Jun 3, 2020 | Culturas, Novedades

La pandemia del coronavirus se metió por la ventana y cambió todo lo que se conocía como “normal” hasta el momento. En este contexto, uno de los tantos sectores golpeados por la emergencia sanitaria es el artístico; la música, el teatro, el circo, entre otras expresiones. Las puertas del arte presencial se cerraron y, con ellas, las nuevas estrategias para sobrevivir a este momento se pusieron en marcha. ¿Cómo pensar un teatro sin cuerpo? ¿Un arte sin aura? ¿Inaugura una nueva época cultural o es una situación de emergencia en espera de abrir las puertas como siempre?
“Es difícil hacer futurología porque lo que más hay son preguntas, cómo hacer posible que se produzca teatralidad en este contexto”, planteó Ivanna Soto, editora en Revista Ñ, con un posgrado en Gestión Cultural y la carrera de Dirección Escénica de la Universidad Nacional de las Artes en curso. «Ya se está pensando un protocolo para seguir produciendo, enlazado con el reclamo por la emergencia cultural”, explicó. Es una propuesta tentativa para salir de este momento, que también se agrava porque la crisis económica impacta en esta emergencia cultural.
Parte de los que piensan cómo seguir haciendo teatro en este contexto se organizaron en el Profesores y profesoras independientes de teatro (PIT), una agrupación formada en cuarentena que empezó en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y rápidamente se replicó en todo el país. Lorena Vega, actriz, directora y docente, forma parte del PIT de CABA y, en conversación con ANCCOM, explicó cómo es el protocolo que quieren discutir con las autoridades: “Estamos intentando iniciar un diálogo con las autoridades de Cultura, tanto a nivel ciudad como nación para poner en discusión un protocolo. Queremos afinarlo para que pueda ser una herramienta para volver al trabajo cuando se flexibilice la cuarentena”.
El protocolo implica que el teatro se adapte al distanciamiento social como cualquier sector laboral: entrar con la distancia necesaria, que haya un lugar para dejar el calzado y no aglutinar los baños ni lugares comunes. También se planteó armar un diagrama para reacomodar la circulación de la gente, que las clases sean con menos personas y más cortas, y que en vez de ir a un teatro que quede más lejos, se pueda tener las clases con otro profesor en un teatro de una zona más cercana.

El coronavirus no sólo hizo evidente la crisis sanitaria que podía ocurrir si había un colapso en la cantidad de contagios, sino que evidenció problemas estructurales en todos los ámbitos de la sociedad. “El sector viene golpeado desde antes de la pandemia y esto lo agudiza muchísimo, porque en los últimos años, sobre todo en CABA donde hay muchos teatros, y muchos independientes, hay demasiados actores y actrices y muy poco trabajo”, comentó Cristina Fridman, actriz y productora, integrante del mítico grupo teatral liderado por Claudio Gallardou “La Banda de la Risa”. Fridman plantea que esta situación puso en evidencia que la cultura tiene que ser tratada por los gobiernos de otra manera. A pesar de que el Ministerio de Cultura está dando subsidios para paliar la crisis, los actores y actrices que tienen grandes capacidades de ahorro, no son muchos. “Hay que pensar cómo hacer para que el sector no sea tan vulnerable, pandemia de por medio o no”, aseguró Firdman y enfatizó en lo necesario que se vuelve el arte en momentos como éstos para la salud. “Hay países, independientemente del color político del gobierno de turno, donde a la cultura la resguardan, porque es un patrimonio nacional que acá debería ser considerado parte de la canasta básica”, agregó.
En esta cuarentena, las plataformas de CINEAR, Teatrix y los vivos de Instagram donde los artistas hacen presentaciones “a la gorra virtual” se llenaron de visitas. La cultura es vital y necesaria y Fridman ve en eso una respuesta de la gente a la cultura que acude a ella en tiempos difíciles. “El virus paró a todos los teatros del mundo y puso en evidencia cómo el sector de la cultura está absolutamente desprotegido por las políticas (no) culturales. La presencia del Estado tiene que resguardar el patrimonio cultural del pueblo”, expresó, haciendo hincapié en lo que considera fundamental: poner sobre el tapete la política cultural, un consumo de primera necesidad que no se tiene que tocar nunca.
Entre las diferentes estrategias para sobrevivir económicamente, Fridman mencionó a los artistas solidarios, “un movimiento que se armó ahora para entregar bolsas de comida a actores y actrices que no tiene para comer” y expresó su preocupación por la gente del circo, que la cuarentena atrapó viviendo en carromatos y en lugares donde no tienen asegurado cómo resolver lo mínimo. Lorena Vega planteó la necesidad de ayudarse entre todos los que pertenecen al sector y a otros que también lo necesitan, con acciones como las del teatro independiente para apoyar a la organización social La Poderosa.

¿Cómo se configura un nuevo teatro de cuarentena? ¿Cuáles son las estrategias para seguir haciendo arte sin presencia? “Hay formas de pensar un cuerpo virtual, pero el teatro virtual es otra cosa. Una idea es pensar el uso del cuerpo virtual para una escena y otra hacer teatro por zoom”, aclaró Soto. La importancia reside en que este momento obliga a hacer las cosas de cierta manera, pero no por elección. “Es un teatro pensado desde la emergencia y la limitación, no es un teatro elegido”, agregó. El compromiso hacia la obra no es el mismo, según Soto, si se aprieta un botón desde casa y listo, que cuando se va al teatro. “Ver al actor en vivo es otra cosa, hay una comunión espacio-temporal que no se puede dejar de lado. Estamos ahí, aquí y ahora, el actor, yo y los otros espectadores, que no sólo compartimos el espacio real sino el tiempo y espacio que plantea la ficción”, puntualizó.
La presencia era un factor fundamental en el teatro y hoy se encuentra impedida. “La comunión de espectadores es imprescindible porque hay algo en la presencia que se produce ahí con el actor y los espectadores que no es igual. El teatro es completamente artesanal, no es lo mismo ver a los espectadores por zoom”, esclareció Soto. La estrategia es válida para los tiempos que corren, pero está pensada desde la limitación.
El Teatro Cervantes abrió una convocatoria para obras de teatro que se monten y filmen a teatro cerrado. Fue una estrategia buscada para dar trabajo en este momento a los trabajadores de la cultura. “También se está pidiendo que en los canales de aire vuelvan a pasar ficciones o películas nacionales para que, a través del SAGAR, la sociedad de derechos de intérpretes, el actor y actriz pueda cobrar algo”, agregó Firdman. El desafío sigue siendo el mismo, ¿cómo pensar en el teatro a futuro? En septiembre suelen empezar a planearse las funciones de verano y se ponen en marcha los ensayos, pero si el teatro aún está cerrado la duda es cómo poder planificar una actividad que aglutina tanta gente. “Este es el medio artístico más sensible, porque se hace entre personas que se tocan sin tener en cuenta un riesgo de contagio”, mencionó Soto. Pensar la creación desde el impedimento físico, que nunca estuvo antes, implica un desafío central.
“La creatividad es lo último que se debe perder, porque además siempre caracterizó al teatro argentino hacer desde la nada y así y todo hacerlo bien, pero el teatro no se debe convertir en eso”, advirtió Soto. En respuesta a esa necesidad están los protocolos que elevó el PIT al Ministerio de Cultura para volver a dar clases y hacer teatro con los cuidados requeridos. “Está bien en tiempos de crisis buscar otras alternativas, pero que esto no se convierta en la norma porque, también, hay mucha en situación de precariedad”, mencionó. En el mismo sentido, Lorena Vega alentó que se compartieran filmaciones de las obras, pero dejó en claro que se tratan de documentos. “Está buenísimo porque hay mucha demanda y también abre más posibilidades laborales, sobre todo para los que trabajan con equipos audiovisuales, pero considero que es un documento. Esta situación puso de manifiesto que documentar los trabajos y hacerlo bien también es importante”, declaró.
El teatro va a seguir existiendo y repensándose continuamente, en espera de poder abrir sus puertas sin cuarentena, pero con protocolos de salud. “En Italia van a abrir los teatros en junio y es esperanzador”, mencionó Soto. Tener esa perspectiva de Italia, que es un país donde realmente se vivió la crisis del coronavirus, parece alentador. “Después hay que ganar la confianza del público para volver”, planteó, pero también aseguró que “no hay que subestimar la necesidad del público por el teatro y es evidente que va a volver a las salas porque confían en esa necesidad”.
May 29, 2020 | Comunidad, Novedades

Eugenia Zelaya vive con sus hijos, su nuera y su nieta en el Barrio Mugica, donde también es una de las referentes del comedor “Huellitas de niños”. El pasado viernes 22 de mayo test de covid-19 dio positivo y desde entonces se encuentra internada en el Sanatorio Municipal Julio Méndez, en el barrio porteño de Caballito. Eugenia, quien además es diabética, dialogó con ANCCOM y detalló la dura realidad de la villa 31.
“Tuve que ir al Hospital Piñero para hacerme el hisopado. Nos hicieron esperar a todos juntos en el estacionamiento, sin sillas y con frío. Armaban un listado y te atendían si estabas. Muchos se cansaban de esperar y se iban. No sé qué pasó con esa gente, si se los localizó o si alguien se preocupó en buscarlos”, relata.
“Los médicos del Centro de Salud del barrio son los que se ocuparon de mi situación. Ellos fueron los que llamaron a mi familia para decirles que se queden adentro, aislados, y les dieron indicaciones acerca del hisopado”, agrega.
Según cuenta, el protocolo funciona gracias a la presión que hay desde muchos espacios. Su comedor se articula con el Centro de Salud y, junto con las organizaciones sociales, se encargan de designar por manzana médicos, enfermeros y trabajadoras sociales.
La Iglesia también participa del entramado solidario y, con los mismos vecinos, ha generado una red de contención para los adultos mayores. “Se entregan bolsones de comida y se les pregunta si necesitan algo. También identificamos a las familias que requieren ayuda y a quienes están en situación de calle. Es un trabajo de hormiga”, dice.
Tras una semana, Eugenia aún no sabe si toda su familia está infectada. Hasta el momento, tres de sus cuatro hijos son positivos. Su nuera y su nieta todavía aguardan los resultados. La incertidumbre que padece Eugenia –por su salud y la de sus seres queridos– la experimentan todos los que viven en los barrios populares.

En la Ciudad de Buenos Aires, después de que se triplicaran los casos en pocos días, el Ejecutivo porteño instaló 50 postas sanitarias en la entrada y salida de los barrios para higienizar y desinfectar a quienes ingresen. Asimismo, el Gobierno nacional amplió el operativo DetectAr en los barrios de Retiro, Ricciardelli (1-11-14) y Zavaleta (21-24) para identificar casos positivos, en conjunto con el programa “El barrio cuida al barrio” del área de Cuidados Integrales y Políticas Comunitarias del Ministerio de Desarrollo Social, encabezada por Carolina Brandariz.
Esta iniciativa, explica la funcionaria, junto con el protocolo y el rol de referentes sociales, pretende garantizar el mayor aislamiento posible en los barrios vulnerables cuyos habitantes sufren condiciones de hacinamiento y no tienen acceso a servicios esenciales, además de promover medidas de cuidado, autocuidado y prevención.
Brandariz, referente del Movimiento Evita, cuenta que tuvieron que modificar el lugar de espera de los resultados: “En un primer momento, los centros de aislamiento se habían pensado para situaciones de sospechosos positivos que conviven con familiares que salen y entran. Ahora, el hisopado se está haciendo en los hoteles en vez de las casas. Si da positivo, vas al hospital”.
Desde su área hacen hincapié en la necesidad de cambiar ciertos hábitos como compartir el mate e higienizarse las manos. “Tenemos que cambiar para cuidarnos, sabemos que el distanciamiento social es difícil en las ferias del barrio, pero esto se debe modificar. También se triplicó la demanda en los comedores y por eso, para garantizar el aislamiento, debemos proveer alimentos a los comedores y a las casas”, subraya.
Mientras tanto, en la villa 1-11-14 del Bajo Flores, otra de las zonas de la ciudad más afectadas por el covid-19, los vecinos, junto con organizaciones sociales, docentes y personal de salud, se manifestaron el martes 27 de mayo para denunciar falencias en el operativo DetectAr y exigir protocolos específicos para los barrios populares e insumos para los hospitales.
Allí también la Iglesia juega un papel importante. El padre Juan Isasmendi, de la Parroquia Santa María Madre del Pueblo –que lleva 45 años en el barrio–, convocó al Ejército, en acuerdo con los vecinos, para que instale una cocina de campaña frente al comedor de la iglesia donde están repartiendo 4 mil platos de comida por día.
May 28, 2020 | Comunidad, Novedades
Con la pandemia de covid-19 y el aislamiento social preventivo y obligatorio, pareciera que nada más pasa en el país y en el mundo. Que no hay más enfermedades que el coronavirus -a excepción, quizás, de aquellas “de base” de los grupos de riesgo-; que no hay más padecimientos que los de la angustia por el encierro; que la única contracara de la cuarentena es la económica. Sin embargo, pasan otras cosas, de esas de la vida “normal” que pasaban antes de toda la incertidumbre por el nuevo virus; aunque poco se hable de ellas. La donación y trasplante de órganos es una de esas cuestiones.
Donar en pandemia
“Donación y trasplante evidentemente han cambiado en el país desde la aparición del covid-19”; sostiene María Eugenia Vivado, presidenta de la Asociación Solidaria de Insuficientes Renales (ASIR). Parece una constatación obvia, pero aun así necesaria. “A partir del inicio de la cuarentena, la donación y trasplantes han bajado ostensiblemente”, agrega.

Es difícil comparar números cuando los contextos que se analizan son tan diferentes. En el 2019, no había una pandemia que afecta a todo el mundo, y mucho menos una cuarentena que detuvo la mayor parte de la circulación en el país. Sin embargo, los datos hablan: en lo que va del aislamiento social hasta el cierre de esta nota, el Sistema Nacional de Información de Procuración y Trasplante de la República Argentina (SINTRA) registró 68 donantes; el año pasado, la cantidad llegó a 348 en el mismo período de tiempo.
Hay varias razones, entre ellas el cierre de fronteras que dificulta el traslado de órganos -ya sea desde el exterior como desde otras provincias- que suele realizarse en aviones sanitarios; y la menor cantidad de accidentes de tránsito, una de las principales causas de muerte entre los donantes. Pero la más determinante es la seguridad, tanto de los pacientes como de los médicos. Frente a un virus con una tasa de contagio tan alta como la del coronavirus, las precauciones aumentan lógicamente: a los controles habituales a donantes y receptores se le suman controles específicos por covid-19.
Desde la Asociación Fibroquística Marplatense (ASFIM) explican que los criterios para definir posibles donantes seguros fueron trabajados en conjunto con la Asociación Argentina de Terapia Intensiva (SATI), la Asociación Argentina de Trasplantología (SAT) y el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), junto con el Ministerio de Salud de la Nación. A partir de ellos, se “aumentan las exigencias” para los posibles donantes: se les realizan test epidemiológicos PCR para detectar la presencia o no del virus, y sólo cuando el test da negativo, se los considera como donantes.
Lo mismo se aplica para los posibles receptores de los órganos. Además, si el órgano en cuestión son los pulmones, también se les realiza una tomografía de tórax debido a los efectos particulares que tiene el coronavirus en el sistema respiratorio. Este aumento de controles “va en desmedro de la cantidad de donantes y receptores”, como sostiene Vivado.
Una de las medidas adoptadas fue recurrir, sobre todo, a las donaciones en determinadas provincias, aprovechando la heterogeneidad del país y la menor circulación del virus en ciertas regiones. “Eso nos permite un grado mayor de seguridad, ya que podemos obtener potenciales donantes de zonas donde no hay tanta circulación, y eso brinda cierta seguridad”, explica Alejandro Bertolotti, jefe del Departamento de Trasplante de la Fundación Favaloro.
Mientras tanto, en las redes oficiales del INCUCAI continúan insistiendo en la posibilidad de reafirmar la condición de donante a través de la web, si bien todos los argentinos mayores de 18 años son donantes, salvo que deje constancia de lo contrario, a partir de la sanción de la ley 27447, “Ley Justina”. Al 8 de mayo, más de 20 mil personas ya habían reafirmado su deseo de donar por esta vía.
Los trasplantes continúan
La donación no es el único aspecto que se ve afectado por la pandemia, sino todo el universo del trasplante. Por ende, los pacientes que están en lista de espera y aquellos que fueron recientemente trasplantados.
“Desde el comienzo de la pandemia pudimos observar que la actividad de donación y trasplante era afectada, sobre todo en los países europeos que precedieron en el desarrollo del coronavirus y su impacto en el sistema de salud”, explica Carlos Soratti, presidente del INCUCAI. “De modo que, precozmente, se empezaron a tomar las medidas, los diagnósticos y las estrategias para poder consolidar el sistema argentino de donación y trasplante y sostener la actividad con limitaciones y disminuciones.”
A diferencia de lo que sucedió en muchos países del mundo, en Argentina no se dejaron de hacer trasplantes. “Están bastante centrados en los pacientes que lo necesitan en forma urgente para vivir”, según María Eugenia Vivado. “Los trasplantes con donante vivo, como son programados, se los prefiere postergar a fin de cuidar al donante y al receptor, para evitar que estén en hospsitales con riesgo de posible infección”, explica la presidenta de ASIR.
“No podemos esperar a que termine la cuarentena”, sostiene Bertolotti. “Hay patologías que ameritan ser tratadas como si esta pandemia no existiera, las enfermedades siguen su curso, lamentablemente, y tenemos que tratar de brindar opciones a esta gente, dentro de esta situación.” Según el INCUCAI, en lo que va de la cuarentena más de 214 personas en lista de espera recibieron un trasplante de órganos o tejidos gracias a la concreción de 68 operativos en todo el país. Si bien en su mayoría fueron trasplantes renales, también se realizaron hepáticos, cardíacos, de córneas y uno pancreático. En el Hospital Garrahan llevaron a cabo diez trasplantes y la Fundación Favaloro se realizó, incluso, uno bipulmonar.
Los trasplantes de médula ósea también siguen llevándose adelante, ya sea autólogo -con células del mismo paciente- o con donante relacionado o familiar. Además, durante la cuarentena, y gracias al Registro Internacional de Células Hematopoyéticas -del que Argentina forma parte-, “los pacientes que tenían programado recibir un trasplante con células de donantes de otros países pudieron concretarlo a pesar de las dificultades de la pandemia”, cuenta Roberto Isab, referente de la Comisión de Amigos del Hogar CUCAIBA. Incluso cuatro unidades de células donadas arribaron al país desde Israel, Brasil y Alemania en vuelos de carga gracias a la participación de Cancillería, las embajadas argentinas, las empresas transportadoras y las aerolíneas comerciales. “Todo ese esfuerzo ha dado su fruto y hoy podemos decir que a pesar de las limitaciones que impone esta lucha contra el coronavirus, la oportunidad de trasplante de órganos, de tejidos y de células en nuestro país está siendo sostenida con mucha coordinación, con mucho esfuerzo y con la participación de todas las provincias y jurisdicciones”, sostiene Soratti.
Ser paciente
Los pacientes ya trasplantados también son considerados dentro de este nuevo escenario.
“En un primer momento, la recomendación era que nadie fuera a las clínicas, que se quedaran en sus casas y que solo concurrieran a la guardia en caso de presentar síntomas, pero había otras enfermedades y patologías importantes,” cuenta Bertolotti. “Dentro de esa población tenemos a nuestros pacientes que están en lista de espera o situación de trasplante, que también requieren controles específicos muy importantes para ellos.”
Frente a esta situación, en general se comenzaron a implementar consultas virtuales entre los pacientes y los equipos de trasplante. “Los organismos nacionales, provinciales, públicos y privados relacionados a la donación y trasplante siguen trabajando y empezaron una reorganización de atención a distancia, por todos los recaudos que se debe tener frente al covid-19”, explica Vivado. “El gobierno nacional, a través del Ministerio de Salud, da directivas para la atención, vías de comunicación para que el paciente no tenga que salir de su casa. Por otro lado está garantizando la medicación para 6.840 pacientes sin obra social bajo el programa de medicación inmunosupresora”, agrega.
Pero para aquellos momentos en que es imprescindible recurrir al centro hospitalario, se implementan estrictos protocolos de seguridad para proteger a los pacientes y a los médicos. Por ejemplo, en la Fundación Favaloro se establecieron “circuitos seguros”, es decir, pasillos específicos y exclusivos para aquellos que van a realizar una consulta por trasplante o por razones ajenas a la sintomatología del coronavirus. De esta manera, no se exponen a posibles contagios.
Otra cuestión es el riesgo que corren las personas trasplantadas frente a la gran circulación del covid-19, debido a su inmunosupresión. Sin embargo, Bertolotti sostiene que “todo paciente trasplantado está recibiendo inmunosupresión, esto baja sus defensas y se expone a tener mayor vulnerabilidad para infectarse. Pero no se ha visto estadísticamente un comportamiento diferente en la población inmunosuprimida y la general, hasta el momento. “Lo importante es evitar el contagio, tanto uno sea trasplantado como no”, insiste. Sin embargo, las personas trasplantadas cuentan con una ventaja: ya tienen incorporadas como hábito las medidas de seguridad e higiene que ahora son necesarias para toda la población general.
Para complementar la poca información existente, el SINTRA puso en vigencia desde el 21 de abril un nuevo registro de infección por covid-19 para pacientes en lista de espera y trasplantados, que permite informar la incidencia y evolución de la infección viral en esta población especial. El objetivo es contar con datos nacionales acerca sobre el coronavirus para evaluar el impacto en este tipo de pacientes.
Las ONGs también cumplen un rol muy importante, más en tiempos de pandemia, para la promoción de donación de órganos y la seguridad de los pacientes, haciendo un seguimiento del cumplimiento de protocolos y leyes. “Queremos que se cumpla la Ley de Protección Integral para las Personas Trasplantadas y en Lista de espera. Por ejemplo, en la provisión normal de la medicación; y en caso de recurrir a un centro sanitario, tengan todos los recaudos de cuidados de bioseguridad”, sostiene Vivado.
Día Nacional
El 30 de mayo es el Día Nacional de la Donación de Órganos en conmemoración del nacimiento del hijo de la primera paciente que dio a luz después de haber recibido un trasplante en un hospital público.
Todos los años, el INCUCAI realiza una campaña de promoción de donación para esta fecha en particular. Debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio, esta vez la campaña se pensó específicamente para las redes sociales, convocando a la comunidad a participar con sus mensajes bajo el hashtag #AbrazosDeVida. “Seguimos teniendo formas de abrazarnos”, sostiene uno de los mensajes en las redes oficiales.
“La imagen de la campaña es la de Matilde, una muñeca con sus brazos abiertos, diseñada por el artista plástico Felipe Giménez”, explican desde el organismo de donación y trasplante. “La acción está inspirada en la idea de abrazar la vida, como se abrazan las buenas causas, los ideales, los sentimientos y los afectos. La iniciativa tiene como fin reafirmar una actitud positiva hacia la donación y homenajear a los donantes que hacen posible que miles de personas tengan una nueva oportunidad.”
Mientras tanto, en los días previos al sábado 30, se comparten imágenes y videos de pacientes trasplantados, personal del sistema de salud y familiares de donantes enviando sus abrazos, a la vez que se invitó a toda la gente a participar de la iniciativa.
Como lo resume Bertolotti: “Nadie en el mundo está preparado para una pandemia y para un aislamiento como el que nos tocó, así que es un esfuerzo que tenemos que hacer entre todos, y apoyarnos entre todos.”
May 28, 2020 | Comunidad, Novedades

Los estados pobres del norte y nordeste están colapsados, ahora el problema está alcanzando a los más ricos.
En cuestión de semanas, Brasil pasó a ser el epicentro de la pandemia superando a Estados Unidos en cantidad de fallecidos por día. Los contagios crecen sin parar ante la desidia política del gobierno de Jair Bolsonaro que apuesta a un laissez-faire sanitario, económico y social.
Ante la ausencia de una acción coordinada entre el Planalto y las administraciones provinciales, cada estado enfrenta el coronavirus como puede. “Es catastrófico. El país es como un barco sin capitán”, opina la directora del Sindicato de Médicos del Estado de San Pablo (SIMESP), Carolina Pastorin Castiñeira.
El colapso del sistema hospitalario es una realidad. La gestión del covid-19 es “absolutamente precaria y crítica”, señala el médico sanitarista Pedro Tourinho. La desigualdad social a nivel nacional queda reflejada por el impacto de la pandemia. Según el Ministerio de Salud brasileño, la región del norte tiene una mortalidad de 26,6 cada 100 mil habitantes. Esta cifra duplica la del sudeste (13 cada 100 mil), la zona más rica.
Los estados pobres del norte y nordeste –Amazonas, Pará, Maranhão, Ceará, Pernambuco–, hace días que están colapsados. Sin embargo, el problema está alcanzando a los sectores más ricos: el área metropolitana de San Pablo y el interior de Rio de Janeiro “ya tienen filas para internación y las camas de terapia intensiva están completas”. Tourinho, quien también es concejal por el Partido de los Trabajadores (PT) en la ciudad de Campinas, advierte que el riesgo de colapso es “inminente” en el interior paulista y “ya es una realidad en la capital”.
El estado de San Pablo es el más afectado por el covid-19, con 86.017 casos confirmados y 6.423 víctimas fatales. “Estamos con regiones colapsadas dentro de la ciudad”, subraya Pastorin y remarca que en algunas partes de la capital ya tienen una ocupación de camas públicas de cuidados intensivos (UCI) del 100 por ciento.

El interior de Rio de Janeiro ya tienen filas para internación y las camas de terapia intensiva están completas.
El personal médico que está en la primera línea padece la falta de testeos, el sufrimiento psíquico y la impotencia ante los casos que crecen desmedidamente. “Los profesionales de salud estamos pasando un momento difícil. No solamente por la cuestión sanitaria. Nuestra salud física y mental está perjudicada”, admite Pastorin. Unos 130 colegas suyos han fallecido por el covid-19. “Veo en muchos el desgaste que genera la sensación de poder ser una de las víctimas”, dice y destaca que “trabajando en la primera línea, es importante crear momentos de distracción para aliviarse un poco de las pésimas noticias”.
“Muchos profesionales trabajan en condiciones de protección muy por debajo de lo ideal, atendiendo un volumen demasiado grande de pacientes”, observa Tourinho. En tanto, Pastorin alerta sobre la desigualdad en el país y entre los trabajadores sanitarios: “Tenemos localidades con equipos de última generación y otras donde utilizan tapabocas caseros”. Según la directora del SIMESP, cada día crece el número de profesionales suspendidos de sus puestos “sea por contagio, por cuestiones emocionales o por falta de condiciones para trabajar”.
No existe una coordinación del sistema sanitario, público y privado. “Otra vez, la desigualdad impera”, manifiesta la referente sindical. Brasil tiene grandes diferencias entre regiones. En el norte, nordeste y Rio de Janeiro todos los hospitales están desbordados, mientras que en el estado paulista hay disponibilidad de camas en el sector privado “pero la gente muere en el sistema público sin acceso a una. Es profundamente injusto”, denuncia Tourinho.
“Lo importante, ahora, consiste en mantener a la gente en sus casas y dar las condiciones desde el Estado para que eso ocurra. Es injusto y contradictorio mandar al pueblo a aislarse sin la ayuda necesaria para que todos puedan acceder a la salud y a una chance de recibir cuidados adecuados”, sostiene Pastorin, quien reivindica el reclamo por una lista de espera única para camas de UCI. Según Tourinho, debería haberse constituido un “gran pacto nacional en defensa de la vida” con medidas de aislamiento rigurosas, puniciones para quien rompiese la cuarentena y medidas de auxilio.

“Con el Gobierno federal tenemos la peor gestión del planeta de la crisis del coronavirus”, enfatiza Tourinho.
“El problema es que con el Gobierno federal tenemos la peor gestión del planeta de la crisis del coronavirus”, enfatiza Tourinho y califica al presidente Bolsonaro como un “psicópata” que no le importan las vidas perdidas: “Lo que él quiere es que los que tengan que enfermarse, se enfermen, y los que tengan que morir, se mueran. Todo para que la economía vuelva a funcionar”.
El máximo mandatario, que definió al coronavirus como una “gripecita”, boicotea la cuarentena en cada uno de sus discursos y milita la reactivación de la economía. La socióloga y analista política, Aline Piva, observa que el camino elegido por el Planalto es una “salida maltusiana. Están haciendo un cálculo muy deshumano: que se mueran los que se tengan que morir, después vemos que hacemos”, afirma.
“Nada indica que vamos a tener un cambio y eso nos pone frente a un problema muy grande”, asegura. Los gobiernos provinciales son los que responden ante la crisis sanitaria, pero “es una respuesta muy desigual, cada uno hace lo que puede”.
Mientras las medidas de aislamiento y cuarentenas son dictadas por las autoridades regionales, los fondos para auxiliar a las personas económicamente provienen del Gobierno federal. “No estamos viendo medidas además de los 600 reales (unos 110 dólares), que no llegan a comprar la comida mensual de una familia. Hay gente que dice preferir morir con la panza llena que de hambre en casa. Es muy agobiante la situación que vive la población más vulnerable”, plantea.
Pastorin no ve mejoras en el horizonte. “El presidente ignora a la ciencia y los especialistas y decide por su cuenta. No tiene conocimiento sobre eso, no es ni médico ni investigador ni científico. Estamos hace más de una semana sin Ministro de Salud y sin previsión de un nuevo nombramiento – detalla preocupada-. Es catastrófico que estemos en esta situación en medio de una pandemia. Es como un barco sin capitán”.
En menos de un mes, la cartera de Salud vio la renuncia de dos ministros. El médico Luis Henrique Mandetta abandonó a su cargo el 18 de abril tras constantes cruces con el Presidente. Luego, el oncólogo Nelson Teich presentó su dimisión el 15 de mayo, por estar en desacuerdo con Bolsonaro sobre el uso de la cloroquina.
El puesto quedó en manos del general Eduardo Pazuello. “Aunque asumió como interino, todo indica que va a quedar al frente del Ministerio”, precisa Piva y añade que Bolsonaro ya había dicho que quería un militar en ese puesto: “Ahora no solo está el general como ministro, sino que también hay otros militares en cargos estratégicos, nombrados por el interino”.
Tourinho califica al ministro interino como un “completo despreparado” (sic) para el cargo. La cartera sanitaria, compuesta mayormente por militares sin experiencia en políticas de salud pública, está “más comprometida con la pauta de Bolsonaro y no con la vida de los brasileros”. Pazuello, al mando interino del Ministerio, aprobó la prescripción de cloroquina para tratar casos leves de covid-19. “Es un Ministerio de charlatanes -se indigna Tourinho-. Recetan ese medicamento en la fase inicial de la enfermedad cuando ya se sabe que no hace bien”.
La salida de Teich no generó una reconfiguración política del gobierno de Bolsonaro, según Piva, sino que fortaleció la presencia militar en el gabinete. Para ella, este avance es lo más preocupante en la crisis política, “especialmente tener a uno al frente de un ministerio tan clave para controlar la pandemia”.

El estado de San Pablo es el más afectado por el covid-19, con 83.625 casos confirmados y 6.220 muertos.
Funebreros a la vista
En el gigante sudamericano no sólo están saturados los hospitales sino también los cementerios. “La invisibilidad de los sepultureros fue quebrada por esta pandemia: estamos apareciendo en el mundo entero”, comenta Manoel Norberto, funebrero desde hace 20 años y miembro del Sindicato de Trabajadores Municipales de San Pablo (Sindsep). La jornada es vertiginosa, comienza más temprano, el almuerzo es más corto y la salida más tarde. “Sumamos más trabajadores para ayudar a los que ya estaban cansados, contratamos autos, todo por el rápido aumento de las sepulturas”, explica.
El estado de San Pablo es el más afectado por el covid-19, con 83.625 casos confirmados y 6.220 víctimas fatales al cierre de esta nota. “Pasó todo muy rápido”, repasa Manoel. Con el avance del virus, el cementerio Vila Formosa —el más grande de Brasil— pasó de 38 a 80 sepulturas diarias. “Es un momento muy difícil”, confiesa. El miedo al contagio está presente entre ellos. “Desde el sindicato estuvimos dando todo el soporte que puede ser ofrecido por la letalidad de este virus”, destaca.
Se añadieron nuevos elementos al uniforme de trabajo. “Pedimos a la Municipalidad una mayor protección para nuestros trabajadores y ahora redoblamos el uso de guantes, macacos (trajes enterizos) y máscaras, para cuidar a nuestros compañeros”, señala. También se sumó un servicio de ayuda psicológica. “Esta fue una acción voluntaria de los profesionales de salud, psicólogos y asistentes sociales que abrieron sus teléfonos y se pusieron a disposición de los trabajadores por si necesitan una ayuda, una charla o un hombro amigo”, cuenta.
Según Manoel, desde el sindicato buscan mantener a sus trabajadores informados porque hay mucha “desinformación”, que él atribuye al Presidente. “Hace que la gente vaya a la calle y ahí el pico de muertes aumenta”, dice y remata: “La rutina fue completamente cambiada por culpa de ese tipo”.
May 28, 2020 | Noticias en imágenes, slider