Lo viejo funciona

Lo viejo funciona

Se presentaron en la Biblioteca Nacional tres nuevos libros de la colección Las Antiguas, Primeras Escritoras Argentinas, un repertorio compuesto por títulos de escritoras nacidas en nuestro país en siglo XIX y prologados por investigadoras contemporáneas

La colección Las Antiguas, Primeras Escritoras Argentinas surgió en 2011 de la mano de su actual directora, Mariana Docampo, y la editora de Buena Vista, Daniela Mac Auliffe, con la idea de recopilar diferentes obras pertenecientes a escritoras argentinas nacidas en el siglo XIX. “Empezamos a pensar qué títulos podíamos publicar. Al principio queríamos editar a las autoras más conocidas. Sin embargo, sabíamos que había otras que no lo eran tanto. Y estas son las que hasta ahora seguimos publicando”, mencionó Docampo en diálogo con ANCCOM. Desde entonces, el proyecto “nunca se pausó, pero hasta el año pasado estábamos más tranquilas. Entre 2024 y 2025, publicamos seis libros. Tuvimos un caudal nuevo que la revitalizó”, agregó la directora.

Esta revitalización se debe a que, además, los libros cuentan con prólogos que ahora son realizados por diversas investigadoras e intelectuales argentinas y estudiosas de estas autoras. La búsqueda en esto es poder generar que ambas generaciones de mujeres dialoguen. “Antes, la idea de los prólogos era que estuvieran hechos por narradoras argentinas contemporáneas que no conocían a las autoras. Les dábamos el libro y escribían una nota según cómo se sintieran interpeladas”, explayó Docampo al respecto. Sin embargo, continuó, hoy es diferente: “Ahora ellas son las que se contactan con nosotras, son las que nos traen los libros. Eso le dio un giro a la colección en los últimos libros”.

Este viernes 16 de mayo en la Sala Augusto Raúl Cortázar de la Biblioteca Nacional se llevó a cabo la presentación de tres nueva obras que integran dicha colección: Recordando de Lucía Láinez, prologada por Candelaria de Olmos; Fantasías de Raimunda Torres y Quiroga, título que cuenta con el estudio preliminar de Sandra Gasparini y un estudio crítico de María Vincens; y Mineros de Asturias de María Luisa Carnelli, prologado por Florencia Abbate.

El primero de ellos, Recordando, es a la vez un libro de viaje y un libro de memorias que recoge las experiencias de la misma Lucía como viajera y habitante de París entre 1923 y 1926. “Por momentos son impresiones que ella va tomando de los lugares que va visitando; por momentos tiene tono de un diario; por momentos tiene tono de un libro de memorias. Es un libro bastante híbrido y descentrado, ella se corre de los lugares típicos que la puedan encasillar”, explicó su prologuista quien además es investigadora y profesora de la carrera de Letras en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). De Olmos, durante su exposición, contó que el descubrimiento de esta mujer se dio por casualidad mientras investigaba la vida de su hijo, el escritor argentino Manuel Mujica Láinez, cuando vio los ejemplares del libro en un estante de su escritorio. “No esperaba encontrarme con que él tenía una mamá escritora. Fue una muy buena noticia porque además el texto es precioso”, comentó la docente de la UNC.

La autora de Fantasías, en cambio, mezcla las ficciones de horror, las gacetillas joco-satíricas y su faceta de feminista emancipista para hablar desde lo macabro sobre la violencia patriarcal, la sociedad porteña y la lucha de derechos femeninos. Sandra Gasparini, doctora en el área de Literatura de la Universidad de Buenos Aires y escritora del prólogo de este libro, destacó un aspecto de la escritura de Torres y Quiroga: “Lo interesante de estas ficciones es que los tropos góticos que utiliza tienen que ver con los tropos góticos globales, pero tienen un gusto muy local. Tienen que ver con crímenes que son comentados por la prensa pero desfigurados”. Y añadió: “Yo me preguntaba en el prólogo si tanta fantasía no era para contrarrestar tanto horror”.

Finalmente, el tercer título, Mineros de Asturias, relata el llamado a la huelga general que se replicó por toda España debido al triunfo de la derecha en las elecciones y al retroceso que ocurrió en aquel país con el ingreso de representantes fascistas en el gobierno. Una huelga que logró tomar el control de toda la región por unos cuantos días, pero que luego fue reprimida a través del bombardeo a la población: “Por un lado, tiene un valor literario porque es una escritura muy poética. Por el otro, tiene un valor documental porque es una escritora latinoamericana en medio de una insurrección fallida que se entiende como la antesala de la guerra civil española donde se ven los métodos contrainsurgentes que va a usar luego el franquismo para reprimir”, sostuvo su prologuista Florencia Abbate, quien también se desarrolla como escritora, investigadora y periodista.

A la vez, remarcó la importancia de una mujer como Carnelli: “Es reivindicable cómo se comprometió y entendió que era un momento en que su escritura tenía que colaborar como un aporte colectivo de algo que la trascendía. Quiero rescatar su audacia. Son épocas en donde la audacia nos tiene que iluminar”.

Las tres autoras retomadas en esta colección  (Láinez, Torres y Quiroga y Carnelli) fueron escritoras olvidadas o borradas tanto por la historia como por su mismo entorno, pero que esta colección busca reconocer. “Ellas estaban, tenían, circulaban. Después, muchas de ellas cayeron en el olvido o las silenciaron. Por ello siempre es interesante conocer su entorno además de su escritura. Lo que pasaba alrededor de ellas, lo difícil que era ese contexto”, acompañó Mariana Docampo. Al mismo tiempo, Abbate acentuó la importancia de conocer a aquellas mujeres que marcan nuestras subjetividades, que estuvieron presentes y lo siguen estando: “Puede ser que por los cambios políticos o los cambios de gobiernos los movimientos pasen de la visibilidad a la invisibilidad, pero de alguna manera los efectos subjetivos que van dejando en la gente y en las generaciones que vivieron en un momento de efervescencia de estas cosas no se borran”.

Por ello, Candelaria de Olmos remarcó también la importancia de esta colección y de sus creadoras: “Destaco el trabajo que hacen Daniela y Mariana desde hace 14 años rescatando autoras mujeres que no han tenido el protagonismo esperable, un poco porque era un campo literario liderado por figuras masculinas”.

Avanza el juicio contra los mapuches de Villa Mascardi

Avanza el juicio contra los mapuches de Villa Mascardi

Seis integrantes de la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu enfrentan una causa por presunta “usurpación” de tierras. La Fiscalía pidió penas de entre dos y cuatro años de prisión efectiva. Es la comunidad donde fue asesinado Rafael Nahuel.

Mientras todos los focos de los medios están puestos en la coyuntura política de las próximas elecciones legislativas porteñas, la cotización del dólar o la caída del proyecto de ley de Ficha Limpia en el Senado de la Nación, al sur del país ocurren cosas que pasan inadvertidas en la Capital Federal.

Una de ellas es la avanzada de la Justicia contra la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu, de la provincia de Río Negro, por presunta “usurpación” de predios pertenecientes a dos privados y a Parques Nacionales en la localidad de Villa Mascardi, pero que los pueblos originarios consideran su “territorio sagrado”.

Seis mapuches se encuentran en el banquillo de los acusados por hechos ocurridos entre julio de 2018 y octubre de 2022, cuando fueron violentamente desalojados por orden la de entonces jueza Silvina Domínguez del espacio donde se encuentra el exhotel de Parques Nacionales y las estancias La Escondida y Los Radales. Ese operativo, cuestionado por organismos de derechos humanos como el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales), fue el debut del Comando Unificado de fuerzas de seguridad, que irrumpió con violencia en las casas, en presencia de menores, y fueron detenidas estas mujeres que hoy son enjuiciadas. Una de ellas, Romina Rosas, dio a luz mientras estaba presa.

Esta semana, el fiscal federal Rafael Vehils Ruiz pidió cuatro años de prisión efectiva para la machi (sanadora) Betiana Colhuan Nahuel, Luciana Jaramillo, Romina Rosas, Jéssica Bonnefoi y Matías Santana, testigo clave del caso por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado. Por otra parte, solicitó una pena de dos años de prisión en suspenso para Celeste Ardaiz Güenumil.

En abril, declararon como testigos de concepto de la defensa la abogada del Serpaj Mariana Katz, la exdefensora del Público Miriam Lewin, la exsecretaria de Seguridad Sabina Frederic, y las antropólogas Claudia Briones, Ana Ramos y Lorena Cañuqueo, responsables de los peritajes antropológicos y de un informe de salud ancestral mapuche.

El juicio –a cargo de un tribunal unipersonal constituido en General Roca que encabeza el juez Alejandro Silva– comenzó el febrero y ya se encuentra en la etapa de alegatos. Previamente, pasaron los testigos de la acusación, la querella -Parques Nacionales y los presuntos vecinos afectados por la presencia de la comunidad mapuche- y este viernes será el turno de la defensa. Silva es el mismo magistrado que intervino en la causa por el asesinato del joven mapuche Rafael Nahuel. En aquel entonces el gobierno de Mauricio Macri y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich blandieron la teoría de un enfrentamiento armado que nunca existió. 

“Rafita”, como lo llamaban, fue asesinado de un tiro por la espalda por parte de integrantes del grupo Albatros de Prefectura. En noviembre de 2023 cinco efectivos de esa fuerza fueron condenados como responsables del crimen, pero recibieron penas menores bajo la teoría del exceso en la legítima defensa.

“Es una causa trucha”

ANCCOM se comunicó con la abogada Laura Taffettani, integrante del equipo de la Asociación Gremial de Abogados y Abogadas de la República Argentina que defiende a miembros del pueblo mapuche en ésta y otras causas. “Estamos en la etapa de la acusación, ahora nos toca alegar a nosotros. Posteriormente puede haber lo que se llama réplica y dúplica. Luego el juez dicta veredicto, es decir, plantea si son culpables o no y qué pena corresponde. Después tiene diez días para fundamentar su decisión, lo que ya se hace por escrito, por cédula. No necesariamente es oral”, explicó la letrada.

“Todas estas causas estaban en juicio al momento del desalojo. La Escondida y el exhotel, que son los dos predios principales, ya estaban con procesos en curso. No podían dictar el desalojo estando esos procesos abiertos, entonces inventaron una causa. Por eso le decimos causa trucha. Es la causa 1.649, inventada por una supuesta casilla de gendarmes que se incendió. Los acusan a ellos, pero no fueron”, remarcó. “Fue una maniobra. Ese hecho les dio pie a hacer el desalojo total de los lugares que estaban bajo juicio. No hubiera correspondido hacerlo”, detalló la abogada.

Precisamente, ninguno de los integrantes de la comunidad Winkul Mapu está acusado por el incendio en cuestión, lo que demuestra que el argumento de la defensa sobre su utilización para avanzar con el desalojo tiene cierta lógica.

Por otra parte, Taffetani también cuestionó que se le imponga el mote de “usurpadores” a los integrantes del pueblo originario, que únicamente quiere habitar el terreno que le pertenece por historia ancestral. “La comunidad no era una agencia inmobiliaria que iba ocupando lotes. Ellos tienen otra lógica territorial. Tenían un mandato ligado al ruego, a la marcha que se dirigía en el lugar, y necesitaban ese territorio para que eso suceda”, explicó. “En este modelo de extractivismo y saqueo, se requiere desalojarlos. Ya no importa qué tienen o cómo lo hicieron. Hay un negacionismo absoluto de los derechos de los pueblos originarios”, remarcó la letrada.

En esa línea, a pesar de los argumentos y las pruebas a favor de la comunidad Winkul Mapu, es posible que el Poder Judicial les vuelva a dar la espalda en esta causa –como ocurrió en octubre de 2024 cuando fueron condenados por usurpación de dos predios de Parques Nacionales– y falle a favor del argumento de la Fiscalía y las querellas. Una de ellas es, de nuevo, la de Parques Nacionales, ahora por la usurpación del exhotel de Villa Mascardi. “La justicia siempre acompaña el modelo económico-social al que pertenece. No creemos que la justicia sea independiente. En un sistema capitalista, la justicia está armada para sostener lo que está, no para modificarlo”, consideró Taffetani.

“Defendemos a las comunidades y organizaciones sociales cuando el Estado las acusa, pero tenemos conciencia de que los verdaderos cambios no vienen desde la justicia, responde a los intereses del sistema”, insistió. Eso se percibió durante el juicio, cuando el fiscal Vehils Ruiz se refirió a los integrantes de la comunidad como “autopercibidos” mapuches. “Antes, al menos, cuidaban las formas, pero ahora ni eso. La querella puede decir cualquier cosa, pero un fiscal no puede expresarse así”, enfatizó Taffettani.

A su criterio, hay una avanzada creciente contra las comunidades. “Aunque tengan papeles, aunque hayan hecho todo por derecho, igual las están desalojando”, aseguró. “Fijate el caso de la Comunidad de Chilihué: Roca les dio la propiedad porque estaban en la frontera. Aun así ahora los están desalojando”, ejemplificó la letrada.

En ese sentido, no son pocos los comunicadores que sostienen -en cadena nacional- que los pueblos mapuches no pertenecen a la Argentina, sino que son originarios de Chile y que, por lo tanto, deberían abandonar el país que presuntamente están ocupando. La abogada no dio lugar a ese argumento, al que consideró “falaz” y reflexionó: “Si seguimos esa lógica, todos somos africanos. Lo cierto es que nosotros vinimos después. No es que estábamos en el sur y los mapuches vinieron de Chile a tomar las tierras”. Taffetani insistió en este punto: “Tenemos documentación: la Campaña del Desierto lo prueba. Los mapas históricos lo muestran. Hay que contestar con sentido común. Los argumentos falaces caen cuando uno los pone en tela de juicio”.

“Dan vergüenza ajena”

Desde la Gremial de Abogados emitieron un documento, acompañado con la filmación de la audiencia, y aseguraron que los argumentos esgrimidos por la parte acusatoria “dan vergüenza ajena”. En sus redes expresaron que “decir que son pobres, carentes de pruebas, y sin argumentos sería demasiado, pero si seguimos la experiencia vivida en juicios anteriores poco importa cuando se trata de juzgar a los Mapuches”. En su mirada, “la Fiscalía no mostró nada, no invocó ninguna prueba de circunstancias de fechas, tiempos, lugares, etc. para identificar a cada uno de nuestros defendidos, cargada de prejuicios, enfrentando abiertamente la historia”.

La defensa de la comunidad originaria de Villa Mascardi sostiene que no se pudo determinar que ninguno de los acusados hubiera hecho algo de lo que se le endilga y, mucho menos, probarlo. “La vergüenza es que hablaron generalidades y acusaron al bulto, a todos de todo. Cargados de desprecio, racismo y negacionismo”, sostuvieron. “Escuchar a la Fiscalía y los abogados de Parques Nacionales y de los vecinos racistas da una clara idea de la naturaleza del enemigo que enfrentamos”, agregaron.

Este viernes 16 de mayo será el turno de los alegatos de la defensa de los seis mapuches acusados de “usurpación” de su tierra sagrada. Es la última escala del juicio antes de la sentencia, que se conocerá el próximo 26 de mayo.

 

“Nadie pelea con fantasmas del pasado si no teme que vuelvan en el futuro”

“Nadie pelea con fantasmas del pasado si no teme que vuelvan en el futuro”

La excandidata a presidenta del FIT-U. Myriam Bregman, presentó en la Feria del Libro «Zurda», un libro en el que intenta mostrar un horizonte posible ante una militancia desolada.

“¿Quién está para Myriam?” preguntaba el domingo pasado por la tarde la encargada de seguridad de la sala José Hernández de la 49º Feria del Libro. Acaso por la dificultad de pronunciar el apellido Bregman, la empleada que vestía chaleco amarillo fluo usaba el nombre de pila de la abogada y dirigente trotskista para organizar la fila de público que se iba formando para la presentación de su primer libro Zurda – Apuntes contra la resignación, la mansedumbre y el conformismo, editado por Penguin Random House (PRH). La cola era tan larga que anticipaba cómo estallaría un poco más tarde el recinto con mil personas y unas 300 escuchando desde afuera.

“Milei dice zurdo o zurda como quien dice basura. Parece que hay que volver a explicar qué es ser de izquierda y por qué les irrita tanto. Lo primero es que desnaturalizamos y cuestionamos la desigualdad”, reivindicó Bregman, tras haber sido presentada por la dirigente feminista Andrea D’Atri e introducida por el periodista Alejandro Bercovich y el escritor Guillermo Martínez. El público festejó esta definición que ella desglosa y profundiza aún más en su reciente publicación. “Yo no acepto la desigualdad, de género, de clase, de raza, todo eso que Milei reivindica, sus discriminaciones, para nosotros son lo que debemos combatir, lo que su política fomenta es lo que nosotros queremos combatir”, expresó la autora. 

Al entrar al escenario, “la Rusa”, como la llaman sus compañeros y compañeras del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas), fue recibida con una audiencia que cantó “olé, olé, olé, zurda, zurda”, aplaudiendo y alzando en alto el puño izquierdo. “Hace 10 años que Ana Laura Pérez, la editora de PRH, me persigue para que escriba algo, pero ahora me dijo ‘necesitamos un libro para vencer al escepticismo, al cansancio, ese bajón colectivo que nos agarra a veces’; y así me convenció”, confesó sobre la trastienda de la publicación. Algo así escribió D’Atri en el prólogo al afirmar que “este es un libro urgente porque es opuesto al derrotismo que reina desde la llegada de la extrema derecha al poder en Argentina”.

El socialismo que vos matais

En su contratapa, el libro propone dar respuesta al interrogante ¿por qué las nuevas derechas no dejan de agitar el fantasma del marxismo? En la presentación, Bregman explicó que el temor de la derecha al socialismo refleja la fuerza de este movimiento, que reivindica los derechos de los trabajadores y piensa alternativas al capitalismo. “El miedo libertariano a la idea comunista, a la que percibe como una acechanza permanente, no es solo un delirio de su más que demostrada paranoia, es una expresión deformada de una potencia y un movimiento que, pese a las condiciones adversas, mantiene su fuerza vital”, afirmó leyendo su propio texto.

Para ella, el libro fue “una experiencia colectiva” y la misma característica que destacó Martínez, quien además de escritor es doctor en Matemáticas por la Universidad de Oxford. “El testimonio es biográfico, sí, pero no lleva la atención a su figura individual ni cae en la hiperinflación del ego que es tan común hoy en día”, describió Martínez. “Nunca nadie es sola, ni piensa sola ni escribe sola, aun cuando lo haga en primera persona del singular. Mucho menos quienes somos ante todos militantes socialistas”, leyó en voz alta retomando un fragmento del prólogo de D’Atri. El autor de Crímenes imperceptibles se hizo eco de la frase de El Eternauta, “lo viejo funciona”, al enfatizar que “hoy en día prima aún más la necesidad de salir de las redes sociales y volver a las calles, en tiempos donde prima el ‘sálvese quien pueda’ y el hiperindividualismo atroz, Myriam trae una voz original”.

Por su parte, Bercovich remarcó que Zurda es la expresión de una etapa de madurez política de la izquierda, que “demuestra que aprendimos a que se nos entienda mejor, hoy la Izquierda Diario le llega a millones de personas todos los días. Es una comunicación de masas que ni siquiera logró, en términos de prensa partidaria, el peronismo”. El conductor de “La ley de la selva” y “Pasaron cosas” leyó también una parte del libro con la que dijo coincidir. “Está epistemológicamente mal decir que nos fuimos de mambo con el feminismo porque la insatisfacción de ellos no tiene por qué ser con la reparación de una injusticia añeja, atávica, muy profunda como la que sufrieron las mujeres durante siglos. A ellos no se los puede reparar por los límites que impone en esta fase mezquina el capitalismo”, dijo y recomendó la lectura. 

Poco antes, Bercovich había expresado: “Myriam se toma de la lucha contra la impunidad de los genocidas, de la marea verde que está a punto de cumplir 10 años, de las causas ambientales y las de las fábricas recuperadas para articular una propuesta de futuro”. Fue en ese momento que volvió sobre las páginas del libro: “Si el socialismo fuera una antigüedad por qué las nuevas derechas no dejan de agitar el fantasma del cooperativismo, el comunismo y el marxismo de los cuales dicen venir a liberarnos; nadie pelea contra fantasmas del pasado si no teme que reaparezcan en el futuro”.  

 

Pelear con alegría

Bregman expresó su deseo de que el texto se difunda especialmente entre la juventud e insistió en la alegría como motor contra el avance de los fascismos y el capital. “Pienso en las Madres y en las Abuelas. Imagínense si ellas hubiesen dicho que no daba la ecuación de fuerzas, si ellas no hubiesen dicho nada. Pero no, ellas no se rindieron. Salieron a la calle, recuperaron ya más de cien nietos y nietas y siguen buscando con sus más de 90 años, a los que aún faltan”, expresó. De todas las luchas, la que más se mencionó y recordó durante el evento fue la que pide Memoria, Verdad y Justicia por los desaparecidos en dictadura y en democracia, entre ellos Jorge Julio López, de quien fue abogada. Como cierre, Bregman expresó: “El mejor homenaje que le podemos hacer a esa generación es continuar la pelea por transformar de raíz esta sociedad, lo veo al papá de Darío Santillán, un ser hermoso a quien conocí, y es por él, por Maxi, por Mariano Ferreyra, Santiago Maldonado y todos los pibes y pibas que entregaron la vida, por los 30 mil que voy a seguir peleando para construir una sociedad socialista”.

Bregman preside el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (Ceprodh), fue legisladora porteña y diputada nacional por el PTS en el Frente Izquierda desde el año 2023 y encabezó su fórmula presidencial en los últimos comicios. Allí tuvo que debatir en la campaña con Javier Milei, a quien bautizó ‘gatito mimoso del poder económico’. Es abogada de fábricas recuperadas, defiende los derechos de la clase trabajadora, las libertades democráticas y también a perseguidos políticos, actuó en juicios emblemáticos de causas de lesa humanidad en los que se condenó a Miguel Echecolatz, a Christian Von Wernich y a Alfredo Astiz, en el caso de la última dictadura, y también representa a Patricia Walsh en los juicios por el asesinato de su padre Rodolfo Walsh y de su hermana Victoria”, leyó D’Atri sobre el curriculum de la autora.

A la presentación del libro asistieron representantes de varias de las luchas que la autora recupera y narra en Zurda, entre ellos sobrevivientes de la dictadura cívico-militar como Osvaldo Barros; representantes históricas de Abuelas de Plaza de Mayo como Elsa Pavón; sobrevivientes de la masacre de Cromañón; Alberto Santillán, padre de uno de los asesinados en la masacre de Puente Pueyrredón en 2002; la militante feminista Marta Rosenberg, fundadora de la Campaña por la Ley del Derecho al Aborto; escritoras como Dolores Reyes, María Inés Krimer y Claudia Piñeiro; ensayistas como Eduardo Grüner y actores como Norman Briski. También estuvieron presentes los candidatos a la legislatura porteña que encabezan la lista del FIT-Unidad, la actual diputada nacional Vanina Biasi y el dirigente estudiantil Luca Bonfante, así como uno de los fundadores del MAS (Movimiento al Socialismo), Luis Zamora. 

Mientras se vaciaban los asientos de la enorme sala, autoridades de la Feria confirmaban a La Izquierda Diario (LID) que lo que había sucedido fue el evento más convocante hasta ahora, y Bregman aceptaba sacarse fotos con sus fans. “Es una rockstar”, comentó uno de los intelectuales que suele firmar en Ideas de Izquierda, la revista de LID. “Está perfecto si sirve para la causa socialista”, le respondieron.

“Una de nuestras propuestas es el impuesto a la vivienda ociosa”

“Una de nuestras propuestas es el impuesto a la vivienda ociosa”

Luca Bonfante tiene 26 años, es militante universitario de Historia y se presenta como candidato a legislador como segundo en la lista del Frente de Izquierda y de Trabajadores-Unidad. Su vínculo con las redes sociales.

Estudiante de Historia de la UBA, fue allí, en la Facultad de Filosofía y Letras, donde comenzó a ganar popularidad durante el conflicto y las marchas universitarias de 2024. Esta notoriedad fue acompañada por un aumento de seguidores e interacciones en sus redes, ya que suele usar sus cuentas de X, Instagram y TikTok para subir videos de militancia o informativos y debatir con sus opositores políticos, especialmente libertarios. En unas elecciones legislativas donde el componente universitario está muy presente, Bonfante obtuvo un lugar expectante en la lista del FIT-U, compuesto por cuatro partidos: el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), al que pertenece, el Partido Obrero (PO), Izquierda Socialista (IS) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST). Será el segundo candidato en la nómina encabezada por Vanina Biasi.

 

¿Cómo fue pasar de la militancia universitaria a ser candidato?

Fue bastante repentino. El movimiento universitario que se puso de pie el año pasado, de manera muy abrupta. Veníamos movilizándonos en defensa de la educación pública después del 23 de abril y del 2 de octubre, pero la toma de facultades fue algo que se extendió de forma notablemente rápida no sólo en Buenos Aires, sino por todo el país, y ahí muchos militantes estudiantiles, no sólo en mi caso, ganaron una importante exposición política y mediática. Una particularidad de la izquierda es que siempre trata de reflejar las luchas en las listas, y creo que la visibilidad mía muestra también la simpatía que hay de un sector de la población hacia los estudiantes, por el reclamo universitario. Además, ese tema expone una de las principales debilidades del Gobierno.

¿Cuál fue la respuesta que recibiste en tu facultad a partir de tu candidatura?

Fue muy buena y me siento respaldado por los estudiantes porque formamos parte de un proceso colectivo. El movimiento estudiantil se caracteriza por tener métodos asamblearios, por organizarse en los cursos desde abajo, con comisiones de base y con los docentes, entonces muchos compañeros me dicen que sienten que están haciendo campaña por “uno de los nuestros”.

En caso de entrar en la Legislatura, ¿qué ofrece tu espacio que los demás no?

Lo que nos diferencia es cómo actúan nuestros espacios políticos. Hablando lisa y llanamente, el radicalismo habla mucho en defensa de la educación pública, pero después a la hora de las votaciones y cuando las papas queman, terminan dándose vuelta o panquequeando, como pasó con el senador (Eduardo) Vischi cuando se trató de poner en pie una comisión investigadora por la cripto estafa. También cuando se debatió la Lley de Presupuesto Universitario hubo radicales con peluca que votaron en contra y a favor del veto de Milei, y lo mismo sucedió cuando se trató el aumento de jubilaciones. Lo que diferencia a nuestro espacio político del resto es que nosotros no nos vendemos, no panquequeamos y tampoco nos pueden comprar. Si bien hay muchas personas que no comparten el 100 por ciento de nuestras ideas, sí reconocen las convicciones de nuestra parte.

La campaña de tu espacio es fuerte en las redes, ¿qué rol le asignan?

Las redes sociales juegan un rol muy importante partiendo de la base de que en estas elecciones no hay espacio publicitario gratuito en radio ni en televisión. Desde ese punto de vista estamos forzados a involucrarnos en ese mundo. Es cierto que ahí la derecha venía sacando ventaja, pero desde la izquierda hemos podido ponernos a la altura de las circunstancias y tomar ese desafío de lleno. Los propios resultados los reflejan: hoy las cuentas de la izquierda, particularmente la de Myriam Bregman y la mía, están a la misma altura, o incluso más, que las de candidatos que ponen muchísima más plata para hacer publicidad. Me meto de lleno en el proceso creativo, porque mis cuentas las manejo yo. Tenemos un grupo de compañeros que saben filmar, pero las ideas las pensamos entre todos.

¿Cuál es el objetivo de esos contenidos?

La idea en primer lugar es llegar a más personas que no piensan como uno, entonces ahí hay que intentar romper el cerco mediático que se arma con la izquierda y después tratar de meterse en la discusión de la actualidad, pero con una perspectiva diferente y tratando también de reflejar otros valores. Nos empeñamos en hablar distinto al lenguaje libertario, que usa siempre la expresión “domado” y todas referencias al sometimiento. Nosotros buscamos inculcar otro lenguaje que enseñe nuestros principios más solidarios, no homofóbicos, de no dejar a nadie tirado, y creo que cómo se dice habla mucho de lo que uno quiere decir.

Afirmás que, si bien una parte de la juventud está con las ideas libertarias, hay otra gran porción que está del otro lado, ¿qué te lleva a asegurar eso?

Hay varios ejemplos que demuestran que no toda la juventud se volvió libertaria. El año pasado hubo dos movilizaciones universitarias masivas, hubo tomas de facultades como hace mucho tiempo no había. Y también lo vemos este año, en la movilización que hubo el 1 de febrero después de los dichos de Milei en Davos. Las calles del país se llenaron de jóvenes que repudiaban profundamente lo que dijo porque no están de acuerdo con la homofobia. El gobierno de Milei quiere instalar una agenda que puede garpar en Estados Unidos, pero no en este país que tiene una gran tradición en defensa de los derechos humanos y las libertades democráticas. Además, se viene reflejando en distintas situaciones, como en la calle acompañando a los jubilados, que una parte importante de la gente joven no se volvió de derecha. Yo a lo sumo opino que hay polarización y que hay una tendencia hacia eso, no solo en la Argentina sino en todo el mundo. En las elecciones que hubo en Alemania hace muy poco se vio eso: en el rango etario de 18 a 24 años la ultraizquierda salió primera e inmediatamente la ultraderecha salió segunda. Entonces creo que ese es el fenómeno global.

¿Cuáles serían tus proyectos primordiales en la Legislatura?

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hay un gran problema ligado al transporte y a la vivienda. En ese sentido, una de las cosas que nosotros planteamos desde la izquierda, y por eso hemos presentado distintos amparos, es contra los aumentos en el subte. De hecho, muchas veces se han tenido que retroceder los tarifazos porque participamos de las audiencias públicas cada vez que hay aumento. Somos la única fuerza política que forma parte, porque el peronismo no lo hace, lo cual también refleja bastante cómo vienen cogobernando con el PRO. El peronismo maneja el 20 por ciento del presupuesto en esta ciudad, tiene 18 legisladores y como oposición se le conocen muy pocos logros. Eso habla de una complicidad con el oficialismo que no se puede negar. Además, hay que frenar el asbesto de forma inmediata, no puede ser que un material cancerígeno prohibido en varios países siga estando en el subte y se cobre la vida de varios trabajadores. El problema de la vivienda hay que resolverlo de forma inmediata y ahí el impuesto a la vivienda ociosa es una de las propuestas que planteamos de la izquierda. Consiste en poner un impuesto a estos grupos inmobiliarios que tienen 10, 15, 20 departamentos vacíos para que justamente les sea más redituable ponerlo en alquiler que usarlo para la especulación inmobiliaria.

¿Las críticas a la gestión de Jorge Macri más la fragmentación de la derecha pueden facilitar que la izquierda gane terreno en la Legislatura?

El conjunto de todo el escenario electoral refleja una fragmentación de todos los espacios políticos, porque si uno ve incluso las listas del 2023 y las de hoy, ve que todos se cambiaron de logo, de color y de nombre, salvo la del Frente de Izquierda Unidad. Si bien tenemos diferencia entre nosotros, priorizamos la unidad sobre todo en este momento. Las elecciones legislativas en general son una oportunidad para que la izquierda crezca, pero también veo que hay partidos políticos que quieren instalar que son ejecutivas, que se elige jefe de Gobierno y eso no es así. Se eligen 30 legisladores y la izquierda para conseguir dos necesita 120.000 votos.

“El delito de trata tiene una raíz económica”

“El delito de trata tiene una raíz económica”

Una sobreviviente de una red de trata cuenta los obstáculos que padeció a la hora de acceder al Poder Judicial. El papel de las organizaciones de ayuda y la necesidad de un Estado presente, tanto para acompañar a las víctimas como para educar y terminar con la demanda.

En Argentina, la trata de personas con fines de explotación sexual es un delito federal. Sin embargo, el recorrido judicial que enfrentan las víctimas una vez que logran salir de esa situación suele ser largo, desgastante y, muchas veces, poco reparador. A pesar de los avances normativos en materia de derechos humanos y protección a las víctimas, los tiempos legales, las trabas burocráticas y la falta de perspectiva integral generan que muchas sobrevivientes no encuentren en la justicia una respuesta a la altura del daño sufrido.

María es sobreviviente de una red de trata. Escapó hace más de diez años, pero aún no logró obtener justicia. El juicio comenzó en 2017 y, pese a haber sido identificada por el Estado como víctima y haber colaborado activamente en la causa, el proceso no avanzó como debería. “Tuve que estudiar la ley de víctimas, hacer un curso, recibirme en la universidad para entender cuáles eran mis derechos”, cuenta en diálogo con ANCCOM.

Enfrentó audiencias reprogramadas, declaraciones reiteradas y un sistema que parecía no tener en cuenta su salud mental ni su situación económica. Su causa, que involucraba denuncias por amenazas, explotación, endeudamiento forzado y violencia, terminó con una sentencia por “facilitación y promoción” de la prostitución, sin que se reconociera el delito de trata.

Si bien la Ley 27.372 de Derechos y Garantías de las Personas Víctimas de Delitos lo garantiza, a María nadie le informó que podía contar con un abogado gratuito. “Me dijeron que actuaba el fiscal de oficio o me pagaba uno. Claramente, la plata no la tenía”, recuerda. Esa falta de información es una constante. “La gente no ejerce sus derechos porque no los conoce”, afirma.

Romina, integrante de Pibas Abolicionistas, la acompaña desde hace tiempo y resume lo que ve con frecuencia: “Las causas no se llevan como trata, sino como facilitación. Las oficinas se ofenden si una sobreviviente llama a preguntar. Las tratan mal para que se cansen, para que dejen de insistir. No es desidia: es una decisión política”.

Una de las preocupaciones principales es la falta de garantías para la seguridad de las víctimas. María sostuvo durante seis años su denuncia, sin custodia ni respaldo económico o habitacional. Declaró durante siete horas sin que siquiera le ofrecieran un vaso de agua. “¿Qué pasaba si me descomponía? A nadie le importaba”, recuerda.

El trauma, asegura, no se va solo. Requiere acompañamiento psicológico sostenido, algo que tampoco recibió por parte del Estado. Mientras tanto, su explotador recibió apenas cinco años de condena, de los cuales ya cumplió dos en prisión preventiva.

Otro punto crítico es la dimensión económica del delito. A María le ofrecieron un resarcimiento de un millón de pesos, pero esa suma ni siquiera alcanza para cubrir las deudas que su proxeneta sacó a su nombre mientras la tenía bajo su control. “El delito de trata tiene una raíz económica: te explotan para lucrar con vos. Si el Estado no restituye esos derechos patrimoniales, no hay reparación real”, explica Romina.

La ausencia de asistencia integral es una constante: sin apoyo psicológico, sin recursos económicos, sin acompañamiento judicial. “¿Con qué cara le decimos a las víctimas que vayan a la Justicia si lo que les espera son juicios eternos, condenas irrisorias y una reparación menor a un sueldo mensual promedio?”, se pregunta Romina. Y remata: “El Estado se comporta como una organización criminal”.

La falta de respeto, la burocracia y el destrato hacen que muchas sobrevivientes ni siquiera lleguen a juicio. “El mensaje que te queda es claro: no denuncies, porque si lo hacés, la vas a pasar mal”, dice María. “Y además, a un tipo que esconde personas le dan cinco años. A alguien que roba un celular, tal vez seis”.

Frente a ese panorama, el rol del acompañamiento colectivo se vuelve clave. “Aunque no seamos abogadas ni psicólogas, es el hecho de que haya alguien al lado tuyo, yendo con vos a un lugar donde seguramente te revictimicen y tengas que remover un montón de cosas”, explica Sol, también integrante de Pibas Abolicionistas. “Ese acompañamiento presencial, el saber que hay alguien pendiente de cómo estás y que te sostiene, alivia”.

Desde su militancia, también cuestiona el discurso que habla de la prostitución como una elección individual. “Es un poco neoliberal hablar de libertad de elección tan livianamente. Es desconocer todo el contexto social, histórico y político que lleva a que una mujer esté en situación de prostitución”, sostiene.

Esa mirada, dice, también invisibiliza al otro lado del sistema: los varones que pagan. “Se pone el foco en las mujeres, no en los varones que las demandan. Además, no es realista. Se construyó una visión romantizada donde la mujer prostituida elige, tiene agencia, está en un circuito glamoroso. Pero cuando ves los números y conocés los casos, te das cuenta de que la mayoría está siendo explotada por uno o varios proxenetas, y que lo que viven son experiencias traumáticas”.

Sol también advierte sobre el riesgo de reglamentar la prostitución: “Si se legaliza, los proxenetas pasan a ser empleadores. Podrían enriquecerse tranquilamente con el amparo de la ley. El Estado pasaría a ser proxeneta también. Por eso no es casualidad que haya tantas campañas para legalizarla”.

Viviana es educadora y forma parte de la Convocatoria Abolicionista Federal. Desde su rol, acompaña a mujeres en situación de prostitución y advierte sobre una problemática estructural: el Estado está ausente. “Somos un país abolicionista, pero nadie lo sabe. No hay una bajada clara, no se nombra el abolicionismo, no se educa desde ahí”, denuncia en diálogo con ANCCOM.

Para Viviana, hay un mito que todavía circula y genera confusión social: “Es el de la puta inteligente, estudiante, feliz y millonaria”, subraya. Las historias que ella ve todos los días son otras: mujeres precarizadas, sin redes, sin recursos, sin asistencia. “A una víctima de trata la tienen que acompañar al menos siete personas: psicólogas, psiquiatras, asistentes sociales, gente que la defienda, que la acompañe cuando tiene que declarar. Y no hay nadie. Somos redes de mujeres las que sostenemos a estas otras mujeres”.

Ese sostén, insiste, es concreto y cotidiano: preparar un plato de comida, cuidar a sus hijos, conseguir un colchón o un abogado. “María pudo llegar al juicio porque hubo una red atrás. Una red que hace todo eso que el Estado no hace”. Porque no se trata solo de llegar a la justicia: se trata de sobrevivir mientras tanto.

“La mujer prostituida no recibe ayuda de nadie. En ningún lugar del país el Estado está dando respuestas”, afirma Viviana. Y señala que la única forma de romper con ese círculo es a través de la educación. “Yo soy educadora y sé que, si no empezamos a hablar de esto en las escuelas, no hay forma de cambiar nada. Pero llevás guías al Ministerio y ni siquiera te reciben. No hay voluntad política”.

«Adorni, Marra y yo podemos jugar juntos en la Legislatura»

«Adorni, Marra y yo podemos jugar juntos en la Legislatura»

Yamil Santoro, encabeza la lista de Unión Porteña Libertaria y en las elecciones del 18 de mayo busca reelegir su banca. Dice que no teme que su estrategia de márketing lo convierta en un candidato bizarro y propone prohibir los cartoneros y trapitos.

 

Yamil Santoro es legislador porteño, abogado y figura recurrente en redes sociales, donde combina consignas liberales, declaraciones provocadoras y estrategias de comunicación poco convencionales. En el último tiempo, su nombre volvió a circular tras haber anunciado que el primer candidato de la lista de su espacio “Unión Porteña Libertaria” sería su hermano Leandro -homónimo del candidato principal de Es Ahora Buenos Aires-, además de que el logo de su espacio era una mezcla de diferentes partidos políticos nacionales. Desde una posición opacada por la presencia de figuras políticas liberales más reconocidas, Santoro apuesta a instalarse con impacto mediático y una estética descontracturada, que él mismo reconoce como parte de una “provocación en el buen sentido”.  En esta entrevista, Santoro explica su forma de hacer política, deja en claro sus aliados y opositores y explica qué lugar quiere ocupar en un panorama político donde, según dice, la visibilidad cotiza más que las formas.

Hace un tiempo hiciste un llamado abierto a personas que quieran formar parte de tu lista, ¿alguno logró integrarla?

Sí. Más de 200 personas se anotaron y, de hecho, uno de los candidatos que a mí más me gustan de mi lista salió de ahí: Leo Piccioli. Leo fue uno de los fundadores de Office Net, que después se convirtió en Staples en Argentina. Estamos hablando de un tipo número uno que se contactó por esa iniciativa, se anotó en el formulario y terminó en nuestra lista. Pero por fuera de los que entraron en la lista o no, a mí me sorprendió para bien que ante la decisión de abrir la participación política haya, en menos de una semana y sin pauta ni nada, 200 personas dispuestas a dar el paso para mejorar las cosas. Yo creo que ahí hay algo súper potente, que merece seguir explorándose.

¿Quiénes son los principales referentes de tu lista hoy?

Hace unos días presentamos la Unión Porteña Libertaria con la idea de dar a conocer a los candidatos. Me parece que lo interesante de nuestra lista es que somos mucho más que Yamil Santoro. Está Leo Piccioli que te hablé recién. Fishel Szlagen que es un rabino y doctor en Filosofía que tenemos en la quinta posición, que nos va a aportar mucho en cuestiones de bioética para discutir filosóficamente un montón de conceptos asociados a la cuestión pública. Luis Guisbert es un chico que vive en la Villa 31 de ascendencia boliviana, que no está ahí para decir “tengo un amigo negro”. Está ahí porque es un crack. El otro día discutía con uno y le decía “en la lista faltan candidatos marrones”. Pararse del lugar de la victimización es una mierda. Yo lo que sí tengo es un pibe crack que lo becó San Andrés, hizo la carrera y es un referente positivo para la comunidad desde ese lado. Yo creo que tenemos una lista que termina siendo un crisol súper interesante de historias y orígenes. Por ejemplo, yo vengo de los monoblocks de Lugano y tenemos gente que no tiene un mango y gente que tiene mucha guita. Ese es un gran diferencial de nuestra lista, que además se traduce en las propuestas.

En Instagram anunciaste que tenés más de cien proyectos…

Sí, proyectos de verdad, porque acá hay muchos que tienen bloques en la Legislatura o que son diputados hace cuatro años como Marra, pero que te proponen cosas como si recién ahora empezaran a ser diputados.

¿Cuáles son los principales problemas que tienen los porteños hoy?

Creo que hablar de los “porteños” me parece siempre una generalidad como medio infeliz. Sí te puedo decir que lo que encuentro en las recorridas que hago por la ciudad es inseguridad y malestar en el espacio público.

¿Hay olor a pis como dice Rodríguez Larreta?

El olor a pis estaba también con Horacio. Pero la mugre, el espacio público descuidado, la falta de mantenimiento adecuado, problemas de congestión de tránsito, donde aparte ahí entran cartoneros y trapitos también como fuente de desorden o malestar. El caos, los tachos de basura y la gente que revuelve y todo el quilombo que eso representa son problemas que se deben solucionar urgentemente. Pero también el riesgo de los arrebatos, el choreo de los celulares que es una epidemia en la ciudad… Eso hay forma de solucionarlo. Todos sabemos dónde los revenden en Once o en otros barrios.

¿Y cuál es, desde la herramienta legislativa, la manera de solucionar eso?

Lo voy a anunciar esta semana, así que no te voy a dar el spoiler.

Volviendo a los 100 proyectos, ¿tenés alguno que me puedas contar?

De los que puedo mencionar, ya está ingresado el proyecto para prohibir trapitos y cartoneros. Estamos por meter un proyecto para que la exención que hoy existe en la ciudad de Buenos Aires de Ingresos Brutos para profesionales graduados, se extienda a los que realizan tareas terciarias. Y ahora estoy negociando con el Gobierno para ver si logramos un proyecto superador para que las primeras categorías de las escalas del monotributo no paguen el impuesto de los Ingresos Brutos. Entonces generamos una exención generalizada por el nivel de ingresos.

¿En qué consiste el proyecto de los trapitos y cartoneros?

Prohibirlos. De hecho, en la Ciudad de Buenos Aires, los cartoneros estuvieron prohibidos hasta el año 2003. Después el peronismo levantó la prohibición y todo lo que vino fue un proceso de tratar de regularizarlos como actividad laboral, pero yo creo que se pierde de vista de que genera externalidades negativas.

¿Y no creés que esa prohibición le quita a miles de personas su única fuente de trabajo?

Sí, mi diferencia con Marra, que los trata de fisuras, es que yo creo que son personas que todos los días se levantan para salir a laburar haciendo una tarea brutalmente ingrata como es empujar un carro para ir a revolver basura y poder poner un plato de comida arriba de la mesa de su familia. Para mí son héroes. Ahora, a partir de ahí, llevan adelante una tarea que lamentablemente perjudica al resto de Buenos Aires. Pero hoy la ciudad tiene suficientes herramientas para acompañarlos económicamente mientras tanto y cuenta con dispositivos de empleo como para acercarlos a un empleo formal de calidad, porque son 4.000 personas que demuestran que quieren trabajar. Después lo que tenemos que ver es cuáles son las aptitudes de cada uno y a qué tipo de empleo se los puede integrar.

¿Tu proyecto no contempla un programa de promoción de empleo?

 No hace falta que lo haga. Ahí es donde creo que está bueno entender cuál es la diferencia entre el rol del Ejecutivo y el del Legislativo. Nosotros ya votamos cientos de miles de millones de pesos para el Ministerio de Desarrollo Social y la Secretaría de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires. El Poder Ejecutivo tiene la plata para ayudar a esa gente. Vos como Poder Legislativo lo que decís es “esta actividad no”. Por supuesto que me importa y me ocupo, pero no es que voy a sacar una ley para darles empleo.

Hace unas semanas tu espacio político trascendió por haber publicado un logo muy similar al de otros partidos y por decir que el candidato principal de la lista iba a ser tu hermano Leandro. Unos días después aclaraste que era parte de una estrategia: ¿todo eso era para posicionarte en la discusión pública frente a otros candidatos más reconocidos?

Si. Y creo que fue exitoso. Por supuesto, que ese tipo de estrategias no están desprovistas ni de riesgo ni de costos, pero creo que el saldo fue netamente positivo teniendo en cuenta que es una candidatura que no corre con la ventaja de un acompañamiento de grandes estructuras y de grandes cantidades de dinero, sino que tenemos propuestas, trabajo, ideas, pero que eso implicaba tener la cancha inclinada con respecto a la fuerza con la que el resto de los actores salió a la cancha. Nosotros logramos, por un lado, instalar la candidatura y el espacio con mera fuerza, inteligencia y creatividad y, además, lograr un statement, porque al final del día lo que nosotros queríamos plantear es que hay dos Santoro, uno el de “Unión por la plata” o “el frente de chorros” o como lo quieran llamar y estamos nosotros. Y en ese contraste, creo que con el video donde anuncio que finalmente soy yo el candidato, pudimos marcar ese contraste en que no somos todos lo mismo.

¿No temés que con estas acciones tu figura se vuelva un poco bizarra?

 Es un riesgo. Es probable que quizás el conocimiento haya aumentado y eso haya tenido algunos componentes negativos en algún segmento, pero mi principal riesgo en esta campaña es la invisibilización o la falta de conocimiento. Yo creo que los beneficios superan a los costos, pero también sería necio no reconocer que no a todo el mundo le gustó ni a todos les pareció una idea espectacular.

En tus redes tenés un perfil polémico, con títulos llamativos o resonantes ¿Se debe a que creés que tu electorado puede estar en los ciudadanos jóvenes o es tu forma de ser?

Soy bastante provocador en un buen sentido. Primero, como una suerte de definición política, yo no subestimo al electorado, entonces prefiero plantear ideas y conceptos complejos. Después hay un tema de estilo o de forma: que algo sea serio no quiere decir que no pueda ser divertido. Quiero plantear mi mensaje de una manera que capte la atención de las personas y los obligue a sacar la mirada un segundo de culos, gatitos y brownies para, por dos minutos, hablar de políticas públicas. Entonces, desde ese lugar a veces el disfraz, el título, el impacto o la provocación ayudan a captar la atención.

También contás con el antecedente de Javier Milei que, con un perfil polémico, logró posicionarse como una figura política.

Totalmente, pero creo que lo que permitió Milei es romper con la solemnidad impostada, porque el problema que yo tenía cuando hacía esto, mucho tiempo antes que Javier, es que estaba el eje tan corrido hacia lo solemne que caías en el lugar del ridículo. Lo que logró Milei fue, desde el ridículo, correr el eje de lo aceptable y por supuesto cosechó los beneficios de eso. Ponerme la capa turca, tener un Darth Vader en el escritorio o cuando fui con la remera de Star Wars a Crónica, son recursos pensados que apuntan a generar un anclaje, pero aparte es genuino. Una cosa es que vos seas un bodrio y que te pongas tipo (Horacio Rodríguez) Larreta en el meme ese de Hello Kitty y otra es cuando realmente sos eso en tu vida y lo único que haces es dejar de esconderlo.

Hoy hay una fragmentación en la derecha o la centro derecha con varios candidatos dispersados en diferentes listas ¿Creés que eso puede hacer que el peronismo logre un resultado que se le viene negando en la ciudad?

No, y ese es un error de lectura que se está esparciendo en parte motivado o impulsado por el PRO y por La Libertad Avanza. El peronismo va a sacar la misma cantidad de votos que sacó siempre. Entre 25 y 30 puntos. Pero esta además es una elección legislativa. Lo que hay que ver el día después de la elección es qué paquetes de bancas quedaron y qué coaliciones posibles pueden armarse. El no peronismo de la ciudad de Buenos Aires va a sacar más o menos el 70% de la votación. En este sentido, Adorni, Marra y yo podemos jugar como ya venimos funcionando, con cierto nivel de diálogo en la Legislatura.

Es decir que hoy hay diferencias que hacen que no puedan ir en la misma lista, pero en la práctica legislativa van a ir contra el peronismo.

Exacto, pero vamos a un caso práctico: por la intención de voto que tienen Adorni y Marra, los dos ya están adentro. El que está en el margen, que puede entrar o no, soy yo. Entonces, en realidad yo estoy compitiendo contra el cuarto de la lista de Adorni o el de marra, que nadie conoce.

¿Con qué resultado estarías contento?

Yo apunto a sacar la mayor cantidad de votos posibles, por supuesto que hay un criterio de subsistencia. De mínima, me gustaría que mi banca resulte reelecta. Pero voy a ir a una construcción de largo plazo.  La gran ventaja que tengo con casi todos los candidatos es que soy una generación política posterior, si querés de la misma que Santoro y Marra. Pero después, competimos contra Adorni, Larreta, Lospenatto; gente que está de vuelta en la política. En ese sentido, hacer una elección donde yo salga jerarquizado, instalado y posicionado como uno de los tipos que se viene en la ciudad de Buenos Aires, es ganancia.