Discriminación y silencio de radio

Discriminación y silencio de radio

«Tenemos una doble desigualdad por nuestra condición de género”, señaló la operadora de radio Natalia Bravo. Esta frase se enmarca en los resultados obtenidos de la encuesta anual de la organizaciónOperadorxs autoconvocados, en donde se demuestra la disparidad de género en los cargos de operación y coordinación de aire en las radios de Argentina. El censo tuvo como objetivo visibilizar esa falta de paridad en ese sector de medios, la aplicación de la Ley 27.499 o más conocida como Ley Micaela y la (falta de) inclusión del cupo trans y no binarie.

El relevamiento realizado a 783 operadores que se desempeñan en 83 radios del país mostró que el 79% de quienes ejecutaban esa función eran hombres. “Creo que las mujeres, trans, travestis y no binaries no están siendo invitades a tomar el control en las radios. No están siendo estimuladas ni incentivadas”, consideró Bravo.

En el informe, también se observó una gran desigualdad ante las operadoras que tienen hijas e hijos, algo que funciona como un condicionante para el acceso a los puestos de trabajo. En muchos casos han señalado que deben omitir su maternidad para poder ser tenidas en cuenta en la selección de personal. “Existen jefes de operadores que aclaran que no toman mujeres para hacer suplencias, que es la manera de entrar a una emisora. La disponibilidad horaria para cubrir la oferta de suplencias está marcada por la condición de no ser madre”, señaló Alejandra Nieto, delegada sindical de la Asociación Argentina de Trabajadores de la Comunicación (ATRACC). “No existen contemplaciones para las madres que amamantamos o tenemos niñes pequeñes –agregó-. A la hora de aceptar una suplencia hemos llegado a llevar a nuestros hijes a pasar la trasnoche con nosotrws en los controles de transmisión”

En el marco de la pandemia, desde esta organización señalan que se profundizó aún más el destrato en los medios para las operadoras y los operadores y de radio, quienes en muchos casos eran obligados a asistir a esos espacios mientras los conductores trabajan desde sus casas, sino que también, en muchos casos, debían asistir a lugares que carecían de protocolos para evitar los contagios.

Desde la organización, enfatizan las cuestiones de los maltratos y la vulnerabilidad en los derechos laborales de los y las encargadas de la operación, quienes por un sueldo que no llega a cubrir la canasta básica, deben realizar otras labores como productores, técnicos o inclusive personal de limpieza. «Los operadores estamos ganando muy poco, pero no tener matrícula para operar puede llevarte a radios que se manejan arbitrariamente por la cantidad como por la calidad de trabajo. En algunos lugares, te pagan cuando y como quieren y ni hablemos de los montos irrisorios., que en gran parte se cobra en negro”, declaró Bravo. “Los operadores con carnet –añadió- pueden pasearse por un montón de radios, en donde no solo no se le respeta el título, sino tampoco la experiencia y sus derechos”.

En un ámbito laboral que mayoritariamente es realizado por hombres, consideran desde la organización que en la actualidad las personas siguen siendo juzgadas y maltratadas por su género. “El maltrato tiene sus técnicas: el ninguneo, el descrédito, el mansplaining, el ‘yo sé más que vos, vos no sabés nada’», consideró Bravo. A lo que siguió: “La mujer que opera es doblemente evaluada. Tenés que saber un montón de cosas, que no importa que los hombres no sepan: vos lo tenés que saber». A pesar de los cambios sociales que han suscitado en las últimas décadas, desde la organización, poco ha cambiado en las condiciones de acceso a los puestos jerárquicos de los controles. “En más de 20 años de trabajo en el sector he conocido una sola mujer jefa de Operadores y no he conocido compañeras que hayan ido a hacer la técnica de transmisiones de fútbol a las canchas en radios de las que llamamos grandes”, manifestó Nieto.

            Durante los últimos años, producto del cierre y del cambio de dueños de muchas radios, muchas y muchos operadores quedaron sin trabajo y han tenido dificultades para poder reinsertarse laboralmente en un medio. En paralelo, el crecimiento de las radios por internet, lejos de mejorar las condiciones laborales, profundizó aún más la precariedad laboral. “Las radios online quieren a los operadores de radio pero pagándoles miserias y ante tanta necesidad y precariedad, tomamos esos puestos completamente vulnerables, desprotegidos, entregados y hasta regalados”, enfatizó Bravo. En tanto, Nieto, en la misma sintonía, señaló que en los lugares donde más se profundizó la precariedad laboral, mayoritariamente se encuentran las operadoras y trabajadores sin licencia.

            El énfasis sobre la cuestión de género, también es considerado un límite para poder desarrollar su actividad con normalidad. “Siempre está la discriminación por nuestro género, por encima de nuestra capacidad, individualidad, subjetividad”, afirmó Bravo. Siguiendo este planteo agregó: «Cuando dicen: ‘Que bueno, una operador mujer o trans’, están enfatizando nuestro género, celebrando nuestro  género y a los hombres no se les dice nada. Nosotres estamos haciendo nuestra labor, nada más.”

            En Operadorxs autoconvocadxs, personas de distintas partes del país, comparten e intercambian sus experiencias y oportunidades laborales a través de las redes sociales. “Hay que visibilizar este tipo de cosas, nos dimos cuenta de que hay violencia que no se pueden dar y si se dan, no podemos ser cómplices», cerró Bravo.

«La risa es un ejercicio fundamental»

«La risa es un ejercicio fundamental»

Damián “Árabe” Ramil nació el 29 de diciembre de 1969 en el Municipio de Morón. Cuenta con una vasta experiencia en medios de comunicación como Pop RadioTyC SportsRock&PopAmérica TVTelevisión Pública y Radio Nacional, entre otros. Actualmente, con 50 años, es líder de la banda de rock Naranjos y pieza fundamental en “La Negra Pop”, programa radial ganador del Martín Fierro de oro 2019y que va por Pop Radio de lunes a viernes de 9 a 13. Recuerda su infancia, su barrio y sus amistades como si las hubiese experimentado ayer: “Yo vengo de un barrio muy marginal y fui perdiendo a mis amigos. Voy a visitar a mi vieja todavía. Ese barrio es repesado. Pero no deja de ser un barrio obrero. El otro día fui a visitar a mi vieja y dije: `Uff, claro. Uno es un sobreviviente”´, cuenta, entre otras cosas, el “Árabe” en esta entrevista.

¿Te propusiste alguna vez ser humorista?

No, se dio. Empecé a estudiar teatro más clásico. Pero se dio, no sé por qué. Debe ser porque me desenvolví muy bien en la disciplina de la improvisación. Me desenvolví mucho con la respuesta veloz y la adaptación permanente. Me gusta la creación repentina y eso tiene mucho que ver con la radio. Soy un pésimo contador de chistes, en realidad soy creador de situaciones humorísticas.

¿Qué valor le asignás a la risa?

La risa es un ejercicio fundamental. Porque con la risa uno puede reflexionar dónde está parado y dónde está parado en la sociedad. El humor en sí es el ejercicio sano que toda sociedad debe desarrollar.

¿Se volvió difícil hacer reír en tiempos de cuarentena?

No, porque el humor también te abre la puerta del alma. En los momentos más crudos siempre hay un espacio, un rincón, para que entre el humor. Lo que hace es iluminarte, te llena de luz.

¿Considerás que la importancia de los humoristas se acrecentó en estos tiempos?

Siempre tuvieron un rol importante. Desde los añares, antes el teatro lo hacían narradores que iban pueblo por pueblo, eran narradores nómades. Siempre el humor fue algo fundamental para burlarse y criticar. El humor es sobre todo crítica.

¿De dónde surgió el apodo de “Árabe”? 

Surgió en el secundario. Me lo puso el violero de una banda que es conocida, se llama “Ella es tan cargosa”. En el Dorrego de Morón, estábamos hablando de nuestros ancestros y bueno, tanto de parte materna como paterna soy descendiente de árabes, de sirios. Estábamos en un picado de fútbol y escucho que en vez de decirme Damián o flaco, me gritan: “Árabe, pasala”. Me quedó “Árabe” para toda la vida.

Vos lo aceptaste…    

Y,  mirá loco…los apodos no se eligen.

Sos un hombre de barrio. Te pido que recuerdes una anécdota de ese lugar.

No puedo olvidar nunca los potreros, las caminatas en barra hacia los partidos. Teníamos un gran instituto de fútbol. Una de las anécdotas que me acuerdo es que nosotros jugábamos contra un equipo que se llamaba “Estación Garza” que era un club de santiagueños. Eran todos Messi, que no llegaron por esos desatinos del laberinto del destino pero eran muy habilidosos. Nosotros íbamos a confrontar en el campeonato contra esos pibes. Teníamos un gran equipo. Lo que me acuerdo, la imagen de mi infancia, es ese recorrido hacia la cancha robando nísperos de los tapiales que quedaban en la ruta. Era llegar a la cancha y jugar. Un caldo, porque estaban todas las familias de todos nosotros y todo el barrio, con una presión… Ese partido lo ganamos. Sentí ahí que realmente habíamos ganado un partido importante ante un equipazo. Yo tendría 10 u 11 años.

¿Seguís manteniendo lazos con tus amigos de la infancia?

Es una pregunta rara porque…han sobrevivido pocos.. Me queda uno que lo veo, mi amigo “Piturro”, compañero de andanzas y de peleas callejeras, que vive en Rafael Castillo. Otro que se mudó, se fue a Mar del Plata. Y el “Negrito” Urquiza que vive a la vuelta de la casa de mi vieja. Los demás los fui perdiendo.

La parte mala de la calle, la que no nos gusta ver, que siempre estuvo y está es el hambre de los pibes que caminan descalzos. ¿Qué opinás al respecto?

Pienso que es el resultado de lo que somos como sociedad. Somos una sociedad miserable. La sociedad que construimos es despareja, desigual y llena de inequidades. Es imperdonable que sigamos en este rumbo, que nenitos se caguen de hambre, que gente viva en la calle. Son postales vivas muy tristes, pero lamentablemente esta sociedad ha hecho que nosotros mismos estemos adormecidos para tomar verdadera consciencia de la tragedia que seguimos construyendo todos.

¿Qué sentís al hacer radio con la “Negra” y Vernaci, Humberto Tortonese?

Primero, es un placer inesperado. Segundo, es la confirmación de que algo hicimos bien porque que te llama la “Negra” Vernaci…La “Negra” Vernaci, es inmensa, ¿sabés por qué?

¿Por qué?  

Es inmensa no sólo por lo que uno escucha en la radio sino por lo que es: una persona generosa, solidaria. A mí me echaron de una radio después de 20 años de trabajo, sin indemnización, de un día para el otro, sin previo aviso, y al otro día, el primer llamado que tuve a las 10 de la mañana, fue de la “Negra” Vernaci. Y yo no era amigo de ella. Nos conocimos y cruzábamos en los pasillos. Yo trabajaba con Juan Di Natale, veinte años en la Rock&Pop .El primer llamado que tuve al otro día cuando me desperté fue de la “Negra” Vernaci ¿Sabés que me dijo?

¿Qué te dijo?

“Que injusticia ‘Árabe’. No te preocupes, vamos a trabajar juntos. Quiero volver a convocar a Humberto y te quiero convocar a vos. Vamos armar un dream team, quiero que vos me traigas todo lo tuyo. Vamos hacer un programa imparable». Boludo…a los meses estoy sentado en esa mesa ¡que es una Ferrari! ¿Me entendes lo que es trabajar ahí? Porque nosotros no tenemos guion.

Y sin embargo sale perfecto…   

Porque son unos genios. Uno aporta lo de uno, la experiencia y el oficio pero…Vos me estás haciendo una nota a mí, pero no tenés dimensión de lo que es trabajar con esos monstruos, ni yo la tengo. A veces me sorprendo viéndome ahí y disfruto como un nene. Porque la “Negra” es un prócer viviente. Y Humberto es tremendo, es el tipo del “Parakultural”, con una cabeza y una gracia única. Tengo la fortuna de estar laburando con ellos.

Sos furor con “Machuca” ¿de dónde salió ese personaje? 

Hay mucha gente que lo conoce ahora a “Machuca”. Fue el primer personaje que hice en la Rock&Pop y la gente pensaba que era un pibe. Existe, es un pibe de mi barrio, lo llené tanto de vida que se separó de mí. Tiene vida propia. En Rock&Pop, “Machuca” llamaba desde un teléfono público a un programa que se llamaba “Ante todo mucha calma”. Vendía tortillas santiagueñas al costado de la ruta. A “Machuca” le pongo todas las aventuras que yo viví en mi infancia. Mucha gente lo conoce ahora en una faceta, pero “Machuca” es más de lo que se escucha en la “Negra”.

Transmite lo que vive gran parte de la sociedad. Cuenta lo que vive la calle

Es que “Machuca” vive. Te lo puedo asegurar. Soy yo en mi infancia. Es la parte viva de mi barrio que todavía no me olvido.

Naranjos

“Naranjos” es una banda que comenzó en el rock under y que cuenta con la voz de Ramil. Tiene varios discos de producción propia: Morirai” (2002), Vivrai (2006), Existe (2009), Todas las horas del tiempo (2013), un CD que se grabó en vivo en el Teatro de Morón (2016), y El misterio y la fe” (2019). Hoy la banda disfruta de la popularidad en los barrios del conurbano y de sonar en los parlantes de las radios más importantes del país. Su formación se completa con Ignacio “Nacho” Rodríguez en guitarra, Bruno Badaracco en bajo y Fernando “Eche” Echeverría en batería.

¿Desde cuándo  te gusta la música?

La música me gustó desde siempre. Tengo de mi infancia recuerdos musicales. Recuerdo los discos que escuchaban mis viejos en un tocadiscos: folklore, música clásica. Todavía aún conservo los discos de vinilo de mi viejo que era una colección de música clásica. Los de Chopin, o los discos de folklore de mi vieja. Pero el bicho de la música me picó en el año 98’. Yo hacía escenografías para bandas, a Los Caballeros de la Quema, les presenté dos discos: Perros perros y perros, en Dr. Jekyll, y La paciencia de la araña, en Parque Sarmiento.

¿Qué canción recordas de tu infancia?

Canciones de mi infancia…es que es muy loco. Me quedaron grabadas canciones que escuchaban  mis viejos, de Troilo y Goyeneche. Me quedó muy grabada “En esta tarde gris”.

Intuyo que el tango está desde tu infancia…         

Sí, lo que me acercó al tango fue la radio. En la adolescencia me quedaba hurgando el dial y ahí me encontraba con las versiones de tango. Me hice fanático del tango “Las cuarenta”.

¿A qué edad empezaste a dedicarte a la música?

En el 1998 le hacía escenografía a Los Caballeros de la Quema. Ellos ensayaban en mi casa, en mi garaje. Tuvieron un show con León Gieco y subí porque Gieco dijo “que suban todos los que trabajaron en la fecha”. Fue en un Buenos Aires Vivo, había como 100.000 personas, era una locura al aire libre, gratis. Cuando subí, vi las energías que tienen y dije “yo tengo que tener una banda”. Me picó el bichito. Y en otra fecha, que estaba haciendo la escenografía en El Purgatorio para los Pérez García, vi un pibe que estaba probando el sonido y le dije que quería tener una banda. Ahí empezamos con “Naranjos”.  

¿Cómo se adaptaron a los tiempos que corren de pandemia para seguir difundiendo sus materiales?

Con aplicaciones. Cada uno tiene un mini estudio en la casa, nos pasamos las bases, las guitarras, las voces. Seguimos permanentemente conectados todos los días. Si tiene una particularidad Naranjos es que nunca paró. Ensayamos desde hace 22 años, tres veces por semana como mínimo. Ahora que no podemos encontrarnos, nos hablamos todos los días. Hasta vamos a estrenar un tema próximamente.

¿Es difícil producir en tiempos de cuarentena?

No. Lo que es difícil es ensayar en vivo. Entonces nos adaptamos a dificultades, siempre fuimos una banda que se adaptó a la dificultad.

¿A quiénes consideras como máximos exponentes del rock nacional?

Es muy difícil. Pero te digo “Pescado Rabioso”, “Pappo Blues” y “Redondos de Ricota”.

Completá la siguiente frase: la música es…

Aay.-. la música es… (piensa) la magia inevitable. El portal…de un viaje existencial.

Siguiente frase: el humor es…    

Ooh.. un arma…eso es el humor

Damián “Árabe” Ramil es…

(Silencio).  Damián “Árabe” Ramil es un pibe que nació en un potrero y no deja de sorprenderse nunca. Eso soy.

La radio cumple cien años

La radio cumple cien años

 

El 27 de agosto de 1920, el doctor Enrique Susini y sus colegas conocidos como “los locos de la azotea” concretaban lo que parecía una locura: la transmisión radiofónica de un espectáculo en vivo de manera masiva para los hogares. Un siglo después, en un contexto totalmente distinto, ese experimento inédito sigue siendo la compañía elegida por millones de personas que en el día a día lo toman como parte de su vida cotidiana. Aquí, el testimonio de distintos protagonistas de la radio en Argentina que siguen enamorando oyentes en pleno siglo XXI.

Enrique “Quique” Pesoa empezó a transitar el camino radial a los veinte años en su Rosario natal y de manera totalmente fortuita. Estudiaba medicina y trabajaba en iluminación y sonido de un teatro independiente, cuando el destino lo enfrentó con lo que sería su oficio el resto de su vida. No se considera un oyente asiduo de radio. Mezcla la pasión del éter con la música y se asume como un privilegiado por trabajar de lo que ama.

Al consultarle sobre la situación del medio durante la cuarentena en distintos lugares del país se detiene a recordar una frase de Alejandro Pont Lezica, actual director de Radio Nacional, quien le dijo que a mucha gente un par de pilas la salva. Considera que “la radio ha ido cambiando, no en cuanto a su funcionamiento, sino en cuanto a la parte técnica. Hoy ya nadie tiene una radio AM/FM en la mesita de luz. Casi todas las radios ahora se están escuchando a través de las redes.” Enfatiza que la sencillez del medio siempre ha facilitado su llegada a distintos sectores y clases sociales. El locutor actualmente trabaja en Radio Nacional, al tiempo que realiza su propio programa por streaming: “El desconcierto”.

Por otra parte, el histórico locutor y periodista Julio Lagos cuenta que que se considera un contador de historias. Lleva casi sesenta años de trayectoria laboral en distintos medios, sobre todo en el radial. Su vinculo con la radiofonía, cuenta, se remonta a la infancia, ya que se crió escuchando radioteatros como Tarzán, Sandokan y Poncho negro, además de ser vecino del famoso locutor Adolfo “Fito” Salinas, quien solía regalarle sus libretos luego de utilizarlos.

Sus mayores denuncias en la actualidad se basan en el cese del pago de sueldos en las grandes radios, la falta de música y el arribo al medio de propaganda política en exceso, que la desvía de lo que, a su parecer, es su función primordial. “Si me preguntás para qué sirve la radio, yo uso el verbo acompañar, hacer el aguante a quien me esté escuchando”, subraya el locutor. Lagos se desliga así del rol de formador de opinión ya que le resulta presuntuoso. Aclara que “suponer que la radio puede cambiar la opinión de la gente es ser totalitario.”

Adriana Meyer comunicadora, periodista, docente, productora y cronista. Comenzó su labor en la Radio Municipal, pero lejos de los micrófonos. Expresa cómo fue su paulatino romance con el medio: “A mí me gustaba escribir, pero la radio me fue envolviendo y me fui quedando.” Pasó de la radio a la televisión (América) y luego a la gráfica (Página 12, Clarín), para luego volver a su viejo amor. Actualmente trabaja en el programa Marca de Radio, junto a Eduardo Aliverti en AM 910, La Red, mientras continúa escribiendo para Página 12.

Está convencida de que los podcasts son el futuro, pero no a costa del medio radial. “Yo tengo la sensación de que el deceso de la radio se anunció tantas veces; cuando apareció la tele, cuando apareció Internet… claramente la gente consume mucho más que antes radio, ahora por Internet. Yo creo que es así, que la radio se adapta. Hay algo que atraviesa los años y ojalá los años por venir, y es el estudio. La magia de que no haya imagen, del sonido concentrado, es esta cosa de la intimidad, de la medianoche y del frenesí de la primera mañana, yo creo que por ahora es irremplazable”, considera Meyer.

Justamente en este contexto de pandemia, Meyer afirma que la radio mantiene su rol de fiel compañía y conserva una mirada optimista hacia su supervivencia en el largo plazo. Imagina en un futuro no tan lejano la realización de cada vez más podcasts, describiéndolos como “una radio concebida, ya no desde el espectro del dial, sino más bien en un espectro infinito de especificidades, una variedad similar a lo que ofrece Netflix: miles de productores individuales que se crucen, de manera más variada y más democrática, como un mensaje que todo el tiempo esté resignificándose.”

En tanto, Alejandra Salas es la icónica voz de FM 99.9, La Cien. Estudiaba la  licenciatura en Trabajo Social cuando la locución la encontró. Comenzó en una radio zonal de Banfield y no paró. Coincide en que la radio siempre cumplió la función de acompañar, sobre todo en épocas duras, ya que informa, entretiene y distrae a la vez. No duda en expresarlo en primera persona: “A mí lo que me pasó en esta cuarentena es que todavía le encontré más sentido a la radio, de compañía, de apoyo, de empatía con el oyente, encerrado en su casa; como una conexión con el mundo”, dice la locutora, que, una vez inmersa en el medio decidió hacer la carrera formal en el ISER.

Desde el sector de las radios comunitarias, Pablo Antonini cuenta que comenzó a hacer radio a los dieciséis años, en la Universidad de La Plata, a través del Centro de Estudiantes y que luego pasó a Radio Futura, hasta generar un medio propio en la Argentina post 2001, siempre con temáticas ligadas a movilizaciones sociales, sindicales y derechos humanos; a fines de 2003 surgía el Centro de Cultura y Comunicación, y en 2005 nacía Radio Estación Sur, de la que forma parte. Hoy, además, es presidente de la Federación Argentina de Radios Comunitarias (FARCO).

Sobre la situación de las radios durante la cuarentena, dice Antonini: “La radio comunitaria se caracteriza por la participación, por el tránsito incesante de gente, organizaciones que no sólo aparecen como entrevistadas, tienen un lugar en la agenda que no tienen en los medios tradicionales. También producen contenidos, y también es una característica que hace a la sostenibilidad de la radio comunitaria, en términos de organización de festivales y eventos como parte de la organización económica del medio. Somos organizaciones sin patrón. Lo colectivo resuelve un montón de cosas”, dice y agrega: “Las reuniones, las asambleas…al no tener todo eso, al principio supuso un desafío y una dificultad muy grande, sumada a la principal dificultad que venimos arrastrando que son estos años de crisis de recesión económica, de marginación de la pauta publicitaria, de sostenida falta de legalidad. A la vez, vemos con satisfacción y orgullo que la mayoría está pudiendo afrontar el desafío.”

Antonini está convencido de que la radio no se contrapone a las nuevas plataformas, sino que se potencia gracias a ellas. Sostiene que la creatividad y la capacidad de adaptación a los nuevos desafíos son la clave. Observa, a su vez, con optimismo la recuperación de la conectividad como servicio público, al tiempo que arenga a que se vea el medio como centro de producción de comunicación popular, mediante redes y podcasts que se puedan llevar adelante desde lógicas participativas. Además de acompañar, Pablo enfatiza en que la radio es el medio que permite “descansar” de otras pantallas. Tiene esa doble ventaja de ocupar el lugar tanto analógico tradicional, como el digital.

Al consultarle por aquello en lo que el medio está aún en falta, Pesoa prefiere ser cauteloso pero señala: “Siento que hay cierta liviandad para el tratamiento de los contenidos en los medios de comunicación, siento que se podría hacer un poco más y tirar levemente para acompañar en un crecimiento cultural y educativo a la gente, desarrollando el pensamiento, planteando dudas en lugar de dar clases.”

Meyer coincide en cuanto a la falta de profundidad del medio, que considera que se encuentra bajo la “tiranía de la frivolidad y de los ciento cuarenta caracteres”. Además denuncia la ausencia de regulación, los vaciamientos de las radios, los sueldos que en su mayoría se encuentran por debajo de la canasta básica y la falta de sindicalización de los compañeros. Antonini, por su parte, recalca que el objetivo estratégico del medio debiera ser el de generar fuentes de trabajo dignas, al tiempo que a aquel lo atraviesa el problema de pensar la sostenibilidad a partir del formato de publicidad tradicional. Insiste, además, en la necesidad de construir nuevas audiencias, formadas por niños y jóvenes que aún no visualizan su lugar en el medio, critica la falta de difusión de artistas locales, que no sólo deberían centralizarse en los de la Ciudad de Buenos Aires.

Por su parte, Salas opina que “la radio tiene todo, lo que pasa es que no está ajena al comercio, porque la radio para subsistir necesita de las marcas y las marcas para auspiciar ven lo que la gente escucha; entonces la radio ofrece lo que la gente le pide por medio del share, por medio del rating. Hoy lo que el share marca es que la gente está buscando programas de compañía, en los que no se hable mucho de la realidad, sino que lo entretenga y lo distraiga de lo que está pasando; eso en cuanto a la FM”. Respecto de la AM considera que “la lectura del share tiene que ver con oyentes buscando información específica. A la radio no le falta nada. Hay un abanico de propuestas para escuchar, pero la gente se inclina a este tipo de programas.” De todas maneras, reclama que los trabajadores de radio estén bien pagos.

Pesoa reflexiona acerca de la responsabilidad y el deber de quien comunica. “La relación sería contenido/continente. El continente son todos los detalles técnicos que posibilitan la llegada. El contenido se basa en qué vas a hacer, para qué vas a usar el medio de comunicación. Lo vas a usar para beneficio propio, lo vas a usar compartiendo tus beneficios con los demás, lo vas a usar educativamente, lo vas a usar para desarrollarte vos también y hacer que se ponga a pensar en ciertas cosas el oyente, lo vas a usar para hacer propaganda política, lo vas a usar para hacer publicidad. Hay una miríada de posibilidades dentro de las que podés elegir. Que cada uno elija lo que va a hacer, pero en lugar de acompañar con la dosis de ignorancia necesaria, la caída de aquel que te está escuchando, vos tenés que tirar un poquitito para arriba de aquel que te está escuchando y tirar un poquito para arriba de vos también.” Julio Lagos, por su lado, afirma que “el patrón, el jefe, el que me manda, a quien yo le debo pleitesía no es ni el dueño de la radio, ni el que pone los avisos, ni el ministro, ni el presidente; es el oyente, por respeto.”

Susini, Guerrico, Romero, Carranza y Mujica fueron los pioneros de un medio que acompañó a la sociedad a través de guerras mundiales, descubrimientos científicos, distintos regímenes gubernamentales y hasta viajes al espacio exterior. Aquellos nunca pudieron imaginar la trascendencia de su criatura,  que se expandió a todos los rincones de la tierra. Hoy, a un siglo de aquella transmisión de Parsifal en el Coliseo, nos unimos a los festejos para decir: ¡Salud a la radio argentina!

Hacer radio como una patriada

Hacer radio como una patriada

Marcelo Figueras fue una de las figuras que llegó a la radio en el 2017.

Las paredes verde antiguo están cargadas con fotos en blanco y negro de distintos tamaños. Son muchas y están casi pegadas entre sí. Aparecen el Che Guevara, Fidel Castro, Carlos Mugica, Juan Perón, Héctor Cámpora, Néstor Kirchner, Simón Bolívar. Más grande, ocupando un lugar privilegiado, luce Evita sonriendo. De fondo suena el último disco del Indio Solari, El ruiseñor, el amor y la muerte. El Café de los Patriotas, ubicado en La Paternal, tiene la estética de cualquier bar porteño y además funciona como cooperativa de trabajo desde el 2012. En 2015 comenzó a funcionar allí FM La Patriada (102.1), una radio popular capaz de poner al aire a figuras como el Indio Solari o Andrés Calamaro.

¿Cómo nació la radio popular que atrajo a figuras con una propuesta alternativa que busca “disputarle el sentido común” a los medios masivos?

Nuestro orígen fue el conflicto y la lucha popular – el que contesta es Pablo Velázquez, que se presenta como un militante. “Termino de hablar con vos y me voy a hacer cargo del café, en el mismo lugar donde fui bachero, delivery, mozo. Acá no somos empresarios”, dice el coordinador general de FM La Patriada, un tipo que arrancó su militancia a los 13 años, con el estallido del 2001.

“La radio pertenece a Proyecto Comunidad, una organización social que se forma producto de las asambleas populares en 2001 y decantó en la construcción de una cooperativa de viviendas para las familias que estaban en La Lechería, una fábrica ubicada en La Paternal, a la vera de las vías del Ferrocarril San Martín”, cuenta Velázquez sobre esa primera época.

Ya en 2009, instalados en Villa Lugano, surge la necesidad de contar con un medio de comunicación que fuese propio y representara las voces de esas familias. “Ese año damos un salto a pensar la política como política pública. Por eso entendimos que era vital tener un medio de comunicación propio, porque lo que pesaba permanentemente sobre los habitantes de La Lechería era la estigmatización por ser pobres y, además, fue una forma de meternos en el debate nacional por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Así nació Radio Comunidad, que luego fue FM La Patriada”, cuenta Velázquez.

Pablo Velazquez.

Con la radio se creó también un proyecto formativo donde se buscó incluir en la comunicación a los propios jóvenes del barrio. “Empezamos una radio escuela con jóvenes de Lugano. Se acercaron pibes del barrio que hoy van a la casa del Indio (Solari) todas las semanas a grabar en su estudio. O pibes que arrancaron haciendo operación y que luego terminaron haciéndose cargo de un puesto de responsabilidad importante en una cooperativa económica, por ejemplo. Lo que hace la organización es generar oportunidades donde no las hay y formar en el trabajo y en la conciencia política e histórica. Ese es el formato, porque si no, no hay ni apropiación popular de la tecnología ni apropiación popular de la comunicación”, subraya Velázquez y agrega: “Hay que profesionalizar, hay que aprender para poder decir, discutir y pensar desde nuestro lugar de trabajadores. Hay mucho esfuerzo, mucha dedicación y mucho estudio de parte nuestra. Nos obligamos al estudio porque más allá de que hay compañeros que pasamos por la universidad, todos tenemos que saber todo. Creemos que es importante que los trabajadores tengan sus propias herramientas económicas para subsistir y desde ahí poder salir a declamar”.

En 2012, Proyecto Comunidad adquiere el Café de los Patriotas, lugar que toma un fuerte sesgo cultural como espacio de reunión y expresión artística. Fue en ese marco que en 2015, Radio Comunidad pasa a funcionar en el bar, cambiando su dial del 88.3 al 102.1, y transformándose en La Patriada.

“En Lugano estábamos bajo el nivel del mar y acá estamos buscando meternos en un lugar de fuerte disputa cultural, buscando también hablarle a otro público”, cuenta el coordinador general de la FM.

“Lo que nosotros estamos haciendo es La Patriada como un concepto: es un medio popular, de propiedad popular, que viene a cambiar un poco con su propio ejemplo, las relaciones capitalistas”, explica Velázquez.

FM La Patriada se ubica en Nicasio Oroño 2200, La Paternal.

“Nunca soñamos con esto”

Un gran punto de inflexión para la emisora se dio en el 2017, cuando se decide buscar la masividad. “Nosotros pensamos, desde Radio Comunidad, hacer comunicación popular y comunitaria, y desde La Patriada, que esa comunicación tenga llegada masiva”, comenta Velázquez.

En ese sentido, destaca el reconocimiento: “Para nosotros lo más importante es el ejemplo. Ejemplo militante, de sacrificarse, de andar cada uno de nosotros endeudado, sin llegar a fin de mes para que esto se mantenga. Y lo hacemos porque somos conscientes que hay una lucha en el medio. Es una lucha quirúrgica, que es la lucha por la disputa del sentido común dominante”.

Para el coordinador de La Patriada esa lucha tiene como una de sus aristas pensar un nuevo tipo de comunicación: “Nosotros no estamos en la lógica del periodismo comercial. Damos libertad para que se investigue y para que se haga lo que se tenga que hacer. No somos ni fanáticos ni obsecuentes de ninguna bandería política. La Patriada no es el órgano de difusión de una organización, es una radio donde hay periodismo, donde hay cultura, donde pasan cosas todo el tiempo y tiene una lógica distinta. Por eso termina pasando que el Indio se acercó a la radio. Nosotros ni soñamos que esto iba a pasar”.

Casi como un juego de palabras, Velázquez hace un guiño inconsciente al estribillo de “JiJiJi”, el mítico himno de Los Redonditos de Ricota, para hablar de la llegada del Indio Solari a la radio, quizás la más paradigmática de varias figuras conocidas que se integraron a la emisora.

“Los artistas acá tienen posibilidad de desarrollarse. Seguramente tienen ganas de hacer o decir cosas que de otra manera no las podrían hacer y acá tienen un espacio”, explica al respecto.

El orígen de la radio fue el conflicto y la lucha popular.

Marcelo Figueras fue una de las figuras que llegó a la radio en el 2017. Desde agosto de ese año conduce Big Bang, un programa diario que va de lunes a viernes de 22 a 00 hs. Fue además, quien le ofreció al ex líder de Los Redondos sumarse.

Figueras destaca a La Patriada como “una posibilidad para ejercer un periodismo distinto”, alternativo a los grandes medios masivos de comunicación. “Nosotros tenemos la sensación que nos estamos enfrentando con un poder que es muy monolítico, que tiene todo el dinero, todos los ‘fierros’, pero hay una rajadura inevitable porque no pueden engañar eternamente a la gente. Ahí es cuando comienzan a emerger medios alternativos donde todos laburamos sabiendo que no hay competencia entre nosotros, al contrario, nos alegramos porque sabemos que el adversario verdadero es otro. Sabemos que somos los ‘Davides’ de la historia y nos estamos enfrentando a un Goliat. Por eso hay que relacionarnos y apoyarnos cada vez más: potenciarnos y resonar lo que dice el otro para que trascienda la cadena de desinformación que estos medios tan grandes hacen”.

Figueras es además el biógrafo del Indio Solari, que al igual que él también vio en La Patriada un espacio de expresión. “Cuando apareció la posibilidad del programa, el Indio había empezado a tener páginas en Facebook con alias distintos que se las terminaban cerrando siempre. Entonces le dije que podía usar el programa para lo que quisiera, con el nombre que quisiera, como un medio de expresión, y se enganchó de inmediato. Tanto es así que muy rápidamente dijo que quería programar toda la música, cosa que nunca se me hubiese ocurrido. Mirá si le iba a decir que programara la música de un programa de radio diario de dos horas (risas)”, contó el escritor sobre el cantante.

Figueras consideró que este acercamiento se trató de “un gesto político clarísimo. Un gesto de poner los huevos en el lugar donde uno cacarea: ver dónde está la gente que está tratando de hacer algo parecido a lo que él trató de desarrollar a lo largo de toda su vida. Más allá de nuestras limitaciones técnicas, él sabe que nuestro espíritu está más cerca de eso. Se me hace que para él es como un volver a la fuente, a los principios en los cuales los medios que le daban bola eran todos medios alternativos”.

Pablo Ramos es otro de los nombres conocidos que integran la radio popular. El escritor y guionista forma parte de La Patriada desde el desembarco de la emisora en La Paternal, en 2015. “Al ver lo que era, me quede acá. Era una posibilidad. Confío en mi destino de radiador”, contó Ramos, que en la radio conduce El orígen de la tristeza y participa en Cosa de negros.

Al ser consultado sobre qué significaba estar en La Patriada, Ramos hizo una salvedad: “Nadie está en La Patriada, todos hacemos La Patriada. El que está en La Patriada, sobra. Todos hacemos. Cada uno sabe lo bueno que tiene el compañero, cómo te ayuda, los límites, cómo escuchar. Es hacer la patriada. Cada uno de nosotros somos La Patriada”.

Pablo Ramos.

En este ser La Patriada también se encuentra Andrés Calamaro, quien se sumó a la FM el año pasado por intermedio de Ramos y hoy produce contenido de lunes a lunes.“Calamaro se acercó primero a mí como escritor, para que colabore con una revista. Le dije lo que estaba haciendo, le conté de este proyecto, no le pedí nada, y se sumó, igual que el Indio”. “De repente, te hacen una nota y no pueden creer que no haya plata de por medio”.

“A veces creo que me voy y me termino quedando. Siempre termino abrazando”, dice Pablo Ramos. “¿Por qué me quedo? Me quedo en la radio por amor. Por amor me quedo”.

 

Sin aire

Sin aire

Febrero de 2017. Al estudio de FM Ocupas 88.3, ubicado en el Barrio Cuatro Vientos, de Moreno, llegan miembros del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) informando que deben cerrar la transmisión en tres días si no encuentran una solución a una interferencia que, según las autoridades, mantiene con la señal establecida para el aeródromo de Moreno. La organización que lleva adelante el proyecto presenta un informe técnico y puede retomar su actividad. Febrero de 2018. Aquel organismo del Estado nacional vuelve a la carga, señala que la radio no dispone de ningún papel que avale su condición de medio comunitario y así llega el cierre de las emisiones radiofónicas.

Mariano Sánchez, 34 años y director de la radio dice: “El reclamo del Enacom no tiene justificación porque nosotros disponemos de papeles que confirman lo contrario y salimos sobreseídos de la causa”. Por su parte, Susana Rubino, de 57 años y coordinadora de  la radio declara: “Nos hicieron cerrar sin darnos explicación, sin ningún motivo, sólo nos advirtieron que si no cumplíamos con sus condiciones desmantelarían el equipamiento de la radio”.

FM Ocupas, una radio integrada por personas con discapacidad, se había presentado al empadronamiento realizado por la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) durante el gobierno anterior, como gesto para mostrar su voluntad de ser reconocida.

Actualmente, FM Ocupas ofrece una transmisión de radio desde su página web (www.fmocupas.com.ar). Sin embargo, como señala su administradora Marta Rombola muchas personas que antes podían tener una comunicación directa con ellos, con la clausura, se encuentran excluidas a causa de no tener internet. Ismael Vera, miembro y cocinero de la organización, comenta: “Intentamos solventar los gastos de la radio, haciendo actividades como rifas entre los vecinos, y también animamos a los chicos para que no se preocupen por la situación y seguimos adelante”.

Mariano Sánchez aclara que la lucha que enfrenta a la radio con ENACOM, ha impedido que pudieran soportar los gastos de manera regular, y que como el equipo de FM Ocupas siempre ha tenido un perfil comunitario, nunca han emprendido sus actividades para generar dinero. Diego Tassi,  colaborador en el área de prensa, cuenta que “no estar en el aire repercute en un montón de cuestiones, por lo que tenemos que planear ciertas estrategias para poder seguir creciendo”.

En relación a estas estrategias, los miembros de la radio disponen de abogados para establecer sus asuntos legales,  y visualizar el caso para que ninguna otra radio de Argentina tenga que pasar por ésta situación. También cuentan con el apoyo de  la Federación Argentina de Radios Comunitarias (FARCO) , entidad que ayuda a emprender nuevas estrategias para seguir adelante con la reapertura de la emisora. Suárez explica otros métodos para impulsar el reclamo: “Fuimos a ENACOM a hacer una radio abierta, establecimos una asamblea en la locación de la radio, y fuimos a la Legislatura”.

Los integrantes comprometidos con el restablecimiento de la radio expresan que las  problemáticas que enfrentan no sólo implican al cierre injusto de su transmisión, sino que  además afectan derechos de los chicos con discapacidad. La problemática de la radio por la clausura ha tenido el apoyo de medios comunitarios de la provincia y del país. También, muchas instituciones públicas, como escuelas y universidades, han expuesto en sus propios medios, el reclamo por el restablecimiento de la transmisión de FM Ocupas. Una radio que sólo busca ayudar a la comunidad y brinda apoyo a los chicos que concurren con entusiasmo, todos los días para expresarse libremente. Y que desde hace meses lucha para recuperar su aire.