Yo acuso

Yo acuso

El 40 por ciento de las mujeres que concurrieron a la marcha organizada el pasado miércoles por el colectivo Ni una menos dijo haber sufrido algún maltrato psicológico o algún tipo de hostigamiento por su condición de mujer en el último año. Casi el 20 por ciento dijo haber pasado por alguna situación de abuso o intimidación sexual y un 12 por ciento reconoció haber padecido agresiones físicas en el mismo lapso. Los datos se desprenden de un estudio realizado por el Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales (Copes), perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales realizado en plena Plaza de los Dos Congresos mientras se llevaba adelante la convocatoria, tras el Paro Internacional de Mujeres. El estudio fue realizado sobre un total de 462 encuestas, realizadas a personas del sexo femenino.

Entre otras cosas, la investigación revela que el 44% de las participantes se dirigió con amigas o amigos al lugar, mientras que muchas otras fueron solas (22%) o con familiares (17%). Sólo un 8% dijo haber ido con compañeros de militancia. Estas cifras, que podrían sorprender por el bajo grado de participación en agrupaciones políticas, se explican debido a que el enfoque con el que se dirigió la encuesta, tenía como objetivo conocer la opinión de las mujeres “sueltas”, aquellas que se encontraban alrededor de las columnas formadas por los grupos militantes.

 

Además, la mayoría de las presentes reconoció haber participado de ediciones pasadas,  también convocadas por el colectivo Ni Una Menos. Otro dato a remarcar es que gran parte de las encuestadas eran universitarias recibidas o al menos habían llegado a ese mismo nivel de estudios pero sin recibirse. Esto podría llegar a hacer suponer que la problemática feminista interpela a un cierto escalafón social, pero también hay que tener en cuenta que quizás la participación de sectores populares se dé a través de otras redes, como las organizaciones sociales, que no fueron precisamente el blanco de la encuesta.

Por su parte, la gran motivación que encontraron las participantes para unirse a la convocatoria fue el apoyar las consignas de la marcha (76%) y en bastante menor medida, la causa fue por tener alguna conocida (7%) o ellas mismas haber sido víctima de violencia de género (6%).

Cuando se les preguntó a las encuestadas si las situaciones de hostigamiento y violencia padecidas u otras hechos como el hecho de recibir comentarios humillantes en la vía pública, o sufrir la subestimación de sus capacidades laborales, discriminación y acoso en el trabajo eran válidas para realizar una denuncia, más de la mitad dijo no considerarlo pertinente. Y entre aquellas que consideraron que sí había que denunciar, casi el 80% señaló después no haberlo hecho. Entre las razones que dieron las mujeres, la más importante fue la de no considerar grave la situación (35%), mientras que también señalaron que descreían de la efectividad de la denuncia (23%), y otras  tuvieron miedo de las repercusiones por hacerlo (12%).

Por otro lado, la cuestión política también estuvo presente en el estudio, ya que se comparó la opinión sobre la gestión del gobierno macrista con la del kirchnerismo: para casi un 65% el actual gobierno no hace “nada” en materia de violencia de género, y si bien un 46% calificó al anterior como que hacía “poco”, para un 32% había hecho “bastante”.

Actualizado 09/03/2017

«La trata es un prostíbulo con pibas secuestradas y violadas 30 veces por día»

«La trata es un prostíbulo con pibas secuestradas y violadas 30 veces por día»

Margarita Meira estaba sentada tomando mate, rodeada de esos diminutos volantes que se ven pegados en las paradas de colectivos y en los tachos de basura, papelitos que esta vez tenían nombre y apellido, fechas de desaparición, y algunos de ellos, de fallecimiento. Todas chicas desaparecidas para ser prostituídas.

En Santiago del Estero 1662 funciona el espacio de la Asociación Madres Víctimas de Trata, junto a los volantes había mapas con las zonas marcadas de los secuestros y prostíbulos de la Ciudad de Buenos Aires. Un espacio que lucha contra la trata en pleno corazón del barrio de Constitución, ese pequeño lugar que Margarita comparte su tiempo con otro destino, el comedor Madres de Constitución ubicado a la vuelta, en el pasaje Ciudadela 1249. No hay hora ni minuto que no piense en su hija, y en ayudar a otras madres que estén pasando por lo mismo.

***

¿Por qué formas parte de Madres Víctimas de Trata?

Yo soy mamá de Susi, desaparecida en 1991. Hace 24 años no se hablaba de trata, no había celulares y era muy poca la gente que tenía un teléfono de línea. Tuve que caminar muchísimo, estando embarazada de mi último hijo. Caminé muchísimo, conocí todo, llegué a la presidencia, a la SIDE, llegué a entender cómo funciona un Estado. Hace 24 años que pido justicia.

En cuanto a mi caso, mi hija ya está muerta, pero espero que mi experiencia ayude a que se haga justicia por las demás. Somos 15 madres, las nuevas Madres de Plaza de Mayo: estamos dando la vuelta a la pirámide el tercer viernes de cada mes pidiendo el cierre inmediato de los prostíbulos. Me acuerdo que cuando tenía 20 años desapareció una chica de apellido Penjerek y me quedó muy grabado eso ¿Cómo puede desaparecer una piba?, decía. Hace 40 años no me entraban en la cabeza estas cosas. Cuando me pasó a mi, no lo podía creer. No entendía, nadie hablaba de trata.

Contame sobre el caso de  tu hija.

Se llamaba Susana Becket y era estudiante, de 16 años, todavía no había cumplido 17. Un día Luis Rafael Olivera la engaña seduciendola y se hace pasar por el novio. En la SIDE me dijeron que iban a encontrar a mi hija, yo me ponía contenta de a ratos, pero después como no aparecía, seguía caminando y buscando. Mi marido perdió su trabajo y empezó a trabajar de taxista, y una noche me avisa que Susi tuvo un accidente y que estaba en la comisaría quinta.

¿Cuánto tiempo después de su desaparición?

Al año más o menos. Cuando llego a la comisaría me entero que había fallecido. Tuve que mentir cuando la policía me preguntó cómo me había enterado, tenía miedo que no me dieran el cuerpo y no la pudiera enterrar. No les quise decir que me enteré por mi marido, por un taxista amigo que llevaba frecuentemente al asesino de mi hija como pasajero. También me habían contado que mi hija estaba en Shampoo y en Cocodrilo. En ese entonces Gabriel Conde regenteaba Shampoo, y Cocodrilo estaba vinculado a Raúl Martins, agente de la SIDE. Yo qué iba a saber que cuando en la SIDE me decían que me iban a encontrar a Susi, eran ellos los que la tenían secuestrada en su prostíbulo.

Esos lugares siguieron funcionando…

Totalmente. En 2002, cuando desaparece Marita Verón, yo venía buscando a mi hija hace 10 años. Nunca conseguí justicia. La muerte de mi hija “era dudosa” y nadie fue declarado culpable. Ni siquiera hubo procesados. Apareció muerta en un departamento, le habían dejado el gas prendido…Su causa prescribió.

¿Cómo sobrellevaron el caso de Susana vos y tu familia?

En su momento para hacer un juicio tuve que esperar un tiempo, tenía que cuidar a mi bebé y a Guadalupe que tenía 5 años. Al más grande que tenía 13 no le di bolilla pensando que ya estaba crecido y no le iba a afectar. Y es el que más está afectado hasta el día de hoy. Los más chiquitos ni se dieron cuenta aparentemente. Yo soy viuda del papá de Susi y mi actual pareja crió a mi hijo más grande desde los dos años. Él decidió estudiar Derecho para entender un poco mejor todo lo que nos estaba pasando.

En ese momento aún no se había sancionado la Ley 26.364, en el año 2008, sobre la explotación y trata de personas ¿Sigue existiendo un vacío legal?

En esta lucha mi marido logró recibirse y pudimos ver mejor todos los agujeros que tiene la Ley. Cuando se hizo el borrador y su posterior tratamiento no nos dejaron participar. Si vos no tenés una hija desaparecida, no vas a hablar el mismo idioma que yo. Es nuestra lucha, pero hay mucho vacío legal y falta corregir la Ley. Por ejemplo, estamos pidiendo un banco para las huellas dactilares de los entierros NN. A Maida Natalí Castro la encontramos después de largo tiempo y había sido enterrada como NN porque los fiscales no hacen su trabajo. No sé para qué dejamos las huellas dactilares en el DNI si cuando nos encuentran muertas no nos investigan.

Siempre estuviste cerca de las luchas sociales, ¿es verdad que pusiste un comedor pensando que sería una situación momentánea y no pudiste cerrarlo hasta hoy?

En 1988 había mucha gente pedía comida y pensamos poner un comedor comunitario hasta que la situación mejorara un poco. Pero luego de la desaparición de mi hija yo también me quedé sin trabajo y empecé a trabajar como vendedora ambulante, pero gracias al comedor no pasé hambre y lo sigo sosteniendo hasta el día de hoy. Sobre todo para ayudar a otras madres. Porque cuando uno pierde una hija, pierde el trabajo, pierde todo, no tiene para comer.

¿Cómo definirías la trata de personas?

Cuando hablamos de víctimas de trata, nadie habla del prostíbulo. La trata es un prostíbulo donde tienen a las pibas secuestradas y violadas por más de 30 hombres por día y luego asesinadas porque no las pueden dejar libres. Eso es la trata de personas, no me vengan con que la trata de personas es el secuestro, el traslado, y demás: la trata es un prostíbulo con pibas secuestradas y violadas por más de 30 hombres por día, y hasta 60 hombres como dijo Elena Moncada.

¿Qué le exigen al Estado como asociación?

Las 15 madres nos vamos a presentar en todos los despachos de los funcionarios que son responsables de este delito aberrante y le vamos a exigir justicia. Además del banco de huellas dactilares, estamos pidiendo abogados querellantes para las víctimas y ayuda económica. Pedimos que el delito de trata sea de lesa humanidad. El Estado es proxeneta y es cómplice. Tenemos el ejemplo de Tierra del Fuego: Condorito Muñoz tiene 30 prostíbulos y nadie investiga dónde tiene la plata, tiene millones y nunca trabaja. La ciudad de Buenos Aires tiene 1200 prostíbulos y cualquiera puede ver, está inundado de papelitos de la trata. Esos papelitos no son cualquier cosa, son trata de personas. Cuando nosotras denunciamos que las fotos de las chicas que estaban en esos papelitos eran de chicas desaparecidas cometimos un error porque ahora las sacaron y ponen dibujitos para que no las podamos identificar.

Parece difícil exigirle al Estado que solucione algo de lo que es cómplice…

El Estado es cómplice porque cuando rescatamos a Soledad Pedraza, lo primero que hizo fue mostrarnos la página web del prostíbulo donde estuvo y nos señaló todas las pibas que estuvieron secuestradas con ella. Digo que el Estado es cómplice porque cuando unos chicos dijeron que iban a matar al Presidente, les allanaron la casa y les revisaron todo, ¿cómo no pueden ubicar esos prostíbulos de las páginas de Internet? No vamos a seguir permitiendo este Estado cómplice y proxeneta.

¿Para qué querés que sirva el caso de tu hija?

Para ayudar a los demás. La trata es un negocio millonario, es trata y droga; trata y armas. Y eso de que me digan que en todo el mundo pasa, a mi no me tranquiliza, yo quiero arreglar mi país después iré por otros países pero primero acá. Falta mucho, dentro de todo lo que nos estamos esforzando y luchando, falta mucho.

¿Urbanización o lavado de cara?

¿Urbanización o lavado de cara?

El pasado 8 de septiembre fue aprobado el proyecto de ley para comenzar la urbanización de la Villa 20 de Lugano. Con 55 votos a favor, la Legislatura porteña dio curso positivo al programa presentado por el Gobierno de la Ciudad, a cargo de Horacio Rodríguez Larreta, y dejó sin efecto los concursos de anteproyectos de viviendas sociales realizados durante la gestión de Mauricio Macri, en 2015.

En su momento, aquellos concursos habían sido divididos en cuatro etapas para las que se dictaron partidas presupuestarias –correspondientes a los presupuestos del 2014 y 2015- por orden de un fallo de la justicia porteña. Pero en junio de este año, la nueva gestión de la Ciudad informó la suspensión de las etapas tres y cuatro y solo se limitó a pagar los premios de los ganadores de las dos primeras –el estudio Bares y los arquitectos Matías Beccar Varela y Miguel Altuna- que recibieron una suma de casi un millón de pesos. Un mes después, la legisladora porteña por la Coalición Cívica, Paula Oliveto, presentó un pedido de informes para que el Ejecutivo haga públicos los motivos de la suspensión de los concursos.

El Gobierno de la ciudad descartó así los proyectos ganadores y propuso encarar la urbanización desde cero. El nuevo proyecto urbanístico elegido está basado en un diseño presentado por los arquitectos Beatriz Pedro y Miguel Estrella y según trascendió costará unos 730 millones de pesos. Para financiarlo, el Gobierno pedirá créditos al Banco Interamericano de Desarrollo y realizará fideicomisos en el ex Parque de la Ciudad, donde también se está construyendo la Villa Olímpica para los Juegos de la Juventud, en 2018. Para ello, planea vender  unas 36 hectáreas de tierras públicas al sector privados a través de la Corporación Buenos Aires Sur.

Pintando la fachada

El proyecto de ley diseñado por el gobierno porteño de Horacio Rodríguez Larreta no entrará en vigencia hasta tanto no se realice -este viernes- una Audiencia Pública con los vecinos y referentes villeros, instancia imprescindible para la aprobación definitiva. Tras el dictamen de la Legislatura vecinos del barrio, legisladores y diputados porteños expresaron sus dudas al respecto. “El macrismo utiliza la construcción de viviendas con un afán de exterioridad, pero urbanísticamente actuarán como pantalla. Ellos entienden que urbanizar es hacer pequeñas intervenciones periféricas y puntuales, como la construcción de canchitas de futbol o plazoletas. Acciones que mejoran el barrio, pero no cambian el problema de base, que es la calidad de vida y el acceso a la vivienda”, opinó Javier Gentilini, politólogo y diputado porteño por el Frente Renovador.

El programa propone la creación de una Mesa de Gestión Participativa (MPG), mediante la cual se busca garantizar la participación de los vecinos del barrio en las decisiones y etapas del proceso. El MPG estará integrado por representantes del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), la Subsecretaría de Hábitat e Inclusión Social del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat (SSHI), delegados barriales y vecinos.

Diosnel Pérez, vecino del barrio hace más de veinte años, dijo que la aprobación del proyecto en principio es positiva, pero que no quieren adelantarse hasta no ver hechos concretos: “Yo festejé hace once años la sanción de la ley 1.770 –que ordenaba al Gobierno porteño urbanizar la villa-  y nunca se cumplió, los vecinos no estamos seguros de que los funcionarios cumplan lo acordado, las cosas que el Gobierno ha hecho siempre fueron a medias, como el caso de la pavimentación, lo que hicieron fue poner pequeños parches de hormigón en lugar de asfaltar en su totalidad el largo de la calle, por eso ahora vamos a estar atentos a los pasos que den.”

Por su parte, el diputado del Frente de Izquierda Patricio del Corro expresó que su bloque votó el proyecto desde una posición crítica. “Con el proyecto se dan dos discusiones que van de la mano: la urbanización del barrio por un lado y la construcción de la Villa Olímpica, por el otro. Nosotros creemos que las viviendas y modificaciones que se harán serán sobre los márgenes del predio, como una suerte de pantalla para el afuera. Buscan mostrar una falsa realidad al mundo, pero en el interior del barrio las cosas no serán modificadas”.

¿Por qué ahora?

La urbanización de la villa 20 es ley desde hace once años. Fue sancionada el 11 de agosto del 2005 y en aquel entonces fijó un plazo de treinta días al IVC para la realización de un censo que determinará la cantidad necesaria de viviendas que debían ser construidas, plazo que no fue cumplido. En el año 2006 la ley tuvo una modificación que determinó un nuevo plazo de treinta días al IVC, pero tampoco se cumplió. En  2014, el Barrio Papa Francisco, predio ubicado en entre las calles Pola y Avenida Cruz, fue tomado por unas 700 familias. El desalojo fue brutal, efectivos de la Gendarmería Nacional y la Policía Metropolitana arrasaron con topadoras las improvisadas construcciones. Frente a esto, la jueza del fuero Contencioso Administrativo y Tributario federal, Elena Liberatori, ordenó la inmediata urbanización del barrio, fijando la fecha límite para diciembre de 2015. A dos años del último fallo, el gobierno porteño promete urbanizar la villa para el 2020.

En junio de este año, funcionarios del IVC realizaron finalmente el censo poblacional en la Villa 20 y aunque todavía no fueron publicados los resultados definitivos, se habla de un estimativo de 60.000 personas residentes en el barrio. Frente a este número, el Gobierno propone realizar un total de 1.600 viviendas para el 2020. El proyecto se llevaría a cabo en dos etapas, la primera comenzaría en octubre de este año con el llamado a licitación para la construcción de 552 viviendas a realizarse en tres bloques de 184 casas cada uno, las mismas serían edificadas en los terrenos del barrio “Papa Francisco” que se encuentra en los márgenes de la Villa. Esta primera etapa se encontraría terminada para mediados del 2018, en cuanto a las 1048 viviendas restantes su construcción comenzaría en el 2019.

Otro de los ejes del proyecto radica en el trazado de calles y su integración al circuito formal de la ciudad. En este sentido, una de las primeras medidas sería la de extender el recorrido de las calles Chilaver y Araujo y Corvalán para que desemboquen sobre la Avenida Fernández de la Cruz. Sobre este punto existen denuncias y dudas en los vecinos del barrio, dado que para realizar la prolongación de las mencionadas calles es necesario demoler más de 70 viviendas de dos o tres pisos cada una. “A aquellas familias afectadas por el trazado de calles, les dijeron que se les otorgarían nuevas viviendas en otra parte del barrio, pero por el momento no brindaron información acerca de cuándo ni dónde sería esa reubicación. Algunos vecinos denunciaron que funcionarios del Gobierno les ofrecieron una especie de “subsidio” por un tiempo para poder mudarse a otro lugar. A muchas compañeras bolivianas y peruanas les han dicho que si no aceptan irse de sus casas, podrían deportarlas”, denunciaron Susana Atahuchi y Victoria Vacaflor, vecinas y referentes de la corriente Villera y del colectivo La Dignidad.

Eric Campuzango,  responsable del área de la Secretaría de Tierra y Vivienda de la Junta Vecinal y militante del PRO, niega las denuncias y dice que las familias afectadas por el trazado de calles serán reubicadas en nuevas viviendas que se harán en una construcción paralela que ya cuenta con presupuesto aprobado. “Lo que sucede es que en su mayoría los vecinos no quieren acceder al cambio de su vivienda por un departamento porque en algunos casos son dueños de tres o más pisos que subalquilan a otros y no quieren perder ese negocio, como tampoco resignar metros cuadrados. Hay mucho egoísmo entre los vecinos. Lo cierto es que es fundamental empezar con las obras lo más rápido posible, para no perder el presupuesto de este año”, dijo Campuzango.

Julia Mamani y Armando Champi, vecinos del barrio cuentan que fueron muchas las promesas de urbanización y muchos los funcionarios que las hicieron, pero que ahora es distinto porque hay otros intereses detrás: “Esto empezó hace unos meses cuando representantes de la IVC vinieron a la villa a decirnos que se iba a urbanizar el barrio, que era necesario hacerlo para poder construir la Villa Olímpica. Nosotros queremos que se urbanice la villa, por el futuro de nuestros hijos, para que puedan conseguir trabajo cuando salen a buscarlo y que no se los discrimine más por su lugar de origen. Queremos pagar los servicios como cualquier persona y tener los mismos derechos que las personas que viven afuera de la villa”.

 

Actualizada 22/09/2016

 

 

“Si domina el dogma, difícilmente sea arte”

“Si domina el dogma, difícilmente sea arte”

Fernando Santullo es un militante de la música. En su casa se nutrió de política, estudió Sociología y también trabajó como periodista. Estas marcas distintivas marcaron un camino que transitó entre el rap, el hip-hop, el Ska, el Drumb and Bass y la abstracción melódica que se desprende de sus últimas canciones. En este sentido, Santullo es un pez en el agua de la música, a veces contra la corriente a veces junto a ella, pero siempre distinto, siempre cambiante y siempre marcando una impronta revolucionaria. Entre sus colaboraciones se encuentran “Mírenme” para El  Cuarteto de Nos y “El mareo”, tema que terminó cantando el infalible Gustavo Cerati. “El mar sin miedo” es su último disco, en el que no faltan guitarras estridentes y murga,  de donde se extrae la misma ambición por la letra que opera en sentido político. El jueves 14 se presentará en la Sala Caras y Caretas (Venezuela 330),  el 15 en Sala Lucamba, de La Plata,  y 17 de

abril en El Emergente, Acuña de Figueroa 1030, estas dos últimas fechas junto a Milongas Extremas, otra consolidada banda uruguaya que combina rock, tango y milonga.

¿Cuándo supiste que ibas a dedicarte a la música?

Empecé a hacer música de grande, a los 24 o 25. Hasta ese entonces era súper fan de la música pero nada más. Y en cierto momento Peyote Asesino, la banda que comenzamos con Juan Campodónico y mi primera banda, se empezó a convertir en algo serio. Ahí fue cuando me planteé por primera vez la chance de ser músico. Por supuesto, dedicarse a la música es un asunto con vaivenes, con idas y venidas, cercanías, lejanías, etcétera.

Y en este sentido, ¿qué estilos aprendiste de adolescente?

En mi casa aprendí sobre todo folklore latinoamericano, Zitarrosa, Viglietti, Los Olimareños, Los Chalchaleros, Quilapayun, Mercedes Sosa. Y también Alberto Cortez, Charles Aznavour y melódicos como José José, José Luis Perales. También escuchaba mucho los Bee Gees en su época disco, como todo el mundo en ese entonces. Ya en primero del liceo aparecieron Led Zeppelin, The Who, Deep Purple, algo de Bowie y bandas de los setenta: Nazareth, Grand Funk y cosas de esas. Y en 1980 aparecieron en mi mapa Rush, The Police, U2, The Clash, The Church y mil cosas derivadas del punk y la new wave: Ultravox, Duran Duran, Soft Cell. Y el flujo de cosas no ha parado desde entonces, sin limitarse al rock para nada.

¿Qué influencias encontrás de tu carrera como sociólogo a la hora de componer canciones?

No sé, no es algo que sea fácil de ver ni de trazar. Supongo que la mirada de sociólogo aparece aunque uno no quiera pero lo mismo ocurre con el resto de las experiencias vividas. En todo caso diría que el sociólogo siempre ha acompañado al músico, aunque sin meterse intencionalmente en el arte.

¿Que significaron Peyote Asesino y Kato  en tu trayectoria?

Peyote fue mi primera banda y se convirtió en el disparador de mi música, de mis ganas de hacer música y de decir cosas con la música. Fue una banda a la que le ocurrió todo súper rápido y no supimos manejar la nave como para hacerla durar. Eso sí, fue muy intenso y divertido mientras duró. Kato fue un intento de desarrollar una serie de ideas musicales que tenía entonces pero no sé si se plasmaron tal como eran en el disco. Fue un trabajo difícil, grabado en varias sesiones en España, editado en Uruguay, que tuvo poca promoción, etc. En todo caso, fue el proyecto puente entre Peyote y lo que hago actualmente y en ese sentido fue muy valioso.

¿Podríamos describir tu carrera como un proceso de mutación continua?

No sé si llamarlo mutación, en todo caso sí que me interesa no repetirme. Si la música que me gusta va cambiando (y se va sumando a la que me gustaba antes) y mi gusto artístico va cambiando y lo que me interesa se va redefiniendo constantemente, no veo porque debería petrificar la música que hago. Con el tiempo, uno va descubriendo qué cosas le salen mejor y eso va dejando al final una especie de marca personal.

¿Cómo te paras como artista frente a la realidad social?

Me parece que es inevitable pararse de alguna manera, nadie hace música en el espacio. La música, el arte, existen en tanto fenómeno social, no son en absoluto algo individual. Como dijo una vez Charly Garcia, nadie hace discos para no vendérselos a nadie. Es verdad que quien debe estar contento con su arte es antes que nadie el propio artista. Pero eso siempre está asociado a una voluntad de comunicar, de querer decir algo con la obra. Y eso siempre supone un «otro» que escucha, mira, comenta, disfruta, odia o lo que sea. Por eso lo peor para un artista es la indiferencia: no estás diciéndole nada a nadie si pasa eso. Otro asunto distinto es si ese pararse ante la realidad social debe traducirse en una toma de posiciones con tu arte sobre situaciones muy concretas. A mí, en general, me interesa la obra que tiene un recorrido, un arco de intenciones más amplio que la simple coyuntura. Pero es verdad que también hay un montón de canciones que tratan de cosas sociales muy coyunturales que me parecen buenísimas. Lo que no creo que deba existir es un dogma sobre cómo plantarse. Si domina el dogma, difícilmente sea arte.

“El mar sin miedo” parece alejarse de las influencias mexicanas y anglosajonas de tus comienzos…

Si, puede ser en el lenguaje. Pero eso se debe simplemente a que cuando compusimos las canciones hacía añares que no iba a México. En cuanto a las influencias no anglo, ya estaban todas en “Bajofondo presenta Santullo”, del 2009. Es más, en ese disco son más explícitas que en “El mar sin miedo”, donde ya no es tan claro de qué género son los temas. El disco tiene un sonido rockero pero las canciones tienen rock, pop, murga, hip hop, milonga, etc. Una ensalada que, quiero creer, al final termina teniendo gusto a Santullo.

¿Qué opinas del cambio político en la Argentina? ¿En qué podes compararlo con los procesos políticos uruguayos actuales?

Lo primero es que no sé si un cambio tan radical. Digo, no es que fuera Corea del Norte y ahora se convirtió en Australia. Argentina era y sigue siendo un país capitalista, como el otro 99% de países. El cambio más drástico parece ser el que afecta a las políticas sociales. Lo interesante de las democracias es que si llegas a la conclusión de que votaste un gobierno que hace las cosas espantosamente mal, te lo podés sacar de arriba al cabo de unos años. Es decir, si el gobierno actual realmente perjudica a un montón de gente, esa misma gente le pega la patada en el traste en breve.

¿Cómo se entremezclaron tu trabajo como artista con el periodístico?

Tuve que separar claramente ambos asuntos: cuando empecé a tocar en Uruguay dejé de escribir sobre la escena local. Me parece una cuestión de ética básica: si tenés el pequeño púlpito que te da   la prensa y a la vez sos parte de la escena que comentás, estás marcando la cancha en forma descarada. Es desleal y hasta choto. Otra cosa es que, como decía con la sociología, es imposible que la mirada del periodista desaparezca cuando hago música.

¿Qué tenés preparado para tu próximo show?

La idea es centrarnos en las canciones de “El mar sin miedo” pero también recorrer material de otros discos y proyectos. Hay algún tema de Peyote Asesino, alguno de Kato, alguno que hice para Bajofondo y hasta una versión de “Ella vendrá” de Don Cornelio y la Zona.

Actualización 12/04/2016