Un nuevo abrazo para Abuelas de Plaza de Mayo

Un nuevo abrazo para Abuelas de Plaza de Mayo

La organización conmemora su 47° aniversario este 22 de octubre. Celebrará en el Teatro Argentino de La Plata y convoca a una campaña de abrazos, viralizada en redes sociales, durante el Día Nacional del Derecho a la Identidad.

El  22 de octubre de 1977 se conmemora el aniversario de Abuela de Plaza de Mayo, aquellas madres que seis meses después de las primeras rondas a la Pirámide de Mayo, se agruparon para, además de sus hijos e hijas desaparecidos por el terrorismo de Estado, buscar a sus nietos desparecidos o nacidos en cautiverio.  En un principio, se bautizaron como “Abuelas Argentinas con Nietitos Desaparecidos”, y más tarde adoptarían el nombre “Abuelas de Plaza de Mayo”, dando origen a una organización no gubernamental cuyo objetivo es, hasta hoy, localizar y restituir a sus legítimas familias a los niños robados por la última dictadura cívico-militar argentina.

En la actualidad, la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo está organizada en diferentes áreas. Las decisiones las toma la Comisión Directiva, que en sus orígenes estaba integrada solo por abuelas, y hoy son acompañadas por nietos, nietas y hermanos que buscan a sus familiares, que son elegidos cada año en la Asamblea Anual Ordinaria. Manuel Gonçalves, nieto restituido y secretario de la Comisión Directiva comenta en diálogo con ANCCOM: “Ellas son literalmente las madres de personas desaparecidas por una dictadura. Son irremplazables esas figuras, pero no pueden estar activas hoy como la organización lo demanda y como lo estuvieron durante muchos años. Hay un grupo de nietos y nietas que estamos en el día a día, también de hermanos que buscan y algunos tíos y tías que tratan de aportar desde su historia para encontrar a los que aún buscamos”.

Además, Abuelas tiene un equipo de trabajadores profesionales que se distribuyen en 13 áreas como Presentación Espontánea, Prensa y Difusión, Socio-vincular, Jurídica, Investigación,  Psicológica,  Sistemas, Archivo Biográfico Familiar, Recepción, Administración y la Casa por la Identidad, donde se encuentra también la biblioteca y el archivo institucional. Además, cuenta con cuatro filiales y desde 2017, la filial La Plata funciona en el Espacio para la Memoria excomisaría 5ª, que es coordinado por un nieto de la institución, Leonardo Fossati.

“Es una frase muy popular pero Dios atiende en Buenos Aires, todos lo sabemos. Sin embargo, el secuestro y la desaparición de personas se hizo a lo largo y a lo ancho de todo el país y no solo del país, sino de toda Latinoamérica, a través del el Plan Cóndor. No todas las abuelas tenían la posibilidad de viajar, así que se organizaron en filiales”, declara Adriana Metz, miembro de  Comisión Directiva y referente de la filial Mar del Plata de Abuelas.

“Donde había una abuela, hay Abuelas” fue el principio de la organización con el que se formaron las filiales. Actualmente, hay en Mar del Plata, La Plata, Córdoba y Rosario. También existe Red por la Identidad que con sus nodos puede hacer extensiva al resto del país y al mundo la atención de personas que dudan de su origen o que cuenten con información para encontrar a los nietos y nietas desaparecidos, multiplicando la difusión sobre la búsqueda, generando nuevas campañas, charlas y atendiendo consultas que llegan a través de presentaciones espontáneas de personas que dudan de su identidad.

Abuelas de Plaza de Mayo focaliza la búsqueda en personas que tengan dudas sobre su origen biológico, nacidas entre los años 1975 y 1983. Sin embargo, reciben diferentes tipos de consultas, muchas personas se acercan con dudas sobre su identidad por más que estén fuera del rango etario. Adriana agrega: “Cuando empecé a trabajar acá no entendía cómo gente que no tenía nada que ver con la búsqueda de Abuelas consultaba Después entendí que es precisamente porque al ser un organismo de derechos humanos por ahí no podremos ayudar directamente, pero sí podemos saber con quién conectarte”.

Leonardo Doval, miembro del Área Jurídica explica su trabajo: “Atendemos casos de personas que llegan con consultas jurídicas varias. Como Abuelas es un actor social muy importante en la sociedad Argentina, muchas personas, por confianza, se terminan acercando a la institución. En general, logramos hacer una derivación a algún organismo, a alguna organización que sí le pueda brindar otra ayuda”.

Derecho a la Identidad para todos y todas

María Laura Rodríguez, miembro del Área de Presentación Espontánea de Buenos Aires explicaba que en los orígenes del área de Presentación Espontánea, como mucho se atendía a diez personas por año que se acercaban voluntariamente. Pero que, con el tiempo, el número fue creciendo paulatinamente. En el año 2004, el día después al que Juan Cabandié habló en la ex ESMA, habiendo sido restituido unos meses antes y dándose a conocer que había nacido en el mismo lugar, el número de entrevistas se triplicó. Esto fue creciendo exponencialmente con diferentes campañas llevadas a cabo a lo largo de los años. Rodríguez reflexiona: “Una cosa es que te vengan 20, 30 personas. Ya cuando te llegan 800 no te sirve lo que tenés construido como teoría sobre la apropiación. Lo que quedó claro es que la apropiación de bebés por razones políticas fue posible hacerla y  sostenerla porque ya existía lo que se llamó tráfico de bebés. Estaba inserta en una práctica social que preexistía a la dictadura”.

Se han registrado muchos testimonios y casos datados en la década de 1960, durante las migraciones masivas del campo a la ciudad, en las que se llevaron a cabo numerosas apropiaciones de bebés en hospitales, focalizadas en madres jóvenes, solteras y de escasos recursos económicos. “En esos caso, lo que tratamos de aportar es explicar, ordenar eso que trae desordenado la persona, tratar de darle más sentidos, más explicaciones, que la persona que viene con esa angustia se vaya mejor parada”, agrega Rodríguez, sobre cómo orientan a personas de todas las edades que dudan sobre su origen biológico. “Pudimos explicarnos que había apropiación de bebés por razones políticas, robo de bebés y torturadores pero no pudimos asumir como sociedad que también comprábamos bebés porque buscábamos ser madres a cualquier precio. En lugar de acompañar a las mujeres que en esa situación de vulnerabilidad y embarazo adolescente quizá querían ser madres, se las ponía en un lugar que parecía que era más egoístas si maternaban que si lo daban en adopción. Hay que deconstruir el concepto de abandono”.

Luego de las entrevistas orientativas, Abuelas deriva a las personas que dudan de su origen a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), que a través del estudio de la documentación y, en el caso que lo requiere, de un análisis de ADN busca esclarecer su identidad. Aquí, además se ha creado un área que se ocupa específicamente de mujeres que han tenido partos y que dieron a su bebé en adopción voluntariamente, o les dijeron que su bebé había nacido muerto. Se les guarda una muestra de ADN para ver si a futuro puede vincularse con el de otra persona que quiera resolver su identidad. 

No obstante, la restitución de la identidad no es solo a través de la inclusión genética en un grupo familiar. Abuelas cuenta con el Archivo Biográfico Familiar en el que existen entrevistas a familiares, amigos, vecinos de desaparecidos para que la persona que restituye su identidad pueda también reconstruir su historia familiar. Rodríguez explica: “En el apogeo del ADN parece que la identidad es lo biológico y nada más. Pero para Abuelas nunca fue eso, en su práctica nunca la identidad es solamente un ADN en común”.

La donación como sostén

            Claudia Poblete, que restituyó su identidad en 2000 y hace unos años integra la Comisión Directiva de Abuelas, habla sobre la transmisión y el trabajo con las nuevas generaciones. ”Los programas académicos que acompañan Abuelas interesan a las nueva generaciones que  nos ayudan a pensar estrategias de búsqueda, pero también son importantes para que el mensaje de Abuelas siga vigente en la sociedad. El trabajo que las universidades hacen junto a las Abuelas también es una herramienta muy potente de difusión”.

Desde octubre de 2023, y frente al desfinanciamiento del gobierno Nacional, Abuelas debió iniciar la búsqueda de otros fondos de financiamiento para sostener su enorme tarea. En ese sentido, cuenta con una campaña de donación activa a la que se puede acceder por la página web. Claudia agrega: “A veces causa sorpresa el hecho de saber que la remamos como la rema tanta gente. Sabiendo cómo está la situación del país, sabemos lo sensible que es hablar de plata en estos momentos y no queremos ser insensibles a eso. Acá hay gente que trabaja, que está formada y le da un valor muy grande a la institución. Nos hemos ido formando en esto que es algo muy único en el mundo y que no podemos perderlo por no poder sostener su trabajo. Por eso necesitamos del apoyo de todos y todas los que se sienten motivados a acompañar a las abuelas”.

47 años

Como todos los años, Abuelas realizará un acto aniversario para conmemorar sus 47 años de lucha, en esta ocasión el 23 de octubre, en el Teatro Argentino de La Plata, con diferentes músicos y artistas invitados y la conducción de los nietos Manuel Gocalves y Leonardo Fossati. Además, el 22 de octubre se conmemora el Día Nacional del Derecho a la Identidad. En esta oportunidad, a 20 años desde la sanción de la Ley, la Asociación convoca a la sociedad a sumarse a la campaña “Un Abrazo para Abuelas”. El objetivo en visibilizar la búsqueda de los 300 nietos y nietas que falta encontrar y la defensa del derecho humano a la identidad. La idea es compartir en las redes sociales a través de una frase, una foto, una canción, o lo que el público desee, por qué es importante seguir apoyando la lucha de las Abuelas.

Poblete comenta sobre los tiempos que atraviesa la institución: “Es un desafío hacia adentro, de construcción, y es un desafío hacia afuera que también podamos construir esta nueva identidad, con un recambio generacional. Porque no solo nos tenemos que reconocer nosotros, sino que los actores que interactúan con nosotros también tienen que poder reconocer eso. Es un trabajo y un desafío que nos encuentra en este momento, con un contexto muy contrario, así que es una situación bastante compleja. Por eso en este aniversario pedimos ese abrazo a Abuelas, porque lo necesitamos, necesitamos que cada uno busque un poquito dentro de qué manera puede abrazar a Abuelas porque sabemos que es importante para la sociedad argentina”.

La llama de la resistencia

La llama de la resistencia

Miles de estudiantes, graduados, profesores y no docentes marcharon con velas hacia la Secretaría de Educación para exigir mayor presupuesto y aumento salarial al personal universitario. También hubo una inmensa manifestación en La Plata. Las movilizaciones se desarrollaron con total tranquilidad, a pesar de las provocaciones de la ministra Bullrich.

Este miércoles se realizó la Marcha de las Antorchas, desde la Plaza Houssay hasta el Palacio Pizzurno, organizada por estudiantes de facultades de la UBA como Ciencias Sociales, Medicina, Filosofía y Letras, Farmacia y Bioquímica, Veterinaria, Ingeniería, Ciencias Exactas y Naturales, entre otras. También asistieron gremios de docentes, no docentes y graduados. Todo esto en el marco de tomas de universidades, asambleas y clases públicas en todo el país, en rechazo al veto de Javier Milei a la Ley de Presupuesto Universitario y bajo la consigna “todos unidos por aumento de salarios, defendamos juntos la universidad pública”.

La concentración en la Facultad de Ciencias Sociales inició a las 17, minutos después que una estudiante lanzara un “¿vamos chiques?”, y todos la siguieron. Muchos de los que estaban sentados en los pupitres en medio de la calle, se pusieron de pie y cantaron en un unísono “Si el presupuesto no está / que quilombo se va a armar / les cortamos las calles / y le tomamos la facultad”. Estudiantes y gremios iniciaron la caminata por Santiago del Estero, hasta llegar a 9 de Julio y Avenida Independencia. Allí la concentración se hizo escuchar y las bocinas también, “Tocá bocina si apoyas la educación”, fue el cantito de los estudiantes mientras sonaban las bocinas encolumnadas de los vehículos.

A las 18 comenzó la caminata hacia la Plaza Houssay, ya son más los que mostraron sus carteles: “Sociales está de pie”; “No ajusten mi futuro”; “Acá se defiende la universidad pública” y “Los estudiantes sacamos las aulas a las calles para que vean”. Mientras eran escoltados por policías en cada cuadra que transitaron. 

En la intersección de Avenida Córdoba y Ayacucho se dio la fusión entre las facultades de la Universidad de Buenos Aires y fueron miles las voces unidas que saltaban y cantaban que la universidad es de los trabajadores. En diálogo con ANCCOM, Ailén, de Filosofía y Letras, dijo que asistía “a la marcha de las antorchas porque creo en la universidad pública, gratuita y de calidad debido a que constituye la identidad de nuestro país.”

Los graduados también hablaron: Enrique Keplar, médico, dijo que defiende la universidad pública porque es lo que hace al futuro de un país “es la ciencia, la investigación, la relación con las organizaciones y el pueblo. Un futuro no podría ser posible sin todo esto”, sentenció.

Por otra parte, Javier, que es docente universitario, remarcó que marchaba porque los sueldos de los docentes están bajo la línea de la pobreza y el presupuesto universitario está en los niveles más bajos en lo que va de la historia, “la situación es insostenible si seguimos por esta vía –dijo–. La universidad pública es uno de los mejores espacios que tenemos en Argentina y lo tenemos que defender”.

Una hora más tarde el sol se ocultaba y las velas se encendieron, y mientras todos y todas cantaban el Himno, las fueron ubicando una por una en la vereda frente a la Secretaría de la Educación, pero los presentes advirtieron que “con una vela no va a alcanzar” y llamaron a la huelga general. Finalmente la manifestación se disipó con tranquilidad, al calor de las declaraciones radiales de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que había aportado lo suyo al asegurar que los estudiantes tomarían las facultades con bombas molotov para desestabilizar al gobierno de Javier Milei, “copiando al modelo chileno”.

También en La Plata

“Decidimos marchar porque la semana pasada fue un punto de inflexión y un cambio de etapa muy grande después del veto de la ley de financiamiento universitario, hoy el movimiento estudiantil está organizado y tiene una convocatoria masiva en todo el país”, señaló Albertina Vidal, presidenta de la Federación Universitaria de La Plata (FULP). La convocatoria en la capital provincial fue a las 18 en 7 y 47, frente al rectorado de la UNLP, y desde allí se realizó la marcha de antorchas por el centro de la ciudad.

En medio del conflicto entre el gobierno y las universidades, las calles de La plata también fueron sacudidas por una multitud de estudiantes, docentes, no docentes y trabajadores unidos para reclamar por el financiamiento universitario. El secretario general de la UNLP, Patricio Lorente en diálogo con ANCCOM expresó: “Esta marcha es una demostración muy importante, de dimensiones históricas para la ciudad, con decenas de miles de personas, no solo de la comunidad universitaria, sino además de los vecinos y vecinas que han acompañado masivamente”.

La situación de las casas de altos estudios es crítica, el desfinanciamiento significa la perdida de salarios de los docentes y no docentes y paralización de obras de infraestructura. Al respecto Claudio Villegas, docente de la UNLP y secretario de la Asociación de Docentes de la Universidad de La Plata (ADULP), señaló: “Los docentes universitarios estamos acostumbrados a hacer hasta magia para cumplir la currícula y no bajar en ningún momento la calidad de enseñanza, lo que hay que tener en claro es que si esto continúa de esta manera se va a sentir demasiado en el funcionamiento de la universidad”. 

Bombos, banderas, carteles, murgas y por supuesto, antorchas, adornaban el centro platense. Las pancartas de la FULP, UNLP, ADULP y de la Asociación Trabajadores Universidad de La Plata (ATULP) con sus respectivas columnas encabezaban la marcha, detrás los distintos centros de estudiantes de las distintas facultades y las diferentes agrupaciones estudiantiles entonaban sus canciones, mientras otros, sin banderas partidarias acompañaban la caminata con mates y charlas. “El mensaje que queremos transmitir es que hay que defender lo que es nuestro, que no hay que romper lo que sirve y marcha bien, la universidad es una reliquia y no hay que dejar que nadie lo destruya”, expresó Alan Lagueza, estudiante de la Facultad de Artes. Los niños, estudiantes del Anexo Joaquín V. González, tampoco quisieron perderse la movilización y acompañados de sus madres, padres y docentes irrumpieron en la marcha para despertar la algarabía de los presentes, Julieta Regis, maestra del establecimiento se refirió a como se organizaron: “Fue una iniciativa de las familias que se autoconvocaron y crearon un grupo de WhatsApp que empezaron a pasar por distintos grados”, luego cerró: “Hay más de 400 familias que decidieron venir a acompañar y nosotros estamos súper emocionados”. En esta misma sintonía Fernanda Day Pilaría, docente de la facultad de Ciencias Naturales y una de las madres que acompañaba a sus hijos detalló: “Nosotros como familia siempre acompañamos todos los reclamos,  nuestros nenes hicieron los carteles para la movilización del 2 de octubre y los siguen usando, además tienen pintados sus guardapolvos y pintores, están súper atravesados por esta problemática que charlamos mucho en casa, por supuesto acorde a sus edades”. Respecto a la movilización con la escuela explayó: “Un grupo de familias se organizó para acompañar a los docentes y a los trabajadores de la universidad y el día de ayer y hoy se juntaron para realizar banderas y acá estamos todos como comunidad”.

Pasadas las 19 estaba todo listo para comenzar la movilización. El recorrido se inició por la zona céntrica de la ciudad. La marcha se desarrolló con total tranquilidad, comenzó por Calle 7 hasta plaza Italia, mientras las antorchas comenzaban a ganarle protagonismo al sol que se diluía en la tarde. Luego la multitud avanzó por diagonal 74 hacia la Casa de Gobierno, frente a plaza Moreno. El ruido, la música de distintos colectivos, y el grito de “universidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode, se jode” que acompañaba a los manifestantes hacían salir a los vecinos a corear, aplaudir, sacar fotos o mirar asombrados como la muchedumbre avanzaba.

 

La marcha concluyó en el rectorado, donde un escenario esperaba preparado para el acto de cierre. Minutos después de las 21, luego que las columnas se acomodaron en el lugar, los distintos oradores subieron a arengar a la multitud y lanzar mensajes para el gobierno. Raúl Archubi secretario general de ATULP sostuvo: “El mensaje que estamos dando no solo como movimiento universitario, sino como sociedad está a la vista, la universidad es la esperanza que tiene todo el pueblo para que sus hijos y sus nietos tengan la posibilidad de superarse”. En esta misma línea, Sol Alconada, presidenta de la FULP resaltó la solidez y organización estudiantil y luego cerró: “El presidente, Javier Milei, no se dio cuenta y se va a arrepentir porque pateó un hormiguero y esto no va a parar hasta que tengamos la universidad que nos merecemos”. El acto terminó con el himno a nacional entonado por la multitud que luego desconcentró pacíficamente.

La disputa entre las universidades y el gobierno continuará y los próximos pasos en el conflicto serán cuando se trate el presupuesto universitario para 2025, en este aspecto Vidal, en diálogo con ANCCOM señaló: “Por el momento la lucha continúa con paros convocados por las organizaciones y los frentes nacionales, después vamos a avanzar hacia una marcha federal universitaria en noviembre, grande como la del 23 de abril y 2 de octubre, que nos permita concentrar en todo el país una misma movilización”.

«No somos angelitos pero tenemos alas»

«No somos angelitos pero tenemos alas»

En una nueva audiencia judicial por la megacausa Mansión Seré IV y RIBA II declararon testigos ligados al sobreviviente Sergio Gobulin. Otra vez fue mencionado Jorge Bergoglio.

“Tenía una ausencia tremenda, no tenía pertenencia a una cultura, a una nación, es algo que me falta”, expresó este martes -en la sexta audiencia de la casua Mansión Seré y RIBA II- Natalia Paola Gobulin, hija del matrimonio Barzola Gobulin, quienes testimoniaron en sesiones anteriores, también de forma virtual vía zoom, dado que viven en Italia desde su exilio. Antes de iniciar su declaración, Natalia aclaró que aún tiene algunas dificultades con el idioma español. Partió desde aquella aclaración para iniciar un recorrido en el tiempo en torno a aquellas cosas que le fueron arrebatadas: “Fueron faltandome personas, yo le preguntaba a mi mamá porqué no teníamos a la familia cerca, no sabía donde quería estar. Fueron detalles pero me cambiaron como persona”, prosiguió su relato. Sobre el secuestro de su padre, mencionó que aunque ella era apenas una beba y guarda escasos recuerdos, también existieron  consecuencias: “Saber que vivieron aquellos momentos me dolió como hija, pero también lo viví en primera persona, esta sensación de miedo, una la lleva dentro”, reflexionó la testigo acerca de las consecuencias de este episodio que la atravesaron y concluyó: “En esta historia todos tenemos nuestra parte”.

“Creció en Italia un poco confundida y perdida”, analizó Roberto Gobulin, hermano menor de Sergio Gobulin, en relación a su sobrina y a su infancia lejos de sus raíces: “Natalia estaba entre Argentina e Italia”, sostuvo haciendo alusión a diferentes momentos en los que ella se debatió entre qué país elegir. El testigo también se refirió a cuando fue el nexo principal de la familia con el entonces padre Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco, situación que ya tuvo debate en la causa ante el pedido de la querella y de la defensa de incorporarlo como testigo del juicio: “Bergoglio había tocado varias puertas, creía que lo tenía detenido la Fuerza Aérea. Unos días antes de la liberación de Sergio, tuvimos una entrevista en el Colegio Máximo. Había logrado un contacto de alto mando que le había prometido que en esos días o salía o no lo veíamos más”, relató el testigo, en torno a las averiguaciones que pudieron recabar durante el periodo de desaparición de su hermano, mediante contactos militares. “Eso fue terrible para mí. Un golpe muy grande. Pero dentro de todo lo malo llegó la buena noticia, a los 18 días del secuestro me llamó Aldo Barzola: lo habían encontrado y estaba en el Hospital Italiano”. Roberto Gobulin hizo principal hincapié en que la ayuda y el compromiso de Bergoglio fue la clave para la aparición con vida de su hermano: “El se jugó por mucha gente, es una persona muy digna y valorable”, sostuvo.

Roberto Gobulin estuvo muy aprensivo por las consecuencias psicológicas que el secuestro y la tortura cimentaron sobre su hermano, durante el periodo de internación hospitalaria y a posteriori: “Estaba vencido y muy golpeado. Lo encontré quebrado en su caracter. Lo desconocía”, expresó acerca del estado de su hermano tras la liberación. De la misma forma, relató los motivos que arrojaron a su hermano y a su familia al exilio: la persecución posterior al secuestro con un mensaje claro: “A vos te conviene irte”.

Los testimonios en torno al secuestro de Sergio Gobulin se fueron sucediendo y sumaron información de lo ocurrido desde el lugar en que cada uno lo vivió. El tercero en declarar fue el único testigo que presenció el secuestro de Gobulin, Ramiro Ferreiro Rodríguez, amigo que Sergio Gobulin conoció cuando era un joven estudiante de Teología en el Colegio Máximo de San José y con quien luego volvieron a coincidir trabajando en “El Observatorio”, una imprenta de papers académicos y administrativos de la Universidad de Loyola que administra a ambas instituciones perteneciente al grupo religioso jesuita y que integra el papa Francisco. El testigo reflexionó que se puede analizar el secuestro en dos etapas, un primer momento en el que se realizaron tareas de espionaje y luego, la materialización del del hecho: “La semana anterior al secuestro vino un grupo de personas interesadas en el funcionamiento de las máquinas. Con el diario del lunes, sospechamos que en realidad hacían tareas de investigación y les interesaba en realidad el contenido de lo que publicábamos”, analizó el testigo sobre este episodio de inteligencia previo al secuestro.

“Otro día vinieron y preguntaron por Sergio. Él no estaba. Se había tomado licencia para resolver unos problemas en la construcción de su casa. Fui a la construcción a avisarle, pero cuando llegué había tres personas. Una de ellas me encara y me pide documentos, dentro de la campera me muestra un revólver. Estaban vestidos de negro. No tenían insignias ni me mostraron credenciales o identificación. A los minutos llega un auto con otras dos personas, una de las cuales era la que había ido a preguntar al Observatorio”, relató el testigo de forma muy metódica y precisa sumando datos sobre colores, cantidad exacta de personas y modelos de autos. “Lo esposaron y lo metieron en un Peugeot 204 color beige o café y se fueron junto a un 128 verde, que a la semana siguiente lo volví a ver fuera de en un edificio de la Fuerza Aérea -relató y para finalizar agregó:- En esa época se decía que si estabas cerca de un detenido corrías la misma suerte. Sentí esa persecuta, principalmente porque en el allanamiento a la casa de sus suegros habían robado fotos donde yo aparecía. Esta es la primera vez que hablo sin tener presión de ningún tipo”.

“En la época que Ana Barzola estaba por tener el bebe a mí me secuestraron”, inicia el último testimonio de la sesión, Nélida Olivieri, amiga que le facilitó al matrimonio una casilla en el fondo de su casa cuando les allanaron por primera vez, meses antes del secuestro de Gobulin, la vivienda en Villa Mitre. En su declaración hila el secuestro en primera persona, pero también aquello que vivió Sergio Gobulin y el arquitecto Alejandro Miceli, quien declaró en la audiencia anterior. “Tenía una mirada muy inocente, experiencia de otras épocas, cuando mi propio padre estuvo preso y a la gente la detenían y la golpeaban, pero luego la soltaban. No desaparecían o aparecían muertos”. Hija de un mecánico de la Fuerza Aérea, vivió su infancia en la Base Aérea de Moreno, hasta que su padre fue trasladado a Córdoba: “Para mí la Aeronáutica era lo más en la infancia. Mi papá dejó la vida ahí y fue muy duro para mi darme cuenta de que hacían eso”.

Aunque ya declaró en circunstancia de otro juicio y su caso no pertenece a esa causa, Olivieri se refirió al momento de su secuestro durante el testimonio: “Preguntaron por la maestra de cuarto grado. Yo repregunté: ‘¿La maestra de cuarto grado?’. Pero se bajaron del auto y me subieron en el baúl. De entrada supe que estaba en la Base Aérea porque escuchaba el mismo vocabulario que en toda mi infancia: hangares, pista, ‘no somos angelitos pero tenemos alas’”. Agrega que en las torturas se referían a ella como Noemí, le preguntaban por su padre médico y quién era su jefe en el ERP: “En el interrogatorio no salía que yo era estudiante de psicología. En cambio me decían que yo era de esas madres que dejaba a sus hijos para ir a poner bombas. Después de 20 años me pude enterar a qué maestra buscaban en realidad”, aunque confiesa que no recuerda con exactitud su apellido.

En diálogo con ANCCOM, la testigo amplió información sobre amigos y vecinos desaparecidos del barrio: “El doctor Rodolfo “Rolo” Freyre con quien me unió una larga amistad y el arquitecto de mi casa Alejandro Miceli. Solo después de 15 años supe que él -Miceli- también estuvo secuestrado. Nunca lo hablamos. No sé si él sabrá de mi situación. Nadie habla de esto, es muy difícil explicar. Uno se callaba y no decía nada”.

El fiscal Félix Crouse le consultó antes de finalizar su testimonio, cómo analiza a partir de las herramientas que le da su profesión el silencio por parte de las víctimas del terrrorismo de Estado. La respuesta de la sobreviviente y psicóloga fue: “Uno no hace sufrir a las personas que quiere: yo a mis papas no se los conté nunca”, y se tomó un momento para recuperar la voz.

La próxima sesión está programada para el martes 21. Aún resta  confirmar si será de manera virtual, caso en el cual se puede acceder a través de la transmisión de FM en Tránsito y el portal La Retaguardia, o bien, de manera presencial en el Tribunal Federal Oral N°5 de San Martín, ubicado en Pueyrredón 3734. 

La calle también existe

La calle también existe

Más de 7 mil personas viven a la intemperie, según datos del último censo realizado por organizaciones sociales. Amigos del Camino es una agrupación que recorre la ciudad para brindarles alimentos e insumos básicos. ¿Por qué no quieren ir a los paradores del gobierno?

Ezequiel se levanta la remera y muestra una panza llena de tajos. Al lado de la cicatriz más grande, que está debajo de su ombligo, tiene una bolsa de colostomía pegada al cuerpo. Tiene 28 años y vive en las calles del barrio porteño de Once desde hace dos meses y medio. El 2 de junio salió a trabajar, le robaron el celular, se metió en una pelea por ese motivo y le dieron cinco puñaladas en la panza y una en el brazo. Estuvo internado una semana en el hospital de Esteban Echeverría, porque él es oriundo de Monte Grande, aunque suele parar en Once, Congreso y Microcentro porque en esos barrios recibe la ayuda que no obtiene en la provincia. “Como me lastimaron, ahora la gente no me quiere tomar, ¿viste? Porque no puedo hacer fuerza”, cuenta Ezequiel a ANCCOM, después de aclarar que, hasta el accidente, trabajaba de albañil, pintor y electricista. 

“Acá te dejo las bolsas, fijate las dos medidas. Es número 30 la que te hace falta, ¿no? Así el jueves que viene traigo de ese número. Ahora vengo, voy a traer la comida”, dice Marina La Cordobesa Boeri a Ezequiel mientras le acerca dos bolsas de colostomía de diferentes tamaños. Ella es integrante de Amigos en el Camino, la agrupación que todas las noches, excepto los sábados, recorre desde las 20 a 00 horas varios barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para llevar alimento y conversación a quienes viven en la calle, pero también atención de primeros auxilios, como el vendaje de heridas leves. 

Un rato antes, La Cordobesa se había bajado del auto conducido por Valeria Papadópulos, su compañera de la agrupación, y había demostrado a los transeúntes su habilidad para detener el tránsito nocturno con las manos. La pechera roja con el nombre de la organización y su gesto corporal de “Por favor, deténganse, que tenemos prioridad nosotros” había hecho posible lo impensable: que en CABA los autos, que suelen ser indiferentes a todo, se detuvieran. Boeri y Papadópulos, y también Martín Carnazza, otro miembro de la agrupación que venía atrás, en otro auto, para hacer el mismo recorrido que ellas en la zona de Almagro, Balvanera y San Nicolás, estaban apurados porque tenían que llegar a tiempo a ver a los sin techo que ya se convirtieron en amigos, que estaban esperándolos como cada jueves. Cuando los dos coches de la organización pudieron avanzar, La Cordobesa se metió rápido al auto conducido por Papadópulos y los tres siguieron viaje. Los banderines rojos con la frase Amigos en el Camino, que estaban incrustados arriba de las ventanas de ambos autos, habían empezado a flamear con fuerza hasta que los tres se detuvieron de nuevo por haber llegado a la siguiente parada, donde estaba Ezequiel esperando la comida, la conversación y las bolsas de colostomía.

Las personas que duermen en la calle se enfrentan a situaciones de violencia estructural, institucional y social según el Registro Unificado de Violencias (RUV).

En ese momento quedó clara la diferencia de clases sociales que hay en la Ciudad: están quienes esperan al delivery desde la comodidad de un sillón y quienes ruegan que llegue rápido el auto de Amigos en el Camino porque es señal de que esa noche se va a cenar.

Los autos frenados con los banderines quietos contrastaban con los Rappi que iban de acá para allá. En ese momento quedó clara la diferencia de clases sociales que hay en la Ciudad: están quienes esperan al delivery desde la comodidad de un sillón y quienes ruegan que llegue rápido el auto de Amigos en el Camino porque es señal de que esa noche se va a cenar. En ese punto también quedó claro que esta agrupación, con los banderines, las pecheras y los gestos de “déjennos pasar”, funciona como una especie de ambulancia que, en vez de transportar pacientes, lleva comida, ese insumo vital que define si se sigue con vida o si se corre el riesgo de ir directo a los brazos de la muerte. 

Ahora Boeri, Papadópulos y Carnazza reparten a Ezequiel y sus dos compañeros de calle guiso, sopa, huevos duros y pan, todo cocinado por vecinos voluntarios que, aunque no hacen recorridas nocturnas, apoyan a la agrupación de esa otra manera. Mientras tanto, Ezequiel cuenta que después de recibir las puñaladas y quedar incapacitado para seguir trabajando de albañil, su esposa lo dejó y se fue a vivir a Rosario, su ciudad natal, y se llevó a la hija de los dos. “Fijate si te puede cuidar tu familia”, le había dicho su exesposa. Pero la familia de él vio el estado en el que se encontraba —el mismo en que se encuentra ahora— y no lo quiso cuidar, excepto su abuela, que le abrió las puertas de su casa por una semana, después de que saliera del hospital. El asunto es que, al tiempo, Ezequiel se sintió incómodo viviendo ahí porque se peleó con el novio de su abuela, dado que “era un chabón joven que estaba en adicciones”, dice. Ahora agarra la comida que le da La Cordobesa y le agradece “de todo corazón” poniéndose una mano un poco más a la izquierda que el centro del pecho, ahí donde hay cicatrices más profundas e invisibles a los ojos externos. 

Ezequiel retoma la historia y cuenta que la abuela los echó a los dos, pero después dejó que su novio volviera a vivir con ella y él se quedó sin casa desde entonces. Ahora duerme sobre la calle Belgrano, sin ninguna otra red de contención que la que brinda Amigos en el Camino. 

– ¿Y no pensaste en ir a un Centro de Inclusión Social o parador, como se decía antes? 

– Prefiero la calle-, contesta Ezequiel.

–  ¿Por qué? 

– Porque estuve en uno y era como una cárcel. Me robaron todo, me cagaron a palos, me dieron un puntazo en el brazo y en la pierna- dice. Después de una pausa silenciosa, cuenta que en estos días sobrevive a base de cuidar coches y vender pañuelos y medias en Once, dado que hacer fuerza ya no está entre sus posibilidades laborales. 

Un rato antes de que empezara esta recorrida de Amigos en el Camino, Mónica De Russis, la directora ejecutiva de la agrupación, había charlado con ANCCOM en el local de Valentín Gómez al 3.300. El lugar funciona como una base desde la cual salen los equipos todas las noches a repartir comida y otras cosas para los sin techo. Ahí hay juguetes, libros y artículos de higiene apilados en estanterías, botiquines apoyados sobre una mesada larga y heladeras a ser llenadas con alimentos cocinados por los vecinos del barrio, que se han ofrecido como voluntarios para ayudar de esa manera.

En el lugar también hay un sillón y tres gatos sociables. Uno de ellos se había refregado en el brazo de De Russis cuando ella contó que la agrupación nació hace trece años, el 2 de octubre de 2011. También había dicho que, además de las recorridas nocturnas, la organización tiene un programa que se llama Merienda de los Sueños, que consiste en una ayuda para las familias que lograron salir de la calle, a las que los integrantes de la agrupación visitaban previamente en las recorridas. Tanto Amigos en el Camino como dicho programa recibirían, un día después de la charla con ANCCOM, la declaración de interés para la Ciudad en la Legislatura porteña. 

Mientras los voluntarios de la recorrida de los jueves empezaban a llegar de a poco al local y a organizar los elementos que utilizarían poco después, De Russis dijo que “en la semana visitamos a alrededor de 1.200 personas en situación de calle y establecemos un vínculo con ellas, que a veces es instantáneo y otras veces hay que construirlo. Sin juzgar, tratamos de ver en qué quiere ser ayudada cada persona”. 

La cantidad de sin techo asistidos por esta y muchas otras organizaciones sociales es abrumadora, y más oscuro se pone el horizonte si se tienen en cuenta las cifras arrojadas por el censo realizado en 2019 por las agrupaciones englobadas dentro de la Asamblea Popular por los Derechos de las Personas en Situación de Calle (APDPSC). El resultado de ese censo fue que, en ese momento, había 7.251 personas en situación de calle, de las cuales 5.412 no tenían acceso a paradores ni a establecimientos con convenio con el Gobierno de la Ciudad, lo que significaba que dormían en la vía pública. El 80 por ciento eran varones, el 19 por ciento, mujeres y el 1 por ciento, travestis o trans. Además, 871 eran niñas y niños y 40 eran mujeres embarazadas. Ya pasaron cinco años desde ese registro y las agrupaciones no volvieron a hacer otro, pero cualquier mirada atenta a lo que pasa en los rincones del subte, los cajeros automáticos y veredas varias inferirá que los números han aumentado. 

La referente también había mencionado la existencia de la Ley porteña 3706 y la Ley nacional 27654, que suponen la protección, por parte del Estado, de los derechos humanos de las personas en situación de calle y en riesgo de estarlo. De ellas se desprende el subsidio habitacional, que está en 150.000 pesos, pero De Russis había hecho hincapié en que “en la actualidad una habitación de hotel para una persona está entre 190 y 200 lucas”, por lo que ese financiamiento estatal no alcanza para quienes duermen en la calle y aspiran a vivir debajo de un techo. Amigos en el Camino también ayuda a las personas en situación de calle a realizar ese trámite, pero “lo más difícil es que el gobierno les exige la presentación del presupuesto de un hotel en un documento membretado, cosa que los hoteles no suelen hacer. Ahí aparece el mercado negro de los que venden las tarjetas aunque los hoteles no tengan habitación”, había contado De Russis.

«El Gobierno de la Ciudad mediante la Red de Atención, o sea, el 108, viene y me da una frazada. A la media hora viene Espacio Público, que también es del Gobierno porteño, y me saca la frazada”, dice Leo.

 De vuelta en el auto de Amigos en el Camino, Boeri y Papadópulos hacen un repaso en voz alta de las cosas que tienen que llevar el próximo jueves a la ranchada de Ezequiel y sus dos amigos —así se le dice en la jerga de la calle al lugar en donde duerme siempre el mismo grupo de personas sin techo—. Enseguida ese listado queda plasmado en el celular de La Cordobesa, a la que no se le pasa ningún detalle, algo que quedará demostrado en el transcurso de la noche, en varias ocasiones, pero más cuando le cante el feliz cumpleaños a una mujer joven —cuya casa es literalmente un colchón tirado sobre la calle Rivadavia y compartido con otra chica— y le regale algo dulce para festejar, con una velita para que pida deseos. Cuando eso suceda, a pocos metros de distancia estará Leo, el tío de la chica, contando a esta agencia que él es cartonero y que hace tres días alguien le robó el celular mientras dormía. En ese momento ANCCOM insistirá con la pregunta por la utilidad de los Centros de Inclusión Social, pero Leo responderá casi lo mismo que Ezequiel, que “en los paradores es como estar preso, convivís con gente con la cual no querés convivir. Ahí tenés que dormir abrazado con lo poquito que tenés porque te lo roban”. 

Unos minutos después, cuando el canto de feliz cumpleaños para su sobrina se termine, Leo contará más cosas escabrosas. Dirá, por ejemplo, que el año pasado Espacio Público e Higiene Urbana le quitó un carro que usaba para juntar cartón, uno más chico que el que tiene ahora. Expresará su descontento diciendo que antes había un diálogo entre los representantes de ese organismo porteño y los sin techo, pero que ahora ellos quitan las cosas sin mediar palabra, con la excusa de tener que dejar la vereda limpia. “Y te digo más —agregará Leo—: el Gobierno de la Ciudad mediante la Red de Atención, o sea, el 108, viene y me da una frazada. A la media hora viene Espacio Público, que también es del Gobierno porteño, y me saca la frazada”. 

 Para entender en profundidad el relato de Ezequiel, Leo y tantas otras personas que viven en la calle, es necesario tener en cuenta los resultados del informe presentado por las organizaciones sociales englobadas dentro de la APDPSC el 19 de agosto en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. En esa oportunidad, las agrupaciones habían dicho que el tercer informe del Registro Unificado de Violencias hacia Personas en Situación de Calle (RUV) demostró que entre el 16 de agosto de 2023 y el 15 de agosto de 2024 hubo 121 situaciones de violencia estructural, 104 de violencia institucional y 95 de violencia social. Ese día las organizaciones sociales habían explicado que el hostigamiento, robo, maltrato o desplazamiento forzado del espacio público que realizan las fuerzas de seguridad y otros funcionarios públicos constituyen la violencia institucional, que los ataques físicos perpetrados por ciudadanos de a pie, motivados por un simple rechazo a quienes viven en la calle, conforman la violencia social y que las lesiones físicas graves que se producen por vivir en la intemperie constituyen la violencia estructural.

El gas levanta vuelo

El gas levanta vuelo

Unos veinte millones de argentinos utilizan gas envasado en garrafa para cocinar y califaccionar sus hogares. Desde que se desreguló su precio hace dos meses, su costo se duplicó. Las defensorías del Pueblo exigen que se declare un servicio esencial y que se fijen valores máximos.

El 19 de agosto mediante la resolución 216/2024 la Secretaría de Energía dirigida por Eduardo González Chirillo desreguló los precios del gas licuado de petroleo (GLP). La decisión fue con el objetivo de  acordar con “los principios de la libertad de mercado” y los lineamientos del Decreto 70/2023. Así, la nueva reglamentación dejó de lado la aplicación de precios máximos de referencia para las etapas de fraccionamiento,  distribución y venta al público de garrafas. Esto, según el Gobierno, llevaría a acomodar precios y lograr estándares de calidad internacional. A casi dos meses de su aplicación, en cambio, los usuarios sufren el alza de precios, reclaman por la baja calidad del gas y las defensorías del Pueblo piden que sea declarado servicio público esencial.

El 43,9 de la población, más de veinte millones de personas, utiliza principalmente gas envasado en  sus hogares, según el censo de 2022 realizado por el INDEC. Las provincias del nordeste argentino – Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco- usan casi en su totalidad garrafas. En la Ciudad de Buenos Aires lo hacen más de 250.000 hogares, así como 4.100.000 personas en los partidos del Gran Buenos Aires. Tanto Santa Fe como Córdoba tienen cada una más de 1.700.000 usuarios. Ciudades, pueblos, barrios periféricos, zonas vulnerables o viviendas que no pudieron reponer la conexión de gas después de una inhabilitación también componen esa cifra en todo el país.

Christian Vitar vive en el centro de Caseros, partido de Tres de Febrero, en el oeste del AMBA. Hace tres años la empresa de gas clausuró la conexión de gas de su casa y le exigió nuevas instalaciones para la rehabilitación. Desde ese momento usa garrafa como medio principal para cocinar y calafeccionarse en el invierno. “Es un montón de dinero hacer la renovación de la cañería de gas, así que no me queda otra. Soy metalúrgico, trabajo en un taller, ahora un poco más de media jornada, no hay forma de juntar la plata”, manifestó. La compró siempre en YPF  porque es el lugar más barato ya que, según dice, “antes de esto salía 8.500 pesos, era casi la única que respetaba el precio. Me dura veinte días, un mes pero trato de no usar horno. Ahora está 15.000 pesos o más”.

La Resolución 216/2024 liberó los valores en todas las etapas del GLP, por lo cual los precios de venta  no tienen ya un precio máximo sino de referencia. Estos se actualizaron en 8.500 pesos para la garrafa de 10 kg, 10.200 la de 12 kg y 12.750 la de 15 kg. Al ser solo de referencia no hay obligación de respetarlos y no hay un tope. En la práctica, los precios difieren según se trate de una planta distribuidora, una empresa repartidora de garrafas o determinado almacén de barrio desde el cual muchos acarrean a pie el pesado envase.

En la entrada de la planta de garrafas sobre la avenida Martín Fierro, en Ituzaingó, hay una cola de personas esperando para comprar. Pamela Flores vino desde Villa Udaondo, al fondo del partido y comentó: “Es el lugar más barato, la última vez me salió 8.500 pesos, no sé ahora, creo que más de 12.000. En el barrio está mucho más cara: cerca de 16.000 pesos. Uso dos o tres por mes. Somos muchos en la familia. Hay chicos, hay que cocinar sí o sí todo el tiempo, no podés racionar. En mi zona, algunas manzanas tienen gas natural y otras no”. Reclamó que “en el último tiempo el gas viene malo, dura poco la garrafa, y el calor de la llama es como débil”. No sabe si cambiar el lugar de compra o en cualquier lugar también tendrá esas características.

El gas licuado de petróleo para el envase de 10 kg es una mezcla de gases, butano un 80% y propano un 20%. Se obtienen del proceso de refinamiento del petróleo y la recuperación en las plantas gasíferas. El gas está “licuado” en el envase y se evapora al ser usado. La empresa YPF, la más referenciada por los consumidores, así como otras reconocidas, certifican que sus productos tienen la cantidad de carga correcta y la calidad adecuada. Los usuarios se quejaron de que estos aspectos han empeorado en empresas menos conocidas y dudan de la cantidad y calidad del contenido.

Nadia Fraselli vive en Castelar, Provincia de Buenos Aires, y también mencionó que las garrafas duran poco: “Vienen con agua. La trato de usar poco y busco el lugar más barato. Ahora se fue al doble. La última vez la pagué 7.500 pesos”. La compró en una distribuidora porque estaba más barata que en su barrio pero le pareció que vino con menos carga. Y agregó: “Cobran lo que quieren, nadie sabe en realidad cuanto es el costo de una garrafa.”

En Parque Patricios, a una cuadra del Hospital Muñiz, Jessica Valdés precisó que el aumento de precios fue de 9.000 pesos a 15.500 en un par de semanas. Explicó sobre las diferencias en el costo: “La  busco en el almacén aquí cerca, es más barata que el camión que me la lleva a domicilio. Uso tres o cuatro garrafas por mes porque cocino para vender, es mi trabajo. Me da miedo usar horno eléctrico porque no sé cuánto me puede venir la factura de luz. Vivo en un edificio que no tiene instalación de gas natural. Dependo de la garrafa.”

El gas envasado es un consumo de primera necesidad para el 43% de la población argentina que no cuenta con redes domiciliarias de gas natural. Con la desregulación del mercado de este tipo de energía los consumidores quedan desprotegidos sin los controles y mecanismos que sí tiene el consumo del gas por red, como el Ente Nacional de Regulación del Gas (ENERGAS) y las audiencias públicas obligatorias para fijar tarifas.

En esta situación, la Asociación de Defensores del Pueblo de la República Argentina (ADPRA), pidió “declarar a la garrafa como servicio público esencial” y “reconsiderar la Resolución 216/2024” que eliminó el precio máximo. Consideran que “este recurso es vital para el bienestar y la salud de los hogares en condiciones extremas” y considerarlo esencial permitiría “proteger los derechos de los usuarios y garantizar un acceso justo y equitativo a los servicios energéticos.”

Yo no te banco, Nación

Yo no te banco, Nación

Con la excusa del rechazo al aumento provincial de un impuesto, el Gobierno nacional dispuso el cierre de nueve de las 14 sucursales del Banco Nación en La Pampa, lo que implica 80 trabajadores afectados, severas complicaciones para los habitantes de localidades lejanas y un golpe para la entidad bancaria más importante del país, que la administración Milei ansía privatizar.

Fue a través de un comunicado publicado en la cuenta de “X” del Banco Nación, que tanto empleados como usuarios se enteraron, el pasado 26 de septiembre, del cierre de la Gerencia Zonal de dicha institución en La Pampa. “Nos avisaron que todas, las 14 sucursales, pasábamos a pertenecer a San Luis, de hecho se comenzaron a presentar los nuevos jefes al día siguiente del comunicado. Transitamos así la semana”, cuenta en diálogo con ANCCOM una trabajadora de las sucursales afectadas. Una semana exacta después, el jueves 3 de octubre, llegó el llamado que anunciaba el cierre definitivo de nueve sucursales, pertenecientes a las localidades de General Acha, Colonia Barón, Eduardo Castex, Bernasconi, Guatraché, Ingeniero Luiggi, Intendente Alvear, Victorica, y Winifreda. Solo cinco se mantienen abiertas en toda la provincia, las cuales pasarían a depender de la gerencia puntana: son las sucursales de Quemú Quemú, Santa Rosa, General Pico, Macachín, y Realicó. Un desguace provincial del Nación, el banco más importante del país.

A través de “X”, el Nación argumentó que el cierre de la Gerencia Zonal y de las nueve sucursales se debía a “la decisión de la provincia de duplicar la alícuota del Impuesto a los Ingresos Brutos que grava los créditos a las familias y a las PyMEs”. Dicho impuesto se duplicó del 7% al 15,47% por medio del Decreto N°3609, promulgado en la Ley Provincial N°3575, con vigencia desde el 1º de septiembre y hasta fin de año. El gobernador Sergio Ziliotto expresó en varios medios provinciales que el aumento solo afectaba a las entidades financieras, siendo estas las que habían percibido mayores beneficios económicos en los últimos meses; amparó su medida en que el Tesoro Nacional retiene fondos provinciales coparticipables, y explicó que lo que se recaudara con ese aumento financiaría programas alimentarios para los sectores más vulnerables. Ante la medida intempestiva del Gobierno central, el gobernador reformuló su decisión y dispuso que “el Banco de La Pampa aportará lo que el Banco Nación rechaza pagar”. Si el directorio sostiene el cierre, ya no será bajo el argumento del aumento de impuestos.

Son 202 los puestos de trabajo que proporciona el banco en la provincia y 80 los trabajadores afectados de manera directa. La información que conocen por el momento es que aquellos que no ocupan un cargo serán reubicados en las sucursales más cercanas a las familias, mientras que los empleados con puestos jerárquicos se los asignará de acuerdo a la necesidad del banco a lo largo y ancho del país. “Esto lleva a que muchos pierdan su fuente de trabajo más allá de que digan que la garantizan, te están forzando a renunciar, porque no todos van a poder aceptar el traslado que nos impongan”, plantea una trabajadora afectada, que prefiere preservar su identidad. Una reestructuración de las familias, madres o padres que van a tener que decidir entre su fuente de trabajo o estar en el día a día con sus hijos: “Tenés que abandonar tu casa”, analiza.

Las medidas no solo provocan un vaciamiento de trabajadores, sino también de la cartera de clientes. Los pueblos y las comisiones de fomento que conforman La Pampa están separados por al menos 50 o 100 kilómetros, obligando a los usuarios de aquellos pueblos afectados a adaptarse completamente a la virtualidad, o viajar a otras sucursales para hacer sus trámites. “Un jubilado que percibe la mínima no puede pagar un taxi para ir a otro pueblo a cobrar la jubilación –explica la trabajadora a ANCOOM–. Esos clientes se van a perder, van a cambiar su boca de pago. Es una pérdida enorme del federalismo que tiene el Banco Nación porque está a la vuelta de tu casa”. Además, de los pequeños usuarios se verá perjudicada la economía general de la provincia porque “el banco tracciona las PyMES, el comercio y todas las actividades del agro. Ya había sido un cimbronazo enterarnos que San Luis sería la gerencia de cabecera porque tienen otra economía, muy distinta a la pampeana”, agregó.

La Gerencia Zonal se encarga de darle autonomía a la provincia, es el nexo directo entre el directorio nacional del BNA y las sucursales a las cuales también administra y audita. Sin embargo, su importancia es mucho mayor, según explicó Shirley Bustos, delegada general del Banco Nación y secretaria general adjunta de La Bancaria a ANCCOM: “Tiene el conocimiento necesario sobre el territorio y de las particularidades de la economía pampeana. Entiende qué comercios hay y qué promociones aplicar, quiénes son los productores agropecuarios, cuáles son los ciclos productivos de la provincia y cómo asistir crediticiamente a cada uno de ellos”.

Sobre el abrazo simbólico que se realizó el viernes pasado en cada sucursal pampeana agregó: “Quedará marcado como un día histórico porque en menos de 24 horas organizamos un paro provincial en todas las sucursales”. Desde el sindicato llamaron además al cese de actividades con permanencia en los puestos de trabajo y el estado de alerta y movilización en defensa de los mismos. Bustos agregó que el cierre no solo afecta a los 80 trabajadores sino a toda la sociedad: “Las fuerzas vivas salieron a la calle y reclamaron para que todas las partes involucradas se sienten a conversar y busquen una alternativa que no termine en el perjuicio de la sociedad y de los trabajadores”.

El mismo día en Capital Federal y por medio de su Secretario General Sergio Palazzo, el sindicato presentó una denuncia penal ante la Secretaria de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, por “la decisión unilateral y apresurada que tomó el directorio del banco. Nunca la respuesta, más allá del desacuerdo con el aumento de un impuesto puede ser el cierre de sucursales y dejar sin trabajo a la gente o al pueblo sin el servicio que les brinda el Banco Nación”, comentó a ANCCOM Raúl Ibañez, secretario general de la seccional Santa Rosa de la Asociación Bancaria. En la misma Secretaría se realizó este martes 8 una audiencia entre los directivos del Banco Nación y la Asociación. En ella se convino un cuarto intermedio hasta este jueves, donde se espera que el gobierno provincial y el Banco Central, ente rector con facultad de habilitar la apertura o cierre de toda entidad financiera, “encuentren un punto de coincidencia de sus posturas y eviten el perjuicio que están causando”, resultado de la audiencia que catalogó como positivo y que solo fue gracias a la visibilización y el apoyo movilizatorio por parte de la sociedad.

La privatización del Banco Nación se había dictaminado en el DNU° 70/2023 también conocido como “Bases para la reconstrucción de la Economía Argentina”. “Esto es una prueba piloto, el impuesto es la excusa para empezar el desguace y el vaciamiento porque de todas formas se va a tener que pagar en las sucursales que queden abiertas”, son las palabras de la trabajadora sobre el justificativo utilizado por el Banco Nación para el cierre de las sucursales. “El Banco de la Nación es uno de los motores de la economía del país” y en su Carta Orgánica determina la función social y de fomento, cierra la nota Raúl Ibáñez. “Es una entidad que defendemos como propia, y no solo en nuestra provincia, porque en caso de persistir esta actitud se avanzaría sobre el resto del país, y el perjuicio serían tan extenso como hoy están diseminadas las oficiales del banco. Esta situación que vivimos sirve para dejar la base de que el Banco de la Nación no se toca”.