El déficit cero mata

El déficit cero mata

Con la excusa de una auditoría, el organismo estatal que distribuye medicamentos oncológicos dejó de entregárselo a los pacientes. Ya hubo siete muertes, 400 pedidos de amparos y 1.900 afectados.

Cecilia Herrera padece un  cáncer de mama y atraviesa la enfermedad por segunda vez. Debería ir por su cuarta quimioterapia y según lo estipulado terminaría su tratamiento en octubre o noviembre. Pero para ello necesita de la medicación Trastuzumab 440, la cual tiene un valor de 20 millones de pesos y debe utilizarla cada veinte días, un costo sin dudas imposible de afrontar para cualquier persona y por ello la Dirección de Asistencia Directa de Situaciones Especiales, DADSE, era la encargada de proveerselo. A pesar de que su tratamiento no puede interrumpirse más de diez días, desde la asunción del gobierno de Javier Milei y el cierre de la institución no sólo se quedó sin la provisión de su medicación sino que tampoco recibió ninguna respuesta oficial.

Una característica del gobierno libertario, tanto en su campaña electoral como desde su asunción el pasado 10 de diciembre, es el descreimiento de lo público y su consecuente cierre o desfinanciamiento. Tal es el caso es la DADSE, dependiente desde febrero del Ministerio de Salud, que debería ocuparse de la entrega de medicación a pacientes oncológicos o con otras enfermedades graves o raras y que no posean cobertura médica, pero desde su asunción, la nueva gestión comenzó a vaciar sus oficinas y discontinuar la entrega de medicamentos a dichos pacientes. De esta manera, miles de personas que dependen de la entrega de sus remedios por parte de este organismo para poder continuar sus tratamientos no están pudiendo hacerlo. Es el caso de Cecilia Herrera.

Esta medida gubernamental, que se tomó con la excusa de realizar una auditoría para regularizar la compra de medicamentos, implica que miles de pacientes vean en riesgo su vida ante la imposibilidad de continuar sus tratamientos. A pesar de que el gobierno, a través del vocero presidencial Manuel Adorni, haya negado esta situación diciendo que el organismo no cerró ni se discontinuó la entrega de medicamentos, hay una gran cantidad de casos que demuestran lo contrario. “Este gobierno borró todas esas puertas que nosotros podíamos ir a golpear para reclamar un remedio o asesorarnos sobre la medicación –expresa Herrera–. Lo que está causando este tema es terrible, porque no sabés si mañana vas a tener tu remedio o tu tratamiento. No tenés a quien llamar, no tenés con quién hablar. Lo único que hacés es ir al hospital donde tramitás la medicación para que te atienda una chica y te diga que no vas a tener tu medicación”. Hasta el momento pudo continuar su tratamiento a través de donaciones que recibió de otras personas que pasaron por una situación similar pero que ya no deben utilizar más la medicación. Además de preocuparse por su situación de salud, Cecilia insiste por la incertidumbre que atraviesa y reclama una respuesta por parte del gobierno: “Yo quiero vivir, no pido otra cosa. Y este tipo (Milei) nos está matando”.

Un caso similar es el de Rodolfo Lera, quien sufre melanoma desde marzo del año pasado y vio interrumpido su tratamiento a raíz del recorte efectuado por el Gobierno. Para su tratamiento, que está a mitad de recorrido, debe inyectarse dos ampollas de la medicación Pembrolizumab cada 21 días, las cuales tienen un valor de 18 millones de pesos. Desde diciembre, durante cinco meses Rodolfo no las recibió de la DADSE, sino que también tuvo que recurrir a donaciones para continuar su tratamiento. Recién el pasado 30 de abril recibió tres cajas con dos ampollas cada una, es decir para dos meses.

Su situación es preocupante ya que también es un tratamiento que no puede ser interrumpido, y es una gran incertidumbre no saber si van a enviar o no desde el Gobierno su medicación. Natalia, su esposa, advierte sobre esta situación: “Está en riesgo la vida de la gente. Estaban jugando con la vida de mi marido. Y si pudo continuar su tratamiento es por la generosidad de muchísima gente. Tengo miedo, me asusta lo que está haciendo este gobierno con lo inhumano que es”.

A la falta de entrega de medicamentos, que pone en peligro el tratamiento y por ende la vida de miles de pacientes, se le suma el cierre de las oficinas donde los enfermos podían reclamar sus medicaciones y asesorarse sobre sus tratamientos, generando así una gran incertidumbre y preocupación. Ante esta situación, muchos se acercaron a distintas organizaciones que asisten a personas oncológicos o con otras enfermedades raras para asesorarse sobre sus trámites y realizar sus reclamos.

Respecto a ello, Alejandra Iglesias, presidenta de Asociación Sostén, que asiste a pacientes oncológicos, advirtió en diálogo con ANCCOM sobre esta problemática.

Según pudieron saber, serían 1.900 los pacientes oncológicos que se encuentran en esta situación y más o menos la misma cantidad de personas que sufren otras enfermedades poco frecuentes y crónicas. Es decir, aproximadamente 4.000 personas se vieron privadas de su derecho al acceso a su medicación para realizar su tratamiento. Además, las estimaciones son que siete pacientes perdieron la vida esperando que llegue su medicación. Sin embargo, advierte que estos son números estimativos, ya que no hay un registro oficial de cuántos son los afectados, ni quiénes son, cómo continúan los casos o si recibieron o no su medicación. “Nosotros lo que fuimos viendo es que cuando hacen las licitaciones están los expedientes, pero no podemos ver el número total y todos los registros. Entiendo que esto se irá registrando de alguna manera y en algún momento nos dirán. Lo ideal primero es que se regularicen las entregas y no vuelva a haber esta falta de suministro”, afirma.

Si bien en gestiones anteriores existían problemas y demoras en la entrega de medicamentos, estos finalmente llegaban y los pacientes podían continuar normalmente con sus tratamientos. Con la asunción del nuevo gobierno se asiste a una situación inédita sobre este tema, donde los pacientes esperan meses, no tienen respuesta alguna y ven peligrar sus vidas. “Es incomprensible. No sé hasta dónde vamos a llegar así y recién inicia la gestión con este corrimiento del Estado. Es una situación de desamparo”, expresa Iglesias. “A la situación de enfermedad, que como la del cáncer avanza, las personas están sufriendo un deterioro en su salud mental, porque están angustiadas, con miedo, están desesperadas. Nos hablan todo el tiempo para saber si hay novedades y para nosotros también es muy frustrante decirles que no”.

Frente a esta situación ya hubo más de 400 amparos individuales en los que reclaman la regularización de los casos. A ello también se suma un amparo colectivo que hicieron seis organizaciones, pidiendo al ministro de Salud que diga quién es la persona a cargo de la DADSE, cuál es su presupuesto, cuál es su procedimiento, y exigiendo que este sea rápido y eficaz.

A pesar de que el gobierno haya emitido un comunicado de prensa indicando que “esta administración nunca dejó ni dejará de entregar medicamentos oncológicos”, miles de casos demuestran lo contrario.

 

«¿Y el polideportivo dónde está?»

«¿Y el polideportivo dónde está?»

Vecinos nucleados en el colectivo Amparo Ambiental Chacarita se reunieron para reclamar que el GCBA construya el polideportivo que prometió a la comuna y para protestar contra el nuevo Código Urbanístico.

“¿Y el polideportivo dónde está?” se preguntan los vecinos que integran Amparo Ambiental Chacarita mientras organizan una actividad para reclamar por aquella promesa incumplida del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Entre los primeros días otoñales, se reunieron la tarde del sábado a una cuadra de Rodney 251, dirección en el cual debería estar emplazado el predio.

La Cuevita es el lugar donde se dan cita, un espacio-taller donde también llevan a cabo sus asambleas. Dentro hay un proyector que reproduce un video de la lucha por el polideportivo, una sombrilla y una reposera para poder quedarse a apreciarlo. No dura más de un minuto, pero está puesto en bucle para ser visto las veces que uno quiera. Son fotos de ellos vestidos para hacer deporte fuera del actual baldío, pero sin poder entrar a ejercer su actividad física.

Afuera colocaron una mesa larga donde venden bebidas y comestibles, otra más chica en la que se pueden encontrar pines y stickers, además de un parlante con música para amenizar la juntada. Mientras van llegando más vecinos, un grupo se dirige hacia la fachada de lo que anhelan sea un polideportivo para poner un gran afiche con una foto de ellos en una actividad previa sobre el cartel del gobierno porteño que anuncia desde hace casi tres lustros: “Juntos seguimos transformando la Ciudad. Próximamente vamos a disfrutar de este nuevo Espacio Deportivo”.

No es la única intervención sobre los inmuebles urbanos que hay por ahí. En las cuadras aledañas se pueden observar banderas ubicadas en las distintas casas con la leyenda: “No al Nuevo Código Urbanístico. Más verde, menos cemento”, motivo que dio origen a la agrupación.

 “Somos una organización barrial que nació en marzo de 2023 a raíz de los vecinos que empezamos a ver que se construían edificios en altura y se tiraban casas abajo. Cuando investigamos por qué pasaba esto, nos enteramos que había un nuevo Código Urbano de 2018 que permitía en toda la Ciudad de Buenos Aires levantar edificios de más de siete pisos”, cuenta Laura Nowydwor.

Pía Almeida Bou agrega: “Además se eliminaron los controles que tenían las construcciones que es lo que hoy deviene en los derrumbes que estamos teniendo, porque no se hacen. Por otro lado, redujo la vivienda a un mínimo de 18 m², los pulmones de manzana a 33 m² (un tercio del total), y eso hace que no haya superficies que retengan el agua. Sumado a eso, las constructoras no necesitan permisos de los entes que dan servicios para verificar que puedan proveerlos, entonces lo que sucede es que se terminan quedando sin agua las viviendas de alrededor”.

Ambas coinciden en remarcar que esa unión contra el Código Urbanístico fue lo que hizo que se empiecen a conocer más entre ellos y busquen otras cosas por las que luchar en el barrio, entre las que se encuentra el polideportivo en Rodney y Santos Dumont para la Comuna 15.

 “Es un terreno baldío, es una cuestión de decisión política”, agrega Pía, mientras que Laura narra que “esa manzana en su momento fue de Defensa Civil, está EDENOR en una esquina, se hizo una comisaría, que no debería haberse hecho porque tenía que estar en otro lado, y quedó este espacio que es donde debería ir el polideportivo pero que desde hace un tiempo se pusieron a construir un parador para gente de la calle. Nosotros no estamos en contra, pero démosles viviendas, los paradores no son buenos lugares y no los tratan bien. Nosotros queremos políticas de vivienda y un polideportivo”.

Mientras un vecino que pasea sus perros pasa gritando “Aguante Amparo Ambiental Chacarita” y otro toca bocina desde su auto, Pía vuelve a tomar la voz para aclarar que el presupuesto estuvo varias veces pero que nunca se ejecutó.

Dentro de La Cuevita se encontraba la dueña del predio, Elina Rodríguez. Egresada de Artes del Movimiento, armó en su casa el espacio taller para trabajar y dar clases vinculadas a las expresiones artísticas. Después, cuando se sumó a AACh por los cambios que veía en el barrio, la ofreció para dar lugar a las asambleas de la asociación.

“Distintos artistas que vivimos en el barrio abrimos el taller para visibilizar una demanda que venimos teniendo por el polideportivo para la comuna. Surgió la idea en una asamblea y terminamos haciendo una sesión de fotos que se difundió en redes sociales. Hoy estamos compartiendo una edición de todo ese proceso e instalamos la gigantografía donde está desde hace muchos años el cartel del Gobierno”.

Por la altura, se les dificultó un poco ubicarla, pero fueron ayudados por un par de obreros que trabajaban en la construcción del parador. Ellos les contaron que la obra está frenada, los ayudaron y se fueron deseándoles que les hagan el polideportivo. La idea original era volver a bajar la imagen, pero fue tan bien puesto que mejor dejarlo ahí.

La noche divide al día y, para combatir la oscuridad y el frío, otra integrante prende un fuego junto a los niños que la ayudan buscando ramas para avivar las llamas. Al mismo tiempo, se reúnen todos adentro para celebrar la convocatoria, ver una vez más un video que armaron y dirigirse hacia la puerta del terreno. Ahí, con linternas para la ocasión, iluminan la foto que pusieron por sobre el cartel gubernamental, enfocando a quienes se encontraban prestos a ejercer un deporte. La performance lleva de nombre “¿Y el polideportivo dónde está?”.

Terminada la puesta en escena, se disponen para sacarse fotos, aplauden y se saludan, algunos se retiran y otros vuelven a La Cuevita a seguir charlando y proyectar cómo seguirla para que este sea el año en que puedan ver su proyecto hecho realidad.

«No quiero sacar mi escopeta y tirarle a un docente»

«No quiero sacar mi escopeta y tirarle a un docente»

Un gendarme amenazó a los docentes misioneros que cortaban la ruta en demanda de mejoras salariales y de infraestructura. Son los maestros peores pagos del país.

Marcha docente en la jornada de paro general del 9 de mayo. 

Los docentes de la provincia de Misiones se encuentran, una vez más, reclamando mejoras salariales al gobierno de Hugo Passalacqua. Este conflicto se viene gestando desde antes del ciclo lectivo actual, cuando ninguno de los sindicatos decidió firmar el aumento propuesto por el gobierno, que se terminó aprobando a través de un decreto. Hubo escenas de tensión en los cortes de ruta cuando un gendarme amenazó a los maestros.

Con boletas de luz que significan la mitad de sus salarios, presupuestos ínfimos para comedores y con escuelas que se caen -literalmente- a pedazos, los gremios denuncian que la situación es alarmante y que, lejos de sentirse comprendidos, se sienten señalados, perseguidos y castigados. Por eso hace varias semanas se encuentran desplegando un plan de lucha en toda la provincia, con paros en sus lugares de trabajo, asambleas y cortes de ruta.

En ese marco, el pasado miércoles a la altura de San Vicente, docentes autoconvocados sufrieron las amenazas de un gendarme durante uno de los cortes. El uniformado, aún no identificado, se acercó a los docentes pidiéndoles llegar a un acuerdo, pero de manera instantánea, y en un aparente intento de aplicar el protocolo institucional propuesto por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, los amenazó con el desalojo y la violencia física: “Lo que yo no quiero es sacar mi escopeta y tirarle a un docente”, exclamó, y quedó registrado en un video que luego se viralizó en redes y generó el repudio de toda la comunidad. Ante la amenaza, el grupo de docentes gritó que eso no era legal ni necesario porque el corte se estaba llevando a cabo de manera pacífica, dejando lugar al paso de ambulancias. 

La provincia peor paga

Actualmente, un maestro que recién se inicia en la docencia misionera percibe un sueldo de no más de 250.000 pesos, tres veces menos que los 773.000 que reclaman los gremios. “Desde noviembre hasta acá perdimos más de un 100% con respecto a la inflación y ya estamos por debajo de la indigencia”, denuncia Leandro Sánchez, secretario general de Utem (Unión de Trabajadores de la Educación de Misiones). Por su parte, Estela Mari Genesini, secretaria general de Udnam (Unión Docentes Nueva Argentina de Misiones), agrega que el dinero existe, solo que no es repartido entre los docentes. “Misiones es una provincia que recibe recursos permanentemente de Nación, aún así somos los peores pagos. Hay una situación muy clara, una decisión política de no pagar y castigar”, dice.

El lunes 13 de mayo, los sindicatos fueron invitados a una mesa de diálogo para debatir el aumento salarial, pero no llegaron a un acuerdo. Los maestros dijeron que se sienten ninguneados porque asistió a la reunión Adolfo Safrán, ministro de Economía de la provincia, por lo que el encuentro, según los docentes, carecía de contenido. Ese mismo día y en las afueras del recinto, se reunió mucha gente que luego caminó hasta el puente que une Misiones con Paraguay, en protesta por lo sucedido. A partir de allí, las protestas se intensificaron. «Sabemos que los cortes son una medida que genera malestar en la sociedad. Terminamos enfrentados pobres contra pobres, pero el gobierno nos obliga a salir a las calles porque la gente está desesperada, no da más», explica Genesini.

Los docentes también exigen por la situación edilicia y denuncian escuelas que se inundan, con paredes repletas de humedad, y obras paradas desde noviembre de 2023: «La educación en Misiones se cae a pedazos, en lo salarial, pero en lo infraestructural también», sostiene Genesini.

Mientras el cartel que indica el ingreso a la provincia de Misiones reza “bienvenidos a la primera provincia Start Up de la Argentina”, en reemplazo del mítico letrero que anunciaba la llegada “a la tierra colorada”, e intenta instalar el relato de una provincia tecnológica, con escuelas inteligentes y robóticas, lo cierto es que solo muy pocos acuden a estos centros educativos. “La realidad es que el resto de las escuelas misioneras están sumidas en la pobreza y el abandono”, agrega la dirigente. Antes, eran los docentes quienes intentaban suplir el abandono del Estado, pero ahora, con salarios totalmente licuados por la inflación, ya no pueden.

Además, los maestros también denuncian por el dinero destinado a los comedores: “Tenemos un presupuesto de 220 pesos por alumno, en jornada completa, cuando por cada estudiante universitario envían 1200. Esa brecha también es parte de nuestro reclamo”, sostiene Sánchez, mientras añade que Misiones no escapa al empobrecimiento de los niños que existe en este país, por lo que el presupuesto es cada vez menor, pero la demanda mayor.

Los sindicatos también acusan persecución de parte de las autoridades, quienes intentan negar el conflicto salarial. “Ellos amenazan mucho con descuentos por días de huelgas, pero lo cierto es que la gente ahorra más no yendo a trabajar, por el tema del combustible y los pasajes, que por esos descuentos que ellos puedan llegar a hacer”, afirma Genesini.

Con todo, en este conflicto hubo algunas “pequeñas victorias” gremiales. Hasta el pasado viernes 10 de mayo, en la provincia del norte regía la Resolución 241/24 del Consejo General de Educación (CGE), que incluía dos artículos que la comunidad educativa logró dar de baja, uno que establecía que si un docente titular obtenía licencia por 15 días, no fuera reemplazado, y otro que sustituía los 15 días brindados de reposo ante alguna enfermedad, por 14 días. «Todos los docentes afiliados, aún los más partidarios, salieron a las calles en rechazo a estos dos artículos. Al gobierno no le quedó otra que dejar sin efecto esa resolución”, señala la Secretaria General de Udnam.

¿Cómo sigue?

Mientras la huelga continúa, con asambleas, paros y cortes, los docentes aguardan al próximo martes, cuando serán recibidos por el gobierno para volver a conversar sobre este conflicto. Genesini (Udnam) cuenta que existirá otra reunión previa, un día antes, con los sindicatos más allegados a las autoridades, y teme que los dejen afuera de lo que vayan a negociar. Por su parte, Sánchez (Utem) afirma que, hasta ahora, solo han recibido ofertas insuficientes y, si se guía por lo ofrecido a los policías, quienes también se encuentran peleando por su salario, su presentimiento parece estar justificado. 

En síntesis, en un país donde 7 de cada 10 niños son pobres y la educación es fuertemente desfinanciada, Misiones, lejos de ser una excepción, contribuye a esa regla. Por más que el gobierno intenta instalar la instalación de escuelas “inteligentes”, los docentes pierden cada vez más su poder adquisitivo.

 

A corazón abierto pero con humor

A corazón abierto pero con humor

La obra La Paciencia (fatídica sindical), escrita y dirigida por Macarena García Lenzi y protagonizada por Noelia Prieto, Valeria Giorcelli y Karina Elsztein, invita al público a adentrarse de manera tragicómica en un centro de cuidados intensivos para conocer la vida de las enfermeras.

Si hablamos de La Paciencia (fatídica sindical), hablamos de las enfermeras y sus vidas consagradas al ciudado de personas: sus esfuerzos diarios, su lucha por ser reconocidas como personal de salud esencial, el acompañamiento y la contención a los padecientes. Las tres enfermeras de esta obra protagonizadas por Karina Elsztein (Gloria), Valeria Giorcelli (Silvia) y Noelia Prieto (Ludmila) retratan la cotidianeidad de la profesión a corazón abierto, con actuaciones brillantes que mantienen al público expectante y dejan huella en él una vez que las luces se apagan.

“La defino como una comedia negra, con un humor delirante y que está muy arriba, roza lo neogrotesco. Ese límite finito entre creer y no creer me parece que es algo que se maneja en la obra”, comenta a ANCCOM García Lenzi. La directora señala que la inspiración para escribir la pieza teatral surgió de la experiencia de estar en una sala de espera aguardando por una persona muy querida. “En ese contexto de estar muchas horas esperando, me parecía muy interesante lo que se ve y lo que no se ve, y lo que uno va construyendo de todos esos fragmentos de historias que no se ven, que quedan atrás de una cortina o a través del teléfono”.

Para comenzar a trabajar en el texto fue crucial el contacto con las enfermeras, conversar sobre su experiencia, para abordar el vínculo enfermera-paciente de manera verosímil. En estos encuentros e intercambios profundizaron en cuestiones técnicas, como por ejemplo qué se aplica a un paciente, y también en su lucha, las marchas y la difícil situación que atraviesan.

Al no ser reconocidos como profesionales en la Ley Nº 6035 de la Ciudad de Buenos Aires, los enfermeros quedan excluidos de la posibilidad de concursar legítimamente por cargos, capacitarse dentro del ámbito laboral, acceder a una remuneración acorde a un profesional del área de la salud, lo que genera que tengan que recurrir al pluriempleo porque los sueldos no alcanzan. “Empezamos a investigar más a fondo acerca de la ley y el conflicto que está muy presente en CABA y en otros puntos del país, y nos dimos cuenta que son el último eslabón de una institución que es muy vertical”, reflexiona García Lenzi, y agrega que esto también está vinculado con el lugar que tienen los ancianos en nuestra sociedad, que son considerados como una carga, una mochila.

La Paciencia… recupera todas las aristas que delimitan el día a día de las enfermeras y lo representa en el escenario con total crudeza, de manera tragicómica. Para lograr ese realismo resulta significativo no sólo el diseño de escenografía que envuelve a las protagonistas, a cargo de Duilio Della Pittima, sino también los diseños sonoro y de iluminación, realizado por Santiago Zorrilla y Julián Alerta Mujica respectivamente, que puntualizan, sugieren y acompañan.

Este universo en el que el espectador se sumerge se vuelve aún más verosímil cuando entre el público están las propias enfermeras, que comentan entre sí y se ríen. Para el equipo de dirección y el elenco, desde el primer momento fue muy importante que ellas se sintieran identificadas y entendieran el humor de la obra, para que no parezca una ridiculización. “La presencia de las enfermeras nos genera mucha satisfacción. Es realmente muy importante tener su aval. Mientras ensayábamos y al ser humor, hay una cosa de poder salirse de una misma porque es muy duro lo que viven. Uno se distancia para poder trabajarlo desde el humor porque para el drama ya está la vida misma, para eso hacemos un documental”, remarca García Lenzi. Y en este punto, concluye que lo “mejor que le puede pasar como directora de la obra” es que el público le diga “me reí, pero me reí incómoda”, “me reí y pensaba ¡de qué me estoy riendo!”.

La Paciencia (fatídica sindical) pone la lupa en la enfermera como persona, explora el costado humano y social de la profesión, indaga en el vínculo con los pacientes. La consigna presente en las marchas -“Nos dicen esenciales pero somos descartables”- también está presente a lo largo de la obra. Invita a pensar y repensar, a reírse y emocionarse.

La Paciencia (fatídica sindical) puede verse los sábados a las 20 en el Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, CABA. Las entradas pueden adquirirse por Alternativa Teatral y en la boletería del teatro.

Un mate contra la discriminación

Un mate contra la discriminación

oovimientos sociales y políticas organizaron un desayuno en la 9 de Julio para las personas en situación de calle y denunciar la política represiva y estigmatizante del Gobierno de la Ciudad para los sin techo.

Este martes 14 se realizó, frente al Obelisco, una acción solidaria para las personas en situación de calle en donde se les ofreció un desayuno y concluyó con una conferencia de prensa encabezada por distintas personalidades y organizaciones, bajo la consigna “inseguridad es la aplicación del protocolo ilegal”. Fue, además, una forma de visibilizar la política de persecución a los que no tienen techo por parte del Gobierno de la Ciudad que encabeza Jorge Macri. El objetivo fue manifestarse en contra de las medidas del Ministerio de Desarrollo y Hábitat sobre salud mental y los operativos de “higiene y limpieza” que se están llevando a cabo, visibilizar y repudiar la mirada estigmatizante del Ejecutivo porteño hacia estas personas.

El evento fue realizado por varias organizaciones sociales, legisladores de distintos bloques, organismos de justicia y diferentes sectores preocupados por el deterioro social. Entre ellos se encontraban la agrupación H.I.J.O.S., el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), CTA Autónoma CABA, Comedor Barracas, Somos Barrios de Pie, Proyecto 7, La Barriada, Pueblo Unido, Red Puentes, entre otros.

La legisladora Celeste Fierro (Frente de Izquierda Unidad), en diálogo con ANCCOM, señaló que “esta iniciativa surgió frente a la necesidad de visibilizar el trabajo que se viene haciendo, de conocer que los censos que han llevado adelante las propias organizaciones dan más de 10.000 personas en situación de calle”. Y agregó: “La única política que lleva adelante este gobierno es la represión e intentar instalar que las personas en situación de calle son criminales y directamente enfocarlo en cuestiones de salud mental sin dar una respuesta real en materia habitacional, de trabajo genuino, de salud y de educación que creemos que son los derechos necesarios que se tienen que garantizar”.

El desayuno comenzó a las 8 de la mañana cuando las organizaciones repartieron pan casero, facturas, tortas fritas, galletitas y alfajores. También sirvieron chocolatada, mate cocido y leche caliente y repartieron frazadas para combatir el frío entre las más de 300 personas que se acercaron desde diferentes zonas cercanas al Obelisco. Una de ellas fue Marcelo Díaz, quien desde los 7 años vive en la calle. Hoy con sus 52 años señaló: “El Estado nunca me dio ningún tipo de ayuda, ni una pensión por discapacidad. Yo soy discapacitado por dificultades que tengo en los brazos y vivo el día a día con la ayuda de una revista que hacemos entre las personas en situación de calle que se llama Hecho en Buenos Aires. Gracias a su venta tenemos algo de dinero para sobrevivir”.

Hacia las 10 de la mañana se realizó una conferencia de prensa en donde se plasmaron los principales ejes de los reclamos: la ilegalidad del protocolo de salud mental y los operativos de “higiene y limpieza” que se llevan a cabo por el gobierno de la Ciudad, mediante los cuales se tira en camiones de residuos las pocas pertenencias que las personas en situación de calle poseen, se las desaloja de la vía pública y se las obliga a ir a los paradores nocturnos donde solo pueden pasar unas horas.

Además, se destacó la importancia de visibilizar esta problemática, pero sobre todo contrarrestar la campaña de deshumanización de estigmatización criminalización y represión que está llevando a cabo el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires con las personas en situación de calle.

Semanas atrás se pudo ver por las redes sociales del Jefe de Gobierno, un accionar en donde se mostraba la política de espacio público que llevaba adelante. Macri se enorgullecía de “limpiar” la zona en donde se encontraban personas en situación de calle y eran retiradas del lugar y despojadas de sus escasas pertenencias.

La misma lógica siguió el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat. Este organismo se dedicó a armar un protocolo de intervención de salud mental, a pesar de no ser quien deba realizar esta tarea, ya que debería hacerlo el Ministerio de Salud. También lo hicieron sin respetar las legislaciones vigentes en la materia con el fin de estigmatizar y encerrar de manera compulsiva en hospitales neuropsiquiátricos a la población en situación de calle.

A todo esto, se le suman las recientes declaraciones del Secretario de Seguridad y Jefe de Policía Metropolitana, Diego Kravetz, en donde señaló que las personas en situación de calle “están cómodas viviendo en las ranchadas y que el 50% de esta población tiene antecedentes penales”. Sobre esta estigmatización, Fierro destacó que “hay una política clara por parte del gobierno de “ordenar” la ciudad. A ellos les encanta hablar del orden y hemos visto que para ellos esto es reprimir a los movimientos sociales en la 9 de Julio, es sacar a las personas en situación de calle, sin resolver los problemas estructurales, como una forma de mostrar que están haciendo algo. Pero lo único que están haciendo es no garantizar derechos que son elementales porque el derecho al acceso a la vivienda es un derecho humano que en esta ciudad está completamente cuestionado. Capital Federal es una ciudad llena de casas y de departamentos con gente sin casa y sin vivienda y, sin embargo, su respuesta es la represión”.

También, durante la conferencia, se exigió la aplicación de la Ley 3706, de Protección y Garantía Integral de los Derechos de las Personas en Situación de Calle y en Riesgo a la Situación de Calle, y la Ley 27654, sobre la situación en calle y familias sin techo, para implementar un presupuesto adecuado al número real de personas que componen esta población”.

La conferencia concluyó con Horacio Ávila, referente de Proyecto 7, quien destacó la importancia de organizar eventos como este, en donde se demuestra que los compañeros que están en situación de calle no están solos, sino que hay todo un grupo de organismos, de legisladores y de organizaciones que hace muchos años, le vienen poniendo el pecho a esta situación. Finalmente, Ávila, en diálogo con ANCCOM, señaló: “Es importante hacer acciones como estas para poder darle visibilidad y decir que la gente en situación de calle no está sola y que no van a poder hacer con ellos lo que quieran.”

“La comunicación es de interés más allá de ámbitos académicos”

“La comunicación es de interés más allá de ámbitos académicos”

Presentado en la Feria del Libro, “Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación” reúne a 139 especialistas que definen más de 100 conceptos, en una obra que busca diferenciarse del clásico diccionario.

Coordinado por el vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Diego de Charras, la directora de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, Larisa Kejval, y la docente e investigadora Silvia Hernández, Vocabulario crítico de las Ciencias de la Comunicación reinstala el debate sobre el objeto de la comunicación, sus fundaciones y sus límites. Con una función pedagógica, se propone como una herramienta de consulta para estudiantes e investigadores. La relación entre sociedad, medios y tecnologías, los problemas de los lenguajes y las significaciones, y las relaciones entre procesos culturales, identidades, política y economía, son algunos de los ejes que atraviesan el libro publicado por Taurus.

En diálogo con ANCCOM, De Charras, Kejval y Hernández reflexionan acerca de la importancia de contar con un vocabulario donde quienes forman parte del campo puedan verse reflejados.

 

¿Cómo surgió la idea del libro?

Diego De Charras: Más que surgir, fuimos catalizadores de una idea que estaba desde hace muchos años dando vuelta por la comunidad de la Carrera de Ciencias de la Comunicación. Existieron varios intentos de gestar un diccionario propio para esta ciencia social, pero ninguno llegó a ver el sol, entonces nos propusimos poner en marcha este proyecto y llevarlo al final. Y por suerte lo logramos.

 

¿Por qué no se pudo gestar antes un vocabulario?

Larisa Kejval: Uno de los motivos quizás es que se trata de un campo que es relativamente joven, ya que comienza a institucionalizarse a partir de los años 80, con la creación de las carreras de Ciencias de la Comunicación tanto en Argentina como en el resto de América Latina. Como es poco para un campo de conocimiento, era necesario recorrer algunas décadas para madurar un proyecto de estas características. Otro elemento tiene que ver con que es muy difícil de hacer. De alguna manera, lo que hace un diccionario es, provisoriamente, poner un borde a un campo, es decir, delimitar cuáles son sus conceptos principales y quiénes pueden ser los referentes para dar cuenta de esas nociones. Silvia, en todo el proceso de hechura, estaba muy insistente con una palabra que yo no conocía, “balizar”, que significa poner un señalamiento provisorio dentro de un campo que fluye en el transcurso del tiempo mediante el debate, pero que también es ancho, lo cual implica trazar esos bordes en relación con otras disciplinas o formas de abordaje de lo social.

Silvia Hernández: Sí, yo agregaría que son 40 años de institucionalización que igual no agotan el pensamiento de lo comunicacional, porque si uno mira las referencias bibliográficas más fuertes del libro, eso se extiende mucho más en el tiempo.

 

¿Por qué eligieron la palabra vocabulario y no diccionario?

LK: Todo el tiempo oscilamos entre esas dos palabras, porque fue una idea que formó parte de muchas conversaciones. Siempre fue nombrado diccionario porque era el término con el que conocíamos a este tipo de publicaciones en otras disciplinas. En el momento en el que nos pusimos a pensar el nombre terminamos eligiendo vocabulario porque expresaba mucho más la intención de no pretender abarcar todo, sino un conjunto de nociones que forman parte de nuestro hablar y de nuestros intercambios en una comunidad académica.

SH: Uno podría pensar que el vocabulario es un punto de llegada. En parte sí, cuando concebimos el proyecto tratamos de hacerlo no como un punto final o de decir “esto que hay acá es el campo de la comunicación”. El vocabulario no tiene un propósito normativo de decir qué sí y qué no, sino que en una época en donde la comunicación parece ser todo y que no se puede hacer nada sin ella, necesitábamos una imagen en la que vernos reflejados. De ver qué cosas pudimos hacer y qué no, qué agenda tenemos y también poder observar qué estuvo haciendo un compañero. Me parece que funciona como un mojón en sí mismo para ver cuáles son nuestras referencias.

¿Cuándo empezó el proceso de creación?

LK: Cuando Silvia no quiso ser más secretaria académica (risas). Yo le dije: “Si me vas a dejar, yo sólo te pido que concretemos este libro”.

SH: Empezó en agosto del 2022 y hubo un primer momento caótico de pensar qué metodología íbamos a utilizar y qué queríamos lograr. Eso llevó tanto tiempo como el que tuvieron los autores para escribir y el posterior período de edición. El armado de la idea también supuso pensar qué queríamos hacer, “peinar” otras referencias importantes del campo, ver qué habían hecho otros y realizar consultas. Incluso formamos un comité asesor con un conjunto de docentes de la Carrera para que nos acompañen en los primeros momentos. También tuvimos que decidir qué hacer con los términos clásicos y con los emergentes que, si bien no están reconocidos por todo el campo, queríamos apostar por ellos. Una vez definido el mapa de términos, teníamos que ver si hacían sistema, qué figura componían y quiénes serían los encargados de escribir.

LK: Sí, y todavía hoy nos levantamos pensando en nociones que deberíamos haber incluido, pero a sabiendas de que el vocabulario no abarca todo.

 

¿A qué público está dirigido el libro?

DDC: Es un proyecto que tiene distintas aristas. Una claramente es pedagógica, pensamos en nuestros propios estudiantes, tanto presentes como futuros, como en nuestros colegas, para que funcione como una herramienta de consulta permanente. Tratamos de hacer un documento que jugase en ese filo entre algo que pueda ser leído por alguien externo al campo, pero de las Ciencias Sociales, como para alguien que fuera externo a ambos lugares, pero con un interés por la comunicación y que lo pueda comprender y al mismo tiempo pudiera funcionar dentro de la academia. Por otro lado, tiene una función académica y política en el sentido de que queríamos contener a toda la comunidad docente y de investigadores de la Carrera para que pudieran quedar expresadas distintas líneas de pensamiento, matrices teóricas y perspectivas epistemológicas. Fue un hojaldre que se amasó muchas veces antes de pedir los artículos.

LK: Sí, y creo que hacia adelante va a ser interesante ver cómo repercute en otros territorios, tanto de nuestro país como de América Latina. Si bien es un proyecto que de alguna manera nace en la UBA y en Argentina, hay que ver cómo resuena en otras geografías, qué otros términos han tenido un eco allí y qué no hemos tenido en cuenta. Por ejemplo, nosotros decidimos incluir la noción de “memoria”, que no sé si en otros países de Latinoamérica es igual de significativa que para nuestra historia político comunicacional.

 

¿Cómo definieron cuáles serían los conceptos?

SH: Primero hicimos una especie de conjetura acerca de cómo podríamos ordenar este campo. Para eso, imaginamos tres subzonas: una que piensa la relación entre medios y sociedad, una que reflexiona sobre el problema de los lenguajes y la significación, y otra que medita sobre el vínculo entre identidades, cultura, política y poder. Eso permitió definir un conjunto de términos y ver cómo se ordenaban según esos ejes, pero no es una división tajante, sino que se intersectan de maneras múltiples. Con respecto a la autoría, algunos términos ya venían con su nombre, ya que hay representantes casi exclusivos de algunos conceptos. También había algunas áreas emergentes que nos interesaba que estuvieran, pero que todavía no tenían un concepto decantado, y en esos casos era el nombre del autor o autora el que nos ayudaba a definir la noción encargada de albergar esa zona de interrogaciones.

LK: Somos un equipo muy complementario, entonces también tuvimos roles entre nosotros. A Silvia lo que más le preocupaba era la lógica interna y estos conjuntos. Yo en varias oportunidades amanecía pensando en conceptos que no podían faltar y muchas veces eran un nombre propio. Los roles nos permitieron ir y venir en un buen complemento con los énfasis que cada uno de nosotros le puso en base a su trayectoria. Por ejemplo, hay que reconocer en Silvia una enorme experiencia editorial y una cabeza para llevar la carga mayor de este libro que tuvo que ver con el proceso de hechura, de elaboración de directrices y de seguimiento cotidiano del equipo.

SH: Es un campo joven y acá tenemos la posibilidad de acceder a la palabra de las personas que han hecho contribuciones sustantivas con sus definiciones, entonces recuperar esas voces para nosotros es súper valioso.

 

Ustedes lo definen como una obra coral…

SH: Todas las entradas fueron escritas al mismo tiempo, ya que si todos escribían en diferido hubiese tardado mucho más en salir el libro. Igualmente, tratábamos de informar que otras entradas conexas a las que les tocaba escribir iba a haber en el listado final y eso les permitía descartar y saber qué términos no eran necesarios que definan, ya que otra persona se iba a encargar de eso. Nosotros propusimos de base la idea de recuperar debates y en algunos casos a la hora de la elección de los términos y las autorías tomamos algunas decisiones que apuntaban a que eso ocurriera. Por ejemplo, hay algunas entradas que tienen un único término definido por más de un autor, para decir que hay distintas perspectivas desde las cuales se han venido abordando estos conceptos y que son divergentes. Lo fuerte de este proyecto viene ahora en el sentido de cómo será leído. Hay un punto en que somos responsables del proyecto, de la elección de los términos y de las autorías, pero cada uno hizo su camino, volcó su trayectoria y su mirada acerca de eso. Ahora es la comunidad la que tiene que responder sobre esto.

LK: Yo creo que también tiene que ver con el conjunto de directrices bastante exigentes que recibieron las autorías para poner en pocos caracteres una noción que a veces requiere un libro entero. Las sugerencias por parte del equipo editorial, la propuesta de abordaje y genealogía que incluía los principales debates y la delimitación de la extensión o la cantidad de citas que se podían incluir en cada una de las entradas también ayudó a que sea un material abordable y amalgamado.

 

¿Qué términos les gustaría haber sumado y no incluyeron?

LK: No los voy a decir ahora, de ninguna manera (risas). Eso será para futuras ediciones. Ahora estamos disfrutando lo que pasa en la comunidad con un proyecto de estas características que logra construirse como una obra colectiva. Trabajamos muchos y muchas en este proceso, no solo nosotros tres. Desde un equipo editorial formado por Gonzalo Zubia y Magalí Bucasich, que tuvieron la enorme tarea de recibir las entradas, de revisarlas y de editar los trabajos. Roberto Montes, profesor de nuestra Facultad que hizo el enlace con la editorial. Y un comité de asesores con quienes fuimos probando, compartiendo y validando las ideas iniciales, conformado por Washington Uranga, María Graciela Rodríguez, Felisa Santos, Oscar Steimberg y Stella Martini. También colaboró el equipo de Dirección de la Carrera en diferentes momentos.

 

¿Cuál es el principal aporte del libro?

DDC: Yo creo que es una radiografía de un momento histórico. Logra captar una imagen en movimiento que sintetiza una historia y deja una foto para el futuro.

LK: Es un mojón en una conversación, ya que además de condensar abre un montón de charlas entre las mismas páginas y también hacia el futuro. Nos invita a conversar, a volver a debatir y a discutir y eso está buenísimo. Un propósito de este libro es recuperar la conversación entre escritos y entre perspectivas, algo que fue tan central en la conformación de nuestra carrera y que hoy en nuestra sociedad sigue siendo tan necesario. En ese sentido, me parece que seguramente vengan además de las lindas reverberancias, los reclamos y las molestias. Nos hacemos responsables de ello reconociéndonos humanos y humanas, pero dándole la bienvenida.

 

SH: Yo creo que reivindica algunas cuestiones importantes que están en el título: la crítica y la idea de ciencia. Es el nombre de una carrera, pero también es una demanda por el conocimiento. Me parece que es una apuesta a situarnos, a recuperar esas palabras y hacernos cargo de ellas, por eso funciona como un gesto hacia adelante y de revisión. Hay una politicidad en redefinir y pensar el objeto de la comunicación no sólo al interior del campo sino para el conjunto de las Ciencias Sociales. Vivimos en un capitalismo que se dice informacional, entonces la cuestión de la comunicación es de interés más allá de ámbitos académicos y universitarios. Esperamos que el libro pueda llegar un poco más allá también.

 

¿Además de generar debates, puede saldar ciertas discusiones?

DDC: Creo que sí. A lo largo de su proceso de existencia, nuestra Carrera fue conteniendo debates, perspectivas y tensiones. Tratamos de abarcar eso y darle una cristalización. Quisimos expresar eso que conocimos y conocemos y con lo que nos formamos y seguimos formando personas. De alguna manera, convertir eso en un conjunto de entradas y términos con sus descripciones consolida una historia y una parte del campo de las Ciencias de la Comunicación. Por lo menos de nuestra Carrera, que dialoga con otras ciencias sociales y humanas y con el campo de la comunicación del resto del país y de América Latina. Entonces, ahí hay algo que termina de tomar una forma, no definitiva, siempre precaria, pero que se termina de consolidar.

 

¿Están satisfechos con el resultado?

SH: Es algo que nos propusimos, que intenta reunir proyectos múltiples que ya han existido y que ojalá hayamos logrado hacer justicia a las expectativas de toda una comunidad. Ahora se abre eso con las lecturas, los debates y la alegría de las autorías cuando se encuentran con el libro y ven que se publicó tal cual fue prometido y que todo el esfuerzo dio lugar a este producto.

LK: Retomando lo que dijo (la docente e investigadora) Cora Gamarnik hace unos días, es un proyecto necesario porque viene a ocupar un lugar de vacancia, es colectivo, en el sentido de lo coral y de que fuimos muchos los que lo hicimos posible y es perdurable. Son cosas que están haciendo falta en nuestra sociedad.