“Los periodistas somos más necesarios que nunca

“Los periodistas somos más necesarios que nunca

El Instituto Alfredo Palacios reunió a Ángela Lerena, Jairo Straccia y Poli Sabatés ara hablar de periodismo algoritmos y fake news y los tres coincidieron en la necesidad de formación, ética trabajo colectivo para salvar el oficio.

Bajo el título “Comunicar en tiempos de algoritmos y fake news”, el Instituto Alfredo L. Palacios reunió a tres voces destacadas del oficio: Ángela Lerena, Jairo Straccia y Poli Sabatés el miércoles 29 de octubre en la Universidad Popular Sociedad Luz, barrio de Barracas (Avenida Suárez 1301), en un encuentro que invitó a pensar el periodismo en tiempos de algoritmos y desinformación. Los periodistas debatieron sobre el impacto de las nuevas tecnologías, la precarización del trabajo y la pérdida de credibilidad del oficio, pero también sobre las posibilidades de reconstruir una comunicación más ética, colectiva y democrática.

Poli Sabatés fue quien abrió el panel con una afirmación que marcó el tono del debate: “Comunicar es una forma de poder, pero también una forma de resistencia”. Desde su militancia en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), la periodista destacó que los algoritmos y las fake news no son simples errores del sistema, sino estrategias planificadas para “segmentar, confundir y dominar”. Frente a ese escenario, reivindicó la militancia sindical y el trabajo colectivo como formas de respuesta. “No podría ser periodista si no militara en prensa —dijo—. Soy mejor periodista porque milito. La comunicación es un derecho colectivo, y por eso hay que democratizar las herramientas comunicacionales”.

Por su parte, Jairo Straccia planteó la necesidad de entender la magnitud de la influencia de los algoritmos en la vida cotidiana. “No somos conscientes de la cantidad de veces que somos decididos por algoritmos”, advirtió. Para el periodista, la opacidad con la que operan las plataformas tecnológicas deja a las audiencias y a los comunicadores en una posición de vulnerabilidad frente a empresas que concentran el poder informativo a escala global. En ese contexto, reivindicó el escepticismo y la verificación como principios básicos del oficio: “La desconfianza, la duda y el chequeo son lo único que te va a proteger. Prefiero llegar tarde a una noticia y estar seguro antes que reproducir una fake news”.

Straccia también advirtió sobre la transformación del trabajo periodístico en un escenario de pluriempleo y pérdida de redacciones, donde la lógica de la inmediatez y la fragmentación reemplaza a los espacios de aprendizaje colectivo. “Hoy hay menos gente que hace el laburo de llamar al involucrado en una noticia. La precarización y la individualización del trabajo van de la mano con la pérdida de rigor”, señaló.

El cierre del encuentro estuvo a cargo de Ángela Lerena, quien retomó muchos de los ejes planteados por sus colegas, pero desde una mirada atravesada por la experiencia y la autocrítica. Con más de treinta años en el oficio, Lerena cuestionó la tendencia actual del periodismo hacia el espectáculo y la búsqueda del escándalo. “Hoy pesa más el show que la información. Termina primando el llamado de atención por el escándalo, y eso me preocupa”, por lo que afirmó: “Los periodistas somos más necesarios que nunca”.

Para Lerena, en un contexto de desprofesionalización y desinformación masiva, la formación es más urgente que nunca. “Somos quienes, con nuestro nombre y prestigio, debemos garantizar información chequeada y confiable”, sostuvo. También propuso repensar el rol de las mujeres en los medios, todavía relegadas a espacios secundarios o vinculados a la estética. “Tenemos que ocupar lugares donde se discuta política, economía o deporte; no solo ser reproductoras de un saber ajeno, sino poseedoras del propio”, agregó.

Entre análisis, coincidencias y risas compartidas con el público, casi como una forma de mitigar la preocupación que traen las temáticas puestas sobre la mesa, el panel coincidió en un diagnóstico: el periodismo atraviesa una crisis estructural, pero su esencia —esta es, la búsqueda de la verdad y el compromiso con lo público— sigue intacta.

Frente al avance de la automatización, la precarización y la desinformación, los tres panelistas apostaron por el mismo camino: la organización colectiva, la ética y la formación permanente.

BitBang anima Buenos Aires

BitBang anima Buenos Aires

Esta semana se realiza el 11º festival de arte digital y videojuegos, que precalifica -además- para los Premios Oscar a la animación.

Hasta el 1° de noviembre, Buenos Aires se convierte nuevamente en la capital de la animación, el arte digital y los videojuegos con la 11° edición del Festival Internacional BitBang. El evento, declarado de interés cultural por el Gobierno de la Ciudad y único en Argentina con estatus de precalificador para los Premios Oscar en la categoría de cortometraje animado, reúne a artistas de todo el mundo que exploran los límites entre la tecnología y la imaginación.

 

El camino de BitBang

Nacido en 2014 como una propuesta autogestionada, BitBang se consolidó como el principal festival argentino de animación. En esta edición, las actividades se reparten entre el Cine Escuela, el Centro Cultural Borges y el Club Lucero, donde se proyectan más de cien cortometrajes seleccionados en competencias internacionales y latinoamericanas.

Durante la apertura, la directora del festival, Bárbara Cerro, destacó el espíritu que sostiene al encuentro desde sus inicios:

“El festival funciona como una plataforma de propuestas artísticas autorales y experimentales, pensadas para un público joven y adulto. Hay proyecciones, talleres, ferias, instalaciones, videojuegos, competencias de ilustración y arte digital. Todo es gratuito, salvo la función de apertura y la fiesta de cierre, que se agotaron”.

Cerro subrayó que el festival hoy impulsa la circulación de obras latinoamericanas en circuitos internacionales y ofrece becas y convocatorias para nuevas generaciones de animadores.

“BitBang busca abrir puertas y sostener una comunidad que se expanda desde Buenos Aires hacia toda Latinoamérica”, afirmó.

La animación argentina llega a Adult Swim

En BitBang se estrena La huella del oro, la primera serie nacional desarrollada para Adult Swim y HBO Max. El proyecto, que combina humor, artesanía visual e innovación técnica, se presenta como una de las producciones más ambiciosas del año y tendrá un espacio destacado con una masterclass a cargo de sus creadores.

El encuentro, titulado “Los secretos de la serie La huella del oro”, se realizará el viernes 31 de octubre a las 19 en la Escuela Da Vinci. 

Durante la charla, Soledad Yañez, gerente senior de Producción Original & Animación en Warner Bros, y Daniel Duche, fundador del estudio Puño Robot, repasarán el recorrido creativo de la serie: desde la idea inicial hasta el desarrollo y la producción final. Ambos compartirán cómo un equipo local logró materializar una animación de calidad internacional para una productora que históricamente marcó tendencias globales en el género.

Un festival con identidad propia

El póster oficial de esta edición fue diseñado por la artista argentina Stefanía Tesio, quien explicó el concepto detrás de la imagen:

“Para mí, el BitBang es como un mundito lleno de colores. Me enorgullece que sea un festival de animación argentino, y por eso en esta pieza quise reflejar ese espíritu: el sol de nuestra bandera, al frente, rodeado de vida y color. Es un espacio hermoso para apreciar todo lo lindo que se puede crear”.

Invitados que expanden el lenguaje

La edición 2025 cuenta con invitados de trayectoria diversa: el suizo Michael Frei, creador de Plug & Play y Kids; los colombianos Silvia Prietov, fundadora de Lucy Animation, y Simón Wilches Castro, del estudio Titmouse; y la dupla francesa Jocelyn Charles y Solène Crépin, entre otros.

La presencia argentina también es central, con realizadores como Julia Conde, Ezequiel Torres, Jess Bianchi, Paula Boffo y el colectivo Can Can Club, referentes de la animación independiente local.

“Vivimos rodeados de imágenes idénticas. Cuando algo muestra sus hilos, su textura, su imperfección, eso emociona. En un tiempo de tanta artificialidad, la autenticidad vuelve a tener valor: el tiempo, el esfuerzo y el cariño puestos en una obra”, dice Bianchi.

La animación como búsqueda de autenticidad

En uno de los intercambios más sustanciosos del encuentro de prensa, los invitados reflexionaron sobre el lugar de la animación latinoamericana en un mercado global dominado por grandes estudios. Desde perspectivas distintas, coincidieron en que el desafío central pasa por asumir la identidad híbrida de la región y transformarla en una estética propia.

La directora colombiana Silvia Prietov, fundadora de Lucy Animation, señaló que la riqueza del panorama latinoamericano radica justamente en su falta de rigidez:

“En Colombia no tenemos una identidad tan definida porque se nutre de muchas fuentes. Tenemos influencias de Estados Unidos, de Europa y también herencias ancestrales que no siempre nos enseñaron. Aceptar ese caos y ese mestizaje, tanto estético como narrativo, es parte de nuestra forma de contar historias”.

Para Prietov, esa hibridez lleva a romper con las estructuras clásicas: “No tiene sentido contar una historia tipo Pixar, donde todo es lineal y predecible. En América Latina estamos explorando otras formas, más cercanas a lo literario, al realismo mágico y a la mezcla entre lo cotidiano y lo fantástico”.

El animador Simón Wilches Castro, también colombiano y miembro del estudio estadounidense Titmouse, retomó esa idea desde la autonomía creativa: “Las tendencias siempre llegan con retraso. Si todos copiamos lo que hoy está funcionando, cuando terminemos de hacerlo ya habrá otra cosa. Lo importante es contar las historias que uno conoce, las que lo obsesionan, y hacerlo desde su identidad”.

Wilches advirtió que la industria tiende a privilegiar fórmulas, pero que la verdadera innovación surge cuando los realizadores se permiten “ser rebeldes con inteligencia”: sostener una mirada personal dentro de las reglas del mercado.

La realizadora argentina Jess Bianchi cerró el debate con una reflexión sobre el valor de lo artesanal frente a la saturación tecnológica y el uso masivo de inteligencia artificial en la producción de imágenes: “Vivimos rodeados de imágenes idénticas. Cuando algo muestra sus hilos, su textura, su imperfección, eso emociona. En un tiempo de tanta artificialidad, la autenticidad vuelve a tener valor: el tiempo, el esfuerzo y el cariño puestos en una obra”.

Las tres intervenciones dibujaron una visión compartida: una animación latinoamericana que se afirma en la mezcla, que apuesta por la libertad creativa y que encuentra en la imperfección un signo de verdad.

Los proximos días

Durante el fin de semana de cierre, BitBang despliega una programación intensa que convierte a Buenos Aires en un gran laboratorio animado. Desde el viernes 31 de octubre, la jornada combina talleres prácticos, de diseño sonoro, stop motion y creación de personajes, con una feria gráfica y una muestra interactiva de videojuegos curada por Michael Frei.

En las salas de la Escuela Da Vinci, el Centro Cultural Borges y el Club Lucero se proyectan cortos internacionales y latinoamericanos en competencia, mientras artistas como Silvia Prietov, Simón Wilches Castro, Solène Crépin, Jess Bianchi y el equipo de Pikolón VFX comparten sus procesos creativos en charlas y masterclasses.

Como novedad, los cortometrajes y películas del festival también pueden verse en línea a través de la aplicación Flixxo, una plataforma interactiva que permite al público acceder a contenidos exclusivos de manera gratuita.

La noche del viernes culmina con la premiación oficial del festival y una celebración en La Paz Arriba, con karaoke y baile hasta el amanecer. El sábado y domingo mantienen el pulso con nuevas funciones, retrospectivas y espacios de encuentro.

Plagio artificial

Plagio artificial

El avance de la inteligencia artificial generativa pone en escena una disputa con el campo artístico: muchas obras son usadas para entrenar algoritmos sin autorización ni retribución justa para sus creadores. ¿Cambian las nociones de autoría, creatividad y derechos culturales?

El reciente caso protagonizado por Anthropic, empresa creadora de la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) “Claude”, se trata de un claro ejemplo de las actuales tensiones entre la IAG y los artistas: la empresa aceptó un acuerdo millonario para compensar a escritores cuyas obras habían sido utilizadas sin autorización para entrenar a la IAG. Sin embargo, lo más llamativo del caso es que el pago se hará por el hecho de haberlas descargado de internet sin pagar por ellas, no por usarlas para entrenar a las IAG sin permiso de sus autores.

Según el juez de California del Norte el uso de obras para entrenar estas herramientas es “uso justo” que no implica violaciones a las leyes de copyright. Este tipo de interpretación legal sobre el uso de contenidos protegidos parece extenderse por los juzgados estadounidenses y deja desamparados a los autores que ven cómo sus obras se utilizan por parte de empresas cuyo fin es reemplazarlos y dejarlos sin trabajo.

Un negocio fraudulento

Naida Jazmin Ochoa es ilustradora y diseñadora gráfica. Además es una de las fundadoras y actual coordinadora del colectivo Arte es Ética. En conversación con ANCCOM, denuncia que las IAG se sostienen a partir de un modelo de negocios que constituye “el mayor lavado y robo de datos y propiedad intelectual jamás concebido: ninguna persona, sea o no sea artista, dio su consentimiento para ceder su obra visual o literaria, su imagen, su voz, su identidad, en el entrenamiento de los actuales servicios comerciales de IAG”. Y agrega: “Al día de hoy se acumulan 74 procesos judiciales en curso con sobrada evidencia de esta realidad que aplica a todos los servicios comerciales de IAG. Desde las principales y más conocidas como Stable Diffusion, Dall-E, Midjourney, ChatGPT, Runway, SORA, Suno, Image de Google, Flux, Adobe Firefly hasta las menos conocidas y que se ofrecen como alternativas `gratuitas`, como por ejemplo, LeonardoAI.”

Esta nueva tecnología estira las interpretaciones legales hasta el límite gracias a un intenso lobby sobre políticos, medios y jueces, pero sobre todo pone a los artistas en una situación en la que pueden perder su trabajo al ser reemplazados por sistemas automatizados. En relación a esto, Martin Eschoyez, animador e ilustrador, señala que el problema se configura a partir de la “asimetría de acceso y beneficio». Sostiene la necesidad de trazar una distinción: “La  concentración de renta y poder no se da porque las máquinas roben la creatividad humana, sino porque unas pocas corporaciones poseen la infraestructura, los datos y la capacidad de entrenamiento. Es un fenómeno clásico de concentración tecnológica, muy anterior a la IA: pasó con la imprenta, con la fotografía industrial, con el cine de estudio, con Internet. La diferencia ahora es la velocidad y la escala”. Se trata de una mirada que invita a no moralizar la tecnología, sino, en palabras de Eschoyez, “a diseñar marcos que reconozcan y remuneren el aporte humano dentro de ese ecosistema”. Sin embargo, en términos prácticos resulta complejo dar cuenta de esta distinción; ya que el desarrollo de las IAG depende, tal como señala Fernando Schapachnik, del entrenamiento con grandes volúmenes de datos que hoy se encuentra sujeto a las condiciones de la infraestructura actual y sus orígenes fraudulentos, los cuales han sido expuestos, tal como señala Ochoa, por nada más ni nada menos, que varios de los CEOs de las empresas que las desarrollaron como Sam Altman ante la Cámara de los Lores, o David Holz y Mira Murati.

Por su parte, Nia Soler, ilustradora, escritora y representante del colectivo Arte es Ética en España da cuenta de un ejemplo que ilustra a la perfección el lobby de estas empresas “durante la elaboración del Código de Buenas Prácticas de la Unión Europea, en concreto con el borrador relativo al copyright. Los parlamentarios rebajaron considerablemente las obligaciones que debían cumplir las tecnológicas en materia de derechos de autor porque, según una investigación del Observatorio Corporativo Europeo (CEO), se adjudicó un contrato a tres consultoras externas, Wavestone, Intellera y el Centro de Estudios Políticos Europeos (CEPS), para ayudar a la Oficina de la IA en la redacción de este Código. Estas consultoras tenían, y tienen, acuerdos y contratos previos con las principales corporaciones desarrolladoras de IA generativa: Microsoft, OpenAI, Google, Meta y Amazon, entre otras”.

¿Un vacío legal?

Tanto Ochoa como Soler afirman que las leyes están, pero lo que brilla por su ausencia es la voluntad de hacerlas cumplir. “El procedimiento inicial que dio origen a este asunto lo deja más que claro: la empresa LAION (Large-scale Artificial Intelligence Open Network) bajo la figura de non-profit obtuvo permisos para hacer raspaje de datos en internet, lo que se conoce como data scraping, como aparente método de investigación. Con dichos permisos, se hicieron con un botín de casi seis mil millones de imágenes, sin consentimiento, crédito ni compensación alguna para con las personas que crearon dichas imágenes o que figuran en ellas”, explica Ochoa. Para rematar, agrega: “Luego, LAION le cedió la explotación comercial de ese conjunto de datos a otra empresa… pero no a cualquier empresa sino a StabilityAI, fundada por Emad Mostaque, y que resulta ser una de las empresas que financió a LAION en primer lugar. De esta forma, StabilityAI consiguió la base de datos necesaria para el entrenamiento de su software Stable Diffusion, el cual, aunque fue publicado como de código libre, sigue dando multimillonarios dividendos a la empresa desde agosto de 2022 y constituye el lavado de datos más importante de la última década”. Ante esto, para Ochoa surge la pregunta ineludible: “¿Nadie vio el camino de ardides y estrategias que estos CEOs y estas empresas hicieron para saltarse las leyes vigentes?”.

Soler, desde España, agrega: “Ni siquiera con la Ley de IA europea (AI Act), el Código de Buenas Prácticas de la UE y el Anteproyecto de Ley sobre IA de España se están defendiendo los derechos de los trabajadores creativos, cuyas reivindicaciones, propuestas y necesidades están siendo ignoradas sistemáticamente por los dirigentes políticos. La idea de que es imposible obtener el consentimiento o pagar a los autores por el uso y la explotación de sus obras es una argucia de las tecnológicas para no asumir su responsabilidad y evadir las consecuencias de sus actos”. Además, en relación a los casos como el de Anthropic, señala: “Los actuales modelos comerciales de IA generativa se desarrollaron y siguen funcionando de manera ilegal, por lo que el pago por las obras contenidas en los actuales conjuntos de datos no es la solución, ya que sería una forma de respaldar este hecho delictivo y de que este modelo de negocio fraudulento siga su curso. La única manera de resolver una parte de esta problemática es eliminar los datasets existentes y crear unos nuevos que no violen leyes y cuenten con el consentimiento explícito de los autores. La mayoría de las veces el debate se centra en la remuneración y se ignora con frecuencia que una gran cantidad de autores no desean formar parte de la industria de la IA generativa”.

¿Qué hay de nuevo, viejo?

La investigadora Jazmín Adler, doctora en Teoría Comparada de las Artes (UNTREF) y licenciada en Artes (UBA), sostiene que la irrupción de la inteligencia artificial en el arte no representa una ruptura, sino la continuidad de debates históricos. Según explica, las obras creadas con IA actualizan tres tensiones que atraviesan al arte desde mediados del siglo XX: la autoría, el control y la materialidad. La pregunta sobre quién es el verdadero artista (si el humano o el sistema) remite a discusiones que se remontan al Renacimiento. La “condición generativa”, que implica ceder parte del control sobre el resultado final, también tiene antecedentes en el Land Art y en obras como «Analogía I» de Víctor Grippo. Finalmente, Adler advierte que el arte con IA desmiente el mito de la inmaterialidad digital: los algoritmos y datos se sostienen en una infraestructura física y material.

En cuanto a la estructura económica que lo hace posible, Eschoyez señala: “Hay concentración económica, como en toda industria tecnológica de punta, pero el fenómeno no es nuevo ni exclusivo de la IA. Lo que cambia ahora es la velocidad con que se democratizan los medios de producción simbólica. Hoy un creador puede concebir, producir y publicar una obra en horas, algo impensable hace una década”. En este sentido, Soler subraya las dificultades materiales que implica esta situación para quienes trabajan en el sector: “El mercado se ha llenado de usuarios de IA generativa que compiten de manera desleal contra los profesionales usando réplicas y mezclas generadas artificialmente de obras originales protegidas. Esta circunstancia ha provocado que los trabajadores creativos estemos perdiendo numerosas oportunidades laborales y proyectos porque tanto empresas como clientes escogen soluciones, en muchos casos no profesionales, basadas en IA generativa porque ofrece un resultado más barato y en menor tiempo, a pesar de los perceptibles errores”.

En relación con esto, es importante señalar que al producir efectos negativos sobre el trabajo de los artistas, la IA establece una relación de canibalismo con las condiciones que la hacen posible. Esteban Magnani, escritor, docente y periodista especializado en tecnologia lo explica así: “No es inteligencia porque es estadística, lo que hace es encontrar patrones en los datos de entrenamiento, y no es artificial porque depende siempre de la inteligencia humana, que es el insumo necesario para poder hacer esas tareas estadísticas”.

Cómo afirma el especialista, al reemplazar trabajadores se dejan de generar contenidos producto de la inteligencia humana, por lo que en pocos años las nuevas IAG se entrenarán con contenidos de otras IAG, lo que potenciará sesgos, errores y alucinaciones. “Para peor ya no quedará nadie con conocimiento para detectarlos”, concluye.

Saqueo o arte

Aunque muchas veces se presenta como novedad el desarrollo de la IAG nos enfrenta con debates que permiten encontrar continuidades con procesos históricos, artísticos y tecnológicos previos, lo cual permite “correr el humo” respecto de la cuestión de la novedad.

De hecho, existe una clara continuidad con otras herramientas tecnológicas que torcieron la balanza en favor de las empresas, desposeyendo a los trabajadores de saberes específicos que les permitían negociar mejor sus condiciones de vida. Más allá de la cuestión específicamente artística, hay una desposesión de saberes y talentos que se concentran en empresas y que dejan a los artistas-trabajadores con menos posibilidades laborales, pese a que su propio trabajo fue condición necesaria para generar las herramientas que los reemplacen. Además, el fruto de esas herramientas se concentra en un puñado de empresas del norte global. Si se pretende guiar -o torcer- el rumbo, resulta imprescindible conocer los conflictos concretos actuales que suceden en el marco de estructuras económicas, políticas y sociales que hacen posible el desarrollo de los modelos de IA e IAG.

En palabras de Eschoyez: “El desafío real no es detener ni prohibir la tecnología, sino acompañar su integración de manera justa. Corresponde a los gobiernos y entidades públicas facilitar una transición amable: invertir en educación digital, promover marcos éticos y transparentes, y garantizar que los beneficios de esta revolución cognitiva se distribuyan con equidad, lo que en nuestro contexto se transforma en casi una utopía”.

 

Una militante feminista de entrecasa

Una militante feminista de entrecasa

Se estrena «Rita, lado B», una película dirigida por Gabriela González Fuentes que cuenta la vida desconocida de la antropóloga Rita Segato.

Rita Segato, la reconocida antropóloga, es la protagonista del documental Rita lado B, dirigido por Gabriela González Fuentes. En la película, se presenta el costado desconocido, incluso para sus fieles lectores, de esta reconocida feminista; presenta un retrato de la cotidianeidad, los deseos, y las contradicciones de esta gran pensadora del siglo XXI. 

Para los acostumbrados a la Rita A, la académica, el film se separa de ese imaginario idealizado que la rodea en general. Busca mostrar su aspecto más humano. Desde el interior de su casa en Tilcara, en el norte argentino, Segato abre paso para conocer sus amores, sus luchas internas, los conflictos familiares y un largo desarraigo que la persigue desde que se exilió de Argentina en el año 1975. 

En diálogo con ANCCOM, la directora González Fuentes relata: “Entré en contacto con los textos de Rita y me aluciné. Me fascinaba cómo pensaba lo territorial y la política desde el género. En una grabación en Cuba no paraba de mencionarla, hasta que mi director me dijo: ‘¿Por qué no hacés una película sobre Rita?’. Así empecé todo, como una fan enamorada. La pude conocer en una conferencia en la Universidad Nacional en San Martín y gracias a una amiga que me contó que le gustaba la comida venezolana y en especial los postres. Si le preguntás a Rita te va a decir que una venezolana empezó a mandarle dulces y en un momento le tuvo que abrir la puerta. Yo tenía una Rita de fantasía en mi cabeza, entre lo que leí y la veía, y Rita lo superó enormemente’’.  

De todas formas da testimonio, entre risas, de que la filmación no tuvo un inicio fácil sino que se fue construyendo a medida que pasaba el tiempo: “El primer día habíamos acordado una hora, un lugar y un tema, pero Rita llegó cuando quiso, se paró en otro lugar y habló de lo que se le cantó. Ahí entendí que esto iba a ser bailar con ella. Para que la película fuera posible, primero tuvimos que querernos. Me presentó a su familia, me hizo sentir parte, y empezó a pasar esa magia: cada día se abría algo nuevo. Rita tiene una frase que a mí me gusta mucho que es sobre la incertidumbre de la historia. En estos momentos donde nos quieren hacer creer que hay un solo camino y que es horrible, ella dice, ‘La incertidumbre es liberadora’, y yo creo que todo el rodaje estuvo marcado por eso”.

Las otras Ritas

El lado B de Rita nos permite acompañarla a hacerle ofrendas a la tierra, a almorzar con su gran amor, a regar las plantas de su balcón y a hacer una videollamada con su hija Jocelina; pero también seguirla en su visita a la Universidad Nacional de Cuyo, cuando recibe un Honoris Causa, o cuando da una charla para mujeres de Tilcara. Podemos recorrer todos los lugares donde Rita es distintas Ritas, pero a la vez todas hacen de ella una sola. 

“¿Cómo produce alguien que produce tanto y que produce eso? Lo produce así, con una lapicera, pensando”, se pregunta y responde González Fuentes. Esa inquietud recorre todo el film. Son reiteradas las veces que se puede observar a Rita pensando y escribiendo sobre la mesita de su casa. En ningún momento se hace explícita la pregunta acerca de cómo se produce el conocimiento; sino que es desde el retrato de los detalles más íntimos, desde el doblar la ropa e interrogarse acerca de “cómo fue como madre”, que se produce una invitación hacia la apertura de nuevos horizontes desde los cuales pensarnos a las mujeres y también a la práctica investigativa. 

En un contexto donde el saber crítico y femenista está otra vez siendo deslegitimado, Rita, Lado B, invita a pensar la construcción de nuestros saberes como mujeres, como madres, como latinoamericanas. 

El documental se estrenará el jueves 30 de octubre en el Cine Gaumont y estará disponible hasta el 5 de noviembre. Para más información acerca de futuras proyecciones se puede contactar a @rita_lado_b_lapelicula 

 

El arte de conservar el patrimonio

El arte de conservar el patrimonio

Con entrada libre y gratuita, la Feria del Libro Antiguo reunirá nuevamente librerías anticuarias de todo el país. La cita, dedicada este año a las escritoras argentinas, permitirá explorar primeras ediciones, ejemplares raros y libros difíciles de conseguir.

Del 29 de octubre al 2 de noviembre, bibliófilos, coleccionistas y editores se encontrarán en la Plaza Seca del exCorreo Central para la 18° edición de la Feria del Libro Antiguo. El evento, organizado por la Asociación de Libreros Anticuarios de Argentina (ALADA), busca preservar y difundir el patrimonio bibliográfico nacional, además de fomentar el intercambio comercial.

“La feria va más allá del mundo editorial y sorprende en distintos planos”, asegura Diran Sirinian, librero y miembro de ALADA. Además de ejemplares de colección, se exhibirán encuadernaciones artísticas, mapas, revistas, manuscritos, álbumes fotográficos y afiches, que van del siglo XVI hasta la actualidad, convirtiendo el encuentro en un puente entre pasado y presente.

Durante varios meses, los expositores se dedican a seleccionar y organizar el material que desplegarán a lo largo de cinco días. “La idea es presentar cosas que sean curiosas y que no se hayan visto todavía”, señala Sirinian, con más de dos décadas en el oficio. Además de la búsqueda y el armado, los libreros deben pensar en cómo exhibir cada pieza para que cuente una historia y atraiga la atención de los visitantes. “El mayor desafío es sorprender con originalidad”, agrega.

En su 25° aniversario desde la refundación, ALADA celebra una trayectoria marcada no solo por los libros, sino también por la pasión por el coleccionismo y el descubrimiento constante. “El verdadero valor está en poder reunirnos entre colegas bajo un mismo techo y crear un espacio donde descubrir piezas singulares”, afirma Sirinian. En esta edición, instituciones como la Biblioteca de la Academia Argentina de Letras, el Archivo General de la Nación y la Biblioteca Argentina para Ciegos sumarán su presencia, aportando colecciones y documentos especiales al recorrido.

Este año, el eje temático estará centrado en la mujer escritora argentina, con una agenda que invita a reflexionar sobre su rol en la literatura y el acervo cultural. Entre las actividades se destacan dos mesas redondas: la primera dedicada a las voces femeninas de la narrativa nacional, con Florencia Abatte, María Gabriela Mizraje, Matilde Sánchez y Adriana Rodríguez de Pereda; y la segunda sobre la relación entre cultura, patrimonio y coleccionismo, con Juan Javier Negri, Emilio Perina, Juan Solá y Pablo Gasipi.

Además de adquirir ejemplares, los visitantes tendrán la oportunidad de acercarse a los oficios que dan vida al libro. En el Espacio Taller, encuadernadores, editores, impresores, ilustradores y otros artesanos mostrarán su trabajo en vivo, ofreciendo una experiencia directa, educativa y participativa. “Aunque lleva el nombre ‘Libro Antiguo’, la feria es mucho más amplia, diversa y atractiva que lo estrictamente histórico”, concluye Sirinian.

 

La Feria del Libro Antiguo se podrá visitar del miércoles 29 de octubre al domingo 2 de noviembre, de 14 a 20 h en el ex Correo Central (Sarmiento 151, CABA).

La memoria puesta en escena

La memoria puesta en escena

“Qué hacer con todas estas cosas”, una obra de teatro documental que recupera el relato como archivo y plantea la construcción de la identidad a través de la mirada de los otros, la propia y de los objetos que nos rodean.

La obra parece no querer arrancar. Los actores repasan el guion aún con el público sentado. “Cuando yo digo esto, acordate que ahí entrás vos” le dice ella a él, que es condescendiente a sus indicaciones pero no se lo nota convencido. Se toman su tiempo pero finalmente, se miran; ya es hora. Los espectadores, que tarde o temprano se darán cuenta que ocupan el lugar de la cámara, habían mantenido el silencio durante todo ese rato. Ella, todavía con el guion en la mano, saca un control remoto y apunta hacia las luces del teatro. Como si se tratase de la directora, dice: “Escena cinco, toma uno, acción”. La obra empieza, pero claro, ya lo había hecho antes.

En diálogo con ANCCOM, Alejandra Endler, directora y guionista de la obra teatral documental Qué hacer con todas esas cosas, recupera lo que fueron sus principales inspiraciones: “La novela de Nathalie Léger Sobre Barbara Loden, es la historia de una periodista que tiene que escribir la biografía de una cineasta y actriz de los 60, y me resultó interesante cómo ella termina contando su propia historia a través de otra mujer. Pero hubo varios puntos de partida –agrega Endler–. El silencio de los cuerpos que caen, de Agustina Comedi, es un documental autobiográfico, pero que en realidad habla de su papá. Eso me despertó la idea de hacer documental en teatro, explorar ese recurso del relato en capas y que no sea lineal. El cuento de Hebe Uhart, Querida mamá, donde una mujer le escribe una carta a su madre muerta, es muy particular: habla acerca de los objetos que la rodean y en función de ello concluye que todas esas cosas son de su madre, y a ella no le pertenecen”.

La obra recupera el relato como archivo y habla de la búsqueda de la identidad, que según la directora, se define sobre lo que los demás dicen que eres, lo que se cree de sí mismo y los retazos de historia, de objetos, fotos y libros con los que uno se va armando. A Laura (Lisa Caligaris) le brota la necesidad de grabar un documental. No sabe bien cómo encararlo, pero necesita volver a narrarse, tras haber sido, a su criterio, erróneamente ilustrada en la novela de su hermano Lorenzo (Martín Elías Costa), quien hace años emigró a Nueva York y es un escritor de renombre. En la casa vacía, tiene todo embalado en cajas de cartón, porque no sabe qué hacer con todas esas cosas que, aunque parezcan insignificantes, funcionan como disparadores nostálgicos, como la propia memoria de la protagonista. Mediada por un realismo mágico, la obra se desenvuelve en un híbrido entre la realidad y la ficción, el presente y el pasado, paradojas de lugares que son pero que nunca lo fueron.

Presentada como el Proyecto de Graduación de la Licenciatura en Dirección Escénica en la Universidad Nacional de las Artes (UNA), Endler investiga el lenguaje del recuerdo: algo que no cierra y que no siempre sabemos de dónde viene, pero que allí está. El juego entre escenografía e iluminación genera planos que señalan qué es lo que la protagonista elige contar a la audiencia y qué es lo que queda tras las sombras. Al ser una obra de muchas capas, en la que la historia se cuenta en fragmentos, la puesta en escena funciona como un elemento narrativo. “La obra mutó un montón –dice Endler–. Al principio, quisimos hacer un set de filmación. Pero aún con toda la parafernalia, estábamos en deuda porque algo siempre faltaba. Era un continuum de tratar de justificar un realismo que en la obra escrita no estaba. Entonces nos fuimos para el otro lado: la cámara es el espectador. Después, tuvimos que resolver cómo convertir a la luz en el ojo de la cámara, para que la protagonista sectorice el espacio, o el elemento, y que se creen diferentes atmósferas. Lo resolvimos con el control remoto, un dispositivo que nos permitió jugar con la ambigüedad de lo mágico”.

La puesta gira en torno al concepto de heterotopía que la directora recupera de Michel Foucault, “esos espacios diferentes, esos otros lugares, esas impugnaciones míticas y reales del espacio en el que vivimos», donde estallan múltiples tiempos y dimensiones afectivas, explica Endler. El praxinoscopio, la muñeca sin cabeza, el piano, son objetos que construyen y sintetizan el mundo donde Laura se ha desenvuelto a lo largo de su vida. Los actores están todo el tiempo in-praesentia, mientras sus roles se superponen en una ficción que intenta ser lo más real posible, sumergida en una realidad performática. El espacio teatral se convierte en un lugar para la experimentación del documental como un archivo de memorias; y quizá su toque más característico, lo real, ya no sea tan importante.

 

Qué hacer con todas estas cosas será presentada en el teatro El Grito (Costa Rica 5459) durante los miércoles de octubre y noviembre, a las 21h.