Almorzando con Toto Caputo

Almorzando con Toto Caputo

Organizaciones de Tigre y Zona norte marcharon hasta la casa del ministro de Economía de la Nación para realizar una olla popular y protestar por el ajuste al que está sometiendo a la población.

En el marco del paro general del 9 de mayo, diferentes agrupaciones de Tigre y Zona Norte se movilizaron al mediodía hasta la entrada del Club Newman, el barrio privado donde reside el ministro de Economía Luis “Toto” Caputo, para protestar contra el ajuste y el endeudamiento del país ante el FMI. Oradores de diferentes espacios tomaron el micrófono y sus palabras fueron transmitidas a través de la Radio Cooperativa La Reconquista. Además, la movilización contó con una olla popular y una performance de la agrupación Unidxs por la Cultura.

Es un día fresco pero soleado en Benavidez. En la intersección entre la avenida homónima y la avenida Perón, a las 11 de la mañana, manifestantes portando pecheras de SUTEBA, de Tribuna Docente y de ATE, entre otros, se disponen a comenzar la marcha hasta el Club Newman, que se encuentra a un kilómetro de distancia. “Que sepan que no van a poder seguir haciendo lo que están haciendo sin que el pueblo se levante”, dice el representante de SUTEBA Tigre Alfredo Cáceres a través de un megáfono.

En diálogo con ANCCOM, la refrente de SUTEBA Tigre Gabriela Toloza Ferret habla sobre lo que motiva la movilización: “Lo que se expresa en cada una de estas luchas es lo que está atravesando día a día cada uno de les compañeres, de las compañeras, ya sea desde el marco de trabajo registrado, como de las economías populares, las disidencias en los territorios. Y hay mucha bronca, hay mucha bronca, porque el ajuste es brutal, porque van contra nuestros derechos porque saben que la organización es justamente la fuerza de los sectores más oprimidos y porque promueven el individualismo. Y la respuesta es esto, es la actividad colectiva, una olla, que tiene como psicología la representación del conjunto. Una olla se comparte, no se cocina para uno solo”.

Durante la marcha, se oye principalmente el canto “Te queda poco peluca botón / a vos te queda poco peluca botón / Nos cagamos de hambre / Vas al FMI / Reprimís laburantes / Te tenés que ir”, pero también suenan otros como “Para que todos se enteren / Que este pueblo no transa / Pone el pecho y se la banca / Contra ajuste y represión / Por aumento de salarios / Contra el Fondo Monetario / Paro y movilización” y “Caputo, basura, vos sos la dictadura”.

Una vez que la movilización llega hasta el Club Newman, los manifestantes se encuentran con una gran cantidad de policías posicionados frente a la entrada del barrio privado, a pesar de que se trata de una movilización pacífica. Cáceres toma el megáfono nuevamente para explicar la actividad que se realizará: La radio cooperativa La Reconquista transmitirá las palabras de oradores de diferentes agrupaciones, fábricas, sindicatos y más. “No es menor poder hoy, en una jornada como esta, plantear una actividad semejante, porque decir qué intereses representan los que viven acá es importante”, expresó Cáceres.

Cáceres le entrega el megáfono a Toloza Ferret, quien llama a que los oradores se acerquen y se anoten en la lista.“Es necesario ponerlo en palabras, es necesario que esa bronca que masticamos a diario sea puesta al servicio de la lucha y que hoy podamos socializar todas esas cuestiones que estamos viviendo día a día”, expresa Toloza Ferret. Un poco después, se da comienzo a la actividad y el megáfono es reemplazado por un micrófono, que pasa de mano en mano a medida que Toloza Ferret llama a quienes pidieron la palabra.

“Este gobierno dijo que iba a venir a atacar a la casta ¿Y a quién vino a atacar? Vino a atacar a los más pobres, a los que ganamos doscientos, trescientos mil pesos por mes, un poco más, pero vino a atacar a esos. Y miren qué casualidad ¿Dónde viven ellos? ¿Y dónde vivimos nosotros?”, expresa Jorge Montenegro, representante de un sector de jubilados, micrófono en mano. “Los que son vecinos históricos de Benavidez saben que (el espacio) se lo robaron al Patronato de la Infancia donde vivían chicos que tenían muy pocas cosas”, agrega, y concluye: “Quiero recordarle a Caputo, a su gobierno, a Milei, que todo termina. Que el gobierno de él va a caer”.

Otro de los oradores es Ramiro Tissera, representante de Tribuna Docente: “El gobierno nacional quiere aprobar una reforma laboral y una nueva Ley de Bases que claramente quiere profundizar el plan de guerra de los sectores capitalistas, de los sectores que fugan la guita, contra la clase obrera. Claramente lo que demuestran las movilizaciones populares que se vienen desarrollando, como fue el 23 de abril, donde millones en todo el país salimos a movilizarnos por la defensa de la educación pública, demuestra que es el camino para hoy derrotar a este gobierno”.

También toma el micrófono Giselle Santana, representante del INTI y Opinión Socialista, entre otros: “Esto es muy simbólico. Puede parecer que es una actividad pequeña, pero es profundamente simbólica y política. Nos está marcando cuál es el camino: La unidad de la clase trabajadora, de la clase obrera, ocupada, desocupada, jubilada, de la economía popular, contra los patrones que nos quieren sacar absolutamente todo. No vamos a permitir que nos roben una sola conquista, no vamos a permitir que nos sigan sacando absolutamente todo, hay que salir a enfrentar, además, esta ley que no es una Ley de Bases, es la ley de clases, es la definición de un país hecho en colonia. Es la esclavitud para todos los trabajadores y las trabajadoras, fundamentalmente para las trabajadoras, a quienes nos dicen que nuestro trabajo no existe, a quienes nos roban la posibilidad de jubilarnos”.

Finalmente, Gastón Ayala, el secretario general de ATE Tigre, y María Elisa Salgado, secretaria general de SUTEBA Tigre, cierran el acto. Ayala expresa que “esto es una muestra de lo que venimos trabajando y lo que tenemos que seguir trabajando y cuidando, que es la unidad de todos los trabajadores y trabajadoras ocupados, desocupados, jubilados, jubiladas, trabajadores de empresas privadas, fábricas, docentes, auxiliares y todos los trabajadores y trabajadoras que construimos con las manos este país”. Salgado le sigue y explica: “Este Caputo que vive acá, tiene alrededor barrios enormes, en los que no se ha construido un aula, ni una escuela desde el año 97 ¿Y por qué? Por estos tipos que nos metieron al Fondo Monetario y nos metieron la deuda. No hay plata para construir lo que se necesita. Entonces los pibes de la 32 del Arco están desde hace años esperando cuatro aulas que todavía no cumplieron. La gente del barrio La Mascota, que está detrás de este country, no tiene todavía jardín de infantes” y concluye que “el día que se trate la ley tenemos que ser millones en el Congreso y en todo el país. Si ellos quieren ir contra nosotros, nosotros vamos a pararles el país. Estos vienen por todo y nosotros tenemos que defender con toda la fuerza”.

Ya pasado el mediodía finaliza la lista de oradores, es la hora del almuerzo; el merendero Gauchito Gil del barrio Las Tunas abre la olla popular, frente a la que rápidamente se forma una fila de personas para recibir un plato de guiso de lentejas y pan. Mientras tanto, representantes de Unidxs por la Cultura Zona Norte ofrecen stencils y preparan su performance para cerrar la manifestación frente al Club Newman con poesía y música. Luego de que el guiso se termine y la música deje de sonar, los manifestantes emprenden el camino de vuelta al punto de partida para dar fin a la manifestación.

Después de 48 años de silencio, la Feria del Libro tiene sus jornadas de literatura originaria

Después de 48 años de silencio, la Feria del Libro tiene sus jornadas de literatura originaria

A lo largo de tres jornadas, escritores y poetas de distintos pueblos presentaron sus trabajos. «Era una deuda», subrayó Ezequiel Martínez, director de la Feria.

Este miércoles se inauguró en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el ciclo de charlas La palabra indígena. Diálogo con escritoras y escritores originarios. El encuentro se puso en marcha por primera vez en este 2024, ya que nunca antes en los 48 años que lleva funcionando el acontecimiento cultural más importante de la Argentina se había reservado una sala exclusivamente para que los autores indígenas de diferentes latitudes pudieran visibilizar sus voces y escritos.

“El año pasado, durante la Feria, unos cinco o seis adolescentes que venían de la Patagonia me trajeron dos libros bilingües en castellano-mapuche, que hablaban sobre lo que hacían en su comunidad. Me dijeron: ‘Nosotros queremos que sepa que escribimos en nuestra lengua y queremos que tenga estos libros’. Yo me re emocioné, todavía lo hago”, dijo Ezequiel Martínez, Director General de la Fundación El Libro, en el discurso inaugural. Comentó que meses después de ese encuentro Fabián Martínez Siccardi —quien hoy forma parte de la coordinación del ciclo de charlas junto con Diego Antico y Fiona Martínez— le propuso realizar un diálogo de lenguas indígenas. “Era una asignatura pendiente que tenía la Feria. Hay 15 lenguas originarias activas todavía y si no las ponemos sobre el escenario, corren el riesgo de perderse. Esta sala tan colmada demuestra que no nos equivocamos”, concluyó Martínez.

El encuentro se dio en la Sala Alfonsina Storni del Pabellón Blanco, la cual efectivamente estuvo desbordada de gente. El número de sillas ubicadas en el lugar quedó corto y muchas personas presenciaron la apertura de pie. El evento estuvo protagonizado por Martínez Siccardi —quien, aparte de coordinador de este ciclo de charlas, es escritor— y por Liliana Ancalao, poeta de la comunidad mapuche-tehuelche Ñamkulawen, que vive en Comodoro Rivadavia, Chubut, y quien, además, es profesora en Letras e investigadora.

“Queríamos mostrar que somos las dos caras de una historia. Yo soy descendiente de colonos asturianos y ella es descendiente del pueblo mapuche. Somos personas similares, es decir, nacimos en la misma geografía patagónica, tenemos la misma edad, los dos somos escritores. No hay grandes diferencias en lo superficial, pero sí las hay en lo que no se ve. Yo siempre supe mi origen. En el caso de ella, no fue tan así”, aseguró Martínez Siccardi para dar pie a lo que se convertiría de ahora en más en un diálogo constante entre ambos escritores. “Yo crecí sin saber quién era. Nací en un barrio petrolero de Chubut, Diadema, que estaba partido por una vía que dividía dos barrios: el de los jefes y administradores de la empresa petrolera y el de los obreros. En la escuela, las maestras a mí me llamaban por el apellido y a los hijos de los administradores, por el nombre. Yo pensaba que esa diferencia era social pero con el tiempo me di cuenta de que había algo más”, afirmó Ancalao. Comentó que en los veranos, cuando visitaba a su abuela en Cushamen, tenía la oportunidad de escuchar la lengua mapuche. “Cuando, ya grande, supe que yo era mapuche —con la palabra de mi abuela empezó a cohesionarse todo lo que hasta el momento había estado suelto—, también supe que en realidad no íbamos al campo sino a una reserva mapuche, que era una parte del Wallmapu, del territorio ancestral. Supe, además, que el mapuzungún era mi lengua materna y paterna”, agregó. También dijo que su familia se comunicaba con “palabras impuestas para disimular ese origen”, un hecho que describió como “operaciones de la desmemoria y del avergonzamiento, cuyo lugar de adoctrinamiento fue la escuela”.

Más tarde, el diálogo entre ambos autores viró hacia la pregunta sobre desde qué lugar escribe cada uno, a lo que Ancalao respondió —alternando la lengua mapuche y el castellano—: “Escribo con indignación, impotencia y tristeza cuando recuerdo las atrocidades cometidas en la Campaña del Desierto, como el genocidio fundante, el despojo del territorio y los arreos humanos por cientos de kilómetros. También escribo con nostalgia, de ese idioma que nos perdimos todos, el mapuzungún, y de ese modo de construir el mundo donde todos somos parientes, incluso con los animales, los ríos y las plantas, con quienes nos debemos una buena convivencia. Además, escribo con responsabilidad porque las operaciones de la desmemoria nos abarcan a todos —soy una aprendiz de mi cultura, entonces no quiero tergiversar— y escribo concentrada en mi corazón, donde está mi gente”. Después leyó tres de sus poemas, titulados: La tarde del sábado para lavar la ropa, Una foto en la ruta 40 y Casos de pewma.

Hacia el final, Martínez Siccardi permitió que el público hiciera preguntas a Ancalao. ANCCOM le consultó si siente que se pierde el sentido original de lo que quiere transmitir cuando hace el pasaje del mapuzungún al castellano, y ella respondió: “Lamentablemente no soy hablante del mapuzungún, soy aprendiz de esa lengua. Así que mis procesos de escritura no tienen que ver con ese movimiento. Yo busco las experiencias de espiritualidad de mi pueblo, paso por mi cuerpo el mapuche kimün que me fue negado, después escribo en castellano y me autotraduzco al mapuzungún. Seguramente entre ambos pasajes se pierde y se gana. No son traducciones literales”.

Entre el público presente estuvo Ignacio Prafil, músico del pueblo mapuche y amigo personal de Ancalao, quien en diálogo con ANCCOM aseguró: “Esta convocatoria hace que, después de muchos años, haya participación plena de los pueblos originarios. En un lugar tan emblemático como lo es la Sociedad Rural, está bueno venir a hablar y decir que estamos vivos. Además, sabiendo que iba a estar Liliana, no podíamos estar ausentes”.

Media hora después de que terminó la apertura del ciclo de charlas, tuvo lugar en la misma sala la Mesa redonda I, moderada por Carolina Testa, la creadora de Inspirad@s, una iniciativa cultural que difunde arte y literatura latinoamericana en Canadá. En ese encuentro participaron Silvia Mellado —poeta e investigadora que integró la antología Lof sitiado. Homenaje poético al pueblo mapuche de Chile (2011, LOM ediciones)—, María Carbonetti —profesora del Departamento de Estudios Franceses, Hispánicos e Italianos de la Universidad de la Columbia Británica en Canadá y creadora del proyecto Palabras Madres— y Javier Viveros —escritor y Secretario de Políticas Lingüísticas de Paraguay—.

La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires confirmó que hoy, jueves 9 de mayo, no suspenderá las actividades por el paro, pero aclaró que cerrará sus puertas a las 20. Este ligero cambio en la agenda hizo que las Mesas redondas II y III se adelantaran en el horario, por lo que comenzarán a las 17:30 y a las 19, respectivamente. Las Mesas redondas IV y V, que tendrán lugar mañana, viernes 10 de mayo, siguen con el horario que estaba previsto: a las 19 y a las 20:30, respectivamente.

 

 

Cinco siglos igual

Cinco siglos igual

Tras 14 años de funcionamiento del jardín intercultural Wawa Huasi, el Gobierno de Jujuy afirma que la educación bilingüe adoctrina y ordenó cerrarlo.

El Instituto Infantil Intercultural Bilingüe Wawa Huasi se encuentra ubicado en La Quiaca, en la frontera con Bolivia. Abrió sus puertas el 7 de junio de 2010 por la iniciativa de docentes indígenas, quienes han recibido muchos premios en distintas ferias de ciencias en representación de la Puna y la Quebrada.
Hoy el cielo se volvió gris para esta comunidad porque la Secretaría de Educación de Jujuy rechazó su admisión al sistema educativo formal y notificó que debía cerrar sus puertas.
El Wawa Huasi es el único jardín comunitario y bilingüe en todo el país, donde se dictan clases en idioma español y en quechua. Es administrado por la Comunidad Originaria Natividad Quispe. Actualmente cuenta con una matrícula de 150 niños y niñas, con edades entre los dos y los cinco años, y trabajan 15 maestras.
La determinación, emitida a través de la resolución 763 por parte del Ministerio de Educación de Jujuy, fue oficialmente anunciada el 25 de abril. En ese contexto, Julio Alarcón, secretario de Políticas Socioeducativas de esa cartera, dijo que “la educación bilingüe adoctrina”.

 

Desde la perspectiva de la Comunidad Natividad Quispe, esta medida es un acto de represalia por su participación en la resistencia activa contra la reforma constitucional promovida por el exgobernador Gerardo Morales durante el año pasado.
En tanto, el Ministerio de Educación afirma que el jardín funciona en el antiguo terreno de la estación ferroviaria del Ferrocarril General Belgrano y asegura que los responsables de Wawa Huasi «persisten en no cumplir con los requisitos necesarios para su aprobación». Este argumento fue rechazado por la directora del jardín, Vilma Llampa, en diálogo con ANCCOM: “El jardín lo cierran supuestamente por condiciones edilicias que no serían favorables para los pequeños, pero contamos con todos los papeles y requerimientos que se necesita para tener una institución.”
Con tristeza e impotencia en su voz, Llampa agregó: “Estamos muy sorprendidos y afectados con esta situación, ya que se destaca por ser un jardín intercultural bilingüe que trabaja específicamente con valores y nuestra cultura ancestral y nuestras comunidades originarias de San Salvador de Jujuy”.

Al conocer la novedad, padres y madres de los 150 alumnos del Wawa Huasi se reunieron y consensuaron que la institución no podía cerrarse. También solicitaron la presencia de la ministra de Educación, Miram Serrano, para que brinde explicaciones sobre la decisión tomada.
Vilma Llampa contó que cada gobierno que visita el jardín sabe la forma de trabajar y cómo funciona. Además, recordó que el exgobernador Morales se había comprometido a construir un edificio nuevo para la institución y con ese fin la comunidad ya donó el terreno. Mientras se edificaba este edificio, el Wawa Huasi iba a seguir trabajando con normalidad. “Ese era el acuerdo”, sostuvo.
En relación a la justificación del cierre, Llampa respondió que tienen “las pruebas dentro del jardín de que presentamos reiteradas veces, todos los años todo lo que corresponde en cuanto a documentación específica”.

Desde el Consejo de Pueblos Originarios Llankaj Maki, el coordinador de la provincia, Jorge Angulo, vinculó el pedido de cierre de la institución a una acción de persecución del gobierno jujeño contra las comunidades indígenas que aportaron su cuerpo a las protestas en 2023.
Por su parte, la diputada provincial del FIT U Natalia Morales expresó que “sucedió lo mismo con la Escuela de Idiomas y escuelas rurales, la variable de ataque es la educación pública y lo hace la UCR”. La legisladora destacó que “el Ministerio de Educación usó al jardín como ejemplo de la única experiencia nacional intercultural, pero ahora lo ataca”. La semana pasada Morales acompañó a la directora y a la comunidad cuando fueron a la Legislatura para ser escuchadas.

Una excursión al Mercado Central

Una excursión al Mercado Central

Un sindicato organiza viajes para que sus afiliadas y familiares puedan defender su bolsillo ante la inflación. ANCCOM se subió al micro y te cuenta la travesía.

“No nos podemos retrasar un día como hoy”, se escucha. Es sábado al mediodía. Hace minutos el rocío se convirtió en llovizna, pero todavía no llega la tormenta. El micro escolar se acerca a la parada del 42, en la esquina del restaurante Bernal, en el barrio porteño de Saavedra. María se refugia bajo un balcón y luego es la primera en subir. Controla la hora en su celular cada dos minutos, revisa que no haya mensajes del conductor o de sus compañeros. Ella afirma que “comunalmente” se advertía la necesidad de ayudar al otro. Así, lograron que el Sindicato Único de Trabajadores de Edificios de Renta y Horizontal (SUTERH) gestione y subvencione estos viajes al Mercado Central.

Las nubes se ciernen sobre la zona, donde vive la mayoría de los 33 pasajeros que se embarcan una vez por mes hasta Autopista Ricchieri y Boulogne Sur Mer, en la localidad de Tapiales, partido de La Matanza, donde se ubica el inmenso Mercado Central de Buenos Aires. María tiene los nombres y apellidos de los viajeros en una lista que no abandona su mano o bolsillo. Son cinco paradas, todas sobre la Avenida Cabildo, en las que van subiendo los pasajeros, hasta la última, en la General Paz.

Isabel sube un poco antes, en Cabildo y Monroe. Deja su carrito azul encimado sobre los otros, elige el asiento que nadie se había animado a ocupar, el que enfrenta al resto, y desde allí los puede ver a todos. Sus movimientos son rítmicos y a la vez automáticos, en un parpadeo dispone de lo que necesita entre sus manos: termo, mate y yerba. “Mis mates tienen algo especial, son diferentes a los demás”, dice mientras ceba.

¿Cuál es el secreto? Su respuesta es una sonrisa llena de picardía, quizás no hay secreto, quizás no hay magia. Pero ante una acción siempre hay una reacción y algo sucede. Las pasajeras a su alrededor dejan de quejarse del frío, de la lluvia, del gobierno y de sus maridos, y empiezan a conversar. Ahí está la magia, el secreto, la receta. El micro ya no estará en silencio hasta el fin de la jornada.

“¿Quién quiere un mate?”. “¿Cómo están tus hijos?”. “¿Dónde está Molina, por qué no vino?”. “Mi hija está bien, estudiando, tiene miedo porque los profesores le dicen que la facultad puede cerrar”. “¿Quién va a comprar tutucas?”.

María permanece de pie. Solo se permite descansar cuando la última pasajera sube al micro. Muchos de los viajeros no se conocen entre sí, y ella, como el mate de Isabel, ocupa el rol de conectora. Dialoga con los solitarios que eligieron un asiento en el fondo, el club de materas que rodea las primera filas, las dos parejas que decidieron viajar con sus hijos, y con el conductor.

Maite (25) vive en Belgrano y estudia Administración en la Universidad de Buenos Aires. Este es su segundo viaje al Mercado Central, viene para acompañar a su mamá, Marta, que va por su cuarto viaje. “La diferencia de precios es tremenda, con 50 mil pesos compro el doble o el triple que en el supermercado cerca de mi casa”. Su hermana Clara también la acompaña. Ambas son encargadas de edificios, como el 90 por ciento del pasaje.

“Me enteré de estos viajes por mi hermana, que participa desde el año pasado. Yo vengo con mi marido, y este es nuestro segundo viaje, lo hacemos por los precios y la comodidad, está bien organizado, se hace súper ameno. Estoy este rato conversando con mi pareja, mi hermana y mis sobrinos, no somos la única familia que viene no sólo a comprar, sino a pasar el día. A mi hermana no la veía hace unas semanas, así que aprovechamos para pasar tiempo juntas”, cuenta Clara. Las mujeres Ávila han ocupado asientos en ambas filas. Sus risas musicalizan la excursión.

Sólo hay ocho hombres en el ómnibus, casi todos parejas de las mujeres más grandes, algunas jubiladas. Clara opina que es así porque dentro del rol de ama de casa, o de madre, o de esposa, la mujer es la responsable de las compras para el hogar. “Los hombres más que nada acompañan para cargar lo que nosotras compramos”, explica.

Los Barrientos eligen convertir la travesía en un plan familiar. Sus dos hijos probablemente corretearán entre los puestos de ropa y electrodomésticos, el pabellón de pequeños productores, quizás jueguen a las escondidas en la feria minorista, o a la mancha entre las naves 10 y 12. Posiblemente terminen su excursión con hamburguesas en el patio de comidas, frente a los puntos de flores y plantas, con un enorme paquete de tutucas de postre.

El Mercado Central es una telaraña, cada pasillo se entremezcla con otro pabellón lleno de recovecos. A través de sus naves se expanden los Nueve Mundos del Yggdrasil. Y por las rendijas, entre tablones, aparecen cada vez más personajes. Familias enteras despliegan una obra ruidosa y ardua. Isabel va al frente, dirige al grupo, ha venido incontables veces. Su fiel termo está guardado en su carrito, o tal vez lo dejó en el micro, para la vuelta.

Miguel trabaja en la carnicería La Celestina hace ocho años. Su chomba blanca y delantal rojo están impolutos. “En los últimos dos o tres meses las ventas han bajado un 40 por ciento, gracias a Dios tenemos una clientela fiel que nos sigue eligiendo por la calidad de la carne, pero la disminución es notoria y preocupante. Antes, la gente venía a comprar dos kilos de milanesas, ahora compra kilo y medio, un kilo, o incluso por unidades. Subimos los precios cada un par de meses, no queremos hacerlo, sabemos y entendemos que a la gente le cuesta, pero no nos queda otra”.

Marta (40) trabaja en el Mercado Central desde que tiene 10 años y es dueña de su propio puesto. Su sector es una explosión de colores, aromas y texturas, con sus frutos secos, aceites, harinas, legumbres, especias y condimentos. Sus productos llegan de toda la región, Paraguay, Perú, Brasil, Bolivia. En su caso, la clientela ha aumentado desde el cambio de gobierno, la gente busca otras formas de comprar. Los precios en su puesto aumentan cada 10 o 15 días. “Uno ya se acostumbra a la subida constante de precios, hay cosas baratas y caras, pero siempre conviene comprar acá. La gente compra por kilo o por cuarto, pero compra cada vez más, porque conviene. Solía racionar maní en bolsitas de medio kilo y por la demanda de la gente ahora vendo por kilo”. Sus productos estrella son las harinas y fécula, “para la chipá, que se consume mucho”, y la granola y avena instantánea, que son opciones sanas, “en un supermercado el kilo de granola cuesta 8 mil pesos, y acá 4 mil”, señala.

Si se presta atención, entre la marea de gente se distinguen figuras encapuchadas que caminan lento pero en un segundo se agachan y recolectan lo que va cayendo de los cajones, carritos y camiones. Uno de ellos esconde su rostro bajo una capucha gris, y en su bolsa improvisada, que pudo haber sido una red de limones, lleva papas, tomates y naranjas. Fuera del mercado, decenas de puestos siguen funcionando bajo toldos que amenazan con salir volando. Las compras, aún bajo la lluvia, no cesan.

A las 16, los viajeros de la Comuna 13 ya están terminando sus compras. En sus bolsas de tela se observan papas, uvas, limones, calabazas, cebollas y bananas. Pocos han optado por la carne, las plantas y los electrodomésticos. A las 16:30 todos están de regreso en el micro, pero la escena ha cambiado, los carritos apilados frente a las puertas ahora se encuentran por todos lados, repletos de bolsas. Isabel hace notar que recargó agua caliente y compró facturas. Saca el termo, el mate, y arranca la vuelta.

Distinto origen, un mismo derecho

Distinto origen, un mismo derecho

Ante el ataque del gobierno de Milei a las universidades públicas, la amenaza del arancel para extranjeros y la xenofobia, los estudiantes migrantes se organizan en un frente.

En junio del 2023, cuando era precandidata a presidenta de la Nación por Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich afirmó que las universidades argentinas tenían “casi la mitad de la matrícula de alumnos extranjeros”. Días más tarde, el ministro de Educación del gobierno de Alberto Fernández, Jaime Perczyk, le respondió con los números oficiales. En realidad, los estudiantes migrantes representaban el 4,1 por ciento de las carreras de grado (gratuitas) y el 10 por ciento de las de posgrado (aranceladas mayormente).

Pero la falacia se instaló. En enero pasado, impulsado por el gobierno de Javier Milei, el proyecto de Ley Ómnibus establecía, entre cientos de reformas, la posibilidad de que las universidades públicas cobren un arancel a los estudiantes extranjeros sin residencia permanente, es decir, migrantes que hayan Estado dos años en el país con residencia temporaria.

Mariana (Brasil), Karen (Colombia) y Paula (Ecuador) son parte de ese 4 por ciento. Todas dejaron su tierra natal y tuvieron la tan conocida residencia “precaria”, mientras soñaban –siguen soñando– con hacer vida en Argentina y que se les abriera una puerta que en su lugar de origen se les cerró: la de la educación pública, gratuita y de calidad. Otra cosa que las une es que forman parte del Movimiento de Migrantes CABA, iniciativa de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS), que surgió a partir de encuentros de migrantes de distintas universidades y terciarios públicos, con el fin de organizarse ante los recortes presupuestarios y el posible arancelamiento.

En estas asambleas, que ya se realizaron en la Facultad de Medicina y en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, los migrantes conformaron un espacio de contención frente a discursos xenófobos que circulan y además comenzaron a tejer estrategias en defensa de la educación pública.

“Todo el tiempo está la amenaza de la deportación”, remarca Karen, colombiana.

Una de las coordinadoras de estos encuentros cuenta que, en sus testimonios, muchos compañeros migrantes coincidieron en que se los juzga porque supuestamente “estudian gratis gracias a los impuestos de los argentinos”, a lo que suele seguir la despectiva frase “volvé a tu país”.

Pero, ¿qué pasa con los impuestos de los migrantes? “Cuando venimos a la Argentina, pagamos los mismos impuestos que los argentinos. Tenemos un trabajo, muchos estudiamos, alquilamos, pagamos el IVA y otros graváamenes, tanto directos como indirectos. Es mentira que no pagamos impuestos y que no podemos acceder a los mismos derechos. Somos ciudadanos y todo lo que pasa en el Estado, nos afecta, así como afecta a los argentinos”, sostiene Mariana, estudiante de Ciencia Política de la UBA.

Mariana, Karen y Paula migraron a Argentina al inicio de su edad adulta. Las tres coinciden en que en Argentina y gracias al acceso a la educación pública, pudieron estudiar las carreras que deseaban y dedicarse a lo que las apasiona.

“En mi país (Ecuador) hay una especie de ‘educación pública y gratuita’. Lo digo entre comillas porque hay un puntaje que tienes que sacar en una serie de exámenes, y esto deja afuera a un gran número de la población, más que nada, porque los puntajes para ciertas carreras son muy altos. Si no alcanzas ese puntaje, no puedes estudiar la carrera que quieres, sino la que te alcance”, cuenta Paula, estudiante de Escenografía en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).

«No es lo mismo que te detengan en una marcha y que seas argentino o que seas extranjero», dice Mariana.

Cada integrante del Movimiento de Migrantes CABA podría decir, sin titubear, que la educación pública argentina le cambió la vida para bien. Por lo mismo, no dudaron en reunirse para pensar una salida colectiva a la asfixia presupuestaria a las universidades y al peligro del arancelamiento que son parte del plan del Gobierno. Al igual que los miles de estudiantes argentinos, la agrupación participó el pasado 23 de abril en la Marcha Federal Universitaria.

Asimismo, se han propuesto alzar la voz en redes sociales, donde, luego de las asambleas, difunden cuáles son sus problemáticas y también derriban mitos sobre lo que es ser extranjero y estudiante en Argentina. “Es fundamental empezar a reconocerse como migrante, a compartir con otros migrantes, a discutir las reivindicaciones y a escuchar los reclamos específicos que tenemos como población, porque todo el tiempo está la amenaza de la deportación”, remarca Karen.

Mariana, por su parte, cuenta: “Tenemos nuestro frente de la UJS en la Facultad de Derecho de la UBA, con quienes nos hemos propuesto armar un curso antirrepresivo migrante, porque en las marchas están reprimiendo mucho a nuestros compañeros. No es lo mismo que te detengan en una marcha y que seas argentino o que seas extranjero, te pueden mandar a la Dirección de Migraciones, te pueden amenazar con quitarte el documento o, incluso, deportarte del país, por estar pacíficamente en una manifestación”. Hasta hace algún tiempo, el DNI de cualquier migrante incluía una leyenda roja que decía “extranjero”, como una marca que recordaba la no pertenencia al territorio.

Uno de los mitos que hay en torno a los estudiantes migrantes es que vienen a la Argentina solo con el interés de estudiar y que no quieren desarrollarse profesionalmente en el país, ni hacer vida más allá de los libros y apuntes. Lejos de estas suposiciones, la historia de Karen demuestra que esto no es siempre así.

“Está muy instalado el discurso de que venimos, les extraemos la educación y nos vamos. En la mayoría de los casos no es así. Uno también empieza a formar una vida en este país. Yo me quedé y ahora tengo una beca doctoral del CONICET”, cuenta Karen, ejemplificando con su experiencia tras haber estudiado la licenciatura de Trabajo Social y el profesorado en Teatro en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

Karen también plantea algo que pocos consideran, y es que luego de la duración de una carrera y el tiempo que conlleva, regresar al país de origen supone volver a dejar todo lo construido –ya sea académico, laboral o afectivo–, y constituye una especie de “doble migración”.

«El cambio climático empeora los problemas ambientales, políticos, económicos y sociales»

«El cambio climático empeora los problemas ambientales, políticos, económicos y sociales»

En el marco de la semana del Día de la Tierra, agrupaciones ambientalistas organizaron una jornada de discusión con movimientos sociales, científicos, abogados y dirigentes políticos.

Este sábado la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se vistió de un verde ambientalista. “Organizamos este evento a pocos días de una marcha universitaria histórica y en la semana del Día de la Tierra para remarcar el lazo inquebrantable que existe entre la lucha contra el cambio climático y la defensa de la ciencia y técnica nacional”, aseguró Mercedes Pombo de la agrupación Jóvenes por el clima para dar inicio a Ambientalismo en defensa de la ciencia, una jornada que reunió a profesionales experimentados de diferentes organismos científicos del país, organizaciones socioambientales y miembros de la comunidad en general. “Tenemos la mejor institución científica de la región y entre las veinte mejores del mundo. Somos de los pocos países que producen satélites geoestacionarios, radares y reactores nucleares. En este momento que se está atacando a la ciencia nacional, hay que poner sobre la mesa las implicancias que eso tiene para la vida de todos los argentinos”, agregó Pombo.

El evento empezó a las 15:30 y tuvo lugar en el Salón verde de la universidad. La convocatoria fue impulsada por las organizaciones Ahora qué?”, Alianza por el Clima, Red Universitaria por la Crisis Climática, Climate Save Movement-Argentina, Sustentabilidad sin fronteras, Enlace ambiental y Jóvenes por el Clima. El encuentro tuvo dos instancias: la primera consistió en una disertación llevada adelante por un panel de expertos y moderada por la periodista Josefina Amore y la segunda, en un plenario participativo.

Carolina Vera, meteoróloga y científica del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), inauguró la jornada: “El cambio climático está acá, no es algo del futuro, y no es un problema aparte sino que ha venido a empeorar todos los problemas sociales, ambientales, políticos y culturales que tiene no sólo nuestro país sino nuestro planeta”. Resaltó el papel fundamental que cumplen la ciencia y la tecnología en la medición de los gases de efecto invernadero y expresó su preocupación, en el escenario político actual, ante la falta de financiamiento estatal a un sistema científico articulado entre expertos en medicina, ambiente y cambio climático que podría investigar en qué situación se encuentra Argentina frente al calentamiento global. Además, destacó el encuentro al considerarlo “una oposición a un Gobierno nacional al que sólo le preocupa la economía y promueve la destrucción del entramado público e institucional”. Para finalizar, alentó a los presentes a defender de manera colectiva y solidaria la Ley de Presupuestos Mínimos de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático Global, la Ley de Bosques y la Ley de Glaciares.

Por su parte, Claudia Campetella, doctora en Ciencias de la Atmósfera y exdirectora de Pronósticos en el Servicio Meteorológico Nacional, aseguró que para medir el cambio climático “se necesitan observaciones tomadas por organismos científico-técnicos que garanticen la profesionalidad, la sustentabilidad y la trazabilidad de los datos” y sostuvo que, para que eso sea posible, se requieren “organismos de ciencia y técnica financiados y con recursos humanos formados y que tengan amor por este país”. Además, resaltó la importancia de mejorar los sistemas de alerta meteorológica temprana de manera interdisciplinaria: con organismos de ciencia y técnica, con la sociedad civil, con los grupos de gestión de riesgos y con las organizaciones que ayudan a la comunidad en los territorios. “Necesitamos la ciencia y la tecnología en el mayor nivel de despliegue para poder tener capacidad de respuesta. Hay que bregar para que el desfinanciamiento y el éxodo de recursos humanos sea el menor posible”, agregó.

“Argentina no se va a desarrollar —y desarrollarse significa que 45 millones de argentinos tengamos cierto bienestar— si no hacemos una revolución del conocimiento”, afirmó a su vez Facundo Manes, neurocientífico, creador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y diputado nacional por la Unión Cívica Radical (UCR). “El año pasado yo fui —como presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología— uno de los que empujó la Ley de Ciencia con consenso. Eso deberíamos replicarlo. El optimismo puede hacer en Argentina un paradigma que nos englobe a todos, que es la revolución del conocimiento”, insistió. También sostuvo que es necesario crear en el país “instituciones intermedias que vinculen el conocimiento que genera el CONICET, las universidades e institutos como el nuestro, privado-públicos, con el sector productivo”.

Sobre el financiamiento al sector científico y técnico, Manes aseguró: “Primero el Estado tiene que invertir y después tiene que darle las condiciones al sector privado. Después cambia la inversión en los países desarrollados: la vinculación del conocimiento científico con el sector productivo, a la larga, es más privado que público”. Ante sus dichos, aunque el panel no estaba pensado exactamente como un espacio de debate directo, Vera expresó su opinión: “En líneas generales estoy de acuerdo con lo que acaba de decir Facundo, pero no hay que olvidar que hay ciertas áreas del conocimiento que es muy probable que los privados nunca las tomen. En Estados Unidos, por ejemplo, el servicio meteorológico es público, está financiado por el Estado, y es uno de los países más capitalistas del planeta”.

El último en tomar la palabra en la disertación fue Facundo Ríos, abogado especialista en Derecho y Política de los Recursos Naturales y del Ambiente, quien empezó su discurso con una advertencia: “No hay que enroscarse en los laberintos de comunicación en los que nos está metiendo el Gobierno, porque nos sacan de la discusión principal, que es: ¿qué valor le da a la sociedad, al desarrollo de nuestro país, la ciencia, la tecnología y la educación pública?”. Destacó que la tecnología “está creciendo en una vorágine increíble” y opinó que “tenemos el desafío de criar a las generaciones que vienen para que puedan tener esa arma tan poderosa que es la tecnología y el acceso a la información para que puedan usarla”. Sobre el ambiente, dijo que “el desafío es la discusión del modelo productivo” y agregó: “Hay algo que no se comunica y que no se sabe: el ambiente es un derecho humano desde hace muy poquito —Naciones Unidas en 2022 lo aprobó como derecho humano—. Nos están alertando de la crisis ambiental desde el año 1972. Un informe que se llama ‘Los límites al crecimiento’ nos explicaba que de persistir el crecimiento poblacional, los niveles de contaminación, el modelo productivo y el modelo de consumo que tenemos, en cien años se nos terminarían los recursos naturales”. Remarcó que esa disminución de recursos va a afectar a todas las clases sociales, por lo que instó a los presentes a movilizarse colectivamente.

El encuentro terminó con un plenario en el que representantes de las organizaciones ambientalistas encargadas de la convocatoria y otras, como Barrios de Pie, La Juventud del Frente Renovador, Emergente, FEM, Ecologismo Popular, Vecinos por el Ambiente y Mundo sin Guerra, dieron su mirada sobre el desarrollo de la ciencia en la mitigación del cambio climático. También participaron tres investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y Adriana Serquis, quien se encuentra al frente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Hacia el final Micaela Oroz, referente de la organización Ahora qué?, sostuvo en diálogo con ANCCOM: “Fue una primera instancia clave de interacción entre sectores que no están necesariamente en diálogo entre sí, como son la comunidad científica relacionada con las ciencias exactas y naturales, que estuvo representada por Claudia y Carolina, y sectores más vinculados a lo universitario y a la política, como Manes y Ríos. Todo esto estuvo enlazado por el sector ambiental. Me parece que la intersectorialidad es algo en lo que tenemos que hacer mucho énfasis y lo que tenemos que potenciar porque son las alianzas que tenemos que tejer de cara a los cuatro años que vienen”.