Sep 29, 2021 | Entrevistas

¿Cuáles fueron los derechos conquistados por la comunidad afrodescendiente en Argentina?
La comunidad afrodescendiente argentina recorre hace tiempo un largo camino en el reconocimiento de sus derechos. La apertura a todas esas conquistas tienen que ver con el gran trabajo que realizaron en principio nuestros mayores, que fueron los primeros en golpear todas las puertas posibles para que sean escuchadas nuestras demandas. El Estado nacional, desde el año 2008, viene dando señales positivas en relación a la perspectiva étnica racial con la creación de programas afro dentro de algunos organismos para diseñar políticas específicas. Pero, sin duda, la Ley 26852 del Día Nacional de los Afroargentinos y la Cultura Afro sancionada en el año 2013 configura un paso fundamental en el reconocimiento de nuestra comunidad históricamente negada como parte fundante de la Nación Argentina. Pero tanto la ley, como los diferentes programas, no alcanzan si no se activan los mecanismos necesarios y presupuestos que cambien la realidad de nuestra comunidad a través de políticas públicas de inclusión laboral y desarrollo social y económico.
En relación a la cantidad de afrodescendientes que hay en Argentina, ¿por qué considerás que hay tanta diferencia entre las cifras oficiales del censo 2010, que dice 150.000, y las estimadas por la comunidad afrodescendiente, aproximadamente 2 millones?
Si bien la pregunta sobre ascendencia africana no estaba en todos los formularios, el Censo 2010, en líneas generales y dado el contexto de esa fecha, no fue bien realizado y las organizaciones afrodescendientes lo sabemos. A esta situación sumamos que, en nuestro país, el racismo estructural impera de tal manera que reconocerse afro o indígena para muchas personas configura indagar en un pasado familiar doloroso. El ocultamiento de las raíces al interior de las familias tiene mucho que ver con esa cuestión, por eso personas que no son fenotípicamente afros o indígenas pero saben efectivamente acerca de sus raíces, eligen negarlo. En este sentido, en el Censo 2010 las organizaciones afrodescendientes argentinas participamos de numerosas campañas de sensibilización afro junto al Indec, porque entendemos que es importante ese autoconocimiento, que no tiene que ver con la melanina que portamos, sino con la genealogía y la identidad. Cuando hablamos de la “Argentina negra” nos referimos a las raíces de la africanidad en nuestro país, que no se borra, que sigue viva en las personas y en todo nuestro acervo cultural. Por eso las organizaciones afrodescendientes estimamos que son 2 millones de personas en nuestro recuento a nivel federal. Por supuesto, el censo 2020 se canceló nuevamente por esta pandemia, pero nosotros seguimos sensibilizando acerca de nuestras raíces afro y esperamos ser nuevamente convocados por el Indec para ajustar la campaña

¿Cuál es tu visión sobre el feminismo en Argentina y el lugar que ocupan las mujeres afrodescendientes?
El feminismo es diverso y como todo movimiento de derechos es una herramienta fundamental en la transformación social, y en Argentina no es la excepción. Las mujeres negras y afrodescendientes aportamos al movimiento feminista mundial la clave de la liberación de todos los colectivos de mujeres y disidencias. Nosotras, nosotres, desde la lucha contra el racismo que deshumanizó nuestras identidades, el capitalismo que comerció con nuestros ancestros y el patriarcado que dictaminó sobre nuestros cuerpos, no necesitamos clases académicas de “avivamiento”, sabemos dónde está el enemigo. Por eso nuestro lugar es al frente del movimiento, con sus coincidencias y tensiones, pero al frente con nuestro puño levantado de resistencia y libertad. Hace siglos que las mujeres negras ponemos en agenda la lucha contra el machismo, el sexismo, la pobreza estructural, contra el modelo hegemónico de belleza, la interseccionalidad de las exclusiones a las que fuimos y somos sometidas por ser mujeres, negras, migrantes, diversas etc. No tuvimos tiempo de ponerle nombre a esas luchas porque nos hemos dedicado a levantarnos de tanta opresión racial, a trabajar, cuando otres recién pedían trabajar y no nos reconocían ni como mujeres ni como trabajadoras. Si las y les compañeras y compañeres dan cuenta de la historicidad de nuestros reclamos, reconocerán que no habría feminismo sin las luchas de las mujeres negras, que sin duda han inspirado a otras mujeres y diversidades. Considero que hay mucho por hacer, creo en el trabajo de todas y todes las mujeres y diversidades, y en este sentido las afrodescendientes vamos a impulsar y expandir el feminismo antirracista que queremos.

Mirá la infografía completa en ✊? Mujeres Afrodescendientes
¿Militás en alguna organización afrodescendiente?
Si, formo parte de Asociación Misibamba, comunidad afroargentina de Buenos Aires desde donde activo junto a muchas hermanas y hermanos por el reconocimiento y reivindicación del legado histórico, cultural, económico y social de nuestros ancestros africanos en este país. La Argentina “blanca y europea” es una construcción, un invento del Estado racista que Roca, Sarmiento y otros lograron instalar. Desde Misibamba trabajamos para que esos discursos falaces se abran del camino plurinacional que verdaderamente tiene nuestra historia. Ya lo dijo San Martin que algún día se sabrá que “la Patria fue liberada por los pobres, los negros y los indios” y yo le agrego las pobres, las negras, las indias. La revolución es del pueblo y ahí estamos visibilizando y reconociendo nuestras raíces afrodescendientes e indígenas, sin anular las raíces europeas que también acompañan desde tiempos después, pero en definitiva la plurinacionalidad nos habita desde el principio de los tiempos.
¿Qué significa ser afrodescendiente?
La palabra afrodescendiente es una categoría de identidad que no tiene muchos años. Se acuñó en la Conferencia Mundial contra el Racismo en Durban, Sudáfrica, en el 2001, donde el dicho popular de la comunidad dice que “entramos negros, salimos afrodescendientes”. Es una denominación fundamental en nuestras vidas porque no solamente reconoce la matriz africana de nuestra ancestralidad, sino también reconoce políticamente a los descendientes de la trata trasatlántica esclavista de los siglos XVI al XVIII. A pesar de toda esta historia que significó comercio de personas, sangre y saqueo de los imperios al continente africano, continuamos reclamando que sea proclamada la Trata Esclavista como Genocidio de la Humanidad. Y esa es otra realidad que da cuenta de que pasa el tiempo y las vidas negras no importan. Pero como decimos con otres hermanes: estamos acá porque nuestros ancestros resistieron y atravesaron el tiempo con su lucha por la libertad. Las y los que seguimos agradecemos siempre a nuestros mayores y seguimos reclamando por nuestros derechos ciudadanos. Con orgullo me proclamo mujer negra, y como expresa Ochy Curiel activista afro dominicana “cuando una mujer se asume orgullosamente negra tambalea la escala de valores negativos y no valorados que sobre ella se ha tenido durante años por su condición racial..” ¡Las negras y afrodescendientes no nos callamos más!

Sep 28, 2021 | Deportes

A la cancha salieron los jugadores estrenando las camisetas. En el público sobresalían los familiares de los chicos asesinados en Villa Carcova en 2011 y de los fusilados de José León Suárez, los mismos que aparecen en Operación Masacre, de Rodolfo Walsh y, sobre todo, la participación de uno de los sobrevivientes, Juan Carlos Livraga. “Yo sentí que había logrado hacer algo lindo, agregar un mensaje a la camiseta”, dijo Ezequiel Rodríguez, jefe de Prensa de Central Ballester y gestor de la idea de vincular al club con emblemas de luchas de la comunidad.
Rodríguez estaba motivado en la recuperación del rol social que alguna vez logró tener Central Ballester, fundado en 1974. Nostálgico de aquella historia donde los clubes en Argentina habían logrado ser un semillero de los mejores logros deportivos además de la tierra fértil para la construcción de valores e ideales. Sin embargo, la eterna peregrinación por diversas canchas para ser locales, que data de hace 25 años cuando la sede en Villa Carcova fue vendida fraudulentamente, imposibilitaba el acceso a herramientas para acercarse a la gente del barrio.
“Central Ballester era un club viejo. Cada vez que la gente me veía con ropa del club me decía ‘Yo tengo una historia’ -relata Rodríguez-. Todos tenían historias viejas. Pero en el presente no estaba el club, nadie lo conocía. Entonces yo quería hacer algo con eso.”

Homenaje a los fusilados de José León Suárez.
Para acercar el club a los vecinos, en 2016, el dirigente y diseñador gráfico buscó el hito histórico más significativo de José León Suárez. Se encontró entonces con los fusilamientos del 56 que tuvieron como escenario el mismo barrio y el asesinato en 2011 por parte de la Policía Bonaerense de Franco Almirón (16 años) y Mauricio Gabriel Ramos (17 años), vecinos del barrio La Carcova. Con estos dos sucesos latentes en la memoria, nació una camiseta en contra de la violencia institucional que generó impacto visual con su estampa: una figura de una persona con los brazos abiertos y dos pelotones de fusilamiento a los costados. El objetivo era comunicar algo y que la gente pregunte y escuche.
“Era para que los pibitos de las divisiones juveniles o del barrio se pregunten: ‘¿Che por qué hay un fierro en una camiseta?’. Que empiecen a indagar, les surja la curiosidad, escuchen y saquen sus propias conclusiones”, afirma el jefe de prensa del club.
Para la presentación de las camisetas y con motivo de los 60 años desde los fusilamientos, se decidió organizar un partido homenaje, donde cada uno de los jugadores saldría a jugar con el nombre de una de las víctimas de estos sucesos en su espalda. Ese partido sería especial porque contaría con la presencia de los familiares de los fusilados del 56, de los chicos de 2011 en Carcova, además de la participación de Juan Carlos Livraga, sobreviviente de los fusilamientos. Esta decisión de Central Ballester, la de realizar un homenaje, no solamente despertó la sorpresa y agradecimientos de los familiares de las víctimas, sino que además generó un efecto que jamás se imaginaron: una catarata de pedidos de casacas desde todo el país.
“Eso fue conmovedor -relata Ezequiel-, muy gratificante todo lo que se dio, incluso sentí que había logrado agregarle un mensaje a la camiseta, más allá de los sponsors, los colores.”

Osvaldo Bayer, con la camiseta de Central Ballester.
Salen a la cancha los Derechos Humanos
Con la repercusión que tuvieron las camisetas, Rodriguez sintió que estaba devolviendo algo de lo social que el club no podía cumplir. El 2016 terminó convirtiéndose en un punto de partida que marcó el camino para construir un sentido de pertenencia del club. Se continuó en esta línea, con camisetas que llevasen un mensaje, y que fuesen representativas de diversas causas sociales, con algunas resistencias de parte de la Comisión Directiva. El plan de venta fue el escudo para presentar las camisetas ante los miembros que a regañadientes daban su visto bueno, plasmando así en cada una de las casacas que salían a jugar una manera de ver el mundo, de plantear valores y de cambiar aquello que no gusta del mundo.
El Canalla, como llaman a Central Ballester, ha logrado reinstalar discusiones a través de un deporte que no suele manejar ese idioma. Se ha embanderado con la causa Ni Una Menos, a raíz de un aumento exponencial visible en los casos de violencia de género en San Martín, violeta con el escudo en rosa y el número de asistencia a las víctimas en la espalda del jugador, que generó no pocos disgustos dentro de la hinchada.

El Canalla también se sumó a la campaña Ni una menos.
“Hice la camiseta de Ni Una Menos y se pudrió todo, cómo iba a hacerle poner a la hinchada una camiseta así, la usaron dos partidos y no la usaron más –se lamenta Rodríguez- Hay una cuestión muy importante generacional en cuanto a estos temas.”
A pesar de estas diferencias, a raíz de la camiseta se pudieron organizar charlas desde la Secretaría de Género de San Martín con el plantel de Primera División, para poner en juicio lo que implica usar una camiseta de esta índole, qué causa representa y así empezar a romper las masculinidades características de un deporte como el fútbol.
También salió a la cancha una camiseta que junta símbolos de distintos pueblos originarios, de diversas regiones de Argentina y la más reciente, una camiseta representativa con la bandera de la comunidad LGBTQI+. Esta camiseta se acompañó de un gesto que tuvo reacciones diversas en la hinchada de Central Ballester: el capitán y arquero del equipo, Juan Pablo Ghiglione, llevó en su cinta distintiva la bandera de la comunidad LGBTQI+. La idea de la cinta nace por parte del Área de Prensa del club para celebrar el Día Mundial del Orgullo.
En palabras del capitán: “Me pareció una idea que sumaba, también para concientizar. Es un ambiente muy machista, muy cerrado, que no permite muchas veces que los deportistas se expresen libremente sin temor a ser señalados por la sociedad y el ámbito.”
Ghiglione, en su relato a ANCCOM, menciona también las repercusiones en las redes sociales personales de los hinchas, quienes hicieron comentarios despectivos, bromas y también ofensas hacia él. Una vez más las estructuras del fútbol, que marcan la disciplina y su ambiente, pone como ley primera el prejuicio.
“Y va a traer repercusiones. Pero creo que, a la larga o a la corta, va a terminar siendo positivo -argumenta el capitán- y permite que cada uno pueda expresarse como quiera y no sea reprimido por la sociedad.”

Alentando a la memoria
El homenaje por los 60 años conmemorativos de los fusilamientos de José León Suárez, fue el punto de inicio de la relación entre la Comisión de Memoria, Verdad y Justicia de San Martín y el club Central Ballester. De esa confluencia nacieron charlas, capacitaciones e incluso un mediometraje que devino en película presentada en el Festival de Cine de Mar del Plata, titulada “Hay un fusilado que vive”. Lo que llevó a un club de la Primera “D” nacional a participar de un gran evento del cine en nuestro país.
Mientras más se enseñaba la historia, quedaba más en evidencia la falta de conocimiento, la identidad olvidada, y la memoria vacía en las distintas escuelas de San Martín. Ese fue el punto desde dónde partieron para empezar a trabajar el tema de la identidad, cultura y memoria. Explica la Secretaria de la Comisión de Memoria, Verdad y Justicia de San Martín, Laura Lagar: “¿Cómo puede ser que en nuestros propios barrios no sepamos sobre nuestra historia y viene alguien de afuera para contarnosla y la hace famosa? ¿Cómo puede ser que no sepamos nuestra historia y no la revalorizamos? Este pensamiento nos une con Central Ballester para trabajar en conjunto”.
El camino se vuelve sinuoso al insertar estos temas en realidades alejadas, se relaciona mucho con un “hacer política” distante de la noción de la política como medio para generar acciones, otorgar derechos y posibilitar un futuro. Por eso, cuenta Lagar, el fútbol se convierte en una gran puerta que permite trabajar los distintos temas, sobre todo la cuestión de los derechos humanos. Permite romper con los esquemas, aproximarse a un contar desde lo cotidiano, de una vivencia similar a la de uno mismo y ser personajes de la historia. La secretaria de la Comisión relata que sigue llevando a cabo charlas por el fusilamiento acompañada de la camiseta contra la violencia institucional de Central Ballester: “Cuando la muestro, los chicos flashean. El fútbol rompe totalmente, hay una aceptación, derriba barreras. Pasa a ser popular, lo toman en seguida, no ponen peros.”
El club que mejor comunica
Por el nivel de compromiso con diversas causas sociales, el club ha sido nombrado recientemente por Claudio Destéfano, un periodista argentino reconocido por ser especialista en marketing deportivo, como el club que mejor comunica. Este reconocimiento solo implica una gratificación placentera aunque sin mayores cambios en la realidad material.
A raíz de esto, Rodríguez se cuestiona si es que hay alguna deficiencia de no poder capitalizar el gran interés que desató la camiseta en sus diferentes representaciones sociales. “Nosotros seguimos teniendo los mismos sponsors, y seguimos estando identificados por la misma gente.” define el jefe de Prensa.
Esto también pesa a la hora de una de las deudas más grandes que arrastra Central Ballester, la falta de un estadio. La carencia de apoyo de organismos sociales y de banderas políticas han resultado en un trabajo encomiable en comunidad que comienza a dejar atrás la historia de despojo y el camino recorrido en canchas neutrales. Con pasos cortos pero firmes, el club se encuentra próximo a inaugurar un estadio, con un terreno propio ubicado en la calle Sarratea y Camino Del Buen Ayre en José Leon Suárez. La nueva cancha es el fruto del trabajo y esfuerzo de toda una generación de hinchas y dirigentes, la mayoría los cuales nunca vivieron un partido del club en su propia casa.
Sep 28, 2021 | Novedades, Vidas políticas

Hace cuarenta años, la República Popular China se propuso un ambicioso objetivo: erradicar la pobreza extrema del país. Y lo logró, justo a tiempo para el aniversario de los cien años del Partido Comunista Chino (PCCH). El 25 de febrero de 2021, el gobierno chino anunció la eliminación de la indigencia y la salida de la pobreza de 800.000 habitantes, hecho que contó con la certificación de organismos como el Banco Mundial. El proceso de desarrollo y crecimiento que China lleva adelante es parte de un plan iniciado en 1949. Primero se asentó sobre las bases del socialismo y luego se apoyó en la apertura hacia el mercado mundial, modeló lo que hoy se suele denominar como un “socialismo con características chinas”.
“Si China aspira a buscar un lugar como una superpotencia global para mediados de siglo, mantener altos niveles de pobreza la convertiría en una potencia endeble, débil”. explica Sergio Cesarín, docente licenciado en Relaciones Internacionales e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas, en diálogo con ANCCOM. El PCCH entiende que los altos niveles de inequidad social son un problema para mantener la estabilidad y el desarrollo del país. “El hecho de mejorar la situación de los pobres, los ingresos y el bienestar es importante. La competencia económica ha generado muchos millonarios y esa diferencia social la sociedad china la ve. Entonces la moderación de la pobreza tiene un efecto de equiparación de las posibilidades sociales importante”.

Campesinos chinos, en 1969, junto a un retrato de Mao Ze Dong.
Socialismo made in Asia
“El socialismo es un invento de occidente, Karl Marx era un alemán y su visión del mundo estaba muy sesgada a lo que él conocía a mitad del siglo XIX, o sea Alemania, Inglaterra, Flandes… la única zona industrializada del mundo”, explica Nestor Restivo, historiador, docente y co-director de la revista DangDai. Para implementar el socialismo, China tuvo que adaptar las ideas a su situación particular: “Ellos previeron una teoría que aplicaba a esa región y la adaptaron a su propia realidad. Mao Zedong lo que hizo fue adaptar el socialismo a, por ejemplo, la clase campesina, que era la más numerosa en China. No había burguesía o clase industrial, tuvieron que resignificar el ideario comunista a su realidad”. De esta forma, tomaron elementos del socialismo, el capitalismo e incluso de religiones como el budismo -importado de la India- y los resignificaron.
Restivo sostiene que si bien hay algunas cuestiones que hacen parecer a China como un país capitalista, no se puede afirmar que realmente lo sea: “Lo que pasa es que al ser un país que se incorporó al mundo, y al ser el mundo mayormente capitalista, no le queda otra que entrar en ese juego de las reglas de comercio internacional”. En su libro China: La superación de la pobreza compila, junto a Gustavo Ng, una serie de estudios sobre las políticas del PCCH para el desarrollo del país. Uno de los ejes es señalar cómo el gobierno chino regula las empresas para que no haya empresarios más poderosos que el mismo Estado, al mismo tiempo que permite el juego del mercado -hasta cierto punto- siempre y cuando también beneficie a la sociedad.
Durante el período maoísta, China creció un 6% al año, pero cuando vino la reforma y apertura de Deng Xiaoping, en 1978, el promedio de crecimiento anual pasó a cerca del 10 y 11%. ¿A dónde fue a parar ese crecimiento? Para Restivo, con la planificación estatal que hay, “ese crecimiento no se lo quedan sólo los ricos. Los ricos y los empresarios privados han ganado mucha plata en China. El Estado los regula cada vez más, pero una gran cantidad de esa migración de riquezas que se creó la maneja el Estado y las empresas estatales, y lo han distribuido de una manera mucho mejor de lo que lo hace Occidente. Mejoraron los ingresos de los ricos, pero también mejoraron los ingresos de los sectores medio y pobres”.

El Partido Comunista Chino celebró su centenario con casi 92 millones de afiliados.
La multiplicidad de actores y la colaboración entre ellos fue un eje fundamental para lograr superar la pobreza extrema. El especialista sostiene que, si bien fue una decisión del PCCH, “se involucró a todo el mundo”, entre ellos universitarios y universidades, empresarios, la Juventud Comunista, etcétera. “Les daban incentivos: si vos te ibas al campo dos años a ayudar con un plan de alfabetización, te pagaban. Fue un plan nacional que involucró a varios actores, todos tenían que ayudar en este mensaje”. El rol de empresas como Hwawei o el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) fue hacerse cargo, “apadrinar” alguna ciudad designada y cumplir con determinado calendario que cubra las necesidades básicas de esa población, como el acceso a los alimentos.
Otra cuestión importante fue la promoción estatal en los sectores rurales a la capacitación de los trabajadores, con el propósito de pasar de una economía de subsistencia a una economía vinculada al mercado. De esta forma, el Estado generaba medidas de incentivo como la construcción de trenes, autopistas y la ampliación de medios de transporte, con el fin no sólo de producir más, sino de garantizar que ese excedente vaya al mercado y genere ganancias a los productores.
¿Es posible implementar medidas como las chinas para luchar contra la pobreza en nuestro país? Para Restivo, la respuesta inmediata sería negativa: “Primero, ahí tenes un régimen de gobierno que no es cuestionable, es un régimen de partido único en el gobierno y es el que manda. Por lo tanto, esa jerarquización estricta de gobernante a gobernado, de tanto cumplimiento, acá no pasa”. A pesar de esto, sostiene que otras cosas sí podrían implementarse, por ejemplo el apadrinamiento de empresas a las provincias más carenciadas. Sin embargo, estos horizontes siguen siendo difíciles de alcanzar: “Ellos definen una política y la mantienen años y años, acá no pasa eso, el plan económico nuestro va de un lado para el otro”.

Para los especialistas, la eliminación de la pobreza en China fue, también, una necesidad geopolítica.
El intercambio con Latinoamérica
A principios de 2005, la presencia de China en la región comenzó a ser notoria a partir de las corrientes de comercio complementario: desde América Latina se exportan materias primas y recursos naturales (principalmente soja y sus derivados, carne, cobre, minerales y salmón) a cambio de bienes industriales, insumos, equipamientos y servicios. Pero esto llevó a poner la lupa sobre el rol latinoamericano y argentino: ¿es una nueva forma de “periferización”? ¿Incluso un factor de desigualdad, al desalentar otros sectores en detrimento del agroexportador? Estas críticas llevaron a que China tome nota y, según Cesarín, a partir del año 2016 hay un mayor dinamismo en el intercambio. “Hay un compromiso en sectores de mayor contenido tecnológico y valor agregado, e incluso de transferencia de tecnología. En este nuevo modo conceptual las inversiones llegan a sectores tecnológicamente intensivos como el automotriz, el espacial, las telecomunicaciones o el energético. Es decir, sigue siendo complementario, pero al menos hay mayor compromiso para mejorar la base cualitativa de las inversiones”.
“China no es una potencia revolucionaria, no viene a cambiar gobiernos”, explica el investigador. La influencia política busca lograr una interlocución válida con los gobiernos más allá de su color político: “China reconoce que somos países con alternancia democrática, y hay perfiles de gobierno que son distintos, la alternancia genera diferencias, matices. Entonces no se muestran como un actor disruptivo, sino al contrario”. Lo que buscan en la región es establecer relaciones de construcción de confianza para tener un diálogo más allá de la alternancia de gobierno que pueda haber, con el objetivo puesto en preservar sus intereses y su punto geográfico estratégico.
Por otro lado, la deuda más importante de China es con el medio ambiente: “Ellos hicieron un desastre ecológico, en 30 años hicieron lo que un país industrializado hizo en 200” señala Restivo. La industrialización en China acarreó numerosos problemas de contaminación, derivados principalmente del uso del combustible, del carbón. Si bien los últimos años buscan revertir parte del daño causado, reducir la contaminación ambiental es una tarea muy ardua debido a la amplitud y complejidad del país. Por este motivo, el interés chino por las energías “verdes” o renovables podría ser un compromiso para reducir los niveles de contaminación, a partir del desarrollo de la energía eólica y solar.

Festejos del 1 de julio, centenario del PCCH.
Tanto para Latinoamérica como para Argentina, la cuestión de la brecha de divisas con el país asiático reside en el tipo de intercambios comerciales. Si China se encuentra en un proceso de refinamiento de la industria -como el que se observa en el plan Made in China 2025-, el rol de la Argentina será seguir exportando materia prima con escaso valor agregado o acordar instalar, por ejemplo, granjas porcinas chinas, lo que puede implicar serios riesgos socioambientales a cambio de la inyección de dólares. Hoy en día, para Restivo, Argentina “no está en posibilidad de exportar a China autos eléctricos. Somos fuertes en alimentos, aprovechemoslo, pero hagámoslo con valor agregado: comida elaborada, carne envasada, hay millones de cosas que se pueden hacer para el consumo de las clases medias de China que están aumentando con mucha mayor fineza y elaboración”.
Sep 28, 2021 | Entrevistas
“El libro tendrá dos volúmenes que retratan las experiencias agroecológicas que están contagiando nuevos modos de producción, alimentación y relación con la naturaleza”, describe Sergio Ciancaglini en el anticipo del libro su libro Agroecología. El futuro llegó, disponible en lavaca.org.
“Este libro es producto de que hace años estamos en la revista MU cubriendo distintos temas sociales, culturales, de derechos humanos, de diversidad y, de pronto, apareció la cuestión de la producción agroecológica que me resultó interesantísimo”, explica Ciancaglini, periodista y docente, egresado de la Escuela Superior de Periodismo de La Plata, además de redactor y editor en los diarios La Razón, Clarín y Página 12. “Empecé a conocer experiencias y de acuerdo a eso hicimos toda una recorrida durante más de 10 años, conociendo lugares, gente, campos y profesores que estaban volcados a la agroecología que nos pareció increíble, en el sentido de la posibilidad de demostrar que existen modos diferentes de producir, de cultivar y de vivir”.
Ciancaglini también escribió Crónicas del apocalipsis publicado (1986) junto a Martín Enrique Granovsky gracias a lo cual obtuvieron en ese mismo año el premio Rey de España al periodismo. Lo volvió a ganar en 1989 junto a su colega y pareja Claudia Acuña por la cobertura de los saqueos en el marco de la crisis final del gobierno de Raúl Alfonsín. Es uno de los fundadores de la revista MU de la Cooperativa de Trabajo lavaca. También conduce el programa “Decí Mu” de Radio lavaca.
En tu libro decís que la agroecología es un cambio de paradigma, ¿por qué?
Se impuso un modelo cuyo emblema, el símbolo, es Monsanto; pero en realidad es mucho más que eso: es que sólo se puede producir en base a todo un paquete tecnológico de agrotóxicos. Entonces, la agroecología es un cambio de paradigma productivo porque te demuestra que eso es falso y que además se puede producir de un modo mejor, que no contamine y con alimentos infinitamente mejores. Al leer el libro se puede ver la diferencia que hay entre los nutrientes de las plantas sanas y los de los vegetales y frutas hechas con estos pesticidas. Es un modo de producir totalmente distinto. La agroecología, a diferencia de lo que se planteaba en la Modernidad, no considera que haya que dominar nada, ni que existan malezas, sino que todo el sistema vivo, biológico y diverso es lo que permite la fortaleza. Entonces es un paradigma radicalmente distinto para pensar todo.
¿Cómo influye desde el punto de vista político?
Permite pensar la política de un modo distinto. La agroecología permite recuperar la idea de que las cosas crecen de abajo hacia arriba y repensar también cómo la política queda subordinada a sistemas productivos que son nocivos para el ambiente, para la sociedad. En este momento, con el modelo actual, los campos han ido vaciándose porque no se precisa gente. Entonces se rompe el criterio de la vida en el campo, la ruralidad. Se empiezan a hacinar las ciudades ya que toda esa gente se va a vivir a las periferias urbanas y al no haber trabajo hay que asistirlas con planes sociales, entonces se genera asistencialismo. No es que se le mejora su vida brindándole empleo: se la salva de que muera de hambre dándole dinero. Eso es una cosa que te termina hundiendo, porque lo que no se genera es la posibilidad de una vida digna donde la gente sea independiente y autónoma sino que dependen siempre del asistencialismo estatal. Es un modelo que cuando lo pensás con cierta distancia te permite entender cómo el extractivismo termina funcionando en tándem con lo asistencial y con esa dinámica que describo. La entrada a entender el tema agroecológico te posibilita comprender ese problema y la validez de una cuestión que plantea la agroecología como un tema casi de orden ético que es la necesidad del acceso a la tierra para poder producir y que ésta última en lugar de estar en manos de monopolios y corporaciones, que además contaminan todo, empiece a estar en las de mayor cantidad de gente, de las comunidades, para producir más y mejores alimentos. Esto, además, genera un gigantesco beneficio socioambiental.
¿Qué cambios genera respecto a lo humano?
El libro trata de experiencias de lo humano. Son todas historias de vida y lo que ves es cómo lo agroecológico genera en la gente que lo practica una enorme transformación. Le cambia la forma de ver las cosas, estar en contacto con la naturaleza, con la producción, cultivar algo. El otro día me hablaban de lo mismo las mujeres de Mamá cultiva, que son las que están preparando cannabis medicinal: “Cómo te transforma a vos como persona el hecho de poder dedicarte al cultivo”. Hay una primera transformación humana. El productor aparte empieza a ver que le va bien económicamente, pero además le cambia la vida. En el libro está muy explicado, la gente empieza a encontrar, por ejemplo, tranquilidad, entusiasmo por lo que hace, y recupera el cariño por la propia tierra, por el propio suelo. La agroecología es una experiencia, para mí, maravillosa pero que la lleva adelante la gente que vive en ese lugar y que entonces tiene una relación particular con su ambiente y su entorno. Al empresario o al pool de siembra, que manda ahí máquinas a envenenar, no le importa porque los que hacen eso no viven ahí. Es totalmente distinta la cuestión para empresas, a las cuales que la tierra y el agua estén envenenadas no les interesa porque lo que les importa es una X productividad de lo que hacen.
¿Cómo es vista la agroecología desde el punto de vista de esas empresas?
Hay distintas cuestiones, una es las corporaciones fabricantes de agroquímicos, agrotóxicos, y toda esa oferta tecnológica que obviamente son enemigas de la agroecología porque se les acaba el negocio. Claramente una persona que produce agroecológicamente liquida al negocio porque muestra y demuestra que no tiene sentido trabajar con esa mentalidad bélica. Todas estas son empresas que después de la Segunda Guerra, de la Guerra de Corea, se reconvierten en productoras de insumos para la agricultura, es decir que sus venenos, bombas y químicos los trasladan a esa producción. En lavaca está el informe de la Sociedad Argentina de Pediatría planteando la alarma sobre el tema de la salud de los chicos de este país asediada por el tema de los agrotóxicos. Las empresas que generan esto sólo pueden ver en la agroecología algo que revela, que desnuda lo inútiles que son y además el mal que están haciendo, porque están enfermando a la gente, contaminando el suelo, el aire y el agua. Ese tipo de empresas que, por supuesto ya son anacrónicas, siguen proponiendo un tipo de modelo que sólo genera desastres ambientales, calentamiento global, crisis climática, todo lo que estamos viendo en el mundo. Ni siquiera es un problema solo argentino. Por otro lado, están las que aprovechan la volada y dicen: “Ah, mandemonos por el lado de la agroecología porque esto queda mejor”. Entonces primero empezaron con el tema de que son empresas socialmente responsables, después dicen que son sustentables. Cada persona podrá diferenciar lo sincero o lo hipócrita que hay en muchos de los planteos empresarios que dicen eso y que lo usan porque se dan cuenta que la gente está reclamando ese tipo de cuestión. La legitimidad de los discursos hoy está del lado de los que plantean diversidad y sustentabilidad. Entonces, las empresas para quedar bien se maquillan de verdes.
¿Por qué planteás que la agroecología más que una forma de resistencia es una de re-existencia?
Porque resistir es solamente rechazar algo y la idea de reexistencia que planteaban muchos pensadores en los últimos años es decir: “No sólo resisto” o sea “resisto pero además de resistir re-existo”, planteo algo nuevo que sí se puede hacer. La resistencia uno la puede tomar como “lo que no quiero que ocurra”. En el caso de la agroecología implica una resistencia a ese modelo de venenos pero además una re-existencia en el sentido que está planteando algo totalmente nuevo, nuevas formas de trabajo, de producción, de alimentación. Es poder volver a alimentarse de un modo que mejora la salud y que evita tener que acudir a suplementos dietarios. Es un mecanismo completo, desde el suelo sano que genera plantas sanas que son el alimento de animales que, a su vez, son sanos debido a eso, de personas que también son saludables por eso. Se arma un circuito virtuoso donde antes había un círculo vicioso.
¿Quiénes practican la agroecología?
Ingenieros agrónomos que en algún momento incluso trabajaron para las grandes corporaciones y se dieron cuenta del desastre que estaba ocurriendo con lo que ellos mismos hacían. Son profesionales, científicos, como Andrés Carrasco, Alicia Massarini y Damián Verzeñassi. Productores como Irmina Kleiner, Remo Vénica y Juan Kiehr. Gente muy grossa, muy importante y muy interesante que está planteando una cosa nueva.
¿La agroecología es el complemento de la Soberanía Alimentaria ?
No. En realidad es lo que permite que uno pueda pensar en soberanía alimentaria. La soberanía alimentaria implica que yo produzca algo digno, sano y plantea una cuestión de justicia social, salud, bienestar de la gente, de los agricultores y de los consumidores de esos productos. Tiene elementos políticos y sociales. Y la manera de poner la soberanía alimentaria en práctica solamente puede ser a través de la agroecología. La soberanía alimentaria y la agroecología en ese sentido funcionan como un tándem natural.
¿Qué significa la idea de nueva ruralidad?
En distintos lugares de mi recorrida, cantidad de gente que vivía y que eran profesionales en las ciudades habían tomado la decisión de volverse al campo, justamente para encontrar un estilo de vida distinto a ese que está totalmente psicótico. Quieren volver al campo pero no a uno pobre, triste, depresivo, sino a uno fértil, que les permita desarrollar su vida de un modo mejor. Agricultores que regresan con el criterio de hacer agroecología y, en el caso de los productores de alimentos, también ocurre que están reencontrando la posibilidad de que producir alimentos deje de ser vivir rodeado de venenos en situaciones de explotación terribles a las que son sometidos. Esto lo expresa muy bien la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra) y te encontrás con mujeres y con familias que ven en la agroecología un nuevo modo de vivir en el campo.
Pero el futuro que nos presentan parece más asociado a la soja y el trigo transgénico.
Es el futuro que consideran los políticos que no entienden este tema o que solo les interesa obtener más recursos para hacer más asistencialismo, es decir el Estado dándole dinero a la gente. Y¿de dónde sacan el dinero? de las retenciones y de los impuestos que le cobran a empresas a las que les permiten producir de este modo, por eso digo que es un círculo vicioso del que no se sale. Entonces para un político lo mejor es: “Sí, que vendan soja”. Los problemas que tiene hoy la economía argentina, de desempleo por ejemplo, más allá de la situación de la pandemia es porque esa mentalidad compartida por todos los gobiernos de todos los signos que es decir: “Mantengamos este modelo exportador de materias primas, de trigo, de soja”. Encima lo transgénico ha sido un problema, no una solución.
¿Por qué el futuro llegó?
Porque es impensable. Ya no es que lo diga u opine yo, que lo hago, sino que lo plantean las comunidades, cantidad de científicos y lo más reciente la Sociedad Argentina de Pediatría, con un sistema en el cual los chicos están, por ejemplo, con grados crecientes de enfermedades totalmente novedosas para la niñez, o sea cáncer, diabetes, tumores. Los casos que he visto en los campos, en los pueblos fumigados, son increíbles. Vas al Garrahan y tenés los tumores cerebrales, autismo, de todo. Me acuerdo que un maestro de escuela me decía “Son los niños PAMI”, o sea son niños con enfermedades de viejos que de pronto nadie se explica por qué es. Una posible respuesta que plantean los médicos como hipótesis es el tema de la alimentación. Justamente, estar consumiendo alimentos que no son los adecuados por la escasa cantidad de nutrientes y la excesiva cantidad de tóxicos, empiezan a generar un efecto tremendo en la salud. Todo eso está explicado también en el libro en distintas cuestiones, el tema de los disruptores endocrinos, por ejemplo. Si es por ese lado, no veo futuro, digo que el futuro llegó en el sentido de que apuesto a que la humanidad entienda que por este lado no hay vida, hay destrucción de las personas, de las llamadas futuras generaciones porque ya tenés esos casos de chicos. Si hay una posibilidad de un futuro es la agroecología y te lo muestra ahora, no como una hipótesis, en la práctica, cómo se pueden hacer las cosas de un modo distinto y al hacerlas cambias todo, el medio ambiente, el suelo, el agua, el aire, se transforman las personas pero además generás salud y alimentos sanos.
Sep 27, 2021 | Culturas, Novedades
En una noche cálida y luego de más de un año y medio, el público volvió a los locales bailables bonaerenses. Las medidas gubernamentales habilitan, por el momento, hasta el 70% de la capacidad total. La nueva normativa beneficia no solo a las discotecas sino también a otros comerciantes, debido a que incrementan sus ventas en la nocturnidad.
El horario de apertura de los boliches es entre las once de la noche y las seis de la mañana. Previo al nuevo anuncio nacional, se desarrollaban recitales dentro de las instalaciones bailables, pero con un aforo más limitado y solo podían ingresar aquellos espectadores que habían reservado una entrada.
Las primeras horas
Los guardaespaldas controlan el ingreso, la temperatura y colocan con alcohol en gel al público. A las 23:30, el movimiento en el boliche ubicado sobre la calle Alem, en el centro de Quilmes, es intenso. Cientos de personas circulan por las calles aprovechando la cálida noche de luna llena. La fila es corta. Diez personas esperan detrás de una baranda de metal hasta que el guardaespaldas recibe la autorización para que más personas ingresen al establecimiento.
“¿Tienen reserva?”, es la pregunta constante del guardaespaldas. “Recién a la una se puede entrar sin reserva”, explica el encargado de la seguridad, y agrega: “La entrada cuesta 500 pesos y la consumición no está incluida en la entrada”.
A la medianoche, una combi ploteada con la frase “Ay amor por siempre” se estaciona en la acera del boliche. Es el vehículo de la banda que toca en el lugar. “Es una noche tranquila, por suerte tenemos dos recitales más”, señala uno de los integrantes, mientras baja los instrumentos. En ese momento, quienes estaban afuera de la bailanta, miran con curiosidad cómo el guitarrista prueba las cuerdas de su instrumento en la vereda.
El cantante baja de la combi unos minutos más tarde. Tiene unos 30 años, se coloca un saco violeta y comienza a bailar en complicidad con algunos compañeros. Luego ingresa al establecimiento para dar inicio al recital.
Al comenzar el show, el ingreso estaba restringido. El guardaespaldas decía de forma constante :“Recién se puede entrar a la una, después de que termine el recital”. A medida que los minutos pasan, la fila se extiende a lo largo de una cuadra, con personas expectantes por ingresar al lugar.

Una ráfaga de movimientos
A cuarenta cuadras de distancia, otro local bailable, ubicado sobre la calle General Belgrano y Mosconi, está en su mejor momento. Las personas llegan de todas partes. La fila de dos cuadras debe tener cerca de setenta personas. Las luces de neón y el cartel publicitario del local brillan a máxima potencia.
El local tiene un doble dispositivo de seguridad. Primero colocan alcohol en gel a quienes pasan a las boleterías y luego miden la temperatura en la puerta de ingreso del boliche.
Mientras tanto, dentro del local, una banda de cumbia brinda su recital, a las afueras su equipo de producción se prepara para partir. “Volvimos a la normalidad”, afirmó un integrante de la producción, que lleva una campera con el lema de la gira “Dios está conmigo”. El joven asegura que en la jornada debían hacer ocho presentaciones en distintos locales bailables del Gran Buenos Aires. “Ahora tenemos que ir a La Plata”, afirma, mientras de fondo se escuchan los cánticos del público. En tanto, el equipo de seguridad acelera el ingreso de público para evitar aglomeraciones durante la salida de la banda.
Luego un grupo de cinco chicos y chicas, de unos 20 años, se acerca al filtro policial para poder ingresar. “Pónganse el barbijo”, les dice un policía. Los jóvenes, entre risas y un poco de incomodidad, responden que no tenían. “Vayan para allá, que en ese puesto venden”, les señala. Tres de los involucraron se van hasta el pequeño puesto que cuenta con dos carteles: “Ropero” y “Remises”. Cuando se disponen a comprar, los jóvenes se ven sorprendidos: “Son 200 pesos”, dice la vendedora. Los chicos entre risas compran cinco barbijos. Cuando se acercan a las vallas, uno de ellos dice: “El barbijo más caro del mundo”. Los demás integrantes aprovecharon el momento para sacarse una foto con su reciente adquisición
“Nosotros vinimos por el recital”, dice una de las pibas. “Lástima que ya termina”, dice el policía. Entre risas, la joven culpa a uno de los chicos por haber salido tarde. Este se desentiende preguntando: “¿Tan rápido?”. El policía responde: “Sí, claro. Dura 15 minutos”. Los jóvenes se ríen de la situación. “Bueno, ya que vinimos hasta acá. Esperemos que se saquen una foto con nosotros”, bromea uno de ellos.
Cuando abren las puertas del vehículo para introducir los instrumentos, una de las jóvenes pregunta “¿Nos podemos sacar una foto con el cantante?”. “Sí claro, solo esperen un poco”, asegura una de las integrantes de la producción, mientras la banda sale apurada por un portón negro. El grupo de fans se acerca a los músucis y les piden fotos. Algunos acceden sin dudar. “Dale Chino, rápido, apúrate”, dice un integrante de producción, asediado por los compromisos laborales. Momentos después, el cantante, que usa un saco azul brillante y una toalla que le tapa el rostro, sale del local de forma acelerada y se dirige hacia la cabina del acompañante del vehículo. Antes de partir, y luego de la insistencia de los fans, se baja del vehículo y se saca unas fotos con ellos. Luego se sube al vehículo y se va a toda velocidad del lugar, en donde casi rompe el paragolpes. Los chicos y chicas se quedan contentos por la foto.
El dilema de estacionar
En las cercanías del boliche de la calle Alem, no hay espacio libre para estacionar. El único lugar disponible es exclusivo para los autos de los personajes que actúan en el lugar. En el playón de estacionamiento, ubicado en frente del local, el costo es de 400 pesos.
En la bailanta de la calle Mosconi, los espacios de estacionamiento son limitados. Los cuidacoches ubican los vehículos en espacios increíblemente estrechos. El precio para estacionar en las cercanías del lugar es de 350 pesos y se debe pagar por adelantado. “Esto lo tengo que hacer porque si no se van sin pagar”, admite el acomodador de coches. El hombre, de unos 60 años, asegura que la afluencia de personas fue mayor en comparación a las semanas anteriores, donde el boliche estaba abierto, pero con un aforo menor y limitado solo para los recitales.
Los otros beneficiados
Uno de los grandes beneficiados de la noche de la calle Alem es un kiosko ubicado a una cuadra del boliche: sus ventas mayoritariamente provienen de personas que esperan ingresar al local bailable. “A esta hora, cigarrillos, bebidas y papas fritas fueron las cosas que más vendimos”, aseguró el kioskero, contento por el aumento de las ventas en comparación a las otras semanas. “A este ritmo, en verano no daremos abasto y de seguir así deberemos contratar más personal”, afirma el comerciante.
“¡Cómo necesitábamos tener un día como hoy!”, admite una señora que trabajaba en un puesto de guardarropa. “Por suerte los chicos confían en nosotros”, declara la comerciante, que tiene su puesto nocturno en la avenida Mosconi desde hace siete años.
En la esquina de la avenida Mosconi, un señor y una señora colocan una parrilla. Encienden el fuego con tranquilidad y recién a las 3 de la mañana, colocan los chorizos y hamburguesas en el fuego. “La venta empieza a fluir entre las 4:30 y 5:00, cuando los pibes salen del baile con hambre”. Los precios oscilaban entre los 100 y 300 pesos, de acuerdo al tipo de sándwich. “Ahora que vienen más personas, la venta va a mejorar. Alguna vez la suerte tiene que caer de nuestro lado”, cuenta el vendedor.