Los lápices siguen reclamando

Los lápices siguen reclamando

Una nueva marcha de los centros secundarios conmemoró La Noche de los Lápices y recordó a los estudiantes desaparecidos por la dictadura. Hoy, como hace 38 años, los jóvenes exigieron el boleto estudiantil, denunciaron el trabajo encubierto que realizan en el programa de pasantías porteño y se solidarizaron con los jubilados vetados y reprimidos.

Este lunes 16 de septiembre se realizó la marcha en conmemoración de La Noche de los Lápices, organizada por la Coordinadora de Estudiantes de Base, CEB, que nuclea a todos los centros de estudiantes de CABA, en una movilización que se desplazó desde la Plaza Congreso hasta Plaza de Mayo, donde realizaron su acto de cierre junto a la Pirámide. Este año, además de reunirse bajo la consigna de Memoria, Verdad y Justicia, se pusieron en juego diversos reclamos que incluyeron el rechazo al veto presidencial de la nueva Ley de Movilidad Jubilatoría, la oposición a las medidas de ajuste y un reclamo por la revisión de los programas de Actividades de Aproximación (ACAP) al mundo laboral, más conocidas cómo pasantías. 

La columna avanzó por Yrigoyen manteniendo su forma gracias a los cordones de seguridad armados de estudiantes dándose las manos y cuidados por padres, docentes y coordinadores. 

“Tomala vos, damela a mi, por el boleto estudiantil”, es un cántico que toma fuerza y no pierde vigencia. Los estudiantes detenidos ilegalmente pertenecían a la Unión de Estudiantes Secundarios y habían sido actores en los reclamos de 1976 por el boleto estudiantil. En total fueron diez menores de edad secuestrados de sus casas en la noche del 16 de septiembre de 1976 por represores de la última dictadura cívico militar. Todos fueron víctimas de torturas. Seis de ellos continúan desaparecidos. 

“Se reivindican pibes que entendieron cuáles eran las demandas de su generación, que entendían que ese boleto le cambiaba la cursada a sus compañeros. Reivindicarlos no es quedarnos en el pasado, es pensar qué mundo queremos para nosotros, un mundo que le sirva a nuestra generación”, lee Violeta Presta, presidenta del Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini, del documento redactado desde la coordinación del CEB. 

Más tarde, en conversación con ANCCOM, Violeta sostendrá que los jóvenes “no se comen la curva” en referencia a los dichos y actitudes de los actuales presidente y vicepresidenta de la nación en torno a los hechos ocurridos durante la última dictadura cívico militar ni en relación a las políticas de ajuste actualmente ejercidas sobre el sistema educativo. Afirmará que los pibes quieren cambiar el mundo, pero que es muy difícil movilizarlos cuando la ministra de Seguridad reprime a menores de edad en las movilizaciones. “La estrategia es expandir el miedo, pero nosotros siempre nos movilizamos en paz y no lo hacemos violentamente, tenemos nuestras medidas de seguridad y la prioridad siempre es cuidar a nuestros pibes.”

«Es nuestro desafío pensar cómo convocar más efectivamente, que los pibes se quieran prender y mantener las banderas que siempre sostuvimos de la educación pública de calidad y de la Memoria, Verdad y Justicia”, dice Iván, del CENBA. 

Iván, presidente del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires, pone el foco en la importancia de buscar formas de movilizar a la juventud que, sostiene, está pasando por una crisis de representatividad a la que las formas clásicas de hacer política ya no los seducen. «Es nuestro desafío pensar cómo convocar más efectivamente, que los pibes se quieran prender y mantener las banderas que siempre sostuvimos de la educación pública de calidad y de la Memoria, Verdad y Justicia.” 

La manifestación por la memoria se entrelaza con los pedidos por una educación de calidad en un momento clave de la tarde. En la pirámide de la plaza y cerca a la conclusión del encuentro, dos estudiantes de la Escuela de Teatro Niní Marshall toman la palabra. Comienzan contándole a los presentes sobre el fallecimiento de Mir, una compañera del colegio y militante estudiantil que murió atropellada en un cruce mal señalizado del tren Sarmiento, yendo a trabajar bajo el régimen de las ACAPS. “La muerte de Miranda era completamente evitable, si ella hubiese estado en su aula estudiando en vez de yendo a trabajar por obligación del Gobierno de la Ciudad no hubiese pasado”. Remarcan lo injusto de las capacitaciones laborales a las que están sometidos, las cuales no tienen coherencia con las especializaciones estudiadas y donde quedan a completa merced de los empleadores, sin espacio para que los docentes, directivos o alumnos puedan emitir opinión o ser parte de la organización del proceso. Cuando las chicas terminan de hablar se abrazan, luego se pide el presente por Miranda, al igual que por los compañeros desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. 

“Presentes, ahora y siempre” grita la multitud, pero la jornada cierra entre saltos y cantos al ritmo de “Ji Ji Ji”, la plaza se mueve bajo el peso de cientos de estudiantes cantando “no lo soñé”, mientras rompen el ritmo habitual de las personas que terminan su jornada laboral. 

El aumento del presupuesto universitario es ley

El aumento del presupuesto universitario es ley

Tras una larga jornada en la que se aprobó el proyecto de boleta única y se rechazó el DNU que incrementa exponencialmente los gastos secretos de inteligencia, también se votó la declaración de emergencia de las universidades nacionales, con el consecuente aumento de los gastos de funcionamiento y la actualización salarial de docentes y no docentes. El Ejecutivo amenaza con un nuevo veto.

Tras una sesión intensa dentro del Congreso de la Nación, donde senadores debatieron durante doce horas y aprobaron con cambios el Proyecto de Boleta Única de Papel -teniendo que volver el proyecto a tratarse en la Cámara de Diputados- y también rechazaron por amplia mayoría (49 votos), el DNU que aumentaba los fondos secretos de la SIDE, llegó el turno de la discusión en torno al proyecto de Ley de Financiamiento Universitario, que declara la emergencia presupuestaria para el resto del año y la actualización de salarios de docentes y no docentes de manera mensual en línea con la inflación. A las 20:52, Victoria Villarruel, vicepresidenta de la Nación, le cedió la palabra al senador de Unión por la Patria, Eduardo Wado de Pedro, quien eligió retomar una frase del presidente Javier Milei: “si me salen algunas cosas bien, me tienen que dar el premio Nobel”, para afirmar que “los argentinos tienen cinco premios Nobel. Todos ellos se formaron en las universidades nacionales y este proyecto de ley es, también, un homenaje para ellos”.

Sin embargo, la jornada comenzó varias horas antes, por fuera del recinto parlamentario. El reloj marcaba varios minutos después de las 13, el sol asomaba en la vereda frente al Congreso para mantenerse durante el resto de la tarde. La Policía Federal se ubicaba en el cordón de la vereda de enfrente al edificio parlamentario interrumpiendo el abrazo simbólico que planeaban los manifestantes, las primeras banderas se elevaban y los militantes comenzaron a llegar. La convocatoria, realizada por la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD-UBA) y la Federación Nacional de Docentes, Investigadores y Creadores Universitarios (CONADU), estuvo lejos de tener el volumen de la Marcha Universitaria Federal del pasado 23 de abril pero tuvo un fuerte componente en cuanto a representaciones políticas partidarias, universitarias y sindicales.

Aún quedaban rezagos de la movilización del día anterior, donde jubilados y niños fueron reprimidos por las fuerzas de seguridad; la pintada que reza “Norma Pla! mano a mano a ver quién gana” y carteles pidiendo por el rechazo al veto que todavíano fueron removidos. Sin embargo, el panorama esta vez fue totalmente distinto: la paz reinó desde las 14 cuando el primer disertante tomó la palabra hasta cerca de las 15:30, horario en el que comenzó la desconcentración debido a que el debate del presupuesto fue pospuesto para el final de la jornada.

Sobre el propósito de esta convocatoria fuera del recinto, Mariela Solesio, docente del CBC e integrante de AGD-UBA, argumentó: “Estamos acá para defender la universidad pública. Los docentes se están yendo de la universidad porque no pueden sobrevivir con salarios de indigencia o con salarios de pobreza. Hoy nuestro salario testigo está por debajo de la línea de indigencia, alrededor de 300.000 pesos. Yo, por ejemplo, soy docente del CBC y por un cargo cobro 180.000 pesos. Si tuviera cinco cargos, que es lo máximo que puedo tener en la Universidad de Buenos Aires, estaría cobrando menos de 900.000, es decir, por debajo de la línea de pobreza”. Aunque sin hablar entre ellos y con diez horas de diferencia, Solesio y Martín Lousteau, senador por la Unión Cívica Radical, parecían coincidir: «Los salarios de los docentes cayeron más de un tercio este año. Y el 85 por ciento está por debajo de la línea de la pobreza. El Presidente hace ajustes donde él quiere. Acá estamos hablando de docentes pobres que se van de las universidades», señaló a su turno dentro del recinto.

Quien culminó con las exposiciones fue Ezequiel Atauche, senador por Jujuy de La Libertad Avanza, que eligió hacer un peculiar repaso sobre posgrados y cursos dictados en algunas universidades, atreviéndose a hacer un juicio de valor sobre dichos proyectos educativos para cerrar: “Los docentes tienen que tener buenos salarios y cada vez estamos reconstruyendo más el salario de los argentinos.¿Cómo? Cortando curros para que no gastemos tanto y bajemos la inflación».

Entrada la madrugada del viernes, se pasó a la votación del proyecto de financiamiento universitario, que logró la aprobación en general -con 56 votos afirmativos, 11 negativos y 1 abstención- y en particular de todos sus artículos.

Los senadores de Unión por la Patria y la UCR sabían que tenían que superar los dos tercios y para ello el triunfo debía ser holgado para proyectar una pelea justa ante el posible veto del ejecutivo y lo lograron.»Es central cómo nos posicionemos frente a este tema», había advertido el radical Maximiliano Abad. Fuera del Congreso, ante la amenaza del veto, Marcelo Bornand, secretario general de la Asociación del Personal de la Universidad de Buenos Aires (APUBA), no dudó: “Consideramos que nuestros sindicatos deberían llamar a un paro general y a una movilización ante un veto que ya damos por descontado. El propio gobierno ya dijo que la va a vetar y la compra de voluntades que tuvo con el veto a la movilidad jubilatoria ya nos da a pensar que los compró para para tener ese tercio que necesita para sostener los vetos y por lo tanto eso lo tenemos que revertir en la calle, con movilización y con lucha. Hay que continuar. Deberíamos iniciar un plan de lucha más fuerte, una nueva marcha federal para conquistar un aumento total del conjunto del presupuesto que son los salarios de quienes sostenemos la universidad día a día”.

Para el que sufre la crisis, ni siquiera el rebusque

Para el que sufre la crisis, ni siquiera el rebusque

Tras el desalojo de los manteros de Parque Centenario y Parque Patricios, el Gobierno porteño continúa con la misma mecánica en otras plazas de la ciudad. Ahora les tocó a las emprendedoras de la Plaza Egipto, en el barrio de Palermo, a quienes la policía amenazó con sacarles la mercadería. «A los vecinos les molesta», argumentó Jorge Macri.

Todos los fines de semana, en la Plaza República Árabe de Egipto, frente al Planetario Galileo Galilei, pequeñas emprendedoras desplegaban sus mantas y ponían a la venta sus productos de merchandising–papelería, bijouteriee indumentaria–, que eran la atracción de adolescentes y jóvenes que buscaban algún artículo de sus artistas favoritos. La mayoría de los emprendimientos están manejados por pibas, incluso adolescentes,que se publicitan por redes sociales y se asocian entre sí formando ferias en la plaza.

El fin de semana anterior al desalojo en Parque Centenario, las emprendedoras tuvieron que reorganizarse, ya que la Policía de la Ciudad también ordenó desalojar la zona. En diálogo con ANCCOM, una fuente que prefiere mantenerse anónima cuenta: “Le dijeron a las chicas que estaban detrás del Planetario que no podían estar ahí porque ahora cambió el comisario y es más estricto. Les dijeron que en Plaza Egipto no habría problema porque no pasaba tanta gente por ahí”. Al cruzarhacia allí, la policía comenzó a sacar fotos de los emprendimientos, especialmente de aquellos que ofrecían comida, y les avisó a todas las feriantes que si no se iban en 20 minutos, les sacarían la mercadería.

Aldana, emprendedora de Somos Racat, relata: “Nos levantaron a las dos horas de comenzada la feria. Por lo que noté, fue todo en buenos términos,Siempre tuvimos en cuenta que existía la posibilidad de que nos levanten o de que no les guste que estemos ahí, así que desde la organización siempre se mantuvo el orden y la limpieza. Sé que está pasando en otras plazas. No volvería a feriar en espacio público”.

Desde Feria Malta denuncian haber sufrido amenazas y destrato por parte de los vendedores de pochoclos y algodones de azúcar, que claman que ellos sí tienen permiso para vender en la vía pública. Cabe recordar que la Feria Swiftie se inició en este espacio y se vieron forzadas no sólo por cuestiones climáticas sino también por el mismo maltrato de otros vendedores, a realizar sus ferias en lugares cerrados.

Para organizar una feria de este estilo es necesario tener un permiso del Gobierno de la Ciudad que se puede tramitar en su página web tras haberse registrado. Uno de los requisitos es tener un domicilio legal en CABA, lo cual muchas veces no sucede, ya que los emprendedores se trasladan desde el conurbano a las plazas donde saben que habrá más concurrencia. El trámite incluye un listado de rubros aceptados entre los que se encuentran aromatizantes, decoración, papelería, indumentaria, entre otros. Sin embargo, un grupo de k-popers que se juntaban a bailar y vender productos del género en las Barrancas de Belgrano presentaron un proyecto hace dos años y todavía no tuvieron respuesta oficial. En ese parque los manteros también han sufrido desalojos.

“Nos dijeron que no puede haber intercambio de plata. La denuncia la hicieron por los que vendían alimentos, pero tenían orden de levantar a cualquiera que venda cualquier tipo de mercadería. Muy ridículos, pero bueno, era porque llevábamos las mantas y entregábamos, nada más, sin exponer mercadería, y ellos vigilaban que no recibamos plata, ni tengamos nada con precio, ni nada en las mantas”. Las emprendedoras, que sólo pueden estar ahí como punto de entrega, afirman que la vigilancia constante es un método invasivo. Al preguntarles si eran agentes de la Policía de la Ciudad, indicaron que eran miembros de la Agencia Gubernamental de Control, supuestas autoridades de la Comuna 13 que vestían chalecos verdes y tenían permiso para levantar mercadería.

Según algunas emprendedoras, la mecánica de los desalojos se repite en localidades del conurbano, como San Miguel, en espacios donde antes podían instalarse a vender. “A varias en distintos puntos les pasó lo mismo, que fueron a echarlas. Será una cuestión nueva, que ahora no se pueden hacer más ferias sin registrarse oficialmente”, comenta una de ellas.

Cabe subrayar que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires llevó a cabo el operativo de desalojo en el Parque Centenario justo un día antes del Día de las Infancias, fecha en la que muchas familias buscan un regalo para los más pequeños. Así, los comerciantes informales se vieron perjudicados y no pudieron colocarse en el espacio público. Con la justificación de no cumplir con las obligaciones fiscales que sí tienen los locales y los “fuertes reclamos de los vecinos que no pueden circular”–en palabras de Jorge Macri–, la policía e inspectores vaciaron el lugar. Como si esto fuera poco, los feriantes que poseen puestos formales,tal es el caso de los de libros usados, también se vieron perjudicados, ya que, por pedido expreso del Gobierno, no pudieron abrir ese fin de semana para “no atraer de nuevo a los manteros”.

Para los jubilados hay muchos palos pero poca plata

Para los jubilados hay muchos palos pero poca plata

Por segundo miércoles consecutivo, el Gobierno de Javier Milei reprimió a los jubilados que se manifestaban en contra del veto presidencial a la ley que reforma el índice de actualización de haberes y que permitiría recuperar una parte del poder adquisitivo que perdieron. Heridos, desvanecidos y hospitalizados.

Apenas quedaban pequeños grupos en las esquinas de Entre Ríos y Rivadavia cuando todo volvió a empezar. En frente del Congreso nacional se encontraban, nuevamente, los jubilados con sus reclamos y la Policía Federal. Adentro, en el recinto de Diputados, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, daba su primer informe a los legisladores y respondía preguntas.

Este lunes, Javier Milei vetó la Ley de Reforma del Sistema de Jubilaciones que actualizaba -apenas una pequeña parte- pensiones y jubilaciones después de la pérdida del poder adquisitivo de la clase pasiva que se profundizó con el ajuste del nuevo gobierno. Solo en el primer semestre de este año, el haber jubilatorio perdió un 27,7 por ciento de poder de compra.

‘’Si hay veto, hay calle’’ advirtieron la semana pasada los jubilados, después de recibir palos y gas pimienta. Este miércoles, las fuerzas de seguridad dirigidas por Patricia Bullrich hicieron caso omiso a la edad, las muletas de algunos, los bastones y cargaron con saña contra los jubilados y organizaciones políticas que los apoyan en sus reclamos.

Antes de la hora convocada, ya el clima permitía advertir que el reclamo preocupa al Gobierno de Javier Milei. La Federal y Gendarmería formaban cordones que preanunciaban una encerrona. Algunos cálculos antes del pandemónium hablaban de entre 800 y 1000 uniformados. 

Los cánticos enardecidos empezaron a resonar contra las paredes de los edificios. “¡Policía Federal, la vergüenza nacional! ¡Policía Federal, la vergüenza nacional!”, fue el que se escuchó con más énfasis.

La confirmación de la letra no se hizo esperar. Habrán pasado 10 o 15 minutos desde que se dio por iniciada la concentración, cuando empezaron los palos. Las columnas de uniformados encerraron a los manifestantes, bloqueando las salida de la Plaza del Congreso, mientras el repique de los bombos y los gritos por un nuevo paro general iban en aumento.

La represión que había provocado varios heridos la semana pasada, se repitió. Palos y gas pimienta, a mansalva provocaron alrededor de 30 heridos, jubilados desvanecidos en plena calle, algunos atendidos en el lugar, y otros trasladados a los hospitales disponibles. Los palos derivaron, además, en que se levantó la sesión en Diputados ante la que exponía Francos. 

En la calle, la que iba a ser marcha hacia Plaza de Mayo quedó trunca. Con la represión los manifestantes se dividieron y luego se fueron disgregando. Patricia Bullrich envió un mensaje a los manifestantes: “Hicimos cumplir la ley”. Quedó claro que para la ministra se trata de la selva.

Al promediar la tarde, lo que quedó en las retinas y en la información que sobrevolaba en las calles es que la represión al sector más débil de la sociedad y el levantamiento de la sesión en Diputados que derivó de los palos dejó al Gobierno expuesto en una síntesis: la crisis la pagan los jubilados.

La Policía Federal bloqueó la entrada a la Universidad de las Madres

La Policía Federal bloqueó la entrada a la Universidad de las Madres

El gobierno intentó bloquear el ingreso a la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo con la policía. La intervención de la rectora Cristina Caamaño logró recomponer la situación. Desde que asumió el gobierno de Javier Milei, el Estado no gira fondos para gastos de funcionamiento ni para pagar los sueldos de docentes ni no docentes.

La policía federal bloqueó ayer la puerta de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo impidiendo la salida y entrada de los trabajadores, docentes, rectores y estudiantes al establecimiento; desconociendo la autonomía universitaria. La rectora de la Universidad, Cristina Caamaño, quedó encerrada en el edificio durante más de cuatro horas junto a otros siete trabajadores de la universidad. La situación generó un repudio generalizado y una concentración en las puertas de la institución en apoyo a la comunidad educativa, lo que llevó a la policía a retirarse del establecimiento luego de varios momentos de tensión.

El operativo se llevó a cabo a partir de un mail no oficial, sin sello ni orden judicial. Estaba firmado por el interventor Eduardo Maurizzio que designó el gobierno de Javier Milei.

La rectora Cristina Caamaño, en diálogo con ANCCOM, expresó: “No quieren saber nada con esta universidad y la quieren cerrar” y continuó: “Nosotros, porque es la memoria de Hebe y porque es el legado de las Madres, la vamos a defender hasta las últimas consecuencias”.

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El cordón policial

Cuenta la rectora Caamaño que, a las diez de la mañana del lunes 2 de septiembre, recibió el aviso de los trabajadores de la universidad de que un uniformado no dejaba entrar a una empleada del instituto para realizar sus tareas con normalidad. La rectora fue al establecimiento y cuando llegó “el tipo no me quería dejar entrar por un mail que había recibido de un gmail, no era un mail oficial, era un gmail firmado por el interventor que puso Milei en la universidad, que decía que no quería que entre nadie y el policía dijo ‘porque él viene a cerrar la universidad’”. En ese momento, la policía recibió una llamada, y la rectora junto a otros trabajadores lograron ingresar.

La policía bajó la persiana metálica dejándolos encerrados dentro del edificio. La rectora cuenta que aproximadamente desde las 10.30 hasta las 15.30 no los dejaron salir, por lo que realizó una denuncia judicial por privación ilegítima de la libertad. La comunidad educativa empezó a difundir la situación en redes y en algunos medios de comunicación, como la Radio de las Madres AM 530, lo que resultó en una concentración a las afueras del edificio en apoyo a la institución: “Y empezó a llegar gente. Entonces ellos llamaron a más policías, y llegó la Infantería, con sus escudos, sus cascos y sus aerosoles. Yo ahí me empecé a preocupar porque había muchos estudiantes en la calle, también docentes.” La rectora continuó: “En el edificio solamente había ocho personas, las que habíamos podido entrar, que después no podíamos salir. Los estudiantes y todos estaban en la calle, queriendo entrar y la policía tapando la entrada, haciendo un cordón”.

La rectora se comunicó con un oficial de mayor rango para solucionar la situación y evitar que reprimieran. El policía accedió a retirar a los oficiales exigiendo que el estudiantado no intervenga. “Estaba todo como muy en caliente. Yo hablé con los estudiantes y les pedí que, por favor, dejen pasar a la policía, que no los puteen, que no los insulten, que no los toquen. La cosa es que después de bastante tiempo, cuatro y media la policía se retiró”. Cuenta, además, que invitó al estudiantado a dar una vuelta a la pirámide, como hacen las Madres de Plaza de Mayo durante las rondas de los jueves desde 1977. Los estudiantes accedieron y participaron de la iniciativa mientras la policía se retiraba del lugar.

Sin salarios

“El interventor cobra cinco millones de pesos por mes, mientras los empleados y los docentes de la universidad no cobraron en todo el año ni un peso desde que asumió Milei”, denunció la rectora Caamaño. Desde que gobiernan los libertarios, la universidad no recibió fondos para los gastos de funcionamiento ni para pagar salarios: “Por eso no tenemos en este momento internet, ni servicio de limpieza, entre otras cosas. Por otro lado, no han pagado los sueldos a pesar de la marcha universitaria que fue multitudinaria y que se hizo justamente para eso. Todas las universidades recibieron algo menos la Universidad Nacional de Madres de Plaza de Mayo”.

Frente a la pregunta del porqué al ahogamiento presupuestario y la intervención directa del gobierno, respondió que “por un lado, este gobierno está en contra de la educación pública y, por el otro lado, están en contra de los derechos humanos porque son negacionistas, reivindicadores de la última dictadura y visitadores de los genocidas. Entonces una universidad que reúne las dos condiciones, que es pública y que además tiene orientación en derechos humanos para ellos es lo peor que les haya pasado, no quieren saber nada con esta universidad y la quieren cerrar”. Concluyó: “Yo tampoco le puedo exigir a la gente que venga todos los días a cumplir un horario si hace nueve meses que no cobra”.

La memoria de Hebe

La denuncia por el operativo policial de ayer se suma a otras denuncias y causas en el contencioso administrativo, que se inició a partir de la polémica designación del Ministerio de Capital Humano de Eduardo Maurizzio como interventor en la Universidad. Por el momento, se mantienen activas las medidas cautelares a favor de la Universidad de las Madres y la comunidad educativa, hasta que la justicia dicte su resolución.

La medida que designa como Interventor al funcionario Maurizzio, transgrede la autonomía y autarquía universitaria que establece la Constitución nacional y otras leyes antecesoras, desde el año 1919 y que solo fue interrumpida durante La Noche de los Bastones Largos, el 29 de julio de 1966, y La Noche de los Lápices, el 16 de septiembre de 1976, dejando como saldo una feroz represión con estudiantes detenidos, desaparecidos y asesinados por la militares de la dictadura.

Además, cuenta otro episodio reciente en el que el interventor “entró al edificio con una patota de seis personas por el sótano, cuando lo nombraron a él. No entró por la puerta, entró por el edificio de al lado. El sótano comunica con una parte de la universidad que no es el ingreso. Apareció ahí, filmó y los mismos estudiantes le pidieron que se retire”.

El Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos Madres de Plaza de Mayo fue creado por Ley en el año 2014, como unidad funcional del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Desde 2015, es reconocida como instituto universitario por el Ministerio de Educación y desde el año 2023 fue aprobada su apertura como Universidad Nacional por el Congreso de la Nación. Sin embargo, su historia data de mucho antes. Fue creada en el año 2000 y comenzó con carreras terciarias y cursos. Desde ese entonces se constituyó como una universidad popular. Cuenta con 2.245 estudiantes y 300 trabajadores docentes y no docentes. La rectora concluyó: “Nosotros, porque es la memoria de Hebe y porque es el legado de las Madres, la vamos a defender hasta las últimas consecuencias”.

 

Más respeto que soy tu abuelo

Más respeto que soy tu abuelo

La Policía Federal reprimió y lanzó gas pimienta a los jubilados que se manifestaban en contra del veto anunciado por Javier Milei a la ley sancionada por el Congreso que permite recuperar una parte del recorte que la motosierra del Gobierno aplicó a los haberes de la Tercera Edad.

Antes de llegar a la esquina de Rivadavia y Combate de los Pozos, ya podía escucharse el ruido típico de una multitud que reclamaba. Los autos y colectivos comenzaban a circular con cuidado mientras grupos y más grupos de personas  concentraban frente al anexo del Congreso. El piso está lleno de papeles en los que se puede leer ‘’no al veto’’ y ‘’aumento de la jubilación ya”.

 ‘’Yo vengo acá cada miércoles pero este es un miércoles especial’’,  le dijo una mujer de entre el grupo de jubilados a una joven. Cuando terminó de hablar con ella, siguió diciendo, pero esta vez para todos: ‘’¡No a la motosierra de Milei!’’, ‘’¡No al veto de Milei!’’.

 El pasado miércoles, 22 de agosto, el Senado aprobó la reforma que busca actualizar los haberes de los jubilados. Si la norma se aplicara, los ingresos mensuales de la mayoría, los que cobran la mínima, llegaría aproximadamente a 316 mil, es decir apenas un 35% de la canasta básica de un jubilado. No obstante, Javier Milei anunció que está dispuesto a vetar la ley. Ante esta posibilidad, Jubilados de Izquierda, MJL CONAT, la Confederación Jubilados de la República Argentina, entre otras organizaciones más, convocaron a una concentración para luego marchar a Plaza de Mayo en contra del veto del presidente de la Nación.  

A medida que va llegando la gente, el espacio empezó a quedar chico. En el centro de la calle, se empezó a armar el núcleo de la concentración. Se saludaban entre los presentes, conversaban, repartían volantes y escuchaban una radio abierta, la previa de una marcha. De a poco, los cantitos empezaron a tomar cuerpo:

‘’¡Milei, basura, vos sos la dictadura!’’, gritaba un puñado de canosos y cavos. Pero el canto se dejó de escuchar porque fue reemplazado por abucheos cuando salió la Policía Federal para formar un cordón delante de la concentración de jubilados. Resultado, los manifestantes se aglutinaron aún más.

-A ver, decime. Cuando pasó lo de la universidad salimos todos, ¿y ahora nadie tiene un jubilado en la familia? -dijo una de las señoras, apoyada sobre la pared, mientras dejaba salir un suspiro cansado.

En la esquina, un poco más alejado de la concentración, otro jubilado, entrevistado por un periodista, decía que ‘’yo pago los servicios, pago mi alquiler. Tengo que tomar siete remedios. No me queda para comer’’.

 

Los carteles y pancartas eran expresivos de la situación dramática por la que pasan los jubilados: ‘’Si hay veto, hay calle’’ se afirmaba en uno de los carteles. ‘’¡Con los viejos no van a joder más!’’, dijo alguien y alrededor suyo vitoreraron el grito. 

Sin embargo, el clima del lugar se transformó cuando la policía salió de su inercia y se lanzó a reprimir. Se empezaron a escuchar gritos a la vez que las bocinas de los colectivos sonaban cada vez más. Los uniformados empezaron a lanzar golpes y gases lacrimógenos y gas pimienta contra los manifestantes, que en su enorme mayoría pasaban los setenta años, y tuvieron que alejarse a la fuerza de la escena.

Una de las jubiladas se refregaba los ojos y le repetía a su compañero ‘’estoy bien, estoy bien’’, mientras a su lado, un chico, aturdido, estaba siendo atendido por cuatro personas al recibir de lleno el gas lacrimógeno en la cara. Las diferentes agrupaciones empezaron a los gritos para que de todas formas iniciara la marcha.

‘’Que tristeza, ya van a llegar a viejos ustedes’’ les gritaba, al pasar, una mujer a los policías que estaban a un lado. Su marido la llevó hacia él con el brazo, a modo de cuidado.

«Que tristeza, ya van a llegar a viejos ustedes’’ les gritaba, al pasar, una mujer a los policías que estaban a un lado. Su marido la llevó hacia él con el brazo, a modo de cuidado.

Aferrándose a sus conocidos, a las banderas o carteles que llevaban, la multitud de jubilados comenzó a cruzar la avenida Entre Ríos, desde donde estaba, frente al anexo de Diputados, hacia la Plaza Congreso. Acompañados del MST, el PTS, entre otros movimientos de izquierda y agrupaciones sociales, como el Polo Obrero, los jubilados dieron inicio a la marcha que terminaría frente a la Casa de Gobierno. 

 -Qué vergüenza, ¿a vos te parece que con la edad que tengo yo, tenga que venir acá? -le comentaba un señor que caminaba con dificultad a una mujer a su lado. Intercambiando opiniones, avanzaban por las mismas calles que meses antes estuvieron pobladas por manifestantes en contra de la Ley Bases, y que defendieron la educación pública.

Con carteles y al ritmo de las cacerolas, se escuchaba ‘’¡Jubilados, carajo! ¡Jubilados, carajo!’’. 

Mucha gente que circulaba por el lugar, en autos o por la vereda, se detenía para transformarse en testigos de esa multitud de mayores que marchaban hacia Plaza de Mayo. Algunos iban ayudados por bastones, por el brazo de su acompañante o incluso una señora en silla de ruedas participaba de la protesta. ‘’Trabajadora y, ahora, luchadora jubilada’’ comentó a ANCCOM.

Un grupo de turistas observaba mientras su guía les explicaba un poco del descenso al infierno que venía atravesando Argentina. 

La policía, después de reprimir y dejar varios heridos, siguió la marcha a un costado, cumpliendo con el protocolo de Patricia Bullrich. Los manifestantes, siempre cantando.

‘’¡Milei, basura, vos sos la dictadura. Milei, basura, vos sos la dictadura!’’

Atravesando Plaza de Mayo, los gritos se volvieron cada vez más fuertes. Aquellos que se encontraban sentados, esperando en el lugar, se pusieron de pie para caminar junto al resto hacia las rejas de la Casa Rosada. Aún acompañando la protesta con el ruido de las cacerolas, comenzaron a cantar ‘’por un paro general’’. 

 

Alrededor de las seis de la tarde, después de horas de cánticos y gritos, después de haber recibido golpes y gases lacrimógenos por parte de la policía, los jubilados y jubiladas empezaron a desconcentrarse lentamente y finalizaron otro miércoles más de reclamo.