“El acuerdo con los empresarios es un acto lamentable”

“El acuerdo con los empresarios es un acto lamentable”

Daniel Catalano prepara el primer mate del día y se queja con una sonrisa por las pocas horas de sueño. “La gente a veces se confunde, porque te ve en la tele piensa que uno dejó de hacer lo que hacía antes”, bromea.  Al frente de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE – Capital), Catalano asegura que el presidente Mauricio Macri cree que los empleados públicos son “un gasto”, detalla el impacto de las cesantías en la implementación de políticas públicas, y refuta el argumento eficientista de la nueva administración con una radiografía certera de las condiciones de trabajo estatal. Además, pone en duda el impacto del acuerdo que el gobierno firmó esta semana con sectores empresarios para frenar los despidos por 90 días porque “no garantiza” un freno a la caída del empleo. Y advierte: “Si el Presidente veta la Ley Antidespidos, se va a generar una crisis social profunda”.

En una entrevista exclusiva con ANCCOM, el dirigente gremial también apunta sobre las diferencias entre las centrales sindicales y advierte sobre el “vedettismo” de algunos de los máximos referentes de ese universo. “La unidad del movimiento obrero no se da por la cúpula”, subraya.

¿Cuál es la situación del empleo público a partir de la asunción de Mauricio Macri como presidente?

En el Estado hay 270 mil empleados públicos de la administración nacional, que cumplen con distintas funciones. Allí tenemos constatados, por quienes recibieron telegramas, que hay 10.941 despidos, y entre municipales y provinciales, son 35 mil. Macri dice que en el Estado nacional hay alrededor de cuatro millones de empleados públicos y que existe un sobrante de un millón y medio. ¿Cómo construye ese número? Toma a todas las fuerzas de seguridad, desde el Ejército, Prefectura, Gendarmería, Policía Metropolitana, y a trabajadores municipales y provinciales.  

¿Cómo afecta ese ajuste laboral a la implementación o marcha de políticas públicas?

Para el gobierno, los empleados públicos son un gasto. Y sus medidas y despidos  afectan la organización del Estado. Por eso nosotros medimos cuál es el nivel de daño que se genera cuando despiden empleados públicos. No hacemos una defensa corporativa de las fuentes de trabajo -que también hay que hacerla- sino que evaluamos las consecuencias de afectar a las políticas públicas, como por ejemplo en Conectar Igualdad: echaste mil laburantes pero dejaste a cerca de seis millones de estudiantes sin conexión y contenidos educativos. Estas medidas alejan al Estado de la gente. Lo mismo sucede con el programa Progresar o el plan Fines para incentivar a los jóvenes a terminar sus estudios.

¿Cuál es la situación de los contratos que el gobierno nacional  puso a revisión a partir del Decreto 254?

En el Ministerio de Salud hay 570 trabajadores que no firmaron el contrato, no saben si van a cobrar, y siguen estando ahí. No se los despidió pero tampoco hubo un acto administrativo que de prórroga para los contratos. Se supone que al 31 de marzo todos esos contratos deberían haber caído, pero después la estructura burocrática del Estado hace que todo pase; podés estar sin firmar contrato años y seguir laburando, el tema es que este gobierno echa sin causal. Lo que establecía el Decreto 254 era que el Estado iba a revisar a 70 mil empleados públicos y eso iba a arrojar una situación individual de cada trabajador. Nosotros hicimos infinidad de pedidos para que nos digan qué pasó con cada uno de los trabajadores, porque si dicen que hay causal de despido entonces  lo tienen que demostrar. ¿Cómo determinás si hay ñoquis? Si hay ñoquis los jefes de Recursos Humanos firmaron por alguien que cobra sin trabajar. Lo loco es que acá en el Estado nacional no se rajó a un solo jefe de Recursos Humanos; y no hay un solo caso auditado o un informe que diga ´esta persona no tenía banda horaria, por eso la echamos´.

¿Y los empleados que son monotributistas o tienen contratos a través de la universidades?

Para Macri no son trabajadores del Estado, ellos dicen que en todo caso tienen una relación con la Universidad. Hay una pelea con el macrismo para que los reconozcan como laburantes porque son trabajadores que cumplen funciones para el Estado y que tienen un objetivo estatal, pero se terceriza la actividad a través de las Universidades.

¿Hay una tendencia del gobierno de Macri a priorizar el ingreso de funcionarios políticos en lugar de la planta administrativa?

Es así, armaron una pirámide y en el medio no hay nada. En la Ciudad hay sueldos de ocho mil pesos en la base, casi todos en planta –no todos, hay cerca de 15 mil que no, pero los van  pasando a planta- y después hay una cúpula que cobra como monotributista, que tiene salario de hasta 200.000 pesos. Lo mismo están haciendo en el Estado nacional, pero en ese caso además están metiendo por decreto gente a planta, pero no te ponen como personal de limpieza, mantenimiento o administrativo, sino que son todos cargos ejecutivos. Ellos no achicaron al Estado, armaron un Estado muy bobo. Crearon cuatro Ministerios que no sirven para nada, crearon 45 cargos directivos con sus Secretarías y 15 Secretarías de Estado, con eso repartieron política. Además de cada Secretaría dependen coordinaciones y ahí es donde metieron toda la estructura. De hecho, en el Ministerio de Hacienda y Finanzas Públicas echaron a 160 trabajadores del programa Progresar, con salarios de nueve mil pesos, y recontrataron a 400, con sueldos mucho más altos. Entonces ni siquiera están planteando que tienen un problema de desfasaje de guita, sino que se está cambiando al trabajador público.

¿Y el proceso de pase a planta y jubilaciones?

Creo que van a jubilar a 24 mil personas, que son las que están en edad de jubilarse, y van a abrir una planta, y la van a empobrecer como sucedió en la Ciudad de Buenos Aires, que pasan a la gente con estabilidad laboral pero no con carrera administrativa, entonces pierden la antigüedad. Habrá muchos problemas, pero lo van a hacer. Van a decir: ´Nosotros pasamos a planta a la mayor cantidad de laburantes´ pero la realidad es que las condiciones en las que te dejan, no alcanzan ni siquiera para la supervivencia. Ellos también especulan con que los trabajadores renuncien, entonces te empobrecen, te dejan dos años con un salario  de mierda y creen que te vas a ir al sector privado, pero no hay sector privado a donde ir. La gente se queda donde está, entonces termina empobreciéndose, como pasa en la Ciudad de Buenos Aires, donde el salario promedio es de nueve mil pesos y con eso no se puede mantener a una familia, pero igual no renuncia nadie. Están todos agarrados a los nueve mil pesos y termina precarizándose.

Esta semana es clave para la discusión parlamentaria del proyecto de Emergencia Laboral, pero el gobierno ya adelantó que vetará cualquier iniciativa en ese sentido…

En la Ciudad de Buenos Aires, de las 276 leyes que aprobó la Legislatura porteña, 130 fueron vetadas por Macri, es casi el 50%. Eso es un indicador. No elegimos un Presidente que camina de la mano de la institucionalidad. El tema es que Macri tiene que pagar el costo político de lo que va a hacer. Si veta, generará una crisis social profunda.

Esta semana, el gobierno firmó un acuerdo con los empresarios…

El acuerdo firmado es una postura política que no garantiza que no despidan trabajadores. Es un acto lamentable. Además, el acuerdo no contempla a los ya despedidos. No es retroactivo. Permite cambiar de trabajadores por lo cual podría seguir despidiendo.

En las audiencias del Congreso, también se vieron diferencias de posturas de las centrales sindicales…

Porque la CGT, que son los que tienen más peso político, estaba más preocupada por el Impuesto a las Ganancias que por los despidos. Dentro de las tres CGT la que más sufre es la de Antonio Caló porque tiene toda la parte de fábricas, que hay suspensiones y despidos, y también están los empleados públicos. No todas las Centrales están atravesando la misma crisis. De hecho (Luis) Barrionuevo sí, porque se están cerrando locales, pero no sé, no le debe molestar tanto. Lo que sí va a suceder es que esto en algún momento va a detonar, hay partes de la CGT que están más preparadas que otras. Caló viene laburando muy bien, viene discutiendo y frenando miles de despidos, hasta ahora hay suspensiones. Si no arrancaron los despidos es porque hay una CGT que está presionando y negociando para que aquellos que se enriquecieron en los últimos años, hoy pongan la plata.

“La unidad del movimiento obrero no se da por la cúpula”, advierte Daniel Catalano.

En ese contexto, ¿cómo articularon la organización del acto por el Día del Trabajador?

Nosotros venimos trabajando con más de 150 sindicatos de base que son de la CGT y de la CTA. Es un laburo previo que tiene que ver con cómo concebir una situación que no nos deje atados a la realidad de la CTA. Nosotros somos CTA pero pensamos que la unidad del movimiento obrero no se da por la cúpula. Entonces armamos una estructura de gremios de la CTA y la CGT. Le cuesta mucho más a la cúpula juntarse que lo que nos cuesta a nosotros, que nos juntamos una o dos veces por mes. Hablamos,  planteamos nuestro marco de laburo, nuestras necesidades. De hecho en la Capital Federal articulamos con el subte y con docentes mucho antes que haya algún marco. Pero en las Centrales hay un problema de cartel, un problema de vedettismo. Los tipos ven el mundo de una manera muy distinta a como lo ven los trabajadores. Entonces hoy se articulan las cinco Centrales obreras que tienen una matriz de pensamiento que es inabordable; un Moyano y un Barrionuevo que son macristas; un Caló y un (Hugo) Yasky que son kirchneristas; y un Pablo Micheli que es más de izquierda.

Actualización 11/05/2016

 

Abran paso

Abran paso

Un delegado de Falabella que rechazó sobornos de su empresa, una docente anarquista que admira a Germán Abdala, un sub 23 que representa a los trabajadores de los ex centros clandestinos, un gremialista senior que observa con escepticismo cómo los medios le queman la cabeza a sus compañeros, y una maestra que desearía que las docentes se la jugaran más, todos ellos cuentan sus historias en el ámbito sindical y reflexionan sobre este presente que los tiene como protagonistas.

“Las bases pasan factura”

Iván Jameson (23) vive en el barrio de Boedo y se define como un “cuervo feliz”. No es casual que, como estudiante de Historia, milite en la corriente política que conduce Norberto Galasso, la Enrique Santos Discépolo. Desde 2012 trabaja como guía en el ex centro clandestino de detención (CCD) Olimpo, un sitio que pertenecía al Instituto Espacio de la Memoria (IEM), dependiente hasta 2014 del Gobierno de la Ciudad. Contratado, con la exigencia de ser monotributista, ese mismo año empezó a participar en las asambleas. “Éramos una junta de seis delegados y el mayor tenía 44 años. Representábamos a los actuales trabajadores de los ex CCD ESMA, Club Atlético, Olimpo, Automotores Orletti y Virrey Cevallos”. En 2014 pasaron a la órbita de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que tiene cerca de 1000 empleados, y esto les permitió entrar en la comisión interna de trabajadores del Ministerio de Justicia.

Según Iván, la tarea gremial le quita tiempo para su carrera pero, aun así, la hace “con amor”. Dentro de su área, conformada por gente joven y militante, “un 95 por ciento de los trabajadores afiliados a la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) siente un gran compromiso con los derechos humanos”. Y destaca que es importante que haya empleados sobrevivientes del terrorismo de Estado, algunos que incluso fueron compañeros de Germán Abdala. Jameson se presentará en las elecciones del 12 de mayo próximo, junto con Silvina Durán –una compañera del ex CCD Club Atlético– en la lista Verde y Blanca para representar a los trabajadores de los ocho ex CCD que hay en el país.

Iván Jameson, delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) de la lista Verde y Blanca en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

¿Qué van a hacer si ganan?

Consolidar un gremialismo diferente basado en la representatividad, la comunicación horizontal y en sintonía con un proyecto de país.

¿Qué caracteriza a los gremialistas jóvenes?

El eje generacional no es determinante. Sí es importante la orgánica gremial. Hay un modelo de sindicato con el cual me identifico, con asambleas, activismo todo el tiempo, y un diálogo constante entre delegado y trabajador. En cambio, Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN, el otro gremio fuerte de los estatales) tiene una lógica más tradicional.

¿Cómo ves el tema de género?

En el nivel de delegados, por suerte, tenemos muchas compañeras y es igualitario, hacia arriba el machismo persiste y sólo piensan en cumplir el cupo femenino.

¿Quién es tu referente dentro del sindicalismo?

Germán Abdala. Sintetiza el gremialismo peronista que se planteaba que la defensa de los trabajadores era la defensa de un proyecto de país. Y en la actualidad, Daniel “el Tano” Catalano, secretario de ATE Capital, un tipo que te saluda para tu cumpleaños y tiene un carisma tremendo en las asambleas.

¿Qué gremialismo rechazás?

El que se compromete sólo cuando lo tocan a él o a su salario. El que no se interesa cuando despiden a un compañero. Tampoco sirve estar divididos en cinco centrales. Y, si ante despidos y recortes no hacés un paro o tomás una medida de acción, y te aliás políticamente con el Gobierno, las bases pasan factura: las conducciones que no nos representan tienen fecha de vencimiento.

Manifestación en contra de los despidos en el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Ciudad de Buenos Aires. Foto: Daniela Yehcúa / ANCCOM

“Los medios no cuentan nuestras historias”

María Sol Copley (37) es docente desde hace 16 años en el Programa Cultural en Barrios, que depende del Ministerio de Cultura porteño, bajo la modalidad de “planta transitoria”. Al igual que Iván, despertó a la militancia y a la política cuando cursaba la carrera de Historia y, como él, integra la junta interna por ATE, acompañando la lista Verde y Blanca. Recuerda que cuando comenzó, en 2005, todos tenían 45 ó 50 años y ella era la más chica. “Ahora, con una juventud más politizada, hay una franja de 20 en adelante que se está acercando. Los últimos años generaron un interés que en los noventa el neoliberalismo había liquidado”. Hoy en la junta interna hay un delegado de 24 años y la mayoría transita los 30. En 2011, Sol asumió el rol de delegada general de su sector y trabaja también en el Centro Cultural de ATE Capital, en el área de Investigación y Archivo.

Sol se dice anarquista y le cuesta encontrar referentes, pero Germán Abdala vuelve a aparecer. Rescata la actitud honesta que sostuvo durante toda su vida y como opositor al menemismo. “Hay tanto amiguismo, tanto intercambios de favores, que terminás descreyendo de todo, y en este sentido, en los años noventa, Abdala fue alguien que la peleó hasta las últimas consecuencias”. La joven dice que no se sumaría a cualquier espacio gremial: “La Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) entiende mejor nuestra situación como docentes, pero no vemos en ningún otro lado la horizontalidad que hay en ATE. Acá la relación es directa y las prácticas no verticalistas. Yo no podría formar una junta interna en el sector si estuviéramos con UTE”.

¿Existen prejuicios con los delegados?

Hay compañeros que me llaman por algún problema, en especial aquellos que nunca se acercan a una asamblea, y lo hacen con un nivel de demanda muy alto, pensando que yo cobro un sueldo por hacer esto. Yo les aclaro que lo nuestro es militancia y que tratamos de ayudarlos. Está muy instalada esa noción del sindicalismo de los “gordos con poder” y caja propia.

¿Los medios contribuyen a eso?

Totalmente. Sólo muestran el sindicalismo que repudiamos, no cuentan las historias de cientos de anónimos que ponemos el cuerpo día a día.

¿Cuáles son las dificultades de las mujeres?

Ante la patronal, ahora el Gobierno del PRO, nosotras siempre tenemos que estar mucho más informadas que los hombres, porque nos toman mucho menos en serio. Hacia el interior de ATE está muy repartido el poder, de hecho la secretaria de Prensa en Capital es una mujer. Pero es algo reciente, los históricos siempre eran hombres.

Claudio Escobar trabaja en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y participa de la agrupación gremial «Acción de base».

“Las cúpulas son hostiles con los delegados”

Roberto Martín García, “Robin” para sus amigos, tiene 31 años, estudia licenciatura en Folklore en la Universidad Nacional de Artes (UNA) y trabaja como vendedor de electrónica desde 2007 en la sucursal de Falabella, de Florida y Perón, que a sus ojos es la mejor organizada gremialmente. Robin ha militado en la corriente sindical de Nuevo Encuentro y su afinidad política con el kirchnerismo nació en 2008 con la crisis del campo. Hasta 2012 ni siquiera votaba a sus delegados, pero ese año una de las dos delegadas, que siempre lo escuchaba hablar de política, le ofreció ser parte de la lista para las elecciones. Como en muchas empresas privadas, mientras una persona no tenga fueros de delegado, si la empresa se entera de sus inquietudes, suele despedirla. Esta práctica y el prejuicio social contra la actividad gremial hacen que muchos empleados no quieren involucrarse.

Sin embargo, Robin observa una metamorfosis en los últimos cuatro años y hoy cada sucursal tiene sus propios delegados, todos de treinta y tantos años. “Lo bueno y lo malo de ser delegado es que vos tenés un trato constante y directo con la persona que te vota. Y al principio, cuando empezás, la mayoría no entiende que vos estás para defender los intereses de ellos, si no te conocen piensan que sos un ‘garca’”.

Robin colabora en la Secretaría de Asuntos Legislativos y participa como congresal del sindicato en los plenarios de la CGT. “Yo busco sindicalizar a todos los empleados. Cuando comencé teníamos 59 afiliados sobre 185, hoy el 100 por ciento está afiliado”, se enorgullece.

Conocido por haberse encadenado a la entrada del edificio en una oportunidad, Robin admira a Roberto “Beto” Pianelli, secretario general de los Metrodelegados y militante de Nuevo Encuentro, por haber logrado romper con la burocracia y tener delegados por la minoría.

¿Hay algo que distinga a los gremialistas jóvenes?

Cualquier pibe nuevo que entra llega con una voluntad terrible de generar un cambio, no sabe bien cómo, pero quiere mejorar las condiciones laborales en todos los planos.

¿Y qué pasa después?

La burocracia se los chupa, más en un gremio tan aliado a la patronal como es el Sindicato de Comercio. Buscan que entregués compañeros, te corrompen, te hablan de la plata que ofrecen para evitar que intervengas ante algún despido. Las cúpulas son hostiles con los delegados. Puede ocurrir que las bases propongan una medida de fuerza y el sindicato mismo la cuestiona.

¿Han tratado de corromperte?

Sí, muchísimas veces. La empresa me llegó a ofrecer pasajes aéreos gratis con tal de que dejara de reclamar sobre algún tema. La patronal busca que vos te sientas un mini empresario y te pongas del lado de ellos.

Movilización en el Ministerio de Economía por los trabajadores despedidos 01/04/2016 en CABA / Florencia Ferioli / ANCCOM

“Ha calado hondo la idea del ñoqui”

Claudio Escobar (52) es ingeniero electrónico y trabaja desde 1992 como contratado en el Centro de Investigaciones Electrónicas e Informáticas, dentro del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Es delegado de la agrupación gremial Acción de Base, con 12 años de historia. Claudio milita desde la apertura democrática y en 2001, en medio de la crisis, empezó a conformar asambleas de base dentro del INTI.

El principal obstáculo contra la participación gremial, según Claudio, son los niveles socioeconómicos de su sector: “En el Instituto predominan ingenieros de niveles medios o altos muy bombardeados mediáticamente. Les han metido en la cabeza que la actividad gremial o la política son para vagos o que buscás un beneficio personal o económico si sos delegado. Y otros directamente no sienten que sea el espacio gremial un lugar de participación, y delegan en los que siempre están”.

El prejuicio, sostiene, atraviesa tanto a los jóvenes como a los mayores. “Ha calado muy hondo la idea de que el trabajador del Estado es un ñoqui. La paradoja es que ellos son trabajadores del Estado y se hacen eco de esto que dicen los medios”. La participación se da por oleadas, cuando la coyuntura exige pelear por un mejor salario o mejores condiciones laborales. En 2011 llegaron a tener a 800 compañeros reunidos en una asamblea cuando cambió la dirección del Instituto. Acción de Base, su agrupación, es crítica de la CGT y de UPCN por sus alianzas con las corporaciones, por lo burocráticas que son y por cerrar las paritarias sin consultar con los trabajadores.

“A nosotros no nos para nadie”

María Cecilia Simón (37) milita en el Partido Comunista Congreso Extraordinario (PCCE) y es maestra de grado en la Escuela N°17, del Distrito Escolar 18 porteño. En los últimos diez años ha sido siempre la delegada de UTE de las distintas escuelas en donde trabajó. Según Cecilia, en el ámbito educativo es difícil encontrar gente que se proponga como delegado porque la mayoría mira este rol como sinónimo de “problemas con la conducción”: “El delegado es la persona mediadora, la que intercede entre los directivos y supervisores y los compañeros, pero hay mucha gente, tanto joven como grande, que tiene miedo a acercarse por aquel prejuicio”.

Sus compañeros, sin embargo, son maestros jóvenes y esto hace más ameno el trabajo en equipo: “No hacemos tantas reuniones formales, salvo casos excepcionales. Conversamos las cuestiones en la sala de maestros”. Cecilia destaca que hay una constante formación desde su sindicato, con cursos, charlas, encuentros y talleres políticos, pedagógicos y de derechos humanos.

¿Hay igualdad de género?

No, muchas veces debatimos por qué siendo un gremio mayoritariamente femenino, los conductores sean siempre hombres.

¿Se involucran más los jóvenes hoy?

Sí, sobre todo en los últimos años. Cuando empecé como delegada las compañeras ni siquiera te hablaban. Mucho menos iban a las movilizaciones, éramos diez en las marchas. A partir del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, cada vez más jóvenes se animaron a salir a la calle”.

Admiradora de Agustín Tosco, “porque no transó con nadie”, cuenta dentro del gremio todavía “hay gente que no sabe lo que realmente pasa en las escuelas o se sienta en una oficina sin salir a recorrerlas”.

¿Qué cambiarías del sindicalismo?

Todos deberíamos estar sindicalizados y no como pasa ahora que hay sólo cinco de 20 docentes en mi escuela. Me gustaría que fueran más críticos de las cosas que nos suceden, que se la jugaran más. La gestión estatal en la Ciudad, desde hace ocho años, te adoctrina para que no reclames, una forma de esto es el descuento del día por hacer paro.

¿Los jóvenes son la esperanza?

En los últimos 12 años muchos sentimos “esto era lo que yo quería”. Está genial que haya tantos jóvenes militando. Es impresionante lo que leen, lo que saben. Del último plenario salí emocionada de ver a las pibas hablando y los análisis que hacen… A nosotros no nos para nadie, lo que empezó no tiene vuelta atrás.

Mujeres maquinistas: una estación más

Mujeres maquinistas: una estación más

Después de haber sido denunciado por discriminación laboral ante el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la xenofobia y el racismo) por un grupo de “aspirantas” a conductoras de tren de la Línea Sarmiento, el sindicato ferroviario La Fraternidad accedió a recibir formalmente las solicitudes para ocupar esos puestos de trabajo, desempeñados tradicional y exclusivamente por hombres.

Las partes involucradas se reunieron en una audiencia de mediación en la sede del Inadi el viernes pasado. Las 21 “aspirantas” a conductoras estuvieron representadas por la delegada Mónica Schlotthauer, que acudió acompañada por otras diez trabajadoras. Por la otra parte se presentó Horacio Caminos, secretario de Prensa de La Fraternidad, acompañado por el abogado apoderado del sindicato, Matías Mascitti. Después de haber reclamado en vano ante la empresa estatal Trenes Argentinos (SOFSE) y de haber realizado dos reuniones infructuosas en La Fraternidad, el grupo de trabajadoras presentó una denuncia ante el Inadi. Como consecuencia, ambas partes fueron citadas a una audiencia que duró cuatro horas. En el cónclave no hubo representantes de SOFSE. Si bien la empresa comunicó que emitirá una respuesta por escrito sobre la situación, una vez más postergó su participación en la resolución del reclamo.

El puesto de maquinista fue desempeñado históricamente por hombres. Hasta el día de la fecha las mujeres ferroviarias no fueron inscriptas en los cursos para pre-conductores que iniciarán en marzo de 2016. Por convenio, La Fraternidad administra la bolsa de trabajo y también capacita y examina a los postulantes que hacen carrera para ser maquinistas. Los aspirantes deben respetar  ciertos requisitos: secundario completo, aprobación del examen psicotécnico, del curso de capacitación, y tener la edad igual o menor a 25 años.

“Lo que estamos pidiendo es que entremos en un proceso donde sean incorporadas las mujeres para terminar con esa deuda social y que no sean discriminadas por ser feministas o por pedir igualdad. Porque también corremos el riesgo de que por haber hecho la denuncia en el Inadi, las 21 postulantes no entren”, dijo a ANCCOM Schlotthauer , que además es candidata a diputada por el Frente de Izquierda. “Nosotras -agregó- no tenemos otra que pedirle al Inadi que intervenga y dictamine, porque la empresa no dictamina, y en La Fraternidad nos dicen ‘sí, pero…’

“Nosotros nos preguntamos por qué motivo vienen al Inadi, cuando en el convenio ya hemos expresado la no discriminación”, dijo Caminos a ANCCOM luego de la audiencia. Aproximadamente un mes antes de la denuncia de las mujeres en el INADI, el 8 de septiembre, hubo una reunión de las 21 “aspirantas” con Caminos en la seccional Haedo de La Fraternidad y también otra anterior con Caminos y Omar Maturano, secretario general del gremio, en Capital, donde se dialogó sobre el tema.

«No tenemos otra que pedirle al INADI que intervenga y dictamine, porque la empresa no dictamina, y en La Fraternidad nos dicen ‘sí, pero…'», afirma la delegada Mónica Schlotthauer.

 

En el encuentro de Haedo se les comunicó a las ferroviarias que se incorporó una cláusula en el convenio colectivo de trabajo, marcando una posición de alineamiento a la igualdad de género y contra cualquier discriminación. Esa reunión tuvo como resolución paliativa la confección de una nota dirigida a Carla Giracca, encargada de Recursos Humanos en Trenes Argentinos, en donde “a pedido de las postulantes” se solicitó a SOFSE una respuesta –en este caso- para ambos sindicatos que se prestaron al diálogo. La respuesta de la empresa nunca llegó.

Días más tarde, el 2 de octubre, el sindicato fraternal abrió la convocatoria para el ingreso de hombres y mujeres: “Se comunica que se diligencian en las seccionales Haedo y Castelar las solicitudes de ingreso de aspirantes/as a postulantes con vista a completar los planteles del personal de conducción proyectados al año 2016, conforme a los porcentajes del convenio colectivo de trabajo”.

Sin embargo, las mujeres del Sarmiento señalan que cuando se acercaron a las seccionales a anotarse no fueron atendidas. “Fui el 7 de octubre a la seccional de Castelar de la Fraternidad, entre las 9 y 10 de la mañana, y no me atendió nadie; golpeé varias veces, esperé y no tuve respuesta, y había gente adentro”, dice a ANCCOM la postulante Yanina Agüero, de 23 años, luego de la audiencia en el INADI y completa: “Ahí supuestamente tenía que llenar un formulario para postularme. Este señor Caminos me dice que yo le estoy mintiendo, que hay que ver las cámaras para confirmar que yo estuve ahí. Pero en Castelar, lamentablemente, no hay cámaras. Ando con el  currículum todo el tiempo bajo el brazo para anotarme y no me atienden. Hay chicas que también fueron a Haedo”.

«Lo que subyace en este debate es el proporcional de cupos que le están pidiendo a la Unión Ferroviaria», sostiene Mónica Schlotthauer.

Históricamente, por diferencias entre la Unión Ferroviaria y La Fraternidad, se fue limitando la capacidad de acceso de otros sindicatos a puestos de conducción. El convenio colectivo del gremio de conductores actualmente contempla que el 80% de los ingresantes serán de esa organización, un 15 para otros sindicatos y un 5 para particulares no agremiados. “Lo que subyace en este debate -dice Schlotthauer a ANCCOM– es el proporcional de cupos que le están pidiendo a la Unión Ferroviaria. Yo opino que ningún compañero tiene que quedarse en la calle pero también  que no se puede usar la petición de mujeres para lograr eso. No se trata de ‘si te meto quince, méteme veinte”.

En este sentido, ANCCOM le preguntó a Caminos si considera que subyace la cuestión de cupos sindicales por sobre el ingreso de mujeres a la conducción de trenes. “Primero, la cuestión del ingreso de mujeres tiene que ver con una cuestión cultural –contestó el vocero-, por usos y costumbres hay actividades totalmente masculinizadas. En el ferrocarril, únicamente se superó eso en el Tren de la Costa y no hubo más discusiones sobre el tema hasta ahora. La Fraternidad es el primer gremio del país y es nacional: no es lo mismo Capital Federal o Gran Buenos Aires que Salta o Santiago del Estero. Hay patrones culturales muy rígidos y hay muchos compañeros que entendían la posibilidad de que entre una mujer, pero hay otros que no. Igualmente estamos rompiendo la cuestión cultural con la incorporación de la cláusula en el convenio”.

Están inscribiendo mujeres familiares de conductores: ¿Cómo es el mecanismo para que se anoten otras mujeres? ¿Por qué no recibieron a las de la Lista Bordó?-, le preguntó ANCCOM.

Hoy me enteré que no inscribieron a las compañeras de la Bordó, respondió Caminos. Deben completar la solicitud y, a medida que van llegando, se van teniendo en cuenta si hay bajas vegetativas. Cuando se jubilan maquinistas, van empezando los ayudantes de conductor. Una vez que ingresa la solicitud, entra a la nómina  respetando el 80% de fraternales, el 15% de otros sindicatos, y el 5% de particulares. La determinación del plantel para el año que viene son 50 personas. Pero no se puede decir que no las recibimos: tocaron la puerta y justo no había nadie para atender.

«Pero no se puede decir que no las recibimos: tocaron la puerta y justo no había nadie para atender», ofreció Caminos como explicación.

Finalmente, el viernes se firmó un acuerdo en el que el sindicato de conductores ofrece recibir las solicitudes de las denunciantes, La Fraternidad negó haber adoptado una actitud discriminatoria hacia las postulantes y rechazó la denuncia en sí misma. Las mujeres de la Línea Sarmiento, por su parte, manifestaron que si el acuerdo no se cumple se movilizarán el próximo 25 de noviembre, Día Internacional de la eliminación de la violencia hacia la mujer.

Los informáticos no solo están en las redes

Los informáticos no solo están en las redes

El movimiento obrero cuenta entre sus filas un nuevo sindicato: la Unión Informática (UI), agrupa a los trabajadores de la industria tecnológica, y desde 2013, ha  ganado presencia en las principales multinacionales de todo el país como IBM, Accenture, Atos Origins y NCR. El sindicalismo informático irrumpe así en el mundo del trabajo para aggiornar las prácticas tradicionales e imprimirle su impronta.

Los trabajadores informáticos del siglo XXI  se enfrentan con nuevos y viejos problemas: empresas multinacionales que contratan fuera de convenio, un Estado que busca crecer con inversiones extranjeras, sindicatos históricos que no quieren ceder poder y vacíos legales que permiten la explotación laboral. Estas condiciones tienen como marco de referencia una cultura neoliberal – nacida en los 90 -, impresa a fuego en las relaciones laborales con un alto grado de fragmentación de tareas, trabajo a distancia y desactivación de la capacidad de organización de los empleados. La historia de Unión Informática comenzó en 2010 cuando un grupo de  trabajadores decidió defender sus derechos en una de las compañías más antisindicales del planeta: IBM.

En vísperas de los festejos del Bicentenario, Pablo Dorín, Ignacio González Lonzieme y Christian García, junto a otros empleados de la multinacional tomaron la iniciativa de enfrentar la leyenda corporativa que contaba que si escribían la palabra sindicato en un correo electrónico, al día siguiente vendría un OVNI y los abduciría. En momentos en que su salario se igualaba con el de un vendedor de ropa, la necesidad de mejoras salariales fue determinante para dar el primer paso a pesar de los temores. González Lonzieme, secretario gremial, señala que para la empresa no existía el sindicalismo ni reconocía la existencia de la organización de los trabajadores: “La gente más antigua de la empresa comentaba que siempre había algún sindicato dando vueltas y en cuanto te afiliabas, al día siguiente te llegaba el telegrama de despido”.

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La primera puerta que golpearon fue la de la Central de Personal Telefónico (CEPETEL), histórico sindicato que fue desguazado con la llegada de las privatizaciones y que tras la crisis del 2001 se reorganizó y se unió a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).

Por primera vez en 85 años, este grupo de informáticos logró una elección abierta de delegados en todas las sedes de la multinacional. Sin embargo, la representación gremial no era suficiente ya que los IBMers veían que sus demandas no eran escuchadas y no encontraban respuestas a sus necesidades: «(En CEPETEL) no nos vimos representados, no compartíamos la forma de construcción que tenían. Entonces, decidimos abrirnos y hacer lo nuestro porque queríamos un sindicalismo distinto, fundamentalmente desde  lo desde  lo comunicacional”, cuenta Ignacio, profesional IT de 31 años, estudiante de Derecho, y recuerda las primeras reuniones hasta tarde en Norcenter porque no tenían un espacio propio.

El primer traspié no los detuvo sino que les dio fuerza para golpear la segunda puerta, esta vez en Azopardo 802, y encontrarse en el Edificio de los Trabajadores con Facundo Moyano, diputado nacional y dirigente del Sindicato Único de Trabajadores de Peajes y Afines (SUTEP). “El entendimiento ffue muy rápido. Facundo tiene 30 años, compartimos los códigos y las vivencias. Nos impulsó a tener un sindicato de la actividad dirigido por nosotros y nos puso en contacto con su hermano abogado”, destaca Ignacio en las nuevas oficinas de la calle Estados Unidos, en pleno trabajo de pintura con la ayuda de los afiliados.

El proceso de oficialización implicó más tiempo del esperado. Habitualmente, el Ministerio de Trabajo tarda noventa días en  otorgar la inscripción gremial. Sin embargo, tras varias presentaciones judiciales y manifestaciones en la calle Alem, el trámite llevó dos años y medio. Las razones son varias, según esgrime González Lonzieme: “El gobierno sistemáticamente niega las inscripciones gremiales. En aquel momento el vínculo del gobierno con el moyanismo era positivo y luego cambió, lo cual es probable que haya influido. Pero más decisivo fue el lobby de las empresas que de ninguna forma querían un sindicato».

Unión Informática se caracteriza por sus manifestaciones frente a las empresas con el fin de visibilizar el reclamo con todo el Consejo Directivo presente, huelga, acampe y bombos al mejor estilo del sindicalismo combativo. El 28 de octubre de 2013 recibieron la inscripción gremial y su Secretario General, Pablo Dorín, sentenció en un acto en la CGT que se había acabado la fiesta informática. Un mes después, pararon durante tres semanas en Parque Patricios, la planta de Tata Consultancy Services, una multinacional de origen hindú, hasta conseguir un acuerdo con la empresa para llevar al salario mínimo a $5.000. Actualmente, un sueldo básico en la industria IT ronda los 8000 pesos y a esto se suma presentismo, antigüedad y título, que en muchas empresas antes de UI no eran considerados. Por ejemplo, los empleados de las principales consultoras de software son contratados mientras estudian, se les paga bajos sueldos y se les ofrece «rewards por performance»,  al mejor estilo Mc Donalds. Se trata de  recompensas por efectividad en el trabajo que pueden consistir en vouchers en restaurants y casas de ropa o  gimnasio pago, nutricionista y días de spa. Estos nuevos ingresantes al mercado laboral tienen poco o nulo conocimiento político. Muchos de ellos sueñan con ser Bill Gates pero terminan haciendo testeos de software cuando estudiaron para crearlo. En pocos casos, negocian sus condiciones laborales de manera individual a sabiendas de que en ciertas áreas IT el conocimiento que poseen se cotiza alto por su escasez, razón por la cual trabajan seis meses en un proyecto y luego mudan a otra empresa. “Es una cuestión cultural que está relacionada con el predominio de una cultura individualista que fue ganando terreno en los 90, cuando eestas empresas se hicieron más fuertes. Es difícil que la gente participe, se afilie y realice una medida de fuerza», dice González Lonzieme mientras hace un alto en su trabajo remoto, otra forma de precarización laboral aun no legislada. El hecho de estar bajo el ala del moyanismo los ayudó, pero no les dio ninguna ventaja práctica. “Tratamos de aggiornarnos a las ideas, a la comunicación, a la forma de militar. No es la misma forma de participación que había antes. A veces discutimos la palabra compañero porque es parte de la mística pero no es propio de nuestra disciplina. Si  bajamos con la doctrina peronista no se suma nadie y además está fuera de tiempo. Tratamos que se vayan los fantasmas y el miedo que tiene la gente sobre el sindicalismo. En general, lo que conduce a los jóvenes a meterse en el tema sindical son las ganas de querer cambiar las cosas».

Unión Informática forma parte de Juventud Sindical, la agrupación dirigida por Facundo Moyano que nuclea a los nuevos rubros, tales como Peajes, Jerárquicos de Comercio y Call Centers.  Estos gremios reconocen los defectos históricos del sindicalismo como proscribir a un compañero porque no es peronista o prohibir las elecciones libres, ya que lo consideran prehistórico. El desafío que tiene por delante la UI es el de crear conciencia en los trabajadores IT y empoderarlos para realmente reiniciar el sistema, como postulan desde su eslogan,  con objetivos tan básicos como lograr un Convenio Colectivo de Trabajo y una categorización real según disciplinas y especialidades.

La  danza argentina espera por su ley

La danza argentina espera por su ley

El Movimiento por laley nacional de danza se propone dignificar a la actividad, que sus trabajadores tengan derechos y a que sea fomentada por el Gobierno Nacional. Así lo sostiene María Noel Sbodio, actual coordinadora del movimiento: “El proyecto  de ley nacional de danza surge más o menos en el año 2008, cuando se convocó a una reunión a la comunidad afín. Hacía rato que se venía hablando sobre esta ley, pero nadie tomaba la iniciativa. El teatro y el cine ya tienen su regulación, pero la danza siempre está relegada. Es algo difícil, porque hay muchos géneros y tipos de danza. Nosotros  tratamos de instalar la idea de que todos somos trabajadores de la danza y eso nos unifica, todos tenemos que pelear por lo mismo, sin importar a qué se dedica cada uno en el movimiento”.

El pasado 29 de abril, Día mundial de la danza, se realizó en la Facultad de Derecho el Foro Argentino de Danza. Sbodio cuenta que este evento “nació para seguir pidiendo que se aplique el proyecto. Queremos fomentar la idea de que necesitamos estructurar el sector.  Intentamos que cada provincia logre su propio foro, que haya representantes en todas las provincias”.  El 29 de abril, pero del año pasado, se presentó el proyecto de ley en el Congreso, junto con las 10 mil firmas de personas cercanas a la danza que lo acompañaron.

Actualmente, comentó Sbodio,  “el proyecto está en el Senado, en la comisión de Comunicación y Cultura, sin ser tratada por el momento”.  “Para que el proyecto se lleve a cabo, tiene que tomarlo un legislador, pero nosotros no queremos que se lo apropien, sino que se mantenga la neutralidad partidaria”, añadió.

“No  me voy de joda, me voy a bailar. Me rompo los pies, el alma y el cuerpo. Hay un montón de cosas que implican que no es un divertimento, es un laburo y un disfrute. ¿Por qué el laburo no se ve como un disfrute? Y ¿Por qué el disfrute no se ve como un laburo? Están mal los conceptos a nivel social”, se pregunta  Natalia O’Connor , profesora nacional de danzas y artista. “El hecho de bailar constantemente sin regulación está naturalizado, para muchos estás de joda, la mayoría entiende que el arte es un hobbie, un placer y no un trabajo. Como tomarte un café, y leer un libro”. Agregó. Al día de hoy, no existe ninguna ley que ampare a los trabajadores. “A vos te hacen un contrato que no está regulado, no hay una ley que me respalde si a mí me pasa algo”, contó O’Connor.

Para Sbodio existe una necesidad: “Que el Estado reconozca a la danza como una actividad a fomentar y al mismo tiempo crear un Instituto Federal de Danza. Justamente, la ley de fomento lo que brinda es el status del trabajador a todos los bailarines, coreógrafos y afines. Lo que no logró la danza hasta ahora fue esa organización y el debate, un tema de unificar todo en un solo sindicato”.

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Como primer paso, el movimiento que coordina Noel Sbodio se plantea crear una ley de fomento y como segundo, crear una laboral y así el sindicato de trabajadores de la  danza. “Desde el principio, nos preguntamos si queríamos una ley de fomento o una ley laboral. Elegimos empezar por la primera, y lo laboral viene ahora donde planteamos crear un sindicato de trabajadores de la danza”, agregó Noel. Según los datos del movimiento que impulsa la ley, existen en nuestro país más de 15 mil trabajadores que entrarían dentro de esta regulación. Ninguno de ellos cuenta con obra social, vacaciones ni ART. En su experiencia, O’Connor recuerda: “Tuve muchísimos yesos y cuando me pasaba algo tenía que usar la obra social de mis padres”. Y agrega: “Como profesora nacional de danzas, al no estar regulado nuestro trabajo, aunque estés enfermo o tengas algún problema, vas igual a trabajar, y así se te pueden ir los alumnos para otro lado”.

En cuanto a la trayectoria que un bailarín promedio puede lograr, con estas condiciones laborales, Natalia O’Connor afirma que “en el momento que se instale la ley, vamos a estar un poco mejor todos, tantos los empleados como los empleadores, podremos defendernos y entrar al circuito del trabajo corriente, yo con 40 años ya tengo que buscar otra forma de vivir, nadie me reconoce todos los años de trabajo, no tengo jubilación”, añadió.  “Está la idea de que el arte es para unos pocos, y en realidad el arte es gratis y es para todos. El problema es que el sistema educativo no incluye el arte, por ende no se le da valor. Es como si vos le decís a tu vieja ‘quiero tocar la guitarra todo el día- como dice la canción- y que a gente se enamore de mi voz ‘ . ¿Por qué eso no puede ser tu laburo? La mayoría dice que eso es de vagos pero para tocar la guitarra hace falta un aprendizaje, eso es hacer arte”, reflexionó la profesora de danzas.