Hinchas sí, CEOS no

Hinchas sí, CEOS no

El oficialismo parece querer reflotar un viejo sueño de Mauricio Macri: que las sociedades anónimas puedan ser dueñas de clubes de fútbol, fórmula todavía prohibida por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). Ante ese panorama, hinchas de distintos equipos se nuclearon para llevar adelante el “Plan de Lucha en Defensa de los Clubes” e impulsaron la Coordinadora Nacional de Hinchas como motor de la campaña.

Nemesia Hijós es antropóloga, trabaja en el Instituto de Investigaciones Gino Germani y es una de las referentes de la Coordinadora, además de ser hincha de Boca. “Visibilizamos nuestra lucha -cuenta-, yendo más allá de cualquier estereotipo que imagine a un hincha como exclusivamente violento, incapaz de sentarse al lado para dialogar y trabajar en conjunto con su rival futbolístico. Como colectivo de hinchas, vamos mucho más allá de esos imaginarios, porque queremos a nuestros clubes y defendemos los valores centenarios que promueven”.  

Sergio Sala, en tanto,  es presidente de la agrupación oficial del club Colón de Santa Fe, Gloriosa Hinchada Sabalera. Rescata la posibilidad de reunirse “de manera organizada, y que confluyan agrupaciones oficiales de socios y socias e hinchas de distintos clubes a nivel nacional”. Por su parte, Lucía Ravecca, hincha y socia de Racing, concurre a las convocatorias de la Coordinadora por dos motivos: “En primer lugar porque como hincha de Racing me siento interpelada de manera directa. Ya lo vivimos y no quiero ver a esta gente de vuelta, ni en mi club ni en ningún otro. El segundo motivo tiene que ver con mi tesis de grado de Ciencias de la Comunicación, en la cual trato de analizar el rol del hincha durante los diez años de gerenciamiento”, explica.

¿Por qué se lucha concretamente? El Gobierno nacional daría el visto bueno al reemplazo de las asociaciones civiles sin fines de lucro por sociedades anónimas deportivas (SAD): el estatuto de la AFA no permite que se afilien empresas, por eso se especula con la posibilidad de que ingrese un proyecto al Congreso. De concebirse las SAD, existen riesgos sobre la permanencia de los deportes amateurs en los clubes, ya que no son en sí rentables. Además, al no ser asociaciones civiles, los socios y socios dejarían de tener el mismo peso si una empresa es la dueña de un club, controlado por accionistas.

El principal vocero del gobierno para la implementación de las SAD es nada menos que un íntimo amigo del presidente Mauricio Macri: Fernando Marín, coordinador general de Comunicación Estratégica de la Secretaría de Deportes de la Nación y ex gerenciador de Blanquiceleste S.A., la empresa que se hizo cargo de Racing mientras estuvo en quiebra. Por otro lado, los medios masivos de comunicación, en la voz de ciertos referentes del deporte y el periodismo, intentan instalar (a veces con vehemencia, otras solapadamente) que el camino de la privatización es el más adecuado para solucionar problemas económicos y financieros en los clubes. En total oposición, Hijós argumenta que “este proyecto privatizador podría generar consecuencias irremediables, vaciando las instituciones de la juventud que colma sus sedes, desfinanciando toda disciplina que no genere ganancias económicas y, principalmente, quitando a los socios la posibilidad de tomar decisiones sobre lo que es suyo”.  

Para Ignacio Petunchi, hincha y socio de Rosario Central, si cada club defiende individualmente sus intereses no hay solución; por el contrario “es necesaria la unidad de todos los clubes, para juntos decirle  no a las SAD. Queremos formar un bloque de unidad de los clubes, y demostrar que estamos listos para salir a la calle a defender a cualquier club”, sostiene.

Coincide con sus compañeros Kevin Libsfraint, hincha de Argentinos Juniors, miembro de la Agrupación 15 de Agosto de 1904 e integrante de la Comisión Directiva por la minoría. Afirma que “si bien la AFA no lo permitió en la reforma del estatuto, la intención sigue estando.  El año pasado se intentó abrir la puerta a las SAD desde el estatuto de la Superliga, y los dirigentes lograron frenarlo”. Pero todavía queda una vía, y sería a través del Congreso.

Lanzamiento del plan de lucha para impedir que los clubes sean Sociedades Anónimas organizado por la Coordinadora de Hinchas en el Hotel Bauen.

La Coordinadora en acción

Como resistencia al avance sobre las instituciones deportivas, nació la Coordinadora de Hinchas a fines del 2016. En este momento varias agrupaciones la conforman, sean  de los llamados clubes grandes, de los clubes de barrio o de clubes del ascenso: en este ámbito no hay distinciones ni jerarquías. La nómina incluye hinchas sueltos y socios no organizados, personas que no militan activamente en ninguna agrupación dentro de sus clubes pero que están encausados en la misma lucha.

Otro valor a destacar es el federalismo de la Coordinadora. Hay más de 60 participantes activos en el grupo de Buenos Aires, pero hacen extensivas las discusiones y actividades que se realizan a sus agrupaciones y al resto de los hinchas. Además, están conectados con las delegaciones de Córdoba, Mendoza y Santa Fe. Sala recuerda que “estamos en permanente contacto con los compañeros de Santa Fe a nivel provincial. Compartimos espacios de acción con agrupaciones de Newell’s Old Boys y Rosario Central”. Palunchi destaca por su parte que desde hace ya 18 años la agrupación Central Crece “planteó la idea de fomentar el área social del club. Abrirle las puertas a socios y socias. Fomentar los deportes amateur y las distintas disciplinas, porque se considera que el club es un lugar de contención, y que es sumamente importante mantenerlo activo y en funciones”.

 El pasado martes 10 de abril la Coordinadora llevó adelante en el Hotel BAUEN  (recuperado por sus trabajadores) un encuentro al que asistieron más de 250 hinchas, encuentro que sirvió como excusa para presentar el “Plan de Lucha en defensa de los clubes”, la convocatoria de hinchas contra este plan del macrismo de aprobar las sociedades anónimas en el fútbol.

El proyecto: ¿rumbo al Congreso?

Los rumores indican que después del Mundial de Rusia, el Ejecutivo Nacional lanzaría oficialmente el proyecto de creación de las SAD.  Es por ello que la Coordinadora se prepara para dar la discusión en todos los espacios que sean necesarios.

“Al momento, ya nos reunimos con distintos diputados y legisladores, de distintos partidos y con llegada a la Comisión de Deporte de la Cámara de Diputados. También tuvimos una reunión con Marcelo Achile (presidente de Defensores de Belgrano), prosecretario de AFA, donde nos presentamos oficialmente como colectivo de lucha por los derechos de socios e hinchas. Seguiremos adelante con el plan de lucha y movilización”, aclara esperanzada Hijós.

En la misma línea, Libsfraint confía en dar pelea para que el proyecto no avance: “Ya nos reunimos con varios dirigentes deportivos y políticos pero seguramente tengamos que seguir con encuentros de ese tipo para lograr acciones que nos permitan dar un rechazo contundente a la iniciativa de las SAD. Estamos confiados también en poder lograr un consenso social en defensa de las asociaciones civiles sin fines de lucro”. El partido recién comienza.

 

La educación sobre la mesa

La educación sobre la mesa

Restaurante y Parrilla Don Battaglia es una cooperativa de trabajo gestada tras la quiebra del grupo OJA. La historia fue contada hace pocos días en este espacio: el 9 de febrero de 2013 los compañeros de Battaglia toman el local tras la quiebra, pasan varios días durmiendo allí hasta que consiguen la matrícula habilitante, y se constituyen como cooperativa. El año pasado decidieron otorgar a sus trabajadores la posibilidad de cursar un bachillerato allí mismo para poder terminar sus estudios.

La historia se remonta al vínculo territorial que tiene la Cooperativa Don Battaglia con otras organizaciones del barrio de Villa Crespo, reunidas en la Mesa Territorial de Cooperativas (METECO) de la Comuna 15,  que reúne 14 cooperativas y organiza talleres y actividades, incluido un campeonato de fútbol que se disputa desde 2016.

Agostina Betes es referente de bachilleratos e integrante de la Comisión de Educación de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Además milita en el Movimiento Popular La Dignidad, organización que cuenta con el Bachillerato Popular Villa Crespo que funciona de noche en el Club Atlanta. “Decidimos participar del torneo de fútbol, donde se cruzan laburantes de la cooperativa Battaglia con profesores y estudiantes de nuestro bachillerato -cuenta-. Allí, como producto de esas comuniones que genera el deporte, los laburantes comentan que no terminaron el secundario pero sus horarios laborales no les permiten estudiar.” Significaba todo un reto para la gente del bachillerato: “Lo planeamos durante un año, porque para nosotros significaba un gran esfuerzo armar un bachi de la nada”, agrega Agostina.

Hasta que, continúa ella, “una tarde de lluvia llegó acompañada por Esteban (otro compañero docente) a la primera reunión para ver como armábamos el bachillerato. Nos sentamos con algunos de los trabajadores, que en ese momento eran todos hombres”. A partir de ese momento comenzaron a ponerse de acuerdo y decidieron que la mejor opción era hacerlo de martes a jueves en el horario intermedio, entre los dos horarios de trabajo de los trabajadores del restaurante, de mañana de 11 a 15 y el de tarde de 20 a 24. Así fue que a principios de abril del año pasado arrancaron las clases de 16 a 19.

Pensaron en un módulo de tres años, aunque aquellos que tienen estudios previos pueden cursar uno o dos años. Agostina cuenta orgullosa que son “la única experiencia de La Dignidad que funciona dentro de una cooperativa con trabajadores. Es también el único bachi de La Dignidad que funciona en turno tarde, cuando todos funcionan por la noche. Es una experiencia totalmente diferente”.

Laura, nueva profesora, escucha la charla introductoria del ciclo lectivo 2018.

Los seis bachilleratos de La Dignidad otorgan títulos oficiales.

El otro profe que se acaba de sumar al proyecto es Enzo Scargiali. Sostiene que los trabajadores “tienen la necesidad de estudiar y trabajar especificidades propias de su tarea cotidiana. Porque con realizar su labor no alcanza: hay que llevarles herramientas para poder trabajar, reflexionar y seguir construyendo la cooperativa.”

Las materias que se dictan son: Salud Social, Economía Popular, Historia, Matemática con Orientación Contable, Prácticas del Lenguaje y Teoría Política. Son alrededor de 12 estudiantes,  la mayoría trabajadores de la cooperativa, pero hay algunos que vienen de afuera.

“Tenemos boletines, en los cuales no ponemos notas, lo que damos son devoluciones por escrito, donde analizamos el proceso educativo durante todo el cuatrimestre, y a su vez los alumnos nos dan su devolución sobre nuestro desempeño”, explica Enzo.

Experiencias

Joaquín entró porque vio un cartel en la entrada de Battaglia. Y Beatriz leyó en la calle un afiche del Bachillerato Villa Crespo, pero le resultaba muy tarde terminar de cursar en Atlanta a las 10 de la noche para recién entonces volver a Devoto. Por eso optó por estudiar en el restorán cooperativo.

María Salto, en tanto,  trabaja en el turno noche en el Hospital Italiano, y quiso inscribirse en el Bachillerato de Villa Crespo con el ciclo lectivo ya iniciado: “Me dijeron que no había vacantes. Justo me crucé con un compañero del hospital. Me dijo que podía hablar con alguien que podría ubicarme. Eso me dio esperanzas, dejé todos mis datos y un día me llegó un mensaje de texto. Me avisaban que tenían un lugar y que me acercara a Battaglia”, recuerda. María ya está cursando el segundo año, y asegura que tiene “excelentes compañeros, el lugar es acogedor, estamos todo el tiempo a pesar del cansancio y las dificultades que todos acumulamos. Los profes lo hacen muy llevadero”.

Los chicos y chicas del bachillerato tienen ganas de hablar. Cuentan que tienen un compañero de más de 60 años, o que hay chicos que vienen a cursar en su día de franco. Las materias les hacen ver las cosas de otra manera: destacan la importancia de ponerse en el lugar del otro. En este sentido, María afirma: “Salgo de acá y me voy a trabajar, duermo muy poco. Estoy totalmente agradecida a los profesores, el año pasado llegaba a clases y por momentos me dormía. La voluntad, el empeño, el trabajo en conjunto te llevan a seguir por más”.

Grupo de estudiantes y profesores sonríen a cámara con el pizarrón detrás.

Los 12 estudiantes reciben sus clases en el restorán entre las 16 y las 19 horas.

¿Educar para qué?

Los bachilleratos de La Dignidad surgen en 2007, están reconocidos por el Estado, otorgan títulos oficiales pero los educadores y las educadoras no cobran salario docente. En la actualidad se dictan seis. “Queríamos conservar la autonomía de decisión y la posición respecto de nuestro propio espacio de construcción político-pedagógica. Nosotros hacemos los bachis porque entendemos que la transformación social se da en muchos aspectos, y uno de ellos es la educación”, remarca Agostina.  Se trata de construir colectivamente espacios desde los cuales cuestionar la mirada hegemónica de la sociedad. Por eso se trata de formar “ya no individuos sino seres sociales emancipados. Estos espacios en el fondo tienen una razón política de ser”, cierra.

Tanto Enzo como Agostina coinciden en que no se trata de reemplazar al Estado; por el contrario aclaran que “el nuestro es un lugar inclusivo. Nosotros somos las clases populares organizadas para autogestionarse la educación. Entendemos que el Estado debería garantizar el derecho a la formación de todos y todas, pero la educación del sistema capitalista sólo forma individuos oprimidos: nuestra educación tiene otro objetivo que es liberarnos”.

 

El Estado siembra despidos

El Estado siembra despidos

La primera posta fue el lunes de la semana pasada. Ese día, los trabajadores de la Agencia Nacional de Discapacidad se enteraron que el gobierno echaba a 70 de sus compañeras y compañeros.  Un policía en la puerta del organismo, en Hipólito Yrigoyen 1439, en Capital, leía de un papel los nombres de quienes a partir de ese momento eran dejados sin trabajo. La segunda sucedió pocos días después, cuando el Ministerio de Agroindustria resolvió echar a 330 personas, disfrazando la medida de “desvinculación”, tal como se usa en el lenguaje gerencial.  Así, 400 empleados se quedaban en la calle en menos de una semana.

Más de 400 personas quedaron sin empleo en el Ministerio de Agroindustria.

El lunes 16 de abril, los empleados y empleadas de la Agencia Nacional de Discapacidad llegaron hasta Hipólito Yrigoyen 1439, como todas las semanas, para retomar sus tareas habituales. Sin embargo, algo había cambiado en la geografía del lugar: carros de asalto y efectivos apostados en el ingreso. En las oficinas faltaban empleados; los que estaban eran policías de la Federal. Así se enteraron de los despidos.

La Agencia había sido creada por el Gobierno nacional en septiembre de 2017, tras el intento fallido (producto de la fuerte resistencia) de dar de baja 170 mil pensiones por discapacidad y  absorber a otras reparticiones como la Comisión Nacional Asesora para la Integración de las Personas con Discapacidad, el Servicio Nacional de Rehabilitación, el Programa Incluir Salud y la ex Comisión Nacional de Pensiones.

Christian Gutiérrez trabajaba en el área desde hacía 18 años. Su puesto era administrativo. “Nos encargamos de recibir y procesar el trámite de pensiones no contributivas, que asisten a una población muy carenciada, que no se pueden desarrollar sea por cuestiones de salud y/o dificultades económicas”, explica sobre las tareas que hacía. Los medios de comunicación (o buena parte de ellos) se encargaron de hablar del curro de las pensiones. Para Gutiérrez eso “es una gran canallada. Acá trabajan un montón de profesionales, y las personas para acceder a las pensiones tienen que presentar un montón de trámites, como  presentar certificados médicos e informes sociales que realizan nuestros trabajadores sociales”. ANCCOM intentó comunicarse con la Agencia, pero nadie respondió.

Reclamo de la Agencia Nacional de Discapacidad en el Congreso.

El interior también existe (y sufre)

Los 70 despidos no corresponden solamente a la sede porteña sino que se extienden a otras sedes, entre ellas las de Córdoba, Neuquén, Mendoza y Ushuaia. Cerraron además algunos centros de atención local (CAL) en localidades bonaerenses como Lomas de Zamora, Moreno, Tigre, Necochea y Tres Arroyos. Para lograr el objetivo, emplean un método arcaico pero eficiente: dejande pagar los alquileres y servicios para que las oficinas de atención desaparezcan.

Silvia Moglie es delegada de ATE a nivel nacional. Trabajaba en el CAL de Luján hasta que la echaron la semana pasada. Cuenta que allá se enteraron de los despidos “por una foto que nos envían los compañeros de Capital de la lista que tenía la Policía en sus manos. Después nos llamó el gremio, ATE. En Luján, somos cuatro despedidas. Tres somos trabajadoras sociales y una compañera es administrativa.” Moglie agrega: “Vivimos un desguace permanente del organismo, no tenemos caja chica, nos compramos el papel higiénico, el agua que consumimos. Luján es cuna de Cambiemos y está claro que acá nos persiguen”.

Valeria Barrere,  por su parte, trabaja en la delegación de Tres Arroyos. Su telegrama tiene fecha el 13 de abril, momento en el cual estaba mandando mails y solicitando respuestas a diversos trámites. Quedaron 100 trámites de pensiones pendientes que estaban a su cargo.  Lejos de indignarse por su situación personal, Barrere realiza un diagnóstico integral: “No me preocupo por mi caso personal, porque voy a seguir trabajando y en definitiva soy una más en la larga lista de despidos que azota al país. Me preocupo porque hay que exigirle al gobierno nacional que toque timbre a cada uno de los pensionados para decirle adónde va a concurrir a hacer su trámite”, afirma.

La Agencia había sido creada por el Gobierno nacional en septiembre de 2017.

Menos pensiones

La mutilación de la Agencia Nacional de Discapacidad no solo afecta a los trabajadores. Según ATE, hasta diciembre de 2015 se otorgaban 12 mil pensiones por mes y en los primeros cuatro meses del 2018 sólo se aprobaron 8.869 en todo el país. Walter Pignataro es delegado general de ATE Pensiones y revela que “el mes pasado se entregaron 1000 pensiones y hoy hay 100 mil que están trabadas. Los expedientes están parados. Van pasando de una oficina a la otra, o quedan paradas un año en una oficina, y así sucesivamente, pero el trámite no se liquida. Estamos hablando de personas en la situación más vulnerable de Argentina“.

Eliana Fernández, delegada de ATE Pensiones, afirma que al panorama ya descripto “se suma que fueron achicando los criterios para el otorgamiento de pensiones: se empezó a reducir la cantidad de patologías que se podían tomar para iniciar la pensión, se empezó a quitar del medio la visión social que tenía la pensión no contributiva por invalidez.” Al otorgar una pensión se tenía en cuenta no solo la patología sino también el entorno social y cultural que tiene la persona: si vive en estado de hacinamiento, si tiene una familia numerosa, si tiene algún otro ingreso.

En febrero de este año los trabajadores denunciaron el achicamiento de estos criterios, y también la intención de excluir a los menores con discapacidad, porque no los consideraban discapacitados laborales. “Esto salieron a desmentirlo en La Nación, pero la realidad es que esos expedientes referidos a menores de edad están en cajas para mandar al archivo”, afirma Fernández.

Cosechar desempleados

El festival de despidos no terminó en la Agencia Nacional de Discapacidad. Continuó esta semana con la confirmación de 330 trabajadores despedidos en el Ministerio de Agroindustria, en manos del ex titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere. Las tres áreas de Agroindustria más afectadas por las cesantías son el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), donde ya hubo 130 despidos a principio de año, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y Agricultura Familiar, que sufrió 160 bajas en 2016.

Sebastián Rivera, delegado general de la Junta Interna de ATE, entiende que hay una orientación profundamente clasista en los despidos: “Se dirigen fundamentalmente a los trabajadores de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, que se encarga de desarrollar políticas públicas para los sectores más vulnerables del agro y hacia los trabajadores que perciben los salarios más bajos, de apenas 12 mil pesos», denuncia.

Cualquier despido impacta de manera terrible porque puede dejar a una provincia entera sin operadores y, por ende, a productores sin apoyo. Carina Maloberti, secretaria gremial de ATE SENASA,  anticipa que esperan unos “380 despidos en SENASA de un total de 958 que es lo exigido según el Plan de Dotaciones Óptimas desarrollado por el Ministerio de Modernización».

En tanto, la Federación Agraria Argentina (FAA) había aclarado mediante un comunicado de prensa que durante la última reunión de la Mesa de Enlace con el ministro Etchevehere «en ningún momento se nos adelantó acerca de posibles recortes ni despidos en organismos como SENASA, INTA, ni en el área de Agricultura Familiar». La FAA agregó que en dicho encuentro se exigieron soluciones a los graves problemas de los pequeños y medianos productores que se encuentran «en emergencia económica, financiera y productiva».

 Jorge Harvez, trabajador de Agroindustria y primer vocal del Consejo Directivo de ATE Capital, es “un veterano”, y ya tiene antecedentes en la administración pública. Trabajó en su momento en la Junta Nacional de Granos, hasta que el menemismo la disolvió. Sostiene que “hoy tenemos como funcionarios públicos a los que desalojan a los productores. No sólo defendemos el lugar de nuestros compañeros sino el rol del Estado, que es lo fundamental de este caso”.

“Acá tenemos una disputa muy clara entre una política que basa el desarrollo económico en la fortaleza del mercado interno y otra que cree que hay que exportar cualquier cosa y así llegarán las inversiones, y estos dos años y medio nos demuestran lo contrario”, afirma con pesadumbre Harvez, quien ya vivió exactamente lo mismo cuando lo despidieron de la Junta Nacional de Granos, recordando con tristeza que “después de eso vino la crisis de 2001”.

Sebastián Rivera, delegado general de la Junta Interna de ATE.

Trabajo precario

Los trabajadores cesanteados revisten, en general, bajo la modalidad de contratación del artículo 9 de la Ley de Contrato de Trabajo Nº 20744, que ofrece todos los beneficios de la planta permanente pero no la estabilidad laboral y, por lo tanto, no permite indemnización. Se trata de empleados que pueden tener más de diez años de antigüedad y, cabe reconocer, heredan esta situación de precarización y vulnerabilidad de gestiones anteriores.

Precarizados e injustamente rechazados por parte de la sociedad. Sebastián Rivera, delegado de ATE, recuerda al respecto un momento desagradable que les tocó vivir recientemente, cuando Agroindustria había dispuesto asueto, en medio del anuncio de despidos.: “Nos retiramos el viernes hacia nuestra seccional Capital, y desde algunos autos nos gritaban  Vayan a laburar, vagos’. ¿Qué loco, no? Porque justamente quien no nos dejaba trabajar era el ministro, con otro lock-out patronal. Como sabemos, ya lo hizo en 2008 defendiendo sus intereses de clase. Hoy, con estas actitudes está ganando las batallas empresariales de aquel conflicto, y nosotros pagando con nuestros puestos el incremento de sus patrimonios”.

Cooperativismo a la carta

Cooperativismo a la carta

La firma OJA (Organización Jorge Andino) era la propietaria de seis restaurantes porteños y una distribuidora que abastecía a cada local. Corría el año 2012, y el grupo marchaba bien. Los nombres de los locales gastronómicos eran Los Chanchitos, Alé Alé, Mangiata, Don Battaglia, La Soleada y La Zaranda. Sus empleados cumplían con un régimen particular: rotaban de local en local. Un día se enteraron que La Zaranda había cerrado definitivamente: 40 empleados quedaban en la calle. Algo andaba mal.

Fue entonces que los trabajadores de Alé Alé, ubicado originalmente en Villa Crespo, iniciaron un viaje de ida: decidieron pedir ayuda a la cooperativa del Hotel Bauen para ver qué se podía hacer. El grupo OJA estaba en convocatoria de acreedores, se debían alquileres, había contratos vencidos, deudas enormes a proveedores, aguinaldos impagos. Los dueños se habían esfumado y nadie les daba una respuesta. A principios de enero de 2013, comenzó la autogestión en Alé Alé. Un mes más tarde, se sumaron los otros cuatro locales que quedaban abiertos. Cinco historias particulares con el mismo desenlace: la recuperación de puestos de trabajo por parte de los empleados.

Rosendo, mozo de la Cooperativa Battaglia, lleva platos con comida en el restaurante.

Rosendo, mozo y estudiante del Bachillerato Popular que funciona en la Cooperativa Battaglia.

Toda la carne a la parrilla

Tras resistir cuatro intentos de desalojo, los trabajadores de Alé Alé firmaron un acuerdo que les permitió permanecer hasta mediados de 2014 en su local original, situado en Estado de Israel 4503. Luego, como el edificio ya estaba vendido, aterrizaron en su nuevo espacio ubicado en Cabrera 4260, Palermo. Antonio Giammateo es cajero en Alé Alé y vivió de cerca toda la experiencia: “Nunca imaginé que el local podía terminar quebrado. Trabajábamos a cuatro manos, terminaba destruido los fines de semana, entraba plata a más no poder. Pero la corrupción es más fuerte”. El grupo económico que gerenciaba el restaurante estaba gestando el vaciamiento; por ejemplo creó una distribuidora para vender la mercadería remarcando los valores al 21% y llevándose aproximadamente el 30% de la recaudación total.

Los trabajadores decidieron, entonces, ocuparse de su destino. “El local estaba vacío, con deudas, sin mercadería, sin vajilla, pero teníamos lo más importante: 40 personas dispuestas a trabajar”, recuerda Antonio. A pesar del acoso policial y la constante amenaza de la patronal, decidieron abrir y atender a la clientela. Y a partir de ese momento, trabajaron sin respiro.

Hoy, Alé Alé está pasando un gran momento. Recientemente habilitaron un nuevo sector destinado a la venta de cerveza artesanal. Inaugurado a principios de enero, la propuesta resulta un gran atractivo para aquellos que van en busca de picar algo y por qué no, aprovechar la hermosa terraza si el clima acompaña.

Restaurante Alé Alé, comida para servirse y gente sentada en mesas detrás.

Restaurante Cooperativa Alé Alé recuperado por sus trabajadores.

Battaglia es otro los restaurantes cooperativos recuperados. Rosendo Saucedo tiene 43 años y comenzó a trabajar ahí en noviembre de 2005. Es socio fundador de la cooperativa que funciona en Avenida Raúl Scalabrini Ortíz 802, también en Villa Crespo. Recuerda que “en el año 2011 ya los sueldos se empezaron a atrasar, nos demoraban mucho los pagos, fue allí que algunos compañeros empezaron a manifestarse haciendo paro.” Para fines de 2012 se corría el rumor de que se venía todo abajo.

La gente de BAUEN y FACTA (Federación Argentina de Trabajo Autogestionada) puso sus abogados a disposición. Sostiene Saucedo: “Gracias a ellos nos armamos de valor, el sábado 9 de febrero de 2013 tomamos el local y FACTA nos ayudó a que se consolide como una cooperativa, a que podamos tener la matrícula. En agosto recién pudimos alquilar el local. Tuvimos que negociar mucho porque no teníamos garantías, y nos tuvimos que hacer cargo de las deudas”.

Al hablar del presente, a Rosendo se lo nota movilizado: “Por suerte la cooperativa siguió funcionando y hoy nos autogestionamos; todo funciona muy bien”, expresa. Battaglia es además una de las sedes del Bachi Crespo, un bachillerato popular para quienes quieren terminar el secundario. El proyecto empezó a funcionar en 2011 en el Club Atlanta y este año Battaglia se sumó a la propuesta, ofreciendo este beneficio a sus trabajadores.

Fachada de la Cooperativa Bataglia

En la Cooperativa Bataglia, además del restaurante, también funciona un bachillerato popular.

En Avenida Ángel Gallardo 1008, en tanto, funciona Mangiata, cooperativa integrada por 34 empleados. Roberto Montero es presidente y mozo del restaurante. Más allá de las características del proceso de quiebra, Montero hace hincapié en los cambios en su estilo de vida: “Yo venía a mi trabajo, cumplía mi horario y estaba tranquilo. Ahora vivo pendiente de 34 familias atrás que tengo que mantener, cuando yo solo tendría que preocuparme por llevar el pan a mi casa, y que el patrón responda a mis necesidades que son sencillas: cobrar lo que me corresponde.”

Roberto es enfático al señalar los motivos que le generan esa presión: “La situación es complicada por la sencilla razón de que la gente sale menos y tiene menos plata en los bolsillos”. De todas formas, no pierde el optimismo al afirmar que los acompaña una “clientela de fierro”.

Frente al Parque Centenario y a cuatro cuadras de Mangiata, en Avenida Ángel Gallardo 601, funciona Los Chanchitos. Este bodegón, que también tiene su sector de rotisería, nació como cooperativa el 25 de abril de 2013. El camino seguido en este caso es muy similar al del resto. Sus trabajadores lograron constituirse legalmente y, con orgullo, sostienen que del inicio a la fecha han asociado a cuatro compañeros nuevos.

Un trabajadora de la cooperativa Alé Alé pasándole un plato de comida a un compañero.

Los restaurantes La Mangiata, Los Chanchitos y La Soleada siguieron la experiencia autogestiva iniciada por Alé Alé.

El norte (cooperativo ) también existe

En el barrio de Belgrano, más precisamente sobre Avenida Monroe al 1800, se encuentra La Soleada. «El 2012 fue un año de muchos problemas para nosotros: el restaurante venía mal, no nos pagaban; desde aquel febrero nos autogestionamos, nos involucramos con FACTA y nos dimos cuenta que el cooperativismo era una vía importante para devolvernos la dignidad y mantener los puestos de trabajo», afirma el presidente de la cooperativa, Carmelo Milone. A lo cual agrega que «si los dueños no podían, entonces teníamos que hacernos cargo nosotros». No buscaban apropiarse de nada sino defender sus puestos de trabajo. Carmelo destaca que a pesar de ser un año muy duro «hubo aumento de salario, no perdimos ningún puesto y seguimos trabajando muy bien. Con todo lo que soportamos, no vamos a bajar los brazos ahora.”

Cinco historias que demuestran que los trabajadores pueden. Transformaron una situación de inestabilidad y abandono patronal en fortaleza, para convertirse en  dueños y hacedores de su propio destino.

“El monocultivo más peligroso es el monocultivo de las mentes”

“El monocultivo más peligroso es el monocultivo de las mentes”

Mitad de semana en el barrio porteño de San Telmo. Verano que de a poco comienza a despedirse y regala una tarde agradable. Un hombre de jóvenes 86 años atiende en su modesta oficina. Saluda con un apretón de manos y lanza: “¿Con qué puedo ayudar?”.

Son las oficinas del Servicio Paz y Justicia y ese señor es el Premio Nobel de la Paz 1980, activista y defensor de la lucha pacífica por los derechos humanos, Adolfo Pérez Esquivel. Tiene muchas ganas de hablar: en vez de los 20 minutos pautados con su secretario de prensa, terminará hablando 50. Para cada pregunta, sus respuestas son largas y abarcativas. Derechos humanos, kirchnerismo, Cambiemos, derecho al aborto y el Papa Francisco, son algunos de los tópicos por los que transita la conversación.

Adolfo Pérez Esquivel sosteniendo una cartel con la imagen de Santiago Maldonado.

Adolfo Pérez Esquivel, activista y defensor de la lucha pacífica por los derechos humanos, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1980.

Se habla mucho de la política de derechos humanos del kirchnerismo. ¿Qué destaca usted sobre ese tema?

Néstor Kirchner abrió las puertas al juicio a los criminales que violaron los derechos humanos. Con una particularidad: aquí en Argentina, que ha sentado jurisprudencia, los juicios de lesa humanidad se desarrollaron a través de los Tribunales Ordinarios, es decir, la Justicia Federal, y no mediante juicios ad-hoc, como en los casos de Núremberg, Tokio, o los Balcanes. Siempre fueron constituidos tribunales específicos para juzgar crímenes determinados. En cambio aquí por primera vez un país a través de su justicia ordinaria lleva adelante crímenes de lesa humanidad.

¿Cree que fue suficiente el aporte? ¿O qué faltó?

Tanto Néstor como Cristina pusieron mucho acento en los derechos humanos. Desde aquí apoyamos esa iniciativa, pero se quedaron mucho en la época de la dictadura militar. Hicieron poco con los derechos humanos de la actualidad. Por ejemplo, lo que ocurre con los pueblos originarios, la megaminería, la destrucción de los bosques, la contaminación. Hubo una suerte de reduccionismo.

¿Piensa que esas falencias dieron el pie para que Cambiemos haga lo que está haciendo?

Exacto, todo este desastre. El kirchnerismo enredó mucho las cosas, pensando que iba a estar eternamente en el poder. Yo siempre relaciono derechos humanos y construcción democrática como valores indivisibles: si se violan los derechos humanos, la democracia se debilita, pasa a ser más formal que real.

Uno de los casos más paradigmáticos de esta etapa es el caso Santiago Maldonado.

Nosotros siempre estuvimos muy cerca de la familia Maldonado, y hasta el día de hoy el juicio quedó colgado de alfileres, Creo que va a ir a punto muerto. El actual gobierno ha provocado un retroceso increíble en políticas de derechos humanos: han aumentado las violaciones en forma de muerte, persecución, represión.

¿Cómo definiría  a este gobierno?

A este gobierno te lo podría definir de la siguiente manera: un gobierno neoliberal cuya política principal consiste en privilegiar el capital financiero sobre la vida del pueblo. Está destruyendo al pequeño y mediano productor, tanto rural como industrial, ha abierto las importaciones, ha aumentado la deuda externa que se sigue haciendo eterna. No quiere aumentar a los maestros pero aumenta los intereses de la deuda. Sin embargo hay un hecho que me preocupa muchísimo, y es que la gobernadora de la Provincia (María Eugenia Vidal) fue a Israel con las tropas de la policía bonaerense para que sea entrenada por el Mossad. Sabemos que en Israel está justificada, incluso parlamentariamente, la tortura. Entonces, si aquí la policía se forma con esos parámetros, ya sabemos cuáles serán las consecuencias.

Adolfo Pérez Esquivel, en su oficina, mientras realiza la entrevista con ANCCOM.

«El actual gobierno ha provocado un retroceso increíble en políticas de derechos humanos».

¿Qué rol ocupan los grandes medios de comunicación a la hora de informar al pueblo?

Hay un problema serio, es lo que llamo la prensa canalla. Siempre apoyé la idea de entender a la comunicación desde una idea más integradora y pluralista. Siempre comparo esto con los agrotóxicos y los monocultivos, entonces digo que el monocultivo más peligroso es el monocultivo de las mentes, y los agrotóxicos son los medios de comunicación que concentran la información, tergiversan la verdad y las consecuencias son las que vivimos hoy. Tenemos medios alternativos pero no es suficiente, hay que trabajar en redes que realmente permitan que la información que se oculta, llegue.

¿Hay temas sobre los cuales no se habla mucho?

Absolutamente. El gobierno actual quiere dejar a un lado la ley  que impide que las Fuerzas Armadas tengan intervención interna. La experiencia nos dice que esto es fatal. Es algo que vemos en Brasil. Temer mandó el ejército a las favelas de Rio. Esto no mejora en nada las condiciones de vida del pueblo, al contrario: es persecución, muerte y torturas. La otra experiencia de intervención de Fuerzas Armadas en asuntos internos es la de México. Tenemos el caso de los 43 desaparecidos en Ayotzinapa, que después de tres años la justicia sigue sin querer investigar porque ahí intervino el ejército. Es uno de los países junto con Honduras, con más violaciones a derechos humanos en todo el continente. Pero Macri solo critica a Venezuela.

Recientemente usted propuso al ex presidente Lula como candidato a ganar el Nobel de la Paz. ¿Por qué?

Acabo de venir de Brasil, de apoyar a Lula. Durante su gobierno logró que más de 30 millones de personas salgan de la pobreza con programas y centros de salud, bolsas de trabajo, escuelas, en resumen la dignificación del pueblo. Esto está reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), e incluso los propios medios opositores. Treinta millones que en pocos años pasan de una situación de pobreza a ser una clase media estable, con otras condiciones de vida: ahí es donde se construye la paz, no con la represión a los pueblos. Lula mismo en su discurso dice: “Aquí no vengo a luchar para que se pierdan vidas, sino para salvarlas”.

Estamos en un momento histórico de la discusión sobre el derecho al aborto.  ¿Cuál es su postura al respecto?

Es cierto que mueren muchas mujeres por abortos ilegales, y que eso se debe regularizar. Yo soy un defensor de la vida, y no quiero el mal para ninguna mujer ni ningún ser que esté naciendo. Hay hechos terribles como maltratos o violaciones, mujeres que no se sienten capacitadas para ser madres: lo que habría que implementar antes de todo esto es una correcta educación sexual en las escuelas, en las universidades. Yo creo que ninguna mujer quiere abortar, no está en la naturaleza de la mujer la idea del aborto. Por eso me parece muy importante la educación sexual responsable.

Y esto no es solo un problema de la mujer, es un problema del hombre, de la pareja. No dejarnos guiar solamente por estas cerrazones religiosas, que dicen “defendemos la vida desde la concepción” ¿Qué vida y cómo? Hay una responsabilidad muy grande de la salud pública y la medicina. Tiene que haber un análisis más profundo en el Congreso.

Adolfo Pérez Esquivel, de perfil, mientras habla con ANCCOM.

“La política de derechos humanos no es para paliar el dolor de los sufrientes, es una acción política, liberadora y transformadora».

¿Qué opinión le merece la figura del Papa Francisco?

Cuando designan al Papa yo estaba en Padua, que son más de 200 kilómetros de Roma, y apareció la BBC de Londres porque Horacio Verbitsky había disparado una serie de acusaciones contra Jorge Bergoglio, y yo salí en su defensa. Es cierto que hay unas cartas de dos jesuitas, Orlando Yorio y Francisco Jalics, que eran críticas a Bergoglio, cuando el aún no era obispo sino el superior de los jesuitas. Allí dicen que no hizo nada por sacarlos, ahora yo digo: Bergoglio logró sacarlos de la prisión en cinco meses. Yo estuve más de dos años con un apoyo internacional terrible, ¡y nadie me pudo sacar! Francisco en ese entonces había ayudado a mucha gente, silenciosamente y sin levantar la perdiz. Bergoglio a diferencia de otros papas es un pastor. Es un hombre que terminaba su trabajo aquí como arzobispo o cardenal de Buenos Aires y se iba a trabajar a la villa. Y se tomaba el colectivo, el subte, el tren. Esta política la continúa como papa, y lógicamente se encuentra con una estructura dentro del Vaticano muy compleja.

Este Papa pareciera tener otra forma de pararse y hablar a las grandes instituciones y poderes mundiales.

Es un hombre con una visión muy amplia, es un político también. Fijate que estuvo en la isla de Lesbos en Grecia, estuvo en Lampedusa, llamando la atención a los europeos sobre la cuestión de los refugiados. Ese Mediterráneo del que canta el “Nano” (Serrat), hoy es una fosa común. Va a los lugares más calientes, e intenta que la Iglesia tenga un rostro más humano, junto a los pobres y los más necesitados. Antes los cardenales eran los príncipes de la Iglesia, ahora tienen que ser los servidores.

Hay muchos tabúes en la Iglesia aún.

El celibato de los curas es un tema tabú. Uno de mis grandes amigos que falleció, el ex obispo de Avellaneda Jerónimo Podestá, estaba casado con Clelia. Claro, tuvo que salir de la Iglesia, lo persiguieron pero formó la Federación Latinoamericana de Sacerdotes Casados. ¡Hoy son más de 10.000 sacerdotes! Y si uno va más en profundidad, Jesús nunca eligió célibes. Pedro era un hombre casado y Jesús cura a su suegra. Y todos tenían sus familias. En el siglo XII, en el Concilio de Letrán se impone el celibato. Entonces esto no es un dogma, es una mera decisión de un concilio.

Antes de despedirse, Adolfo dispara una reflexión de cara al futuro: “La política de derechos humanos no es para paliar el dolor de los sufrientes, es una acción política, liberadora y transformadora. Y nosotros le tenemos que pasar la posta a las nuevas generaciones, porque no lo vamos a resolver nosotros solos, lo van a resolver los pueblos a partir del diálogo”.