Plata y amor

Plata y amor

Hernán Urra fue una de las tres medallas de plata argentina de los últimos Juegos Paraolímpicos. Recién llegado de París, repasa la experiencia de su tercera participación en la maxima competencia internacional, en el que también decidió pedirle casamiento a su novia.

Hernán Urra volvió de los Juegos Paralímpicos con una medalla de plata, pero con dos alegrías bajo el brazo. El atleta oriundo de Cinco Saltos, provincia de Río Negro, además de batir el record panamericano en Lanzamiento de Bala F-35 y conseguir la presea en su categoría, recibió el sí de su novia Candela justo después de bajarse del podio.

En diálogo con ANCCOM, Hernán detalla su paso por París y lo que le depara el futuro, ya pensando en los juegos de Los Angeles 2028.

Urra comenzó a practicar atletismo a los doce años, motivado por Federico, un entrenador de su pueblo que lo vio jugar al fútbol en las canchas del barrio La Armonía. “En ese momento no era consciente de mi discapacidad. Siempre me sentí un chico más en el barrio”, afirma Hernán, que tiene parálisis cerebral, un trastorno que afecta a sus miembros inferiores y le dificulta el andar. “Fede me preguntó si me gustaba correr o nadar, y bueno a partir de ese momento comencé a entrenar con él y a participar de distintos eventos en Río Negro que me fueron abriendo puertas hasta llegar al CeNARD”.

Finalmente, se decantó por el lanzamiento de bala, y desde que lo practica de manera competitiva obtuvo una  medalla en Juegos Panamericanos (oro), dos en mundiales (plata y bronce) y tres en Juegos Paralímpicos (todas plata), incluyendo esta última en París 2024.

 

Es tu tercer Juego Paralímpico ¿Qué podés destacar de tu paso por París en comparación con los otros dos?

Río 2016 fue divertido. La gente era buena onda y me vine muy contento con los resultados. Ahí aprendí que estoy para dar mucho más. Tokio, por su parte, fue diferente, sin público  por la pandemia y plagado de normas. Todos los días nos hacíamos un hisopado, no nos podíamos enfermar ni salir de las habitaciones. Y en París competí con 30.000 personas en el estadio, una absurda cantidad de gente para mí. Me traje un lindo recuerdo, y además pudimos mejorar la marca, que son los objetivos principales. Mejorar la marca y subirnos al podio.

 

¿Cómo se vivió la estadía en Francia?

Fuimos unas semanas antes de la competencia a Taverny, un pueblo cerca de París. Estuvimos preparándonos con el equipo de atletismo, como metidos en una cápsula del tiempo. Taverny es una ciudad muy chica, y se ve que se conocen todos, Íbamos al supermercado y todos se nos quedaban mirando, algunos nos pedían autógrafos. Los franceses nos trataron como reyes, nada que ver con lo que se piensa acá. En cuanto a las instalaciones, eran de primer nivel. La pista tenía tres meses de haber sido restaurada, estaba como nueva y solo para nosotros. Eso es algo que te da muchas ganas de esforzarte más y competir.

 

¿Y qué recordás del día de la competición?

La verdad que en ese sentido estuve demasiado bien. Sabía que estaba para dar mucho más, yo creo que la medulla de oro se me escapa por mi ansiedad. Me veía el doble de fuerte que todos mis rivales, pero bueno, no se dio. Por suerte pudimos mejorar la marca y subirnos al podio. El tercer lanzamiento que hice fue de más de diecisiete metros, era para hacer récord olímpico pero me lo cobran nulo porque hice un pequeño roce en la tarima, cosa que no se puede. Tampoco me iba a poner a discutir.

 

Y luego de la entrega de medallas protagonizaste un momento romántico. ¿Lo tenías preparado?

El mismo día de la competencia estaba preparando mi camiseta, y se me cruzó la idea de pedirle casamiento a mi novia que iba a estar en las gradas. Nadie sabía, nadie se lo esperaba. Ni mi entrenador, que es el que está siempre conmigo. Y pensé, “Bueno, vamos a largarnos desde el último piso hasta la pileta. Si sale, sale. Si no, bueno, habrá otras oportunidades”. Y salió, obvio que salió. Le escribí en la parte de atrás de mi cartel y después de la premiación estaba muy emocionado, entonces la fui a buscar. Ella estaba en la segunda planta del estadio, y cuando la llamé haciéndole señas bajó corriendo, atropellando a mucha gente. Recuerdo a la seguridad del lugar yendo atrás de ella sin poder frenarla. Y bueno, ella me vino a abrazar, festejando el triunfo y le digo, “¿Y vos qué decís?” y me dice “¿De qué querés que te diga?” Y ahí le muestro el cartel, y ahí es donde explotamos los dos de alegría, y bueno, me dijo que sí. Los que nos rodeaban estaban más eufóricos que nosotros. Fue genial.

 

Y ahora ¿cómo sigue tu carrera?

La semana que viene empezamos a entrenar de a poco, el objetivo no es parar tanto, porque después cuesta volver. Así que ya empecé a moverme. Vamos a parar para las fiestas, y después apuntar a Los Ángeles directamente. Sé que vienen algunas giras mundiales, panamericanas, muchas cosas, pero bueno, yo siempre apunto al próximo juego olímpico directamente. Quizás es medio difícil, pero yo trato de pensar en lo más alto y prepararme para eso. Y para llegar, todavía somos muy jóvenes, voy a cumplir ahora veintiocho años, y mis rivales tienen alrededor de cuarenta años. Todavía estamos para seguir batallando. El sueño es jugar cuatro juegos más, o tres. Y después, bueno. Dejarle el lugar a otro. El trabajo que venimos haciendo día a día creo que va a dar frutos, el apoyo de la familia, de mis hijos, son los grandes pilares que tengo, y son los que me dan el aliento para seguir. También estamos luchando por la pista profesional en Cinco Saltos, porque la que tenemos es de tierra, y para entrenar como se debe tenemos que viajar hasta Neuquén todos los días, y eso es un desgaste extra que debemos hacer los atletas de acá.

El deporte de alta competencia siempre requirió el apoyo y el impulso del Estado, ¿cómo ves su actualidad en este contexto de ajuste y desmantelamiento de los organismos públicos?

No soy de meterme a opinar respecto a la política. Gracias a Dios, mi ciudad, mi provincia y mi país me han tratado bien siempre, nada de qué quejarme. Yo estoy donde estoy y mis logros son gracias a mí sacrificio, esfuerzo, dedicación y a las personas que siempre me apoyan.

“Tendemos una mano solidaria al que se cae, eso es el peronismo”

“Tendemos una mano solidaria al que se cae, eso es el peronismo”

Con una Constitución renovada que incluye el derecho a una renta básica universal y con una provincia que, según afirma, es la más segura del país, el gobernador Ricardo Quintela se presenta como un firme opositor al gobierno de Javier Milei. Entrevistado por ANCCOM, el mandatario explica qué es el “modelo La Rioja”, anticipa su participación en la interna del justicialismo y afirma que el peronismo debe volver a abrazar a la juventud.

“El Gitano”, como le dicen a Ricardo Quintela, va por su segundo mandato en la Gobernación de La Rioja, tras reelegir en mayo del año pasado con más del 50 por ciento de los votos frente a los candidatos de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza, Diego Álvarez y Martín Menem –actual presidente de la Cámara de Diputados de la Nación–, respectivamente. Las políticas públicas impulsadas durante su primera gestión (2019-2023) –asegura- lograron reducir la tasa de desempleo y la desigualdad social, aumentar el número de propietarios de viviendas, mejorar la conectividad a internet, fomentar el empleo y expandir la superficie cultivable. También se fortalecieron las empresas estatales y se hizo una fuerte promoción industrial, que incluyó la ampliación del Parque Eólico Arauco y el desarrollo de un anillo energético que conecta, por un lado, las ciudades de La Rioja y Chilecito, y por otro, Chamical y Chepes.

El último 22 de julio, luego de una asamblea constituyente multipartidaria, Quintela presentó la nueva constitución provincial que incorpora varias reformas y un articulado que, en sus palabras, pretende ser una demostración de que el federalismo es posible. La flamante carta magna establece el derecho a una renta básica universal, es decir un ingreso que busca cubrir las necesidades primarias elementales de cualquier ciudadano, además de regular otros aspectos: la periodicidad de los mandatos de los jueces; la paridad de género; la coparticipación municipal; el dominio –exclusivo y excluyente– de los bienes comunes naturales, y hasta en salud mental, cuya protección, en la normativa, garantiza el Estado, junto al “pleno goce de los derechos humanos”.

De visita en Buenos Aires, Quintela recibió a ANCCOM en la Casa de la Provincia de La Rioja, en el centro porteño, y compartió su lectura del actual gobierno de Javier Milei, su propuesta de un justicialismo federal, la importancia de consolidarse como una oposición firme y su cercanía con la juventud.

La Rioja se ha consolidado como una provincia con alta inversión en obra pública, políticas de seguridad e inclusión social. ¿Cómo lo lograron?

Estamos a la vanguardia. La provincia de La Rioja es la menos desigual, la más segura y la que más propietarios dueños de su casa tiene en el país. El 87 por ciento de los riojanos son dueños de las casas que habitan. La última en porcentaje es la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde hay mayor déficit habitacional y donde la mayoría de los habitantes alquilan: de sus 3.200.000 habitantes aproximadamente, 1.900.000 viven alquilando. Estos son temas fundamentales, por eso estuvimos trabajando en función de tener ciudades lo más seguras posibles, con la mayor cantidad de propietarios y la consolidación de una sociedad menos desigual. En la época del ingeniero Macri (2015-2019), se habían construido nada más que 400 viviendas. Nuestro equipo terminó la primera gestión (2019-2023) con 4.000 viviendas terminadas y un programa importante como el Plan Angelelli, que se basa en la entrega de viviendas totalmente gratuitas, se cambia el ranchito por un hogar, donde una familia empieza a construir un proyecto de vida distinto al que tenía. Sus hijos tienen una perspectiva distinta, ya no les da vergüenza invitar a sus compañeritos a casa. La particularidad de mi gestión es que todas las casas que entregamos son de tres dormitorios, lo cual significa un desembolso significativo, pero para nosotros es importante la entrega de una vivienda bien hecha y con equipamiento: cocina, mesas, sillas, camas, cuchetas, termotanque.

 

¿Qué es el “modelo La Rioja”, al cual se ha referido en más de una ocasión?

Hay tres servicios esenciales: agua, energía y conectividad. Trabajamos para garantizárselos a todos nuestros habitantes. El programa de energía rural permitió acercar la luz eléctrica a casi todas las zonas y donde no hay todavía se sigue trabajando para lograrlo. Muy pocos lugares quedan sin energía, conectividad o agua. Decidimos incorporar estos servicios como derechos esenciales para garantizar una vida digna y con un rango constitucional para que todos tengan acceso. El Estado debe garantizarlos, este es un concepto que nosotros arraigamos desde nuestra formación política ideológica y estamos convencidos de que es necesario en provincias como la nuestra. En esto se basa nuestro modelo. Hemos tomado decisiones en contra de las que tomó el Presidente de la Nación con respecto a los servicios, ya que el incremento del costo de estos hace que en muchos casos la gente no los pueda pagar o tenga que optar, en muchos casos, entre la comida o el pago de los servicios. Entonces, lo que hicimos, fue congelar los valores del agua, la energía y la conectividad, junto al transporte público, a valores de diciembre del año pasado.

 

El Papa Francisco expresó su interés por la renta básica universal incorporada a la Constitución de La Rioja y usted mismo, en agosto pasado, recibió su bendición. ¿Cómo lo vivió?

Fue una audiencia muy emotiva, transcurrió con mucha cordialidad, afecto y calidez de parte de él. Tuvo un momento distendido, donde inclusive compartió conmigo historias que había vivido en la provincia de La Rioja, en Famatina, donde una vez también fue acompañado por Enrique Angelelli. Tuvo tiempo para hacer demostraciones de su buen humor contándome cosas graciosas, fue un bálsamo para mí y para mi alma.

Ha explicitado su deseo de presidir el Partido Justicialista, ¿cuál es el primer paso para la reorganización del peronismo?

El primero es recorrer el país, visitar todas las provincias, estimular a los compañeros y compañeras, el peronismo tiene que resurgir fuertemente, yo lo asemejo siempre con un gigante que está dormido que tiene que despertar. Tiene que ponerse de pie y empezar a marchar hacia el lugar que le corresponde, ese objetivo para el cual nació. El peronismo es la toma del poder a través de los votos para producir las transformaciones que la sociedad necesita, siempre generando una expectativa positiva con políticas inclusivas que permitan que aquellos sectores que estén al margen se puedan incorporar al sistema. Esa política únicamente la puede aplicar un movimiento nacional y popular como el justicialista, junto  con otros sectores que pueden constituir un frente político. El segundo paso es presentarse en los procesos electorales dentro del mismo partido con una propuesta nueva, renovada, con una metodología actual y con un sistema comunicacional también distinto, que genere empatía y confianza en nuestra gente. Un lenguaje aggiornado a los jóvenes, a los tiempos que estamos viviendo. Es primordial presentar una política para que los jóvenes se sientan interpelados y contenidos en la política, que sepan que el peronismo puede abrazar la juventud. Estas son cosas que nosotros debatimos y discutimos a partir de la autocrítica que enfrenta el peronismo. Queremos entusiasmar a todos los compañeros, planteando una propuesta política que se manifiesta a través de una lista que queremos presentar antes del 19 de octubre, donde esté representada la totalidad o la mayoría de las provincias y así representar las distintas expresiones del movimiento nacional justicialista federal. También buscamos generar una fuerte presencia de los trabajadores organizados para que tengamos las voces de todos los sectores del peronismo, incluidos los jóvenes y las mujeres.

 

¿Y qué políticas ha formulado para la juventud en su provincia?

Es fundamental la revinculación que hemos tenido con los y las jóvenes, a través de la Secretaría de Juventud que idea e impulsa iniciativas por y para los chicos de nuestra provincia, entre ellos, los estudiantes universitarios. Pusimos en marcha el diseño y creación del Parque de la Juventud frente a la Universidad Nacional de La Rioja. Lo que antes se llamaba “la plaza de las vacas”, por ser cuatro hectáreas de matorrales, ahora es un espacio de recreación, en el que se erige la figura de uno de nuestros caudillos, Juan Facundo Quiroga, montado en su caballo, y se encuentra un holograma que cuenta la historia de la provincia. Queremos devolverle su lugar protagónico a la juventud, primordialmente dentro de los niveles educativos.

 

¿Cómo es su relación con los gobernadores, en particular con Axel Kicillof? ¿Y con Cristina Fernández de Kirchner?

Hay una muy buena y cordial relación, lo cual no significa que todos ellos estén de acuerdo con cada cosa que haga o con todo lo que yo diga. Tengo afecto personal tanto por Cristina como por Axel, como por muchos actores de la vida política interna del movimiento nacional y popular. Por otro lado, en el ámbito de los gobernadores no tengo mayores problemas, sí tengo una posición clara y concreta, que difiere muchísimo con lo que plantea el Gobierno nacional.

El peronismo es la toma del poder a través de los votos para producir las transformaciones que la sociedad necesita, siempre generando una expectativa positiva con políticas inclusivas que permitan que aquellos sectores que estén al margen se puedan incorporar al sistema. Esa política únicamente la puede aplicar un movimiento nacional y popular como el justicialista.

Ricardo Quintela

¿Cuál debería ser el rol del peronismo durante el gobierno de Milei?

Nuestro papel, como el de todos los partidos políticos que hoy están en el ejercicio del poder en las distintas provincias, es de oposición. La sociedad nos dio a nosotros, a Juntos por el Cambio, a la izquierda, entre otros, el rol de oposición, y tenemos que asumir esa responsabilidad, que no significa poner trabas en el camino, sino tener una propuesta alternativa a los distintos proyectos y programas que presentó el actual Presidente. ¿Y qué decidió el actual Presidente? Un camino a recorrer con el cual estamos absolutamente en disidencia. Un camino cruel que carece de humanidad, que genera condiciones no deseadas para un gran sector de nuestra sociedad. Y si recibió un país con dificultades, la gente lo eligió para resolverlas, no para agravarlas como vienen haciendo. La Argentina presenta casi un 60 por ciento de pobreza, tiene un alto porcentaje de desempleo y un crecimiento insospechado de la indigencia, producto de las políticas aplicadas por el actual presidente de la nación. En su último discurso [en el Congreso] dijo que iba a presentar el presupuesto, pero que primero va a lograr el déficit cero con un fuerte ajuste, lo que significa hambre y un sacrificio cruel para gran parte de nuestra sociedad. Significa que mucha gente pase a no comer siquiera un solo plato de comida al día. El presidente plantea que va a llegar al déficit cero y el superávit que tenga va a ser para pagar, en primer lugar, la deuda externa, y en segundo término vendría la distribución en la Argentina. Según mi opinión, él tendría que hablar con los actuales acreedores, quienes han generado esta deuda sin la anuencia del pueblo que la está pagando. Creo que el Presidente tiene que modificar, por lo menos, su actitud ante la sociedad argentina.

 

¿Y qué opina del veto a la reforma de movilidad jubilatoria?

Los trabajadores pasivos, nuestros jubilados, están sufriendo las consecuencias crueles de una política y de este Presidente que prometió ir por la casta y fue por los niños, por los ancianos y por los estudiantes universitarios. El presidente busca lograr el déficit cero. Pero se puede llegar a eso de diversas maneras. El déficit es un tema absolutamente menor. Estados Unidos es el país que más déficit tiene, le sigue China. Es lo normal en muchos países que presentan cierto déficit y que es manejable.

 

¿Qué rumbo sigue este Gobierno al recortar el presupuesto universitario?

Tanto los jubilados como la universidad pública y estatal son objeto de una fuerte reducción de recursos, lo que hace imposible, en el caso de las universidades, que puedan llevar adelante sus tareas, responsabilidades y correcta gestión. Esto va a generar una reacción encabezada por los ancianos, por los jubilados, por los estudiantes y por el pueblo de la Argentina que va a reclamar ante sus autoridades que modifiquen sus legislaciones y que apliquen políticas inclusivas.

Se dice que la Argentina es cíclica porque se mueve entre dos paradigmas, un período peronista y luego uno neoliberal. ¿Cómo explicaría este fenómeno?

Ya lo dijo Arturo Jauretche: la gente vota al peronismo, el peronismo tiende la mano, le genera condiciones de vida digna con oportunidades y posibilidades, pasan a ser clase media y cuando son clase media votan por la derecha que los castiga, los empobrece, les quita y vulnera sus derechos. Vuelve el peronismo a recuperar el país, vuelve a poner su esfuerzo para que esa clase media baja y media alta recupere sus derechos y vida digna. La gente vuelve a pensar de una manera diferente y votan de una manera diferente. Esto no quiere decir que nosotros seamos perfectos, cometemos errores y hemos cometido muchos en la gestión anterior que no estuvo a la altura de lo que hubiéramos querido. No se puede ser perfecto, pero sí tenemos una concepción de cómo hacer política definida.

 

¿Cómo es esa concepción?

Inclusiva, distributiva, de oportunidades y posibilidades. Buscamos que nadie concentre en forma inadecuada los recursos producto del esfuerzo de todos los trabajadores y trabajadoras. Procuramos que la distribución entre el capital y el trabajo sea equitativa y que el trabajo tenga la renta adecuada. Ese es el ciclo que plantea el peronismo, y cada vez que estamos en ejercicio de la función, lo hacemos. Ahora gobierna el liberalismo, que es una filosofía de vida que no comparto en plenitud, lo que no quiere decir que nosotros tengamos la razón absoluta. Desde el peronismo planteamos las necesidades de un Estado presente, que estimule a sus ciudadanos para que puedan levantar los brazos y salir adelante, que intervenga donde hay conflictos y dificultades sociales, que genere las condiciones para que la gente pueda acceder a una calidad de vida distinta y pueda tener un trabajo digno, una casa propia, estudios, que garantice para sus hijos un sistema sanitario funcional y de calidad, que le permita a la gente más humilde acceder a lugares que sería imposible de otra forma. En la época de Perón muchísimos hijos de obreros pasaron a ser estudiantes secundarios y más tarde universitarios. Las escuelas y universidades que antes habían sido elitistas o solo recibían personas de clase alta, se abrieron a todo el pueblo. Esas políticas siguen hasta hoy. Ahora la educación pública permite que personas de todas las clases sociales tengan las mismas posibilidades, así se logran las primeras generaciones de estudiantes y profesionales de millones de familias. Eso es el peronismo, no dejamos suelta la gente para que se arregle por sí sola, marcamos un camino y tendemos una mano solidaria a aquel que se cae, al que queda fuera lo incorporamos, para que todos juntos transitemos a una calidad de vida que cualquier ciudadano quiere y merece.

 

Con la mirada puesta en las elecciones del justicialismo, ¿va ir a una interna?

Nos vamos a presentar, si hay un compañero o compañera que quiera competir, competimos, pero sin agredirse mutuamente, entendiendo que, terminada la campaña, nos tenemos que dar un abrazo y trabajar en forma conjunta, cualquiera sea el resultado. Nos interesa la competencia, pero bajo estos términos, sin insultar, sin agravios, sin descalificarse, sino generando propuestas, proyectos e ideas y mostrando equipos. Preferimos esa línea competitiva para que el afiliado pueda tener la libertad de elegir lo que crea más conveniente o lo que considere que va a ser más mejor para el peronismo, y por qué no, para el país.

“La fotografía digital puede dejar a la humanidad sin memoria gráfica”

“La fotografía digital puede dejar a la humanidad sin memoria gráfica”

El historiador Abel Alexander cuenta por qué el 21 de septiembre se celebra en la Argentina el Día del Fotógrafo. De la daguerrotipo a la imagen digital.

Este 21 de septiembre se conmemora el Día del Fotógrafo y la Fotografía en Argentina y otros países del continente en conmemoración de la llegada del primer daguerrotipo a América Latina. La técnica creada por Louis Daguerre en Francia en 1839 obtiene una imagen en positivo a partir de una placa de cobre recubierta de yoduro de plata. Esta conmemoración coincide con otras celebraciones importantes como el Día de la Paz, el de la Primavera y el del Estudiante.

A casi 200 años del invento de esta técnica, ¿qué lugar tiene la fotografía en nuestras vidas? ¿Por qué siempre que nos juntamos con amigos nos sacamos una foto? “La fotografía representa el deseo inconsciente de querer ser recordado”, comenta Abel Alexander en su hogar de San Miguel durante una entrevista con ANCCOM. El lugar se encuentra lleno de cámaras y fotografías antiguas como si se tratase de su propio museo personal.

Alexander es historiador fotográfico e integra una primera generación de aficionados de la que trabajó para dar valor a esta disciplina y divulgar la importancia de la preservación fotográfica por su patrimonio cultural.

¿Por qué es importante esta fecha para la historia de la fotografía en Argentina?

En realidad, internacionalmente se celebra el Día de la Fotografía el 19 de agosto, porque ese día de 1843 se da a conocer en París el invento del daguerrotipo, que es producto del trabajo conjunto de Niepce y Daguerre. Pero debido a un conflicto político entre Argentina y Francia, el daguerrotipo llegaría al país cuatro años después, dado que la escuadra francesa había bloqueado los puertos de Buenos Aires y del interior. Por eso acá se celebra el Día del Fotógrafo argentino en septiembre, pero no es una fecha vinculada a la historia, al día universal del invento de la fotografía.

 

¿Cómo se dio finalmente la llegada de la fotografía a la region?

La llegada del daguerrotipo a América del Sur se dio de manera rocambolesca: fue una especie de aventura extraordinaria del siglo XIX. Lo que sucedió fue que, en Francia y en América había familias muy adineradas que tenían hijos, “que eran la piel de Judas”, y los echaban de todos los institutos donde estudiaban. Todos tenían el mismo problema en común, los hijos eran terribles y no se adaptaban a las reglas escolares de su época. Entonces decidieron comprar una nave a la armada francesa, y modificarla para que sea una escuela flotante. Contrataron a los mejores profesores de Francia y de Bélgica y decidieron dar la vuelta al mundo durante dos años junto a los jóvenes. Para tener la bendición celestial se contrató a un joven sacerdote llamado Luis Comte que, antes de zarpar, decidió tomar clases con el mismísimo Daguerre que enseñaba a utilizar los equipos. El sacerdote entonces compró un daguerrotipo con el objetivo de documentar el viaje. La nave atravesó algunas islas del Atlántico que pertenecían a España y Portugal, luego tocó Salvador de Bahía, Río de Janeiro y en enero de 1840 llegó finalmente a Montevideo, una ciudad fuertemente francesa, donde vivían muchos exiliados del gobierno de Rosas. Uno de ellos era Florencio Varela, periodista que tenía un diario en Montevideo. Él sería testigo presencial de las tomas que hace Comte de la ciudad y del puerto de Montevideo. Viaja a París y compra una cámara, convirtiéndose en el primer fotógrafo argentino.

 

Una vez que se levanta el bloqueo, ¿cómo se da la llegada del daguerrotipo a Argentina?

El invento del daguerrotipo arriba a Buenos Aires a mediados de 1843 de la mano del norteamericano John Elliot, primer retratista de la clase alta porteña. Lo siguieron otros colegas como John Bennet, Henry North y los hermanos Helsby. De esta manera, tras cuatro años de atraso por el bloqueo francés, finalmente nace la fotografía argentina.

Por lo que contás, el daguerrotipo se convirtió en un fenómeno mundial rápidamente, ¿pero era accesible a todo el mundo?

Bueno, el daguerrotipo era un proceso caro, solo accesible a las clases más pudientes económicamente, es decir, la aristocracia porteña. Si bien la llegada del daguerrotipo posibilitó el acceso a un retrato a una mayor cantidad de personas, ya que era más barato que una obra pictórica, seguía siendo imposible de costear para la mayoría de las personas, con lo cual toda esa etapa de la fotografía “daguerreana” mostraba un solo aspecto de la sociedad: no hay fotografías de indios y es muy inusual encontrar personas negras en las fotografías de aquella época.

La masificación recién llegaría con el negativo positivo, técnica patentada por William Fox Talbot, en la cual, por primera vez, de un negativo se pueden conseguir múltiples copias. Aunque la técnica fue patentada en 1941, no se popularizaría hasta varios años más tarde, debido a la fuerte insistencia de Talbot en proteger su patente con tasas altísimas.

Una vez que se vence la patente de Talbot, surgen de manera masiva los estudios fotográficos donde, por una cantidad muy inferior a un solo daguerrotipo, los clientes se puedan llevar una docena de retratos.

 

Yendo a tu carrera como historiador fotográfico, formás parte de una primera generación de “fotógrafo-aficionados” ¿Cómo comenzó tu afición por la fotografía?

Mi primer contacto con la fotografía fue en el día de mi casamiento. Antes, las bodas se hacían en las casas de las familias, por lo que ese día, un vecino de la casa de mi padre me preguntó sobre la luna de miel. “¿Lleva cámara fotográfica?”, me dice. Le respondí que no, algo descolocado. “¿Cómo no va a llevar cámara fotográfica?”, me dice el hombre, sorprendido. Entonces va a su casa y me trae su cámara para que la use durante la luna de miel. A su vez, me dio las instrucciones para utilizarla pero yo no estaba en capacidad de aprender nada esa noche. Entonces, cuando volví de luna de miel, llevé los rollos al fotógrafo que reveló las fotos y me convenció de que yo era un gran fotógrafo. Tras quedarme sin trabajo al poco tiempo, empecé a dedicarme a la fotografía social. De eso trabajé algunos años hasta que me surgió un trabajo mejor pago y abandoné la fotografía.

 

Tu tatarabuelo fue una especie de pionero de la fotografía en Europa: ¿influyó esto en tu elección de carrera?

Yo me enteré de esto luego de haber abandonado la fotografía social, cuando la novia de mi hermano me enseñó una revista con una nota sobre la historia de la fotografía que mencionaba a un fotógrafo llamado Adolfo Alexander. Entonces, le pregunto a mi papá y me confirma que ese hombre era mi tatarabuelo. Yo no lo podía creer, tantos años dedicándome a la fotografía y justo ahora me vengo enterar que tengo un antepasado fotógrafo. Por si fuera poco, mi padre me dice que aún conserva cosas de mi tatarabuelo en el chalet. Con mis hermanos fuimos y encontramos esos cuadros, esa cámara, esos objetivos. [Alexander apunta hacia las paredes de la  habitación].

Entonces, decidí volver a la fotografía, pero no para ejercer como fotógrafo, sino como investigador de algo que yo no sabía nada, cuando aún no existía la computación y teniendo que viajar a Buenos Aires constantemente sin tener auto. Así comenzó mi carrera. Con los años, un grupo de amigos y yo, fundamos una nueva corriente historiográfica, que cambió la percepción de la gente sobre la fotografía. Hace 40 años no se estudiaba la fotografía ni su historia, entonces ser descendiente de un fotógrafo era lo mismo que ser descendiente de un carpintero: era una profesión más. Yo a mi papá lo tildé de ignorante durante varios años por no darle la importancia que merecía al hecho de tener un antepasado pionero en fotografía, pero estaba equivocado, simplemente era la percepción que se tenía en esa época del fotógrafo y la fotografía.

Como historiador fotográfico, ¿qué es lo que mirás de una fotografía?

Hay muchos abordajes: la calidad técnica, la antigüedad, el tema, la belleza, las dedicatorias. Pero quizá el afán mío de rescatar la fotografía proviene de mi historia personal, ya que mi tatarabuelo tuvo siete hijos y los cinco hijos varones se convirtieron en fotógrafos. Y nunca recuperé el archivo negativo de ninguno de ellos. Entonces, el haber perdido el archivo de mis antepasados me ha llevado compulsivamente a tratar de rescatar todos los archivos.

 

¿Qué impacto tuvo la digitalización en la práctica fotográfica y los archivos fotográficos?

Yo creo que la fotografía digital va a dejar a la humanidad sin memoria gráfica, porque estas fotos que estamos tomando con cámara digital, yo no sé si de acá a 100 años se van a recuperar, yo creo que no. Los fabricantes son muy mentirosos, todos prometen eternidad, pero pocos lo cumplen.

Pero, a la vez, la fotografía digital fue una gran bendición para la fotografía antigua, porque de pronto nos encontramos con una herramienta que no teníamos para reproducir esas imágenes de manera instantánea y con muy buena calidad. Ahora con esta facilidad y con una conciencia mucho más grande de la importancia de la fotografía histórica, la gente se interesa en reproducir sus archivos de familia.

 

¿Por qué la fotografía está tan presente en nuestras vidas?

Siempre el hombre quiso vencer la muerte a través de eternizar su imagen. Y cuando surge la fotografía con esa precisión extraordinaria, el hombre encontró el camino para eternizarse de la manera más perfecta. Las pinturas y las esculturas son abordajes, podría decirse, inexactos. un pintor no te va a reproducir exactamente cómo sos, el objetivo en la cámara sí. ¿Por qué nos sacamos una foto? No lo sabemos pero inconscientemente nos sacamos una foto porque no queremos morir. Queremos que nuestros nietos vean esa foto y digan “Este era mi abuelo, esta era mi abuela”. Es un deseo inconsciente: queremos ser recordados.

 

“Sin apoyo del Estado no hubiera existido Hollywood”

“Sin apoyo del Estado no hubiera existido Hollywood”

El cine como fantasma que habla del presente, la importancia de la ficción y del documental para contar la historia de una comunidad, la necesidad de un cine nacional como parte de la construcción de nuestra identidad, son algunos de los aspectos que destacan en la prolífica obra de la ensayista y cineasta Florencia Eva González.

“El cine siempre forma, en términos de cómo relacionarse, pensar, mirar al otro, entablar una conversación. Uno tamiza hasta sus sentimientos en ese espejo que te devuelve el cine, es muy pregnante y potente”, afirma la investigadora, realizadora y docente Florencia Eva González.

Licenciada en Comunicación, Magister en Estéticas Latinoamericanas Contemporáneas, escritora, docente de la UBA y del Espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso –donde dicta cursos de historia del cine argentino y programa ciclos y festivales–, González cruza en sus reflexiones el cine, el arte y la filosofía.

Autora de Desajustes. Sobre arte y política en Argentina, Cine y Muro de Berlín, y Encovichadxs. Reflexiones sobre la crisis viral, González recibe a ANCCOM en su espacio de trabajo, se sienta y apoya en la mesa blanca su libro Fantasmal: inventario crítico del cine argentino de 1897 a la actualidad, una obra que no tuvo la oportunidad de presentar formalmente porque la pandemia suspendió el mundo y su estreno. En una hora y media tiene que bajar al auditorio del espacio Cultural de la Biblioteca del Congreso para dar inicio a una proyección.

González planta la bandera de no pasar tanto cine yanqui, primero porque prefiere la variedad y segundo porque prefiere un cine donde uno pueda ver algo de sí. Hay algo de la forma en catalogar a nuestro cine que no le gusta: “Cuando se dividen los géneros aparece: suspenso, ciencia ficción y cine argentino. Y no está bien, es ridículo, porque el cine argentino tiene todos esos elementos y es vastísimo”.

¿Por qué Fantasmal?

Tiene que ver con un método de análisis que tomé del historiador de arte Didi Huberman, que toma la tradición de la filosofía del arte francesa y a los alemanes Aby Warburg y Walter Benjamin. Huberman abre la historia del arte hacia otras disciplinas y toca el cine como una teoría de la imagen, y lo que hace es ver cómo se puede rastrear la historia a partir de una imagen y habla de la imagen en movimiento, es decir del cine. Por un lado, está la idea de que la historia es traer un pasado al presente y que ese pasado habla del presente. Por otro, hay muchos pasados para traer, la historia no es una sola, tiene paredes que se atraviesan. El fantasma atraviesa esas paredes, está contándonos sobre el tiempo, porque no vive ni muere, está ahí y en algún momento surge. Ahora bien, el cine es un lugar fantasmal porque suspende la conciencia y existe a la vez. La otra idea que Didi Huberman toma de Warburg es que en nuestra vida vamos sumando imágenes en algún lugar que no las recordamos todo el tiempo, pero están como un fantasma. Hay algo de las formas del pasado que se van repitiendo en el presente y en el futuro, algo de las imágenes que vuelven, de lo reprimido que vuelve. Y es muy aplicable al cine, sobre todo por una teoría de la imagen.

¿Serían como imágenes residuales?

Hay un residuo que queda, estamos habitados por millones de imágenes todo el tiempo, sobre todo virtuales, y en algún momento sabemos que eso lo vimos. A veces miro un fotograma o haciendo zapping de una película te das cuenta que la viste, uno tiene un reservorio fantasmal en su cabeza. Y en el cine se hace eso, tiene un nivel inconsciente donde se repite sin saber bien de dónde lo sacaste para repetirlo. Entonces, “fantasmal” me parecía que, aún en su respiración psicoanalítica, iba bien para hablar del cine y de la historia de la imagen y del cine argentino, que también sucede empíricamente, porque cuando te acordás de esa imagen, recordás una película, los actores, el momento en que la fuiste a ver, con quién, dónde. Hay un marco que se va armando y que forma parte de tu vida, y dialoga con tu historia y que te va formando. El cine nos devuelve muchas de esas construcciones, y eso también es fantasmal, porque no se aloja en un lugar fijo.

¿Cómo fue el proyecto?

Fue un proyecto ambicioso. Nació leyendo La Imagen-movimiento, y La Imagen- tiempo de Deleuze, él hace una teoría en la que habla de del cine europeo para dar ejemplos, sobre todo el francés que es el cine que él conoce. Entonces traté de trasladar alguna de esas categorías a nuestro cine, como una forma de volver a hablarnos también y de valorizar el cine argentino, y después encontré a Didi Huberman, que me pareció más pertinente. La intención era hablar del cine argentino tamizado por una teoría, y para dar clases ponía los ejemplos europeos, los que daba él, y está bien, pero dije “hay que rastrear en lo nuestro”. Luego, sobre una hipótesis general, que sí puede cruzar cualquier cosa para mí es Foucault en el sentido en el que cada obra habla de su tiempo, y dije: “¿Cómo trazar una historia del cine, atravesada por lo político, por lo simbólico, por lo social?”. Así nació.

¿Cuánto tardaste en hacerlo?

De escritura dos o tres años, ya tenía cosas pensadas, pero además ir viendo las películas, y algunas –eso también tiene que ver con nuestra historia–, no están para ver en ningún lado, y entonces me tuve que acordar, y otras las volví a ver, pero no es fácil ver cine argentino.

¿Por qué?

Porque no está accesible, hay muchas joyas que no se pueden ver, y no es fácil ver si no tienen una calidad aceptable. Hay canales como Volver que tiene un gran acervo del cine argentino, y se ven bien cuando las ves en televisión, pero para hacer una proyección más importante, no es suficiente. Por ejemplo, Torre Nilsson está en YouTube, pero no se escucha, y es un eslabón fundamental. Otro ejemplo es Rodolfo Kuhn, uno de los mejores directores de los 60, que hizo Los jóvenes viejos y Los inconstantes, que no se ve nada. Además de todo lo que se ha perdido y quemado. Fueron algo nuestro y no están.

¿Por qué decís que el cine es un arte de Estado?

Es una frase de Lenin que se puede comprobar en todos los cines del mundo: sin apoyo del Estado no hubiera existido Hollywood. Pero en un principio es el Estado el que promueve, porque es la imagen de una Nación para el mundo, es un embajador de alto rango para todo un sistema económico y un muestrario de idiosincrasia increíble. Desde los actores, los lugares, la subjetividad que se va creando. Está mostrando una imagen del país y ese país tiene que ver con un Estado, o sea que motoriza un montón de instituciones, entonces es lógico que sea el Estado el que promueva ese cine, y fue así en todas las industrias del mundo en general. No hay un producto tan complejo como el cine que incluya tantas disciplinas, personas, saberes y tecnología que conlleva articular un montón de actividades. Sin el Estado no hubiese existido el cine, más allá de que alguien me puede decir que las primeras experiencias cinematográficas son privadas, pero para convertirlo en la maquinaria que se convirtió, hubo un Estado presente, y en Argentina con más razón.

¿Cómo es eso?

Porque las productoras no logran desarrollarse, salvo algunas, a tal punto que puedan hacer películas competitivas en el mundo, si no es el Estado el que está apuntalando ahí. También el caso de los documentales. El documental argentino es fundamental en su historia, tiene varios momentos, uno en los 60 y también en el 2001, donde el documental, urgente, político, que tenía que ver con todo lo que estaba pasando acá, venían de todos lados a filmar y esos documentales dieron vuelta al mundo. El documental es muy importante y no tiene un público asegurado como puede tener una película de Ricardo Darín, necesitás apuntalarlo y capaz que no va mucha gente a verlo, pero es necesario que exista, no puede guiarse solamente para que sea visto por un montón de personas, hay voces que tienen que ser escuchadas, y el documental es un ejemplo de eso, muchas veces por lo que cuenta, otras veces por cómo está contado, es un lugar de experimentación fantástico.

En tu libro sostenés que en los comienzos del cine argentino la ficción contribuyó al relato nacionalista y el documental encarnó el discurso positivista, ¿cómo funciona eso?

Los comienzos del cine argentino son más que promisorios, ni bien están los primeros cortos ya la Argentina tiene una cámara en esta tierra y comienza a ser un lugar muy dinámico, muy ávido de hacer imágenes y eso después promueve hacer películas de ficción y documental. Si bien algunas son experiencias individuales, hay un clima de época que tiene que ver con una clase dominante; esas experiencias cinematográficas están reflejando una posición de la clase dominante, la oligarquía argentina terrateniente, que tiene una posición muy clara que es verse culturalmente en Francia y económicamente en Inglaterra. Entonces, la ficción desarrolla un cierto nacionalismo que también tiene que construir, porque tiene que construir lazos de pertenencia dentro de las ficciones, como por ejemplo la película Revolución de Mayo, o El Fusilamiento de Dorrego, es decir los hechos fundacionales de la Argentina los cuentan como ficción para acentuar una historia en común, que tengan que ver con una nación. En cambio, los documentales son fuertemente positivistas, se muestra a la clase dominante como quiere ser vista: elegante, paseando por el Rosedal con sus próceres, como Bartolomé Mitre, con sus galeras bien vestidos, y hacen que no saludan a cámara, o el Desfile del Centenario como una aristocracia formada, ilustrada, afrancesada.

¿Y en qué fuimos precursores?

El cine argentino es precursor en la industria de la imagen erótica pornográfica. Hay investigaciones que apunto en el libro, que indican que la primera película erótica llamada El Sartorio, que viene del sátiro, es un corto pornográfico que tiene todos los elementos que va a tener el cine erótico o pornográfico durante 30 o 40 años. Otra investigación que me sorprendió fue cuando había tenido que hacer un documental sobre inmigrantes que habían dejado una huella, y surgió la figura del italiano Quirino Cristiani, que hizo una película animada muda y la primera película animada sonora antes que Walt Disney. Paradójicamente las dos películas tratan sobre Hipólito Yrigoyen, en una es bueno, El Apóstol, y en la otra es malo y corrupto, Peludópolis, que es un nombre extraordinario.

¿Qué quedó de eso?

Nada. Todo se quemó. El que rescató algo fue el nieto, que hizo reconstrucciones de los muñecos que se usaban, porque su forma de animación eran muñecos articulados con arandelas. De Cristiani quedó El Mono Relojero.

¿Fue un quiebre la Guerra de Malvinas para el cine?

Sí, claro. En los documentales y en la ficción. En el 84 se filmaron dos ficciones importantes. Está Los chicos de la guerra, a meses de haberse terminado la guerra que es una gran película. Tristísima, pero una gran película. Está filmada en Pergamino, en la provincia de Buenos Aires con el frío de nuestra llanura para hacer de Malvinas. La otra es la de Jorge Denti, Malvinas: historia de traiciones, que se filma en Londres. Esas dos películas hacen un quiebre porque hablan de nuestra historia reciente en un momento casi presente. Sobre todo, Los chicos de la guerra, porque son tres historias como si fuesen tres clases sociales y los tres vuelven destruidos. Fue un tema tabú las Malvinas, no se podía hablar y el cine habló de lo que estaba pasando. Todavía no había llegado la democracia, hubo un interregno entre que terminó la guerra hasta que asume Alfonsín, en que se empezaron a filmar historias de vuelta del exilio, como Los días de junio, donde Norman Briski, que fue un exiliado, hace de un exiliado que vuelve en ese tramo.

¿Tenemos que encontrar nuevas formas de hablarnos?

Estamos en un momento en el que no sabemos dónde estamos parados, entonces el cine por qué estaría en un lugar. Si tuvieras que contar una historia, ahora contaríamos que falta la plata, no sé cómo le daríamos vuelo, ya habrá ese momento. Pareciera que es ficción todas las cosas que se escuchan, las conferencias de prensa y demás. Y el vértigo lo sienten, estoy segura, aun los que comparten lo que está pasando. Es muy difícil crear en esa situación, pasar por arriba de una situación de tanta incertidumbre, hija de la incertidumbre mayor que fue la pandemia.

¿Por qué hay que celebrar al cine argentino?

Tiene una voz propia, la tienen algunos directores que trazan un estilo propio, como Favio, Solanas, Frenkel y muchos más, pero después atraviesa todos los géneros, con buenas y mejores, como todo cine, pero son formas novedosas de vernos de nuevo, entonces el cine tiene que estar ahí presente. La cinematografía es un arte dinámico, vivaz, es muy interpelante, con lo cual tu subjetividad se va entrelazando con lo que te propone la pantalla grande. Es indudable que hay una forma de decir, una forma de pensar que el cine interpreta claramente y luego vemos a nuestros actores con nuestros gestos, nuestras historias, nuestros lugares, nuestra vergüenza, lo no dicho. El cine ha trabajado mucho lo que no se podía decir y tiene que seguir existiendo para seguir pinchando en esos lugares que tienen que ver con una interpelación directa a nuestro ser, pero no por argentino, sino porque es lo que conocemos como latinoamericanos, como una forma de sentir este lugar en el mundo. Es como decir, existimos, ¡viva nosotros! Así que, por eso, ¡viva el cine argentino!

“No me sentía detenido, me sentía secuestrado”

“No me sentía detenido, me sentía secuestrado”

Roberto de la Cruz Gómez, el último de los 33 apresados por manifestar contra la Ley Bases que fue liberado, habla de sus condiciones de detención, de las motivaciones para marchar y sobre las razones de la represión.

Tras ser detenido arbitrariamente mientras protestaba contra la Ley Bases, Roberto de la Cruz Gómez estuvo preso 85 días en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza. De las 33 personas apresadas ese día, fue él quien permaneció más tiempo privado de su libertad. Fue excarcelado jueves 5 de septiembre. En diálogo con ANCCOM  cuenta que fue víctima de violencia policial, y que se sintió secuestrado. También detalló las torturas que sufrió.

El 12 de junio en el Congreso de la Nación  los senadores debatieron y votaron la denominada Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos. Afuera, una multitud que se manifiestaba exigiendo el rechazo de la ley,  sufrió la feroz represión de las fuerzas de seguridad.

Alrededor de las siete de la tarde, De la Cruz Gómez se encontraba en las inmediaciones del Congreso cuando la policía comenzó a tirar gases lacrimógenos y balas de goma. De esta manera, los manifestantes comenzaron a retroceder hasta llegar a la Avenida 9 de Julio. Allí estaba la Policía Federal, que armó un cordón para impedirles la salida.  Acorralado, De la Cruz Gómez intentó volver hacia el lado del Congreso, pero le negaron el paso y lo detuvieron. Como a él, la policía detuvo arbitrariamente a 33 personas que fueron a marchar ese día. Horas después, serían llamados terroristas por el presidente y la ministra de Seguridad, quienes aseguraron que intentaban perpetrar un golpe de Estado. 

«Fui a protestar contra la Ley Bases porque soy trabajador. Como tantas otras personas tuve que cortar gastos, en mi caso el boleto de transporte. Fui porque me parecía que iba a ser como una muerte en cámara lenta esto”, cuenta. De la Cruz Gómez es panadero y por el aumento en los transportes debió mudarse a una pieza en su lugar de trabajo. Ese 12 de junio era su día de franco. 

 

¿Cómo fueron los primeros momentos de detenido? 

Tres de nosotros, los detenidos, fuimos llevados para Ezeiza. Apenas llegamos, el Servicio Penitenciario nos recibieron con guardias encapuchados con pasamontañas, nos dejaron una hora parados y nos empezaron a tirar gas pimienta. Yo tenía el codo lastimado porque me tiraron al piso para agarrarme, me tiraron gas pimienta en el codo también. Nos empezaron a decir «acá llegaron los peronistas, los terroristas, canten esa canción de que la patria no se vende que van a cantar ahí al Congreso».  Quiero dejar en claro que el Servicio Penitenciario a nosotros no nos cuidó en ningún momento, nos tiraron al muere.

 

Luego de ese momento, ¿cómo fueron tus condiciones de vida en el penal? 

Ahí adentro tenía al Servicio encima mío, una persecución. Incluso después de salir, hablando con otros liberados, algunos chicos me contaron cómo el Servicio les pegó antes de que se vayan y los maltrataron. Hice un pronto despacho para contar eso, pero no le dieron el curso al documento público, lo retuvieron y entonces no tuve forma de hablar con la jueza para poder decirle lo que me estaba pasando. El penal es un desastre. O sea, tengo que agradecer que después de pedirlo pude ir a un lugar tranquilo, pero hay mucha negligencia. Tengo problemas con la rodilla,  estuve un mes para que me atienda el médico y un mes más para que me den un diclofenac. Tuve que denunciar al juzgado para que me pasen un colchón y una manta. 

 

¿Qué papel tuvo la justicia en esos 85 días?

Estuve 70 días sin un papel que me diga cuál era mi delito. Iba viendo por la tele que decían que éramos terroristas, pero yo no tenía ni un papel de eso, ni información sobre nada. No me sentía detenido, me sentía secuestrado.  Cuando me fue a ver, la defensora Gabriela Plazas me dijo que la causa tenía 60 hojas y que no me las podía traer porque no tenía presupuesto para imprimirla. Pero no me trajo ni una sola hoja tampoco, ni el papel de la preventiva, ni nada por el estilo. Tuve que escribirle un pronto despacho a la jueza. Tres le mandé. En el último me pregunta qué es lo que yo tanto quiero hablar con ella, a lo que le explico: quiero saber cuál es mi delito, por cuánto tiempo voy a seguir acá, cómo es que los demás se fueron y yo no. Al otro día me mandó a decir que no me pensaba atender y me envió la causa. Deben haber juntado un peso y pico por día para poder imprimirla, porque tardaron 70 días por 60 hojas. 

Una vez que te enviaron la causa, pudiste leer los fundamentos de tu detención. ¿Cuáles eran? 

No fueron honestos a la hora de la detención. Cuando me detuvieron me dijeron que me agarraban por resistencia a la autoridad, y que al otro día salía. Así nos dijeron a todos. Pero después nos pasearon por todo el Código Penal, buscando todas las causas que tenían condenas superiores, eso no es legal. Salir a marchar es constitucional, es un derecho. Yo leí mi causa y decía que ese día hubo dos clases de personas: los que marchaban constitucionalmente y después personas hostiles. Para mí los hostiles ese día fueron los policías de Patricia Bullrich, porque en la plaza tiraron a mansalva. Esas personas son las hostiles, que dejaron a más de 200 heridos y no hay ni un policía preso. Y para completar, todas las declaraciones de las detenciones son de los propios policías. No hay ni un ciudadano civil que haya dicho “sí mirá, yo estaba en mi balcón y vi a este pibe hacer tal cosa”. Todo armado por ellos. 

¿Qué te generó saber que de resistencia a la autoridad, tu causa se convirtió en terrorismo, golpe de Estado, sedición e intimidación pública? 

Son acusaciones gravísimas, son injurias contra mi honor. Yo  tuve problemas con mi familia al principio,  llamé a mi casa y me preguntaban si yo era terrorista de verdad.  Pero lo que me parece más grave es lo de golpe de Estado, en Argentina ya sabemos lo que es el golpe de Estado. Fueron los militares que hicieron desaparecer personas. Nosotros no tenemos nada que ver con eso. Además me extraña, porque justamente Patricia Bullrich que vivió en esa época, sabe lo que es un golpe. Y el presidente habla de terrorsimo después de que fue a Israel.

Después de salir me puse a leer comentarios, había algunos muy graves, uno por ejemplo decía:  “La verdad es que este terrorista tendría que haberse quedado ahí adentro y haber pasado hasta los últimos días de su vida ahí”.  O sea, lo que yo no entiendo es como la gente se cree todos eso, cómo ellos van tapando con eso y por atrás te tiraron el aumento del tren, te subieron el pan, te subieron la luz, y la gente pensando: “¡Hay terroristas!  ¡En qué país estamos viviendo!”  Y no éramos terroristas, éramos un parrillero, un panadero, o sea nada que ver. 

 

¿Cómo repercutió en tu estado de ánimo el paso del tiempo en la cárcel? De pensar que salías al día siguiente a que pase una semana, un mes, otro mes…

Eso fue terrible. Yo veía que iban largando de a poco. Obvio que tuve malos momentos como todos, porque yo creo que en la vida acá afuera la gente tampoco lo está pasando de maravilla.  A mi  lo que más me mató fue cuando  la sueltan a Daniela. Por un lado me pongo contento cuando  la sueltan, porque además yo no podía entender por qué ella que no tenía antecedentes seguía detenida, pero bueno también me entristecí mucho porque dije: ¡uh la quedé yo! Yo estoy muy agradecido con la gente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), con los organismos que tenemos en Buenos Aires,  que se dedican a trabajar por las personas que fueron detenidas ilegalmente y contra la violencia institucional. Ellos y muchas asambleas de gente que sale a luchar por sus derechos que me fueron a visitar, para mi eso fue de mucha contención y de mucha ayuda. 

A mí, la detención no me disciplinó nada, porque yo no cometí ningún delito. Soy un ciudadano argentino que tenía que salir a la calle, como salieron muchos ese día, a tratar de decirle no a una ley que nos perjudica

Roberto de la Cruz Gómez

 

Daniela Calarco Gómez también fue detenida ese 12 de junio, en la movilización contra la Ley Bases. Estuvo privada de su libertad por 78 días, siendo una de los dos manifestantes detenidos arbitrariamente que más tiempo estuvieron encarcelados. La liberación de Calarco Gómez fue una semana antes que la de De la Cruz Gómez, el último en salir. 

 

Cuando liberan a Calarco Gómez y niegan tu excarcelación comenzás una huelga de hambre, ¿cómo tomaste esa decisión?

Daniela, se fue y a mi me niegan la excarcelación al otro día. Me llama la secretaria de la defensa y me dice: “Roberto te tengo malas noticias”. Yo tengo antecedentes penales, entonces supuestamente Servini de Cubría se tomó el tiempo de investigar mis causas anteriores y llegó a la conclusión de que yo podía fugarme del país. Ahí hice un pronto despacho más para la jueza, informando que me ponía en huelga de hambre y los fundamentos. Porque no es que me puse en huelga de hambre porque no tengo ganas de comer. La jueza se desvió de la causa, en vez de investigar me condenó por algo que yo ya pagué, mostrando un desprecio total a la reinserción social. No solamente mía, porque si el manejo es ese da la pauta de que si te agarran, aunque sea como a mi en una detención arbitraria, no te sueltan más. Eso me preocupa, más ahora con la Ley de Reiterancia y el manejo que tiene la policía en todo el país. Por ejemplo, me enteré que en Río Negro agarraron a unas hermanas mapuches que tienen fecha de juicio el 26, 27 y 30 de septiembre. Las fueron a buscar a la casa y se las llevaron, una tenía dos criaturas menores que las dejaron metidas en la casa.  O sea imagínate a lo que estamos llegando. 

 

Después de 85 días detenido, de haber sufrido violencia policial, ¿lograron disciplinarte? 

A mí no me disciplinó nada, porque yo no cometí ningún delito. Soy un ciudadano argentino que tenía que salir a la calle, como salieron muchos ese día, a tratar de decirle no a una ley que nos perjudica. Los argentinos siempre vivimos al límite, pero esto desborda todo. Este gobierno nos está llevando por un camino donde deja presos, deja represión, deja hambre, ha dejado morir personas por no darle los medicamentos, no invierte en el país. Pero ya se van a dar cuenta que en este país toda la vida se peleó, acá se venció el verdadero terrorismo, con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que se pararon enfrente a los militares. Acá se han formado luchas, asambleas y la gente sabe y está dispuesta a salir. Quizá sí tenemos un poquito de miedo, pero no nos para.  Si mañana no llego a pagar el boleto, no llego a comprar el pan, ¿para qué me voy a quedar en mi casa? Hay que salir a la calle hermano. Yo estoy esperando que se me cierre la causa, y que nuestro país pueda estar de pie nuevamente, que recuperemos la verdadera libertad que nos están robando. 

 

“El escepticismo es para los cómodos”

“El escepticismo es para los cómodos”

En el marco de la semana de la Memoria se realizó una entrevista pública a Graciela Daleo en la Facultad de Ciencias Sociales UBA donde se abordó el rol del sobreviviente, la transmisión de la memoria, la lucha por la defensa de los derechos humanos y el resurgimiento de la apología de la dictadura.

En el marco de Semana de la Memoria de la Facultad de Ciencias Sociales, ANCCOM realizó una entrevista pública a Graciela Daleo, quien es socióloga, docente y sobreviviente del centro clandestino de detención, tortura y exterminio que funcionó en la ESMA. En la entrevista, Daleo habló sobre su cautiverio, su identidad como sobreviviente, la transmisión de la memoria y la situación actual, entre otros temas. Entre el público, estuvieron presentes la directora de la Carrera de Comunicación Social Larisa Kejval y el sociólogo Daniel Feierstein.

El micrófono de Daleo no se oye bien cuando intenta responder a la primera pregunta, por lo que la entrevistadora toma su micrófono y se lo pasa: “Se trata de compartir, no de ser tan individualista, que no haya micrófonos para uno solo, sino uno para muchos” dice Daleo, entre humorística y filosófica.

Es un jueves a las siete de la tarde en la Facultad de Ciencias Sociales, momento en el que muchos de los estudiantes se mueven por los pasillos al entrar o salir de sus respectivas aulas. En el foyer, varias personas están sentadas en filas de sillas blancas y miran hacia la mesa, donde se encuentran sentadas Daleo y su entrevistadora, Camila de la Fuente, prontas a comenzar la charla. Daleo estuvo detenida en la ESMA durante 15 meses entre 1977 y 1979 por su militancia en Montoneros. En ese lapso fue obligada a realizar trabajo esclavo. Pasó el resto de la dictadura en el exilio, en varios países, estuvo presa durante la democracia, fue testigo para que se juzguen a los represores en el exterior y declaró ante la CONADEP. Actualmente es socióloga y forma parte de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras.

“Voy a hablar muchas veces en plural”, dice Daleo, antes de responder a la primera pregunta de la tarde, sobre cómo transitar el camino de transmitir la memoria, “porque toda mi experiencia de vida es colectiva”, asegura. Respecto a llevar a cabo la transmisión de la memoria en la actualidad, Daleo reflexiona: “Formo parte de la lucha, en esta etapa, sobre su continuidad”, pero subrayó que, en  sus inicios en la militancia, “las ambiciones eran mucho mayores: luchar contra el capitalismo, por un mundo en el que no exista la explotación del hombre por el hombre”.

Al interrogante sobre cómo incorpora el término sobreviviente a su identidad sin que este opaque otros aspectos de ella como persona, responde: “Mi esencia no es ser sobreviviente, pero si es una parte constitutiva de mi condición de sujeto, de persona, es una de las marcas más profundas que porto”, dice. Luego habla de resiliencia y de cómo la marcó haber sido desaparecida: “El intento fue rearmarnos como si fuéramos rompecabezas y volver a armarnos dentro de la lógica genocida. No nos rearmaron, no me rearmaron a su gusto, pero si se quedaron con una pieza”.

Enseguida trae aquel a la actualidad y traza un paralelo entre el razonamiento de los represores que, a través del cautivero y de ser utilizada como mano de obra esclava, ella iba a ser “recuperada para la civilización cristiana” y el reciente anuncio de que la Secretaría de Culto es ahora la Secretaría de Culto y Civilización.

Daleo también recordó un día, durante su cautiverio, en el que los represores sacaron a varios desaparecidos de la ESMA temporalmente. Contó que Argentina había ganado el Mundial 78 y llevaron en un auto con dos represores a ver los festejos del Mundial de 1978. Para ella, el interior del auto era una prolongación del cautiverio, entonces pidió permiso para asomarse por la ventana del techo, permiso que le fue concedido. Pero al ver a la gente festejando en la calle Cabildo se entristeció: “Si yo me pongo a gritar que soy una desaparecida, nadie me va a dar pelota. Eso es estar desaparecido; estar también en ese mundo real y concreto y que, para el resto, uno no exista”.

La magnitud del festejo era tal que los represores los llevaron a una parrilla en vez de volver al Centro Clandestino, y ahí Daleo pidió permiso para ir al baño. Una vez ahí, con un lápiz labial, que le habían otorgado para que se pinte y aparente normalidad, escribió en la pared del cubículo “¡Viva los montoneros! ¡Massera asesino!”. Y a continuación confiesa: “Salí y volví cautiva, esa sensación de libertad me duró segundos. Pensaba que si los represores revisaban el baño y veían eso escrito en el mismo color que tenía yo en los labios, iban a saber que había sido yo”. Pero, de todas formas, fue uno de los “pequeños e ínfimos gestos de resistencia que pudimos obtener”.

La entrevista avanza a la época en la que Daleo, ya liberada, participa de las denuncias a sus represores. Sin embargo, marca que los detenidos desaparecidos “empezamos a construir nuestros testimonios desde el momento en que nos ocultaron. La voluntad fue de atesorar toda la información que tuviéramos”. Y reflexiona: “Ni en las noches más esperanzadas en la ESMA se me ocurrió que podíamos llegar a tener más de 1.100 represores juzgados y condenados”. Enseguida señala que siempre tuvo la voluntad de “denunciar los crímenes y de recoger todo lo que pudiéramos para hacerle saber al mundo quiénes eran los criminales y quiénes eran los compañeros y compañeras victimizados por el Estado terrorista”. Daleo cuenta lo que hizo cuando la detuvieron en la entrada de un subte: “En esa voluntad de que el mundo supiera, grité el número de teléfono de mis padres y que me estaban secuestrando, que me iban a matar”.

Sobre la situación actual y las miradas de glorificación sobre la dictadura como las del gobierno de La Libertad Avanza y sus seguidores, Daleo expresa que no se trata de negacionistas, sino de reivindicadores, y subraya al protocolo anti-piquetes y a las políticas de hambre como “el mismo proyecto, pero perfeccionado”. También, sostiene que peligran la identidad y la vida junto a la memoria: “La memoria y la identidad y la historia es lo que nos permite pararnos en un territorio y decir venimos de acá y vamos para allá”, y marca que esto también está sucediendo en otras partes del mundo.

A Daleo también se le pregunta sobre el éxito de la película Argentina, 1985 (2022). Aunque valora el hecho de que le haga llegar el juicio a los seis comandantes a más personas, también marca las diferencias entre este y los juicios que se llevan a cabo hoy en día: “Los testigos podemos hablar sin que nos corten, no nos hostigan, estamos ahí en carne y hueso lloramos, nos reímos, nos ilusionamos”. Daleo insta a que más personas presencien estos juicios porque “al dolor de los otros hay que palparlo y sentirlo como propio”.

Los últimos temas que se tocan en la entrevista son qué hacer en la actualidad y cómo darle continuidad a la lucha por una sociedad más justa. Sobre lo primero, Daleo reflexiona que “nunca está todo servido, las construcciones exigen un esfuerzo” y que intentar transmitir es un acto de gran responsabilidad. Sobre la lucha por los derechos humanos, expresa que “hay que seguir haciendo, no dejar que nos gane la desesperanza, el escepticismo es para los cómodos. Cuando no nos quede más remedio que ser escépticos, mirémoslos a ellos”, dice, señalando al cartel detrás de ella con los rostros de estudiantes detenidos desaparecidos durante la dictadura que cursaban en la Facultad de Ciencias Sociales. “Pero no solo a ellos –continúa-, miremos a tantos y tantas que hoy están haciendo, miremos a los jubilados que ayer salieron a la calle a reclamar sus derechos, y mírense ustedes cada vez que hacen un acto solidario o un acto de desafío, de problematización”. Enseguida llama la atención y advierte: “Nunca las conquistas son definitivas, las conquistas se defienden con la lucha o te las arrebatan”.

Llega el momento de que el público plantee sus preguntas. La primera es sobre la diputada Lourdes Arrieta, quien visitó a represores condenados por delitos de lesa humanidad presos en Ezeiza, junto a otros diputados de La Libertad Avanza, pero luego denunció haber sido engañada y finalmente fue expulsada de este bloque por tensiones con los otros diputados. Daleo reflexiona sobre la responsabilidad que conlleva un rol como ser diputado y se refiere a casos como el de Arrieta como el resultado de una “militancia del pulgar”, refiriéndose al símbolo por el que se conoce al “me gusta” en las redes sociales. Otra pregunta es sobre cómo seguir tras ser abandonada por su patria, a lo que Daleo responde que, pese a esta traición y a haber vivido en el exterior, “este es mi territorio de amor y de lucha”.

Por último, el público le pregunta sobre el cuestionamiento hacia la figura de los 30 mil detenidos desaparecidos. Daleo vuelve a marcar que “las batallas no se ganan definitivamente” y habla sobre cómo “el genocidio no es solo el acto, es la construcción que hace de lo individual”, esta mentalidad de apatía a la que lleva, en la que el otro deja de ser importante. Explica que el cuestionamiento del número es para relativizar y “atacar la esencia de la lucha por la reivindicación de nuestros compañeros y por la denuncia de los represores” y agrega: “que esto te llene de dolor y de bronca, y que te llene de alegría cuando lo conseguimos”. Para cerrar, dice que encuentros como estos “son como un examen” para ella, “el aprobado o el reprobado lo pondrán ustedes”, concluye.