El acoso escolar en escena

El acoso escolar en escena

Con ocho actores sobre tablas y una propuesta inmersiva, la obra teatral “Bang Bang, estás muerto” ofrece una reflexión sobre la salud mental, tanto para jóvenes como para adultos.

Dirigida por Salomón Ortiz, Bang Bang, estás muerto cuenta la historia de José, un adolescente que mató a sangre fría a sus padres y a cinco compañeros del colegio. A través de un diálogo con las voces de sus víctimas, el protagonista repasa las situaciones que lo impulsaron a tomar esa decisión.

El drama es una adaptación de la obra del dramaturgo William Mastrosimone, inspirada en los tiroteos ocurridos en 1998 en tres escuelas secundarias de Oregón, Kentucky y Arkansas, en los Estados Unidos. Además de intentar descifrar los motivos detrás de ese accionar, el guion examina de qué otras formas se manifiesta la violencia en el ambiente escolar.

El actor Felipe Martínez se luce en el papel de José, un joven atormentado por las voces de sus compañeros que de ahora en adelante acompañarán su vida y la harán un infierno. La forma en cómo gesticula y el uso que hace de su voz terminan de hacer creíble su interpretación y logran que el público empatice con su personaje. “Es el desafío más grande de mi carrera y lo tomo con mucha responsabilidad”, afirma en diálogo con ANCCOM.

Completan el elenco Camila Geringer, Luna Montes, Martin Mazza, Andi Rolón, Laura Mondino, Nicolas Gatti y Ariel Paipa. Todos ellos se complementan entre sí y con sus actuaciones no sólo enriquecen la narrativa, sino que mantienen latente la tensión durante toda la obra. La puesta de escena minimalista y la iluminación tenue cierran el círculo, y logran transmitir de manera perfecta la angustia y desesperación que carcome al protagonista en la celda de la cárcel.

El objetivo de la obra no es encontrar culpables o inocentes, sino poner sobre la mesa problemáticas como la presión por obtener logros académicos, el acoso escolar y la salud mental. En última instancia, es el público quien, luego de ver todas las pruebas, como si fuese parte de un jurado dentro de un juicio, decide quién es la víctima y quién el victimario. “Se muestran las decisiones que toma José y después cada uno juzga si es culpable o no”, cuenta Martínez y concluye: “El teatro está para hacer vivir a la gente una experiencia y que se vayan con un pensamiento distinto sobre la temática”.

 

Bang Bang, estás muerto puede verse los sábados a las 19 en el Teatro Multiescena CPM, Av. Corrientes 1764, CABA. Las entradas pueden adquirirse en la boletería y en Plateanet.

«A muchas personas que hemos crecido con Cuestión de Peso, nos ha cagado la cabeza»

«A muchas personas que hemos crecido con Cuestión de Peso, nos ha cagado la cabeza»

Volvió al aire el programa de televisión centrado en los cuerpos gordos que parecía del pasado. ¿Es el peso y la forma corporal el mejor indicador de salud? ¿Se volvió a legitimar la crueldad? ¿Solo las personas delgadas pueden ser felices?

Hace casi un mes volvió a transmitirse en la televisión “Cuestión de Peso”, el autoproclamado “programa más saludable de la televisión argentina”; su primera edición fue en el año 2006. La propuesta se caracteriza por las escenas en donde los participantes se enfrentan a una balanza y, con música de suspenso, se revela si lograron llegar al objetivo: perder unos kilos.

Parecería que entre tantas plataformas, canales de stream y otras opciones, la televisión debería competir con nuevas fórmulas para recuperar la relevancia que supo tener. Sin embargo, este reality y otros volvieron a transmitirse en los últimos años: Gran Hermano, Masterchef y ahora Cuestión de Peso. El programa no se emitía desde hace cuatro años en cable y siete en televisión abierta. Que ahora vuelva y en su primera semana al aire alcance un promedio de 5.1 puntos de rating invita a hacerse preguntas: ¿Por qué en este momento? ¿La sociedad no había cambiado de intereses? ¿Qué hay detrás de esto?

El periodista Agustin Rey explicó a ANCCOM que “el fenómeno realitys explotó en Argentina en el 2001. Si bien el primero se hizo en el 2000 (Expedición Robinson), es algo que viene con la crisis. Recuerdo que las chicas de Bandana siempre remarcan que el grupo surge en uno de los años más caóticos para el país, pero que la gente necesitó volcarse a otra cosa para que los salve. En su caso fue la música”. Para el especialista, Gran Hermano o Cuestión de Peso son “un reflejo de la sociedad, aunque muchos no se quieran hacer cargo. Furia de Gran Hermano en otra temporada hubiese durado dos galas, pero actualmente la violencia está naturalizada tanto en la vida como en la política y la televisión”.

“Veníamos de una temporada de Cuestión de Peso en que la tuvieron que bajar porque prácticamente no tenía rating. Pasamos de una sociedad, que decía ´Yo ya no miro esto porque no me interesa y no estoy de acuerdo´ a volver con todo como si fuera una gran novedad”, cuenta a ANCCOM Brenda Mato, activista por la diversidad corporal y miembra del Colectivo Gordes Activistas de Argentina. Y agrega: “Nos habla de que como sociedad estamos retomando discusiones que parecían saldadas en un montón de aspectos y sobre todo en materia de derechos. La vuelta de Cuestión de peso marca un termómetro social: estamos volviendo a tener un montón de conversaciones que ya habíamos saldado”.

La salud

“Es el programa de siempre, el Cuestión de peso de siempre, porque el propósito es el mismo: tender un puente a la buena salud”, afirmó Mario Massaccesi, el alto y delgado conductor del programa, en el primer capítulo de esta temporada. El conductor es acompañado por el doctor Alberto Cormillot, quien participa desde su primera emisión en 2006.

El primer programa de esta temporada arranca fuerte: «La obesidad es una epidemia global y el futuro es aún más alarmante. El 13% de las personas con obesidad en el mundo son argentinas».

 El objetivo es detener este flagelo balanza en mano, empezando por los diez participantes de esta temporada. Cada uno de ellos llega al estudio, cuenta su nombre, su peso corporal y su historia. Tras presentarse, lo recibe el equipo de profesionales de la salud formado por el clan de Cormillot: su hijo, su esposa y su nieta. Son ellos quienes le plantean el objetivo que puede reducirse a un número: la cantidad de peso que deben bajar.

Brenda Mato señala un primer problema: “Al hablar de salud utilizan el único indicador que no habla de salud” y explica que la medicina que se corre del discurso médico hegemónico sostiene que el peso en sí mismo no es necesariamente indicador de salud, ya que este depende de muchos factores. Entonces se pregunta, “Si ellos hablan tanto de la salud, ¿por qué no premian cuando se modifican otras conductas o métricas que sí son indicadoras de eso?”.

Según la OMS, la salud es “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. En este sentido, cuenta la nutricionista Irene Schvartzman: “Si quiero evaluar tu estado de salud, puedo preguntarte si tenés análisis de sangre hechos en el último tiempo, cómo es tu alimentación en general, tu relación con la actividad física, si fumás, si tomás alcohol. Fijate la cantidad de preguntas qué podría hacerte. Todas van a estar interrelacionadas entre sí para ver si hay algo que yo pueda hacer para que vos tengas más salud: no tiene nada que ver una balanza”. Y reflexiona: “Mientras nos parezca que el cuerpo delgado es el cuerpo sano, vamos a normalizar programas como Cuestión de peso”.

Desde la perspectiva de Rey, “Cuestión de peso se supo amoldar a la época, quitando pruebas que hoy serían irreproducibles” y explica que “ya no se ríen de lo que se reían antes, no ponen a los participantes en el juego tirándose en una pileta. Por suerte algo cambió”.

Para Mato en esta edición “han tomado parte del discurso activista para después volver a ejercer violencia” y agrega que “es esta dicotomía de que estamos avanzando pero a la vez siempre ellos van a tener la razón”.

La industria de la dieta

La Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sostiene que Argentina es el segundo país con más presencia de trastornos de la conducta alimentaria, que afecta un 29% de la población. El 40% de los casos tiene que ver con la genética y un 60% con cuestiones sociales. Las cifras alertan sobre la necesidad de atender a la salud de una forma responsable y completa, no reducida a una sola cifra.

«Hay mucha plata detrás de una industria que se encarga de decirte que todo lo que sos y lo que hacés está mal y que ellos tienen la solución a todo eso», explica Mato. «Esa es la trampa. Es lo que a ellos les conviene para ganar dinero. Cormillot no solo tiene su programa, también tiene su clínica y su línea de productos light y ultra procesados; esas cosas uno sabe que son las peores.”

Schvartzman coincide: «La industria de las dietas es tremendamente rentable. Es una de las que más plata mueve en el mundo: suplementos, medicamentos, liposucción, cirugías de papada, dietas de todo tipo, actividades físicas. He llegado a ver un tipo de actividad física que era con electrodos en el cuerpo que aumentan el riesgo de deshidratación y problemas renales. Pero bueno, se pierde peso corporal más rápidamente. ¿Qué tiene todo esto de saludable? Para mí, nada».

Como explica la nutricionista, la familia de los Cormillot creó un imperio a partir de la cultura de las dietas: «De hecho, en el programa está toda la familia. Se arma un circo que vende. Es el reflejo de una sociedad resultadista, que busca un número menor y utiliza como indicador un cálculo matemático. Y si no funciona va a buscar otro tipo de intervenciones más drásticas o más violentas que pueda cumplir con el mismo objetivo. Una cirugía bariátrica, por ejemplo, se aplica en personas que tienen órganos sanos. Hay personas que ni siquiera tienen patologías, se hacen una intervención quirúrgica y terminan con consecuencias negativas para la salud mental y física. Pero tal vez, logran una delgadez que nunca lograron, pero está demostrado que las intervenciones al cuerpo en un largo plazo no se sostienen porque se pierde peso corporal al principio y luego se recupera».

“A mí y a muchas personas que hemos crecido con ese programa, nos ha cagado la cabeza”, sostiene Mato y critica una industria de la dieta que hizo furor en los años 90 con nutricionistas famosos como el mismo Cormillot, Ravena y muchos más: «Salían en tapas de revistas y te pasaban las dietas». Mato reconoce también que «si bien hoy puntualmente le pegamos a Cuestión de peso porque está en el aire, no es el único responsable de todo esto. Lo que nos pasa hoy es que queda anacrónico. Si uno pone el contexto en dónde salió Cuestión de Peso, estaba recontra avalado. Era parte de lo que queríamos. Y parte de lo que hoy somos conscientes que no queremos volver a ser”.

Para Rey, “La sociedad va cambiando porque nosotros vamos cambiando en nuestras individualidades. Nadie mira Gran Hermano pero después hace 30 puntos de rating. Es como cuando decían «nadie mira a Tinelli» o «nadie votó a Menem». Ahora por suerte hay un poco más de hacerse cargo que para la distracción no hay programas más y menos cool. Es televisión, entretenimiento, no tienen por qué educar, para eso está la familia y el colegio”, resume polémico.

Espectacularización de los cuerpos

Schvartzman es consciente del rol que tienen los cuerpos en nuestra cultura: “Cuestión de peso es un reality; como tal busca generar audiencia. Con la ridiculización del cuerpo busca que la gente hable. Hay una espectacularización del cuerpo gordo, como si todos los causantes de los males de los participantes fuera el cuerpo gordo. Si ves la historia de los participantes y escuchás la historia de cada quien, lo único que tiene para decir es que el cuerpo gordo es lo que los llevó a fracasar como persona en la vida. Y es la causa de todos sus sufrimientos y cuán distinta sería su vida si pudieran tener un cuerpo delgado”.

“Cuando se habla de todo esto, lo primero que te dicen es: ´Vos le estás diciendo a la gente que no se preocupe por la salud´. No: yo lo que le estoy diciendo a la gente, es que como son están bien. Y que no tienen que cambiar absolutamente nada si no quieren. Pueden reclamar su propia autonomía. A diferencia de toda esta gente que todo el tiempo nos dice lo que tenemos que hacer, lo que desde el activismo le queremos decir a la gente es todo lo contrario: que nadie puede venir a decirles lo que tiene que hacer. Que ellos tienen la total autonomía y potestad de decidir sobre sí mismos”.

 

 

La casa con parlantes cumple 35 años

La casa con parlantes cumple 35 años

Fundada por un grupo de estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación, FM La Tribu celebra su aniversario en el barrio de Almagro. «Lo lindo de nuestra radio es la construcción colectiva», subrayan.

La radio comunitaria FM La Tribu surgió a fines de los años ochenta, en un contexto socioeconómico y político complicado debido a la hiperinflación, en un departamento de tres ambientes en el piso 13 de un edificio de Gascón y Sarmiento. La emisora fue fundada por un grupo de estudiantes de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA, en su mayoría militantes del Partido Comunista, con la excusa de realizar un taller de radio. Por entonces, las radios comunitarias aún no eran “legales”. Recién en 2009, cuando se aprobó la Ley N° 26522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, la comunicación comunitaria deja de ser clandestina y pasó a ser reconocida por la legislación.

Desde sus inicios, La Tribu se propuso contar otras historias y ser un proyecto comunicacional que dispute el sentido y construya un modo de decir distinto al conocido. En esta radio se abordan problemáticas territoriales, tanto del barrio como de la ciudad de Buenos Aires e incluso desde una perspectiva federal, reflejando lo que no muestran los medios hegemónicos. Este colectivo no considera a su audiencia como “oyentes” sino como “radioparticipantes”, ya que forman parte de la construcción discursiva de la emisora, es decir que la radio busca interpelar a las personas en tanto ciudadanía activa.

“Lo más lindo que tiene La Tribu es la construcción colectiva. No sólo para hacer un programa de radio se necesitan varias personas, sino para construir este colectivo que tiene talleres, un bar, capacitaciones, un montón de cuestiones que sobrepasan a la radio. Los vínculos que se crean en La Tribu son muy fuertes. Aprender, nunca dejar de preguntarnos cosas, de cuestionar, y la creatividad al hacer cosas que, por ahí en colectivo van más lentas, pero tienen una base mucho más sólida”, afirma en diálogo con ANCCOM Paula Lorenzo, participante de La Tribu.

Lorenzo es parte del programa Charco de Arena e ingresó en el colectivo en los años noventa, mientras estudiaba la Carrera de Ciencias de la Comunicación en la UBA, y sigue hasta hoy. “La Tribu es parte de mi vida. Significa mucho. Fue mi paso hacia la militancia política y social. Gracias a hacer radio comunitaria comencé a relacionarme con un montón de gente, organizaciones, luchas. Si hoy soy quien soy, mucho tiene que ver el colectivo. Lo que rescato es luchar por construir otros mundos posibles”, expresa.

La Tribu reexiste y resiste porque es un sonido y un colectivo que está vivo y que sigue luchando e insistiendo por el derecho a la comunicación. Atravesó gobiernos de todos los colores políticos, inestabilidades como en el 2001 y sucesivos ajustes. “La principal militancia que nunca dejé fue la lucha por el derecho a la comunicación, por una pluralidad de voces, por construir otros relatos, contar otras historias que no se cuentan en los medios hegemónicos e involucrarse en las luchas del pueblo”, agrega Lorenzo.

La Tribu festeja su cumpleaños colectivo este sábado 29 de junio a partir de las 15 con un festival en la calle en su casa de Lambaré 873 (Almagro).Habrá bandas y artistas en vivo: Asterisco el payaso, La Chilinga, Murga la Redoblona, Club Artístico Libertad, Shitstem, Villa Diamante & CH Respira y unx artista sorpresa.

“Invitaría a todas las personas que también creen en la comunicación comunitaria a que nos acompañen. En este momento de crisis y de tanta fragmentación, propiciar este festival en la calle, junto a artistas, organizaciones, va a ser un lindo momento para compartir. Hay que apoyar a los proyectos comunitarios porque nos dan otras miradas e informaciones para armar la propia y tener una actitud crítica. Tenemos que celebrar estos 35 años al aire con alegría, más allá de todo lo que nos está pasando”, concluye Lorenzo.

El otro campo

El otro campo

«El campo que alimenta», la muestra fotográfica coproducida entre SiPreba y la UTT puede verse en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires hasta el 2 de julio.

Zulma Malloja, de la Unión de Trabajadores de la Tierra, y el fotografo Juan Pablo Barrientos.

El martes se inauguró la muestra fotográfica “Retratos del Campo que Alimenta” en la sede de SiPreBA, un evento organizado por la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) y la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA). “Los compañeros y compañeras de la UTT nos lo plantearon hace un tiempo y a nosotros nos pareció que estaba buenísimo que se haga en el sindicato”, declaró Agustín Lecchi, secretario general de SiPreBA, en el acto de inauguración.

Desde Santiago del Estero hasta la Ciudad de Buenos Aires, la muestra cuenta con diversas fotografías que retratan desde momentos de cosecha durante la madrugada, hasta situaciones de represión en los verdurazos en Plaza de Mayo. Los fotógrafos y colectivos que participan en la muestra son Juan Pablo Barrientos, Pepe Mateos, Hernán Vitenberg, Sergio Goya, Bernardino Ávila, Pablo Piovano, Pilar Camacho, Subcoop, Tierra viva, Cítrica, Revista MU, La Garganta Poderosa, Somos Télam y SiPreBA.

Nahuel Levaggi, coordinador de UTT, estuvo presente en el acto de inauguración de la exposición fotográfica y relató que recorriendo la muestra “nos damos cuenta de la cantidad de fotos que faltan para poder contar todo lo que realmente pasa en ese campo que alimenta y ese campo tan federal”, pero que esta actividad “recién empieza, nos vamos a dar la tarea de ir completándola para que realmente sean esos retratos, que se vea ese otro campo, el de la soberanía alimentaria, el que produce alimento para el pueblo”.

Bernardino Avila, posando junto a la reconocida foto de la mujer y las berenjenas, durante un verdurazo de la UTT en Constitucion, año 2019.

“Para mí la foto que más me significó es una foto de Ramona, ella me contaba su vida tan distinta a la mía, yo estaba en la Facultad aprendiendo un oficio nuevo y ella se crió siendo campesina, las dos teníamos la misma edad, y fue lindo poder retratar a una mujer de mi edad, las dos haciendo nuestro camino profesional de alguna manera”, contó Camacho.

El reportero gráfico Bernardino Ávila recordó en diálogo con ANCCOM: “El día que estuvimos en el verdurazo, la represión que sufrimos fue brutal, un feriazo de la UTT en el cual cayó la Policía de la Ciudad a reprimir a feriantes que solamente iban a vender a bajo costo comida y ahí caían todos, y entre los que reprimieron estaba Ángela, la que está en la foto”. Además, destacó que como fotoperiodista se siente comprometido en reflejar la realidad: “Eso lo hago –dijo- mediante la cámara de una manera que sea fehaciente”.

La fotoperiodista Pilar Camacho, exfotógrafa de ANCCOM– también rememoró uno de los momentos que capturó con su cámara en una de las chacras de la UTT en Luján: “Para mí la foto que más me significó es una foto de Ramona, ella me contaba su vida tan distinta a la mía, yo estaba en la Facultad aprendiendo un oficio nuevo y ella se crió siendo campesina, las dos teníamos la misma edad, y fue lindo poder retratar a una mujer de mi edad, las dos haciendo nuestro camino profesional de alguna manera”. Camacho también relató: “Es necesario tener una mirada formada, profesional, que se cuestione sobre la comunicación en imágenes y que con esa mirada entrenada se pueda construir relatos”.

Hernán Vitenberg, fotógrafo independiente y gestor de Bulbo Editorial, se refirió a la importancia del fotoperiodismo en la sociedad: “Hacer fotos no es simplemente eso, tiene que ver con un entramado social, que nuestras imágenes tienen que ser consecuentes con nuestros actos y con nuestros vínculos”. Además, Vitenberg agregó que hoy ve “los medios hegemónicos que están en decadencia hace tiempo, no hay ni espacio laboral ni espacio para escuchar historias nuevas” y que entonces si una imagen “puede modificar o sensibilizar o hacer reflexionar a alguien va a tener que ver con las acciones de esa persona después de hacer la foto”.

La exposición estará disponible hasta el 2 de julio y se podrá visitar de lunes a viernes de 9 a 18 en Solis 1158.

«El enemigo no duda que la comunicación es un sector estratégico»

«El enemigo no duda que la comunicación es un sector estratégico»

La ciudad de Santa Fe acogió este fin de semana el Encuentro Federal de Medios Digitales. Referentes de más de 50 medios autogestivos y cooperativos, ANCCOM entre ellos, participaron de paneles y debates. Unánime preocupación ante el panorama que impone el actual gobierno.

“Lo más importante aquí es que nos podamos encontrar con comunicadores atravesados por los valores y los principios del cooperativismo”, afirmó el secretario de Cooperativismo, Mutualismo y Emprendedurismo del Gobierno de la Provincia de Santa Fe, Gonzalo Toselli, quien destacó la importancia del Encuentro Federal de Medios Digitales en un distrito que es cuna del cooperativismo y el mutualismo a nivel nacional y subrayó la necesidad de pluralidad de voces independientes y federales.

Por su parte, Nancy Ruíz Díaz, como parte del Instituto de Promoción de Cooperativas y Mutualidades de Entre Ríos, enfatizó la importancia de visibilizar la realidad de los territorios, especialmente para su provincia: “Este espacio donde circula la palabra y donde podemos escucharnos, nos ayuda para que podamos tener las mejores alternativas para todo el sector”, expresó.

También asistió al encuentro, realizado en el Cine Auditorio de ATE local, el presidente del Instituto Provincial de Asociativismo y Cooperativismo bonaerense, Gildo Onorato, quien reflexionó acerca de los cambios globales ocurridos en los últimos años y se refirió al impacto de las plataformas digitales en las identidades comunitarias. “Los likes, las reproducciones y las visualizaciones marcan no solamente el negocio en dólares de las grandes transnacionales, sino sobre todo el desmembramiento de nuestras identidades comunitarias”, sostuvo.

En otro panel, dedicado a experiencias gremiales, Edgardo Carmona, miembro del Sindicato de Prensa de Rosario, reconoció los problemas que presenta el cooperativismo para algunos sindicatos, pero vaticinó que aquel no es algo alternativo, por el contrario, “es el futuro de la comunicación”. Cintia Mignone, de la Asociación de Prensa Santa Fe, detalló las dificultades de sindicalizar a los trabajadores de prensa e invitó a hacerlo.

La periodista Martina Noailles, del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), alertó sobre el avance del Gobierno de Javier Milei contra la libertad de expresión y la represión a la prensa. “Busca avanzar sobre el derecho a la información”, afirmó. A su turno, Mariana Mandakovic, del Círculo Sindical de la Prensa y la Comunicación de Cordoba (Cispren), opinó que la lucha por la comunicación es una pelea de clase: “El enemigo no duda que la comunicación es un sector estratégico, lo demuestra Milei destruyendo los medios públicos”, dijo.

Juan Pascual, del portal Pausa, de Santa Fe, resaltó las dificultades de los medios autogestivos en relación con el Estado debido a la falta de un propietario único, lo que complica la negociación de la pauta publicitaria. En tanto que Gisel Carranza, periodista de La Mecha, de San Juan, compartió la lenta pero significativa experiencia de impulsar el gremio de prensa en su provincia, justamente debido al carácter autogestivo de su medio.

En la última mesa del Encuentro participaron Fabiana Cruz, integrante del medio tucumano La Palta; Alejandro Britos, docente de radio y periodismo en un instituto santafesino –quien advirtió sobre el impacto negativo del dominio publicitario de Meta y Google–; Leandro Fridman, especialista en tecnologías de la información de la Universidad Nacional del Litoral, quien lamentó la falta de formación en emprendedurismo en el ámbito periodístico, y Aixa Boeykens, decana de la Universidad Nacional de Entre Ríos, quien remarcó que la comunicación es un bien público y un derecho central.

El segundo día del encuentro, en la sede de la Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafe), se realizó una reunión plenaria para discutir la articulación de los contenidos periodísticos, como así también las relaciones con distintas entidades sindicales y académicas, y las distintas modalidades para la sustentabilidad.

En diálogo con ANCCOM, Gabriela Filereto y Federica Kessler, periodistas de Periódicas, destacaron la importancia de ser anfitrionas del encuentro nacional de la Red de Medios Digitales con perspectiva de género. “Recibir a medios cooperativos y digitales de todos lados del país es sumamente importante para Periódicas, porque es el único medio de la ciudad que tiene perspectiva de género”,precisó Filereto, mientras que Kessler concluyó: “Es un reconocimiento muy copado, más en una provincia que es conservadora”.

Obrera de la música

Obrera de la música

De voz dulce, sonrisa tímida y portadora del bajo desde siempre, Claudia Sinesi repasa su vasta carrera desde sus comienzos en Rouge, pasando por la vorágine de Viuda e Hijas de Roque Enroll hasta su actual proyecto Las Escuchas.

¿Cómo fue tu acercamiento a la música cuando eras chica?

En mi casa se escuchaba mucha música, teníamos el Winco y escuchábamos los discos de pasta de mi abuela. Me acuerdo que cuando tenía siete años les pedí la guitarra a los reyes magos. Con mi hermano Quique armamos un grupo junto a dos chicos más, Matías y José Luis, y empezamos a hacer canciones. Nos llamábamos The Grasshoppers. Le pusimos ese nombre porque habíamos descubierto a los Beatles y nos gustaban mucho. No existían los videoclips así que ver músicos moviéndose, con el pelo largo, tocando en sus películas como Help o Yellow Submarine, para nosotros era un flash. Acá sólo veías en la tele a Sandro o Palito Ortega. Para nosotros era todo un juego. Así es que después seguimos jugando, hasta la actualidad.

¿Cómo te decidiste por el bajo?                                                                                           

Yo ya tocaba la guitarra, sacaba los acordes de las canciones. Mi hermano Quique, que tenía una facilidad para la guitarra, era como George Harrison para mí, sacaba todos los solos, los punteos. Él me hizo ver que yo escuchaba las canciones y lo primero que hacía era sacar la línea del bajo, y me dijo: “Ese instrumento que estás sacando es un bajo, ¡el instrumento de Paul!”. Yo no sabía qué era un bajo, fue algo natural lo que pasó.

Más adelante, conocés a María Gabriela Epumer y forman una gran amistad…

Yo tenía quince años y ella doce. Cuando la vi la primera vez era chiquita, no empezamos a tocar juntas inmediatamente. La conocí porque era hermana de Lito Epumer, que tocaba en Madre Atómica con Juan Carlos “Mono” Fontana, que fue mi primer novio. Nos juntábamos todos en casa con Pedro Aznar, mi hermano, el “Mono”, Lito. Estábamos todos, seriamente, jugando. Con María Gabriela nos hicimos amigas porque ella, desde chica, también había estado jugando a juntar acordes, a tocar otra cosa que no estaba hecha ya, a jugar con la música. Las dos habíamos dejado el colegio en tercer año porque nos parecía que estábamos un montón de horas sin poder tocar.

La música siempre fue un refugio para ustedes…

En 1976, yo tenía quince. El miedo estaba flotando en el aire. El colegio era insoportable. En la fila te chequeaban de arriba abajo, a ver si tenías un espacio entre las medias y la pollera. Las chicas se desmayaban de los nervios. Si alguna estaba “mal”, llamaban a tu mamá o te amonestaban. Yo llevaba la guitarra y en el recreo me ponía a cantar “Estación” de Sui Generis o “Muchacha ojos de papel” de Almendra, y me amonestaban por lo que decía la letra. Cada vez que salíamos, nuestros padres nos decían: “Cuidado, si te dan un panfleto en la calle, si querés leelo pero después tiralo, no lo tengas encima”. Vos no sabías cuándo un milico era milico porque jamás estaban vestidos de verde ni de policía. Estaban de civil, con anteojos negros. Hugo “Pipo” Cipolatti lo dijo bien en su canción “Pensé que se trataba de cieguitos”. La primera vez que me llevaron estaba con mi novio en la puerta de un recital del grupo Alas. Ellos estaban camuflados para llevarse gente. A mi novio le pegaron, yo escuchaba desde otro lugar, me tenían de espaldas. A mí no me podían sacar el documento. Después nos dejaron ir a los dos.

En 1980 se unen a Rouge. ¿Cómo fue ese momento?

Con María Gabriela (Epumer) nos gustaba Rouge, un grupo de chicas que se había formado en 1978. Tocaban temas de un libro para músicos que se llama Real Book, que no eran para nada simples. Cuando se va la guitarrista del grupo, ella recomienda a María Gabriela. A los dos meses se va la bajista, y María Gabriela me lleva a mí. Anteriormente, yo había ido a probarme a otro grupo de chicas y en ese ensayo conocí a Andrea Álvarez. Cuando al poco tiempo se va la baterista de Rouge, la llamamos. De la formación original solo quedó Ana Crotti, la pianista. Con la Guerra de Malvinas en 1982, se prohibió terminantemente cantar en inglés. Con María Gabriela (Epumer) teníamos muchas canciones apiladas, que no podíamos tocar porque no era el repertorio de Rouge, y las empezamos a tocar de a poco. Ella me daba músicas, porque todavía no se animaba a escribir letras, y yo les ponía letras. Éramos Epumer-Sinesi, como Lennon-McCartney, epumsisineper decíamos nosotras.

¿Sentís que tuvieron que probar que eran buenas solo por ser mujeres?

Nunca. Todos los varones, cuando veían el entusiasmo, la dedicación, y que todo sonaba bien, lejos de decirnos “salí, nena” nos decían “¡vengan!”. Nosotras nunca hicimos rancho aparte, al revés. Tocamos por todos lados. Siempre queríamos más y más. Para nosotras empezar a tocar fue empezar a trabajar.

En 1983 forman Viuda e Hijas de Roque Enroll, ¿cómo se dio la unión entre las cuatro?

Cuando se disuelve Rouge, a la semana siguiente vamos a una sala de ensayo a tocar un par de temas nuestros con Fabián “Tweety” González y Jota Morelli. Inmediatamente, aparece Mavi Díaz. Me llama a mi casa para contarme que había un productor, Bernardo Bergeret, que buscaba un grupo de chicas que toquen y canten. Ella nos conocía porque solíamos tocar con Rouge en un bar que estaba en la esquina de su casa. A Claudia Ruffinatti la conocimos porque antes que se disolviera Rouge, habíamos puesto un aviso en la revista Pelo buscando tecladista. Nos reunimos las cuatro en la casa de María Gabriela (Epumer) y desde el vamos, pegamos onda. Ese día nos morimos de risa. Hacíamos bromas, nos reíamos de nosotras mismas, y anotábamos todas las pavadas que hablábamos. Yo pienso que cuando una oportunidad aparece, si estás listo puede ser que te vaya bien. Sino, pasa la oportunidad y vos perdiste el tren.

¿La estética tan particular de las Viudas fue algo pensado?

Eso de reírnos de nosotras mismas lo llevamos al vestuario, nunca intentamos estar “lindas”. Con un lampazo en la cabeza no podés estar linda (risas). Nosotras éramos mamarrachas desde el primer día. Para ir a la primera reunión con el productor, habíamos ido a ferias americanas y nos vestimos con ropa de los 60, con mucho verde, amarillo, naranja. No era lo normal. La rebeldía fue algo natural para nosotras, ni nos dábamos cuenta que era rebeldía. Estábamos las cuatro juntas y nos arengábamos entre nosotras, nos reíamos de nosotras mismas. Me acuerdo que estábamos sentadas en el living de su oficina, y cuando pasa el productor nos mira y dice: “¡Sacame estos caranchos de la oficina!”. Seguimos insistiendo, hasta que nos escuchó. Fuimos con la guitarra criolla y cantamos “Estoy tocando fondo”. No teníamos más temas. Bergeret abrió la agenda y dijo: “Chicas, graban en un mes”. En un mes compusimos todos los temas del primer disco Viuda e Hijas de Roque Enroll (1984) y grabamos en Estudios Panda, donde habían grabado todos nuestros ídolos, con Rubén “Pelo” Aprile como productor discográfico. Yo recién había cumplido 21 años.

¿Cómo fue el proceso de grabación del primer disco?

Fue rapidísimo. Bernardo Bergeret quería que nosotras grabáramos lo que él elegía, a toda costa. Nosotras, que éramos re cocoritas (risas), le dijimos que teníamos un montón de temas. Nos dio el “Bikini a lunares amarillo…” y lo hicimos pelota. Ese fue el primer corte del disco y nosotras hicimos el storyboard del videoclip, nos ocupábamos todo el tiempo. Con “Lollipop”, que es de 1958, hicimos lo mismo. Le pusimos nuestra impronta.

¿Y cómo surge la idea del arte de tapa?

Nosotras teníamos el concepto: queríamos que fuera todo sixties, todo colorinche. El equipo, la gente que teníamos alrededor, era fenomenal. Nos escucharon mucho. Nosotras traíamos cualquier cosa, desde manteles de hule de Once hasta ropa del cotolengo. Carlos Mayo, el diseñador gráfico que hizo el arte del disco, la tenía clarísima. Vino con un montón de revistas de los 60 que había estado chequeando y mostró cómo se paraban las modelos. Las fotos las hicimos con José Luis Perotta en su casa, en Retiro.

La música y el estilo de las Viudas resonó mucho con la gente, ¿por qué pensás que el público conectó tanto con ustedes?

Nosotras tocábamos todas pintadas y disfrazadas de nosotras mismas. Resultó que eso sumó mucho y captó al público porque nosotras no éramos las únicas que nos sentíamos oprimidas en la ropa del colegio. Era mucha la gente que se hacía eco de eso, se disfrazaban cuando venían a los shows. La seriedad, de cantar canciones de protesta, ya había pasado. En ese momento era todo new wave, todo colorido y todo diferente, ningún grupo se parecía al otro, musicalmente hablando. Cuando nosotras salimos del estudio, el corte de difusión ya estaba en la radio y la televisión, la gente ya conocía nuestras canciones. A mí se me prendía fuego la cabeza. Nos alucinaba ir a tocar, ver que estaba lleno y que sabían nuestras letras. ¡Hasta llorábamos! Nos teníamos que tragar las lágrimas y salir a tocar. Nosotras siempre tímidas, no nos la creíamos en absoluto. Seguíamos viajando en subte, por ejemplo, hasta que un día nos agarraron y nos arrancaron los pelos, los aros.

Fueron cuatro años intensos…

Estábamos todo el tiempo juntas. No parábamos nunca, estábamos todo el día haciendo notas, fotos, viajando, tocando. Teníamos horarios pautados para todo. Los años que duraron las Viudas fueron así, como 25 años en cuatro años. A María Gabriela (Epumer) le gustaba decir que éramos obreras de la música.

En 2012 sacás tu primer disco solista, ¿de dónde surgen las canciones?

Para mi primer disco solista Claudia Sinesi (2012) junté todas las canciones que tenía guardadas, algunas de la época de Rouge, como “Tienes tanto”, “Va a haber un día”, “Tan real”. Otros temas como “El cielo” los compuse a principios del 2000, aproximadamente. Lo empezamos a grabar en 2009 en mi casa, con la computadora.  

Contame sobre Las Escuchas, tu actual proyecto

A Yul Acri (sintetizadores/productor) se le ocurre armar el grupo a fines de 2022, con Robertino Franc en guitarra. Yo los conocía hace años. Luego se suma Julieta Drama en la voz. Las Escuchas es todo un universo de sonidos. Algo nuevo para mí, es que empecé a usar pedales para el bajo a la hora de tocar porque hay un montón de efectos que usamos en la grabación que queremos reproducir en el vivo. Me divierte mucho. En octubre del año pasado sacamos nuestro primer álbum El Brillo de la Despedida.  

Hoy, después de tantos años de carrera, ¿cómo es la experiencia de subirse a un escenario?

En el momento en que estoy subiendo, me pasa lo mismo de siempre. Tengo miedo, se me humedecen las manos, me pongo nerviosa. En cuanto me cuelgo el bajo y empieza la música, me cambia todo. El día que no tenga eso, va a ser un plomo. Siempre me da ilusión ensayar, tocar, pensar qué me pongo (risas).