Nuestra Escuela, en peligro

Nuestra Escuela, en peligro

El Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela es fruto de la exigencia de generaciones de docentes argentinos por obtener una herramienta gratuita de capacitación que contemple la situación económica, social y geográfica de cada maestro o profesor. Dependiente del Instituto Nacional de Formación Docente, el programa creado en 2013 cuenta con 2.600 tutores virtuales a cargo de una variada oferta de postítulos a los que cualquier maestro con conexión a Internet puede acceder.  Sin embargo, según denunciaron trabajadores y cursantes del proyecto, las resoluciones publicadas en el boletín oficial el pasado 23 de diciembre ponen en peligro su continuidad. En diálogo con ANCCOM, tres docentes explicaron el alcance de las medidas que ponen en riesgo la finalización de la cursada de muchos inscriptos y, como consecuencia, reducen significativamente la cantidad de tutores virtuales que serán necesarios para continuar. Hasta el momento, los contratos de los tutores no han sido renovados.

 

 

“Esto es el resultado de un proceso de lucha”

 

Carlos Trapani cursaba en una escuela técnica y quería continuar estudiando Física Atómica. Aprobó el examen en el  Instituto Balseiro pero los evaluadores le negaron la beca: “Era el año 83, todavía dictadura. El dictamen fue que yo era un individuo que implicaba un riesgo para la sociedad. Vaya a saber qué cosa significaba eso, pero como no pude estudiar e investigar sobre física, decidí que iba a enseñar a todo el mundo acerca de eso. De modo que al año siguiente empecé a estudiar y a trabajar como profesor. Y bueno, de esto hace ya treinta años”, contó Trapani, docente tutor y responsable de contenido de la especialidad en Física del postítulo Educación y Nuevas Tecnologías, ofrecido por Nuestra Escuela.

 

¿Cómo surgió el Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela?

 

Tendríamos que remontarnos unas décadas. Esto es el resultado de un proceso de lucha que hay que enmarcar en la movilización los años sesenta y setenta, donde se pugnaba por una sociedad radicalmente más democrática que la que se vivía hasta ese entonces. En ese contexto, los docentes se asumieron como trabajadores de la educación y se pudo configurar el marco sindical de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA). Se luchó en ese momento por tener un estatuto del docente que regulara los procesos de selección de personal, de asignación de tareas y derechos laborales. En ese estatuto del docente se preveían las juntas de calificación docente, que eran cuerpos colegiados elegidos por los pares para evaluar los méritos académicos, experiencias, formación, capacitación posterior, y asignar en concurso un orden de mérito a los postulantes, para que los más capaces sean los que tengan prioridad para acceder a cargos. Lo que también había que garantizar eran iguales oportunidades para capacitarse luego de la formación inicial. De modo que se pensó incluso en crear la Universidad Pedagógica Nacional, una estructura similar a la UTN, con regionales en todo el país, donde los docentes pudiéramos formarnos, capacitarnos, investigar, especializarnos en nuestras disciplinas. Pero bueno, no se pudo. Al retomarse la democracia, en los primeros años se buscó reponer el estatuto del docente y normalizar el funcionamiento de los sindicatos, y hacia el 2000 se retomó la iniciativa de tener una instancia de capacitación nacional, de calidad académica, que alcanzara a todos los docentes y les brindara iguales oportunidades. Con ese objetivo, se creó el Instituto Nacional de Formación Docente y, dentro de él, políticas definidas para tener líneas de capacitación. Alrededor del 2008 y 2009 empezaron a aparecer cursos de alcance nacional: primero Conectar Igualdad, y después otra serie de programas. Entre ellos, uno de los más amplios, generosos y de mejor calidad  es el Programa Nuestra Escuela.

 

¿En qué consiste Nuestra Escuela?

 

Es un programa que no oferta cursos sueltos, sino un trayecto de dos años compuesto por una veintena de módulos, que forman lo que se llama una especialización en educación y nuevas tecnologías. Para todos, la extensión y la densidad académica, geográfica y de recursos es similar, pero respetando un trayecto que atiende a la especificidad de cada disciplina o área de desempeño. Yo, además de tutor, soy responsable de contenidos de Física para Nivel Medio y Superior. Las instancias a cursar son todas con trabajos que tienen que desarrollarse vinculados a los contenidos disciplinares, a los contenidos pedagógicos y a los diseños, realizaciones y evaluaciones de puestas en práctica docentes. Cada cursante tiene temas para estudiar de la disciplina, temas para desarrollar respecto de la pedagogía y de la didáctica, y tiene que implementar prácticas incorporando esos nuevos conocimientos y los nuevos recursos digitales que están por allí en la nube pero no están pensados desde la didáctica. Lo que hace el programa, entre otras muchas cosas, es hacer análisis didácticos de los recursos disponibles en el ámbito de las nuevas tecnologías.

 

 

Calificaste a Nuestra Escuela como un programa amplio y generoso, ¿En qué sentido?

 

Yo tuve una cursante que intervenía muy poco pero hacía intervenciones buenísimas, entonces le escribí pidiéndole que intervenga más seguido, que sus aportes eran muy importantes y muy interesantes. Ella me dijo que cuando baja a Tartagal y el cyber está funcionando se conecta. Podría nombrar cientos de casos así. El programa está pensado para que esa profesora, que trabaja en una escuela rural en Tartagal, pueda capacitarse y lo haga en las condiciones que pueda. Por eso en un momento mencioné que era un programa generoso, en el sentido que se les brinda a cada cual la oportunidad de cursar con sus disponibilidades y sus restricciones de tiempo, espacio y circunstancia. En cambio, la filosofía que fundamenta las nuevas resoluciones,  se parece a la de la Academia Pitman: vos entras, haces una capacitación instrumental y te vas. La única manera de entender la lógica de cerrar la inscripción, dejar a la mayoría afuera y a los pocos que quedan hacerlos cursar apurados es eso, un criterio de eficiencia operativa muy cruzado y muy enemistado con lo que tendría que ser una filosofía pedagógica.

 

¿Cuáles son esas nuevas resoluciones?

 

Durante el año pasado estuvo corriendo permanentemente el rumor acerca de cuánto iba a durar esto. Como se estaban destruyendo muchas cosas en distintos ámbitos, parecía extraño que no se metieran con la educación. Y bueno, en la semana que hubo entre las fiestas nos enteramos que venía la arremetida contra el programa Nuestra Escuela. Mediante las resoluciones firmadas el 23 de diciembre que establecieron cambios en el régimen de cursada. Son cambios muy malintencionados, que dejan afuera de la posibilidad de cursar a la mayoría de los docentes que están integrados a la cursada del postítulo y, en forma proporcional, va a dejarnos sin contrato a los tutores.

 

¿Qué modificaciones establecieron esas resoluciones en el régimen de cursada?

 

En primer lugar, se cierra la inscripción. Es decir, nadie este año puede ingresar y comenzar el curso. Con eso quedan afuera alrededor de 50.000 inscriptos que se venían anotando regularmente año tras año. La otra resolución establece que quienes aún no hayan superado la mitad de la cursada no pueden seguir cursando la segunda mitad, porque dicen que el programa ya está hace varios años y no puede ser que se estire tanto. El tercer cambio determina que quienes hayan superado la mitad de la cursada tienen este año para finalizar. Si no lo terminan en este ciclo lectivo, en diciembre se cierra y no lo terminan más. Entonces, son tres resoluciones sencillitas que dejan afuera más o menos a 50.000 docentes cursantes cada una. Además, para seguir siendo cursante tenías que reinscribirte hasta el 30 de diciembre. La resolución salió el 23, que fue viernes. Los docentes recibieron los mails entre el 26 y el 27 y tenían tiempo de presentarse hasta el 30 en sus escuelas sedes, porque el postítulo no es solo virtual, tiene instancias presenciales de evaluación, de coloquio, de ateneos, etc. En muchas sedes, entre el 27 y el 30 de diciembre no hay nadie. De modo que un montón de personas que sí se enteraron a tiempo quedarían afuera porque no tuvieron a quién presentar los papeles. En algunos lugares se pudieron presentar los papeles, pero si por ahí faltaba algún certificado o no estaba completo el conjunto de requisitos administrativos. Es una locura: tener que reinscribirse en tres días o perder toda la cursada.

 

¿Cómo afectan las nuevas resoluciones a los tutores virtuales?

 

Yo soy tutor de los últimos módulos: Propuestas Pedagógicas I y II y Seminario de Especialización en Física. Tengo que suponer que, como son del tramo de la terminalidad de la carrera, me quedo. Es decir, puedo especular que porque doy el último seminario no me van a echar. Pero también puedo especular que si me miran el Facebook me echan, porque no se basan en criterios académicos. No se nos acusa ni de ñoquis, ni de que enseñamos mal, ni de que somos burros, ni de que somos vagos. No hay acusaciones, porque no pueden, porque no existen. Esto estaba funcionando bien, los docentes lo han validado a lo largo de estos años inscribiéndose, estudiando, produciendo, explorando innovaciones en sus prácticas, pensándolas, elaborando reflexiones, asumiendo nuevas modalidades de trabajo. No hay críticas de que el programa sea defectuoso o que los tutores tengamos mal desempeño. No, simplemente decidieron que se achica, se corta, se cercena y se cierra.

 

¿Recibieron alguna respuesta a los reclamos?

 

Todavía no están los listados de quién se queda y quién se va, con lo cual se genera un clima horrible de inestabilidad, de incertidumbre. No somos empleados, somos contratados. Entonces, a pesar que nosotros nos consideremos despedidos, técnicamente no nos llaman a firmar el nuevo contrato y, por lo tanto, estamos afuera.  El ministerio dijo que están revisando y en febrero se va a saber quién continúa y quién no. Pero somos 2.600 y ese es el equipo que se vino construyendo a lo largo de ya varios años, y es la dimensión de docentes necesaria para atender la demanda regular que hasta ahora es bastante estable. “Revisar” quiere decir que van a achicar el ingreso y la permanencia y, por lo tanto, van a reducir la planta de tutores del equipo. Por los medios circula poco, recortado y distorsionado. Pareciera que el reclamo solo es no perder la fuente de trabajo. Estamos reclamando eso, pero es solo una parte. No se trata de mi puesto de trabajo individual. Se trata del Instituto Nacional de Formación Docente y el Programa Nuestra Escuela,  resultado de lucha de generaciones y generaciones por tener una mejor calidad educativa. Es el punto más alto de la construcción social que conocimos los argentinos en cuanto a garantizar el ejercicio del derecho a la capacitación permanente democrática y académica de los docentes, y con lo que están haciendo se están llevando puesta una institución que llevó casi medio siglo de construcción. Entonces, mi puesto es una nimiedad frente al hecho de que se está desmantelando una política institucional de estado que los argentinos pudimos conseguir mediante luchas populares a lo largo de generaciones, a lo largo de décadas. Se están llevando puesto el programa Nuestra Escuela y el Instituto Nacional de Formación Docente. Este es el problema.

 

 

“Otras formas de construir la docencia”

                      

Laura Bonomi egresó como profesora de Lengua y Literatura del Instituto Joaquin V. Gonzalez en marzo de 2016. Durante el último año trabajó como docente de Literatura en un Centro Educativo de Nivel Secundario para adultos de la Ciudad de Buenos Aires e ingresó como tutora virtual en un postítulo de alfabetización inicial del Programa Nuestra Escuela. “Empecé Letras en la UBA, estuve unos años ahí y después me di cuenta que lo que quería era trabajar en el aula. Me pasé a un profesorado y nunca me arrepentí”, dijo la docente.

 

¿Cuál es tu experiencia en el Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela?

 

Mi experiencia de trabajo es poca, porque estuve sólo dos bimestres. Las especializaciones son de dos años, con materias bimestrales. La materia que doy yo –Perspectivas de Alfabetización– es una de las primeras de la especialización, así que en general tuve todos cursantes que estaban recién ingresando. El trabajo es bastante intenso. Cuando te hacen el contrato te plantean que es un trabajo que haces dos horas al día, diez horas a la semana, pero en realidad te lleva bastante más tiempo, porque la construcción del vínculo con cada cursante es de una forma completamente diferente a cómo es en un aula presencial. Implica prestarle mucha atención a las intervenciones de cada alumno, ver qué cursante no está participando, tratar de averiguar por qué, tratar de contactarse, reponer cierta cotidianidad del vínculo que te da el aula concreta que en el aula virtual se construye de otra forma. Así que para mí era bastante distinto también, porque la experiencia que tenía como docente era toda en aulas presenciales y esto es una modalidad bastante nueva. El postítulo también tiene encuentros presenciales, que se dan a lo largo del año. En mi caso, no eran con los cursantes de siempre, sino con otros que yo no conocía y que estaban transitando distintas etapas de la especialización. Es como una cuestión más transversal, con otro tipo de desafío, ya que eran personas que venían de hacer otro recorrido.

 

 

¿Qué aporta a tu formación como docente ser tutora en este programa?

 

Creo que como experiencia de trabajo es muy interesante: esto de ver cómo hay otras formas de construir la docencia que no necesariamente tienen que ver con un pizarrón y una tiza, sino con otros espacios y otras tecnologías que no son las que uno está acostumbrado tradicionalmente, o en las que se formó. Además, te plantea un montón de interrogantes como trabajador, que no te planteas en la docencia: la forma de contratación, o distintas cuestiones que tienen que ver más con lo gremial que te hacen preguntarte cosas que en la escuela, una institución con tanta historia, ya están planteadas. Acá está todo por construirse.

 

¿Cómo sentís que contribuye a la educación la capacitación virtual gratuita que ofrece Nuestra Escuela?

 

En las aulas en las que yo trabajé tenía cursantes de todo el país, de lugares muy alejados entre sí. Tenía docentes que estaban trabajando en Misiones, en la Triple Frontera, y otros que estaban trabajando en la frontera con Chile y tenían contacto con distintas comunidades aborígenes, o que venían de situaciones distintas cada uno de ellos como docentes. Para mí, como tutora, fue un aprendizaje enorme, abrirme al panorama de tipos de escuelas diferentes, que yo ni sabía que existían. Y creo que eso le pasa a los cursantes también: empezar a encontrarse con situaciones a las que no están acostumbrados a pensar. Me parece que cuando uno estudia presencialmente, por el contrario, lo hace con gente con la que uno comparte el mismo espacio geográfico. Por otro lado, la plataforma virtual habilita a esta gente que vive muy lejos de centros de formación o de lugares que den postítulos a hacerlos desde su casa, o desde sus pueblos. Los únicos dos requisitos es tener un título docente y tener conexión a Internet. Desde Ushuaia hasta Jujuy, todo el mundo puede acceder. Esa es la mayor ventaja que tiene el programa, la virtualidad. Además, los encuentros presenciales que se hacen cada cuatro meses, se ofrecen en varios lugares de cada provincia, permitiendo así que sea posible asistir. Me parece que es un programa, en ese sentido, mucho más amplio.

 

¿Qué problemas acarrean las nuevas resoluciones publicadas en diciembre?

 

Salieron una tanda de resoluciones, una por cada postítulo. En principio los postítulos se plantean como programas a término: se piensan para un período de tiempo limitado, de dos años. Eso implicaría que la gente que ingresó la última vez que se abrieron inscripciones, que fue en agosto de 2016, tenía dos años para terminar la cursada. Eso daba un tiempo hasta mediados de 2018. Las resoluciones lo que dicen es que cambia esa fecha de julio de 2018 a diciembre de 2017. De esta manera, sacan un cuatrimestre entero de cursada y la gente que se anotó en agosto ya no llega, le falta medio año para terminar la especialización. Otro de los puntos más terribles de las resoluciones es que se imposibilita el recursado de materias. O sea que si a vos en algún momento te fue mal en una materia, o la abandonaste o lo que haya pasado, no podes volver a cursarla. Hay un montón de gente que le falta quizás cursar una o dos materias, pero como son materias que tienen que recursar no podrían terminarlas. Hay otro problema con los encuentros presenciales: se pide en el trayecto de cada estudiante una cantidad de encuentros que tienen que cumplir, pero como los que ingresaron en agosto no llegan a hacerlo porque no les dan los tiempos, plantean suplirlo con una especie de trabajo de campo –que no se sabe bien en qué consistiría porque la resolución no lo especifica-. Son un montón de nuevas trabas que los tutores no conocíamos cuando terminamos de hacer el cierre de notas del último bimestre. No sabíamos que la gente que tenía que recursar la materia en realidad ya no iba a poder cursar más.

 

¿Cuántos son los cursantes afectados?

 

En mi especialización en alfabetización inicial, en agosto, ingresaron 8.000 cursantes. Ellos ya no pueden terminar la carrera porque no llegan según los nuevos tiempos. Los cálculos que se hicieron desde los sindicatos es que hay alrededor de 130.000 cursantes que no llegarían a finalizar los estudios antes de diciembre de 2017. O porque deben recursar materias y no están habilitados para hacerlo, o porque necesitan un cuatrimestre más –ese cuatrimestre hasta julio de 2018– y la resolución lo quita. Si uno les aumentara la cantidad de materias, los estaría excluyendo directamente porque no podrían terminar de cursar. El régimen de cursada, aunque es virtual, exige un ritmo de lectura y de participación en actividades muy intenso. En mi materia, por ejemplo, tienen que intervenir en los foros todas las semanas, hacer pequeñas actividades, y al fin del bimestre tienen que presentar un trabajo final. Y es un trabajo final que tiene una instancia de reescritura, si fuese necesario. Los tiempos son acotados, sobre todo si uno tiene en cuenta que los cursantes son docentes y que muchas veces el cierre de nuestras materias en los postítulos coincide con las fechas de cierre de notas en las escuelas.

 

¿Consideras que está en peligro la continuidad del programa?

 

Sí. No se abrirían nuevas cohortes y para nosotros ese es uno de los puntos a discutir: la continuidad del programa y la apertura de nuevas cohortes. La verdad es que son muchísimas las especializaciones que ofrecen, y muy variadas. Según algunos dichos extraoficiales de los funcionarios, se abrirían nuevas formas de capacitación. Pero los postítulos, como existen hoy, ya no existirían más. El programa tiene dos partes: una son las especializaciones, que son de dos años, y después hay cursos nacionales que dan puntajes en todo el país. Desaparecería todo: se cerrarían los cursos nacionales y las especializaciones. Para nosotros eso implica el cierre de hecho del programa, el vaciamiento, porque se transformarían en no sabemos qué.

 

¿Cómo se ven afectados los tutores con la resolución? ¿Y tu caso en particular?

 

En realidad lo que más nos afecta es que todavía no han llamado a ninguno de los 2.600 trabajadores del programa para firmar de nuevo el contrato. Nosotros estamos precarizados, estamos contratados por convenios con universidades, pero firmamos un contrato. En mi caso, como entré al programa a mitad de año, es un contrato de un cuatrimestre de agosto a diciembre. Pero la gente que viene trabajando hace muchos años en el programa siempre firmaba contrato de enero a diciembre, todo el año. Y ya para los últimos días de diciembre tenían el contrato firmado para el año siguiente. Este año no llamaron a nadie. No vamos a cobrar enero, y supuestamente nos llamarían en febrero para volver a firmar los contratos de los tutores que se necesiten. El tema es que con la cantidad de cursantes que se van a quedar afuera con estas resoluciones, se achica muchísimo la cantidad de tutores que son necesarios. Y sobre todo para las materias –como en mi caso– del principio de la especialización, que no se van a volver a abrir porque ya no existen nuevas cohortes y no permiten que los alumnos que las tengan que recursar lo puedan hacer. Se abrirían solamente aquellas materias que a algún alumno le falte cursar y que nunca haya recursado. Entonces, los que somos tutores de las primeras materias estamos más complicados, porque ya dejarían de existir.

 

 

“Una mirada del docente formador y transformador”

 

Felicitas Bernasconi, luego de recibirse de licenciada en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Buenos Aires, realizó una certificación docente para técnicos y profesionales en San Pedro, donde vive actualmente, y un postítulo sobre Educación y Medios en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Da clases en el nivel secundario y, desde 2009, trabaja en un instituto superior de formación docente. Hace dos años comenzó un postítulo en el Programa Nuestra Escuela pero, debido a cambios implementados durante el último año, se sigue postergando la fecha en la que debe rendir el coloquio final necesario para obtener el título.

 

¿Qué mirada del docente consideras que tiene la capacitación ofrecida por el Programa Nuestra Escuela?

 

La capacitación tiene una mirada del docente formador y transformador. De reflexión sobre la práctica. Se dirige a un docente crítico y consciente de su propia labor. Es muy buena, porque te hace reflexionar continuamente sobre la propia labor, que es lo que tanto se pregona desde ciertos sectores sociales.  El que lo hace en forma consciente, termina modificando su propia práctica y eso, por ende, tiene una incidencia favorable en la educación de los chicos. La capacitación apunta a eso, a profundizar la calidad educativa en función de los cambios que aportan desde lo teórico y desde lo práctico para la educación de los chicos. A mí me sirvió un montón, porque si bien mi carrera de base es Comunicación, los avances en tecnología y la cantidad de plataformas y herramientas digitales existentes que me aportó el postítulo, claramente fueron en beneficio de mis clases y, supongo, en beneficio de los alumnos.

 

¿Cómo fue tu experiencia en el Programa?

 

Empecé con un postítulo de Nuestra Escuela hace dos años. La verdad, espectacular. No imaginé que iba a ser de tanta calidad un postítulo a distancia. Incluso trabajamos con los mismos autores que habíamos leído en FLACSO. El postítulo del Estado no tenía nada que envidiarle al otro. Incluso es más profundo. Cursé bien los dos años de postítulo, pero con el último gobierno vinieron algunos cambios. Yo tenía asignada una sede en San Pedro, en la que me anoté porque con el trabajo y mi hijo de 5 años se me dificulta viajar. Si bien los postítulos son virtuales, tenés algunas sedes asignadas de manera federal para los encuentros presenciales, que se dan dos o tres veces por año. Con el cambio de gobierno y la reestructuración en algunos postítulos, la coordinadora de sede fue informada de una serie de modificaciones que iban a implementarse y renunció a mitad de año. Se fue sin explicar demasiado por qué y, con desconocimiento del funcionamiento de todo el sistema, asumió un nuevo coordinador que tuvo que implementar todos esos cambios, entre ellos los de sede. Yo estoy haciendo el postítulo de Educación Primaria y TIC para formadores de formadores, porque doy clases en un instituto que enseña a futuros maestros. El sistema es así: vos cursas un seminario final, lo aprobás, y después tenés que presentar de manera presencial un trabajo que haces en ese seminario. A mí me queda solamente rendir el ese coloquio porque ya tengo todo aprobado. Iba a ser en San Pedro y, de repente, me lo pasaron para Campana por una cuestión de unificación de sedes, generándome bastantes complicaciones. Si bien Campana no queda lejos, para quienes no tenemos vehículo implica una serie de organizaciones familiares, laborales, etc.,  que uno no tenía previsto. De golpe cambiaron todas las condiciones de cursada. Y no solo eso,  sino que yo aprobé en octubre, tenía como fecha para rendir el  3 de diciembre, y me lo cambiaron para junio de este año. Es súper engorroso, y eso implica no solo un perjuicio personal, de tiempos, sino también en el ingreso a la docencia.

 

¿Cómo te afecta para el ingreso a la docencia?

 

Todos los años, los docentes se tienen que anotar para poder estar en el listado de aquellos que van a dar clases este año, por si salen horas y demás. Y cada año también debes incorporar, en ese ingreso, los nuevos títulos que tenés. Yo tengo todo el postítulo aprobado, pero no el coloquio final, porque me lo derivaron para junio. Como el ingreso a la docencia es en mayo, no llego con la fecha. Con lo cual tengo un año más con un postítulo dando vueltas sin poder ingresarlo a la docencia. Y eso me equivale un perjuicio en mi puntaje, porque cada título te da un puntaje determinado y te ubica en un lugar del listado docente. Lo grave del caso es que no dan explicaciones.

 

¿Qué problemas generaron las últimas resoluciones en tu especializción?

Hay una resolución por postítulo. El postítulo de Educación Primaria y TIC, por ejemplo, fija como fecha de fin de cursada el año 2017. Entonces, aquellos a los que les queda más de un año para terminar, van a tener que hacer un postítulo de dos años en la mitad de tiempo. En la resolución dice que se van a implementar las medidas necesarias para que los cursantes lo puedan hacer en un año, pero es algo imposible, salvo que una persona esté dedicada solo a hacer eso. Porque son exigentes, de muy buena calidad, te demandan un montón de tiempo. Es imposible hacerlo en un año, a no ser que bajen la calidad. Pero bueno, son todas cosas así extrañas. Otra modificación es que, a partir de este año, cito: “Los cursantes podrán cumplimentar los requisitos relativos a encuentros presenciales, a través de trabajos de campo y la presentación de un informe en el campus virtual”. Eso es lo que haces durante toda la cursada. O sea, dejan de establecer los encuentros presenciales.

Un abrazo a la educación

Un abrazo a la educación

El Ministerio de Educación y Deporte de la Nación recibió, este martes, un abrazo simbólico de miles de personas para exigir la reincorporación de los 400 despedidos en esa cartera; la renovación de contratos de los 2.600 tutores del Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela, y para repudiar las agresiones físicas a delegados de Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) efectuadas por la Policía el día anterior. La Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA) y ATE completaron la medida con un paro que los maestros continúan por tiempo indeterminado.

El lunes, los trabajadores del Ministerio de Educación habían previsto una asamblea general para las 10 de la mañana en el hall del Palacio Pizzurno, pero no pudieron concretarla porque encontraron el edificio vallado y la policía impidió su ingreso a golpes. El viernes anterior, los trabajadores habían decidido levantar la permanencia pacífica realizada desde el jueves en la sede de avenida Santa Fe para exigir la reincorporación de los despedidos y la renovación de los contratos de los tutores. “En esa asamblea teníamos que estar tanto los que estamos todos los días en el Ministerio como los trabajadores a distancia, que son los 2.600 despedidos. La Policía no los quiso dejar entrar y comenzó a reprimir a un delegado de la Junta Interna”, dijo Violeta Lañin, trabajadora del Ministerio de Educación y Deportes y afiliada a ATE. Y agregó: “El viernes a la tarde hicimos un cuarto intermedio para volver el lunes a la mañana a hacer una asamblea. Cuando llegamos, teníamos todos los edificios del Ministerio vallados por la Policía. Pizzurno, que es la sede principal, tenía todas las puertas cerradas menos una del costado. No dejaron entrar a los trabajadores a distancia y golpearon a los delegados”. Ante ese episodio, los trabajadores decidieron realizar una permanencia, que fue levantada unas horas más tarde. “Muchos trabajadores estuvimos en contra de levantar la permanencia. Yo creo que si no obtuvimos ninguna oferta de parte del gobierno, y si además nos reciben con represión y policías, lo mínimo que podíamos hacer era sostener, quedarnos en nuestro lugar de trabajo”, opinó Lañin.

Según informó la trabajadora, aún no se conoce la totalidad de trabajadores afectados. “A algunos compañeros los estuvieron llamando, o les mandaron mail, diciéndoles que tenían una reunión con la asesora legal, Teresa Patronelli. Cuando iban a la oficina a reunirse, les decían que estaban desvinculados. Todavía hay muchos a quienes no se lo comunicaron”, denunció.

 Desde el ministerio aseguran que, luego de una revisión, son 205 contratos que vencían el 31 de diciembre los que no fueron renovados, porque incumplían el horario de trabajo. Sin embargo, el delegado de ATE por el Ministerio de Educación Lucas Eidelman explicó: “Tenemos 400 despidos de los equipos centrales, algunos contratados y otros en planta transitoria. Hay de todo, ellos no tomaron como criterio la modalidad de contratación, sino el vaciamiento de programas. Cuando uno analiza dónde se realizan los despidos, la mayoría de esos telegramas llegaron a áreas donde se garantizan programas que garantizan derechos establecidos en la Ley Nacional de Educación”. Y agregó: “Por otro lado, tenemos los 2.600 trabajadores del Ministerio de Educación que desarrollan el Programa Nacional de Formación Permanente Nuestra Escuela: capacitación gratuita universal para todos los docentes del país. La única oferta de formación gratuita que tienen los docentes la garantiza el Estado, y está refrendada en el acuerdo paritario con los gremios docentes. Fue una reivindicación histórica de ellos y ahora no tendría continuidad”.

Lañin, en el mismo sentido, expresó: “Este gobierno critica a los docentes por sus capacidades, pero les saca la formación gratuita que ellos tenían para poder seguir calificando. Hubo una resolución que salió por Boletín Oficial donde cambiaban los planes de estudio de los compañeros que están cursando los postítulos, que básicamente hace imposible continuar con ellos. El Programa Nacional de Formación Permanente está desde 2013 y depende del Instituto Nacional de Formación Docente. Estaba capacitando a unos 200.000 maestros de todo el país, de los cuales alrededor de 130.000 quedarían afuera con la nueva resolución”.

El paro, aclaró Eidelman, es “contra los 3.000 despidos pero sobretodo en defensa de la educación pública”. Gremios docentes, estatales, organizaciones sindicales, sociales y políticas, legisladores, diputados, y otros miembros de la comunidad, se acercaron a Pizzurno 935 a manifestar su apoyo.

 “No tuvimos ninguna respuesta de parte de las autoridades”, declaró Eidelman. Y adelantó: “Ahora estamos en paro por tiempo indeterminado. Vamos a estar realizando acciones –que definiremos en las próximas horas– y reuniones en cada uno de los edificios del Ministerio”.

Abuelo, ¿qué hiciste en la dictadura?

Abuelo, ¿qué hiciste en la dictadura?

Hace dos años Mariano Corbacho dejó las novelas y la ciencia ficción y se dedicó a leer exclusivamente material sobre la última dictadura militar. Su documental 70 y Pico, que se estrenó el último jueves, hace foco en el papel de su abuelo, Héctor “Pico” Corbacho, decano interventor de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad de Buenos Aires y profesor de dibujo en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante esa etapa. Fruto de una investigación junto a los productores Martín de Dios y Juan Pablo Díaz, en la película se cruzan dos relatos: el del movimiento estudiantil universitario y el del propio Héctor Corbacho. “No me quedaron preguntas por hacerle a mi abuelo. Pero tal vez haya muchas respuestas que él no dio”, reflexiona el director.

¿Cómo surgió la idea del documental?

La pregunta disparadora tiene que ver con que mi abuelo contaba que lo habían intentado matar dos veces mientras fue decano. Cuando yo tenía 12 años, me mostró una carpeta donde guardaba algunas publicaciones con amenazas. A partir de ahí me pregunté por qué lo querían matar. Surgió desde lo personal, pero la intención no fue trabajar la esfera individual sino explicar la responsabilidad de mi abuelo como actor político en relación al contexto social en el que operó. Para eso el documental hace un recorte desde 1966, en “La Noche de los Bastones Largos”. Investigamos cómo el movimiento estudiantil universitario empezaba a participar masivamente, generando propuestas pedagógicas vinculadas a la práctica social. Era importante explicar esto para dar cuenta qué fue lo que vino a reprimir el Terrorismo de Estado y qué rol jugó mi abuelo en todo eso.

¿Cómo lo tomó su familia?

Ellos jamás juzgaron las intenciones del proyecto ni el abordaje de las entrevistas. De hecho mis hermanos y mi vieja aparecen en el relato y también participaron en las proyecciones. El respaldo familiar me da tranquilidad. Ellos no tienen el mismo nivel de inquietudes que yo pero cada uno asume la realidad como puede. La película me sirvió para hablar por primera vez de este tema con mis hermanos y esta posibilidad me parece muy valiosa.

«La película me sirvió para hablar por primera vez de este tema con mis hermanos», detalló Corbacho.

¿Por qué su abuelo accedió a ser entrevistado?

En cierto sentido, nunca tomó en serio el tema de las filmaciones y de que yo estudiaba cine. Lo vivió más como un diálogo serio que como una entrevista. Las ocho veces que hablamos hice foco sobre el mundo universitario. Siempre planteaba el tema sobre el que quería hablar y saber su visión de los hechos. También hay un vínculo personal en lo cual lo afectivo juega un papel clave para que haya accedido, porque por más que pueda no haberlo tomado del todo en serio, “Pico” acompañó en todo momento.

¿Hubo resistencia de algún entrevistado al conocer su vínculo familiar?

En todos los casos hubo una cautela inicial. Siempre querían escuchar qué tenía para proponerles. En ese tema fui directo, me presentaba como Mariano Corbacho, el nieto de Héctor “Pico” Corbacho, interventor decano de la carrera de Arquitectura durante la última dictadura. Les expliqué mi punto de vista y que la intención del proyecto no era generar una mirada exculpatoria sobre la figura de mi abuelo.

El Gobierno de Cambiemos ha reinstalado la teoría de los dos demonios y que lo que hubo fue una “guerra sucia”, ¿qué aporta 70 y pico en el este contexto?

La intención del documental es seguir abonando al pensamiento crítico de ese período. Sobre todo para entender cuáles eran los proyectos políticos en pugna en ese momento, y no juzgarlos como historia del pasado, sino más bien lograr tomar de esas experiencias elementos que ayuden a pensar el presente. El caso de Darío Lopérfido cuestionando la cantidad de desaparecidos o Mauricio Macri diciendo que no le interesa, que no quiere saber, empantanan e invisibilizan cuál fue la intención del proyecto represivo.

En su película, el movimiento universitario de los años 60 y 70 aparece como un actor social fundamental, ¿qué similitudes y diferencia tiene con el actual?

Me parece importantísimo. Las agrupaciones estudiantiles son las que impulsan propuestas que tienen que ver con el contexto universitario o con los de la sociedad en general. Es un movimiento que motoriza cuando los niveles de conflicto se tensionan, como en la masiva marcha universitaria de mayo de este año. Pero hay diferencias en la masividad y la disputa de cuál es el perfil profesional, o sea, preguntarnos para qué se estudia. Eso se borró de la discusión. Hoy todos sabemos que se estudia para el mercado, salvo excepciones. Es importante volver a discutirlo y pensarlo, porque el profesional que se forma es la preconfiguración de la sociedad que queremos construir.

"Lopérfido cuestionando la cantidad de desaparecidos o Mauricio Macri diciendo que no le interesa empantanan e invisibilizan cuál fue la intención del proyecto represivo", sostiene Carbacho.

«Lopérfido cuestionando la cantidad de desaparecidos o Mauricio Macri diciendo que no le interesa empantanan e invisibilizan cuál fue la intención del proyecto represivo», sostiene Carbacho.

¿Qué rol cumplió la dictadura en la destrucción del sistema pedagógico y educativo?

La intención era desmovilizar, instalar un proyecto contrarrevolucionario. Ante una fuerza revolucionaria en ascenso, los militares desarticularon directamente al movimiento obrero, al estudiantil y a los sectores armados a través de la instalación del terror y la muerte. Hubo una política que desarticuló todo ese proyecto, que fraccionó a la sociedad instalando el miedo, para que la preocupación ya no sea del desarrollo colectivo de la ciudadanía, sino por la integridad individual y privada.

¿Se contactó con personas con situaciones como la suya a partir de la película?

Sí, después de algunas proyecciones se me acercaron familiares de tipos que tuvieron algún papel en la dictadura. Me sorprendió que lo hacen por lo bajo, con temor. El caso más extremo es el de una chica que realizó por su cuenta una investigación sobre su abuelo, que fue juez en la dictadura. Es muy bueno que el documental sirva para mover esa fibra íntima y ver qué hacer con eso. Ante todo para saber que la vinculación de sangre no te condena y que no hay que cargar con ninguna mochila.

¿Su abuelo tuvo alguna colaboración con la desaparición de estudiantes?

La investigación no arrojó nada que dé cuenta de eso, más allá de los testimonios de quienes declararon en la causa ESMA. Pero no hay documentación que lo certifique. Ahora, creo hubo un nivel de participación de mi abuelo. Primero, porque él en una de las entrevistas dice: “No me encontraron nada”, que no es lo mismo que “no había nada para encontrar”. O el caso de Hernán Abriata, un desaparecido al que lo fueron a buscar a la casa diciendo que eran de Arquitectura. Los tipos tenían la ficha del legajo de la Facultad que habían sacado del expediente del alumno. ¿Quién facilitó esos legajos? Hay preguntas que quedan en el aire sin respuesta, pero que hay que hacerlas igual.
Actualizada 06/09/2016

Niños apropiados en España: “Hay un pacto de olvido”

Niños apropiados en España: “Hay un pacto de olvido”

Diana Marre es Doctora en Antropología Social y Cultural y lleva adelante una investigación sobre apropiaciones de niños desde la dictadura española de Francisco Franco -de cuyo inicio se cumplieron ayer 77 años- hasta 1995, momento en el que se comienza a permitir la adopción internacional en España. Se trata de un macabro caso espejo a lo ocurrido en nuestro país durante la última dictadura cívico   militar.

Nacida en Bahía Blanca, Marre se formó en Historia en la Universidad Nacional de La Pampa. Se fue a vivir España en 1994 y se doctoró en en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde hoy da clases y participa de AFIN, un grupo de investigación dedicado al estudio de adopciones, familias e infancia.

¿Cómo son las apropiaciones de niños en España?

Primero están los casos de los hijos de los republicanos que fueron enviados al exterior por sus padres para protegerlos de la guerra. Durante la dictadura, Franco se propuso recuperarlos, especialmente a aquellos que habían sido enviados a Moscú. Logra traer a 30.900, según un documento de La Falange, pero no a los que estaban en la Unión Soviética. Después están los casos en los que mujeres de clase alta daban alojo a embarazadas solteras para luego quedarse con el bebé y vendérselo a otra familia. Y por último se encuentran los robos de bebés en clínicas ginecológicas. Cuando empezó a usarse el parto sin dolor, se aprovechaba que la madre quedaba inconsciente en ese último pujo para robarle a su bebé y después decirle que había nacido muerto. También hay casos en los que se trataba de un embarazo de mellizos y se quedaron con uno. De estos robos no hay un número exacto. Creo que lo que empezó siendo una medida de “higienismo”, eso de sacarle un niño a una familia humilde, se transformó en un negocio.

¿Cómo es que diste con este tema?

Siempre me preguntan si llegué a este tema por la dictadura argentina y no, nada que ver. Yo llegué por el lado de estudiar las adopciones internacionales en España, que es mi especialidad. El primer caso con el que me encontré fue el de dos chicos de treinta y pico de años de Barcelona. Ambos habían sido comprados por sus padres a unas monjas en Zaragoza. El padre de uno de ellos, en su lecho de muerte, le dice a su hijo: “¿Te acuerdas de que cuando ustedes eran pequeños íbamos todos los veranos a Zaragoza? Era porque íbamos a pagar las cuotas a las monjas”. Este chico se lo dice a su amigo, que es el que fundó una de las primeras asociaciones de niños apropiados en España, la Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (ANADIR). Es una de las que más movilizadas están. Hay varios programas de televisión en los que él aparece y transmite esa sensación que tiene de haber sido comprado como un objeto.

¿Cómo se dan a conocer estos casos?

En 1982 salió una publicación de la revista Interviú con fotografías de una clínica en la que robaban bebés. La más impresionante es la de un bebé en una heladera. Lo mostraban cuando los padres querían ver a su niño una vez que los médicos les dijeron que había nacido muerto. A todos les mostraban el mismo bebé. Pero no pasó nada después de este artículo. El tema quizás se trata en algún programa de televisión, pero muy tarde. Recién en estos últimos cinco o seis años empezó a aparecer una enorme cantidad de gente. El 3 de abril del año pasado las agrupaciones de víctimas hicieron movilizaciones en distintas ciudades de España.

¿Por qué pensás que empiezan a hacerse ver recién ahora?

Creo que se empezó a relajar ese sistema de secreto y miedo. Es gente que no ha nacido en la dictadura, esos miedos al franquismo les quedan muy lejos. Y luego creo que la adopción internacional normalizó la idea de que se pueden tener hijos de otra manera, al igual que con la reproducción asistida.

¿Qué agrupaciones de derechos humanos tratan el tema en España?

De derechos humanos como tal, no. No se plantea como un tema de derechos humanos, sino como un tema de víctimas de apropiaciones indebidas, desapariciones forzadas, depende el criterio. Mayoritariamente son hijos que sospechan que son apropiados, o hermanos y hermanas o padres y madres. Las que menos han aparecido son las madres solas por la sanción moral que puede haber. Si una mujer tuvo una hija de una relación con un señor casado, la dio en adopción y luego se casó y tuvo hijos, esto se lo lleva a la tumba porque es poner en cuestión su honor, su reputación, la de sus hijos.

¿No hay un equivalente a Madres de Plaza de Mayo, entonces?

Existe “Madres de la Plaza Saint Jaume de Barcelona” pero como nombre de agrupación. Aquellas madres a las que les dijeron que sus bebés habían nacido muertos sí que están. Las que están invisibilizadas son las solteras. Hay 24 agrupaciones, pero todas tienen matices, cosas en las que desacuerdan. Están “SOS Bebés robados” con filiales en muchas ciudades del país y “Todos los niños robados son también mis niños”, además de ANADIR, que ya mencionamos.

¿Tienen alguna relación con las agrupaciones de derechos humanos argentinas?

“Madres de la Plaza Saint Jaume” está claramente inspirada en las de Argentina. “Todos los niños robados son también mis niños” tiene mucha relación con toda la tradición argentina. Todas las agrupaciones de víctimas que están integradas en la querella argentina, que no son las 24 que hay a nivel nacional, están muy vinculados.

¿Qué es la querella argentina?

Es una querella que lleva adelante la jueza María Servini de Cubría por delitos de lesa humanidad contra determinadas personas en España. Apropiación de niños pero también desapariciones, tortura, fosas comunes…

¿El Estado español ha hecho algo sobre estos casos?

En el gobierno de Rodríguez Zapatero sancionaron una Ley de Memoria Histórica que iba a ayudar en diversas cuestiones como el mapeo y apertura de fosas comunes, la supresión de los símbolos franquistas y la búsqueda de los niños, banco de ADN y demás. Esto empezó a funcionar, se abrieron algunas fosas, pero el gobierno cayó, tomó las riendas el Partido Popular y el vínculo entre ellos y el franquismo es muy directo. Imagínate de Fraga Iribarne, que era presidente de Galicia, fue ministro de Franco. Es una continuidad muy clara. Una de las personas de las que Servini pidió la extradición era el suegro del Ministro de Justicia Ruiz Gallardón. El franquismo ha perdido el complejo y hoy día se ve cómo celebran el día en que Franco hizo no sé qué. Eso en Argentina es impensable. Además con la amnistía del ’77 se dificulta que una causa prospere.

Pero estamos hablando de delitos de lesa humanidad.

Hubo un caso de una niña en Barcelona, pero como apareció no hubo juicio. Además está prescrito todo, no se lo considera delito de lesa humanidad. También está inscrito en esta continuidad según la cual se acepta que había gente que no quería tener a esos hijos, que a esos niños les convenía estar con esas familias, se acepta que era un rescate de niños de familias humildes.

Eso va en contra de los tratados internacionales. ¿España no está suscrita?

¡A todos! Hay una cierta protección de Europa. En la época de Videla o de los dictadores africanos estaba toda Europa escandalizada por lo que pasaba. Aquí el Consejo de las Naciones Unidas da informes, pero no hay ningún tipo de sanción, no se plantea. Hasta ahora no ha habido condenados.

¿Pero no se inició ningún proceso judicial?

Hubo uno por una apropiación de una chica. La imputada era Sor María Gómez Valbuena, que trabajaba en la clínica Santa Cristina de Madrid. Pero resulta que la monja se murió y nunca se vio el cadáver. Todos pensamos que la sacaron de circulación, cosa que la Iglesia puede hacer porque nadie puede meterse en los territorios de eclesiásticos.

¿Con el papado de Francisco hubo algún cambio?

Sí. Las figuras más duras de la Iglesia como Rouco Varela, que era el arzobispo de Madrid, fue destituido ni bien subió el Papa. Han prosperado denuncias de abuso sexual, que antes no prosperaba ninguna. El Papa ha llamado personalmente a personas que han sufrido abusos. Hay cambios. En un momento el Papa dijo que iba a abrir los archivos del Vaticano sobre la dictadura argentina, así que esperamos que abra también los españoles. La Iglesia todavía es muy potente en España.

En Argentina hablamos de casos de restitución de la identidad, ¿en España hablan de búsquedas de identidad?

Yo creo que buscan, sobre todo, información. Recuperar una identidad casi nunca, que yo sepa. Hay casos en los que se intentó una recuperación, a veces ha andado bien, pero siempre es como una familia lejana. Después conozco un caso muy reciente de un chico nacido en los ochenta que ha luchado 15 años para recuperar su apellido biológico porque fue dado mal en adopción y no lo ha logrado.

La ley de Memoria Histórica, ¿llegó a crear algún equivalente a nuestro Banco Nacional de Datos Genéticos para determinar la filiación?

No. Hay diversos bancos privados. Ese es el problema, que no hay un banco central.

Entonces las personas tienen que peregrinar por los bancos para hacerse el ADN.

Exactamente. Hubo un banco al que iba mucha gente, pero eso no necesariamente resultó. La dueña de ese banco es Rosario de Cospedal García, hermana de la actual secretaria general del Partido Popular. Yo creo que mucha gente no siguió con los exámenes por las incertezas, porque les daban la respuesta de un banco y después tenían que ir a otros.

Antes hablabas de la amnistía, ¿no está cuestionada por las agrupaciones de víctimas o por algún sector político?

La amnistía como tal nadie se la cuestiona. Para cambiarla dicen que tendrían que modificar la Constitución y eso implicaría revisar cosas como las autonomías o la monarquía. Hay una idea de pacto del olvido, que nada se revisa porque ha quedado, de alguna manera, resuelto. También está el tema de que cuestionar lo que ha sucedido antes para algunos implicaría poner en peligro la seguridad nacional. La Guerra Civil se acalló, pero no se discutió. Entonces está el miedo de que estalle algo que vuelva a enfrentarnos.

 

Actualizada 19/07/2016