“El gobierno busca amedrentar las negociaciones. Es un mensaje cuasi mafioso”

“El gobierno busca amedrentar las negociaciones. Es un mensaje cuasi mafioso”

El sindicato de los bancarios logró obtener el aumento salarial de 24, 3% la semana pasada luego de programar un paro de 72 horas que se levantó una vez obtenido el arreglo. La medida sindical surgió porque el Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, había decidido no homologar el acuerdo entre la Asociación Bancaria y las cámaras empresarias realizado en noviembre pasado, porque el Gobierno planteaba un máximo del 18% de aumento para las paritarias. El acuerdo inicial había sido entre las cámaras que nuclean el 80% del sector financiero, pero no habían participado de este las bancas internacionales, nucleadas en la Asociación de Bancos de la Argentina.

La Asociación Bancaria, previo a tomar la medida de paro, accedió a la Justicia, que en enero pasado había resuelto por medio de una medida cautelar que se realizara el pago y estableció que el poder ejecutivo nacional no debía interferir en el acuerdo. El martes se difundió que el Gobierno busca realizar juicio político a los dos jueces que falllaron a favor de los bancarios.

Sergio Palazzo es el titular de la Asociación Bancaria, la preside desde 2013 y lideró la solución del conflicto. En entrevista con ANCCOM analiza la escena actual.

El gobierno decidió hacer juicio político a los dos jueces que tomaron la cautelar para que no se pusiera límite a la negociación las paritarias. ¿Cómo se posiciona el sindicato frente esto?

En realidad la decisión del Gobierno es una insensatez jurídica. La cautelar fue una medida preventiva, no era la cuestión de fondo. Más aún cuando luego el arreglo termina siendo superior a la cautelar. Pero si esto se realizara, vamos a acompañar junto a otros sindicatos a los jueces cuando declaren. También si fuese necesario haremos una denuncia internacional. La medida del gobierno es temeraria. Implica un desconocimiento de la división de poderes, y obliga a pensar que es un gobierno autoritario.

¿Cómo considera que esto puede influir en negociaciones de otros sectores?

El gobierno busca amedrentar este tipo de medidas. Es un mensaje cuasi mafioso. Yo creo que luego de la lucha de bancarias ya no hay techo de 18% en cuatro cuotas como estableció la gobernadora Vidal en el caso de los estatales en Buenos Aires. Habrán acuerdos variables, pero por lo menos se logró sortear lo que se pretendía que fuera una pauta uniforme y que obviaba el sistema de paritarias argentino. El gran mérito de bancarias fue haber sostenido el sistema de paritarias como un sistema de negociación, y no como la imposición de una de ellas.

Se conoció que Cristina Kirchner le realizó una llamada telefónica luego del acuerdo para felicitar al sindicato. ¿Tiene alguna lectura política?

En los medios sólo trascendió la llamada de la expresidenta, pero también llamó el Socialismo, Sergio Massa, el triunvirato, Pablo Moyano y Carlos Melconian. Hay una intencionalidad en ciertos sectores de poder, entre ellos cierta parte del periodismo, de querer instalarnos en esa discusión política. Quienes ahora intentan ubicarme como un «radical cristinista» porque me llama Cristina, son los mismos que antes de decían que era un «radical cobista» cuando hacía paro en su gobierno, por ejemplo con los despidos en la Caja Popular de Tucumán por problemas de paritarias, o por el tema del impuesto a las ganancias, entre otros. Uno siempre está en el mismo lugar. Los políticos se arriman más o se separan de acuerdo a la posición que tengan en relación con las funciones del estado.

¿Cómo hace en su rol de dirigente de los trabajadores para salir las interpretaciones partidarias?

Tengo claro que mientras más cerca de mis compañeros estoy, más lejos del error. Eso ayuda a posicionarme y que los afiliados entiendan cuando hay una operación política. Podrán ponerme en un lugar o en otro, pero mis compañeros saben que fui por lo que me pidieron y que logré lo máximo que podía lograr.

¿Cómo es hoy la relación de la expresidenta con el sindicato?

Tengo un profundo respeto por ella como lo tengo por otros líderes de Estado. Sin duda es una referente política en la Argentina para un vasto sector de la sociedad. La he conocido más después de que dejó de ser presidenta. Antes criticaba más nuestra postura, una vez nos dirigió una cadena nacional para hablar de los bancarios y el impuesto a las ganancias. Bienvenido sea que hoy nos comprenda, al igual que otros dirigentes políticos que llamaron. Yo sigo estando donde siempre estuve, con el anterior gobierno y con el actual.

A lo largo de la historia se analizaron factores que han cumplido la función de columna vertebral para el ejercicio del poder de cada gobierno. Por ejemplo, en el caso de los gobiernos peronistas, el sindicalismo. En el caso de un gobierno como el de Mauricio Macri, ¿cuál es la columna vertebral?

Sin duda es el establishment. El Estado argentino parece ser una gran empresa manejada por CEOs que administran lo público. Por eso tantos intereses encontrados entre lo público y lo privado, como el caso del correo que se conoció recientemente y muchas otras medidas. Un gobierno que le pone techo a las paritarias, pero no a la suba de los precios de los supermercados es un modelo que tiende a favorecer a los sectores concentrados. Es un gobierno de ricos que gobierna y legisla para ricos.

¿Cómo afecta entonces en el gobierno el desacuerdo con los sindicatos?

Yo creo que son todos efectos negativos. La sociedad va interpretando cada vez más su forma de gobernar. Habían generado cierta esperanza en algún momento, en algún sector de la sociedad como la clase media, y por eso llegó a ser presidente. Hoy en día es la clase más afectada.

Hay un desacuerdo latente todavía, el proyecto de que las farmacias y supermercados tengan funciones bancarias, como abrir cuentas, entre otras cosas. ¿Cómo los afecta? ¿En qué situación se encuentra el proyecto?

El proyecto no se termina de cerrar porque hay una fuerte resistencia nuestra. No sólo por la flexibilización laboral que implica para el sector, sino también porque se pierden determinados controles que sirven para evitar el lavado de dinero. Un trabajador que está en la farmacia o el supermercado no está especializado en controles, y además no puede estar abriendo una caja de ahorro mientras está cobrando un carrito de supermercado, porque algo se le va a pasar de su atención. Es un riesgo muy alto.

¿Cuál es la postura del sindicato frente a la plataforma digital que permite la venta y compra de billetes de un banco a otro, sin la intervención del Banco Central (BCRA)?

Es una operación entre privados que genera pérdida de puestos de trabajo y mayores costos a los clientes. La plataforma funciona de la siguiente manera: si alguien tiene dinero ahorrado en billetes de 10 pesos y los quiere cambiar, otro banco se los cambia, pero considerando cada billete a 9,95 pesos, por ejemplo. Están comprando y vendiendo plata entre privados. Antes si había excedentes o faltantes se recurría al BCRA. La nueva operación genera pérdida de valor en la moneda.

¿Cómo es que el sindicato bancario se convirtió en uno de los más combativos, considerando que se compone en su mayoría de la clase media?

La resistencia sindical en la historia del sindicalismo siempre vino por los sindicatos que estuvieran en mejores condiciones. Por un lado, es una responsabilidad social. Por el otro, hay más probabilidades de éxito en la lucha. A un trabajador de un sindicato pequeño se le hace más difícil. No porque las convicciones sean distintas, sino porque al ser chico el sindicato no tiene el poder de fuerza. Además, un día de descuento por paro hace que quizás no pueda llevar un plato de comida a su casa. Para dar un ejemplo, el Cordobazo en 1969 surgió del sindicato de Luz y Fuerza. Julio Anguita, el presidente del Partido Comunista español ha dicho una vez que la revolución siempre se hace con la panza llena, porque el que no la tiene piensa en otras necesidades. Por eso generalmente los sindicatos con mayor poder adquisitivo y mayor poder tienen una responsabilidad mayor.

¿Cómo se genera consenso dentro de un sindicato donde muchos votaron al gobierno de Mauricio Macri?

Con un discurso transparente y mucho debate. Este sindicato es la más acabada expresión de la clase media argentina, por la variedad y crisol ideológica de cada uno de sus afiliados. La clase media argentina suele ser bastante espasmódica, reacciona cuando ve afectados sus intereses, y muchas veces no lo hace cuando le sucede al resto de la gente en el país. El bancario está cambiando mucho. Mira lo que le pasa a los demás trabajadores. Eso tiene que ver mucho con el discurso del sindicato, que es muy amplio, que busca no sólo cuidar los puestos dentro del sistema financiero, sino también afuera. Porque cuando caen afuera hay consecuencias adentro. Si hay menos trabajadores, hay menos cuentas sueldos, se entregan menos préstamos, va a haber problemas en las tarifas de créditos, etc. La caída tarde o temprano termina afectando. Por eso hemos logrado que el trabajador bancario se haga solidario de las luchas.

Desde su postura radical, ¿cómo ve el accionar de su partido dentro del gobierno actual?

No comparto que estén formando parte de una propuesta de derecha que no respeta las instituciones, cómo es el claro ejemplo de la decisión de hacer juicio político hacia los jueces. El Gobierno está avanzando en una flexibilización laboral que es muy parecida a los años noventa. En esos años las pasantías, programas de primeros empleos, las quitas de cargas sociales a las empresas crearon la tasa de desocupación más alta de la Argentina y la precarización laboral de quienes ya tenían empleo. Ni yo, ni el sindicato  compartimos el proceso de flexibilización laboral que pretende llevar el Gobierno actual.

¿Cómo vislumbra el escenario político para las elecciones de octubre?

La tarea del sector político argentino tiene que ser construir un espacio político donde converja, independientemente del origen partidario, una propuesta que contravenga con la actual, a través de un referente que genere esperanza. Porque sino, el descontento a Macri termina en el «que se vayan todos» del año 2001. Se debe volcar esto a la política misma, para generar cambios a través de esta.

Actualizada 23/02/2017

Reporterazo

Reporterazo

En mayo de este año, el Grupo Octubre -encabezado por el secretario general del gremio de los trabajadores de edificios, Víctor Santa María- presentó su fusión con el diario Página/12. Desde entonces, los trabajadores mantienen un conflicto paritario con la empresa, que ofreció aplicar un aumento del 24,9% anual, sin otorgar ningún bono a los trabajadores, una cifra que está casi 20 puntos por debajo la inflación. Por esta razón, desde la semana pasada y hasta este miércoles la publicación salió sin firmas como señal de protesta.

El secretario General del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA), Tato Dondero, denuncia que la cifra del aumento fue impuesta por la cámara de la Asociación de Editores de Diarios de la Ciudad de Buenos Aires (AEDBA), entidad que “no representa los intereses de los trabajadores de prensa”. Como contrapartida, el personal Página/12 exige un salario digno. Diego Martínez, delegado de la comisión interna del diario y redactor en la sección política, manifestó en diálogo con ANCCOM, que “el Grupo Octubre no da respuestas” y “que ha apelado por tercera vez al Ministerio de Trabajo, en donde el jefe de esa cartera, Jorge Triaca, volvió a dictar la conciliación obligatoria”. Para Martínez, “la conciliación planchó el reclamo” porque “el abogado que representa a la empresa, en la mesa de negociación con el Ministro y los representantes de los trabajadores, sigue sin ofrecer nada”. El Grupo Octubre tampoco dio ninguna respuesta ante la requisitoria de este medio para dialogar sobre el tema.

 

 

Este miércoles, termina la tercera semana de la última conciliación obligatoria dictada el mes anterior, y el Grupo Octubre se mantiene firme en su postura de darle a los trabajadores un 27% de aumento a cobrarse en cuotas durante trece meses, lo que anualizado da solo un 24,9% de incremento. Mientras tanto, los trabajadores de Página/12 publicaron una edición paródica del diario titulada “Caras y Caretas”. Los empleados subrayan que, además del titular del Grupo Octubre, Santa María es  Secretario de estadísticas en la CGT. “Reclama para su gremio lo que en su empresa no aplica”, dicen los delegados del diario en referencia al acuerdo paritario firmado por SUTERH, donde se detalla un 27,5 % de aumento hasta noviembre de este año, fecha fijada para la reapertura de paritarias. Por eso, como novedosa acción de protesta a la que denominaron Reporterazo, periodistas y administrativos decidieron baldear las veredas “para ver si Santa María registra que somos trabajadores”.

 

 

Actualizado 09/11/2016

Residentes en alerta

Residentes en alerta

Los médicos residentes de la Ciudad de Buenos Aires se encuentran en estado de alerta desde el 3 de mayo pasado. Si bien los profesionales de la salud acordaron en paritarias con el Gobierno porteño un aumento del 17,4% anual, la cifra no satisface las necesidades de los trabajadores residentes. Por eso, en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez ya realizaron marchas y dos paros en el último mes. Además, se declararon en asamblea permanente.

Además del reclamo salarial, los residentes buscan mejoras de las condiciones de su trabajo y tener representación propia en las negociaciones. La demanda es realizada por gran parte de estos profesionales que prestan servicio en los 33 hospitales porteños, pero el cuerpo de médicos residentes del Hospital Gutiérrez es uno de los más organizados.

 El aumento paritario pactado por la Asociación de Médicos Municipales, dirigida por Jorge Gilardi, y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA), está pautado en tres partes: la primera, de un 18,4% a cobrar a partir de mayo mes de mayo;  la segunda, de un 7,4% a partir de septiembre, y por último un 8% que se haría efectivo en noviembre. Con disgusto, la Asamblea de Residentes y Concurrentes del Gutiérrez explican que el incremento representa “de enero de 2016 a enero de 2017, un 17,4% de aumento”.

A primera hora del miércoles 11 de mayo de 2016 los residentes del Hospital de niños Dr. Ricardo Gutierrez llevaron a cabo un paro y realizaron una asamblea con residentes de otros hospitales para reclamar por el acuerdo de sus paritarias.

A primera hora del miércoles 11 de mayo de 2016 los residentes del Hospital de niños Dr. Ricardo Gutierrez llevaron a cabo un paro y realizaron una asamblea con residentes de otros hospitales para reclamar por el acuerdo de sus paritarias.

¿Qué es un residente?

El trabajo de un médico residente no es siempre valorado. “Piensan que no somos médicos. Sin embargo, ya estamos recibidos y matriculados”, explica Inés Gavagnin es R1, la categoría correspondiente a los residentes recién ingresados.

El período de residencia es una etapa optativa en la que  los médicos buscan especializarse en alguna rama de la medicina. Los residentes de un hospital público ingresan por concurso. Según el puntaje  obtenido, pueden elegir en qué institución trabajar. Una vez dentro del hospital, tienen cuatros años para profundizar en el área seleccionada y, por trimestres, van rotando por diferentes secciones dentro de la especialidad que eligieron.  

La desconfianza en la labor del residente se suma a un cierto descuido por parte del sistema que los regula. La  Ordenanza Municipal N° 40.997 (y sus modificaciones, que reglamenta la actividad de residencia), no concibe, entre otras cosas, la licencia por estrés. “La normativa contempla de la misma manera a un profesional residente de cirugía, a uno de psicología o a otro de trabajo social”, explica Gavagnin.

En el hospital, cada área tiene  un jefe de planta y médicos que ejercen en el sector. Ellos son los responsables del trabajo en el lugar. Pero, en la dinámica actual, los que brindan la atención directa hacia el paciente en muchísimos casos son los residentes. Bajo la lógica de que “tienen que aprender” son ellos los que revisan, diagnostican y realizan las interconsultas con otros sectores.  El horario de trabajo es de ocho horas diarias, con un mínimo de seis guardias por mes, entre las que se encuentran las de los fines de semana, que son de 24 horas.

El horario de trabajo de los residentes es de ocho horas diarias, con un mínimo de seis guardias por mes, entre las que se encuentran las de los fines de semana, que son de 24 horas.

 

Múltiples tareas

Guillermo Moscatelli es médico de planta, miembro del equipo de Parasitología y Chagas del Hospital Gutiérrez. “Si bien la responsabilidad de sectores tales como Internación o Guardia es de los médicos de planta –explica-, sin el trabajo de los residentes no podrían llevarse adelante los servicios”. Destaca que los residentes “ocupan el rol de un médico común” y agrega que “revisan a los pacientes, les sacan sangre y mandan las muestras al laboratorio. Hacen el trabajo de un médico y de un enfermero”.

En este contexto,  los residentes se encuentran, también, inmersos en el abandono de los hospitales de la Ciudad. La falta de personal hace que terminen realizando tareas que no les corresponden, como las de los enfermeros, camilleros y hasta las de los trabajadores sociales. Gavagnin, quien trabaja en el sector de Internación Clínica, explica: “Son dos camilleros para todo el hospital. Entonces no los podemos contar. Estás una hora afuera, acompañando a la mamá, con el tubo de oxígeno y el nene en la camilla”. Además completa: “Tenemos mucho trabajo administrativo. Hay chicos que vienen con causas judiciales, familias que no pueden cuidarlos y el sector de Servicio Social tiene cuatro o cinco trabajadoras sociales para todo el Hospital. Entonces nosotros les hacemos los trámites, de leche o insumos, por ejemplo”.

Los profesionales señalan que no faltan medicamentos pero denuncian que carecen de elementos imprescindibles para las secciones administrativas y que las instalaciones del Hospital no están a la altura de las necesidades que se requieren para la atención correcta de los pacientes. Aún así, Gavagnin reconoce que las condiciones de trabajo para un residente del Gutiérrez son mejores a la de otros establecimientos públicos.

Con respecto al paro realizado por los residentes del Hospital Gutiérrez, los días 11 y 12 de mayo pasados, el Departamento de Prensa del Ministerio de Salud porteño expresó, sin identificar la voz de la declaración, su desconocimiento al trabajo del residente: “Sin ellos la atención se realiza igual, son los médicos de planta los que tienen la agenda del sector y hacen las cosas”.  

Julián Rodríguez Kibrik tiene categoría R4 en el Gutiérrez -atraviesa su último año de residencia- y explica: “La situación de desprotección llega a que no se nos esté liquidando el sueldo como corresponde. El salario de un médico residente es 1,25 del salario de uno de planta por 24 horas de trabajo. Pero desde hace años, ese cargo es por 30 horas y eso no se trasladó a los residentes. Un R1 cobra en mano $13.500 mensuales con la responsabilidad que su cargo implica”.

 

Los residentes del Gutiérrez insisten con la reapertura de las negociaciones paritarias –reclaman un 40% retroactivo a enero- a pesar de que desde la Asociación de Médicos Municipales propone esperar hasta septiembre, cuando les darían representación en una mesa “pre-paritaria”. Los residentes van más allá y piensan elaborar un proyecto de una nueva ley de residencias, en la cual ellos puedan tener participación. Para esto ya cuentan con el asesoramiento de los legisladores Marcelo Ramal (Frente de Izquierda de los Trabajadores) y Carlos Tomada (Frente para la Victoria).  

En el sector de la salud se dificulta la organización sindical. Dada la responsabilidad y dinámica propia de la tarea, nunca el paro es total. Cada profesional se maneja de manera autónoma y puede seguir trabajando a pesar de que se realice una medida de fuerza. Sin embargo, el 18 de mayo se realizó un paro de médicos de planta, también por reclamos referidos al bajo número acordado en paritarias con el GCBA. La salud pública sigue en crisis.

Actualizado 31/05/2016