La Villa 31 contra el despojo

La Villa 31 contra el despojo

“Se votó vender dos hectáreas de la Villa 31 con el argumento de pagar la deuda del Paseo del Bajo», denuncia Barry.

“La Villa 31 no se vende”. La pancarta, que estuvo presente en la sesión de la Legislatura porteña el 4 de julio pasado -cuando por 41 votos los bloques de Cambiemos, Evolución, Partido Socialista y Mejor Ciudad aprobaron la ley de venta de dos hectáreas de la villa- sigue presente en el espíritu del barrio: los vecinos rechazan la “entrega”. 

La ley habilita la enajenación de 12 predios pertenecientes al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, seis de ellos ubicados dentro del Barrio Padre Carlos Mugica. “El jueves 4 de julio se votó vender dos hectáreas de la Villa 31 con el argumento de pagar deuda, en especial la deuda del Paseo del Bajo. Como fue denunciado por las propias vecinas y por nosotros en el recinto, desde el bloque del Frente de Izquierda, esto tiene que ver con un gran negociado donde el principal beneficiario es el primo del presidente Mauricio Macri, el empresario Ángelo Calcaterra”, explica Alejandrina Barry, directora de la Comisión contra la Violencia Institucional de la Legislatura. “Es una política expulsiva de los sectores más humildes de la Ciudad. El día de la votación fue muy fuerte, porque se dio en un marco en el que todos estábamos muy sensibilizados por la muerte de gente en situación de calle, como Sergio Zacaríaz. Hubo siete muertos en todo el país y en la Ciudad de Buenos Aires, que es la más rica del país, la única medida que tomó el gobierno es vender sus tierras y sus casas a los sectores más humildes”, continúa Barry.

Las idas y vueltas con respecto al Barrio Padre Carlos Mugica se remontan hasta más de diez años. La infinidad de reclamos por parte de los vecinos se había terminadode materializar en la Ley 3334 del año 2009, donde se dispone “la urbanización del polígono correspondiente a las Villas 31 y 31 bis” para destinarlo a “viviendas, desarrollo productivo y equipamiento comunitario”. Desde entonces los gobiernos de Mauricio Macri y su sucesor, Horacio Rodríguez Larreta, se vanaglorian de ser los primeros en comenzar la urbanización de un asentamiento con más de 80 años de historia. No obstante, el devenir de los hechos iría resquebrajando las promesas del oficialismo.

Las habitantes de la villa señalan que las casas en las que el Gobierno quiere relocalizarlas son de chapa.

Pasaron nueve años hasta la promulgación de una nueva normativa. El 13 de diciembre de 2018 se sancionó la Ley 6129, donde se establecen los diferentes mecanismos para llevar a cabo la “solución habitacional” de los vecinos del barrio. Pero los vecinos se opusieron rotundamente a la norma. El artículo 47 establece el cargo de que “el destino y/o uso de la unidad sea siempre de vivienda única y definitiva”, pero es en los artículos subsiguientes donde se develan las verdaderas intenciones del Ejecutivo. Según el artículo 53, aquel posible comprador del inmueble (que puede ser tanto una persona física como una persona jurídica) que no acredite residencia en el barrio por más de dos años deberá abonar, para acceder al mismo, “tres veces el valor de la hipoteca establecido al momento de la primera escrituración y valuada en Unidades de Valor Adquisitivo (UVA)”. En cambio, un residente puede adquirir las propiedades sin pagar impuesto alguno. No se establece, en ambos casos, un límite de viviendas que puedan ser compradas . En otras palabras: se habilita de esta forma la compra de los terrenos por parte de terceros, quienes podrán disponer de su uso para otro tipo de actividades y así arrojar estas tierras al libre flujo del mercado inmobiliario. Ahora, el reciente proyecto de Ley 671 viene a reforzar este panorama con la posibilidad de la venta por parte del Gobierno de la Ciudad de aquellas tierras que ya se encuentren deshabitadas y otras tantas que no lo están pero cuyo destino es más que incierto. 

“Tiene que ver con hacer un corredor que siga a Puerto Madero -explica Berry-. Son tierras muy caras. Myriam Bregman había comentado sobre una entrevista que le hizo Mirtha Legrand a Gabriela Michetti donde, así como charlando entre amigas, le preguntó: ‘¿Por qué tanto con los terrenos de la Villa 31?’. Y Michetti le contestó: ‘Porque son tierras realmente muy costosas y queremos que se transforme en un barrio de clase media’. En verdad, es un lugar muy bueno para los sectores financieros. Tiene que ver con una política de expulsión de los sectores más humildes de la Ciudad. Es una política clara del macrismo”.

Por detrás de la cartelería amarilla y los ríos de discursos optimistas empieza lentamente a oírse el sonido de las topadoras. Los vecinos se agrupan para resistir.

En el plan de pago que propone el Gobierno, si un vecino se atrasa en tres cuotas puede perder su casa.

 

Las guardianas del Bajo Autopista

Lesli Rojas tiene 28 años y hace 16 que reside en la villa. De chica vivió en un departamento alquilado en Villa Crespo, pero la muerte de quien les salía de garante los obligó a irse. Sin garantía ni dinero para la cuota inicial, alquilar en otro lugar era imposible. “Teníamos un familiar en el barrio al que veníamos a visitar ocasionalmente”, cuenta Lesli. “Veíamos que la villa era linda, dentro de todo. Antes no había tantas construcciones, era más espacioso y no había tantos pasillos. Tampoco había tanto peligro. Nosotros veníamos a la mañana, nos íbamos muy de noche y salíamos tranquilamente por acá”. La conclusión fue evidente: “Estaba dentro de lo que mis papás podían pagar”. Y así es como llegaron a la Villa 31. Luego Lesli se pondrá en pareja y decidirá irse a Formosa. Como allá no había muchas posibilidades de progreso laboral ni profesional, se volvieron a la 31. Ahora estudia enfermería y su pareja, electricidad. “Y, de pronto, viene todo este proceso de que nos tenemos que ir. Hicimos mucho esfuerzo en construir nuestra casa, invertimos un montón. Irnos sin que nos lo reconozcan no nos cabe en la cabeza. Por eso que llevamos a cabo esta lucha”, afirma Lesli, quien es una de las referentes entre los vecinos organizados del sector que reside debajo de la Autopista Dr. Arturo Umberto Illia, a la vez uno de los terrenos próximos a relocalizarse para cumplir con el proyecto de ley de enajenación.

En noviembre del año pasado Lesli y una vecina suya, Mirta, comenzaron a asistir a las reuniones de la Mesa de Urbanización Rotativa y Participativa, un espacio de discusión abierto entre los vecinos del barrio. Allí se enteraron de que el desalojo del sector Bajo Autopista era inminente. “Le dije a Mirta ‘¿qué hacemos? Hagamos algo. Tenemos que decirle a los vecinos que nos van a sacar de acá, que a donde nos van a llevar no nos conviene’. Así empezamos a tocar puerta por puerta y se fueron sumando de a poco dos, tres, cuatro vecinos, hasta llegar a ser bastantes” recuerda Lesli. Sin embargo, muchos desconfiaban de ellas. “Nos decían que nosotras estábamos mintiendo, que esas casas eran todas de material, que eran re grandes”. El Gobierno de la Ciudad, en efecto, invierte mucho dinero en propaganda hacia adentro del barrio a través de la Subsecretaría de Integración Social y Urbana (SECISyU), conducida por el ex CEO de Sushi Bar Restó, Diego Fernández. “Todo eso es lo que les venían diciendo los de la Secretaría. El día en que los vecinos fueron a visitar las viviendas se llevaron una gran decepción. Se encontraron con que era tal cual como nosotras decíamos. Y ahí es donde nos empiezan a acompañar”.

Según un estimativo hecho por los propios vecinos, en el sector residen aproximadamente 1.300 familias. Su relocalización está prevista en el “sector YPF”, que se encuentra detrás de la sede del Ministerio de Educación que se está construyendo dentro del barrio. Es un edificio imponente, con una vereda idéntica a aquellas que suelen encontrarse en el resto de los barrios porteños: baldosas brillantes con pequeños canteros de cemento donde sentarse y el cordón de la vereda delimitado por unas pequeñas “balas” de acero que demarcan la circulación de los vehículos. 

Pero las viviendas que les ofrece el Gobierno son completamente distintas. “La parte externa de las paredes es de chapa. Después hay madera y fibra de vidrio, unos metales cada un metro y luego el durlock. El piso es cemento liso” describe Lesli. “Les ponen un zócalo de madera que tiene una diferencia con el piso de 0,6 milímetros, por que lo que tampoco podés baldear porque el agua entraría por ahí y se pudre toda la madera y el durlock”.  Por otra parte, la canalización de los cables de luz son externos (a diferencia de las actuales viviendas de los vecinos, que instalaron los cables por dentro de la pared) con el riesgo que conlleva respecto a roturas. Las habitaciones son de 2,6 por 2,8 metros. Por el tipo de construcción, no podrán contar con instalación de gas natural ni podrán utilizar garrafas ya que, sencillamente, se podría incendiar todo el complejo. Y, como remate, no se garantiza que las familias con chicos puedan tener una habitación por hijo. “Volvemos al tema del hacinamiento pero en condiciones peores, porque estas casas no van a durar”, se lamenta. 

Se están construyendo 500 viviendas menos que la cantidad de familias relocalizadas. Nadie sabe qué pasará con ellas.

El artículo 36 de la Ley 6129 es claro al respecto: se garantiza la entrega de “unidades de iguales o superiores características respecto de la original”. Evidentemente se trata de un asunto pasado por alto de una forma no muy elegante.

“Yo estoy acá desde el 2008. Y esto lo hemos construido trabajando mi marido y yo. He sido la primera mujer en esta calle en ayudar a trabajar a su marido. Yo le ayudaba a subir arena, los ladrillos…yo trabajé a la par de él” cuenta Sonia, de 55 años, otra de las vecinas organizadas en defensa del Bajo Autopista y quien brindó un espacio de su propia casa para organizar las reuniones semanales donde discuten los objetivos a seguir. Su caso se repite por miles a lo largo y ancho del Barrio Padre Carlos Mugica. Otro vecino, Nicolás, recuerda: “Tres años estuve para hacer mi casa, sin poder dormir casi. Y ahora que está toda linda, que la estaba disfrutando, me dicen que me tengo que ir. Haber gastado tanta guita y tanto tiempo de mi vida, y que lo hubiese podido disfrutar yéndome de vacaciones o algo así no es justo. Encima es una mierda la casa que nos dan. Yo hice la mía a mi gusto, como debe ser. Con albañiles amigos que me recomendaron los mejores materiales para que los caños y las instalaciones eléctricas sean las mejores”. Recorriendo las calles y los pasillos del barrio se encuentran miles de rostros y de historias de las más variadas, pero todas coinciden en un punto: son personas que llegaron hasta la Villa 31 buscando un hogar donde vivir de forma digna, construyéndolo lentamente con sus propias manos,

También son numerosos aquellos que acechan esos terrenos y muchísimos los artilugios que van apareciendo para lograr quearse con ellos. Quizás el más grotesco sea el modelo de escritura que empezó a circular por el barrio, y que fue acercado a este medio por mano de los vecinos. Incluso ellos mismos crearon un pequeño documento comentando este contrato, con el fin de concientizar sobre las cláusulas leoninas de las que está plagado. “No sabemos ni cuánto vamos a pagar. Nos tiran precios, pero no está en la escritura” se lamenta Sonia. Lesli agrega: “Nos cobrarían $8.400 aproximadamente de suelo y $11.300 de construcción por metro cuadrado. O sea, pagaríamos once mil pesos por la chapa y el durlock. Te da un total de casi veinte mil pesos por metro cuadrado”. Esas son algunas de las cifras arrojadas desde “la secretaría” y que no dejan de ser rumores que deambulan por el barrio. El reclamo de las vecinas y vecinos de Bajo Autopista es claro: que el valor del metro cuadrado no supere los $3.037, precio tasado en 2018 por la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) para esos terrenos. 

Las aberraciones se amontonan en esas casi diez hojas que ocupa la escritura. Se puede leer que, al firmar, se establece un “pacto de preferencia” que le da prioridad a “la Secretaría” durante 5 años para comprar las viviendas entregadas en caso de que su nuevo propietario quiera (o se vea en la necesidad al no poder afrontar los gastos) venderla, sin la obligación de que su uso posterior sea para vivienda social. El plan de pagos es a 360 meses, pero en la segunda cláusula de la sección “Hipoteca por saldo de precio” figura que “la parte deudora” (o sea, el vecino o vecina) puede perder esa facilidad de pago al adeudar tan sólo tres cuotas. La cláusula tercera, por su parte, autoriza la ejecución de la vivienda por falta de pago, mientras que la décima establece la posibilidad de remate de la propiedad. Todo esto en detrimento del punto 6 del artículo 2° de la ya mencionada Ley 6129, que claramente dice: “Se brindará a la totalidad de las/os habitantes del barrio seguridad en la tenencia de las viviendas que ocupen. En ningún caso la incapacidad de pago será un obstáculo para garantizar este derecho”.

¿Es realmente necesario relocalizar a las familias de Bajo Autopista? Según Lesli, “una de las condiciones por las cuales nos quieren reubicar es porque dicen que no está garantizada la entrada de aireación e iluminación en las viviendas. Quizás hay muchas casas en las que es verdad. Pero, por ejemplo, las casas frentistas sí tienen garantías de luz y de aire. ¿Por qué relocalizarlas entonces? Si arriba va a desaparecer la autopista y van a poner un corredor verde”. Puede vislumbrarse el camino trazado desde el Gobierno de la Ciudad para los vecinos del barrio: del desplazamiento al endeudamiento; del endeudamiento a la expulsión.

El corolario de las irregularidades, finalmente, se encuentra en el número de viviendas construidas en el “sector YPF” para recibir a las 1.300 familias. Nadie sabe qué sucederá con las 500 familias restantes. 

Quizás el último reclamo de las vecinas y vecinos no sea tanto con respecto al Gobierno sino más bien a quienes habitan en el resto de la Ciudad de Buenos Aires. “Necesitamos sensibilizar un poco a la gente también”, reflexiona Rojas. “Porque dicen ‘encima que les dan una casa nueva y no van a pagar nada, no se quieren ir’. Queremos transmitir que no nos están dando nada gratis. Al contrario, se trata de pagar por algo por lo que nadie pagaría. Nadie pagaría por una casa de chapa o con una escritura como la que nos ofrecen”.

 

Ciudadanas y ciudadanos 

“La 31 tiene una característica única. Nuestros hijos pueden caminar tranquilamente por el barrio. No sé si allá por Palermo o Recoleta pueden hacer lo mismo. Por otro lado, yo a la vecina la conozco pero no nos hablamos, e igual nos respetamos. Acá conviven diversas nacionalidades y respetamos eso también. O hay gente que viene de las provincias: tucumanos, jujeños, entrerrianos…convivimos acá todas las nacionalidades y todas las provincias. No es que todo el tiempo suceden hechos de violencia. En el barrio hay códigos de convivencia y cada uno respeta eso”. 

De esta manera presenta a la Villa 31 Marta Mamani, una de las mujeres que lleva adelante lo que ella misma describe como “la resistencia”. “Llegué hace 20 años al barrio. Vine más que nada a cuidar a las sobrinas de mis hermanas mayores. Y después me quedé acá”. Luego se pondrá en pareja y tendrá cuatro hijos. Como casi todos en el barrio, construyó su vivienda junto a su familia: “Somos nosotras las que hemos edificado nuestra casa. Así, literalmente cargando ladrillos. Yo y mi hijo de 17 años preparábamos el material para poder levantar las paredes”, recuerda Marta.  

Silvana Olivera, por su parte, nació en la Villa 31. Su madre llegó cuando tenía tan sólo 17 años y el barrio era prácticamente campo. Vivieron con su abuelo hasta que juntaron el dinero suficiente para comprarse otra casa en la zona de Güemes. “Yo nací acá y me crié acá”, cuenta Silvana. “Tengo a mis hijos acá, hice mi familia. Y ahora veo que todas estas modificaciones que se están haciendo nos están cambiando la forma de vida. Este es un barrio muy tranquilo. Nuestros hijos juegan en la calle, cosa que no pasa en la Ciudad. Allá si no van a la plaza no pueden jugar. Bueno, esas cosas son las que estamos perdiendo de a poco. Se están metiendo en el barrio y están modificando nuestra vida” se lamenta. 

La batería de cambios que se van imponiendo a partir de la “reurbanización” (como gusta decir al actual Jefe de Gobierno) no traerían aparejados aquellos beneficios que tanto suelen publicitar los spots oficiales. “Nosotros sabemos, porque hemos ido varias veces a la Legislatura, que la idea de aca a unos años es construir la continuación de Puerto Madero” explica Marta. De a poco, el barrio empieza a ser rodeado por imágenes vivas de lo que el Gobierno pretende para todos estos terrenos. “Ya terminaron el Paseo del Bajo y la nueva Autopista Illia. Nos metieron un banco (el Santander) y nos van a meter un Mc Donald’s. Y cuando esté la estación nueva del San Martín, cuando remodelen la terminal, que hasta va a tener un hotel de pasajeros, cuando hagan el relleno costero y sigan así con todas las modificaciones, van a cambiar nuestra forma de vivir” enumera Silvana. 

No son los únicos proyectos que la inteligentzia inmobiliaria tiene planificados. El más sugestivo es la bestia modernista bautizada “Distrito Quartier”. “Emplazado en una ubicación excepcional, sobre el nuevo Paseo del Bajo y conformando la proa de Puerto Madero, se conecta directamente con la Autopista Illia, la Costanera Norte, la Estación Retiro y la Plaza San Martín” anuncia con pompa su sitio web. Será un complejo de tres edificios (uno de ellos sobre la estructura del antiguo Hospital Ferroviario) para viviendas y oficinas, sumado a un gran paseo comercial. Si se presta atención, en algunas de las maquetas del proyecto se puede ver, al fondo y algo fuera de foco, las viviendas del Barrio Padre Carlos Mugica. 

“Además está el Polo Gastronómico. Ahí solamente van a vender empresarios y cinco familias del barrio” agrega Silvana. “Primero nos dijeron que iba a ser para las familias, para la gente de la feria. Y resulta que no va a ser así, que eligieron sólo a cinco familias por sorteo”. Lo perverso aparece cuando se recuerda que uno de los principales sustentos de quienes habitan el barrio es justamente la venta de comida. Continúa Silvana: “Ese Polo Gastronómico y el Mc Donald’s le van a quitar el ingreso a la gente que vive de preparar comida acá. ¿Cómo van a hacer para subsistir? Si viene un empresario y te lo vende más barato, todos van a ir a comprar ahí. Aparte, yo no le puedo decir a mi hijo ‘no te vayas al Mc Donald’s’, porque ellos quieren ir. Así están jugando con nosotros”.

La estrategia del Gobierno (como rostro visible de los intereses privados) se asemeja a un movimiento de pinza donde los vecinos del barrio se ven atacados por todos los frentes. “Esto no fue una decisión de un año, sino de mucho tiempo atrás” reflexiona Marta. “Todo está armado para que, de una manera u otra, no podamos sostener el pago por nuestra vivienda. La ley de urbanización, por ejemplo, no dice qué tarifa vamos a pagar. Acá las tarifas de luz y agua son altas. Y las familias tienen un ingreso de 10 mil, 20 mil pesos, ponele. ¿Cómo vamos a hacer? Tenemos que pagar la tierra y no sabemos cuánto va a costar. No sabemos si vamos a tener una tarifa social. Vamos a pagar ABL e impuestos. Yo misma no voy a poder conservar mi casa y voy a ser expulsada económicamente de acá. Está todo armado de una manera monstruosa para garantizar que estas tierras sean de la clase alta, y no nuestras”.

Sin embargo, la aparente omnipotencia del gobierno y sus aliados económicos no acobarda a quienes habitan el barrio. “Cuando empezamos a ver todas estas modificaciones, comenzamos a juntarnos. De a poquito nos fuimos enterando. Nos metimos en el tema. Somos personas comunes. Vecinos, la mayoría mujeres. Muchas no tenemos estudios terminados y aún así empezamos a investigar lo que son las leyes y a darnos cuenta lo que estaban haciendo. Hablamos con abogados para que nos asesoren y nos expliquen, porque hay cosas muy técnicas que por ahí no entendemos”, rememora Silvana. 

En las marchas, en las conferencias de prensa, las asambleas, las entrevistas con distintos medios, en Bajo Autopista y en cualquier sector; en la Mesa Rotativa y Participativa,  salta a la vista aquello señalado por Silvana: quienes se movilizan constantemente en defensa del barrio son en su mayoría mujeres. Es Marta quien explica las razones con sencillez: “Como los hombres se van a trabajar temprano y vuelven a eso de las 19 o 20 horas, somos nosotras las que nos hacemos cargo en los tiempos que nos quedan libres”. 

Más de 80 años de historia carga este barrio que supo recibir innumerables nombres: “Barrio de los Inmigrantes”, “Villa 31”, “Barrio 31” (el predilecto del Jefe de Gobierno) o, como le pusieron sus propios habitantes, “Barrio Padre Carlos Mugica”. “La 31 resistió a [Osvaldo] Cacciatore (intentente de facto de la Capital Federal durante la última dictadura cívico-militar). Vinieron con topadoras acá. Incluso tenemos una vecina que estuvo ahí. Se llama Eulogia y tiene 78 años. Cuando ella lo cuenta se pone a llorar y dice ‘a mí me llevaron en un tren y me tiraron en la provincia’. Se la llevaron con sus hijos y todas sus cosas. Acá se quedaron alrededor de 50 familias. Presentaron documentos, la pelearon legalmente y lograron quedarse. Al enterarse de esto, Eulogia volvió al barrio. Ella resistió. Y sigue resistiendo. Es más, va a la Legislatura con nosotros. Y dice: ‘Yo he resistido tanto y ahora tengo que seguir resistiendo. Pensé que me iba a morir en paz y tranquila. Yo pensé que les iba a dejar la casa a mis hijos, pero ahora siento que no va a ser así’” cuenta emocionada Marta. 

Ignoradas por los medios de comunicación, despreciadas por la política y miradas de reojo por una parte de la sociedad, ellas no conciben otro camino que el de la lucha. Contra los estereotipos, contra la miseria, contra las picardías de los inversionistas, contra la injusticia. “Esta es una villa donde murió un Padre, Carlos Mugica dio su vida por esta villa. Él lloraría al ver que aprobaron una ley que no garantiza la radicación definitiva, porque él peleaba por eso. Peleaba por los derechos de los que menos tienen y nosotros somos los que menos tienen. Pero no renegamos de lo que somos”, enfatiza Marta y subraya: “Yo no quiero ir por la calle con mi letrerito de ‘yo vivo en una villa pero trabajo’. Queremos que dejen de mirarnos de esa manera tan horrible. Somos parte de la Ciudad. Somos ciudadanos de la Capital Federal”.

La persistencia del libro

La persistencia del libro

Cada año, la Feria de Editores Independientes debe mudarse a un lugar más grande. Esta vez, llegó al Konex.

La Ciudad Cultural Konex abre sus puertas a la octava edición de la Feria de Editores Independientes (FED) que comienza el viernes 2 de agosto y se extenderá hasta el domingo 4 de 14 a 21. A pesar de la crisis que golpea al sector editorial, la FED continúa de pie y apuesta a la comunión entre lectores, periodistas, escritores, libreros y editores de varios países abocados a un estilo de publicaciones distintas a las convencionales. De entrada libre y gratuita, la feria contará con invitados que brindarán diversos talleres y charlas aptas para todo público.

Un mercado golpeado por la recesión

De acuerdo al informe publicado por el Observatorio de la Universidad de Buenos Aires (OUBA), dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras, en los primeros meses del año la industria editorial argentina sufrió la peor crisis de su historia, vinculada al presente de inflación, devaluación y retracción del consumo. «En lo que va de 2019 se generaron 22,6 millones de ejemplares. Esto muestra una pérdida de un cuarto de tirada promedio para la edición general argentina», señaló en ese informe Adrián Vila,  especialista en Políticas Editoriales de la Universidad de Buenos Aires.

En el mismo informe, Américo Cristófalo, vicedecano de la Facultad de Filosofía, traductor, y editor de Paradiso, había indicado: “El libro es un objeto suntuario y en toda situación económicamente recesiva es una de las primeras materias que cae en el mercado y una de las últimas en recuperarse”.

Víctor Malumian, director editorial de Ediciones Godot, uno de los sellos que participará de la FED y que ha publicado autores como Michel Onfray y Walter Benjamin, sostiene que “el mercado del libro se viene reduciendo continuamente desde que llegó este gobierno. En el 2013 la lectura promedio era de 3 libros por persona y hoy es de 1.3”. Y agrega: “Las políticas económicas que ha tomado Mauricio Macri han reducido el salario real de los ciudadanos, lo que provoca que haya mucha menos inversión en actividades culturales”.

El promedio de lectura en el país bajó, en el último año, a 1,3 libros por habitante. En 2013 era de 3 por persona.

La Cámara Argentina del Libro (CAL) contabilizó, desde 2016, el cierre de 35 pequeñas librerías y otras 30 que han liquidado sucursales, fueron absorbidas por cadenas o achicaron sus espacios y nómina de empleados por el aumento de alquileres y servicios. “Afortunadamente contamos con un ecosistema de librerías y editoriales muy diverso y arraigado culturalmente que permite que la debacle no sea aún mayor”, asegura Ezequiel Fanego, director editorial de Caja Negra, otro de los sellos de lujo presentes en la FED y que ha publicado, entre otros, a Eric Sadin, Mark Fischer y “Bifo” Berardi.

Dentro de ese lote de editoriales figura Leteo. Para uno de sus editores, el poeta Christian Kupchik, el mercado del libro se encuentra en un estado paradojal: “Si nos atenemos a los límites que sugiere el significante ‘mercado’, el paisaje aparece como catastrófico. Pero, al dar tres pasos a un costado, el panorama llama a sorpresa. El libro sigue encontrando signos de una insólita vitalidad a partir del impulso y la energía creadora de una enorme cantidad de agentes que renuevan el interés y reinventan el sentido de la palabra escrita”, declara.

Los países limítrofes presentan una realidad diferente. En Uruguay, el mundo editorial es seguro y estable: “Nosotros no hacemos libros explosivos ni coyunturales, así que el tipo de literatura que ofrecemos tiene un público lector constante, que no sufre los vaivenes de la economía ni de las modas. El problema histórico es el techo bajo por ser un mercado reducido”, explica Julia Ortíz, editora de Criatura, que presentará sus novedades en la FED.

Desde 2016, cerraron 35 pequeñas librerías.

Del otro lado de la Cordillera de los Andes, la explosión editorial ha beneficiado al mercado del libro chileno. “El aumento de la bibliodiversidad, sobre todo en el mundo de la edición autónoma e independiente, ha generado un interés masivo por los libros y por la generación de ferias alternativas gratuitas”, describe Guido Arroyo, editor de Alquimia, otra casa editorial que le dará el toque internacional al evento en el Konex. “En Chile lo que falta es democratizar los accesos al libro porque existen muy pocos puntos de venta. Es un país que tiene escasas librerías que tienden a fracasar económicamente y, a su vez, están concentradas en determinadas comunas”, afirma.

Simón Érgas, escritor y editor chileno de La Pollera Ediciones y uno de los invitados al evento, manifiesta que en su país se vio “una transformación que partió a principio de esta década con las editoriales independientes y principalmente con La Furia del Libro, que las reunió y las hizo ser conscientes de su existencia y sus posibilidades. Esa reunión luego formó un gremio que se relaciona con el Estado al mismo nivel que las trasnacionales”.

Políticas públicas para sobrevivir

“Las políticas públicas son fundamentales en función a la cultura de un país. No sólo se trata de que los editores podamos sobrevivir sino de que a los adultos y niños les llegue literatura de calidad, que les amplíe horizontes y los enriquezca. Es esencial que sigan las compras públicas para que los libros arriben a todos los rincones del país”, ratifica Luciana Kirschenbaum, directora de Limonero, editorial de libros ilustrados, premiada como la mejor de América del Sur y Central en el rubro literatura infantil, durante la última Feria del Libro de Bologna, Italia.

Ezequiel Fanego analiza que “en este momento de extrema fragilidad, lo más necesario es tomar medidas que atenúen los efectos negativos que la economía nacional está teniendo sobre las industrias. Puntualmente, todo lo que contribuya a bajar costos y contrarrestar la caída en las ventas como medidas impositivas”. “Estaría muy bueno que brinden una serie de créditos, tanto para las imprentas, para actualizar su maquinaria, como para los editores así podrían comprar papel o derechos”, asegura Víctor Malumian.

Por su parte, Kupchik considera que “el libro y el trabajo cultural deben ser considerados parte de una política pública. Para ello habría que comenzar por un Estado que asuma su rol de pensar en el bien público y actúe en consecuencia”.

 El rol democratizador de la FED

La Feria de Editores ofrece un espacio para los pequeños y medianos sellos con una producción más artesanal y tirada acotada, como un lugar de intercambio para relacionarse dentro del rubro. “Esta feria posibilita la condensación de los libros publicados por editoriales independientes que no se encuentran en todas las librerías. Es una oportunidad de descubrir nuevos títulos, nuevos perfiles editoriales o de adquirir algún inhallable”, enuncia Lucía Tennina, profesora de Literatura brasileña en la UBA e investigadora de CONICET. Y complementa: “Es clave que se le dé importancia al libro desde un punto de vista cultural y no marketinero”.

Coincide con lo dicho Simón Érgas, de La Pollera Ediciones: “Es una especie de encuentro entre la curiosidad del lector que busca en lo desconocido, y nosotros que estamos aquí, en otro país, con autores que no tienen un nombre a este lado, pero por lo mismo son una novedad. Además de encontrar una literatura no comercial, experimental o más atrevida en algunos aspectos, el lector puede conversar con la gente que hace los libros”, finaliza. Entre los invitados a la Feria que participarán de paneles y charlas se encuentran la ensayista Beatriz Sarlo, el lingüista Santiago Kalinowski, la escritora colombiana Margarita García Robayo y el escritor brasileño Ferrez, referente del Movimiento de Literatura Marginal de ese país.

Para Luciana Kirschenbaum, de Limonero: “Las ferias grandes, por el costo, las características y la duración hacen realmente muy compleja la participación”. La FED permite una comunicación amplia y fluida. Bajo esta misma óptica, Kupchik de Leteo sintetiza: “Es una respuesta auténtica y valiosa a las necesidades editoriales ante una actividad que es asimilada como un valor depreciado y superfluo por las leyes del mercado”.

Una vez más, la Feria de Editores independientes viene a acortar la distancia entre el libro, como producto, y el lector, como consumidor pasivo, para unirlos en un escenario donde la interacción constante es leitmotiv. Toda la programación se encuentra en el sitio feriadeeditores.com.ar

 

 

 

«Aprendimos que podemos trabajar sin patrones»

«Aprendimos que podemos trabajar sin patrones»

Tras debatir en ocho paneles, los participantes elaboraron un documento con siete propuestas para el sector.

Más de tres mil personas participaron del Primer Foro Federal de la Economía Cooperativa Autogestionada y Popular que se realizó en el microestadio del Club Ferrocarril Oeste, en busca de soluciones ante la profunda crisis que vive el sector.

El presidente de Red Textil Cooperativa y secretario de la Confederación Nacional Cooperativas de Trabajo (CNCT), Joaquín Fernández, explicó que la iniciativa surgió de “la necesidad de unificar criterios y empezar a discutir políticas concretas, cuestiones que tengan que ver con el trabajo y la autogestión a partir de leyes y reivindicaciones».

Según el secretario general de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) Capital, y referente del Movimiento Popular La Dignidad y del Frente Patria Grande, Rafael Klejzer, el objetivo fue “generar un escenario de unidad para las cooperativas de trabajo a nivel nacional, que vienen siendo muy castigadas por el achicamiento económico, las altas tasas de interés y la orientación del modelo hacia la especulación financiera y no hacia la producción. La idea es debatir no sólo nuestros problemas sino también la propuesta que tenemos para salir de la crisis –remarcó–. El movimiento nacional cooperativo debe ser parte del desarrollo económico de una futura Argentina. Tenemos que ser socios del Estado y éste debería mirarnos más a nosotros y menos a los bancos».

«Las cooperativas de trabajo vienen siendo muy castigadas por el achicamiento económico, las altas tasas de interés y el modelo de especulación financiera», dijo Rafael Klejzer.

Durante la jornada, que tuvo lugar el último 27 de julio, se organizaron ocho paneles: Economía, Vivienda y Hábitat, Comercialización, Contexto Cooperativo y Mutual, Rol de los trabajadores y las trabajadoras autogestionadas, Universidad, Políticas Públicas, y Trabajo y Género. Cada mesa contó con la intervención de especialistas en casa temática. Uno de ellos, el economista y director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, Andrés Asiain, sostuvo: “Fue un acontecimiento importante porque juntó distintos espacios de la economía popular y el cooperativismo, se debatieron ideas y preocupaciones, y también se articuló con sectores políticos, lo cual permitió expresar demandas y esperanzas con la expectativa de que el día de mañana respondan y quede ese vínculo”.

Al término de los paneles y luego de la puesta en común, se elaboró una propuesta de un conjunto de políticas para la economía cooperativa, autogestionada y popular, basada en siete puntos:

  1. La consideración de las cooperativas, por parte del Estado, como elemento importante de la política económica y pública, a través de la integración de su tratamiento en los organismos correspondientes.
  2. La generación de un cuerpo normativo que dé un marco de promoción a través del reconocimiento jurídico de los trabajadores autogestionados como sujetos laborales, una ley específica de cooperativas de trabajo que elimine las restricciones vigentes para su desarrollo, y una legislación que regule y facilite la constitución de empresas recuperadas por sus trabajadores o cerradas de hecho por sus patrones.
  3. La creación de un fondo de crédito y financiamiento como herramienta para el desarrollo del sector.
  4. La creación de un organismo de fomento de trabajo autogestionado, cooperativo y de la economía popular, que sea una herramienta para la formulación y articulación de una política pública integral de desarrollo
  5. La integración de los productos y servicios de las cooperativas a la política de compra y obra pública del Estado.
  6. La implementación y desarrollo de políticas de cuidado que hagan efectiva la participación activa de mujeres y la paridad de género en el sector.
  7. La integración y articulación sectorial de redes productivas, creación de almacenes y mercados populares, para disputar la formación de precios de los bienes básicos y populares.

Sobre estos puntos programáticos, Klejzer reflexionó: “Tienen que ver con priorizar la producción. Proponemos no depender más de la política, que los que tengan que ver con nuestro desarrollo sean entes autárquicos del Estado, y que  no seamos rehenes del gobierno de turno”. Y añadió: “Venimos a poner de pie un movimiento cooperativo nacional, unido y fuerte, que interpela a la sociedad, al Estado, a la política en términos de la campaña electoral para que nos reconozcan como un sector pujante, que pelea la soberanía, que está en los ríos, los mares, en la tierra, la frontera, el campo y la ciudad”.

Federico Tonarelli, vicepresidente de la Cooperativa de Trabajadores del Hotel Bauen.

Las condiciones macroeconómicas y los lineamientos neoliberales impuestos desde el comienzo por la actual gestión han disparado una crisis que cada vez es más grave. “El INAES [Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social] viene cerrando cooperativas permanentemente. Se han cerrado más de siete mil de forma arbitraria, porque no creen en la figura cooperativa como forma organizativa, creen en el emprendimiento, en el ´sálvese quien pueda´”, opinó Fernández.

El sector necesita fortalecerse, mejorar internamente y también en sus relaciones con la política pública y el mercado. Según Fernández, para esto se necesita “tener una política concreta hacia la reactivación económica. Podemos ser el motor, las cooperativas son una rápida salida de trabajo y organización, pero necesitamos políticas simples que nos permitan ir para adelante”, subrayó.

Para Klejzer, el pilar de la autogestión es “la igualdad y que logramos romper las relaciones interpersonales en el interior de las cooperativas y que aprendimos que podemos trabajar sin patrones pero que ellos no pueden trabajar sin nosotros. La recuperación de empresas nos permite integrarnos, armar redes, darle valor a la cadena de producción y desconcentrar la economía, porque no tendemos a la monopolización del mercado. Somos una alternativa no sólo a la crisis, sino al capitalismo”, concluyó.

«Un monstruo muy potente»

«Un monstruo muy potente»

Margarita Meira, al frente de Madres Víctimas de Trata.

Brisa Aylén Pereyra. Gisela Gutiérrez. Diana Colman. Roxana Villalba. Araceli Fulles. Celeste Orozco Maturano. Johana Ramallo. Priscila Ramírez. Carla Soggiu. Angelina Aylén Cáceres. Uno a uno, los nombres se suceden en un muro de Facebook que parece no tener fin. En las redes de la organización Madres Víctimas de Trata, cada denuncia se transforma en un único grito colectivo: “No están perdidas, son desaparecidas para ser prostituidas”. Como forma de impulsar la concientización y la lucha en contra de la llamada esclavitud del siglo XXI, el 30 de julio fue designado el Día Mundial contra la Trata de Personas.

Susy tenía 17 años cuando su supuesto novio la sedujo para que abandonara su casa. Un año después, en 1992, la joven fue hallada muerta en el departamento que ambos compartían. “Inhalación de monóxido de carbono”, determinó el informe policial. Nunca hubo ningún procesado ni nadie fue detenido. “Yo antes pensaba que el que secuestró a mi hija había sido un idiota, un perejil cualquiera. Recién cuando empecé a caminar me di cuenta de la trama poderosa que hay detrás”, recordó su madre, Margarita Meira.

Margarita emprendió la búsqueda de su hija sin saber que la trata de personas existía. Políticos y fiscales de todos los colores y banderas le dieron la espalda. “Me decían que la estaban buscando y que la iban a encontrar, y la tenían en un prostíbulo. Estaba todo arreglado, todos eran cómplices. Nunca pensé que la política era tan sucia”, explicó.

Con los meses, Margarita descubrió que Susy había sido explotada en Cocodrilo, Shampoo y Rush, reconocidos prostíbulos de la Ciudad de Buenos Aires. Cuatro años después, luego de alivianar deudas, evitar su incipiente desalojo e intentar preservar a sus hijos menores, su marido y ella retomaron el caso e iniciaron una lucha que continua hasta el día de hoy en la Asociación Madres Víctimas de Trata.

Performance en festival «Se trata de no más trata» en septiembre de 2016.

Junto con el tráfico de drogas y de armas, la trata está entre los tres negocios ilícitos que más dinero mueven a nivel mundial. Si bien se organizan bajo distintas formas y con distintos objetivos, el Informe Global de Trata de Personas 2018 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) indicó que la gran mayoría de las víctimas en América son objeto de explotación sexual, seguidas por la trata con fines de trabajo forzoso. A su vez, el 80% de las víctimas de trata detectadas en Sudamérica son de sexo femenino, mujeres y niñas.

En el caso de Argentina, el auge de la marea verde provocó que las diferencias dentro del movimiento feminista en torno a la prostitución recuperaran protagonismo. En este marco, la discusión entre regulacionistas y abolicionistas pareciera ser irreconciliable: mientras la primera perspectiva reivindica el trabajo sexual y la libertad de cada mujer de decidir sobre su propio cuerpo, la otra entiende que son muy pocas las que realmente pueden ejercer tal libertad, y que detrás de la prostitución subyacen distintas vulneraciones socioeconómicas y una cultura machista y patriarcal. “La gran fábrica de putas en el mundo es la pobreza”, sostuvo desde esta última postura Alika Kinan, activista por los derechos de las mujeres y sobreviviente a la explotación sexual.

“En el imaginario social se sigue construyendo la idea de que las únicas que sufren la trata son las pibas cuando nos las ‘chupan’. Pero el factor común entre las víctimas de la prostitución es que no han tenido oportunidades laborales, ni de estudio, ni de acceso a una vivienda. Todo eso son carteles en el camino que les dicen ‘prostitución’, todos los caminos las van conduciendo, y llega un momento donde dicen ‘bueno, lo hago, ya está, no me queda otra’”, explicó Alika.

“Nuestra ley es una de las mejores a nivel mundial pero los artículos que hablan de la restitución de derechos y del reconocimiento del delito por parte del Estado no están reglamentados”, advirtió Alika.

Más allá de estas discusiones, el primer gran avance a nivel legal en la materia se logró en el año 2008, con la sanción de la Ley 26.364 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a las Víctimas. Sin embargo, la normativa fue mejorada cuatro años después por la Ley 26.842, actualmente vigente. Entre otras modificaciones, la nueva regulación busca garantizar el derecho de la víctima a recibir asistencia psicológica y médica; a un alojamiento apropiado, manutención, y capacitación laboral, entre otros. “Nuestra ley es una de las mejores a nivel mundial, pero los artículos que hablan de la restitución de derechos y del reconocimiento del delito por parte del Estado no están reglamentados”, advirtió Alika. A su vez, Meira denunció la exclusión sistemática de las víctimas en la toma de decisiones de políticas públicas: “Estos diputados opinan sin investigar. Si vas a votar una ley de trata, pone una víctima al lado tuyo. No podés hacer lo que se te da la gana sólo porque vos creés que es así”.

En la actualidad, las altísimas sumas de dinero, de intereses y de poder que confluyen en el esqueleto de las redes de trata delimitan un panorama sumamente complejo. Su rostro es el de “un monstruo muy invencible y potente”, en palabras de Alika. No obstante, ambas activistas evidencian que la militancia es el único camino posible para enfrentarlo. “Yo había dicho que me iba a morir sin ver un logro grande, y este año la justicia dictó la prisión preventiva de Raúl Martins, el proxeneta que tuvo secuestrado a mi hija. Vamos a seguir haciendo mucho ruido y a salir con más fuerza”, concluyó Margarita.