Mar 13, 2018 | Novedades, Trabajo
Son tiempos difíciles para los trabajadores de prensa en todo el país. A la ola de despidos iniciada a principios de 2016 y que continúa en la actualidad, se les suman conflictos laborales semana a semana. Ahora, 120 trabajadores de Radio Rivadavia se encuentran a la deriva hace meses y no saben cuándo volverán a cobrar la totalidad de sus haberes. Tampoco tienen certeza si continuarán en sus puestos laborales.
Esta historia de abandono y desidia arranca mucho tiempo atrás. Así lo describe Julián Amado, delegado sindical de la radio por la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA): “Venimos hace más de 20 años cobrando en cuotas y viendo vulnerados todos nuestros derechos. La justicia falló en una deuda impositiva a favor del ex dueño de la radio, Luis Cetrá. Habíamos hecho las denuncias correspondientes ante AFIP porque durante todo este tiempo no pagó un solo aporte patronal; increíblemente la justicia lo indultó y quedó todo en la nada”.
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120 trabajadores de Radio Rivadavia no saben cuándo volverán a cobrar la totalidad de sus haberes.
El año pasado, el juez en lo comercial Horacio Francisco Robledo decretó la quiebra de Radio Emisora Cultural SA (ex titular de la licencia de Radio Rivadavia) por una deuda con SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música) de más de 1.700.000 pesos. Se había establecido un plan de pago en cuotas de 270.000 pesos pero todo indica que no cumplió. La radio pasó a ser manejada por los hermanos Whpei, un grupo empresario rosarino que a través de DIFA S.A. operaba y comercializaba la licencia.
“Los trabajadores tuvimos que pasar obligados por este grupo, tras un acuerdo que hicieron frente una promesa de traspaso futuro de licencia. Después DIFA se fugó cuando les confirmaron que la licencia no iba a salir, tenían el dato de que se iba a dar la quiebra. Finalmente la quiebra se decretó, DIFA se fue y quedamos a la deriva”, sostiene Amado.
Además de decretar la quiebra, el juez Robledo designó un síndico, es el contador Héctor Spagnuolo, quien junto a su equipo llegó a la radio y en lugar de bajar la persiana, decidió darle continuidad. La intención era mantener la radio en condiciones para luego poder venderla en su totalidad: es decir, no desprenderse de la licencia por un lado, y del edificio y la planta transmisora por el otro, sino venderla como un “paquete” que incluyera al personal; todo ello hasta que el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) determine qué hacer con la licencia.
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La intención era mantener la radio en condiciones para luego poder venderla como un “paquete” que incluyera al personal.
Ahora, el síndico objeta que no puede sostener la radio de esta manera. Para Osvaldo Bergali, delegado de la radio por el Sindicato Único de Trabajadores de Espectáculos Públicos (SUTEP), “es imposible que la radio no sea viable; con el capital que tiene está valuada en unos 22 millones de dólares. El síndico no sabe cómo se maneja una radio, no puede dejar a 120 trabajadores en la calle».
El trasfondo político es innegable, asiente Nadia Vilela, también delegada de SUTEP: “Tanto la resolución del juez como la del ENACOM es puramente política. Lo que sabemos es que ante cualquier resolución que se tome y perjudique a uno solo de los trabajadores, vamos a estar los gremios de pie, peleando para que los laburantes continúen en sus puestos de trabajo. Esperamos angustiados la resolución”.
¿Pero, cuánto se les adeuda entonces a los trabajadores? “No estamos cobrando desde noviembre, ese mes ahora lo estamos cobrando a prorrateo, esto es, lo que se junta por publicidades y otros espacios y se va pagando por puchitos. Imaginate que recién llegamos a cobrar el 20 o 30% del salario de noviembre. La gente está aguantando la situación como puede, tratando de mantener la radio al aire”, describe Amado.
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Pablo Baque, trabajador al que no dejan ingresar a la radio.
Sin dudas, la situación de Rivadavia dista de sus mejores épocas. Es que por sus estudios han pasado glorias de la radiofonía nacional como Héctor Larrea o Antonio Carrizo. La radio siempre fue un faro para futuros trabajadores de prensa. Sin embargo, Vilela explica con resignación que actualmente “algunos compañeros no tienen para viajar, faltan uno o dos días por semana, y la sindicatura los presiona para que continúen cumpliendo su horario. Lo que está pasando acá es totalmente ridículo”.
María Sol Durán es coordinadora de producción en la radio, y al hablar del clima que se respira en los estudios, sostiene que “influye de manera pésima. Sentís que ni siquiera es un trabajo porque no nos pagan. Además, ellos les cobran el espacio a los periodistas importantes de la radio. Es decir, ellos van y pagan el espacio, entonces tienen derecho a exigir a su producción o a la radio. La persona para la cual vos trabajás está poniendo plata como si la radio funcionara al 100%. Y la verdad que se trabaja a desgano y con una profunda desilusión”.
Una reflexión de Bergali sirve para comprimir el momento de angustia que están viviendo a diario: “Hoy nos quieren callar. No pueden seguir cerrando radios y tapando la boca a la gente. Somos gente de radio, vivimos de la radio y queremos trabajar en la radio”.

Los trabajadores aún no cobran la totalidad del sueldo de Noviembre.
Ene 18, 2018 | Culturas, Te puede interesar
El Grupo de Arte Callejero (G.A.C.) expone una retrospectiva de sus principales trabajos bajo el título “Liquidación por Cierre”, en el Parque de la Memoria de la Ciudad de Buenos Aires. Bajo la curaduría de Florencia Battiti, la exposición sintetiza veinte años de activismo del grupo, integrado en la actualidad por las argentinas Lorena Bossi, Vanesa Bossi, Mariana Corral, Fernanda Carrizo y Carolina Golder. El lugar elegido para la muestra no es nada casual: el grupo ya se ha presentado allí en varias ocasiones, y en paralelo permanece la muestra fija de señales viales que proponen un recorrido en torno a la problemática del terrorismo de Estado, a orillas del Río de la Plata.
Liquidación por Cierre
Quien habla en primer lugar es Carolina Golder: “Elegimos este lugar, lo conocemos desde la gestación, y si bien pertenece al Gobierno de la Ciudad lo valoramos ya que es un espacio ganado por los organismos de DDHH a partir de las luchas de los años noventa”. Sobre el título de la muestra, Golder aclara que “no significa el fin del GAC, ni mucho menos… el título que elegimos hace referencia a una creación que fue producto de las luchas de la crisis del 2001, en donde circulamos por el Congreso con una bandera argentina muy extensa que decía ´liquidación por cierre´, a un costado dibujamos el escudo nacional y al otro la sigla FMI. Era la entrega definitiva del país”.
La muestra está organizada y distribuida en cinco zonas. La Zona O comprende los inicios del grupo. Chicas de poco más de 20 años, estudiantes de arte, que se conocen fortuitamente en 1997. Cuando empezaron con las actividades, se propusieron cumplir con cierto ritual: debían ir vestidas de negro y sacarse una foto al final del acto. Sus primeros murales fueron en apoyo a los docentes de la Carpa Blanca.
La Zona 1 exhibe la lucha por el juicio y castigo a los genocidas. En palabras de la agrupación H.I.J.O.S., el escrache surge como reacción para dar paso a la acción: “En la calle, pintando el pavimento o los adoquines, colgando carteles para señalizar donde vive un genocida, el escrache demuestra que, si un gobierno no juzga, condena y lleva a los genocidas a la cárcel, el pueblo puede llevarles la cárcel a sus casas”.
La Zona 2 es la visibilización de la violencia institucional. A partir de 1983 la policía comienza a ser noticia cotidiana debido a las torturas en comisarías, las detenciones arbitrarias, las desapariciones forzadas, los casos de gatillo fácil que no dejan de incrementarse.
Avanzando en el tiempo, la Zona 3 manifiesta la crisis del neoliberalismo. Una de sus más tristes expresiones de la década de 1990 fue la desocupación: en el 2000 el GAC instaló en las calles “el juego de las sillas”, como metáfora del sálvese quien pueda, la fiesta a la que unos pocos estaban invitados. Es el momento de la invasión de los grandes grupos económicos y financieros que se ve reflejado en la suelta de soldaditos en paracaídas, realizada también por aquellos días en la City porteña.
La Zona 4 hace referencia al estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001. María Arena, compañera de Gastón Riva, asesinado por la represión policial, reconoce que “el único llamado que recibimos en esos días fue el del GAC”. Esta etapa comprende las frases y las placas que recuerdan a cada uno de los caídos por la represión de aquellos días.
El final del recorrido lleva a la Zona 5, la de los Anti-monumentos. En palabras de Mariana Corral, otra de las integrantes del GAC, “las versiones antiguas y empolvadas de la historia comenzaron a ser cuestionadas. Son los casos, por ejemplo, de la comisión que integramos con el objetivo de retirar el monumento a Julio Roca, o bien la propuesta de nuevos monumentos como el de Juana Azurduy”.
Cada etapa del recorrido está acompañada por contenido gráfico y audiovisual que representa el trabajo y las acciones promovidas por el grupo. El colectivo GAC no firma sus producciones, porque esa es su intención: la circulación de la obra. “Llama la atención que todo lo que está exhibido podría ser actual”, confiesa Golder. Basta con ver los carteles de la campaña Nuevos desalojos Patagonia 2004: en aquel momento se valían de las coloridas publicidades de Benetton para denunciar el salvaje desalojo de familias mapuches.
Proyecto Afiches
En el marco de esta presentación, también se exhibe Proyecto Afiches – Pensar el presente haciendo memoria, en su sexta edición. En esta oportunidad la consigna de trabajo planteada es: “¿Qué hacemos en la calle? Usos y disputas del espacio público”.
Para los responsables del Área de Educación del Parque de la Memoria, “el objetivo es que los estudiantes elaboren afiches a través de la resignificación de estas problemáticas desde una mirada contemporánea. De esta manera, el trabajo se traduce en la generación de un producto visual de gran potencia comunicativa que interpela al espectador y abre un espacio nuevo de reflexión colectiva”.
Nov 30, 2017 | Novedades, slider
El primer festival de literatura de no ficción en Argentina, con entrada gratuita, contará con representantes nacionales e internacionales de jerarquía, como D.T Max, Gabriela Wiener, Leila Guerriero, Cristian Alarcón y Osvaldo Baigorria, entre otros, además de talleres, entrevistas, muestras fotográficas, una librería especializada en obras de periodismo narrativo y una videoentrevista con Gay Talese. Por otro lado se instalará en forma permanente la Biblioteca Basado en Hechos Reales en la Casa de la Lectura (Lavalleja 924, CABA), con lo mejor del género.
Revista Anfibia es uno de los socios estratégicos del festival, junto a la Fundación Tomás Eloy Martínez (TEM). Según Silvina Heguy, su secretaria de redacción y autora, entre otros libros, de Viaje al fin del Amazonas y 132.000 volts: el caso Ezpeleta, “este festival no desconoce la realidad de la crisis que está viviendo el mundo, y busca abrir el debate sobre el trabajo periodístico”. Anfibia tendrá a su cargo los espacios sobre herramientas digitales necesarias para potenciar al periodismo narrativo. Por su parte la Fundación TEM, que propone custodiar el legado y la obra del escritor y periodista argentino, colaborará en la organización de clínicas y talleres.
¿De qué hablamos?
«El periodismo narrativo no es sólo una cuestión de forma, es decir, no consiste en contar algo bonito. Me parece que consiste en una historia, embarrarse y volver con algo para contar, que muchas veces tiene que ver con incertidumbres más que con certezas”. Quien afirma esto es Ivana Romero, poeta, periodista y encargada de prensa y contenidos en la Fundación TEM.

“Este festival no desconoce la realidad de la crisis que está viviendo el mundo, y busca abrir el debate sobre el trabajo periodístico”, dijo Silvina Heguy.
Resulta interesante también destacar su complejidad como práctica, ya que “es un género de un hibridismo tal que requiere saber de poesía, música, historia, teatro… Todos los recursos son válidos. Por eso es un género tan fascinante y al mismo tiempo tan difícil de asir”, dice Romero, autora del libro de crónica autobiográfica Las hamacas de Firmat.
Javier Borelli, en tanto, es periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación y preside la cooperativa que edita el diario Tiempo Argentino, en donde es subeditor de Información General. Él destaca que “el periodismo narrativo aporta una forma de inmersión a la cual no se puede llegar con la noticia”.
Un lugar en los medios
Frente a un contexto de cambios permanentes, donde pesa cada vez más lo digital y la cultura de lo rápido, ¿hay lugar para la crónica en los medios tradicionales? Más en una época de destrucción acelerada de puestos de trabajo en el área de prensa en Argentina.
Es el turno de Cecilia González, periodista mexicana, que trabaja desde 2002 en nuestro país como corresponsal de la agencia Notimex, y columnista del diario Tiempo Argentino. Ella, una de las organizadoras del FestiBaHR, señala: “Los grandes medios siguen operando en general con la falsa idea de que los lectores leen poco, por ende allí hay espacio para las crónicas pero tal vez no el suficiente”. Cosa que no ocurre en medios alternativos y autogestionados.

“El periodismo narrativo aporta una forma de inmersión a la cual no se puede llegar con la noticia”, destaca Javier Borelli.
Es importante promover y hacer circular el buen periodismo, y las redes sociales son una gran aliada para ello. Según Romero, “hay excepciones como por ejemplo algunas notas de Victoria de Masi en Revista Viva, o notas de distintos autores en Radar, en especial cuando trabajan adelantos de libros, o pienso también en el nuevo diario Tiempo Argentino, que en su sitio web publica ensayos fotográficos de gran calidad”.
La realidad que se cierne sobre el mercado laboral en general, y el periodístico en particular, es preocupante. Las promesas del macrismo son hojas en el viento. Como ejemplifica González: “Cuando se dijo que el tema de la pauta en medios venía a corregirse, fue una gran mentira pues se siguen favoreciendo medios, en particular los más poderosos del país”. Borelli, en tanto, valora el papel del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) y el posicionamiento de muchos colegas en el caso del vaciamiento y el cierre de muchos medios, como fue el caso de Tiempo Argentino.
Tópicos que abundan (y escasean)
A la hora de pensar en los temas y actores sociales sobre los cuales se suele escribir (o no), señala González: “Nos debemos, por caso, buenas crónicas sobre Nordelta”. Cecilia sabe muy bien a qué se refiere: ha publicado los libros Narcosur, Todo lo que necesitás saber sobre el narcotráfico y Narcofugas. Romero coincide y realiza una clara distinción: “Creo que hay mucha crónica sobre pobreza y delincuencia juvenil, estigmatizaciones, pero faltan crónicas que hablen de las personas con real poder y dinero, que son también las más herméticas”.

“Los grandes medios siguen operando en general con la falsa idea de que los lectores leen poco», señala Cecilia González.
Borelli marca una interesante observación clasista al respecto: “Hay que pensar también que el consumo informativo está muchas veces orientado a las clases medias, y muchas veces quienes narran vienen de esos mismos estratos y se mueven en un círculo que se va cerrando, por ende hay que intentar moverse de esa zona de confort”. Allí es donde surgen las crónicas más valiosas, buscando develar el funcionamiento de lugares plagados de estereotipos.
Mujeres cronistas
A modo de cierre, parece importante incluir en la discusión un elemento surgido del diálogo con Romero: la necesidad de reflexionar acerca del lugar de las mujeres que vienen pisando fuerte sobre el terreno de la crónica.
Según la poeta, en Argentina tenemos excelentes exponentes como “Josefina Licitra, Leila Guerriero, Mariana Enríquez, María Moreno. La agencia Presentes, que coordinan María Eugenia Ludueña y Ana Fornaro, que hace periodismo LGTBI; en los suplementos ‘Soy’ y ‘Las 12’ de Página 12 se siguen encontrando muy buenas crónicas que cuestionan la heteronormatividad y varias cuestiones que atañen a la construcción de identidades múltiples”.
Así, entre desapariciones de medios y temas a explorar, la crónica busca su lugar en la Argentina actual.

«Faltan crónicas que hablen de las personas con real poder y dinero, que son también las más herméticas”, dijo Ivana romero.
Actualizado 30/11/2017