No todo tiene un final, no todo termina

No todo tiene un final, no todo termina

Editada en marzo de 1971, La Biblia, de Vox Dei, cumple 50 años y a lo largo de estas cinco décadas no solo mantiene intacta su originalidad sino que se afianza como un material inigualable. Es difícil encontrar en la Argentina una empresa similar: unos pibes de 20 años tuvieron el desenfado, talento y creatividad de componer una obra conceptual basada nada menos que en sagradas escrituras. Pero precisamente eso fue lo que hizo este grupo quilmeño cuando editó éste, su segundo disco, pensado como álbum doble.

Una obra que dejó canciones clásicas como “Génesis”, “Las Guerras” o “Libros Sapienciales”, que ya forman parte del panteón de los mejores temas del rock clásico argentino. Clásicos, también, de fogón. De todo esto habla Ricardo Soulé (guitarra, violín, armónica y voz), autor de todas las letras y de buena parte de la música del disco, en la que participaron sus compañeros: Willy Quiroga (bajo y voz), Juan Carlos “Yodi” Godoy (guitarra) y Rubén Basoalto (batería).

En esta charla con Soulé recorre las historias y anécdotas de un álbum cuya grabación demandó 150 horas, algo totalmente inusual para su época, y que contó con la participación de un coro y una orquesta de cincuenta músicos. Además, Ricardo cuenta un poco sobre su presente y anticipa un proyecto sobre el que está trabajando.

¿De qué modo dimensionás la importancia de La Biblia hoy?

A mí, lo que me sobrepasa es el tema de la trascendencia a través del tiempo. Cómo esta obra puede seguir despertando interés en el público, en el periodismo y en los estudiosos.

¿Cómo surgió aquella idea?

Surgió de manera espontánea, como una tormenta. Como cuando en el verano te vas a bañar al mar y de golpe vienen las nubes, no se sabe de dónde y se larga una tormenta en la que no hay un lugar donde te puedas guarecer. Así nació La Biblia, de una manera muy fuerte. La idea se me reveló como algo posible y a su vez, pensé que la combinación entre la música con la letra podía crear un interés en la gente. No como una novedad en sí misma porque combinar textos sagrados con música es algo muy antiguo pero no en el ambiente del rock. Hace años el rock tenía, por lo general, canciones de dos minutos o dos minutos y medio, y sobre todo temas sobre el amor o sobre la nena que era muy guapa y que el muchacho tenía muchas ganas de estar con ella. Y está bien porque así fue como nació pero de golpe empezaron a aparecer otras corrientes y entre ellas la que seguimos nosotros.

¿De dónde viene tu interés por La Biblia como texto?

Desde jovencito viví la cristiandad de mi familia típica de mediados de los años 50, en los que el nene tenía que estudiar el catecismo, tomar la Comunión y después la Confirmación y chau, ya está. No fui más a la iglesia. Salvo que tenía un amigo que su papá nos llevaba pero más que nada como un hecho social. Eso es todo lo que viví hasta que conocí a quien sería mi suegro, un polaco veterano de la Segunda Guerra Mundial y me empezó a hablar de Cristo. Él había estado preso en Siberia y peleando, para los ingleses, y la pasó muy mal. Él fue quien me habló de La Biblia y eso me impresionó una barbaridad. Después me enamoré tremendamente de su hija, mi esposa, y esa combinación explotó mi cabeza. Me enganché como un loco con los textos sagrados. La leí mucho. Hace 50 años que lo hago.

¿Cómo fue la grabación del disco?

En aquel momento, el epicentro para grabar de todas las bandas que estaban sonando en la radio, haciendo shows, giras, etc., estaba en el estudio TNT ubicado en la calle Moreno. Ahí grababan Los Gatos, Manal, Almendra y nosotros. [Jorge] Álvarez tomaba el horario y podíamos estar desde las diez de la noche hasta lo que diera, cuatro o cinco de la mañana. Cuando salíamos del estudio, nos cruzábamos con los otros muchachos e intercambiábamos ideas y sugerencias. Por ejemplo, nosotros no teníamos equipos Marshall, que en aquel momento recién llegaban al país, entonces los muchachos de Almendra, que tenían los propios, nos los ofrecieron. Por eso, también, La Biblia tiene un sonido muy especial. Porque si vos te ponés a pensar que fue grabado en el 71 y acá no había muchos instrumentos todavía, el disco tiene un sonidazo.

¿Los temas están todos desarrollados en el estudio?

Sí, todos los temas están desarrollados en el estudio. Nosotros entrábamos con la idea, es decir, una estructura rítmica, una clave, un principio, un fin, una letra y una melodía pero, lógicamente, cuando lo empezábamos a escuchar en el estudio empezaban a aparecer cosas que se nos ocurrían. Por eso grabar en estudio agrega mucho a la parte compositiva.

¿En esa época estaban grabando para la discográfica Disc-Jockey?

En realidad, habíamos arrancado con Álvarez, para Mandioca, y en plena grabación este sello se vende a Disc – Jockey así que nos produjeron ellos.

Ahí firman un contrato medio leonino, ¿no?

Sí. Todos los contratos eran espantosos. Con Litto Nebbia nos agarrábamos unas broncas. Hemos firmado cada cosa. Estamos hablando de 50 años atrás, las cosas se modificaron mucho pero en aquellos tiempos era terrible. Te daban el 1 o 0,5% de las regalías del precio mayorista del disco. Una cifra que te daba ganas de tirarte por la ventana. Incluso, firmé contratos siendo menor de edad porque en aquella época para ser mayor tenías que tener 21 años. Yo firmé con 19 o 20 años.

Y ¿cuántas copias calculás que se vendieron de La Biblia? Porque no hay cifras oficiales…

No, ni lo va a haber. Las discográficas las han negado siempre. Algo que siempre comento cuando tengo la oportunidad de hablar de esta obra, es lo curioso que me parece que lleva 50 años de venta, de presentación, de reversiones, de notas periodísticas y nunca jamás en premios de la industria, como los Premios Gardel o en los Grammy. Nunca La Biblia de Vox Dei tuvo una mínima mención. No digo que ganemos un premio. No tengo esa pretensión. Pero me llama la atención que no haya ni siquiera una mención.

Sí, porque, como obra conceptual, fue de avanzada…

Te diría que lo sigue siendo porque no hubo algo similar después. Yo lo asemejo mucho a la Misa de Bach porque este compositor dejó su obra catalogada – la obra vocal, de coros, las sonatas, los conciertos – pero aparte la Misa de Bach es algo en sí mismo. Bueno, algo parecido es La Biblia de Vox Dei, infinitamente más pequeña y humilde pero que no es fácil de catalogar.

Al final, la versión que se editó no tiene completo “El Apocalipsis”, ¿no?

Eso fue algo del estudio que decidió cortar el material y mandarlo así porque “El Apocalipsis” aún no estaba terminado. Nosotros recién lo terminamos en el año 86 u 87, que grabamos en el Teatro Ópera la primera versión completa de La Biblia. Yo lo había pensado para un grupo de rock y orquesta pero como no teníamos guita para la producción lo que hicimos fue reproducir los sonidos de la orquesta con los teclados. La primera vez que, verdaderamente, se hizo La Biblia de Vox Dei completa con orquesta y banda fue en la puerta de la Catedral de La Plata el 21 de diciembre del 97. Mirá lo que tardamos…

¿Qué repercusión tuvo para la Iglesia católica?

Mirá, no le fue indiferente. En cuanto se enteraron nos mandaron a llamar de la Curia que vendría a ser como la Casa Rosada del clero. El Obispo que habló con nosotros era el segundo en la jerarquía eclesiástica de aquél momento. O sea que le dieron un valor de la puta madre. Y nos apoyaron porque nos podrían haber prohibido tranquilamente y desaparecíamos de la faz de la tierra. Nunca más se hubieran enterado de nosotros porque después supimos que el obispo que nos contactó colaboraba con los represores.

¿Cómo fue la presentación en el Teatro Alvear?

Fue impresionante por la gente. De nosotros, lo único que me acuerdo es que muy nerviosos. Lo que recuerdo es cómo se emocionaba la gente y lo contenta que estaba. Y además, la diversidad del público. Había curas, monjas, laicos, rockeros, oficinistas de traje y corbata. Se llenaba tanto de gente que se cortaba la calle Corrientes que para aquel momento era mucho decir.

¿Cómo fue la preparación del show en vivo?

Nos costó un huevo. Es muy complejo porque tiene que ser una cosa atrás de la otra y yo tengo muchos cambios de instrumentos. Me la hice difícil.

¿Qué te pareció la versión del “Génesis” que hizo Soda Stereo en el Unplugged de MTV?

Me pareció buenísima y, además, es llamativo que (Gustavo) Cerati la haya cantado igual a la segunda versión que grabé y que nunca salió, haciendo con la voz un glissando para abajo. Yo la cantaba así como 30 años antes. Gustavo nunca la escuchó y la cantó igual. ¡Eso fue increíble!

Lo que se nota en esa versión es la complicidad entre los músicos, sus miradas de disfrute por lo que estaban tocando…

Sí, eso es muy copado. Es lo mismo que le pasa a los de La Renga, Iorio, Carca o La Mancha de Rolando que se entusiasman muchísimo con ese tipo de música, con el repertorio de Vox Dei y hacen unas versiones bárbaras. Hay una versión de “Ritmo y Blues con Armónica” que hacen Los Chevy Rockets que está buenísima.

Sin dudas, La Biblia es un paradigma de una época de ebullición cultural como la que se vivió a fines de los 60 o principios de los 70

Sí, totalmente. Forma parte de un frente cultural que tenía ramificaciones en todas partes del mundo. Y no era solamente música: era también teatro, literatura, cine, pintura… Aparecieron obras fuertísimas. Por ejemplo, una noche cualquiera, nos contaba nuestro productor Jorge Álvarez que al mismo tiempo que nosotros estábamos tocando en el Teatro Coliseo, Troilo estaba tocando en el Luna Park y Piazzolla en Caño 14… Todo eso en la misma noche, en un radio de 15 cuadras. Y cerca de esos lugares, también, estaba el Instituto Di Tella. Ese era el ambiente cultural en el que estábamos inmersos.

¿Cuál es el mito urbano más impresionante que escuchaste sobre La Biblia?

Uno que escucho siempre es que La Biblia salió el 15 de marzo de 1971. Ese día es mi cumpleaños y sé que no la editamos un 15 de marzo pero todo el mundo dice que sí, así que no puedo hacer nada para desmentirlo. Si quedó así en la historia, así será. Es más fuerte todo lo que la gente diga con respecto a La Biblia que lo que pueda decir yo para desmentirlo.

¿Viste el documental Rompan Todo de Netflix?

Sí, lo vi. Pero pusieron muy poco de Vox Dei. También faltaron grupos muy grosos: La Renga, Los Redonditos de Ricota. Ellos son los grupos que más gente llevaron a sus conciertos y no los pusieron. El recorrido que hicieron de nuestro rock fue muy por arriba.

 ¿Desde cuándo tocás el violín?

Desde muy chiquito, alrededor de los seis o siete años porque mi viejo era violinista aficionado. Así que empecé antes de la guitarra.

Hay una pregunta que siempre le hacemos a nuestros entrevistados y te propongo no ser la excepción. ¿Qué tema de otro artista te hubiera gustado componer?

¡Un montón! Pero me quedo con “L´estro armonico” de Vivaldi.

¿Cómo es tu actualidad?

Estoy aburrido como un hongo, escondido en mi casa esperando que no me agarre el coronavirus y que se vaya pronto. No estoy tocando en ningún lado, solo toco en mi casa con la computadora. Pero mi cabeza sigue en funcionamiento, sigo componiendo cosas. Además, como tengo un montón de horas libres, estoy escribiendo un libro. Eso es muy lindo, nunca lo había hecho hasta ahora.

¿Y de qué se va a tratar el libro, será autobiográfico?

No. Tiene partes biográficas pero no es un racconto desde que nací hasta ahora sino un recorrido de episodios particulares de mi vida. La mayoría de los capítulos transcurren en Sevilla porque ahí comencé a escribirlo. Ahí vive una de mis hijas con mis nietas. Pasé muchas cosas en España, fueron muchos años viviendo allá. El libro también tendrá mucho que ver con la cetrería, con los pájaros, y con la música, por supuesto. La música siempre está.

Lebón vuelve

Lebón vuelve

El próximo sábado 13 David Lebón se presentará en el mítico estadio Obras, el templo del rock porteño, en un show al aire libre con público presencial, bajo la modalidad de burbujas de entre dos y seis personas, de acuerdo a los protocolos establecidos ante la pandemia de coronavirus.

Se trata del regreso de Lebón al famoso reducto en el que protagonizó memorables conciertos, como los realizados con Serú Girán o en las presentaciones de sus discos solistas en los años 80, por citar apenas algunos casos. “Siento felicidad, absoluta felicidad de volver. Tengo mucha historia en Obras, tanto con bandas como en mi etapa solista. La gente me lo hace saber a través de redes sociales, son muchos los que alguna vez estuvieron presentes en aquellos shows y ahora tienen la posibilidad de regresar en otro contexto”, señala.

De esta manera, el artista continúa con una intensa actividad iniciada con el aclamado disco Lebón & Co., cuando se vistió de gala para lucirse recorriendo toda su trayectoria musical en un desbordado Teatro Colón, con invitados de lujo. Y luego vinieron las ocho nominaciones para los Premios Gardel 2020. De ellas, Lebón ganó en seis categorías, entre ellas el Gardel De Oro con el cual obtuvo el reconocimiento unánime del público y de la industria. Fue el reconocimiento tan esperado para este talentoso multiinstrumentista que ya lleva 50 años de carrera en los que tocó con todos los grandes del rock nacional, en bandas como Pappo´s Blues, La Pesada, Color Humano, Pescado Rabioso, Sui Géneris, Polifemo, Seleste, Serú Girán. Por supuesto, también brilló como solista. Cuando le preguntan qué le quedó pegado luego de haber tocado con mitos de nuestro rock como Pappo, el Flaco Spinetta y Charly, David acota divertido: “El nivel de la comedia… jajaja”.

Este primer show de 2021 se realizará en el estacionamiento de Obras, con todas las medidas de seguridad que esta época pandémica requiere “El show –cuenta- va a ser con mi banda, con canciones de todas mis épocas. Hacer las listas siempre es difícil, pero estamos en eso. Por otra parte, va a ser con todos los protocolos, con capacidad reducida, para que todos los que vengan estén seguros. Y para la gente del interior o que no pueda llegar a Obras está la opción del streaming.”

En un momento de pleno éxito, como es este presente de Lebón, muchos tendrían problemas egomaníacos, pero él, dice que actualmente se maneja con el ego “igual o mejor que siempre. Es pelea tras pelea, pero siempre gano yo”, se ríe.

Y luego de tantas idas y vueltas, con virajes geográficos incluidos y de haber salido de algunas adicciones que lo tuvieron a maltraer en varias etapas de su vida, lo que David no perdió es el amor a la música y ese vértigo que lo hace seguir subiendo a un escenario cuando muchos colegas suyos piensan en el retiro: Tengo que ser sincero y decirles que hubo dos personas que me ayudaron a hacer todo esto realidad: mi compañera, Patricia Oviedo, y mi creador.”

Lebón presentará en el estacionamiento del Estadio Obras su último disco.

¿Ahora es más difícil llegar a ser conocido que antes? ¿Qué le recomendás a los chicos de los grupos que recién empiezan?

En realidad, no hay que ser conocido ni llegar, lo importante es tocar con el corazón, por eso vas a ser reconocido.

Como compositor, ¿qué canción creés que es la que más te representa de todas las que hiciste?

Son muchas, muchas… Pero si tengo que elegir una es “Y me sucedió a mí” [del disco Si de algo sirve, 1985].

Juguemos. ¿Nunca se te ocurrió pensar qué tema de otro te hubiera gustado componer a vos?

Sin dudas, “Laura va”, del primer álbum de Almendra.

¿Pensaste en escribir tu biografía?

Sí. Es un proyecto que tengo en mente. Mientras tanto quiero seguir tocando hasta que se me doblen los dedos. Por ahora estoy armando un Lebón & Co., Volumen II.

No todo tiene un final, no todo termina

No todo tiene un final, no todo termina

Editada en marzo de 1971, La Biblia, de Vox Dei, cumple 50 años y a lo largo de estas cinco décadas no solo mantiene intacta su originalidad sino que se afianza como un material inigualable. Es difícil encontrar en la Argentina una empresa similar: unos pibes de 20 años tuvieron el desenfado, talento y creatividad de componer una obra conceptual basada nada menos que en sagradas escrituras. Pero precisamente eso fue lo que hizo este grupo quilmeño cuando editó éste, su segundo disco, pensado como álbum doble.

Una obra que dejó canciones clásicas como “Génesis”, “Las Guerras” o “Libros Sapienciales”, que ya forman parte del panteón de los mejores temas del rock clásico argentino. Clásicos, también, de fogón. De todo esto habla Ricardo Soulé (guitarra, violín, armónica y voz), autor de todas las letras y de buena parte de la música del disco, en la que participaron sus compañeros: Willy Quiroga (bajo y voz), Juan Carlos “Yodi” Godoy (guitarra) y Rubén Basoalto (batería).

En esta charla con Soulé recorre las historias y anécdotas de un álbum cuya grabación demandó 150 horas, algo totalmente inusual para su época, y que contó con la participación de un coro y una orquesta de cincuenta músicos. Además, Ricardo cuenta un poco sobre su presente y anticipa un proyecto sobre el que está trabajando.

¿De qué modo dimensionás la importancia de La Biblia hoy?

A mí, lo que me sobrepasa es el tema de la trascendencia a través del tiempo. Cómo esta obra puede seguir despertando interés en el público, en el periodismo y en los estudiosos.

¿Cómo surgió aquella idea?

Surgió de manera espontánea, como una tormenta. Como cuando en el verano te vas a bañar al mar y de golpe vienen las nubes, no se sabe de dónde y se larga una tormenta en la que no hay un lugar donde te puedas guarecer. Así nació La Biblia, de una manera muy fuerte. La idea se me reveló como algo posible y a su vez, pensé que la combinación entre la música con la letra podía crear un interés en la gente. No como una novedad en sí misma porque combinar textos sagrados con música es algo muy antiguo pero no en el ambiente del rock. Hace años el rock tenía, por lo general, canciones de dos minutos o dos minutos y medio, y sobre todo temas sobre el amor o sobre la nena que era muy guapa y que el muchacho tenía muchas ganas de estar con ella. Y está bien porque así fue como nació pero de golpe empezaron a aparecer otras corrientes y entre ellas la que seguimos nosotros.

¿De dónde viene tu interés por La Biblia como texto?

Desde jovencito viví la cristiandad de mi familia típica de mediados de los años 50, en los que el nene tenía que estudiar el catecismo, tomar la Comunión y después la Confirmación y chau, ya está. No fui más a la iglesia. Salvo que tenía un amigo que su papá nos llevaba pero más que nada como un hecho social. Eso es todo lo que viví hasta que conocí a quien sería mi suegro, un polaco veterano de la Segunda Guerra Mundial y me empezó a hablar de Cristo. Él había estado preso en Siberia y peleando, para los ingleses, y la pasó muy mal. Él fue quien me habló de La Biblia y eso me impresionó una barbaridad. Después me enamoré tremendamente de su hija, mi esposa, y esa combinación explotó mi cabeza. Me enganché como un loco con los textos sagrados. La leí mucho. Hace 50 años que lo hago.

¿Cómo fue la grabación del disco?

En aquel momento, el epicentro para grabar de todas las bandas que estaban sonando en la radio, haciendo shows, giras, etc., estaba en el estudio TNT ubicado en la calle Moreno. Ahí grababan Los Gatos, Manal, Almendra y nosotros. [Jorge] Álvarez tomaba el horario y podíamos estar desde las diez de la noche hasta lo que diera, cuatro o cinco de la mañana. Cuando salíamos del estudio, nos cruzábamos con los otros muchachos e intercambiábamos ideas y sugerencias. Por ejemplo, nosotros no teníamos equipos Marshall, que en aquel momento recién llegaban al país, entonces los muchachos de Almendra, que tenían los propios, nos los ofrecieron. Por eso, también, La Biblia tiene un sonido muy especial. Porque si vos te ponés a pensar que fue grabado en el 71 y acá no había muchos instrumentos todavía, el disco tiene un sonidazo.

¿Los temas están todos desarrollados en el estudio?

Sí, todos los temas están desarrollados en el estudio. Nosotros entrábamos con la idea, es decir, una estructura rítmica, una clave, un principio, un fin, una letra y una melodía pero, lógicamente, cuando lo empezábamos a escuchar en el estudio empezaban a aparecer cosas que se nos ocurrían. Por eso grabar en estudio agrega mucho a la parte compositiva.

¿En esa época estaban grabando para la discográfica Disc-Jockey?

En realidad, habíamos arrancado con Álvarez, para Mandioca, y en plena grabación este sello se vende a Disc – Jockey así que nos produjeron ellos.

Ahí firman un contrato medio leonino, ¿no?

Sí. Todos los contratos eran espantosos. Con Litto Nebbia nos agarrábamos unas broncas. Hemos firmado cada cosa. Estamos hablando de 50 años atrás, las cosas se modificaron mucho pero en aquellos tiempos era terrible. Te daban el 1 o 0,5% de las regalías del precio mayorista del disco. Una cifra que te daba ganas de tirarte por la ventana. Incluso, firmé contratos siendo menor de edad porque en aquella época para ser mayor tenías que tener 21 años. Yo firmé con 19 o 20 años.

Y ¿cuántas copias calculás que se vendieron de La Biblia? Porque no hay cifras oficiales…

No, ni lo va a haber. Las discográficas las han negado siempre. Algo que siempre comento cuando tengo la oportunidad de hablar de esta obra, es lo curioso que me parece que lleva 50 años de venta, de presentación, de reversiones, de notas periodísticas y nunca jamás en premios de la industria, como los Premios Gardel o en los Grammy. Nunca La Biblia de Vox Dei tuvo una mínima mención. No digo que ganemos un premio. No tengo esa pretensión. Pero me llama la atención que no haya ni siquiera una mención.

Sí, porque, como obra conceptual, fue de avanzada…

Te diría que lo sigue siendo porque no hubo algo similar después. Yo lo asemejo mucho a la Misa de Bach porque este compositor dejó su obra catalogada – la obra vocal, de coros, las sonatas, los conciertos – pero aparte la Misa de Bach es algo en sí mismo. Bueno, algo parecido es La Biblia de Vox Dei, infinitamente más pequeña y humilde pero que no es fácil de catalogar.

Al final, la versión que se editó no tiene completo “El Apocalipsis”, ¿no?

Eso fue algo del estudio que decidió cortar el material y mandarlo así porque “El Apocalipsis” aún no estaba terminado. Nosotros recién lo terminamos en el año 86 u 87, que grabamos en el Teatro Ópera la primera versión completa de La Biblia. Yo lo había pensado para un grupo de rock y orquesta pero como no teníamos guita para la producción lo que hicimos fue reproducir los sonidos de la orquesta con los teclados. La primera vez que, verdaderamente, se hizo La Biblia de Vox Dei completa con orquesta y banda fue en la puerta de la Catedral de La Plata el 21 de diciembre del 97. Mirá lo que tardamos…

¿Qué repercusión tuvo para la Iglesia católica?

Mirá, no le fue indiferente. En cuanto se enteraron nos mandaron a llamar de la Curia que vendría a ser como la Casa Rosada del clero. El Obispo que habló con nosotros era el segundo en la jerarquía eclesiástica de aquél momento. O sea que le dieron un valor de la puta madre. Y nos apoyaron porque nos podrían haber prohibido tranquilamente y desaparecíamos de la faz de la tierra. Nunca más se hubieran enterado de nosotros porque después supimos que el obispo que nos contactó colaboraba con los represores.

¿Cómo fue la presentación en el Teatro Alvear?

Fue impresionante por la gente. De nosotros, lo único que me acuerdo es que muy nerviosos. Lo que recuerdo es cómo se emocionaba la gente y lo contenta que estaba. Y además, la diversidad del público. Había curas, monjas, laicos, rockeros, oficinistas de traje y corbata. Se llenaba tanto de gente que se cortaba la calle Corrientes que para aquel momento era mucho decir.

¿Cómo fue la preparación del show en vivo?

Nos costó un huevo. Es muy complejo porque tiene que ser una cosa atrás de la otra y yo tengo muchos cambios de instrumentos. Me la hice difícil.

¿Qué te pareció la versión del “Génesis” que hizo Soda Stereo en el Unplugged de MTV?

Me pareció buenísima y, además, es llamativo que (Gustavo) Cerati la haya cantado igual a la segunda versión que grabé y que nunca salió, haciendo con la voz un glissando para abajo. Yo la cantaba así como 30 años antes. Gustavo nunca la escuchó y la cantó igual. ¡Eso fue increíble!

Lo que se nota en esa versión es la complicidad entre los músicos, sus miradas de disfrute por lo que estaban tocando…

Sí, eso es muy copado. Es lo mismo que le pasa a los de La Renga, Iorio, Carca o La Mancha de Rolando que se entusiasman muchísimo con ese tipo de música, con el repertorio de Vox Dei y hacen unas versiones bárbaras. Hay una versión de “Ritmo y Blues con Armónica” que hacen Los Chevy Rockets que está buenísima.

Sin dudas, La Biblia es un paradigma de una época de ebullición cultural como la que se vivió a fines de los 60 o principios de los 70

Sí, totalmente. Forma parte de un frente cultural que tenía ramificaciones en todas partes del mundo. Y no era solamente música: era también teatro, literatura, cine, pintura… Aparecieron obras fuertísimas. Por ejemplo, una noche cualquiera, nos contaba nuestro productor Jorge Álvarez que al mismo tiempo que nosotros estábamos tocando en el Teatro Coliseo, Troilo estaba tocando en el Luna Park y Piazzolla en Caño 14… Todo eso en la misma noche, en un radio de 15 cuadras. Y cerca de esos lugares, también, estaba el Instituto Di Tella. Ese era el ambiente cultural en el que estábamos inmersos.

¿Cuál es el mito urbano más impresionante que escuchaste sobre La Biblia?

Uno que escucho siempre es que La Biblia salió el 15 de marzo de 1971. Ese día es mi cumpleaños y sé que no la editamos un 15 de marzo pero todo el mundo dice que sí, así que no puedo hacer nada para desmentirlo. Si quedó así en la historia, así será. Es más fuerte todo lo que la gente diga con respecto a La Biblia que lo que pueda decir yo para desmentirlo.

¿Viste el documental Rompan Todo de Netflix?

Sí, lo vi. Pero pusieron muy poco de Vox Dei. También faltaron grupos muy grosos: La Renga, Los Redonditos de Ricota. Ellos son los grupos que más gente llevaron a sus conciertos y no los pusieron. El recorrido que hicieron de nuestro rock fue muy por arriba.

 ¿Desde cuándo tocás el violín?

Desde muy chiquito, alrededor de los seis o siete años porque mi viejo era violinista aficionado. Así que empecé antes de la guitarra.

Hay una pregunta que siempre le hacemos a nuestros entrevistados y te propongo no ser la excepción. ¿Qué tema de otro artista te hubiera gustado componer?

¡Un montón! Pero me quedo con “L´estro armonico” de Vivaldi.

¿Cómo es tu actualidad?

Estoy aburrido como un hongo, escondido en mi casa esperando que no me agarre el coronavirus y que se vaya pronto. No estoy tocando en ningún lado, solo toco en mi casa con la computadora. Pero mi cabeza sigue en funcionamiento, sigo componiendo cosas. Además, como tengo un montón de horas libres, estoy escribiendo un libro. Eso es muy lindo, nunca lo había hecho hasta ahora.

¿Y de qué se va a tratar el libro, será autobiográfico?

No. Tiene partes biográficas pero no es un racconto desde que nací hasta ahora sino un recorrido de episodios particulares de mi vida. La mayoría de los capítulos transcurren en Sevilla porque ahí comencé a escribirlo. Ahí vive una de mis hijas con mis nietas. Pasé muchas cosas en España, fueron muchos años viviendo allá. El libro también tendrá mucho que ver con la cetrería, con los pájaros, y con la música, por supuesto. La música siempre está.

Seis bandas emergentes seis

Seis bandas emergentes seis

Zelmar Garín de Gualicho Turbio.

¿El rock está muerto? ¡Claro que no! Si bien 2020 ha sido un año sin conciertos presenciales no lo ha sido sin música. Porque, sin duda, el tiempo hogareño fue aprovechado por los artistas que trabajaron –y experimentaron- en nuevas composiciones. Algunos de ellos lograron lanzar estos temas y el resultado ha sido un año lleno de nuevas propuestas y sonidos.

En esta nota, entonces, proponemos un recorrido por seis bandas emergentes que vale la pena escuchar. Y hay de todo: desde blues rock tradicional al rock experimental; desde el indie al rock barrial y desde folk rock a rock progresivo. Un racconto en el que nos sumergimos con gusto.

Amor Elefante

Amor Elefante es un trío cancionero indie pop, con más de diez años de trayectoria formado en Banfield por Inés Copertino (teclados), Rocío Bernardiner (voz, guitarra) y Rocío Fernández (voz, batería). Como cuenta Bernardiner: “Creo que nuestra banda tiene una mixtura de sonidos bastante amplia que varía mucho, también, de acuerdo a la canción. Dentro de un mismo disco hay canciones que tienen universos muy distintos, algunas pueden ser súper sombrías mientras que otras son alegres y bailables”. Sobre las influencias del grupo Rocío acota: “Infinitas, desde las cosas que leemos o escuchamos hasta nuestras mascotas o nuestres amigues. Me parece que todo se vuelve parte del tejido de la banda y siento que estamos en un momento en el que ya tenemos un sonido propio y mutante. No tenemos control sobre eso y me creo que es buenísimo. El amor a la libertad es lo que define a nuestra banda. Hacer la música de una manera libre y sin prejuicios”. Recientemente lanzaron un single llamado “Mirandesco”, que produjeron a distancia a mediados de 2020. “La idea es empezar a trabajar en un nuevo material para poder grabarlo este año aunque es difícil trabajar en este contexto”, agrega Rocío.

Amor Elefante.

Los Bicis

Los Bicis es un quinteto formado a principios de 2012 en Moreno. Su música se inspira en sonidos que abarcan desde el beat de fines del 60 y el rock clásico argentino de principios de los 70 como así también por el tango, el pop y las inquietudes por el panorama de la música actual tanto nacional como internacional. Ramiro Gómez (voz y guitarra) cuenta: “Nos encontramos atravesados en una amplia variedad de sonidos y músicas. Somos muy inquietos y todo el tiempo estamos recibiendo influencias de muchos géneros. Como puede ser el indie o el pop. También nos sentimos muy influenciados por los músicos de nuestra ciudad”.

Luego de grabar un álbum conceptual llamado Moreno (2019), acaban de lanzar su segundo video clip, que recorre la geografía de dicha ciudad. “Por otro lado, la banda está comenzando a producir nuevas canciones que esperamos grabar en el transcurso de este año”, señala Gómez.

El Extra & Los Imposibles

La música de este sexteto El Extra & Los Imposibles, original del sur del GBA, incluye rock, blues y canción pop, guitarrazos y atmósferas folk-psicodélicas, con letras de road movie. Como cuenta Guillermo Sica, guitarra acústica y voz: “Somos una banda de rock. A mí me influenció mucho la Velvet Underground, los Stones, Bob Dylan de los 60 y 70, Wilco, Neil Young… Me gusta que lo que hago tenga ese color, esa estética pero siempre buscamos nuestro estilo propio. Dejamos que la banda tome su propio vuelo”. Con respecto a la actualidad del grupo, Sica dice: “Nosotros lanzamos un disco nuevo, La casa, en junio del año pasado, grabado completamente en vivo en los Estudios ION. Ahora estamos terminando de grabar un EP de tres canciones. El material lo empezamos a trabajar en julio a distancia, en medio de la cuarentena, con la colaboración de Sol Bassa. Ya grabamos las bases, queda grabar las voces en febrero con Manza, guitarrista y cantante de Valle de Muñecas”.

Guillermo Sica de El Extra & Los Imposibles.

FRK

El nuevo rock progresivo se expresa en proyectos como el de FRK, comandado por el quilmeño Enrique Rocca. Allí participó un seleccionado de músicos de la zona sur de GBA, quienes realizaron un álbum  conceptual llamado El Gremio de los Satisfechos, a partir de las ideas musicales de Rocca. Es un entramado de inusuales composiciones eclécticas de rock progresivo y jazz. Como cuenta Rocca: “Podría decir que varias de estas músicas nacieron de volver a escuchar a Frank Zappa… cada tanto vuelvo ahí”. 

Gualicho Turbio

Un universo mítico repleto de misteriosas supersticiones y pesadillas de aguas podridas. Aquellos ecos del pantano y las vetustas músicas rurales del blues garagero más añejo se pueden apreciar en Gualicho Turbio, un trío que genera de todo menos indiferencia. Zelmar Garín, guitarra, voz, percusiones, kazoo, multiinstrumentista, productor y letrista, nos contó el presente del grupo: “Venimos de sacar nuestro segundo vinilo (Gato Negro). Cuando empezó la pandemia teníamos un plan para grabar nuevo material que no se pudo hacer. Pero más tarde empezamos a grabar y ahora estamos en las mezclas finales. «Así que este año vamos a sacar disco nuevo y el 17 de abril vamos a estar tocando en Strummer Bar, de Palermo, junto a Robinsones (Pablo Dacal y Gigio González)””.

El multifacético músico no se detiene: el 14 de marzo lanza un disco solista y como baterista con su cuarteto experimental Acido Canario ya está componiendo nuevo material.

Soltar

Soltar es un quinteto de rock barrial de zona sur de GBA. Arrancó en 2019 con un sonido que fusiona el ska con el folklore y el jazz. “También tratamos de dejar un mensaje en nuestras letras. Canciones que buscan la esperanza”, cuenta Daniel Ruiz (voz y guitarra rítmica) y agrega: “Aún no llegamos a tocar en vivo. Actualmente, estamos presentando el primer disco. Decidimos subir a las plataformas dos canciones por mes hasta completar todo el álbum que es de once canciones”.

Lebón vuelve

Lebón vuelve

El próximo sábado 13 David Lebón se presentará en el mítico estadio Obras, el templo del rock porteño, en un show al aire libre con público presencial, bajo la modalidad de burbujas de entre dos y seis personas, de acuerdo a los protocolos establecidos ante la pandemia de coronavirus.

Se trata del regreso de Lebón al famoso reducto en el que protagonizó memorables conciertos, como los realizados con Serú Girán o en las presentaciones de sus discos solistas en los años 80, por citar apenas algunos casos. “Siento felicidad, absoluta felicidad de volver. Tengo mucha historia en Obras, tanto con bandas como en mi etapa solista. La gente me lo hace saber a través de redes sociales, son muchos los que alguna vez estuvieron presentes en aquellos shows y ahora tienen la posibilidad de regresar en otro contexto”, señala.

De esta manera, el artista continúa con una intensa actividad iniciada con el aclamado disco Lebón & Co., cuando se vistió de gala para lucirse recorriendo toda su trayectoria musical en un desbordado Teatro Colón, con invitados de lujo. Y luego vinieron las ocho nominaciones para los Premios Gardel 2020. De ellas, Lebón ganó en seis categorías, entre ellas el Gardel De Oro con el cual obtuvo el reconocimiento unánime del público y de la industria. Fue el reconocimiento tan esperado para este talentoso multiinstrumentista que ya lleva 50 años de carrera en los que tocó con todos los grandes del rock nacional, en bandas como Pappo´s Blues, La Pesada, Color Humano, Pescado Rabioso, Sui Géneris, Polifemo, Seleste, Serú Girán. Por supuesto, también brilló como solista. Cuando le preguntan qué le quedó pegado luego de haber tocado con mitos de nuestro rock como Pappo, el Flaco Spinetta y Charly, David acota divertido: “El nivel de la comedia… jajaja”.

Este primer show de 2021 se realizará en el estacionamiento de Obras, con todas las medidas de seguridad que esta época pandémica requiere “El show –cuenta- va a ser con mi banda, con canciones de todas mis épocas. Hacer las listas siempre es difícil, pero estamos en eso. Por otra parte, va a ser con todos los protocolos, con capacidad reducida, para que todos los que vengan estén seguros. Y para la gente del interior o que no pueda llegar a Obras está la opción del streaming.”

En un momento de pleno éxito, como es este presente de Lebón, muchos tendrían problemas egomaníacos, pero él, dice que actualmente se maneja con el ego “igual o mejor que siempre. Es pelea tras pelea, pero siempre gano yo”, se ríe.

Y luego de tantas idas y vueltas, con virajes geográficos incluidos y de haber salido de algunas adicciones que lo tuvieron a maltraer en varias etapas de su vida, lo que David no perdió es el amor a la música y ese vértigo que lo hace seguir subiendo a un escenario cuando muchos colegas suyos piensan en el retiro: Tengo que ser sincero y decirles que hubo dos personas que me ayudaron a hacer todo esto realidad: mi compañera, Patricia Oviedo, y mi creador.”

Lebón presentará en el estacionamiento del Estadio Obras su último disco.

¿Ahora es más difícil llegar a ser conocido que antes? ¿Qué le recomendás a los chicos de los grupos que recién empiezan?

En realidad, no hay que ser conocido ni llegar, lo importante es tocar con el corazón, por eso vas a ser reconocido.

Como compositor, ¿qué canción creés que es la que más te representa de todas las que hiciste?

Son muchas, muchas… Pero si tengo que elegir una es “Y me sucedió a mí” [del disco Si de algo sirve, 1985].

Juguemos. ¿Nunca se te ocurrió pensar qué tema de otro te hubiera gustado componer a vos?

Sin dudas, “Laura va”, del primer álbum de Almendra.

¿Pensaste en escribir tu biografía?

Sí. Es un proyecto que tengo en mente. Mientras tanto quiero seguir tocando hasta que se me doblen los dedos. Por ahora estoy armando un Lebón & Co., Volumen II.