Teatro con la panza llena

Teatro con la panza llena

Los “espectansales” –mezcla de espectadores y comensales–  hacen sus reservas en las redes sociales de Es-cena en barra y al rato reciben un correo con la dirección, la hora y el aviso de que deben ser “puntualísimos” en su cita. Si hurgan un poco en las fotos de Facebook pueden ver el menú, vegetariano para todes.

Los cuatro responsables de esta puesta en escena poco común son Romina Rama (28 años), licenciada en Actuación de la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y dedicada a las terapias alternativas; Fernando Ganino (38), el cocinero del equipo y futuro director teatral de la Escuela Metropolitana de Arte Dramático (EMAD); Agustina Groba (26), también egresada de la UNA, profe en un centro cultural para adolescentes y en un centro de jubiladas y pintora, y Santiago Bande (30), fotógrafo y actor.

La idea que le dio vida a la experiencia surgió en una cena con amigos y, de ensayo en ensayo, fue tomando forma. “Esto iba a terminar siendo una varieté más de todas las que hay en Buenos Aires. Pero queríamos hacer un ciclo mensual, del que seríamos los productores, así partimos. Jugando en aquella cena propuse probar el sketch que teníamos pensado para unos pocos invitados, en este tipo de lugar. Llamémoslo ‘Es-cena en barra’», cuenta Fernando.

Al número de Santiago sumaron el que hacían Agustina y Romina y los juntaron. “Los vínculos entre los personajes se fueron dando ahí. Estaban por separado y los fuimos descubriendo en los ensayos”, dice Santiago. Sin spoilear, se puede adelantar que en la obra se cruzan realidad y ficción, con características del espacio y de su historia que forman parte de una propuesta que interactúa con el público.

El objetivo del grupo, más allá de hacer lo que aman, es que los espectansales se vayan con la panza y el alma llenas. “Quiero que salgan sonriendo, que puedan compartir y disfrutar”, explica Romina y Fernando reflexiona: “Me parece que inconscientemente tocamos un montón de puntos sensibles, y eso no fue buscado sino que apareció. A veces, al no buscar las cosas, se puede mostrar más”. Según Agustina, al armar un tipo de experiencia nueva, y además haciéndolo de manera espontánea, sin una guía previa que les señalara por dónde ir, las primeras veces recibieron devoluciones muy emotivas en el momento. “Veíamos a la gente muy movilizada. Es hermoso lo que se vive a la par”, afirma.

Hacer arte en época de crisis no es fácil, menos con un proyecto autogestivo como el de Es-cena en barra, pero los cuatro amigos perseveran manteniendo el precio de las entradas e invitando a quien pueda y lo desee a hacer un aporte adicional. “Desde nosotres tenemos ganas de que esa crisis sea potenciadora, vamos para adelante, damos todo –asegura Romina–. Y además de divertimos tocamos fibras profundas, las que están arriba, en el medio y más abajo. En cada función no sabemos con qué nos vamos a encontrar, en una surgió el tema del aborto y se armó un clima que nos mostró que está todo muy vivo”.

El sueño de la orquesta propia

El sueño de la orquesta propia

“El objetivo es mostrar que la Isla Maciel tiene chicos que tocan en una orquesta y que suene bien», dice Freda.

En el Barrio Viejo de la Isla Maciel, partido de Avellaneda, hace más de un año que funciona La Pandilla, una orquesta infanto-juvenil compuesta por 25 músicos de entre 5 y 22 años.

“El objetivo es mostrar que la Isla Maciel puede tener chicos y chicas que toquen en una orquesta y que suene bien. Buscamos que se formen, que aprendan a tocar y leer música y eventualmente que puedan hacer una carrera musical”, cuenta Claudio Freda, director de la Fundación Isla Maciel en diálogo con ANCCOM.

Para los integrantes de la Fundación, formar una orquesta en la Isla era un sueño. “Uno de esos que decís: ‘Qué linda experiencia de aprendizaje, inclusión y acceso a derechos’”, se emociona Freda.

Miguel Ángel Estrella donó un recital y con los fondos recaudados La Pandilla compró los instrumentos de cuerda.

En 2014, la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) abrió su primera Escuela Secundaria Técnica en la Isla y a través de ella, en articulación con el Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles para el Bicentenario, se formó una orquesta en ella. Pero dos años después la escuela se mudó y también la orquesta.

Por ese motivo, miembros de la Fundación se reunieron con las autoridades de la UNDAV, con los directivos de la Técnica, con una agrupación de músicos peronistas y una asociación cultural del barrio, y dijeron: “Queremos crear una nueva orquesta”.

Freda relata el camino que siguieron para lograrlo: “Hicimos una campaña de financiamiento colectivo y el pianista Miguel Ángel Estrella nos regaló un recital para recaudar fondos. Con eso compramos los instrumentos de cuerda y nos donaron otros”.

La orquesta infanto-juvenil está compuesta por 25 músicos de entre 5 y 22 años.

La Pandilla fue creada el 1° de agosto de 2018. Su nombre viene del centro cultural en cuyo espacio estudian y ensayan. Ahí mismo existía un club de fútbol con el mismso nombre, pero quedó abandonado. Decidieron conservar el nombre en agradecimiento.

La orquesta está formada por su director, Bernardo Scherman; los docentes integradores socio-comunitarios Hugo Maldonado y Guadalupe Gonçalves; el profesor de contrabajo y cello Gonzalo Fuertes; Soledad Liquitaya, violín y viola; Pedro Terán, clarinete y flauta traversa; Nicolás Jager, lenguaje musical, más los chicos y chicas agrupados según lo que tocan.

En un comienzo, la única ayuda que recibían provenía del Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles, el cual se encuentra “muy bastardeado”, según Freda. Cada docente tiene que enseñar dos instrumentos, es especialista en uno, pero brinda los conocimientos básicos de otro. Si bien se sostienen, quieren continuar creciendo. “Necesitamos profesores de viola, cello y percusión, con ellos tendríamos más chicos y más instrumentos. La idea es tener la orquesta completa con más de cincuenta de integrantes”.

Para premiar la responsabilidad y el progreso, algunos instrumentos son entregados a los chicos en comodato.

Al no percibir ningún subsidio del Estado, el conjunto debe autofinanciarse. Cuenta además con el apoyo de distintas organizaciones. “Más allá de la situación en la que vivimos, que nos llevó a comprar alimentos en vez de los insumos para la orquesta, hay gente que nos acompaña, como la Sociedad Argentina de Autores y Compositores de Música (SADAIC), que nos brinda el honorario mensual para uno de los profes. La Asociación Argentina de Intérpretes nos donó instrumentos. Mavi Díaz, Teresa Parodi y Celsa Mel Gowland también nos dan una mano”, destaca Freda.

El impacto de la orquesta se refleja en la permanencia de sus miembros: tienen que ir, ensayar y comprometerse. Las presentaciones que organizan en la plaza de la Isla o en otros lugares y los eventos a los que son invitados son un estímulo para que seguir adelante.

“Estudiar música tiene beneficios motrices, intelectuales y emotivos. Y en este sitio en particular, mientras están acá se olvidan de su cotidianeidad, que es difícil, es un momento para divertirse en un contexto cuidado”, reflexiona el docente Nicolás Jager.

Para premiar la responsabilidad y el progreso, algunos instrumentos son entregados en comodato luego de un proceso de evaluación. “El instrumento no es propiedad de la nena o el nene, pero se lo pueden llevar a la casa comprometiéndose a cuidarlo, si se daña repararlo, en la medida que puedan, y practicar. El propósito es extender las pocas horas de ensayo y además que ocupe un lugar en su vida. El arte contribuye al desarrollo, la expresión, la comunicación con el otro y la resignificación de los pibes”, afirma Freda.

“Me sentí feliz cuando me dijeron que me lo podía llevar”, dice Ariana, de 10 años, quien desde entonces ensaya con el violoncelo en su habitación. Marcela, mamá de Sofía, la cellista de La Pandilla, remarca que gracias a la música su hija “cambió mucho su carácter”. “Antes era muy vergonzosa y ahora habla más, hasta la ayudó en el colegio”, dice.

La orquesta tiene una luthier, Silvia, que está coordinando la fabricación de una guitarra colectiva. Este proyecto surgió cuando la Universidad Nacional de las Artes (UNA) creó una diplomatura online de luthería y becaron a dos estudiantes. El problema apareció cuando les informaron que la práctica debían hacerla en un taller externo y pago. Ante esto, Silvia pidió que los becaran y ella ofrecería el taller, de manera gratuita, en el espacio de la orquesta. Por ahora están abocados a las guitarras, pero la expectativas es armar otros instrumentos.

El pasado 10 de septiembre la Fundación Isla Maciel organizó un concierto a beneficio de La Pandilla en el Teatro Roma en el que se presentaron Eruca Sativa e Hilda Lizarazu, entre otras artistas. “En términos de recaudación, por la calidad y el esfuerzo no sé si fue el mejor resultado. Si bien había mucha gente, no se llenó. El teatro tiene capacidad para 500 personas y habría 300. Sí fue un alivio para pagar los honorarios de los próximos dos meses”, señala Freda.

Signada por la crisis, que en la Isla pega duro, la orquesta ha cumplido un papel de contención, en ciertos casos muy concreta. “Tuvimos que salir a dar respuestas a una emergencia alimentaria y habitacional, e incluso alojar a tres familias que estaban en situación de calle –subraya Freda–. Esta gestión marcó fuertemente sus vidas y a nosotros mismos, porque trabajamos en el desarrollo de la comunidad. Fue importante ocupar los espacios que se desatendieron”.

Y sobre el efecto de las políticas neoliberales del gobierno de Mauricio Macri, opina: “Dentro de todo lo negativo, fue positivo porque nos empujaron a hacerlo, a ir contra la corriente generando vías para la creatividad, el desarrollo, el ‘enciudadanamiento’ y decir: ‘Somos ciudadanos con derechos, y también con derecho a la música, aunque nos estén cagando de hambre’”.

Mientras tanto, La Pandilla va por más. El próximo objetivo es armar un coro e incorporar una flautista. Y con la fuerza con que formaron la orquesta, esperan sostenerla y ser parte de un frente de lucha por la restitución del Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles.

Memoria, verdad y justicia por los derechos humanos y contra el neoliberalismo

Memoria, verdad y justicia por los derechos humanos y contra el neoliberalismo

Durante la jornada, once comisiones debatieron sobre la actual agenda de los derechos humanos.

Unas 1800 personas participaron del III Encuentro Federal de Derechos Humanos en el Espacio Memoria (ex ESMA). “Trabajar para generar propuestas de políticas públicas en la materia y poner a la Argentina como ejemplo del mundo pero de abajo hacia arriba”, tal fue objetivo como expresó en la apertura de la jornada el diputado nacional y nieto restituido Horacio Pietragalla, uno de los organizadores.

Junto a él estaban el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, el ex secretario de Derechos Humanos de la Nación Martín Fresneda, Sergio Maldonado y Agustín Cetrángolo en representación de HIJOS. Este último destacó que el encuentro y su nutrida convocatoria marcaban la importancia de la defensa de los derechos en una actualidad en la que el propio gobierno “negacionista y neoliberal” los deteriora constantemente. Y recordó que esta gestión llegó a poner en duda la cantidad de desaparecidos en la última dictadura cívico-militar, ejecutó operativos represivos brutales como el de la movilización contra la reforma previsional, y habilitó casos como los que terminaron con la vida de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.

Durante la mañana y la tarde del sábado, los militantes de organizaciones sociales, políticas, sindicales, originarias, LGTBIQ, de mujeres, de migrantes y de derechos humanos de todo el país que se acercaron a la exESMA se distribuyeron en once comisiones y en los distintos edificios del predio para debatir y elaborar propuestas.

Taty Almeida y Estala Carlotto cerraron el encuentro.

En el espacio de Familiares se reunieron las de Sitios de Memoria, Lawfare y Violencia Institucional. A esta se sumó Sergio Maldonado, quien en diálogo con ANCCOM se refirió al papel del Estado en la violación a los derechos humanos: “La desaparición forzada tiene que ver con eso. Cuando pasó lo de Santiago, lo persiguió y desapareció el Estado, que colaboró desde la negación diciendo que no se encontraba ahí, después que estaba en diferentes lugares y luego de cuatro rastrillajes apareció en el mismo lugar el 17 de octubre. Esa es la violencia del Estado”, sostuvo y agregó: “No hay un avance desde el año pasado. Pasa el tiempo y no hay una política que se concrete”.

En la misma comisión expuso Miriam Medina, la madre de Sebastián Bordón, asesinado en 1997 por la policía de Mendoza mientras estaba de viaje de egresados. Por su caso fueron condenados el comisario Hugo Trentini como el máximo responsable, los tres uniformados acusados de golpearlo hasta la inconciencia, el cabo que lo cuidaba cuando escapó del Destacamento y una parapsicóloga que declaró haberlo visto con vida.

Miriam, un emblema en contra del gatillo fácil, también conversó con ANCCOM: “Para convertir tanto dolor en lucha creamos en Moreno la Casita de Sebastián, como un lugar de memoria. Hoy funciona allí un jardín maternal con 95 chicos”, contó y recordó la solidaridad que recibió cuando perdió a su hijo: “No estuvimos solos en esta lucha, fue colectiva junto a los vecinos y a las Madres de Plaza de Mayo. Hebe (de Bonafini) nos contactó con los abogados en Mendoza. Y cuando apareció el cuerpo, Pepa Noia (otra Madre) cortó la ruta con nosotros”.

Adolfo Pérez Esquivel, Horacio Pietragalla y Sergio Maldonado apuntaron contra las políticas del gobierno en materia social y de derechos humanos.

En otra sala del edificio, mientras tanto, se reunió la comisión de Lawfare (“guerra judicial” según su traducción al español), en donde se abordaron los casos recientes de persecución política, entre ellos el de Milagro Sala. Una de sus abogadas, Paula Álvarez, opinó que “con la asunción de Gerardo Morales en Jujuy comenzó la violación sistemática de las garantías constitucionales tanto para Milagro como para los integrantes de la organización Túpac Amaru”. Y añadió: “Con la creación del Ministerio Público de la Acusación, el Gobierno provincial garantizó la persecución y la violación de los derechos humanos que hoy se materializa, por ejemplo, en la ausencia de revisión de los juicios”.

La Casa de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora albergó dos comisiones, la de Memoria y Juicios de Lesa Humanidad y la de Comunicación. En la primera participó Pablo Llonto, abogado querellante en causas como la de los desaparecidos de La Tablada y la de Campo de Mayo. “Lo que se construyó hasta hoy nos tiene que dar fuerza hacia adelante. Para los que llevamos décadas nos duele el doble cada muerte de una madre, padre, familiar al que ya no podemos dar respuesta. Esa tristeza que nos embarga aún con las sentencias favorables es especial porque es una tristeza de victoria”, afirmó.

Y enumeró algunas consecuencias del tiempo sobre las causas: “Por ejemplo, las prisiones domiciliarias y los pedidos de libertad condicional de los genocidas, los miles de casos que más allá de los años que pasaron, no se supo a qué centro clandestino fueron llevadas las víctimas. Y posiblemente ya no lo sepamos, porque el nivel de información está llegando a su último goteo, es cada vez más difícil conseguir un sobreviviente que no haya hablado nunca. Les vamos a sacar jugo a las piedras y obtener la mayor cantidad de datos pero tenemos que ser conscientes de que la búsqueda de testigos directos y de documentación está llegando a sus últimos metros”.

Más de 1.800 personas llegaron a la exEsma para participar de la jornada de debates.

Pablo Verna, miembro de Historias Desobedientes junto a otros hijos de genocidas, también participó de la Comisión de Juicios. Él mismo presentó un proyecto de ley en el Congreso para modificar el Código Procesal en casos de delitos de lesa humanidad y que los familiares de los represores puedan denunciar y declarar contra ellos. “Es muy bueno haber colocado en el juicio por la Contraofensiva Montonera todo lo que escuché de mi padre y mi madre y aportar así a la reconstrucción de una verdad histórica, y que eso sirva para más memoria, verdad y justicia”, expresó.

Enfrente, en la Casa de la Militancia de HIJOS, funcionó la comisión de Trabajo y Derechos Humanos, y un poco más allá, en la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, las restantes: Salud Mental, Identidad, Migrantes y Comunidad Afrodescendientes, Pueblos Originarios y Derecho a la Tierra, y Diversidades.

Manuel Gonçalves Granada, nieto restituido en 1997 y hoy parte de la Comisión Directiva de Abuelas, habló con ANCCOM antes del cierre del encuentro. “Entendemos que robarle la identidad a una persona es uno de los actos más violentos que pueden existir. A partir de que uno desconoce su verdadero origen, toda la construcción de su vida está basada en una mentira”, manifestó.

El abogado Pablo Llonto advirtió que cada vez queda menos tiempo para obtener información sobre el destino de los desaparecidos.

Al caer la tarde, en el patio del espacio de Abuelas se realizó el plenario de la jornada. Los representantes de los distintos colectivos presentes, diputados nacionales y provinciales, secretarios de derechos humanos de provincias y municipios y referentes varios, se juntaron para ver y escuchar a las personalidades a cargo del cierre: Lita Boitano, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos, Taty Almeida de Madres – Línea Fundadora, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Horacio Pietragalla y el brasileño Luis Eduardo Geenhalgh, uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores y abogado de Lula Da Silva. Todos ellos coincidieron en seguir reclamando memoria, verdad y justicia y apostar al futuro con el cambio de Gobierno para terminar con el neoliberalismo que ha provocado la actual catástrofe social.

«Aprendimos que podemos trabajar sin patrones»

«Aprendimos que podemos trabajar sin patrones»

Tras debatir en ocho paneles, los participantes elaboraron un documento con siete propuestas para el sector.

Más de tres mil personas participaron del Primer Foro Federal de la Economía Cooperativa Autogestionada y Popular que se realizó en el microestadio del Club Ferrocarril Oeste, en busca de soluciones ante la profunda crisis que vive el sector.

El presidente de Red Textil Cooperativa y secretario de la Confederación Nacional Cooperativas de Trabajo (CNCT), Joaquín Fernández, explicó que la iniciativa surgió de “la necesidad de unificar criterios y empezar a discutir políticas concretas, cuestiones que tengan que ver con el trabajo y la autogestión a partir de leyes y reivindicaciones».

Según el secretario general de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) Capital, y referente del Movimiento Popular La Dignidad y del Frente Patria Grande, Rafael Klejzer, el objetivo fue “generar un escenario de unidad para las cooperativas de trabajo a nivel nacional, que vienen siendo muy castigadas por el achicamiento económico, las altas tasas de interés y la orientación del modelo hacia la especulación financiera y no hacia la producción. La idea es debatir no sólo nuestros problemas sino también la propuesta que tenemos para salir de la crisis –remarcó–. El movimiento nacional cooperativo debe ser parte del desarrollo económico de una futura Argentina. Tenemos que ser socios del Estado y éste debería mirarnos más a nosotros y menos a los bancos».

«Las cooperativas de trabajo vienen siendo muy castigadas por el achicamiento económico, las altas tasas de interés y el modelo de especulación financiera», dijo Rafael Klejzer.

Durante la jornada, que tuvo lugar el último 27 de julio, se organizaron ocho paneles: Economía, Vivienda y Hábitat, Comercialización, Contexto Cooperativo y Mutual, Rol de los trabajadores y las trabajadoras autogestionadas, Universidad, Políticas Públicas, y Trabajo y Género. Cada mesa contó con la intervención de especialistas en casa temática. Uno de ellos, el economista y director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz, Andrés Asiain, sostuvo: “Fue un acontecimiento importante porque juntó distintos espacios de la economía popular y el cooperativismo, se debatieron ideas y preocupaciones, y también se articuló con sectores políticos, lo cual permitió expresar demandas y esperanzas con la expectativa de que el día de mañana respondan y quede ese vínculo”.

Al término de los paneles y luego de la puesta en común, se elaboró una propuesta de un conjunto de políticas para la economía cooperativa, autogestionada y popular, basada en siete puntos:

  1. La consideración de las cooperativas, por parte del Estado, como elemento importante de la política económica y pública, a través de la integración de su tratamiento en los organismos correspondientes.
  2. La generación de un cuerpo normativo que dé un marco de promoción a través del reconocimiento jurídico de los trabajadores autogestionados como sujetos laborales, una ley específica de cooperativas de trabajo que elimine las restricciones vigentes para su desarrollo, y una legislación que regule y facilite la constitución de empresas recuperadas por sus trabajadores o cerradas de hecho por sus patrones.
  3. La creación de un fondo de crédito y financiamiento como herramienta para el desarrollo del sector.
  4. La creación de un organismo de fomento de trabajo autogestionado, cooperativo y de la economía popular, que sea una herramienta para la formulación y articulación de una política pública integral de desarrollo
  5. La integración de los productos y servicios de las cooperativas a la política de compra y obra pública del Estado.
  6. La implementación y desarrollo de políticas de cuidado que hagan efectiva la participación activa de mujeres y la paridad de género en el sector.
  7. La integración y articulación sectorial de redes productivas, creación de almacenes y mercados populares, para disputar la formación de precios de los bienes básicos y populares.

Sobre estos puntos programáticos, Klejzer reflexionó: “Tienen que ver con priorizar la producción. Proponemos no depender más de la política, que los que tengan que ver con nuestro desarrollo sean entes autárquicos del Estado, y que  no seamos rehenes del gobierno de turno”. Y añadió: “Venimos a poner de pie un movimiento cooperativo nacional, unido y fuerte, que interpela a la sociedad, al Estado, a la política en términos de la campaña electoral para que nos reconozcan como un sector pujante, que pelea la soberanía, que está en los ríos, los mares, en la tierra, la frontera, el campo y la ciudad”.

Federico Tonarelli, vicepresidente de la Cooperativa de Trabajadores del Hotel Bauen.

Las condiciones macroeconómicas y los lineamientos neoliberales impuestos desde el comienzo por la actual gestión han disparado una crisis que cada vez es más grave. “El INAES [Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social] viene cerrando cooperativas permanentemente. Se han cerrado más de siete mil de forma arbitraria, porque no creen en la figura cooperativa como forma organizativa, creen en el emprendimiento, en el ´sálvese quien pueda´”, opinó Fernández.

El sector necesita fortalecerse, mejorar internamente y también en sus relaciones con la política pública y el mercado. Según Fernández, para esto se necesita “tener una política concreta hacia la reactivación económica. Podemos ser el motor, las cooperativas son una rápida salida de trabajo y organización, pero necesitamos políticas simples que nos permitan ir para adelante”, subrayó.

Para Klejzer, el pilar de la autogestión es “la igualdad y que logramos romper las relaciones interpersonales en el interior de las cooperativas y que aprendimos que podemos trabajar sin patrones pero que ellos no pueden trabajar sin nosotros. La recuperación de empresas nos permite integrarnos, armar redes, darle valor a la cadena de producción y desconcentrar la economía, porque no tendemos a la monopolización del mercado. Somos una alternativa no sólo a la crisis, sino al capitalismo”, concluyó.

Parque Avellaneda celebra al sol y resiste al Gobierno

Parque Avellaneda celebra al sol y resiste al Gobierno

Durante las primeras horas del último 21 de junio en el Parque Avellaneda se celebró la llegada del Año Nuevo Andino, Amazónico y Chaqueño 5527 y la ceremonia del Regreso del Sol -o Inti Raymi- con los pueblos originarios en la Wak’a, espacio que simboliza el encuentro y la siembra de las culturas ancestrales. 

Desde hace 20 años que se realiza esta festividad en el parque. Josué Fernández Gutiérrez, quechua, oriundo de Bolivia, es la octava vez que participa. “Hoy es la noche más larga y fría del año -explica- porque el sol está en el punto más alejado de la Tierra y a partir de mañana empieza a volver. Entonces, lo que se celebra es el nacimiento del nuevo sol y se agradece porque todo nacimiento es vida”.

A las 22 del jueves 20 comenzaron a arribar los comensales, se acomodaron en grupos y cada uno encendió una fogata alrededor de la Wak’a. Según Josué, debieron luchar mucho contra el Gobierno de la Ciudad para tener este “lugar energético”. “Desde lo espiritual –afirma– sentimos que todos los que hemos venido a recibir el nuevo sol, somos uno. Con esa energía juntaremos todos los fuegos en agradecimiento al sol”. En efecto, cuando está por amanecer, se forma una única pira y se realiza en torno a ella una ceremonia de agradecimiento.

Shuli, una cuyana de 78 años que acompaña a la comunidad, cuenta sobre las comidas típicas del festejo: “Cocinamos api en una olla de barro, con harina de maíz morado, canela, clavo de olor, azúcar y limón y también hacemos sopa de maní con arvejas, papa, zapallo, zanahoria y pollo. Cada grupo hace su comida, pero compartimos entre todos. Además, formamos rondas donde distintas personas tocan el sikus, comienza un grupo tocando una canción y luego siguen los otros”. 

Durante el rito de agradecimiento se acercan a la Wak’a en parejas, se arrodillan y colocan en la tierra los frutos que salen de ella, como trozos de fruta, semillas o legumbres. Una vez que pasan todos, se tapa el lugar donde se hicieron las ofrendas para que la Madre Tierra también pueda comer de aquello que produce. 

El 15 de junio, una semana antes, tal cual publicó la revista barrial Floresta y su mundo, unos cien vecinos se acercaron al Antiguo Tambo del Parque Avellaneda y en asamblea discutieron qué hacer ante la postura de la Dirección de Espacios Verdes del GCBA, que no aprobó la realización de la tradicional Fogata de San Pedro y San Pablo programada para este 29 de junio. La principal conclusión a la que llegaron es que el Gobierno porteño busca eliminar las actividades al aire libre de las que no puede controlar su contenido, y por eso también corría peligro el festejo del Año Nuevo Aymará.

El año pasado, de hecho, vieron interrumpida la celebración por la Policía y un camión de bomberos, que quedó atascado al ingresar para apagar las fogatas que estaban totalmente controladas. Las personas que se encontraban esperando el nuevo sol los ayudaron a a salir por donde habían entrado. “Más tarde volvieron los policías, pero por un plato de sopa de maní”, recuerda Shuli con una sonrisa.

Mientras el Gobierno de la Ciudad esgrime el Código de Convivencia para obstaculizar la celebración, Hugo Choque, integrante de la comunidad Aymará, sostiene: “Somos los únicos que podemos hacer respetar nuestros derechos. Logramos que la Wak’a sea reconocida por el Gobierno y hubo mucha gente que trabajó para el festejo de hoy. Los vecinos nos acompañaron porque ellos, además, realizarán la fogata de San Pedro y San Pablo”. 

La comunidad y los vecinos tienen la normativa de su lado. La ley Nº 1153 declara al Parque Avellaneda como “una unidad ambiental y de gestión y reconoce a la Mesa de Trabajo y Consenso –que ellos integran– como instancia de participación abierta y pública ad honorem para la planificación, gestión, monitoreo y orientación del Plan de Manejo del Parque”. Pero saben, también, que al Gobierno le importa poco la norma y, menos aún, los cultos milenarios de los pueblos originarios, por lo cual esperan un acompañamiento multitudinario en la fogata del próximo sábado.