Presentaron la Federación de Medios Digitales

Presentaron la Federación de Medios Digitales

En una reunión realizada en La Plata se debatieron estrategias ante las dificultades económicas y la ausencia de políticas estatales para el sector. El cooperativismo como una alternativa sostenible.

Las nuevas formas de comunicar traen consigo otras maneras de pensar los medios y desconocidos desafíos para los trabajadores. Con este espíritu fue que, en 2019, se creó la Red de Medios Digitales, un colectivo que busca coordinar las demandas del colectivo de medios independientes del espacio digital.

Desde su fundación, esta organización consiguió nuclear alrededor de 90 medios provenientes de 18 provincias del país con el fin de ampliar la cooperación, formalizar el sector y darle mayor contundencia a los reclamos de sus integrantes. Mientras que en un principio esta lucha se gestó solo en el reclamo por la división equitativa de la pauta oficial, el colectivo de medios continuó su crecimiento y hoy está formada por más de mil trabajadores. Ayer se presentó oficialmente como Federación, una figura que busca dar cuenta de las particularidades de los medios de comunicación creados en el entorno digital, en su conformación autogestiva, comunitaria, alternativa y popular.

El acto tuvo dos sedes. En el Salón Polivalente del Centro Cultural “Pasaje Dardo Rocha” expuso un panel integrado por autoridades y medios de la red así como con una serie de funcionarios públicos representantes del sector popular. Al interior de este panel se presentaron dos mesas; en primer lugar “La situación de los medios y el cooperativismo en Buenos Aires” en la que Yair Cybel (director de El Grito del Sur y presidente de la Federación de Medios Digitales), David Baressi (secretario gremial del Sindicato de Prensa Bonaerense –SiPreBo), Juan Salvador Delú (presidente de la Federación Argentina de Radios Comunitarias –FARCO) y Paola Alvarez (periodista de Pulso Noticias e integrante de la Federación) debatieron sobre los desafíos y reclamos que atraviesan a los medios digitales y sus trabajadores.

La segunda mesa, “Desafíos para una pluralidad de voces cooperativa”, estuvo conformada por Sacha Lechner (Director General de Comunicación Institucional de la Municipalidad de La Plata), Adrian Grana (Subsecretario de Coordinacion institucional del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia), Gildo Onorato (presidente del Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo) y Malena Gonzalez (Codirectora de Comunicadas y vicepresidenta de la Federación de Medios Digitales), quienes, desde sus diferentes posiciones como funcionarios públicos reflexionaron acerca de lo propuesto en la primer instancia y llamaron a la coordinación de nuevas herramientas de apoyo para el sector. Al interior de estas exposiciones, se generó un diálogo interesante sobre las propuestas y limitaciones en el campo de la comunicación popular:

Qué dijeron

“La información no es un derecho, es una necesidad”, dice Laureano Barrera, director de la agencia de investigación judicial Perycia, parte de la Federación de Medios, quien moderó el debate en ambas mesas. “Más que nunca, es necesario que se encuentren espacios de coordinación con el Estado”, añadió en vistas de la nueva política nacional frente a la comunicación: que tildó de “no comunicación”. Esta consideración, para Juan Delú es consecuencia de “una sobrerrosca del Estado a partir de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual: ni todo es comunicación ni nada lo es”, que ha llevado a considerar que la situación actual es “por haber puesto a la comunicación en el centro de la discusión”. Al contrario, nuevas discusiones que actualicen la idea de una verdadera soberanía comunicacional deberían tener lugar, para Delú, desde una proyección transversal a todos los medios, digitales o no.

No es casualidad que el reclamo parta desde la Federación, compuesta en su mayoría por medios cooperativos que David Baressi identificó como “experiencias que surgen [en su mayoría] como respuestas a situaciones de crisis”. De esta forma, para Baressi “fomentar la cooperativización de los medios es la mejor forma de luchar contra las políticas de desinformación y saqueo”, evidentes en el cierre de Télam y el quite de la pauta oficial que forman parte de este nuevo impulso de concentración en el esquema de medios.

Para el presidente de la Federación, Yair Cybel, el principal problema para los medios cooperativos de hoy es su sustentabilidad, en especial con el abandono de la dirigencia política en materia comunicacional: “Ante la falta de una estrategia estatal, debe impulsarse una discusión de comunicación en términos de soberanía” que integre “la importancia estratégica de los medios comunitarios digitales comunitarios en la batalla cultural”.

Para Adrian Grana esta vuelta al discurso único que cercena la pluralidad de voces es un ataque directo a las estrategias de comunicación no mercantiles: “El agobio a los medios y espacios comunitarios es otro intento de disgregar el campo popular para eliminar al denominador común”.

Este ímpetu cooperativista se replicó en la propuesta de Lechtner, quien buscó revalorizar el asociativismo en su rol de herramienta de lucha y, respecto al rol del Estado, ponderó que “el lugar es escuchar, construir en conjunto y extender el mensaje”, reivindicando la experiencia como un canal para la llegada de “una propuesta colectiva a los problemas individuales”. En comunicación con ANCCOM, Lechtner rescato que “aunque el Estado nacional esté mirando hacia otro lado, hacia el extranjero, este es el rol de las demás dependencias deben asumir: el de condensar estos reclamos y construir herramientas de cooperación para afrontar los nuevos desafíos”.

Otra voz que se hizo escuchar fue la de Gildo Onorato, quien denunció que “la crueldad como forma de estructurar la acción política es una consecuencia lógica de la concentración, la extranjerización y el extractivismo: son las nuevas formas de la dependencia”, dijo el presidente del recientemente inaugurado IPAC, y añadió: “Enfrentar la crueldad para construir una propuesta alternativa que produzca una nueva mayoría”. Al ser consultado sobre las formas en la que estas propuestas podrán adoptarse, Onorato dijo: “Considero esta necesidad de seguir tendiendo puentes y configurando nuevos lazos es vital para la construcción de una nueva propuesta que incluya la agenda social verdadera: trabajo, produccion, innovacion tecnologica y comunicación”.

Terminado el acto se recordó que el próximo Encuentro Nacional de la Federación se dará el 21 de junio en Santa Fe

El sector cooperativo crece en su relevancia como articulador del campo popular, representando cerca de 10 puntos del PBI nacional, por lo que esta iniciativa de visibilizar la importancia del sector de medios digitales para su articulación y comunicación resulta cada vez más llamativa. Escuchar y atender los reclamos particulares de un sector estratégico, especialmente en un contexto de ataque a los medios de comunicación, mediante el cierre, achicamiento o ahogo, surge como una responsabilidad estatal para el desarrollo de una articulación sinérgica que vele por la pluralidad de voces.

Los vaqueros del Conurbano

Los vaqueros del Conurbano

Con sedes en distintas localidades, la más reciente en Avellaneda, una escuela de baile country cultiva la pasión por el género y convoca a hombres y mujeres que se animan a practicarlo. «El individualismo acá no tiene lugar», dicen. 

Las texanas negras y brillosas de Jorge enfilan sobre el piso de ladrillos rojos derecho hacia el espejo del salón de baile del Centro Cultural del Sur, de Villa Domínico. Veinte personas con sombreros blancos, jeans, botas y chaquetas lo aguardan en fila para comenzar. Al fondo, frente a una foto colgada de Spinetta, hay una pizarra blanca que anuncia que el 25 de mayo habrá peña, y más abajo un cartel informa que el lunes a las 19 hay clases de “country line dance”.

“Es un viaje de ida, espero que les guste”, dice, antes de arrancar la primera clase, la profesora Alicia Mabel Fusto, que en la espalda de su campera de jean lleva el nombre de su escuela en letras rojas –Country Club Line Dance–, a tono con sus botas. Detrás de ella, los alumnos ya están listos y esperando la señal para moverse. Antes de que Alicia levante la punta de su taco para dar el primer paso, dos mujeres se acercan tímidamente al salón y preguntan por la primera clase de country. En segundos, se acoplan al resto de los bailarines y Alicia las ubica justo tras ella: “Las nuevas bien adelante”, dice.

Todos los alumnos, salvo las dos nuevas que tienen jogging y zapatillas, ensayan con la misma vestimenta, porque las coreografías así lo requieren: un sombrero para hacer el saludo bajando el mentón y pellizcando la visera; jean con cinturón para sostener el peso de los brazos y manos en la hebilla o en los bolsillos; texanas para deslizarse con los tacos y un corbatín.

El country line dance se baila en línea. Cuatro movimientos es un paso, no hay forma de errarle a menos que estés muy distraído, y es difícil estarlo porque los banjos que acompañan la música te hacen creer que conocés las direcciones como si fuera una partida de ajedrez. Alicia comienza a contar para atrás desde cinco y cuando llega a uno da las primeras indicaciones: “Vamos a empezar con un paso básico: un paso a la derecha, cruzo la izquierda por atrás, derecha al costado y cierro”. Un alumno, en el fondo, aclara que ese paso se llama vine. Ya en la segunda canción, las recién llegadas de adelante sonríen porque les sale el vine de taquito.

Alicia recuerda que su amor al country en línea comenzó hace 10 años, cuando visitó por primera vez el San Pedro Country Music Fest, el primer festival de country en Argentina, y el más grande, que se hace una vez al año en la localidad bonaerense de San Pedro, a orillas del Paraná. Años después y con muchas clases de country encima, en pandemia, se largó a bailar con su marido Jorge en el Parque Domínico de Avellaneda. Hoy su escuela, con base en Wilde, tiene más de 70 alumnos y sedes en Quilmes, La Plata y en el partido 9 de Julio.

“En Zona Sur se baila mucho rock and roll y estilo americano, que no es lo mismo que country”, explica Alicia. En el country line todas las coreografías son internacionales: si estás en San Pedro, Texas o Wilde y empieza a sonar una canción de country, todos saben qué pasos hacer. En el baile country se utilizan distintas canciones de los subgéneros del country: country folk, country pop, honky tonk y bluegrass, entre otros.

“Mientras nos sentábamos en el porche delantero / de esa vieja casa gris donde nací y crecí / Contemplando los campos polvorientos / donde mi papá trabajaba duro todos los días / Creo que lo lastimé cuando le dije / «Papá, hay muchas cosas que no sé / pero, ¿nunca sueñas con una vida / en la que el maíz no crece?»”, reza la canción de Waylon Jennings, el artista favorito de la casa de zona sur.

Fernando guía la coreografía al lado de Alicia, él será el profesor designado para la nueva sede de Domínico. Sobre sus texanas negras con hebilla recorre el salón bailando con los ojos cerrados, mientras una alumna con su sombrero blanco sale de la fila para sentarse y tomar un mate: “En la próxima canción me sumo, no doy más”, le dice a otra compañera.

El salón se llenó, hay más debutantes: ya son más de 20 alumnos que danzan sincronizados en línea, dan una vuelta, se saludan con los sombreros –imaginarios los que no tienen– y siguen bailando hacia otra dirección. Los que están sentados al costado y sólo observan la clase mueven sus pies al ritmo de la música. La inauguración de la sede es un éxito.

“Es un baile grupal, eso es lo interesante del country line, la socialización es clave –sostiene Aicia–. Es mucho más que música y baile, es un estilo de vida. Viajamos, vamos al festival y estamos todos juntos pensando las coreografías. El individualismo acá no tiene lugar”.

“Es momento de que las personas oyentes se adapten a nosotros”

“Es momento de que las personas oyentes se adapten a nosotros”

En un mundo dominado por la comunicación oral, una radio para personas sordas emerge como un faro de inclusión y accesibilidad.

Creada por Matías Cufré, un conductor con discapacidad auditiva, y Mariana Ortíz, colocutora e intérprete en lengua de señas, la radio Locufre es la primera y única en el mundo diseñada específicamente para personas sordas. En Argentina, según la Federación Mundial de Sordos, hay aproximadamente 70 mil personas sordas y 450 mil con dificultades auditivas. A pesar de estas cifras, los medios de comunicación rara vez abordan las necesidades de este colectivo.

Locufre no sólo ofrece información, sino también un sentido de comunidad y pertenencia. “La idea de crearla tiene que ver con un sueño que yo tenía desde chico. Veía a la gente que llevaba auriculares, le preguntaba a mi mamá qué era y ella me dijo: ‘Es la radio´”, cuenta Cufré, en diálogo con ANCCOM, mediante la intérprete Ortiz.

Durante la pandemia apareció “la necesidad de que las personas no se sientan solas en sus casas”, agrega, entonces aprovecharon “la tecnología y el streaming” y arrancaron con el proyecto. Locufre, una combinación de «locutor» y su apellido, que transmite todos los jueves a las 22 por YouTube, Instagram y Facebook. Además, hacen las veces de órgano de prensa para la comunidad sorda en Argentina, cubriendo eventos provinciales y generando contactos a través de cronistas.

La radio opera a través de transmisión en línea, permitiendo que todo el programa se realice en Lengua de Señas Argentina (LSA). Esto la convierte en «accesible para oyentes», ya que se incorpora al mismo tiempo, por voz en off, la interpretación al español de todo el contenido en vivo.

 

El principal desafío, según los fundadores, ha sido lograr que la gente se sume y sienta que Locufre es un espacio donde pueden expresar sus opiniones. «La sociedad oyente tiene innumerables formas de expresarse, pero no es así para la comunidad sorda». La admiración de padres oyentes con hijos sordos al ver que una persona sorda puede liderar un medio de comunicación, ha convertido a Locufre en un ejemplo inspirador para muchas familias y un orgullo para sus creadores.

Cufré, quien se formó para comprender y transmitir el mundo de la radio a los sordos, sueña con expandir Locufre a otras provincias e incluso a la televisión. “La mayoría de la gente de la tercera edad es muy difícil que acceda a las redes –afirma Cufré–. Me encuentro con muchas personas que me dicen ‘ay, me encantaría verte, pero estoy sola y no sé manejar las redes’”. La televisión ofrecería segmentos accesibles para aquellos que no usan plataformas en línea.

Lo que comenzó con solo dos personas, ahora se ha convertido en un equipo diverso. Actualmente, hay tres intérpretes y un grupo de columnistas profesionales sordos. Además, Locufre crea contenido audiovisual educativo, como el proyecto «Huella», que documenta la historia y los referentes de la comunidad sorda en Argentina.

Este esfuerzo transforma la radio en un medio visual accesible y valida los derechos de la comunidad sorda, brindando información de calidad en un espacio inclusivo. Pese a la aprobación en 2023 de la Ley de Lengua de Señas (N° 27710), todavía existen muchas barreras, como la falta de intérpretes en hospitales y organismos públicos. Cufré subraya la necesidad de seguir luchando por estos derechos y de adaptar la sociedad oyente a las necesidades de la comunidad sorda.

La radio es autogestionada y ha sorprendido a muchos por su capacidad de adaptarse y unirse. «Las personas sordas nos adaptamos todo el tiempo a la sociedad oyente. Ahora es momento de que las personas oyentes se adapten a nosotros», sostiene Cufré, quien destaca además la necesidad de que la sociedad oyente aprenda lengua de señas para un entendimiento mutuo.

La industria del entretenimiento y los medios aún excluyen a las personas sordas. Cufré remarca que la falta de subtítulos y horarios limitados de intérpretes en la televisión son solo algunas de las barreras que enfrentan. La falta de apoyo gubernamental y la exclusión en campañas políticas reflejan una falta de empatía y consideración hacia la comunidad sorda.

Locufre cubrió el juicio en Mendoza en el que se investigaron los abusos sufridos por niños hipoacúsicos dentro del Instituto Próvolo, un colegio religioso de esa provincia. Durante la cobertura, observaron la desigualdad en la absolución de las monjas y el mal tratamiento de los medios hacia las personas sordas. Esta experiencia reveló la falta de preparación de los periodistas, quienes se acercaban con micrófonos mientras las personas sordas hablaban en lengua de señas. A partir de esto, desde Locufre ya están abordando la problemática a través de talleres y capacitaciones.

Que no se desmorone la CASA

Que no se desmorone la CASA

El cierre del programa Arte en Barrios, del Gobierno de la Ciudad, pone en peligro la continuidad de CASA, una asociación civil que enseña a interpretar música a chicos de barrios populares. Sus docentes no se dan por vencidos.

Es una mañana de sábado nublada y fría. En la esquina de Avenida Perito Moreno y Fernández de la Cruz, Mailen Ubiedo Myskow, directora de CASA y violinista, se encuentra con los profesores de canto, guitarra y clarinete, como todos los sábados. A unos pocos metros de allí se levanta la escuela Madre del Pueblo, donde dan clases de instrumento a niños, niñas y adolescentes del barrio hace más de 10 años.

Mientras caminan hacia la escuela, Ubiedo Myskow recuerda que empezaron con pocos chicos e instrumentos, fueron pidiendo donaciones y así fueron creciendo y sumando las clases en el barrio Fátima, de Villa Soldati.

A mediados de febrero de este año, el cierre del programa Arte en Barrios, que depende del Gobierno de la Ciudad, impactó fuertemente en CASA y sólo pudieron abrir la sede Madre del Pueblo. “Nos encontramos sin presupuesto-subraya la directora-, así que decidimos armar una campaña solidaria que la gente nos ayude”. Necesitan 1.000 personas que donen 1.700 pesos por mes, a través del débito automático o transferencia bancaria, para poder sostenerse.

Pese a lo difícil de la situación, Ubiedo Myskow asegura que van a seguir. “Vamos a tratar que los chicos que ya venían a las clases no pierdan el lugar y a medida que podamos seguir sumando donaciones vamos a ir incorporando docentes”.

Son las 10:30 y poco a poco van llegando niños que saludan a los docentes y se acomodan en las aulas. Cada una es un pequeño mundo, con sus propios sonidos. Margarita Sarquis es docente de canto y da clases en CASA hace 8 años: “Ahora estamos cantando A primera vista, canción de Chico César, pero traducida por Pedro Aznar. La vez pasada hicimos una traducción al español de una canción de la película de El Viaje de Chihiro porque a las chicas les gusta mucho el animé.”

Primero hacen ejercicios de estiramiento, relajación corporal y vocalización para luego comenzar a repasar las canciones. Sarquis acompaña con el teclado a las cantantes: Valeria, Valentina, Ariana y Mariana. Por los pasillos de la escuela, antes silenciosos, ahora se filtran las voces dulces de las chicas. También se escuchan sonidos de cuerdas que se afinan y el murmullo de padres y hermanos que preguntan por los horarios de las clases. Marina trae a su hija a su primera clase de guitarra: “A ella le gusta. Su hermana iba a clases de guitarra, yo le había comprado el instrumento, pero después perdió el interés. Y la hermana todos los días agarra y empieza a tocar mirando Youtube. Le dije: ´Andá a aprender hija, te anoto´. Yo habíia visto a los chicos entrar y nunca había preguntado”, cuenta.

En el aula de violín, Yamilé, de 12 años y Eimi, de 11, escriben las notas musicales en un pentagrama mientras Mailen afina. “Guarda acá, el do está muy bien pero hay algunas que están corridas”. Eimi recuerda que al principio quería tocar la guitarra pero después se dio cuenta que le gustaba más el violín, mientras que Yamilé siempre supo que el violín era lo suyo.

Hacia las 11:30 todos empiezan a practicar la canción de La pantera rosa, que interpretarán en el próximo concierto. “Mi identidad son las cosas que me gustan: mis recuerdos, mi nombre, mi familia y mis preguntas”, dice una cartulina en la puerta del aula de la que sale sonriente Luana, de 11 años. Ella siente que la música es lo que más le gusta y no falta un solo sábado. “Lo que más me gusta de tocar la guitarra es que aprendo muchas canciones y además, si no te sale algo el profe te explica, es muy copado”. Cuenta que tiene una hermana menor que espera cumplir 10 años para comenzar también las clases. “A veces, si puedo y si no hay nadie, le presto la guitarra y practica un poco”.

Son las 12 del mediodía, lo que significa que falta poco para la clase de ensamble. Cinco minutos de descanso y todos se trasladan al aula más grande para ensayar en grupo. Al frente están los violines, siguen los clarinetes y por último las guitarras. Silencios, miradas atentas y partituras que se acomodan en los atriles. Cuando el director marca el inicio, la música comienza. “Esto requiere un nivel de concentración bastante grande, a veces nosotros disfrazamos todo de juego pero detrás hay toda una disciplina que tienen que tener y que se les va enseñando de a poco”, comenta Álvaro Almada, profesor de guitarra. En este punto, todos los docentes concuerdan en que lo más gratificante es ver el aprendizaje y el avance de los chicos: “Como sea, se sigue, ese es el mensaje que le queremos transmitir a los chicos, no solamente con el contexto económico, sino también en otros aspectos de sus vidas”.

Muchas veces, por muchas situaciones complejas que se pueden vivir en casa, los niños no descansan bien y en clase no tienen la misma capacidad de atención. “Ahí es donde se empieza a armar una brecha entre el que puede descansar bien, el que tiene una casa calentita, el que no tiene que quedarse cuidando su casa y a sus hermanos, el que no tiene que trabajar, y el que sí tiene que hacer todo eso”, remarca Ubiedo Myskow. Con su trabajo cotidiano, CASA busca achicar esa brecha y que los chicos tengan un espacio extracurricular donde puedan jugar y compartir, donde puedan ser niños.

Si tienen que cuidar hermanos y no pueden asistir a clase, los docentes los alientan a que los traigan igual y los suman a alguna clase, así nadie se pierde de estar en un lugar lindo como lo es la escuela. “Yo creo que entre nosotros nos tenemos que apoyar y motivarnos a seguir por ellos, por los chicos y chicas que vienen acá y esperan tener un profe con una sonrisa esperándolos para tocar como siempre, por más que esté el día gris”, reflexiona Álvaro.

 

Y CASA lucha y sigue, a pesar de los recortes presupuestarios. Lograron tener una reunión con el GCBA y aún esperan una respuesta para ver de qué manera el Estado porteño puede asumir el compromiso necesario. Las organizaciones de la sociedad civil se ponen al hombro la tarea de ocupar ese lugar donde el Estado no está. “Nosotros ponemos todo el material, la luthería, los instrumentos, que es carísimo, nos encargamos de la dirección y la organización de los espacios. Más que un aporte del Estado es un aporte nuestro a la sociedad, un trabajo en equipo que es necesario”, comenta Mailen. Actualmente, la fuerte presencia de la campaña solidaria en redes sociales permitió que consiguieran nuevos suscriptores, pero aún necesitan apoyo. Aspiran a volver a ser lo que eran hacia la segunda mitad del año, si consiguen la cantidad necesaria de suscriptores y la inflación no es extremadamente violenta.

Hacia la una de la tarde la clase de orquesta llega a su fin y algunos padres que llegan a la escuela se asoman por la puerta. Los chicos guardan los instrumentos y saludan a los profesores. Será hasta el próximo sábado. “Toda la situación es muy compleja pero yo confío en la solidaridad de la gente, que va a entender la importancia del trabajo que hacemos”, dice Ubiedo Myskow mientras cierra la puerta del aula. Es la primera en llegar y la última en irse de la escuela, que ya es como su casa.

Crece el apagón informativo del Gobierno

Crece el apagón informativo del Gobierno

El Ejecutivo dio de baja a las páginas web y las redes sociales de los medios públicos. Ya no se puede acceder a su programación por vía digital ni tampoco a sus repositorios. Para argumentar la medida, utilizó una provocación más: dijo que se encuentran bajo un «proceso de reorganización», la misma expresión que empleaba la dictadura militar para autodefinirse.

El gobierno de Javier Milei sigue esmerilando a los medios públicos y violando la Ley 27.275 cuyo objeto es garantizar el efectivo ejercicio del derecho de acceso a la información pública, promover la participación ciudadana y la transparencia de la gestión pública.

Durante la mañana del martes 21 de mayo tanto los trabajadores y trabajadoras de Radio Nacional, Televisión Pública y canales de contenidos públicos, Encuentro y Pakapaka, como la propia ciudadanía argentina, amanecieron con el apagón de las respectivas páginas web y redes sociales. La medida se suma a la suspensión del servicio de la Agencia de Nacional de Noticias Télam que ya se encuentra próxima a cumplir tres meses.

En un comunicado firmado por el interventor de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, Diego Martín Chaher, el gobierno nacional sigue con el despojo de los medios de comunicación públicos, en respaldo de su primordial objetivo: clausurarlos o que pasen a manos privadas. Así, se ordenó la suspensión de la transmisión y emisión en las redes sociales y páginas web de los medios públicos de cualquier tipo de contenido. Este comunicado fue enmarcado bajo el anuncio del inicio de un “proceso de reorganización” en las señales de televisión y radios del Estado, utilizaando las tres palabras con las cuales se auto definía la dictadura militar.

En ese sentido, la exgerenta de Contenidos Públicos Jessica Tritten dijo en su cuenta de X “Las señales educativas del Estado Nacional se encuentran emplazadas en la ex ESMA, actual Espacio para la Memoria y Derechos Humanos. Que la comunicación oficial diga que los medios públicos se encuentran en un ‘proceso de reorganización’ es una provocación, una más, inaceptable”.

El apagón digital de los medios públicos podría pensarse como una analogía contemporánea, en este contexto tecnológico, de la quema de libros durante la última dictadura cívico militar», señala Kejval.

Este silenciamiento de los canales digitales de la TV Pública, Radio Nacional, Canal Encuentro y Pakapaka generó rechazó y preocupación entre trabajadores y trabajadoras de los medios públicos.

En este sentido Martín Becerra, periodista, investigador y docente universitario, opinó que “lo del proceso de reorganización es una provocación por activar la denominación con la que se había atribuido durante la última dictadura. No sabemos en qué consiste dicho proceso. Si efectivamente el gobierno tiene algún tipo de planificación para reorganizar los medios estatales”.

Por su parte, Larisa Kejval, Directora de la Carrera de Comunicación de la UBA, también compartió su reflexión. “Esto es muy grave e implica una dificultad para toda la ciudadanía. No podemos acceder a producción informativa de estos medios ni a sus archivos pertenecientes al patrimonio público, producidos en otro momento histórico”. Y agregó que “el apagón digital de los medios públicos podría pensarse como una análogía contemporánea, en este contexto tecnológico, de la quema de libros durante la última dictadura cívico militar”.

Kejval destacó la importancia de concientizar en relación a los diversos niveles que la sociedad necesita desplegar en cuanto a la lucha y resistencia. «No es solo cuestión de resistir sobre lo que se nos impone como urgente e inmediato, es importante la dimensión cultural». A modo de reflexión se preguntó: “¿Qué pierde el pueblo argentino al perder los canales de expresión? Perdemos la posibilidad de construir relatos, amalgamado de conjunto de resistencia, y la posibilidad de construir proyectos a futuro”.

Christian Staufacher, delegado de CPSE (Contenidos Públicos Sociedad del Estado) contó que desde diciembre no tienen autoridades. “Hace una semana vino el asesor del interventor y se reunió con Pakapaka y Encuentro, y planteó que las redes iban a tener una nueva orientación, sin especificar. Ayer abruptamente salieron a pedir las claves y bajaron la página web y las redes sociales, sin explicar nada”.

Además agregó: “Nuestro objetivo principal es difundir esto por los medios de comunicación y fundamentalmente que no se apruebe la Ley Bases”.

Desde el CPSE están a la espera de una reunión para ver como se sigue. “Al estar bajo un gobierno cuya política es la destrucción del Estado, no podemos esperar algo bueno. No queremos hacer conjeturas hacía adelante, porque sabemos que se manejan muy en el día a día”, dijo Staufacher.

El diputado de Unión por la Patria, Pablo Carro, repudió el desmantelamiento de los medios de comunicación públicos y la privatización. De igual manera, desde el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) los empleados y empleadas de los medios públicos difundieron un comunicado denunciando un Plan de “desmantelamiento” realizado por el Gobierno nacional.

Los trabajadores y trabajadoras de la TV Pública hicieron una asamblea que culminó con una marcha por los pasillos del histórico edificio de Figueroa Alcorta, con aplausos y cantando “la patria no se vende”.

 

La luna, en el cielo y en la pantalla

La luna, en el cielo y en la pantalla

La Asociación Argentina Amigos de la Astronomía realizó una jornada de observación de astros y proyección de películas vinculadas a la temática, junto al colectivo cultural El Camalote, que cura y difunde cine de animación de autor.

Cuando se deja de mirar el suelo citadino por un momento y se pasa a observar el cielo nocturno, aparece una extraña sensación: los problemas mundanos parecen achicarse y se toma conciencia de la fugacidad de la propia existencia. ¿Qué son un par de años de vida humana en comparación con los del universo? Esta pregunta es una de las tantas que surgen con sólo mirar hacia arriba, de vez en cuando, para poner en contexto nuestro paso por la Tierra.

Quienes miran mucho para arriba son los integrantes de la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía (AAAA), que este viernes organizó un encuentro de observación lunar en su jardín, ubicado en el Parque Centenario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Av. Patricias Argentinas, 550) con entrada libre y gratuita. La jornada también incluyó la proyección de una serie de cortometrajes con temática lunar en el auditorio, que estuvo a cargo del Grupo Cultural El Camalote. Además se podía acompañar con una visita guiada, que en mayo se ofrece cada jueves a las 20, y los viernes y sábados, se suma otra función a las 21 horas.

“Esta asociación es sin fines de lucro. Se fundó el 4 de enero de 1929. La crearon unos jóvenes que miraban el cielo desde sus terrazas, que eran músicos del Teatro Colón y estaban en la Asociación Wagneriana. En 1937 obtuvieron la personería jurídica y en 1942 empezaron a construir este edificio con el aporte de socios”, contó Julio Patamia, el vicepresidente de AAAA, en lo que fue una de las visitas guiadas habituales que se realizan allí, y que ocurrió en paralelo a la jornada de observación lunar gratuita que tuvo lugar en el jardín a partir de las 20.

Desde lo más alto del edificio de Amigos de la Astronomía, durante el recorrido, Patamia contó que en 1871 llegó al país el primer telescopio, que hoy se encuentra en el Observatorio Astronómico Nacional de la ciudad de Córdoba, inaugurado ese mismo año por el entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento. Señalando el telescopio que estaba frente a él, Patamia agregó: “Este vino en 1882, es el segundo que llegó a la Argentina, con el fin de ver el tránsito de Venus. Es el momento en que desde la Tierra podemos ver cómo en algún sector del Sol atraviesa un diminuto circulito que es Venus. Ese fenómeno se produce cada 125, 8, 125, 8 años y así consecutivamente. El próximo se va a ver, en el hemisferio sur, en el año 2125”. A medida que el vicepresidente y otros miembros de AAAA, que también estaban ahí, avanzaban en la explicación de algunos conceptos astronómicos básicos, las personas iban observando a través del telescopio el cúmulo de estrellas que se llama El joyero y se encuentra en la constelación de La Cruz del Sur.

Mientras tanto, en el jardín de la asociación acontecía la observación lunar gratuita, que atrajo a curiosos de las más diversas edades y profesiones. Amigos de la Astronomía previó que el encuentro sería multitudinario, por lo que puso a disposición no uno sino tres telescopios para que las personas pudieran contemplar la Luna a través de ellos. Entretanto se llevaba adelante la observación de a una persona por vez —en total oscuridad y al aire libre—, los miembros de la asociación contaban, a quienes esperaban en fila su turno, detalles de la Vía Láctea, la galaxia de la que formamos parte en el universo, así como también de las constelaciones El Centauro, Orión y La Cruz del Sur. Las estrellas Sirio y Canopus también fueron objetos de la conversación astronómica, al igual que otras que sirvieron de inspiración a la mitología griega.

En diálogo con ANCCOM, Patamia contó cómo llegó a formar parte de la asociación: “Soy fotógrafo aficionado, quería hacer una foto a la Luna —de esto hace 12 años y medio ya—. Me compré un telescopio y los accesorios, pero las fotos que sacaba eran horribles. Entonces por insistencia me dijeron: ‘¿Por qué no vas a aprender a la Asociación Argentina Amigos de la Astronomía?’. Un día entré y aprendí a sacar mejores fotos, que son mías y eso me llena de satisfacción. Hice un curso de iniciación a la astronomía y construí un telescopio. Un día quedé al frente del taller de construcción de telescopios, después me invitaron a la Comisión Directiva, fui vocal, y desde hace cinco años —y por tres más— soy el vicepresidente”. También aseguró que la asociación se financia con las visitas guiadas y los cursos que realiza, ya que rara vez recibe donaciones que no sean de los socios. “Ojalá tuviéramos la posibilidad de que alguna entidad nos dé una mano, porque el edificio ya tiene ochenta años y se le nota el paso del tiempo”, agregó.

A las 21 empezó la proyección de cortos con temática lunar en el auditorio, que estuvo a cargo del Grupo Cultural El Camalote. Después de la contemplación astronómica en el jardín, el público disfrutó del visionado de las películas A Street Sweeper on the Moon, de Konstantin Golubkov; Le petit garçon qui vola la lune, de Ernest Ansorge y Gisèle Ansorge;  L’homme Aux Bras Ballants, de Laurent Gorgiard; Estória do Gato e da Lua, de Pedro Serrazina; How to Raise the Moon, de Anja Struck; How Death Came To Earth, de Ishu Patel; e Insomnia, de Vladimir Lesciov. “Estuvieron muy buenos. El Camalote siempre se enfoca en temáticas puntuales y esta vez le tocó la Luna y las estrellas. Yo los sigo desde el 2008, cuando hacían los ciclos en el Club Premier. Hoy vine porque me gustaba la temática y porque se hacía en este lugar al que nunca había venido”, expresó Elisa Acevedo Miño, una espectadora, en diálogo con ANCCOM.

 

“Desde el 2006 hacemos curaduría y difusión de cine de animación de autor. Seleccionamos películas bajo una temática que las aglutine y tratamos de que se vea reflejada cierta diversidad de técnicas, formas de narrar y nacionalidades —hoy, por ejemplo, tuvimos cortos de Catar, Letonia, Suiza—. La idea es que quien no tenga mucho contacto con la animación, venga y se vaya con otra idea, que no sea la de que la animación es igual a producto para niños o producto estandarizado del mainstream de Hollywood”, contó Patricio Gallego, fundador de El Camalote. “La jornada de hoy fue re linda. Al entrecruzar con otras asociaciones, hay una mixtura de público: están los que ya nos siguen de antes y gente nueva que no conoce la propuesta. Eso hace que se retroalimente también al revés: los que vinieron y no conocían a Amigos de la Astronomía se fueron con la experiencia del lugar, que está buenísimo”, agregó.

Las visitas guiadas tienen un costo de 2500 pesos, pero para los menores de 6 años es gratis. Las entradas se adquieren en www.asaramas.ar. La caminata se suspende con cielo nublado y se recomienda comprar con anticipación ya que el cupo es limitado.