#Verdurazo

#Verdurazo

Luego de la represión y los incidentes ocurridos en Constitución, el 15 de febrero, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT) se movilizó en un nuevo «verdurazo» nacional, junto con organizaciones sociales, políticas y sindicales. También estuvieron presentes los trabajadores de Madygraf, que fueron reprimidos el miércoles pasado durante el “cuadernazo”. La protesta #27F tuvo réplicas en todo el país.

Apenas pasadas las 16, comenzaron a verse, por avenida de Mayo, las banderas de las diferentes agrupaciones con sus brillantes colores: verde, rojo, azul, con letras en blanco. Familias enteras fueron de la partida, algunos arriba de camiones que se desplazaban lentamente, mientras que otros asistentes iban caminando.

Entre las organizaciones que acompañaron el «verdurazo» y la acción de los trabajadores de Madygraf, se encontraban ATE, la CTEP, el MTE, la Agrupación Barrios de Pie, la Corriente Clasista Combativa (CCC) y el Movimiento de Curas Villeros. Con lechugas en sus manos y carteles en alto, los manifestantes se expresaban. Entre los discursos sostenidos, se leían frases tales como: “Las nutricionistas nos pronunciamos a favor del derecho humano a una alimentación sana, segura, sabrosa, soberana y a precios justos”, “Dios es nuestro guía”, “Producimos alimento para el pueblo”, “Con la comida no se juega”. De esta forma, se dirigían a la Plaza de Mayo como última parada.

Aproximadamente a las 16:40, un par de camiones bordearon la plaza y abrieron sus puertas laterales para disponer de sus cajones y ofrecer su producción a los vecinos que llenaron el lugar con sus bolsas y changuitos en largas filas. Los quintistas de la UTT también armaron diversos focos al interior de la multitud, que colmó la Plaza para entregar bolsas con un surtido de verduras. Morrones verdes, rojos y amarillos, lechugas, acelga, espinaca, zapallitos, pepinos, ajíes y tomates sumaban al colorido, ya presente en las banderas. Una de ellas, atada a los árboles, era azul con una inscripción en aerosol rojo que decía “No a la ley Bayer Monsanto de semillas”.

Apenas comenzó la entrega de verduras, Dina Sánchez, vocera del Frente Popular Darío Santillán y miembro de la Cooperativa del Polo Textil, expresó a ANCCOM: “La situación, desde el 2015 a esta parte es bastante crítica para los cooperativistas. Estamos en un contexto en el que no hay trabajo, donde cierran las empresas, crece la pobreza, crece la indigencia. Tienen la orden de reprimir a los que salimos a la calle, no solo a protestar, sino a llevarnos unos pesos a nuestras casas. En Constitución lo han hecho con los compañeros de la UTT y con los vendedores senegaleses”.

Sánchez prosiguió: “Hace una semana se empezaron a recortar programas, como el Salario Social Complementario y Salud Futuro, con el argumento de la superposición con la terminalidad educativa. Este gobierno tiene mucho cinismo, miente muchísimo. Hace poco la estuvimos luchando en la calle para que no cierren las escuelas”.

Dina Sánchez también se expresó acerca del proyecto de ley que presentaron y quedó detenido: “El 1 de junio del año pasado lo presentamos Congreso, con todas las organizaciones populares. Establecía que el 25 por ciento de las compras que hace el Gobierno se la hagan a los cooperativistas y no a las grandes empresas. Nos vienen recortando derechos, la educación, por ejemplo, todo lo que es para los pobres hoy está afectado. Las escuelas públicas se caen, las cierran para apostar a la educación privada a lo que personas como nosotros no tenemos acceso, sobre todo en los casos de las madres solteras, que tenemos que llevar adelante un hogar y que la tenemos que remar todos los días para salir adelante. Este gobierno hace oídos sordos, si estamos en esta pobreza es por las políticas que llevaron adelante”.

Mientras señoras, señores, chicas, chicos y algún oficinista que salía del trabajo o simplemente fue a curiosear en su descanso para llevarse su bolsa de verduras, Vicky Maciel del Movimiento Buen Aire le manifestó a ANCCOM la situación de los pequeños productores en Chaco: “Hace 10 días que llegamos, somos 43 organizaciones entre criollas y aborígenes, del interior de la provincia y de Resistencia, que nos unimos en luchas comunes. Ahora la situación se agravó, vinimos varios dirigentes y decidimos esta medida en Buenos Aires, ya que en la provincia no hay respuesta. Esta es la cuarta vez que venimos. En un viaje anterior, en el 2016, se firmó un acuerdo con el Gobierno Nacional en que el Gobierno se comprometía a bajarnos, para toda la provincia, 10.000 módulos alimentarios, 2.000 planes sociales y 120 viviendas. Nada de eso se cumplió. Hemos decidido volver, hacer una medida de acampe en el Obelisco y desde el primer día que hemos llegado acá, la policía nos acosa, nos persigue, nos amenaza. No nos dejan, siquiera tirar nuestras banderas, cuando vivimos en un país democrático en que la protesta no debería considerarse un crimen. En estos 10 días no tuvimos respuesta. Entendemos que estamos frente a un gobierno neoliberal netamente clasista, que no le interesa el pobre y gobierna para los ricos. Quienes se acercaron y nos dieron una mano con la comida, el agua y nos dieron mantas, fueron las Madres de Plaza de Mayo. Norita Cortiñas estuvo conversando con nosotros”.

Maciel continuó: “Domingo Peppo, gobernador de Chaco, con parte de su gabinete procesado por corrupción, es funcional al gobierno nacional, adopta las mismas políticas de ajuste y represión. Los compañeros productores venían cobrando el plan ‘Haciendo Futuro’, pero con el cambio de Gobierno se lo sacaron a quienes tenían moto. La moto es un vehículo para poder trabajar. Allá obtenemos cítricos, sandías, zapallo y algodón que abastecen el mercado interno. El pequeño productor desapareció, los grandes, siembran soja, que no la consumimos nosotros, se exporta. Es desesperante la situación. Venimos a reclamar proyectos productivos, también la construcción de viviendas, que solucionaría, no solo el problema habitacional, sino también el laboral, porque genera mano de obra”.
Luego, Zulma Molloja miembro de la UTT le explicó a ANCCOM: “Lo que más nos perjudicó fue la suba del dólar porque las semillas cuestan en dólares y los insumos también. Es difícil seguir adelante. Desde el 2015 estamos peleando por la ley de acceso a la tierra, que son créditos blandos, para poder comprar un terreno propio. Se han comprometido en la Cámara de Diputados a trabajarlo, pero no hay respuesta. Vamos a seguir, porque necesitamos ser visibilizados, necesitamos políticas públicas, que vean quien produce, quien alimenta al pueblo entero. Seguimos luchando por nuestros derechos, somos los pequeños productores los que venimos haciendo los feriazos, hoy estamos regalando más de 20.000 kilos de verdura”.

Pasadas las 18:30 sonaba a puro redoble “Sin esclavos Percusión”, que le dio el cierre musical al «Verdurazo». Con los tambores de fondo, Nahuel Levaggi referente de la UTT, reflexionó con ANCCOM acerca de las consecuencias de la represión vivida el 15 de febrero: “Cambió el escenario. El gobierno se tuvo que echar para atrás y hoy hubo una convocatoria multitudinaria. Con la UTT movilizamos 5.000 familias y otros miles de vecinos que se acercaron. Eso da tranquilidad y sobre todo un mensaje: que al hambre se la puede combatir con palos o con lechuga y nosotros elegimos la lechuga. Hoy la lechuga le ganó al palo. No me importan las disculpas del Gobierno, me importa la fortaleza del pueblo y de las organizaciones para marcar el rumbo. Para nosotros lo importante era la acción de hoy, que se entendiera que nunca más puede haber una foto como la de Teresa, agachándose para agarrar una berenjena y eso es lo que logramos hoy”.

Está programado continuar con la modalidad de protesta para seguir dándole visibilidad a los reclamos, pero todavía no hay una fecha establecida.

Un viernes de terror

Un viernes de terror

La lluvia constante, las luces apagadas y un sonido estremecedor que proviene de la oscuridad ambientan el auditorio del Museo Reconquista de Tigre. Aún faltan 15 minutos para que empiece la proyección, pero de manera imprevista una luz se enciende en el centro del escenario. Un científico aparece junto con su ayudante para darle vida a un cuerpo tumbado sobre una mesa. Inmediatamente, una figura gigante se levanta. ¡Está vivo! ¡Frankenstein está vivo! Más personajes -que representan al pueblo- ingresan a la sala para matar al monstruo, que mezclándose con el público se acercan lentamente con gritos ensordecedores, mientras el científico logra huir del lugar. Sin embargo, la muerte de Frankenstein es inminente. La breve interpretación de la película “Frankestein” de 1931 del director James Whale, fue una introducción de lo que luego sería la exhibición del film en la quinta edición del Cine Club Tigre.

“Es una propuesta para que los vecinos puedan disfrutar del cine vintage de terror al aire libre en verano. Es para toda la familia, con películas habladas en castellano y con las representaciones en vivo del Grupo Teatral Kenneth, lo que le da un toque más terrorífico”, explica Ricardo Gil, uno de los coordinadores del evento que se repite todos los viernes de febrero, a las 20 horas, con entrada libre y gratuita en el Museo Reconquista, ubicado en la calle Padre Castañeda 470. El evento, está organizado por el Municipio y la Subsecretaría de Cultura de Tigre.

En conversación con ANCCOM, Pablo Aranda, otro de los encargados de llevar a cabo el Cineclub Tigre comentó que la temática tiene que ir por lado de lo bizarro, de lo apto para todo público y que tenga que ver con el terror en lo posible. “Cada año agregamos más material, pero siempre tiene que ser de décadas entre el ´30 al ´80”, agrega.
Los actores del Grupo Kenneth también dieron su opinión acerca de lo que significaba estar en el Cine Club y aportar con sus recreaciones a la trama. Antonina Gallotti, integrante del elenco afirmó: “Me parece genial que nos den la oportunidad de estar acá en este evento, ya que podemos hacer teatro de forma libre e interactuar con las personas. Obviamente tenemos la dirección de nuestra directora Melisa Callero, pero el estar cara a cara con la gente te da un aprendizaje que solamente se adquiere con la improvisación, algo que quizás arriba de un escenario solamente lográs cuando rompes la cuarta barrera”. Del mismo modo, Gastón Pereyra, quien encarnó el personaje de Drácula, se mostró muy entusiasmado de participar por primera vez en esta clase suceso: “Fue una experiencia genial, me encanta todo lo que es terror y es maravilloso ser parte de todo esto. La verdad que la gente nos recibió muy bien y me conmueven las distintas reacciones del público
conmigo y mis compañeros, algunos se asombran y se asustan, otros se acercan a sacarse fotos, pero siempre con buena onda”. Nora quien asistió junto a su marido Luis y su nieta expresó su felicidad por estar presente un año más en este evento. “Me parece interesante ver la diferencia entre el cine de antes y el actual. A mi nieta, por ejemplo, le dio risa toda la película, pero porque es de otra generación y ellos están acostumbrados a otro tipo de
cine”. Por otro lado, Susana quien también asistió con su familia, compartió su gusto por el cine de terror y exclamó “me gusta mucho el espectáculo previo, es algo increíble lo que hacen los actores”.

La próxima semana que viene se dará el cierre del Cineclub con la película “El monstruo de la laguna negra” del año 1954 y dirigida por el director Jack Arnold. La función se exhibirá a las 20 horas y también se realizarán sorteos con distintos clases de premios para todo el público.

Femicidio, un documental que le grita al silencio

Femicidio, un documental que le grita al silencio

Mara Ávila, documentalista.

El próximo 7 de marzo se estrenará en la Sala Gaumont del Espacio INCAA “Femicidio. Un caso, múltiples luchas”, un documental de Mara Ávila, quien además de dirigir y guionar, lo protagoniza, haciendo un relato crudo en primera persona del femicidio de su madre, María Elena Gómez –Miss Mariela-, cometido el 19 de julio de 2005.

En un relato cronológico, Ávila pone el cuerpo ante el silencio patriarcal, expresando que lo personal es político, que le permite convertir el dolor en una herramienta poderosa para que la sociedad deje de tapar a sus víctimas y comience por respetarlas. Ávila habló con ANCCOM y desentramó la construcción de esta pieza, que fuera su tesina de grado de la carrera Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Buenos Aires, que ahora llega a la pantalla grande.

“Nadie quiere que le digas que la vida es una mierda”, dice Mara Ávila al comienzo del documental, con una armónica voz que le da cadencia a los 88 minutos del relato. Ella cuenta cómo un día de julio, a sus 25 años, su vida dio un giro, cuando saludó a su mamá apurada y sonriente -su marca registrada- para no verla más. Un femicida, Ernesto Jorge Narcisi, le arrebató a puñaladas lo que más quería en el mundo, a Miss Mariela, profesora de inglés, cariñosa, sonriente y generosa que se visualiza en el registro audiovisual de unos abrazos, con una carta y el idioma inglés que las une: “A veces pienso mejor en inglés, me parece más fácil poner en palabras lo que me pasa”, dice en el documental, y no es casual que elija hablar en algunos fragmentos en ese idioma. Además de estos costados luminosos, decidió mostrar los indicios que María Elena pudo dar a algunos allegados de lo que estaba sufriendo, logrando que su madre se haga presente: “Ella está en todo lo que yo soy, en todo lo que yo hago. Estoy haciendo una película por ella, para ella y por todas las mujeres. Y yo lo que quería hacer era darle voz porque claramente no está, porque tal vez había personas como yo que no sabían lo que le estaba pasando a mi mamá. Por eso me parece importante rescatar unos textos de ella, como ese mail que le manda a un amigo contándole lo mal que la estaba pasando o la charla que tuve con su amigo Charly, que después de muchos años me dijo que él sabía que su pareja le pegaba.”  

A lo largo del documental se registran charlas amenas con familiares, se revisa la causa y se analiza el tratamiento mediático del caso, a los que tuvo acceso recién en el proceso de construcción del documental, nueve años después del femicidio. Este material permitió que surja lo que se había callado en su interior y en su entorno afectivo: “Con todo el proceso del documental empecé a hacer el duelo. Al principio muchas personas me decían: ‘¿por qué vas a hacer eso?’, ‘te va a hacer mal’. Yo creo que decidimos cómo queremos transitar la vida, si queremos quedarnos en la superficie o queremos ir a fondo. Pero para ir a fondo hay que encontrarse con el dolor, con toda la mierda. No es algo grato, para mí hacer el guión fue muy difícil, porque yo estaba muy mal y estaba leyendo el expediente y a la vez tratando de reconstruirme”, reflexiona la documentalista.

En 2014, sobre el momento de finalización de su carrera universitaria, es que decidió que su tesina de grado sea sobre el femicidio de su mamá. En ese momento se enfrentó a algunos artículos periodísticos que trataron la noticia de la muerte de su mamá incluyendo la foto de la víctima muerta, y el rótulo de crimen pasional: “Yo sabía que había salido en los diarios pero no sabía que había estado en la tapa de Crónica de esa manera, no sabía que había aparecido el cadáver en la tapa. Después había otra nota de seguimiento donde también aparecía el cadáver en la camilla, encima decía que él la había apuñalado en la vagina, cosa que era mentira”, recuerda la directora. En esta línea, Mara se replantea si cambió realmente de raíz el tratamiento de los femicidios y el respeto por las que ya no tienen voz: “Sí, era 2005 y estamos en un contexto favorable para un montón de avances, pero todavía nos siguen cosificando, exponiendo a las víctimas, falta hacer bastante para cambiar la manera en que se cuentan los casos. También la cuestión de que detrás de cada víctima hay una familia que requiere un respeto y por la víctima misma que ya no puede hablar ni se puede defender”, expresa.

A lo largo del documental la voz en off de Mara es casi una constante, que también en muchas escenas va acompañado de su cuerpo posicionado mirando a cámara desde diversos planos, afirmando quién es ella y el porqué de la urgencia del relato. “Arranco la película diciendo ‘yo soy una porteña de clase media’, porque ya veo que me van a empezar a criticar en el feminismo: sí, soy blanca, de clase media. Bueno, esto es lo que soy dentro de las posibilidades materiales que tuve. Hice mucha terapia, pero tuve unas condiciones materiales que me permitieron hacer algo para lidiar con mi subjetividad, con mi psique, con todo este trauma, sé que no todos tienen las mismas posibilidades pero igual me fue muy difícil”, expresa. Darle un sentido social a lo que pasó y dejar lugar a una mayor empatía con quienes nos rodean y nuestros afectos, así como el replanteo de las formas en que escuchamos y comprendemos al otro: “Yo necesitaba dejar de culpar a mi mamá. Me parece que también hay que hacer un llamado de atención, pensar la manera en la que nos vinculamos con nuestros afectos y si escuchamos o no, si juzgamos o no. Yo misma lo digo para mí, que me pregunté por qué siguió con él si yo le dije que no me gustaba el tipo. Entonces hay que intentar no juzgar y ver cómo ayudar a estas personas que están en estas situaciones de violencia y que no pueden salir”, reflexiona.

Las expectativas están puestas sobre del estreno: “Va a ser potente porque es muy fuerte, yo creo que es la coronación de este camino de duelo, como que se cierra todo pero al mismo tiempo se abre otro camino en mi vida, que confío que va a ser de más felicidad y paz, esto de sentir que hice todo lo mejor que pude por ella y por mí. Con el documental estoy tratando de hacer algo para que cambie la sociedad, aunque suene muy ambicioso. Ahora encuentro un sentido para vivir aunque mi mamá siga sin estar. Hay personas que ni me conocen y se me acercan porque están pasando por algo similar; y yo encuentro por fin un sentido”.

Camarazo por la libertad de prensa

Camarazo por la libertad de prensa

Bernardino Ávila y Juan Pablo Barrientos denuncian la represión policial y detención arbitraria mientras realizaban la cobertura periodística de la protesta de los cooperativistas de MadyGraf.

Múltiples gotas comienzan a caer sobre la vereda, pero éstas no logran detener el agobiante calor de los que las pisan. Dos cámaras de fotos profesionales están apoyadas en una mesa y, detrás de ambas, dos personas figuran en la mira de decenas de cámaras de todos los modelos y tamaños. Se trata de Bernardino Ávila, reportero de Página/12, y Juan Pablo Barrientos, de Revista Cítrica, los trabajadores de prensa que fueron detenidos hace dos días por hacer su labor, el mismo que cumplen los que allí los retratan. El clima y la negativa ante el pedido de Diputados para utilizar la sala de prensa del Congreso no impidieron que los fotógrafos se expresaran en la calle hoy, ni tampoco que hicieran su trabajo.

Tampoco fue un impedimento el miedo a las agresiones, como las que se llevaron a cabo efectivos de la Policía de la Ciudad en la represión del pasado miércoles, mientras la cooperativa Madygraf realizaba un “cuadernazo”, es decir, la entrega gratuita de cuadernos para denunciar las irregularidades por parte del Ministerio de Educación en una licitación a la que se había presentado. “Se vio claramente que la represión fue un ataque a la libertad de expresión y a toda la clase trabajadora. Ni siquiera quieren que se muestre la realidad que se denuncia en todas las manifestaciones. Agradezco a los compañeros por su lucha y porque sin ustedes este tipo de cosas quedarían ocultas y sólo quedaría la voz de los medios oficialistas”, manifestó el diputado por el Frente de Izquierda, Nicolás del Caño.

La Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA) señaló que desde la primera marcha por la desaparición de Santiago Maldonado realizada en septiembre de 2017, los trabajadores de prensa empezaron a ser el objetivo principal en las distintas represiones. También indicaron que tres meses después, durante la protesta por la reforma previsional, tuvieron en un sólo día más compañeros heridos que en todo los sucesos de diciembre de 2001, entre ellos a Barrientos, quien recibió veinte perdigones a quemarropa. A diferencia de otras ocasiones, en las que recibían golpes ocasionales por estar cerca del conflicto, ahora también están siendo detenidos e imputados. En este sentido, exigieron que el Estado garantice su posibilidad de trabajar y de realizar el libro ejercicio de comunicar lo que ocurre en el día a día, pero aclarando que ellos no son responsables de las problemáticas que motivan las manifestaciones de las personas.

Los aplausos de los presentes sólo se cortaron por la voz de un trabajador de Madygraf que denunció que mientras se daba la conferencia comenzó otra licitación mostrándose como mejor oferente la empresa gráfica Arcángel Maggio: “La vez pasada se la habían querido dar, pero nosotros salimos primero. Ahora ganaron la licitación ofreciendo 40.000 millones de pesos, es decir, 6 millones menos que la última vez. Esto se da justo ahora cuando está subiendo el dólar y el papel se cotiza en dólares, no hay forma de comprar papel si no es en dólares. No se cómo lo hicieron, evidentemente Maggio hizo magia o hay algún arreglo en coimas”.

Aprovechando aquel comentario Néstor Pitrola, dirigente del Partido Obrero, reclamó que en los últimos seis años se han perdido 5000 puestos de trabajo en la industria gráfica y que la represión sufrida por los trabajadores de prensa está acompañada de una política que lleva a la quiebra al país: “Lo están desmantelando y desindustrializando y en el camino están dejando un mar de desocupados. Le han sacado la licitación de los cuadernos a los compañeros de Madygraf y se lo han dado a Arcángel Maggio, el taller más negrero de la industria gráfica y visitado sistemáticamente por Macri”.

Finalizada la conferencia de prensa todos se movilizaron frente a las puertas del Congreso, muy cerca de donde Ávila y Barrientos fueron golpeados por la Policía de la Ciudad. Allí se amontonaron todos los reporteros gráficos, pero esta vez el objetivo no fue realizar su labor cotidiano, sino alzar las cámaras bien en alto para gritar: “¡Unidad de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode!”.

Una historia bíblica para leer la realidad

Una historia bíblica para leer la realidad

actores en escena en la obra de teatro TerrenalDesde su estreno en 2014, Terrenal. Pequeño misterio ácrata suma más de 700 presentaciones y reconocimientos en el país y en el exterior. En la reapertura de la sala Caras y Caretas 2037, en la Ciudad de Buenos Aires, la obra de Kartun conmovió a quienes regresaron a verla y a quienes la admiraron por primera vez.

En un momento perdido en el tiempo, Caín -el actor Claudio Martinez Bel- se convierte en un terrateniente cuya preocupación es su cosecha de morrones y Abel -Tony Lestingi- en un feliz proletario errante vendedor de carnadas que disfruta de sus domingos libres, ambos bajo la mirada de “Tatita” -Rafael Bruza-, un padre-dios gauchesco que los ha ubicado allí.

La gracia de los diálogos es potenciada por la conexión entre la dramaturgia y su ambiente: un maquillaje que rememora el cine de Chaplin y una puesta en blanco y negro que combina a la perfección con las imágenes de la revista “Caras y Caretas” –tan popular por los años ´20– que hay en el lugar. Emplazada en el edificio de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), la casa de estudios creada por el SUTERH, la sala se llenó de aplausos al término de la función y el propio Kartun aprovechó para destacar: “Una obra que crece en el seno de una universidad permite que el teatro se encuentre protegido pero que además se produzca el fenómeno más atípico, que esa universidad crezca en el marco de una organización gremial, un círculo virtuoso porque entonces ya no hay organización gremial, no hay universidad, no hay teatro, hay algo superador y bello, hay un proyecto. Agradecemos mucho ser parte”, subrayó.

Entrevistado por ANCCOM, Kartun evocó cómo surgió Terrenal: “Un día, hace unos siete años, leí en un libro de mitos hebreos que en realidad el enfrentamiento entre Caín y Abel era entre dos grandes patrones étnicos, las tribus nómades y las sedentarias. Fue una inspiración porque esos dos arquetipos constituyen dos formas que se repiten en el mundo de hoy: el que anda ligero de equipaje, que no acumula, disfruta, vive al día, aprovecha el tiempo. Y el otro modelo, el que termina ocupando el gran capital del tiempo destinándolo a proteger lo que acumula, mide, cuida, valúa”.

“Esta obra parecería ser lo suficientemente maleable para que se lea la realidad de hoy –añadió Kartun–. Dicen que el arte se adelanta a los tiempos, no estoy demasiado convencido de su carácter mágico, pero creo que el público lo lee dándole su significación. En este momento, en San Pablo, se está presentando la versión brasileña. Los actores me dicen que el público la interpreta en relación al gobierno de Bolsonaro, lo reconocen en el cambio que produce en la obra la presencia de un arma. El arte se intenta como una pantalla en la que alguien pueda proyectarse. Tiene su virtud de entretenimiento y su sentido, pero el que cava en la profundidad es el espectador”.

Terrenal se presenta los viernes, sábados y domingos en la sala Caras y Caretas 2037, Sarmiento 2037.