Madres y padres al borde de un ataque de nervios

Madres y padres al borde de un ataque de nervios

“Cuando estás con un niño todas las conversaciones son cortadas”, comenta Dinah mientras con una mano sostiene el teléfono y con la otra le alcanza reiteradas veces cosas distintas a su hija Mora. Desde la imposición del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, el 20 de marzo, las tareas de cuidado de varias madres y padres -ya de por sí extenuantes- se convirtieron en una actividad intensa, contínua y, para muchos, desgastante. Los jardines y colegios cerrados, los talleres y clubes impedidos de abrir sus puertas, y la restricción a la circulación por la vía pública a causa de la pandemia de COVID-19 suponen el encierro masivo de las familias. Pero la enfermedad y la cuarentena no afectan a todos por igual: la situación económica, social, demográfica decreta desde un reposo más distendido a aquellas familias de buen pasar hasta situaciones de hacinamiento y desesperación en los barrios más carenciados.

Dinah tiene 41 años. Es profesora de danza, traductora y community manager. Vive en Coghlan, zona norte de la Ciudad de Buenos Aires, junto a su hija Mora de 4 años en un departamento de tres ambientes: living-comedor, una habitación para cada una y un balcón francés, de esos que no son propiamente un balcón sino un ventanal con rejas a la calle. 

Cuando la amenaza del coronavirus empezó a acechar el imaginario de nuestro país, ya varios de sus alumnos habían decidido dejar de asistir a sus clases. Con la cuarentena decretada, el contacto físico se clausuró completamente. Una de las colegas de Dinah le recomendó la aplicación Zoom -que se ha vuelto muy conocida en estos tiempos de lejanía- y entonces comenzó a dar cinco clases semanales por ese medio. Para lograrlo, además, tuvo que hacer unos ajustes: “Desarrollé un formato de clases que se puede hacer en más o menos un metro cuadrado. Aunque es un poquito intenso, cualquiera lo puede hacer y desde el living de su casa. La necesidad de movimiento en este momento es grande. Y yo también tengo un departamento muy chiquito. Se armó un grupo lindo y eso de que la visualidad permite conectar y mover energía es muy loco. Sentir que estamos en la clase todos en una sintonía, en un estado físico y energético está muy bueno”.

Sin embargo, la necesidad de movimiento y actividad no afecta únicamente a los adultos. Mora y su infancia son demandantes, necesitan entretenerse, jugar, ser atendidos constantemente. “Cuando estoy trabajando con la compu, también estoy con Mora. No puedo separar el espacio de trabajo y el de mi hija. Lo que organicé es que ella se vaya unos días a lo del papá, y doy las clases en ese tiempo”, cuenta Dinah. Es que, a los 4 años, una nena necesita de sus amigas, maestros y espacios. El departamento de Dinah es pequeño. Por eso ella decide salir todos los días un rato a la vereda, para saciar un poco la necesidad de respirar aire fresco. “Cuando me enteré que el lunes no iba a ir al jardín, le dije: ‘Mirá, hay una enfermedad, un bicho que está dando vueltas y no se puede salir, no vas a poder ir al jardín’. Ella automáticamente tuvo como un ataque de enojo”, relata Dinah riéndose un poco y sigue: “Yo no sabía qué era. Después lo entendí: era su único espacio oficial y lo perdió”. 

Ricardo y Marcela son un matrimonio de Ramos Mejía. Ambos tienen 44 años y son empleados administrativos en distintas empresas. Desde el 20 de marzo, dedican sus semanas al aparentemente novedoso home-office. “En la empresa en que yo trabajo es una práctica habitual, nos dejan trabajar una vez por semana desde nuestra casa, incluso desde antes de la pandemia”, comenta Ricardo. En el caso de Marcela, la complicación se halla en la necesidad de firmar documentos con lapicera y en papel físico. Igualmente, cuenta Ricardo, “está con muchas actividades, con muchos clientes y proveedores, aunque estén parados por todo este tema”.

La pareja vive junto a su único hijo, Román, de 9 años. “En los trabajos saben que tenemos un nene -relata Ricardo- y ellos son flexibles con nosotros. Nosotros, a su vez, tenemos que ser flexibles hacia ellos. Si en algún momento necesito parar de trabajar para hacer alguna tarea que a él le llega, se entiende. Lo mismo en el trabajo de Marcela. Y bueno, entonces quizás en lugar de terminar el horario laboral a las 18, quizás lo hacemos a las 19”. 

Román pasa sus días haciendo la tarea que le envía la escuela a través de una plataforma virtual, mirando televisión y jugando a la play por la noche y siguiendo sus entrenamientos de fútbol. Es que, a pesar de vivir, como Dinah, en un departamento pequeño de tres ambientes, disponen de un bondadoso balcón a la calle. “Ahí él puede hacer esa actividad dos veces a la semana, mirando al profesor a través de Zoom. También le sirve para descargar energía y, sobre todo, no perder el contacto con sus compañeros del club”, agrega Ricardo. Es que mientras el mayor problema de Dinah es la constante necesidad de atención por parte de Mora -mucho más pequeña-, los padres de Román están preocupados por la sociabilización de su hijo. Si bien, cuentan, se contacta con sus compañeros a través de los videojuegos o de manera virtual, no es lo mismo. “El otro día nos comentaba que estaba triste porque extrañaba tener a los compañeros”, se lamenta. “Cuando hubo un cumpleaños, los padres organizamos una reunión por Zoom donde le cantamos el ‘feliz cumpleaños’ al nene”.

Despertarse al mediodía, hacer primero la tarea, luego quizás el entrenamiento, charlas con sus padres tomando aire en el balcón y PlayStation a la noche: esa sería aproximadamente la rutina que pudieron construirle a Román. Distinto es el caso de Mora, a quien Dinah no encuentra forma de establecerle una: la niña se despierta 7 y media, todos los días, y con ella se tiene que levantar Dinah. “Hoy 7 y media de la mañana me robó el teléfono y entonces yo dormí hasta más tarde, pero fue la primera vez que duermo un poco más en estos días”, se ríe. Juegan entonces hasta el mediodía como siempre, hora del almuerzo. “Yo así siempre tuve la mañana organizada y a la tarde estaba el jardín. Pero al desaparecer el jardín, se esfumaron esos horarios, genera un caos, hay un limbo ahí hasta las 18 o 19”. A esa hora ya Dinah no tiene más recursos. Las tardes se sobrellevan como se puede, organizando el trabajo y sus clases, haciendo difusión y entregas mientras inventa actividades para Mora. “A la vez tengo que hacer la comida, limpiar, lavar la ropa. Es mucho, es muy difícil y creo que le pasa a un montón de mujeres. Y termino sintiendo culpa porque digo: ‘Estoy pero no estoy con ella’”. 

Como apoyo logístico dentro del departamento está su gata, Lola: “Decí que colabora un poco con la crianza…pobre gata, está agotada ella también”. Mientras tanto, Dinah echa mano de las actividades que mandan desde el jardín: “Entro al portal, abro los ejercicios y si a ella le copan los hacemos. Ellos estaban trabajando con un cuento que se llama La Casa Interminable y propusieron que armen una casa. Desde entonces Mora se copó en hacer casitas”. Y así se empezaron a erigir casitas armadas con almohadas y colchas, bajo las estructuras de mesas y sillas: “El otro día hizo una casita abajo de la mesa y se tiró a ahí. Así que le puse un colchón chiquitito que tengo y se quedó a dormir. Para ella es un montón: no dormir en su cama es como una aventura”.

Tanto Ricardo y Marcela como Dinah se preocupan de no exponer a sus hijos ante la tentación de las pantallas. Román tiene permitida la televisión o los videojuegos a la tarde-noche, luego de hacer sus tareas escolares. Eso no parece ser un problema, Ricardo habla muy bien de su hijo en cuanto a la responsabilidad en los estudios. También suelen disfrutar de las jornadas apacibles: “Hubo unos días que estuvo lindo, que estuvimos en el balcón hablando, escuchando música, charlamos con parientes”. A Mora se le permiten las pantallas sólo como “último recurso”: “Me parece que la tecnología no está buena para los pibes porque es muy adictiva. Es lo mismo que nos pasa a los adultos. Después de que deja el teléfono -que yo y el papá tratamos de que no lo use- queda muy nerviosa, muy adicta y bajarla de ese estado no es fácil. Por eso la dejo conectarse con una amiga solamente cuando ya no encuentro forma de que salga del embole”, lamenta Dinah.

“Al principio se tomó un poco a risa que no iba a ir a la escuela. Nos sentamos con él y le explicamos lo que está pasando. En algún punto compensa esa limitación de no ver a sus compañeros con el hecho de tener a sus padres todo el día alrededor suyo”, reflexiona con cierto optimismo Ricardo. El tiempo libre junto a Marcela lo aprovechan cuando Román se encuentra jugando o mirando televisión. Ricardo recalca que siempre busca estar cerca de su hijo y esposa.

Mara es Licenciada en Terapia Ocupacional. Se encarga de la rehabilitación de niños y niñas con discapacidad, con el objetivo de que ellos puedan participar de las actividades de la vida cotidiana de manera independiente. La terapia se centra en sus fortalezas, busca desarrollar sus habilidades para poder, por ejemplo, vestirse, sentarse, comer, asistir y mantener un buen desempeño escolar. El encierro, sostiene, “afecta a todos los nenes, con o sin discapacidad”. La respuestas que las niñas o los niños dan ante esta situación tienen más que ver con su propia personalidad: los hay más inquietos o más calmos, independientemente de si poséen una patología o no. Sin embargo, existen diagnósticos que quizás puedan afectar particularmente: “El Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad puede desarrollar, como su nombre lo dice, una tendencia a la hiperactividad. Nenes con autismo pueden necesitar que los padres tengan que pensar las actividades por él, ya que implica algunos problemas en la ideación de, por ejemplo, los juegos. Pero, recalco, no va por el diagnóstico en sí, sino por la persona. Cada persona es distinta”.

Por lo tanto, el impacto del encierro afecta a todos los niños y niñas de una manera particular. Y esas reacciones se amalgaman con las diferentes realidades que viven, ellos y sus padres: un departamento de tres ambientes o una casilla en un asentamiento de emergencia; un cuidado por parte de una pareja o la crianza en soledad, entre muchas otras causas. Mara intenta visualizar el lado positivo de esta situación: “También puede ser una oportunidad para conocerse más, para hacer actividades. Al no tener el reloj corriéndolos, quizás se pueda disfrutar de otra manera”. Es una oportunidad abierta para algunos, mientras que otros “están colapsados porque son demasiadas horas, ya no saben qué actividad hacer, están cansados. Les mandan tarea del colegio para la que los padres por ahí no tienen las herramientas con las que explicarles”.

“Yo no encuentro una regularidad, no hay una dinámica todavía. Es todo muy día a día. Siento que ella está un poco nerviosa. Y yo también. El otro día puse un incienso en la casa como para bajar un poquito los decibeles”, confiesa Dinah. 

Con o sin cuarentena, la maternidad no es sencilla. “Hay que armarse de paciencia y tratar de dar lo mejor. Pedir ayuda a los maestros si es necesario. Y, sobre todo, no sentirse frustrados. Esa es la clave: están tratando de hacer lo mejor, hacen lo que pueden. No hay que juzgarse de cómo lo están haciendo sino saber que están dando todo de sí”, explica Mara.

El ojo que juzga y vigila no es sólo exterior, sino que normalmente está interiorizado. La maternidad como imposición social, como destino, como responsabilidad última. Algo que en otras épocas era implícito y que, en tiempos de feminismos, empezó a cuestionarse. Pero sigue allí, agazapado, latente. “Yo amo a mi hija y estoy feliz de ser mamá. Igualmente, es agotador. Ellos no tienen la culpa, pero la realidad es que se aburren, necesitan atención. Esta cuestión de que la mujer exponga que la maternidad no es rosa no está tan aceptado todavía”, reflexiona Dinah e insiste: “Además, una no es mamá solamente. Una es mujer, que quiere tener proyectos, que quiere laburar, que quiere salir, que necesita divertirse y que, también, quiere ser mamá. Es difícil, empezás a salirte de un mundo que era tuyo, que no está más y que tenés que rearmar después a partir de la maternidad”. 

Ricardo, entre el trabajo, la crianza y el mantenimiento del hogar, logra encontrar momentos positivos. Ya sea viendo una serie con su esposa mientras Román se entretiene con los videojuegos, buscando videos en internet para realizar un poco de ejercicio o disfrutando un rato en el balcón. “Si bien la situación es un poco incómoda, tenemos la oportunidad de estar en contacto más cercano con Román”, considera. Su mayor miedo es el colapso del sistema de salud y no poder ser atendidos en caso de contraer el virus: “Con un tratamiento se puede salir adelante, no es que todas las personas que tienen el virus mueren. Es poco ese porcentaje, pero es mucho el de gente que se contagia y podemos llegar a tener un pico en invierno”.

En ciertos lugares del país la cuarentena se fleibilizó y se pueden realizar salidas según algún esquema que propone cada gobierno local, pero sólo parecen paliativos para afrontar la tensión del encierro. El virus circula con las personas y las personas, todavía, son vulnerables. Una responsabilidad más sobre los hombros de todas las madres y padres, que se suma a los derroteros de la crianza. Ante la pregunta sobre cómo piensa llegar hasta el final de la cuarentena, Dinah suspira: “No sé ni cómo voy a llegar al sábado a la noche. Esto es día a día, no puedo pensar mucho más adelante”. Sin embargo, ella tiene muy clara su responsabilidad: “En la posibilidad de construir una vida más rica para mí también le estoy brindando a mi hija un modelo más rico para ella. De que pueda conocer y experimentar que ser mujer y ser mamá puede implicar también ser profesional, ser bailarina o lo que ella quiera ser en la vida. Por eso me interesa sostener mis deseos, es la posibilidad de que ella pueda sostener los suyos. Un poco esto es lo que me mantiene en el rumbo”.

Los rostros golpeados de la cuarentena

Las luces del discurso público iluminan y ensombrecen. Las cifras, tasas y porcentajes focalizan contagiados, fallecidos y recuperados de COVID-19. Otros números gritan el rojo de la economía doméstica. Unos cuantos se empeñan en aullar por puro oportunismo político. Pero poco se toma en cuenta la cuestión de la crianza: no hay tablas que reflejen la tensión en la convivencia, el cansancio de progenitores, la ansiedad en las niñas y niños. Menos aún el número de cachetazos que muchos de ellos reciben en sus hogares. Dicho en forma más directa: el maltrato infantil.

“Si bien en el país aún no se cuenta con evidencia validada respecto al aumento de casos de violencia intrafamiliar en el contexto COVID-19, se estima que el marco de emergencia y aislamiento aumenta los riesgos de violencia contra mujeres, niñas y niños, especialmente en lo referido a la violencia intrafamiliar, la sobrecarga de actividades domésticas, el abuso sexual y la violencia de género”, explica Hernán Monath, Especialista en Protección de Derechos y Acceso a la Justicia de UNICEF. 

En abril de 2016, UNICEF elaboró el informe “La violencia contra niños, niñas y adolescentes en el ámbito del hogar”, basado en la información brindada por madres, padres o personas a cargo del cuidado de niñas, niños y adolescentes de entre 2 y 17 años. Los resultados indicaron que en 7 de cada 10 hogares se utilizan al menos un método de disciplina violenta en la crianza y que en el 40% de ellos se recurre a la violencia física. Estos números sirven de base para inferir las diferentes situaciones que podrían manifestarse durante el confinamiento social: “Las causas pueden ser las incertidumbres generadas por la crisis del mercado de trabajo y fuentes de ingreso, que generan mayor angustia y estrés en adultos y cuidadores, y que podrían alterar los buenos tratos y la crianza libre de violencia”, agrega Monath. De todas formas, el elemento central se encuentra en que la cuarentena implica una mayor cantidad de horas de convivencia con aquellos adultos que ya cometían actos de violencia dentro de los hogares. 

Con la libre circulación prohibida y el miedo al contacto social, muchos niños, niñas y adolescentes pueden verse impedidos de acudir ante los servicios de justicia y organismos especializados en el acompañamiento a las víctimas. Monath resalta un punto que genera escalofríos: “A nivel violencia de género, los riesgos en este contexto son que aumente la explotación sexual de los niños y las niñas, y el matrimonio precoz forzado e infantil”. Aquellas situaciones previas toman una intensidad mucho mayor en estos tiempos excepcionales.

“La violencia, en muchos casos, se encuentra naturalizada y socialmente justificada”, remarca Monath. Es la popularmente denominada “cultura del cachetazo”, aquella que insiste en una crianza basada en un esquema de violencias que van desde el maltrato verbal hasta el físico. Varios estudios, como “Disciplina violenta en América Latina y el Caribe” (UNICEF), muestran que las agresiones como forma de aprendizaje y crianza se encuentran todavía ampliamente extendidas, a pesar de que 10 países de la región cuentan con una prohibición total del castigo físico. La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por Argentina en 1990 y con jerarquía constitucional, proclama que “la infancia tiene derecho a cuidados y asistencia especiales”, a la vez que considera que “el niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión”. Además, en 2015, el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación en su artículo 647 prohibió “el castigo corporal en cualquiera de sus formas, los malos tratos y cualquier otro hecho que lesione o menoscabe física o psíquicamente a los niños o adolescentes”. Sin embargo, “se estima que al menos el 51% de los niños y niñas dicen haber sido víctimas de maltrato en el hogar y hasta un 82% de adultos admiten haber usado alguna forma de violencia física o psicológica”, advierte Monath.

La violencia trae aparejadas múltiples consecuencias sobre aquellos que la padecen, en este caso los más jóvenes. Perjudica su salud física y emocional, su autoestima y sus relaciones con los otros. Puede dañar su desarrollo cognitivo y, “en el largo plazo, se asocia con la depresión, el abuso de alcohol y drogas, la obesidad y los problemas crónicos de salud. En sus formas más extremas, la violencia puede provocar discapacidades, lesiones físicas graves o incluso la muerte”.

El papel del Estado, según Monath, es esencial y urgente: “Los Estados deben dar prioridad a la prevención de la violencia abordando sus causas subyacentes y asignar los recursos adecuados para prevenirla antes de que ocurra. Para erradicarla eficazmente, es necesario impulsar iniciativas orientadas a visibilizar y prevenir toda forma de violencia contra niñas, niños y adolescentes, y propiciar normas sociales y culturales que la condenen. A su vez, es imprescindible contar con recursos financieros y humanos suficientes para implementar políticas institucionales integrales que den atención primordial a esta problemática”. No es excepcional apuntar esto último con un gran signo de interrogación frente a Estados altamente endeudados, de economías concentradas y recursos fiscales escasos. Así como las intenciones no alteran los resultados, las palabras no son garantía de acción alguna.

UNICEF, junto a la Alianza para la Protección de la Infancia en la Acción Humanitaria, publicó una serie de guías de ayuda para autoridades y organizaciones que participan en la respuesta al COVID-19. Allí se hace hincapié en numerosas dimensiones a tener en cuenta: la educación, infraestructura, nutrición, abordajes psicopedagógicos, entre otros. También desarrolló un Plan de Respuesta que, entre sus objetivos, insiste en el fortalecimiento de la capacidad en las líneas telefónicas de atención frente a la violencia en la niñez: líneas 137 y 102; además, apunta Monath, de “apoyar a organizaciones de la sociedad civil en la respuesta alimentaria con foco en niñas, niños y adolescentes en los momentos de contacto con las familias durante la entrega de las viandas, para acercar esta información y recursos”.

Cada sociedad y sus culturas establecen sus prioridades y la manera en que las significa. Se puede pensar que estos ya son otros tiempos, que el devenir del siglo informático y globalizado barrió con los vestigios de lo indeseable. Los chasquidos de la “cultura del cachetazo”, sin embargo, se siguen oyendo. “La violencia contra niños, niñas y adolescentes es siempre prevenible. Y es responsabilidad del Estado apoyar a las familias, a las comunidades y a las instituciones para sensibilizar sobre una crianza basada en el buen trato, el respeto, el diálogo y la adquisición de recursos y habilidades para lograrlo”, sostiene Monath.

Visitar museos sin salir de casa

Visitar museos sin salir de casa

Recorrido virtual por el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires.

El Día Internacional de los Museos se celebra anualmente el 18 de mayo en más de 150 países. La fecha se lleva a cabo desde el año 1977, con el objetivo de concientizar sobre la importancia del enriquecimiento y el intercambio cultural. La celebración está organizada por el Consejo Internacional de Museos (ICOM) y en 2019 contó con la participación de 55 mil espacios alrededor del mundo. Debido a la emergencia mundial ocasionada por el COVID-19, este año la conmemoración se vio obligada a trasladarse al formato digital. En el caso de Argentina, varias instituciones y organizaciones se sumaron a la iniciativa con distintas estrategias y recursos.

Cada año se selecciona una temática diferente en torno a la cual se realiza la jornada. La elegida para  2020 es “Museos por la equidad: diversidad e inclusión”, y busca recuperar la capacidad de estos espacios de “crear experiencias significativas para personas de todos los orígenes y contextos sociales”, de acuerdo a la descripción en la página oficial del ICOM, que desarrolló un mapa con todas las experiencias internacionales que se llevarán a cabo.

En la Ciudad de Buenos Aires

El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) tiene una colección digital con más de 2.500 obras disponibles en su página web. Además, en sus redes sociales lanzó un desafío, donde invita a los seguidores a realizar su propia versión de las obras expuestas en sus salas y cuenta con un canal de Youtube en el que presentan entrevistas a grandes artistas nacionales.

En tanto, junto con FLACSO Argentina desarrollan la experiencia de formación colaborativa “Cultura, Arte y Género”, donde se abordan temáticas de las ciencias sociales y las artes, a partir de la colección permanente del museo. La iniciativa comenzó el 14 de mayo a través del campus de FLACSO y en las redes sociales de Cultura, Arte y Género. Para este lunes, a las 18, se realizará una videoconferencia con Mariana Marchesi, la directora artística del Bellas Artes, y la directora del proyecto, Grisel El Jaber.

Museo Nacional de Bellas Artes

Por su parte, el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA) está incorporado en la red de instituciones de la plataforma Google Arts & Culture, donde se puede ver una parte de su colección y una visita virtual de 360º a su interior. Además, en su plataforma de Youtube se encuentra una serie de videos sobre su historia y exposiciones de años previos, junto con testimonios de su fundador y varios artistas. Desde hoy dan inicio a una nueva exhibición, Vértigo, que nuclea artistas emergentes y consagrados. Además, este mismo día comienza un nuevo ciclo de clases online sobre los años ‘60, aprovechando la obra de Alejandro Puente y César Paternosto (ambos pertenecientes a la colección del MACBA).

El Museo Casa de Ricardo Rojas (Facebook Museo Casa de Ricardo Rojas), con sede física en Charcas 2837,  también se mantiene activo de forma online publicando #VocesDisidentes. La institución aprovecha la temática del Día Internacional del Museo en pos de la diversidad y la inclusión para actualizar su proyecto de accesibilidad. Se llama “Voces de la casa” y está realizado en conjunto con la Asociación Civil Lengua Franca. La iniciativa es una invitación a cruzar modos de ver y pensar el mundo para construir una sociedad más inclusiva y respetuosa.

Por otro lado, el Museo de Arte Moderno (MAMBA) presenta #MuseoModernoEnCasa, un programa semanal que se desarrolló “a la velocidad de la luz”, de acuerdo a su página web, de la mano de intelectuales argentinos. Cada semana se toma la obra de un artista contemporáneo y se trabaja sobre algunos ejes que ayudan a reflexionar el contexto actual. Además, ofrece capacitaciones a docentes de todos los niveles, talleres para padres e hijos de la mano de artistas argentinos y diversos programas avocados a grupos sociales específicos, como mujeres víctimas de violencia, hogares, centros de salud mental e inmigrantes, entre otros.

Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las propuestas de los museos se publican semanalmente en redes sociales. En la cuenta de Instagram @museosba están agrupadas todas las instituciones que dependen del Gobierno porteño y, a través de distintos formatos, muestran actividades, exposiciones, entrevistas a artistas y trabajadores, además de la participación del público

Otros horizontes

En la provincia de Córdoba, el Museo de la Facultad de Psicología se hace eco de la celebración anual, para la que preparó “un video con diversos colaboradores, como trabajadores de la institución, estudiantes y docentes, bajo la consigna de la diversidad y la inclusión”. El producto final se presenta en las redes sociales de la Facultad desde hoy. Por otro lado, la Agencia Córdoba Cultura, a través del Centro de Arte Contemporáneo Chateau, propone participar de La Colección Ideal, una muestra virtual colaborativa donde quienes participen pueden presentar sus obras de arte. Y el Museo Evita–Palacio Ferreyra, de la misma provincia, lanza semanalmente una propuesta bajo el nombre #MuseoEnCasa, donde invita a sus seguidores a recrear obras de un artista seleccionado y compartirlo en redes sociales.

En la ciudad de Neuquén, dos museos se unen a la celebración internacional con una temática común: la historia argentina. El Museo Paraje Confluencia propone simular una conversación entre Julio A. Roca, ex presidente argentino impulsor de la Conquista del Desierto, y Jaime de Nevares, obispo de la ciudad y ferviente defensor de los derechos humanos durante la última dictadura, alrededor de la temática de los pueblos originarios y la disputa por el territorio argentino. A su vez, el Museo Gregorio Álvarez (Facebook Museo Gregorio Álvarez) presenta tres actividades para repensar, desde una mirada crítica, el origen del pueblo argentino, su cultura y cómo debe ser abordada por las instituciones museísticas.

Otras experiencias

Ronda Cultural es una Asociación Civil sin fines de lucro formada por jóvenes profesionales que buscan promover el acceso a la cultura. Su rol es articular el contacto entre públicos y museos para fomentar el entusiasmo y estimular las ganas de visitar estos espacios. A partir del comienzo del período de cuarentena, lanzaron una versión digital llamada Ronda desde casa, que cuenta con cuatro proyectos, dos de ellos vinculados a los museos.

En primer lugar, “Museo para armar” es un ciclo de talleres en formato video donde se busca entrar en el mundo de un artista cuyas obras formen parte del patrimonio argentino. Se analizan sus técnicas e inspiraciones y se propone a la audiencia que creen obras de arte inspirados en ellas, ya que “nadie nace artista, sino que todos se inspiran unos a otros”, afirma Valeria Escolar, la directora de la asociación. Hasta ahora, trabajaron con obras de Jackson Pollock, Antonio Berni y Marcia Schwartz.

También presentan el programa “Paseos culturales sin salir de tu casa”, donde “la virtualidad nos permite llegar a más museos, además de los que recorremos físicamente en la Ciudad de Buenos Aires”, dice Escolar y agrega: “Es un formato adaptado de los paseos culturales característicos de Ronda, que propone una nueva forma de descubrir el patrimonio y la cultura que nos rodea. Lo que hacemos es mostrar cómo estos espacios están vinculados con nuestra historia”. Esta posibilidad otorgada por lo digital agrega un carácter federal a los recorridos, en videos de tres minutos.

La emergencia sanitaria afecta infinidad de posibilidades pero la digitalización crea más oportunidades que nunca. Los espacios culturales se ven obligados a reinventarse para pasar a formar parte de esta nueva normalidad y acercar sus contenidos a distintos tipos de públicos. Ahora las audiencias también crean y son sus obras de arte son publicadas en las páginas de los museos. ¿Qué quedará de todo esto cuando pase la pandemia?

La pandemia desnudó que la Villa 31 sigue sin ser un barrio

La pandemia desnudó que la Villa 31 sigue sin ser un barrio

 

En los últimos días, la Ciudad de Buenos Aires se transformó en el epicentro del coronavirus en la Argentina. Más del 25 por ciento de los infectados viven en los barrios vulnerables, según datos del propio Gobierno porteño.

Hasta el 21 de abril, cuando dio positivo una mujer en el “Padre Mujica” (Villa 31), no se habían registrado casos en los barrios populares. “Apareció en medio de once días donde no tuvimos agua”, afirma Miriam Suárez, vecina integrante de Barrios de Pie y coordinadora de un comedor. “Durante esos días, los contagios se dispararon como un cohete. Si no tenés agua, ¿cómo te vas a lavar las manos? La falta de agua contaminó el barrio”, concluye.

El hacinamiento en las casas, la precariedad laboral y el acceso limitado a servicios esenciales, como agua, luz y gas, dificultan el aislamiento social. La falta de agua, que impide sostener las medidas sanitarias básicas, no es el único problema. La mayoría de las personas se quedaron sin trabajo y sus ingresos se redujeron parcial o enteramente.

La demanda en los merenderos se duplicó y hasta triplicó. El que coordina Miriam no es la excepción: “Con el coronavirus se sumó mucha gente. Antes dábamos cincuenta raciones, hoy damos cien”, cuenta. Las medidas de higiene se extremaron. “Mantenemos todo lo más limpio posible, lavamos bien, usamos lavandina, para no contagiarnos. Si nos enfermamos, sería un desastre. ¿Quién le daría de comer a toda esta gente?”

«Si nos enfermamos, sería un desastre. ¿Quién daría de comer a la gente?”, dice Miriam, coordinadora del comedor.

En el sector donde trabaja Miriam, dos merenderos cerraron porque sus encargados enfermaron y las personas tienen que encontrar su ración en otro lugar: “Los comedores están saturados: no damos abasto ni de comida ni de utensilios”, asegura.

Desde su espacio, insisten a los vecinos para que respeten las medidas de distanciamiento. “Les pedimos que limpien bien sus tapers, que mantengan distancia en la fila, que usen barbijo, que se cuiden, porque si nos enfermamos, no podríamos abrir”, subraya.

“No hay presupuesto”

Ante el brote en los barrios populares, el Gobierno porteño, junto con Nación, puso en marcha el programa Detectar, que incluye operativos de testeos a personas con síntomas en las zonas más vulnerables al contagio. A través de un comunicado en Facebook, la organización villera La Poderosa denunció que estos testeos se realizan sólo en dos barrios de los 29 de la ciudad: en la Villa 31 y en la 1-11-14, las más afectadas por el momento.

Las organizaciones sociales están llevando adelante tareas fundamentales para contener la pandemia en los barrios marginados. No sólo para poner un plato de comida en la mesa de las familias sino también para el seguimiento y el cuidado de los contagios. “El Gobierno de la Ciudad entró al barrio para hacer controles de quién tiene el virus, pero no van casa por casa. Las organizaciones armamos un listado de quiénes estuvieron cercanos a los contagiados y a ellos les están haciendo los controles. También pusieron postas sanitarias en la entrada y varias zonas, ayudando a la gente que sale a trabajar porque ya no se aguanta la cuarentena sin comida”, detalla Miriam.

Las personas infectadas con hijos y personas mayores a cargo, ni siquiera saben si les están dando de comer.

Mientras tanto, el Gobierno porteño no les brinda información de cuántos infectados tienen, cuántos muertos, cuántos fueron dados de alta. “Nadie informa nada”, se queja Miriam. El desamparo no lo padecen sólo los que quedaron en el barrio. Vecinos que están contagiados y aislados en hoteles y hospitales denuncian malos tratos y falta de insumos básicos como jabón o abrigo. “Dos compañeras mías de la cooperativa están en esta situación. Cuando piden algo, no se los dan y las tratan mal. No sé si es así porque son de la villa o actúan de la misma manera con la gente que tiene una casa”, se pregunta.

 

Esto genera que mucha gente no quiera ir a espacios que brinda el Estado para realizar el distanciamiento obligatorio: “Muchos prefieren recibir el resultado en su casa. Si te tratan mal, ¿para qué salir de tu hogar?”, dicen. El miedo a dejar sola a la familia está presente. Las personas infectadas que tienen hijos y personas mayores a cargo, ni siquiera saben si les están dando de comer.

A raíz de las problemáticas que desnudó y agravó la pandemia –hambre, desempleo y condiciones de vida extremamente precarias–, las organizaciones sociales, los merenderos y comedores, junto con los curas villeros, conformaron un comité de crisis en la 31 para relevar las complicaciones y notificar al Gobierno porteño. “Nosotros somos los que vivimos y sabemos lo que pasa en el barrio, que los comedores están saturados. Les pedimos que brinden más raciones. Les dieron comida a 22 comedores no reconocidos, pero eso no llega a todo el barrio. La respuesta de ellos siempre la misma: ‘No hay presupuesto’”, explica Miriam.

El acceso al agua tampoco ha sido garantizado hasta ahora. Desde la Secretaría de Integración Social y Urbana de la Ciudad les informaron que se iba a cortar el agua en algunas manzanas por una obra en el caño matriz, “pero no nos dicen qué sectores van a quedar afectados para prever y llenar baldes –señala Miriam–. Esto es lo que nos genera más contagios”.

Una clase ante la turba

Una clase ante la turba

«No se trata de contar la película desde la sexualidad de una persona, sino desde su profesión”, dice Tamagnini.

El Maestro, producción nacional codirigida por Cristina Tamagnini y Julián Dabien, está inspirada en la historia de Eric Sattler, un docente de la localidad de Ucacha, provincia de Córdoba, quien fuera maestro en los años ’90 de Tamagnini. La película se estrena de manera gratuita hoy a las 20 por Cine.Ar TV y desde mañana estará disponible en la plataforma Cine.Ar Play.

La historia transcurre en un pueblo del noroeste argentino donde Natalio, interpretado por Diego Velázquez, es un reconocido maestro por su enorme vocación. De repente su figura se ve cuestionada por la llegada de Juani, un amigo que acude a su ayuda de manera improvista. A partir de la aparición de ambos juntos en público, los vecinos del pueblo confirman los rumores sobre su sexualidad y los padres de alumnos de Natalio, deciden quitarlos de la obra de teatro que él dirigía y hostigan a la directora para que sea separado de su cargo.

Tamagnini, guionista, productora y codirectora de El Maestro afirma que no se trata “de contar la película desde la sexualidad de una persona, sino desde su profesión, que trasciende la elección sexual de él”. Además, ambos directores cuentan que siempre se interesaron por “la injerencia que tienen los maestros sobre sus alumnos, independientemente del contexto, y cómo son capaces de despertar o estimular ese germen de curiosidad, de realización en otras personas”.

Por momentos podría creerse que el tema es obsoleto, que hubo “error de raccord” entre el momento actual y la trama de la película; pero si se le hace un poco más de zoom a la realidad, enseguida se evidencia que aún está plagada de prejuicios -derivados de la heteronorma que rige en nuestra sociedad- que terminan, aunque quizás ahora en menor medida, en situaciones bastante similares a la del film.

En este sentido, los directores afirman que “la película se centra en la mirada del otro y la construcción del prejuicio en torno a aquello que desencaja con el orden establecido y el deber ser. El Maestro habla más de nosotros mismos que de lo que el propio maestro es o debe ser para nuestra sociedad”.

“La película se centra en la mirada del otro y la construcción del prejuicio», señala Tamagnini.

Tamagnini es licenciada en Cine y TV de la Universidad Nacional de Córdoba y Magister en Guión de Cine de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia. Tras varios años de trabajo en España se radicó en Salta y, junto a Lalo Mamani, crearon la productora Caschi Cine, que desarrolla su actividad en todo el noroeste argentino desde el 2012.

El Maestro fue filmada íntegramente en la localidad de La Merced, Salta, y contó con una gran participación de actores y actrices locales. La productora de la película remarcó la importancia de filmar desde el interior del país y afirmó que entiende que “muchas personas se tienen que ir porque no hay un flujo de trabajo que permita quedarse”, pero que elige ofrecer esa resistencia y producir desde su provincia para contribuir a la gestación de un cine local. Junto a Velázquez actúan Ezequiel Tronconi, Ana Katz, Valentín Mayor Borzone, Danny Veleizán, Natalia Aparicio y Geortina Parpagnoli.

Por su parte el codirector, Dabien, trabaja como fotógrafo y realizador audiovisual free-lance, y como técnico en cámara y luces para producciones de cine, publicidad y televisión. Al ser oriundo de Chacabuco y haber vivido experiencias similares, ambos directores compartían -afirma su par-, “una especie de microcosmos común” en la adolescencia, que enriqueció enormemente la historia.

La productora de la película remarca la importancia de filmar desde el interior del país.

En un contexto sumamente adverso, en el que los cines del país permanecen cerrados debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio, El Maestro podrá verse de manera gratuita hoy o el sábado 16 de mayo a las 20 en Cine.Ar TV; a partir de mañana, además, estará disponible en Cine.Ar Play. Más allá de las implicancias económicas que de esto derivan, los artistas del cine independiente argentino ven a la actual distribución de sus producciones como una gran posibilidad para el sector. Para estas películas, “que no cuentan con el apoyo de grandes medios que les hagan publicidad -afirma Tamagnini- esta manera de estreno va a favorecer a que la vean muchas más personas que si se estrenara en sala”. Tóxico, la película de Ariel Martínez Herrera recientemente estrenada, avizora un escenario prometedor: contó con más de 60 mil espectadores, lo cual supone un éxito enorme.

Si bien la exhibición de la producción nacional y, particularmente del cine independiente, está en crisis en Argentina desde hace muchos años, la directora oriunda de Córdoba remarca la importancia de que se abra un espacio de debate y reflexión para ver qué políticas se van a redireccionar, una vez superada la coyuntura, para la producción y distribución del cine local.

“Esta manera de exhibir es una forma de descentralizar el estreno en salas, que está sujeto a las capitales o grandes ciudades”, destaca Tamagnini. En la provincia de Salta, al igual que en la mayoría de las provincias argentinas, tan sólo la capital y contadas ciudades más poseen cines, de manera que la transmisión de los estrenos de las películas nacionales por televisión y mediante una plataforma virtual suponen un notable avance respecto de la desigual distribución de las producciones culturales al interior del país.

El cine, como todo arte y al igual que un maestro o una maestra, educa al pueblo que lo consume: de allí la importancia de difundir y distribuir la producción local a lo ancho y a lo largo del país. En una sociedad donde los consumos culturales son en gran medida importados, cabe resaltar la importancia de un cine nacional e independiente, enraizado en la memoria común, las costumbres, las luchas locales y las reivindicaciones que de ellas derivaron.

El súperjefe de gobierno porteño

El súperjefe de gobierno porteño

El jueves 7 se aprobó en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires la Ley de “Emergencia Económica y Financiera”. Con 38 votos positivos y 21 en contra, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta logró un importante avance en el control de los poderes públicos durante una sesión parlamentaria presencial.

El proyecto enviado a la Legislatura por el jefe de Gobierno provocó una gran rechazo por parte de la oposición debido no sólo a su contenido, que delega las facultades legislativas al Poder Ejecutivo; sino también a las irregularidades durante su votación: se aprobó con sólo 38 votos cuando se necesitaban, al menos, 40, y no se aplicó el procedimiento de doble lectura correspondiente a las leyes de excepción (consistente en una primera sanción, una audiencia pública y una ratificación del proyecto).

En un primer momento, el texto incluía la posibilidad del pago escalonado y recorte de los salarios de los trabajadores estatales. Pero a partir de la resistencia de importantes gremios -UTE, ATE, Metrodelegados- y varios diputados -incluidos miembros de la Unión Cívica Radical-, este artículo fue modificado. Lo mismo sucedió con un recorte de 785 millones de pesos para un programa social que atiende a comedores barriales, lo que el gobierno señaló como un “error”.

Sin embargo, el principal punto de cuestión de la ley es la delegación de facultades del Poder Legislativo al Ejecutivo. “Es algo bastante grave porque a diferencia de Nación, la Ciudad de Buenos Aires tiene absolutamente prohibida la delegación de facultades”, explica Jonatan Baldiviezo, abogado y titular del Observatorio de Derecho a la Ciudad (ODC). “Mucho menos el nivel de facultades que está delegando ahora, que habilita a suspender la vigencia de leyes, y modificar a su antojo contratos o cláusulas contractuales que derivan también de leyes”, agrega.

Dicha delegación está prohibida por el artículo 84 de la Constitución de la Ciudad y no permite ninguna excepción, a diferencia de lo que sucede a nivel nacional, donde la Constitución permite que el Congreso delegue facultades en materia de Administración y de Emergencia Pública -como sucede en la actualidad.

La legisladora Myriam Bregman denunció recortes en Salud y Vivienda mientras que Seguridad aumentó un 45%.

Según Baldiviezo, “esta concentración de poder público que permite la nueva ley no es algo aislado, es una constante en los últimos años donde el Poder Ejecutivo, de distintas formas, ha ido acumulando y concentrándolo.” El ODC y sectores ligados al progresismo entienden la normativa aprobada como la culminación de un proceso que comenzó atacando a la democracia participativa y ahora da un golpe definitivo a la democracia representativa. Ahora, el gobierno encabezado por Rodríguez Larreta puede, incluso, suspender leyes que fue obligado a cumplir por parte de la Justicia, tales como las que respecta a la creación de parques o al mantenimiento de pauta publicitaria para medios vecinales. “Estos aspectos son bastante graves porque implica, en los hechos, prácticamente cerrar la Legislatura”, sostiene el abogado.

Con la aprobación de la Ley de Emergencia, el gobierno no solo tiene “superpoderes” en lo que respecta a las facultades legislativas, sino que también tiene control total sobre la asignación de partidas presupuestarias, sin límites y sin especificación alguna sobre hacia qué áreas será redistribuido dicho presupuesto. “Ahora, de un plumazo, se le da el manejo de todo los recursos a un gobierno que ha demostrado que no pudo manejar los dos grandes problemas que tuvo la Ciudad de Buenos Aires en el último tiempo: coronavirus y dengue”, sostiene la diputada del Frente de Izquierda, Myriam Bregman. La legisladora, junto a su partido, denunció los recortes en Salud y Vivienda en función de un aumento del 45% en la partida de Seguridad para el presupuesto 2020 que se votó el año pasado. Ahora, a esta disminución, se le añade un recorte presupuestario fijo al Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Todo, en el contexto de la pandemia.

Este control absoluto del presupuesto fue otro de los puntos difíciles del debate, por lo que se aprobó la creación de una comisión legislativa que supervise y audite la ejecución de los fondos reasignados a la emergencia. Sin embargo, la flamante Comisión Especial de Fiscalización y Seguimiento de la Emergencia Sanitaria es integrada y presidida por legisladores oficialistas. “Nosotros, en nuestra intervención en la Legislatura, en las comisiones y en la sesión denunciamos fuertemente la Ley de Emergencia Económica porque le da poderes supremos a Horacio Rodríguez Larreta con un mínimo ‘control’, que es el de una supuesta comisión que va a controlar qué hace con las partidas, pero que concentra todo el poder en el Ejecutivo”, puntualiza Bregman. En la misma línea, a Baldiviezo le resulta “irrisorio” el hecho de que “no solamente el Poder Ejecutivo va a recibir superpoderes, sino que también se va a controlar a sí mismo”.

Según el titular del ODC, esta falta de contralor parlamentario, sumado a la delegación de facultades delegativas, puede conducir al beneficio de empresas y concesionarias por parte del Gobierno de la Ciudad, así como a concluir procesos de privatizaciones.

En lugar de ayudas, recortes

La ley de Emergencia Económica no sólo se relaciona con el Covid-19 en tanto este es su contexto, sino también en cuanto influye directamente en las consecuencias que está teniendo el virus en la Ciudad. Sobre todo, en los barrios populares.

“El primer caso de coronavirus en el Barrio Carlos Mugica (ex Villa 31-31 bis) se confirmó el 21 de abril. El 24 de abril y durante los siguientes 15 días, la falta de agua en el barrio se generalizó impidiendo a sus habitantes llevar a cabo las acciones básicas para afrontar la pandemia: el lavado frecuente de manos. En sólo cinco días, entre el 2 y el 7 de mayo, los casos confirmados aumentaron el 160%”, cuenta María Eva Koutsovitis, ingeniera civil y miembro del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).

¿Cómo se relaciona la nueva ley con esta situación? Lo lógico sería pensar en que parte de la reasignación presupuestaria sería dirigida a planes de acción y políticas públicas que puedan afrontar y mejorar la situación que se vive en los barrios populares y otras zonas vulnerables de la ciudad. Sin embargo, no es así: “Fuera de tiempo, el GCBA impuso un improvisado protocolo donde los criterios de testeos no son claros”, sostiene Koutsovitis, y agrega: “Sin agua potable y sin protocolos adecuados adaptados a la realidad de los barrios populares es imposible afrontar adecuadamente la pandemia.”

Como si fuera poco, la Ley de Emergencia Económica y Financiera del gobierno explicita una reducción al presupuesto del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), organismo clave en la urbanización y lo que respecta a la cuestión habitacional de la Capital Federal. “Lo grave de la ley es que reduce las partidas para el IVC cuando la creación urgente de viviendas sociales prefabricadas es una de las medidas más rápidas, y hoy tendría que ser uno de los planes urgentes que esté haciendo el gobierno de la Ciudad en los lugares que los vecinos lo determinen, siempre decidiendo ellos el lugar y la manera”, expresa Myriam Bregman al respecto.

Según Koutsovitis, “es sumamente alarmante que la cuestión habitacional en la ciudad no sea relacionada con la fragilidad de la sociedad porteña para afrontar el coronavirus”. “La explosión del coronavirus en los Barrios Populares y ahora en paradores de personas en situación de calle, son una clara muestra que la emergencia habitacional es un elemento esencial para alimentar la aceleración de la propagación del coronavirus.”

Debido a esto, el recorte al IVC y la reasignación presupuestaria que no contempla a los sectores vulnerables no se comprenden dentro de lo que la Ley de Emergencia debería suponer. Y parecería que no es más que un “camuflaje” del Gobierno de la Ciudad para aprovechar el difícil momento en pos de acumular poder público y llevar a cabo negocios que, en otro contexto, no hubiesen sido posibles. “El Estado, con una buena cantidad de recursos como tiene la ciudad, podría estar resolviendo la cuestión habitacional; pero, contrariamente, la ley de Emergencia que se votó se reduce la cantidad de dinero que va al IVC”, expone Bregman, y concluye: “Con lo cual demuestra que la pandemia les interesa poco, y aumentar y concentrar el poder, sobre todo el poder económico, le interesa mucho.”

La inmobiliaria de Larreta no cierra en cuarentena

La inmobiliaria de Larreta no cierra en cuarentena

En medio de una crisis sanitaria y económica sin precedentes, la Legislatura porteña –por impulso del oficialismo– debate la rezonificación de predios en la ciudad que permitiría la venta de terrenos públicos y la construcción de un complejo edilicio en Villa Crespo. Organizaciones vecinales son contrarias al proyecto que amenaza la continuidad de una asamblea barrial y su radio.

El pasado viernes, en una reunión conjunta entre las comisiones de Planeamiento y de Presupuesto, se firmó el despacho del proyecto que permite el cambio de zonificación de dos parcelas linderas al viaducto del tren San Martin, junto al cruce de la avenida Corrientes. Se trata de tierras que fueron cedidas por el Estado nacional en 2019, durante la presidencia de Mauricio Macri.

La modificación propuesta por el Ejecutivo comandado por Horacio Rodríguez Larreta apunta a crear una urbanización especial para los terrenos fiscales del denominado “Entorno Estación Villa Crespo”, identificados como parcelas 35b y 35d de la Manzana 162 A, Sección 47, Circunscripción 15. De esta forma, se retirarían del punto 4.3.2 del Código Urbanístico vigente (Afectación a Ensanche en Vías de Ferrocarril General San Martín y Domingo Faustino Sarmiento) para incorporarlos al apartado “Urbanizaciones determinadas (U)” del Anexo II – “Áreas Especiales Individualizadas”; lo que, en los hechos, se traduce como el permiso para la construcción de torres con la máxima altura habilitada.

En diálogo con ANCCOM, Javier Andrade, vicepresidente de bloque del Frente de Todos, aseguró: “Es desafortunado el tratamiento de este proyecto en el marco de la pandemia de COVID 19 y el aumento de casos de dengue en la Ciudad. Deberíamos poder llevar adelante propuestas destinadas a mitigar el impacto de estas enfermedades, en especial en los barrios populares. El único perfil que tiene esta iniciativa es la venta de tierra pública, un bien escaso en CABA, del cual se han subastado hectáreas en los últimos años, en contra de la posibilidad de una mejor circulación”.

El Observatorio de Derechos de la Ciudad señala que para el traspaso de terrenos no se convocó a una audiencia pública, ni tampoco se respetó el procedimiento de doble lectura, como establece la Constitución de la Ciudad.

Una venta anunciada

La obra pública fue uno de los pilares de la campaña que culminó con la reelección del actual Jefe de Gobierno. Entre la construcción de plazas, veredas, corredores de Metrobus y algunas otras olvidadas (la pileta simulada en el Parque de los Niños, por ejemplo), se cuentan proyectos de gran envergadura. El monumental corredor vial de 7 kilómetros que conecta las autopistas Illia y Buenos Aires-La Plata, conocido como Paseo del Bajo, representó la versión más acabada del proyecto urbanístico de Cambiemos, pero también constituyó una importante erogación para las arcas públicas. En noviembre de 2018, a través del convenio marco establecido en la Ley 6131 con el Ministerio de Transporte de la Nación y la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), el Gobierno de la Ciudad asumió 175 de los 400 millones de dólares de deuda contraída con la Corporación Andina de Fomento para financiar la obra. En el Anexo A de esa ley, se acordó la transferencia de 12 inmuebles a la jurisdicción porteña, la cual fue oficializada por decreto 87/2019, firmado en enero de 2019 por el presidente Macri. La enajenación de estos terrenos, autorizada por la Ley 6179 en julio de ese año, permitiría a la Ciudad recaudar el monto necesario para cancelar el crédito.

Entre los predios individualizados para la venta por parte del Gobierno de la Ciudad –ANCCOM informó el año pasado de uno en la Villa 31–, se encuentra el espacio ubicado en avenida Corrientes entre Dorrego y Humboldt. La parcela de 3.930 m² está situada junto al local que ocupa la Asamblea Juan B. Justo y Corrientes y la Radio Asamblea, otro terreno perteneciente a la AABE y cedido en comodato desde hace varios años.

Sin embargo, aún es necesaria la rezonificación para la construcción de torres en esos terrenos. Desde el oficialismo plantean que son espacios en desuso del ferrocarril, pero los vecinos discrepan. Mini Pérez, una de las representantes de la Asamblea, afirma: “A los costados de la vía se construyeron las casillas de los trabajadores del tren hace muchos años. Allí hay familias que aún viven”.

El Observatorio del Derecho a la Ciudad presentó un amparo colectivo al tratamiento de la ley que permitió la venta. Las razones que motivan el recurso, radicado en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N° 7, son que se no se convocó a una audiencia pública, ni tampoco se respetó el procedimiento de doble lectura, como establece la Constitución de la Ciudad.

«Ningún miembro de la Asamblea fue convocado a la audiencia pública para discutir la rezonificación», dice Pérez.

La voz del barrio

La Asamblea Juan B. Justo y Corrientes nació en los primeros días de 2002, al calor de la crisis de 2001. Su función inicial fue, como la de muchas agrupaciones solidarias, contener a los sectores más empobrecidos, una tarea que se desarrolló de manera ininterrumpida hasta la actualidad. “Todas las semanas, desde que nació la asamblea, organizamos ollas populares, a las que hoy sumamos bolsones de alimentos para personas en situación de calle”, sostiene Pérez.

En agosto de 2004, mediante un Acta de Entrega en Custodia suscripta por representantes del ex Organismo Nacional de Administración de Bienes del Estado (ONABE), se otorgó a la organización la ocupación legítima del local de Avenida Corrientes 6114. Catorce años después, y ante el inminente peligro de desalojo a causa de la construcción del viaducto del tren San Martin, la AABE, a través de la resolución 160/2018, concedió el permiso de uso de las instalaciones y regularizó así su situación.

Con los años, la asamblea multiplicó sus obras y su compromiso con el barrio. Entre las actividades que allí se realizan (actualmente interrumpidas por el aislamiento obligatorio), hay talleres y ciclos de cine, una biblioteca popular, funciona la cooperativa La Yumba de comercio justo, y desde 2011 transmite Radio Asamblea, una herramienta de comunicación comunitaria reconocida por el ENACOM y declarada de interés por la Cámara de Diputados de la Nación y por la Comuna 15 de CABA.

Desde la Asamblea, afirman que el Gobierno de la Ciudad desoye a las organizaciones vecinales: “Apoyamos la construcción del viaducto porque implicaba una mejora en la calidad de vida, pero se inauguró sin la estación Villa Crespo, otra de las obras que siguen paradas. Los vecinos son quienes tienen el derecho constitucional de decidir qué hacer con el terreno que quedó debajo. Hubo un gran proyecto vecinal donde cooperativas, asambleas y organizaciones barriales de todo tipo presentaron ideas, pero nunca se tuvo en cuenta”. Pérez agrega que ningún miembro de la Asamblea fue convocado a la audiencia pública para discutir la rezonificación.

“Hemos pedido que manden los informes técnicos que avalen la ejecución de estas obras –afirma el diputado Andrade–. Eso es parte de la documentación que falta. Este proyecto es inviable, no estamos de acuerdo en encajonar el viaducto con edificios de 45 metros a cada lado de la vía, y seis de distancia de la misma. Además, el barrio tiene serias deficiencias de estacionamiento en la actualidad, que solo empeorarían y obstaculizarían la circulación. Y existe el riesgo de una eventual saturación de los sistemas de luz y agua. No ayuda ni mejora el espacio urbano, sino que lo perjudica”.

La inminente recategorización del predio contiguo amenaza además el funcionamiento normal de la asamblea, ya que, como aseguran vecinos de Villa Crespo, la idea del Gobierno porteño sería transformar la zona en un polo comercial. La organización se encuentra en estado de alerta, dado que, según el Artículo 10 del segundo anexo de la resolución firmada por la AABE, esta puede rescindir el contrato de locación en cualquier momento con solo notificar a los ocupantes. Pérez afirma que “la radio y la asamblea van a seguir existiendo, aunque nos desalojen y tengan que reubicarnos”.

La iniciativa del Gobierno porteño se inscribe en largo historial de transacciones con inversores privados en detrimento de la pluralidad de espacios de organización comunal y autogestionados, como lo viene reflejando ANCCOM hace años. El barrio de Villa Crespo cuenta con antecedentes inmediatos. La construcción del estadio Movistar Arena fue realizada en el predio que la Ciudad le otorgó al club Atlanta en comodato y con exención impositiva por 40 años. Las firmas impulsoras del emprendimiento, Grupo La Nación y AEG Worldwide (asociadas bajo el nombre Buenos Aires Arena S. A.), consiguieron el usufructo de tierra pública libre de impuestos hasta 2057. Además, el proyecto fue financiado con créditos del Banco Ciudad, el cual aceptó como garantía el mismo predio perteneciente al GCBA.

Tales irregularidades, junto al cuestionamiento de los informes ambientales presentados, motivaron la presentación de amparos judiciales. Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio del Derecho a la Ciudad, la ONG que impulsó el recurso, sostiene: “Cuando se aprobó la construcción del Movistar Arena, fue bajo la calificación de impacto ambiental denominada ‘sin relevante efecto’. Interpusimos una medida cautelar argumentando que le correspondía un procedimiento más complejo destinado a actividades ‘con relevante impacto ambiental’. La Justicia reconoció que el espacio fue entregado ilegalmente y decidió suspender la explotación del edificio. Obligó a la empresa a cumplir el procedimiento presentando el estudio y convocando la correspondiente audiencia pública. Completados los pasos formales, el estadio siguió funcionando. Nuestro próximo paso es discutir el permiso ambiental por la cuestión de fondo y no de forma. El análisis se centró en el impacto generado por las actividades dentro del estadio (ruidos por encima de lo permitido, o tratamiento de residuos), pero no regulan aquellos que genera el movimiento de las personas y policías por fuera del estadio, la clausura de nueve manzanas cada un promedio de tres días, es decir, los impactos acumulativos. Así como tampoco contempla la transformación de la identidad del barrio, que debe protegerse por derecho”.

A pesar de los reclamos, el recinto fue inaugurado. Pérez manifiesta que, además, cuenta con todas las facilidades que el Estado porteño le pueda brindar: “La Policía de la Ciudad está toda a disposición del Movistar Arena. En su momento, peleamos para que no enrejaran el parque que está por Corrientes. Aun así, el Gobierno de la Ciudad dispuso que debía hacerlo. Desde que funciona el estadio, volvieron a abrir el parque para que los padres y acompañantes de los chicos que asistían a los recitales pudieran tener un lugar para esperar. Lo que nos da a entender que pesan más los requerimientos de las empresas privadas que la voluntad de los vecinos del barrio”.

Ante la ausencia de soluciones oficiales a esta problemática, se realizaron cortes de calles y protestas durante los recitales. Laura González es una de las vecinas que se autoconvocaron al inicio de las obras: “Se trata de una construcción irregular. Es como un monstruo implantado en un barrio de casas bajas, un estadio gigante con capacidad de 15.000 personas, el equivalente a dos Luna Park. La concentración y desconcentración de personas cuatro veces por semana te arruina la vida”.

El avance del megaemprendimiento cobró nueva dimensión el pasado 6 de diciembre, cuando la Dirección General de Concesiones y Permisos otorgó a la sociedad Buenos Aires Arena el Uso Precario del predio ubicado en Corrientes 6094, uno de los terrenos que se pretenden rezonificar. “El permiso concedido anticipa que los terrenos van a ser utilizados como complemento de la explotación comercial del estadio. Además, la nueva normativa implica la pérdida de negociación a futuro que podría tener la Ciudad, porque estarían vendiendo el terreno con el permiso de construcción hecho, en lugar de que sea la empresa quien pacte las condiciones eventualmente”, afirma Jonatan Baldiviezo. También advierte sobre las nuevas facultades que fueron otorgadas a Rodríguez Larreta a partir de la sanción de la Emergencia Económica y Financiera: “Antes estas operaciones iban a subasta pública, ahora pueden ser direccionadas por el Ejecutivo. Con los superpoderes, se dispone de una mayor centralización de las decisiones, en vez de ser gestionadas de forma transparente. El Jefe de Gobierno puede adjudicar discrecionalmente, así como también garantizar pagos diferidos y en cuotas”.

Una de las primeras medidas que tomó el actual presidente Alberto Fernández fue ordenar la revisión de las operaciones que la gestión anterior realizó en materia de cesión de terrenos. Dos decretos instruyen a la AABE a examinar los traspasos que Nación hizo a la Ciudad, en el marco de denuncias de la agencia por la firma de estas escrituras en los días previos al paso de mando. Ante la iniciativa del gobierno nacional, Baldiviezo explica: “El DNU firmado investiga la operación, pero no interrumpe la transferencia de tierras, por lo que estamos a la espera del informe solicitado. Nosotros presentamos una denuncia penal debido a que el traspaso se efectuó sin pasar por el Congreso”.

El proyecto de rezonificación puede tratarse en la Legislatura a partir de este jueves. “Al tratarse de una ley que requiere 31 votos positivos, es muy posible que se apruebe si el PRO obtiene el apoyo de la Coalición Cívica y otros aliados”, asegura Andrade, quien subraya además la necesidad de reunirse “con las asociaciones vecinales, ya que se avanza en un proyecto que no ha tenido en cuenta a los comuneros”.

Desde la Asamblea Juan B. Justo y Corrientes expresan preocupación respecto al acotado margen de maniobra en esta coyuntura: “Antes cortábamos la avenida, hacíamos radio abierta y transmitíamos con la gente en la calle. Nos manifestábamos cada vez que los funcionarios del GCBA se presentaban en el barrio. Pero con el aislamiento y todo lo que está pasando es muy difícil tener la visibilidad que necesitamos. Los medios hegemónicos no cubren esta situación y dependemos de dar a conocer todo esto por vías independientes”.

El negocio inmobiliario del Gobierno porteño con inversores privados “no está en cuarentena”, como declara la Asamblea en un comunicado difundido en sus redes, y continúa mientras florecen las irregularidades de la gestión conjunta de Cambiemos en la Nación y la Ciudad. En medio de una pandemia que tiene expectante al mundo y en el marco del aislamiento obligatorio que ha generado una recesión económica inédita –el último fue el peor mes de abril de la historia del país–, las prioridades de Larreta se mantienen firmes.