¡Presente!- respondió en coro todo el auditorio. 

-¡Ahora!

-¡Y siempre!

 

Tallado en el primer artículo de la ley, “la identidad de género es la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”. La norma establece también que los tratamientos médicos de adecuación de género  deben ser garantizados tanto por el sistema de salud público como el privado, quienes además están obligados a brindar las prestaciones del Plan Médico Obligatorio.

Claudia Pía Baudracco fue la fundadora de ATTTA y del Archivo de Memoria Trans: una extensa colección de más de 15.000 documentos que abarcan desde principios del siglo XX hasta finales de los años 90. Fotografías, películas, grabaciones de audio, artículos periodísticos, DNI, pasaportes, cartas, notas, registros policiales, artículos de revistas y diarios personales: un conjunto documental que refleja la historia de vida de la comunidad trans en Argentina. 

En diálogo con ANCCOM, para Maria Belén Correa, cofundadora y directora del AMT, la Ley de Identidad de Género representó  “el inicio de la democracia de la población trans, ya que el Estado dejó de tener políticas de persecución para tener políticas de inclusión”.

“Democracia” se repitió en la entrevista con Emiliano Litardo,  corredactor de la normativa vigente: “Se logró resignificar la categoría de género. Cuando vos reformulás ese campo o ese horizonte, estás reformulando otro horizonte que es el democrático. Estás permitiendo que otros cuerpos con otras expresiones de género, que durante años no tuvieron inteligibilidad, no tuvieron reconocimiento, lo puedan tener. El desafío es cada vez ir corriendo más los límites de lo inteligible”.

También se repitió “Derechos humanos” en el testimonio de Litardo: “La ley tiene cuatro aspectos que expresan un enfoque de derechos humanos: la despatologización, la desjudicialización, la descriminalización y la desestigmatización. Un marco por fuera de los cánones médicos, psiquiátricos y psicológicos, que era lo habitual hasta ese momento”.

El corredactor hizo memoria: “Existía la necesidad de defender dos aspectos. Uno  era la cuestión de la despatologización, pero en un proyecto que pudiera hacerse cargo también de las cuestiones corporales. Queríamos que sea una sola ley que contemplase las cuatro dimensiones del derecho a la identidad de género: el reconocimiento, el libre desarrollo personal,el derecho a la rectificación y el trato digno. La otra cuestión que era el reconocimiento del derecho a la identidad de género en niños, niñas y adolescentes”.

Manu Mireles es la cofundadora y secretaria académica de la Mocha Celis,  primer Bachillerato Popular Travesti, Trans y No Binarie del mundo: “Si vos querés hacer algo por la comunidad trans hay dos cosas fundamentales. Primero preguntarte: ¿Por qué no hay personas trans en mi trabajo? ¿Por qué yo no tengo amigas que sean trans? Y la segunda es: no alcanza con decir ‘yo no discrimino’. Tenemos que pasar a una instancia adicional, garantizar condiciones para que una persona que está siendo agredida yo la pueda acompañar. No siempre a lo mejor puedo interceder, pero si veo una situación de violencia, al menos le puedo preguntar a la persona que está siendo violentada ‘¿Estás bien?’ ,’¿Necesitas algo?’Esto de pasar a la acción.”

“¿Cómo respondemos ante la violencia?- se preguntó Marcela Romero – Hoy estamos respondiendo con una actividad en el Congreso, demostrando que acá estamos y que vamos por una Ley Integral Trans”.