¿Dónde está Arshak Karhanyan?

¿Dónde está Arshak Karhanyan?

La investigación acerca del paradero del joven Policía de la Ciudad que desapareció el 24 de febrero de 2019 sigue trunca y a cargo de la misma fuerza sospechada de estar implicada. La familia espera lograr la carátula de desaparición forzada para que pase al fuero federal.

Vardush»Rosita» Datyvian, marde de Arshak.

“Tiene 27 años. Mide 1,72. Es de contextura delgada, cabello oscuro y ojos marrones. Sin piercing ni tatuajes”, comunicaba la Sección de Búsqueda de Personas de la Policía de la Ciudad, en febrero de 2019. Se trata de Arshak Karhanyan, oficial primero de la policía porteña, desaparecido desde el 24 de febrero de ese año.

Fue visto por última vez a través de una cámara de seguridad que lo registró cuando salía de comprar una pala en un hipermercado ubicado en la intersección de la calle Paysandú y Avenida Rivadavia, en la Ciudad de Buenos Aires. Desde ese momento, se desconoce su paradero.

A través de la reconstrucción de los instantes previos, se pudo conocer que una cámara de seguridad captó ese mismo domingo a Arshak dialogando durante casi una hora con Leonel Herba, también policía de la Ciudad, y quien había sido su compañero en la División de Exposiciones. “Arshak salió de su departamento en Caballito, dejó sus dos teléfonos celulares en el domicilio y su moto en la puerta, pero se llevó su arma reglamentaria, su placa y su tarjeta de débito, elementos que jamás fueron hallados”, informó la Secretaría de Derechos Humanos. Un rato más tarde, Arshak sacó plata de un cajero automático en proximidades de la estación de subte Primera Junta, y se dirigió al hipermercado donde se lo observa salir con una pala de pico en la mochila. A partir de allí, no existen más filmaciones que permitan conocer su ubicación.

La legisladora por el Frente de Todos en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Victoria Montenegro, acompaña a la familia desde el momento de la desaparición, y constantemente denuncia el accionar de la Policía de la Ciudad, en esta causa caracterizada por irregularidades y denuncias de encubrimiento a la Policía y al Ministerio de Seguridad porteño. 

El principal cuestionamiento que denuncia la familia, los organismos de derechos humanos y dirigentes políticos es que la Policía de la Ciudad, principal sospechada del hecho, sea la encargada de realizar la investigación y el peritaje en la causa. Los peritos de la Policía de la Ciudad confesaron haber perdido datos del celular y la computadora personal de Arshak en el intento por desbloquearlo. La única información a la que se pudo acceder fue a la que data de enero de 2019, un mes antes del hecho, y de poca relevancia para la investigación. El mismo resultado se obtuvo cuando se reseteó a modo de fábrica el teléfono de Leonel Herba, con quien Arshak mantuvo una conversación horas antes de su desaparición.

Victoria Montenegro al cumplirse tres años de la desaparición de Arshak.

 

En febrero de 2021, la Secretaría de Derechos Humanos pidió ser querellante en la causa, y que se califique al hecho como desaparición forzada. “Finalmente el pedido de cambio de carátula fue rechazado el año pasado por la Sala IV de la Cámara de Casación. Ese pedido lo habían hecho la querella, la Fiscalía de Instrucción, la Fiscalía de Cámara y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Sin embargo, la Sala IV consideró que aún no estaban dadas las condiciones para calificar el hecho de esa manera”, sostuvo Francisco Yofre, integrante del equipo de la Diputada Victoria Montenegro, en diálogo con ANCCOM.

En caso de que prospere el cambio de carátula a desaparición forzada, significaría que la causa pase al fuero federal, y así, dejaría de estar a cargo del juez Alberto Baños, “un juez que claramente responde a los intereses de la Policía de la Ciudad”, sostiene Yofre. Por su parte, en la Legislatura Porteña, diputados del Frente de Todos propusieron crear una Comisión Investigadora, que finalmente quedó trunca. 

Con el objetivo de movilizar la causa y obtener nueva información, en agosto de 2021, el Ministerio de Seguridad de la Nación había decidido establecer en cinco millones de pesos la recompensa para quien pueda aportar nuevos datos acerca del paradero de Arshak. 

A cuatro años de su desaparición, y cuando Arshak cumpliría 31 años, la causa que investiga el hecho no presenta avances desde hace tiempo. Sin embargo, “la Secretaría de Derechos Humanos pidió que se releven las causas en las que estuviera implicado algún NN para ver si de ese modo se pudiera dar con Arshak. Esa medida fue aceptada y se está tramitando”, comenta Yofre.

En los últimos días, el Papa Francisco se comunicó telefónicamente con Vardush Datyvian, madre de Arshak Karhanyan, luego de recibir su carta, y le transmitió un mensaje de esperanza y un deseo de luz para acompañar con fortaleza la búsqueda de su hijo. Mientras tanto, los interrogantes continúan siendo los mismos: dónde está y qué pasó con Arshak Karhanyan. 

La fiesta de la democracia argentina y latinoamericana

La fiesta de la democracia argentina y latinoamericana

A 38 años de la restauración democrática en la Argentina y en el Día de los Derechos Humanos, Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Lula y Pepe Mujica hablaron en la Plaza de Mayo luego de una jornada de movilización y alegría popular. La algarabía no hizo olvidar las deudas pendientes. El acuerdo con el FMI en el centro de la escena.

Una multitud participó en Plaza de Mayo de la celebración por el retorno de la democracia y el Día Internacional de los Derechos Humanos. Referentes sociales, sindicales y políticos se sumaron a la convocatoria, al igual que artistas como Víctor Heredia, Teresa Parodi, Masacre y Ráfaga, entre otros, que musicalizaron la fiesta.

Desde antes de las 15, hora de inicio del acto, ya había mucha gente en los alrededores de la plaza, proveniente de distintas zonas de la Ciudad y el Conurbano. Buena parte de la jornada transcurrió con cielo algo nublado, pero con alta humedad, por lo que el público buscaba alternativas para refrescarse y agradeció las bolsas de aguas provistas por un camión de la empresa AYSA.

De a poco la plaza se fue llenando. Los vendedores de bebidas y alimentos no daban abasto. Se armaron largas filas en los puestos de choripán y hamburguesas. “Es la primera vez en el día que tengo cinco minutos para descansar”, contaba Quique, vendedor de gaseosas y cervezas, en diálogo con ANCCOM.

Aunque el clima fue festivo, también hubo lugar para reclamos de sectores sociales que buscan una respuesta política a las problemáticas que padecen, ya sean de salud, territoriales o por represión de las fuerzas de seguridad. “Celebrar la democracia me llena de alegría como militante peronista, pero eso no significa que deba ser obsecuente con esos dirigentes que se presentan como tales, pero castigan al pueblo con salarios de hambre y con explotación laboral”, afirmó Mirna alzando un cartel en contra de la expropiación a pueblos los originarios. “Las personas que tenemos VIH necesitamos una cobertura mayor. Durante la pandemia se deterioró la atención y necesitamos una medida urgente”, señaló a su turno Nicolás.

A las 17, la plaza y sus alrededores estaban colmados y la caravana que iba y venía se extendía, por Avenida de Mayo, casi hasta el Congreso de la Nación. Muchos, sobre todo pibes y pibas, se acercaron en transporte público aprovechando que era gratuito por el día.

El grueso de los movimientos políticos y sociales se agruparon sobre la Avenida Roque Sáenz Peña, donde una muchedumbre caminaba a paso de hormiga para llegar a la zona del acto central. “Estamos acá para celebrar la democracia y para luchar para que regrese la Patria Grande”, remarcó Lucho, militante de La Cámpora, mientras se veía detrás un muñeco gigante con las frases “No al FMI” y “Libertad a Milagro Sala”.

“Estoy acá no solo para celebrar la democracia la Argentina, sino también para celebrar al mejor dirigente de la historia de Brasil, el que sacó a millones de personas de la pobreza y que le dio más derechos al pueblo y que espero que vuelva en 2022”, se ilusionaba Ismaily, una simpatizante del Partido de los Trabajadores envuelta en una bandera verdeamarelha.

Al ritmo de la música que provenía del escenario o de los tambores de las agrupaciones, algunas personas danzaban frenéticamente en el medio de la calle. Con las banderas flameando de fondo, un hombre disfrazado de pingüino se movía al ritmo de un tema de Damas Gratis, acompañado del vitoreo de la militancia, y a 100 metros nomás, otro grupo, envuelto en una bandera argentina, bailaba una zamba de Peteco Carabajal.

“Uno siente orgullo de cumplir con un compromiso que es de todos: defender la democracia”, opinó Roberto Baradel, secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de la provincia de Buenos Aires, y agregó que las interrupciones institucionales siempre terminaron afectando a los sectores obreros. “Reivindicar la democracia es clave y en el marco de una plaza que lucha por el regreso a la Patria Grande, para tener una mejor democracia en América Latina, una mejor distribución de la riqueza y que se termine la sumisión”, sostuvo.

Durante la tarde, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo fueron condecoradas con el Premio Azucena Villaflor a los derechos humanos. “Treinta y ocho años de democracia, totalmente imparable”, dijo Taty Almeida, de Madres, una de las condecoradas. “Este premio es muy importante, se lo dedico a todas mis compañeras de lucha, a mis tres hijos, Jorge, Fabiana y Alejandro y a mis nietos. Yo sé que Alejandro y los 30 mil nos están mirando”, dijo emocionada.

“Cada día me siento más joven y eso me hace bien para seguir luchando”, manifestó Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, otra de las distinguidas, quien recordó a Azucena Villaflor, una de las fundadoras de Madres y asesinada en plena dictadura. “Este premio lo voy a disfrutar, pensando en la lucha de las primeras y de las que seguimos luchando hace 44 años, caminando por el país y el mundo para nunca más se vuelva a repetir una dictadura”, enfatizó Estela.

Cerca de ellas, la legisladora porteña y nieta restituida Victoria Montenegro, rememoró: “Yo era muy chiquita cuando se recuperó la democracia. Por entonces, mientras el pueblo festejaba, yo estaba apropiada”. Montenegro destacó el rol de los organismos de derechos humanos para la consolidación de la democracia y alertó sobre el avance de discursos negacionistas de los crímenes de la última dictadura. “La aparición de estos sectores, que ya tienen representación institucional, nos interpelan a construir un puente hacia los más jóvenes, tenemos que trabajar para ellos porque ellos son los que van a garantizar que no se vuelva a repetir una situación así. Para eso necesitamos más política de Estado y recuperar los espacios de discusión que fueron desmantelados por el gobierno de Macri. Hay que volver a trabajar sobre la memoria activa para dimensionar que detrás de ese hecho hubo intereses económicos para dejar de rodillas al país”, subrayó la legisladora. “Pensar distinto es lo más sano de nuestra democracia, pero nunca con discursos negacionistas. Esa no es una opción”, concluyó.

El acto central transcurrió en alegría y en paz. El público se conmovió con el Pepe Mujica, Lula Da Silva y Cristina Fernández, cuyas intervenciones fueron aclamadas. En el medio del discurso de la vicepresidenta, cuando se refería al FMI ante la mirada del ministro de Economía Martín Guzmán, un niño de unos cinco años lloraba porque se había extraviado, pero rápidamente, gracias a la intervención de la prensa, pudo encontrar a sus padres.

El cierre del acto estuvo a cargo del presidente Alberto Fernández. “Viva la democracia”, gritó el mandatario, a lo que el público le respondió “viva”. Instantáneamente, una batería de fuegos artificiales estalló en el cielo, cerca del escenario, con una cumbia sonando de fondo, y la gente también estalló al ver los pasitos de Cristina junto a las Madres y Abuelas y pidiendo el aliento de todas y todos en la plaza. Minutos después llegó la despedida, las y los oradores se retiraron y el pueblo empezó a despejar la zona cantando sin parar en el camino de vuelta.

“Ojalá todas esas violaciones a los derechos humanos sean un recuerdo muy lejano”

“Ojalá todas esas violaciones a los derechos humanos sean un recuerdo muy lejano”

La memoria colectiva está formada por cada una de las historias de vida que en algún punto del camino entendieron que el dolor, si es compartido, puede volverse fuerza transformadora. Las contradicciones, la verdad y la identidad, se entremezclan en un proceso de reconstrucción de las vidas de las nietas y los nietos restituidos por Abuelas de Plaza de Mayo, como así también de todos los bebés apropiados durante  la última dictadura cívico militar, hoy adultos, que quedan por encontrar. Victoria Montenegro es una de las que transitó y transita este proceso. 

Se trata de la nieta número 95 recuperada en 2001 por Abuelas de Plaza de Mayo. Victoria fue secuestrada a los 13 días de vida junto a sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro. Tiempo después fue apropiada por el coronel del Ejército Argentino, Herman Antonio Tetzlaff, junto a su esposa Carmen Eduartes (más conocida como “Mary”). En su libro Hasta ser Victoria, Montenegro cuenta cómo fue su infancia en el barrio porteño de Lugano, donde vivió junto a sus apropiadores y a su hermana de crianza Fernanda -también apropiada- entre armas, cuarteles militares y juegos inocentes. Relata su vida como María Sol Tetzlaff, aquella hija del coronel de quien le tomaría años conocer su verdadera identidad. “Tengo recuerdos todavía de la época de la dictadura porque yo era chiquita pero iba a los cuarteles, con esa idea de la guerra, del enemigo, de ese mal a enfrentar, a combatir. De la subversión, de la forma de cuidarse, todo absolutamente incorporado en mi vida. Los primeros libros que aprendí a leer tenían recomendaciones para cuidarte del posible ataque de la subversión. Siempre desde el lado que era el lado del bien, amando a quienes para mí eran mis papás, sobre todo mi papá. Nunca tuve dudas sobre mi identidad”, cuenta Victoria. “Sí tuve cuestiones que son difíciles de explicar desde la lógica, desde lo racional, cuestiones de sensaciones muy íntimas, de olores, donde siempre supe, o siempre percibí que había nacido a la madrugada -aunque cuando era María Sol yo sabía que había nacido en pleno desfile militar el 28 de mayo al mediodía-. Siempre hubo algo y se lo pregunté a mi apropiador muchas veces cuando jugábamos”. Herman Tetzlaff no sólo fue el apropiador de Victoria, sino también quien llevó a cabo el operativo la noche de la desaparición de sus padres, el 13 de febrero de 1976 en William Morris, y la posterior muerte de Roque en un vuelo de la muerte en una fría noche de mayo.

Años después Abuelas presta interés en el caso al ver que una niña de rasgos salteños, nacida en el 76, era hija de un coronel de ascendencia alemana. Ahí es cuando se inician las investigaciones y se comprueba que María Sol no era la hija biológica del matrimonio Tetzlaff: “Luego de eso hay unos cuantos años sin respuestas donde después, cuando el juez de la causa confirma el vínculo biológico con el grupo Montenegro – Torres, Tetzlaff confirma su participación en el operativo de aquella noche, pero me dice que mis papás habían muerto en el enfrentamiento. Mary me cuenta que me van a buscar a la comisaría, que mi padrino era el comisario y él es quien me entrega luego de haber estado todo ese tiempo en brazos de una monja. Esa monja les había ofrecido un varón rubio, “que iba a tono con la pareja”. Recuerdo la forma en que Mary me dice: para que estés orgullosa, tu papá dijo ‘la negrita es mi hija’ y decidió quedarse con vos”, sigue Victoria. 

Con retazos de historias que dejan ver sus percepciones más íntimas, la autora cuenta en su libro que aquel proceso de pasar de ser María Sol a Victoria fue largo y lleno de contradicciones, como “estar detrás de un vidrio muy grueso, y del otro lado ver gente muy distinta a uno que te hace señas pero no entendés lo que te están diciendo”. Hasta que un día el vidrio se rompe, y además de verlos, ahora los puede escuchar. “Todo lo que vos habías construido sobre tu vida, tu ideología, tus sentimientos con respecto a tu familia, tu formación, todo eso de repente se rompe. Se rompe aunque trates de sostenerlo, como me pasó a mí y le pasa a tantos. Aunque vos trates de sostenerlo y decirles mamá y papá, y sostener la Teoría de los Dos Demonios. Vos tratás de hacer equilibrio todo el tiempo porque sentís que esa vida que te constituyó se destruye. ¿Cómo hacés para que eso que se va destruyendo no te destruya a vos? Porque parte de lo que vos sos también está en esa herida. Entonces uno lo que trata de hacer, o al menos lo que yo traté de hacer, fue ir reconstruyendo, tratando de reparar cuestiones que me permitan comenzar a constituir las bases de lo que debí haber sido siempre y no conocía. Yo no soy María Sol, soy Victoria. Listo. ¿Y cómo es Victoria? Porque no es ni la constancia, ni el expediente del juez, ni el documento que te daban con tu foto y tu nombre y tu huella, porque vos no sos esa persona. ¿Cómo es Victoria, qué sería ser Victoria?”.

Para Victoria los dos momentos más importantes durante este proceso fueron el encuentro con Abuelas y conocer a su familia biológica en Salta: “Fue pasar del trámite administrativo, de firmar, y de pararme frente a ellos a maltratarlos, a entender que hay cuestiones que son más fuertes que todo lo que uno pensaba. Mil veces me enfrenté al juez, al secretario. Yo voy, me planto, y nada va a cambiar mis sentimientos de amor incondicional hacia mis padres que me dieron la posibilidad de ser María Sol, una persona de bien, criándome lejos de toda estructura subversiva. Vos estás adoctrinada desde antes de tener uso de razón, preparada y formada para ser eso”, declara. “Y de repente hay algo que te excede, que ves que te parecés mucho a todas esas personas que están ahí. Y después de a poco eso se va rompiendo, esa idea de la Carlotto fumando habano, y en el fondo los pibes e hijos haciendo bombas, y cuando entrás, ves abuelas que guardaban en la caja fuerte las galletitas. Entonces toda esa construcción que tenías con respecto al otro lado, de a poco va cayendo, no digo de golpe, pero de a poco se van sacudiendo esas estructuras”. 

Desde el fundamental acompañamiento por parte del equipo psicológico de Abuelas, hasta la paciencia y el tiempo brindado por ellas, Victoria fue adentrándose en ese mundo que le abrió las puertas, tiempo después, a su carrera en la política y los Derechos Humanos. “No podés dar lo que no tenés, y yo no tenía paz, no tenía identidad. El primer tiempo desde la verdad fue construirme. Después sí, al principio acercarme a Abuelas, pero siempre de a poco iba avanzando, aunque había cuestiones de mi otra vida que llevaba conmigo. De hecho con mi maternidad, con mi concepción del rol de la mujer. María Sol fue criada por un apropiador, pero además por un círculo en una escuela de monjas, de señoritas, con un rol natural divino de las mujeres en cuanto al cuidado de los hijos. Yo fui mamá muy joven y me dediqué de lleno a cuidar a los nenes, y esa era la vida y eso estaba bien. No digo que esté mal quien lo decide: yo no lo había decidido, me lo habían impuesto. Cuando me acerqué a Abuelas, empecé a comprometerme con las charlas en las escuelas, con las actividades”, sigue. 

En su libro relata también uno de aquellos momentos de quiebre en su vida, cuando todavía era María Sol: “Estaba la tele prendida pero yo no la estaba viendo, estaba en la cocina. Sólo lo escuché. Obviamente no me importaba la política, no creía en la política. Y cuando escuché a Néstor recitar un poema de Joaquín Areta, fue la primera vez que me pregunté cómo la subversión, que para mí era algo tan perverso, tan siniestro y que no tenía forma, podía escribir cosas tan lindas. Entonces ahí esa subversión empezó a tener forma”. Hoy Victoria Montenegro es legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todos y la vicepresidenta de la Comisión de Derechos Humanos a nivel nacional, luego de haber trabajado en el Ministerio de Desarrollo Social: “Con Alicia (Kirchner) trabajando en el Ministerio pude entender que la dictadura no sólo nos pasó a nosotros. Sino que le pasó a gran parte del pueblo argentino: la destrucción del tejido social, la ausencia del Estado generando consecuencias tremendas generación tras generación. Y el objetivo nuestro era trabajar para que los derechos sociales sean derechos humanos. Y ahí abrazar mi trabajo y la posibilidad que me dio de recorrer el país, de estar ahí presente en cada una de esas transformaciones. Y después nace mi espacio político, que era el lugar donde yo sentía que tenía que militar”.  

Su mamá y su papá, Hilda y Roque, estuvieron secuestrados en 1976 en Campo de Mayo. Roque fue arrojado desde un vuelo de la muerte al río, y tiempo después su cuerpo fue encontrado en las costas de Uruguay. Hilda permanece desaparecida. Su abuela y sus tías también fueron secuestradas, y durante esos años el resto de su familia estuvo exiliada. La misma familia que nunca dejó de buscarla y esperarla, aún cuando ella siguió siendo María Sol: “Claramente sin el amor de mis tías, de mis tíos, de mis primos, yo no sé si hubiera podido transitar este proceso de la misma forma. Que me esperaron, que entendieron que yo le dijera papá a mi apropiador, no sin dolor, hoy lo sé. Pero yo en ese momento no lo podía dimensionar, y ellos me esperaron”, cuenta Victoria. “El día que fui a dar mi testimonio en el juicio del Plan Sistemático de Robo de Bebés, fue la primera vez que dimensioné que yo estaba ahí sentada porque no estaban mi mamá y mi papá. Y porque no estaban mis tíos. Parece una cuestión lógica, pero no es lógico. Cuando me senté ahí me sentí tan chiquita, tan frágil y con tanta responsabilidad. Pero lo que sentí cuando terminé fue que esa mochila que tenía pesaba menos”. 

Además de tener tres hijos, hoy Victoria Montenegro también tiene un nieto, Noah, una de las razones por las que decidió escribir su libro: “Al primero al que alguna vez le voy a tener que contar esta historia es a él. Mis hijos la transitaron conmigo. Y quizás porque me parece tan difícil cuando llegue ese momento, es que me decidí a sentarme y tratar de ordenarla para transmitirle a Noah y a su generación.  La importancia de hablar a los jóvenes o a los niños que están naciendo sobre esta historia. Y ese deseo que le transmito a Noah y a todos los suyos de que para ellos sea increíble, sea un recuerdo muy lejano todas esas violaciones a los Derechos Humanos, y que ojalá cuando mi nieto entienda, no estemos dando discusiones que algunos sectores nos quieren llevar a dar: si son treinta mil, si merecían el destino que tuvieron”, continúa, y agrega: “El vínculo que nos acompañó todos aquellos años que nos permitieron vivir en la verdad es el amor de las Abuelas, y hoy yo soy abuela. Así que desde el mismo amor decidí escribir este libro para la Memoria, pero también para que mi nieto algún día lo pueda leer”, finaliza.

“Ojalá todas esas violaciones a los derechos humanos sean un recuerdo muy lejano”

“Ojalá todas esas violaciones a los derechos humanos sean un recuerdo muy lejano”

La memoria colectiva está formada por cada una de las historias de vida que en algún punto del camino entendieron que el dolor, si es compartido, puede volverse fuerza transformadora. Las contradicciones, la verdad y la identidad, se entremezclan en un proceso de reconstrucción de las vidas de las nietas y los nietos restituidos por Abuelas de Plaza de Mayo, como así también de todos los bebés apropiados durante  la última dictadura cívico militar, hoy adultos, que quedan por encontrar. Victoria Montenegro es una de las que transitó y transita este proceso. 

Se trata de la nieta número 95 recuperada en 2001 por Abuelas de Plaza de Mayo. Victoria fue secuestrada a los 13 días de vida junto a sus padres, Hilda Ramona Torres y Roque Orlando Montenegro. Tiempo después fue apropiada por el coronel del Ejército Argentino, Herman Antonio Tetzlaff, junto a su esposa Carmen Eduartes (más conocida como “Mary”). En su libro Hasta ser Victoria, Montenegro cuenta cómo fue su infancia en el barrio porteño de Lugano, donde vivió junto a sus apropiadores y a su hermana de crianza Fernanda -también apropiada- entre armas, cuarteles militares y juegos inocentes. Relata su vida como María Sol Tetzlaff, aquella hija del coronel de quien le tomaría años conocer su verdadera identidad. “Tengo recuerdos todavía de la época de la dictadura porque yo era chiquita pero iba a los cuarteles, con esa idea de la guerra, del enemigo, de ese mal a enfrentar, a combatir. De la subversión, de la forma de cuidarse, todo absolutamente incorporado en mi vida. Los primeros libros que aprendí a leer tenían recomendaciones para cuidarte del posible ataque de la subversión. Siempre desde el lado que era el lado del bien, amando a quienes para mí eran mis papás, sobre todo mi papá. Nunca tuve dudas sobre mi identidad”, cuenta Victoria. “Sí tuve cuestiones que son difíciles de explicar desde la lógica, desde lo racional, cuestiones de sensaciones muy íntimas, de olores, donde siempre supe, o siempre percibí que había nacido a la madrugada -aunque cuando era María Sol yo sabía que había nacido en pleno desfile militar el 28 de mayo al mediodía-. Siempre hubo algo y se lo pregunté a mi apropiador muchas veces cuando jugábamos”. Herman Tetzlaff no sólo fue el apropiador de Victoria, sino también quien llevó a cabo el operativo la noche de la desaparición de sus padres, el 13 de febrero de 1976 en William Morris, y la posterior muerte de Roque en un vuelo de la muerte en una fría noche de mayo.

Años después Abuelas presta interés en el caso al ver que una niña de rasgos salteños, nacida en el 76, era hija de un coronel de ascendencia alemana. Ahí es cuando se inician las investigaciones y se comprueba que María Sol no era la hija biológica del matrimonio Tetzlaff: “Luego de eso hay unos cuantos años sin respuestas donde después, cuando el juez de la causa confirma el vínculo biológico con el grupo Montenegro – Torres, Tetzlaff confirma su participación en el operativo de aquella noche, pero me dice que mis papás habían muerto en el enfrentamiento. Mary me cuenta que me van a buscar a la comisaría, que mi padrino era el comisario y él es quien me entrega luego de haber estado todo ese tiempo en brazos de una monja. Esa monja les había ofrecido un varón rubio, “que iba a tono con la pareja”. Recuerdo la forma en que Mary me dice: para que estés orgullosa, tu papá dijo ‘la negrita es mi hija’ y decidió quedarse con vos”, sigue Victoria. 

Con retazos de historias que dejan ver sus percepciones más íntimas, la autora cuenta en su libro que aquel proceso de pasar de ser María Sol a Victoria fue largo y lleno de contradicciones, como “estar detrás de un vidrio muy grueso, y del otro lado ver gente muy distinta a uno que te hace señas pero no entendés lo que te están diciendo”. Hasta que un día el vidrio se rompe, y además de verlos, ahora los puede escuchar. “Todo lo que vos habías construido sobre tu vida, tu ideología, tus sentimientos con respecto a tu familia, tu formación, todo eso de repente se rompe. Se rompe aunque trates de sostenerlo, como me pasó a mí y le pasa a tantos. Aunque vos trates de sostenerlo y decirles mamá y papá, y sostener la Teoría de los Dos Demonios. Vos tratás de hacer equilibrio todo el tiempo porque sentís que esa vida que te constituyó se destruye. ¿Cómo hacés para que eso que se va destruyendo no te destruya a vos? Porque parte de lo que vos sos también está en esa herida. Entonces uno lo que trata de hacer, o al menos lo que yo traté de hacer, fue ir reconstruyendo, tratando de reparar cuestiones que me permitan comenzar a constituir las bases de lo que debí haber sido siempre y no conocía. Yo no soy María Sol, soy Victoria. Listo. ¿Y cómo es Victoria? Porque no es ni la constancia, ni el expediente del juez, ni el documento que te daban con tu foto y tu nombre y tu huella, porque vos no sos esa persona. ¿Cómo es Victoria, qué sería ser Victoria?”.

Para Victoria los dos momentos más importantes durante este proceso fueron el encuentro con Abuelas y conocer a su familia biológica en Salta: “Fue pasar del trámite administrativo, de firmar, y de pararme frente a ellos a maltratarlos, a entender que hay cuestiones que son más fuertes que todo lo que uno pensaba. Mil veces me enfrenté al juez, al secretario. Yo voy, me planto, y nada va a cambiar mis sentimientos de amor incondicional hacia mis padres que me dieron la posibilidad de ser María Sol, una persona de bien, criándome lejos de toda estructura subversiva. Vos estás adoctrinada desde antes de tener uso de razón, preparada y formada para ser eso”, declara. “Y de repente hay algo que te excede, que ves que te parecés mucho a todas esas personas que están ahí. Y después de a poco eso se va rompiendo, esa idea de la Carlotto fumando habano, y en el fondo los pibes e hijos haciendo bombas, y cuando entrás, ves abuelas que guardaban en la caja fuerte las galletitas. Entonces toda esa construcción que tenías con respecto al otro lado, de a poco va cayendo, no digo de golpe, pero de a poco se van sacudiendo esas estructuras”. 

Desde el fundamental acompañamiento por parte del equipo psicológico de Abuelas, hasta la paciencia y el tiempo brindado por ellas, Victoria fue adentrándose en ese mundo que le abrió las puertas, tiempo después, a su carrera en la política y los Derechos Humanos. “No podés dar lo que no tenés, y yo no tenía paz, no tenía identidad. El primer tiempo desde la verdad fue construirme. Después sí, al principio acercarme a Abuelas, pero siempre de a poco iba avanzando, aunque había cuestiones de mi otra vida que llevaba conmigo. De hecho con mi maternidad, con mi concepción del rol de la mujer. María Sol fue criada por un apropiador, pero además por un círculo en una escuela de monjas, de señoritas, con un rol natural divino de las mujeres en cuanto al cuidado de los hijos. Yo fui mamá muy joven y me dediqué de lleno a cuidar a los nenes, y esa era la vida y eso estaba bien. No digo que esté mal quien lo decide: yo no lo había decidido, me lo habían impuesto. Cuando me acerqué a Abuelas, empecé a comprometerme con las charlas en las escuelas, con las actividades”, sigue. 

En su libro relata también uno de aquellos momentos de quiebre en su vida, cuando todavía era María Sol: “Estaba la tele prendida pero yo no la estaba viendo, estaba en la cocina. Sólo lo escuché. Obviamente no me importaba la política, no creía en la política. Y cuando escuché a Néstor recitar un poema de Joaquín Areta, fue la primera vez que me pregunté cómo la subversión, que para mí era algo tan perverso, tan siniestro y que no tenía forma, podía escribir cosas tan lindas. Entonces ahí esa subversión empezó a tener forma”. Hoy Victoria Montenegro es legisladora de la Ciudad de Buenos Aires por el Frente de Todos y la vicepresidenta de la Comisión de Derechos Humanos a nivel nacional, luego de haber trabajado en el Ministerio de Desarrollo Social: “Con Alicia (Kirchner) trabajando en el Ministerio pude entender que la dictadura no sólo nos pasó a nosotros. Sino que le pasó a gran parte del pueblo argentino: la destrucción del tejido social, la ausencia del Estado generando consecuencias tremendas generación tras generación. Y el objetivo nuestro era trabajar para que los derechos sociales sean derechos humanos. Y ahí abrazar mi trabajo y la posibilidad que me dio de recorrer el país, de estar ahí presente en cada una de esas transformaciones. Y después nace mi espacio político, que era el lugar donde yo sentía que tenía que militar”.  

Su mamá y su papá, Hilda y Roque, estuvieron secuestrados en 1976 en Campo de Mayo. Roque fue arrojado desde un vuelo de la muerte al río, y tiempo después su cuerpo fue encontrado en las costas de Uruguay. Hilda permanece desaparecida. Su abuela y sus tías también fueron secuestradas, y durante esos años el resto de su familia estuvo exiliada. La misma familia que nunca dejó de buscarla y esperarla, aún cuando ella siguió siendo María Sol: “Claramente sin el amor de mis tías, de mis tíos, de mis primos, yo no sé si hubiera podido transitar este proceso de la misma forma. Que me esperaron, que entendieron que yo le dijera papá a mi apropiador, no sin dolor, hoy lo sé. Pero yo en ese momento no lo podía dimensionar, y ellos me esperaron”, cuenta Victoria. “El día que fui a dar mi testimonio en el juicio del Plan Sistemático de Robo de Bebés, fue la primera vez que dimensioné que yo estaba ahí sentada porque no estaban mi mamá y mi papá. Y porque no estaban mis tíos. Parece una cuestión lógica, pero no es lógico. Cuando me senté ahí me sentí tan chiquita, tan frágil y con tanta responsabilidad. Pero lo que sentí cuando terminé fue que esa mochila que tenía pesaba menos”. 

Además de tener tres hijos, hoy Victoria Montenegro también tiene un nieto, Noah, una de las razones por las que decidió escribir su libro: “Al primero al que alguna vez le voy a tener que contar esta historia es a él. Mis hijos la transitaron conmigo. Y quizás porque me parece tan difícil cuando llegue ese momento, es que me decidí a sentarme y tratar de ordenarla para transmitirle a Noah y a su generación.  La importancia de hablar a los jóvenes o a los niños que están naciendo sobre esta historia. Y ese deseo que le transmito a Noah y a todos los suyos de que para ellos sea increíble, sea un recuerdo muy lejano todas esas violaciones a los Derechos Humanos, y que ojalá cuando mi nieto entienda, no estemos dando discusiones que algunos sectores nos quieren llevar a dar: si son treinta mil, si merecían el destino que tuvieron”, continúa, y agrega: “El vínculo que nos acompañó todos aquellos años que nos permitieron vivir en la verdad es el amor de las Abuelas, y hoy yo soy abuela. Así que desde el mismo amor decidí escribir este libro para la Memoria, pero también para que mi nieto algún día lo pueda leer”, finaliza.

El Gran Hermano porteño

El Gran Hermano porteño

La identificación permanente y en tiempo real de cualquier persona que pase delante de una cámara dejó de ser ciencia ficción. El jueves pasado entró en vigencia en la Ciudad de Buenos Aires el Sistema de Reconocimiento Facial de Prófugos (SRFP) que procesa las imágenes en forma rotativa de 300 de las 7.000 cámaras que hay en la vía pública y las estaciones de subtes.

El funcionamiento del software de inteligencia artificial consiste en cotejar el rostro filmado con la base de datos a nivel nacional de las personas con pedido de captura. Si hay coincidencia aparece una alerta en el centro de monitoreo y se pone en acción el operativo policial. Para obtener las imágenes de los prófugos se firmó un convenio con el Registro Nacional de las Personas (RENAPER).

Según el vicejefe de Gobierno porteño y ministro de Seguridad, Diego Santilli, en las primeras dos horas y media de implementado el sistema se detuvieron a diez personas y aseguró que «es sólo para aquellas personas que están buscadas por la Justicia. Nadie va a querer que haya 30.000 personas con pedido de captura y no las podamos agarrar. En febrero agarramos a un tipo que tenía 10 años de condena por secuestrar personas. Lo que quiere la sociedad es que los agarremos”.

Sin embargo, el software debe observar a toda la población para detectar a los prófugos. Para la presidenta de la Fundación Vía Libre y especialista en temas de derechos humanos en entornos tecnológicos, Beatriz Busaniche, el sistema avanza directamente sobre la privacidad y la presunción de inocencia de las personas: “Todos estamos siendo monitoreados permanentemente en búsqueda de criminales, pero somos inocentes. Si nos pidieran permanentemente el DNI en la calle lo veríamos con malos ojos, como un estado autoritario. También, entra en riesgo el derecho de reunión y de libre circulación. Todas las acciones del espacio público podrían verse de alguna forma desincentivadas, como la movilización en una protesta callejera”.

Aunque el SRFP comenzó el jueves último, hace cuatro meses que se están realizando pruebas con el objetivo de perfeccionar el software.  “Estas tecnologías tienen alto grado de inmadurez y fallan. Cuando se implementó en Gales, en un partido de la Champions League, hubo un 90% de falsos positivos”, explica Busaniche.

Cuando empezaron las primeras pruebas en enero, sin anuncios oficiales, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires inició una actuación administrativa pidiendo informes al Gobierno, a Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) y a la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT). “No tuvimos respuestas más que de SBASE y CNRT. Dijeron que no estaban al tanto de la medida”, contó a ANCCOM María Julia Giorgelli, subcoordinadora del Centro de Protección de Datos Personales de la Defensoría.

“En la última Conferencia Internacional de Autoridades de Protección de Datos y Comisionados de Privacidad se alertó que el tratamiento de datos biométricos mediante sistemas de inteligencia artificial tiene que ser permanentemente auditado y se debe informar a todos los sujetos involucrados cómo se realiza. Hay en juego libertades individuales, no puede ser que uno no sepa cómo se manejan esos datos. El derecho a la información es uno de los primeros problemas que tenemos acá”, agregó Giorgelli.

Por otra parte, la Defensoría se pregunta por qué el SRFP no ha pasado por la Legislatura porteña cuando el artículo 80 de la Constitución de la Ciudad dice que le corresponde a ese órgano disponer en materia de seguridad pública. En esta misma línea, el bloque Unidad Ciudadana presentó un pedido de informe al Poder Ejecutivo solicitando detalles sobre la licitación de compra del sistema, las características técnicas, el área del Ministerio de Seguridad que será la encargada del funcionamiento y qué medidas se adoptarán para asegurar el derecho a la privacidad de los ciudadanos.  No obstante, en la sesión parlamentaria del 11 de abril la solicitud fue rechazada y regresó a la Comisión de Seguridad. La legisladora de Unión Ciudadana, Victoria Montenegro, expresó que esto es un problema porque “en lo que va del año, la Comisión nunca se reunió”.

“Estamos muy preocupados, parecen temas menores pero estamos hablando de nuestra seguridad. El índice de delitos en la ciudad aumentó y la cuestión no es la fuerza de seguridad, sino la política. Los objetivos no están claros. Hay más policías, más presupuesto y más tecnología, pero también más delitos”, concluyó Montenegro.  Habrá que esperar para saber si viviendo permanentemente monitoreados se tiene una ciudad segura.