Un muestra sobre el realismo delirante de Laiseca

Un muestra sobre el realismo delirante de Laiseca

Se inauguró en la Biblioteca Nacional “Laiseca: el iniciado”, una exposición que recorre vida y obra del gran escritor argentino, maestro de escritores y personaje de culto que entreveraba esoterismo y literatura y supo brillar como narrador oral en el programa “Cuentos de terror”. Un autor que anticipó el presente.

“Laiseca escribía desde el astral”, afirmó Mariano Buscaglia en su discurso inaugural de la exposición Laiseca: el Iniciado en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, un recorrido por la vida y la obra de Alberto Laiseca: escritor prolífico, personaje de culto, narrador televisivo y esoterista. “En sus textos, el tiempo era una unidad donde estaban el pasado, el presente y el futuro. Y por eso mismo tal vez vemos muchas cosas que suceden hoy, que Lai advirtió cuarenta años atrás”, siguió el curador y director general de la muestra.

“Todo gran escritor, todo genio literario, siempre está hablando a un futuro que se va a formar más adelante —desarrolla el mismo Buscaglia en diálogo con ANCCOM—. Y yo creo que la obra de Laiseca, en ese sentido, es muy profética. Sobre todo en este mundo que tenemos ahora, que es prácticamente tecnocrático y lleno de dictadores que son muñecos psicóticos, gritones… Todo eso está en la obra de Laiseca; te pone los pelos de punta cuando lo leés. Es como que se invirtieron las cosas: hoy lo real es el delirio”.

La exposición plantea un recorrido por la vida de Laiseca a partir de los tres momentos de la iniciación esotérica: el deseo, la perseverancia y el dominio. Así, a través de paneles y biombos color rojo tierra y verde olivo, pasamos desde sus lecturas de infancia y los conflictos con sus padres, a través de las noches del Bar Moderno y su lucha por la publicación de su enorme novela Los Sorias, hasta su consolidación en el circuito cultural como personalidad mediática y maestro tallerista.

“Todos piensan en Laiseca como una especie de lobo solitario —sigue Buscaglia—pero en esa etapa de los años setenta y fines de los años sesenta, en el Bar Moderno, Laiseca fue muy activo, tenía muchos amigos ahí. Y él pasaba de mesa en mesa con sus manuscritos, pidiéndoles a los demás que lo escucharan mientras leía. Además participaba de lecturas que iban de casa en casa, y ahí él leía los textos taoístas, leía sus obras de teatro, leía los primeros fragmentos de Los Sorias, esa novela que nadie quería publicar…”

Alberto Laiseca manejaba un estilo al que llamó “realismo delirante”. En su obra se juntan elementos míticos, coloquiales y grotescos. Como tallerista, tuvo discípulas tan diversas como Selva Almada, Valeria Tentoni y Gabriela Cabezón Cámara. Allí acogió también al propio Mariano Buscaglia, que sentencia: “Laiseca es imposible de copiar. Eso te lo dicen los mismos discípulos. Me parece que no puede haber alguien que continúe su estilo, porque de hecho ese ‘realismo delirante’ es ponerle nombre a algo que no se puede definir. Para mí, el gran legado de Laiseca es la imaginación”.

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Tras los discursos inaugurales, se proyectó un episodio de Cuentos de Terror: una serie de narraciones orales del escritor homenajeado para el canal de cable argentino I.Sat. El ciclo recoge obras de Poe, Lovecraft, Ocampo y del propio Laiseca, entre muchos otros. En esta ocasión, fue un cuento anónimo: “La madre y la muerte”. Se apagan las luces, se escucha un zumbido y aparece un bigote, un cigarrillo, la voz cavernosa de Laiseca; un autor que hizo de sí mismo un personaje.

“Mucha gente se acercó a la obra de Laiseca gracias a ese programa —dice Buscaglia—, sus discípulos y el público duro que se formó en esa etapa, la del viejo loco que hablaba en televisión, de bigotes enormes, fumando sus cigarrillos y contando cuentos extraordinarios. Hay que tener en cuenta que esa percepción, que es positiva por parte de los jóvenes, también tuvo su lado negativo con la intelectualidad de acá, que toma esas cosas como si fueran un circo y lo trataban de payaso o lo que fuera. Cuando es todo lo contrario: era un genio tanto actoral como literariamente. No recuerdo otro escritor que tuviera esa calidad y ese talento para contar los cuentos. Además, sin nada: el tipo está solo, hablando, contando un cuento de la forma más primitiva y antigua como antes se contaban los relatos orales; lo hace del mismo modo y tiene el mismo efecto, hay muy pocas personas que pueden lograr eso.”

En Laiseca: el Iniciado encontramos, como el nombre insinúa, círculos mágicos, espadas rituales, demonios quiméricos, mudras, máquinas de protección áurica y grabados de Hermes Trismegisto. Aparecen Madame Blavatsky, Eliphas Levy y Paracelso junto a cartas a Rodolfo Fogwill y películas de Cohn y Duprat. Hay gallinas con pico de trompa que absorben la potencia sexual y flamencos de base mecánica que sacan repuestos de sus cadáveres. El caos contenido en los libros de Laiseca.

“El esoterismo es muy importante en la obra de Lai —explica Buscaglia—. Sobre todo en las novelas más importantes de él, como Los Sorias o El jardín de las máquinas parlantes, que prácticamente no se pueden leer sin el marco esotérico. Además, Lai era un esoterista. Vos ingresabas a la casa de Lai y tenía muchas marcas esotéricas, como los platos, que eran uno de los elementos más atípicos y que generaban mucho desconcierto en las personas que entraban por primera vez. Vos veías platos comunes, de vidrio, puestos en lugares insólitos, sobre un banquito o algo así, con una película de agua encima, y los llegabas a tocar y te ladraba: ‘¡No me toques eso, porque son mis máquinas!’. Eso en el plano material era un plato, pero en el plano astral era una máquina que te protegía”.

La inauguración también contó con los discursos del Director de Coordinación Cultural de la Biblioteca Nacional, Guillermo David, y de Nicolás Reydó, integrante del equipo de investigación. Éste último, después de leer una larga lista de agradecimientos que incluía a Julieta Laiseca (hija de Alberto), Selva Almada y Andrés Duprat, destacó: “En este contexto donde predominan los Sorias, donde el estado todavía es un espacio de resistencia y de disputa, es importante nombrar a los compañeros que trabajaron en esta muestra.”

“Todo el proceso fue muy colectivo —se alegra Buscaglia—. Laiseca decía algo muy particular: él tenía esperanza de que su obra fuera conocida mientras estaba vivo, porque él decía que ‘mientras estoy vivo puedo hinchar las pelotas’. Y yo creo que ese es el objetivo que tenemos: hinchar las pelotas. Hinchar las pelotas para que la obra de Laiseca sea lo más conocida posible, porque me parece que vale la pena. Yo lo tengo muy alto en cuanto estima y admiración. Para mí está a la altura de Borges. No es un escritor más dentro de una escuela literaria; es un tipo que aparece una vez en el siglo.”

Laiseca: el Iniciado se podrá visitar hasta el 30 de junio de 2026 de lunes a viernes de 9 a 21 hs. y sábados y domingos de 12 a 19 hs. en la Sala Juan L. Ortiz de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, Agüero 2502, CABA. La entrada es libre y gratuita.

“El derecho a la belleza debe ser para todos”

“El derecho a la belleza debe ser para todos”

Este lunes comienza una nueva edición del Festival Va Poesía que se desarrollará en Mendoza, CABA y Provincia de Buenos Aires. Habrá recitales, talleres y charlas que llegarán especialmente a instituciones de encierro, barrios vulnerados y refugios para personas en situación de calle.

El Festival Internacional Va Poesía Argentina tendrá su 13° edición desde este lunes y hasta el 10 de octubre en Mendoza y luego del 13 al 17 del mismo mes en CABA y provincia de Buenos Aires. Bajo la consigna de la poesía como mecanismo de inclusión social, el festival permite que este género literario llegue a diversos sectores de la sociedad.

Durante 15 días habrá más de 25 lecturas, talleres, y presentaciones públicas. En esta edición participarán poetas de distintos lugares del mundo, lo que favorece el intercambio entre artistas. Además de autores argentinos, habrá escritores provenientes de Suecia, Venezuela, México, Costa Rica, Gales y de Colombia, con ideas y voces divergentes.

En ambas etapas, primero en Mendoza y luego en Buenos Aires, Va Poesía busca abrir el diálogo poético en espacios con personas que habitualmente no están en contacto con la literatura. Las actividades tendrán sus sedes en cárceles, escuelas, sindicatos, refugios, comedores, entre otros sectores vulnerables. Ricardo Rojas, codirector del festival, explica: “Vamos a lo que llamamos la Argentina profunda, donde están nuestros hermanos y hermanas más desfavorecidos o en situaciones precarias”.

Cuando la poesía es leída en estos espacios “se forma un círculo mágico donde la realidad se interrumpe y da permiso a que florezca lo humano” en palabras de Rojas, y propicia: “a que nos podamos ver: que podamos prestarnos atención; que advirtamos que todos somos valiosos: que estamos todos en este mundo”. Como dice Marta Miranda, también codirectora del festival, “se abre un espacio de pensamiento distinto, en donde es posible soñar o repensar los sueños. Se agrega una dimensión de vida que quizá antes no se avizoraba. Una otra posibilidad.”

El proyecto alienta a que se desarrollen las potencialidades creativas dentro de estos espacios de vulnerabilidad social y consecuentemente haya, en palabras de Miranda, “un empoderamiento concreto de las clases populares. Que se pregunten ¿cuáles eran mis sueños? ¿Cuáles eran mis deseos? ¿Cómo nos organizamos para hacer un mundo más fraternal, más bondadoso, más tolerante, más humano?”

Después de la etapa mendocina, entre el 13 y el 17, el Festival tendrá como sedes en CABA a la Asociación de Empleados de Farmacias, en Constitución, al Instituto de Menores Belgrano, en Once, a PAEBYT-Casa de Atención y Acompañamiento Comunitario Morenos de la Calle Larga, en Pompeya, al Instituto de Menores Agote, que queda en Palermo, al  Taller Cristo de los Villeros, de Barracas, a No Tan Distintes, en Boedo y al café bar La Poesía, de San Telmo. La Universidad Nacional de La Matanza será otra de las sedes, ya en el Conurbano bonaerense.

Desde la organización “buscamos revertir la ecuación actor/espectador por una más igualitaria, la de actor/actor, activo desde su comunidad”, dice Miranda. Y bajo la misma línea, Rojas afirma que se trata de un festival que “pone por delante de todo lo humano, lo horizontal, lo simple y como decía el Papa Francisco con todos, todos, todos.”

Sobre la necesidad de que exista un proyecto cultural como este, Miranda explica que “no todas las comunidades o personas tienen la posibilidad de acceder a un espacio de literatura, pensamiento e intercambio. Y en la mayoría de los casos no la tienen porque no pueden -por lejanía, condición social, factores económicos- y no porque no quieran”. La codirectora del festival cree en la importancia de “darle a la gente la opción de decidir qué contenidos quieren en su vida. Ofrecerles la posibilidad. Después cada uno, cada una, decidirá qué hacer con lo que escuchó, sintió, compartió”. Y asegura: “El derecho a la belleza debe ser para todos”.

Ambos directores concuerdan que lo ideal es que los participantes se lleven el espíritu comunitario y la noción de que cada paso es importante para realizar una transformación en la sociedad, que no hay pueblo pequeño, escuela alejada, situación de vida que no pueda modificarse. Rojas resalta “el cariño de nuestra gente en situación vulnerable. Nuestro reconocimiento eterno y nuestro afecto enorme por compartir su tiempo, su poesía y su expertiz en general en estos encuentros tan simples y profundos donde la belleza, la tolerancia y la fraternidad son los motivos centrales del asunto.”

La fiesta de las letras

La fiesta de las letras

Este jueves se inicia la 17 edición del FILBA, el festival que reúne al mundo literario en todas sus expresiones. Escritores y artistas nacionales e internacionales participarán de talleres y actividades junto a los lectores.

El Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires, FILBA, va a festejar su 17° edición desde el jueves 25 hasta el domingo 28, y se desarrollará en distintos espacios culturales de la ciudad. Esta vez contará con participantes tanto internacionales como  nacionales, permitiendo que se crucen distintas disciplinas y puntos de vista con el objetivo de que la escritura sea la protagonista.

El eje que orienta esta edición es “alter”, que significa “el otro”. Según Victoria Rodríguez Lacrouts, gestora del festival, uno de los grandes desafíos actuales es animarse a ser interpelados por aquello con lo que no nos sentimos identificados, y hacerlo con apertura, sin moralismos ni preconceptos, ya que “cada uno de nosotros está hecho de otros, nos guste o no”. La literatura en ese sentido es un terreno que invita a la empatía, a ver al otro y a reconocerlo en uno mismo. De esta forma, la alteridad, tradicionalmente ligada a la academia es traída a un contexto más cercano. Tal como señala Catalina Labarca, también gestora del festival, la invitación es a “volver a mirarnos las caras y decir: ‘bueno, yo también estoy en ese en frente a mí’”.

Dentro de las actividades, el festival busca impulsar la creatividad desde varios lugares y con distintos formatos. Habrá paneles y talleres, diálogos y conversaciones, entrevistas y lecturas, junto a recitales de poesía, performances, música, y más para satisfacer todos los gustos e invitar a nuevas experiencias. Dentro de los talleres se destacan el de leer cine, el taller de guion, el de dramaturgia y el de narrativa, entre otros. Por otro lado, se proyectarán las películas “Caminos Cruzados” y “Close” el viernes y sábado respectivamente en colaboración con MUBI en el auditorio del MALBA.

Algunas de las iniciativas elementales del festival son la biblioteca abierta, donde se invita a intercambiar libros, la cata de textos, en la que cinco librerías distintas de la ciudad tendrán autores para repasar sus publicaciones, y luego la suelta de ejemplares, que permite que el público se lleve volúmenes de historia, literatura, y otras disciplinas. Las actividades y el festival en si fueron pensados bajo la premisa de que la literatura circule.

”Buscamos que la literatura esté en movimiento, que circule, que una lo que creíamos que nunca iba a estar unido”, afirma  Rodriguez Lacouts. “No buscamos cánones ni canonizar, creo que buscamos transversalidades, tejer una red. Para eso, la literatura tiene que moverse”, agrega.

Filba no está sujeto a las novedades del mercado, por lo que los convidados son elegidos bajo un largo proceso de curaduría que se rige en base a lecturas que les agradaron o recomendaron a las gestoras. Siempre lo piensan tras prestar atención a lo que se viene publicando o lo que crean que sea acorde al tema de cada edición, aunque también depende de donde obtienen apoyo económico y de la disponibilidad de los autores.

Además de los escritores argentinos, este año se suman invitados internacionales tanto de Latinoamérica como del Hemisferio Norte: vendrán autores de Colombia, México, Uruguay, Chile, Ecuador, Finlandia, España, Gran Bretaña y Canadá. También será la primera vez en el festival que participarán escritores de otras provincias argentinas, como Misiones, Córdoba, La Pampa, Tucumán y Salta. “

En su decimoséptima edición, el Filba acontecerá por primera vez también en el microcentro porteño. Además de su locación histórica en el MALBA, se ocuparán diferentes centros culturales como ArtHaus, el Centro Cultural Paco Urondo, y la Casa de la Cultura, recientemente inaugurada por el Gobierno de la Ciudad. Lo especial de estas locaciones es su cernía, se le dio importancia a las sedes y su accesibilidad, buena ubicación, y amplitud.

Es un evento gratuito y abierto al público, exceptuando algunos talleres que tienen inscripción previa y un bono simbólico. Esta instancia de gratuidad es elemental, ya que busca que la mayor cantidad de gente posible se acerque y quiera participar. “Nuestro desafío es que sea el festival más plural posible y ese es uno de los grandes motivos de la gratuidad”,  dice Rodríguez Lacrouts, y agrega: “Si cobrás en esa instancia … queda algo mucho más de nicho: para entendidos y para quienes pueden pagar”.

De esta manera, desde la gestión del evento se busca que la literatura abarque todos los públicos posibles haciendo que “pueda estar en el escenario de otras maneras: por eso las performances, la suelta de libros, la biblioteca abierta (que también es otra manera de crear accesibilidad en tiempos donde la compra de libros es tan difícil)” dice Labarca.

El alma del festival es invitar a todos, y que quienes asistan “se lleven reflexiones e ideas que a lo mejor no tenían y de repente en alguna charla, en algún panel, en algún performance les disparó algo que era interesante seguir pensando”, señala. Bajo la misma línea, Rodríguez Lacrouts considera “La vida se hace de este tipo de microtejidos: escuchar una frase que te guardaste, leer un libro nuevo, llevarte una buena lista de libros recomendado, llevarte una nueva mirada sobre algunas cosas”.

Labarca concluye: “El FILBA pone a la literatura en escena a través de diferentes formatos con el simple propósito de que llegue a todos. Poner pausa y pensar creo que es uno de los desafíos más grandes que tenemos hoy en día. El festival hace su aporte ahí y ojalá lo siga haciendo por mucho tiempo más”.

Rescate de un grande olvidado

Rescate de un grande olvidado

La Biblioteca Nacional presenta “Álvaro Yunque, El profeta de Boedo”, una muestra que recorre la obra y la vida del escritor que fudó el Grupo Boedo y el Teatro del Pueblo.

La exposición Álvaro Yunque, El profeta de Boedo, en la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, cuenta con la curaduría de los coordinadores Emiliano Ruiz Díaz, María Redondo y Darío Benedetti, quienes hacen un recorrido integral por la obra del autor para volver a poner en agenda a una figura cuya producción abarcó todo el siglo XX, particularmente las décadas del 1920, 1930 y 1940 hasta llegar a los años sesenta. Se trata de un autor que supo contar con un público lector importante pero quedó olvidado y hoy vuelve a ser releído.

Álvaro Yunque, seudónimo utilizado por Arístides Gandolfi Herrero (1889-1982), fue un escritor humanista que usaba el realismo para darle voz a los relegados de la sociedad. La muestra parte del archivo personal del autor que contiene fotografías, libros, manuscritos, cartas, publicaciones de revistas, periódicos y cuadernos, que aquel comenzó a reunir desde 1903. “Es uno de los archivos personales más profuso que tenemos en guarda en la institución”, comenta Ruiz Díaz.
Luego de su muerte, en 1982, ese archivo quedó bajo la guarda de su esposa, Albina Gandolfi, que al morir se lo legó a su hija, Alba, quien lo conservó y continuó sumándole materiales como los recortes de prensa sobre la obra de Yunque y los homenajes póstumos. En 2012, Alba donó las 67 cajas que conforman su archivo a la Biblioteca Nacional que cuenta con un Departamento de Archivos y Colecciones Particulares que se encarga específicamente de ese tipo de material. Son nueve metros lineales de materiales, es bastante grande y gran parte está inexplorado”, revela Benedetti.
Al ingresar a la Biblioteca, un panel verde que introduce a la literatura de Yunque une las salas María Elena Walsh y Lugones, donde se desarrolla la exposición. En su entrada, cuelgan barcos de papel, en alusión al título de su libro de cuentos infantiles. Lo acompaña la ilustración de un hombre trabajando sobre un yunque que aparece en la portada de Antología Poética,de 1949, obra considerada como laboratorio de su estilo, según el catálogo de la muestra.

La exposición destaca su corta pero importante participación en el surgimiento del grupo de Boedo, del que fue uno de sus fundadores y donde aportó su poesía como rasgo literario del espacio. Junto a una fotografía del autor se destaca su primer libro de poesías, Versos de la Calle, publicado en 1924 por la editorial Claridad.
En otras vitrinas se encuentran libros editados por esa casa editora junto al manuscrito de su poema No te Metas, escrito en 1978 durante la última dictadura militar. Además, se puede leer una carta de Antonio Zamora, director de Claridad, evidenciando el contacto permanente entre ellos.
En una televisión se reproducen las entrevistas a Gito Minore, editor, compilador y prologuista de Luces Malas, a Nuria Dimotta, del Departamento de Archivos de la Biblioteca, a Leonardo Candiano, autor de Boedo, orígenes de una literatura militante, y a Adriana Petra, autora de Intelectuales y cultura comunista, quienes trabajaron desde distintos aspectos su obra.

Además, se rescatan los aportes de Yunque a la literatura infantil. Desde el título de su libro más reconocido Barcos de Papel. Cuentos de niños, el autor señala que su literatura no es para niños sino “de niños”. Son ficciones realistas que cuentan sobre las injusticias que sufren los niños proletarios y que, al mismo tiempo, son incomprendidos por los maestros o los adultos. A su vez, como sus relatos comienzan con un epígrafe también está escribiendo para los adultos que lo leen y son quienes deben garantizar el bienestar de los infantes.
En una pared blanca resaltan los libros Poncho, Jauja, y Lectura Libre junto a fotografías de Yunque rodeados de niñas y niños y una carta que le escribieron los estudiantes preguntándole qué libro de su autoría debían tener en la biblioteca de su escuela.
Se puede ver el alcance de su literatura en los libros que se tradujeron de él, como, Barcos de papel en búlgaro y Los muchachos del sur en ruso, ejemplares que en la muestra están acompañados por un telegrama enviado desde la Universidad de los Escritores de la URSS saludándolo y el memorándum emitido durante la última dictadura militar solicitando sanciones para uno de sus libros.

Asimismo, la obra recupera la amplia participación del autor en el teatro. Publicó más de veinte obras para adultos y niños, donde también vio un espacio para disputar la conciencia del público contando sobre las penurias de los explotados o caídos en desgracia, y a la misma vez a sus explotadores, comerciantes y tiranos.

Se comprometió con experiencias teatrales donde el arte era más importante que lo comercial, como fue su participación del Teatro Libre que un año después devino en el Teatro Experimental de Arte. Asiduamente colaboró con el Teatro del Pueblo dirigido por Leónidas Barletta, su compañero en el grupo de Boedo. También participó en la creación del teatro popular La Máscara, donde fue uno de sus fundadores y su asesor literario, y como militante en la creación del Teatro del Partido Comunista.

También se destacan las obras de Yunque que fueron llevadas a la pantalla grande como la pieza teatral La intrusa,  protagonizada por su hermano junto a su nuera, y el cuento Barcos de Papel, del que se puede visualizar y escuchar unos fragmentos.

En la sala Lugones, en tanto, se exponen otras esferas de su escritura en las que incursionó como un intelectual militante, aunque hay que entender su obra como una unidad.
Sobre la pared izquierda, se reconoce su trayectoria como escritor y se destaca un dossier que reconoce su obra en vida, la carta enviada por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) en 1979 por el otorgamiento del premio de honor. A su vez, se registra su participación en la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE), dirigido por Aníbal Ponce quien lo introdujo al materialismo histórico, espacio donde los intelectuales de la época se organizaban contra el avance del fascismo en Europa. Y se puede encontrar la letra de la canción que compuso para la Agrupación Femenina Antiguerra (A.F.A) junto a fotografías que dan cuenta que su compromiso por una nueva sociedad lo llevó a visitar la Universidad de Moscú junto con su mujer, pero también a estar exiliado en Montevideo junto a Alfredo Palacios en 1945.

En otra pared se rescata su trabajo periodístico e historiográfico. Yunque, como gran lector de Tolstoi, era un humanista que se consideraba divulgador de sentimientos e ideas nuevas para contribuir al desarrollo de la humanidad, por eso escribió en diversos periódicos y revistas, incluso en los que se podrían considerar contrarios a sus ideas como fue el caso de El Hogar. “Al estudiar su obra podemos encontrar un humanismo cristiano, aunque él no sé consideraría como tal, ya que en su obra los personajes que sufren siempre logran redimirse”, cuenta Benedetti. 

También se destaca el abordaje del autor sobre la cuestión gauchesca, en la que se diferenció de la línea del Partido Comunista y de la celebración acrítica de la Conquista al Desierto. Desde una perspectiva evolucionista, que lo llevó a caer en estereotipos peyorativos, incorporó al indígena en la historia nacional señalando la lucha de algunos pueblos en la Guerra por la Independencia o realzando la figura de sus líderes. En ese sentido, se destaca el libro Calfucurá, publicado en 1956 junto a una edición del 2005 publicada por la Biblioteca Nacional junto al manuscrito original y afiches sobre sus charlas. 
A su vez, en una vitrina encontramos Breves historia de los argentinos donde resume su idea de la historia como dialéctica entre los procesos sociales y los sujetos que participan de ellos. Por eso, también, aparecen las biografías escritas por él como por ejemplo Leandro N. Alem, Esteban Echeverría en 1837: contribución a la historia de la lucha de clases en la Argentina, Rafael Barret y Aníbal Ponce.

Además, se destacan libros de varios autores que le dedicaron a Yunque, reconociendo la influencia de su obra  en sus producciones literarias. Ahí aparecen ejemplares de Política Británica en el Río de la Plata, del pensador Raúl Scalabrini Ortiz; Primer cielo de Buenos Aires, que le dedica Barletta por enseñarle a trabajar para el pueblo, Uno y el universo de Ernesto Sabato.

Al final, en una vitrina se muestra parte de los 91 cuadernos escolares que el autor rótulo como Pensamientos, donde como un asiduo escritor organizó 1.868 notas con frases célebres de distintos pensadores que luego utilizaba como epígrafe o problematizaba en sus escritos. La exposición se puede recorrer hasta el 2 de noviembre, lunes a viernes de 9 a 21 y sábados y domingos de 12 a 19.

«Celebrar la palabra para que la esperanza vuelva a encenderse»

«Celebrar la palabra para que la esperanza vuelva a encenderse»

En un contexto signado por ajustes culturales y desafíos para los espacios artísticos, el Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro celebra su decimoquinta edición y se propone revalorizar lo humano. Habrá poetas de toda la región.

Del 19 al 22 de agosto tendrá lugar el Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro, en el Espacio Literario Juan L. Ortiz del Centro Cultural de la Cooperación. Con entrada libre y gratuita, esta edición se presenta como un faro de luz entre tanta oscuridad. “No nos dejamos abatir por la nefasta realidad que nos circunda y vamos a celebrar la palabra para que la esperanza vuelva a encenderse”, sostienen desde la organización.

Desde sus inicios, el evento se construyó como una propuesta autogestiva e independiente. Durante quince años, esa autonomía le permitió reunir propuestas estéticas variadas y consolidarse como un referente cultural en la región. “Nuestro objetivo es convocar una diversidad de voces que representen el mundo actual, generacional y regionalmente”, explica Patricia Díaz Bialet, poeta e integrante de la comisión organizadora, en diálogo con ANCCOM.

En esta ocasión, el Festival reunirá a medio centenar de poetas de toda Latinoamérica. Entre los invitados internacionales se encuentran la colombiana Camila Charry Noriega, la nicaragüense Alejandra Sequeira Aguilar, el uruguayo Diego Cubelli, la venezolana Yanuva León, la boliviana Melissa Sauma y la chilena Camila Fadda Gacitúa. Del ámbito local participarán voces como Marina Arias, Guillermo Saavedra, Pablo Ingberg y Mariana Garfinkel. “El encuentro de nuestra obra con la de los poetas de países hermanos siempre es fructífero”, asegura Díaz Bialet.

La selección de invitados no se guió por criterios estéticos cerrados, sino por la intención de reflejar la riqueza de la poesía contemporánea. Durante un año de trabajo, el equipo revisó una gran cantidad de materiales, que incluyeron piezas tanto de poetas consagrados como de autores emergentes. “Lo humano será lo primordial en esta edición y se transmitirá a través de las obras y de quienes las escuchen”, menciona.

En paralelo a esta pluralidad de voces, el Festival desplegará durante cuatro días una programación que invita a explorar la escritura poética a través de mesas de lectura y conversatorios sobre el lenguaje como resistencia y su manifestación en el arte. “La poesía, con su palabra que permite múltiples interpretaciones, ensancha el pensamiento y nos brinda puntos de vista que no habían sido tenidos en cuenta”, señala Díaz Bialet. Además, se realizará una charla sobre inteligencia artificial y su uso para la elaboración de nuevos relatos, coordinada por el ensayista y director artístico del Centro Cultural de la Cooperación, Juano Villafañe. “Si bien puede aportar a la construcción literaria, ninguna tecnología puede reemplazar a la experiencia poética original”, anticipa Villafañe.

En un presente de incertidumbre, el Festival funciona como un espacio de creación y encuentro que transforma la palabra en una herramienta de resistencia, capaz de abrir nuevos caminos de reflexión. “En estos tiempos difíciles, la poesía representa una victoria, ya que nadie permanece igual si es alcanzado en su fibra más íntima por la belleza y la verdad de un poema”, concluye Díaz Bialet.

La programación completa del Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro se puede ver acá