Masiva marcha de organizaciones piqueteras

Masiva marcha de organizaciones piqueteras

Más de cien mil personas se movilizaron desde todo el país a la Casa Rosada para reclamar la reapertura de planes sociales, mejoras salariales y medidas para contener la inflación.

Organizaciones piqueteras realizaron una marcha federal bajo la consigna “Por trabajo y salario, contra el hambre y la pobreza”. Los movimientos sociales, nucleados en el Frente de Unidad Piquetera, llegaron desde todo el país a Plaza de Mayo, culminando la movilización comenzada el último martes. Desde las 10 de la mañana se concentraron en las estaciones ferroviarias de Retiro, Once y Constitución para ingresar al microcentro porteño.

“La Marcha Federal es parte del Plan de lucha que hemos definido hace unos meses, hicimos el acampe también y varias movilizaciones. Queremos visibilizar el deterioro de la situación económica y social del país que no se concentra solamente acá, sino que está pasando desde La Quiaca a Ushuaia, de este a oeste”, dijo a ANCCOM Melisa Cáceres, militante de Barrios de Pie- Libres del Sur.

Por su parte, la referente del Frente Popular Darío Santillán, Mónica Hidalgo,  sostuvo que “hay una gran necesidad de manifestar esta situación que, de alguna manera, pone sobre el tapete esta precarización, falta de trabajo, falta de expectativas y desánimo de nuestro pueblo en poder retomar un camino social donde tengamos trabajo con derechos”.

A partir de las 12 del mediodía, comenzaron a escucharse los bombos en los alrededores de la plaza y, desde las 15, llegaron las columnas de organizaciones piqueteras de izquierda entre las que se encontraban el Polo Obrero, el MST Teresa Vive, Barrios de Píe- y movimientos sociales como el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). Sin embargo, Hidalgo mencionó que “hay una demanda en nuestro pueblo, no sólo de los sectores sociales que se organizan en las clásicas organizaciones piqueteras, sino que también hay varias organizaciones sindicales y agrupamientos de trabajadores que no reúnen las condiciones de tener derechos bajo un contrato laboral”.

Hidalgo destacó que “las organizaciones sociales venimos teniendo fuertes demandas hacia el gobierno. No solamente por la falta de trabajo, sino por la falta de respuesta en lo que es la seguridad social. Hay un montón de compañeros y compañeras que en esta circunstancia donde se han quedado sin trabajo, no tienen la posibilidad de poder cobrar una ayuda social a través de los programas que hay como el Potenciar Trabajo, por ejemplo, porque está cerrado. O no llegan a los requisitos que se necesitan para acceder y se hace un cuello de botella donde muchas personas quedan sin trabajo y sin contención social a la vez.”

Por su parte, Analía Zárate, del FOL, agregó que “no son sólo demandas de organizaciones sociales, sino que la inflación y la crisis económica está afectando a todos los sectores en general. El salario mínimo no alcanza para nada. Esta situación está tocando a todos los sectores de laburantes y entendemos que es un reclamo más amplio”.          

Mientras el INDEC daba a conocer que la inflación de abril fue de 6% y los alimentos aumentaron un 5,9%, miles de personas ya se encontraban frente a la Casa Rosada. Zárate mencionó que “el único alimento del día para un montón de chicos de un montón de sectores es harina y mate cocido”. Desde Resistencia Popular, Mirta González agregó que “no se puede consumir carne, no se puede comprar medicamentos, no podemos mandar a nuestros hijos al colegio abrigados porque comprarlo vale fortuna. No podemos sostener más esto”.

Ayer, el Ministerio de Trabajó publicó en el Boletín Oficial el adelanto a junio del aumentos del salario mínimo. Desde Barrios de Pie- Libres del Sur aseguraron que el salario de cada ciudadano y ciudadana está muy por debajo de la canasta básica de alimentos. El Frente Popular Darío Santillán, por su parte, indicó que el aumento fue antes de lo pactado porque la inflación ya se lo comió: “Los salarios son magros, no podemos resolver un salario que esté más arriba que la línea de pobreza, que pueda contener las necesidades de salud, que pueda ser del trabajo de todos y todas y no de ciertos sectores que consiguen trabajo en blanco. Lo demás es una gran economía informal, pauperizada, en malas condiciones y precarizada. Eso no es agenda para las disputas que hay dentro del peronismo”, dijo Hidalgo.

Al caer la tarde y ante los últimos rayos de sol, más de 100 mil personas que se encontraban bajo las banderas, se preparaban para dar comienzo al acto de cierre. Referentes de todas las provincias, subieron al escenario para finalizar la jornada. Desde el MST de Córdoba, Franca Condori contó: “Cada vez crecen más los jóvenes, niños y adultos que llegan a nuestros comedores y el gobierno, incluso en la pandemia y ahora, se ha cansado de cortar la ayuda alimentaria y de traer comida cada vez de menor calidad. Le estamos exigiendo al gobierno solucionar el hambre a nivel estructural y dar ayuda a los comedores que, hoy en día, lo necesitan más que nunca. Esas son las demandas, entre muchas otras”.

Finalmente, afirmó: “Acá lo que hace falta es un modelo productivo distinto que, nosotros opinamos, tiene que ver con un cambio radical de país por un mundo distinto y es por eso también que luchamos y seguimos movilizando”. 

 

«Producimos y cada vez somos más pobres»

«Producimos y cada vez somos más pobres»

Movimientos sociales y organizaciones de la economía popular se autoconvocaron en Plaza de Mayo para exhibir y vender sus producciones. Reclaman políticas públicas para el sector.

Trabajadores de la economía popular y la agricultura familiar se movilizaron ayer a plaza de Mayo para realizar un “Feriazo Nacional” para reclamar políticas públicas que beneficien al sector, cada vez más vulnerado. Entre las organizaciones convocantes estuvieron Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Frente Popular Darío Santillán (FPD), Movimiento de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón (MTD), MTR por la Democracia Directa (Movimiento Teresa Rodríguez), Federación de Organizaciones de Base (FOB) y el Movimiento Resistencia Popular (MRP).

Desde la Pirámide de Mayo hasta las rejas de Casa Rosada se organizaron en dos filas distintos puntos de venta de alimentos a precios populares, como pastafrolas, facturas, tortas, empanadas y sandwiches. También artesanías, juguetes para niños, peluches o cortinas de plástico reciclado. Debajo de un gazebo, colocado en el centro de la plaza, un grupo de seis mujeres cosían a mano guardapolvos, medias y joggins para que los niños asistan al colegio. 

Los principales reclamos se nuclean en mejoras salariales para los trabajadores, apoyo económico a comedores barriales, el reconocimiento de sus labores como trabajo digno, el déficit habitacional y las pocas posibilidades de inserción al mercado laboral que se enfrentan las nuevas generaciones, enumeraron algunos de los presentes en la Plaza.

Bajo el lema “producimos, pero igual somos cada vez más pobres” y vestidos con chalecos rojos y empuñando banderas, el FOL fue el que tuvo mayor concurrencia. Jimena Farina, del espacio de niñeces de esta organización, expresó que estaban ahí para que “la tarea que se desarrolla en cada barrio sea reconocida como un trabajo y reciba un sueldo digno, con todos los derechos laborales que les corresponden”. Además, agregó que “los precios de la canasta básica golpean directamente a los niños y esto genera que sus derechos no estén garantizados”. Mariel Solis, también de FOL, contó su preocupación por el futuro de sus hijos: “Les enseño todos los días a luchar por sus sueños, que estudien y reclamen”.

Otra de las problemáticas que compartieron los trabajadores de las distintas agrupaciones fueron “el retrato que se construye de las personas que reclaman por sus derechos”, según Ángel Gómez, un ex empleado de Techint. “Nosotros venimos a demostrar que somos trabajadores, no queremos un plan social, queremos que nuestro trabajo sea digno”, aseguró. En la actualidad, Gómez es soldador, albañil y pintor, les enseña a los jóvenes de la agrupación MTR esos oficios. “Al igual que varios de mis compañeros, vivo del día a día, no somos vagos ni planeros, como algunos sectores de la sociedad y ciertos medios hegemónicos nos identifican”, añadió.

Graciela Méndez, de la organización MTR expresó que “el sueldo no alcanza para nadie, imagínense para nosotros que no ganamos ni la mínima. Vean como trabajamos en cada una de las mesas que exponen nuestros productos. Eso es lo que producimos todos los días. También tenemos huertas comunales, pero nos cuesta el acceso a la tierra”.

A pesar de vender alimentos en los puestos de cada movimiento social, la mayoría de las trabajadores del Feriazo Nacional almuerza, como ayer en Plaza de Mayo, alimentos cocinados en ollas populares. “En la mayoría de las ocasiones, son la única posibilidad de completar un calendario de comidas completas en la semana”, aseguró Griselda Mendoza, integrante de FOL y quién trabaja en un comedor en Florencio Varela.

“Estamos desbordados por la gente que se acerca a buscar trabajo”

“Estamos desbordados por la gente que se acerca a buscar trabajo”

Dueña de una voz firme y poderosa y nacida hace 37 años en Florencio Varela, uno de los distritos del tercer cordón del Conurbano bonaerense más castigados por la crisis, Marianela Navarro es una mujer que no tiene respiro. Maestra de primaria en Bosques y en Ingeniero Alan, y militante de la primera línea del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL), Navarro describe el trabajo territorial en la Provincia y advierte que la organización que integra “no da abasto” con las demandas de los sectores más vulnerados.

Su recorrido personal ya la puso en relación con la situación del país desde pequeña. Proviene de una familia trabajadora, con un padre herrero en la planta de vidrios Cattorini de Quilmes oeste, y una madre que se desempeñaba también en empleos fabriles como la producción de mosaicos y textiles. Se recibió de maestra en diciembre de 2001, cuando colapsaba el gobierno de Fernando de la Rúa. Consciente de que nunca le sobró nada, lo único que quedaba era el sacrificio y la perseverancia de todos los días para salir adelante. Pero esa fuerza debía estar organizada.

La militancia es algo que corre por su sangre. Su papá, un hombre de izquierda, era delegado de fábrica en la última dictadura y fue detenido en 1976, cuando activaba en San Francisco Solano, una de las zonas más humildes de Quilmes. Navarro milita en el movimiento de desocupados desde los 14 años y participó en lo que fue el surgimiento de estos sectores sociales que comenzó a ganar protagonismo en la Argentina del neoliberalismo menemista.

¿Qué recuerdos de tu infancia se conectan con la decisión de militar?

Recuerdo que había que caminar mucha cuadras en el barrio para conseguir azúcar negra, que era más barata. También que con todos mis hermanos trabajábamos en la herrería. A los 12 años con mi hermana hacíamos puntas de rejas con el torno. Otra imagen que tengo es la de mi mamá que cuando terminó la secundaria, escribía en los remitos de la herrería porque no había plata para comprar hojas. Esas situaciones te van marcando y hacen que desarrolles cierta conciencia de clase.

¿Y cómo fueron los primeros pasos en la militancia social?

Empecé haciendo tareas de apoyo escolar en el barrio La Esperanza (ubicado en Florencio Varela) y conocí de primera mano las necesidades tan apremiantes que son acumuladas de décadas. Me acuerdo que el primer corte en el que participé fue difícil porque solamente éramos 100 personas. Se había hecho en Lujan y Ruta 2. Al mes, en un nuevo corte, ya pasamos a ser 1.000 personas. Los vecinos y vecinas iban a comer a los cortes. Era una época donde la gente estaba muy castigada.

 ¿Qué papel tuvieron entonces las mujeres, las madres de familia?

Ellas dieron el primer paso para enfrentar la crisis, como en la actualidad, pero era más difícil entonces. El no tener trabajo hacía que los hombres entrasen en depresión, hubo muchos casos de alcoholismo, de reclusión. Las mujeres, que son las que en general se hacen cargo de sus hijos, son las que sin ningún tipo de vergüenza mantuvieron los cortes.

¿Ves que esto se confirma cuando analizas cómo funciona el FOL hoy en día?

Hay mucha participación de las mujeres en los ámbitos de dirección, lo que significa un cambio en la cultura política de la organización y de la propia familia. En general las mujeres tienen que atravesar muchas trabas para poder tener participación política y en los espacios más importantes, para que dejen de estar solamente en las tareas administrativas y organizativas.

Organización y mandatos

El FOL es una organización social pero también tiene un conjunto de definiciones políticas. Este Frente, que ya tiene más de una década de trabajo en los barrios, desarrolla tareas sindicales porque representa al sector excluido del mercado laboral, y lo hace desde una posición anticapitalista y antipatriarcal. Cuenta con criterios internos de mandatos en asamblea, de revocabilidad de sus delegados y delegadas, la rotación en las funciones y el control colectivo de toda la organización.

¿La agudización de la crisis económica y de los niveles de marginalidad han tenido efecto en la composición del FOL?

La organización ha crecido de manera exponencial en todo el país y la crisis y la actual política económica hace que día a día nos veamos desbordados por la gente que se acerca a la organización en busca de trabajo.

¿A qué definiciones arribó la organización cuando comenzó el gobierno de la alianza Cambiemos?

Con la asunción del macrismo debimos asumir nuevas tácticas para defender los derechos de nuestros compañeros y compañeras. Hemos definido articular con CTEP, Barrios de Pie y la CCC (además de coordinar históricamente con el Frente Popular Darío Santillán). En términos políticos defendemos distintas perspectivas de lo que hay que hacer en la Argentina pero en el terreno sindical, en el plano defensivo, trabajamos por la unidad de todo el sector para enfrentar las políticas del gobierno. Es nuestra responsabilidad trabajar por un programa mínimo común que recupere y logre la correlación de fuerzas necesarias para enfrentar el ajuste. Esta confluencia lleva más de un año y medio con saldos positivos donde, al mismo tiempo que trabajamos por la más amplia unidad de acción, mantenemos nuestra propia mirada política y nuestro proyecto de largo plazo. Este gobierno viene a concretar un paquete de reformas estructurales junto con los organismos internacionales de crédito y sus consecuencias las van a pagar las próximas cuatro generaciones de trabajadores.   

 Estos espacios de coordinación general suelen tener representación de los hombres, como las caras más visibles de las organizaciones, ¿cómo fue hacerte un lugar allí?

En lo personal ha sido difícil sobrevivir en un ámbito sumamente masculinizado como el de la toma de decisiones. A las mujeres les implica siempre mayor sacrificio que a los hombres, no sólo en el terreno personal sino en general, porque una está más a prueba y tiene que hacer un esfuerzo mayor para ganarse un lugar en que la palabra sea respetada. Que el movimiento feminista haya tomado una gran envergadura de masas en nuestro país en el último período ha sido clave para ganar cada vez más espacios.

Navarro siente que para poder generar esa visibilización como mujer ha tenido que combinar cierta “postura masculinizada” además de utilizar sus herramientas y formas de desenvolverse más genuinas. De todas formas descree de los liderazgos personales porque estos tienen que expresar un proyecto colectivo.

¿Cómo acompañan y potencian los procesos de empoderamiento que atraviesan sus compañeras y el avance del feminismo en nuestro país?

En el FOL participamos de la Campaña contra las Violencias hacia las Mujeres, promovemos la participación política en los Encuentros Nacionales de Mujeres, se conformó el espacio “Tortas de Barrio” para las compañeras que militan en disidencias y en cada regional funcionan equipos de compañeras que hacen trabajo político sobre el problema de los numerosos casos de violencia en los barrios. Desde la organización se acompaña el proceso de denuncia y se hace contención para generar confianza y que puedan salir de esa situación. Esto va de la mano de luchar por la autonomía política y económica. Es bastante amplio el trabajo que se hace, hay comisiones de géneros en todo el país. El proyecto más importante que tenemos es el de la construcción de la Casa de Mujer en Florencio Varela que esperamos terminar el año que viene y que se ponga en funcionamiento. Estamos terminando el segundo piso y tiene el objetivo de funcionar con profesionales, abogados, psicólogos para generar una contención más concreta cuando el estado mira para otro lado.

¿Qué lectura hacés del trabajo que encararon con el debate por la legalización del aborto?

Veo que hemos avanzado en esto y de hecho son las compañeras de los barrios las que recurren a nosotras y a la organización para resolver situaciones de embarazo no deseado y acompañamos esta lucha que es muy  importante. Lo consideramos un problema de salud pública, una responsabilidad del Estado el hecho de que las mujeres no tengan que morir en la clandestinidad. También defendemos el criterio de que tanto el Estado como las organizaciones sociales y los sindicatos deben ser de carácter laico y que la Iglesia no debe inmiscuirse en un problema que es de orden público.

¿Cómo ves el futuro? ¿Hay lugar para soñar en que se pueden cambiar las cosas?

Somos optimistas y tenemos una confianza total en la fuerza de la clase trabajadora. Las circunstancias económicas, sociales y políticas que va a atravesar el país se muestran de manera desoladora pero hoy así están dadas las cosas lo que obliga a que los y las trabajadores mejoren sus tácticas y sus formas organizativas para dar una respuesta tanto sindical como política. Solo así podremos tener una mejor proyección para que no sean las opciones patronales de siempre las que se muestren como la alternativa política en la Argentina.