
La noche en que la policía estrenó el palito de abollar ideologías
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Mientras las aulas de las universidades públicas se encuentran vacías, estudiantes y docentes se comprometen con la crítica situación social y buscan asistir a los sectores más vulnerados en la actual coyuntura.
El rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Ernesto Villanueva, cree que frente a situaciones como la pandemia surgen dos actitudes: el miedo y la cobardía o la solidaridad y la voluntad de ayudar a los demás. La respuesta de los estudiantes de la universidad pública de Florencio Varela fue contundente. Villanueva resaltó: “Se anotaron cerca de 3.000 alumnos como voluntarios, en una universidad que cuenta con aproximadamente 30.000 inscriptos. Es extraordinario”.
La UNAJ cuenta con una oferta académica muy relacionada con la salud. Alumnos de Medicina y de la Tecnicatura Emergencia Sanitaria y Desastres se acercaron a las estaciones de trenes Constitución, Retiro y Once para realizar testeos rápidos. Otros estudiantes de las mismas carreras participaron en la asistencia y evaluación de pasajeros provenientes del extranjero en el aeropuerto internacional de Ezeiza, y realizaron el posterior acompañamiento en los hoteles donde permanecieron aislados.
Desde otras carreras, también contribuyeron con acciones como el acompañamiento a ancianos o la asistencia en la inscripción al Ingreso Familiar de Emergencia (IFE). El criterio de selección de los voluntarios dependió del nivel de conocimiento del estudiante y el lugar de residencia. Villanueva afirmó: “La magia de esto se encuentra en concebir a la universidad relacionada con el resto de la sociedad primero, fuera de la situación de emergencia. Jauretche puro”.
Por su parte, la Universidad de Buenos Aires (UBA) convocó a su comunidad a participar en la campaña Universitarixs y Cientificxs solidarixs para brindar asistencia en los barrios más vulnerados de la Ciudad de Buenos Aires. Esta iniciativa es impulsada por el gremio de docentes de la UBA (Feduba) junto a la Federación Nacional de Docentes Universitarios (CONADU), pero también participan alumnos, trabajadores no docentes e investigadores.
El secretario de prensa de Feduba, Christian Dodaro, señaló que el proyecto busca asistir las necesidades más urgentes: ollas populares, donaciones de alimentos y artículos de limpieza, así como la construcción de una red socio-psico-sanitaria. Hasta el momento cuentan con tres acciones realizadas. La primera se llevó a cabo en el Centro de Innovación y Desarrollo para la Acción Comunitaria (CIDAC) de la Facultad de Filosofía y Letras que tiene contacto con varias familias en el barrio porteño de Barracas desde hace 12 años. Allí, el 7 de mayo se entregaron bolsones de alimentos y elementos de higiene personal. La cantidad de personas que se acercaron sorprendió a los voluntarios evidenciando la necesidad de este tipo de acciones en el territorio.
El siguiente sábado donaron alimentos frescos y secos en comedores de la Ciudad de Buenos Aires para la realización de ollas populares. Y el sábado 23 de mayo se volvió a entregar comida, pañales y materiales pedagógicos en el CIDAC.
Paulatinamente, el proyecto busca brindar asistencia más específica, con la apuesta a la construcción de una red a largo plazo. Los estudiantes de la Facultad de Derecho van a sumarse para brindar asesoría legal y los de Agronomía intentarán que los barrios cuenten con acceso a alimentos frescos comprando directamente a los productores.
A su vez, el cuidado de la salud mental también es fundamental, por eso el aporte de la Facultad de Psicología es aún más urgente. Adelqui Del Do, delegado de Feduba en esa institución, diferencia el aislamiento en la clase media y en los sectores vulnerables al indicar que: “En los barrios populares la pandemia agrava problemas que estaban previamente, como las pocas o menores posibilidades de trabajo, las dificultades económicas, el incremento de la violencia o el consumo problemático”.
Además, resaltó como un acierto del gobierno nacional hablar de un aislamiento comunitario en estos sectores, ya que allí las condiciones no están dadas para que las familias estén cómodamente en una casa: “Los lazos de solidaridad en el barrio están muy presentes y el compromiso de los vecinos es mayor”, señaló.
En las zonas más vulneradas de la Ciudad el número de contagios es alarmante. La falta de insumos, condiciones edilicias, agua y elementos básicos dificulta la situación. Cecilia García, coordinadora territorial y de equipos barriales del CIDAC, sostuvo: “Muchos de los vecinos que asistimos son trabajadores de la economía popular y de casas particulares que se quedaron sin su fuente de ingresos. No es lo mismo una persona que sigue teniendo un salario que alguien que si no sale a la calle no tiene ingresos y no come”.
La Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), a su vez, cuenta con una fuerte vinculación con el territorio. Desde el espacio Mesa Reconquista se nuclean a asociaciones barriales, empresas recuperadas, centros culturales, cooperativas de trabajo y órdenes religiosas e iglesias. Allí representantes de la universidad dialogan para conocer las necesidades del barrio.
Desde este espacio se impulsó el fondo de donaciones en el que participaron docentes y estudiantes. Y con éstas se realizó la primera entrega de alimentos y elementos de higiene en organizaciones de José León Suárez.
El director de Desarrollo y Articulación Territorial de la UNSAM, Ernesto “Lalo” Paret, también adelantó que están trabajando en un proyecto que busca acompañar a los trabajadores del basural en la vuelta a la actividad en las plantas de reciclado. Se trata de un mameluco descartable de polietileno que se encuentra en confección. Paret afirmó que se conjuga la necesidad de trabajar en condiciones salubres de los “cirujas”, con el diseño de docentes y estudiantes del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental y fábricas recuperadas de San Martín.
En la Universidad Tecnológica Nacional Buenos Aires (UTNBA), por su parte, un grupo de docentes, estudiantes y graduados voluntarios se ha organizado para elaborar mascarillas protectoras con impresoras 3D. La secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Patricia Cibeira, afirmó que las once impresoras que estaban en el campus fueron distribuidas entre los domicilios de los voluntarios y ellos son quienes imprimen desde sus casas.
Ya se realizaron donaciones en 24 hospitales de Capital Federal y Gran Buenos Aires. Cibeira contó que fabrican un promedio 300 máscaras por semana y que ya llevan entregadas 1700. Las solicitudes se ampliaron y se han ido donando a centros de salud, a la Policía Federal y a la de la Ciudad de Buenos Aires, a centros comunitarios, clínicas privadas y a sectores que realizan atención al público. También a camilleros y trabajadores de limpieza y mantenimiento.
Los pedidos de máscaras pueden ser solicitados a través del mail laboratorio3d@frba.utn.edu.ar y luego retirados en la sede de la UTNBA. “En este momento tan desesperante lo que veo como positivo es que se pueda difundir y tomar consciencia de lo que significa invertir en investigación, ciencia y tecnología. El aporte es fundamental”.
“De piba no tenía noción de lo que era estudiar después de la escuela secundaira, porque no tenía nadie en mi familia ni en mi sector cercano que lo hubiera hecho», dice Fabiana Servín.
Este viernes se cumplen 70 años de aquel 22 de noviembre de 1949 en el que el presidente Juan Domingo Perón firmó el Decreto N° 29337 de Supresión de Aranceles Universitarios, a partir del cual las universidades nacionales pasaron a ser gratuitas. Esta decisión política permitió el acceso popular y masivo a la educación superior, constituyéndolo así en un derecho universal y dejando de ser el privilegio de unos pocos. En conmemoración a este decreto, en el año 2007 se instituyó que hoy sea el “Día Nacional de la Gratuidad de la Enseñanza Universitaria”.
El decreto de 1949 abrió las puertas de la universidad pública a un sector de la sociedad históricamente marginado y aislado, provocó así un acceso masivo e irrestricto y un indudable ascenso social. Muchos estudiantes y graduados afirman que el paso por la universidad impacta en su forma de pensar y de ver el mundo, transforma sus vidas.
Así le sucedió a Fabiana Servín, reciente Licenciada en Comunicación Social de la Universidad Nacional de Moreno (UNM). Una joven de 30 años de nacionalidad paraguaya, quien llegó a la Argentina a los cuatro años con su familia en busca de mejores oportunidades para vivir dignamente. “De piba no tenía noción de lo que era estudiar después de la escuela secundaria, porque no tenía nadie en mi familia ni en mi sector cercano que estudie, de hecho mi papá y mi mamá no pudieron terminar la primaria siquiera”, relata Fabiana. Su primer contacto con la universidad fue de grande, viendo a su hermana mayor esmerarse en su formación superior y quien siempre le insistió para que estudie.
“Cuando se abrió la UNM, no dudé en anotarme. Fue una decisión muy importante, implicaba un gran esfuerzo no solo para mi sino para toda mi familia porque ya tenía a mi nena de un año”, continúa la licenciada Servín. “Para mí estudiar significó un logro colectivo, que hoy haya podido recibirme también es gracias a toda la gente que me apoyó y las decisiones políticas que me permitieron estudiar, y esta es una lectura que pude hacer transitando la universidad”, concluye.
“Estudiar significó para mi abrir la cabeza, me dio otras oportunidades y otras opciones”, subraya Javier Iturralde.
Los logros conquistados por el movimiento juvenil-obrero que impulsó la Reforma Universitaria del año 1918 fueron significativos en la historia del sistema universitario argentino, tal como el co-gobierno y la perspectiva latinoamericana. Aún con la relevancia de esta lucha, había un obstáculo para que las clases populares pudieran acceder a la educación superior: el arancel universitario. Ese camino de democratización se completó cuando las universidades pasaron a ser gratuitas con el decreto de 1949.
Javier Iturralde es uno de los primeros egresados de Universidad Nacional de Tierra Del Fuego (UNTDF); vivió dos años en Buenos Aires pero pasó varias complicaciones y volvió a su provincia natal. Para ese momento comenzó a funcionar la UNTDF, donde estudió Ingeniería Industrial y recientemente recibió su diploma. “La UNTDF está muy ligada al territorio, hay varias prácticas, es uno de los lineamientos que tiene la universidad. También está muy ligada al medioambiente, mi proyecto final fue sobre reciclado de vidrios en la provincia, y en la misma línea hay un montón de proyectos”, expresa Iturralde. Hoy trabaja en una empresa electrónica de consumo donde realizó sus prácticas preprofesionales. El ingeniero enfatiza que “estudiar significó para mi abrir la cabeza, me dio otras oportunidades y otras opciones”.
El decreto que cambió radicalmente el camino del sistema universitario argentino establecía que “como medida de buen Gobierno, el Estado debe prestar todo su apoyo a los jóvenes estudiantes que aspiren a contribuir al bienestar y prosperidad de la Nación, suprimiendo todo obstáculo que les impida o trabe el cumplimiento de tan notable como legítima vocación”. En el mismo sentido, explicaba que “una forma racional de propender al alcance de los fines expresados es el establecimiento de la enseñanza universitaria gratuita para todos los jóvenes que anhelen instruirse para el bien del país”.
“Cuando dicen que el país lo sacamos adelante trabajando, yo disiento mucho con eso: al país lo sacamos adelante estudiando, es la clave», sostiene Karina Hador.
Los hijos de trabajadores y obreros pudieron elegir por primera vez la posibilidad de cursar estudios universitarios. Como lo hizo en la actualidad Karina Hador, enfermera universitaria profesional de la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). “Desde hace muchos años trabajo como enfermera. El estudio impactó en mi manera de trabajar porque empecé a tener una herramienta muy importante que era el conocimiento profesional. No solo las técnicas y los procedimientos sino también de las leyes que hablan no solo de vos, también del paciente, como lo tenés que tratar, cosas que antes no sabía”, cuenta Karina. Tiene 45 años, tres hijos varones y en 2016 comenzó la Carrera. “Cuando escucho que dicen que el país lo sacamos adelante trabajando yo disiento mucho con eso, yo digo ¡no!, al país lo sacamos adelante estudiando, es la clave. El estudio, la información, la formación de la persona, así tiene herramientas básicas para salir y ayudar a la sociedad.”
Hador sigue trabajando como enfermera y cursando la Licenciatura. Recalca que “estudiar fue todo para mí y voy a seguir, porque me gusta, es lo quiero hacer, es algo que me contagiaron en la UNAHUR. Hay gente que tengo como referente, como profesores que son ejemplos para mí. Yo los escucho y digo: ‘Sí, está bien, no me equivoqué, es lo que yo quiero, este es el camino correcto’”.
En las universidad nacionales los “nadies” que describió Eduardo Galeano no son un número, tienen nombre y apellido: como Gonzalo Garrido Oromí, un joven de 25 años reciente graduado en Administración en la Universidad Nacional del Oeste (UNO). Gonzalo conoció la institución gracias a un profesor de la escuela secundaria que les acercó folletos que anunciaban su inauguración y se entusiasmó enseguida. “Estudiar fue una de las cosas más importantes que pude hacer. Te hace ver cosas que quizás nunca ibas a ver, o al menos no de esa forma. Te hace entender, y también te motiva a aportar lo que uno tenga desde su lugar para poder ayudar a mejorar distintas situaciones” , expresa el flamante licenciado Garrido Oromí.
«Fue fundamental la cercanía y también las políticas de becas, que me permitieron comprar los apuntes, pagarme el tren, el colectivo y comer algo en la universidad para poder seguir cursando», reconoce Gonzalo Garrido Oromí.
Otro hito que continuó con la democratización del derecho a la educación superior fue el incremento del presupuesto universitario que posibilitó la creación de quince universidades en todo el territorio nacional, instaladas en aquellos sectores donde la distancia y el viaje eran un impedimento para estudiar.
Como la mayoría de estudiantes de las universidades del bicentenario -aquellas creadas durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner- Gonzalo es el primero en su familia en acceder a un estudio universitario. Dice: “Sin la UNO no hubiese podido estudiar, por la distancia, por los costos. Fue fundamental la cercanía y también las políticas de becas que me permitieron comprar los apuntes, pagarme el tren, el colectivo y comer algo en la universidad para poder seguir cursando. Me saco el sombrero con respecto a los compañeros y a los docentes. Hay un acompañamiento enorme y la reman día a día para que la universidad siga creciendo. No hay más que palabras de agradecimiento.” Hoy preside el centro de egresados y cuenta que el mayor logro fue la primera bolsa de trabajo de la institución, a través de la cual más de quince compañeros consiguieron empleo en este momento tan complicado en el país.
La educación superior es una herramienta de transformación para la emancipación del pueblo y es una llave para el ascenso social. Es, sobre todo, un bien social y un derecho universal con múltiples beneficios para toda la sociedad, ya que desde las universidades se aporta a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico del país.
Sin dudas aquel decreto de 1949 fue una decisión trascendente que dotó de sentido a la educación superior: pública, popular, masiva, democrática, donde el conocimiento está al alcance de una mayoría. La norma convirtió a nuestra universidad en un referente tanto en el país como en la región y el en el mundo. Hoy, a 70 años, el desafío es generar y profundizar las condiciones políticas y económicas hasta que todos y todas puedan traspasar las puertas de la universidad pública.
Luego de tres semanas, el silencio de las aulas vacías sigue resonando. El Gobierno, volvió a poner replay y continúa ofreciendo un magro 15 % de aumento salarial en tres cómodas cuotas. La Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), al igual que otras 56 casas de altos estudios a lo largo del país, se sumó a la medida de fuerza convocada por los diferentes gremios docentes para esta semana y su caso es ilustrativo de los daños que la política de Cambiemos causa al sector universitario.
La UNDAV, fundada en junio del 2010, cuenta con mas de 17.500 alumnos regulares y nuclea 40 carreras, entre las cuales hay 14 de grado (13 presenciales y una a distancia), sumadas a otras tantas de posgrado y tecnicaturas con títulos intermedios. En diálogo con ANCCOM, Jorge Calzoni, rector de la institución, dejó en claro que la problemática afecta al ámbito académico en su completud, afirmando que “la cuestión salarial es uno de los ejes principales del conflicto”. No obstante, Calzoni entiende que la situación de las universidades más “jóvenes” es aún peor. “Nosotros cada año incorporamos nuevas cátedras, necesitamos por lo menos un 20 % adicional de presupuesto para acompañar el crecimiento”.
La máxima autoridad de la UNDAV ejemplifica la incidencia de la subejecución presupuestaria aclarando que “del presupuesto estipulado para los costos de funcionamiento, a esta altura del año se ejecutó menos del 30 %, esto sumado una escasísima ejecución del presupuesto para el desarrollo de infraestructura, provocan una demora permanente en las obras en construcción”. También hace hincapié en el aumento desmesurado de los servicios, lo que supone un obstáculo más para el desarrollo y la ampliación de las instalaciones. “Como tenemos algunas obras terminadas, pasamos de pagar “luz de obra”, que tiene descuento, a “luz de edificio”, lo que supuso un 1000 % de aumento en las tarifas. Si lo sumamos a los constantes cortes de luz y la falta de inversión de Edesur, la situación se vuelve cada vez peor”.
Paro universitario, 22 de agosto de 2018 / Universidad Nacional de Quilmes / Foto: Guadalupe Garcia / ANCCOM
Por otro lado, Calzoni relaciona la problemática de la suba del dólar con la imposibilidad de que ciertas disciplinas dentro de la universidad cuenten con los recursos imprescindibles para desarrollar sus actividades de forma óptima. Al respecto asegura que “tanto las carreras de Ciencias Ambientales, como las de Ingeniería e Informática, no pueden contar con todos los materiales necesarios ya que son productos importados y sus precios dependen directamente de la moneda extranjera”. A su vez, se muestra sorprendido de que el Gobierno le haya exigido la implementación de un expediente electrónico, ya que “requiere una gran inversión y en este momento hay otras prioridades”.
El pasado miércoles, en una asamblea interclaustro integrada por las principales autoridades y los gremios de la universidad, se decidió programar un cese de actividades por lo menos hasta este viernes. El rector dejó muy clara su postura al expresar que “siempre es mejor luchar con los chicos adentro, ya que algunos por una cuestión de distancia pueden dejar de venir y no sostener la cursada en el tiempo”. En la misma línea, dijo que “el conflicto viene de larga data, en 2016 con un ministro peor todavía (n. de r.: Esteban Bullrich) hubo una movilización interclaustro más cohesionada y efectiva”. De todas formas, aclaró que respeta la decisión de los gremios docentes y que la idea es, luego del paro, decidir en la asamblea de la semana que viene los pasos a seguir. “Ante una situación así, no hay que pensar de forma individual, sino como sistema”, reflexionó.
La UNDAV, ubicada en el sur del conurbano bonaerense, realizó el pasado martes un Foro de Debate en Defensa de la Educación Pública. Tanto docentes, como alumnos, gremialistas, y no docentes, expresaron allí su preocupación ante el ahogamiento financiero y las nulas políticas educativas efectuadas por la gestión de Mauricio Macri. En paralelo, remarcaron la importancia de organizarse como colectivo académico y garantizar el acceso universal a la educación superior.
Paro universitario, 22 de agosto de 2018 / Universidad Nacional de Quilmes / Foto: Guadalupe Garcia / ANCCOM
“Tenemos que comprometernos, movilizarnos, discutir y defender los derechos de los estudiantes. El derecho a estudiar en una universidad pública y gratuita tiene que darse en instalaciones óptimas y con los trabajadores bien pagos”, declaró Gianluca Garbarino Petrone, presidente de la Federación de Estudiantes de la UNDAV (FUNDAV), en el acto. En la misma línea, la doctora Ana Laura Ruggiero, secretaria general de la Asociación no Docente de la Universidad Nacional de Avellaneda (ANDUNA), destacó que “la educación es un derecho universal, y sabemos que la única forma de que todos tengamos un futuro es precisamente garantizando el derecho a la educación superior”.
Paro universitario, 22 de agosto de 2018 / Universidad Nacional de Quilmes / Foto: Guadalupe Garcia / ANCCOM
Otra de las voces destacadas en el debate fue la de Gabriela Mariño, secretaria general de la Asociación Docente de la UNDAV (ADUNA). Mariño destacó que “es un buen modo de iniciar el cuatrimestre, de pensar entre todos y entre todas el alcance de un conflicto que las universidades públicas están viviendo, y también de proyectar qué modelo de universidad queremos”. A su vez, se refirió al conflicto salarial, explicando que “nosotros (los docentes) elegimos trabajar en la universidad pública, queremos, valoramos y defendemos el proyecto de una universidad como la nuestra, pero tenemos consciencia de que somos trabajadores y trabajadoras que deben ser retribuidos con el salario correspondiente para poder llevar a cabo nuestra tarea.”
La Marcha de antorchas convocó a docentes, investigadores y estudiantes de todo el país.
Eran las cinco y media de la tarde cuando la comunidad universitaria empezó a tomar la calle. La multitudinaria “Marcha de antorchas” convocó ayer a docentes, investigadores y estudiantes de todo el país bajo un mismo lema: la defensa de la educación pública y el salario docente. La movilización -preludio de la Marcha Federal convocada para la semana próxima- fue motorizada por las federaciones gremiales docentes Conadu y Conadu Histórica, la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), y el Sindicato Argentino de Docentes Particulares (Sadop), junto a las agrupaciones de cientifícos y centros de estudiantes de todo el país.
La protesta se gestó ante el rechazo de la propuesta del gobierno de un aumento salarial a los profesores universitarios de un 15% abonable en cuatro cuotas y sin aplicación de cláusula gatillo. Los gremios exigen un 25% de aumento y aplicación de cláusula gatillo.
En ese contexto, la masiva movilización de este jueves quedó ampliada a una dura crítica a la política económica oficial, los tarifazos y las negociaciones por un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En diálogo con ANCCOM, el secretario general de CONADU, Carlos De Feo, comentó que “la protesta no es únicamente por el salario ni por el presupuesto sino por una Universidad inclusiva y democrática que hoy, desde el gobierno, se pretende transformar en elitista y para pocos”. Además, advirtió la preocupación de la comunidad educativa por la vuelta al FMI. “Ya conocemos las consecuencias de esto, sabemos que se viene más ajuste en el Estado y que va a impactar fuertemente en las universidades”, anticipó.
Las antorchas se hicieron visibles cuando empezaba a anochecer.
La movilización hacia la Plaza de Mayo se mezcló en un tramo con el reclamo convocado por movimientos sociales, sindicatos y partidos políticos en rechazo al acuerdo con el FMI. Alrededor de las 18:00, docentes, estudiantes e investigadores -y también algunos dirigentes políticos- comenzaron a avanzar lentamente detrás de una bandera que rezaba “en defensa de la Universidad pública”. Media hora después, cuando ya empezaba a anochecer, se encendieron las primeras antorchas, muchas de ellas fabricadas en caña y con un mechero. Otras, portadas por estudiantes y autoconvocados, eran más improvisadas: una vela y una botella cortada, una latita con aceite en un palo, un tachito con una vela en el medio. Las banderas gremiales, los carteles, la música del camión que sirvió de palco para el acto de cierre, algunos bombos y pirotecnia acompañaron el camino. En los carteles se veían varias caras: el ministro de Educación, Alejandro Finocchiaro; el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne; el ex titular de Economía, Domingo Cavallo; el presidente Mauricio Macri; y de la cara visible del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. La presencia policial fue escasa y se concentró en el ordenamiento del tránsito.
A las 19:00 el camión llegó frente a la Plaza de Mayo junto al Cabildo, y el acto comenzó con el Himno Nacional Argentino. Antes de que hablaran los referentes sindicales, la marcha entera gritó a coro y varias veces “viva la Patria, viva la Universidad, viva la educación pública” y “Patria sí, colonia no”.
La movilización se amplió a una dura crítica a la política económica oficial, los tarifazos y las negociaciones con el FMI.
Los oradores fueron Roberto Baradel, secretario adjunto de CTERA; Luis Tiscornia, secretario general de la CONADU Histórica; Alejandra Lopez, secretaria general de SADOP; Ricardo Mozzi, paritario de FAGDUT, y De Feo. Todos manifestaron un efusivo rechazo a las políticas del gobierno, cuestionaron con énfasis las negociaciones con el FMI, e hicieron hincapié en la necesidad de la lucha “en conjunto” de toda la comunidad educativa.
“Tenemos que defender la educación pública y luchar por paritarias sin techo, pero también por la inversión educativa y el financiamiento. El acuerdo con el FMI es menos educación y más pobreza. Y por eso lo rechazamos”, subrayó Baradel.
Las banderas, los carteles y las antorchas se alzaron en defensa de la educación pública.
Unas horas antes de la protesta, el gobierno anunció un aumento del 5 por ciento a cuenta de los futuros incrementos que se definan en la negociación salarial. La Conadu cuestionó la medida por “unilateral”.
El acto finalizó con una desconcentración pacífica. Para las 20:30, la columna principal ya se había disuelto, pero algunas de las muchas antorchas se resistían a apagarse.